Psicología
Construcción social de la realidad
TRABAJO DE PSICOLOGIA SOCIAL II
LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA REALIDAD
INTRODUCCIÓN:
La construcción social de la realidad (Berger y Luckmann, 1972)trata de demostrar que toda la realidad social no es otra cosa que una construcción de la misma sociedad.
El hombre mismo es quien construye su propia naturaleza, él es el que se produce a sí mismo y esa construcción será, por necesidad, siempre una empresa(construcción)social.
La construcción social de la realidad puede tener diferentes disciplinas que la estudien, principalmente nos quedamos con el que le da la sociología . aunque si es cierto que numerosos autores han trabajado sobre este hecho; destacamos a dos conocidos como Sartre , o Nietzsche, entre otros muchos.
La sociología del conocimiento define la visión intersubjetiva de la realidad del entorno cultural y ecológico como una construcción donde median entre la percepción y la representación de los objetos de referencia, un conjunto de elementos.
En el proceso de construcción social de la realidad la cotidianidad tiene el papel primario indudablemente.
Por ello se concretan las acciones, incidentes, y accidentes del ser y el existir. "Lo cotidiano se instituye a través de un conjunto de comportamientos, emociones, rituales, que acompañan el día a día de los diferentes sectores constitutivos de la trama social.
OBJETO DE ESTUDIO:
Los autores destacan tres momentos básicos en el proceso de construcción de la realidad: la sociedad es un producto humano la sociedad es una realidad objetiva el hombre es un producto social.
El interés de la sociología del conocimiento se ha
centrado en el plano teórico sobre cuestiones epistemológicas y en el plano
empírico sobre cuestiones de historia intelectual.
Berger y Luckmann se declaran al margen de toda la conceptualización
anteriormente descrita al considerar a la sociología del conocimiento como
parte de la disciplina de la sociología, definiendo que la sociedad del
conocimiento debe ocuparse de todo lo que se considere conocimiento en la
sociedad.
Establecen que el conocimiento del sentido común más que las ideas
debe constituir el tema central de la sociología del conocimiento, puesto que
éste constituye el edificio de significados sin el cual ninguna sociedad podría
existir.
Los autores parten de las dos consignas más famosas e influyentes en la
sociología, la de Durkheim que dice que la regla primera y fundamental es
considerar los hechos sociales como cosas, y la de Weber que dice que tanto
para la sociología en su sentido actual como para la historia, el objeto del
conocimiento es el complejo de significados subjetivos de la acción.
Berger y Luckmann plantean que ambas posturas no se contradicen porque
finalmente están dando cuenta del carácter dual de la sociedad. Declaradas
ambas consignas clásicas, ellos se preguntan: ¿Cómo es posible que los
significados subjetivos se transformen en facticidades objetivas? O ¿cómo es
posible que la actividad humana produzca un mundo de cosas?
I- LOS FUNDAMENTOS DEL CONOCIMIENTO EN LA VIDA COTIDIANA
LA REALIDAD DE LA VIDA COTIDIANA
Ya está establecido que el propósito de esta obra es un análisis sociológico
de la realidad de la vida cotidiana, o más exactamente del conocimiento que
orienta la conducta en la vida cotidiana.
Puesto que la realidad de la vida cotidiana se organiza alrededor del “aquí”
de mi cuerpo y el “ahora” de mi presente, estos son los focos de atención que
se presta a la realidad de la vida cotidiana y constituyen lo “real” de mi
conciencia.
Sin embargo, la realidad de la vida cotidiana no se agota en estos
fenómenos presentes sino que abarca fenómenos que no están aquí y ahora.,
lo que significa que se experimenta la vida cotidiana en grados diferentes de
proximidad y alejamiento, tanto espacial como temporal.
La realidad de la vida cotidiana se da por establecida como realidad, no
requiriendo verificaciones adicionales.
Esta se da como no problemática si las rutinas prosiguen sin interrupción y
seguirá siéndolo hasta la aparición de un problema. Cuando esto ocurre, la
realidad de la vida cotidiana busca integrar el sector problemático dentro de lo
que ya no es problemático.
Por otra parte, la vida cotidiana conserva su acento de realidad dentro de
una estructura temporal, es decir se incluye dentro de un espacio de tiempo
claro y definido. La inminencia de la muerte amenaza profundamente la
realidad.
2. INTERACCION SOCIAL EN LA VIDA COTIDIANA
La realidad de la vida cotidiana se comparte con otros, siendo la situación
“cara a cara” la más importante de las experiencias de interacción social y del
que derivan todas las demás situaciones de interacción.
En esta situación el otro es completamente real. Esta presencia puede ser
próxima o remota y varía de acuerdo a la “distancia” que se vaya tomando del
otro. En uno y otros casos, el otro es perfectamente real aunque llegue a
constituir algo tan lejano y anónimo como lo que se denomina “opinión pública”.
Entonces, la realidad social de la vida cotidiana es aprehendida en un
continuum de tipificaciones que se vuelven progresivamente anónimas a
medida que se alejan del “aquí” y “ahora” de la situación “cara a cara”.
En un polo están los otros con los que interactúo intensamente y en el otro
polo hay abstracciones sumamente anónimas que por su misma naturaleza
nunca pueden ser accesibles a un “cara a cara”.
En este tono, la estructura social es un elemento esencial de la realidad de
la vida cotidiana.
3. EL LENGUAJE Y EL CONOCIMIENTO EN LA VIDA COTIDIANA.
La expresividad humana es capaz de objetivarse por manifestarse en
productos de la actividad humana.
La realidad de la vida cotidiana está llena de objetivaciones y además es
posible únicamente por ellas. La significación es un caso especial de
objetivación y se refiere a la producción humana de signos. Los signos se
agrupan en una cantidad de sistemas: gesticulatorios, movimientos corporales
pautados, grupos de artefactos materiales, etc.
El lenguaje es el sistema de signos vocales más importante de la sociedad
humana. Las objetivaciones comunes de la vida cotidiana se sustentan
primariamente por la significación lingüística, lo que hace que la comprensión
del lenguaje sea esencial para cualquier comprensión de la realidad de la vida
cotidiana.
El lenguaje es capaz de transformarse en depósito objetivo de vastas
acumulaciones de significado y experiencia que puede preservar a través del
tiempo y transmitir a generaciones futuras.
Además, el lenguaje es capaz de trascender por completo la realidad de la
vida cotidiana. El lenguaje construye enormes edificios de representación
simbólica que parecen dominar la realidad de la vida cotidiana como
gigantescas presencias de otro mundo. Aquí pueden mencionarse la religión, la
filosofía, el arte y la ciencia.
El simbolismo y el lenguaje simbólico llegan a ser constituyentes esenciales
de la realidad de la vida cotidiana y de la aprehensión que tiene de esta
realidad el sentido común.
El lenguaje constituye campos semánticos o zonas de significación
lingüísticamente circunscritos.
Dentro de estos campos semánticos se posibilita la objetivación, la retención
y la acumulación de la experiencia biográfica e histórica. Esta acumulación
forma un acopio social de conocimiento que se transmite de generación en
generación y está al alcance del individuo en la vida cotidiana. Lo anterior
permite la “ubicación” de los individuos en la sociedad y el manejo apropiado
de ellos cuando participan en el cúmulo social de conocimiento.
El acopio social de conocimiento establece diferenciaciones dentro de la
realidad según los grados de familiaridad. De esa manera el conocimiento
sobre la propia ocupación y el propio mundo es muy abundante y específico,
mientras que del mundo ocupacional de los otros tengo apenas un
conocimiento muy esquemático.
El conocimiento de la vida cotidiana se estructura en términos de
relevancias, algunas de las cuales determinan los propios intereses
pragmáticos inmediatos y otras por la situación general en se encuentra el
individuo dentro de la sociedad.
Esto determina el grado de acopio de conocimiento objetivado.
En cuanto a la distribución social del conocimiento, los autores dicen que
diferentes individuos y tipos de individuos poseen el conocimiento en grados
diferentes.
II.- LA SOCIEDAD COMO REALIDAD OBJETIVA
1. INSTITUCIONALIZACION
Organismo y actividad
El proceso por el cual se llega a ser hombre se produce en una interrelación
con un ambiente.
Este enunciado cobra significación si se piensa que dicho
ambiente es tanto natural como humano. El ser humano en proceso de
desarrollo se interrelaciona no sólo con un ambiente natural determinado sino
también con una orden cultural y social específico mediatizado para él por los
otros significantes a cuyo cargo se halla.
La forma específica dentro de la cual se moldea esta humanidad está
determinada por dichas formaciones socioculturales y tiene relación con sus
numerosas variaciones.
Es significativo decir que el hombre construye su
propia naturaleza o sea, que el hombre se produce a sí mismo.
El desarrollo común del organismo y el yo humanos en un ambiente social
determinado se relaciona con la vinculación peculiarmente humana entre el
organismo y el yo.
La autoproducción del hombre es siempre y por necesidad, una empresa
social. Los hombres producen juntos un ambiente social con la totalidad de sus
formaciones socioculturales y psicológicas.
La humanidad específica del hombre y su socialidad están entrelazadas
íntimamente. El homo sapiens es siempre y en la misma medida, homo socius.
Los autores se preguntan de qué manera surge el propio orden social y se
responden diciendo que el orden social es un producto humano o una
producción humana constante, realizada por el hombre en el curso de su
continua externalización. El orden social humano no se da en el ambiente
natural. No forma parte de la “naturaleza de las cosas” y no puede derivar de
las “leyes de la naturaleza”. Existe solamente como producto de la actividad
humana.
Tanto por su génesis como por su existencia el orden social es un producto
humano.
b) Orígenes de la institucionalización
Toda actividad humana está sujeta a la habituación. Todo acto que se repite
con frecuencia crea una pauta que luego puede reproducirse con economía de
esfuerzos y que ipso facto es aprehendida como pauta por el que la ejecuta.
Hasta los individuos que se encuentren aislados estarán sujetos a la
habituación.
Estos procesos de habituación son los que anteceden a toda
institucionalización, la que aparece cuando se da una tipificación recíproca de
acciones habitualizadas por tipos de actores.
Un sector de la actividad humana se institucionaliza cuando es sometido al
control social.
Un mundo institucionalizado se experimenta como realidad objetiva, tiene
una historia que antecede al nacimiento del individuo y no es accesible a su
memoria biográfica.
La biografía del individuo es un episodio ubicado dentro de la historia
objetiva de la sociedad.
Las instituciones ejercen sobre el individuo un poder de coacción.
La objetividad del mundo institucional es una objetividad de producción y
construcción humanas, es actividad humana objetivada.
La relación entre el hombre (productor) y el mundo social (su producto) es
dialéctica, interactúan.
La externalización, la objetivación y la internalización son momentos del
proceso de la socialización.
Cada uno de ellos corresponde a una caracterización esencial del mundo: la
sociedad es un producto humano, la sociedad es una realidad objetiva, el
hombre es un producto social.
La legitimación del orden institucional es aprendida por las nuevas
generaciones durante el mismo proceso que las socializa dentro del orden
institucional.
Sedimentación y tradición
La conciencia retiene solamente una pequeña parte de la totalidad de las
experiencias humanas, la que una vez retenida se sedimenta.
El lenguaje es el depositario de una gran suma de sedimentaciones
colectivas, que entonces se adquieren como conjuntos cohesivos y sin
reconstruir su proceso original de formación.
La transmisión del significado de una institución se basa en el
reconocimiento social de aquella como solución “permanente” a un problema
“permanente” de una colectividad dada.
Las colectividades se integran de facto, pero su integración no es un
imperativo funcional para los procesos sociales que las producen, sino que más
bien se efectúa por derivación.
El conocimiento se halla en el corazón de la dialéctica fundamental de la
sociedad: “programa” los canales en los que la externalización produce un
mundo objetivo. Objetiviza este mundo a través del lenguaje y del aparato
cognoscitivo basado en el lenguaje, es decir lo ordena en objetos que han de
aprehenderse como realidad.
Este mundo se internaliza de nuevo como verdad objetivamente válida en el
curso de la socialización. Este mismo cuerpo de conocimiento se transmite a la
generación inmediata, se aprende como verdad objetiva en el curso de la
socialización y de ese modo se internaliza como realidad subjetiva.. Lo mismo
es adjudicable a cualquier área de comportamiento institucionalizado.
Sedimentación y tradición
Podríamos definir la sedimentación como el proceso por el cual las experiencias quedan estereotipadas en el recuerdo como entidades reconocibles y memorables.
El lenguaje se convierte en depositario de una gran suma de
sedimentaciones colectivas, que se adquieren como conjuntos cohesivos y sin
reconstruir su proceso original de formación.
Las legitimaciones pueden sucederse unas a otras, otorgando nuevos
significados a las experiencias sedimentadas de esa colectividad.
La transmisión del significado de una institución se basa en el
reconocimiento oficial de ella como solución permanente a un problema
permanente de una colectividad dada.
Los actores deben enterarse sistemáticamente de estos significados, lo que
requiere de una cierta forma de proceso educativo. Tanto el saber como el no
saber se refieren a lo que es definido socialmente como realidad.
Las dificultades que surgen se relacionan con las actividades teóricas de los
legitimadores y de las actividades prácticas de los educadores en la nueva
sociedad.
c) Roles
Las instituciones se encarnan en la experiencia individual por medio de los
roles. Al desempeñar roles, los individuos participan en un mundo social y al
internalizar dichos roles, ese mismo mundo cobra realidad para ellos
subjetivamente.
El origen de los roles reside en el mismo proceso fundamental de
habituación y objetivación que el origen de las instituciones. Los roles aparecen
tan pronto como se inicia el proceso de formación de un acopio común de
conocimiento que contenga tipificaciones recíprocas de comportamiento. Todo
comportamiento institucionalizado involucra roles.
Los roles representan el orden institucional. Ni la institución ni la obra existen
empíricamente fuera de esta realización recurrente. Los roles representan
instituciones ya que posibilitan que ellas existan, una y otra vez, como
presencia real en la experiencia real de individuos concretos.
Los roles tienen gran importancia estratégica en una sociedad ya que
representan no solo tal o cual institución, sino la integración de todas en un
mundo significativo.
Cada rol brinda acceso a un sector específico del acopio total de
conocimiento que posee la sociedad. Esto implica una distribución social del
conocimiento.
Dada la acumulación histórica de conocimiento en una sociedad, podemos
suponer que, a causa de la división del trabajo, el conocimiento de roles
específicos aumentará en una proporción más rápida que el conocimiento de lo
que es relevante y accesible en general. En otras palabras: surgirán
especialistas.
Los especialistas se convierten en administradores de los sectores del
cúmulo de conocimiento que les ha sido adjudicado socialmente.
Los autores proponen que la dialéctica esencial de la sociedad presenta dos
perspectivas. La primera se resume en que la sociedad existe sólo en cuanto
los individuos tienen conciencia de ella y la segunda en que la conciencia
individual se determina socialmente.
d) Alcances y modos de la institucionalización
La institucionalización no es un proceso irreversible a pesar del hecho de
que las instituciones, una vez formadas, tienden a persistir.
Si hay algún problema se debe a las dificultades subjetivas que pueda tener
el individuo al internalizar los significados socialmente aceptados.
A medida que se van produciendo mayores desviaciones se producirán
también modificaciones importantes en el carácter dado a los significados
institucionales.
Existirá ahora un problema objetivo con respecto a una integración amplia
de significados dentro de la sociedad total.
La multiplicación de perspectivas aumenta sobremanera el problema de
establecer una cubierta simbólica estable para toda la sociedad.
Como la relación entre el conocimiento y su base social es dialéctica, es
decir el conocimiento es un producto social y un factor de cambio social, lo
anteriormente expuesto impulsa otros modos de institucionalización.
La variabilidad histórica de la institucionalización se relaciona con la manera
en se objetiva el orden institucional, lo que plantea la cuestión de la reificación
de la realidad social.
La reificación es la aprehensión de fenómenos humanos como si fueran
cosas, en términos no humanos o posiblemente supra-humanos. Como si los
productos de la actividad humana fueran algo distinto de los productos
humanos, como hechos de la naturaleza, como resultado de leyes cósmicas o
manifestaciones de la voluntad divina.
El mundo reificado es, por definición, un mundo deshumanizado.
No se debe limitar el concepto de reificación a las construcciones mentales
de los intelectuales. La reificación existe en la conciencia del hombre de la
calle.
Todo el orden institucional podría aprehenderse en términos reificados, tanto
en conjunto como segmentariamente.
Los roles pueden reificarse al igual que las instituciones.
Este análisis sirve como correctivo permanente a las propensiones
reificadoras del pensamiento teórico en general y del sociológico en particular
impidiendo que caigan en una concepción no dialéctica de la relación que
existe entre lo que los hombres piensan y lo que hacen.
2. LEGITIMACION
Orígenes de los universos simbólicos
La legitimación es el proceso que constituye una objetivación de significado
de “segundo orden”.
La legitimación no es indispensable en la primera fase de la institucionalización. Surge inevitablemente cuando las objetivaciones del orden institucional deben transmitirse a una nueva generación.
Este proceso de explicar y justificar el orden institucional atribuyendo validez
cognoscitiva a sus significados objetivados constituye la legitimación.
El conocimiento precede a los valores en la legitimación de las instituciones.
La legitimación incipiente aparece tan pronto como se transmite un sistema de
objetivaciones lingüísticas de la experiencia humana.
El segundo nivel de legitimación lo constituyen las proposiciones teóricas
rudimentarias.
El tercer nivel contiene las teorías explícitas por las que un sector
institucional se legitima en términos de un cuerpo de conocimiento
diferenciado. Suele encomendarse esta función a personal especializado para
que las transmita.
El cuarto nivel lo constituyen los universos simbólicos que son cuerpos de
tradición teórica que integran zonas de significado diferentes y abarcan el
orden institucional en una totalidad simbólica.
El universo simbólico se concibe como la matriz de todos los significados
objetivados socialmente y subjetivamente reales. El universo simbólico se
construye mediante objetivaciones sociales.
La cristalización de los universos simbólicos sucede a los procesos de
objetivación, sedimentación y acumulación del conocimiento. El universo
simbólico aporta el orden para la aprehensión subjetiva de la experiencia
biográfica.
El universo simbólico puede describirse diciendo que “pone cada
cosa en su lugar” dado que ordena las diferentes fases de la biografía.
En cuanto a la legitimación de la ubicación de la muerte, el universo
simbólico desempeña una importancia estratégica fundamental porque revela
su carácter apaciguador fundamental de las legitimaciones definitivas de la
suma realidad de la vida cotidiana.
Otras características del universo simbólico como legitimador son:
- resguarda el orden institucional a la vez que la biografía individual
- ordena la historia y ubica los acontecimientos colectivos dentro de una
unidad coherente que incluye el pasado, el presente y el futuro
- establece una memoria que comparten todos los individuos socializados
- establece un marco de referencia común para la proyección de las acciones
individuales
- proporciona una amplia integración de todos los procesos institucionales
aislados
b) Mecanismos conceptuales para el mantenimiento de los universos
simbólicos
El universo simbólico es teórico. Se origina en procesos de reflexión
subjetiva los que con la objetivación social llevan al establecimiento de vínculos
explícitos entre los temas significativos que arraigan en las más diversas
instituciones.
Solamente una vez que el universo simbólico se objetiva como primer
producto del pensamiento teórico surge la posibilidad de la reflexión sistemática
sobre la naturaleza de ese universo. Sería una legitimación de segundo grado.
Todo universo simbólico es incipientemente problemático.
La existencia de
grupos heréticos plantean no sólo una amenaza teórica para él sino también
una amenaza práctica para el orden institucional legitimado por ese universo
simbólico.
Esto implica poner en marcha diversos mecanismos conceptuales
destinados a mantener el universo “oficial” contra el desafío herético.
La aparición de universos simbólicos alternativos es una amenaza porque su
misma existencia demuestra empíricamente que nuestro propio universo es
menos que inevitable.
Los mecanismos conceptuales para el mantenimiento de los universos son
en sí mismos productos de la actividad social, como lo son todas las formas de
legitimación y el enfrentamiento con universos alternativos implica un problema
de poder.
Estos mecanismos de mantenimiento siempre entrañan la sistematización de
legitimaciones que ya estaban presentes en la sociedad de modo más sencillo
y que cristalizan en el universo en cuestión.
Los más antiguos mecanismos de mantenimiento son los que adquieren
formas mitológicas, los que se esfuerzan por eliminar incoherencias y mantener
el universo mitológico en términos de integración teórica.
La teología constituye una forma de estos mecanismos. Otra es la ciencia.
También la terapia utiliza mecanismos conceptuales para mantener a todos
dentro del universo de que se trate.
Organización social para el mantenimiento de los universos simbólicos
Todos los universos construidos socialmente cambian porque son productos
históricos de la actividad humana.
A medida que surgen formas más complejas de conocimiento aparecen los
expertos, quienes demandan jurisdicción definitiva sobre la totalidad del acopio
social de conocimiento en esa área. Esto conlleva la posible aparición de
conflictos entre camarillas rivales de expertos.
La etapa del desarrollo del conocimiento tiene una cantidad de
consecuencias. La primera es la aparición de la teoría pura. La segunda es el
fortalecimiento del tradicionalismo en las acciones institucionalizadas, lo que
legitima la tendencia a la inercia.
Las situaciones monopolistas presuponen un alto grado de estabilidad socio-
estructural y son de por sí estructuralmente estabilizadoras, pero pueden no
lograr mantenerse por diversas razones, tanto internacionales como
domésticas.
El sectarismo intelectual es típicamente un ejemplo de desintegración social
o pérdida de objetivación en la sociedad global. Los intelectuales emprenden la
realización de sus designios para la sociedad en la sociedad. La revolución es
una gran opción de orden histórico.
El intelectual revolucionario debe conseguir otros que mantengan para él la
realidad de la ideología revolucionaria. Su realidad asume proporciones
masivas cuando todos los estratos sociales se convierten en sus portadores. La
historia de los movimientos revolucionarios modernos aporta muchos ejemplos
de la transformación de los intelectuales revolucionarios en legitimadores
“oficiales” tras el triunfo de dichos movimientos.
En esta análisis se pone de relieve los aspectos estructurales en la
existencia social de los elencos para el mantenimiento de los universos. Los
universos y las instituciones se legitiman por medio de individuos vivientes que
tienen ubicación e intereses sociales concretos.
El cambio social debe entenderse siempre como vinculado por una relación
dialéctica a la “historia de las ideas”. Las apreciaciones idealistas y
materialistas pasan por alto esta relación y por lo tanto, distorsionan la historia.
III.- LA SOCIEDAD COMO REALIDAD SUBJETIVA
Socialización primaria
Ya que la sociedad existe como realidad tanto objetiva como subjetiva,
cualquier comprensión teórica debe abarcar ambos aspectos.
La sociedad se entiende como un continuo proceso dialéctico compuesto de
tres momentos: externalización, objetivación e internalización. Participar en su
dialéctica es estar en la sociedad. El individuo es inducido a participar en esta
dialéctica y el punto de partida es la internalización, que es la aprehensión o
interpretación inmediata de un acontecimiento objetivo en cuanto expresa
significado. Constituye la base para la comprensión de los propios semejantes
y para la aprehensión del mundo en cuanto realidad significativa y social.
Comienza cuando el individuo asume el mundo en el que ya viven otros.
La socialización es la inducción amplia y coherente de un individuo en el
mundo objetivo de una sociedad o en un sector de él.
La socialización primaria es la primera que el individuo atraviesa en su niñez
y por medio de ella se convierte en miembro de la sociedad.
La socialización secundaria es cualquier proceso posterior que induce al
individuo ya socializado a nuevos sectores del mundo objetivo de su sociedad.
La socialización primaria suele ser más importante para el individuo y toda
socialización secundaria debe semejarse a la de la primaria. La primaria se
efectúa en circunstancias de enorme carga emocional: el niño acepta los roles
y actitudes de los otros significantes, los internaliza y se apropia de ellos. El yo
es una entidad reflejada. Acepta los roles y el mundo de los otros ubicándose
en un mundo determinado.
La socialización primaria crea en la conciencia del niño una abstracción
progresiva que va de sus roles y actitudes de los otros específicos, a los roles y
actitudes en general.
La sociedad, la identidad y la realidad se cristalizan subjetivamente en el
mismo proceso de internalización y se corresponde también con la
internalización del lenguaje, el que constituye el contenido y el instrumento más
importantes de la socialización.
La socialización primaria “finaliza” cuando el concepto del otro generalizado
se ha establecido en la conciencia del individuo. Ahora ya es miembro efectivo
de la sociedad.
La socialización nunca es total y nunca termina.
Socialización secundaria
Esta es la internalización de submundos institucionales. Su alcance y su
carácter se determinan por la complejidad de la división del trabajo y la
distribución social concomitante del conocimiento.
Esta socialización secundaria es la adquisición del conocimiento específico
de roles arraigados en la división del trabajo.
Así como la socialización primaria está influenciada por la carga emocional
del niño, esta secundaria puede prescindir de ella y proceder con la sola dosis
de identificación mutua que interviene en cualquier comunicación entre seres
humanos.
En la socialización secundaria suela aprehenderse el contexto institucional
La distribución institucionalizada de tareas entre la socialización primaria y la
secundaria varía de acuerdo con la complejidad de la distribución social del
conocimiento.
La educación constituye un ejemplo inmejorable de la socialización
secundaria.
Mantenimiento y transformación de la realidad subjetiva
Toda sociedad viable debe desarrollar procedimientos de mantenimiento de
la realidad para salvaguardar cierto grado de simetría entre la realidad objetiva
y la subjetiva.
Se distinguen dos tipos de mantenimiento de la realidad: de rutina y de
crisis. El primero está destinado a mantener la realidad internalizada en la vida
cotidiana y el segundo en las situaciones de crisis.
La realidad de la vida cotidiana se mantiene porque se concreta en rutinas,
lo que constituye la esencia de la institucionalidad.
En el proceso de mantenimiento social de la realidad se puede distinguir
entre los otros significantes y los otros menos importantes.
El vehículo más importante de este mantenimiento es el diálogo, lo que
incluye lo que la gente conversa entre sí más las emanaciones de la
comunicación no oral que rodean al habla. La gran parte del diálogo cotidiano
mantiene la realidad subjetiva, la que adquiere solidez por la acumulación y
coherencia del diálogo casual.
El aparato conversacional mantiene continuamente la realidad y también la
modifica de continuo.
Para poder mantener la realidad subjetiva el aparato conversacional debe
ser continuo y coherente.
Los rituales colectivos para el mantenimiento de la realidad pueden ser
institucionalizados por las catástrofes naturales y los rituales individuales
pueden serlo en épocas de desgracia personal.
La socialización implica la posibilidad de que la realidad subjetiva pueda
transformarse. La transformación se aprehende subjetivamente como tal. Las
transformaciones que parecen totales se denominan alternaciones.
La alternación requiere procesos de re-socialización que se asemejan a la
socialización primaria.
El prototipo histórico de la alternación es la conversión religiosa.
En las alternaciones seculares los mejores ejemplos se encuentran en las
áreas del adoctrinamiento político y en la psicoterapia.
La alternación comporta una reorganización del aparato conversacional. El
requisito más importante es disponer de un aparato legitimador para toda la
serie de transformaciones.
En la re-socialización el pasado se re-interpreta conforme con la realidad
presente.
En la socialización secundaria el presente se interpreta de tal modo que se
halle en relación continua con el pasado.
Es decir, la base de la realidad para la re-socialización es el presente y para
la socialización secundaria es el pasado.
3. INTERNALIZACION Y ESTRUCTURA SOCIAL
La socialización siempre se efectúa en el contexto de una estructura social
específica.
La socialización exitosa se da por el establecimiento de un alto grado de
simetría entre la realidad objetiva y la subjetiva.
La socialización deficiente se entiende en razón de la asimetría entre ambas
realidades.
El éxito máximo en la socialización se da en sociedades con una división del
trabajo sencilla y una mínima distribución del conocimiento.
Las anti-definiciones de realidad e identidad se presentan en cuanto las
sociedades se congregan en grupos socialmente durables que inician sus
propios procesos de socialización porque estos individuos forman una anti-
comunidad propia.
4. TEORIAS DE LA IDENTIDAD
La identidad constituye un elemento clave de la realidad subjetiva y en
cuanto tal, se halla en una relación dialéctica con la sociedad. La identidad se
forma por procesos sociales.
Las identidades producidas por el interjuego del organismo, conciencia
individual y estructura social reaccionan sobre la estructura social dada,
manteniéndola, modificándola o reformándola.
Las estructura sociales históricas específicas engendran tipos de identidad,
reconocibles en casos individuales.
Los tipos de identidad son observables y verificables en la experiencia pre-
teórica y por ende pre-científica.
La identidad es un fenómeno que surge de la dialéctica entre el individuo y
la sociedad.
La situación psicológica está relacionada con las definiciones sociales de la
realidad en general y, de por sí, se define socialmente.
Las teorías psicológicas sirven para legitimar los procedimientos
establecidos en la sociedad para el mantenimiento y reparación de la identidad,
proporcionando el eslabonamiento teórico entre la identidad y el mundo.
A la vez, son elementos de la definición social de la realidad y su capacidad
de generación de la realidad es algo que comparte con otras teorías
legitimadoras.
¿Por qué una psicología tiene que reemplazar a otra en la historia?
La respuesta es que ese cambio se produce cuando la identidad aparece
como un problema.
5. ORGANISMO E IDENTIDAD
En la socialización, la animalidad del hombre se transforma pero no queda
abolida.
El hombre es aun capaz de comer y teorizar al mismo tiempo.
Externamente, consiste en una dialéctica entre el animal individual y el
mundo social. El organismo coloca límites a lo que resulta socialmente posible.
Internamente, es una dialéctica entre el substrato biológico del individuo y su
identidad producida socialmente.
La dialéctica se manifiesta en la limitación mutua del organismo y la
sociedad.
La sociedad puede mutilar y matar. En este poder que posee sobre la vida y
la muerte se manifiesta su control definitivo sobre el individuo.
La sociedad también interviene directamente en el funcionamiento del
organismo, sobre todo con respecto a la sexualidad y a la nutrición.
La canalización social de actividades constituye la esencia de la
institucionalización que es el fundamento para la construcción social de la
realidad.
La realidad social determina no sólo la actividad y la conciencia sino también
el funcionamiento del organismo.
Esto tiene máxima evidencia en el proceso de socialización primaria. La
socialización comporta inevitablemente esta clase de frustración biológica.
En la socialización secundaria existen problemas similares para adaptar el
organismo al mundo socialmente construido, con un menor grado de frustración
biológica.
En el individuo totalmente socializado existe una dialéctica interna continua
entre la identidad y su substrato biológico.
En la dialéctica entre la naturaleza y el mundo socialmente construido, el
propio organismo se transforma. En esa misma dialéctica, el hombre produce la
realidad y por tanto se produce a sí mismo.
TESIS
Las tesis fundamentales de Berger y Thomass Luckmann son:
* La realidad se construye socialmente.
* La sociología del conocimiento debe analizar los procesos por los cuales
esto se produce.
Los términos claves de dichas tesis son: “realidad” y “conocimiento”.
A continuación definiremos brevemente dichos términos.
Se define la realidad como una cualidad propia de los fenómenos que
reconocemos como independientes de nuestra propia intención
Y, conocimiento como a la certidumbre de que los fenómenos son reales y de que poseen características específicas.
En virtud de lo anterior, el sociólogo está obligado a indagar, al menos, si la
diferencia entre unas y otras “realidades” no pueden entenderse en relación con las diversas diferencias que existen entre una y otras sociedades. En cambio, el filósofo se ve ante la obligación de establecer diferencias entre las aserciones que son válidas con respecto al mundo y las que no lo son.
La necesidad de una sociología del conocimiento ( Max Scheler, 1920) está dada por las diferencias que se han observado entre sociedades, acorde con lo que en ellas se da por establecido como conocimiento.
Por tanto, la sociología del conocimiento deberá tratar no sólo las variaciones
empíricas del conocimiento en las sociedades humanas, sino también los
procesos por los que cualquier cuerpo de conocimiento llega a quedar establecido socialmente como realidad.
Además, deberá también tratar los procesos por los cuales ello se realiza de una manera tal, que una realidad ya establecida se cristaliza para el hombre de la calle.
Es así como los autores llegan a establecer que la sociología del conocimiento
se ocupa del análisis de la construcción social de la realidad.
Los autores destacan cinco elementos fundamentales que estructuran la tríada realidad interpretada /significado subjetivo /mundo coherente:
a) la conciencia, que define la intención y la búsqueda de objetos; b) el mundo intersubjetivo, que se comparte con los demás; c) la temporalidad, como carácter básico de la conciencia (orden temporal); d) la interacción social, que crea esquemas tipificadores; e) el lenguaje, como elemento clave objetivo (externo al individuo) que facilita la estructuración del conocimiento en términos de relevancia.
A continuación, los autores entran en el análisis del proceso de construcción de la sociedad como realidad objetiva, del cual destacan dos momentos básicos:
- la institucionalización y,
- la legitimación.
El ser humano se forma en interacción con su ambiente cultural y el orden cultural y social. El orden social, sin embargo, no es considerado como externo e impuesto al individuo, sino que aparece a través de una relación dialéctica con éste, como producto humano. La realidad institucionalizada tiene su origen, por tanto, en la tendencia a la habituación del ser humano, tendencia que, por una parte, le facilita estabilidad y, por otra, innovación constante, pues le evita dedicar su esfuerzo a tareas triviales y repetitivas. Esta institucionalización conlleva la tipificación recíproca de acciones entre los actores, hasta llegar a convertirse en una forma de control social.
Posteriormente, este comportamiento institucionalizado se reifica, es decir, se experimenta como una realidad objetiva, externa a la voluntad del individuo.
RESUMEN:
Peter L. Berger y Thomas Luckmann nos presentan en su libro como se establece la realidad, así como los factores que influyen en la construcción, internalizacion y legitimación de esta .la sociedad es la realidad objetiva y subjetiva, representada por las relaciones sociales, hábitos y estructuras sociales por un lado y el individuo por otro lado representado por sus interpretaciones ,roles y formación de su identidad individual que se manifiesta, legitimiza y modifica en nuestra vida cotidiana. Es para ellos la sociología del conocimiento la herramienta para poder analizar y tratar de comprender este proceso.
EVALUACIÓN DEL TEXTO:
La concepción de los autores es que la sociología del conocimiento tiene
algunas implicaciones generales para la teoría psicológica y la sociología en
general.
El análisis de la objetivación, la institucionalización y la legitimación resultan
directamente aplicables a los problemas de la sociología del lenguaje, a la
teoría de la acción y las instituciones sociales y a la sociología de la religión.
Las posiciones de Durkheim y Weber pueden combinarse en una teoría
amplia de la acción social sin que se pierda la lógica interna de ambas teorías.
El análisis del rol del conocimiento en la dialéctica entre individuo y
sociedad, entre identidad personal y estructura social, proporciona una
perspectiva complementaria crucial de todas las áreas de la sociología.
Únicamente la comprensión de lo que Mauss llamó el “hecho social total”
protegerá al sociólogo contra las reificaciones distorsionadoras que encierran el
sociologismo y el psicologismo.
La sociología del conocimiento entiende la realidad humana como realidad
construida socialmente.
La sociología debe desenvolverse en diálogo permanente con la historia y la
filosofía.
La sociedad forma parte del mundo humano, hecho por hombres, habitado
por hombres y que, a su vez, forma hombres en un proceso histórico.
En cuanto a los aspectos que nos convencen simplemente, queremos destacar la brillante intuición de los autores al acentuar el análisis de la realidad como construcción social y, de esta manera, inaugurar todo un enfoque social bastante incitador y sugerente para su época.
Creemos que se puede hablar de un doble constructivismo: por un lado, la construcción que se desea estudiar, y, por otro, la construcción que nosotros mismos hacemos al tratar de captar, entender y plasmar en un texto dicha realidad previamente construida por sus protagonistas.
Y, en cuanto a los aspectos que no nos convencen sinceramente no optamos por ninguno, ya que tanto el libro como los autores reflejan dicha actualidad apropiada al tiempo en que se marcó todo el proceso sociológico.
UTILIDAD DE LAS IDEAS VERTIDAS EN EL TEXTO PARA COMPRENDER ALGÚN ASPECTO DE NUESTRA REALIDAD SOCIAL MÁS O MENOS INMEDIATA.
La percepción de la pobreza que las distintas administraciones e instituciones asistencialistas se encargan de financiar y difundir, contribuyendo a dotar de funcionalidad simbólica aparente a las acciones de lucha contra la pobreza, mientras en las aguas turbias y turbulentas de lo social se continua ocultando y reproduciendo el conjunto de situaciones de pobreza aparentes, encubiertas y potenciales.
La actual percepción social de la pobreza es un factor decisivo a la hora de comprender cuál es el tratamiento que la sociedad confiere a los procesos de marginación. Cuando hablamos de percepción entramos en el mundo de las definiciones puesto que según cual sea nuestro dictamen sobre qué es la pobreza varia cualitativa y cuantitativamente la realidad dé la misma. Pero sobre todo, entramos en el terreno de la capacidad que estas definiciones dominantes de la realidad tienen de incidir sobre la misma.
La percepción de la pobreza hemos de explicarla en relación con varios principios básicos o postulados de partida (iconos, tópicos o creencias) que regulan tanto la imagen como las respuestas sociales existentes frente a las manifestaciones que responden a esa imagen de la pobreza.
INDICE
Páginas
Introducción .............................. 1
Objeto de estudio ...................... 2 - 14
Tésis ............................... 15 - 16
Resumen ............................... 17
Evaluación ............................... 17
Ejemplo ............................... 18
La Construcción Social
De
La Realidad
1
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Enviado por: | Vampiresa psico |
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País: | España |