Claude Debussy, compositor francés cuyas innovaciones armónicas abrieron el camino de los radicales cambios musicales del siglo XX. Fue el fundador de la denominada escuela de impresionistas de la música.
La originalidad de este compositor lo sitúa entre los músicos más importantes de finales del siglo XIX Y del siglo XX.
Nació en Saint-Germain-en-Laye el 22 de agosto de 1862, y se educó en el conservatorio de París, donde comenzó a estudiar a los diez años.
SU VIDA
En 1879 viajó a Florencia, Venecia, Viena y Moscú como músico privado de Nadejda von Meck.
Durante su estancia en Rusia conoció la música de varios compositores importantes de la época. Así como el folclore ruso y gitano.
Ganó en 1884 el codiciado Grand Prix de Roma por su cantata: “El hijo pródigo”. De acuerdo con el premio, estudió en Roma, durante dos años y presentó nuevas composiciones al comité del Grand Prix.
PRIMERAS OBRAS
Durante la década de 1880, las obras de Debussy se interpretaron con frecuencia, y a pesar de su por entonces naturaleza controvertida se le empezó a valorar como compositor.
Entre sus obras más importantes cabe destacar: “El Cuarteto en sol menor”(1893) y “ El preludio a la siesta de un fauno” (1894), su primera composición orquestal madura escrita a los 32 años basada en un poema.
Claude fue un lector de Charles Baudelaire, Paul Verlaine y otros, así, la música que Debussy componía tenía una afinidad esencial con las obras de estos maestros de la literatura, así como con la de los pintores impresionistas.
Su ópera: “Peleas y Melisanda”, basada en una obra teatral, data de 1902 y le otorgó a Debussy el reconocimiento como músico de prestigio. Considerada por los críticos como una fusión perfecta entre la música y el drama, que se ha llevado a escena en numerosas ocasiones.
Entre 1902 y 1920 Debussy compuso casi de forma exclusiva obras para piano.
De su producción de este periodo destacan: “Estampas” (1903), L´ile joyeuse”(1904), “Imágenes” y varios preludios.
Se alejó del tratamiento tradicional del piano como instrumento de percusión y le dio más importancia a sus cualidades expresivas.
SU MUERTE
En 1909 le diagnosticaron un cáncer, del que murió el 25 de marzo de 1918, durante los acontecimientos de la II guerra mundial.
Las mayorías de las composiciones de esta época son para música de cámara.
Entre ellas está el extraordinario grupo de sonatas en las que la esencia de su música se destila en estructuras más sencillas, próximas al estilo neoclásico.
DEBUSSY, PRECURSOR DEL ESTILO MODERNO
La música de Debussy, en su fase de plena madurez, fue la precursora de la mayor parte de la música moderna.
Sus innovaciones fueron por encima de todo, armónicas. Aunque no fue él quien inventó la escala de tonos enteros, sí fue el primero que la utilizó con éxito.
Su tratamiento de los acordes fue revolucionario en su tiempo, lo utilizaba de una manera colorista y efectista, sin recurrir a ellos como soporte de ninguna tonalidad concreta ni progresión tradicional. Esta falta de tonalidad estricta producía un carácter vago que algunos críticos contemporáneos calificaron de impresionismo musical.
Aún hoy se sigue utilizando este termino para describir su música.
Debussy no creó una escuela de composición, pero si liberó a la música de las limitaciones armónicas tradicionales. Además con sus obras demostró la validez de la experimentación como metodo para conseguir nuevas técnicas.
Entre otras obras importantes destacan la música incidental para “El martirio de san Sebastián” (1911), la música para ballet “Juegos” (1912) el poema orquestal “La mer”(1905) y las canciones “Cinq poémes de Baudelaire”(1889)
Claude Debussy advirtió Falla que no debía componer música para guitarra si quería que le tomara en serio como compositor. A la muerte de Debussy, Falla rindió un emocionante tributo a su amigo escribiendo su única obra para guitarra: “Homenaje pour le tombeau de Debussy” (19209, inspirada a su vez en una obra para piano de Debussy.