Historia
Velázquez
VELÁZQUEZ
(1599 - 1660)
NOMBRE:
CURSO: 4 º E.S.O - B
FECHA: 13 - 2 - 2007
ÍNDICE
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Introducción……………………………………………..pag 3
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Contexto Histórico…………………………………….pag 4
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Cambios Importantes: Los Validos
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Política Interior
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Política Exterior
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Situación Económica y Social
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Mentalidad y Cultura
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Características artísticas del Barroco………….pag 10
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Características artísticas de Velázquez………..pag 12
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Biografía de Velázquez……………...………………pag 14
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Comentario de obras………………………………….pag 15
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Las Meninas
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Felipe IV
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Conde-Duque de Olivares
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La Venus del espejo
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Papa Inocencio X
1. INTRODUCCIÓN AL ARTE BARROCA.
Velázquez es un pintor barroco que desarrolla su actividad en la España del siglo XVII, época en la que se da un contexto artístico concreto, del que él no siempre se hace eco.
En el siglo XVII en España se produce una situación paradójica, pues mientras que desde el punto de vista político y económico se padece un momento de decadencia y debilidad, debido a la mala gestión de los monarcas Felipe III y Felipe IV, acentuándose esta crisis con el último rey de los Austrias, Carlos II.
Por el contrario, en el campo de las Artes, se vive una etapa de auge y esplendor, y lo que es más, de entre las llamadas tres Artes Mayores: Arquitectura, Escultura y Pintura, siendo precisamente esta última la que alcance un más alto nivel, lo que ha llevado a los historiadores a hablar de “el siglo de oro de la pintura española”, al referirse a esta centuria, llegando a compararse con el resto de la pintura europea contemporánea, a la que supera en numerosas ocasiones.
Su interés radica no solamente en la gran cantidad de pintores existentes que llegan a alcanzar un número considerable, sino fundamentalmente en la valía y alta calidad de las obras de arte por ellos realizadas. Junto a una larga lista de pintores de segundo orden, nos cabe el orgullo de con contar con nombres como Francisco Ribalta, José Ribera, Alonso Cano y, sobre todo, el inmortal Diego de Silva y Velázquez, quienes con Zurbarán, Murillo, Valdés Leal, conforman el grupo más destacado de estos años.
2. CONTEXTO HISTÓRICO: Siglo XVII Barroco
CAMBIOS IMPORTANTES: Los Validos.
La principal innovación en el funcionamiento del sistema político de la monarquía española en el siglo XVII fueron los validos. El monarca se desentendía de las labores de gobierno y el valido tomaba las principales decisiones.
Dos razones explican su aparición: las labores de gobierno; que eran cada vez más complejas, y los monarcas españoles del siglo XVII; los Austrias Menores, no destacaron por su espíritu laborioso.
No fue un fenómeno exclusivamente español. Figuras similares aparecieron en otras monarquías europeas como Mazarino o Richelieu en Francia.
Los validos gobernaron al margen del sistema institucional de la monarquía, al margen de los Consejos. En su lugar, como órganos de asesoramiento, crearon Juntas reducidas compuestas por sus propios partidarios.
El nuevo sistema significó un aumento de la corrupción. Los validos aprovecharon su poder para conseguir cargos, pensiones y mercedes para sus familiares y partidarios, lo que provocó críticas generalizadas,sobre todo, de los letrados que formaban los Consejos y los miembros de la aristocracia que no gozaban del favor del valido.
Validos de Felipe III: Duque de Lerma y Duque de Uceda.
Validos de Felipe IV: Conde-Duque de Olivares y Luis de Haro.
Validos de Carlos II: Padre Nithard, Fernando Valenzuela, durante la Regencia de Mariana de Austria (1665-1675), Duque de Medinaceli y Conde de Oropesa (Carlos II).
Otro fenómeno que se generalizó en la administración española del siglo XVII fue la venta de cargos. Lo inició en épocas anteriores la Corona como medio para obtener dinero rápido. Su uso se extendió con Felipe III.
En principio, se pusieron en venta cargos pequeños. Sin embargo, se llegaron a vender puestos en los Consejos.
Estos cargos se convirtieron en hereditarios, lo que en la práctica significó que la Corona cedía parte de su poder a los que detentaban los cargos.
POLITICA INTERIOR
Los Reyes Católicos habían construido el nuevo estado como un conjunto de reinos unidos por los mismos monarcas pero que mantuvieron sus propias leyes e instituciones. Desde el siglo XVI se manifestó una tendencia centralizadora, que trataba de homogeneizar los territorios de la Corona y una tendencia descentralizadora que buscaba el mantenimiento de los fueros e instituciones particulares de cada territorio.
A estas tensiones políticas, en el siglo XVII se les unió la dura crisis económica y social que sufrió la monarquía hispánica.
Felipe III continuó la política de intolerancia religiosa que llevó a la expulsión de los moriscos en 1609.
El Conde-Duque de Olivares, trató de que los demás reinos peninsulares colaboraran al mismo nivel que Castilla en el esfuerzo bélico que agobiaba a una monarquía con graves dificultades financieras. España participaba en esos momentos en la guerra de los Treinta Años. Este proyecto de Olivares desencadenó la crisis de 1640.
La negativa a colaborar de las Cortes Catalanas (1626 y 1632) no impidió que Olivares decidiera llevar tropas para luchar contra Francia a través del Principado. Muy pronto los roces de las tropas castellanas e italianas con el campesinado alentó el descontento que terminó por estallar en el Levantamiento del Corpus de Sangre, el 7 de junio de 1640.
La muerte del Virrey fue solo el inicio de una guerra de Cataluña entre los rebeldes catalanes, dirigidos por la Generalitat con el apoyo de Luis XIII de Francia y las tropas de Felipe IV. La guerra civil concluyó cuando Barcelona fue recuperada por las tropas españolas en 1652.
Animadas por la rebelión catalana, los estamentos dirigentes portugueses se lanzaron a la rebelión. Las Cortes portuguesas proclamaron rey al duque de Braganza. Los rebeldes fueron apoyados por Francia e Inglaterra, potencias interesadas en debilitar a España. Finalmente, Mariana de Austria, Madre-regente de Carlos II, acabó reconociendo la independencia de Portugal en 1668.
En plena crisis de la monarquía, hubo levantamientos de tinte separatista en Andalucía, Aragón y Nápoles.
Pese a ser aplastadas todas las rebeliones, excepto la portuguesa, Felipe IV mantuvo los fueros de los diversos reinos.
POLITICA EXTERIOR
El siglo XVII fue testigo de la aparición y consolidación de un nuevo orden internacional en Europa. Las guerras fueron una constante del que ha sido denominado Siglo de hierro. La cruel Guerra de los Treinta Años (1618-1648) y, ligada a la anterior, la Guerra Franco-Española que culminó en 1659 son buen ejemplo de ello.
La Paz de Westfalia de 1648 puso fin a la Guerra de los Treinta Años. Este tratado significó el triunfo de una “Europa horizontal”, basada en monarquías independientes y en la búsqueda del equilibrio diplomático y militar, y la derrota de la idea de una “Europa vertical”, en la que los reinos estarían subordinados al Emperador y al Papa.
Más que esto, La Paz de Westfalia supuso el fin de la hegemonía de los Habsburgo (Austrias) en sus dos ramas, la de Madrid y la de Viena, en Europa.
El reinado Felipe III (1598-1621) fue un reinado pacífico. Agotada España y sus enemigos tras las continuas guerras del siglo anterior, se paralizaron los conflictos con Francia, Inglaterra y los rebeldes holandeses, con los que se firmó la Tregua de los Doce Años.
Con Felipe IV (1621-1665) y su valido, el Conde-Duque de Olivares, España volvió a implicarse en los grandes conflictos europeos. La monarquía española participó en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), apoyando a los Habsburgo de Viena y a los príncipes católicos alemanes. El fin de la Tregua de los Doce Años (1609-1621) añadió un nuevo frente al conflicto.
El conflicto se inició con victorias de los Habsburgo. Pronto cambió el signo del conflicto y las derrotas se repitieron. Mientras que franceses e ingleses atacaban las posesiones americanas. La impotencia de los Habsburgo llevó finalmente al Tratado de Westfalia (1648) por el que se ponía fin a la Guerra de los Treinta Años y en el que España reconoció la independencia de Holanda.
La Paz de Westfalia no marcó el fin de las hostilidades. La guerra continuó hasta 1659 contra Francia. Finalmente en la Paz de los Pirineos (1659), Felipe IV aceptó importantes cesiones territoriales, Rosellón y Cerdaña… en beneficio de la Francia de Luis XIII.
La débil monarquía de Carlos II (1665-1700) fue incapaz de frenar al expansionismo francés de Luis XIV, España cedió diversos territorios europeos. Su muerte sin descendencia provocó la Guerra de Sucesión (1701-1713) al trono español en la que al conflicto interno se superpondrá un conflicto europeo general. La Paz de Utrecht en 1713 significó el fin del imperio español en Europa.
SITUACION ECONÓMICA Y SOCIAL
El siglo XVII fue un siglo de crisis económica en Europa en general, en el Mediterráneo en particular, y, muy especialmente, en la Península Ibérica. En la Corona española la crisis fue más temprana y más profunda que en el resto de Europa
Ya en la primera mitad del siglo aparecen serios problemas demográficos. Cruentas epidemias, coincidiendo con épocas de carestía y hambre. Otros factores ayudaron a la crisis demográfica: la expulsión de los moriscos en 1609, las frecuentes guerras exteriores y el incremento del clero que redundó en descenso de la tasa de natalidad.
En la segunda mitad del siglo, la crisis continuó y se agudizó. A la decadencia de la agricultura, se le unió la de la ganadería lanar, que encontró graves dificultades para la exportación, y la de la industria, incapaz de competir con las producciones extranjeras.
El comercio también entró en una fase recesiva. La competencia francesa en el Mediterráneo y la competencia inglesa y holandesa en el Atlántico, agravaron una coyuntura marcada por el creciente autoabastecimiento de las Indias y el agotamiento de las minas americanas. Consecuencia de la crisis comercial fue la disminución de la circulación monetaria.
La situación fue empeorada por la incorrecta política económica de los gobiernos de la Corona, que agravaron más que solucionaron los problemas.
En este marco de crisis económica, la sociedad estamental española vivió un proceso de polarización marcada por el empobrecimiento de un campesinado que constituía la mayor parte de la población, la debilidad de la burguesía y las clases medias, y el crecimiento numérico de los grupos sociales improductivos como la nobleza y el clero en un extremo y los marginados: pícaros, vagos y mendigos en otro.
La mentalidad social imperante, marcada por el desprecio al trabajo agravó la crisis social y económica. El hidalgo ocioso y el pícaro se convirtieron en arquetipos sociales de las España del Barroco.
MENTALIDAD Y CULTURA
La sociedad española siguió marcada por los valores aristocráticos y religiosos de la mentalidad colectiva en la centuria anterior.
Así, valores típicamente nobiliares como el “honor” y la “dignidad” fueron reivindicados por todos los grupos sociales. Un ejemplo de esta mentalidad fueron los duelos, costumbre generalizada que a veces tenía lugar por las ofensas más nimias.
Unido a lo anterior se extendió el rechazo a los trabajos manuales, considerados “viles”, es decir, que manchaban el “honor” y la “dignidad” de aquel quien los ejercía.
Esta mentalidad se apoyaba en los múltiples privilegios que detentaba la nobleza (exención de pagar impuestos directos, no poder ser encarcelados por deudas, no ser torturados, ser enviados a prisiones especiales…) Los privilegios llegaban hasta el cadalso: los nobles no podían ser ahorcados y tenían el “privilegio” de morir decapitados.
Esta mentalidad llevó a que, exceptuando ciudades mercantiles como Cádiz o Barcelona, no se pueda hablar de la existencia de una burguesía (mercaderes, fabricantes) con mentalidad empresarial que promoviese el desarrollo económico, tal como estaba ocurriendo en Inglaterra, Holanda…
Las gentes con medios económicos, en vez de hacer inversiones productivas en la agricultura, el comercio o la artesanía, tendieron a buscar el medio de ennoblecerse, adquirir tierras y vivir a la manera noble.
Toda esta mentalidad debe enmarcarse en un contexto de pesimismo y de conciencia de la decadencia del país.
En lo referente a la cultura, España vivió una época de auge sin precedente. Iniciado el siglo con la figura de Cervantes (1547-1616) y su "Quijote" (1605 y 1614), las letras hispanas brillaron con figuras como Quevedo, Lope de Vega o Góngora.
La pintura española del Barroco es una de los momentos claves de la historia de la pintura mundial. Los nombres de Zurbarán, Velázquez, Alonso Cano, Ribera o Murillo muestran el momento de apogeo del arte barroco español.
3. CARACTERISTICAS ARTÍSTICAS GENERALES DEL BARROCO.
Este estilo se inicia en Italia en el siglo XVI y perdura hasta finales del siglo XVIII, se extendió por todos los países europeos, desarrollando características propias en cada país. En este arte hay una marcada predilección por el naturalismo, el dinamismo y los efectos ópticos, aparecen composiciones de naturaleza muerta, bodegones, animales, vida de santos y de Cristo, enmarcándose dentro de esquemas asimétricos. Las representaciones de personas o de gente del pueblo aparecen con sus vestimentas normales, pero en los retratos de clase social alta, son más adornadas las vestimentas, pelucas, encajes, zapatos estilizados, sombreros, etc.; sin embargo, lo que más caracteriza a la pintura barroca es el manejo de las luces y sombras, la intensidad dramática y el empleo del color. En Italia se produjeron dos corrientes pictóricas, o estilos: el Ecléctico y el Clasicista, en este país se destacó la figura de Miguel Ángel Merisi de Caravaggio; en Francia destacaron Nicolás Poussin, Georges de La Tour y Claude Gelée Lorrain; en España el barroco se torna serio y formal, representado magistralmente por Diego Rodríguez de Silva y Velásquez, Francisco Zurbarán, José de Ribera y Bartolomé Esteban Murillo. En los países bajos el barroco generó dos escuelas: la Flamenca, que tuvo su apogeo en el siglo XVI en Flandes y fue representada por Pedro Pablo Rubens, Antón Van Dyck y Jacob Jordanes, y la Holandesa, la cual produjo un nuevo estilo y contó con dos importantes personajes: Rembrandt H. Van Rijn y Jan Vermeer o Van der Meer de Delft.
Este arte se desarrolló entre los siglos XVII y parte del XVIII, su punto de partida fue Italia, Roma, concretamente, donde dejó monumentos grandiosos en el orden de la arquitectura. De Italia pasó al resto de Europa y llegó incluso a Rusia. A través de España, el Barroco se difundió por toda América y alcanza su momento culminante en el siglo XVIII.
ARQUITECTURA: Los dos tipos de obra arquitectónica que el barroco desarrolla son la Iglesia y el Palacio. La iglesia, como típico estilo tiene dos robustas torres laterales que enmarcan la gran linterna con su cúpula. El palacio, que toma por modelo el de Versalles, consiste en una larga edificación de varias plantas, cuyo cuerpo central contiene la mayor densidad de elementos decorativos y forma un frontis de gran valor artístico. Elementos esenciales del palacio barroco son las galerías, que son salones largos, abovedados y con ventanales, y la escalera "a la imperial".
PINTURA: En este arte hay una marcada predilección por el naturalismo, el dinamismo y los efectos ópticos, aparecen composiciones de naturaleza muerta, bodegones, animales, vida de santos y de Cristo, enmarcándose dentro de esquemas asimétricos. Las representaciones de personas o de gente del pueblo aparecen con sus vestimentas normales, pero en los retratos de clase social alta, son más adornadas las vestimentas, pelucas, encajes, zapatos estilizados, sombreros, etc.; sin embargo, lo que más caracteriza a la pintura barroca es el manejo de las luces y sombras, la intensidad dramática y el empleo del color. En Italia se produjeron dos corrientes pictóricas, o estilos: el Ecléctico y el Clasicista, en este país se destacó la figura de Miguel Ángel Merisi de Caravaggio; en Francia destacaron Nicolás Poussin, Georges de La Tour y Claude Gelée Lorrain; en España el barroco se torna serio y formal, representado magistralmente por Diego Rodríguez de Silva, Velásquez, Francisco Zurbarán, José de Ribera y Bartolomé Esteban Murillo. En los países bajos el barroco generó dos escuelas: la Flamenca, que tuvo su apogeo en el siglo XVI en Flandes y fue representada por Pedro Pablo Rubens, Antón Van Dyck y Jacob Jordanes, y la Holandesa, la cual produjo un nuevo estilo y contó con dos importantes personajes: Rembrandt H. Van Rijn y Jan Vermeer o Van der Meer de Delft.
ESCULTURA: La escultura barroca muestra las siguientes características:
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MOVIMIENTO: las figuras se representan en alguna acción violenta y en actitudes de esfuerzo y tensión. Las ropas participan también de esta agitación y se arrugan en pliegues que revolotean como sacudidos por el viento.
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PATETISMO: gusta de la expresión de estados anímicos emotivos tales como: éxtasis, miedo, ansiedad, etc., que los rostros traducen con el más vivo verismo.
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CLAROSCURO: se buscan efectos propios de la pintura, de manera que los cuerpos se perciben como envueltos en una atmósfera luminosa.
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TEATRALIDAD: existe una propensión a lo exagerado y a las actitudes elocuentes que hacen de ella una representación dramática.
4. CARACTERÍSTICAS ESPECÍFICAS DEL ARTISTA:
Velázquez.
Velázquez trabajo exclusivamente la pintura con técnica al óleo, con cuidado y detalle aunque con alteraciones frecuentes, dado que solía trabajar a la primera.
La luz y la utilización magistral de la perspectiva aérea serán, en Velázquez, el fundamento esencial de su creación pictórica. Características de su obra:
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1ª Época: Utiliza un dibujo enérgico y gran destreza y precisión al pintar cacharros, comestibles..... Pinceladas cortas y escuetas, paleta oscura, tonos apagados y cálidos, con predominio del color terroso. Las composiciones de esta época son de gran sobriedad y sencillez: utiliza la luz a la manera tenebrista, con un solo foco que ilumina violentamente las figuras (Adoración de los Magos).
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2ª Época: Su técnica se hace cada vez más ligera. El aire rodea las figuras en un degradación del color y la distancia muy matizada con perfecta fusión ambiental de figuras y paisaje. (El Conde - Duque de Olivares)
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3ª Época: Trabaja ya “a la manera abreviada” con pinceladas sueltas y libres. Gran dominio del dibujo y del color. Composiciones muy ritmadas en las que utilizará varios planos acentuados por diversos focos de luz que iluminan escalonadamente y con distinta intensidad la escena, consiguiendo así sorprendentes efectos de perspectiva aérea, que dominará totalmente.(Las Meninas)
5. BIOGRAFÍA
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, pintor barroco español, nació en Sevilla en 1599. A los once años inicia su aprendizaje en el taller de Francisco Pacheco donde permanecerá hasta 1617, cuando ya es pintor independiente. Al año siguiente, con 19 años, se casa con Juana Pacheco, hija de su maestro, hecho habitual en aquella época, con quien tendrá dos hijas. Entre 1617 y 1623 se desarrolla la etapa sevillana, caracterizada por el estilo tenebrista, influenciado por Caravaggio, destacando como obras El Aguador de Sevilla o La Adoración de los Magos. Durante estos primeros años obtiene bastante éxito con su pintura, lo que le permite adquirir dos casas destinadas a alquiler. En 1623 se traslada a Madrid donde obtiene el título de Pintor del Rey Felipe IV, gran amante de la pintura. A partir de ese momento, empieza su ascenso en la Corte española, realizando interesantes retratos del rey y su famoso cuadro Los Borrachos. Tras ponerse en contacto con Peter Paul Rubens, durante la estancia de éste en Madrid, en 1629 viaja a Italia, donde realizará su segundo aprendizaje al estudiar las obras de Tiziano, Tintoretto, Miguel Ángel, Rafael y Leonardo. En Italia pinta La Fragua de Vulcano y La Túnica de José, regresando a Madrid dos años después. La década de 1630 es de gran importancia para el pintor, que recibe interesantes encargos para el Palacio del Buen Retiro como Las Lanzas o los retratos ecuestres, y para la Torre de la Parada, como los retratos de caza. Su pintura se hace más colorista destacando sus excelentes retratos, el de Martínez Montañés o La Dama del Abanico, obras mitológicas como La Venus del Espejo o escenas religiosas como el Cristo Crucificado. Paralelamente a la carrera de pintor, Velázquez desarrollará una importante labor como cortesano, obteniendo varios cargos: Ayudante de Cámara y Aposentador Mayor de Palacio. Esta carrera cortesana le restará tiempo a su faceta de pintor, lo que motiva que su producción artística sea, desgraciadamente, más limitada. En 1649 hace su segundo viaje a Italia, donde demuestra sus excelentes cualidades pictóricas, triunfando ante el papa Inocencio X, al que hace un excelente retrato, y toda la Corte romana. Regresa en 1651 a Madrid con obras de arte compradas para Felipe IV. Estos últimos años de la vida del pintor estarán marcados por su obsesión de conseguir el hábito de la Orden de Santiago, que suponía el ennoblecimiento de su familia, por lo que pinta muy poco, destacando Las Hilanderas y Las Meninas. La famosa cruz que exhibe en este cuadro la obtendrá en 1659. Tras participar en la organización de la entrega de la infanta María Teresa de Austria al rey Luis XIV de Francia para que se unieran en matrimonio, Velázquez muere en Madrid el 6 de agosto de 1660, a la edad de 61 años.
6. CAT'ÁLOGO DE OBRAS.
LAS MENINAS
FICHA TECNICA:
* Denominación de la obra: España
* Autor: Diego Rodríguez de Silva y Velázquez.
* Fecha: 1656
* Lugar: Museo del Prado (Madrid).
* Dimensiones: 3,18 x 2,76 metros.
* Material: óleo sobre un lienzo.
COMENTARIO:
En esta pintura se representa a La Infanta Margarita (hija de los reyes de España) con sus damas de compañía (meninas). Velázquez uso la luz de forma incidente sobre las figuras en primer plano (la Infanta Margarita es la más iluminada) y apenumbrando a las más alejadas para crear una ilusión de espacio en el cuadro. Es característico de este pintor usar la luz (ya sea con la vibración visual de los colores, o con juego de luces que reverberan sobre colores muy oscuros) para conseguir dar distancia y y/o profundidad. La luz que entra por la puerta del fondo y su contraste con la oscuridad del techo y de la pared lateral a la derecha del observador dan profundidad a la escena. Es evidente la espacialidad que se crea entre el techo oscurísimo y el suelo delante de la Infanta Margarita de color muy claro.
En él se ve al pintor Velázquez mirando al espectador mientras realizaba el cuadro. La cruz roja de Santiago que luce en el pecho de su vestimenta fue añadida al cuadro después de su fallecimiento, por orden del rey, al ennoblecerle a él (le declaró caballero) y a la pintura misma. La habitación está llena de personajes de la corte. En el fondo de la sala se pueden ver los bustos de los Reyes de España ( Felipe IV y Mariana de Austria) reflejados en el espejo y al mayordomo real en la escalera tras la iluminada puerta del fondo. Los tonos claros de la pared trasera de donde cuelgan los cuadros dan todo el fondo al cuadro y los tonos claro del techo alrededor de los adornos (o lámparas) del techo dan la perspectiva.
Este cuadro lo podemos dividir en tres planos:
* En un primer plano encontramos a la infanta Margarita con su séquito, la cuál, es el eje fundamental de la composición uniendo la parte derecha del cuadro con la izquierda.
* En un segundo plano, se encontraría Don Diego Velázquez pintando y las dos mujeres que conversan entre sí.
* Como último plano se observa una puerta abierta en cuyo umbral se encuentra Don José Nieto Velázquez,; También se observa junto a esta un espejo con el reflejo de los reyes: Felipe IV y su esposa.
* Velázquez utiliza diferentes tonalidades: la gama fría y la cálida:
- La primera es empleada para el fondo y el segundo plano, ya que emplea negros y blancos grisáceos, visible en los ropajes de los personajes, como la oscuridad que contiene la habitación.
- La segunda, en un primer plano, acerca hacia el espectador los objetos y las personas, dando sensación de proximidad. Aunque en los vestidos (menos el de la infanta y el enano) ha introducido colores fríos.
Velázquez poseía el derecho exclusivo de retratar a su soberano, lo que hizo en innumerables ocasiones. Las Meninas, pues, puede ser considerado fundamentalmente como el documento de unas relaciones excepcionales entre Velázquez y Felipe IV, relaciones que avalaban la nobleza del arte pictórico.
Las Meninas no es sólo un alegato abstracto en defensa de la nobleza de la pintura, es también una afirmación personal de la nobleza del propio Velázquez, lo que explica que derramó hasta su última gota por él. Se propuso demostrar de una vez por todas que la pintura es un arte noble y liberal, que no se limita a copiar sino que puede recrear e incluso sobrepasar a la naturaleza.
Existe un último punto que merece ser tenido en cuenta. Velázquez debió contar con permiso del propio Felipe IV para representarlo, aun indirectamente, en el estudio; de otra manera habría cometido una falta imperdonable contra el decoro. Ello quiere decir que el rey debió conocer el objetivo del cuadro, y quizás encontremos la prueba en el propio lienzo de Las Meninas. Poco después de la muerte de Velázquez, Felipe IV ordenó que se pintara la cruz de Santiago sobre el autorretrato del pintor que se ha interpretado la orden real de añadir la cruz como un tributo a su larga amistad. Pero si las meninas es, de hecho, un alegato a favor de la nobleza del pintor y su arte, el gesto sería también un sutil modo de reconocerlo por parte del rey, que completaría su significado en un sentido profundo.
FELIPE IV
FICHA TECNICA:
* Denominación de la obra: España
* Autor: Diego Rodríguez de Silva y Velázquez.
* Fecha: 1634-1635
* Lugar: Museo del Prado (Madrid).
* Dimensiones: 3,01 x 3,04 metros.
* Material: óleo sobre un lienzo.
COMENTARIO
De entre los retratos ecuestres pintados por Velázquez para el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro, éste es uno de los pocos que fue realizado enteramente por el maestro. Buena prueba de ello son los arrepentimientos típicos que encontramos en las patas traseras y en la cola del caballo y en la cabeza y el busto de Felipe IV. El monarca aparece representado de perfil, vestido con una armadura, bastón de mando y banda carmesí de general. El caballo alza las patas delanteras en una maniobra de alta escuela de equitación denominada levade o corveta, para la que el rey emplea una sola mano. Así da una muestra de dominio y capacidad de mando, siendo una alegoría del poder. Paradójicamente, el poder en estos momentos estaba en manos del valido de su majestad, el omnipotente Conde-Duque de Olivares.Velázquez muestra ahora un estilo más suelto y luminista, utilizando diferentes tonalidades de color que hacen que su etapa sevillana se pueda catalogar de austera. En esta escena la sensación de tercera dimensión está perfectamente conseguida a través de un paisaje casi impresionista , conseguido a través de bandas paralelas de color. Se supone que tras la figura real se encuentra la sierra del Guadarrama, por lo que el retrato se podría haber realizado en el monte de El Pardo.
Todos los retratos hechos por Velázquez que retratan a su majestad pretenden realzar el gran poder del monarca en esta época de crisis politica, económica y social.
CONDE-DUQUE DE OLIVARES
FICHA TECNICA:
* Denominación de la obra: España.
* Autor: Diego Rodríguez de Silva y Velázquez.
* Fecha: 1638
* Lugar: Museo del Prado (Madrid).
* Dimensiones: 3,13 x 2,39 metros.
* Material: óleo sobre un lienzo.
COMENTARIO
Como viene siendo habitual, Velázquez ni firma ni fecha sus obras, aunque en la zona inferior izquierda veamos un papel en blanco utilizado habitualmente para firmar. Podría ser que lo dejara así porque era consciente de que no había otro artista en España que pudiera realizar este excelente retrato del todopoderoso Conde-Duque de Olivares. Se desconoce la fecha exacta del encargo, pensándose que la más acertada sería la de 1638, año en el que Don Gaspar pagó a dos compañías de soldados de su propio bolsillo para que evitaran la invasión, por parte de los franceses, de Fuenterrabía, episodio que se sugiere al fondo de la escena donde aparece un efecto de batalla con humo y fuego. Además, el Conde-Duque viste armadura, bengala y banda carmesí de general, atuendo que avala la tesis anterior.La enorme figura de Olivares se nos presenta sobre un precioso caballo bayo, en una postura totalmente escorzada - muy empleada en el Barroco al marcarse una clara diagonal en profundidad - colocado de medio perfil. Va tocado con un sombrero de picos que refuerza su carácter de hombre de mando, frío y decidido. Como uno de los mejores retratistas de la historia que es, Velázquez se preocupa por mostrar al espectador la personalidad de su modelo, su alma. Nunca podremos mantenernos al margen ante uno de los retratados por el sevillano; le tendremos odio o aprecio pero no nos dejará indiferentes. El absoluto control del Estado que ostentaba el valido le lleva a retratarse a caballo, privilegio exclusivo de los monarcas.El estilo de Velázquez es bastante suelto, a base de rápidas manchas de color y de luz.
LA VENUS DEL ESPEJO
FICHA TECNICA:
* Denominación de la obra: España.
* Autor: Diego Rodríguez de Silva y Velázquez.
* Fecha: 1650
* Lugar: National Gallery (Londres)
* Dimensiones: 1,125 x 1,75 metros.
* Material: óleo sobre un lienzo.
COMENTARIO
Es uno de los pocos desnudos de la pintura española, junto a La Maja Desnuda de Goya. Es el único que se conoce de Velázquez, aunque parece que pintó otros.
El simbolismo explícito del cuadro se traduce en que Cupido, hijo de Venus, que es el amor, sostiene un espejo, en el que queda reflejado el rostro de la diosa de la belleza.
La figura alada de Cupido presenta los brazos delicadamente atados. Así, el amor es preso de la belleza. Venus se autocomplace, con cierto desdén, en la observación de su hermosura. El espectador asume un papel ciertamente voyerista, compartiendo con el ángel la visión del cuerpo femenino, mórbidamente recostado, ofreciendo su dorso.
Velázquez recrea el mito erótico, ocultando el sexo y haciendo
visible el rostro en el espejo, implicando lúdicamente al observador en la contemplación de su obra.
El espejo rectangular muestra el rostro de la modelo. Velázquez refleja en el cristal la imagen idealizada de la belleza femenina.
Por la posición del espejo, la mujer no se contempla a sí misma. El espejo mira hacia el observador.
¿Quién puede ver entonces su imagen reflejada? La respuesta parece obvia: sólo el que contemple el cuadro. Pero según la lógica reflexiva, si el espejo fuese plano, la imagen debería ser más pequeña y haría imposible el propósito del pintor, de mostrarnos el rostro de la mujer. Pero si el espejo que pinta el maestro es cóncavo, lo más probable, por la forma de trabajar el cristal en la época, entonces la imagen que nos muestra es posible y verosimil .
No cabe duda de que Velázquez estudió y experimentó en su gabinete con cristales y con problemas de reflexión.. Los resultados prácticos obtenidos de sus observaciones los incorporó en algunas de sus obras. En la que nos ocupa y en la Familia de Felipe IV ( Las Meninas ) al menos.
En el genio sevillano, al igual que en otros pintores, se aprecia una clara tendencia a figurar en sus obras. Así hay quien ha llegado a pensar que la imagen reflejada, velada y difuminada, sería una mezcla de la de la diosa Venus y la del propio pintor.
El reto intelectual de Velázquez, a los que contemplen su obra, no sin cierta ironía, es dejar que cada cual cree con su imaginación el rostro definitivo de la mujer del espejo.
PAPA INOCENCIO X
FICHA TECNICA:
* Denominación de la obra: Italia.
* Autor: Diego Rodríguez de Silva y Velázquez.
* Fecha: 1650
* Lugar: Galleria Doria Pamphilÿ (Roma)
* Dimensiones: 1,40 x 1,20 metros.
* Material: óleo sobre un lienzo.
COMENTARIO
Es muy posible que el cuadro esté realizado durante el segundo viaje a Italia de Velázquez entre 1649 y 1651. Allí el propio Velázquez se ofrece al Papa para pintar un retrato, pero el Papa desconfía y Velázquez debe presentarle una prueba, es entonces cuando no sin cierto enfado Velázquez pinta a su "esclavo" y también artista Juan de Pareja. Una vez que el Papa ve el cuadro de Juan de Pareja y que la composición es excelente se deja retratar por Velázquez.
Quizás el episodio anterior nos rebela una no buena relación con el artista al que había despreciado antes de pintar esta obra, por tanto se produce una pequeña venganza en este retrato.
El Papa, que había tenido un gran ascenso social nos mira de lado con cierto desdén (al igual que hace el esclavo de Velázquez en el retrato anteriormente mencionado), con soberbia, muestra en su mano derecha, bien visible, su anillo de poder, para que todo el mundo sepa quien es y el respeto que se le debe. Si miramos su cara no transmite dulzura sino más bien miedo al que la comtempla.
Dentro de la evolución pintórica de Velázquez podemos contemplar que su mano está mucho más suelta a la hora de pintar que al comienzo de su carrera pero que aún así sigue consiguiendo la misma calidad, tanto en los ropajes como en los objetos, se acerca cada vez más al impresionismo.
Comentario a tener en cuenta:
La selección de las obras anteriores han sido acorde a mis gustos, seleccionando la que más satisfaciéron mis gustos de los distintos temas principales sobre los que Velásquez ha pintado: retratos del monarca y miembros importantes de la corte ( Las Meninas, Felipe IV, Conde-Duque de Olivares ), mitológicos ( La Venus del Espejo ) y de carácter religioso o miembros importantes del clero ( Papa Inocencio X ).
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Enviado por: | PaskuaL |
Idioma: | castellano |
País: | España |