Historia


Incas


Inca (del quechua, inka, `rey' o `príncipe'), nombre genérico de los gobernantes cuzqueños, con equivalencia a soberano, quienes establecieron un vasto imperio en los Andes en el siglo XV, muy poco antes de la conquista del Nuevo Mundo por los españoles. El nombre también se aplica por extensión, a todos los súbditos del Imperio incaico o Incanato. Inca es, arqueológicamente, el nombre de una cultura y un periodo prehispánico.

Los incas crearon uno de los más grandes y florecientes imperios americanos a mediados del siglo XV. Sus dominios, que se extendían por la costa occidental de Sudamérica, abarcaban más de 4.000 km. La ciudad de Cuzco, que se halla en el sur de Perú, fue la capital de este Imperio. El imperio Inca, fue un gran imperio y una cultura avanzada en el continente americano, antes de su descubrimiento por parte de los europeos. El Imperio se extendía desde el norte del Ecuador a la parte central de Chile y desde los Andes hasta la costa. Los Incas fueron una tribu peruana que hablaba el "Quechua" y mitológicamente hablando ellos procedían del Sur y fueron depositados en la llamada Cuenca de Cuzco, en donde quedaron primitivamente confinados. Aparentemente los Incas extendieron su dominio por tribus vecinas alrededor del año 1100 a. C. Sin embargo el Imperio Inca alcanzó su máximo esplendor en el siglo XV. A pesar de toda su grandeza el Imperio Incaico escasamente existió más de un siglo. Con anterioridad al año 1430 Los Incas gobernaron solo el Valle del Cuzco. Ellos habían entablado una guerra con los Chankas por algún tiempo, pero finalmente los derrotaron en una gran victoria en 1430. Esto marcó el comienzo de una gran expansión militar. El Imperio Incaico conquistó e incorporó la mayoría de las culturas en el área que se extendía desde el sur de Colombia hasta el centro de Chile. Los Incas impusieron su modo de vida sobre las gentes que conquistaron. Para el tiempo que los Españoles llegaron la mayoría del área de los Andes había sido totalmente controlado bajo las leyes de los Incas.

Historia

Los incas no eran un grupo étnico natural del Cuzco, trataba de una población que emigró hacia el año 1100 d. C., probablemente desde el Altiplano, hacia el valle de Cuzco, donde durante casi trescientos años llevaron a cabo incursiones y alianzas con los pueblos de la zona. Con el tiempo se convirtieron en un grupo muy poderoso e importante, que empezó a expandirse por otras regiones durante el gobierno de Pachacutec Inca Yupanqui

Cuenta la leyenda que eran años en que gobernaba el Inca Viracocha, cuando aparecieron rodeando la ciudad del Cuzco los chankas, quienes atacaron y destruyeron la ciudad, tras de lo cual Viracocha huyó. Frente a las ruinas del viejo templo solar, el Inticancha, el general Yupanqui imploró su ayuda al dios Cuenta la leyenda que eran años en que gobernaba el Inca Viracocha, cuando aparecieron rodeando la ciudad del Cuzco los chancas, quienes atacaron y destruyeron la ciudad, tras de lo cual Viracocha huyó. Frente a las ruinas del viejo templo solar, el Inticancha, el general Yupanqui imploró su ayuda al dios Sol, el cual convirtió a las piedras que rodeaban la ciudad en soldados (conocidos como pururaucas) y éstos derrotaron a los enemigos. La gente aclamó a Yupanqui como su nuevo inca y éste asumió el cargo con el nombre de Pachacutec (`el que transforma el mundo'). Con el nuevo inca, el sector militar se vio fortalecido y la expansión adquirió importancia. Pachacutec conquistó la meseta del Collao, Arequipa, el valle del Mantaro, a los chinchas (icas), Lima, entre otros territorios, y organizó el Tahuantinsuyu. A Pachacutec le sucedió Túpac Yupanqui, quien como auqui (`príncipe heredero') continuó la expansión por la costa y la sierra norte, dominando a los chachapoyas, los chimú y otros pueblos importantes hasta el actual territorio de Ecuador. Posteriormente, se dirigió al sur, donde avanzó hasta el río Maule, punto que se convertirá en la frontera sur del Imperio. Éste, alcanzó su mayor extensión con el reinado (1493-1525) del hijo de Túpac, Huayna Cápac. Hacia 1525, el territorio bajo control inca se extendía por la zona más meridional de la actual Colombia, por Ecuador, Perú y Bolivia y por zonas de lo que hoy en día es el norte de Argentina y Chile, abarcando un área de más de 3.500 km de norte a sur, y de 805 km de este a oeste. Los investigadores estiman que esta inmensa región estuvo habitada por una población de entre 3,5 y 16 millones de personas de distintas culturas andinas.

La muerte de Huayna Cápac en 1525, antes de que pudiera designar a su sucesor, provocó la división del Imperio. Sus dos hijos, los hermanastros Huáscar y Atahualpa, aspiraban al trono. La consiguiente y encarnizada lucha entre ambos, que finalizó en 1532 con la captura de Huáscar, debilitó seriamente al Imperio. En este crítico momento el conquistador español Francisco Pizarro desembarcó en la costa con una fuerza de unos 180 hombres dotados de armas de fuego. Pizarro, apoyado por distintos grupos de indígenas descontentos por la dominación inca, logró controlar el Imperio, altamente centralizado, haciendo prisionero a su jefe, Atahualpa. Temeroso de que Pizarro pudiera ordenar su destitución en favor de Huáscar, Atahualpa dio la orden de ejecutar a su antiguo rival, lo que sería una de las causas de su propia condena en el proceso al que le sometieron los españoles un año después. El 26 de julio de 1533, cuando todavía se estaba acumulando un enorme depósito de ornamentos de oro procedentes de todos los rincones del Imperio, Pizarro ejecutó al garrote a Atahualpa.

Ese mismo año, los españoles iniciaron su marcha a Cuzco. En Jauja (un punto intermedio) conocieron a Túpac Hualpa (Toparpa), quien se presentó como hijo de Huayna Cápac y legítimo heredero al cargo de inca, Pizarro lo nombró entonces como tal. Al llegar y ocupar Cuzco, recibieron la noticia de que Toparpa había sido asesinado, entonces Pizarro nombró a Manco Inca (Manco Cápac II) como nuevo soberano. Manco Inca se rebeló contra los españoles en 1536, cercó Lima y Cuzco por algunas semanas, hasta que finalmente fue derrotado en Sacsayhuamán. Tras la derrota huyó hacia el oriente, fundando un centro de resistencia conocido como Vilcabamba: por ello a él y a sus descendientes se les conoce como incas de Vilcabamba. Al morir Manco Inca, le sucedió en el trono su hijo Sayri Túpac, quien firmó la paz con el virrey Andrés Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete, pero falleció en 1561, siendo reemplazado por Titu Cusi Yupanqui, que reinició las hostilidades; en 1570, asumió el poder Túpac Amaru, quien fue derrotado y decapitado en 1572 por orden del virrey Francisco de Toledo.

Los incas fueron gobernantes que recopilaron y dieron gran extensión a una serie de costumbres que ancestralmente existían en los Andes. Su valor no se halla en su capacidad creativa, sino en su habilidad para difundir, ordenar y administrar el sistema andino en un amplio territorio. La base de la cultura y la organización andina se encuentra en el ayllu, un conjunto de personas que se consideran parientes pues creían descender de un antepasado común. Éstos están a su vez unidos por vínculos de reciprocidad, es decir están comprometidos a ayudarse mutuamente en las labores cotidianas; a este tipo de trabajo se le conoce con el nombre de ayni. También tienen la obligación de trabajar juntos para el beneficio de todo el ayllu: este trabajo se conoce como minca. Los miembros de un ayllu responden a la autoridad de sus curacas (caciques), que son los encargados de regular las relaciones sociales, de ejecutar las fiestas, de almacenar recursos, repartir las tierras entre su gente y disponer de la mano de obra. La economía inca no conoció ni la moneda, ni el mercado, por lo tanto los intercambios y la fuerza laboral se obtenían a través de lazos de parentesco o por reciprocidad. Entre parientes existía un intercambio de energía constante, pero también se daba trabajo para la autoridad, conocido como mita. El inca pedía como tributo exclusivamente mano de obra, que era enviada a trabajar sus tierras, a hacer cerámica, a construir andenes o grandes obras arquitectónicas. A cambio, el inca devolvía estos servicios organizando rituales, manteniendo los caminos, repartiendo bienes en caso de necesidad o en fiestas; esta relación se conoce como redistribución.

En el cenit de su poderío, los incas habían desarrollado un sistema político y administrativo no superado por ningún otro pueblo americano. El Imperio incaico era una teocracia basada en la agricultura y en el sistema de ayllus, dominada por el inca, que era adorado como un dios viviente. En la organización política llama la atención la existencia de un sistema de poder dual, donde todas las autoridades aparecían siempre emparejadas: en el caso del inca, se propone la existencia de dos incas que gobiernan en simultáneo. De igual forma, las autoridades a nivel local eran también duales: A nivel de los ayllus, las máximas autoridades fueron los curacas; Todo ayllu tenía dos curacas. Por debajo de los incas, se encontraban las familias de los antiguos incas, las cuales formaban grupos de parentesco conocidos como panacas, quienes se encargaban de mantener el recuerdo del inca fallecido, de realizar ceremonias en su nombre y de cuidar de sus bienes y alianzas hechas en vida. Las panacas tenían gran influencia en la decisión del nombramiento de los sucesores al cargo de inca. Debajo de este sector se encontraban los jefes de los pueblos conquistados por los incas, los cuales, en caso de no ser rebeldes, recibían una educación cuzqueña y una serie de privilegios. El siguiente nivel de autoridad lo constituían los curacas, jefes de los ayllus. La gente común estaba agrupada en la categoría de hatun runa, se trataba de campesinos miembros de un ayllu, éstos tenían la obligación de ir a la mita para el Estado inca. Algunos salían temporalmente de esta condición y eran movilizados fuera de su lugar de origen: a estos se les conoce como mitimaes o mitmaqunas, población que era movilizada a distintas zonas con diferentes objetivos. Finalmente estaban los yanaconas, quienes eran separados definitivamente de su ayllu y pasaban a depender directamente del inca, para quien desempeñaban una labor especializada.

Administrativamente, todo el territorio estaba dividido en cuatro grandes regiones o suyos, a ello debe su nombre Tahuantinsuyu, que estaba, a su vez, subdividido en cuatro: Antisuyu, Collasuyu, Cuntisuyu y Chinchasuyu.

Fue el inca un pueblo de agricultores avanzados: para cada zona desarrollaron una estrategia que permitía obtener el máximo provecho. Utilizaron andenes o terrazas de cultivo para aprovechar las laderas de los cerros, camellones en zonas altas inundables, irrigaciones, etc. Es destacable la existencia de un arado de pie conocido como chaquitaclla. Los cultivos más importantes fueron la papa (patata) y el maíz, además del ají, la chirimoya, la papaya, el tomate y el fríjol. Las llamas fueron los animales básicos de transporte; también se domesticaron las vicuñas y alpacas por su fina lana. Las principales manufacturas incas fueron la cerámica, los tejidos, los ornamentos metálicos y las armas con bellas ornamentaciones. A pesar de no contar con caballos, ni vehículos de ruedas ni un sistema de escritura, las autoridades de Cuzco lograron mantenerse en estrecho contacto con todas las partes del Imperio. Una compleja red de caminos que conectaban las diversas zonas de las regiones, permitía esta comunicación; mensajeros entrenados —los chasquis—actuando en relevos, corrían 402 km al día a lo largo de esos caminos. Los registros de tropas, suministros, datos de población e inventarios generales se llevaban a cabo mediante los quipus, juegos de cintas de diferentes colores anudados según un sistema codificado, que les permitía llevar la contabilidad. Botes construidos con madera de balsa constituían un modo de transporte veloz.

Entre las expresiones artísticas más impresionantes de la civilización inca se hallan los templos, los palacios, las obras públicas y las fortalezas estratégicamente emplazadas, como Machu Picchu. Enormes edificios de mampostería encajada cuidadosamente sin argamasa, como el Templo del Sol en Cuzco, fueron edificados con un mínimo de equipamiento de ingeniería. Otros logros incluyen la construcción de puentes colgantes a base de sogas (algunos de casi cien metros de longitud), de canales para regadío y de acueductos. El bronce se usó ampliamente para herramientas y ornamentos.

La religión tuvo un carácter de gran formalidad. El dios supremo de los incas era Viracocha, creador y señor de todas las cosas vivientes. Otras grandes deidades fueron los dioses de la creación y de la vida, Pachacamac, del Sol, Inti (padre de los incas), y las diosas de la Luna, Mamaquilla, de la Tierra, Pachamama, y del rayo y la lluvia, Ilapa. Las ceremonias y rituales incas eran numerosos y frecuentemente complejos y estaban básicamente relacionados con cuestiones agrícolas y de salud, en particular con el cultivo y la recolección de la cosecha y con la curación de diversas enfermedades. En las ceremonias más importantes se sacrificaban animales vivos y raramente se exigía la realización de sacrificios humanos como ofrenda a los dioses. Los incas produjeron un rico conjunto de folclore y música, del cual sólo perviven algunos fragmentos.

Arte Inca

Sus manifestaciones artísticas supusieron una continuidad con las tradiciones anteriores, siendo las más elaboradas los textiles, la orfebrería, el trabajo en piedra y la cerámica. A partir de una experiencia local modesta, los incas desarrollaron un arte sencillo al que fueron incorporando las técnicas y la habilidad de los pueblos conquistados. Sus manifestaciones artísticas se convirtieron en un arma propagandística de una gran importancia.

Tejidos

Conocieron un desarrollo espectacular. Se daba a las fibras (lana y algodón) un tinte con colorantes naturales, para a continuación ser hiladas con la ayuda de ruecas y después tejidas en diversos tipos de telares rudimentarios. Las técnicas conocidas eran muy variadas, para producir tejidos destinados a fines ceremoniales se utilizaba el brocado, el bordado y la tapicería, las piezas salidas de los talleres de Paracas las más apreciadas. Podían alcanzar hasta 20 metros de longitud y estaban decoradas con una perfecta maestría y buen gusto con motivos zoomorfos policromos, marcando, uno de los más brillantes momentos del arte universal del tejido. Además de estas piezas, de clara inspiración foránea (extranjera), los incas dieron paso a un variado universo propio con vistosos diseños geométricos de gran colorido. Durante este periodo la producción textil adquirió un carácter masivo siendo los templos del Sol los lugares destinados al abastecimiento del Inca y su corte. Los incas utilizaron el diseño geométrico para decorar sus tejidos, de gran valor simbólico y religioso

Metalistería

Los objetos de metal constituyen, la realización más llamativa de todas cuantas llevaron a cabo los incas. La tradición orfebre, ocupó un capítulo muy importante dentro de su ajuar (bienes). Trabajaron el cobre, el bronce, la plata y el oro siendo el repujado y calado de láminas el procedimiento más utilizado. Las decoraciones son eminentemente geométricas. Los alfileres y prendedores para sujetar las prendas de vestir, tupu en lengua quechua, fueron elementos muy corrientes aunque de tipología poco variada. El remate solía ser una lámina muy desarrollada, de forma variable, que en el caso poco habitual de ir decorada, presentaba motivos geométricos muy simples dispuestos en bandas o cenefas. El alfiler de cabeza laminar o circular fue el modelo cuzqueño que alcanzó más difusión y popularidad, pudiéndolo encontrar tanto en Cuzco como en los últimos confines del Imperio.

Otras culturas del periodo intermedio tardío (Chancay, Chimú, Ica-Chincha) desarrollaron un arte figurativo muy rico a base de prendedores rematados por figuras humanas o zoomorfas. Colgantes, collares, aretes, anillos, brazaletes y pulseras son otros tantos objetos fabricados según las técnicas descritas. Los vistosos y ricos tocados que adornaban las cabezas de reyes y nobles (donde confluían materiales como el tejido, la plumería y los metales preciosos) son otros tantos ejemplos de la riquísima orfebrería inca. Encontramos también objetos rituales, utilizados como amuletos u ofrendas, que representan animales y figuras humanas, de bulto redondo, entre los que merece la pena destacar las figuras antropomorfas desnudas con una estilización y geometrización muy señalada, y los estereotipos más comunes de llamas y vicuñas. Los objetos de metal se encontraban a menudo incrustados de piedras preciosas o semipreciosas. A veces se coloreaban con un ácido natural que bruñía el cobre haciendo salir, de este modo, el brillo del oro o la plata con que estaba aleado. La producción se orientó hacia fines ornamentales. El Inca, la corte y los dignatarios del Estado iban ataviados con pectorales, brazaletes y collares, que ponían de manifiesto su inmenso poder.

Cerámica

La ausencia del torno hacía que el alfarero tuviera que modelar la vasija a mano, y la pasta, presentada generalmente en forma de rulos alargados, se enroscaba sobre sí misma para construir las paredes de la pieza. Además de esta antigua técnica andina, la utilización del molde permitió la fabricación en serie, de tal forma que la producción se incrementó notablemente. Debemos distinguir entre el menaje doméstico y la vajilla de uso ritual. Mientras que en el primer caso las formas y tamaños derivaban de las necesidades cotidianas, en el segundo, su desarrollo estuvo directamente condicionado por el mundo de las creencias. Estilísticamente encontramos la cerámica tipo Killke, con una cronología que va del 1200 al 1450 d. C., y la cerámica polícroma tipo Cuzco desde 1450 hasta la Colonia. Las primeras aparecen decoradas con motivos geométricos muy sencillos en tonos rojos y negros mientras las segundas, decoradas de igual forma, denotan una elaboración técnica más cuidada. No sólo se plasmaba sobre sus paredes una rica iconografía, sino que las piezas mismas eran colocadas como ofrendas en las sepulturas. Los alfareros incas no inventaron ninguna técnica que fuera desconocida en épocas anteriores y su cerámica se caracterizó, fundamentalmente por formas equilibradas, un pulimento notable y la preponderancia de los motivos geométricos. Los tipos más característicos y propios fueron el aríbalo, una vasija globular de base cónica, cuello cilíndrico de borde evertido con un apéndice zoomorfo en la base del cuello y dos asas en forma de lazo, el kero, un vaso de uso ceremonial utilizado por el Inca y la nobleza, y una gran variedad de cuencos y platos de muy diversas formas y decoraciones. Los keros y pajchas merecen una mención especial. Realizados a partir de maderas muy duras como la chonta y utilizados para libaciones rituales a la tierra, se ornamentaba mediante incisiones o decoración labrada sobre las que luego se aplicaban pastas resinosas coloreadas. Los temas solían ser escenas figurativas que proporcionan una riquísima información sobre la vida incaica, tanto en época prehispánica como en tiempos de la conquista española. Estas tipologías siguieron vigentes durante la época colonial, aunque incorporando en sus composiciones numerosos elementos ornamentales de raíz hispana y mayores dosis de dinamismo y profusión decorativa.

Escultura

Los trabajos realizados en piedra constituyen el otro conjunto de realizaciones incaicas que merece la pena destacar. Suele limitarse a representaciones zoomorfas de llamas, vicuñas y alpacas, y fitomorfas, mazorcas de maíz, que son conocidas como conopas y a numerosos cuencos y recipientes llamados popularmente morteros. Los incas supieron imprimir un carácter propio y original a sus obras que se basó en una simplificación de las formas por medio de volúmenes geométricos sencillos y una esquematización de los motivos decorativos muy próxima a una concepción estética geometrizante y cubista. El arte inca se caracterizó por la sobriedad, la geometría y la síntesis, tendiendo más a lo práctico y funcional que a lo formal.

Arte y arquitectura

Desde su capital, Cuzco los incas dirigieron un imperio que se extendía por el área central andina desde Ecuador hasta Chile. No sólo los objetos sino también toda la estructura de la civilización inca sufrió una suerte similar a la de los aztecas de México. El fervor religioso y la codicia por los metales preciosos son responsables de la destrucción de gran parte de los objetos incas de oro y plata, que fundidos y convertidos en lingotes, fueron embarcados rumbo a Europa.

Era un pueblo guerrero del altiplano, cuyo arte y arquitectura se caracteriza por la simplicidad de formas, la escasa decoración y la funcionalidad. Las edificaciones incas, que presentaban una de las estructuras más logradas de todo el periodo precolombino, estaban construidas con aparejo de piedra, trabajada y engastada con gran precisión y sin ninguna decoración posterior. Eran características las puertas y ventanas trapezoidales.

Los incas no produjeron estatuas exentas de gran tamaño ni esculturas ornamentales. Las figurillas de metal y las pequeñas vasijas de piedra ceremoniales constituyen los ejemplos más destacados de su escultura.

La cerámica, al igual que la chimú, se producía mediante moldes, aunque no era de tanta calidad. La pieza más característica fue el aríbalo, recipiente policromado para transportar líquidos. Tanto en los textiles como en la metalurgia los incas continuaron la tradición centroandina de alta calidad en el diseño y la ejecución.

Ecuador

Apenas se hallan restos de esculturas de piedra, ni exentas ni integradas en la arquitectura. Los mejores ejemplos se encuentran en los bajorrelieves de Manta, en Cerro Jaboncillo. También de este periodo (850-1500 d. C.) son las banquetas Manabí, unos asientos de piedra en forma de V cuyo pie está formado por una figura de jaguar son los objetos en piedra más característicos de Ecuador. Existen, asimismo, buenos ejemplos de trabajos en metal.

Orfebrería inca

La práctica totalidad de la producción se destinaba a un uso artístico no funcional, frente a las innovaciones y mejoras en el resto de las actividades, tales como la agricultura, la minería y la pesca, entre otras.

Los primeros indicios de esta industria se sitúan en los Andes septentrionales: en torno al 1200 a. C., Los metales elegidos para estos fines son oro, plata, ambos de importancia semejante; el platino, generalmente utilizado en aleaciones de oro y plata, el cobre y el estaño; las aleaciones más frecuentes son el bronce y la tumbaga: oro y cobre con plata en ciertas ocasiones, ésta, por su bajo punto de fundición, supuso una mejoría en el acabado de los objetos.

Existían diferentes métodos de trabajar los metales. Todas las piezas de orfebrería son tratadas en su superficie, Las regiones orfebres hispanoamericanas están en relación con sociedades desarrolladas en un estadio de jefaturas es decir en sociedades complejas, En estos lugares la demanda de signos distintivos por parte de un grupo social, impuso una manufactura de los metales al servicio del poder religioso y civil, indisolublemente ligado en las culturas precolombinas. La región de Perú, cuna de este arte ofrece las muestras más antiguas de oro y plata trabajado en láminas que eran utilizadas en trajes y como aplicaciones arquitectónicas.

Mitología inca

Conjunto de creencias, propio de los pueblos de origen quechua y aymara que constituyeron el imperio inca,

Los dioses

El dios creador, es Viracocha. Por haber creado la tierra, los animales y los seres humanos, y ser el poseedor de todas las cosas, los incas lo adoraban. Como héroe cultural, enseñó a los seres humanos varias técnicas y oficios. Inti, el dios Sol, era la divinidad protectora de la casa real. Su calor beneficiaba a la tierra andina y hacía madurar las plantas. Se representaba con un rostro humano sobre un disco radiante. Cada soberano inca veía en Inti a su divino antepasado. La Gran Fiesta del Sol, el Inti Raymi, se celebraba en el solsticio de invierno. La mujer de Inti se llamaba Mamaquilla, la Madre Luna, y era la encargada de regular los ciclos menstruales de la mujer. El dios dador de lluvia, Illapa, era una divinidad agrícola. En época de sequía se hacían peregrinaciones a los templos consagrados a Illapa, construidos en zonas altas. Si la sequía era muy persistente, llegaban a ofrecerle sacrificios humanos. Otros dioses importantes son Pachamama, la Madre Tierra, el mundo de las cosas visibles, Señora de las montañas, las rocas y las llanuras, y Pachacamac, dios del fuego y del cielo.

Las edades del mundo

Entre los incas existía la creencia en la sucesión de cinco edades. La primera, llamada Huari Viracocha Runa, duró ochocientos años. Eran nómadas, vivían en cuevas y se cubrían con hojas de árboles y esteras de paja. La segunda edad, llamada Huari Runa (`gente autóctona'), duró mil trescientos años. En ella se inició el trabajo de la tierra y de los cultivos agrícolas, además del aprovechamiento del agua de ríos, lagunas y pozos. Vivían en casas semejantes a hornos, se cubrían con pieles de animales. Adoraban a un solo dios en tres personas, llamadas Yayan Illapa (`rayo padre'), Chaupichurin Illapa (`rayo hijo intermedio') y Sullca Churin Illapa (`rayo hijo menor').

La tercera edad, Purun Runa, duró mil ciento treinta y dos años Construyeron casas de piedra con tejados de paja y formaron poblados. Mejoraron las técnicas de aprovechamiento del suelo y los sistemas de riego y desarrollaron los procedimientos de teñido y tejeduría. Adoraban al señor del cielo, Pachacamac. La cuarta edad, Auka Runa, vivieron y se multiplicaron durante dos mil cien años. Hubo tres periodos, que se caracterizaron por las luchas de expansión y conquista: el primero, de guerras para aumentar o consolidar el dominio territorial; en el segundo, la nación Chincha sometió a las demás y las confederó, asegurando su paz y su prosperidad; en el tercero, los incas dominaron la confederación y extendieron el cultivo de distintas variedades de maíz y de patata. La expansión del imperio inca, Tahuantinsuyu, define y da nombre a la quinta edad, que incluye además el periodo de la conquista española.

Tiempo y calendario

Entre los incas, el tiempo se medía según las fases en el curso natural de la Luna. El año, de trescientos sesenta días, estaba dividido en doce lunas de treinta días cada una. En Cuzco los solsticios se medían con pilares o indicadores de tiempo. La organización mítico-religiosa determinaba la sucesión en el calendario a través de las doce lunas, correspondientes a festividades y actividades cotidianas:

Capac Raimi Quilla, equivalente a diciembre, mes de descanso;

Huchuy Pucuy Quilla, enero, tiempo de ver el maíz en crecimiento;

Hatun Pucuy Quilla, febrero, tiempo de vestir taparrabos;

Pacha Pucuy Quilla, marzo, mes de maduración de la tierra;

Ayrihua Quilla, abril, mes de cosecha y descanso;

Aymoray Quilla, mayo, el maíz se seca para ser almacenado;

Aymoray Quilla, mayo, el maíz se seca para ser almacenado;

Chacra Conaqui Quilla, julio, mes de redistribución de tierras;

Chacra Yapuy Quilla, agosto, mes de sembrar las tierras en medio de cantos de triunfo;

Coia Raymi Quilla, septiembre, mes de plantar;

Uma Raymi Quilla, octubre, tiempo de espantar a los pájaros de los campos cultivados;

Ayamarca Raymi Quilla, noviembre, tiempo de regar los campos.

Objetos de culto y fetiches

Las piedras, concebidas como los huesos de la tierra, merecían veneración. Se les atribuía el carácter de testimonios de su historia mítica

La cronología de los incas

AÑO

HISTORIA DE LOS INCAS

1200

1200 Manco Cápac, primer emperador inca, funda la ciudad de Cuzco, según la leyenda.

1400

1438-71 Pachacútec Inca Yupanqui impulsó la expansión del Imperio Inca.

1500

1525-32 Reinado de Huáscar, hermanastro de Atahualpa.

1532-33 Reinado de Atahualpa, decimotercero y último de los emperadores incas.

1532 Los españoles desembarcan en Túmbez dirigidos por Pizarro

1532 Atahualpa es apresado por Pizarro en Cajamarca.

1533 Atahualpa es ejecutado.

1570 Los incas abandonan la ciudad de Machu Picchu.

Finales del s. XVI: Huamán Poma de Ayala escribe una historia de los incas titulada Nueva Crónica y Buen Gobierno.

1600

1600 La Crónica de Huamán Poma de Ayala es enviada al monarca español Felipe III.

EL INCA

El inca, Hijo del sol, gobierna con el título de Sapan Inca. Venerado como a un dios, era el mediador entre el mundo divino y la tierra. Ejercía una soberanía absoluta y nadie se le podía aproximar sino con la más grande humildad. Cuando el Inca se desplazaba, lo hacía en un palanquín de oro cubierto de plumas coloridas y era precedido por una tropa de servidores que barrían el camino ante su paso. 20 hombres cargaban la litera sobre sus hombros

Las insignias del poder del Inca eran, la mascapicha, una trenza multicolor enrollada alrededor de la cabeza y de la que colgaba un fleco con borlas rojas fijadas en pequeños tubos de oro, el lautou. Los cabellos los llevaban cortos y en las orejas dos enormes tambores de oro. En las ceremonias sagradas empuñaba una maza de oro, de cabeza estrellada y un escudo de cuero.

La sociedad estaba fundada en una organización autocrática y centralizada. Era un sistema piramidal. En la cúspide, el Inca representaba la autoridad del sol, al que debían someterse todos los otros dioses.

Este sistema teocrático se mezclaba con un sistema estatal y comunitario, basado en el trabajo colectivo dela tierra y en la distribución por el Estado de todo lo que era necesario para vivir. A parte de la religión, la unidad del Imperio se apoyaba en un ejército poderoso, una extraordinaria red de caminos, una administración centralizada y eficaz y un sistema de previsión y distribución.

La concepción andina de urbanismo fue muy distinta a la del viejo mundo. La llajta incaica tuvo funciones múltiples pero bien definidas. Tenía como base la organización social del ayllu Conformaba una familia extensa e integrada por varias familias nucleares que habitaban en las canchas. Una cancha o kanka forma un conjunto cerrado, que agrupa varias construcciones alrededor de un espacio o patio cuadrangular abierto. Una cancha base, incluye dos grupos de cuatro construcciones idénticas o análogas unidas por un eje de simetría transversal, que pasa por el muro posterior de una de las construcciones. La sucesión progresiva de las canchas como módulo base del urbanismo permite crear barrios dentro de una llajta o pueblo inca Qosqo Ayllu es un archivo histórico urbano de primer orden, y uno de los pocos ejemplos sobrevivientes de la planificación urbana inca

Conquista definitiva del Imperio inca

En 1530 partió de nuevo para América y al llegar a Panamá, junto a sus socios Almagro y Luque, organizó la expedición comprometida. Francisco Pizarro partió en enero de 1531 y se estableció en Coaque (Ecuador), donde recibió los refuerzos que llevaba Sebastián de Belalcázar, quien se sumó así al grupo. A continuación llegaron a la isla de Puná (Ecuador), donde se les agregó Hernando de Soto. Tras pasar por Túmbez y fundar en agosto de 1532 la villa de San Miguel (Perú), el 15 de noviembre la expedición entró en Cajamarca (Perú), donde estaba Atahualpa, que había apresado a su hermano Huáscar. Tras varios intentos de los españoles por atraérselo, el inca inició una visita acompañado de una multitud de indios y, después de unos breves contactos en los que se negó a acatar el requerimiento habitual, ambos ejércitos entraron en combate, culminando la batalla con la prisión de Atahualpa. Éste, para conseguir su libertad, ofreció llenar de oro la habitación en la que se encontraba y de plata otras dos estancias, y, en secreto, mandó matar a su hermano Huáscar. Mientras se reunía este tesoro, tres soldados españoles llegaron hasta Cuzco y regresaron con más noticias sobre sus riquezas. En Cajamarca se incorporaron Almagro y sus hombres y el 18 de junio de 1533, reunidos los dos socios, se repartieron el botín.

Desde Cajamarca Hernando Pizarro salió hacia Panamá con la parte correspondiente al quinto real (100.000 pesos de oro y 5.000 marcos de plata), que llevó personalmente a España, mientras tanto, un gran ejército se aproximó a Cajamarca para liberar a Atahualpa, y Pizarro decidió juzgarle por la muerte de sus hermanos Huáscar y Atoc y por el delito de traición. Tras ser condenado a muerte, fue ejecutado hacia finales de julio de 1533, a la vez que su hermano Túpac Huallpa, que había prestado fidelidad a Carlos V, fue nombrado nuevo inca. En agosto de 1533 salieron los españoles hacia Cuzco donde entraron el 15 de noviembre, pero antes de llegar el nuevo inca fue envenenado por el cacique quiteño Calcuchimac, por lo que Manco Inca Yupanqui (Manco Cápac II) ocupó su lugar. En marzo de 1534 tuvo lugar la fundación española de la ciudad. Mientras tanto, Francisco Pizarro había recibido el título de marqués y se habían ampliado los límites de Nueva Castilla para incluir a Cuzco, concediéndose a su socio Almagro una gobernación que recibió el nombre de Nueva Toledo y que se extendía 200 leguas hacia el sur, en el Chile actual. El enfrentamiento entre los dos conquistadores se acentuó, ya que Almagro se resistía a abandonar el cargo de gobernador de Cuzco y tomó prisioneros a los hermanos de Pizarro, Juan y Gonzalo, liberándoles sólo tras entrevistarse con su antiguo socio.

Troncos lingüísticos

Tronco quechua

Para algunos estudiosos es una sola lengua con variedades dialectales; para otros, un conjunto de lenguas (21), algunas mutuamente ininteligibles. Originario de la región del Alto Apurímaq y del Urubamba, se difundió por un vasto territorio y es hablada desde el sur de Colombia (Intendencia de Caquetá, Comisaría de Putumayo), Ecuador (provincias de Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo, Cañar, Azuay, norte de Loja y Napo y Pastaza), Perú (en la mayoría de los departamentos, exceptuando Tumbes, Piura, La Libertad, Tacna y Madre de Dios), Bolivia (departamentos de Cochabamba, Chuquisaca, Potosí, este de Oruro y norte de La Paz) y Argentina (Santiago del Estero).

Aunque los incas conquistaron Chile y, a la llegada de los españoles, era comprendida, por ejemplo, en los valles del norte, no logró entronizarse. Atestiguan su presencia los topónimos y algunos préstamos léxicos en el mapuche.

Cuzco (ciudad) o Cusco (ciudad), ciudad del sur de Perú, capital del departamento homónimo. Está situada en los Andes surorientales, en el valle del río Huatanay, a 3.360 metros de altitud. El valle estuvo poblado desde tiempos muy remotos; posteriormente albergó la gran urbe prehispánica del Qosqo, capital del Imperio inca o Tahuantinsuyo. Mezclando lo indígena y lo hispánico, la ciudad conserva muchos restos de aquella época, como el templo del Sol o Corichancha, la fortaleza de Sacsayhuamán y diversos muros, dinteles y calles. Muchas de las construcciones actuales de adobe techadas con tejas rojas se han levantado sobre los cimientos de piedra de las construcciones incaicas. Entre las edificaciones de la época colonial están la catedral del siglo XVII, el palacio del Almirante, la casa del Inca Garcilaso, el palacio arzobispal, la Universidad San Antonio Abad y la prefectura. A lo largo de su historia ha sufrido varios terremotos y el de 1950 destruyó gran parte de la ciudad, aunque los monumentos históricos fueron restaurados cuidadosamente. Población (1990), 275.000 habitantes.




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Enviado por:Sara
Idioma: castellano
País: España

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