Economía


Política industrial y economía colombiana


INTRODUCCION

Resulta triste y desalentador pensar, que las políticas aperturistas de principio de década, más, que un aliciente para el desarrollo, resultaran perversas para la industria nacional, generando grandes perdidas, que se manifestaron en deterioro general de bienestar. Así, ahora que nuestro sector productivo se ve debilitado, con poco poder de competencia en los mercados, ¿ Cuales serían las propuestas más acertadas para conformar un marco de política industrial y comercial que logre llevarnos a nuestros objetivos de desarrollo ?.

 La situación que atraviesa Colombia ha inspirado, o mejor dicho, ha revivido el debate sobre la importancia de una política industrial firme, acompañada de una política comercial activa, que sirvan como plataforma para el desarrollo de la industria y el aprovechamiento de su potencial en los diferentes mercados.

 Por otra parte no podemos concebir nuestros problemas, como algo meramente económico, y sustraerlo quirúrgicamente del contexto social, que implica la nación entera, por lo tanto, es responsable aceptar que las cuestiones de mercado, no descansan sobre planteamientos modelados a la luz de la mera teoría económica, sino, que son una manifestación de la cotidianidad.

 El Plan De Desarrollo en su capitulo V LAS EXPORTACIONES COMO MOTOR DE CRECIMIENTO, centra sus esfuerzos en la recuperación del sector exportador, por medio del cual pretende lograr niveles de crecimiento que resulten sostenibles y que garanticen bienestar y progreso al país; por lo tanto es necesario conocer los nuevos planteamientos, para evitar caer en la engañosa apertura inconsciente y destructiva de que fuimos víctimas, junto con los demás países de América Latina.

 OBJETIVOS

Ø      Conocer los planteamientos de los distintos sectores de la opinión acerca de lo que ha pasado con la industria en estos últimos años de apertura y lograr sustraer de esas críticas los aspectos más contundentes sobre las ventajas y desventajas que pudo traer la apertura económica como fue planteada al sector industrial.

 Ø      Evaluar los planteamientos actuales para corregir los errores del pasado, es decir, comprender en qué se complementan las actuales propuestas de crecimiento mediante una promoción de las exportaciones con las políticas industriales y comerciales que ha asumido el actual gobierno y si son sostenibles al punto de convertirse en políticas de estado.

 Ø      A la luz de la teoría, la experiencia y la observación, plantear una estrategia de desarrollo industrial alterna o complementaria que pueda ser desarrollada con mayor profundidad en un trabajo mas serio sobre el tema pero que de entrada sirva como iniciativa para la optimización de los logros, y así colaborar con el proceso.

 DE LA SUSTITUCION DE IMPORTACIONES A LA APERTURA ECONOMICA - LA EXPERIENCIA EN LATINOAMERICA.

La experiencia colombiana se asemeja a la de otros países latinoamericanos, donde también, los primeros intentos de una política y proyectos industriales partieron del sector empresarial privado, con las lógicas limitaciones presupuestarias y de cubrimiento, que luego fueron asumidas por los estados.

Primero con la propuesta de desarrollar el modelo de industrialización por sustitución de importaciones ISI ,El argumento de la Industria Naciente ha sido uno de los mas utilizados por los gobiernos para justificar de este modo la protección de sus empresas, así los gobiernos pretendían lograr niveles de desarrollo y bienestar para sus países, pero en la realidad fue otra para los países que adoptaron esta política impulsada por la CEPAL en América Latina, ya que al parecer los logros fueron mucho menores que los esperados y si bien pudo lograrse algo de desarrollo los niveles de bienestar no fueron los mas halagadores, ya que en la década de los 70´ el proceso se estanca para la región latinoamericana, a diferencia de otras regiones que también adoptaron el modelo ISI, talvez por que la organización del mercado era oligopólica, con poca tradición hacia la competencia y la innovación tecnológica (que se traduce en inversión en investigación), lo que hizo que fuéramos excluidos del torrente del desarrollo.

Procesos como los de integración regional fueron infructuosos, y los niveles de inversión extranjera llegaron a nuestros países en cantidades muy inferiores a las esperadas, con ello las debilitadas bases de nuestros mercados terminaron cediendo.

Paralelamente se presenta otro modelo que lo adoptan los PVD asiáticos, (hoy nuevos países industrializados) y es el de crecimiento económico basado en el impulso de las exportaciones, que no es otra cosa, que la competencia abierta en el mercado internacional.

En cuanto a los resultados, aunque para las empresas de los sectores tradicionales fueron generalmente negativos, el panorama para las empresas que se desempeñaban en actividades mas modernas, y con mayor relación con los capitales extranjeros no solo sobrevivieron, sino que se expandieron, ya que pudieron adaptarse mas fácilmente a las nuevas exigencias , cosa que las grandes empresas no pudieron, pese a que se esperaba mucho mas de ellas.

Pero en términos generales el balance es desalentador, el desempleo creció, ya que muchas de las firmas tuvieron que reducir su tamaño si no es que quebraron, asimismo la demanda agregada se afecto negativamente, y los mercados se vieron inundados de productos importados, a esto es lo que se le ha denominado la desindustrialización que azota a los países latinoamericanos, hasta que tomemos conciencia que debemos crear nuevas ventajas para competir en el mercado mundial.

 NUEVOS PARADIGMAS

Se considero que Resultaba algo contradictorio hablar de política industrial en un medio aperturista, con lo que la voluntad política se limito a observar desde la barrera, como los actores se defendían como podían de las embestidas de la competencia en términos desiguales.

 Tal vez un mejor aprovechamiento de las inversiones extranjeras directas y/o de las vinculaciones sin aporte de capital hubieran resultaron definitivas junto con una mayor importancia en la formación de capital humano, para hacer de estos países atractivos receptores de capitales que fortalecieron sus industrias mediante transferencia de tecnologías y de aplicaciones correctas de los avances a sus situaciones particulares. El estado impulsador y promotor de competencia y actividades empresariales era el llamado a acudir en defensa del aparato productivo, sin embargo el modo con que torpemente se dio la apertura del país limito las acciones de los gobiernos posteriores.

 En Colombia, se ha presentado una gradual perdida de participación de la industria en los procesos dinámicos de la economía. Esto lo vemos al comparar los índices de crecimiento con el PIB que en el periodo 74-96 fuera de 3.81%, mientras la industria creció 2.6%. Factores como el fomento de mano de obra capacitada, que este al nivel de los requerimientos de las empresas, la promoción de las pymes como motores de salida y soluciones viables a los problemas de desempleo y generación de valor agregado, el medio ambiente y la sostenibilidad del desarrollo, son características de la nueva visión, de las ventajas comparativas creadas, que abandona la antigua concepción que la dotación de recursos naturales.

 La producción de artículos a precios competitivos, no depende ya de la intensidad en mano de obra, sino de la implementación de tecnologías, que hagan más eficiente la empresa, asimismo, los medios de comunicación y las vías de transporte, son fundamentales en la creación de un país industrial, como la estabilidad macroeconomía se entiende como un medio para el crecimiento, ya que si se envían las señales a los mercados, estas no serán distorsionadas, lo que a su vez les proporciona a los individuos el ambiente propicio para sus transacciones.

LOS PLANES DE DESARROLLO Y LA POLITICA INDUSTRIAL

En lo que respecta al caso colombiano, la generación de las ideas de la política industrial, obedece a los lineamientos generales, de la política económica, es decir, que las posiciones se repartían entre los proteccionistas a ultranza, y los inclinados a la liberalización de los mercados, siendo esta ultima la postura mas asumida luego de los 80´.

Las aspiraciones del plan de desarrollo del Presidente Cesar Gaviria,“ La Revolución Pacífica”, lo que pretendía, era crear el ambiente institucional adecuado para que el mercado fuera el medio por el cual se asignaran los recursos; pero la falta de estímulos reales por parte del Estado, hizo que no se lograran los objetivos de agilizar la industria.

Posteriormente el gobierno de Samper, aborda los compromisos que le hicieron falta a la administración Gaviria y propone no solo un marco institucional, sino que lo acompaña de acciones estatales de apoyo a la competitividad como: diseños de estrategias que permitieran un mejor desarrollo de las empresas, supliendo al mercado en ciertas áreas donde era ineficiente. Sinembargo la realización del plan chocó contra las posibilidades económicas que dificultaron su realización.

Actualmente, el gobierno del Presidente Pastrana retoma la importancia de desarrollar una Política Industrial, esta vez mediante de la promoción de las exportaciones. Que se ve reflejado en el capitulo V del plan de desarrollo.

Se propone consolidar el modelo de apertura, mejorando la infraestructura institucional y creando una infraestructura social que responda a las necesidades de los nuevos retos, es así como se proponen de manera más puntual las prioridades en educación y capacitación de mano de obra calificada para las necesidades de las empresas, la participación de las pymes es relevante en toda la propuesta, y la oferta de apoyo crediticio es un instrumento que se pone al alcance de los nuevos empresarios, la creación de zonas especiales, y el interés por descentralizar la producción es uno de los caminos propuestos para el desarrollo regional. Todo esto debe llevarnos a la ampliación de la oferta exportable y a un crecimiento industrial del país, lo que nos dejará en una mejor posición para enfrentar las situaciones que nos plantea el momento.

Sinembargo la propuesta no es clara en lo que respecta a la inversión extranjera, se limita a señalar su importancia, y que serán necesarios los cambios en la estructura para acoplarnos a las necesidades, pero no se llega a propuestas de procedimiento, ni señalamiento de prioridades como en los otros temas. Tal vez la razón sea por que la mayor garantía que podríamos ofrecer los empresarios de todos los países del mundo y a los capitales foráneos es el logro de la paz.

CONCLUSIONES

La principal conclusión que sale de todo esto es que el desarrollo de la industria nacional debe estar guiado por el estado, es decir que su papel no solo es el de crear un habiente propicio, sino el de intervenir activamente en la creación y mejoramiento de estructuras y superestructuras que faciliten al país el aprovechamiento de sus potenciales.

Las ventajas creadas son en si mismas desarrollos de la sociedad que se retroalimentan y hacen de los países lugares mas dignos y con mayores oportunidades.

La oferta de bienes públicos y privados por parte del estado contribuye a la eficiencia en la asignación de recursos y regula la actividad industrial.

Latinoamérica no pudo aprovechar debidamente las ventajas de un modelo de apertura económica por la falta de lógica social, y exceso de lógica formal, sinembargo la tendencia a la racionalización y desarrollo de la apertura puede llevar a los países a aprovechar mejor las ventajas que ofrece.

BIBLIOGRAFIA

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INTRODUCCIÓN

El programa de desarrollo que suponía la apertura económica no se realizó, el paso de una economía protegida con un mercado cautivo a una economía abierta y competitiva tropezó con graves problemas de aplicación que no se contemplaron al momento de su implementación. Vivimos en un mundo que se globaliza y la falta de coordinación entre la realidad productiva y la puesta en marcha de las reformas llevó a la economía nacional a un franco deterioro en todos los ordenes.  

En la presente Monografía, queremos participar en el debate acerca de la Política Industrial más adecuada para conseguir los objetivos de desarrollo y crecimiento que necesitamos para mejorar tanto el nivel económico como el nivel de vida de nuestra sociedad, asumiendo el reto bajo los parámetros que rigen a una economía abierta que busca insertarse exitosamente en el mercado mundial. 

El presente trabajo consta de tres capítulos, concatenados y complementarios. En el primer capítulo, mostraremos el proceso de implementación del modelo de apertura en la década pasada, sus repercusiones sociales en todos los campos y la relación existente entre el proceso de apertura y los problemas de desindustrialización en Colombia, indicaremos las características de nuestro sector externo en dicho proceso, buscaremos demostrar que aunque la apertura suponía un fortalecimiento del aparato exterior, hasta el momento el resultado ha sido el contrario y cada día somos más dependientes del comportamiento de nuestras exportaciones primarias. 

En el segundo capítulo mostraremos un resumen de la situación industrial en Colombia, las repercusiones que el proceso de globalización ha tenido sobre nuestro aparato industrial y las tendencias mundiales que se han dado en torno al desarrollo del tejido productivo.

Para finalizar, mostraremos el entorno competitivo colombiano, en donde nos adentraremos en los temas de productividad y competitividad, mostrando las políticas de ciencia y tecnología y buscando demostrar que éstas son insuficientes en un mundo en donde las ventajas se construyen y no son producto de la riqueza física o natural.  

Entendemos que el incremento de la productividad de nuestro país, es el único camino que nos conducirá a un mayor nivel de vida de la población en el corto plazo, teniendo en cuenta que para lograrlo; necesitamos mejorar los niveles de nuestra inversión en capital humano y capital físico para afectar de manera clara y positiva la tasa de crecimiento colombiana. 

Esperamos que este esfuerzo por contribuir a la solución de la problemática social y económica rinda frutos que puedan ser asumidos de manera práctica y que no constituya un simple planteamiento teórico; es decir que pueda ser tenido en cuenta para la construcción de la Política Industrial exitosa en Colombia.  

1. APERTURA ECONÓMICA, GLOBALIZACIÓN Y COMERCIO EXTERIOR 

Vivimos en un mundo cambiante en donde existe un nuevo juego, hay nuevas reglas y se deben aplicar nuevas estrategias. El triunfo del capitalismo sobre el comunismo, y la consiguiente globalización mundial, bajo las reglas de libertad económica, propiedad privada y en general los pilares de dicho sistema social, nos impone cambiar y ser más eficientes, competitivos y dinámicos, para insertarnos exitosamente en un mundo unipolar. 

Lester C, Thurow[1], afirma que hoy el mundo se encuentra en un período de equilibrio interrumpido, y que dicho equilibrio es causado por cinco tendencias que están marcando el juego económico mundial. Vivimos en un mundo sin comunismo, en donde el cambio tecnológico hace que las industrias se basen en la capacidad intelectual, con índices demográficos nunca antes vistos, bajo un proceso de globalización acelerado y en donde parece no existir un poder político o militar dominante que maneje al mundo sin algún tipo de resistencia económica. 

Con el fin del comunismo, un tercio de la humanidad y un cuarto de la superficie total de la Tierra que solían estar controlados por ese sistema se incorporan al viejo mundo capitalista. Aquellos que originariamente vivían bajo el comunismo cambian radicalmente su condición de vida, sus valores y el mapa económico mundial parece eliminar fronteras. A este hecho, se debe sumar que la población mundial está en crecimiento, se desplaza y se envejece. La explosión demográfica, aumenta la miseria en muchas regiones del mundo y el desempleo crece cuando la mano de obra no calificada no es necesaria en un mundo industrial desarrollado. 

Respecto a las realidades industriales, encontramos un cambio técnico hacia una era dominada por las industrias basadas en la capacidad intelectual del hombre, las cuales debido a los inmensos avances en la productividad, necesitan de mercados globales, en donde los cambios en la tecnología, el transporte y las comunicaciones están creando un mundo en donde todo se puede hacer y vender en cualquier parte de la tierra y la economía global está cada vez más conectada. 

Alain Touraine[2], al darnos una noción sobre globalización afirma: ... "hay que ver en la idea de globalización una relación que enmascara el mantenimiento de las relaciones de dominación económica al introducir la imagen de un conjunto económico mundial autoregulado o fuera del alcance de la intervención de los centros de decisión política... no puede aceptarse en modo alguno como la descripción de un tipo societal nuevo y perdurable". 

La globalización, se ha olvidado del individuo, de sus diferencias y de su identidad, imponiendo una dinámica en las sociedades modernas que afecta a las minorías, a las pequeñas etnias y a las sociedades pequeñas. El triunfo del sistema capitalista, y sobre todo del capital financiero, se ha olvidado de los patrones culturales, de las tradiciones, y nos ha impuesto un ritmo de vida diferente al que estábamos acostumbrados anteriormente. 

El proceso de globalización, también puede asociarse con la expansión de la actividad económica, sin que las fronteras nacionales constituyan obstáculos de relieve, asociándose el fenómeno con el libre cambio de mercancías. Además, la globalización, abarca factores más amplios: En primer lugar, hay que tener en cuenta los incrementos registrados en los flujos de inversión directa. Entre 1982 y 1992, por ejemplo, estos flujos aumentaron en un porcentaje medio del 30% anual en el mundo, un ritmo de crecimiento cinco veces superior al del comercio mundial y 10 veces superior al del producto mundial[3]. En los últimos diez años 63 países en desarrollo redujeron de manera significativa sus restricciones aduaneras. Sin embargo, durante el mismo período 22 países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) elevaron sus barreras, especialmente las no arancelarias, que inciden en los productos agrícolas, productos siderúrgicos, aparatos electrónicos, calzado y prendas de vestir. Se calcula que el porcentaje del comercio de productos manufacturados afectado por estas medidas proteccionistas aumentó desde el 14% del total, en 1981, a más del 19% en 1990.  

Otro de los fenómenos más importantes de los últimos años es la globalización de las finanzas. Las transacciones diarias en los mercados de cambio evolucionaron de 15.000 millones de dólares en 1973 a 1,3 billones en 1997, una cantidad casi 60 veces superior al flujo comercial diario. Asimismo se calcula que el total de los activos financieros objeto de transacción en el mundo aumentó de los 5 billones en 1980 a 35 billones en 1992, lo que equivale al doble del PIB de todos los países de la OCDE reunidos. En resumen, la actual etapa de globalización se caracteriza por la ampliación de la globalización comercial, de forma simultánea a la importante globalización financiera, junto a las tendencias de regionalización de los mercados de bienes y servicios, de progreso tecnológico vertiginoso y de generalización de los sistemas flexibles de producción.  

1.1 EFECTOS DE LA GLOBALIZACIÓN 

Los efectos para países como Colombia, son ampliamente debatidos, pero parece haber consenso en afirmar que los procesos de globalización están incrementando la brecha entre los países desarrollados y el mundo subdesarrollado. Se sabe, por ejemplo, que el 80 por ciento del comercio mundial ocurre entre Estados Unidos, Japón y la Unión Europea, y que los mercados de la periferia como Colombia no son interesantes para las grandes corporaciones multinacionales, dada su baja capacidad de consumo[4]. 

La realidad nos indica que lo que era productivo y competitivo el día de ayer no lo es más hoy. Es decir, lo que era competitivo en un mercado regional o nacional no esta resultando serlo en el nuevo mercado globalizado. Lo que está implicando la destrucción masiva de las capacidades productivas que se encuentran en manos de la gran mayoría de los productores y trabajadores de los países periféricos. 

La globalización ha implicado varios problemas para países como Colombia y sería importante destacar los siguientes elementos en torno a los procesos de apertura y globalización. 

Características del proceso en los países de la periferia: 

ð        Fuerte caída de los niveles del ahorro nacional, de las remuneraciones a los trabajadores, del consumo per cápita, de la atención que brinda nuestra sociedad a la salud, la educación y, en general de los niveles de bienestar. 

ð        Incapacidad para los países como Colombia de tomar decisiones autónomas. Generando la pérdida paulatina del control del Estado sobre el entorno nacional. 

ð        Acelerada internacionalización de los procesos económicos; la consolidación del sistema financiero internacional y sus consecuencias sobre economías financieramente limitadas como la nuestra; uso de nuevas tecnologías de información, sin aprensión del conocimiento y diferentes formas de intervención del Estado, con la conversión de la cultura en un producto y en un factor de producción.

ð        Pérdida de importancia de la producción de materias primas frente a la producción de manufacturas y servicios. 

ð        Conformación de bloques en el proceso de globalización que alteran los sistemas geopolíticos de seguridad global y en donde los intereses de los bloques se anteponen a los de los países pobres.  

ð        Las nuevas instituciones internacionales "reguladoras" del mercado global dirigidas por los países de mayor desarrollo imponen su legislación y sus sistemas de sanciones. Las decisiones se toman en el centro, es decir, son locales, pero su alcance es global. 

Se produce la interacción de estos factores entre sí, lo que contribuye a un movimiento dirigido a la concentración en las regiones más desarrolladas de la actividad económica y del aprovechamiento de los frutos del progreso tecnológico. Mientras tanto, las naciones en desarrollo, buscan recursos en forma de inversión extranjera para tratar de desarrollarse. 

La competencia en este sentido, no es un problema regional sino global, y los cambios realizados en países como Colombia, son un fiel reflejo de los cambios en la economía mundial. 

1.1.1 Respuesta a la Globalización: Apertura Económica.  

En el mundo entero, las políticas de libre mercado representan las recetas aplicadas para responder a la globalización.  

Colombia experimentó en la última década del segundo milenio, la transformación de su modelo económico y social, mediante la implementación de políticas de libre mercado. Tras mantener un esquema de economía semi cerrada, la liberalización comercial constituyó el paradigma dominante tanto en Colombia como en toda América Latina. Diez años después los resultados mostrados resultan desconcertantes para nuestro país, pues el retroceso de nuestra economía no puede explicarse exclusivamente por los ideales aperturistas y existen muchos factores que distorsionan las posibles valoraciones que sobre el proceso se pueden hacer. 

Hechos como la violencia e inseguridad, la formalización de la Constitución de 1991, la política monetaria empleada, los problemas de la economía internacional o las crisis políticas distorsionan las diferentes valoraciones que podemos hacer sobre la implementación de la "economía de mercado" en nuestro país. Sin embargo, como punto de partida, podemos afirmar, que las economías abiertas poseen mayores niveles de crecimiento en el largo plazo y que la globalización mundial nos exige mirar abiertamente al mundo. A pesar de que nos encontramos muy rezagados en este proceso, pensamos que es factible crecer sostenidamente e incrementar el nivel de vida de la población bajo un esquema de competencia abierta, ideal que debe perseguir nuestra sociedad. Entendemos que sin paz y desarrollo sostenible, será imposible avanzar adecuadamente hacia el bienestar social que buscamos, pensar en inversión en capital físico y humano, resulta fundamental para mejorar los niveles de competitividad colombiana. 

1.2 EL PROCESO DE APERTURA EN COLOMBIA 

El proyecto económico que han seguido la mayoría de países latinoamericanos desde mediados de los años ochenta, es una propuesta de sociedad que conlleva supuestos políticos e ideológicos que se sustentan en el planteamiento que señala que para el funcionamiento adecuado del capitalismo, es imprescindible la libre actuación de las fuerzas del mercado (acorde con las tendencias de globalización) por lo que la apertura de los mercados nacionales, los procesos de privatización, la desregulación económica y la reforma del Estado, se transforman en las herramientas básicas para lograr insertarse en ésta dinámica de crecimiento.  

En el caso colombiano, el Consejo Nacional de Política Económica y Social, junto con el Consejo Directivo de Política exterior Aprobaron un Programa de Modernización de la economía colombiana, el cual se empezó a aplicar a partir de Febrero de 1990, el argumento principal, para la adopción de las reformas fue la noción de que obstáculos de índole estructural habían impedido a la economía mantener tasas de aumento del PIB cercanas al 5% anual[5]. 

Además, en 1.991 Colombia cambió su modelo de comercio exterior que buscó, a través de un esquema proteccionista, sustituir importaciones, por uno de apertura económica buscando la internacionalización de la economía, estimular los procesos de integración, promover el mercado exterior de bienes, tecnología y servicios. El nuevo esquema facilita el ingreso y la salida de capitales foráneos y permite que nacionales y extranjeros hagan negocios con el exterior, lo cual se asimila casi a una completa libertad cambiaría que permite tener cuentas corrientes en moneda extranjera, conseguir créditos y realizar todo tipo de operaciones en el mercado cambiario libre. La reforma del comercio exterior aparte de racionalizar la protección a la industria doméstica para hacerla más competitiva, modifica la estructura institucional del sector exportador con el fin de mejorar su eficiencia y buscar una mayor competitividad internacional. 

Entre las modificaciones realizadas podríamos destacar la creación del Ministerio de Comercio Exterior, la modificación de la organización y funciones del Ministerio de Desarrollo, el Incomex, la Junta de Importaciones, el Consejo de Política Aduanera y se transforma a Proexpo en el Banco Colombiano de Comercio Exterior. (Bancoldex)[6] 

Los obstáculos que se argumentaron para cambiar todo el esquema económico, tuvieron como eje fundamental la apreciación de que existían pocos incentivos de mercado para mejorar la capacidad productiva del sector privado, que la protección limitaba la capacidad de desarrollar la industria debido a la falta de competencia y que la debilidad del sistema financiero y su escasa libertad, impedía a los agentes económicos movilizar eficientemente los recursos con el fin de aumentar la capacidad productiva.  

En este sentido, el modelo de desarrollo seguido por Colombia, comienza por realizar cambios tendientes a implementar un nuevo orden institucional en donde los principios de descentralización del Estado y completa libertad económica rigen los cambios sociales implementados. 

El proceso de descentralización fue inspirado en la noción de que el centralismo excesivo, tanto en funciones como en el manejo de los recursos, aunado a la escasa participación de la población, había derivado en la pérdida de poder de los gobiernos territoriales y municipales, representando grandes desequilibrios sociales y grandes deficiencias en la prestación de los servicios. 

Bajo esta óptica se considera a la descentralización un proceso irreversible, inevitable, y sobre todo eficiente y democrático para el desarrollo de nuestra nación, rescatando las bondades de la mayor participación ciudadana, y la mayor cercanía en la resolución de los problemas que afrontan las diferentes regiones y busca que las necesidades y preferencias locales, se expresen, se escuchen y se resuelvan desde el nivel de gobierno que se encuentre más cerca de las personas y que sea capaz de hacer los diagnósticos correctos y responder a las necesidades de los habitantes de una manera eficiente y eficaz.  

Respecto del fenómeno de la descentralización en Colombia, hay consenso en afirmar que es un proceso joven, incompleto, pero que va por buen camino y que se debe profundizar y afinar ya que es la mejor opción a largo plazo para el desarrollo del país. En este sentido, se afirma que el proceso de descentralización en Colombia aún no se ha consolidado[7]; a pesar de varios logros en materia de descentralización fiscal y administrativa, se afirma que existen razones sociales, económicas y políticas que interfieren en el proceso. Por otro lado, se observan deficiencias en los instrumentos que definen las relaciones fiscales intergubernamentales y en la implantación de la descentralización en niveles sectoriales. 

Se entiende que aún así, el proceso se encuentra en una etapa de transición, en donde Colombia opta por un proceso de descentralización fiscal y administrativa a mediados de los años 80, el que se concreta explícitamente en la Constitución de 1991.  

Las políticas propuestas en cuanto a la liberalización del comercio bajo este marco son las de defender las condiciones de libre competencia y realizar inversiones en las áreas que mejoren la posición competitiva del país. Teóricamente se sostiene que cuando los países, pertenecientes al primer mundo lleguen a niveles de desarrollo tales que la introducción de más factores resulte más costosa que la abstención de hacerlo, volcarán sus capitales hacia los países atrasados. Por esta razón se puede esperar una reducción de la brecha entre los dos tipos de países y una homogeneización de los niveles de productividad en el mundo[8]. 

Los principales planteamientos que justificaron la implementación de la apertura económica se derivaron del diagnóstico según el cual el país no podía crecer a ritmos aceptables y con niveles sustancialmente más bajos de inflación, en ausencia de una inserción más decidida de nuestra economía en el contexto mundial. 

Se afirmo al comienzo de la década pasada que el "mayor escollo al avance económico ha radicado en las dificultades que ha tenido el sector privado para percibir con claridad las indicaciones del mercado en materia de precios, fácilmente podemos notar que la intensiva intervención estatal ha sido uno de los factores determinantes en este hecho"[9]. Afirmación que muestra claramente la concepción económica de la época. 

Las modificaciones que se fueron efectuando en la normatividad económica buscaron como elemento esencial crear condiciones apropiadas para el funcionamiento de los mercados. En términos prácticos, ésta directriz significó el reconocimiento de la necesidad de competir interna y externamente tomando en consideración los aspectos positivos que se derivan de esta guía del manejo económico. Se dieron evidencias de la forma como la acción estatal se fue reduciendo para crearle condiciones apropiadas a la gestión privada. 

Cabe destacar el hecho de que algunos de los efectos que se preveían con la llegada de la apertura se dieron y que en muchos sectores, había coincidencia en cuanto a las políticas que deberían acompañar la apertura. 

Sería pertinente citar a Francisco J. Ortega Acosta, Gerente General del Banco de la República en 1991, quien en la época afirmaba que en ausencia de políticas complementarias, un primer efecto de la apertura comercial sería el incremento de las importaciones", inducido por la baja de las tarifas arancelarias, y por la disminución de los controles administrativos. 

Se llegó a la conclusión de que una mejor manera de compensar la caída en el precio relativo de los bienes importables, derivada de la desgravación y de menores aranceles, era mediante la utilización de una tasa de devaluación nominal un poco más rápida. 

"Diversos estudios académicos apoyan teórica y empíricamente, la idea de que una apertura exitosa está asociada con una devaluación no solo nominal sino también real[10]." 

Lamentablemente, hoy encontramos demasiados problemas en la implementación del proceso de apertura y vemos que los supuestos que la sustentaron no parecen cumplirse. 

Al cumplirse 10 años del proceso de apertura económica, los resultados reales parecen no ser muy favorables, y el país ha afrontado la peor coyuntura económica registrada en el presente siglo. Sin embargo, existe un nuevo enfoque de promoción de las exportaciones y fortalecimiento del aparato exterior del cual no podemos ser ajenos dadas las condiciones de coyuntura internacional, la globalización y la tendencia generalizada al libre comercio. 

Tomando en cuenta que el objetivo primordial del capitalismo es el de garantizar la maximización de utilidades para lograr una rentabilidad adecuada en las industrias y poder generar un ahorro que nos ayude a mejorar nuestro nivel de vida; Debemos ser conscientes de que vivimos en un escenario más productivo y en donde el cambio de formas de producción va a determinar la modificación de las bases tecnológicas, los pactos comerciales para el funcionamiento del mercado y las formas de organizar el trabajo.  

La globalización es una realidad de la que no podemos ser ajenos, pero debemos aprender a vivir bajo esta realidad, conociendo sus ventajas y desventajas, para optimizar el desarrollo colombiano en este nuevo escenario mundial Aunque la apertura económica fue concebida como un todo, múltiples aspectos como la estabilidad financiera o el control del gasto fracasaron en el camino de la liberalización, aspectos que ahora afectan nuestro nivel de vida y nuestra competitividad internacional.

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LA CONSTITUCIÓN DE 1991 (II)

La apertura económica

 Por José Fernando Ocampo T.

En siglo y medio tres constituciones han enmarcado la estructura de Colombia como nación, la de Rionegro, la de la Regeneración y la actual del 91. Las dos primeras se ocuparon principalmente de asuntos políticos y jurídicos, a diferencia de la del 91 que determinó un vuelco en el manejo de la economía del país. En el siglo XIX Colombia era un país predominantemente feudal sin las exigencias jurídicas de una economía capitalista y los constituyentes de entonces no se preocuparon por abrirle camino a la acumulación de capital. Por eso los federalistas de Rionegro en 1863 no se embarcaron en la polémica de los artesanos con los librecambistas. Núñez, por el contrario, abrigaba en 1886 el propósito económico de cerrarle el paso a la industrialización y a la desaparición de los artesanos y evitar que los efectos de la revolución industrial en Inglaterra, que le aterraban, se repitieran en Colombia. La ausencia de normas constitucionales pertinentes al desarrollo económico fue lo que Núñez ideó para no darle impulso a la industrialización. Pero cuando se fue desarrollando la industria, empezó a circular el capital y se fueron dando las condiciones de la conformación de un mercado interior, se volvieron indispensables reformas constitucionales como las de 1936, 1945 y 1968 que dieron base al capitalismo de Estado.  

La Constitución de 1991 fue concebida por Barco y Gaviria para revocar el intervencionismo de Estado e introducir un modelo económico de libre mercado. Libre mercado entendido como ausencia de ayudas estatales a la economía privada, por ejemplo, en forma de subsidios. La nueva carta estructuró un Estado al que se le redujo su intervención decisiva en renglones claves de la economía y se le suprimió su papel de empresario estatal. A eso se le denominó “empequeñecimiento” del Estado. Gaviria hablaba en la revista Time, recién posesionado de la presidencia, del fracaso del Estado interventor y del modelo económico impulsado por la CEPAL desde la década del 50 que había dejado a América Latina en el subdesarrollo. Tendría, entonces, que resultar una nueva economía que permitiera el libre juego del mercado sin limitaciones, regulado espontáneamente por sus leyes, sin importarle los maleficios de la “mano invisible” de los librecambistas. La Constitución le abriría el camino a las privatizaciones, a la municipalización, a la competencia nacional e internacional, al flujo libre de capitales dentro y fuera del país, al ingreso de mercancías sin cortapisas, a un régimen tributario doble o triple de carácter municipal y departamental. Para ello la Constitución del 86 era inservible y las reformas constitucionales de intervencionismo de Estado constituían un modelo agotado.  

No puede olvidarse que la Secretaria de Comercio de los Estados Unidos, en su visita a Bogotá, le exigió a Barco, siendo ministro de Hacienda César Gaviria, la apertura económica, a cambio del desembolso del crédito Challenger. Antes el Fondo Monetario Internacional había presionado con el crédito Yumbo a Belisario para liberalizar los aranceles de importación. Cualquier escrúpulo u obstáculo para poner en marcha el nuevo modelo o para embarcarse en una nueva constitución había que superarlo. De ahí en adelante, todos los esfuerzos gubernamentales giraron alrededor de sacar adelante en el Congreso una nueva constitución. Fracasado allí ese intento, se propusieron planificar el golpe de Estado que facilitara el proceso de ponerle piso legal a la apertura económica. Francisco Mosquera señalaba: “el verdadero `revolcón' se le dará al país en el ruedo de la `apertura económica', que requiere un ámbito constitucional distinto, operante, flexible.” (“No participamos de la Constituyente”, 30 de septiembre de 1990) 

El fenómeno de revertir el modelo no quedaba circunscrito a Colombia. En Chile se había adelantado desde el régimen de Pinochet con la asesoría de los Chicago boys bajo la inspiración de Milton Friedman, el Papa del neoliberalismo. Aparecerían a un ritmo impresionante figuras extrañas en el ámbito latinoamericano, salidas del anonimato de la noche a la mañana, que tomarían las riendas para conducir el continente al abismo como los Fujimori y los Menem. En América Latina la ley ha sido la misma cuando Estados Unidos se propone con el chantaje del capital financiero imponer una política: de inmediato se calca en todo el continente. Era lo que ya Mosquera en 1990 planteaba: “Esta uniformidad de opiniones y conductas clama por un factor cohesionante que la dilucide, el señalamiento del poder superior que gobierna los poderes menores. Ese no es otro que Estados Unidos, cuyos dictámenes prevalecen en América Latina desde la época de la desmembración de Panamá y con una solvencia que jamás disfrutará en región alguna del globo. Ahora le urge afianzarse en su retaguardia continental, con el fin de hacerle frente a la guerra económica que le han declarado otras potencias.” (“Omnia consumata sunt”, 8 de noviembre de 1990)

Si la crisis económica que hoy vive el continente latinoamericano con índices de crecimiento negativo o porcentajes magros y ridículos no fuera generalizada, podría de pronto adjudicarse la peor crisis histórica de Colombia a otros factores, incluida la violencia que azota al país. Pero la raíz está ahí, en la apertura económica, preparada, planificada, diseñada y puesta en práctica bajo la imposición de Estados Unidos y plasmada en los preceptos de la Constitución de 1991. Por supuesto, ni la palabra neoliberalismo ni el término libre comercio, figuran en la Carta Magna que nos rige hoy. Pero toda la estructura de privatización, municipalización, inversión extranjera, libertad de capitales, libertad de endeudamiento, cambio de estructura del presupuesto nacional, organización de la banca central, atribuciones del Ejecutivo para el manejo de la economía, han sido la clave para imponer la nueva economía. Ya son diez años desde cuando se inició en Colombia. A pesar de los desastrosos resultados, no se detiene. Al contrario, cada día, siguiendo servilmente los dictados norteamericanos, resultan nuevas normas, nuevas políticas para profundizar un camino que nos lleva al abismo.  

El 1° de mayo de 1992 Francisco Mosquera preveía ya este desastre ante las medidas entonces recién inauguradas con las puertas abiertas de la nueva Constitución: “Se equivocan los ilusos o los timoratos cuando atribuyen los gravísimos quebrantos de nuestra nación a otras causas aleatorias, mientras se agazapan tras paliativos engañosos con la inconfesable intención de capitular ante los enemigos de la patria. ¿No tiende acaso la tan zarandeada apertura la plena colonización de Latinoamérica? ¿No nos vaticina daños sin cuento, como las quiebras en la incipiente producción; la subasta de los bienes públicos; el apoderamiento de recursos, servicios y plantas fabriles por parte de los monopolios extranjeros; la supresión de las reivindicaciones laborales; los despidos sin tasa ni medida de los sectores público y privado; el endémico y doloroso espectáculo de las bautizadas ocupaciones informales; el establecimiento de las tenebrosas maquilas; la dolarización de la economía; la eliminación de aranceles junto a la consiguiente alza de los impuestos indirectos, antitécnicos y regresivos, y, en fin, la ruina con su rostro macabro?” (“Por la soberanía económica, resistencia civil”, Primero de mayo de 1992) 

La introducción de un catálogo de derechos en la Constitución que ha servido para que muchos incautos sigan llenándola de loas, no fue sino un instrumento para que el pueblo colombiano aceptara el cambio y no se diera cuenta del modelo económico de apertura económica trágico para esta Nación tan vapuleada. Sus propulsores y autores han seguido tan campantes dirigiendo el país en alcaldías, gobernaciones, ministerios, burocracia estatal, congreso con esa carita de “yo no fui” como si nada hubiera pasado y ninguna responsabilidad les cupiera en el desastre que vivimos

Matices No. 30, Sommer 2001

La Economía Colombiana

Notas sobre la concentración del capital y sus manifestaciones

por David Rodríguez Meisel

En la actualidad, la nación colombiana está pasando por un período de bastante inestabilidad en los ámbitos social, político y económico, que se manifiesta en la más grave crisis de que se tenga memoria desde los tiempos de la Gran Depresión de 1929. El presente artículo pretende explicar de manera breve y a partir del análisis de la acumulación histórica de la riqueza nacional, cómo ésta se ha ido concentrando a lo largo del tiempo en manos de grupos económicos cerrados. Estos grupos han contado con el apoyo decidido del Estado colombiano y se han convertido en una oligarquía que no sólo se lucra por medio de la exacción del ahorro de la gran mayoría de la población, sino que se ha colocado al servicio de los intereses de los Estados Unidos, en la medida en que apoya y permite la aplicación de las políticas del gobierno de turno de ese país.

En este artículo se pretende sintetizar cómo se ha llegado a la actual situación en Colombia, en primer lugar, por medio de un repaso a la perspectiva histórica que llevó a la abrumadora concentración del capital, para finalizar con el análisis de la situación actual y el intento de dilucidar las tendencias que está siguiendo el país.




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Enviado por:Aluna
Idioma: castellano
País: Colombia

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