Maestro, Especialidad de Educación Infantil


Funadamentos de la lengua española


FUNDAMENTOS DE LA LENGUA ESPAÑOLA

TEMA 1. LENGUAJE Y COMUNICACIÓN

1. INTRODUCCIÓN. IMPORTANCIA DEL ESTUDIO DE LA LENGUA.

2. DEFINICIONES ACERCA DEL LENGUAJE HUMANO

3. DISTINCIÓN ENTRE LENGUAJE, LENGUA, HABLA Y NORMA.

4. LOS SIGNOS

4.1. EL SIGNO LINGÜÍSTICO

4.2. CLASIFICACIÓN GENERAL DE LOS SIGNOS.

5. LA COMUNICACIÓN

5.1. ELEMENTOS DE LA COMUNICACIÓN.

5.2. OPERACIONES DEL ACTO COMUNICATIVO.

5.3. PERTURBACIONES EN LA COMUNICACIÓN.

6. COMUNICACIÓN ANIMAL Y LENGUAJE HUMANO.

7. CARACTERÍSTICAS DEL LENGUAJE SEGÚN HOCKETT

8. FUNCIONES DEL LENGUAJE.

1. INTRODUCCIÓN. IMPORTANCIA DEL ESTUDIO DE LA LENGUA.

El lenguaje humano es una forma de comunicación bastante más compleja de lo que a simple vista parece. Es algo que está íntimamente unido al ser humano. Podemos incluso decir que el hombre es lenguaje, y con el lenguaje y en él proyectamos todo nuestro ser y la expresión de nuestro pensamiento. Como dice Emilio Lledó “somos lo que hablamos”.

El lenguaje nos ayuda a capturar el mundo, dice Lázaro Carreter. Por tanto el lenguaje es pues la manifestación de la vida espiritual del hombre, y de ahí que esté lleno de sutilezas y de matices emotivos (connotación) y conceptuales (denotación).

Importancia del estudio de la lengua

El aprendizaje de la lengua es totalmente necesario por una serie de motivos:

  • En primer lugar la lengua es el medio para desarrollar nuestra inteligencia.

  • Por otro lado nos ayuda a reflejar mejor nuestras ideas.

  • Además la lengua nos sirve como instrumento heurístico de acercamiento a la verdad.

  • Además es el cauce para el diálogo y la comunicación.

  • Por último manifiesta nuestra identidad e idiosincrasia.

Juan Ramón Lodares dice, acerca de la importancia de la lengua: “la lengua es fundamental, porque es la materia instrumental; si no tienes un dominio lingüístico y capacidad lectora todo lo demás se derrumba. Las 4 habilidades básicas que son leer, escribir, entender y expresarse son habilidades lingüísticas, y sin ellas no se puede entender ninguna asignatura, y no se puede acceder a ninguna faceta de la actividad intelectual”. (21/02/05).

Por otro lado, en un libro de Manuel Alvar, La lengua como libertad y otros estudios, dice: “el aprendizaje de la lengua contribuye a aprender a vivir; aprender a aprender de forma que se puedan ir adquiriendo nuevos conocimientos a lo largo de toda nuestra vida; aprender a pensar de forma libre y crítica; aprender a amar al mundo y a hacerlo más humano; aprender a realizarse en y mediante el trabajo creador”.

2. DEFINICIONES ACERCA DEL LENGUAJE HUMANO

Julia Kristeva en su libro El lenguaje, ese desconocido. Introducción a la lingüística (1988). Madrid. Ed. Fundamentos, pág. 14, señala agudamente:

“Si el lenguaje es la materia del pensamiento, también es el elemento propio de la comunicación social. Una sociedad sin lenguaje no existe, como tampoco puede existir sin comunicación. Todo lo que se produce en relación con el lenguaje sucede para ser comunicado en el intercambio social”.

Por otra parte, Jesús Turón escribe: “una lengua es lugar de encuentro, es el elemento cohesionador de la vida común, el gran medio para la cooperación entre aquellos que configuran un pueblo.”

Pedro Salinas: “El lenguaje es el primero, y yo diría que el último modo que se le da al hombre de tomar posesión de la realidad, de adueñarse del mundo”.

Por otro lado, C. Hernández Alonso, haciendo hincapié en la importancia de la lengua, dice: “Al fin y al cabo la formación de una persona consiste en poseer un perfecto sistema para comprender todo y hacerse comprender, para interpretar la vida, sentirla y vivirla. Y eso se logra con el apoyo de todas las ciencias a través de la lengua, por medio del lenguaje.”

3. DISTINCIÓN ENTRE LENGUAJE, LENGUA, HABLA Y NORMA

El lenguaje es una facultad humana. Es la capacidad que tiene el ser humano para comunicarse entre sí mediante lenguas naturales, o bien mediante signos orales, escritos, visuales, gestuales, etc. Podemos decir que el lenguaje no existe más que en sus manifestaciones, que son las diferentes lenguas.

Las lenguas naturales serían por ejemplo, el español, el inglés, el francés... mientras que las artificiales son por ejemplo, el lenguaje informático, lenguaje matemático, lógico, etc. Las lenguas naturales son más ricas y más dinámicas y abiertas, porque la lengua es un organismo vivo y va introduciendo palabras nuevas (internet, sms...) y va desechando palabras en desuso (el sobretododo). Sin embargo, las lenguas artificiales son mucho más concretas, más limitadas, y no abundan juegos de palabras.

La lengua es un sistema de signos mediante el cual ejercemos la facultad del lenguaje. ¿Qué es un sistema? Es un conjunto ordenado de elementos que se relacionan entre sí mediante unas reglas.

El habla es la realización individual de la lengua. Por tanto podemos decir que la lengua es el sistema general y el habla es el uso individual que se hace del sistema en un momento determinado. Por otro lado la lengua es social, y además la lengua es algo inmaterial, ya que se aloja en la memoria, mientras que el habla es material, puede oírse o leerse, puede guardarse en textos, cartas, puede incluso grabarse, etc.

Por último tenemos la norma. La norma es el uso que la colectividad hace de la lengua; son los acuerdos a los que una comunidad llega para regular su lengua. Por ejemplo, decimos “abierto” y no decimos “abrido”, o “yo sé” en lugar de “yo sabo”.

4. LOS SIGNOS

La semiología o semiótica es la ciencia que estudia los signos en el seno de la vida social. Tanto el lenguaje como el signo son fenómenos comunicativos.

¿Qué es un signo? Un signo es un elemento que en la comunicación representa a otro, como por ejemplo, una bandera que representa a una nación determinada. El lenguaje es el principal vehículo de comunicación entre los seres humanos. Ahora bien, el lenguaje por excelencia es el de las palabras, el oral, ya que sus signos son fundamentalmente comunicativos, muy manejables y expresan con gran precisión.

El lenguaje consta de una serie de elementos denominados signos que se combinan entre sí dando lugar a una infinita cantidad de mensajes. Otra definición de signo sería: un signo es un objeto material, visible, audible, palpable, que sustituye a otra cosa a la cual representa.

El signo cumple una triple función: representar o hacer las veces de algo, revelarlo y darlo a conocer, y esa realidad representada, revelada y conocida a través del signo es su significado. Por tanto, podemos decir que no hay signo sin un significado al que remita ni significado sin un signo que lo exprese.

Cada lenguaje es un grupo determinado de instrumentos de comunicación. Así por ejemplo, los gestos que utiliza el actor de mimo para comunicar situaciones fingidas constituye un lenguaje mímico; o bien las distintas señales de la circulación dan lugar al lenguaje del tráfico; o estamos en una reunión y levantamos la mano para pedir la palabra; o bien la luz verde del taxi nos indica que está libre, o el camión de los bomberos nos pide paso libre, etc.

Todo esto se denominan signos y son estos los principales instrumentos de comunicación, pues proporcionan al hombre distintos tipos de información. Según los percibamos, a través de los diferentes sentidos serían signos visuales, olfativos, táctiles...

4.1. El signo lingüístico

Es una unidad indisoluble, formada por un significante (imagen acústica, sucesión de sonidos en el habla, cadena de sonidos, o de fonemas; es la forma, la estructura de una palabra; constituye el plano de la expresión) y de un significado o concepto; constituye el plano del contenido. Ambos se necesitan mutuamente.

  • Ejemplos: Significante: m + e + s + a. Significado: concepto, definición de “mesa”.

El significante es variable, pero no el significado: ventana en español es “ventana”, en inglés “window”, en francés “fenêtre”, etc.

Saussure, fundador de la lingüística moderna, define el signo lingüístico como la combinación de un concepto (significado) con una imagen acústica (significante).

Características del signo:

  • Solidaridad: El significante y el significado son solidarios, es decir, se necesitan mutuamente. Una cadena de sonidos que no se asocie a un significado no constituye un signo lingüístico, así como un concepto no es transmisible si no es a través de un significante.

  • Arbitrario: Inmotivado. Convenio entre los hablantes. Si observamos un signo lingüístico, por ejemplo la palabra “mujer”, la sucesión de sonidos que forma su significante no tiene ninguna relación con el concepto que evoca. Se podría hacer elegido otra secuencia sonora y esto queda de manifiesto si comprobamos que en diversos códigos lingüísticos existen significantes diferentes para ese mismo concepto: woman en inglés, femme en francés...

  • Ahora bien, el hablante no puede alterar el signo lingüístico a su capricho: una vez adoptado por una comunidad, ningún miembro de ella es libre de cambiarlo. Si se dan cambios en un signo, tanto en el plano fónico como en el significativo, es por obra de la evolución histórica.

    La relación entre significante y significado es imprescindible y necesaria puesto que no existe significado alguno sin su correspondiente significante, pero resultante de una elección al azar.

  • Articulado: divisible en unidades más pequeñas, que tienen también significado, como por ejemplo: tele/fono.

  • El signo lingüístico es articulado (a. Martinet). Por articulado entendemos que está compuesto por unidades más pequeñas y, por tanto, es divisible.

    Y decimos que es doble porque es posible descomponerlo en dos niveles: Martinet, lingüista francés del siglo XX, nos habla de ello.

    En el primer nivel, el que se distingue como primera articulación, el signo lingüístico se puede descomponer en otros signos hasta llegar al signo lingüístico mínimo, es decir, a la unidad lingüística mínima dotada de forma fónica (de sonido) y de significado. Son los llamados MONEMAS.

    Monema es pues, la unidad lingüística mínima dotada de significado. A veces, no siempre, coincide con la palabra, por ejemplo, “sol” es una palabra compuesta por un único monema (MONEMA LIBRE); tom-e (monema TRABADO) es una palabra compuesta por dos monemas: uno léxico, llamado también LEXEMA y otro gramatical, o MORFEMA.

    LEXEMA (significación léxica, de conceptos, que aparece definido en

    el diccionario.

    MONEMA

    MORFEMA (significación gramatical: género, número... modifica el

    significado de los lexemas).

    En la segunda articulación, los monemas están carentes de significado, pero cuya función es DISTINTIVA (y no significativa), ya que hace que un monema se distinga de otro: (para, pasa, pata, pala, etc.). Son los FONEMAS. Los fonemas no son signos lingüísticos, ya que tienen significante o imagen acústica, pero no significado por sí solos. Ejemplo: /p/.

  • Lineal: Sucesión en el tiempo y en el espacio. No pueden superponerse. El carácter lineal de los signos supone que siempre aparezcan, al relacionarse para formar mensajes, formando una cadena, la CADENA HABLADA. Esta implica la sucesión de un signo tras otro en el tiempo y en el espacio (en la escritura).

  • Discreto: (discreción u oposición): el signo lingüístico se opone de manera radical, tajante a otros. Por ejemplo, “alba” se opone a mañana, tarde, mediodía, ocaso y noche.

  • Oral: (oralidad). El signo lingüístico es fundamentalmente oral. El signo lingüístico escrito es un sustituto del oral.

  • Relaciones sintagmáticas y paradigmáticas

    Ej: El teléfono de la oficina está sonando continuamente.

    Los signos se suceden formando una cadena en la línea del tiempo (LINEALIDAD) pero al mismo tiempo se relacionan entre sí.

    Relaciones sintagmáticas: son las relaciones de sentido que cada signo lingüístico mantiene con los restantes signos dentro de la oración. No se puede decir: El está oficina de continuamente...

    Relaciones paradigmáticas: son las relaciones de sentido existentes entre los signos de la misma categoría, que pueden aparecer en un mismo contexto. En la oración anterior podríamos cambiar “teléfono” por clínica, casa, centralita... que forman parte de una categoría, de una clase de palabras: nombres o sustantivos, que se pueden intercambiar entre sí.

    Las relaciones paradigmáticas son relaciones en vertical, mientras que las sintagmáticas son relaciones en horizontal.

    4.2. Clasificación general de los signos

    Hay diferentes tipos de signos:

  • Símbolo

  • Indicio o índice

  • Icono

  • 1. La relación entre significado y significante es inmotivada y convencional (establecida por la sociedad), es decir, se establece por acuerdo de unas personas (arbitrario). La relación existente entre significado y significante no es natural, como sí ocurre en el indicio.

    Todo símbolo es un signo pero no a la inversa. Por ejemplo, la alianza matrimonial es un símbolo en el cual la forma material del anillo es el significante que va asociado a un significado que es del estado civil (casado). Otros ejemplos: el signo lingüístico es un caso particular de símbolo; el luto en la cultura occidental se representa mediante el color negro, y en la oriental, blanco.

    2. Indicio: es un signo que funciona por la contigüidad o inmediación existente entre dos elementos. La relación significado-significante sí es natural, por ejemplo, fiebre-infección.

    3. Icono: signo en el cual existe una relación de semejanza intencionada con el referente. O también signo cuyo significante (forma de expresar el concepto expresado por el significado) presenta semejanza intencionada con el referente (aquello de lo que se habla) representado. Por ejemplo, el rostro del rey en un sello de correos o una caricatura.

    5. LA COMUNICACIÓN

    Consiste en una transmisión de significados por medio de signos. Consiste en el hecho de que una información sea transmitida de un punto a otro. Podemos decir que tanto el lenguaje como el signo son fenómenos comunicativos.

    A. Martinet (lingüista francés) dice que “sólo la comunicación da forma a la lengua”. La comunicación es el fin que persigue todo lenguaje, y la lengua es el medio para llegar a comunicarnos.

    La comunicación es un fenómeno semiológico. Además la comunicación es un acto mediante en cual un individuo establece con otro un contacto que le permite transmitirle una información; por ejemplo, el niño que llora para que alguien satisfaga su hambre, o bien la persona que habla con otra u otras.

    Esta es la comunicación humana que se establece de manera específica mediante el lenguaje oral o escrito, pero no exclusivamente (aunque el lenguaje por excelencia es el de las palabras), ya que se puede establecer también por medios visuales (por ejemplo, el lenguaje de sordos, las señales de circulación), o táctiles, como el sistema braille de ciegos, mediante medios sonoros (ej: sirena de ambulancia, timbre de clase, el repicar de la campana...).

    También se puede establecer cierta comunicación mediante medios olfativos (sobre todo entre animales, pero también los olfativos).

    Se han dado numerosas definiciones por partes de lingüistas, filósofos, acerca de lo que es la comunicación.

    Por ejemplo, José Luis López Aranguren (catedrático de ética de la UCM) en su libro La comunicación humana, es: “Entendemos por comunicación toda transmisión de información que se lleva a cabo mediante la emisión, la conducción y la recepción de un mensaje”. Hace alusión a los elementos de comunicación: emisor, canal, receptor, mensaje.

    En la obra La semiótica. Una introducción a la teoría de los signos de Sebastián Serrano, se indica: “denominamos comunicación al proceso por el cual unos seres, unas personas, emisor y receptor(es), asignan significados a unos hechos producidos y, entre ellos, muy especialmente al comportamiento de los otros seres o personas".

    5.1. Elementos de la comunicación

    La primera condición para que haya comunicación es la presencia de un emisor y de un receptor. Por tanto, emisor y receptor son los primeros elementos del proceso de la comunicación.

    • Factores lingüísticos

    El emisor es quien emite el mensaje. Puede ser una persona o varias, un animal o una máquina. Por ejemplo, un semáforo, un ordenador... Es el productor del signo y puede estar más o menos presente.

    El receptor es quien o quienes reciben el mensaje. Pueden ser personas, animales, máquinas, y es el que tiene que interpretar adecuadamente el signo.

    El código es el conjunto de signos y de reglas para combinarlos que se utilizan para construir el mensaje. Por ejemplo, en el lenguaje verbal el código está constituido por la lengua que hablamos. Hay otros tipos de códigos: código circulatorio, braille, etc. Por ejemplo en el semáforo el código está constituido por 3 signos correspondientes a las 3 luces de colores. Por otro lado el código tiene que ser conocido, tanto por el emisor como por el receptor, ya que si no, la comunicación no es posible.

    El mensaje es la información que el emisor envía al receptor; para formar un mensaje el emisor selecciona unidades del código y las combina entre sí de manera que signifiquen lo que él desea comunicar. El mensaje puede ser unilateral o bilateral. En el mensaje unilateral el receptor no puede responder de forma inmediata al emisor. Es lo que ocurre al leer la prensa, un libro, al escuchar una noticia del telediario... Sin embargo, en el mensaje bilateral la comunicación es recíproca. Se habla y se responde en el acto, como por ejemplo, en una conversación cualquiera.

    El canal es la vía por la cual circula el mensaje. Por ejemplo, en una conversación oral el canal sería el aire o bien el cable en una conversación telefónica, o al leer un libro, el canal sería el papel. Podemos hablar de canal auditivo, visual, etc.

    Dentro de los factores lingüísticos tenemos también el contexto, que es el conjunto de unidades lingüísticas que rodean a una unidad lingüística dada, o sea, a una palabra. Por ejemplo, una palabra puede significar una cosa u otra, según el contexto. Ejemplos:

    • Me senté en un banco de parque.

    • Los ladrones robaron una gran cantidad de dinero en el banco.

    • Había un banco de peces enorme.

    Todas las palabras que rodean a la palabra o unidad lingüística banco forman el contexto de esa palabra. No se debe confundir con situación.

    • Factores extralingüísticos

    Dentro de los factores extralingüísticos tenemos la situación y el referente. No podemos confundir contexto con situación.

    La situación es el conjunto de circunstancias espaciales, temporales, sociales e incluso personales en medio de las cuales se desarrolla la comunicación. La situación engloba tanto al emisor como al receptor pero es exterior al lenguaje en sí. Por ejemplo, en una clase, el tamaño, el suido, la temperatura...

    El referente es también un factor extralingüístico y es la realidad objetiva a la que se refiere el mensaje. Por ejemplo, si estamos hablando de la comunicación, el referente es la comunicación.

    5.2. operaciones del acto comunicativo

    Las operaciones del acto comunicativo son tres: codificación, descodificación y simbolización.

    Codificación: el emisor selecciona entre el código, los signos y las reglas para combinarlos, para poder emitir lo que desea comunicar, o sea, lo que hace el emisor es estructurar y elaborar el mensaje.

    Descodificación: el receptor a partir del código interpreta el mensaje.

    De estas dos operaciones se deduce la tercera, que es la simbolización, que consiste en el hecho de que nos servimos de unos elementos materiales como pueden ser insignias, luces, colores, gestos, etc. para que signifiquen o representen otros objetos o pensamientos, es decir, para que expresen lo que nosotros queremos significar. Se trata de utilizar símbolos para transmitir el mensaje, o sea, para enviar una información al receptor, es decir que mediante la combinación de símbolos tenemos que hacernos entender a los demás.

    5.3. Perturbaciones en la comunicación

    Al codificar o descodificar el mensaje elaborado a partir del código se pueden cometer errores, y esto es lo que se conoce con el nombre de ruidos. Cuanto más elevado es el nivel de ruido, más difícil es obtener una buena información. El ruido se define como el conjunto de todos los elementos que representan perturbaciones, obstáculos en la comunicación. Hay diferentes tipos: ruidos físicos, pero también hay ruidos de tipo psicológico.

    Ruidos de tipo físico serán ruidos en una conversación, la perturbación producida por el paso de un avión, o bien el funcionamiento de un motor o de una taladradora, o se pueden dar también ruidos en el código. Así por ejemplo la no correcta utilización de una palabra determinada, como cocreta, cocleta, almóndiga, etc. También si se corta una palabra en una fotocopia o aparecen borrosas, etc.

    Ruidos de tipo psicológico: por ejemplo, una persona muy soñadora o que frecuentemente se haga ilusiones o una persona que siempre esté pendiente de la opinión que puedan tener de ella los demás, se pueden producir ruidos en su interior, en su cabeza. También aparecen ruidos psicológicos entre personas distanciadas desde el punto de vista del poder (entre médico y enfermo, profesor y alumno...).

    Para contrarrestar el exceso de ruido echamos mano de la llamada redundancia: el ruido aparece contrarrestado por la redundancia. Redundancia es la repetición de la información. El emisor utiliza la redundancia para facilitar la tarea al receptor. Las lenguas naturales son redundantes en más del 50%. Ahora bien el lenguaje oral es mucho más redundante que el lenguaje escrito. Naturalmente en los casos en que se exige mucha atención la redundancia suele ser menor.

    Otro ejemplo de redundancia en el lenguaje escrito son los subrayados o bien el empleo de diferentes tipos de letras para llamar la atención sobre un escrito.

    También en el lenguaje oral sería redundancia la elevación de la voz, y por último, en una situación comunicativa en una clase cualquiera se pueden dar dos situaciones: puede ocurrir que no haya ninguna redundancia y por tanto falta de comunicación al no ser comprendido el mensaje en su totalidad, o bien puede ocurrir también que haya total redundancia, lo cual podría llegar a provocar entre los alumnos aburrimiento.

    6. COMUNICACIÓN AMIMAL Y LENGUAJE HUMANO

    No sólo se comunican entre sí los seres humanos, sino también los animales, pero esta “comunicación” suele entenderse como una respuesta instintiva, no consciente ni deliberada. Es una comunicación muy simple y elemental. Los animales emplean sonidos que son, en cierto modo, expresión de sus estados emocionales y transmisión de algunos datos concretos de la situación en que se encuentran. Así, gritos que pueden servir para advertir a los demás de la presencia de un extraño en el propio territorio, si hay un lugar donde tienen alimento, pero este tipo de comportamiento va vinculado a las pautas instintivas y por tanto innatas.

    Por tanto, la comunicación entre los seres vivientes no es un fenómeno exclusivamente humano. Los animales, como veremos, también se comunican, es decir, se transmiten unos a otros información sobre aquellos aspectos del medio que necesitan conocer para sobrevivir.

    La comunicación entre los primates ha fascinado a las gentes durante siglos. A veces esta fascinación adopta la forma de una pregunta: si los primates son tan inteligentes, ¿por qué no hablan? Probablemente, la respuesta más ingeniosa a esta pregunta sea lo que refiere Antoine Le Grand, cartesiano del s. XVII: acerca de algunos pueblos de las Indias Orientales, quienes sostenían que los simios y los babuinos no hablan porque saben que, si lo hicieran, los humanos los harían trabajar. Aunque es prácticamente cierto que los primates en la selva no hablan del modo como lo hace un ser humano normal, continúa siendo una cuestión abierta el posible grado de proximidad existente entre los diversos sistemas de comunicación de los primates y el lenguaje humano. Se ha hablado incluso, de que el origen del lenguaje humano podría estar aquí. (Hay otras muchas teorías). Sería, pues, una evolución del grito animal.

    En el siglo XVIII había un autor, De Bonald, que piensa que el lenguaje es algo creado por Dios y dice que mediante el lenguaje el espíritu del hombre sale de la nada y empieza a ser tal espíritu.

    Pero, hasta hoy, los resultados a este respecto han de valorarse como decepcionantes. Parece ser que, entre los primates no hay nada en el sentido de un sistema lingüístico en uso, y la brecha entre los sistemas de comunicación de aquéllos y la comunicación humana es verdaderamente enorme.

    Como señalaba la conocida primatóloga Thelma RowellLa comunicación de los monos no difiere cualitativamente de la de los otros animales, y les son aplicables los mismos principios. En este terreno, hay una completa ruptura entre los hombres y otros primates, con el desarrollo de un lenguaje capaz de comunicar ideas, en lugar de objetos o acontecimientos del entorno inmediato”. De hecho, un antropólogo llega a afirmar que “El interés en la evolución humana y en el origen del lenguaje humano ha distorsionado el estudio de los sistemas de comunicación de los primates no-humanos. Estos sistemas no son pasos hacia el lenguaje”.

    El lenguaje humano

    Pasaremos ahora de los sistemas de comunicación animal al estudio del lenguaje humano.

    Antes de comenzar a adquirir la lengua a la cual están expuestos, los niños atraviesan una fase que se denomina del “balbuceo”. El balbuceo se inicia con el período llamado lalación, en el que se producen sonidos indeterminados. Las primeras secuencias del balbuceo son combinaciones fisiológicamente complejas como “baa”, “paa”, “maa”, “daa”, “gaa”, etc. Estos sonidos los producen todos los niños normales y más aún, un niño que vaya a hablar castellano comenzará a balbucear los mismos sonidos que el que vaya a hablar inglés... De hecho, la capacidad para el balbuceo es un prerrequisito necesario para la posterior adquisición de la lengua a la cual el niño está expuesto.

    Frente a la comunicación animal, la humana presenta características especiales y ello porque se vale de un sistema de signos mucho más complejo que un lenguaje animal.

    El lenguaje por excelencia es el de las palabras porque sus signos componentes son fundamentalmente comunicativas y altamente manejables.

    El lenguaje es el venerable “logos” de los griegos, la palabra que nombra a los objetos, los socializa y los pone al alcance intelectual de todo el que posea ese sistema de signos. De ahí que el animal racional, el animal que posee ese logos, sea cualitativamente distinto de todos los demás animales; y de ahí también que entre los hombres puedan establecerse diferencias - sobre todo a nivel de comunicación- por su distinto sistema lingüístico.

    Sólo el lenguaje humano opera con símbolos que reciben su referencialidad de una cultura indefinidamente ampliable. El lenguaje humano tiene estrecha relación con el mundo cultural, que no existe en el lenguaje animal ya que ninguno desarrolla, acumula y transmite conocimientos de una generación a otra. Humboldt dice que el pensamiento depende del lenguaje, mientras que Piaget dice que el lenguaje depende del pensamiento.

    A medida que lleguemos a entender mejor el lenguaje humano, llegaremos igualmente a entender mejor los procesos del pensamiento humano. Desde este punto de vista, el estudio del lenguaje es, en última instancia, el estudio de la mente humana.

    El lingüista norteamericano Edward Sapir define el lenguaje humano de la siguiente manera: “El lenguaje es un método exclusivamente humano, y no instintivo, de comunicar ideas, emociones y deseos por medio de símbolos producidos de manera deliberada”.

    Se trata, pues, de una capacidad humana específica que se manifiesta en forma de conducta observable como lengua, consistente en signos verbales. La capacidad es biológica, forma parte de la dotación de todo hombre, aunque no conocemos con precisión sus características estructurales ni su origen y desarrollo en el individuo concreto.

    Cualquier ser humano puede aprender cualquier lengua del mundo. La habilidad básica para la adquisición del lenguaje es universal.

    Después de hacer una serie de consideraciones, Lenneberg indica que el lenguaje es un rasgo específico de la especie, que se basa en una variedad de mecanismos biológicamente dados.

    Más adelante señala que muchas especies han desplegado sistemas de comunicación altamente especializados, como por ejemplo, la abeja, algunas especies de aves y los delfines. Ninguno de estos sistemas, como tampoco la respuesta de un perro a una orden humana, representan etapas primitivas de la comunicación humana. Tampoco hay evidencia de que la comunicación de monos y orangutanes constituya una gradual aproximación al lenguaje. Los comienzos, empíricamente determinados, del lenguaje en el hombre son muy diferentes, como comportamiento, a las señales que los animales emiten entre sí.

    La comunicación humana es incomparablemente más completa y compleja que cualquier otra comunicación animal. La enorme diferencia que existe entre una y otra es paralela a la distancia entre el grado de inteligencia conseguido por el hombre y el que se manifiesta en los animales, incluso en los más desarrollados.

    El lenguaje animal utiliza códigos de señales que transmiten siempre el mismo tipo de mensaje y cumplen siempre el mismo objetivo.

    El lenguaje humano dispone de un código de signos capaz de emitir diferentes y variados tipos de mensaje y capaz de desempeñar distintas funciones. El lenguaje humano es el único con que el emisor puede referirse a objetos del mundo exterior, a las acciones y cambios que en él observa, a sus cualidades y relaciones.

    Esta rica y amplia posibilidad de designación es una propiedad exclusiva del lenguaje humano, pues los animales no pueden relacionas ni abstraer.

    En relación con la formación de la conciencia humana, el lenguaje cumple una función fundamental: la de ayudar a crear en la mente una especial percepción del mundo real.

    Al designar los objetos de la realidad con un nombre, fijamos nuestra atención en ellos, considerándolos como entidades aparte en el conjunto de la percepción global del entorno que nos rodea. Y gracias a que aprendemos a percibirlos y a nombrarlos por separado podemos luego retenerlos en la memoria y los recordamos aisladamente.

    Debido a esta memorización aislada podemos referirnos a los objetos aunque no estén presentes. Esta es la función que podríamos llamar de simbolización o FUNCIÓN SIMBOLIZADORA; por ella, con el lenguaje, podemos hacer presente cualquier realidad, aun estando muy alejados de la misma.

    Por eso se dice que la primera función del lenguaje es la de “doblar el mundo perceptible”, creando un mundo interior de “imágenes”, con el cual se puede operar mentalmente como si se tratara del mundo exterior.

    Gracias al lenguaje podemos abstraer, interiorizar y simbolizar la realidad perceptible, la realidad exterior. Al hablar de interiorizar, me estoy refiriendo a lo que N. Chomsky denomina “Competencia lingüística”, que consiste en la interiorización de las palabras, del lenguaje. El ser humano conforme va adquiriendo madurez lingüística va interiorizando el código de la lengua, su propia lengua.

    Además, el lenguaje destaca, abstrae de los objetos determinadas propiedades - color, tamaño, relaciones que tienen con otros objetos, etc. - y les da nombre - “azul”, “pequeño”, “divisible”, etc.- abriendo de esta forma la posibilidad de hablar de tales propiedades como si se tratara de algo aparte, como si las pudiéramos separar de los objetos en los que las percibimos.

    A esta función, creadora de nuevos conceptos de la realidad, se le llama FUNCIÓN ABSTRACTIVA. Podemos separar una propiedad, por ejemplo, el tamaño, color, etc., y hablar aisladamente de ella, del objeto en el cual la percibimos. Por ejemplo, podemos hablar de rojo, azul, grande, pequeño, aisladamente.

    Otra función del lenguaje que llama la atención y que resulta muy útil para la comprensión del mundo, es la que consiste en designar con una palabra toda una “clase de cosas”. Así reuniendo en un mismo grupo las cosas que tienen rasgos semejantes, organizamos la realidad en grupos de cosas, de modo que, de hecho, con las palabras no designamos objetos concretos, sino conceptos generales. Por ejemplo, llamamos “Casa” a cualquier construcción humana destinada a cobijar al hombre, sea cual fuere su forma, los materiales de construcción etc. O llamamos “perro” a cualquier animal que ladre, aunque tenga las orejas, el color, etc, de una forma o de otra. “Perro” y “casa” son nombres de clase. Entre los individuos que se integran en cada una de ellas, puede haber rasgos distintos, pero siempre se cumplirán unas pocas coincidencias esenciales. Esta es la llamada FUNCIÓN GENERALIZADORA del lenguaje.

    Existe, por otra parte una FUNCIÓN CREATIVA del lenguaje, sumamente enriquecedora de la existencia humana. Con el lenguaje nos está permitido crear todo un mundo de imaginación, al margen del que experimentamos en la realidad. Esto es, por ejemplo, lo que hacen los novelistas cuando inventan aventuras o ciencia-ficción.

    De todo esto se deduce que las características racionales y creativas de la mente humana están fundamentalmente estimuladas y potenciadas gracias a las funciones simbolizadoras, abstractivas, generalizadoras y creativas del lenguaje.

    Por otra parte, la vida social y la adaptación a la realidad y, por lo tanto, la supervivencia y el progreso humano dependen también de las funciones lingüísticas. Mientras que los animales, para aprender tienen que ser estimulados de manera incesante y repetida, el hombre puede modificar su conducta tan sólo con instrucciones de tipo verbal.

    Otra función, pues, del lenguaje es la FUNCIÓN SOCIALIZADORA, gracias a la cual, en relación a la vida humana, el lenguaje constituye un inapreciable instrumento de comunicación con el exterior y con los demás miembros del grupo social.

    7. CARACTERÍSTICAS DEL LENGUAJE SEGÚN HOCKETT

    El lingüista americano Charles Hockett ha propuesto 15 propiedades todas las cuales se dan en el lenguaje humano y en cierta medida en otros sistemas de comunicación. Son las siguientes:

  • Vía vocal auditiva: las señales son emisiones vocales producidas por algún mecanismo fisiológico como el aparato respiratorio, y son percibidas generalmente por vía auditiva. El emisor de la señal para producir el mensaje emplea el conducto vocal, mientras que el receptor para percibir la señal emplea un mecanismo de tipo auditivo.

  • Transmisión irradiada y recepción dirigida: la señal es una onda sonora que se expande en todas direcciones. El receptor puede localizar al emisor por la dirección de la onda. Una señal circula en todas las direcciones a partir del emisor, pero no obstante el receptor normalmente es capaz de localizar la dirección desde la cual se ha enviado la señal.

  • Evanescencia: las señales sonoras se desvanecen rápidamente, a diferencia de lo que ocurre con señales de origen químico, como la orina de los animales, cuya desaparición no es inmediata. La señal oral en el momento en que se dice se desvanece en el acto, a diferencia de otros tipos de señales o de canales. Por ejemplo, el canal olfativo ofrece la ventaja de signos que pueden persistir durante un cierto tiempo y que funcionan en ausencia del emisor.

  • Intercambiabilidad: los participantes en la comunicación no sólo transmiten sino que pueden recibir mensajes. El canto de los pájaros, sin embargo, lo suelen hacer sólo los machos de cada especie, y la hembra sólo es receptora. Los individuos, el ser humano, pueden ser tanto emisores como receptores. Sin embargo nos lo compara con los animales, como los canarios, que no funcionan así.

  • Retroalimentación total: El emisor oye todo lo que emite. Los emisores son capaces de controlar sus propias señales. O sea, el emisor cuando habla gracias a que se puede escucha a sí mismo puede ir creando su mensaje, ir improvisando, ir modificándolo, corregirlo, etc.

  • Especialización: cuando el sistema de comunicación es biológicamente irrelevante, no tiene importancia alguna, porque no tiene consecuencias biológicas, debido a que su uso no cumple ninguna función fisiológica adicional, añadida. Por ejemplo, el lenguaje humano no nos es imprescindible para poder respirar, o si estamos en casa y nuestra madre dice: “La mesa está puesta”, la única consecuencia que tiene esto es una pequeña agitación de ondas sonoras en el aire, pero la persona que oye esto puede no acudir, acudir después, etc. Mientras que un animal si ve la comida, casi inmediatamente acude a ella.

  • Semanticidad: cuando las señales están asociadas a acontecimientos u objetos. En el sistema de comunicación las expresiones tienen todas un significado y se refieren siempre a una realidad que tratan de explicar. Las vocalizaciones de los primates, la danza de las abejas, etc., son semánticas, en este sentido.

  • Arbitrariedad: el signo es arbitrario por no mantener más que una relación de convenio con la realidad a la cual hace referencia. Por tanto no se da una conexión necesaria entre el objeto y el referente.

  • Discretidad: discreción = oposición. Por ejemplo, casa / gasa / pasa o sala / pala / mala... son palabras que se parecen fónicamente, pero sus significados son muy distintos y en el caso de que aparezcan en un mismo mensaje no puede haber posibilidad alguna de confusión.

  • Desplazamiento: cuando las señales, signos, etc., pueden referirse a cosas lejanas en el tiempo y /o en el espacio. El referente de la señal no ha de estar inmediatamente presente en el tiempo y / o en el espacio. Por ejemplo, gracias a esta característica los humanos podemos hablar de algo que ocurrió hace mucho tiempo o de alguien que viviera hace muchos años, como Julio César. Ahora bien, esta propiedad se empieza a manifestar en el ser humano, en el niño, cuando éste empieza a tener cierto grado de madurez lingüística, es más, podríamos decir que el niño adquiere la adecuada competencia lingüística cuando desarrolla esta capacidad o característica.

  • Dualidad: un sistema de comunicación que se organice de acuerdo con dos niveles, uno en que los elementos mínimos carecen de significado, y otro en que esas unidades se agrupan formando unidades significativas, decimos que es dual. Toda lengua humana posee esta propiedad: hay fonemas, sin significado, y hay monemas, unidades con significado.

  • Gracias a la productividad de la lengua, la dualidad en sentido estricto permite la combinatoria de las palabras de forma ilimitada, y ello constituye un procedimiento que permite una gran simplicidad o economía en los sistemas lingüísticos. (Doble articulación del lenguaje de Martinet, Características del signo lingüístico).

  • Productividad (o apertura). El sistema permite enviar o recibir nuevos mensajes, o sea, un sistema de comunicación en el que es posible crear y comprender sin dificultad mensajes nuevos decimos que es un sistema productivo. Esto es posible gracias a las reglas recursivas (repetitivas), que son reglas que se repiten, que aparecen una y otra vez y el hablante las utiliza según le convenga ara ir creando y elaborando mensajes, o sea, con unas pocas reglas generamos este esquema y forma infinita cantidad de oraciones. Por ejemplo: El niño [que estudia] generalmente aprueba: podemos sustituir la proposición de relativo por un adjetivo El niño [estudioso] generalmente aprueba.

  • Transmisión cultural: la lengua en tanto que producto histórico de una comunidad de hablantes tiene un carácter cultural, lo que quiere decir que es algo propio de una forma de vida social con sus convenciones particulares, que se transmite de una generación a otra como parte de la cultura. La transmisión cultural es un fenómeno extraño a otros sistemas de comunicación no humanos. El sistema de comunicación se aprende de los que ya lo han usado.

  • Prevaricación: consiste en la posibilidad de emitir mensajes falsos. Prevaricación significa `falseamiento', quiere decir que lo mismo que normalmente utilizamos el lenguaje para decir la verdad y para expresar hechos que han ocurrido en la realidad también podemos utilizarlo para falsear, para mentir. En los animales esto no se da.

  • Reflexividad: cuando un sistema de comunicación permite referirse a él mismo. Se da esta propiedad, de forma trivial, en cualquier lengua. Es utilizar el lenguaje para hablar de la propia lengua. Ej: “todas las palabras que acaban en -mente son adverbios”.

  • DIFERENCIAS ENTRE CREATIVIDAD Y PRODUCTIVIDAD

    • La creatividad del lenguaje consiste en el hecho de que no está condicionado por estímulos exteriores o interiores en la producción de un mensaje. No es equivalente a la productividad, y deben ser distinguidas. La productividad es posible gracias al sistema de reglas y su aplicación recursiva. La creatividad forma parte de alguna capacidad mental aún desconocida, que incluye cualquier otro género de acción creativa: artística, científica, etc., que no es posible reducir a mecanización de algún tipo.

    • La productividad es limitada y la creatividad infinita.

    • La productividad se somete a reglas y la creatividad es libre.

    • La productividad es la misma para todos los que hablen una lengua pero la creatividad es diferente para cada ser humano.

    • La productividad se adquiere y la creatividad es innata, se nace con ella.

    • La productividad es concreta y la creatividad es abstracta, se rige por la imaginación.

    • Según se crece se pierde creatividad y se gana productividad.

    • Cualquier persona que domine una lengua tiene productividad pero la creatividad no la tienen todos por igual, incluso puede haber personas que no sean nada imaginativas.

    • La productividad no es creativa, pero la creatividad puede llevar en sí productividad.

    • La productividad sólo la podemos manifestar mediante el lenguaje oral y escrito, mientras que la creatividad la podemos expresar mediante otras vías (pintura, escultura, poesía...).

    • La creatividad es individual mientras que la productividad es social.

    • La productividad es algo práctico (nos sirve para comunicarnos con los demás), mientras que la creatividad no (sirve para enriquecerse emocionalmente).

    • La creatividad no es entendida por todo el mundo, ya que ésta puede crear mensajes incomprensibles. La productividad la entiende todo el mundo que posea ese sistema de signos, y la creatividad cada persona la puede entender de una manera distinta.

    8. FUNCIONES DEL LENGUAJE

    El lenguaje, independientemente de la lengua empleada por una comunidad social determinada, cumple una serie de funciones, unas fundamentales, las señaladas por K. Bütler y Jakobson, y otras accesorias.

    Son funciones que corresponden a diversas necesidades de comunicación entre los seres humanos. Cada una de ellas está relacionada con cada uno de los seis elementos que intervienen en el proceso de la comunicación: emisor, receptor, mensaje, código, canal y referente.

    • Función expresiva o emotiva emisor

    • Función referencial o representativa referente K. Bütler

    • Función conativa o apelativa receptor

    • Función fática o de contacto canal

    • Función metalingüística código Jakobson

    • Función poética o estética mensaje

    Ahora bien, una vez vistas estas consideraciones debemos saber ¿qué se entiende por función? Si entendemos por función todo aquello para lo que puede servir algo, el inventario de las funciones del lenguaje sería teóricamente ilimitado. Frente a esto Jakobson al señalar los elementos fundamentales de todo acto de comunicación fundamenta objetivamente un número cerrado de funciones.

    Según M.A. Garrido Gallardo, cada mensaje adquiere un matiz diferente, una huella distinta, según el proceso de comunicación, o sea, según se le de mayor o menor importancia a uno u otro elemento (emisor, receptor, canal código...) del proceso comunicativo. De ahí por ejemplo, si centramos toda la importancia en el código, obtenemos un mensaje que cumple con la función metalingüística.

    Brevemente expuesto, esto significa lo siguiente. Cuando en el mensaje el objetivo fundamental es el propio emisor, de tal manera que éste se convierte en objeto, y sujeto a la vez, hablamos de una función expresiva o emotiva. Manifiesta el estado de ánimo del emisor, quien, además de transmitir una información, expresa su actitud ante lo que dice. Tienen una función expresiva la mayoría de los poemas líricos, la mayoría de las quejas sobre los propios problemas, etc. Es frecuente el uso de vocativo y de frases exclamativas. Uso de las interjecciones. Ej: ¡Madre mía! ¡No aguanto más! ¡Qué asco de vida!

    Función conativa o apelativa: hay mensajes en los que la finalidad prioritaria es producir una reacción, por imperceptible que sea, en el receptor. Más que informar de algo el emisor intenta obtener del receptor un comportamiento determinado. Uso del imperativo. Ej: Escucha. Coge las llaves antes de salir. Tenga la bondad de esperar un momento. ¡A ver si nos vemos este verano! El lenguaje publicitario, que pretende influir en la conducta del receptor, se sirve de frases en las que predomina esta función con gran frecuencia.

    Función fática o de contacto: hay mensajes cuya unidad consiste esencialmente en establecer, prolongar o interrumpir la comunicación, para verificar si el circuito de la misma funciona, es decir, mensajes que se centran en mantener el contacto que se establece entre emisor y receptor por medio del canal. No importa el contenido concreto del mensaje, éste es un pretexto. Ej: Oiga... ¿Entiendes? De acuerdo. Ya veo. Si...si... no tienen más misión que la de informar al receptor de que seguimos en comunicación con él. En la vida cotidiana nos servimos de esta función con gran frecuencia. Ej: conversación telefónica, conservación sobre el tiempo, comentarios en un ascensor... El mantenimiento del contacto puede dar ocasión a intercambio de fórmulas rituales, diálogos enteros vacíos de información.

    Función referencial o representativa: se comunica información que no está directamente relacionada con la actitud del emisor ni con la del receptor. El mensaje pretende transmitir información objetiva, que significa o representa al referente (la realidad extralingüística). Ejemplo de la función referencial es cualquiera de los manuales de estudio.

    Función poética: El mensaje llama la atención por sí mismo, creando belleza. Es la que se centra en el propio mensaje. Lo que caracteriza a la función poética es la atención al mensaje en sí mismno. Nos preocupamos por los aspectos formales del lenguaje. No es lo más importante lo que se dice sino cómo está dicho. Es la predominante en el discurso literario. El escritor pretende proporcionar al lector no sólo una información sino suscitar en él una sensación de belleza, de creatividad. Para ello se sirve de todos los recursos expresivos y procedimientos formales que cree convenientes: abundancia o ausencia de adjetivación, metáforas, especial construcción de las oraciones, etc.

    Función metalingüística: utilizamos el lenguaje para hablar del propio lenguaje: definiciones, diccionario, gramáticas... Se produce cuando el mensaje hace referencia al código empleado para elaborarlo. El mensaje se centra en el mismo código. Cada vez que solicitamos aclaración sobre el significado de una palabra o frase utilizada en un mensaje, nuestra pregunta tiene función metalingüística. Todo proceso de aprendizaje de lenguas está lleno de operaciones metalingüísticas. Ello es particularmente evidente en el caso de los niños cuando comienzan a hablar. Ej: Las palabras terminadas en -mente son adverbios; No se dice “cabo”, se dice “quepo”, etc.

    Interpretaciones desde la antigüedad

    Desde la Antigüedad clásica, la Filosofía y otras ciencias afines se preocuparon por reflexionar en torno a las funciones que cumplían las lenguas utilizadas por los hombres. Así Platón en el Cratilo o Crátilo admite una sola función en el lenguaje: Para él la función del lenguaje consiste en comunicar una persona a otra algo referente a algo.

    Aristóteles señala dos funciones: la representativa (que sería como un preludio o anticipación de la función referencial de Bütler) y la expresiva (que tiene que ver con un anticipo de la función emotiva o expresiva de Karl Bütler).

    Protágoras admite cuatro: exhortativa (tiene relación con la conativa o apelativa de Karl Bütler), exclamativa (anticipo de la función expresiva o emotiva de Karl Bütler), aseverativa (anticipo de la función referencial o representativa) e interrogativa (con la conativa o apelativa)

    Posteriormente, Santo Tomás establece tres importantes funciones: indicativa (preludio de la función referencial o representativa), imperativa (conativa o apelativa) y optativa (opción entre algo), destacando la importancia de la primera sobre las demás..

    FUNCIÓN LÚDICA

    Francisco Indurain fue el primero que habló de ella en 1973 en un artículo llamado “para una función lúdica en el lenguaje” y el libro que fue publicado en 1974 se llama Doce ensayos sobre el lenguaje.

    La función lúdica es una función que recoge hechos lingüísticos donde el contenido es prácticamente nulo y se aplican a aquellos textos que cumpliendo con una función poética debido a las aliteraciones, repeticiones, etc., sin embargo prescinden de la función referencial y prestan muy poca atención e incluso ninguna al receptor.

    Esta función aparece ya en canciones populares de los siglos XV y XVI. Ya en ellas encontramos estribillos en los que la letra o parte de ella podemos decir que es puro sonido y es el ritmo y la imitación de timbres instrumentales lo que da lugar a la creación de palabras sin contenido apenas. Es lo que Alfonso Reyes denominó jitanjáfora (por ejemplo, la zorrilla con el gallo zangorromango) aunque hay cierta rima entre -allo y -ango por eso cumple con la función poética, pero sin embargo el enunciado no se atiende a ningún referente y por eso decimos que cumple la función lúdica.

    Alfonso Reyes denomina Jitanjáfora a todos aquellos “hechos de lengua” en que domina el puro valor de sonido.

    Lázaro Carreter en el diccionario de la lengua define así el término Jitanjáfora: nombre inventado por Alfonso reyes para desiguar palabras, metáforas, onomatopeyas, interjecciones, estrofillas, etc., carentes de sentido pero que constituyen un fuerte estímulo para la imaginación.

    Ej: “Por el río Panamá

    Viene navegando un piojo

    Con un lunar en el ojo

    Y una flor en el ojal.

    FUNCIONES DEL LENGUAJE DEL NIÑO SEGÚN HOLLIDAY

  • Función instrumental: el niño utiliza el lenguaje como medio para conseguir algo, para satisfacer sus necesidades personales y se podría resumir con la siguiente frase del niño: “Yo quiero”.

  • Función reguladora: el niño mediante el lenguaje regula la conducta de los demás pero al mismo tiempo los demás también lo controlan a él mediante el lenguaje: “Hazlo como yo te digo”.

  • Función interaccional: hay una interacción entre el yo y los demás gracias al lenguaje. “Yo-tú” o “yo y mi mamá”.

  • Función personal: consiste en la utilización del lenguaje como expresión de su propia individualidad. Es la expresión de la identidad del “yo”. El lenguaje desempeña un papel fundamental en el desarrollo de su personalidad. “Aquí llego yo”.

  • Función heurística: el lenguaje es para el niño un modo de conocer la realidad. Le sirve para aprender, explorar. “Dime por qué”.

  • Función imaginativa: el niño en ocasiones se crea su mundo que es distinto al mundo real. “Vamos a hacer como si...”.

  • Función representativa: el lenguaje es un medio de manifestar algo. Gracias a él se transmite un mensaje. “Tengo algo que decirte”

  • El niño se da cuenta de que puede comunicar y transmitir un mensaje a través del lenguaje, pero según Holliday es la menos importante para el niño y no es de las primeras en aparecer puesto que surge en un estadio más avanzado en su proceso hacia la madurez.

    TEMA 2. ORTOGRAFÍA, FONÉTICA Y FONOLOGÍA

    1. DEFINICIÓN DE ORTOGRAFÍA

    El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define la Ortografía como “parte de la gramática, que enseña a escribir correctamente por el acertado empleo de las letras y de los signos auxiliares de la escritura”. El alcance de la ortografía es, pues, considerable, porque supera el nivel estricto de la correspondencia entre sonido y letra.

    Hay dos aspectos fundamentales para situar la función y el valor de la ortografía: el concepto de corrección en relación a una norma y el lugar que ocupa en el conjunto de la gramática.

    La noción de corrección presupone la existencia de una norma que regula la transcripción gráfica y que es aceptada por todos los hablantes de la lengua. Quién elabora la norma, cómo se elabora, qué trascendencia tiene para cada lengua la fijación del código gráfico, etc., son cuestiones importantes relativas al proceso de codificación de una lengua.

    La elaboración de la norma se sustenta en el principio de convencionalidad, porque el conjunto de normas que regula el código gráfico se establece sobre la base de un acuerdo aceptado por los usuarios de dicha lengua. Las lenguas han establecido, a lo largo de su historia escrita, normas para fijar una transcripción gráfica única.

    La lengua escrita es, por naturaleza, mucho más conservadora que la lengua oral, y eso comporta que se den muy pocos cambios en el sistema gráfico en relación a los que experimenta el sistema oral.

    2. FUNCIÓN DE LA ORTOGRAFÍA

    El valor dado a la ortografía varía según las épocas, las diferentes técnicas pedagógicas e, incluso, el criterio de las escuelas.

    En unos casos, la enseñanza de la ortografía ha sido, y es, el aspecto prioritario de la escolarización básica. En otros casos, en cambio, se considera que el aprendizaje del aspecto más extremo de la representación gráfica es menos importante, por ejemplo, que el estudio del léxico o de la sintaxis. Como resultado, la ortografía queda relegada a un segundo plano.

    Para analizar las implicaciones pedagógicas de la ortografía, hay que situarla en el conjunto del aprendizaje de la lengua escrita.

    Las funciones más importantes de un código gráfico pueden analizarse en dos planos:

    • En el plano lingüístico y comunicativo: el sistema ortográfico asegura la transmisión íntegra y no ambigua de los enunciados escritos. Por ejemplo, las marcas redundantes de la lengua escrita favorecen la comprensión inmediata de las relaciones sintácticas entre los elementos de la frase, y por tanto, del texto.

    • En el plano sociológico: la ortografía es una convención necesaria para todos los miembros de una comunidad lingüística; el dominio de esta técnica consolida, en los individuos, la pertenencia al grupo y, a la vez, es un signo de la cultura del entorno. En las escrituras alfabéticas, se producen siempre desajustes en la transcripción gráfica de los fonemas; por tanto, el sistema gráfico de una lengua no representa fielmente su sistema fonológico. Además, la diversidad dialectal nos lleva a más de un subsistema fonológico en una lengua; frente a esta diversidad, un sistema gráfico prefijado se convierte en un elemento unificador que asegura la comunicación entre hablantes de distintas variedades dialectales.

    Desde una perspectiva estrictamente pedagógica, hay que considerar dos factores necesarios en cualquier aprendizaje: en primer lugar, que lo que se enseñe al niño sea motivador y, en segundo lugar, que los conocimientos que se imparten se integren en la experiencia del niño de un modo global. Los contenidos que se enseñan no pueden presentarse de un modo aislado si pretendemos que sean significativos para el alumno.

    Si aplicamos esos principios a la enseñanza de la ortografía en la escuela, observaremos que el maestro:

    • Debe mostrar al alumno la necesidad de conseguir el dominio del código gráfico, descubriéndole su función y motivándole suficientemente para que se convierta en un sujeto activo del aprendizaje.

    • No puede separar la enseñanza de la ortografía de la de la lengua escrita, de la que forma parte.

    Estos factores repercutirán en la planificación pedagógica y deberán ser asumidos por la escuela si se pretende que la enseñanza de la ortografía se alcance con éxito y se logren los objetivos propuestos.

    3. LA ORTOGRAFÍA ESPAÑOLA Y SU HISTORIA

    El sistema ortográfico del español corresponde al tipo de escritura alfabética. Gracias a las características propias de la lengua y a los continuos intentos de reforma, la ortografía española se ha apartado mucho menos que la inglesa o la francesa de lo que se ha llamado el principio fonético: es decir, que a cada fonema le corresponda en la escritura una letra y sólo una.

    En el Arte de trovar (1433) de Enrique de Villena se encuentran ya algunas noticias interesantes acerca de la ortografía castellana, pero los primeros estudios de ortografía propiamente dichos se deben al gramático y lexicógrafo sevillano Elio Antonio de Nebrija. En el libro primero de la Gramática castellana (1492) y en las Reglas de Orthographía en la lengua castellana (1517), Nebrija defiende una ortografía basada en el principio de pronunciación argumentado por Quintiliano: se debe escribir como se habla. Las ideas de Nebrija dominarán, salvo raras excepciones, durante todo el siglo XVI. A finales de siglo, Juan López de Velasco propone un sistema en el que se aúnan los principios de pronunciación, uso y razón.

    En el siglo XVII, en que se consuman los grandes cambios fonológicos del español, surgen importantes intentos reformistas basados en la pronunciación. Es fundamental el libro Breve tratado de escrivir bien y de la perfecta ortographía (1662) de Juan de Palafox y Mendoza, quien intenta armonizar los principios de pronunciación, uso y etimología.

    Las ideas de López de Velasco y, sobre todo, las de Palafox y Mendoza tendrán una importante repercusión en el siglo XVIII, cuando se fija definitivamente nuestra ortografía, salvo algunos pequeños cambios realizados más tarde. En 1741 sale a la luz Ortographía académica.

    En la ortografía académica se defienden los tres principios por este orden: pronunciación, etimología y uso. En 1843 la reina Isabel II declara oficial la ortografía enseñada por la Academia, lo que representa un paso importante hacia la unificación ortográfica del español.

    Durante el siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX hay numerosos intentos de imponer un sistema ortográfico más acorde con el principio de pronunciación, pero poco a poco la Academia irá ganando prestigio hasta imponer sus criterios.

    La Academia sigue considerando que los tres principios fundamentales de la ortografía española son: la pronunciación de las letras, sílabas y palabras; la etimología y origen de las voces, y el uso de los que mejor han escrito. Desde Nebrija hasta hoy, doctos gramáticos han pugnado por reformar la Ortografía española, con el intento de que se escriba como se habla, pero esto halla siempre obstáculos y dificultades grandes. Las modificaciones más importantes se llevaron a cabo entre 1726 y 1815, por iniciativa de la Academia, como consecuencia de los cambios de pronunciación ocurridos durante los siglos XVI y XVII.

    A pesar de sus defectos y desequilibrios la ortografía, compartida por todos los hablantes de los distintos dialectos del español, es un importantísimo elemento de cohesión. Mientras tanto, hablaremos de seguir las reglas dictadas por la Real Academia Española, pues confieren cohesión y unidad a la lengua, permiten la correcta comunicación entre todos los hablantes del español, y nos enseñan a respetarnos y a garantizar el futuro de este enorme tesoro que es la lengua de todos nosotros, con la que nos entendemos al hablar, escribir o leer.

    4. FONÉTICA Y FONOLOGÍA

    El lenguaje humano se exterioriza a través de sonidos, que se traducen a la lengua escrita en grafías o letras. De este plano fónico se ocupan dos disciplinas lingüísticas: la fonética y la fonología.

    La fonética se ocupa del sonido en sí mismo, de su materialidad o sustancia. No se ocupa de las relaciones que esos sonidos puedan contraer en el sistema lingüístico. Esto corresponde a la fonología.

    La fonología, en cambio, se preocupa del fonema, en la medida en que diferencia significados dentro del sistema. Por ejemplo, de los sonidos diferentes de la b en “bomba” y en “amaba”. Esos tipos de “b” no diferencian significados en el español actual.

    En cambio, la fonología sí se ocupa de la “b” frente a la “p”, “m”, “s”, etc., ya que se establecen oposiciones diferenciadoras en el sistema del tipo: bala/mala/cala, etc.

    Por lo tanto a la fonología le incumbe el análisis de las relaciones fónicas: de las oposiciones fonológicas, de las neutralizaciones de una oposición, etc.

    La fonética es, pues, la parte de la gramática que se ocupa de los sonidos. La fonología es la parte de la gramática que se ocupa de los fonemas. El fonema es pues, la unidad correspondiente a la fonología, mientras que el sonido es la unidad fonética. Las relaciones entre fonética y fonología son muy íntimas.

    4.1. El fonema y el sonido. Cualidades del sonido.

    El fonema es la unidad mínima de la lengua capaz de distinguir significados. Es distintivo, no significativo. Es un elemento mínimo del significante que no puede ser dividido en unidades menores. Es una unidad abstracta. Es la imagen mental del sonido. No pronunciamos fonemas sino sonidos.

    Fonema es lo que queremos pronunciar y sonido es lo que realmente pronunciamos. Cuando esa imagen mental se materializa se produce un sonido. Pertenece al plano de la lengua.

    Hay un número fijo de fonemas. En castellano son 24 (5 vocálicos y 19 consonánticos). Se representan entre 2 barras oblicuas, y constituyen el sistema fonológico.

    A las diferentes realizaciones de un mismo fonema se le denomina alófonos (el sonido en relación con otros sonidos).

    El sonido es la realización o pronunciación concreta de un fonema. Es estudiado por la fonética. Pertenece al habla. Varía según la articulación individual de los hablantes. Son ilimitados y distintos en cada hablante. Se representan entre corchetes: [m], [a], etc.

    Ningún hablante pronuncia igual la “a” de mesa pero todos tenemos la sensación de haber pronunciado y oído la misma cosa; y esto es así porque la imagen que corresponde a ese sonido [a], es decir, el fonema /a/ es igual para todos, sólo varía su realización concreta (sonido).

    Así como los fonemas son comunes para todos, los sonidos concretos de tales fonemas son distintos en cada hablante, los fonemas son 24, los sonidos son ilimitados.

    • Cualidades del sonido:

  • Tono: mayor o menor elevación de la voz. Puede ser grave o agudo.

  • Timbre: distingue las voces de personas diferentes. Individualiza la voz humana. Incluso, en un mismo hablante el timbre se modifica según su situación emocional. Es, pues, un elemento de gran importancia expresiva.

  • Intensidad: mayor o menor fuerza con que se emite el sonido. Va unida a la energía articulatoria

  • Cantidad: duración del sonido.

  • 4.2. Fonación

    La fonación es la emisión de los sonidos del habla por medio de un conjunto de mecanismos fisiológicos.

    En la realización de un sonido intervienen:

    • Los órganos de la respiración (pulmones, bronquios, tráquea, laringe).

    • Los órganos de la fonación (cuerdas vocales).

    • Los órganos de la articulación (lengua, labios, dientes).

    4.3. Fonemas y letras. Sus desajustes

    Las letras son la representación gráfica de los fonemas. En el abecedario español hay 29 letras para los 24 fonemas, lo que quiere decir que no siempre hay correspondencia y de ahí proceden las dificultades en la ortografía. Al conjunto de estas 29 letras se le llama alfabeto y abecedario.

    Los desajustes existentes en español entre fonemas y letras son mínimos y no justifican quizá una reforma ortográfica profunda y sistemática. Ésta implicaría muchos inconvenientes y sería de difícil aplicación en una comunidad lingüística y cultural tan amplia como es la de habla española.

    Al fonema /b/ en español, le corresponderían las grafías v y b (no hay diferencia de pronunciación); el fonema /k/ se representa gráficamente con c, qu y k; al fonema / / le corresponden c y z. La grafía c es válida para dos fonemas ( /k/ y / /). Al fonema velar “jota” (se transcribe como /x/), le corresponden dos grafías: g y j, mientras que el fonema /g/ se representa con g y con gu. La grafía g representa al fonema /x/ y a /g/.

    Por otro lado, un fonema como /rr/ (vibrante múltiple) en unos casos aparece representado por la letra r, y en otros por rr. La letra x encierra dos fonemas: /k/ y /s/. La letra “h” es una mera grafía y no representa a ningún fonema

    En cuanto a la grafía “y” hay que decir que sirve para representar sonidos como el de “voy” y el de “haya”.

    4.4. Fonética acústica y articulatoria

    La fonética se divide en dos ramas fundamentales: fonética articulatoria y acústica, cada una utiliza procedimientos y recursos propios para efectuar la descripción de los sonidos de la lengua.

    La fonética articulatoria o fisiológica se ocupa de la descripción del aparato fonador humano y de las posiciones que los distintos órganos adoptan para la producción de los diferentes sonidos de la lengua.

    La fonética acústica o auditiva se ocupa de estudiar la onda sonora y su percepción.

    Ambas fonéticas están involucradas en el proceso de comunicación.

    4.5. Oposición y neutralización. Rasgos característicos de los fonemas. Rasgo pertinente.

    Tomamos como ejemplo estas dos palabras: TOMAR y DOMAR.

    [t] oclusivo (atendiendo al modo de articulación), linguodental (atendiendo al lugar de articulación) sordo.

    [d] oclusivo, linguodental, sonoro.

    Se diferencian por el rasgo sordo / sonoro; los demás rasgos son idénticos. Si este rasgo origina cambio de significado se dice que esos sonidos se oponen y guardan una relación de oposición. Se dice que dos fonemas son opuestos cuando no pueden intercambiarse sin que la palabra de la que forman parte cambie en su sentido. Cada fonema se opone y se diferencia de todos los demás. La oposición fundamental del sistema fonológico español es la que permite distinguir vocales y consonantes. Ej: barco y parco; mesa y misa.

    En cuanto a los fonemas vocálicos hay una oposición entre estos fonemas; diferencia significados. Ahora bien, en fonología no sólo es importante el concepto de oposición, sino también el de neutralización, que consiste en el conjunto de rasgos pertinentes (ciertas características específicas de un fonema determinado), comunes a los dos miembros de una oposición que neutraliza (contrarresta) el funcionamiento de la misma, dando lugar al archifonema.

    En la neutralización el rasgo pertinente o distintivo deja de funcionar. Por ejemplo, en determinadas posiciones, como en caro/carro, hay una oposición (no una neutralización) significativa, en cambio, en otras distribuciones, como en “dar”, la consonante final puede ser emitida como la /r/ de caro o como la /rr/ de carro, depende de la pronunciación de cada persona; por tanto se neutraliza. No implica un cambio significativo, ya que la oposición queda neutralizada.

    En semejantes casos, /r/ simple y /rr/ múltiple pueden ser sustituidas por un fonema con características comunes, resultante de la neutralización, que recibe el nombre de archifonema. El archifonema resultante se representa con la mayúscula /R/. Por ejemplo, /maRkáR/, /MadriD/ etc.

    En la neutralización dos fonemas que diferencian significados dejan de oponerse. El archifonema es el resultado de una neutralización.

    Lázaro Carreter define la neutralización de la siguiente manera: “En fonología, fenómeno que se produce cuando una oposición entre dos fonemas deja de ser distintiva”. Para él, el archifonema es el “conjunto de particularidades distintivas que son comunes a los dos fonemas”.

    El rasgo pertinente es un elemento perteneciente a una unidad fónica que es fonológicamente distintivo. Decimos que la sonoridad es un rasgo pertinente. Rasgos pertinentes son, pues, ciertas características que son específicas de un fonema determinado. La característica que diferencia a un fonema de otro es el rasgo pertinente. Por ejemplo: /p/ y /b/ son fonemas oclusivos bilabiales orales (rasgos comunes), pero el primero es sordo y el segundo sonoro (rasgos distintivos, funcionales o relevantes).




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    Enviado por:Pasenita
    Idioma: castellano
    País: España

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