Historia
Historia política de Argentina, siglo XX
HISTORIA ARGENTINA
GOLPE DE ESTADO DE 1930
El 6 de septiembre de 1930, José Félix Uriburu lideró a las Fuerzas Armadas en su intento por derrocar al gobierno de Hipólito Yrigoyen. Esta fue la primera revolución militar triunfante en la historia política del país, la cual instalaría a las fuerzas castrenses en el gobierno y sentaría precedentes para las futuras sublevaciones.
Desde un primer momento se intentó legitimar el golpe frente a la Corte Suprema de Justicia, la cual sancionó una ley que lo justificaba. Se trata aquí de una enorme contradicción, ya que se legitimó lo que en esencia es ilegal.
El gobierno de Uriburu se caracterizó por su tendencia autoritaria y nacionalista; como jefe de Estado intentó instaurar en la Argentina un régimen fascista (al estilo de Musolini). En sus proyectos figuraban: reformar la Constitución Nacional para suprimir los partidos políticos, que serían reemplazados por agrupaciones civiles representativas de obreros, patrones y profesionales, quienes (actuando solidariamente) constituirían el Poder Legislativo. También pretendían derogar la Ley Sáenz Peña, estableciendo un sistema electoral selectivo, ya que veían a la democracia como la puerta para la corrupción y el desorden social.
Durante el gobierno de Uriburu, se creó en la Policía Federal una sección especial dedicada a la persecución y represión de manifestantes opositores y de aquellos que “alteraban el orden público”. Este escuadrón se caracterizó por la utilización de la picana eléctrica como método de tortura para los prisioneros, con el objetivo de que confiesen o delaten compañeros.
Debido a las profundas divisiones internas en el ejército, su impopularidad y la falta de apoyo interno, Uriburu se vio obligado a llamar a elecciones. Con la condición de que el radicalismo no participara, las elecciones se celebraron en abril de 1931 y fueron ganadas (mediante el fraude) por Agustín Pedro Justo.
Justo será sucedido en la presidencia por Ortiz2, el cual se vio forzado a renunciar poco después de haber asumido, debido a su ceguera. Asumió luego el poder, Ramón Castillo3.
GOLPE DE ESTADO DE 1943 (1943 - 1946)
Dentro del ejército, se formó a principios de la década del '40, una agrupación de militares nacionalistas que se denominó “Grupo de Oficiales Unidos” (GOU). Este grupo tenía por objetivo captar a los sectores obreros y tratar de lograr un desarrollo autónomo e independiente. Desde un primer momento, su objetivo no fue meterse en política, pero terminarán provocando el golpe de estado en 1943. (Se destacaba entre los integrantes del GOU la figura del coronel Juan Domingo Perón).
La principal causa de la revolución de 1943 fue evitar la candidatura del político sanjuanino Patrón Costas; debido a que para las elecciones presidenciales que se avecinaban, se estaba dando una situación de vacío político muy importante por las muertes de los principales líderes de los partidos tradicionales: Alvear, Justo y Ortiz (todos fallecidos en 1943).
La revolución, desde un principio, fue desconcertante. Asumió Rawson en primer lugar, pero renunció a las 48 horas debido a las presiones desde las Fuerzas Armadas, ya que este era aliadófilo y pretendía romper relaciones con el Eje. Lo sustituyó Pedro Pablo Ramírez, que era partidario de mantener la posición neutral en cuanto al contexto de la Segunda Guerra Mundial.
Gobierno de Ramírez: Se comenzaron a programar reformas políticas. El presidente designó a Perón como encargado del Departamento Nacional del Trabajo. En su gobierno (y ya con Perón como funcionario) se comenzó a gestar una dictadura autoritaria de derecha: se cerró el Congreso Nacional, se persiguieron comunistas y se suprimió la libertad política.
Gobierno de Farrell: El general Edelmiro Farrell sucedió en la presidencia y en el liderazgo de la dictadura a Ramírez (asumió en marzo de 1944). Durante su gobierno se dieron reformas y cambios importantes en muchos ámbitos: Se nacionalizó el Banco Central, pasaron a manos estatales algunas empresas privatizadas, se llevó a cabo una reforma educativa (la cual estipulaba que era obligatoria la enseñanza de religión católica), se separó de sus cargos a profesores de tendencia izquierdista y se produjo el acercamiento de algunos militares a la política (Perón al radicalismo. Diálogos con FORJA y la Junta Renovadora) Las reformas más resonantes que se dieron durante el gobierno de Farrell fueron las que se aplicaron al ámbito laboral: se pusieron en práctica los decretos de “la silla” (todos los trabajadores tenían derecho a realizar sus tareas sentados), de las ocho horas (el horario de trabajo no podía extenderse más allá de ocho horas diarias), la licencia por maternidad (noventa días), etc.
Entre tantos cambios a nivel interno, en Europa se seguía librando la Segunda Guerra Mundial. Argentina siempre tuvo una posición neutral ante esta, no se proclamaba ni a favor ni en contra de ninguno de los dos bandos que se enfrentaban en los campos de batalla. En 1944 Farrell decidió quebrar esta neutralidad y romper relaciones con el Eje (Alemania y Japón), en medio de fuertes presiones de parte de Estados Unidos (que, como “recompensa” enviará a Spruille Braden como embajador). Al año siguiente, con el Eje ya casi derrotado, Argentina proclamará la declaración de guerra, una ridiculez de parte de los militares que ocupaban el poder que no produjo efectos positivos en el futuro.
JUAN DOMINGO PERÓN
Era este, un militar de correcta carrera, que después de la revolución del '30 tuvo una destacada participación dentro de las Fuerzas Armadas: fue secretario privado del ministro de guerra de Agustín Pedro Justo, por ello fue premiado con un viaje a Italia (a la vuelta, retornaría entusiasmado con el régimen de Musolini). Tiempo después va a vivir a la provincia de Mendoza, en donde conoce a una persona que le abrirá las puertas a los sindicatos (Mercante). Años más tarde, fue destinado a Buenos Aires y participó activamente en el golpe de 1943. Se acercó a FORJA y a la Junta Renovadora (vinculaciones políticas con la línea radical). Fue designado por Ramírez para dirigir el Departamento de Trabajo. Desde allí se ocupó de organizar festivales deportivos en beneficio a los damnificados por el terremoto de San Juan (en uno de ellos conoce a María Eva Duarte, una joven y famosa actriz)
Hábil comunicador, utilizó los medios de comunicación para hacerse conocer. Se caracterizó por un muy buen manejo de la radio.
Compartió ideas con algunos militares. Fue identificado con la derecha debido a su profundo anticomunismo. Tuvo enfrentamientos verbales muy duros con el embajador de EEUU Spruille Braden, que era un tenaz opositor a las ideas peronistas.
En septiembre de 1945, Perón ocupaba cargos importantes en el gobierno (había acumulado en su persona tres cargos: secretario de trabajo y recibió la noticia de que conspiraban contra él. Al mes siguiente fue destituido. Antes de dejar sus cargos emitió un discurso de despedida por Cadena Nacional, dirigido a los obreros; por esto fue preso en la isla Martín García.
El 17 de octubre de 1945 los obreros se movilizaron hacia la Plaza de Mayo exigiendo la inmediata excarcelación de Perón. Farrell, al verse acorralado por el masivo reclamo, hizo liberar a Perón y lo trasladó hacia la Casa Rosada.
Inmediatamente después de este episodio, se convocó a elecciones. Perón renunció a sus cargos militares, se creó (gracias a Cipriano Reyes) el Partido Laborista y el líder pudo presentarse a elecciones.
CAMPAÑA Y ELECCIONES DE 1946
En vísperas de las elecciones, la sociedad se polarizó claramente: se dividió en peronistas y antiperonistas.
Perón centró su campaña en tres ideas fuerza que sintetizan su doctrina: Justicia social, independencia económica y soberanía política. Contará con el apoyo de las Fuerzas Armadas, la jerarquía eclesiástica y el empresariado nacional. Perón, antes de las elecciones, “legitimaría” su situación casándose por civil y por Iglesia con Evita. Inició su campaña presidencial viajando en tren y en colectivo por todo el país, haciendo regalos a la gente. Los empresarios simpatizantes con sus ideas financiaron los gastos proselitistas.
La oposición se centró en la Unión Democrática, una coalición de partidos clásicos (Partido Socialista, Demócrata Progresista, Conservador, Comunista, UCR) que levantaron como bandera de campaña la defensa de la democracia.
En febrero de 1946, Spruille Braden publicó un libro sosteniendo que Perón era un militar de tendencia nazi-fascista y que iba a tratar, en el caso de que gane la presidencia, de emular a esos dos regímenes en la Argentina (el denominado Libro Azul). En respuesta a las acusaciones del embajador de EEUU, Perón publica otro libro refutando todas las afirmaciones hechas por Braden (el famoso Libro Azul y Blanco). Como consecuencia de esta rivalidad acérrima entre estos dos personajes, los peronistas enarbolaron un nuevo eslogan para la campaña: “Braden o Perón”, simbolizando en este, que si se optaba por el primero, se optaba por el imperialismo y si se elegía por el segundo, se apoyaba la soberanía.
Lo concreto fue que Perón ganó las elecciones y asumió el 4 de junio de 1946 (aniversario de la revolución del '43)
PRIMERA PRESIDENCIA DE PERÓN (1946 - 1952)
Perón planteó los lineamientos de su doctrina política sintetizando su propuesta a través de las denominadas “tres banderas”: justicia social, soberanía política, independencia económica.
Su política nacionalista lo lleva a concebir una nación económicamente independiente mediante el desarrollo industrial pleno, con capitales nacionales y una medida intervención estatal.
El concepto de justicia social, aportado por la doctrina social católica y por el socialismo, también se ve traducido en la idea de una comunidad organizada, en la que la sociedad supera tanto el individualismo como la lucha de clases. Así se pretende llegar a una nación en donde obreros y patrones conviven armónicamente.
Como alternativa entre el liberalismo y el socialismo, se presenta la tercera posición, en las que se pretendía tomar distancia, tanto de EEUU como de la URSS.
Las primeras medidas que tomó en la presidencia fueron: tratar de que todas las reformas promulgadas en el gobierno de Farrell se ratifiquen ante el Congreso. Se legitimó todo: Banco Central, beneficios sociales, aguinaldos y vacaciones. Se siguió con el proceso de nacionalización de empresas privadas: ferrocarriles (pagados con lo que debía Inglaterra), Obras Sanitarias, servicios de luz, etc.
Tiempo después, Perón se separó del Partido Laborista y funda el Partido Justicialista, basado en la doctrina social católica y en las ya nombradas “tres banderas”
Removió a todos los miembros de la Corte Suprema de Justicia y colocó en sus lugares a gente de su partido. Esto comenzó a molestar a la oposición, pero lo que terminó de caldear sus ánimos fue la Constitución peronista de 1949. Perón convocó a una Convención Constituyente proclamando que iban a salir favorecidos los jóvenes y los ancianos. De esa nueva carta magna se destacaban nuevas modificaciones como: que todos los recursos de la nación deben ser explotados por el Estado, se añaden los beneficios sociales y se estipula que Perón puede ser reelecto.
Después de la sanción de la nueva Constitución salieron a protestar por los medios de comunicación. La consecuencia que trajo esto fue la censura a los mensajes emitidos por diarios y radios, la persecución a disidentes y la restricción de las libertades personales.
En algunos casos, la censura fue feroz, como en el caso del Diario La Prensa, que fue expropiado por no compartir las ideas peronistas y publicarlo en sus páginas.
En el plano económico, se estaba dando una reactivación industrial desde el Estado con la puesta en práctica del primer Plan Quinquenal y la creación del IAPI:
Planes Quinquenales: Se trataba de un programa económico, por el cual se planificaba la economía, fijando los objetivos generales que se deseaban lograr en un período de cinco años. Entre los objetivos del primer Plan Quinquenal se encontraban:
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Lograr una economía mixta agroindustrial (apostando principalmente al desarrollo industrial)
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Ampliar la nacionalización de los servicios públicos.
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Eliminar la desocupación
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Mantener el pleno empleo (justicia social)
El gobierno alentó el desarrollo industrial con créditos accesibles, protección aduanera y facilidades para la importación de maquinarias.
IAPI: (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio). La nacionalización del comercio exterior se llevó a cabo mediante la creación del IAPI. Este tenía que monopolizar el comercio exterior de cereales y carnes, desplazando monopolios privados. Fijaba los precios de comercialización internos y vendía en el exterior la producción. Compraba a los productores nacionales a bajo precio para vender en el exterior a precios internacionales. Fijaba los precios de las exportaciones agrícolas, regulaba importaciones y resguardaba la producción nacional. Con el funcionamiento del organismo, el Estado obtuvo un importante caudal de recursos, que luego fueron destinados a la actividad industrial.
En un principio, el IAPI fue favorecido por el momento que vivía Europa, que estaba devastada y necesitada de alimentos. Pero su funcionamiento tuvo un efecto no deseado: la producción agrícola disminuyó, debido a que los productores sólo conseguían cubrir sus costos con los importes que pagaba el IAPI.
Como consecuencia de esta política económica, se produjo un fuerte incremento en la producción nacional. Esto se ve favorecido por dos factores: el mayor poder adquisitivo de los trabajadores (aumentado por los beneficios sociales y las mejoras salariales) y la política crediticia estatal.
En 1952 se promulgó la ley de voto femenino, que estipulaba que todas las mujeres mayores de edad tenían la obligación de votar en las elecciones. Con esta ley comenzó la campaña electoral de Perón para su reelección.
Evita, para ese tiempo, ya había ganado una enorme popularidad, ya que se había convertido en la mediadora entre el pueblo y Perón. Asumió la dirección de la Sociedad de Beneficencia, la cual disolvió, para tiempo después, crear la Fundación Evita, con la cual realizó una gran tarea solidaria.
El pueblo pedía la fórmula Perón - Perón para las elecciones de 1952, pero Evita ya estaba muy deteriorada por el cáncer y no aceptaría esa responsabilidad (sumado, además de su enfermedad, los celos que Perón sentía por la creciente popularidad de su esposa).
Concretamente, Perón ganó las elecciones, acompañado en la fórmula otra vez por Quijano y asumió la presidencia por segunda vez en junio de 1952.
SEGUNDA PRESIDENCIA DE PERÓN (1952 - 1955)
El presidente, inmediatamente después de asumir, lanza un nuevo Plan Quinquenal, con el objetivo de desarrollar la actividad agrícola ganadera y, a la par, lograr un importante desarrollo industrial.
Se cerraron las puertas a la importación de automóviles, como forma de fomentar la industria nacional. Esto se tradujo, tiempo después, en un parque automotor muy retrasado. Lo único que entra a la Argentina en ese tiempo es la televisión, la cual Perón vio como un eficaz vehículo para transmitir sus ideas.
Contrariamente a lo planeado, se dio un retroceso económico importante que terminó causando inflación. Perón atribuyó este retroceso al “agio y especulación” y responsabilizó a Juan Duarte (hermano de Evita), que durante la investigación apareció muerto.
Como contrapartida a la censura, en las escuelas y universidades (en las cuales se enseñaba como materia obligatoria la doctrina peronista), por el año 1954, comenzaron a correr panfletos con fuertes críticas al régimen, que naturalmente generaron un gran foco de oposición y de antiperonismo. Dentro del mismo gobierno comienzan a haber divisiones y se ve un disenso con Perón. En el seno de las Fuerzas Armadas también se genera un descontento para con el régimen, sobre todo de parte de la Marina, que exigía el rescate de valores éticos, como el principio republicano, y denunciaba corrupción en el gobierno.
El proceso inflacionario se agravaba cada vez más, ya que Argentina no tenía una industria exportable (lo que generó desabastecimiento de algunos productos), el país no recibió ayuda del Plan Marshall y Europa no necesitaba tanto.
Se puso en marcha la Campaña del Petróleo: Perón firmó contratos con empresas extranjeras para que se ocupen de la producción de crudo en Argentina, pero la Constitución reformada en 1949 se lo impedía; por lo tanto, llamó reunir una nueva Convención Constituyente; criticada naturalmente, por Frondizi (líder radical. Escribió el libro “Petróleo y Política”) y por los militares (que ya conspiraban contra Perón).
Para ganar más oposición de la que ya tenía, Perón tomó medidas muy poco populares, como: confrontarse con la Iglesia y endurecer la persecución contra los opositores. En noviembre de 1954, en un acto de la CGT, explícitamente dijo que la oposición a su gobierno estaba en los “curas vendepatrias”. En ese mismo acto, se quemó un muñeco vestido de sacerdote. Las investigaciones sobre religiosos y monjas se hicieron duras y muchos de ellos fueron a parar a la cárcel.
El 8 de diciembre, fiesta del día de la Virgen, en el cual siempre se lleva a cabo una procesión, Perón la prohibió y ordenó recibir con honores a Pascualito Pérez, un boxeador que había triunfado en el exterior. Esta prohibición derivó en una Catedral totalmente desbordada de gente y en la alianza de la Iglesia con la política opositora a Perón.
En ese mismo mes de 1954, el gobierno de perón promulgó tres leyes que cortaron casi de raíz las relaciones entre Iglesia y Estado, que fueron: ley de divorcio vincular, supresión de enseñanza católica obligatoria y ley de profilaxis (estipulaba que el Estado iba a controlar la prostitución, creando casas y recintos especiales para ese fin comercial)
A principios de 1955 se investigaron colegios privados; a algunos se los cerró y a otros se los intervino por “no pagar impuestos a término”.
Pasaron los meses y el gobierno parecía ser fuerte: Perón se dirigía agresivamente hacia sus opositores con violentos discursos.
En junio de 1955 se prohibió también la procesión de Corpus Christi, que después sería parcialmente autorizada (por los alrededores de Plaza de Mayo hasta el Congreso). En ella aparecieron los opositores más fuertes. Esa misma noche se produjo una gran desbandada popular de militantes peronistas, que quemaron las sedes de la UCR, del partido socialista y del Jockey Club (como símbolo de oligarquía). Los mismos, intentaron quemar también, la Catedral.
Días después de ese caos vivido, el 16 de junio, se produjo un intento de golpe de estado contra Perón, el cual fue atribuido, tiempo después, a la Marina. Cerca del mediodía, aviones de las Fuerzas Armadas bombardearon la Plaza de Mayo y la Casa Rosada, provocando centenares de muertes civiles inocentes. El intento de derrocar a Perón falló y esa misma noche, Perón emitió un durísimo discurso por Cadena Nacional. La oposición, por su parte, se polarizó a causa de la matanza de Plaza de Mayo.
Luego del discurso de Perón, los partidarios del presidente salieron otra vez a las calles y quemaron iglesias en el centro de la ciudad de Buenos Aires (parte de la Catedral, San Francisco, Santo Domingo, San Roque y San Nicolás de Bari).
Se notaba en la sociedad un clima de constante agitación y terror colectivo debido al régimen dictatorial, autoritario y perseguidor de Perón.
Al poco tiempo, Perón fue excomulgado de la Iglesia Católica.
Pasó un mes y el presidente cambió radicalmente su actitud: se abrió al diálogo con los opositores y les abrió los micrófonos y las páginas de los diarios para que se expresen ante la población. Frondizi habló por radio y criticó duramente al régimen peronista. Tanta apertura, tan de repente, causó cierta desconfianza de parte de los disidentes para con Perón.
En septiembre de 1955, los militares (antes fervientemente peronistas, pero que se alejaron de Perón por sus actitudes contra la Iglesia), con el general Eduardo Lonardi a la cabeza, provocaron un golpe de estado, que fue denominado con el tiempo “Revolución Libertadora”. Esta toma del poder por la fuerza no fue fácil, los combates duraron varios días y dejaron un alto número de muertos. Al verse derrotado, Perón se refugió en el puerto de Buenos Aires y pidió asilo político a Paraguay. Con esto, los militares que nuevamente accedían ilegalmente al poder, pensaron que la idea de peronismo se había extinguido. Luego, la historia no les dará la razón.
GOLPE DE ESTADO DE 1955 - REVOLUCIÓN LIBERTADORA
PRESIDENCIA DE EDUARDO LONARDI (1955 - 1955)
PRESIDENCIA DE PEDRO EUGENIO ARAMBURU (1955 - 1958)
En la noche del 20 de septiembre de 1955, el nuevo presidente de facto Eduardo Lonardi emitió un discurso a la población diciendo sorprendentemente, que en la futura Argentina no habría “ni vencedores, ni vencidos”, por lo tanto, no suprimiría la CGT, no se cortarían las libertades políticas y se erigiría un gobierno de corte nacionalista.
Para recomponer la economía, se consultó a Raúl Prebisch, un economista que (desde ese momento hasta la década del '80) siempre será consultor del gobierno en materia económica y financiera.
En noviembre de 1955 se notaba ya un malestar en el seno del ejército, a pesar de que desde el gobierno se trató de aniquilar al peronismo, acusando a Perón de enriquecimiento ilícito y mandándolo al exilio (en donde sufrió atentados). Las Fuerzas Armadas terminaron por pedirle la renuncia a Lonardi, para que el 13 de diciembre de 1955 asuma la presidencia el general Pedro Eugenio Aramburu, quien comenzó una serie de cambios importantes: se suprimió el peronismo, prohibiéndose desde cantar himnos y mostrar insignias, hasta nombrarlo directamente a Perón, se cerró el Congreso y se intervino la CGT. Se dice que en ese momento se inició la “República imposible”, debido a que la proscripción no iba a callar a los simpatizantes de Perón.
Después de la intervención de la CGT, se formó la denominada “resistencia peronista”; un grupo de seguidores de Perón que intentaron en julio de 1955, hacerse del poder mediante la fuerza (contragolpe de estado) para que vuelva su líder al poder. La revuelta fracasó, y ante el temor de nuevas insurrecciones y de que se desate una guerra civil, el gobierno ordenó fusilar a los responsables y dar mucha publicidad a esto. Las ejecuciones alcanzaron a 18 militares y 9 civiles, entre ellos, el máximo líder del levantamiento, Juan J. Valle.
La revolución no fue aprobada por Perón, que desde el exilio la condenó.
Entre la sociedad, comenzaron a correr nuevas denominaciones para los nuevos actores sociales de ese tiempo: fueron llamados “gorilas” a los fervientemente antiperonistas, luego conocidos como “colorados”.
Por ese tiempo, el general Lonardi emprendió un viaje a Europa y al poco tiempo falleció. Así, perdía el bando moderado del ejército su máxima figura.
En el plano económico, se abrieron las importaciones y se liberalizó (aunque no del todo) la economía.
El gobierno de Aramburu convocó en el año 1957, a un Congreso Constituyente para reformar la Constitución peronista de 1949. Se realizaron las elecciones correspondientes y la UCR se dividió en dos bandos: la UCR Intransigente (liderada por Arturo Frondizi) y la URC del Pueblo (liderada por Ricardo Balbín). Se reunió la convención y la facción frondizista se opuso, debido a que “no se podía sancionar una Constitución sin la mayoría de los argentinos presente” (referencia obvia al peronismo). La Constitución, por lo tanto, fue ilegítima, porque, al retirarse esta fracción de deliberantes, no se juntó el quórum necesario. Como consecuencia, se terminó por suprimir la Carta Magna de 1949 y poner en vigencia (agregándole solamente el artículo 14 bis, de beneficios sociales) la Constitución de 1853.
Aramburu, dándose cuenta de que le era imposible gobernar el país con una “mayoría silenciosa” en su contra, llamó a elecciones para 1958, pero con la condición de que el peronismo siga proscripto. El líder de la UCRI, Arturo Frondizi, envió a su colaborador Rogelio Frigerio a entrevistarse con Perón en Venezuela, lugar donde se encontraba exiliado el antiguo presidente. De esa reunión surgió el famoso “Pacto de Caracas”, en el cual Perón se comprometía a ordenar a sus seguidores que lo votaran a Frondizi en las elecciones; pero con la condición de que este último abriera la CGT, levante la proscripción al peronismo y abriera el juego político.
Tal como era de preverse, Frondizi ganó las elecciones y asumió tiempo después.
PRESIDENCIA DE ARTURO FRONDIZI (1958 - 1962)
Inmediatamente después de asumir la presidencia, Frondizi propuso (junto a Rogelio Frigerio) el plan económico conocido como “Desarrollismo”4
El nuevo presidente debió enfrentar serios problemas, como fueron: Perón en el exilio (debía cumplir el pacto), el ejército antiperonista (que cuando se enteró del pacto, comenzó a presionar fuertemente al gobierno) y su propia interna (no pudo lograr consenso debido a las profundas divisiones entre los argentinos).
En cuanto al problema de la explotación del petróleo, Frondizi firmó 13 contratos con empresas extranjeras para que se encarguen de esa actividad en la Argentina, a cambio del autoabastecimiento. Aquí se ve una contradicción entre su accionar y la teoría que había desarrollado años antes en su libro “Petróleo y Política”.
En el año 1961 se llevó a cabo una reforma educativa. Frondizi pretendía privatizar la educación, y por eso hubo complicaciones. Los colegios privados se liberaron de la escuela pública oficial y comenzaron a recibir inspecciones. Surgieron en ese momento las primeras universidades privadas, como la UCA y la USAL.
Para el año 1962 y contrariamente a lo que habían hecho unos años antes, los universitarios comenzaron a volcarse al peronismo.
Frondizi comenzó a cumplir el Pacto de Caracas. Reabrió la CGT y devolvió a los sindicatos las obras sociales y consiguió levantar la proscripción al peronismo más allá de las presiones militares.
El gobierno de Arturo Frondizi terminó en un golpe de estado, el cual los militares lo justificaron afirmando que el presidente era comunista, debido a que había recibido en la quinta presidencial de Olivos al “Che” Guevara (luego trascendió que el presidente quería mediar entre EEUU y Cuba, ahí el motivo de la visita del líder guerrillero argentino-cubano) y por la filiación política de su hermano Silvio (militante del Partido Comunista). Otra de las causas importantes que provocaron el levantamiento de las Fuerzas Armadas en contra del gobierno de Frondizi fue la victoria del peronismo en las elecciones de 1962 en la provincia de Buenos Aires, fruto del levantamiento de la proscripción a esta corriente política.
Al querer tomar el poder, los militares le pidieron la renuncia a Frondizi, que se negó, y por eso terminó preso en Martín García.
Para continuar con el orden constitucional, los militares hicieron asumir la presidencia al entonces presidente de la Cámara de Senadores, José María Guido.
PRESIDENCIA DE JOSÉ MARÍA GUIDO (1962 - 1963)
José María Guido asumió la presidencia en marzo de 1962, pero sólo con la excusa de continuar virtualmente el orden constitucional, ya que el verdadero poder estaba en los militares.
En el seno de las Fuerzas Armadas no estaba del todo tranquilo el ambiente, ya se veían diferencias y una polarización bien marcada: Azules y Colorados. Los primeros no fueron fervorosamente antiperonistas y pretendieron mantener la legalidad (“legalistas”), los segundos fueron efusivamente contrarios a la idea peronista (“gorilas”), identificados sobre todo, con la Marina.
Hubo fuertes enfrentamientos entre azules y colorados durante el gobierno de Guido. Pudieron verse, a veces, salir los tanques a las calles y combatir por largos momentos. Finalmente, el bando azul ganó la contienda y adelantó las elecciones a 1963.
La fórmula que ganó las elecciones de ese año fue la de la UCRP, formada por Arturo Illia y Carlos Perette.
GOBIERNO DE ARTURO ILLIA (1962 - 1966)
El nuevo presidente sostenía que no debía haber partidos políticos proscriptos. A Illia le tocó gobernar en una época difícil, en la que los militares presionaban fuertemente a los gobiernos para conseguir sus objetivos y el peronismo prohibido luchaba por su libertad.
Illia era un hombre grande caracterizado, tanto por sus costumbres de provincia, como por su modo de gobierno (era decididamente radical y sólo gobernaba con los radicales). Era partidario de “dejar actuar”, es decir, de la absoluta libertad de prensa, cosa que fue aprovechada por Perón, que desde el exilio, ordenó a sus seguidores emprender el “Plan de Lucha” contra el gobierno de Illia (constaba en burlas, huelgas obreras y duras críticas desde los medios de comunicación).
En el plano económico, Illia cerró una administración correcta y prolija. Anuló todos los contratos de Frondizi, siguiendo su política protectora de intereses nacionales.
Realizó una gestión para la recuperación de las Islas Malvinas, la cual fue tema de discusión en loa ONU.
A pesar de todo esto, los medios ensalzaban la figura del general Juan Carlos Onganía (ex líder del bando azul del ejército), ya que para ellos, el gobierno de Illia era “lento, inepto y débil”.
El ejército presentó el 28 de junio de 1966 un planteo militar que Illia rechazó. Inmediatamente le pidieron la renuncia, pero el presidente se negó. Ante las presiones y las amenazas de los principales representantes de las Fuerzas Armadas, Illia optó por renunciar pacíficamente pocas horas después y dejar el gobierno en manos de las fuerzas castrenses. Así se produjo el golpe de estado de 1966, más conocido con el nombre de “Revolución Argentina”.
GOLPE DE ESTADO DE 1966 - REVOLUCIÓN ARGENTINA
PRESIDENCIA DE JUAN CARLOS ONGANÍA (1966 - 1970)
PRESIDENCIA DE ROBERTO MARCELO LEVINGSTON (1970 - 1971)
PRESIDENCIA DE AGUSTÍN LANUSSE (1971 - 1973)
El levantamiento de las Fuerzas Armadas contra el gobierno de Arturo Illia contó con apoyo civil y de los medios de comunicación, los cuales llevaron adelante una feroz campaña periodística en contra del correcto y legítimo presidente radical. Enaltecieron la figura de Onganía y recalcaban que la Argentina necesitaba “un gobierno fuerte que restablezca el orden”, lo que luego se tradujo en un gobierno militar autoritario.
Lo primero que hizo Onganía en el poder fue destituir a Illia y a Perette, cerrar el Congreso y suspender la Corte Suprema de Justicia.
Se decía que era un “golpe preventivo”, ante una posible victoria peronista en las elecciones que se avecinaban. Pensaban los militares, además, que el orden constitucional era una “legalidad formal y débil” (se ven aquí, principios marxistas en un gobierno netamente de derecha).
Se vieron contradicciones en el régimen: adoptaron la doctrina neoliberal en materia económica, pero fueron antiliberales en política; además de notarse claramente la ausencia de un sistema político sustancial, ya que los militares no habían planificado un proyecto de gobierno antes de provocar el golpe de estado.
Mientras tanto, en las universidades, las clases eran imposibles debido a las constantes interrupciones de alumnos politizados, las cuales no estaban ni mal vistas, ni prohibidas desde las autoridades universitarias. Se vivía un gran desorden. Para peor, el gobierno de Onganía decretó la intervención de las universidades nacionales y la consiguiente supresión del régimen de cogobierno y autonomía. Los estudiantes y profesores ocuparon las casas de altos estudios en protesta contra la medida. Las fuerzas de seguridad reprimieron a los manifestantes duramente; particularmente, la noche del 29 de julio de 1966, en la facultad de Ciencias Exactas de Buenos Aires, actuaron con inusitada violencia, apaleando a estudiantes y profesores (algunos de ellos, importantes personalidades en su área de trabajo y reconocidos en el exterior). El hecho provocó la salida del país de muchos profesores, científicos e investigadores, que buscaron refugio en universidades extranjeras. Esa noche fue denominada luego, y es conocida actualmente como La noche de los bastones largos.
En Córdoba, el 29 de mayo de 1969 se produjo una revuelta obrera-estudiantil en reacción a varios conflictos. Se expresaron muchas demandas sectoriales, pero también un desacuerdo global con los lineamientos económicos y políticos del régimen de Onganía. Este levantamiento fue conocido como El Cordobazo.
Entre tanto, las guerrillas comienzan a hacer sus primeras “presentaciones públicas”. Cabe destacar, que las guerrillas no fueron sólo un fenómeno argentino, sino universal, debido a la importancia que cobraron los jóvenes en la década del '60. En esa época se produjeron cambios ideológicos profundos (surgimiento del “juvenilismo”) y cambios políticos muy influyentes en los pensamientos de todas las sociedades (Revolución Cubana). El contexto histórico en el cual surgen las guerrillas fue el siguiente: terminaba el Concilio Vaticano II y se formaba un grupo dentro de la Iglesia denominado “Sacerdotes del tercer mundo”. En Latinoamérica, los máximos representantes del catolicismo se reunieron en Medellín y acordaron que la Iglesia debía cumplir roles sociales específicos, como ayudar a los más pobres y evangelizar en zonas de guerrilla.
En Argentina se formaron las guerrillas en respuesta a la proscripción del peronismo. Nacieron clandestinamente grupos como las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), la FJP (Fuerza Juventud Peronista) y las FAL (Fuerzas Armadas de Liberación), que luego, en conjunto, formarían la gran guerrilla peronista: los Montoneros.
La primera guerrilla en Argentina fueron los Utruncos, que se identificaron con las ideas Trotskistas, Marxistas y comunistas, siguiendo las teorías de guerrilla de Mao (China); los cuales luego formaron el segundo grupo guerrillero más importante de la historia de nuestro país: el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo).
Las guerrillas comenzaron a actuar en la clandestinidad y tenían organización militar jerárquica, se dividían en células (los miembros de una célula no conocían a los miembros de otras células), denominaban a su grupo con el nombre de algún personaje significativo o con una fecha en particular (simbología de combate) y se caracterizaban por tener una apariencia normal, como de familia o de grupo de amigos. Los recursos económicos con los que se nutrían eran obtenidos mediante el robo, el asalto a bancos y regimientos con artillería y, posteriormente, el secuestro extorsivo de personalidades importantes.
La ausencia de Perón fortificó el mito peronista. Así, los jóvenes reinterpretaron el peronismo, reinventaron a Perón y le atribuyeron cualidades que no tenía.
En el mes de mayo del año 1970, los montoneros secuestraron al ex presidente, general Pedro Eugenio Aramburu; para después asesinarlo. Ese fue su primera presentación pública ante la sociedad.
La violencia ya se hacía incontrolable: el asesinato del dirigente de la UOM, Augusto Vandor, provocó la proclamación del Estado de Sitio.
El 8 de junio de 1970, Onganía renunció a la presidencia. Lo sucedió el general Roberto Marcelo Levingston. Su designación como presidente fue sorpresiva, ya que no era muy conocido públicamente.
Entre tanto, la guerrilla siguió con su ola de asesinatos y violencia armada: mataron al sindicalista José Alonso y asaltaron La Calera y Garín.
En medio de todo el caos, Levingston propuso descabezar a todos los partidos políticos y armar un nuevo proyecto de país, es decir, dejar al peronismo sin Perón, al radicalismo sin Balbín y a todos los partidos políticos sin líderes. Como respuesta a esto, todos los partidos firmaron un documento llamado “La Hora del Pueblo”, en el que se exigía la vuelta de la democracia, elecciones libres y política sin restricciones.
El 23 de marzo de 1971, Levingston presentó su renuncia y fue reemplazado por el general Alejandro Agustín Lanusse.
El nuevo presidente buscó acercarse al peronismo y trató de abrirse al diálogo con todos los partidos políticos. Poco tiempo después anunció el fin de la proscripción del peronismo. Se anunciaron elecciones para 1973 y se le permitió al peronismo presentarse, pero con una ley, se le prohibió a Perón la posibilidad de postularse a la presidencia. Esta ley estipulaba que todos los aspirantes a presidente de la república necesitaban sumar una cantidad de tiempo residiendo en el país para poder llegar al sillón de Rivadavia. Perón quedó excluido, por lo tanto, ordenó a sus seguidores que votaran al candidato justicialista Héctor J. Cámpora, una figura destacada dentro del movimiento e incondicional a Perón.
Los sectores peronistas de la sociedad asimilaron la consigna de “Cámpora al gobierno, Perón al poder” y dieron su voto a la fórmula Cámpora - Solano Lima, la cual ganó las elecciones y asumió la presidencia el 25 de mayo de 1973.
PRESIDENCIA DE HÉCTOR J. CÁMPORA (1973 - 1973)
PRESIDENCIA DE RAÚL LASTIRI (1973 - 1973)
Inmediatamente después de asumir Cámpora, Perón comienza a planear su vuelta a la Argentina. Acompañado de su esposa María Estela Martínez, Perón visita el país y vuelve rápidamente a España, para un tiempo después, retornar definitivamente.
Desde el exterior todavía, Perón impuso en el gabinete de Cámpora a José López Rega, como ministro de Bienestar Social. López Rega era miembro del grupo de personas cercanas a Perón, que lo acompañaron durante su exilio en España. Junto a otros colaboradores del ex presidente, formaron el denominado “Grupo Madrid”.
La imposición de López Rega como ministro causó una división en el gobierno, entre camporistas (representantes del peronismo socialista, nacido de la izquierda peronista) y los integrantes del nombrado “Grupo Madrid” (conservadores, derechistas y muy cercanos a Perón).
López Rega comenzó a gestar una agrupación paramilitar de extrema derecha (que surgiría recién en el año 1984) denominada Triple A (Alianza Anticomunista Argentina). Su objetivo era combatir el comunismo y cualquier forma de izquierda en el país.
Finalmente, Perón volvió a la Argentina y todos sus seguidores quisieron darle la bienvenida en el aeropuerto de Ezeiza. Allí, lopezrreguistas y guerrilleros, se tenían preparado mutuamente un “recibimiento”. En cuanto se encontraron las dos fuerzas, se abrió fuego desde los dos bandos. Comenzó una feroz batalla entre la derecha y la izquierda peronista en el medio del aeropuerto y con centenares de personas inocentes en el medio. El resultado de este combate fue una impresionante cantidad de muertos. Perón, por su parte, aterrizó en un lugar alejado.
En junio de 1973 Cámpora y Solano Lima presentaron su renuncia ante el Congreso, dejándole el poder al entonces presidente de la Cámara de Senadores Raúl Lastiri, un miembro del “Grupo Madrid”, que duró sólo tres meses en la presidencia y no cayó bien en la sociedad. Pära ese mismo año llamó a elecciones.
Para los comicios, Perón eligió a su mujer para que lo acompañe en la fórmula, cosa que no cayó bien en los grupos fervientemente peronistas, ya que recordaron la negativa de Perón a la candidatura de Evita. Esto, además, provocó la reacción de la oposición, que vio esto como un acto de egolatría y un signo poco democrático. La fórmula que quiso oponerse a Perón fue la de la Unión Cívica Radical, liderada por Ricardo Balbín y con Fernando De la Rúa como candidato a vicepresidente.
En efecto, Perón ganó las elecciones y asumió su tercer mandato como presidente de la República Argentina el 12 de octubre de 1973.
TERCERA PRESIDENCIA DE PERÓN (1973 - 1974)
PRESIDENCIA DE MARÍA ESTELA MARTÍNEZ DE PERÓN (1974 - 1976)
El histórico líder del peronismo asumió la presidencia en un contexto difícil: eran frecuentes los asesinatos a sacerdotes y sindicalistas y los atentados guerrilleros, y la ultraderecha ofrecía una dura represión hacia los sectores de izquierda. Perón intentó lograr consenso y unir al pueblo, pero tenía el problema de que en la Argentina ya no había paz.
La crisis económica era profunda, la inflación y la pobreza generaban un ambiente de inseguridad permanente. Las cosas no eran iguales, como en la primera o en la segunda presidencia de Perón: ya el presidente hablaba desde los balcones de la Casa Rosada, detrás de un vidrio antibalas.
Para los festejos del día del trabajador, el 1° de mayo de 1974, Perón echó a algunos manifestantes de la Plaza de Mayo, calificándolos de “mocosos imberbes”; debido a que silbaron y abuchearon a su esposa y a los cantos alusivos a opositores que se involucraron en el gobierno de Perón.
Corría el mes de junio de 1974 y Perón ya estaba gravemente enfermo. Corrió una versión extraoficial, que en ese momento, antes de morir, Perón quiso delegarle la presidencia a Ricardo Balbín, pero el intento fracasó. Juan Domingo Perón murió el 1° de julio de 1974 y tomó el mando su esposa, Maria Estela Martínez de Perón, conocida también como “Isabelita”.
José López Rega fue un personaje influyente en el gobierno de Perón y, naturalmente, lo siguió siendo en el de su esposa. Se convirtió en el secretario privado de la presidenta.
El breve gobierno de Maria Estela Martínez de Perón se caracterizó sus reiterados cambios de ministros y funcionarios públicos. Gobernó en una época muy violenta, en la cual eran frecuentes los atentados a supermercados y comercios, debido a la feroz crisis económica que padecía el país. Los atentados guerrilleros también eran corrientes, y para tratar de controlarlos, el Congreso aprobó una ley que admitía la participación del ejército para “aniquilar la guerrilla”.
En el plano económico, se intentó mantener la política de Perón, pero lo único que consiguieron con insistir en esa política fue que la inflación siga en ascenso. Para detener el aumento de los precios, el ministro de economía de María Estela Martínez de Perón, Celestino Rodrigo, planteó una medida drástica, que con el tiempo se conoció como Rodrigazo.5
López Rega, como se dijo anteriormente, había creado la organización paramilitar denominada Triple A. Durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón, esta agrupación de ultraderecha apareció en escena el 31 de julio de 1974 atribuyéndose el atentado que le costó la vida al diputado peronista de izquierda Rodolfo Ortega Peña. El 27 de septiembre de ese mismo año se responsabilizó por el asesinato del militante marxista Silvio Frondizi (hermano del ex presidente Arturo Frondizi). Durante el año y medio que desarrolló sus actividades se adjudicó alrededor de 200 atentados y asesinatos y centenares de amenazas de muerte dirigidas contra artistas, intelectuales, militantes políticos y dirigentes sindicales. A pesar de que López Rega tuvo que partir del país para 1975, la organización siguió funcionando.
La presidenta alternaba períodos de gobierno con internaciones y licencias. El político Ítalo Lúder6 la cubría en su puesto (varias veces ejerció la presidencia). María Estela Martínez de Perón tuvo un serio problema, perdió contacto con su entorno, su partido y con la sociedad, cosa que generó una gran sensación de desgobierno en la comunidad. Su mandato terminó en un golpe de estado consumado el 24 de marzo de 1976, ante la pasividad civil. Días antes de que el golpe sea una realidad, Ricardo Balbín llamó a conservar la democracia, comenzar un juicio político contra la presidenta y organizar un gobierno de consenso en el Senado. El Congreso no aprueba su pedido y los militares tuvieron vía libre para derrocar a la débil presidenta.
Gran violencia, incontrolable crisis económica y grave sensación de desgobierno fueron las tres claves para que las Fuerzas Armadas tomen la decisión de ocupar el poder.
GOLPE DE ESTADO DE 1976 - PROCESO DE REORGANIZACIÓN NACIONAL
PRESIDENCIA DE JORGE RAFAEL VIDELA (1976 - 1981)
PRESIDENCIA DE ROBERTO EDUARDO VIOLA (1981 - 1981)
Ni bien entraron en la Casa Rosada y desplazaron de su lugar a la presidenta, los militares comenzaron a llevar a la práctica el denominado Proceso de Reorganización Nacional. Su gobierno, desde un primer momento, iba a consistir en una junta de gobierno (triunvirato entre los máximos representantes de las tres armas), que después terminó designando al jefe del ejército como presidente de la república.
El gobierno militar contó con un estatuto propio, que hizo las veces de Constitución Nacional. Se basó, como todo gobierno de facto, en la supresión de los partidos políticos, poca libertad de prensa y de asociación civil, control sobre los frentes universitarios y culturales y terrorismo de Estado contra el terrorismo guerrillero.
El 29 de marzo de 1976, el general Jorge Rafael Videla asumió la presidencia de la nación.
Videla tenía tres dilemas que debía resolver en el gobierno: uno era seguir apoyando la industrialización proteccionista del país; o bien orientarse hacia una economía más abierta hacia las corrientes internacionales (para darle entrada a los capitales extranjeros). No importaba si se generaban focos de desocupación, porque se pensaba que a la larga, las fuerzas del mercado los reabsorberían. Además, con un poco de desocupación se “contribuiría a debilitar el sindicalismo, haciendo que la mano de obra sea mas disciplinada”. El segundo dilema era reprimir al máximo cualquier expresión opositora (incluyendo al sindicalismo); o bien disminuir algo la represión para evitar excesivas reacciones de la opinión pública internacional, siempre influyentes en los gobiernos de las potencias mundiales. El tercero fue: tratar de que el sindicalismo se dividiera al máximo; o bien, entenderse con las dirigencias peronistas de los sindicatos, manteniendo sus monopolios de representación para motivarlos a colaborar y para que después sean ellos mismos los que extinguieran en un futuro los focos de oposición de izquierda en los trabajadores.
Una de las primeras medidas que tomó Videla como jefe de Estado, fue elegir a un grupo de economistas para que se hagan cargo de la economía del país, y colocar en el Ministerio de Economía a José Alfredo Martínez de Hoz7, un hombre muy ligado a fuertes intereses económicos nacionales e internacionales. Este grupo de economistas, con Martínez de Hoz a la cabeza, se orientaba hacia abrir la economía a la competencia internacional, disminuir algo la represión y debilitar a los gremios mediante la pluralidad sindical y la desocupación.
En el plano económico, el nuevo ministro optó por dos palancas centrales en la lucha contra la inflación: el mantenimiento de una alta tasa de interés para préstamos y depósitos en pesos y la fijación de los valores del dólar en lo que denominó “La Tablita”.8 Este mecanismo económico no tuvo el efecto deseado en un primer momento por sus mentores, sino que sólo causó una gran desindustrialización del país (a causa de las pocas inversiones que se hacían y debido a los altos costos de las máquinas), la conversión de obreros calificados en trabajadores por cuenta propia, a menudo marginales, y la proliferación de bolsones de miseria en los barrios más pobres de las grandes ciudades del país.
A largo plazo, no era posible que esta situación se mantuviese. A corto plazo, lo que permitía era la existencia de amplias reservas en dólares, con las cuales el gobierno seguía entregando moneda extranjera a quien la quisiera, a los valores baratos establecidos por “La Tablita”.
A causa de la inflación, se generó en la sociedad un gran afán consumista; debido a que se intentaba cubrir el valor del peso: a principios de mes se registraban altísimos gastos, ya que durante el transcurso del mes, los precios subían descontroladamente.
En el plano de la política económica, el gobierno autoritario de Videla intervenía en la economía y todos los meses realizaba ajustes.
Se solicitaron créditos externos para tratar de paliar la crisis (este es uno de los rasgos característicos de la política económica latinoamericana). La deuda externa crecía y las importaciones se realizaban a crédito.
A la par de las reformas económicas, el gobierno comenzó la lucha contra la subversión. Designaron a la Escuela de Mecánica de la Armada como un centro de detención clandestino del ejército y la marina. La Triple A siguió actuando, aunque sin López Rega al frente (debido a que estaba exiliado).
Los medios se vieron muy controlados, ya que los militares intentaban difundir una buena imagen de su gobierno. Para informarse de lo que estaba pasando en Argentina, la gente recurría a medios de comunicación extranjeros, ya que los locales retaceaban información y eran sometidos a censuras previas. Radio Colonia, de Uruguay, fue una de las cadenas de mayor importancia en materia de información sobre lo que pasaba en nuestro país sin que fuera sometida a ninguna censura.
Las autoridades aceptaban que en los medios se hable de terrorismo y de desapariciones, pero no se permitía que estos hechos de violencia se asocien a la figura del gobierno de facto. El terrorismo nunca podía tener que ver con el Estado.
No tardaron en llegar denuncias internacionales acerca de abusos contra los Derechos Humanos por parte del gobierno argentino. La oposición comenzó a manifestarse contra la persecución ideológica. Se creó una organización en el seno de la sociedad que reclamaba por aparición con vida de sus familiares, ausentes de sus hogares por motivos ideológicos: esta fue la organización “Madres de Plaza de Mayo”. Fueron perseguidas muchas veces, pero nunca lograron callarlas.
El gobierno autoritario se valió de procedimientos clandestinos, ya que al no haber orden constitucional, los métodos de detención y las prácticas de interrogatorio no tenían reglas que los controlen. La tortura, como táctica para hacer hablar y confesar a los presos, no sólo fue practicada en guerrilleros u opositores, sino también a allegados y familiares de presuntos subversivos o rebeldes.
Más de una vez se produjeron, también, enfrentamientos armados entre guerrilleros y militares. Los centros de estos combates fueron Capital Federal, el interior de la provincia de Buenos Aires y la provincia de Tucumán9.
Después de un par de años de combatirlas, el régimen de facto logró aniquilar las guerrillas, mandando al exilio a sus principales jefes y, como siempre, haciendo sufrir en carne propia a los guerrilleros de más bajo rango.
Durante el gobierno de Videla se produjo un caso que llamó la atención de la opinión pública mundial, como lo fue el caso Olenberg. Olenberg era una diplomática de nacionalidad francesa, que comenzó a investigar sobre las intenciones del máximo jefe de la Marina, el almirante Emilio Massera, de provocar un golpe de estado interno y tomar la presidencia. Comenzó a publicar en el diario Le Monde de Francia sus investigaciones de cómo Massera se hacía propaganda a sí mismo dentro de las Fuerzas Armadas, y por eso fue desaparecida y arrojada al Río de la Plata en uno de los tantos “vuelos de la muerte” que organizaban las autoridades represoras.
Además de los problemas diplomáticos con Francia por la desaparición de Olenberg, Videla tuvo que enfrentar problemas limítrofes con Chile en el año 1978, debido a la iniciativa chilena de asegurar su soberanía sobre las tres islas del Canal de Beagle (Picton, Nueva y Lennox). El caso se sometió a un arbitraje británico en 1978, el cual falló a favor de Chile. Argentina no aceptó este veredicto y se preparó para la guerra contra el vecino país (hubo enfrentamientos armados en San Martín de los Andes). Juan Pablo II, entonces Papa, medió en la situación mediante el Cardenal Samoré. Años más tarde, en 1983, el arbitraje papal favorecería nuevamente a Chile.
El 29 de marzo de 1981, Jorge Rafael Videla cumplió sus cuatro años de mandato (como lo establecía el estatuto interno del Proceso de Reorganización Nacional) y delegó la presidencia en el general Roberto Eduardo Viola, elegido apresuradamente por la junta militar.
Viola pretendía iniciar una mayor industrialización del Proceso y dar participación a civiles de representativos de diversos sectores y aún de partidos políticos. Inmediatamente después de asumir inició una apertura en el Estado, distribuyendo los principales ministerios entre personalidades civiles, ligados a grupos económicos.
En el plano económico, Viola designó para ser ministro de Economía a Roberto Alemann, quien intentó sanear el sistema económico argentino con una política salarial estable; aunque la inflación seguía aquejando a la sociedad. Durante el mandato de Viola, el Estado asumió los compromisos de los deudores con el exterior y se convirtió en su acreedor, para así evitar la quiebra de muchos empresarios (se estatizó la deuda privada, hecho que ocasionó un enorme aumento de la deuda externa, que luego pesaría en la sociedad entera). La famosa “Tablita” no pudo sostenerse más y el dólar trepó a calores incalculables. Buenos Aires pasó de la noche a la mañana, de ser una de las ciudades más caras, a ser una de las más baratas (para aquellos que contaban con dólares).
En el ámbito político, las decisiones de Viola no cayeron bien en el seno de las Fuerzas Armadas, de hecho, en diciembre de 1981, el general Galtieri lideró un golpe de estado interno que lo derrocó.
PRESIDENCIA DE LEOPOLDO FORTUNATO GALTIERI (1981 - 1982)
En medio de incidentes por disputas por la explotación de los recursos de las Islas Malvinas y por expropiación de mercadería de parte del gobierno británico, asumió Galtieri la presidencia de la república.
La idea principal del nuevo presidente era ocupar militarmente las Islas. El tema legal de la pertenencia de las islas a nuestro país, se venía planteando constantemente en organismos internacionales, que mayoritariamente se expedían a favor de la Argentina, pero sus consejos no podían llevarse fácilmente a la práctica, ya que sugerían negociaciones, que a la hora de llevarse a cabo nunca producían efectos. De todos modos, había en el ámbito mundial un sentimiento generalizado, y más aún en los países latinoamericanos, acerca de la validez de la posición argentina; pero las opiniones variaban cuando había que juzgar los métodos que el gobierno utilizaría para efectuar justicia.
Ocupar militarmente las Malvinas implicaría en un futuro, enfrentarse con los poderes económicos y empresariales extranjeros, que días antes del anuncio de la campaña armada a las islas, eran uno de los mayores apoyos del gobierno argentino.
Concretamente, el 2 de abril de 1982, las tropas argentinas desembarcaron en el archipiélago y comenzaron la ocupación. Galtieri convocó al pueblo a la Plaza de Mayo para anunciar oficialmente la reconquista de las Islas Malvinas. La legendaria plaza se colmó de gente, pero los asistentes al discurso del, por entonces, Jefe de Estado, eran mayoritariamente opositores al régimen.
En mayo de 1982 desembarcaron las tropas inglesas en las costas de las islas y se dieron comienzo a los combates. Los enfrentamientos no duraron mucho. Estaba claro que Argentina no podía vencer ni en número, ni en poderío armamentista a la gran potencia europea. En el contexto de la guerra, los medios de comunicación, dominados por el gobierno, emitían mensajes alentadores y optimistas. Todos decían que el ejército argentino llevaba la ventaja en los combates, una enorme mentira que no tardó en descubrirse.
La guerra movilizó a toda la sociedad argentina, que envió ayuda material y apoyo moral a los soldados que iban a Malvinas a dejar su vida por el país.
El enfrentamiento armado contra Inglaterra dejó bien en claro dos aspectos muy importantes: primero, que Argentina estaba sola en el plano diplomático (ya que pocos apoyaron la iniciativa belicosa del gobierno de Galtieri) y segundo, que Argentina es un país latinoamericano más, ya que sólo recibió apoyo de los países de Iberoamérica.
Nicanor Costa Méndez, ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Galtieri, creyó que Estados Unidos estaba a favor de la Argentina en el contexto de la campaña armada a las Islas Malvinas. Fue un gran error que costó caro, ya que Reagan apoyó a la iniciativa defensiva de Margaret Thatcher.
No más de tres meses después de comenzados los combates, en julio de 1982, el ejército argentino se rindió ante el poderío inglés. Las islas volvieron a tener la bandera del Reino Unido como enseña oficial, y el gobierno argentino, ante todo esto, perdió todo tipo de apoyo y credibilidad por parte del pueblo.
Pocos días después de la derrota, el ejército desplazó a Galtieri de su cargo y designó al general Bignone para que se haga cargo de liquidar el régimen y llamar a elecciones.
Se sentía en la sociedad, por ese tiempo, un importante fervor político.
En octubre de 1983, se realizaron los comicios nacionales. El candidato de la UCR, Raúl Alfonsin, obtuvo un poco más del 52% de los votos (superando al candidato justicialista Ítalo Lúder), llegando así a la presidencia de la Nación.
PRESIDENCIA DE RAÚL ALFONSÍN (1983 - 1989)
Alfonsín asumió el 10 de diciembre de 1983 y recibió un país con una economía muy complicada. Argentina estaba atravesando una crisis muy aguda, que poco a poco fue agravándose más (por la guerra de las Malvinas, principalmente). Sumado a esto, la crisis mundial de los años '80 impactó fuertemente, no sólo a la Argentina, sino también a todos los países latinoamericanos.
El nuevo presidente, en su discurso de entrada, anunció que iba a gobernar con la Constitución y con la Ley. Tiempo después pronunciará una frase que sintetizaría su pensamiento: “con la democracia se come, se educa y se cura”.
Alfonsín debió dirimir con cuestiones como:
Conflicto del Canal de Beagle: El Vaticano falló a favor de Chile. El gobierno creyó justo cederle al pueblo la oportunidad de que elija entre aceptarlo o rechazarlo. Se realizó un plebiscito en el año 1983 preguntando por “Sí” o por “No”. Alrededor de esta consulta popular se sucedieron largos debates televisivos, en los cuales se discutía si ir o no a la guerra con Chile. Los peronistas afirmaban que si se decía que sí al fallo y al tratado, era una violación a nuestros derechos de soberanía. El oficialismo, por su parte, defendía su postura pacífica alegando que había que evitar la guerra ante todo. Estas discusiones no tardaron en convertirse en un motivo de polarización social. “Paz o Guerra” era la esencia del plebiscito. Finalmente se votó por la paz, y las tres islas fueron ratificadas como chilenas.
Anular las leyes de autoamnistía: El gobierno decidió llevar a juicio oral y público a los jefes de las Fuerzas Armadas (tanto por la lucha contra la subversión, como por la guerra de las Malvinas) y a los jefes guerrilleros. Se creó la CONADEP, una organización dedicada a buscar la verdad de lo que pasó en el tiempo de la dictadura militar. Después de un tiempo de investigación, su presidente, el escritor Ernesto Sábato presentó ante Alfonsín el informe “Nunca Más”, el cual contiene testimonios y detalles sobre prácticas ilegales y torturas en los centros clandestinos de detención de las autoridades del Proceso de Reorganización Nacional.
En su proyecto de gobierno figuraban como tareas a realizar las siguientes:
Educación: Convocó a un Congreso Pedagógico, en el cual se iban a estudiar propuestas. La idea oficial era apoyar la educación pública y sacar el subsidio a los colegios privados, lo que provocó una polarización de la sociedad. Se dieron fuertes enfrentamientos verbales y hasta, en algunos casos, se llegó a la violencia física; debido a que a veces, se discutían cosas que nada tenían que ver con el objetivo del Congreso. Las conclusiones finales que se sacaron de esta iniciativa oficial fueron muy negativas para el gobierno: todos estuvieron en contra. Esto significó una fuerte derrota política para Alfonsín
Traslado de la Capital Federal: En un principio, se quiso trasladar la Capital del país a la ciudad de Viedma. No se pudo debido al alto costo que esto suponía (sumando traslado y edificaciones). Luego de que se afirmara que no iba a trasladarse la Capital, se descubrió que los terrenos adquiridos para erigir los edificios gubernamentales estaban ubicados en zonas inundables.
La dictadura fue una época de terrible censura, la democracia generó un “destape político” impresionante, un gran afán por saber qué pasó en ese tiempo.
La Argentina es el único país que organizó un juicio oral y público para condenar los delitos de una dictadura. Esto fue cuestionable en su momento y lo sigue siendo ahora. Los analistas y comunicadores se preguntaron si realmente fue necesario destapar todo lo ocurrido en tiempos de la dictadura. El juicio sacó a la luz datos escalofriantes, detalles sobre torturas y sufrimientos de los presos políticos.
El juicio a las cúpulas militares y guerrilleras fue el hecho más importante en el gobierno de Alfonsín. Esto generó un espíritu reflexivo en toda la comunidad, contrario al que reinaba en la dictadura, el del “no te metas”. La gente se sintió convocada por el Juicio.
En principio, la idea que tenía Alfonsín era hacer el juicio, dar el veredicto, condenar o absolver a los responsables y terminar con el tema de una vez, dejarlo en el pasado. Pero no fue así, en la sociedad sigue latente la herida que abrieron los militares con represión, violencia y desapariciones.
Producto del juicio, en el cual salieron a la luz muchos militares que gozaban torturando a los prisioneros, se promulgaron las leyes de obediencia debida, que estipulaban que un militar no podía ser condenado sólo si cumplía órdenes, ya que la jerarquía castrense así lo manda; pero si se abusaba de violencia o se hacía por propio gusto, era condenable.
Terminó el juicio un tiempo después, declarándose culpables a todos los jefes (debido a que hubo gente que cumplió órdenes) y condenándolos a prisión perpetua. El ejército y la policía, quedaron muy desprestigiados y descalificados ante la opinión pública. Desde ese momento hasta la actualidad, se ha dado una gran decadencia, debido a que no se proporcionaron más aumentos presupuestarios, ni beneficios de ningún tipo. La sociedad castigó duramente a las Fuerzas Armadas.
La crisis económica, entre tanto, siguió existiendo y fue el problema más difícil de resolver que tuvo el gobierno alfonsinista (se sufrían las consecuencias de la época de Martínez de Hoz: fábricas cerradas, apertura de importación y un índice muy alto de desocupación). Pasaron por el Ministerio de Economía varias personalidades, pero la más importante fue Sourrouille. Este último, en el año 1985, impulsó (con el objetivo de parar la inflación) el famoso Plan Austral. Este planteo económico buscó desvalorizar el peso y emitir una nueva moneda, el Austral. Se emprendió un ajuste fiscal y se congelaron salarios y precios. El plan fue exitoso a corto plazo, ya que aumentaron las exportaciones, las reservas y la recaudación fiscal, lo que permitió detener la inflación; pero no tenía políticas de largo plazo, dependía demasiado de que hubiera buenos precios para las exportaciones argentinas.
Para el año 1986, el Plan Austral se había deteriorado, entre otros motivos, por la puja sindical por mayores salarios y reclamos de los bancos acreedores por el pago de la deuda externa. En definitiva, a causa de todo lo anterior, el plan fracasó.
En agosto de ese mismo año, los precios empezaron a subir y hubo que realizar más ajustes. Las medidas que se propusieron para salvar al plan, encontraron siempre una traba en su proceso de creación, ya que fueron rechazadas por la oposición.
Para el año 1988 la situación económica era crítica y la Argentina anunció que no podía pagar la deuda externa. La recesión, la hiperinflación, los bajos salarios y un nivel nunca antes visto de desocupación afirmaban lo anterior. La gente intentaba preservar el valor de su dinero: compraban dólares, libras o cualquier otra moneda extranjera. La violencia ya comenzaba a verse otra vez por las calles, con asaltos a supermercados y comercios.
El gobierno, al ver que la pobreza y el hambre crecían, lanzó el Programa de Alimentación Nacional (PAN), destinado a los más necesitados.
Como agravante de la situación económica, la relación entre la cúpula militar y el gobierno se hizo más tensa. Al comenzar el año 1988, se produjo una segunda rebelión carapintada, esta vez en Corrientes, la cual puso en vilo al país (el primer levantamiento en armas contra el gobierno de Alfonsín fue en 1987). Aunque no fue difícil reprimirla, evidenció la continuada existencia de malestar militar. A fines de ese mismo año ocurrió lo mismo en otro motín a las afueras de Capital Federal, en Villa Martelli.
Casi llegando a fines de 1988, comenzó la campaña política para ver quién sucedía a Alfonsín en el poder. Se vio claramente un retroceso de la UCR con respecto al Justicialismo. La fórmula que terminará ganando las elecciones fue la de Carlos Saúl Menem y Eduardo Duhalde.
PRIMERA PRESIDENCIA DE CARLOS SAÚL MENEM (1989 - 1995)
Alfonsín se retiró anticipadamente del gobierno, dejando en manos de Menem la presidencia de la República. Ante el escándalo general en el plano social y la alarmante situación económica, el nuevo primer mandatario buscó conciliar un pacto con la derecha para pacificar el ámbito político interno, pero al ver que el candidato conservador Álvaro Alzogaray había conseguido sólo el 5% de los votos, optó por entenderse directamente con la empresa privada más poderosa del país: Bunge y Born. Esta empresa, clásicamente ligada al comercio y explotación de granos, representaba tradicionalmente el tipo de economía contra la cual el peronismo había luchado desde la primera presidencia de Perón.
La decisión fue entregar el Ministerio de Economía a un hombre de esta empresa. El primer encargado de llevar los hilos de la economía nacional fue el ingeniero Manuel Roig, que no alcanzó a durar más de seis meses, ya que fallecería al poco tiempo de asumir. En su reemplazo, Menem nombró a Néstor Rappanelli, otro empresario importante de Bunge y Born. Se intentó liberalizar la economía, siguiendo el plan de la UCD.
Domingo Cavallo, un extrapartidario que cooperaba con el gobierno menemista y que también tenía su programa de corte neoliberal, fue puesto en reserva, a cargo de Relaciones Exteriores. Para completar la gran reconciliación con sus antiguos rivales, Menem designó como asesor a Álvaro Alzogaray y a su hija María Julia la colocó también en cargos de importancia.
Este paquete no pudo más que provocar la oposición de un amplio sector del peronismo y más aún, de la izquierda. El sindicalismo, poco tiempo después, se declaró en rebeldía y se dividió.
La política de pacto con Bunge y Born surtió efecto en cuanto a apaciguar los temores que el empresariado tenía acerca del nuevo régimen peronista. En el sector popular hubo malestar, pero fue apaciguado por la esperanza de salir de la hiperinflación, que en su pico máximo había generado una ola de saqueos en los últimos días del gobierno radical de Alfonsín.
La ineficacia con la que durante décadas se había manejado el aparato estatal, había producido una gran predisposición a las privatizaciones.
Para el año 1991, el plan económico de Bunge y Born ya había entrado en crisis y la alta inflación retornaba. Se confió entonces en Erman González, quien aplicó un nuevo plan basado en la liberalización de los precios, lo que generó nuevos brotes inflacionarios. Luego, el ministro lo cambiaría y establecería nuevos ajustes bancarios. Como consecuencia de esto, hubo que realizar un nuevo ajuste fiscal y la recesión se agravó. Poco tiempo después, González renunció y asumió en el Ministerio de Economía, Domingo Cavallo.
Cavallo asumió en marzo de 1992 y lanzó el denominado Plan de Convertibilidad, por el cual se fijaba por ley la paridad entre el austral y el dólar. El efecto fue positivo en cuanto a detener la inflación, que pronto descendió a valores oscilantes de entre el 1 y el 2% mensuales.
El plan de Cavallo tuvo éxito en un principio, gracias a que desde hacía años atrás se estaban experimentando excedentes de exportación y aumentaba la recaudación de impuestos; además de que las privatizaciones de las empresas estatales avanzaron rápidamente y aportaron fondos para pagar partes de los intereses de las deudas externa e interna. Consiguió además, acabar con la inflación y estabilizar los precios, pero dejó un tipo de cambio muy atrasado.
Entre medio de este florecimiento de la economía, las denuncias por corrupción en el traspaso de las empresas públicas a manos privadas, comenzaron a hacerse escuchar cada vez más fuerte.
En el plano político, corriendo el año 1993, Menem impulsó una reforma de la Constitución Nacional, pero para la cual necesitaba apoyo de la oposición. El ex presidente y líder radical Raúl Alfonsín, después de firmar el famoso Pacto de Olivos, dio en representación de la UCR, su visto bueno a la Convención Constituyente, que se celebró en 1994 en el Paraninfo de la Universidad Nacional del Litoral, en la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz.
La excusa para reformar la Carta Magna era que se debía “aggiornar la Constitución”. Los cambios más resonantes fueron: la creación de ministerios nuevos, la ampliación en el número de legisladores por provincia, el acortamiento del período de gobierno presidencial (de 6 a 4 años) y la posibilidad de que el presidente sea reelecto (aunque sólo una vez).
En el año 1994 sucedió un atentado terrorista contra la sede de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina), que teniendo como precedente al anterior ataque contra la embajada de Israel, dejó al gobierno mal visto y calificado de prejuicioso ante los judíos. Con motivo de estos dos atentados, la comunidad judía se movilizó en todo el mundo. Los medios de comunicación mostraron absolutamente todo lo que se podía ver, como cadáveres y cuerpos mutilados.
Entre tanto, llegaba el año 1995 y se avecinaban las elecciones presidenciales. Naturalmente (y avalado por la Constitución Nacional), Carlos Menem se presentó como candidato, acompañado en la fórmula por Carlos Ruckauf.
En efecto, Menem fue reelecto y reasumió el poder el 10 de diciembre de 1995.
SEGUNDA PRESIDENCIA DE CARLOS SAÚL MENEM (1995 - 1999)
Producto de sus grandes promesas electorales, la ausencia de una fuerte y homogénea oposición, que tenga una base más sólida en sus propuestas y que fueran más allá de las críticas morales, y ante el descreimiento de que la oposición pudiera sin robar, gobernar bien, Carlos Menem obtuvo su reelección y asumió la presidencia otra vez.
El segundo período de Menem en la presidencia no fue tan próspero como el primero, ya que en el Plan de Convertibilidad presentado por el ministro Cavallo, podían verse complicaciones y problemas, que a futuro empeorarían el estado de la economía argentina, y por sobre todo, por las fuertes y constantes denuncias de corrupción y malversación de fondos públicos del pueblo hacia las autoridades.
La situación se complicó aún más cuando el peso mexicano se devaluó y provocó el conocidísimo Efecto Tequila, que significó para toda Latinoamérica un período de feroz crisis y gran recesión.
Cavallo, para combatir el creciente desempleo y reactivar la economía, presentó varios planes; uno de ellos fue el de flexibilización laboral, el cual disminuía o eliminaba los pagos por despido, de manera que los empresarios se sientan con menos compromiso de contratar gente. La resistencia gremial, sumada al deseo de profundizar el plan económico, devino en el reemplazo de Domingo Cavallo por Roque Fernández en el Ministerio de Economía.
Entre tanto, en un contexto de protestas sindicales, riñas con la CGT y crisis económica; en el entorno de Menem se empezó a hablar de la posible re-reelección, interpretando que estaban habilitados para presentarse a elecciones, ya que los términos de la nueva Constitución estipulaba, debían comenzar desde su entrada en vigencia. Menem esperaba que la Corte Suprema de Justicia convalidara su deseo de gobernar el país por tercera vez consecutiva, pero su intento no prosperó, por ser muy irritante para la opinión pública y la opinión independiente, y por no contar esta vez, con apoyo extrapartidario, e incluso, por enfrentar a los aspirantes de su propio partido.
La oposición, por su parte, estaba organizándose interna y conjuntamente, tal es así que los dos partidos más fuertes, contrarios al gobierno, como lo eran la Unión Cívica Radical y el Frente para un País Solidario (Frepaso), en el año 1997 se fusionaron y formaron un único partido llamado Alianza. Unos meses antes de la celebración de las elecciones presidenciales, en 1999, la Alianza se estrenó en las urnas y convocó a todos los habitantes de la Argentina para oficiar sus elecciones internas abiertamente y elegir a la fórmula que se presentaría en la votación presidencial oficial. La dupla ganadora fue la de Fernando De La Rúa y Carlos “Chacho” Álvarez, que superó a la liderada por la legisladora del Frepaso, Graciela Fernández Meijide.
En los comicios presidenciales, ganó la Alianza por un buen porcentaje de votos por sobre el segundo, que fue la dupla justicialista Eduardo Duhalde - Ramón Ortega. El 10 de diciembre de 1999 asumió la presidencia el radical Fernando De la Rúa.
PRESIDENCIA DE FERNANDO DE LA RÚA (1999 - 2001)
Fernando De la Rúa comenzó su gobierno a fines de 1999. En su gabinete, se resalta la inclusión de un ex presidente del Banco Central, José Luis Machinea. El nuevo presidente encontró un país devastado económicamente, ferozmente endeudado, con una gran resistencia de parte de la oposición peronista, pero por sobre todas las cosas, con un pueblo argentino muy esperanzado y expectante a sus acciones y decisiones.
El primer factor negativo que sufrió el corto mandato de la Alianza fue cuando la desocupación llegó a su máximo nivel en tres años. A mediados del 2000, las mediciones indicaban que el desempleo alcanzaba el 15,4%.
Otro factor que influyó a la mayor debilitación del ya frágil gobierno de la Alianza fue la renuncia de Chacho Álvarez a la vicepresidencia, debido al gran escándalo que provocó en la opinión pública un gran hecho de corrupción y sobornos en el Senado Nacional. Álvarez, a modo de protesta por el manejo de este tema por parte del presidente, presentó su renuncia y quebró internamente al gobierno. Como consecuencia de esto, los mercados internacionales cortaron todo tipo de créditos a la Argentina.
El ministro de Economía, Machinea, presentó rápidamente un plan para tratar de paliar la salvaje crisis económica que el país atravesaba, denominado Blindaje Financiero. El 18 de diciembre de 2000, el Fondo Monetario Internacional envió a la Argentina una suma de 40.000 millones de dólares destinados al cumplimiento de este nuevo plan. A corto plazo, tuvo éxito, ya que la bolsa subió un 28% por las esperanzas de recuperación económica, pero debido al estallido de la crisis económica en Turquía (19 de febrero de 2000), los mercados emergentes fueron afectados, y por supuesto, la Argentina también.
El 2 de marzo de 2000 comenzó otra crisis económica que hizo subir el nivel de desocupación e incrementar también el nivel de pobreza. Como consecuencia de esto, Machinea renunció al Ministerio de Economía.
Días después, De la Rúa designó a Ricardo López Murphy en reemplazo del renunciante Machinea. Al poco tiempo de asumir, el nuevo ministro de Economía anunció un plan económico que preveía un nuevo recorte en el gasto público para combatir el abultado déficit fiscal. Tres ministros y seis funcionarios presentaron su renuncia en esos días, como modo de expresar su desacuerdo. El 18 de marzo, De la Rúa convocó un acuerdo político nacional y recibió una respuesta positiva de parte del partido de derecha de Cavallo.
Dos días después, Domingo Cavallo era nombrado ministro de Economía. El tercero en menos de veinte días. El flamante ministro presentó un día después su Plan de Reactivación Económica.
Después de tres meses de más y más recortes, el pueblo argentino recibió el 10 de julio de 2000 otra noticia en su contra: Cavallo anunció que llevará a cero el déficit público mediante recortes en el gasto. Esto se tradujo en un recorte del 13% en los salarios y pensiones públicas.
Pasaron luego otros cuatro meses de crisis económica, medidas equivocadas y reuniones con personalidades importantes de grupos económicos extranjeros, hasta que el 1º de diciembre de 2000, Cavallo anunció un plan de 90 días parea frenar la caída de los depósitos, que incluía un límite semanal de 250 pesos en retiros bancarios. A esta restricción se la denominó Corralito. Esta decisión del gobierno generó una fuerte reacción contraria de parte de la opinión pública.
A raíz de la precaria situación del país, el 13 de diciembre se produjo una huelga general en rechazo a la marcha económica del país. Esta protesta paralizó a la Argentina. Al día siguiente, las tristes imágenes que se habían visto en el gobierno de Alfonsín, se repitieron. Gente pobre y excluida saqueó un supermercado en búsqueda de alimentos. Los saqueos se repitieron un día después.
El 19 de diciembre, ante una ola de saqueos a comercios de todo el país, el gobierno argentino decreta el Estado de Sitio. Esa misma noche, De la Rúa se dirigió mediante la Cadena Nacional a todo el pueblo y, entre otras cosas inconexas e incoherentes, dijo que las protestas fueron organizadas por “enemigos de la República”. Su discurso tuvo respuestas muy negativas por parte del pueblo, que a partir de las 23:00 hs, se concentró espontáneamente en a Plaza de Mayo, en frente de la Casa Rosada y en el Congreso, en modo de repudio al gobierno de De la Rúa.
Ese mismo 20 de diciembre en la madrugada, y como consecuencia de la conflictiva situación social, Cavallo presenta su renuncia y pide protección para él y su familia; intenta salir del país, pero la justicia de lo impide, por la posibilidad de que tenga que declarar en causas abiertas en su contra.
Durante el día se produjeron marchas hacia plaza de Mayo, que fueron reprimidas por la policía; con un saldo de varios muertos y heridos, además de numerosos negocios saqueados y destrozados. Por la tarde, De la Rúa, en un intento desesperado de salvar su gobierno, envía una ultima carta ofreciendo al Partido Justicialista un gobierno de coalición, pero es rechazada. Más avanzada la tarde, De la Rúa hizo conocer a los medios de comunicación su renuncia, mediante un pequeño manuscrito firmado. Minutos después, abandonó la Casa Rosada en un helicóptero de la Fuerza Aérea.
Después de la salida del gobierno de De la Rúa, se sucedieron cinco presidentes en sólo una semana: Ramón Puerta (presidente de la Cámara de Senadores), Adolfo Rodríguez Saa (elegido por el Congreso, promete muchas cosas inalcanzables y por no encontrar apoyo renuncia), Eduardo Caamaño (presidente sólo por unas horas) y Eduardo Duhalde (elegido por el Congreso).
PRESIDENCIA DE EDUARDO DUHALDE (2001 - 2003)
La presidencia del peronista Duhalde tenía como objetivo solucionar los conflictos que terminaron obligando a De la Rúa a renunciar. Como primera medida, Duhalde ubicó en el Ministerio de Economía a un conocido economista, que supo trabajar con él durante su gobierno en la provincia de Buenos Aires, Roberto Lavagna.
El primer plan que presentó el flamante ministro fue el de la salida de la Convertibilidad. Esta medida impactaría muy fuerte en el mercado nacional, que experimentó una caída de producción notable, lo que a su vez produjo una baja impresionante en el valor del peso con respecto al dólar. En poco menos de una semana, el peso valía la cuarta parte de un dólar y la sociedad comenzó a empobrecerse.
Después de casi un año de gestión, Duhalde no consiguió mejorar la situación económica y dejó a su sucesor, el país muy endeudado, con fuertes protestas sociales, con una desocupación del 20% y casi la mitad de la población debajo de la línea de pobreza.
PRESIDENCIA DE NÉSTOR CARLOS KIRCHNER (2003 - … )
Las elecciones presidenciales se celebraron en 2002. Se presentaron varias fórmulas, pero las más importantes fueron lideradas por Néstor Kirchner, el ex presidente Carlos Menem, Ricardo López Murphy y Elisa Carrió.
El resultado de la elección dio como ganador a Menem, pero no consiguió recoger la cantidad necesaria de votos como para establecer una diferencia mínima entre él y su inmediato perseguidor, el patagónico Néstor Kirchner. Se debió hacer un Ballotage o segunda vuelta electoral, pero al ver que las encuestas lo daban al gobernador de Santa Cruz como principal favorito y casi seguro ganador, Menem decidió no presentarse.
El 10 de diciembre de 2002, el santacruceño recibió el poder de manos de Eduardo Duhalde. Lo que lo llevó a la presidencia fueron las promesas de cambio institucional, de crecimiento económico y sobre todo, el apoyo de Roberto Lavagna.
Desde ese momento, hasta nuestros días, el desempleo bajó más de 24 puntos porcentuales, a casi 21% y la economía, lentamente, fue recuperándose. Una frase de Lavagna resume el momento actual de la Argentina: “Estamos mal, pero vamos bien”.
Agustín Pedro Justo: Tuvo una rivalidad personal con Uriburu. Los radicales buscaron apoyo militar para desplazarlo del gobierno, pero muchos rebeldes fueron a parar a la cárcel después de las dos insurrecciones del radicalismo. Durante su gobierno se realizó el pacto Roca - Runciman (acuerdo entre Argentina y Gran Bretaña), en el cual se acordó un trato preferencial hacia las inversiones inglesas, a cambio de mantener una cuota de venta de carnes enfriadas. Este trato favoreció a los ingleses.
2 Roberto Ortiz: Radical “antipersonalista”. Intentó impulsar una reforma política para terminar con las prácticas fraudulentas, pero las maniobras de oposición conservadoras se lo impidieron. Asumió en 1938, gravemente enfermo y acusado de corrupción en una venta de terrenos, en lo que estaban implicados algunos colaboradores y legisladores. En 1940 presentó su renuncia, pero fue rechazada. Dimitió en junio de 1942 y murió un mes después.
3 Ramón Castillo: Durante la presidencia de Justo, se desempeñó como ministro de Justicia e instrucción pública y luego, del Interior. Acompañó como vicepresidente a Roberto Ortiz en su fórmula presidencial de 1938. En 1940 asumió la presidencia interinamente y en 1942 fue confirmado en su cargo, después de que presente Ortiz su renuncia definitiva. Durante su gobierno se profundizó el intervencionismo estatal y, entre otras cosas, se construyó la avenida Gral. Paz; además se acentuaron los problemas de fraude, corrupción y represión. Abandonó los intentos de reforma política de su antecesor, lo que generó una creciente debilidad de su gobierno, que se agravó con su apoyo a la candidatura del conservador de Patrón Costas. Lo derrocó el golpe del '43.
4 Corriente económica que define a la Argentina como un país subdesarrollado, definiendo la incapacidad del país de lograr una expansión autosostenida que acorte la brecha con los países desarrollados. Los principales mentores de esta corriente en Argentina fueron Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio. Plantearon como principal objetivo el desarrollo de la industria pesada y la disminución de las importaciones. Rechazaban la propuesta agroexportadora que limitaba al país al rol de mero proveedor de materias primas a cambio de productos manufacturados y ponía el énfasis en el desarrollo de las industrias clásicas, como el petróleo y la siderurgia. En el mercado interno proponía satisfacer la demanda local con productos propios, impulsando la manufactura de bienes de consumo nacionales.
5 “Rodrigazo”: Salió a la luz el 4 de junio de 1975. Basado en una fuerte devaluación del peso, quedó en la memoria de la sociedad, como un punto de bisagra entre la realidad económica anterior, con un ciclo expansivo del mercado interno y los planes de ajuste que se fueron aplicando posteriormente. El dólar aumentó un 100% y los precios subieron descomunalmente. Al mes de la imposición de este plan económico, el ministro Celestino Rodrigo renunció a su cargo.
6 Ítalo Lúder: Político rafaelino, recibido de abogado en la Universidad Nacional del Litoral (con sede en Santa Fe). En 1946 adhirió al partido peronista, en 1949 fue constituyente y en 1975 fue designado presidente de la Cámara de Senadores. Asumió la presidencia en varias ocasiones, en reemplazo de María Estela Martínez de Perón. Durante uno de sus períodos presidenciales, firmó el decreto que extendía la lucha antisubversiva a todo el territorio nacional.
7 José Alfredo Martínez de Hoz: Fue ministro de Economía durante el período 1962 - 1963 e integró después, el gabinete del presidente Videla, también como responsable del Ministerio de Economía. Sus políticas de reforma financiera elevaron las tasas de interés, permitieron una gran apertura comercial e indujeron a la sobrevaluación monetaria y a la caída salarial. Hubo una libre acción de los operadores financieros, amplio endeudamiento externo, ostentosas obras públicas y se produjo el fenómeno conocido como “plata dulce” (la gente compraba barato en el exterior, cosa que avivó un gran afán consumista)
8 La Tablita constaba en una lista de valores, a los que el Estado vendería dólares. Esta lista tenía vigencia para los treinta días siguientes a su publicación. Los inversores calculaban sus ganancias y pérdidas en moneda extranjera, para después pasarlas a pesos y obtener una diferencia económica a su favor. Desventajas: nadie invertía en actividades productivas, y los que lo hacían, se veían casi siempre obligados a pedir préstamos, por los que tenían que pagar intereses descomunales, que inevitablemente los llevaban a la quiebra. Debido a este sistema, la Argentina terminó siendo uno de los países con costo de vida (medido en dólares) más alto del mundo.
9 Tucumán, en el tiempo del Proceso, estaba particularmente dividida en dos: una parte era dominada por los guerrilleros y otra, por los militares. Las dos partes eran peligrosas de transitar por igual.
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Enviado por: | Mariano Arraña |
Idioma: | castellano |
País: | Argentina |