Literatura
Garcilaso de la Vega
RENACIMIENTO LITERARIO
El Siglo de Oro es un periodo situado entre el reinado de los Reyes Católicos y Carlos III (siglo XVI y XVII). Durante este tiempo se desarrollaron dos corrientes artísticas y culturales: el Renacimiento (XVI) y el Barroco (XVII). Renacimiento significa resurgimiento de algo. En este caso significa un nuevo resurgir de la cultura grecolatina que se había olvidado tras la caída del imperio romano.
Este movimiento social, artístico y literario surgió en Italia pero se extendió por toda Europa.
En el Renacimiento se engrandece la figura del hombre, triunfando así las ideas humanistas:
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El acercamiento de la Antigüedad clásica
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El antropocentrismo
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La naturaleza y todo lo natural como ideal de elegancia, belleza...
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Encuentro del equilibrio y la armonía.
El Renacimiento tuvo una extensa representación en todas las artes; la literatura española, que hasta entonces había observado una estrecha relación con las producciones literaria francesas (épica y lírica cortés) tomó ahora como modelos los escritos y modas procedentes de Italia y creó una literatura marcada por el espíritu renacentista a lo largo de todo el siglo XVI
Dentro del Renacimiento resaltaremos la lírica. Que proviene de los romances y villancicos es decir de la literatura popular, de los modelos clásicos latinos (Séneca), el influjo de la Biblia y el contacto ya citado con la literatura italiana. Está centrada en dos grandes periodos:
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La poesía del primer Renacimiento (Carlos I; 1516 - 1556)
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La poesía del segundo Renacimiento (Felipe II)
La lírica culta española del siglo XVI se ve abocada a un proceso de transformación en el que la influencia del italianismo poético es un factor decisivo. La poesía lírica culta de la Edad Media, representada por los cancionero y los poetas cortesanos, había rendido tributo durante muchos años a las modas procedentes de Francia. Desde el Renacimiento se abandona paulatinamente por la mayor parte de los poetas cultos de la época, las formas características de la poesía de la poesía de cancionero
LA POESIA DEL PRIMER RENACIMIENTO
Se desarrollaron varias corrientes:
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La lírica culta en versos castellanos. Los poetas se centraron en el estudio del Cancionero General y de su poesía cortesana. Los autores pretendían ser fieles a la antigua tradición castellana. Un ejemplo claro de estos autores es Cristóbal de Castillejo.
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La lírica tradicional y el romancero. La canción tradicional se convierte durante el siglo XVI en centro de estudio de los poetas. Se representa el amor cortés a través de coplas reales, coplas castellanas y coplas de pie quebrado.
El romancero también adquirió gran importancia mediante el cancionero de romances (Martín Nufio en Amberes) y los pliegos sueltos.
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La poesía italianista. A partir de esta época los poetas tienden a introducir temas y formas italianas en la poesía española (Petrarquismo). Destacan dos autores importantes en esta tarea, Juan Boscán y Garcilaso de la Vega.
Un acontecimiento importante fue la conversación entre el poeta catalán Juan Boscán de Almogáver y el embajador de Venecia Andrea Navagero. Se reunieron con motivo de la boda de Carlos I e Isabel de Portugal en 1526 en el Generalife de Granada. Navagero propuso a Boscán la imitación de la poética italiana. Esta sugerencia fue transmitida de Boscán a su amigo Garcilaso de la Vega. Esta reforma afectó tanto al estilo como a la métrica y a los temas.
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Estilo: tendencia a la armonía expresiva, tocada de elegancia, naturalidad y cultismo.
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Métrica: nuevas estrofas, combinaciones de versos y poemas (empleo de verso endecasílabo)
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Soneto (ABBA ABBA CDC CDC)
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Canción petrarquista (estancias endecasílabas y heptasílabas)
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Terceto encadenado (ABA BCB CDC)
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La octava real (ABABAD CC)
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La lira (combinación de endecasílabos y heptasílabos de cinco versos)
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La Silva
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Temas:
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Amor: supone una divinización de la amada y un contenido sufrir del amante, lo que se llama amor platónico
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Naturaleza: De Petrarca surge la expresión “Locus amoeus” que es el marco idealizado para transmitir el sentimiento amoroso, los afectos íntimos y delicados o el gusto por la mitología a través de la naturaleza y lo bucólico. Se utiliza el endecasílabo y el heptasílabo, sobre todo en la epístola, la égloga, la elegía y la oda.
Se concibe como un símbolo de la perfección divina. Se describe como un remanso de paz.
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Mitología: los elementos mitológicos dan al poema un realce estético y culto, además de simbolizar el conflicto sentimental del poeta. También, en una época en la que España se encuentra sumida en constantes guerras exteriores, se resalta el ideal patriótico en la poesía.
GARCILASO DE LA VEGA
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Biografía
Garcilaso de la Vega, el genial continuador que elevó a su máxima perfección la obra de Boscán, nació en Toledo en 1501. Perteneció a una familia aristocrática y con formación literaria y cortesana, formando parte por ello de la orden de Alcántara, y siendo descendiente del Marqués de Santillana y de Pérez de Guzmán,. Se educó en la corte y entró muy pronto al servicio del Emperador, quien mostrará hacia él una gran preferencia y le encargará misiones delicadas. En 1520 fue nombrado contino, cargo de la guarda real. Estuvo en casi todos los grandes hechos de armas, tomó parte en la lucha contra los Comuneros; asistió en Bolonia a la coronación imperial de Carlos V, en 1530, poniéndose en contacto con la poesía italiana.
En 1525 Garcilaso se casa con Elena de Zúñiga, dama de la hermana de Carlos V, pero este matrimonio no representó sino un error en la vida de nuestro escritor; no solo no le trajo la felicidad, sino que ni siquiera transcendió esta relación a su poesía en ningún aspecto. En 1526 conoce a la inspiradora de gran parte de su obra : Isabel Freire, dama portuguesa de la Emperatriz, de quien se enamoró profundamente, un año después de su matrimonio, y que se convirtió en la Elisa de sus versos.
Un hecho concreto le hará sufrir un duro destierro: A causa de haber intervenido como testigo en un matrimonio (el matrimonio secreto de su sobrino -hijo de su hermano comunero-), desobedeciendo la orden expresa del Emperador, éste, enojado, lo desterró a una isla del Danubio, siendo posteriormente perdonado a instancia del duque de Alba.
En Nápoles, ciudad a la que se dirigió tras el destierro, desempeñó diversas misiones de importancia, y fue en esta ciudad donde entabló amistad con varios autores relevantes, residentes en aquel reino. Otro gran amor tuvo Garcilaso, pero de éste no conocemos el nombre; fue una misteriosa dama de la cual se enamoró durante su estancia en Nápoles, y de la que nos ha dejado un emocionado recuerdo en su Elegía Segunda y en algunas otras composiciones.
Poco después reanudó su actividad militar, siendo herido por los turcos en la campaña de Túnez. También tomará parte en la campaña de Provenza, durante la lucha contra los franceses. Una vez derrotados éstos, y cuando ya se veían en retirada forzosa, el Emperador ordenó la toma de la fortaleza de Le Muy, donde desesperadamente se defendían unos cincuenta hombres; Garcilaso fue de los primeros en subir, lanzándose sin protección al frente de sus soldados, mas fue herido de una mortal pedrada en la cabeza. El Emperador, indignado por la pérdida de uno de sus primeros oficiales, que tan joven era y tanto prometía, hizo pasar a cuchillo a todos aquellos franceses que le
habían muerto. Moriría pocos días después en Niza, en 1536, cuando contaba treinta y cinco años de edad.
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Trayectoria literaria. Obra Poética.
Toda la obra lírica de Garcilaso de la Vega puede ordenarse como un cancionero que, siguiendo el modelo petrarquista, está dedicado a una amada única. Podemos destacar el soneto X y el XXV que se consideran motivados por la muerte de Isabel Freire.
Por lo que se refiere a su personalidad, Garcilaso encarnó el ideal perfecto del cortesano renacentista, con una perfecta fusión del hombre de armas y de letras, un hombre que era perfecto conocedor de la cultura clásica, a la vez que protagonista de una intensa vida sentimental.
Garcilaso nos dejó una breve colección de poesías: 1 Epístola dedicada a Juan Boscán, 2 Elegías en forma epistolar, 3 Églogas pastoriles, 5 Canciones y 38 sonetos.
Ninguna obra se publicó en vida del autor. Habrá que esperar a 1543 para que sus obras aparezcan en Barcelona junto a las de Juan Boscán (concretamente en el tomo cuarto de las poesías de Boscán), editadas por la esposa de éste, Doña Ana Girón de Rebolledo.
En 1569 un librero salmantino publica por separado la obra de Garcilaso. En 1574 «El Brocense» publica una edición en la que añade composiciones no incluidas en la de 1543 y además se corrige el texto de acuerdo con un manuscrito perdido hoy; en una serie de notas va indicando las fuentes clásicas e italianas consultadas por Garcilaso. En 1577 revisa esta edición añadiendo algunas obras más. En 1580, en Sevilla, Fernando de Herrera publicará otra edición comentada.
La Epístola. Escrita en verso libre, está dirigida a Boscán. También a él dedica la segunda de sus Elegías, mientras que la primera está dirigida al duque de Alba. Tanto una como otra están escritas en tercetos.
Para componer sus Églogas (composición poética de tono bucólico en la que dos pastores dialogan acerca de temas amorosos), Garcilaso emplea diversos paradigmas estróficos: la primera en estancias; la segunda, mucho más extensa, está compuesta en variedad de metros y combinaciones estróficas: tercetos, estancias, estrofas aliradas, etc.; y la tercera, en magníficas octavas reales que funden la trayectoria amorosa del Cancionero de Garcilaso con los mitos clásicos, recreados a través de Petrarca.
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La Égloga I, la más conocida. Está compuesta en estancias, dividida en dos partes y precedida de una dedicatoria al duque de Alba. Salicio y Nemorosa narran sus amores con Galatea y Elisa, y se quejan, uno por el desdén de su amada y el otro por la muerte de la suya. Ambos con un desdoblamiento poético del propio autor, y Galatea y Elisa representan a Isabel Freyre.
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La Égloga II es la primera que compuso. También es la más extensa y la única que se puede representar. En ella relatan los amores desgraciados entre la pastora Camila y Albanio, que representan al duque de Alba o a su hermano.
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La Égloga III es un poema escrito en octavas reales en el que cuatro ninfas del Tajo bordan sus historias de amor: las tres primeras tejen los mitos de Orfeo y Eurídice, Apolo y Dafne, y Venus y Adonis. La cuarta borda la historia de la ninfa Elisa.
Más uniformes son las combinaciones estróficas de sus cinco Canciones, ya que las cuatro primeras adoptan la forma de estancias, mientras que la quinta («A la flor de Gnido»), emplea por vez primera en castellano una nueva estrofa: la «lira», nombre que aparece en el primer verso de esta canción: «Si de mi baxa lira...» Se trata de una oda de tipo horaciano, donde destaca la exploración de los estados del alma y el gusto por la naturaleza (grandes temas desarrollados por Petrarca).
Sus sonetos, al igual que la mayor parte de sus composiciones, giran preferentemente en torno al tema amoroso, destacando entre ellos los siguientes:
«En tanto que de rosa y azucena», en el que glosa el tema del «carpe diem»; «Oh, dulces prendas por mi mal halladas», que evoca la muerte de Isabel Freyre; «Pasando el mar Leandro el animoso», sobre el mito de Hero y Leandro; «A Dafne ya los brazos le crecían», sobre el mito de Dafne y Apolo; o «Pensando que el camino iba derecho», de tono melancólico y sentimental.
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Temas y estilo
Podemos destacar como temas fundamentales de la poesía de Garcilaso los de la descripción de la naturaleza y el tema amoroso.
Los clásicos grecolatinos (a través de Sannazaro, principalmente) y Petrarca, dejan ver su influjo en el tratamiento de la naturaleza por parte de nuestro poeta. De acuerdo con el concepto renacentista de la naturaleza, la poesía de Garcilaso nos refleja una naturaleza convencional, artificiosa, poéticamente estilizada, en la que todo tiende a producir una sensación de armonía y serenidad.
El tema amoroso se concreta en la pasión de nuestro poeta hacia Isabel Freyre y en dos circunstancias principales: el casamiento y la muerte de Isabel. Junto a este amor, encontramos también, especialmente en sus sonetos, alusiones a otros amores del poeta, sobre todo a la pasión que sintió por una dama durante su estancia en Nápoles.
No hay que olvidar tampoco el sentimiento de la amistad como otro tema importante. Este tema se concreta, especialmente, en la figura de Boscán, motivando varias composiciones no exentas de belleza y perfección.
Podemos destacar, dentro del estilo poético de Garcilaso, su elegancia, su musicalidad, su rica y delicada tonalidad de matices (auditivos y cromáticos, principalmente), la claridad en el lenguaje y la mesura y sobriedad en la elección de los vocablos. La lengua empleada por el toledano es la más apropiada a este estilo: elegante, sonora, rica en matices, pero sin desdeñar expresiones populares o refranes.
Son frecuentes los adjetivos de color y de sonido. Los cromáticos se centran en los tonos suaves; el sonido, por su parte, queda concretado en la suavidad o la dulzura. A través del tacto, por último, nos transmitirá lo delicado y lo blando.
Garcilaso propone un tipo de poesía culta, artificiosa, llena de expresiones metafóricas; y utiliza un verso reposado y armonioso en estrofas prácticamente desconocidas hasta entonces.
En Garcilaso vemos reflejado el saber humanístico a través de la imitación de modelos como Ausias March, Petrarca u Horacio; pero, al mismo tiempo resalta la voluntad de innovación dentro de las letras hispánicas, especialmente a través de la introducción de la lira, que había de ser la estrofa en la que se compusieran algunas de las mejores muestras de nuestra lírica castellana, como por ejemplo las de Fray Luis de León o San Juan de la Cruz.
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Garcilaso como autor
Pero si lo corto de su vida le impidió dar de sí todo lo que para la gloria de las armas habría podido, no fue ella tan corta para las letras, pues que ya en vida suya había recibido el título, que la posteridad le ha confirmado, de príncipe de los poetas castellanos.
Aunque en los siglos XVIII y XIX su gloria conoció un eclipse, los poetas de la primera mitad del siglo veinte, en especial Salinas, Altolaguirre, Miguel Hernández y Alberti, han vuelto a hacer de él una de las más importantes personalidades de las letras españolas.
Sus obras eran conocidas de todo el mundo, y su autoridad tal, que el mismo Cervantes, que no tenía sobrada propensión al elogio, le consideraba como una de las más indiscutibles glorias de las letras patrias
Otros autores han sido más o menos discutidos, y hasta se les ha negado que fuesen verdaderos poetas, y sólo versificadores hábiles; pero la fama y renombre de Garcilaso han sido siempre y son de los más puros e indiscutidos.
Es el primero de los poetas líricos castellanos, sin duda alguna, y representa por sí mismo uno de los géneros más en boga en nuestra literatura: el género bucólico, en el cultivo del cual llegó a tal altura que por nadie ha sido alcanzado.
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Soneto XXIII
En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende el corazón y lo refrena;
y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena;
coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.
Marchitará la rosa el viento helado.
Todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza su costumbre.
Generalmente, en los sonetos de este período el tema se divide en dos partes: en los cuartetos se presenta un problema o planteamiento, y en los tercetos, más breves, se resuelve el problema o se relaja la tensíon creada en los cuartetos.
En este soneto de Garcilaso, hay una tensión mantenida por la sintaxis que se alivia al final.
El poeta trata aquí un tema clásico, el carpe diem y crea tensión respecto al tema del paso del tiempo.
Garcilaso cambia el orden de las palabras de la oración en ocasiones para poder conseguir ciertos efectos rítmicos y estéticos.
El soneto es un poema de catorce versos dividido en dos cuartetos (estrofa de cuatro versos) y dos tercetos (estrofa de tres versos). Generalmente, todos los versos del soneto son endecasílabos (de once sílabas).
Rima de este soneto:
Cuartetos: ABBA ABBA.
Tercetos: CDE DCE.
JUAN BOSCÁN
Nació Boscán en Barcelona en 1493 y murió, también en Barcelona, en 1542. Provino de familia noble. Sirvió en la corte del Emperador Carlos V y también al duque de Alba. Casó con dona Ana Girón Rebolledo, dama muy culta en su época. Viajó a Italia, representando al gobierno español. Allí tuvo la oportunidad y suerte de encontrar a Gracilaso de la Vega con quien entabló una gran amistad que duraría hasta la muerte.
Boscán, que había cultivado con anterioridad y gran ingenio la lírica cortesana tradicional, introdujo los metros italianos en la poesía castella. Su gran amigo, el embajador veneciano y humanista Andrés Navagiero, le animó a que ensayara los versos de corte italiano, en partícular el soneto. Él y su amigo Gracilaso, habiendo estado los dos en Italia, transformaron completamente la poesía castellana, dejando atrás de algún modo la poesía trovadoresca.
Soneto
Como aquel que en soñar gusto recibe,
su gusto procediendo de locura,
así el imaginar con su figura
vanamente su gozo en mí concibe.
Otro bien en mí, triste, no se escribe,
si no es aquel que en mi pensar procura;
de cuanto ha sido hecho en mi ventura
lo sólo imaginado es lo que vive.
Teme mi corazón de ir adelante,
viendo estar su dolor puesto en celada;
y así revuelve atrás en un instante
a contemplar su gloria ya pasada.
¡Oh sombra de remedio inconstante,
ser en mí lo mejor lo que no es nada!
Juan Boscán
COMENTARIO PERSONAL
Este trabajo resalta la poesía del Renacimiento, basada en al primer Renacimiento, mostrándonos principalmente todo el entorno y el estilo de Gracilazo.
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Enviado por: | Emi |
Idioma: | castellano |
País: | España |