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Alcázar de Jeréz de la Frontera


Patrimonio Cultural

EL ALCÁZAR

Jerez de la Frontera

(Cádiz)

Indice

1. Historia

2. La proclamación de un Rey

3. El alcázar en su entorno

4. El sistema defensivo

4.1. La técnica de construcción tapial

5. Puerta de la Ciudad

6. Patio de Armas

7. La Mezquita

7.1. Las cantigas de Sta. Mª de Alfonso X

8. Jardín de los Olios

9. Puerta de Campos

10. El Baño

11. Patio de San Fernando

12. Torre de Ponce León

13. Palacio del Patio de Doña Blanca

13.1. La Reina Doña Blanca

14. Palacio de Villavicencio

14.1. Escudo de los Villavicencio

15. Datos de Interés

16. Anexos

1. Historia

La colina sobre la que se levanta el alcázar (máxima elevación del casco histórico) ha estado habitada desde la Edad del Cobre, en el tercer milenio antes de Cristo. Se han descubierto silos subterráneos rellenos con materiales de este período e incluso uno utilizado como enterramiento. De época romana aunque no se han encontrado vestigios bien conservados, si se han localizado fragmentos de ánforas y de cerámicas de mesa que se conoce como terra sigillata y materiales de construcción aprovechados en los edificios medievales, que parecen señalar la existencia en los alrededores del alcázar de una villa o asentamiento rústico.

Durante la Edad Media, en el siglo XI, es cuando empiezan a tenerse ciertas noticias sobre la ciudad de Jerez y por ende sobre su alcázar. A mediados del siglo XI, el distrito de Jerez jura fidelidad a los banu Jizrun del reino de taifa de Arcos. Precisamente a esta época pertenecen los primeros restos constructivos localizados en el alcázar, aunque estos se reducen a unos pocos cimientos, realizados con piedras trabadas con barro. También son de este momento algunos pozos rellenos con las vajillas cerámicas desechadas por los habitantes del alcázar.

En el siglo XII y como respuesta contra la autoridad de los Almorávides procedentes del norte de África que dominan al- Andalus desde 1805, Jerez se hace independiente proclamándose como reino taifa bajo el gobierno de Abul Gamar ibn Garrun. A partir de 1146 juró fidelidad a los almohades, una nueva dinastía norteafricana que se hará con el control de al- Andalus en su lucha contra los cristianos del norte. La mayoría de los edificios islámicos que se conservan pertenecen a esta etapa, que se puede prolongar hasta el año 1248- 49, fecha en que Jerez se declara vasalla de Castilla.

Durante el periodo comprendido entre 1248 y 1255, el alcázar sigue estando en propiedad de su gobernador, llamado Aben Obeit en las fuentes literarias cristianas. En este último año, Jerez es asediado por los castellanos, con la exigencia de la entrega del alcázar.

Desde este momento pasa a estar controlado por una guarnición cristiana bajo el mando de Nuño de Lara, que dejó por teniente a Garcí Gómez Carrillo. En 1264 los musulmanes de Jerez se rebelan contra el domicilio cristiano, asediando el alcázar y pasando a todo su guarnición a su cuchillo, coincidiendo con revueltas en Murcia y en otras localidades andaluzas, tras las cuales es muy posible que estuviese Mamad I, fundador del reino nazarí de Granada.

La leyenda narra la defensa del pendón cristiano por parte de un personaje que se oculta en las brumas del mito, Fortún de Torres. De igual manera el Libro del Alcázar, complicación de diversas fuentes del siglo XIV al XVI, recoge el hecho más histórico de la captura con la vida de Garcí Gómez Carrillo, y su posterior entrega a los castellanos.

El mismo Libro del Alcázar menciona que los musulmanes entraron construyendo una mina o túnel desde el que pasaron al interior del recinto. Otra tradición dice que entraron a través de un muro desde el que saltaron a las propias murallas del alcázar. Sea como fuera la fortaleza volvió a estar en manos islámicas. Las cantigas de Santa María del Rey Sabio cuentan este hecho y el incendio de la capilla de Santa Maria, la antigua mezquita del alcázar.

Alfonso X reacciona contra la revuelta, asediando la ciudad durante cinco meses, en 1264. Como resultado de este asedio, Jerez se rinde a las tropas castellanas, siendo expulsados todos los habitantes islámicos, que buscaron refugio en poblaciones cercanas o emigraron a África.

En la etapa cristiana el alcázar pasó a ser de propiedad real, estando en manos de tenientes que debían conservarlo para la corona. Sin embargo, durante la estancia en 1464 del rey Enrique IV en Jerez, éste tuvo que ser albergado en una vivienda particular al encontrarse la residencia del alcázar en muy mal estado, señal del grado de deterioro en el que se hallaba.

No será hasta 1470 cuando encontramos datos documentales y arqueológicos de reformas en el conjunto. El Maqués de Cádiz durante su tenencia del alcázar, realiza grandes obras en el interior del recinto: repara los edificios y murallas, crea nuevo foso y erige una torre en el ángulo occidental, de tal manera que los Reyes Católicos durante su estancia en Jerez en 1478, pudieron albergarse en el alcázar.

Durante los siglos XVI y XVII vuelve a un estado de ruinas cada vez más absoluto e irreversible. En un informe emitido en 1588 y en diversas referencias de los distintos tenientes del alcázar, podemos observar hasta que grado llegó el deterioro, que culminara en el siglo XVIII con la construcción, por parte de Lorenzo Fernández de Villavicencio, sobre las ruinas de la residencia islámica, del palacio barroco que existe en la actualidad.

Con la edificación de este palacio y con la ocupación continuada por sus propietarios, el alcázar vuelve a recuperar parte de su antiguo esplendor. Sede de fiestas y recuperaciones de grndes personajes, llegó a contar con un coliseo en el que se representaron obras de teatro y óperas, que provocaron en el siglo XVIII una fuerte polémica entre Fernández de Villavicencio y el predicador beato Diego José de Cádiz.

2. La Proclamación de un Rey

A través de los siglos la proclamación de un rey ha sido en Jerez un acto muy ligado al alcázar, realizado de una forma muy curiosa. El cabildo llevaba en procesión el estandarte real hasta el alcázar y allí el escribano mayor del cabildo llamaba a la puerta de hierro que existía en el acceso desde la ciudad. Se preguntaba a un paje de jineta, que se asomaba a una ventana, por el alcaide. Una vez que este hacía acto de presencia en la misma ventana se le formulaba la siguiente pregunta “¿por quién teneis el alcázar?”, a la que contestaba, “tengo el alcázar en guardia y custodia a nombre del rey..., pero si la ciudad tiene real cédula de la nueva proclamación, la acataré”.

A continuación echaba las llaves del alcázar por la ventana y recibía al ayuntamiento n el espacio interior de la puerta. Después tremolaba el estandarte tres veces gritando “Oid señores, Castilla, España por nuestro rey y señor”, diciendo el nombre del nuevo rey. Tras esto el ayuntamiento pasaba a la plaza de Armas y a la capilla de Santa María del alcázar, donde el alcaide juraba pleito homenaje al nuevo soberano.

Una vez de nuevo en la plaza de Armas paseaban el estandarte por el alcázar y subían a la torre del Homenaje -torre de Ponce de León- donde volvían a tremolar el pendón acompañándolo de salvas de honor.

En 1926 la familia Villavicencio vende el alcázar a Don Salvador Díez. Tras un informa emitido en 1827 por el arquitecto Teodoro Anasagasti, se realizan importantes obras de reforma, para pasar poco después por una nueva etapa de decadencia.

En el año 1957 se constituye la sociedad “Real Alcázar de Jerez S.A.” con el objetivo de construir un hotel en su interior. Las obras de este hotel se paralizan por parte del Ayuntamiento en 1968, tomándose en 1981 la decisión de volarlo con una explosión controlada. En este lapsus de tiempo se acometen las primeras restauraciones de carácter científico, dirigidas por el arquitecto D. José Menéndez Pidal.

De esta manera llegamos a la situación actual, en la que se ha iniciado un nuevo proceso de intervenciones tendente a la recuperación integra de nuestro alcázar.

4. El Alcázar en su Entorno

El alcázar era una pieza fundamental en las defensas de la ciudad. Hacia el exterior, desde sus torres y muros se controlaba todo el entorno, hasta las sierras de San Cristóbal, al sur, y Gilbalbín, al norte, mientras que al este y al oeste la vista se pierde entre las suaves ondulaciones de la campiña, vislumbrándose a lo lejos las formas azules de la serranía de Cádiz y el resplandor del mar en la costa atlántica.

Situado en la máxima elevación del recinto amurallado, sobre el que tiene una espléndida perspectiva, sus muros cerraban el ángulo sur de la cerca urbana. El trazad de este última se puede seguir desde el Alcázar a través de calle Armas hasta a plaza del Arenal, donde se abría la Puerta del Real. Continúa por calle Larga hasta Puerta de Sevilla, y desde aquí por Porvera -en cuyo extremo una torre octógona, igul a la del alcázar, sirve para cubrir el giro de la muralla- hasta la puerta de Santiago. Desde esta puerta el trazado de la muralla discurre por las calles Muro y Ronda del Caracol y alcanza la puerta de Rota, partiendo de la cual y atravesando el alle del arroyo llegamos de nuevo al alcázar.

En la actualidad el alcázar se encuentra rodeado por la Alameda Vieja, cuyo aspecto actual deriva de las obras realizadas en el siglo XVIII por el corregidor de la ciudad don José Eguiluz. Desde el llamado Paseo de las Viudas, donde se abre la entrada al alcázar desde el interior de la ciudad, se puede observar una hermosa vista de la parte trasera de la Catedral, construida en el siglo XVIII, junto al lugar donde se situaba la antigua mezquita mayor almohade. La torre de la Catedral, se halla separada de la iglesia y señala el lugar donde se levantaba el edificio primitivo.

En ese tiempo se construyó también en el camino que conducía a la vecina población de El Puerto de Santa María, un pequeño arco del triunfo que se conserva entre la vegetación de los Jardines Bajos de la Alameda. Del mismo momento son asimismo las dos columnas con sendas esculturas que representan a Fortuna y Ceret.

Hacia la calle Armas los muros del alcázar miraban directamente al campo, donde desde al menos el siglo XIV comenzó a edificarse el arrabal de San Miguel, el más importante y populoso de la ciudad.

El edificio que se encuentra frente a la puerta del campo del alcázar, fue convento de San Agustín, del que se conserva su patio, erigido en torno a 1647. Se construyó sobre la antigua iglesia y hospital de Nuestra Señora del Pilar y según la tradición, bajo este convento existieron unos aljibes de época musulmana conectados con el alcázar. En él se veneró durante siglos la imagen de Nuestra Señora del Socorro -actualmente en la Catedral-, de tanta veneración que llegó a dar nombre a la propia puerta del campo del alcázar, conocida en el siglo XVIII como puerta del Socorro.

4. El Sistema Defensivo

Como fortaleza militar el alcázar estaba rodeado en todo su perímetro de fuertes murallas y torres. Estas defensas estaban construidas en su mayor parte en tapial, material constructivo característico del mundo islámico. También en algunos puntos se utilizaron ladrillos y sillares de piedra, algunos aprovechados de edificios anteriores.

4.1. La Técnica de Construcción Con Tapial

El tapial es una especia de hormigón realizado con cal y arena, al que se añadía en menor proporción fragmentos de cerámica, huesos, paja o guijarros. Se realizaba con encofrados o cajones de madera dentro de los cuales se vertían la mezcla y posteriormente se aprisionaba. A medida que se iba levantando el muro estos cajones se apoyaban sobre agujas de madera colocados en la parte ya construida. Los huecos dejados por estas agujas se pueden ver distribuidos de forma regular a lo largo de toda la muralla y se denominan mechinales.

Adosadas a la muralla existen torres, dispuestas a tramos más o menos regulares. Primitivamente existiendo trece de las que se conservan siete, aunque algunas muy modificadas. Por los datos ofrecidos por la arqueología se conoce la existencia de otras tres; dos en el lado nordeste, hacia el solar del antiguo teatro Eslava y otra que sirve de base a la torre del palacio de Villavicencio.

Algunas de estas torres recibieron nombre dependiendo de su función, de su forma o de su color. Encontramos en antiguos documentos la mención de la torre roja, la torre blanca o la torre Mirador.

Entre todas destacar la torre octogonal conocida también como torre del Oro, por su semejanza con la famosa torre junto al Guadalquivir de la capital hispalense. Se trata de una torre de ocho lados, situada en el vértice sur del alcázar, como el espolón de un navío varado que señala las antiguas playas de San Telmo. Esta torre se une a las murallas del Alcázar por un corto pasillo, por lo que es considerada por algunos autores, como de tipo albarrana.

Cerca de su coronamiento posee una bonita decoración de ventanas ciegas enmarcadas entre verdugadas de ladrillo. Desde la cúspide de esta torre se contempla una magnífica panorámica de los entornos de la ciudad, lo que nos da una idea de su potencialidad defensiva.

También destaca dentro del conjunto la torre del ángulo sudoeste. Es mucho mayor que las otras torres del alcázar, debido posiblemente a que en ella se unen las propias murallas de la fortaleza con las de la ciudad. Es probable que por su tamaño, fuese utilizada como torre del homenaje por los cristianos tras la conquista del alcázar.

La muralla estuvo precedida de otro muro más bajo. Este antemuro, separado en torno a cuatro metros de la muralla, tenía unos cuatro metros de altura y estaba coronado de almenas. Su finalidad es muy sencilla: mientras que los atacantes de la fortaleza se disponían a saltar ese primera línea defensiva podían ser repelidos desde la muralla. Es curioso observar como también existía antemuro en la parte del alcázar que miraba a la ciudad. Esto indica qe el recinto no sólo debían protegerse de los ataques externos, sino también de eventuales ataques desde la propia población. Se puede ver la línea de antemuro, marcada en el suelo con un tipo diferente de solería, a la espalda de la torre que cubre la entrada principal del recinto.

En las murallas del alcázar hay gran cantidad de reparaciones que se han efectuado a lo largo de la historia, incluso algunos lienzos de la muralla han desaparecido, siendo sustituidos por otro tipo de muros que guardan la misma alineación que las defensas originales. Para la reparación de la muralla existieron reales cédulas, como las otorgadas por Juan II o Enrique IV durante el siglo XV, concediendo el carácter de francos (personas libres de impuestos) a los encargados del mantenimiento de las murallas, o destinando a su reparación las rentas derivadas de las multas por el juego.

Dentro de los esquemas de una fortificación se señalan especialmente las puertas como el elemento de mayor dificultad defensiva. Para ello, los musulmanes pusieron en practica un tipo de entradas con uno o varios giros, que se denominan “puertas en recodo”. De igual manera defendían estas puertas con varias torres, dificultando en gran medida la entrada en caso de asedio.

Se conservan las dos puertas que poseyó el alcázar. Este tipo de fortalezas funciona de forma autónoma con respecto a la ciudad, por lo que siempre tiene una entrada que la comunica con el exterior de la medina y otra que conduce al exterior de las defensas.

5. Puerta de la Ciudad

La puerta de la ciudad, por la que se entra en el conjunto, es una construcción que por su carácter representativo posee gran monumentalidad.

Se sitúa en una torre que sobresale de la línea de muralla y está precedida por un pequeño patio defensivo por dos torres y por la propia muralla. Entre estas dos torres se levantó un arco, quizás en el siglo XV, que forma la actual entrada al recinto.

Al fondo de este patio podemos ver un hermoso arco de herradura enmarcado en un recuadro o alfiz, apoyado sobre impostas de mármol. Tras este arco se entra en un espacio cubierto por una bóveda vaída, desde donde se realiza el giro hacia el patio de Armas. En uno de sus lados se conserva un espacio cubierto con bóveda de cañón, que servía para el control de la guardia. El arco de salida al patio de Armas ha sido transformado en época moderna.

6. Patio de Armas

Este patio corresponde al período cristiano, puesto que en el mundo islámico el patio de Armas no se concibe como lo entendemos ahora: lugar donde se forma y ejercita la guarnición y donde se realizan las revistas de la tropa. Además, frontero a él se encontraba la casa de armas, lugar donde se almacenaban los efectos militares. L antigua casa de armas del alcázar parece que se situó a la derecha de la puerta de la ciudad, en el mismo lugar por donde ahora se accede a la mezquita. En origen este espacio fue un pórtico y no una habitación cerrada como hoy la vemos.

7. La Mezquita

Se trata de una oratorio de unos privado para el gobernador y su séquito. A pesar de ser una mezquita pequeña contiene todos los elementos característicos de estos templos:

  • la torre o alminar desde donde el almuédano llamaba a la oración. En ella se conserva una hermosa ventana, decorada con un arco polilobulado enmarcado en una alfiz. Su acceso se sitúa en el corredor del patio de las abluciones.

  • el patio de las abluciones o sahn. En este pequeño patio se llevaba a cabo uno de los rituales más característicos del mundo islámico, la ablución previa a la entrada en la sala de oración. Para ello existía una fuente en la que se realizaban de forma diaria estas abluciones menores. Las abluciones mayores que eran obligatorias al menos una vez a la semana, se hacían en los baños.

A este patio se abren cuatro arcos de herradura que comunican con los corredores y con la sala de oración. Son muy interesantes las bóvedas que cubren estos corredores.

Bajo este patio existe un aljibe de época almohade. El brocal que ahora se encuentra aquí es una copia de un brocal almohade realizado en 1970. También se localizaron durante los trabajos de restauración varias sepulturas de época cristiana.

  • la sala de oración. Es la pieza más interesante de todo el conjunto. Tiene forma cuadrada y remata en una cúpula de ocho lados sostenida sobre trompas. Los ángulos de las trompas junto al patio muestran semibóvedas de arista. Sin embargo, las trompas que se apoyan sobre el muro de la quibla, se cubren con dos pequeñas cupulitas. Estas pueden ser derivación de las cúpulas que cubrían en las grandes mezquitas la nave junto al muro de la quibla. En el centro del muro encontramos el mihrab que señala la dirección de La Meca, lugar hacia el que los fieles han de dirigir sus oraciones.

En el muro de la quibla podemos apreciar una puerta que, aunque modificada, es de origen islámico. Por ella entraba en la mezquita el gobernador y sus íntimos.

Con la conquista, esta mezquita se convirtió al culto cristiano, como las otras mezquitas más importantes de la ciudad. En esta capilla de Santa María la Real del Alcázar tuvo su sede desde el siglo XIV una hermandad, que mantenía un pqueño hospital de acogida cercano a ella.

7.1. Las Cantigas de Santa María de Alfonso X

Tras su consagración como iglesia se realizaron una serie de modificaciones, como fueron la colocación de un altar en el testero noreste, la apertura de una nueva puerta y la construcción de una pórtico desde el que se accede directamente al patio de Armas.

Esta capilla fue favorecida por los reyes de Castilla con diversas donaciones y en ella se celebran los aniversarios y misas votivas por las almas de los reyes difuntos.

Tras la mezquita existe un pequeño espacio que siempre estuvo separado del patio de Armas. Para conservar esta distinción se levantó un pasillo de cipreses, continuación del pórtico mudéjar. En este espacio se ha recreado un jardín islámico como los que tuvo que poseer el alcázar; una pequeña fuente con surtidor y una alberca que refleja su entorno.

Las plantas que podemos ver en este recoleto jardín, son propias de ambientes musulmanes; el laurel, el naranjo, el hibisco, el jazmín y el mirto o arrayán.

8. Jardín de los Olivos

El Corán mostraba a los musulmanes el paraíso, como lugar donde crecían exuberantes jardines regados por corrientes de agua cristalina. De este ideal paradisíaco, unido a la antigua costumbre romana de construir patios con jardines regados por fuentes, nacerá, muy especialmente en al-Andalus, la costumbre de construir hermosos jardines que embellecían las viviendas.

Aunque predominan en él las formas de los grandes jardines islámicos con albercas y fuentes, parterres de flores y árboles que sombrean los paseos, se ha tratado de armonizar también con la fachada barroca del palacio de Villavicencio.

Se le ha dado este nombre por los olivos aquí plantados, símbolo mudo de nuestra tierra. En las descripciones islámicas de Jerez o en las fuentes de época cristiana se hace mención en repetidas ocasiones a los olivares que rodeaban la ciudad, por lo que se trata de uno de los árboles más representativos de la etapa medieval de Jerez.

9. Puerta del Campo

La puerta del campo se sitúa enfrente de la puerta de la ciudad, justo en el otro lado del alcázar. Como salida directa al exterior del recinto fortificado, esta puerta estuvo mejor defendida que la puerta de la ciudad. Se abre en un costado de la gran torre Mirador, de forma que resulta difícil su localización externa.

En su interior se desarrolla un angosto pasillo cubierto por bóvedas de cañón, con doble recodo formando una S. Además de esto, en su segundo tramo existe una buharda, espacio abierto como si se tratara de un patio, para controlar cualquier paso por esta puerta desde la parte superior de la torre. Con estas defensas no resulta extraño que el alcázar nunca se tomara por las armas.

Cabe señalar que tanto esta puerta como la de entrada desde la ciudad, están construidas en buena parte en piedra y ladrillo, utilizando un tipo de sillares muy alargados y estrechos, técnica que se está manifestando como característica de las construcciones más importantes de época islámica en Jerez. Hay que tener en cuenta que en las proximidades de la ciudad existen varias canteras de extracción de piedra, algunas usadas desde la antigüedad.

Junto a la torre que defiende la entrada de la puerta se construyó un mirador en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando comenzaban a llegar los gustos el estilo neoclásico a nuestra zona.

En estos momentos el barrio de San Miguel y la plaza del Arenal eran el centro de al ciudad y lugar de gran tránsito. Por ello, los Villavicencio consideraron la necesidad de presentar a la vista una especie de fachada de su palacio, escondido entre los muros del alcázar.

10. El Baño

El baño formaba parte inherente de la vida cotidiana en el mundo hispano-musulmán, principalmente por la prescripción religiosa de tomar un baño al menos una vez por semana. A esta función se añadía la puramente lúdica e higiénica. El edificio del baño era usado como lugar de esparcimiento donde se podían discutir las actividades del día en una ambiente distendido. Su especial atmósfera, oscura y húmeda, era muy apropiada para la relajación. De igual manera, en el caso de las mujeres era utilizado como vía de escape de su obligada reclusión en los hogares, para comentar junto a vecinas y compañeras todo aquello que en otro ambiente les estaba posiblemente vedado.

Como construcción, el baño islámico es heredero de las termas romanas de época clásica, aunque eliminando las grandes piscinas donde se nadaba. Su funcionamiento es básicamente igual al de los conocidos en la actualidad como baños turcos, en los que el vapor juega un papel importante.

Existe gran variedad de baños en el mundo islámico, desde los pequeños y privados de las viviendas principales, hasta los grandes baños públicos distribuidos por la ciudad, y que en algunos casos tenían repetidas salas con la misma función. Algunos de estos baños públicos estuvieron en uso en Jerez hasta bien entrado el siglo XVI.

La situación de este baño junto a la puerta de salida hacia el campo puede que esté en función del baño ritual que se realizaba después de un viaje.

  • Un espacio previo dividido en dos estancias denominado bait al maslaj (habitación saludable), donde los usuarios se desnudaban y permanecían antes de entrar en las salas húmedas del baño.

Si observamos bien los muros veremos unos arranques de arcos de ladrillos, lo que nos indica que este espacio, estuvo cubierto en su origen.

  • Una vez franqueada la segunda estancia, que también estuvo cubierta con una bóveda, bajamos a la parte húmeda, formada por tres habitaciones con funciones diferenciales:

La sala fría o bait albarid usada como espacio de tránsito, en la que normalmente se encontraban los retretes. En las paredes de esta sala se conservan los restos del enlucido original que cubrió todo el baño. Es terso y brillante y parece imitar l mármol. Podemos hacernos una idea de cómo resultaba el baño en la Edad Media con este acabado y el agua rielando sobre las paredes.

La sala templada o bait al wastani (en árabe significa la sala de la charla), es la más grande y en la que se permanecía la mayor parte del tiempo, se recibían los masajes y se enjabonaban los cuerpos. En el centro posiblemente existió algún tipo de fuente para recoger el agua y echársela por encima.

Esta sala ha de ser visitada despacio observando cada una de las bóvedas, diferentes en casa rincón, saboreando el ambiente íntimo y acogedor.

Por último encontramos la sala de calor o bait assajum, donde se tomaban los baños de vapor producido por un sistema de calefacción oculto bajo el suelo del que se conservan los pilares de apoyo. Asimismo en las paredes se sitúan las cuatro chimeneas para la salida de humos. El pozo que existe es el rebosadero de una conducción de agua de época moderna, una de las señales que han quedado sobre el edificio de las múltiples funciones a las que ha sido destinado a lo largo de su historia.

A estas habitaciones que forman el baño propiamente dicho hay que unir otra serie de estancias y construcciones auxiliares, sin los cuales sería imposible su funcionamiento.

La sala de la caldera o bayt al-burma que, aunque ahora se puede ver directamente desde el interior del baño, en origen estuvo separada del mismo por un delgado tabique que preservaba a los que se bañaban de las miradas de los operarios de las calderas y servia a su vez para irradiar calor.

Junto a ésta, en el exterior de los baños, se encuentra la leñera desde la que se alimentaba el horno de la caldera. Los escasos restos conservados se pueden contemplar en el patio de la puerta del campo. Entre ellos destaca el cenicero, donde se guardaban las cenizas de la combustión para darles diversos usos.

La puerta que en la actualidad separa la leñera de la caldera se ha mantenido como recuerdo de sus utilización como entrada principal, cuando el edificio tuvo otra función.

Sobre las cubiertas se conserva un aljibe que servía para alimentar de agua al baño. El agua llegaba hasta aquí, por un sistema de canalizaciones, desde una noria situada a espaldas del conjunto.

11. Patio de San Fernando

Se llamaba así por el rey Fernando II el Santo de Castilla, en cuyo reinado Jerez paso por ser vasallo de Castilla, poco después de la conquista de Sevilla en 1248.

A este patio se abre una puerta principal de la Torre de Ponce León. Está prevista la recuperación del foso que la circundaba y la creación de una pequeño jardín entre ésta y el palacio de Villavicencio.

12. Torre de Ponce León

Cuando el Marqués de Cádiz, D. Rodrigo Ponce de León, -en el marco de su lucha con la casa de Medina Sidonia por el control de la Baja Andalucía- entra en Jerez, se hace cargo de la alcaldía del real alcázar, que parece que ya antes poseía su familia, y acomete numerosas obras de reconstrucción.

A esta etapa pertenece la Torre de Ponce León. Construida en 1471, corresponde a un tipo defensivo que ya en ese tiempo había quedado anticuado. Por ello su función fue más bien de vivienda que defensiva se puede considerar como una torre-palacio. Responde estructuralmente a lo que se denomina Torre del Homenaje, ya que en su momento estuvo rodeada de un foso que la aislaba del resto del conjunto del alcázar, sirviendo como último reducto en casa de asedio.

En una primera etapa esta torre tuvo tres plantas, aunque en la actualidad se divide en cuatro. Las dos superiores estuvieron unificadas en una sola, de gran altura, y sin el muro intermedio que ahora divide casa planta en dos cámaras. Desde la última, se accedía a la cámara de la torre islámica, conocida en el siglo XVIII como torre del rayo y que quizás fue aprovechada como habitación privada del Marqués. La torre de Ponce de León no sólo anexionó esta torre islámica a su estructura, sino que también utilizó parte de las murallas.

En la planta media se distribuían los espacios de recepción y de guardia. En ella se han localizado los asientos de las antiguas piezas de artillería. En la planta inferior, que es un semisótano, se situaban las cocinas, hornos y almacenes.

Está previsto convertir esta torre en un centro de interpretación de la vida y costumbres de nuestra vida durante el siglo XV.

13. Palacio del Patio de Doña Blanca

Se sitúa junto a la torre octógona, sobre la muralla, a una gran altura con respecto al resto de los edificios del conjunto.

Es el único palacio de época almohade (siglos XII-XIII) que se ha conservado en pie en el interior del alcázar y parece que en origen fue usado como pabellón de descanso. En estos momentos se encuentra en proceso de investigación para su pronta integración en el circuito de visitas.

Las estructuras que se conservan responden perfectamente a la característica distribución de las salas principales de los palacios islámicos conocidos en al-Andalus. A través de un arco de herradura central, se accede a una habitación cuadrada cubierta por una cúpula de la sala de oración de la mezquita. A ambos lados de la sala central se abren, por medio de arcos de herradura enmarcados en alfiz, dos alcobas o alhanías, lugar de descanso y recogimiento.

13.1. La Reina Doña Blanca

En el mismo patio de Doña Blanca, existe un aljibe de planta cuadrada cubierta por cuatro campos de bóvedas de arista sobre un pilar central. Por el estilo de sus bóvedas parece datar del tercer cuarto del siglo XV.

14. Palacio de Villavicencio

Este hermoso palacio, aunque resulta extraño dentro de una conjunto islámico, otorga una gran singularidad al recinto.

Levantado aprovechando restos de edificios anteriores, lo que hace que el palacio no sea totalmente simétrico, su construcción tal y como hoy se presenta, remonta al siglo XVII. En 1664 la tenencia del alcázar pasa por juro de heredad a Bartolomé de Villavicencio, que comienza una campaña de adecentamiento de la fortaleza y de las estancias islámicas que aún permanecían en pie, construyendo un palacio digno de su familia, una de las más nobles de Jerez en aquellos momentos.

14.1. Escudo de los Villavicencio

En el siglo XVIII se añaden los salones que dan al este, en un estilo por el barroco colonial americano, del que en la propia ciudad de Jerez y otras cercanas, especialmente Cádiz, existen magníficos ejemplos. El balcón corrido se cubre con un guardapolvo de pizarra, característico del barroco bajo andaluz.

En la última planta de la torre del palacio se sitúa la cámara oscura, que sirve al visitante para contemplar desde la altura, descubriendo la ciudad de forma amena y diferente.

15. Datos de Interés

Situación:      Alameda Vieja, s/n

Horarios:

De Lunes a Sábados: de 10.00 a 18.00 h.
Domingos: de 10.00 a 15.00 h.
Visitas guiadas por teléfono

Precio de la Visita:

Visita General: 3 €

Cámara Oscura: 5,40 €

16. Anexo

'Alcázar de Jeréz de la Frontera'
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Jardines Interiores Patio de Armas

'Alcázar de Jeréz de la Frontera'
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Puerta de la Ciudad Torre del Homenaje

'Alcázar de Jeréz de la Frontera'
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Vista de los Jardines del Alcázar Vista Exterior del Alcázar

'Alcázar de Jeréz de la Frontera'

Vista Exterior Nocturna de Alcázar

'Alcázar de Jeréz de la Frontera'

'Alcázar de Jeréz de la Frontera'

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