Literatura


La borra del café; Mario Benedetti


“la borra del café”

Mario Benedetti

informe del libro

“La borra del café” nos narra las diferentes etapas de la vida de Claudio, y de como sus vivencias personales se unen entorno a la muerte.

Para entender el complemento de la vida y la muerte, y al mismo tiempo la complejidad de esta falsa contradicción, es necesario revisar (a modo de síntesis) la existencia del protagonista, para así tener la base para explicar las ideas importantes del libro.

La infancia de Claudio quedó marcada por la casa de Capurro, en donde convivía con Aurora (mamá), Sergio (papá) y Elenita (hermana).

Su habitación era su mundo, su espacio propio y privado, estaba en un altillo en el tercer piso y su ventana le comunicaba a través de una higuera al patio de su vecino y amigo Norberto. La importancia de las casas, a parte de simbolizar las faces que toda persona debe experimentar, le daban cierto grado de libertad e independencia frente a el mundo exterior, un mundo que todavía no entendía.

Junto a una larga y aburrida convalecencia llegó el despertar sexual, gracias a las piernas de su profesora particular, Antonia Vico.

Su grupo de amigos era reducido, Daniel, Felipe y el vecino; los dos primeros eran hermanos y a la vez primos de botija (Claudio); se reunían en el Parque Capurro, el cual era el centro de operaciones de sus numerosas jugarretas.

En una de sus cuantas reuniones clandestinas, tuvieron que enfrentar cara a cara a la muerte, se encontraron con el cadáver de Dandy, un vagabundo que frecuentaba la plazoleta de juegos; aquél episodio les hizo cuestionarse qué era la vida y la muerte, la respuesta tardaría muchos años para ser resuelta.

Ya asumido el incidente, Claudio hizo amistad con un ciego llamado Mateo Recarte, hermano de una bella joven, que era la acreedora de las primeras alucinaciones sexuales de los chicos.

Mateo, mayor que botija, le abría los ojos frente a una realidad que conocía, pero que no veía; aquéllas largas, pero dinámicas reflexiones dejaban a Claudio embriagado de conocimientos, que luego trataba de predicar con sus amigos y familiares; estaba creciendo, comenzando el torpe camino de la madurez, en donde debería aprender a caer para luego desarrollarse.

Junto con la alegría de la niñez llegó la primera mala noticia, Aurora sufría de cáncer, le quedaban meses de vida. Cuando el padre de Claudio le contó la mala noticia, su llanto tenía un causa ambigua; no tenía claro si era por la anunciada desaparición o por su inminente orfandad.

Sollozando en su habitación, sintió que alguien subía por la higuera y que entraba por la ventana; era una linda niña de mirada dulce, que estaba agrediendo la intimidad del momento.

Luego de darle falsos datos sobre su origen, para así infundir confianza, Rita lo besa en la comisura de los labios (para “consolarlo”); acto que junto con la muerte de la madre, cierran definitivamente el primer ciclo de la vida del protagonista.

Juliska se incorporó a la vida familiar de Claudio, cuando esta necesitó una mujer que hiciera las labores domésticas. Era yugoslava, tenía un aspecto de campesina, sana, fuerte y usaba un castellano bastante rudimentario que causaba involuntariamente un efecto humorístico.

Pese a la severidad de su trato con Elenita y Claudio, rápidamente se ganó el respeto y cariño de ambos.

El viudo sentía ganas de volver a vivir, de salir de aquella casa que tanto le recordaba a Aurora, por lo que decidió dejar Capurro y marchar hacia Punta Carretas. Claudio se vio obligado a dejar a sus amigos y travesuras infantiles, e irse a vivir a una casa bastante grande, que estaba al costado de una cárcel.

Para suerte de Claudio, en la calle perpendicular a la de su nueva morada vivían sus abuelos maternos; Dolores, que siempre estaba enferma y Javier, que se convirtió en su íntimo amigo de adolescencia.

La casa tenía muchos dormitorios, por lo que alquilaron una habitación, para así tener menos gastos; la sub-arrendataria era una exuberante chilena, estudiante de arquitectura, llamada Natalia; tenía un novio de su misma facultad, por lo que era común ver a Enrique y a la chilena coquetearse en la casa (hecho que a la yugoeslava no soportaba).

Ya a los 15 años, él asistía al Liceo Miranda que quedaba bastante lejos de su nueva casa; al mismo tiempo de darle oportunidad de ejercitarse, le ofrecía la visión de un agitado mundo, que iba conociendo en el trayecto de ida y venida; se embriagaba con observar las distintas caras de su sociedad (en especial las mujeres mayores), y comportamientos de personas de distintas edades.

En su curso comprendió sus verdaderas aptitudes para el arte, las matemáticas y el deporte. También conoció a Perico, con quien estrechó una amistad literaria (se intercambiaban principios filosóficos y libros).

Como es común en todo chico que crece, va adquiriendo responsabilidades y libertades, que mezcladas producen cierto grado de rebeldía; lo vimos en la huelga colegial, y en las monosílabas conversaciones de Sergio y su hijo.

Su primera relación genital la vivió con Natalia, en aquel acto “solidario” con la chilena, Claudio pudo sentirse como un hombre, no como complemento de mujer, sino como un ser humano. Aquella relación fue sólo carnal, en la que los sentimientos no tenían cabida (por lo menos, los de ella).

Como manía particular, Claudio tenía el dibujar relojes, mientras estaba en clases, e incluso cuando salió de el Liceo, se dedicó al arte.

Trabajó en una agencia de publicidad; un día, luego de su laboriosa jornada, partió rumbo a un café, donde por “casualidad”, se encontró con Rita; esta vez ambos ya eran jóvenes, los cambios en el físico eran radicales, pero ninguno había perdido su belleza. Luego de una “acalorada” conversación, la fugaz mujer le dio una falsa dirección, que terminó con cualquier minúscula ilusión que Claudio guardara dentro de sí.

La relación sexual con Natalia, el regreso de Rita y la repentina muerte de su abuela Dolores, cerraron la segunda etapa de la vida de Claudio, la adolescencia, para dar lugar al nuevo adulto joven.

El padre de Claudio tenía un nuevo puesto, ahora era administrador de un hotel, establecimiento que se convirtió en su lugar preferido para reflexionar, y en donde también su papá conoció a su futura y nueva esposa, se llamaba Sonia, trabajaba en una agencia de turismo, y mientras sus clientes alojaban en el lugar, ellos aprovechaban para conquistarse uno, al otro.

Pero Sergio no fue el único que consiguió novia, sino que nuestro protagonista también. Se llamaba Mariana, era estudiante de veterinaria, tenia un bello cuerpo, y con Claudio casi no conversaban con palabras del alma, sino más bien del cuerpo.

Mientras tanto él seguía dibujando relojes con su hora precisa, (las 3:10, símbolo que luego analizaré); incluso retrató a Natalia y Juliska; todo aquellos óleos y pasteles, fueron expuestos en una galería y vendidos con buena remuneración.

Ya como un adulto, vuelve a encontrarse con la ausente presencia de Rita, esta vez, ella le manda una postal de Bahía; lo felicita por el éxito de su exposición, y le daba la idea de cambiar el puntero y el minutero de sus artísticos relojes (hecho que a su debido tiempo analizaré).

Luego de la insólita nota, Claudio se tomó unas semanas para reflexionar su actuar relación amorosa; como la situación, realmente era estable, decidió jugársela por su pareja (resolución que también tomó Mariana); de una u otra manera ambos crearon un lazo afectivo con mayores obligaciones.

Si bien nuestro protagonista seguía manteniendo contacto con sus amigos de infancia, fue Norberto y Mateo a quienes se acercó más. Con Norberto se entretenían discutiendo sobre la realidad de su sociedad y escuchando la radio de frecuencia corta que su ex-vecino tenía (y en donde nuevamente se le manifiesta la presencia de Rita); en cambio con Mateo, sólo se reunió una vez, y charlaron de la vida matrimonial del ciego y de otras cosas superficiales.

En una de sus pocas conversaciones con Sonia, esta le plantea una inquietud, que definitivamente le convoca otras cuantas... “si están tan bien con Mariana, por qué no se casan?... La pregunta lo inquietó, ya era tiempo de conversar con Mariana.

Ambos decidieron dejar la decisión en manos del destino; según como le fuera a Claudio en el casino, se resolvería su futuro como pareja.

En el mismo bar del club, se encontró con un personaje bastante extraño, el cual le recomendó que apostara al 3 y al 10 de la ruleta.

Luego de ganar bastante “guita” fue a tomar café, el mismo mesero le leyó la posa del café; para su desaire, se veía un árbol y una mujer, él inmediatamente los relacionó con Rita (sería la segunda vez que le ocurre lo mismo, ya que Perico, su amigo de escuela, también le tradujo la borra y se veían los mismos símbolos).

Su futuro estaba casi resuelto, deseaban comprar su propia casa y muebles; pero todo aquello debía ser después de un viaje a Quito que la agencia de publicidad le había ofrecido, con el fin de que se perfeccionara aún más en materia gráfica necesaria para su trabajo.

Claudio viaja, era su primera vez en un avión, primero vista a sus abuelos paternos que residen en Buenos Aires: Vicenzo y Rossana.

Podemos decir que este el único acercamiento que el protagonista tuvo con sus abuelos transandinos (por lo menos así se vio en el libro).

En el camino de Uruguay a Argentina, se encuentra cansado, agotado, y cae en un agotador sueño; se “imaginaba” que Rita trabajaba en aquel avión, ya que una vez, ella le había dicho que trabajaba en esos vuelos. Luego de que la fantasmagórica mujer lo acosara, Claudio se dio cuenta de que ella tomaba rasgos mortuorios, su tez se emblanquecía, sus labios se secaban y sus manos tomaban forma de tétrica delgadez.

A su alrededor no había nadie, por la mismas ventanillas se veían episodios de su vida, y a la vez sentía que estaba dando vueltas en forma de espiral; tal como Rita le había explicado aquella tarde en su altillo de la casa de Capurro: la muerte no era circular, sino como un caracol.

Dentro de su sueño veía a Mariana, su familia, sus relojes y un espejo, el cual le muestra su figura en descenso; al no poder resistir la imagen, golpea su cabeza contra el vidrio, y así despierta, con la cabeza sangrando ...

Ahora debemos interpretar los contenidos principales de la obra recién sintetizada...

Como idea principal se nos presenta la Vida y la Muerte, sus relaciones y complementos.

El descenso de los personajes de la obra, sin duda marcan el esquema de la vida de Claudio, hacen que su existencia tome un respiro; me refiero a una pausa, para trasladarse a otra dimensión o realidad, y que cada vez que el hecho es asumido se ve mas lejano, pero a la vez presente. En el libro vemos graficada la muerte en forma de espiral, así lo explica Rita, cuando se presenta por segunda vez ante Claudio, ella dice:

<<...Yo la concibo como un sueño repetido, pero no un sueño circular, sino una repetición en espiral. Cada vez que volvés a pasar por un mismo episodio, lo ves a más distancia, y eso te hace comprenderlo mejor...>>

Rita es la presencia en sí de la muerte, es la muerte que no avisa, la que deja esa estela de fugacidad de la que continuamente se hablaba; ella volvía a la vida de Claudio cada vez que algo muy importante para él aparecía, como cuando muere su madre, abuela, o incluso cuando su inocencia se esfuma (virginidad).

Cada uno de los momentos en que Rita aparece precede al termino de un ciclo, y al comienzo de otro de mayor complejidad.

La muerte en sí trae cambios, ya no tantos físicos, si no más bien dentro de cada ser, en el caso de Claudio le ayudó a crecer como hombre, hijo y amante; también hubieron cambios más explícitos, recordemos, cuando él montó una exposición, luego de un gran éxito de ventas, recibió una postal de la fugaz mujer, la que decía que cambiara el minutero y segundero de sus relojes eróticos; en vez de que la flecha que marcaba las horas fuera una mujer desnuda, y que el minutero fuera el hombre; que fuera al revés.

... ¿Cual es la idea?... en un primer lugar que el hombre buscara a Rita, mostraba el vértigo y la seducción que la muerte ejercía; en cambio si la mujer estaba a punto de tapar al varón, la muerte con su fugacidad pasaba por la vida del ser, involucrando así un cambio de posición en el reloj (existencia).

La muerte se encuentra obviamente ligada a la vida; sin vida no hay muerte, y sin muerte no hay vida. La muerte se encuentra dentro de la existencia de la humanidad, dentro de distintas manifestaciones, desde guerras nucleares, hasta cambios internos, ya sean espirituales o ideológicos.

Pero recordemos que Sergio, el padre de Claudio, quiso volver a vivir, por eso se cambió de casa, el recuerdo de su fallecida esposa era insoportable; o sea, que al mismo tiempo que la muerte precede a la vida, la cobija.

Rita es conocida por todos, nadie está libre de encontrarse con sus ojos verdes oscuros, y caer en sus encantos, tal como el abuelo Javier, Mateo, Norberto, Sergio y Claudio, lo hicieron.

Si nuestra propia vida tuviera forma de espiral... ¿acaso la muerte no sería la que le da la forma ovalada?... ¿no sería la propia Rita quién guiara la dirección de nuestra existencia?... quizás fue esa visión la que Claudio tuvo en su sueño en el avión, aquél espantoso sueño que no lo dejaba existir, donde él rompía con su cabeza el espejo (que lo mostraba en un estado fúnebre); recordemos que sangró, quizá esa misma herida es la que conduce nuestros pasos y nos hace crecer, pero que al mismo tiempo nos deja un vacío; un vacío quizá físico, cuando se refiere al fallecimiento de una persona, o un vacío en el alma cuando una virtud muere o no se desarrolla.

La borra en sí, la lectura del poso del café, representa (para mí) el destino de una persona, todas las uniones de pequeñas causas que mezcladas dan un efecto (como el de que finalmente Claudio cediera a casarse con Mariana, sus acusas pudieron ser, su buen estado económico, su sólida relación con la veterinaria, la presión familiar, etc...)

Ese mismo destino, simbolizado en Fatum, divinidad ciega, que encerraba la suerte de los mortales, misma suerte con la que se familiarizó Claudio en el casino.

Si cada vez que le leían la borra salía una mujer y un árbol, quizá quiera decir, que Claudio no puede asumir su infancia, o sea que todavía no la deja atrás; que Rita es su estereotipo de mujer o que el destino de cada persona, obligatoriamente es la muerte.... particularmente creo que la interpretación más acertada es la última.

Un factor interesante dentro de la obra es la hora importantísima dentro de la vida del protagonista; las 3:10 (p.m.) para Claudio era un signo de fraternidad con el pasado, con su infancia, con su difunta mamá, con el Dandy, con la dulce niña de la higuera, con su estreno sexual, con sus relojes eróticos (inspirados en Rita), con el azar del casino y con su supuesta llegada a Quito.

Quizá esa hora, era para Claudio la unión del ambiente con lo mejor de sí, con su alma, su afectividad, corporalidad e inteligencia.

Era la contraseña secreta de que su pequeño mundo privado lo llamaba a olvidar los problemas, o tal vez lo invitaba a vivir una doble realidad.

Aquella hora marcó su existencia de, igual que Rita por lo tanto, es el segundo recurso estético que la vida junto a la muerte, usó para reafirmar su importancia y presencia.

Gracias al preciso lenguaje de Benedetti conocimos los factores del ambiente, los elementos fatales, que impulsan en el hombre un cambio, por ejemplo, cuando Sergio escribía en sus borradores sobre las masacres que sufrían los seres de raza negra, o la misma burocracia que carcomía a la sociedad Uruguaya.

A Claudio también se le presentó un coeficiente del entorno, recordemos su propio Nagasaki, que nació a causa de los hongos atómicos que nacían de las tierras asiáticas; aunque el dolor no lo sentía en carne propia, lo aterrorizaba el sólo hecho de ver cuan masiva era la destrucción de la humanidad, por razones, que ha su juicio no tenían validez. Y fue aun peor al darse cuenta de la fuerza de la continuación del horror, de las imágenes que publicaba la prensa.

Otro episodio importante fue la elección de Mariana por sobre Rita, Claudio cuenta

<<... y le dije que me quedaba definitivamente con ella, el hecho de que eligiéramos, ella a mi yo a ella, cada uno a solas y en libertad, significó un pacto espontáneo, sin papeles ni testigos, y cuando por fin nos abrazamos, por primera vez más acá y más allá...>>

El texto me hace pensar que él decidió por la vida, aquella vida que necesita de la unión de dos seres (abrazo); aquella vida que implica decisión y libertad de ambos lados; la muerte como vimos es represiva, no nos libra de sus actos, esta presente y menos, nos hace elegir.

Por otra parte Mariana siempre fue una mujer cándida, de fácil risa, totalmente opuesta a Rita (no quiero decir que vida y muerte son opuestas, si no que tuvo que discernir para poder elegir).

La muerte, encerrada en Rita, también representaba la compañía... curioso, pero así lo vimos cuando Claudio estudia un árbol del hotel de su papá, en un primer momento, en su adolescencia, se fijó que existían un tallado con tres letras: AyA, él lo descifró como si se tratara de un amor imposible o de un colmo de soledades (representa el pensamiento del niño que crece y que quiere amar, a simplemente ama a un imposible o se encuentra solo).

Pero ya un poco más crecido y “experimentado”, en el mismo árbol se encontró con : C y R, Claudio y Rita.

Deduzco que quizá se deba a que la individualidad de él ya no era absoluta y necesitaba de otro ser al lado para aprender sobre la vida, la muerte y el amor.

Creo que aunque el protagonista principal del libro es Claudio, el tema central es Rita, su causa y sus efectos.




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Enviado por:Yellogirl
Idioma: castellano
País: Chile

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