Filosofía y Ciencia


Utopía; Tomás Moro


NOTAS SOBRE UTOPÍA

Utopía se publicó en Londres en 1516. El texto, en latín, todavía no era el definitivo. Una vez corregido, Tomas Moro se lo envió a su buen amigo Erasmo para que supervisase una segunda edición en París que aparecería en 1517. Este edición apareció también con errores y Erasmo publicó una tercera en Basilea en 1518.

La obra consta de dos libros; el segundo escrito en el verano de 1515 durante una estancia de Moro en los Países Bajos. Allí tomó contacto con círculos humanistas, siendo Erasmo la figura que más le impresionó. La primera parte de la obra sería añadida después.

Utopía es la descripción de un estado ideal. La palabra es un juego entre las palabras griegas ou- topos, que significa no lugar, y eu-topos que significa lugar hermoso.

Platón ya había descrito una posible utopía en su República, y San Agustín también lo había hecho en su De civitate Dei.

Esta obra se fraguó, como ya hemos dicho, durante conversaciones de Moro con humanistas de los Países Bajos. Unos de los temas más tratados fue el de los nuevos descubrimientos geográficos realizados por Américo Vepucio. Se hablaba incansablemente de los nuevos territorios descubiertos, de sus leyes e instituciones así como de sus formas de gobierno. Posiblemente fue en Amberes donde Moro escuchara noticias sobre lugares donde no existía el dinero ni la propiedad privada. Concibió la idea de un Estado Ideal dominado por los principios de la razón natural donde no hubieran llegado aún los preceptos del cristianismo.

La obra simula la estructura de la República de Platón y de la Ciropedia de Jenofonte. Es su amigo Pedro Egidio quien le presenta al marino portugués Rafael Hytlodeo. Aquí, Moro vuelve a jugar de nuevo con las palabras; Rafael es el nombre de un ángel, e Hytlodeo es el nombre que se les da a los narradores de cuentos. Este viejo marino habría sido compañero de viajes de Américo Vespucio durante sus travesías por los nuevos territorios.

En el primer libro, más descriptivo, Moro se centró en redondear sus pensamientos escribiendo un extenso diálogo que haría de introducción al segundo libro. Aquí presenta Moro la situación de la Inglaterra de la época bajo su punto de vista. Puede que el hecho de que Utopía sea una isla haga referencia al deseo del propio Moro por convertir a Inglaterra a la manera de la isla imaginaria. Moro habla sobre cuestiones como el despotismo monárquico, las extralimitaciones de la nobleza, la ambición de poder, el alejamiento de los ideales cristianos, la miseria, y otros muchos temas de actualidad en su época. No es difícil apreciar las opiniones del propio Moro en boca de Hytlodeo cuando hace referencia a que el segundo entre al servicio de algún rey, más cuando por aquella época el mismo Moro era presionado para que entrara al servicio de Enrique VIII.

Utopía es una supuesta isla en forma de media luna. Es una nación limpia y ordenada, donde no existe la propiedad privada ni la diferencia de clases. El Estado tiende a fomentar la paz, las artes y las ciencias. Se trata de una perfecta democracia en la cual todos los cargos son designados por votación. El oro carece de todo valor, así como las piedras preciosas, utilizándose para el juego y el adorno de los niños. La población debe dedicarse al trabajo agrícola, salvo que una dispensa les autorice a realizar otras actividades más provechosas. No existe la ociosidad y la jornada de trabajo se limita a seis horas diarias. En Utopía se acepta la eutanasia y el divorcio está permitido, aunque el adulterio es severamente castigado. La pena de muerte se aplica da forma excepcional, prefiriendo otras penas a la capital. Los utopienses aborrecen la violencia, pero eso no quiere decir que sean malos soldados; se ejercitan en el uso de las armas. Existe la tolerancia religiosa, aunque se castiga a los alborotadores. Es significativo que los sacerdotes puedan contraer matrimonio, y que sean elegidos por el pueblo para esta tarea.

Las mujeres están equiparadas en derechos y obligaciones a los hombres, pudiendo llegar al sacerdocio. Aunque no son cristianos, creen en un Dios único y todopoderoso y en la vida después de la muerte, donde las virtudes serán premiadas y los vicios castigados, llegando a celebrar la muerte con júbilo.

MARCO IDEOLÓGICO

No es posible hablar de la Utopía de Moro sin hacer referencia a la utopía platónica. Esa república en la “que los filósofos sean reyes o los reyes y príncipes de este mundo tengan el espíritu y poder de la filosofía”. Si no se atiende a este consejo “jamás las ciudades podrán despojarse de sus males y sólo con él esta nuestra república tendrá una posibilidad de vida y verá la luz del día”. Platón habla en su República como filósofo y en las Leyes como filósofo-rey. Cuando habla de la fundación de una nueva colonia, hace referencia al repartimiento de tierras entre los ciudadanos. Esto no es ya una quimera, sino una formulación factible, al igual que la Utopía de Moro. Aristóteles, por su parte, critica la comunidad de bienes y mujeres basándose en su irrealizibilidad. Encontramos en las últimas páginas del primer libro de Utopía un pasaje en el que Moro hace referencia al Libro V de la República. Se ha querido ver en el análisis de este pasaje la intención esencial del libro y de lo utópico y, a la vez, la propia comunidad genérica y la diferencia específica con la que se ha designado como utopía platónica. Rafael Hytlodeo, el navegante portugués que relata sus vivencias en Utopía, replica al propio Moro que “no hay lugar ante los príncipes para la filosofía”. Éste le contesta, como su contrapunto, que sí lo hay, pero no para la de carácter especulativo, sino para aquella filosofía “del mal menor”. Se puede apreciar en Moro la desconfianza ante los preceptos platónicos y a la vez también lo hace con el malmenorismo cristiano. La codicia de príncipes y papas, su maquiavelismo, y las continuas pretensiones de los señores ingleses le hacen desistir de la conjunción rey-filósofo. Él ve la causa de todo mal en la propiedad privada. Su escepticismo ante la filosofía se compensa por su fe en la philosophia Christi, en la imitación de Cristo. Moro se atreve con lo que no se atrevió Platón: la comunidad de bienes. Moro ve a su alrededor a hombres depredados por otros hombres. El ideal cristiano de Moro ha de ser posible, por esto se dice a sí mismo, en boca de Hytlodeo: si usted hubiera estado en Utopía. El portugués ha estado allí, en ese Nuevo Mundo descubierto por Vespucio, en una Utopía terrenal, donde las gentes viven en clave cristiana aún sin conocer a Cristo.

Moro era ante todo un Humanista cristiano, un erasmista. El estudio de las humanidades le lleva al amor hacia los hombres. Moro cree en la caridad cristiana como medio para llegar a la philantropia. El humanismo es, ante todo, utópico. Lo es porque su precepto básico es la philosophia Christi . Erasmo narra, dentro del Diálogo de Mercurio y Carón, la historia del rey Polydoro, el perfecto rey-filósofo cristiano. La diferencia con Moro es que Erasmo no ha estado en Utopía, porque su rey Polydoro se halla en el mundo de la conciencia, mientras que la Utopía de Moro es un lugar terrenal. La Utopía de Moro está institucionalizada: no existe la propiedad privada ni la intolerancia religiosa, queriendo asegurar así la unidad de la comunidad. El hecho del descubrimiento de un Nuevo Mundo hace posible el viaje de Hytlodeo.

Por otra parte, el humanismo cree que la naturaleza del hombre ha sido rescatada por Cristo. El cristiano, ahora, puede ser plenamente hombre, puede, motivado por la caridad, extender el amor hacia sus congéneres y vivir plenamente en comunidad. Es por ello que a los utopianos les agrada la religión de Cristo, pues en ella ven una forma de vida muy similar a la suya propia. Utopía es la ciudad del hombre en contraposición a la ciudad de Dios. En ella se gobierna para la mayor gloria del hombre en nombre de la razón natural y por ende, en nombre de Cristo. En el segundo libro de Utopía Hytlodeo cuenta que los utopianos logran la verdadera dicha, y por consiguiente, la verdadera moral, mezclando la filosofía y la religión. Ellos creen que la razón humana por si sola es insuficiente para conseguirla, por ello fundamentan los principios que les da la religión en la razón. La sociedad utópica desconoce las tres virtudes transcendentales “fe, esperanza y caridad”, y se basa en cambio en cuatro virtudes naturales “prudencia, valor, sensatez y justicia”.

El primer libro de Utopía, mucho menos utópico, fue escrito después que el segundo. En él medita sobre los pros y los contras de entrar al servicio de un príncipe. Erasmo era contrario a esta idea, ya que el erudito podía ser corrompido por las necesidades de la política al comprometer sus principios. Este argumento lo sostiene Rafael Hytlodeo, en la posición opuesta se sitúa el propio Moro, que recuerda al portugués, como hemos visto anteriormente, que según Platón las repúblicas sólo pueden ser felices con un rey-filósofo. Hytlodeo tiene la última palabra en el diálogo, pero parece que Moro haya seguido el ejemplo de las palabras puestas por él en su boca.

REACCIONES ANTE UTOPÍA.

Tomas Moro no pudo escapar a las críticas. El propio William Shakespeare dijo: “En mi república dispondría todas las cosas al revés de como se estilan.”

El historiador Arnold J. Toynbee opinaba que “En cuanto a las utopías, son estáticas ex hypothesi. Pues estas obras son siempre programas de acción disfrazados con la máscara de una sociología descriptiva imaginaria...”

Gehard Ritter coloca a Moro como paladín de la moralidad y la juridicidad en oposición a Maquiavelo, al que califica de demoníaco (dämonisch). Afirma que la postura de Maquiavelo es preferible, por su limpidez continental, a la de Moro, a la que adjetiva de hipócrita e insular, dejada llevar por prejuicios nacionalistas.

El sociólogo Karl Mannheim opina de una manera totalmente diferente: “Los representantes de un orden determinado pondrán la etiqueta de utopía a todas las concepciones de la existencia que, según su punto de vista, no puedan en principio, ser realizadas nunca... Nosotros consideramos utópicas todas aquellas ideas que, transcendiendo la realidad (por lo cual no solamente son proyecciones de deseos) han ejercido en algún momento un efecto transformador sobre la realidad histórico-social... ¿Dónde podría, en efecto, originarse lo nuevo, si no fuera en la conciencia del individuo, en una nueva conciencia carismática capaz de derribar las barreras del presente estado de las cosas?”

En esta interpretación de la utopía se ve la anticipación de los cambios que han ocurrido posteriormente. No podemos olvidar que la situación de la Inglaterra de los siglos XVI y XVII es de decadencia política, pero también de auge de las ciencias exactas. Se buscaban nuevos esquemas de convivencia humana de carácter universal. Estos modelos utópicos son plenamente ingleses. Se ha querido ver en la remodelación del modelo platónico una reacción subconsciente de la mentalidad inglesa a todo pensamiento de carácter generalizante.

Moro escribe su obra en la época en que Nicolás Copérnico descubría que la Tierra no era el centro del Universo; en que los descubridores descubrían que Europa no era el centro del mundo; en que la Reforma cuestionaba la autoridad de Roma; en que Maquiavelo ponía en tela de juicio la hipocresía de la moral tradicional.

En Utopía, Moro apunta ya el espíritu puritano del incipiente protestantismo inglés. Sin poner en un sólo momento en duda la doctrina de la Iglesia, carga las tintas señalando las divergencias mas notorias frente a las costumbres aceptadas con el propósito de hacer comprender la diferencia entre lo que debe ser y lo que es el cristianismo. Moro quería mostrar en su obra el aspecto que tendría Inglaterra y la forma de sus relaciones con el extranjero si se implantasen sus teorías. Karl Kausky vio en Moro al padre del socialismo utópico, como precursor del comunismo que habría intentado introducir en su Inglaterra por medio del ejemplo de su obra: ”El poder político decisivo, de cuyo arbítrio parecía depender el estado, estaba constituido por los príncipes... ¿por qué, después de todo, no habría de ser posible convertir a uno de ellos al comunismo?

Es indudable que Moro contribuyó a crear en Inglaterra una comprensión de la técnica y de la sociedad basada en la razón. La literatura utópica que él inició, contribuyó a facilitar los cambios industriales en su Inglaterra natal. Después de Moro, la literatura utópica mostró la transición de los conceptos latinos industria (diligencia) e industrious (laborioso) al concepto moderno de “industria” como actividad manofacturera. Esta literatura fomentó nuevas visiones de cooperación económica. Algunas de las sugerencias de Moro favorecieron, sin lugar a duda, el incipiente capitalismo privado. Elogia la costumbre de utilizar ladrones desocupados para realizar obras públicas --y así de paso proteger la propiedad privada--, anticipándose a los posteriores “workhouse” ingleses. Moro fue el primero en concebir la idea de organizar la producción en el marco de un Estado nacional. En su ideario utópico la ciencia está al servicio de la sociedad y de la producción, aunque desconfíe de los movimientos obreros autónomos.

MORO Y SU UTOPÍA

Un análisis detallado de la persona de Toma Moro nos muestra una persona que parece diferir mucho de lo que se intuía de él en su Utopía. La constitución de Utopía pretende excluir la soberbia, extendiéndose este proyecto al ámbito económico. Por el contrario, Moro fue un canciller fanático, combativo en extremo de la herejía , ya sea con su pluma o ante los tribunales. Las contradicciones aumentan a medida que comparamos vida y obra. Los utópicos tienen pocas leyes y poca estima para con los juristas; Moro dedicó gran parte de su vida a la ley, llegando a ser en jurista mas importante de Inglaterra. Los utópicos desprecian los metales preciosos y consideran el ascetismo como prueba de locura; Moro usaba cadena de oro y un cilicio para castigar su carne. Utopía es un lugar de tolerancia religiosa; Moro estaba orgulloso de ser un castigador de herejes. En Utopía el clero tiene permitido el matrimonio; Moro recrimina a Lutero, rozando el mal gusto, su matrimonio con una monja. En Utopía se permite el divorcio; Moro prefirió la cárcel antes que aceptar un divorcio que la mitad de los teólogos consideraban permisible ante las Sagradas Escrituras y ante el derecho canónico. En Utopía el suicidio es considerado permisible y, en algunas circunstancias, recomendable; Moro no dijo durante su cautiverio una sola palabra que pudiese acarrearle la muerte. La constitución utópica es igualitaria; Moro se portó con Enrique VIII de una manera que rozaba el servilismo, aunque no derivase de un temor excesivo. En Utopía se habla del papado con ironía; Moro acabó dando su vida por el Papa.

Quizá esta enumeración sea un poco excesiva, pero no podemos olvidar la trayectoria del autor. Su austeridad sobrepasaba con creces lo que sería admitido por los utópicos.

Los socialistas han admirado el comunismo de Moro al mismo tiempo que han lamentado la gradual corrupción que le llevó a ser un celoso perseguidor obsesionado por la muerte y con una imaginaria vida futura. Aunque En contra de esta tesis, no podemos olvidar las palabras de Moro en su Diálogo de la confortación: “Pero, primo mío, han de existir hombres acaudalados porque, de otro modo, tendríamos más mendigos que ahora y sin que nadie socorra al prójimo. Considero como una consecuencia cierta que, si todo el dinero del país se sacara mañana de las manos de cada uno y se echara en un montón para después repartirlo entre todos, al día siguiente la situación sería peor que la del día anterior”.

Los católicos consideran Utopía como una broma, como una indiscreción de juventud que enmendaría con sus sufrimientos por la ortodoxia católica. De todas formas, no podemos olvidar que contemporáneas a Utopía existen meditaciones sobre la muerte llenas de pesimismo cristiano. Sería equivocado tomarse a broma Utopía, ya que es su obra mas cuidada. La propia constitución utópica está agregada aun diálogo en la que el propio Moro se debate entre los pros y los contras de entrar al servicio del rey.

Utopía indaga en la mejor forma de organizar una república, aunque no sea una respuesta exacta. Algunas de las propuestas incluidas en la obra atentan contra los preceptos básicos del cristianismo. El mensaje parece claro: los utópicos son paganos sin los privilegios de la revelación de Cristo a los cristianos. Pero logran vivir de una forma digna. Los cristianos pueden vivir incluso mejor que ellos, ya que poseen la palabra de Cristo.

Posiblemente Moro esperó que se apreciasen muchas cosas de Utopía, aunque no podemos olvidar que se divirtió cuando algunos de sus contemporáneos tomaron literalmente la obra. El último párrafo de la obra se resuma la actitud de Moro ante su obra: “Mientras tanto, y aunque yo no pueda asentir a todo lo que expuso, aunque él sea hombre de una extraordinaria erudición , y gran conocedor de la naturaleza humana, confesaré con sinceridad que en la república de Utopía hay muchas cosas que deseo, más que confío, ver en nuestras ciudades”.

Moro no puede asentir a todo lo que Hytlodeo le expuso, pero sí que lo hace con muchas de las cosas que le oyó al portugués. Utopía mostraba un posible camino, diferente al de la Europa cristiana, y por ello, con costumbres tan diferentes a las aceptadas por los europeos. Utopía ha de entenderse como un medio y no como un fin: es el lugar por donde hay que pasar para tomar conciencia de los males que sufren Inglaterra y Europa. Es en la esencia donde se encuentra el mensaje de la obra; la razón natural combinada con la philosophia christi podría, incluso, mejorar la vida de los utópicos.

OPINIÓN PERSONAL

No es casualidad la elección de Utopía para realizar este estudio. Es muy fácil dejarse seducir por la utopía, más siendo una persona joven. Muchos vemos en la obra de Moro un referente, un lugar de partida que debe conducir al hombre a cotas más altas de progreso. El hecho de si Moro creía o no en su obra carece de importancia, ahí está Utopía, casi nada para una persona que vivió a caballo entre los siglos XV y XVI. La intención de la obra ya se basta para justificar su existencia, independientemente a la vida del autor. Con el tiempo algunas propuestas han quedado fosilizadas, otras han sido utilizadas por sistemas políticos socialistas con un resultado ambiguo; como el trabajo de los intelectuales en el campo. Otras no se han llegado a cumplir todavía, aunque muchos esperemos que así sea. Utopía es una de esas obras que después de leídas rondan por nuestra mente, agazapadas, esperando el momento adecuado para salir y manifestarse. No puedo evitar preguntarme qué habría sucedido si no se hubiera escrito. Pero sí que lo ha sido, y ahí está mal que les pese a algunos, todavía viva, marcando un camino en un mundo donde lo que impera es la mediocridad. Utopía se ha transformado en ucronía, está fuera del tiempo, siendo tan actual ahora como en 1517, atentando contra el orden establecido, inquietando conciencias, “elogiando la locura” como diría Erasmo. No es posible pasar de puntillas sobre esta obra, espero no haberlo hecho.

BIBLIOGRAFÍA

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Tomas Moro, Utopía, Estudio Preliminar de Antonio Poch, Ediciones Altaya, Barcelona, 1994.

Tomas Moro, Utopía, Edición Didáctica de Llatzar Bria y Perau, Alhambra, 1986.

Utopías del Renacimiento. Moro, Campanella, Bacon. Estudio Preliminar de Eugenio Ímaz, Fondo de Cultura Económica, México, 1975.

Werner Plum, Utopías Inglesas, ILDIS, Bogotá, 1978.

Anthony Kenny, Tomas Moro, Fondo de Cultura Económica, México, 1987.

Eugenio Ímaz opina en Utopías del Renacimiento que la utopía de Platón se halla en las Leyes, y no en la República.

Antonio Poch opina que no es sólo una obra dialógica sino también dialéctica, y a que el discurso se iría construyendo continuada e ilativamente en posiciones y contraposiciones, propias del pensar dialéctico.

Antonio Poch, “Estudio Preliminar”, en Utopía, Tomas Moro, Ediciones Altaya, Barcelona, 1993.

Platón, Leyes, Libro V.

Eugenio Ímaz. Utopías del Renacimiento. Fondo de Cultura Económica. México, 1975.

Es indudable que Moro conocía la obra de Américo Vespucio Quator Americi Vespucii Navigationes.

Vives, en sus obras De corruptis Artibus y De tradentis Disclipiinis, refleja una utopía pedagógica, mientras que Juan de Valdés lo hace con la utopía puramente religiosa en el Diálogo de doctrina cristiana.

Eugenio Ímaz, Utopías del Renacimiento, Fondo de Cultura Económica, México, 1978.

<<”El príncipe cristiano”, de poderes limitados y sometido a derecho. Primado de la Ética sobre la fuerza, del Ethos sobre el Kratos>>. Texto recogido por Antonio Poch en “Estudio preliminar” de

. Utopía, Tomas Moro, Ediciones Altaya. Barcelona, 1993.

En el primer libro de Utopía, se hace referencia al Viejo Mundo, mientras que en el segundo se alude al Nuevo Mundo.

Erasmo proponía, en nombre de la caridad, que se preguntara al bautizado cuando era ya mayor, si deseaba seguir en la religión de sus padres. En este mismo sentido, y no por pura casualidad, Moro implanta la tolerancia religiosa para con los ateos en Utopía.

Anthony Kenny ha querido ver un intento del propio Moro por aclarar sus ideas en el momento en que Enrique VIII le tentaba con un cargo oficial.

Anthony Kenny, Tomas Moro, Fondo de Cultura Económica, México, 1987.

William Shakespeare. La Tempestad, acto 2º., escena 1.

. Arnold J. Toynbee, Estudio de la Historia, texto recogido por Werner Plum en Utopías inglesas. ILDIS, Bogotá, 1978.

G. Ritter, Machtstaat und Utopie, texto recogido por Antonio Poch en “Estudio preliminar”, de Utopía, Tomas Moro, Ediciones Altaya. Barcelona, 1993.

Karl Manheim, Ideología y Utopía , texto recogido por Werner Plum en Utopías inglesas, ILDIS, Bogotá, 1978.

Karl Kraust, Thomas More und seine Utopie. Mit einer historischen Einleitung , texto recogido por Werner Plum en Utopías inglesas, ILDIS, Bogotá, 1978.

Elementos como la distribución del trabajo, el empleo de intelectuales y técnicos en tareas agrícolas, la supresión del dinero y la propiedad privada, la creación de una milicia e, incluso la aparición de una religión natural, han sido elementos extraidos directamente de Utopía y empleados en diversos procesos revolucionarios a lo largo de la historia.

Tomas Moro Diálogo de la confortación, texto recogido por Antonio Poch en “Estudio Preliminar”, Utopía , Tomas Moro, Ediciones Altaya, Barcelona, 1993.

Tomas Moro. Utopía. Fontana. Barcelona, 1994.




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Enviado por:Sergio Muñoz
Idioma: castellano
País: España

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