Política y Administración Pública
Desafección política
1 . INTRODUCCIÓN
Las democracias presentan unas características actitudinales que contrastan con el éxito de su instauración: presentan síntomas de falta de interés en la política, cinismo hacia todo lo relacionado con la política y una falta de aprobación de las instituciones de representación política por parte de sus representados.
Este creciente deterioro de la confianza o incremento de la desafección ha venido también observándose en las democracias occidentales más establecidas desde mediados de los años sesenta. Este deterioro se ha manifestado en el progresivo descenso de actitudes políticas como la eficacia política y la confianza en las instituciones, sin embargo este proceso a veces ha dado lugar a consecuencias positivas: ha provocado la búsqueda por los ciudadanos desafectos, que normalmente son los más informados y activos, de otros mecanismos de participación alternativos, transformando consecuentemente las instituciones democráticas, su funcionamiento y los mecanismos de comunicación entre gobernantes y gobernados. Esa es la razón de que haya incluido el punto número 6 en este trabajo: “Desafección política en España. El caso de la Sanidad Pública. La respuesta participativa de los ciudadanos”.
Todo ello está provocando un cambio en la base sobre la que se asientan las democracias representativas de hoy.
Aunque debemos tener claro que no es igual, no ocurre lo mismo en todos los sistemas democráticos, ni en todas las nuevas democracias..
1.1 - NUEVAS Y VIEJAS DEMOCRACIAS
Antes de comenzar a introducir los términos de Afección y Desafección Políticas, considero relevante diferenciar entre las Nuevas Democracias y las Viejas Democracias, o democracias tradicionales; cuáles son las distintas causas por las que la desafección aparece entre sus ciudadanos :
El origen y consecuencias de la desafección política de los ciudadanos de las nuevas democracias difiere sustancialmente de lo observado en los países tradicionalmente democráticos.
La mayoría de los estudios han atribuido el sentimiento de Desafección política: a la importancia de factores políticos de carácter institucional ; la falta de correspondencia entre funcionamiento, logros y expectativas de la ciudadanía : o a la reiteración y publicidad de escándalos políticos. También se han formulado hipótesis relacionadas con los éxitos o fracasos económicos y sociales de los gobiernos . A estas hipótesis hay que añadir las relacionadas con el aumento del nivel educativo en la población, los cambios culturales y la movilización que esto ha traído consigo .
Sin embargo, las afirmaciones anteriores hacen referencia al estudio de democracias en las que sus ciudadanos han acumulado una experiencia de funcionamiento democrático bastante prolongada. Es decir, a las democracias más tradicionales.
Los ciudadanos en las nuevas democracias, en cambio, no tienen la reciente y extensa experiencia que les permita evaluar en los mismos términos el funcionamiento, los logros y actuación de sus instituciones democráticas recientemente establecidas. Lo que es más importante, la única referencia con la que cuentan para evaluar las instituciones y prácticas de las instituciones de representación política y los representantes que los han ido ocupando se remonta a menudo a las experiencias antidemocráticas de su pasada historia política, esto es, prácticas democráticas irregulares, corrupción, escándalos políticos, etc.... Así se explica que estas experiencias políticas anteriores influyan de modo negativo en los ciudadanos a la hora de evaluar las instituciones democráticas y su confianza en ellas, desplazando a un segundo término factores políticos institucionales o de otro tipo, o factores económicos que parecen explicar la evolución de la desafección en otras democracias.
Podemos afirmar así que la presencia de sucesos políticos del pasado transmitidos a través de la socialización es un elemento esencial que modela las actitudes de la desafección del presente, y que esta última no depende sólo de factores políticos del presente inmediato. Este peso del pasado político es mucho más negativo en las nuevas democracias, como la española, ya que han sufrido en mucha mayor medida un pasado político lleno de inestabilidad, manipulación, corrupción y propaganda constante contra las instituciones de representación política. Los ciudadanos de las nuevas democracias están, por tanto, constantemente condicionados por el peso del pasado a la hora de evaluar las instituciones democráticas del presente.
En las democracias más tradicionales, en cambio, estas referencias negativas o no existen o no están tan presentes y su impacto es menor. Por otra parte, la desafección política en las nuevas democracias no tiene el mismo efecto dinamizador e innovador en las relaciones ciudadanos y gobernantes como en el observado en las viejas democracias. La desafección en las nuevas democracias produce una ciudadanía menos participativa en todos los ámbitos, reforzando y aumentando la distancia entre representantes y representados.
2 . DESAFECCIÓN POLÍTICA: CONCEPTO Y MEDICIÓN
El término "desafección política" puede definirse como el “sentimiento subjetivo de ineficacia, cinismo y falta de confianza en el proceso político, políticos e instituciones democráticas que generan distanciamiento y alineación pero sin cuestionar la legitimidad del régimen político”.
La desafección política, es independiente del grado de apoyo al régimen, no constituye, por tanto, un indicador del mismo, y tiene consecuencias actitudinales diferenciadas . En realidad, muchos de los sistemas democráticos, reúnen altos niveles de apoyo a la democracia con una elevada desafección política.
Estos síntomas actitudinales de crisis del sistema se deben a la insatisfacción producida entre los ciudadanos como consecuencia de los problemas de eficacia de los sistemas democráticos. Esto es, como consecuencia de la Crisis del Estado de Bienestar.
La desafección política permanece estable con independencia de las fluctuaciones a corto plazo en la popularidad de un gobierno y de sus políticas, así como de la evaluación general de su funcionamiento. La evaluación insatisfactoria de un gobierno y de sus políticas pueden tener un efecto movilizador y, en la mayoría de los casos resultar en una derrota electoral para el partido o coalición gobernante, pero no tiene un efecto directo ni en la desafección, ni en el apoyo al régimen democrático .
Por tanto, la cultura política de las democracias representativas actuales contiene tres dimensiones separadas que tienen causas, tendencias y consecuencias diferenciadas:
El apoyo a la democracia y sus principios
La desafección política
La insatisfacción o descontento con el gobierno y sus políticas
En base a estos 3 elementos, debemos decir que, la presencia o no de determinados niveles de desafección política no presupone una visión negativa o positiva de la ciudadanía de un país. Tampoco supone una denuncia o refrendo de un determinado modelo normativo de democracia. En realidad, los efectos de la desafección política no son iguales en todas las democracias, y ello depende del contexto político en donde se haya originado y del peso negativo que puede tener un determinado pasado político.
Por ejemplo, podemos ver que los ciudadanos de las nuevas democracias de Europa del sur se sienten políticamente menos eficaces que los ciudadanos de otras democracias europeas.
3 . DESAFECCIÓN Y EFICACIA POLÍTICA
Las siguientes tablas dan muestra de ese sentimiento de desafección en cuanto a la eficacia política. La primera muestra el porcentaje de ciudadanos que están de acuerdo con las frases: "La mayoría de la gente con poder intentan tomar ventaja de personas como yo," y "A la gente que gobierna no les importan lo que me pasa a mí." Estos datos muestran que en 1986, los ciudadanos de España y Grecia, con los de Bélgica, Irlanda y el Reino Unido, son los europeos que se consideran menos eficaces políticamente.
Eficacia política en Europa occidental, 1986 y 1988.
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Eficacia política en el sur de Europa, 1985 (Porcentaje de los que declaran estar completa o parcialmente de acuerdo con todas las afirmaciones)
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Datos pertenecientes a la Encuesta Mundial de Valor, 1990
4 . DESAFECCIÓN E INSTITUCIONES
Otro de los aspectos que son muestra de Desafección, es la desconfianza en las instituciones : la Encuesta Mundial de Valor de 1990 concluye con que los ciudadanos de España, Portugal e Italia tienen el nivel más bajo de confianza institucional en Europa occidental, en especial del Parlamento, la administración pública y el sistema legal. Sus resultados revelan un síndrome general de falta de confianza política en las instituciones entre los ciudadanos en las nuevas democracias del sur de Europa.
Confianza en las instituciones en 14 democracias, 1990 (porcentaje de los que declaran que confían mucho o bastante)
Esto sugiere que las distintas tendencias observadas en cada país pueden ser el resultado de factores políticos internos que van más allá de sus anteriores experiencias políticas de sesgo autoritario.
La siguiente tabla muestra cómo los ciudadanos de Argentina, Bélgica, Italia, Perú, Portugal, España y Venezuela son los que tienen los niveles más bajos de confianza institucional, es decir, sus evaluaciones son negativas.
Confianza política en las instituciones de las democracias occidentales, 1981 y 1990 (Índice del promedio de confianza en las instituciones del sistema político y en otras instituciones sociales).
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La desafección política es predominante entre nuevas democracias, pero no es un atributo exclusivo. La desafección política también se puede encontrar en democracias más establecidas como Venezuela e Italia, y hasta en otras democracias de Europa occidental como Francia y Bélgica.
Por todo ello, es posible identificar dos grupos en términos de niveles de desafección política (Torcal.2000) :
un grupo de países con baja desafección que se corresponden con democracias con largos y prolongados periodos bajo regímenes democráticos.
un segundo grupo con alta desafección que se corresponden con países con pasados semi-democráticos o una historia anti-democrática notable. Lógicamente, en este segundo grupo, predominan las nuevas democracias que son precisamente las que exhiben estos pasados democráticos más agitados.
5 . DESAFECCIÓN Y APOYO A LA DEMOCRACIA
No existe relación a nivel individual entre apoyo a la democracia y desafección. Diferentes estudios muestran que generalmente alrededor del 75-85 por ciento de los ciudadanos de países como España, Grecia o Portugal apoya el nuevo sistema político, a pesar del alto grado de desafección que en ellos se aprecia.
Para observar la relación existente entre desafección política y apoyo a la democracia, se han creado cuatro tipos de ciudadanía a partir del cruce de ambas variables :
democracias participativas (baja desafección y apoyo mayoritario a la democracia),
democracias desafectas (alta desafección y apoyo mayoritario),
democracias participativas no consolidadas (baja desafección y apoyo no mayoritario a la democracia) y
democracias desafectas no consolidadas (alta desafección y apoyo no mayoritario a la democracia).
Si hubiese relación entre los niveles de desafección y el apoyo a la democracia la gran mayoría de los casos deberían agruparse en los tipos 1 y 4; es decir, el apoyo a la democracia estaría condicionado por el grado de desafección existente.
Sin embargo, como puede apreciarse a continuación, la mayoría de las nuevas democracias pertenecen al grupo de democracias desafectas, es decir, una alta desafección con unos niveles de apoyo a la democracia elevados y comparables a los observados en democracias más tradicionales.
Clasificación de países según el grado de apoyo al régimen democrático y desafección política
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El profesor Mariano Torcal, realiza un profundo estudio de la relacion entre desafección, legitimidad democrática, participación , etc... a través de múltiples variables, y concluye que el pasado político ejerce un papel crucial a la hora de moldear las actitudes, por lo que dice que ..”La legitimidad democrática, al menos en las nuevas democracias, es el resultado de lo que denomino “efecto de transición”, es decir, el cambio actitudinal general que resulta de la política de la transición y la consolidación.
6 . DESAFECCIÓN POLÍTICA Y PARTICIPACIÓN POLÍTICA.
Estudios diferentes han demostrado que la gente que no confía en las instituciones, se siente desconectada de la política y/o incapaz de entenderla, y se cohíbe a la hora de expresar su intención de participar en el proceso democrático, produciendo apatía general. Pero, es igualmente posible que la desafección política pueda movilizar a los ciudadanos para que busquen modos alternativos de expresar su opinión política y su frustración con el funcionamiento y la actuación de las instituciones democráticas existentes.
¿Es ese el legado positivo de la Desafección Política?
Para Gamson (1968), el efecto combinado de baja confianza política y alta eficacia política produce "la óptima combinación para la movilización". Así, de acuerdo con está opinión, unos ciudadanos que, al mismo tiempo, creen que las instituciones políticas son insensibles a sus demandas y que se sienten capaces de entender la política, poseen una motivación mayor para ir dejando de utilizar los mecanismos más convencionales de participación en favor del uso creciente de formas alternativas que les permitan expresar de una forma democrática sus preferencias , (ONG, asociaciones no institucionales, etc....)
De hecho se ha señalado que algunas de estas actitudes de desafección se están convirtiendo en la fuerza motor que puede cambiar la naturaleza de las relaciones entre los ciudadanos y el poder en las democracias representativas.
¿Produce el mismo efecto transformador la desafección política en las nuevas democracias que en las más tradicionales?
La desafección política no tiene los mismos efectos en las nuevas democracias. La desafección política en estos países contribuye a desincentivar la participación en las dos dimensiones de la participación, la convencional y la no-convencional (Torcal, 1995). La desafección política en las nuevas democracias tiene un efecto desmovilizador muy importante. De hecho, la desafección política en estos países contribuye a aumentar la ya significativa distancia entre los ciudadanos y sus representantes.
Lo contrario sucede en las democracias más tradicionales, la desafección política hace que disminuya la utilización de mecanismos más convencionales de participación al tiempo que contribuye a aumentar la propensión a utilizar otros mecanismos alternativos de expresión de las preferencias políticas, constituyéndose, de este modo, en la fuerza transformadora de las relaciones entre los ciudadanos y las autoridades y de la misma democracia representativa. Mientras las democracias tradicionales están acercándose a una democracia más inclusiva y participativa; las nuevas democracias, sin embargo, van camino de convertirse en democracias más elitistas y menos participativas. Esta diferencia, en la naturaleza de las democracias de estos países, se debe, en parte, a la distinta influencia de la desafección política en las nuevas democracias.
7 . EL DISTINTO CARÁCTER DE LA DESAFECCIÓN EN LAS NUEVAS Y VIEJAS DEMOCRACIAS.
Los mejores predictores de la desafección política son aquellos que miden su historia política, para ser más preciso, la cantidad de "experiencia antidemocrática acumulada."
Los ciudadanos, que se encuentran en la segunda categoría de países, esto es, las nuevas democracias, no tienen un punto de referencia para evaluar la actuación de las instituciones políticas o los logros alcanzados por el sistema. Como resultado, sus opiniones y actitudes con respecto a las instituciones democráticas serán en menor medida dependientes de las vivencias y valoraciones acumuladas con las instituciones existentes y tenderán a basarse en otras experiencias políticas anteriores condicionando la valoración de las instituciones democráticas y de sus logros sociales, políticos y económicos
La desafección política en las nuevas democracias depende más de las variables para medir la influencia de la socialización política y menos de la evaluación e información de la actuación y espacios participativos de las instituciones actuales. Si esta hipótesis es correcta, el análisis de las variables que influyen en la desafección política en las viejas y nuevas democracias deberían producir diferentes resultados.
En todas las democracias, el pasado democrático o antidemocrático de cada país juega un papel a la hora de determinar el grado de confianza de los ciudadanos en las instituciones políticas. Pero es en las Nuevas Democracias donde el papel del pasado tiene más peso: En estos países, el pasado constituye un legado cultural que influye negativamente en la percepción y la evaluación de las instituciones democráticas a pesar de sus actuaciones y logros. Los ciudadanos más cultos e informados se escapan de este síndrome de desafección, ya que son precisamente los que están más al tanto del normal funcionamiento, de los mecanismos participativos existentes y de los resultados alcanzados por las instituciones de representación política: mayor libertad y, en muchos países, pese a excepciones notables, mayor progreso económico y social. La desafección y su legado cultural están concentrados, por lo tanto, entre los ciudadanos cuyas evaluaciones están influidas por una socialización primaria negativa acompañada de falta de información.
8 . DESAFECCIÓN POLÍTICA EN ESPAÑA. CONCRETAMENTE EL CASO DE LA SANIDAD PÚBLICA.
Santos Juliá, afirma en uno de sus numerosos artículos :
“Nada menos que dos de cada tres españoles, si se cree el último sondeo del CIS, manifiestan poca o ninguna confianza en el Gobierno de Aznar, lo que significa que ni siquiera todos los presuntos votantes que echan los cocineros del CIS en la caldera del Gobierno dicen confiar en su presidente. Más significativo aún: los descontentos alcanzan cifras astronómicas: tres de cada cuatro juzgan regular o mala la situación económica, mientras de nuevo dos de cada tres no ven nada clara la situación política. Todo un éxito en la conquista de la confianza del público tras 20 meses con la oposición socialista curándose las viejas heridas y con los comunistas de excursión por los cerros de Úbeda.”
En relación a ese comentario, es también un secreto a voces el penoso estado de la Sanidad Pública española; Listas de espera inmorales, deficiente atención personal, la política del medicamentazo, etc .... Todo ello crea en los ciudadanos españoles un enorme sentimiento de desconfianza en la Sanidad, que por un movimiento ascendente, acaba contagiando esa desconfianza a los gobiernos de las Comunidades Autónomas, Gobierno central, y todas aquellas instituciones que impliquen alguna relación con el poder político.
El Doctor Marciano Sánchez Bayle, en su ensayo “Hacia el Estado del Malestar”. Neoliberalismo y política sanitaria en España” estudia los problemas a los que se enfrenta la Sanidad Pública española frente a este nuevo siglo que acabamos de estrenar. Así mismo, analiza las actuaciones desarrolladas por las políticas oficiales y los programas previstos para el futuro.
Sánchez Bayle enumera lo que el considera como causas fundamentales del deterioro de la Sanidad Pública, sin olvidarse de la respuesta social a esa crisis.
Según el Doctor, la respuesta social ante las agresiones a la Sanidad Pública ha sido bastante modesta y parcelada. Esto nos hace pensar en uno de los supuestos que hemos visto en este trabajo que son consecuencia de la desafección política; la participación Limitada. Pero en este caso, la sociedad española, a pesar de estar considerada como una de las nuevas democracias, difiere de la norma general, y muestra un alto índice de participación en lo que se refiere a movilización social o movimientos de protesta para intentar hacer oír su voz frente a las instituciones y así contribuir al cambio del sistema.
Dos hechos son importantes a la hora de medir la respuesta social frente a las políticas sanitarias neoliberales del gobierno español :
Se han creado plataformas para la Defensa y Mejora de la Sanidad Pública, así como asociaciones de damnificados y agrupaciones de defensa de los intereses de los ciudadanos.
Notable respuesta de la ciudadanía frete al “medicamentazo”, que reunía unas condiciones especiales para suscitar movilizaciones, en cuanto que agredía de una manera muy directa e inmediata a un colectivo importante de población. Las movilizaciones se realizaron en todo el territorio, y mostraron la capacidad que tienen los problemas sanitarios para conseguir una sensibilización social y la preocupación de la población sobre el funcionamiento y prestaciones de la Sanidad Pública.
Al hacerme eco de las palabras del Doctor Sánchez Bayle, pretendía mostrar cómo, aunque de modo general se identifique “Desafección” con “No participación”, es evidente que en muchos casos, es esta desafección la que provoca una movilización social que probablemente sin ese sentimiento de desconfianza no existiría. Hablamos entonces de la cara positiva de la Desafección.
9 . A MODO DE CONCLUSIÓN. COMENTARIO PERSONAL. ¿Es posible pasar del “bienestar individual” al “bienestar compartido”?.
La mayoría de los ciudadanos españoles somos conscientes de las deficiencias que políticas erróneas han causado en las nuestras vidas. Por lo que es el momento de reivindicar el papel de la sociedad civil, de la iniciativa social como una forma adecuada y valida de las sociedades para contribuir a la mejora del bienestar. Como una forma de poner en primer lugar los valores de solidaridad, de considerar a la persona como objetivo de la acción y como mecanismo de control del Estado y del Mercado por parte de los ciudadanos.
Es con este "Bienestar compartido" como realmente podremos salvar entre todos el Estado de Bienestar. Ahora bien, no se trata de asumir sin más aquellos espacios que abandona el Estado (clara referencia a las ONGs y a los nuevos papeles que ocupan) o que no son suficientemente rentables para el Mercado, sino de "compartir", y en este compartir, entre otros aspectos, lleva consigo un reparto de responsabilidades real y de toma de decisiones en los aspectos que los afecten.
Con la participación, los ciudadanos se sentirán responsables de su bienestar en particular y del de la sociedad en general.
Para lograr este pluralismo del bienestar es necesario que los ciudadanos asuman de un modo solidario, con todo interés, la consecución de fines públicos. Y esto implica realizar un enorme esfuerzo en iniciativa, imaginación y creatividad en el servicio de esos fines colectivos, excepcional en su alcance e integración social que estas iniciativas determinan (García de Enterría, 1992).
Se trataría de este modo de que a través de la participación de los ciudadanos en la Iniciativa Social, el Estado asuma eficazmente los intereses sociales de las clases más populares y desfavorecidas (Pascual, 1987).
La crisis del Estado de Bienestar no genera solidaridad ciudadana, sino individualismo y descomposición del tejido social, no aumenta la organización para lograr un cambio social, sino hacia el "sálvese quien pueda" y el "buscarse la vida", esto es, hacia el “Bienestar Individual”.
Desde mi punto de vista, es el momento de hacer el gran esfuerzo de superar ese individualismo, que por alguna razón que desconozco me trae a la mente imágenes caducas como “caciquismo”, “oligarquía”, y un etc.. de términos que no me agradan. Yo estoy dispuesta, ¿Y usted?.
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Enviado por: | Estela |
Idioma: | castellano |
País: | España |