Ética y Moral


Virtud


LA

VIRTUD

SUMARIO

1.- En el diccionario

A.- Etimología

B.- Acepciones

2.- En el pensamiento de algunos hombres

A.- Sócrates

B.- Aristóteles

C.- Epicureísmo

D.- Estoicismo

E.- Cristianismo

3.- En la práctica de algunos hombres

Gandhi, Mohandas Karamchand

Teresa de Calcuta, Madre

Hélder Cámara

A modo de conclusión

Bibliografía

1.- En el diccionario

A.- ETIMOLOGÍA

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, la palabra virtud procede del latín virtus. En realidad es una simple castellanización de la palabra latina. Por esto, esta etimología nos dice poco. Deberemos encontrar la etimología de la palabra latina virtus. Según el Diccionario Latino de Don Raimundo de Miguel, la palabra virtus - utis procede de vir - iri ,que significa el varón, el hombre. Esta palabra `vir´ según algunos , puede proceder de la palabra `vis´ que significa fuerza. Así encontramos que la palabra virtud tiene la connotación de fuerza, vigor.

B.- ACEPCIONES

El Diccionario de la Real Academia trae como primera acepción de la palabra virtud: “actividad o fuerza de las cosas para producir o causar sus efectos”.

En la acepción 3: “fuerza, vigor, o valor”. A partir de la acepción 5 hasta la 9, hace referencia a la moralidad de las acciones humanas: “habito de obrar el bien”.

En este primer estudio de la palabra virtud con el diccionario en la mano, los significados con los que más se relaciona pueden ser: acción, fuerza y bondad. Y este es el significado corriente que se le da a la palabra virtud. Cuando hablamos de un hombre o una mujer virtuosa, estamos expresando que realiza acciones o tiene comportamientos que se consideran buenos, y estas acciones o comportamientos tienen un carácter vigoroso, sólido, seguro, no ha sido la casualidad lo que le ha llevado a ese comportamiento, sino algo previsible, cimentado en comportamientos anteriores.

2.- En el pensamiento de algunos hombres

A.- SÓCRATES

Su contribución a la filosofía ha sido de un marcado carácter ético. La base de sus enseñanzas y lo que inculcó, fue la creencia en una comprensión objetiva de los conceptos de justicia, de amor, virtud y el conocimiento de uno mismo. Creía que todo vicio es el resultado de la ignorancia y que ninguna persona desea el mal; a su vez, la virtud es el conocimiento y aquellos que conocen el bien actuarán de manera justa.

B.- ARISTÓTELES

En su obra Etica a Nicómaco dice en el libro II : “Existen dos clases de virtud, la intelectual y la ética. La intelectual debe, en su mayor parte, su origen y su progreso a la enseñanza y por eso requiere experiencia y tiempo. La ética (virtud) procede de la costumbre, por lo cual, de esa palabra () ligeramente modificada se ha derivado su nombre mismo…ninguna de las virtudes éticas se origina en nosotros por naturaleza, ya que ninguna cosa natural se transforma por la costumbre. Así, a la piedra que por naturaleza tiende hacia abajo, no se la podría acostumbrar a moverse hacia arriba…”

“Por lo tanto las virtudes no se originan ni por naturaleza ni contra la naturaleza, sino por el hecho de que teniendo natural disposición para recibirlas, las llevamos a pleno desarrollo mediante la costumbre. Adquirimos las virtudes ejercitándonos antes, pues lo que no se puede hacer sin haberlo aprendido lo aprendemos haciéndolo…La virtud del hombre será el hábito por el cual el hombre se hace bueno y por el cual ejecuta su obra propia.”

“Digamos, pues, que la virtud es un hábito selectivo, que consiste en un término medio determinado por la razón. El término medio lo es respecto de dos vicios: el uno por exceso y el otro por defecto.”

“Por eso, considerada en su esencia y en su definición la virtud es un término medio. Pero en el orden de lo excelente y lo bueno, un extremo.”

“Pero no toda acción ni toda la pasión admiten término medio, pues hay alguna cuyo solo nombre implica maldad.”

He traído una breve colección de textos de la obra de Aristóteles que expresan su concepto de la virtud.

C.- EPICUREISMO

Es un sistema de filosofía basado sobre todo en las enseñanzas del filósofo griego Epicuro. La doctrina más conocida, pero asimismo más discutida por los modernos tratadistas del epicureismo, es que el placer constituye el bien supremo y es la meta mas importante de la vida. Se prefieren los placeres intelectuales a los sensuales, que tienden a perturbar la paz del espíritu. La verdadera felicidad, según Epicuro, consiste en la serenidad que resulta del dominio del miedo, es decir, de los dioses, de la muerte, y de la vida futura. El fin último de todo la especulación epicúrea sobre la naturaleza es eliminar esos temores. Los epicúreos mantenían que es mejor posponer el placer inmediato con el objeto de alcanzar una satisfacción más segura y duradera. Insistieron en que la vida buena se haya regulada por la autodisciplina.

D.- ESTOICISMO

La filosofía del estoicismo se desarrolló en torno al 300 a.C.. Según los estoicos la naturaleza es ordenada y racional y solo puede ser buena una vida llevada en armonía con la naturaleza. La práctica de algunas virtudes cardinales como la prudencia, el valor, la templanza y la justicia, permite alcanzar la independencia conforme al lema de los estoicos: “Aguanta y renuncia”. De ahí que la palabra estoico halla llegado a significar la fortaleza frente a la dificultad.

E.- CRISTIANISMO

El advenimiento del cristianismo marcó una revolución en la ética al introducir una concepción religiosa de lo bueno en el pensamiento occidental. Según la idea cristiana una persona es dependiente por entero de Dios y no puede alcanzar la bondad por medio de la voluntad o la inteligencia, sino tan sólo con la ayuda de la gracia de Dios. La primera idea ética cristiana descansa en la regla de oro: "Lo que quieras que los hombres te hagan a ti, házselo a ellos" (Mt 7,12); en el mandato de amar al prójimo como a uno mismo (Lev. 19,18) e incluso a los enemigos (Mt. 5,44), y en las palabras de Jesús: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios" (Mt. 22,21). Jesús creía que el principal significado de la ley judía descansa en el mandamiento "amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo" (Lc. 10,27).

1.- El cristianismo primigenio realzó como virtudes el ascetismo, el martirio, la fe, la misericordia, el perdón, el amor no erótico, que los filósofos clásicos de Grecia y Roma apenas habían considerado importantes.

2.- En la época medieval se desarrollo un modelo de ética que aportaba el castigo para el pecado y la recompensa de la inmortalidad para premiar la virtud. Las virtudes más importantes eran la humildad la continencia, benevolencia y la obediencia.

3.- La reforma protestante provoca un retorno a los principios básicos de la tradición cristiana. Al cristiano se le exige una conducta moral, pero la justificación o la salvación viene solo por la fe.

4.- En el Catecismo de la Doctrina Cristiana, Segundo grado, Texto nacional, Madrid, 1962. Lección 39: a la pregunta de cuales son la principales virtudes morales, se contesta: las principales virtudes morales son cuatro: prudencia, justicia, fortaleza y templanza, que reciben el nombre de cardinales porque son el fundamento de las demás virtudes.

Este pequeño catecismo me va servir de introducción al Articulo 7 titulado Las Virtudes de la Tercera Parte del Catecismo de la Iglesia Católica de 1992, donde encontramos el concepto que la Iglesia Católica tiene de la virtud y como describe estas cuatro virtudes cardinales: “ La virtud es una disposición habitual y firme a hacer el bien. Permite a la persona no sólo realizar actos buenos, sino da lo mejor de sí misma. Con todas sus fuerzas sensibles y espirituales, la persona virtuosa tiende hacia el bien, lo busca y lo elige a través de acciones concretas.

El objetivo de una vida virtuosa consiste en llegar a ser semejante a Dios (S. Gregorio de Niza, beat. 1).

Las virtudes humanas, son actitudes firmes, disposiciones estables, perfecciones habituales del entendimiento y de la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe. Proporcionan facilidad, dominio y gozo para llevar una vida moralmente buena. El hombre virtuoso es el que practica libremente el bien.

Las virtudes morales se adquieren mediante las fuerzas humanas. Son los frutos y los gérmenes de los actos moralmente buenos. Disponen todas las potencias del ser humano para armonizarse con el amor divino.

Distinción de las virtudes cardinales: Cuatro virtudes desempeñan un papel fundamental. Por eso se las llama cardinales; todas las demás se agrupan entorno a ellas, estas son la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. “¿Amas la justicia? Las virtudes son el fruto de sus esfuerzos, pues ella enseña la templanza y la prudencia, la justicia y la fortaleza” (Sb 8, 7). Bajo otros nombres, estas virtudes son alabadas en numerosos pasajes de la Escritura.

La prudencia es la virtud que dispone la razón práctica a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien a elegir los medios rectos para realizarlo. “El hombre cauto medita sus pasos” (Pr 14, 15). “Sed sensatos y sobrios para daros a la oración” (1 P 4, 7). La prudencia es la “regla recta de la acción”, escribe S. Tomás (s. th. 2-2, 47, 2), siguiendo a Aristóteles. No se confunde ni con la timidez o el temor, ni con la doblez o la disimulación. Es llamada “auriga virtutum”: conduce las otras virtudes indicándoles regla y medida. Es la prudencia quién guía directamente el juicio de conciencia. El hombre prudente decide y ordena su conducta según este juicio. Gracias a esta virtud aplicamos sin error los principios morales a los casos particulares y superamos las dudas sobre el bien que debemos hacer y el mal que debemos evitar.

La justicia es la virtud moral que consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido. La justicia para Dios es llamada “la virtud de la religión”. Para con los hombres, la justicia dispone a respetar los derechos de cada uno y a establecer en las relaciones humanas la armonía que promueve la equidad respecto a las personas y al bien común. El hombre justo, evocado con frecuencia en las Sagradas Escrituras, se distingue por la rectitud habitual de sus pensamientos y de su conducta con el prójimo. “siendo juez no hagas injusticia, ni por favor del pobre, ni por respeto al grande: con justicia juzgarás a tu prójimo” (Lv 19,15). “Amos, dad a vuestros esclavos lo que es justo y equitativo, teniendo presente que también vosotros tenéis un Amo en el cielo” (Col 4, 1).

La fortaleza es la virtud moral que asegura en las dificultades la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien. Reafirma la resolución de resistir a las tentaciones y de superar los obstáculo en la vida moral. La virtud de la fortaleza hace capaz de vencer el temor, incluso a la muerte, y de hacer frente a las pruebas y a las persecuciones. Capacita para ir hasta la renuncia y el sacrificio de la propia vida por defender una causa justa. “Mi fuerza y mi cántico es el Señor” (Sal 118, 14). “En el mundo tendréis tripulación. Pero ¡ánimo!: Yo he vencido al mundo” (Jn 16, 33).

La templanza es la virtud moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad. La persona moderada orienta hacia el bien sus apetitos sensibles, guarda una sana discreción y no se deja arrastrar “para seguir la pasión de su corazón” (Si 5, 2; cf. 37, 27-31). La templanza es a menudo alabada en el Antiguo Testamento: “no vayas detrás de tus pasiones, tus deseos refrena” (Si 18, 30). En el Nuevo Testamento es llamada “moderación” o “sobriedad”. Debemos “vivir con moderación, justicia y piedad en el siglo presente” (Tt 2,12).

Vivir bien no es otra cosa que amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todo el obrar. Quien no obedece más que a El (lo cual pertenece a la justicia), quien vela para discernir todas las cosas por miedo a dejarse sorprender por la astucia y la mentira (lo cual pertenece a la prudencia), le entrega un amor entero (por la templanza), que ninguna desgracia puede derribar (lo cual pertenece a la fortaleza) (S. Agustín, mor. Eccl. 1, 25, 46). ”

La reflexión que en el Catecismo de la Iglesia Católica se hace sobre estas virtudes humanas está relacionada con la fe que profesa. También vemos en esta reflexión las referencias a ese gran libro que es La Biblia.

Hasta aquí hemos visto algo de lo que algunos filósofos, escuelas y la Iglesia Católica han dicho sobre la virtud.

3.- EN LA PRÁCTICA DE ALGUNOS HOMBRES

En una encuesta realizada entre los estudiantes universitarios de España y publicada en EL PAÍS el 22 de Abril de 1997 a la pregunta sobre los personajes históricos que más admiran mencionan al menos el 1% de los encuestados a Gandhi, Jesucristo, Albert Einstein, Ernesto Che Guevara, Leonardo da Vinci, Miguel Angel, Cristóbal Colón, Pablo Picasso, Carlos Marx y Napoleón.

Entre los personajes actuales superan ese mismo porcentaje La Madre Teresa de Calcuta, y otros.

Sintonizando con la sensibilidad de estos estudiantes quiero traer algunos de estos personajes que personifican la virtud del siglo XX.

Gandhi, Mohandas Karamchand (o Mahatma) (1869-1948), líder nacionalista indio que llevó a su país a lograr la independencia mediante una revolución pacífica.

Gandhi nació en Porbandar (actual estado de Gujarat) el 2 de octubre de 1869 y estudió Derecho en el University College de Londres. En 1891 regresó a la India e intentó ejercer como abogado en Bombay con escaso éxito. Dos años más tarde, una firma india con intereses en Sudáfrica le envió como asesor legal a sus oficinas de Durban. Al llegar a esta ciudad Gandhi se encontró con que era tratado como miembro de una raza inferior. Se quedó horrorizado por la negación generalizada de las libertades civiles y de los derechos políticos de los inmigrantes indios en Sudáfrica y pronto se involucró en la lucha por la defensa de los derechos fundamentales de sus compatriotas.

Resistencia pasiva

Gandhi permaneció en Sudáfrica 20 años y estuvo en prisión en numerosas ocasiones. En 1896, tras ser atacado y apaleado por surafricanos blancos, comenzó a propagar la política de resistencia pasiva y de no cooperación con las autoridades surafricanas. Parte de la inspiración de esta política se encuentra en Liev Tolstoi (cuya influencia en Gandhi fue profunda). También reconoció la deuda que tenía con el escritor Henry David Thoreau, especialmente por su ensayo Desobediencia civil. Gandhi, no obstante, consideró los términos 'resistencia pasiva' y 'desobediencia civil' inadecuados para sus objetivos y acuñó otro término, satyagraha ('abrazo de la verdad', en sánscrito). Durante la Guerra Bóer, Gandhi organizó un cuerpo de ambulancias para el ejército británico y dirigió una sección de la Cruz Roja. Acabada la guerra, retomó su campaña en favor de los derechos de los indios residentes en Sudáfrica. En 1910 fundó la Granja Tolstoi, cerca de Durban, una colonia cooperativa para la población india. En 1914 el gobierno sudafricano hizo importantes concesiones a las demandas de Gandhi, incluido el reconocimiento de los matrimonios y la exención de impuestos municipales. Dando por finalizada su misión en Sudáfrica, regresó a la India.

Campaña para la independencia

Gandhi se convirtió pronto en el máximo exponente de la lucha por el autogobierno de la India. Tras la I Guerra Mundial, en la que desempeñó un destacado papel humanitario, inició su movimiento de resistencia pasiva, invocando la satyagraha contra Gran Bretaña. Cuando el Parlamento aprobó en 1919 las leyes Rowlatt, que daban a las autoridades coloniales británicas poderes de emergencia para hacer frente a las denominadas actividades subversivas, el movimiento satyagraha se extendió por toda la India, ganando millones de adeptos. Una manifestación en Amritsar contra la aplicación de esta legislación acabó en una matanza cometida por los soldados británicos. En 1920, al no lograr del gobierno británico reforma alguna, Gandhi proclamó una campaña organizada de no cooperación. Los indios que ocupaban cargos públicos dimitieron, los organismos gubernamentales y los tribunales de justicia fueron boicoteados y los niños abandonaron las escuelas públicas. Por toda la India, las calles de las ciudades fueron bloqueadas mediante sentadas de ciudadanos que se negaban a levantarse incluso a pesar de ser golpeados por la policía. Gandhi fue arrestado pero las autoridades británicas se vieron forzadas a dejarle pronto en libertad.

La independencia económica de la India fue el punto culminante del movimiento swaraj ('autogobierno', en sánscrito) de Gandhi, que implicaba un boicoteo completo a los productos británicos. Los aspectos económicos del movimiento eran significativos, puesto que la explotación de los campesinos indios por los industriales británicos había originado una extrema pobreza y la virtual destrucción de la industria de la India. Gandhi propuso como solución a esta situación potenciar el renacimiento de las industrias artesanales. Comenzó a usar una rueca como símbolo de la vuelta a la sencilla vida campesina que predicaba y del renacimiento de las industrias autóctonas, tales como el hilado manual.

Gandhi se convirtió en símbolo internacional de una India libre. Llevaba la vida espiritual y ascética de un predicador, con ayuno y meditación. La unión con su esposa llegó a ser, como él mismo señaló, la de un hermano y una hermana. Rehusó cualquier posesión terrenal, vestía como las clases más bajas: un mantón y un taparrabos y comía vegetales, zumos de fruta y leche de cabra. Los indios le veneraban como a un santo y le comenzaron a llamar Mahatma ('alma grande', en sánscrito), título reservado para los más grandes sabios. La defensa que hizo Gandhi de la no violencia o ahimsa('sin daño', en sánscrito) era, como sostuvo, la expresión de una forma de vida implícita en el hinduismo. Gandhi consideraba que mediante la práctica de la no violencia, Gran Bretaña llegaría a considerar la inutilidad de la opresión y abandonaría su país.

La influencia política y espiritual del Mahatma era tan grande en la India que las autoridades británicas no se arriesgaron a atacarle. En 1921 el Congreso Nacional Indio (o Partido del Congreso), grupo que encabezó el movimiento independentista, otorgó a Gandhi autoridad ejecutiva plena, incluido el derecho a designar su propio sucesor. La población india, no obstante, no entendió plenamente la doctrina de la ahimsa. Estallaron una serie de revueltas armadas contra Gran Bretaña, y culminaron en tal violencia que Gandhi confesó el fracaso de su campaña de desobediencia civil, a la que puso fin. El gobierno británico le detuvo de nuevo y le encarceló en 1922.

Tras su puesta en libertad en 1924, se retiró de la vida política activa y se dedicó a propagar la unidad comunal. Sin embargo, pronto se vio envuelto de nuevo en la lucha por la independencia. En 1930 Gandhi proclamó una nueva campaña de desobediencia civil, convocando a la población a negar el pago de impuestos, en particular el que gravaba la sal, sobre la que el gobierno británico ejercía un severo monopolio. Se llevó a cabo una marcha hasta el mar, en la que miles de indios siguieron a Gandhi desde Ahmadabad hasta el mar de Omán, donde obtuvieron sal evaporando agua del mar. Una vez más, Gandhi fue arrestado y puesto en libertad en 1931. Detuvo la campaña después de que los británicos hiciesen alguna concesión a sus peticiones. Ese mismo año representó al Partido del Congreso en una reunión celebrada en Londres.

Ataque al sistema de castas

En 1932 Gandhi inició una nueva campaña de desobediencia civil contra las autoridades británicas. Arrestado dos veces, el Mahatma ayunó durante largos periodos en diversas ocasiones. En septiembre de 1932, mientras estaba en la cárcel, llevó a cabo un "ayuno hasta la muerte" para mejorar la situación de la casta de los intocables. Los británicos, al permitir que los intocables fueran excluidos del electorado indio, estaban, según Gandhi, cometiendo una injusticia. Aunque él mismo era miembro de la casta Vaisya (mercaderes), Gandhi se consideraba el gran líder del movimiento indio que tenía como finalidad la erradicación de la injusticia social y económica del sistema de castas.

En 1934 abandonó formalmente la política y fue sustituido como dirigente máximo del Partido del Congreso por Jawaharlal Nehru. Gandhi viajó por toda la India predicando la ahimsa y demandando la abolición de la casta de los intocables. La estima en que se le tenía era la medida de su poder político. Tan grande era su autoridad moral y espiritual que el limitado autogobierno concedido por Gran Bretaña a la India a través de la promulgación de la Government of India Act (1935) no pudo ser puesto en práctica hasta que Gandhi lo aprobó. Pocos años después, en 1939, regresó de nuevo a la vida política debido a que aún estaba pendiente la federación de los principados indios con el resto de la India. Su primer acto fue una huelga de hambre con objeto de forzar al dirigente del estado de Rajkot a modificar su régimen autocrático. La conmoción pública que originó este ayuno fue tan grande que tuvo que intervenir el gobierno colonial británico; se concedieron las demandas. El Mahatma se convirtió de nuevo en la más importante figura política de la India.

Independencia

Cuando estalló la II Guerra Mundial, el Partido del Congreso y Gandhi exigieron una declaración de intenciones respecto de la guerra y su aplicación a la India. Como reacción a la insatisfactoria respuesta británica, el partido decidió no apoyar a Gran Bretaña a menos que se concediera a la India una completa y total independencia. Las autoridades británicas se negaron a ello y ofrecieron una serie de compromisos que a su vez fueron rechazados. Cuando Japón entró en guerra, Gandhi todavía rechazaba la participación de la India en el conflicto. Fue recluido en 1942 y liberado dos años más tarde por motivos de salud.

En 1944 la lucha por la independencia de la India estaba en su última fase. El gobierno británico había aceptado conceder la independencia con la condición de que los dos grupos nacionalistas rivales, la Liga Musulmana y el Partido del Congreso resolvieran sus diferencias. Gandhi se opuso firmemente a la división de la India, aunque al final la aprobó con la esperanza de que se alcanzaría la paz interna una vez que se hubieran concedido las demandas para la creación de un estado musulmán. India y Pakistán se convirtieron en dos estados independientes una vez que Gran Bretaña concedió su independencia a la India en 1947. Durante las revueltas que siguieron a la división del país, Gandhi suplicó a hindúes y musulmanes que convivieran pacíficamente. Los disturbios afectaron a Calcuta, una de las más grandes ciudades de la India, y el Mahatma ayunó hasta que cesaron. El 13 de enero de 1948 inició otra huelga de hambre en Nueva Delhi para tratar de instaurar la paz. El 30 de enero, doce días después de acabado aquel ayuno, fue asesinado por Nathura Godse, un miembro de un grupo extremista hindú, mientras se dirigía a su habitual rezo de la tarde.

La muerte de Gandhi fue considerada como una catástrofe internacional. La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró un periodo de luto y todos los países expresaron sus condolencias. Pronto la violencia religiosa cesó en la India y Pakistán y las enseñanzas de Gandhi inspirarían los movimientos pacifistas en otras partes del mundo.

Teresa de Calcuta, Madre (1910- ), monja católica nacida en Albania, fundadora de la orden de las Misioneras de la Caridad. Agnes Gonxha Bojaxhiu ingresó a los 18 años en la orden de las Hermanas de Nuestra Señora del Loreto en Irlanda. Estudió en Dublín y en Darjeeling antes de aceptar los votos en 1937. Fue directora de un colegio católico en Calcuta, donde la presencia de enfermos y moribundos en las calles de la ciudad la llevaron a pedir permiso para dejar su puesto en el convento y dedicarse desde 1948 a cuidar a los enfermos.

En 1950 la diócesis de Calcuta aprobó la congregación de la Madre Teresa con el nombre de Misioneras de la Caridad. Más tarde, la orden fue reconocida como una congregación pontificia bajo la jurisdicción de Roma. Sus miembros, además de los tres votos básicos de pobreza, castidad y obediencia para ser aceptados en la comunidad religiosa, han de asumir un cuarto voto en promesa de servir a los pobres, a quienes la Madre Teresa describe como encarnaciones de Cristo.

En 1952 abrió en Calcuta la Casa de Moribundos indigentes Nirmal Hriday (Corazón puro). Al cabo de los años amplió la obra a los cinco continentes. En reconocimiento a sus esfuerzos le fue concedido el Premio Nóbel de la Paz en 1979. En 1990 el papa Juan Pablo II le instó a que realizara sus tareas con menor rigor debido a su cada vez más precaria salud.

Hélder Cámara

“Yo soy un hombre, soy un sacerdote, soy un obispo pero he tenido la posibilidad de prestar mi voz a todos aquellos que, entre nosotros, no tienen derecho a hablar. Os lo aseguro, en mi país los estudiantes no tienen ningún derecho. Si un profesor hubiera dicho en nuestro país la mitad de lo que yo denuncio, habría sido encarcelado inmediatamente. Lo que intento es aprovecha un resto de clericalismo; mientras que el clero y los obispos tienen una cierta posibilidad de hablar, permitidme que os aporte mi testimonio”.

¿Quién es este acusador implacable que se dirige con tal energía, entre irritado y humilde, a los juristas de “Pax Romana” durante el VI Congreso internacional celebrado en Dakar (Senegal) del 5 al 10 de Diciembre de 1968?

“Quiero denunciar una vez más ese orden establecido contra un desorden estratificado. Porque existe una violencia establecida en América latina. Necesitamos un verdadero y profundo cambio de estructuras. Mi vocación personal es, sin embargo, la de un peregrino de la paz. Personalmente prefiero mil veces que me maten a matar”.

Considerado por algunos el “arzobispo rojo” de Brasil o el “rebelde con causa”, acusado por otros de demagogo y de político, de comunista y subversivo, dom Hélder Cámara constituye hoy el más claro símbolo de la lucha contra la miseria y el subdesarrollo en el tercer mundo. “Tengo hambre y sed de paz. Tengo hambre y sed de diálogo. Por esto corro a donde quiera que me llamen, buscando lo que pueda aproximar a los hombres en nombre de lo esencial”.

El prefiere denominarse “el obispo de los pobres”. Los demás, ansiosos siempre de líderes y de mitos, le miran como el incansable peregrino de la no-violencia, continuador de los pasos de Gandhi y de Martin Luther King.

Los sindicatos cristianos iberoamericanos, primero; el Movimiento internacional “Pax Cristi” después, universitarios de todos los rincones del mundo y muy recientemente el cardenal Landázuri, arzobispo de Lima, han pedido el Premio Nóbel de la paz para este profeta insobornable del siglo XX. “Por su incansable lucha contra las injusticias cometidas con los oprimidos y por la realización de su campaña de renovación y formación de jóvenes líderes, monseñor Cámara contribuyó a una cooperación real y ejemplar al servicio del desarrollo, que es la condición indispensable para la paz en el mundo”.

“Encuentro perfectamente justificado - declaró el cardenal Landázuri a un periodista en Berlín - el proponer al arzobispo de Olinda y Recife, dom Hélder Cámara, para el premio Nóbel de la paz. Es un hombre que siempre y en todas partes ha defendido la justicia, la paz y la solidaridad de los pueblos. Por eso, se le puede calificar como la personalidad más representativa de América latina”.

Ni el Nóbel de 1970 ni el de 1971; fueron para dom Hélder, no obstante sido presentada su candidatura por un número considerable de diputados del parlamento sueco, respaldada por 32 miembros del senado holandés. ¿Un “premio Nóbel a la violencia?, era el título de un reportaje aparecido en el diario brasileño “O Estado de Sau Paulo”, del 18 de Octubre de 1970. ¿Premio Nóbel a un ex-fascista, simpatizante de Hitler, que ve en el uso de la violencia el medio mejor para resolver los problemas sociales? Las autoridades brasileñas eran las primeras interesadas en conseguir que la academia de Estocolmo no se fijara en este hombre, tan discutido, para el trofeo más ambicioso y ambicionado mundialmente.

Sin embargo, tres premios internacionales avalan su enorme popularidad: El “Juan XXIII”, concedido por la asociación de “Pax Christi”; el “Versilia”, italiano, asignado por un jurado de Viareggio, y el “Martin Luther King”, en Atlanta. Ralph Abernathy, con motivo de entregrarle la placa conmemorativa, pronunció estas palabras de elogio: “Tanto con las palabras como con los hechos, Hélder Cámara contribuye a mantener viva la esperanza y de amor, de aspiración de la humanidad a la paz y a la justicia en favor de todos los hombres”.

Mientras para los órganos oficiales de información de Brasil no es más que el propio “Lenin en sotana”, la universidad de Lovaina le confiere el doctorado “honoris causa” en teología. Sucedía en 1970, el año de la popularidad y de mayor campaña difamatoria de dom Hélder. “Por lo menos Lutero tuvo el coraje de romper con la iglesia”, mientras que esta “figura carismática, fanática y demogógica, aspira a encajonarla dentro de su interpretación, nueva y personal, de los textos sagrados”: es la voz “oficial”.

Pero también en 1970 la “World Conference on Religion and Peace”, reunida en Japón durante los días 16 al 21 de Octubre, con asistencia de 212 representantes de todas las religiones, dirigió esta petición, elocuente en sí misma, al jurado del premio Nóbel de la paz: “Insistimos en que el premio sea concedido a dom Hélder Cámara, como reconocimiento por la reivindicación heroica de la causa de la justicia en favor de los pobres, por la intrépida denuncia de las injustas organizadas de la sociedad moderna y por su oposición a responder a la violencia con la violencia”.

Y la Federación Luterana mundial se adhirió igualmente a su candidatura con estas palabras: “Dom Hélder Cámara se ha convertido en símbolo para los que consagran su vida a la lucha contra la opresión y las condiciones inhumanas de vida. Se ha identificado con los pobres. Su trabajo se ha centrado preferentemente en los arrabales y tanto en Río de Janeiro como en Recife, ha optado por una vida en sobriedad, renunciando a todo privilegio por razón de su rango. Se ha propuesto la creación de un movimiento mundial, que avive la opinión pública sobre las injusticias… Considera el camino de la no violencia como el único posible en América latina, si es que se quiere evitar el derramamiento de sangre… Cree en el poder de la verdad, de la justicia y del amor como fuerza suprema, incluso en el mundo de hoy”.

Este es dom Hélder. El hombre-símbolo. La conciencia del “pueblo”, el grito del pobre y de quienes carecen de voz. Un profeta, denunciador de injusticias.

“¿Quién soy yo?, se pregunta a sí mismo. “¿Un ingenuo, un presuntuoso, un agitador? Mi único juez, Cristo, lo sabe. Solo pretendo una cosa: seguir cada día las huellas del peregrino de la paz. Y hablar en nombre de quienes no pueden hacerlo”.

A modo de conclusión:

A la vista de estos prototipos: Gandhi, Teresa y Hélder Cámara, aceptados como tales por una gran cantidad de personas y especialmente jóvenes, podemos hacer una lista de las virtudes cardinales de nuestro tiempo que supondrán unos presupuestos:

1.a.- Sensibilidad ante la injusticia; podemos llamarle concienciación.

1.b.- La justicia se percibe básicamente como la realización de todos los derechos humanos.

2.a.- La virtud básica será el compromiso en la lucha por el cumplimiento de esos derechos humanos. 2.b.- Otra virtud será la austeridad en la vida personal. Podemos decir que se valora a estas personas en tanto que con su vida denuncian los “valores” de la sociedad consumista. 3.c.- La lucha en la que estos hombres se comprometen será con métodos pacíficos.

Por nombrar estas tres virtudes con una sola palabra cada una, sería: 1.- Solidaridad 2.- Austeridad 3.- Pacifismo

La realización de estas virtudes, en los tres personajes que hemos presentado, no tiene en cuenta la doctrina del justo medio que propone Aristóteles. Estas virtudes, o estos valores, son llevados por nuestros protagonistas a los últimos extremos, y es justamente por esta razón por la que son admirados y aceptados universalmente. Si estas virtudes hubieran sido practicadas calculando la distancia entre el extremo por defecto y el extremo por exceso, perderían todo su atractivo, toda su capacidad de arrastre.

Gandhi, La Madre Teresa y Hélder Cámara, y el primero de todos :Jesús de Nazaret llevan estas virtudes: solidaridad, austeridad y pacifismo hasta el extremo y es cuando se convierten en algo fecundo.

Bibliografía

- Catecismo de la Iglesia Católica, Asociación de Editores del Catecismo.

- Catecismo de la Doctrina Cristiana, Segundo grado, Comisión episcopal de enseñanza, Madrid 1962.

- Los filósofos antiguos, Selección de textos por Clemente Fernández, S. I., Editorial Católica, S.A., 1964.

- Hélder Cámara, El grito del poder, Feliciano Blazquez, Ediciones Sigueme, 1976.

- Enciclopedia Multimedia Encarta 97, Microsoft, 1997.

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Enviado por:Helder
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