Economía


UE (Unión Europea)


06-07 UE (1): EL PROCESO DE INTEGRACION EUROPEA

1.INTRODUCCION

2. DE LA CEE 6 A LA UE 27

3. LA UNION ADUANERA

3.1. EFECTOS DE LA INTEGRACION EN LA UNION ADUANERA

4. EL MERCADO UNICO

4.1. EFECTOS DEL MERCADO UNICO

5. LA UNIÓN ECONÓMICA Y MONETARIA

1. INTRODUCCION

Si la apertura al exterior ha constituido uno de los cambios estructurales más importantes de la economía española en las últimas décadas, dentro de este proceso de apertura la integración en la CE ha supuesto el paso fundamental.

Desde el ingreso de España en la entonces Comunidad Europea (CE) como miembro de pleno derecho a partir del 1 de enero de 1986, el funcio­namiento de la economía española ha estado crecientemente condicionado por la marcha del proyecto de integración europea.

Uno de los rasgos más característicos del escenario económico interna­cional durante las últimas décadas es la profusión de acuerdos de integra­ción económica internacional. Y entre ellos, el proceso de integración europea es el más avanzado.

Los factores que motivaron la integración europea fueron tanto políticos como económicos, pero los cimientos de dicha integración fueron y continúan siendo, sobre todo de carácter económico. Por ello, el concepto clave para comenzar el estudio de la Unión Europea es el de “integración económica”.

La integración europea constituye un proceso cuyos orígenes se sitúan en el período de reconstrucción de la posguerra europea y que ha ido avanzando desde entonces tanto en extensión (más países) como en profundidad (mayor grado de integración económica). Este proceso de integración ha combinado fases de mayor celeridad (durante las etapas de expansión económica) con otras de un cierto estancamiento (durante las etapas recesivas).

La integración económica europea es, por tanto, un proceso que ha ido avanzando en dos niveles:

A) Integrando cada vez a más países (en extensión); de los 6 países iniciales a los 27 actuales

B) En profundidad: Los diferentes logros conseguidos desde la formación de la unión aduanera, hasta la actual unión monetaria, pasando por el mercado único.

. El objeto de este capítulo es analizar estos dos niveles de integración

2. DE LA CEE 6 A LA UE 27

Las condiciones que debe cumplir un país para poder ser miembro de la UE son las siguientes:

- Tener establecido un régimen político democrático.

- Tener una economía de mercado y una estructura económica con un determinado nivel de desarrollo para poder competir en el mercado único.

- Estar dispuesto y tener capacidad para incorporar el acervo legislativo comunitario (Tratados, directivas,..)

1958 : La CEE se creó mediante el Tratado de Roma en 1958 <entró en vigor el 1 enero 1958 / CECA: en 1952> con 6 países: Al, Fr, It., Benelux (Bélg., Hol, Lux.)

A partir de su creación ha conocido las siguientes ampliaciones:

1973
Entrada de Dinamarca, Irlanda y el Reino Unido en la CEE (referéndum con resultado negativo al ingreso en Noruega).

1981
Entrada de Grecia en la Comunidad Europea

1986 UE 12
Entrada de España y de Portugal en la Comunidad Europea.

1995 UE15
Entrada de Austria, Finlandia y Suecia en la UE.

2004 UE 25

El 1.5.2004 se integraron 10 países más a la UE:

Polonia, Hungría, República Checa, Eslovaquia

Las 3 repúblicas bálticas: Lituania, Letonia, Estonia.

La república exyugoslava de Eslovenia.

Las pequeñas islas mediterráneas: Malta y Chipre.

2007 UE 27

El 1.1.07 se integran Rumania y Bulgaria.

Las últimas ampliaciones:

La ampliación de la UE que tuvo lugar el 1.5.2004, ha supuesto una ampliación considerable de la UE, con un aumento de casi una cuarta parte de su territorio y de un 20% de su población.

En términos estrictamente económicos, sin embargo, la dimensión de la ampliación es mucho menor, ya que el PIB conjunto de los nuevos miembros no alcanza el 5% del PIB de la UE ampliada.

El escaso peso económico de los nuevos miembros se debe, por una parte, a su pequeño tamaño, pero, sobre todo, a su bajo nivel de renta per capita, escasamente superior, en promedio, al 50% de la media de la UE ampliada.

Ello se explica por el hecho de que la mayoría de estos países provienen de regímenes de planificación central, con unos niveles de partida bastante precarios, que, en los años 90, se embarcaron en procesos de transición hacia sistemas de economía de mercado, padeciendo severas recesiones durante los mismos.

El cuadro siguiente (las 4 últimas columnas) expresa la situación económica de los nuevos países en comparación con la UE15:

Principales características de los nuevos Estados miembros en comparación a la UE15

Población

(millones)

PIBpc en PPA

(% media UE25)

Productividad

(% media UE15)

Agricultura (% PIB)

Empleo agrícola

Media de los 10 países (salvo la col. 1 que es el total)

74,0

55,8

46,3

4,1

10,1

UE 15

380,8

109,2

100,0

2,0

5,0

La entrada de los nuevos miembros en la UE, y su futura incorporación al área EURO, entrañan grandes desafíos y riesgos, pero también son fuente de oportunidades y beneficios, tanto para los nuevos países como para el resto de países de la UE.

El desafío más importante para los nuevos países será avanzar en la convergencia nominal y en la convergencia real.

- Avanzar en la convergencia nominal significa dar pasos hacia la estabilidad macroeconómica, la cual es necesaria para su integración en la moneda única, y, además, constituye una condición necesaria para avanzar en la convergencia real.

- En cuanto a la convergencia real (aumentar su crecimiento económico de manera sostenida y acercarse al nivel de rpc comunitario), aparte de ser necesaria la estabilidad macroeconómica, aparecen otros tres factores de gran importancia para estos países: 1) Profundizar y consolidar la estabilidad democrática;

2) Avanzar en el proceso de reformas estructurales.

3) Lograr un mayor desarrollo del sistema financiero.

Efectos de la ampliación en la Industria vasca:

Según un estudio del Departamento de Industria, Comercio y Turismo del Gobierno Vasco y Confebask (de 2005):

La ampliación de la UE a 25 miembros afecta al 67% de la industria vasca.

Los sectores más afectados serán:

Automoción

Electrodomésticos

Siderometalurgia

Maquinaria y bienes de equipo

Electrónica

Material eléctrico

Química

Plásticos

Los países más relevantes son en este aspecto son: R. Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia

Los costes laborales de estos países equivalen al 20% de los del País Vasco:

520 euros/mes frente a 2.375 euros/mes.

En el informe también se resaltan, aparte de las amenazas, las oportunidades que estos nuevos mercados ofrecerán a la industria vasca: nuevos clientes para nuestros productos y nuevos proveedores de inputs para nuestra industria.

Posibles nuevos miembros:

La ampliación última no parece ser sino la primera de un proceso continuo de ampliaciones de una UE que para el 2015 podría integrar a unos 40 estados miembros.

En el proceso de integración europea esta última ampliación no se percibe como una ampliación más, equiparable a las 4 anteriores, sino que abre un proceso político de unificación permanente y progresiva, como muestra la acumulación de solicitudes de adhesión y la concurrencia de distintos tipos de candidatos.

En el momento actual quedan aún por adherirse los siguientes grupos de países:

1) Turquía. El ingreso de Turquía presenta algunos problemas, por tratarse de un país de mayoría musulmana y por la situación de la democracia y de los derechos humanos en ese país.

2) Los estados de los Balcanes occidentales: Bosnia-Herzegovina, Croacia, Macedonia, Serbia-Montenegro y Albania.

3) Los miembros de la Asociación Europea de Libre Comercio: Islandia, Noruega, Suiza y Liechtenstein. Estos países desarrollados no tendrían ningún inconveniente para ingresar en la UE si lo desearan.

4) Los microestados: Andorra, Mónaco y San Marino. Tampoco tendrían ningún problema para su integración si lo solicitaran. Los tres han adoptado el € como moneda propia.

5) Los estados de Europa Oriental: Rusia queda excluida en la mayor parte de los análisis, pero otros, como Georgia y Ucrania, han manifestado repetidamente su deseo de integrarse en al UE. Además se encuentran: Bielorrusia, Moldavia, Armenia y Azerbaiyán.

3. LA UNION ADUANERA

Europa tenía dos vías para comenzar el proceso de integración: comenzar con una zona de libre comercio o con una unión aduanera.

En una ZLC los países miembros eliminan también los aranceles y demás barreras comerciales entre los países miembros, pero cada país sigue conservando el arancel (el régimen de comercio) que desee frente a terceros.

Una Unión Aduanera supone un paso adicional a una Zona o Area de Libre Comercio. Una Unión Aduanera consiste en eliminar aranceles y otras barreras comerciales <cupos, pero no barreras técnicas,...>entre los países miembros y además adoptar un arancel común frente a otros países (una Tarifa Exterior Común: TEC)

La UE (CEE de entonces) adoptó desde su fundación mediante el Tratado de Roma en 1957 (entró en vigor en enero de 1958) la fórmula de Unión Aduanera como paso inicial para proseguir en el proceso de integración (rechazando el configurarse como ZLC).

En 1985 se firma el Tratado de Adhesión de la economía española a la CE.

En él se asumieron tres compromisos: la integración en la Unión Aduanera, la integración en la PAC y la adopción del IVA.

Por tanto, la economía española, desde el momento de su adhesión (en 1986) ha tenido que integrarse en una Unión Aduanera (que los Seis habían logrado que entrara en vigor el 1 de julio de 1968, año y medio antes de lo previsto).

Junto con la integración en la Unión Aduanera, en el Tratado de Adhesión también se asumieron otros compromisos. Los más relevantes fueron:

- La adopción del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) en sustitución del anterior sistema de imposición indirecta, con fecha 1 de enero de 1986. Ello supuso, implícitamente, la supresión de la protección que, de forma velada, se otorgaba a los productos españoles a través de los ajustes fiscales en frontera asociados con el impuesto indirecto precedente.

- La adopción de la Politica Agraria Comunitaria (PAC) (que ya se contemplaba en el Tratado de Roma, y que entró en vigor en 1962).

- La homogeneización de algunas políticas de índole industrial (reconversión siderúrgica, Ley de Patentes...).

¿Qué ha implicado para la economía española para su integración en la UA?

- El desarme arancelario total con los países de la Comunidad.

- La adopción del arancel comunitario (TEC Tarifa Exterior Común) para las importaciones de terceros países.

El desarme arancelario total y la adopción del arancel comunitario (TEC) se llevó a cabo de forma gradual, durante el período transitorio de 7 años establecido en el Tratado de Adhesión y que culminó en diciembre de 1992.

Si dentro del proceso de apertura, la integración en la CE ha supuesto el hito fundamental, dentro del proceso de integración el proceso que ha conducido a la consecución de una economía verdaderamente abierta ha sido el que concierne al desarme arancelario y la adopción de la TEC.

Reformas estructurales de la economía española en las últimas décadasapertura el exteriorintegración en la CEEintegración en la Unión Aduanera.

2.1. EFECTOS DE LA INTEGRACION EN LA UNION ADUANERA

Las consecuencias de la UA pueden ser analizadas desde varias perspectivas:

A) Efectos en el comercio (X/M): Efectos estáticos a corto plazo.

La integración en la UA provocó un incremento del déficit comercial, por dos motivos:

A1)  M procedentes de la UE >  X a la UE

Esto ha sido consecuencia del desarme arancelario: el arancel promedio que España aplicaba a productos de la UE antes de la adhesión, era tres veces superior al arancel promedio que la UE aplicaba a los productos españoles.

A2)  M del Resto del Mundo >  X al Resto del Mundo

Esto se ha debido a la adopción de la TEC: el arancel promedio español para los productos del RM era superior a la TEC comunitaria. Al bajar los aranceles al nivel de la TEC, hubo un incremento de M procedentes del RM.

B) Efectos sobre el bienestar: efectos estáticos a corto plazo.

Aunque el incremento de M de la UE ha provocado un incremento del déficit comercial, no todo ese incremento tiene los mismos efectos sobre el bienestar: es preciso saber si ha habido creación de comercio o desviación de comercio y en qué medida.

B1) Del  M, parte se debe al desarme arancelario: se ha sustituido producción más costosa del interior por M más baratas de la UE (creación de comercio): efecto positivo sobre el bienestar.

La creación de comercio será mayor:

- Cuando los aranceles antes de La UA hayan sido altos (nivel preexistente de aranceles). A partir de aranceles altos, encubridores de ineficiencias productivas, la UA producirá ganancias de bienestar considerables al quedar eliminados los aranceles, si bien ese efecto positivo puede quedar compensado por la interposición de altas barreras arancelarias frente a terceros países. .

- Cuando los países que forman la UA tengan estructuras productivas sustitutivas, con escaso grado de complementariedad. Si resultan muy complementarias, con especializaciones muy intensas en cada país, las ventajas de la integración serán menores porque, aunque desaparezcan las barreras internas, la competencia será escasa; si, por el contrario, hay sustituibilidad entre sectores, la competencia será grande y serán los productores más eficientes, en cada caso, los que satisfagan la demanda y, por tanto, las ganancias de bienestar serán mayores.

- Cuando los costes de transporte (y de transacción) entre países miembros sean poco significativos (dependerán de los costes de transporte y de transacción entre países miembros). Los altos costes de transporte sustituirán a los aranceles y reducirán los aumentos de eficacia y bienestar; los elevados costes de transacción, que pueden derivarse de trámites burocráticos excesivos, pueden reducir la permeabilidad de la zona y producir también efectos negativos.

- Dependerán del tamaño de la UA: cuantos más países la formen y mayor dimensión tengan sus economías, mayores serán los efectos positivos, porque mayor será la división del trabajo en la zona y menores las posibilidades de desviación del comercio.

- Dependerán, asimismo, de la flexibilidad de las economías de los países miem­bros: cuanto más flexibles sean, más tenderán a especializarse y mayores serán las ganancias de bienestar; las inflexibilidades actuarán en el sentido contrario.

B2) Del  M, parte se debe a la adopción de la TEC: se ha sustituido producción más barata del RM por M más costosas de la UE(desviación de comercio): efecto negativo sobre el bienestar.

Lógicamente, ha primado el efecto creación de comercio.

El efecto desviación de comercio se ha producido sobre todo en productos agrícolas: la TEC de la UE dentro de la PAC para productos agrícolas > arancel español para productos agrícolas del RM. Ello obliga a España a comprar productos agrícolas de la UE aunque sean más caros.

En resumen: ganancias de bienestar > pérdidas de bienestar.

C) Efectos sobre otros ámbitos de la economía: efectos a medio y largo plazo

Los dos apartados anteriores serían efectos comerciales, pero la UA también provoca otros efectos de gran importancia:

C1) La Unión Aduanera aumentará el grado de competencia dentro del espacio inte­grado y obligará a los sectores productivos a mejorar su eficiencia; entre otras razo­nes, porque reducirá el poder monopolístico de algunos de esos sectores, lo cual signi­ficará mayor producción, menores costes y mejora de calidades.

C2) La Unión Aduanera producirá economías de escala, tanto internas como externas. Internas, porque la ampliación de los mercados permitirá aumentar las series de pro­ducción y reducir los costes, un efecto que será tanto mayor cuanto mayores sean las ineficiencias de partida. Externas, porque las ventajas logradas por cada empresa se transmitirán a las demás en forma de menores costes y mejores calidades.

C3) La Unión Aduanera estimulará, asimismo, la innovación porque, en muchos cam­pos, es la fuente primera de competitividad; una innovación que no se limitará tan sólo a los productos, sino que abarcará también los procesos.

C4) La Unión Aduanera dará lugar a un aumento de la inversión, tanto nacional como internacional. Los empresarios nacionales, espoleados por la mayor competencia, se verán obligados a mejorar el equipo capital, mientras que las empresas extranjeras de dentro y fuera de la Unión aumentarán también su inversión: las primeras, para redi­mensionar sus empresas y aumentar su tamaño; las segundas, para no quedarse fuera del mercado ampliado y sortear, de esa forma, la protección exterior común.

Naturalmente, tampoco es fácil medir los efectos dinámicos de una Unión Aduanera, porque cualquier modificación de las variables sobre las que incide -la inversión, por ejemplo- puede deberse a múltiples causas, de complicada singulari­zación. De todas maneras, y para una serie de economistas, los impactos dinámicos son los más fuertes y los que de verdad justifican en el terreno económico la decisión de integrar los mercados.

Los efectos, estáticos y dinámicos, de una Unión Aduanera se acentúan en los esta­dios superiores del proceso de integración, al eliminarse no sólo las trabas al comercio, sino también las que impiden el libre movimiento de los factores productivos; y el gran cambio cualitativo del proceso se da en la fase de Unión Monetaria (no es lo mismo una UA simple, que una que funcione como Mercado Único y con unión monetaria).

4. EL MERCADO ÚNICO

Mercado Único: es un estadio más avanzado que la Unión Aduanera dentro de un proceso de integración económica. Supone perfeccionar el mercado común (mercado común: unión aduanera -libre circulación de bys- más libre circulación de mano de obra y de capital).

Es un estadio más avanzado que la Unión Aduanera dentro de un proceso de integración económica. Requiere la plena libertad para el movimiento de bienes, servicios y factores (capital, tecnología y mano de obra) entre los países que lo conforman.

En 1986 se firma el Acta Única Europea (entró en vigor en Junio de 1987), con el objetivo de conseguir el Mercado (Interior) Único para el 1 de enero de 1993.

De este modo, la economía española, en el momento de su adhesión se encontró con un doble compromiso:

- Por una parte, - y en compañía sólo de Portugal- el que derivaba del propio Tratado de Adhesión: integración en la UA, (+adopción del IVA y adopción de la PAC)

- Por otra, -esta vez en compañía de todos los países miembros- el que imponía la consecución de un Mercado Único para los doce países (luego: Austria, Suecia y Finlandia)

Pasos dados en Europa para conseguir el Mercado Único en 1993:

- Eliminar las fronteras físicas

- Eliminar las barreras fiscales (diferencias en la fiscalidad entre países) mediante la armonización de impuestos (con especial atención al IVA y a las rentas del capital).

- Abrir los mercados públicos

- Eliminar las barreras técnicas (armonizar normas sobre exigencias ambientales, de salud, etc.. en los productos)

- Eliminar las trabas al libre desplazamiento y estancia de los trabajadores.

- Eliminar los obstculos a la libre movilidad del capital.

Y, como principios impulsar:

- La Politica de Defensa de la Competencia, destinada a evitar las posibles prcticas lesivas a /contra la competencia por parte de las empresas que disfruten de poder de mercado.

- La Política Regional diseñada para compensar los desequilibrios generados o intensificados por el proceso de conformación del Mercado Único.

4.1. EFECTOS DEL MERCADO UNICO

El proceso de adhesin y la unificacin del mercado nico europeo culminaron, formalmente, en la fecha prevista: el 1 de enero de 1993. De manera que, aun cuando en la prctica todava subsistan algunas limitaciones a la plena movilidad de bienes, servicios, trabajo y capital, en esencia, el mercado, de los quince(27) est unificado y las repercusiones econmicas de tal acontecimiento ya se han dejado sentir, en gran medida, en los pases miembros.

Pero el grado de consecución del mercado único ha sido diferente en los distintos ámbitos. Los efectos de la consecución han sido:

1) SOBRE EL MERCADO DE BIENES

Lo básico se consiguió con la UA, pero esto ha incrementado la movilidad (no fronteras físicas, eliminación de barreas técnicas,...)

2) SOBRE LOS SERVICIOS

En los servicios falta mucho por conseguir y poder hablar de un auténtico mercado único. Muchos servicios son objeto de regulación por parte de las AAPP en la UE, prohibiendo o dificultando la entrada de empresas extranjeras.

Para que se de en la realidad un mercado único en el sector servicios se debe avanzar en los procesos de desregulación que se están llevando a cabo en la actualidad, uno de cuyos efectos será el incremento de la competencia en el sector debido a la entrada de empresas de servicios extranjeras en las diversas actividades del sector terciario.

Contemplados los efectos de la integración de España y de la unificación del mercado europeo sobre el comercio, interesa mostrar ahora en qué medida han afectado a la movilidad de los factores productivos.

3) EFECTOS SOBRE LA MOVILIDAD DEL TRABAJO

En lo que se refiere a la movilidad del trabajo, no deja de sorprender el siguiente hecho: a pesar de la liberalización de los movimientos de trabajadores que ha traído consigo el proceso de formación del mercado único europeo, la movilidad de la mano de obra entre los países comunitarios ha sido mínima.

De manera que, ni España ni otros socios del sur de Europa, que durante la década de 1960 y los primeros años de la siguiente habían sido el origen de corrientes migratorias de gran magnitud, han registrado movimientos migratorios de alguna significación tras la unificación del mercado. Más aún, algunos de estos países, entre ellos España, no sólo han dejado de emitir flujos migratorios sino que, como la gran mayoría de los socios de la Unión, se ven afectados por fuertes presiones inmigratorias procedentes del Este de Europa y del Norte de África.

Entre las causas que se esgrimen, habitualmente, para explicar la baja movilidad de la mano de obra entre países comunitarios, cabe destacar:

- La consecución -incluso en los socios europeos más pobres- de un cierto umbral de renta y un desarrollo del Estado de Bienestar que frena la emigración,

- Las diferencias lingüísticas y culturales,

- Las rigideces en los mercados laboral y de la vivienda.

- La existencia de niveles de paro importantes en los potenciales receptores de emigrantes.

4) EFECTOS SOBRE LA MOVILIDAD DEL CAPITAL

En este ámbito el MU es una realidad. La movilidad del capital ha sido extraordinaria con la plena liberalización del movimiento de capitales (parte del mercado único). Es en este capítulo, sin duda, donde el mercado único ha tenido el mayor efecto.

En la actualidad el capital se mueve libremente en la UE (era una premisa necesaria para conseguir la moneda única y establecer el BCE).

Tanto los flujos de inversión directa extranjera como el resto de movimientos internacionales de capital tuvieron un crecimiento muy intenso desde mediados del decenio de 1980, dentro y fuera de la Unión Europea.

Los resultados sugieren que la integración de España y la formación del mercado único europeo han supuesto un estímulo para los proyectos de inversión directa realizados por extranjeros en España y por españoles en el exterior

Para la economía española ha supuesto un gran aumento de las entradas de capital procedente de países de la comunidad, pero también de salidas (parte a la UE, pero gran parte de la IDE a Latinoamérica).

Es interesante reseñar que los países socios de la Unión incrementaron su cuota en el conjunto de las inversiones directas recibidas por España, actitud opuesta a la tendencia que siguen las inversiones españolas en el exterior, decididamente volcadas hacia los países latinoamericanos.

4. LA UNIÓN ECONÓMICA Y MONETARIA

UEM: Unión Económica y Monetaria / UME: Unión Monetaria Europea

El siguiente hito más importante en la construcción europea, después de haber conseguido la Unión Aduanera (1958-1968 / España: 1986-Dic.1992) y el Mercado Único (1987-1993) ha sido la unión monetaria.

Una vez logrado el Mercado Único, el siguiente paso ha sido la consecución de la Unión Monetaria: adopción de una moneda única. Pero a su vez, la moneda única constituye un importante instrumento para hacer realidad el Mercado Único.

/ No debe olvidarse que junto a estos logros, fundamentales, en el proceso de integración, se ha ido avanzando al mismo tiempo en la aplicación de políticas comunes. La más importante en la agricultura (PAC), pero también en: Industria, Transportes, Medio Ambiente, Política Regional, Política Social, etc./

Así como la Unión Aduanera está unida al Tratado de Roma (19571968; Esp.: 1993)

y el Mercado Único al Acta Única Europea (19861993)

La Unión Monetaria está ligada al Tratado de la Unión Europea, (o Tratado de Maastricht) firmado en Maastricht en 19921999 (a partir de aquí la denominación de UE).

El Tratado de la Unión Europea o Tratado de Maastricht estableció las actuaciones a seguir para la consecución de la Unión Monetaria (UEM). Para ello contempla 3 fases:

Los objetivos más importantes a conseguir en cada fase han sido:

1ª Fase: Durante la primera fase (iniciada en julio de 1990): la liberalización plena de los movimientos de capital.

Esta primera etapa se había iniciado -anticipadamente- el 1 de julio de 1990, coincidiendo con la libertad de circulación de capitales en el ámbito de la Comunidad. <Hay que tener en cuenta que el diseño del proceso que ha conducido al nacimiento de la UEM, al comienzo de 1999, se inició el año 1989 cuando se presentó y aprobó el Informe Delors, del entonces presidente de la Comisión Europea>

2ª Fase: Durante la segunda fase (iniciada el 1 de enero de 1994):

. Coordinar las políticas monetarias de los países (por el IME, Instituto Monetario Europeo).

. Aumentar el grado de convergencia de las políticas económicas nacionales.

3ª Fase: La tercera fase (iniciada el 1 de Enero de 1999): significó la implantación de la moneda única (el Euro), es decir, la consecución de la Unión Monetaria.

Para acceder a la tercera fase de la unión monetaria (al euro), los países han tenido que superar unos criterios económicos (los denominados "Criterios de Maastricht") de convergencia nominal /NO REAL (rpc, empleo), que en esencia, pretendían garantizar la estabilidad macroeconómica, al establecer límites a la evolución de determinadas variables: inflación, déficit público y deuda pública, tipos de interés y tipo de cambio.

*¿Por qué se adoptaron este tipo de criterios como condiciones para que un país pudiera formar parte de la unión monetaria?

Porque en las décadas 70 y primeros 80 se produjeron grandes desequilibrios macroeconómicos en los países europeos: tasas de inflación alta, tasas altas de paro, elevados déficit público, deudas públicas elevadas y tipos de interés altos.

España llegó a una tasa de inflación del 26% en el primero de los decenios citados y a una tasa de paro superior al 20% en el segundo-

La experiencia vivida en esos decenios (1970 y 1980) en los países industriales, en los que se registraron desequilibrios macroeconómicos de gran magnitud y persistencia aconsejaron un diseño más riguroso de las políticas macroeconómicas.

En particular, la escalada inflacionista registrada durante ese período en los países industriales y los elevados costes en términos de desempleo que requirió su control, llevaron a un amplio consenso entre los economistas, que se fue extendiendo al conjunto de la sociedad, sobre la conveniencia de conseguir y mantener un marco macroeconómico estable.

Este fue el espíritu que recogió el Tratado de la UE aprobado en Maastricht en diciembre de 1991, el cual diseñó el camino para alcanzar la unificación monetaria en Europa y definió los principales rasgos que debía satisfacer la Unión Económica y Monetaria (UEM).

<Se contemplaba una cláusula de exclusión (opting-out) que permitía al Reino Unido -con posterioridad también a otros países- quedarse al margen de la moneda única si así lo deseaban>

Criterios de convergencia nominal establecidos en el Tratado de Maastricht (1992):

Criterios para acceder a la moneda única establecidos en el Tratado de Maastricht:

1- Inflación máxima permitida: 1,5% por encima de la media de los tres países con menor inflación.

2- Déficit público: Por debajo del 3% del PIB. Sigue vigente por decisión adoptada en el PEC.

3- Deuda Pública: Por debajo del 60% del PIB.

4- Tipo de interés nominal a largo plazo; máximo permitido: 2% por encima del tipo medio de los tres países con menor inflación. Remite a los países con menor inflación, porque estos son los que tendrán tipos más bajos al poder aplicar una política monetaria relajada, no restrictiva, sin miedo a la inflación.

5- Tipo de cambio de la moneda: no debe haber sido devaluada ni haber salido del margen de fluctuación normal -banda estrecha del SME: +/-2,25%- en los dos últimos años. /banda ancha: +/-6%/ /la peseta siempre cotizó en la banda ancha/

Este quinto criterio no ha funcionado en la práctica, pues debido a la crisis sufrida por el SME durante el bienio 1992-93 (salida temporal de la lira y la libra esterlina del mecanismo de cambios del sistema, sucesivas devaluaciones de otras monedas) <1992 mercado único: liberalización de los movimientos de capital> se ampliaron las bandas de fluctuación de las monedas participantes a un +/-15% (un sistema de libre flotación en la práctica). En un contexto de libertad plena de movimientos de capital (en el mercado único) se hacía muy difícil mantener las paridades de las monedas en una banda tan estrecha (+/-2,25%)

El 1 de enero de 1999 nace el euro (aunque entra en circulación el primer trimestre de 2002). Esa fecha se procedió a la fijación irrevocable de los tipos de cambio de las monedas nacionales con respecto al euro (1Euro=166,386 pts.)

Las divisas de los países de la zona euro (formada por 12 países: UE 12) han desaparecido de la circulación a partir del 1 de marzo de 2002.

Los países que entraron a formar parte de la unión monetaria, cumpliendo las condiciones de convergencia nominal -de forma laxa algunos países- fueron 11 en un primer momento:

Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo (6)

Irlanda

España, Portugal,

Austria y Finlandia

Más tarde se incorporó Grecia (enero de 2001). Grecia quedó excluida en un primer momento por no cumplir los criterios de convergencia.

En enero de 2007 se ha incorporado Eslovenia.

Estos países forman la UE13 o eurozona frente a la UE27.

RU, Dinamarca y Suecia, haciendo uso de una cláusula (opting out) que les facultaba a ello, aplazaron su ingreso por razones políticas.

* Los criterios de convergencia siguen siendo de gran relevancia porque:

- Los países que deseen integrar la unión monetaria deberán cumplir esas condiciones.

(En la cumbre de Dublín de 1996 se decidió que los países que accedieran a la UEM en un momento posterior al inicial -bien por no cumplir los criterios o bien por voluntad propia- habrían de superar los mismos criterios que los socios fundadores).

- Estos criterios constituyen el referente de la política económica “ortodoxa” en la UE.

Los 12 nuevos países miembros y la Unión Monetaria:

En cuanto a los progresos en términos de convergencia nominal, los nuevos estados miembros han conseguido avances muy sustanciales en los últimos años aunque aún les queda un importante camino por recorrer.

Los progresos más espectaculares en los últimos años los han conseguido en la reducción de la inflación, desde niveles muy elevados al comienzo del proceso de transición, hasta valores casi comparables a los de la UE (alrededor del 2%).

En cuanto a las cuentas públicas, los niveles de deuda pública son relativamente moderados (sólo Chipre y Malta llegan al 70% de deuda), pero la situación en cuanto al déficit público es peor (hay varios países que rebasan ampliamente el 3% sobre PIB establecido; la República Checa tenía un déficit público del 12,6% en 2004).

Los t/i rondan en torno al 5%.

En cuanto al t/c el Tratado de la UE prevé que, en algún momento después de la entrada en la UE, los nuevos miembros se incorporarán al ERM II (Mecanismo de tipos de cambio). / el ERM I fue el mecanismo de tipos de cambio del SME/

Cuando se considere que cumplen los criterios de convergencia de Maastricht, adoptarán el € como moneda nacional.

(06-07)TEMA 3: LAS POLÍTICAS MACROECONÓMICAS DE LA UE

1. Introducción

2. El BCE y la política monetaria.

3. La política de tipo de cambio.

4. Implicaciones de la nueva política monetaria y de tipo de cambio.

5. La política fiscal y el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

6. Las políticas de oferta.

7. Grado de autonomía de la política económica de los países de la zona euro.

1. INTRODUCCIÓN

Antes de la existencia del euro, los distintos instrumentos de la política económica estaban en manos nacionales. Mientras España dispuso de su moneda, existió un banco central con poderes para emitirla y, por tanto, había posibilidades de realizar una política monetaria propia. La peseta tenía tipos de cambio respecto al resto de las monedas que daba la opción de alterarlos y desarrollar una política cambiaria española. Las decisiones de la política fiscal correspondían a las Administraciones nacionales sin restricciones significativas.

El último uso que las autoridades españolas hicieron de estos instrumentos estuvo destinado, a mediados de la década de los 90, a cumplir los criterios de convergencia de Maastricht.

Aunque la economía española estuviese inicialmente lejos de cumplir estos requisitos, los cambios en la política económica lograron alterar radicalmente el panorama en un corto espacio de tiempo.

El proceso de unificación monetaria incluye un nuevo diseño para las políticas económicas con el fin de preservar y reforzar esa cultura de estabilidad una vez dentro de la Unión monetaria.

Por ello en los siguientes apartados se irá analizando sucesivamente la situación de la política monetaria, cambiaria y fiscal.

2. EL BCE Y LA POLÍTICA MONETARIA

2.1 DISEÑO INSTITUCIONAL

El entramado institucional relacionado con la política monetaria presenta, a primera vista, cierta complejidad. Ésta se deriva, del problema de cómo han de interactuar los antiguos bancos centrales de los países de la zona euro con el Banco Central Europeo (BCE) de nueva creación, y el de la relación con los bancos centrales de los países de la Unión Europea con moneda propia.

El BCE más los doce bancos centrales nacionales de los países de la zona del euro forman el Eurosistema. Sus órganos rectores son los del BEC: el Comité Ejecutivo responsable de la gestión diaria y el Consejo de Gobierno, órgano clave, donde se toman las decisiones fundamentales de la política monetaria. Este se compone en la actualidad de dieciocho miembros: los seis del Comité ejecutivo más los doce gobernadores de los bancos centrales nacionales de los países integrantes del euro

Los bancos centrales nacionales de los países de la Unión Europea que todavía no utilizan el euro, y que mantienen el poder de emitir su moneda y la existencia de tipos de cambio propios, no forman parte de Eurosistema, pero sí del Sistema de Bancos Centrales (SEBC). Se compone éste, por tanto, de BCE y de los veinticinco bancos centrales nacionales de los países miembros de la Unión Europea.

//El Banco de España se configuró como Banco Central independiente desde junio de 1994, asignándole el objetivo prioritario de reducir la inflación. Con todo ello, se consiguió reducir de forma drástica el sesgo inflacionista que persistentemente había mostrado la economía.//

El aspecto más destacado del marco institucional para la política monetaria de la UEM es la independencia del BCE respecto al poder político. La elección de esta estructura se fundamente en:

  • La falta de credibilidad del compromiso de los responsables políticos con el objetivo óptimo de estabilidad de precios, en la medida en que puedan tratar de obtener otros fines más acordes con sus intereses inmediatos (por ejemplo, una expansión a corto plazo de la economía que responda a motivaciones electorales aunque pueda amenazar los beneficios a medio y largo plazo de una inflación bajo control).

  • La evidencia empírica demuestra que se obtienen mejores resultados macroeconómicos cuando la política monetaria es delegada a un banco central independiente que cuando se ejerce discrecionalmente por las autoridades políticas.

  • Este nuevo diseño institucional ha sido criticado alegando la falta de control democrático sobre el BCE independiente (al no ser elegido por los ciudadanos), pese a la importancia de las funciones que se le han encomendado. Frente a ello, el BCE adquiere un doble compromiso:

    - Por una parte, el de la transparencia sobre sus decisiones y los fundamentos de las mismas (informes mensuales, ruedas de prensa)

    - Por otra, la rendición de cuentas sobre su actividad ante el Parlamento Europeo.

    2.2 OBJETIVO: LA ESTABILIDAD DE PRECIOS

    El objetivo absolutamente prioritario asignado en el TUE por las autoridades políticas al BCE es el de garantizar la estabilidad de precios. Aunque también se le asigna la tarea de apoyar las políticas gubernamentales, se especifica que siempre que ello no entre en conflicto con el objetivo básico de la política monetaria: la estabilidad de precios.

    Esta circunstancia dota de un carácter particular al BCE frente a otros Bancos Centrales (como por ejemplo, la Reserva Federal estadounidense) que tienen encomendadas, junto a la de estabilizar los precios, otras funciones, como potenciar el crecimiento económico.

    El Consejo de Gobierno del BCE concretó este objetivo definiendo la estabilidad como un incremento anual en el índice de precios al consumo (IPC) armonizado para el área del euro inferior al 2%, en un horizonte temporal de medio plazo. La preeminencia otorgada a este objetivo se debe a que la estabilidad de precios contribuye de forma crucial a:

  • Garantizar la ausencia de perturbaciones generadas por la propia estrategia monetaria y suavizar las oscilaciones inherentes al ciclo económico.

  • Fortalecer el crecimiento económico a medio y largo plazo, al evitar distorsiones en los procesos productivos y de inversión con origen en una inflación elevada y fluctuante, lo que termina penalizando el crecimiento económico.

  • Reducir significativamente otros costes derivados de una inflación no controlada, tales como la pérdida de competitividad respecto a otras economías o alteraciones no deseadas en la distribución de la renta.

  • Debe subrayarse que se entiende por estabilidad de precios una tasa de inflación baja y estable. No se desea una tasa de inflación nula, ni mucho menos negativa. Dos tipos de razones justifican la elección de esa tasa de inflación positiva, aunque reducida:

  • La más importante está relacionada con los problemas estadísticos asociados al cálculo de IPC. La inflación trata de medir la variación en el coste de la vida, y el índice de precios al consumo es la mejor aproximación pero no es una medida exacta, sino que presenta un sesgo sistemático al estimar (en exceso) el verdadero incremento en el coste de la vida. Por ello, si se persiguiese una tasa de inflación cero, se estarían aplicando medidas excesivamente restrictivas y con ello provocando una deflación de la economía//.

  • La segunda razón es puramente económica: con esa baja inflación se facilita que la economía realice los ajustes precisos de una manera más suave. Los mecanismos que pueden ponerse en marcha ante una recesión económica, teniendo una tasa de inflación positiva, pero que no serían factibles con un crecimiento nulo de los precios, son los siguientes:

  • Ante la rigidez a la baja de los salarios nominales es posible reducir los salarios reales evitando un ajuste basado en exclusiva en la reducción del empleo.

  • Es posible generar tipos de interés reales negativos que permitirían estimular la demanda.

  • La razón por la que se atribuye al BCE la responsabilidad de vigilar la estabilidad de los precios es que la inflación es un fenómeno monetario, en el sentido de que no podría persistir en el largo plazo sin incrementos sostenidos en la cantidad de dinero -aunque otros factores, como perturbaciones o políticas fiscales demasiado expansivas, pueden provocar el aumento de los precios en el corto plazo.

  • LA ESTRATEGIA DE LA POLÍTICA MONETARIA.

  • La estabilidad de los precios en el largo plazo puede alcanzarse limitando la tasa de crecimiento de la cantidad de dinero a la tasa de crecimiento real tendencial de la economía (lo necesario, por tanto, para financiar ese crecimiento). Al Banco Central le corresponde esta gestión de la liquidez de la economía y, según se acaba de señalar, vigilar la evolución de los precios.

    - Ya se ha señalado que la estabilidad de precios ha sido elegido como objetivo último de la política monetaria del BCE en la eurozona. El problema reside en que la inflación no es fácil ni directamente controlable por las autoridades monetarias.

    Por ello, en los países industriales ha sido habitual abordar el problema del control monetario mediante la definición de un objetivo intermedio que cumpliese ciertas propiedades y sirviese así de guía para la política monetaria. En los últimos años hemos asistido a un debate sobre qué objetivo intermedio era el más apropiado:

    - Por una lado, la utilización de un agregado monetario (la oferta monetaria en alguna de sus versiones). En los últimos años se ha dudado de la capacidad de esta fórmula tradicional para garantizar la consecución del objetivo final, debido a que su éxito se basaba en la existencia de una relación predecible entre la demanda de dinero y los precios. Sin embargo, la creciente competencia y la progresiva desregulación del sistema financiero, así como el intenso y continuado proceso de innovación financiera que tiene lugar desde principios de la década de 1980, han provocado una cierta inestabilidad en la citada relación.

    - Ante esta situación, desde finales de esa misma década, algunos países abandonaron la estrategia tradicional a favor de otra que aboga por el seguimiento directo de la tasa de inflación (entre ellos España, en 1994). En esta estrategia alternativa, la inflación esperada en un futuro -uno o dos años- se convierte en objetivo intermedio de la política monetaria. Esta estrategia elimina la necesidad de centrarse en el vínculo entre un agregado monetario y los precios; en su lugar, utiliza toda la información relevante (sobre variables tanto monetarias como reales) para prever la inflación y elegir la respuesta para alcanzar la inflación deseada.

    En respuesta a este debate sobre la estrategia óptima, el Consejo de Gobierno del BCE se inclinó por una solución ecléctica:

  • Por una parte, el primer pilar de la estrategia monetaria europea sigue el esquema tradicional de utilizar un agregado monetario (en concreto el M3) como objetivo intermedio de la política monetaria. Ello implicaba una continuidad con la política del Bundesbank (Banco Central alemán), modelo de control monetario en Europa, que ha sido, además, el Banco Central que en mayor medida se ha aproximado al logro de la estabilidad de precios en los últimos 50 años.

  • El BCE ha planteado (con un objetivo de crecimiento de los precios del 2% anual o inferior y un crecimiento tendencial del PIB del área euro entre el 2 y el 2,5% anual) como objetivo deseado de crecimiento del agregado monetario el 4,5% anual (esto fue definido por el BCE en diciembre de 1998, y es susceptible de revisión anual -aunque, de momento, se ha confirmado en los años posteriores).

  • El segundo pilar en el que se basó la estrategia monetaria inicial del BCE-al que se confiere una relevancia similar a la del primero- fue la realización de análisis amplios sobre las perspectivas de los precios en el futuro inmediato, para identificar y combatir las amenazas inflacionistas incluso en el corto plazo

  • Con esta combinación se configura un objetivo intermedio capaz de permitir una eficiente gestión de la política monetaria.

    El 8 de Mayo de 2003 el BCE anunció una reforma de su estrategia inicial. El cambio fundamental tiene que ver con el reconocimiento de la pérdida de importancia del primer pilar (M3). A partir de esa fecha, cambia la estrategia. Primero se analizan las perturbaciones de oferta y demanda que puedan tener consecuencias para la inflación a corto plazo (segundo pilar), el llamado análisis económico, que constituye la base esencial para las decisiones sobre tipos de interés, después mediante el análisis monetario, establecer la relación entre la cantidad de dinero-M3- y los precios (primer pilar). El gráfico 1, muestra la irrelevancia del valor de referencia para el crecimiento de la M3 en la toma de decisiones de la política monetaria. El 4,5 por 100 ha sido superado ampliamente de forma sistemática

    2.4 EL FUNCIONAMIENTO DE LA POLÍTICA MONETARIA COMÚN

    Después de definir los objetivos final e intermedio, el BCE decidió ejercer su capacidad de control vía precios, para lo que se ha fijado como variable instrumental el tipo de interés en el mercado monetario. Los instrumentos empleados para modular efectivamente ese control son las operaciones de mercado abierto -el más relevante-, las facilidades permanentes y el coeficiente de caja.

    La política macroeconómica del Eurosistema a lo largo de los años de funcionamiento del BCE se ha desarrollado como sigue:

  • Durante el bienio 1999-2000 debido a la trayectoria alcistas de la inflación obligó al Banco Central a llevar una política monetaria de elevaciones del tipo de interés hasta llegar a un tipo del 4,75.

  • La progresiva contención de la inflación y el débil crecimiento europeo causaron la modificación de la tendencia en los tipos de interés del Eurosistema, que se redujeron progresivamente en 2001 y 2004 hasta el 2%.

  • La elevación de los precios del petróleo y los problemas de inflación han modificado la política monetaria con una subida de tipos de interés en el 2005, se espera que el BCE subirá dos veces los tipos(hoy en el 2,25%) en 2006, en marzo y en el segundo semestre.

  • 3. LA POLÍTICA DEL TIPO DE CAMBIO

    La política cambiaria como la monetaria, también se vuelve por el Tratado de la Unión, en común para todos los países que comparten la moneda. Se estableció que la política cambiaria sería responsabilidad conjunta de las autoridades políticas, con limitaciones de no tomar decisiones que perjudicaran la consecución de la estabilidad de precios perseguida por la política monetaria. No obstante, los ministros de Economía y Finanzas (ECOFIN) de los países de la zona euro han renunciado a cualquier política explícita de tipo de cambio. Dado que el BCE no tiene entre sus objetivos el mantenimiento de la estabilidad cambiaria, el euro se encuentra sometido a un régimen de tipos de cambio flexibles.

    Por tanto, con carácter general, el valor del euro debe fijarse libremente de acuerdo con la evolución de las economías europeas respecto de los restantes países desarrollados, así como con las condiciones monetarias y financieras vigentes en la zona euro.

    Solo fluctuaciones excesivas que amenacen el objetivo de mantener la estabilidad de precios forzaría intervenciones del BCE en los mercados de divisas.

    Se desea que el euro sea una moneda “fuerte”, atractiva internacionalmente, que no se deprecie de manera sistemática frente al resto de las monedas importantes (como el dólar).

    Durante la primera etapa, que abarca desde su nacimiento el 1 de Enero de 1999 hasta mediados de 2001, el euro experimentó una sensible depreciación respecto a las principales monedas. Desde mediados de 2001 la situación ha cambiado drásticamente. El deterioro de la economía estadounidense, unido a sus bajos tipos de interés y a el alto déficit externo ha hecho que el euro se aprecie fuertemente respecto al dólar y a las monedas vinculadas a el. (gráfico 4)

    Un desajuste cambiario persistente puede provocar problemas de inflación (en caso de depreciación del euro) y un desequilibrio externo (déficit en caso de apreciación del euro) no deseable, lo que llevará a una intervención del BCE en el mercado de cambios.

    Existen dos tipos de intervención por parte de la autoridad monetaria en el mercado:

  • Intervención no esterilizadas de compra (apreciación de euro) o venta (depreciación del euro) de divisas que afecten a la base monetaria y, por lo tanto, generan un conflicto con la política monetaria al afectar a uno de sus objetivos intermedios.

  • Intervenciones esterilizadas, en la que el BCE neutraliza automáticamente el efecto de una compra/venta de divisas sobre la base monetaria mediante operaciones de mercado abierto.

  • Existe un amplio consenso sobre los factores que pueden favorecer el éxito de estas intervenciones:

    - Deben ser coordinadas entre los bancos centrales (BEC, FED...)

    - Deben hacerse con publicidad.

    - Deben hacerse por sorpresa (en una serie de intervenciones la primera es la más efectiva)

    - En sentido de los fundamentos de las políticas económicas.

    El 22 de septiembre de 2000 se hizo una intervención para evitar que el euro siguiera depreciándose que fue, coordinada (BCE, EEUU, Japón, RU y Canadá), pública, por sorpresa y no parecía ir en contra de los fundamentos. El BCE ya unilateralmente volvió a intervenir en noviembre de es mismo año. Sin embargo los resultados globales fueron pobres porque el volumen de intervención del BCE respecto a la contratación diaria en el mercado de divisas es muy pequeño, no hay capacidad para ir en contra del mercado.

    En cuanto a los efectos sobre la economía española de estas variaciones cambiarias, debido a la naturaleza mayoritariamente intraeuropea de los intercambios hace que, sin ser desdeñables, tengan menos importancia para la competitividad internacional que el diferencial de inflación con los países de la Unión Monetaria

    4. IMPLICACIONES DE LAS POLÍTICAS MONETARIA Y DE TIPO DE CAMBIO COMUNES

    La consecuencia más importante de todo lo analizado hasta este momento para una economía como la española es la pérdida de instrumentos a disposición de la política macroeconómica para afrontar posibles desequilibrios, en la medida en que el tipo de interés y el tipo de cambio se determinan por el BCE y el mercado respectivamente. Esta situación traslada el peso de las decisiones económicas nacionales a las vertientes fiscal y microeconómica.

    Es importante analizar si esa pérdida instrumental supone un coste importante para la economía española.

    Analicemos los problemas que pueden derivarse de la cesión de las políticas monetaria y de tipo de cambio.

  • La presencia de shocks asimétricos, es decir, que la economía española presente desequilibrios diferentes de los de las economías de la zona euro. En ese caso las condiciones monetarias más adecuadas para hacer frente a los desequilibrios de unos países (políticas restrictivas) podrían resultar demasiado laxa para otros.

  • La presencia de shock simétricos, ante los cuales la política económica puede mostrar toda su efectividad al ser adecuado un mismo tipo de impulso, expansivo o restrictivo, en toda la UEM. Sin embargo, el impacto de las medidas puede ser distinto en cada país, bien por la magnitud de los efectos sobre la actividad y precios, bien por un desarrollo temporal diferente.

  • La perdida de la posibilidad de devaluar la moneda que, como de hacho ha demostrado la experiencia española (devaluaciones de 1992 y 1993) es un mecanismo de ajuste válido para restaurar el equilibrio macroeconómico ante una perturbación negativa.

  • Puede afirmarse que cuanto mayor sea el grado de apertura, integración real y financiera de la economía española con la de la eurozona, es más difícil que aparezcan este tipo de problemas y la política del BCE será igualmente adecuada en su intensidad y velocidad de transmisión, para todos los países.

    En definitiva, la adecuada elección del objetivo y la estructura institucional para la política monetaria del área euro, debe proporcionar a la economía española, beneficios superiores a los costes que pudiera derivarse de la cesión de las políticas monetaria y de tipo de cambio a instancias supranacionales, siempre que vaya acompañada de la amplia vertiente de política económica que permanece como responsabilidad de las autoridades nacionales.

  • LA POLÍTICA FISCAL Y EL PACTO DE ESTABILIDAD Y CRECIMIENTO.

  • La teoría de las áreas monetarias óptimas mantiene que, en materia fiscal, las uniones monetarias deben proceder a una centralización de los presupuestos nacionales, así ante shocks económicos asimétricos se reducen los costes asociados al necesario ajuste económico, mediante las transferencias sociales, al amortiguar el impacto negativo en los países o regiones más afectados.

    Como la centralización fiscal en el área euro no es políticamente viable, se ha optado por el establecimiento de un conjunto de reglas presupuestarias que hagan posible la sostenibilidad de las finanzas públicas en el largo plazo con la necesaria flexibilidad de la política fiscal para poder absorber las perturbaciones económicas diferentes entre los países. Estas normas, aprobadas en el Consejo Europeo de Dublín (dic de 1996), se recogen en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC)

    El PEC propugna unas finanzas públicas saneadas como instrumento esencial para reforzar la estabilidad macroeconómica. Reconoce la función estabilizadora del presupuesto nacional en cada estado, pero lo somete a una supervisión multilateral y a los límites que impone el denominado procedimiento de déficit excesivo.

    El objetivo que persigue el PEC es que los presupuestos nacionales se mantengan próximos al equilibrio presupuestario o incluso en superávit. De esta manera los países podrán hacer frente a fluctuaciones cíclicas normales (el componente cíclico del saldo presupuestario sólo excepcionalmente ha sobrepasado el límite del 3 por100), sin que por ello el déficit público exceda el 3 por 100 del PIB.

    Para asegurar el cumplimiento del Pacto, se ha acordado una serie de medidas coercitivas. La norma de aplicación general es un déficit que supere el 3 por 100 de PIB se califica de excesivo y debe ser corregido; en caso contrario, el ECOFIN (Consejo Económico y Financiero de la Unión Europea, integrado por los Ministros de Economía y Finanzas de los países miembros) impondrá sanciones financieras.

    El Pacto admite que el déficit se exceda temporalmente del límite de 3 por 100 si se dan circunstancias excepcionales que están reguladas en el procedimiento de déficit excesivo:

  • Cuando un país se encuentra en una grave recesión económica, cualquier tasa negativa de crecimiento de la producción bastará como eximente, sin necesidad de que la caída supere el 2 % (reforma del PEC)

  • Se eximirá también del cumplimiento del Pacto los períodos prolongados de crecimientos “muy pequeños” (reforma del PEC)

  • A los países con una deuda pública pequeña en términos del PIB y alto potencial de crecimiento de la producción, se les podrá permitir que tengan como objetivo un déficit de hasta el 1% del PIB, en vez del equilibrio presupuestario, en épocas de bonanza.(reforma del PEC)

  • Cualquier déficit excesivo debe corregirse durante el año siguiente a su identificación(es decir, dos años después de que haya ocurrido, en la reforma de Pacto se han ampliado los plazos hasta cerca de los cinco años) en caso contrario, al país se le puede aplicar sanciones financieras, inicialmente en forma de depósitos no remunerados que pueden convertirse en multas, cuya cuantía máxima puede llegar al 0,5 por 100 del PIB.

    Todo esto sirve para:

    - Coordinar las políticas fiscales nacionales.

    - Como código de conducta en la elaboración de los presupuestos nacionales.

    - Mantener una disciplina de las finanzas públicas.

    El principal motivo que ha llevado a las autoridades europeas a limitar su campo de actuación presupuestaria es la experiencia de los últimos veinticinco años del siglo XX, cuando los déficit públicos alcanzaros una magnitud elevada en las sociedades europeas y los porcentajes de la deuda pública respecto del PIB aumentaros hasta niveles que en algunos países se consideraron insostenibles. Además, en Europa la política fiscal con frecuencia ha tenido un carácter pro cíclico, y no se han aprovechado las fases expansivas del ciclo para consolidación presupuestaria con lo que en las fases recesivas se aceleraba la acumulación de deuda, agravando el estado de las finanzas públicas.

    En el nuevo escenario común, un déficit público nacional persistente podría conducir a una acumulación continuada de deuda pública que, impulsará al alza los tipos de interés, perjudicando la expansión o recuperación económica de l resto de los países. Además si las finazas públicas se deterioran en varios Estados se producirá una presión sobre el BCE para que relaje la política monetaria, y de esa manera facilitar la financiación de la deuda, poniendo en peligro la estabilidad de precios.

    Es por todo lo anterior, por lo que la política fiscal de cada miembro de la UEM debe ser sometida a la aprobación de la Comisión Europea a través de los programas de estabilidad plurianuales y ha respetar las Orientaciones de Política Económica aprobadas en ella.

    Durante el proceso de transición al euro, e inmediatamente posterior, se realizó un notable esfuerzo de consolidación fiscal para poder entrar en la unión monetaria. Sin embargo, posteriormente la denominada fatiga de Maastricht relajó los esfuerzos tendentes al ajuste presupuestario, y solo un conjunto de circunstancias favorables como la caída de los tipos de interés y el ciclo expansivo, han favorecido transitoriamente el saneamiento de las finanzas públicas.

    Al empeorar el ciclo los déficit públicos de algunos países de la UEM -incluyendo Alemania y Francia- han crecido por encima del 3 por 100 del PIB, poniendo en funcionamiento el procedimiento de déficit excesivo e incluso generando dudas sobre la validez de PEC.

    En cuanto al comportamiento de la política fiscal española, muestra una reducción ininterrumpida del déficit hasta casi eliminarlo al comienzo del presente siglo, sobretodo en el período 1995-1997, no solo porque se produjo la mayor reducción en términos absolutos, sino porque, fue una etapa en la que los efectos de la recesión iniciada en 1992 se dejaron sentir de forma acusada. Por el contrario, cuando el cambio en el ciclo se percibe claramente, la fatiga de Maastricht se manifestó en una cierta desaceleración en la reducción del déficit.

    La confluencia de menor déficit atribuible al ciclo y del menor pago de intereses de la deuda debe permitir, si se acompaña de un esfuerzo discrecional suficiente, llegar a superávit presupuestarios en los próximos años. Eso permitirá hacer frente a importantes desafíos para la economía española, entre los que cabe destacar:

  • La necesidad de disponer de un margen presupuestario ante perturbaciones negativas, en el corto plazo.

  • La exigencia de fondos para cubrir los costes derivados del progresivo envejecimiento de la población española, en el medio y largo plazo.

  • Debe subrayarse que España es el único país que, además del respeto al PEC y de la elaboración de los programas de estabilidad sujetos a las Orientaciones de la Política Económica de la Comisión Europea, ha aprobado una ley que obliga a mantener un saldo presupuestario anual no deficitario, la Ley de Estabilidad Presupuestaria. Esta decisión supone reforzar el compromiso con la estabilidad presupuestaria y sus beneficios, pero también reducir adicionalmente el margen de actuación discrecional -y sus potenciales efectos compensadores- ente posibles situaciones recesivas.

    6. LAS POLÍTICAS DE LA OFERTA

    La UEM ha supuesto una transformación radical en las posibilidades de utilización de las políticas macroeconómicas convencionales. Pero ello no significa que los responsables económicos de cada Estado de la zona euro no dispongan de alternativas para favorecer un crecimiento significativo y sostenido de la economía de cada país.

    Es en este contexto donde adquieren toda su importancia la políticas microeconómicas o políticas de oferta. Se incluyen en este apartado las políticas de reformas estructurales de los mercados de bienes y servicios y de trabajo

    Según ha demostrado la teoría económica moderna, el crecimiento a largo plazo de las economías va unido al aumento de la productividad, que a su vez depende fundamentalmente del progreso técnico y las mejoras del capital humano. Son las políticas de la oferta las que inciden más directamente sobre estas variables.

    Así, frente a una perturbación negativa permanente, cualquier economía no tiene más opción que ajustarse a la nueva situación a través de modificaciones en los salarios reales, los precios de los bienes y la localización de la mano de obra. Si el mercado de trabajo no es capaz de restaurar el equilibrio -o lo hace demasiado lentamente- y los mercados de bienes y servicios presentan restricciones a la competencia, el proceso de ajuste terminará descargando su coste sobre el empleo y la producción.

    La acentuación de la reforma del mercado de trabajo y la liberalización de los mercados de servicios son, quizá, las dos líneas de actuación más necesarias para la economía española ante este nuevo escenario, pues ello permitiría flexibilizar la oferta agregada, favoreciendo una rápida adaptación ante cualquier perturbación de oferta o de demanda.

    Paralelamente, los servicios han sido tradicionalmente actividades muy reguladas, y el resultado ha sido la configuración de estructuras de mercado no competitivas. El proceso desregulador, que adquiere fuerza durante el último decenio del pasado siglo, ha sido, sin embargo, desigual y todavía está incompleto. Adicionalmente, sería deseable realizar un esfuerzo por dotar a los organismos reguladores y de defensa de la competencia españoles de independencia y verdadera capacidad de decisión, en la línea marcada por la UE.

    Entre los beneficios que la reforma del mercado de trabajo y la liberalización y fomento de la competencia en las actividades de servicios (mercados de productos y factores más flexibles) proporcionarían pueden destacarse:

    - Una respuesta automática más eficaz ante los shocks, simétricos y asimétricos, haciendo menos necesarias las actuaciones de política macroeconómica.

    - Una mayor y más rápida integración económica europea, con los beneficios que de ello derivan.

    - Una homologación de los mercados europeos que haría más previsible y homogéneo entre el conjunto de países miembros de la UEM el resultado de las medidas de política monetaria adoptadas por el BCE.

    7. GRADO DE AUTONOMIA EN LA POLÍTICA ECONOMICA DE LOS PAISES DE LA ZONA EURO

    Las políticas macroeconómicas -monetaria, fiscal y de tipo de cambio- pretenden, mediante la regulación de la liquidez de la economía y la gestión de las finanzas públicas, la consecución de un marco macroeconómico estable que fomente el crecimiento económico, favorezca la creación de empleo y colabore a la mejora en el bienestar de la sociedad.

    Las economías se ven sometidas a perturbaciones de demanda y de oferta que, cuando adquieren cierta magnitud o persisten en el tiempo, generan desequilibrios macroeconómicos -inflación, desempleo, déficit público o exterior- poniendo en peligro el crecimiento económico y el mantenimiento y avance de los niveles de renta. En estas circunstancias las políticas macroeconómicas pueden ayudar decisivamente a la corrección de los desequilibrios y a reconducir la economía a su senda de crecimiento compatible con sus recursos disponibles.

    Conseguidos la unión aduanera, el mercado único y, de forma especial, una vez implantada la unión monetaria,

    ¿Con qué instrumentos cuenta un país para estabilizar su economía en el caso de que tenga una necesidad específica (suya propia, no del conjunto de los países de la eurozona) debido a algún shock o perturbación, como por ejemplo:

    - Gran incremento de M y descenso de X

    - Debilidad de la demanda interna

    - Incremento del paro

    - Sectores económicos en crisis

    - Incremento de la inflación, etc.?

    De acuerdo con lo visto hasta ahora:

  • t/c: no puede utilizar

  • Política monetaria nacional: no puede utilizar

  • Política monetaria del BCE: solamente dirigida al control de la inflación (si el problema del país es ese, algo válido)

  • Política fiscal nacional: está constreñida a lo estipulado en el Pacto de Estabilidad. Puede utilizarla bajo la condición de que su déficit público debe mantenerse por debajo del 3% del PIB.

  • Política fiscal a nivel UE (presupuesto de la UE): no ofrece soluciones porque:

  • No tiene el objetivo de hacer frente a situaciones de crisis; es decir, no tiene vocación estabilizadora, porque su objetivo es el equilibrio financiero entre ingresos y gastos.

  • No tiene capacidad redistributiva, debido a su escasa importancia relativa (reducido tamaño)

  • Las restricciones para la gestión de la política macroeconómica en los países de la UEM, especialmente ante la necesidad de tener que afrontar potenciales shocks asimétricos, han llevado a plantear la posibilidad de desarrollar un mecanismo fiscal común en la zona euro. Dicha estructura permitiría aumentar el poder estabilizador de la política mediante la aparición de un esquema de transferencias coyunturales de países en expansión a otros dañados por un shock negativo (estas transferencias serían diferentes de los programas estructurales de transmisión de fondos del presupuesto comunitario, de los que España es un gran receptor).

    Sin embargo, existen serias dificultades para desarrollar en la práctica una propuesta de este tipo, haciéndola muy poco viable, al menos en estos primeros años de la UEM. Al menos, habría que tener en cuenta las siguientes:

    - Definir las circunstancias bajo las cuales deberían producirse las transferencias como respuesta a la crisis y la duración de esas transferencias; flujos que se perpetuasen en el tiempo implicarían una seria resistencia de aquellos países menos beneficiados.

    - Evitar el riesgo moral, pues este tipo de mecanismo podría reducir el incentivo de los gobiernos nacionales a profundizar en otras medidas (liberalizadoras y flexibilizadoras de mercados de bienes, servicios y factores, en particular el de trabajo) para responder a los problemas.

    Desde el punto de vista político, y tras la cesión de las políticas monetaria y de tipo de cambio, resulta muy complicado realizar cesiones adicionales de soberanía en materia de política macroeconómica.

    De hecho este deseo de preservar la independencia de cada Estado en el ámbito fiscal ha provocado una apreciable lentitud en los intentos de conseguir una cierta armonización fiscal entre los países de la UE. Es más, un proceso que empieza a preocupar seriamente a las distintas autoridades nacionales es el de la competencia fiscal entre los países miembros de la UE. Por ejemplo, la lucha por atraer capitales extranjeros, vía reducción de los impuestos sobre el capital, podría causar distorsiones en la eficiente asignación internacional de ahorro e inversión. Si además se pretendiese compensar esa reducción aumentando la carga fiscal sobre el trabajo -que, por su mucha menor movilidad, no podría eludirla-, se penalizaría el empleo.

    En ese sentido, una cierta homologación impositiva (que apenas se ha producido, y en gran medida se ha limitado a los impuestos indirectos) permitiría una distribución equilibrada de las ganancias derivadas del mercado interior desde la perspectiva fiscal. No obstante, debería tenerse en cuenta que una armonización hacia los niveles impositivos más altos de los países de la UEM, ante la competencia de otros espacios (en particular, los paraísos fiscales aún vigentes), supondría elevados costes para los países de la Unión.

    6) Movilidad de la mano: los movimientos migratorios tienen una capacidad estabilizadora importante, pero ya hemos comentado que en la UE, a pesar de la consecución del mercado único, la inmovilidad de la mano de obra (entre países) es la tónica. En este sentido no se ven posibilidades a corto y medio plazo.

  • Ajustes de precios, salarios, beneficios, cierre de empresas, incremento de paro, etc...

  • Por tanto, para hacer frente a los problemas que se le presenten, y una vez utilizado el margen de maniobra que le deja la aplicación de la política fiscal nacional, el único instrumento que dispone un país es el recurso a ajustes de tipo microeconómico.

    La Unión Monetaria se ha conseguido con unas determinadas condiciones de convergencia; y ahora siguen vigentes:

    - La política monetaria del BCE.

    - El control del déficit público (en el 3% del PIB) de acuerdo a lo establecido en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

    La consecución de la unión monetaria ha traído consigo la ostensible pérdida de instrumentos a disposición de la política macroeconómica de los Estados para afrontar posibles desequilibrios, en la medida en que tipo de interés y tipo de cambio se determinan exógenamente. Esta situación traslada el peso de las decisiones económicas nacionales a las vertientes fiscal y microeconómica

    La unificación monetaria, con las restricciones que ello implica sobre la instrumentación futura de las políticas macroeconómicas, conlleva a prestar una mayor atención a las políticas microeconómicas, puesto que es el principal instrumento del que disponen las autoridades nacionales en un área monetaria. Las reformas en el mercado de trabajo aprobadas en 1994, 1997 y 2001, la intensificación del proceso privatizador y los primeros intentos de impulsar la competencia en el sector terciario reflejan la mayor relevancia que comienzan a adquirir las políticas de oferta.

    Si una economía pierde competitividad en algún sector, el remedio no podrá buscarlo mediante la manipulación de determinadas variables macroeconómicas (t/c, pol. monetaria, -pol. fiscal-).

    Sino mediante el ajuste de nivel micro: reduciendo niveles de precios, salarios y beneficios, recurriendo a despidos,....

    Es otra faceta del pensamiento económico NL: la gestión de la economía desde el lado de la oferta (economía de la oferta), en contraposición al modelo keynesiano, centrado en la gestión de la demanda (inversión, consumo público)

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    06-07 Tema 4: PROCESO DE CRECIMIENTO ECONOMICO Y CAMBIOS ESTRUCTURALES

    ETAPAS EN EL PROCESO DE CRECIMIENTO

    CARACTERISTICAS DEL CRECIMIENTO ECONOMICO ESPAÑOL

  • DETERMINANTES DEL CRECIMIENTO A LARGO PLAZO

  • EL PAPEL DE LA PRODUCTIVIDAD DEL TRABAJO EN EL CRECIMIENTO

  • TRANSFORMACIONES ESTRUCTURALES

  • BIBLIOGRAFIA: Lecciones de Economía Española 7ª edición

    1. ETAPAS EN EL PROCESO DE CRECIMIENTO

    Consideraciones:

    1) Vamos a tomar como indicador del crecimiento el PIBpc (rpc).

    (En las economías desarrolladas, en las que la población crece de forma muy lenta, es frecuente, por razones de simplicidad y sencillez, seguir el crecimiento económico directamente a través del PIB, en lugar del PIB pc).

    2) El periodo que vamos a analizar es: 1961-2004, período para el que se dispone de información homogénea y comparable con la de los restantes países de la UE.

    3) La referencia para las comparaciones va a ser la UE (media de los países comunitarios)

    Este crecimiento no ha sido uniforme durante todo este tiempo. La evolución de la rpc rara vez sigue una trayectoria sostenida a lo largo del tiempo de modo que pueda ser representada gráficamente mediante una recta más o menos inclinada respecto a una línea horizontal, sino que experimenta oscilaciones cíclicas de amplitud variable.

    Rpc 

    Año

    Se pueden distinguir 4 etapas bien diferenciadas, en el período que aquí se considera, atendiendo a la tasa media de crecimiento de la rpc alcanzada en cada una de ellas.

    1ª. Etapa: 1961-1974:

    Comprende el decenio de 1960 y la primera parte del de 1970:

    Es la etapa de mayor crecimiento de la economía española: la rpc crece a una tasa media anual del 6,1%.

    En esta etapa se producen tasas de crecimiento muy altas: del 11% en 1961. También tasas muy altas (alrededor del 7%) en los años 68, 69 y 72, 73.

    GRAFICO 1: el crecimiento es superior a la media comunitaria, por lo que en esta etapa se produce un rápido proceso de convergencia con la renta media de la Comunidad Europea (GRAFICO 2):

    1960: 59 % de la rpc 1974: 79% de la rpc

    La etapa 1950-74 ha sido una etapa de excepcional crecimiento en la economía mundial (edad de oro del capitalismo). La economía española se quedó al margen de esta ola expansiva hasta la década de 1960, debido a la política aislacionista practicada por el régimen franquista durante el período de autarquía.

    Ante la insostenible situación de la economía, en 1959 se promulga el llamado Plan de Estabilización y Liberalización, que supone el fin de la autarquía y la apertura al comercio exterior y a la inversión extranjera, además de otras medidas para liberalizar una economía regulada en exceso. Todo esto supone un gran contraste con la política económica dominante en los decenios previos.

    En esta etapa se produce el crecimiento industrial acelerado, que es lo que a la postre ha propiciado el gran crecimiento económico. Este crecimiento industrial fue posibilitado por varios factores: un factor interno y tres externos.

    1º. Factor interno: el sector agrario.

    El sector agrario contribuyó a la industrialización por dos vías:

  • Mediante el trasvase de mano de obra hacia la industria

  • Mediante el trasvase del ahorro del sector agrario a la industria, vía intermediación bancaria. (principalmente de la agricultura del sur -latifundios,.. hacia las industrias de Cataluña, PVasco, Madrid).

  • 2º. Factores externos que aseguraron la entrada de divisas necesarias para la industrialización.

    El rápido proceso de industrialización requería la M de bienes de equipo (maquinaria, instrumentos,..), de inputs intermedios y de materias primas. Pero las X de mercancías no alcanzaban a cubrir ni el 50% de las M. (Al ser las reservas limitadas, deben encontrarse otras fuentes de divisas). La entrada de divisas fue asegurada por tres factores que fueron consecuencia de la buena situación de las economías del exterior durante esta etapa:

    . Los ingresos por Turismo

    . Las remesas de emigrantes. (Además, hay que tener en cuenta que la emigración contribuyó en gran medida a eliminar tensiones sociales. La tasa de paro hubiera sido mayor sin esa salida de trabajadores al exterior)

    . La inversión extranjera. Además de la entrada de divisas, la IDE impulsó la creación de empresas y la introducción de nuevas tecnologías y nuevos modos de gestión.

    Resumiendo:

    • Son los años del crecimiento industrial acelerado que sucede como contrapunto a la desagrarización del país.

    • Importante apertura al comercio exterior y a la inversión extranjera.

    • Una orientación de la política económica que contrasta mucho con la dominante en los decenios previos.

    2ª Etapa: 1975-1984

    Es una etapa de crisis económica profunda: la tasa media anual de crecimiento de la rpc es del 0,5% -respecto al 6,1% de la etapa 61-74.

    (gráfico1: Hay tres años con crecimiento negativo:1975, 1979, 1981) <el crecimiento o tasa anual de variación del PIB o del PIBpc es negativo cuando se obtiene un valor inferior al obtenido el año anterior. Otra cosa es crecer en menor medida que el año anterior>

    Como en esta etapa el crecimiento es menor que la media comunitaria (GRAFICO 1) se produce un retroceso en el proceso de convergencia con la rpc media comunitaria (divergencia). (GRAFICO 2): del 79% baja al 72%: 7 puntos.

    En este caso se trata también de una etapa de crisis en la economía mundial y en las demás economías europeas. Pero los efectos sobre la economía española del encarecimiento del crudo del petróleo que tuvo lugar en 1973 y 1979 fueron más intensos que en las restantes economías europeas y se vieron amplificados por importantes subidas de salarios en el marco del proceso de transición política hacia la democracia.

    Además, la economía comienza a sufrir la competencia de los países de nueva industrialización (Sudeste asiático).

    Como consecuencia de ello en la economía española, en esta etapa:

    - Se asiste a una gran destrucción de empleo. El paro se incrementa en mayor proporción que en las economías europeas.

    - Comienzan las reconversiones industriales: siderurgia, astilleros… Cierres de plantas o duros procesos de ajuste con el fin de reducir costes,...

    - Se producen cambios institucionales (político-jurídicos) de importancia: se instaura la democracia parlamentaria y el Estado de las Autonomías.

    - Durante esta etapa las economías desarrolladas sufren un gran proceso de reestructuración debido a la nueva situación. Esta etapa corresponde a:

    . Dos grandes subidas del precio del petróleo: 1973 y 1979

    . Surgen nuevos países competidores

    . Aparecen nuevas tecnologías que llevan al agotamiento del modelo fordista de producción.

    . Las políticas tradicionales keynesianas llevadas a cabo en décadas anteriores, no obtienen éxito en la lucha contra el incremento de la inflación y del paro. En los 80 comienzan a aplicarse políticas de corte neoliberal, es decir, incidiendo en las políticas desde el lado de la oferta: reducción de costes que conduzca al incremento de la competitividad.

    3ª Etapa: 1985-1994

    En esta etapa se produce la salida de la crisis: la rpc crece en esta etapa a una tasa media anual del 2,6% -frente a los 6,1% y 0,5% anteriores.

    Esta etapa coincide con el ingreso de España a la CEE. La economía española, a partir de 1986 se integra en la CEE, por lo que comienza a participar plenamente en los acontecimientos económicos europeos y mundiales.

    Como en esta etapa el crecimiento es superior a la media comunitaria (gráfico1) se vuelve a reactivar el proceso de convergencia con la rpc comunitaria:

    Del 72% al 77% de la rpc media de la UE.

    En esta etapa (1985-1994) se distinguen dos fases:

  • 1985-89: Fase expansiva del ciclo

  • 2) 1990-94: Fase recesiva del ciclo.

    Se trata también de una etapa de recuperación de las tasas de crecimiento en la economía mundial donde cobran gran auge:

    - El cambio tecnológico acelerado

    - La globalización (interrelación creciente de las economías a nivel mundial) tanto comercial, productiva (EMN) como, sobre todo, financiera.

    4ª Etapa: la etapa en curso: 1995 - 2004

    Entre 1995 y 2004 nos encontramos con dos fases diferenciadas:

    95-00 con tasas de crecimiento en torno al 4%

    01-02 con tasas inferiores de crecimiento

    (00- 4,2%/01- 2,8/02- 2/03- 2,3 /04-2,7)

    A pesar de haberse producido una cierta ralentización en las tasas de crecimiento, como han sido superiores a la media de la UE, se ha mantenido el proceso de convergencia con la economía comunitaria (Gráfico 2).

    PIBpc en relación a la UE (Miles de Euros en PPC)

    (95 - 78,2%/00-82,3/03-85,8 %)

    04- 87,4% PPA- UE15 (95% PPA- UE25)

    Esta etapa se caracteriza en el conjunto (a pesar de la reducción en las tasas de crecimiento en los últimos años) por la combinación de un apreciable crecimiento de la renta per cápita con una gran estabilidad macroeconómica, resultado sobre todo de los ajustes realizados para asegurar el buen funcionamiento del euro:

    . Bajo nivel de inflación (con un cierto repunte paralelo a la reducción de las tasas de crecimiento)

    IPC: 00-4%/01- 2,7%/02- 4%/03 - 2,6 %/04 - 3,1%/05:3,7%

    . Mantenemos diferenciales de inflación positivos con respecto a la media comunitaria.

    . Reducción del déficit público /en parte por: venta de empresas públicas, subastas de licencias de móviles,...

    . Tipos de interés más bajos

    . Reducción de los niveles de paro.

    Esta estabilidad ha sido consecuencia de las medidas de política económica adoptadas para cumplir las condiciones que daban acceso a la moneda única europea (euro) y, una vez logrado esto, para asegurar su buen funcionamiento.

    Destaca también en esta etapa la recuperación del empleo (tasa de paro España 1999: 15%/ 04 - 8,7%), motivada por la buena marcha de la economía fase y por los cambios realizados en las formas de contratación (la reforma de 1984 del Estatuto de los Trabajadores y las reformas posteriores). El lado negativo de esta recuperación del empleo lo constituye la dualidad creada en el mercado de trabajo (contratos fijos - contratos temporales) (2004: los trabajadores temporales constituyen el 30,6 % de los ocupados, proporción que duplica la media europea)

    2. CARACTERÍSTICAS DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO ESPAÑOL

    En el período que estamos considerando (1961-2000) y en relación a la media comunitaria podemos mencionar las siguientes características:

    1ª) La economía española crece por encima de la media comunitaria (media de los países comunitarios)

    Tomando como indicador la rpc, la economía ha crecido a una tasa anual del 3,3%, por encima holgadamente -en 0,9 puntos porcentuales por año- de la media de los países comunitarios. (UE: 3,3-0,9=2,4%) Y actualmente sigue la misma tónica. Así pues, en este largo periodo, España ha superado el ritmo de avance de las naciones europeas más maduras.

    Esto viene a respaldar (confirmar) la hipótesis de que los países más atrasados, cuando se cumplen determinadas condiciones, muestran una mayor capacidad de crecimiento que los países más maduros o avanzados. De hecho, en el período que consideramos, el crecimiento ha sido mayor que la media en los demás países comunitarios de menor nivel de desarrollo: Italia, Portugal, Grecia e Irlanda. (Irlanda crecimiento: 2000=10,5%)

    En todo caso, la elevada expansión de la producción en España ha multiplicado la Renta Nacional por 5 en un plazo inferior a medio siglo, transformando radicalmente la estructura económica y social del país.

    2ª) El crecimiento presenta la misma tendencia que en los países comunitarios. No obstante haberse incrementado con más rapidez, el perfil temporal seguido por la renta per capita española se asemeja mucho al de los países comunitarios (GRAFICO 1).

    Es decir, las fases expansivas en Europa corresponden a fases expansivas en la economía española

    Y las fases recesivas en Europa corresponden a fases recesivas en la economía española.

    Esto indica que la economía española participa del mismo ciclo económico que los países comunitarios (que participa de los mismos acontecimientos económicos fundamentales que afectan a los países europeos), incluso desde antes de pertenecer formalmente a la CEE.

    3ª) Los cambios al pasar de una etapa a otra son más pronunciados

    Es decir, en las etapas expansivas (61-74/ 85-89/ 1995) crece más que la media comunitaria, mientras que las etapas de crisis son más fuertes (crece menos): las crisis y los ajustes adquieren mayor profundidad. La destrucción de empleo es más acusada.

    Por eso los procesos de convergencia/divergencia que se registran respecto a la rpc comunitaria: los períodos de expansión están asociados a procesos de convergencia con la rpc UE y los períodos de recesión con los de crisis.

    Así, los efectos sobre la economía española del encarecimiento del precio del petróleo en la segunda mitad de los 70 fueron más intensos y se vieron amplificados por fuertes subidas en los salarios en el marco del proceso de transición política hacia la democracia. La renta per cápita, de crecer la 6,1% hasta 1974, paso a hacerlo al 0,5% hasta el 84 para aumentar luego al 2,6 %. El lento crecimiento en el periodo de crisis supuso un retroceso en el proceso de convergencia de España con la rpc media comunitaria que hasta entonces había sido muy rápido, reactivándose solo en 1985 (Gráfico 2).

    4ª) Las fluctuaciones que se producen en cada una de las cuatro grandes etapas consideradas poseen un carácter más marcado en España.

    Este es un rasgo que puede considerarse normal si el término de comparación escogido es una zona geográfica de mucho mayor dimensión, como la UE, cuya evolución es el resultado de la agregación de los comportamientos de los países integrantes, a menudo contrapuestos y con tendencia a anularse entre sí.

    Además de esto, las mayores fluctuaciones del PIB español son consecuencia del proceso de homogeneización política y económica que ha vivido España con los países de su entorno durante el periodo que se está estudiando.

    Las etapas de mayor expansión siguen a movimientos de apertura al exterior realizados por la economía española (los dos grandes momentos de apertura al exterior: el final de la etapa de autarquía y el ingreso en la UE)

    Los años de mayor crecimiento son:

    - (60) la década de los 60: el crecimiento de esta etapa coincide con el final del período de autarquía y la consiguiente apertura al exterior.

    - (70) el elevado crecimiento de los años 1972 y 1973 coincide también con un proceso de apertura al exterior, de desarme arancelario, tras la firma del Acuerdo Preferencial Comercial con la CEE en 1970, muy beneficioso para España.

    - (80) la fase expansiva 1985-89 coincide con el ingreso, tardío, en la CEE.

    Parece que todos estos acontecimientos suscitaron expectativas favorables entre los agentes económicos, al clarificar su futuro y orientarlo hacia objetivos compartidos por el resto de los países comunitarios.

    De modo similar, la pronunciada desaceleración del avance en la renta per cápita alrededor del año 1980 es fiel reflejo de la mayor profundidad de la crisis económica española, debida en parte a su coincidencia con la transición política, desde la dictadura a la democracia.

    Siguiendo esta argumentación. La mayor semejanza de la evolución cíclica de la economía española con la comunitaria desde 1995, debe ser en gran medida atribuida a la similitud de las políticas aplicadas en el periodo de aproximación a la instauración de la moneda común y posteriormente. No obstante, el efecto de la política monetaria común ha sido más expansivo para España, lo que contribuye a explicar que la etapa recesiva de los años 2002 y 2003 haya sido menos intensa.

    3. DETERMINANTES DEL CRECIMIENTO A LARGO PLAZO

    Hemos asociado crecimiento con rpc

    Entonces, podemos preguntarnos: ¿cómo se consigue incrementar la rpc?

    Un  de rpc puede conseguirse por dos vías:

    1ª vía): porque se incrementa la tasa de empleo, es decir, aumenta el número de empleados (ocupados) en relación a la población total; esto significa que aumenta el porcentaje de la población que realiza actividades productivas (hay más gente que trabaja).'{UE}'
    '{UE}'

    Se  esta relación: '{UE}'
    '{UE}'
    '{UE}'
    <= Tasa de Empleo (de ocupación) de la población.>

    2ª vía): porque se incrementa la Productividad del Trabajo, es decir, aumenta el rendimiento obtenido por cada empleado.

    Se  esta relación= '{UE}'
    <= Productividad del Trabajo (PT)>

    De hecho, la rpc no es sino el producto de estas dos relaciones <(Tasa de Empleo x PT)> y su tasa de variación puede calcularse, de forma aproximada, por la suma de las tasas de variación de ambas:

    Sabemos que rpc= '{UE}'

    Si multiplicamos numerador y denominador por la Población Empleada

    Rpc= '{UE}'

    <Aquí tenemos dos cocientes o relaciones:

    '{UE}'
    =Tasa de Empleo de la población

    '{UE}'
    = PT >'{UE}'

    Por tanto:

    rpc ='{UE}'
    '{UE}'
    x '{UE}'
    = Tasa de Empleo x PT

    Por tanto, como se ha indicado anteriormente, la rpc no es sino el producto de estas dos relaciones <(Tasa de Empleo x PT)> y su tasa de variación puede calcularse, de forma aproximada, por la suma de las tasas de variación de ambas: '{UE}'

    Vamos a ver cuál ha sido el papel de cada uno de estos componentes en el crecimiento de la economía española:

    Ya hemos visto que el crecimiento económico (incremento de rpc) se debe al incremento de la tasa de empleo y de la PT.

    Vamos a ver cuál ha sido el papel de la PT y de la tasa de empleo en el crecimiento de la economía española (CUADRO 1): <se repite luego en Papel del empleo>

    * PERIODO 1961-2004

    Cuando se considera todo el período objeto de análisis, 1961-2002, vemos que el crecimiento económico en España (al igual que en el resto de los países comunitarios y a diferencia de Estados Unidos y Japón) se ha basado de forma decisiva en el aumento de la productividad del trabajo. Lo cual se refleja en una escasa generación de empleo, bloqueando el aumento en el porcentaje de población total empleada, es decir, la tasa de empleo, que se encuentra entre las más bajas de la UE.

    Tasa crec. PIBpc= Tasa crec. Productividad + Tasa crec. Tasa empleo

    3,3 = 3,2 + 0,1

    <no se MULTIPLICAN, SE SUMAN, porque son tasas de variación. Pero

    rpc= Tasa de Empleo x PT>

    El hecho de que en economías con desempleo, como las europeas, el crecimiento haya descansado exclusivamente en el aumento de la productividad, con escasa incidencia sobre la ocupación, puede explicarse por dos factores: uno de orden técnico y otro económico.

    1.- Factor técnico: Se basa en la hipótesis de que las empresas europeas, condicionadas por el tipo de productos que fabrican y por la competencia externa (Estados Unidos tiene un mayor nivel de productividad), no hayan podido elegir técnicas con una combinación entre capaital y trabajo adecuada para garantizar el empleo de toda la población, cualquiera que fuese su cualificación.

    2.- Factor económico: Se parte de suponer que no ha existido suficiente flexibilidad en los mercados de factores y productos, de forma que los excesos de oferta o de demanda se reflejaran en alteraciones de los precios; de no haber existido rigideces, el desempleo habría provocado un descenso del nivel de salarios reales capaz de eliminarlo.

    Este factor ha tenido importancia en la economía española (gráfico 3), ya que los años en que la productividad del trabajo aumenta más que la rpc, disminuyendo por tanto la tasa de empleo, son los menor crecimiento de la producción total, cuando también los salarios reales (y los beneficios empresariales de los sectores más protegidos de la competencia) se resisten a suavizar su crecimiento, impulsando al alza la productividad a través del descenso del empleo.

    Sin embargo si hacemos una partición y tomamos dos subperiodos:

    * PERIODO 1961-1985

    Tasa creciemiento PIBpc= Tasa crec. Productividad + Tasa crec. Tasa empleo

    3,7 = 5 - 1,2

    Se observa que durante este periodo el crecimiento de la rpc descansa de manera absoluta en el crecimiento de la productividad, con un importante descenso de la tasa de empleo. Siendo esta una pauta común para casi todos los países comunitarios, con un comportamiento distinto en el caso de Estados Unidos y Japón.

    La tasa de variación del PIBpc es la suma de las tasas de variación de ambas.

    si  PT>  rpc !Tasa de Empleo (los años en que la PT aumenta más que la rpc, disminuyendo, por consiguiente, la tasa de empleo...)

    * PERIODO 1986-2004

    Tasa creciemiento PIBpc= Tasa crec. Productividad + Tasa crec. Tasa empleo

    2,8 = 1,1 + 1,7

    Desde 1986, el crecimiento económico en España, como en el resto de Europa parece haber obedecido a otra pauta, con una mucho mayor capacidad de generar puestos de trabajo y un menor apoyo en el aumentode la productividad.

    España ocupa un lugar muy destacado en este cambio, que tiene que ver sobre todo:

    • Con la adopción de medidas liberalizadoras del mercado de trabajo,

    • La presión ejercida por el elevado paro entre la población activa y

    • La masiva incorporación de inmigrantes a la oferta de trabajo, sobre todo en el segmento de menor retribución salarial.

    No obstante, este cambio en la pauta de crecimiento económico ha coincidido en España con una notable desaceleración del avance de la productividad del trabajo desde 1995, que resulta muy preocupante porque solo de modo parcial se puede atribuir al abaratamiento del factor trabajo. Es sobre todo un reflejo de la limitada capacidad de innovación de la economía española. Podría decirse que la preocupación por el empleo, sin dejar de ser primordial, ha cedido paulatinamente el paso a la preocupación por la productividad.

    4.- EL PAPEL DE LA PRODUCTIVIDAD DEL TRABAJO EN EL CRECIMIENTO

    Sabemos que el crecimiento económico puede conseguirse bien porque se incrementa el porcentaje de población que realiza actividades productivas (relación entre empleados y población total) o bien porque se incrementa el rendimiento o la productividad por trabajador (relación entre renta y número de empleados).

    Sin embargo, ello no significa que el crecimiento pueda lograrse indistintamente por cualquiera de estas dos vías, ya que existen límites para el aumento de la tasa de ocupación de la población, derivados de factores demográficos, culturales y sociales. Además, dicho aumento depende de la ampliación de la capacidad de producción, y ésta es tanto más alta cuanto mayor es la eficacia con que se producen los bienes y servicios, lo que, a su vez, depende del rendimiento de la mano de obra empleada. La PT aparece así, como la pieza clave del crecimiento, razón por la que ha sido objeto de múltiples análisis teóricos y empíricos.

    La teoría convencional del crecimiento explica el aumento de la productividad del trabajo partiendo de una función agregada de producción a través de dos factores:

    ¿Qué factores hacen posible el incremento de la PT?:

    A) La mayor capitalización de las explotaciones (aumento en el capital por trabajador, o intensificación de capital).

    B) La mejora en la eficiencia conjunta del trabajo y el capital aplicado al proceso productivo o mejora en la productividad total de los factores, que llamaremos progreso técnico, por ser el avance tecnológico su principal determinante.

    Dicho en otros términos, el trabajo aumenta su productividad porque dispone de mayores medios de capital o porque el rendimiento global del proceso productivo aumenta. Ambos factores operan en cualquier economía.

    Si analizamos la evolución de ambas variables para la economía española a precios constantes de 2004 (Gráfico 4) :

    • 57 % imputable al aumento en el capital por trabajador

    • 43 % imputable a los avances en la eficiencia global del proceso productivo

    La desaceleración en el ritmo de crecimento de la productividad desde la segunda mitad del decenio de 1970 se justifica, en gran medida, por la que se produce al mismo tiempo en el capital por trabajador. Algo que puede aplicarse a la mayoría de las economías desarrolladas.

    El aumento del capital por trabajador en la economía española, de crecer a una tasa anual media superior al 10 %, antes de 1975, pasa a hacerlo a otra inferior al 2 % en la última década.

    Esta evolución, es plenamente normal, teniendo en cuenta la gran dimensión alcanzada ya por el stock de de capital de la economía española , y por consiguiente, de la dificultad de aumentarlo sin incrementar la tasa de inversión sobre el PIB ( el peso que representa la formación bruta del capital fijo), que se ha mantenido relativamente estable en torno al 21% en los últimos 20 años, un valor superior a la media comunitaria.

    Como en toda economía madura, en la española el crecimiento ha tendido que hacerse cada vez más lento y más dependiente de los avances en el progreso técnico (es la manifestación de los rendimientos decrecientes en la acumulación del capital).

    Pero siguiendo una pauta común a las demás economías desarrolladas, el progreso tecnológico también ha ido reduciendo su ritmo de avance, dada la creciente dificultad de generar nuevas ideas. No obstante, el escaso avance que registra en España desde 1995 resulta extremadamente preocupante, y es la razón del limitado aumento de la productividad del trabajo.

    4.1 CAUSAS QUE EXPLICAN EL AVANCE DEL PROCESO DE CAPITALIZACIÓN

  • La necesidad de introducir progreso técnico incorporado en los nuevos bienes de capital. La creciente presencia de empresas de capital extranjero en España, con una gran capacidad para crear e incorporar nuevas tecnologías, ha propiciado el uso de técnicas más intensivas en capital.

  • El encarecimiento del factor trabajo respecto al capital, favorecedor de la sustitución de trabajo por capital.

  • El incremento en el PIB del peso de industrias y servicios intensivos en capital físico.

  • El impulso de las infraestructuras, que han recibido un notable apoyo financiero de la política de cohesión de la Unión Europea desde la incorporación de España hace ya 20 años.

  • 4.2 CAUSAS QUE EXPLICAN EL AVANCE DEL PROGRESO TÉCNICO

    1. El propio avance en el capital físico por trabajador

    tiene efectos so­bre la productividad del trabajo superiores a los que se le atribuyen direc­tamente, pero difíciles de cuantificar.

    A.- Porque las medidas monetarias del capital no tienen en cuenta los cambios en la eficiencia de las máquinas y equipos que lo componen.

    B.- Porque el uso de más capital, de mayor eficiencia, posee efectos externos positivos sobre la destreza de la mano de obra y sobre la capacidad de innovación tecnoló­gica de las empresas.

    C.- Porque no todos los componentes del ca­pital físico poseen los mismos rendimientos en términos del producto ob­tenido, existiendo algunos, como las infraestructuras, cuyo impacto sobre el aumento del producto es muy alto.

    En todo caso, la importancia de este factor parece fuera de duda, con sólo tener en cuenta que la ralentización en el ritmo de avance del progreso técnico durante las dos últimas décadas coincide, a grandes rasgos, con la desaceleración en el avance del capital por trabajador.

    2.- La mejora en el capital humano

    Entendido éste como el volumen de conocimientos de la población trabajadora a través de la edu­cación, el aprendizaje y la experiencia laboral, aumenta el rendimiento del trabajador, que, de esta forma, no sólo se equipa con medios mecánicos, sino también con mayores conocimientos. Éste es un aspecto que ha conocido un desarrollo muy importante en España, sobre todo en la segunda parte del largo período que se está analizando. Los años medios de estudios realizados por la población española mayor de 25 años eran tan sólo de cinco en 1960 y aún de seis en 1980, mientras que en la actuali­dad alcanzan ya la cifra de 8,5 , cada vez más cerca de la media comunitaria (10,5).

    3.- El avance en el conocimiento científico

    Y su aplicación a la produc­ción, con el fin de obtener nuevos procedimientos más eficaces y nuevos bienes y servicios de mayor valor.

    - Con los nuevos procedimientos más eficaces se eleva la productivi­dad del trabajo mediante el ahorro de mano de obra por unidad de produc­ción;

    - Con la generación de bienes y servicios de mayor valor se eleva la productividad mediante el aumento del valor real del producto obtenido por cada trabajador.

    4.- Otro conjunto complejo de factores, de índole estructural e institucio­nal, como:

    • La apertura al comercio exterior

    • El cambio en la estructura pro­ductiva

    • El respeto a las leyes y las instituciones

    • El control de la inflación

    De cuyos efectos positivos existe suficiente constancia y justificación teóri­ca, aun cuando son más difíciles de aislar o cuantificar que los restantes. Algunos, como la apertura a la competencia externa, han actuado de forma permanente, mientras que otros han sido importantes sólo en algunas eta­pas: el cambio en la estructura productiva en los primeros decenios y el control de la inflación en los últimos, dentro del período considerado. Va­rios de ellos han originado cambios de relieve en la organización y en las bases de funcionamiento de la economía.

    4.3 EL LENTO AVANCE DEL PROGRESO TÉCNICO EN ESPAÑA

    En todo caso, es obligado volver sobre la relación directa entre el lento avance de la productividad del trabajo y el aumento del progreso técnico en los años más recientes, pues constituye el centro del debate actual acerca de la situación económica española. Si se descuenta el efecto positivo del aumento del capital humano, el progreso tecnológico propiamente dicho registrado por la economía española desde 1995 puede considerarse cercano a cero.

    En España, a través de la inversión en educación y en investigación tecnológica se crearon muy pronto las condiciones económicas y sociales necesarias para una continua asimilación del avance científico logrado en el mundo durante las últimas décadas. Como otros muchos países, España ha accedido a este avance científico a través de muy diversas vías, entre las que destacan:

    • Importación de equipos.

    • Contratación de patentes, licencias y marcas con empresas extranjeras.

    • Instalación de empresas extranjeras en el territorio español.

    Pero aparte de favorecer la asimilación del avance científico proveniente del exterior, el esfuerzo tecnológico de un país ha de ser capaz de crear nuevos conocimientos, susceptibles de aumentar la productividad. De hecho, conforme una economía se desarrolla, la capacidad de innovación propia se vuelve fundamental, ya que es necesaria para lograr avances en el progreso tecnológico. En este sentido, el esfuerzo tecnológico español se ha revelado siempre como muy reducido:

    • La proporción de los empleados que realizan actividades de I+D es sólo un tercio de la que tienen los países líderes en innovación (USA, Japón, Alemania, Francia y Reino Unido).

    • El gasto en I+D sobre el PIB es inferior a la mitad del que tienen estos países.

    • El porcentaje de patentes registradas por las empresas españolas en las oficinas internacionales de patentes es muy reducido.

    A medida que la economía española se desarrolla se desvela la capacidad limitada que posee España para la innovación, lo que explica el lento avance del progreso tecnológico registrado por la economía desde 1995.

    Este hecho, sorprendente y preocupante, debe atribuirse a la escasa capacidad tecnológica que tradicionalmente ha mostrado España y se ha puesto de manifiesto cuando la incorporación de nuevas tecnología procedentes de los países más adelantados se ha hecho más difícil, debido al alto desarrollo alcanzado y a la ralentización de la entrada de inversión extranjera.

    Además, han aumentado las desinversiones, particularmente en manufacturas, pues las empresas multinacionales buscan ahora localizarse en otros países menos desarrollados, entre ellos en los de Europa oriental y central, recientemente integrados en la Unión Europea.

    En función de lo expuesto, resulta obvio que España necesita urgentemente reforzar su capacidad de innovación, como mecanismo de incremento de la productividad del trabajo. Sólo de esta manera podrá afrontar los dos retos que amenazan de forma más inmediata la sostenibilidad de su crecimiento en los años próximos:

    • La competencia industrial de las economías emergentes, y en particular de sus nuevos socios comunitarios.

    • La drástica reducción de los fondos de cohesión recibidos de la UE, que podrían recortar el crecimiento anual del PIB en varias décimas de punto.

    RECUADRO 2. Vamos a considerar una función <agregada> de productividad <producción en el libro> <si consideramos L constante, podría ser función de producción>

    Representamos en abscisas la relación Capital/Trabajo ( '{UE}'
    = k )

    K: capital físico total utilizado por la economía

    L: Población Empleada

    K (minúscula): nivel de capitalización

    y en ordenadas la PT ('{UE}'
    = y )

    Y: PIB (Renta)

    L: Población Empleada

    y: PT

    la función de productividad es una curva cóncava respecto a abscisas, que depende (es función de ) del nivel de capitalización(k) <

    Englobamos en  otros factores que aumentan el nivel de eficiencia del proceso productivo y consideramos  constante)

    =

    y1^`

    y1

    yo¨

    yo

    ko k1

    Si aumentamos la relación Capital/Trabajo (de ko a k1) nos movemos a lo largo de la curva y la PT pasa de yo a y1.

    Pero si se incrementa la eficiencia global del proceso productivo y pasa de ser 0 a ser 1) la curva se desplaza hacia arriba

    (ahora la curva es f(k, 1) de tal forma que para cada nivel de capitalización (relación Capital/Trabajo) se obtiene una mayor productividad (yo^, y1^)

    5.- TRANSFORMACIONES ESTRUCTURALES

    A largo plazo el crecimiento de la renta per cápita va acompañado de determinadas transformaciones estructurales que favorecen su crecimiento o hacen más equitativa su distribución entre la población. España tampoco ha sido en esto diferente a las demás economías durante el período que se está considerando. Se van a destacar cuatro cambios de esa naturaleza. Las transformaciones estructurales más importantes han sido:

    1.- CAMBIO EN LA ESTRUCTURA PRODUCTIVA

    El primero de ellos es el cambio de la es­tructura productiva, en favor de la industria y los servicios y en detrimento de la agricultura ("desagrarización”).

    Esta transformación estructural incide positivamente sobre la renta per cá­pita de la economía:

    • en las primeras fases de industrialización, debido a que la productividad del trabajo es mayor en la industria y los servicios que en la agricultura, por tratarse de actividades más intensivas en capital;

    • en etapas más avanzadas del desarrollo económico, porque aumenta el producto por trabajador en la agricultura, conforme se moderniza ésta.

    El cuadro 3 muestra el profundo cambio que ha sufrido el empleo en los países desarrollados durante el último tercio del siglo. Sobresale, con todo, el cambio en los más atrasados.

    En 1960, casi un 40% de los trabajadores españoles estaban ocupados aún en la agricultura; en 2003,menos del 6%. Descenso en la ocupa­ción agraria que se produce en favor de los servicios. Y también tiende a descender el peso de la industria en el empleo agregado, sin que, no obs­tante, esto suponga una reducción paralela de su importancia en el PIB, que se ha mantenido constante, aun cuando se refieren exclusivamente a las manufacturas.

    Este cambio se ha producido a favor de la (industria) y los servicios y en detrimento de la agricultura. Es lo que refleja el CUADRO 3:

    Distribución porcentual del empleo entre actividades productivas: EMPLEO (%)

    Agricultura Industria Servicios

    1960 38,7 30,3 31,7

    2003 5,7 30,7 63,6

    2.- APERTURA COMERCIAL AL EXTERIOR

    La segunda transformación estructural de relieve es la apertura comer­cial al exterior, o la exposición a la competencia externa, que puede ser me­dida a través del peso relativo de las exportaciones, de las importaciones o de la suma de ambas en el PIB.

    Puede ser medida a través del peso de la X, de las M o de la suma de ambas en el PIB:

    '{UE}'
    '{UE}'
    '{UE}'

    Transformación impulsada por la necesi­dad de aprovechar las ventajas de especialización que ofrece el comercio exterior, que favorecen la eficacia del proceso productivo y, por ende, la capacidad de crecimiento. Transformación tanto más necesaria cuanto menor dimensión territorial y poblacional posee una nación, porque me­nor es entonces su capacidad de autoabastecimiento y mayor la limitación que impone el mercado interior a la consecución de economías de escala.

    Medida esta apertura en % de X de bys sobre PIBpm corriente '{UE}'
    supone:

    1960: 8,3% Un nivel muy inferior al de las economías europeas

    2004: 27% En un rápido proceso de apertura se coloca al nivel de países como Alemania o Francia

    La economía española partía en 1960 de un nivel sensiblemente infe­rior de exposición a la competencia externa al de las economías europeas más avanzadas (aunque similar al de otras de mayor dimensión, como Ja­pón), para conocer después un proceso de apertura más rápido, de forma que en 2004 alcanza el nivel de países como Francia (25,8%), que ha formado parte de la Unión Europea desde el fundacional Tratado de Roma

    de 1957.

    Una apertura a la competencia externa que, acompañada de una menor regulación de los mercados interiores, ha ejercido sin duda un efec­to favorable sobre el crecimiento, y tanto a corto como a largo plazo, al fa­vorecer una mayor especialización productiva.

    No en vano, el crecimiento ha sido más rápido en las épocas que han seguido a la reducción de barre­ras proteccionistas.

    3.- LA MAYOR IMPORTANCIA DE LAS ADMINISTRACIONES PUBLICAS

    El tercer cambio estructural seleccionado es la ampliación de los recur­sos públicos o, lo que es lo mismo, la mayor importancia de las Administra­ciones Públicas, que puede ser medida por el aumento de peso del gasto público en el PIB.

    '{UE}'

    En España se ha pasado del 14,8% en 1960 (un nivel muy inferior al de los países europeos) al 40,5% en 2004 (media UE 48%).

    Éste es un hecho empírico generalizado que ha afectado muy positivamente a la distribución de la renta, aunque quizá a cambio de ralentizar el crecimiento.

    1. Productivo: inversiones públicas en infraestructuras (transporte, energía, comunicaciones,...)

    Incrementa la productividad del sector privado e incide de forma directa y positiva en el crecimiento.

    2. Productivo- social : Consumo Público: salud, educación,...

    Tiene carácter productivo y redistributivo

    3. Social: transferencias: desempleo, pensiones,...

    Mejora la distribución de la renta (efectos redistributivos)

    Pues, en efecto, si bien

    • una parte de gasto públi­co ha estimulado la productividad del sector privado, favoreciendo la acu­mulación de capital en sus diversas formas (infraestructuras de toda índo­le, tanto económicas -transporte, comunicaciones, energía, investigación y desarrollo- como sociales -educación y sanidad-),

    • la vertiente de los recursos públicos que ha revelado un mayor dinamismo ha sido la de transferencias (pensiones, desempleo...), favorecedora del consumo, en lu­gar de la inversión, dado que los perceptores de subsidios poseen mayori­tariamente bajos o moderados niveles de ingresos.

    Una mejor combinación de efectos productivos y distributivos del gasto público se habría logrado con un mayor impulso de las infraestructuras sociales, en particular de la educación, dado que ésta constituye una vía muy importante de distribu­ción de renta, no reñida con la eficiencia.

    4.- MAYOR EQUIDAD EN LA DISTRIBUCIÓN DE LA RENTA

    Finalmente, la cuarta y última transformación estructural es la mayor equidad en la distribución de la renta, en sus tres vertientes, funcional, per­sonal y espacial.

  • Distribución funcional

  • Que distingue la pro­porción de la renta que recibe cada uno de los dos principales factores productivos, trabajo y capital, es claramente observable el aumento de la proporción del PIB que corresponde a la remuneración de los asalariados, pero ello se debe a la asalarización gradual de la población que acompaña al crecimiento económico. Cuando se descuenta este efecto, la distribución del PIB al coste de los factores entre rentas del trabajo y rentas del capital tiende a permanecer constante a largo plazo.

    No obstante, en los últimos años muchos analistas muestran su preocupación por el descenso del peso de las rentas del trabajo en la renta nacional que los países de la UE registran desde hace 30 años.

    b) Distribución personal

    El aumento de la equidad es, no obstante, mucho más claro desde la óptica de la distribución personal, al mismo tiempo la más importante. El peso relativo de la renta acumu­lada en el décimo (decila) de población con más riqueza tiende a descen­der prácticamente en todos los países.

    En España, en concreto, tras un em­peoramiento en la distribución durante los decenios de 1950 y 1960, se produce una continua mejora desde entonces, particularmente durante el decenio siguiente. El empeoramiento inicial no resulta muy extraño, pu­diendo considerarse como un reflejo, algo anacrónico quizá en una etapa tan tardía, de la evidencia de algunos estudios empíricos de que en los momentos iniciales de la industrialización, la distribución se hace menos equitativa.

    c) Distribución espacial

    También ha acompañado al crecimiento de las diferentes economías, incluida la de España, una mayor equidad en la distribución espacial de la renta, esto es, entre las principales demarcaciones territoriales que pueden distinguirse en el territorio nacional.

    Midiendo esta mejora a través del coeficiente de variación de la renta per cápita entre regiones, España pasa de tener uno de los valores más altos de la Unión Europea en 1960 a alcanzar otro más semejante al de los países más avanzados dentro de ella.

    Por lo demás, tanto en el caso de España como en el de otros países eu­ropeos, esta mayor equidad espacial ha ido acompañada de una concentra­ción de la producción y de la mano de obra en determinadas regiones, lo que implica una elevada emigración interregional.

    Se puede añadir que la mayor equidad en la distribución de la renta, en todas sus facetas, ha debi­do ejercer un efecto favorable sobre el crecimiento, al asegurar la vertebración social y la estabilidad institucional, factores imprescindibles para una eficaz asignación de los recursos.

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    06-07 Lecciones de economía española - 7ª Edición

    Tema 5: MERCADO DE TRABAJO

  • Los colectivos que participan en el mercado de trabajo

  • Caracterización del mercado de trabajo en España

  • Flujos migratorios y mercado de trabajo

  • Factores explicativos del desempleo en la economía española

  • La política de mercado de trabajo

  • 1.- LOS COLECTIVOS QUE PARTICIPAN EN EL MERCADO DE TRABAJO

    - Población potencialmente activa:

    Es toda aquella población que cumple el requisito de edad mínima (16 años) establecida para poder acceder al mercado laboral. No obstante no todas estas personas acaban participando activamente en el mercado de trabajo

    - Población activa:

    Este colectivo constituye la fuerza de trabajo, es decir, la oferta laboral. Está integrada por todas aquellas personas que disponen de un empleo o llevan a cabo una actividad económica remunerada (población ocupada), y también aquellas otras que pese a desear y estar en condiciones de desempeñar una actividad económica, no han encontrado un empleo (población parada)

    En cambio no forman parte de la población activa, sino que pasan a engrosar el colectivo de inactivos, quienes realizan alguna labor sin ningún tipo de retribución económica (amas de casa, estudiantes..) y los que no realizan ninguna actividad económica (jubilados o incapacitados para trabajar).

    - Población ocupada:

    Incluye a todas aquellas personas que llevan a cabo una actividad económica remunerada, sea por cuenta ajena (asalariados) o por cuenta propia.

    - Población parada:

    Es la parte de la población activa que, aunque no esté realizando una actividad económica, está buscando trabajo de forma activa y se halla en condiciones de empezar a trabajar en breve plazo.

    - Tasa de actividad:

    Mide la proporción de la población potencialmente activa (con edad mínima de 16 años) que, finalmente, decide participar de forma activa en el mercado de trabajo. Factores económicos como las expectativas sobre la marcha de la economía y las probabilidades de encontrar empleo, pero también factores sociales o culturales, como las pautas de incorporación de la mujer al mercado de trabajo, determinan la tasa de actividad.

    Tasa de actividad = Activos x 100

    Población potencialmente activa

    - Tasa de ocupación:

    Se define como la proporción que representa la población ocupada respecto a la población potencialmente activa.

    Tasa de ocupación = Ocupados x 100

    Población potencialmente activa

    - Tasa de paro:

    Constituye el indicador más utilizado para sintetizar la situación laboral de un área geográfica concreta. Se trata de la proporción que supone la población desempleada respecto de la población activa.

    Este indicador, por lo tanto, puede modificarse, bien por cambios en el paro, a raíz de variaciones en la ocupación, o bien por alteraciones en el volumen de activos (por ejemplo, por una modificación en la tasa de actividad). De esta forma, pese a tener tasas de ocupación equivalentes, el país que muestre una mayor tasa de actividad, tendrá también una mayor tasa de paro.

    Tasa de paro = Parados x 100

    Activos

    2. CARACTERIZACIÓN DEL MERCADO DE TRABAJO EN ESPAÑA

    2.1- EVOLUCIÓN DEL MERCADO DE TRABAJO EN ESPAÑA

    AÑOS 60:

    - Se lleva a cabo el proceso de industrialización. Fuerte proceso de crecimiento económico.

    - Falso equilibrio en el mercado de trabajo: reducida tasa de paro (<5%) con escasa creación de empleo.

    AÑOS 70:

    - Inicio de la crisis económica y cambio de las condiciones macroeconómicas.

    - Intensa reducción en la tasa de actividad.

    - Crecimiento del desempleo de forma exponencial, superando ampliamente los niveles de otros países europeos y de USA o Japón.

    AÑOS 80:

    - Se inicia una fase de recuperación de la actividad económica a partir de mediados del decenio de 1980, lo que provoca un nuevo escenario para el mercado de trabajo.

    - Se produce un sustancial aumento de la población activa, debido:

    1.- Al comportamiento cíclico de la tasa de actividad. La reactivación económica provocó la incorporación de personas que antes se habían mantenido al margen del mercado laboral, por carecer de expectativas de encontrar empleo (desanimados).

    2.- La masiva incorporación de la mujer al mercado de trabajo.

    - Cambio en el comportamiento del empleo con fuerte y continuo crecimiento hasta el año 1990. (1985- 23%/ 1990- 17%).

    - Aumento en el nivel de ocupación y disminución cíclica de la tasa de paro.

    AÑOS 90 - ACTUALIDAD

    - El decenio de los 90 se inicia con una breve pero grave recesión en la economía española que se prolonga hasta 1994.

    - Esto implicó una acusada destrucción de empleo y una elevación de la tasa de paro (25% en 1994).

    - A partir de 1995 el crecimiento de la economía española a lo largo del último decenio va posibilitando un gran aumento del empleo y una gran disminución del paro, reduciéndose notablemente las diferencias con la media europea.

    - Podríamos resumir la situación actual:

    1.- Gran disminución del desempleo. Si bien la reducción del paro solo ha afectado al colectivo masculino.

    2.- Notable crecimiento del empleo, que ha permitido la disminución del paro. La creación de empleo ha estado fuertemente concentrada en las actividades terciarias y en la construcción.

    3.- El aumento en la población activa ha impedido una mayor reducción del paro. El aumento se explica por el crecimiento de la población en edad de trabajar y el avance de la tasa de actividad. El fuerte crecimiento de la inmigración en los años más recientes ha tenido una notable incidencia en la evolución de la población activa.

    A principios de 2005 los trabajadores extranjeros superaban los 2,2 millones (casi el 11% de la población activa mientras que 9 años antes no alcanzaban los 200.000.

    2.2 RASGOS DIFERENCIALES DEL MERCADO DE TRABAJO ESPAÑOL

    1.- Con respecto a otros países europeos, el mercado de trabajo español se caracteriza por tener una de las tasas de paro más altas de la UE.

    Tasa de paro (Datos Eurostat diciembre 05)

    Euro zona: 8,4

    UE 25: 8,5

    España: 8,5 (INE da 8,7 en 4º trimestre)

    Tasas más altas: Polonia 17,2%, Eslovaquia 16,1%, Grecia 10,1%, Alemania 9,5% y Francia 9,2%

    2.- Tasa de actividad inferior a la media UE, lo cual implica que el diferencial de la tasa de paro podría ser aun mayor.

    Total 57,72 %

    Varones 68,95%

    Mujeres 46,95%

    3.- Elevada tasa de temporalidad (4º trimestre 2005: 33,77%)

    4.- Escasa presencia del empleo a tiempo parcial (12%)

    2.3 CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN DESEMPLEADA

    1.- El alto porcentaje de mujeres desempleadas. El aumento de la participación laboral femenina no ha podido ser absorbida por la creación de ocupación, más intensa que la media.

    2.- La tasa de paro juvenil casi dobla la tasa media de desem­pleo de la economía. En este caso, la mayor incidencia del paro no se debe al aumento de la población activa, sino a las mayores dificultades para acceder al empleo.

    Existen algunos factores que han favorecido la reducción de la tasa de paro juvenil en las etapas más recientes:

    • la disminución en las tasas de natalidad desde el decenio de 1970,

    • las nuevas formas de contratación (con modalidades dirigidas específicamente a la población más joven) y

    • la ampliación del período de estudios.

    3.- La diferente incidencia del paro según nivel de estudios. Aunque las divergencias son menos acusadas que entre sexos y edades, se observa una disminución de la tasa de paro a medida que aumenta el nivel de cualificación.

    4.- Existen diferencias significati­vas entre las tasas de paro de las Comunidades Autónomas. El desempleo no afecta de forma homogénea en el territorio. Este diferencial viene explicado por:

    • Las diversas características demográficas y sociales,

    • La escasa movi­lidad de la población y, fundamentalmente,

    • las diferentes es­tructuras productivas.

    Dos comentarios finales pueden formularse a partir de lo expuesto.

    Primero: La mayor parte de los desempleados disponen de una estructura familiar en la que otros miembros tienen un empleo, o ingresos relacionados con el trabajo, como pensiones o prestaciones por desempleo.

    Segundo: En segundo lugar, la inci­dencia desigual del paro entre diversos colectivos pone de manifiesto la existencia de deficiencias en el funcionamiento del mercado de trabajo y de obstáculos a la contratación. Estas deficiencias del marco institucional constituyen, sin duda, limitaciones a la capacidad de la economía española para dar ocupación a ciertos colectivos laborales.

    3. - FLUJOS MIGRATORIOS Y MERCADO DE TRABAJO

    Los años más recientes han significado un cambio en las pautas de los flujos migratorios en los países europeos. España no ha sido ajena a esta transformación. Las causas de los procesos migratorios hay que buscarlas:

    - Factores de oferta: disposición de las personas a emigrar, que dependerá de:

    . Factores económicos: las expectativas de obtención de un mayor nivel de renta y una mejora en la calidad de vida.

    . Factores no económicos: las diferencias culturales o de idioma, que pueden ejercer una gran influencia en la propensión a emigrar y en la elección del lugar de destino.

    - Factores de demanda: las necesidades de mano de obra del país de destino.

    La escasez de mano de obra en determinadas actividades puede impulsar a las empresas a demandar factor trabajo en otros países.

    La importancia creciente de los flujos de inmigración en Europa plantea la necesidad de analizar las consecuencias económicas que pueden provocar y más específicamente, los efectos sobre el mercado de trabajo. Pese a que no existe un análisis empírico de las consecuencias que puede tener las inmigraciones en el mercado de trabajo español, pueden sugerirse algunas hipótesis razonables a partir de los estudios realizados para otros países.

    1.- EFECTO SOBRE EL DESEMPLEO

    A menudo se señala que el aumento de la inmigración conducirá a un aumento del desempleo, especialmente en aquellos países donde la tasa de paro es más elevada y existe una importante presencia de parados de larga duración. No obstante esto dependerá de diversos factores como:

    - la cualificación profesional de los inmigrantes

    - el sexo

    - la edad, etc...

    Algunas investigaciones referidas a Europa indican que, si bien a corto plazo el desempleo podría aumentar, a largo plazo el paro disminuiría.

    La menor flexibilidad del mercado de trabajo español y su capacidad de ajuste pueden hacer más costoso y más duradero este tránsito.

    2.- EFECTO SOBRE LOS SALARIOS

    El aumento de la oferta de trabajo que supone la inmigración debería provocar una tendencia a la baja en los salarios. Sin embargo, teniendo en cuenta que la mayor parte de la población inmigrante posee niveles de cualificación bajos, este efecto debe matizarse.

    Previsiblemente, caerían los salarios de los empleos de menor cualificación, mientras que tenderían a aumentar los salarios del factor trabajo complementario, es decir, el más cualificado. No obstante, como diversos trabajos empíricos han señalado, el efecto en la variación de los salarios parece ser más bien reducido.

    3.- EFECTO SOBRE LA PRODUCCIÓN Y EL EMPLEO

    El incremento de la población que provoca la inmigración se traduce, asimismo, en un aumento de la demanda de bienes y servicios en el país de destino, con un efecto favorable en la producción y la demanda de trabajo.

    La población inmigrante puede mostrar también una mayor movilidad geográfica o funcional, aumentando así la capacidad de ajuste del mercado de trabajo a las condiciones cambiantes de la economía. No obstante, esto no debe considerarse como un sustitutivo de la flexibilidad laboral.

    En suma, no hay una conclusión clara sobre las consecuencias económicas de la inmigración en el mercado de trabajo. No obstante, puede afirmarse que la existencia de un mercado laboral suficientemente flexible y con capacidad de ajuste rápido reduce los posibles costes que pueda tener dicho cambio en el volumen y composición de la oferta de trabajo.

    4. - FACTORES EXPLICATIVOS DEL DESEMPLEO EN LA ECONOMÍA ESPAÑOLA

    La exposición que sigue se estructura en función de las tres grandes etapas temporales en que puede descomponerse el perfil de la tasa de paro de equilibrio:

    • Aumento en el período de crisis

    • Persistencia en la década posterior

    • Reducción en los últimos años.

    4.1 LA GENERACIÓN DE DESEMPLEO EN LA ETAPA DE CRISIS (1974-1985)

    Como ya se ha señalado, el aumento del desempleo en la economía es­pañola en la crisis del decenio de 1970 fue consecuencia de una intensa destrucción de puestos de trabajo, y sólo modestamente del crecimiento en la población activa.

    Tres shocks de oferta afectaron a la economía española y a su mer­cado de trabajo durante aquel decenio:

    • el encarecimiento del crudo de pe­tróleo,

    • la desaceleración de los avances de la productividad,

    • el aumento de los salarios reales y de las cotizaciones a la Seguridad Social y

    Estos tres factores se interre­lacionan de forma compleja, haciendo difícil aislar la influencia que cada uno de ellos ha podido tener en la caída del empleo y en la subida del paro.

    1.- El encarecimiento del precio del crudo de petróleo

    Afectó gravemen­te a la economía española, dada su gran dependencia energética.

    El em­pobrecimiento así generado redujo la demanda de trabajo y hubiera exi­gido una reducción del salario real para evitar efectos negativos en térmi­nos de inflación y paro. Como los trabajadores no aceptaron -ni en España ni en la mayoría de los países europeos- la reducción de su poder adquisitivo, el resultado fue una espiral inflacionista acompañada del aumento del desempleo.

    2.- Desacelera­ción en el avance de la productividad total.

    A mediados del decenio de 1970 se produjo una gran desaceleración en el avance de la productividad total. El ritmo de avance remontó algo a principios del decenio siguiente, para iniciar posteriormente una caída tendencial hasta valores cercanos a cero al comenzar el actual siglo. Esta desaceleración se ha registrado en todos los países europeos, si bien ha sido más acusada en aquellos, como España, que en mayor medida se habían beneficiado previamente de la difusión del progreso técnico.

    El menor crecimiento de la productividad exigía como contrapartida un avance del salario real también más lento. Sucedió, no obstante, que el salario real no desaceleró su crecimiento por la dificultad en percibir la ralentización del progreso técnico, así como por no aceptar plenamente las consecuencias que se derivaban de ello. El resultado fue la aparición de una brecha entre el salario real y la productividad que tuvo un doble efecto:

    1.- Reducir la demanda de trabajo.

    2.- Recortar la rentabilidad empresa­rial, lo cual, a su vez, afectó negativamente a la inversión y al empleo.

    El impacto de este efecto sobre el desempleo en la economía española puede estimarse en un aumento de ocho puntos porcentuales en la tasa de paro.

    3.- La subida autónoma del sa­lario real

    A los aspectos anteriores debe añadirse la subida autónoma del salario real, en parte por razones políticas. Así, la transición a la democracia supuso un cambio en la fuerza relativa de las partes negociadoras a favor de los trabajadores, ya que la tensión social asociada a la incertidumbre política se canalizaba a través de reivindicaciones salariales.

    Además, al aumento de la retribución salarial debe añadirse el fuerte avance de las co­tizaciones a la Seguridad Social entonces registrado. En definitiva, mayo­res salarios y mayores cotizaciones sociales condujeron a un fuerte creci­miento de los costes laborales reales (gráfico 4) particularmente intenso hasta 1977.

    Este shock salarial específicamente español explica que la bre­cha entre el crecimiento salarial y el de la productividad sea en el caso es­pañol el doble que en Francia o Alemania.

    Con los Pactos de la Moncloa, los aumentos salariales pasaron a fijarse en función de la inflación prevista y no de la pasada, lo que permitió iniciar un proceso de desaceleración de la inflación y de moderación de las alzas salariales, primero nominales y fi­nalmente, aunque en escasa medida, también reales; proceso que se conso­lidó en la primera mitad del decenio de 1980 mediante diversos acuerdos sociales. Con todo, el aumento del poder negociador de los trabajadores quedó consolidado con la legalización de los sindicatos y la aprobación formal (Ley Básica de Empleo de 1979 y Estatuto de los Trabajadores de 1980) de una negociación colectiva sectorial de amplia cobertura, unos costes de despido elevados y unas prestaciones por desempleo relativamen­te generosas.

    Estos tres factores -shock energético, desaceleración de la produc­tividad y shock salarial - explican el aumento del paro estructural desde principios del decenio de 1970 hasta mediados del siguiente. Debe precisarse, no obstante, que el paro observado creció en mayor medida que el componente estructural, al tratarse de una co­yuntura recesiva, caracterizada por la debilidad de la demanda agregada y un proceso de intensa reestructuración productiva.

    En suma, la combinación de todos estos factores, tanto los shocks de oferta como las circunstancias más coyunturales, condujo a un fuerte aumento del desempleo en la economía española, muy por encima de los niveles que alcanzó tal fenómeno en los restantes países europeos occidentales.

    4.2 LA PERSISTENCIA DEL DESEMPLEO ESTRUCTURAL (1985-1994)

    El decenio comprendido entre 1985 y 1994 comprende un ciclo econó­mico completo,

    • Con fuerte creación de empleo entre 1986 y 1990 y

    • Muy acusada destrucción en el trienio 1992-94.

    Esta elevada sensibilidad del empleo al ciclo, es decir, la alta elasticidad-renta de la demanda de trabajo, es producto de las facilidades aprobadas en 1984 para la con­tratación temporal, que aumentaron la propensión a contratar y a despe­dir. Resulta im­portante destacar que entre 1985 y 1994 se crearon algo más de un millón de puestos de trabajo netos.

    Ahora bien, la traslación de este mayor empleo en un paro más reduci­do fue anulada por la presión de una creciente población activa. El resulta­do fue una relativa estabilidad a largo plazo de la tasa de desempleo, no exenta de oscilaciones anticíclicas.

    Pero, más allá de esta evolución coyun­tural, el desempleo estructural se mantuvo en un valor estable, próximo al 20 por 100, durante todos estos años. Dos son, pues, los resultados fundamentales que conviene ahora explicar:

    • La creación de empleo neto en el conjunto del ciclo.

    • La persistencia del desempleo estructural.

    4.2.1 LA CREACIÓN DE EMPLEO

    Debe precisarse, ante todo, que la creación de empleo no puede ser atri­buida sin más a la flexibilidad introducida con los contratos temporales. La evidencia disponible demuestra que la influencia de tales formas con­tractuales sobre el empleo es a largo plazo poco significativa. Su alcance se percibe, en cambio, de forma especial en el corto plazo, con muchas con­trataciones en las fases de expansión y un gran ajuste a la baja del empleo en las etapas recesivas.

    La creación de empleo a partir de 1985 debe atribuirse más bien a la exis­tencia de dos shocks de oferta positivos de los que se benefició la economía española:

    1.- En primer lugar, la reducción del precio del crudo de petróleo que tuvo lugar a finales de 1985 y que supuso en términos reales la reversión de los shocks alcistas del decenio precedente.

    Su efecto macroeconómico fue un impulso positivo sobre el crecimiento económico y el empleo.

    2.- En segundo lu­gar, la incorporación española a la Unión Europea en 1986 significó:

    • Una ma­yor apertura externa

    • Mayor competencia en el mercado de productos ma­nufacturados.

    Semejante reducción del poder monopolístico de las empresas industriales implicó un estímulo a la eficiencia, la inversión y el empleo.

    5.2.2 LA PERSISTENCIA DEL DESEMPLEO

    La explicación de la persistencia del desempleo estructural a lo largo de toda una década requiere una atención más pormenorizada. En principio, en un mercado perfectamente competitivo, la existencia de una elevada tasa de paro conduciría a un ajuste a la baja del salario real.

    La clave resi­de, pues, en la capacidad del desempleo para reducir el salario real, o, expresado en otros términos, en la elasticidad del salario real respecto al de­sempleo. La evidencia disponible permite comprobar que la economía es­pañola es una de las que presenta una mayor rigidez del salario real respecto al desempleo, de modo que el elevado paro español se ha mostra­do incapaz de inducir un abaratamiento de la mano de obra.

    La sensibilidad del salario real al desempleo depende, en principio, de dos aspectos:

    - el modelo de negociación colectiva y la actuación de los sindicatos y

    - de otro, la actitud y características de los trabajadores en paro.

    A) EL MODELO DE NEGOCIACIÓN COLECTIVA Y LA ACTUACIÓN DE LOS SINDICATOS

    En la economía española, al igual que en los restantes países europeos, la determinación de los salarios se lleva a cabo mediante un proceso de negociación colectiva entre empre­sas y sindicatos. El resultado de dicho proceso negociador depende en par­te de tres aspectos institucionales:

    1.- Del grado de afiliación de los trabajadores a los sindicatos.

    2.- De la cobertura de los convenios co­lectivos, es decir, el porcentaje de trabajadores que se ven afectados por el convenio. En teoría, una mayor cobertura se traducirá en mayores sala­rios, ya que desaparece la posibilidad de que en alguna empresa se esta­blezca un salario más moderado, dado que incluso las unidades no presen­tes en la negociación también deberán pagar el salario fijado en el conve­nio.

    3.- Del ámbito de la negociación:

    • Centralizada para toda la economía;

    • Descentralizada, es decir, realizada en el seno de cada empresa;

    • Sectorial, es decir, conjunta para todas las em­presas de un sector.

    Pues bien, el mercado de trabajo español se caracteri­zaba durante el período considerado

    • Por unos sindicatos con baja afiliación (inferior al 20 por 100), explicable por el predominio de pe­queñas y medianas empresas en el aparato productivo.

    • Por la inexistencia de incentivos a afiliarse, ya que la acción de los sindicatos cubre también a los trabajadores no afiliados.

    • Pese a ello, los asalariados gozaban de una notable fuerza negociadora, derivada de la alta cobertura de los convenios colectivos (cercana al 80 por 100 de los asalariados).

    • Por último, un mode­lo de negociación básicamente sectorial impidió que la alta tasa de paro in­cidiera sobre el salario, ya que éste ni se ajustó a las condiciones de cada empresa ni tomó en consideración la situación económica general de ele­vado paro.

    La presión reivindicativa ejercida por los sindicatos, en un mo­delo de negociación que no facilitaba tomar en consideración los efectos de tal presión salarial sobre el empleo y el paro, impidió el necesario ajuste del salario real.

    B) CARACTERÍSTICAS Y ACTITUDES DE LOS DESEMPLEADOS

    Las características aquí relevantes son aquellas que influyeron en la probabilidad de que los para­dos pudieran ocupar los empleos existentes, ya que cuanto menor sea esta probabilidad más lentamente se ajustará a la baja el salario real y el de­sempleo será más persistente.

    Tales características son, en esencia, dos:

    • La intensidad de búsqueda de empleo por parte de los parados.

    • Su grado de adecuación a las necesidades del aparato productivo.

    1.- INTENSIDAD EN LA BÚSQUEDA DE EMPLEO

    Fue más bien baja a tenor de algunos datos disponibles. Razones:

    • La mayor parte de las personas en paro no tenían responsabilidades familiares a su cargo (sólo una quinta parte eran sustentadores principales de la unidad familiar), ya que el desempleo ha castigado con mayor virulencia a jóvenes y mujeres.

    • Además, un alto porcentaje de los parados (más del 60 por 100) era de larga duración, y es conocido que a medida que aumenta el tiempo en el paro disminuye la intensidad con que se busca empleo (efecto desáni­mo).

    • Por último, las prestaciones económicas percibidas durante el desem­pleo desincentivaron la búsqueda de un nuevo puesto de trabajo, sobre todo por parte de los parados de mayor edad o menor cualificación.

    Así, unos parados desanimados tras un largo período en desempleo, exentos de cargas familiares o con ingresos procedentes de las prestaciones o de acti­vidades no declaradas, buscaron trabajo con intensidad moderada y, pro­bablemente, con poca eficacia.

    2.- POCA ADECUACIÓN DE LOS DESEMPLEADOS A LA DEMANDA DE TRABAJO.

    Esta falta de adaptación se concretó en dos tipos de desajuste:

    • Uno geográfico y otro

    • De cualificaciones,

    que se tradujeron en la coexistencia de un gran nivel de paro y una elevada cifra de empleos vacan­tes.

  • El desajuste geográfico

  • se manifestó -y sigue manifestándose- en enor­mes diferencias interprovinciales de la tasa de paro, producto de la escasa movilidad espacial de la población.

    Esta escasa movilidad encuentra su ex­plicación:

    • En la ausencia de unas diferencias salariales territoriales suficien­temente incentivadoras del desplazamiento;

    • También en que, pese a todo, el paro era alto en todas las provincias, especialmente en el caso de empleos de baja cualificación;

    • Asimismo, en la reducida oferta de viviendas en alquiler, y, por último,

    • En la propia incidencia del paro en las familias, ya que la mo­vilidad hubiera provocado en muchos casos la escisión del núcleo familiar.

  • Desajuste, de naturaleza formativa o de cualificaciones.

    • La elevada presencia de desem­pleados sin estudios o con estudios primarios (alrededor del 40 por 100) o sin experiencia laboral previa no coincidía con el creciente nivel de cualifi­cación profesional que solicitaban las empresas. En este desajuste de cuali­ficaciones influyó, además, el paro de larga duración, ya que, junto al desá­nimo antes mencionado, provocó la obsolescencia de las cualificaciones previamente adquiridas.

    • Una explicación adicional puede residir en las li­mitaciones del sistema de formación profesional reglada, que seguramente se manifestaron en una insuficiente adecuación de los desempleados jóve­nes a los requerimientos derivados de las inversiones empresariales en equipos y tecnología.

    • Un último factor explicativo se halla, sin duda, en la escasa importancia de las políticas activas de mercado de trabajo. Estas políticas activas de mercado de trabajo comprenden el gasto desti­nado a asesorar y apoyar al parado, a formado e, incluso, a subvencionar su contratación. Resulta evidente, pues, que tales políticas aumentan la adapta­bilidad de los desempleados y facilitan un mejor ajuste" entre las cualifica­ciones de éstos y los requerimientos de los puestos de trabajo. Pues bien, a finales del decenio de 1980 España era el país europeo que menos gastaba en políticas activas, aproximadamente una tercera parte del pro­medio de la Unión Europea. Y ello aun cuando padecía una mayor propor­ción de parados de larga duración, los más necesitados de reciclaje.

    • Así, unos parados que buscaron trabajo con insuficiente intensidad ejercieron una escasa presión moderadora sobre los salarios. De igual manera, la incapacidad o imposibilidad de que una parte de los desempleados cubriera los empleos disponibles se tradujo, asimismo, en una menor contención salarial. Llega­dos a este punto procede, pues, identificar las causas últimas que explican ambas características.

      4.3 EL PARO DE LARGA DURACIÓN

      Como se ha podido ver, el paro de larga duración tiene una gran impor­tancia a la hora de configurar la actitud (por el efecto desánimo) y la ade­cuación (por el efecto obsolescencia) de los desempleados. Procede, pues, cuestionarse el origen de este paro de larga duración.

      - Una primera explica­ción reside en el propio nivel de desempleo, ya que la existencia de un ele­vado paro dificulta el acceso a un puesto de trabajo y prolonga la situación de desempleo. Ahora bien, países con una misma tasa de paro muestran diferentes duraciones del mismo. Ello se debe, sin duda, al marco institu­cional, del cual destacan, a este respecto, dos elementos centrales: los cos­tes de despido y las prestaciones por desempleo.

      1. ° Costes de despido.

      Los costes de despido incluyen tanto los trámi­tes administrativos necesarios para reducir personal (preaviso o consulta, negociación, trámites administrativos o judiciales) como la indemnización por despido, la cual depende de la procedencia o no de las causas que lo provocan y de la antigüedad en la empresa del trabajador despedido.

      Los costes de despido alteran el funcionamiento del mercado de traba­jo. En efecto, tales costes disminuyen el número de despidos y también el de contrataciones, aumentando así la duración del paro. El resultado es una menor flexibilidad contractual (también menor re asignación de la mano de obra entre sectores) y más paro de larga duración y, por ello, un desempleo más persistente.

      Durante el decenio de 1980 y hasta la reforma de 1994, en España, como en otros países del sur de Europa, estaba vigente una reglamentación por despido muy rigurosa, con importantes restricciones y un coste total (procedimental e indemniza­torio) superior al de la gran mayoría de los países europeos.

      Así, por ejemplo, las indemnizaciones por despido considerado improcedente doblaban la media europea. No debe sorprender, por tanto, que, como res­puesta, las empresas recurrieran de forma generalizada a los contratos temporales, que se veían favorecidos por unos costes de finalización míni­mos y una gran permisividad en su uso a partir de la reforma del Estatuto de los Trabajadores de 1984.

      Sin embargo, ello tuvo como efecto negativo la aparición de una clara dualidad en el mercado de trabajo español, con una tasa de temporalidad que llegó a alcanzar el 35 por 100, el triple que la media europea.

      Así, ante una recesión, el ajuste del empleo se produciría a través de la reducción de este tercio de asalariados temporales. De esta ma­nera, los trabajadores con contrato indefinido vieron incrementada su se­guridad en el empleo, lo que reforzó su presión sobre los salarios.

      2. ° Prestaciones por desempleo.

      La premura para encontrar un empleo, que incide en la intensidad y, probablemente, en la duración de la búsque­da, será menor si el desempleado dispone de ingresos alternativos, como pueden ser los procedentes de las prestaciones por desempleo.

      En conse­cuencia, una elevada cuantía en concepto de prestación respecto al salario anterior (tasa de sustitución) y, aún más, una duración prolongada del pe­ríodo de cobro, retardan el inicio del proceso de búsqueda de un nuevo empleo, contribuyendo así a la persistencia del paro. Como contrapartida, el cobro de prestaciones permite a los desempleados llevar a cabo una bús­queda más eficiente, favoreciendo que el empleo aceptado se ajuste mejor a sus características y cualificaciones.

      En el caso español las prestaciones por desempleo vigentes en el dece­nio de 1980 y hasta su reforma en 1992 pueden catalogarse de generosas. En efecto, la tasa de sustitución se encontraba entre las más altas de Euro­pa, mientras que la duración máxima también se situaba por encima de la media continental.

      En conclusión:

        • Alta cobertura de unos convenios negociados en el ám­bito sectorial

        • Escaso gasto en políticas activas de mercado de trabajo

        • Cos­tes de despido elevados

        • Prestaciones generosas

      Constituyen los elementos centrales, pero de ninguna manera únicos, de un marco institucional parti­cularmente inadecuado. Sus efectos inmediatos fueron:

        • Elevada duración del paro,

        • Baja intensidad de búsqueda,

        • Poca adecuación de los parados a los requerimientos de la demanda de trabajo y

        • Fuerte poder negociador de los insiders.

      Y sus efectos finales, la escasa incidencia del desempleo sobre el salario real y la gran persistencia del paro.

      4.4 LA REDUCCIÓN DEL PARO EN LOS AÑOS RECIENTES

      A partir de 1995 el mercado de trabajo español registró una notable mejoría gracias a una vigorosa creación de empleo y a una sustancial re­ducción del desempleo de hasta trece puntos porcentuales en la tasa de paro. Y, más importante aún, no se trata únicamente de un descenso co­yuntural, sino que ha venido acompañado de una disminución importante -unos ocho puntos- del paro estructural.

      Además de la expansión de demanda, propia de toda fase de crecimiento económico sostenido, son tres los factores que explican dichos resultados (dos shocks de oferta y un factor institucional):

      1.- Reducción del tipo de interés real.

      2.- Liberalización de determinadas activi­dades terciarias.

      3.- Factor institucional relacionado con las reformas laborales.

      1.- DESCENSO DEL TIPO DE INTERES

      Tras los episodios de inestabilidad cambiaría de los prime­ros años del decenio de 1990, se inició un período de estabilidad macroeconómica basada en la desaceleración de la inflación y la reducción del déficit público.

      Estas condiciones y la presen­cia española en la Unión Monetaria Europea han permitido un descenso del tipo de interés, también en términos reales. El efec­to positivo ha sido intenso en términos de inversión y empleo.

      2.- LIBERALIZACION DE ACTIVIDADES TERCIARIAS

      En el decenio de 1990, y más intensamente en su segunda mitad, se han iniciado en España las reformas dirigidas a esti­mular la competencia en diversas actividades, especialmente del sector servicios.

      Los efectos de esta mayor competencia en el sector terciario han mejorado la eficiencia y estimulado la innovación, lo que significa un shock positivo so­bre la demanda de trabajo y una reducción del paro estructural.

      3.- SUCESIVAS REFORMAS DEL MERCADO DE TRABAJO

      Estas reformas laborales han afectado, entre otros aspectos,

        • A los costes de despi­do.

        • Las prestaciones por desempleo.

        • La negociación colectiva, aunque de forma todavía parcial.

      Todo ello ha reducido el paro de larga duración y ha contribuido a moderar la capacidad ne­gociadora de los asalariados.

      Otros factores, como

        • Una actitud responsable de los sindicatos en un marco de diálogo social.

        • El intento sindical de de­tener nuevas reformas laborales.

        • La presión a la baja sobre los salarios derivada de los cuantiosos flujos inmigratorios.

      han contribuido también a la moderación salarial.

      El resultado ha sido:

      1.- La práctica estabilidad del salario real, solo crece un 0,5% anual, por debajo incluso de la media de la UE.

      2.- La mejora de la rentabilidad empresarial.

      3.- El mayor dinamismo inversor.

      4.- Una muy intensa creación de empleo.

      Así pues, un nuevo esquema de fijación salarial mucho más moderado, junto a una política económica antiinflacionista creíble combinada con reformas estructurales, si bien todavía limitadas, en los mercados de servicios y de trabajo ha dado como resultado -en un contexto, es cierto, de crecimiento sostenido- la creación de más de cinco millones de puestos de trabajo y la reducción en casi dos millones del número de parados.

      Si bien estas cifras pueden incorporar efectos estadísticos derivados de cambios metodológicos en las series o el afloramiento de actividades antes ocultas, los resultados siguen siendo destacables en términos europeos.

      5.- LA POLÍTICA DE MERCADO DE TRABAJO

      Como se ha indicado en el apartado anterior, parte de los elevados y persistentes niveles de desempleo y de los diferenciales existentes entre países pueden ser explicados por la regulación y funcionamiento de deter­minados elementos institucionales que configuran el mercado de trabajo.

      La política relacionada con el mercado laboral en España, como en el resto de las economías avanzadas, se ha deslizado del ámbito macroeconómico al de la regulación de los aspectos microeconómicos del mercado de traba­jo.

      Más en concreto, las medidas adoptadas desde el decenio de 1980 se han dirigido, fundamentalmente, a reducir las rigideces en este mercado y a permitir una mayor flexibilidad en su funcionamiento.

      Hasta bien entrado el decenio de 1980,

      El mercado de trabajo mantuvo buena parte de los rasgos intervencionistas establecidos en etapas previas. Cuando se generalizó la crisis económica del decenio previo, el mercado de trabajo se caracterizaba por la herencia de la normativa laboral instaurada a lo largo de los años del régimen franquista, que delataba

        • Una completa inexistencia de libertades sindicales.

        • Una prolija reglamentación.

        • Unas fuertes dificultades a la rescisión contractual y, por tanto, al ajuste de las plantillas a las condiciones económicas, que pretendía compensar dicha falta de libertades.

      La transición democrática, la gravedad del problema del desempleo y las incipientes experiencias adoptadas en diversos países europeos condujeron a plantear medidas de reforma de los aspectos nor­mativos y del funcionamiento de las instituciones laborales (política microeconómica) ante la ineficacia de las tradicionales actuaciones a través de la demanda agregada.

      Las medidas adoptadas desde entonces se han dirigido, fundamentalmente, a reducir las rigideces en este mercado y a permitir una mayor flexibilidad en su funcionamiento. Estas medidas de reforma se han llevado a cabo, fundamentalmente, en cuatro momentos temporales.

      La primera, en 1984, tenía por objetivo faci­litar la creación de empleo con el fomento de la contratación temporal.

      Las reformas posteriores 1994, 1997 y la más reciente aprobada en 2001 ­han pretendido, entre otros objetivos, reducir la tasa de temporalidad, de modo que, por lo que a contratación temporal se refiere, pueden calificarse de «contrarreformas».

      A diferencia también de la primera, las reformas del decenio de 1990 tienen un carácter más global, incidiendo en diversos as­pectos de la regulación laboral.

      Los aspectos fundamentales que han centrado la atención de las diver­sas reformas laborales pueden sintetizarse en los siguientes:

      5.1 MODALIDADES DE CONTRATACIÓN

      Uno de los problemas más evidentes que provocaba la reglamentación laboral vigente al inicio del decenio de 1980 era que las limitaciones para despedir trabajadores dificultaban la contratación de nuevos empleados en momentos expansivos.

      Ello se debía a las cautelas con que procedían los empresarios, conocedores de que las posibilidades de ajustar a la baja las plantillas, en caso de cambio de tendencia de la coyuntura económica, eran muy reducidas, a no ser soportando un elevado coste.

      La reforma de 1984 pretendía, por tanto, flexibilizar tanto la entrada como la salida del empleo introduciendo nuevas formas contractuales de duración determi­nada.

      Aparecen, así,

        • El contrato temporal de fomento del empleo, es decir, no justificado por la naturaleza temporal del trabajo.

        • El contrato en prácti­cas.

        • El contrato para la formación, también de duración determinada, con reducciones en las cotizaciones sociales por su utilización.

      Es cierto que estas facilidades permitieron una significativa creación de puestos de trabajo en la fase de recuperación que se iniciaba a partir de 1985; pero la contrapartida fue una excesiva rotación, dando lugar a una dualidad en el mercado de trabajo.

      Las reformas posteriores (1997 y 2001) responden al convencimiento de que la excesiva temporalidad es perversa, puesto que

        • Desincentiva la in­versión empresarial en el capital humano de sus empleados.

        • Debido a lo anterior, di­ficulta las mejoras de productividad y competitividad de las empresas.

      Así pues, el objetivo pasa a ser el de dotar al empleo de más estabilidad, sin por ello oponerse a la necesaria flexibilidad contractual. Ésta debe conse­guirse mediante figuras contractuales como el contrato a tiempo parcial, modalidad que ha tenido hasta el momento una escasa implantación en España.

      Pese a estas reformas, la temporalidad se ha mantenido en niveles muy elevados (33,7% ultimo trimestre 2005). A fin de desincentivarla, la reforma laboral aprobada en 2001 ha introducido una pequeña indemnización al finalizar el contrato temporal. Asimismo, ha impulsado la utilización del contrato a tiempo parcial me­diante la eliminación de las restricciones existentes en el cómputo de la jornada y la distribución flexible del horario laboral del trabajador a lo lar­go del año.

      Las reformas del decenio de 1990 han mantenido la existencia de mo­dalidades contractuales específicas para aquellos colectivos que presentan una mayor tasa de desempleo:

        • Contrato para la formación,

        • Para mayores de 45 años

        • Para mujeres en sectores donde estén subrepresentadas, entre otros.

      5.2 REGULACIÓN DEL DESPIDO

      La regulación del despido se refiere tanto a las causas establecidas que dan lugar a éste como a los costes -administrativos y económicos- que supone efectuar un despido calificado de improcedente.

      Las reformas laborales recientes han actuado, fundamentalmente, en una doble dirección:

      A.- Ampliar y definir con mayor claridad las causas que pueden justificar un despido;

      B.- Reducir los costes de su tramitación.

      Las indemnizaciones a cobrar por el trabajador, en cam­bio, no se han modificado. De forma complementaria, en 1997 se introdujo un nuevo contrato de carácter indefinido, denominado «de fomento», diri­gido a determinados colectivos y con una indemnización en caso de despi­do improcedente por debajo de la que tiene establecida el contrato de du­ración indefinida.

      Aunque este nuevo contrato indefinido no puede consi­derarse, en sentido estricto, una reducción del coste del despido, su efecto sobre dicho coste puede ser importante en la medida en que una parte sig­nificativa de los nuevos contratos indefinidos se acoja a esta modalidad.

      La reforma aprobada en 2001 ha venido a ampliar los colectivos que pueden acogerse a este tipo de contrato indefinido, a fin de generalizar su utiliza­ción y, de este modo, limitar la temporalidad. De hecho, aunque la contra­tación temporal continúa teniendo un peso mayoritario en los nuevos con­tratos efectuados, desde 1997 el aumento de los asalariados con contrato fijo se ha situado por encima de los temporales.

      5.3 PRESTACIONES POR DESEMPLEO

      En 1992 se adoptó una reforma parcial del mercado de trabajo que afectó básicamente a la regulación de las prestaciones por desempleo. La fuerte presión financiera que soportaba el sistema de Seguridad Social por el elevado volumen de desempleados con derecho a prestación y los efectos nocivos -ya señalados anteriormente- que estas prestaciones de carácter económico pueden suponer en el proceso de búsqueda de em­pleo, condujeron a restringir el acceso y su cuantía y a reducir su dura­ción media.

      Esta reforma del sistema de protección por desempleo se completó con la eliminación de la exención de dichas prestaciones en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas.

      El último cambio normativo sobre tales prestaciones (2002) no introdujo modificaciones sustanciales en limitándose a ra­cionalizar la percepción de prestaciones en el caso de los trabajadores del sector agrícola.

      A raíz del endurecimiento en la regulación de las prestaciones que im­plicó la reforma, ha disminuido el porcentaje de desempleados que reciben prestaciones y también la cuantía recibida. Ello ha permitido reducir la presión financiera en el gasto destinado a cubrir dichas prestaciones. Pese a ello, el elevado volumen de desempleo que todavía caracteriza al merca­do de trabajo español tiene un efecto importante en el gasto público dedi­cado a políticas laborales.

      5.4 ESTRUCTURA DE LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA

      El Estatuto de los Trabajadores de 1980 aprobó una negociación co­lectiva de nivel intermedio, en que la negociación tiene lugar mayoritaria­mente en el ámbito del sector de actividad.

      Además, supuso una mayor cobertura de la negociación, ya que los convenios pasaron a gozar de eficacia general automática; es decir, que el convenio negociado es de apli­cación a todas las empresas y trabajadores de su ámbito (sector, normal­mente) aunque no hayan manifestado ninguna intención al respecto.

      Existía, además, una negociación repetida de las materias en convenios de diferentes niveles (de sector y de empresa, por ejemplo). De esta mane­ra, el convenio sectorial -al estar garantizado- pasa a tener la conside­ración de mínimo, y la negociación repetida de las materias en un conve­nio de ámbito empresarial genera, en todo caso, condiciones más favora­bles para el trabajador.

      Las reformas del decenio de 1990 (1994 y 1997), no cambiaron, en esencia, este modelo de negociación. Pese a ello, merecen ser mencionadas las dos modificaciones legales que se aprobaron en 1994.

      1.- La primera con­sistió en la introducción de la denominada «cláusula de descuelgue», que permite a la empresa eludir las condiciones salariales negociadas en ámbitos superiores si con ello resulta perjudicada.

      Con todo, la utilización de dicha cláusula ha sido muy limitada a causa de la falta de interés de los ne­gociadores en su aplicación.

      2.- La segunda modificación introdujo una cierta descentralización al permitir acuerdos de empresa sobre materias no trata­das en convenios de ámbito superior. Tampoco en este aspecto se han re­gistrado avances sustanciales.

      Asimismo, las reformas laborales -especialmente la de 1994- han ampliado los temas que pueden ser objeto de negociación, reduciendo los aspectos que hasta entonces venían recogidos en la regulación legal, como las clasificaciones profesionales o determinados complementos sa­lariales. El resultado tampoco ha sido excesivamente alentador, si bien ha generado un leve avance de las retribuciones variables en el total de la nómina.

      5.5 INTERMEDIACIÓN EN EL MERCADO DE TRABAJO

      En el decenio de 1990 se han introducido cambios significativos en el proceso de intermediación laboral. En concreto, en 1994 se autorizaron las empresas privadas de colocación con carácter no lucrativo. Ello se tradujo en el fin del monopolio del INEM como organismo intermediador entre oferentes y demandantes de empleo. A partir de entonces, el INEM ha pa­sado a centrar su actividad en la gestión y control de las prestaciones por desempleo y de las políticas de formación.

      Unido a ello, el otro cambio significativo fue la aprobación, también en 1994, de las empresas de trabajo temporal, con varios años de vigencia en otros países de la Unión Europea. Pese a ciertas anomalías en el funciona­miento de estas empresas en los primeros años, ésta es una medida que dota de mayor flexibilidad a la contratación de trabajadores en determina­das circunstancias.

      Junto a las reformas en la normativa que afecta a las condiciones labo­rales, la política laboral se instrumenta también mediante el volumen de recursos económicos destinados a finalidades u objetivos concretos. Según esto, pueden distinguirse dos bloques de acciones:

      1.- Las denominadas políti­cas activas: engloban todas aquellas actuaciones que tienen por objetivo mejorar las posibilidades de acceso al empleo o incentivar de forma directa la creación de puestos de trabajo. Éstas incluyen, entre otros, la formación profesional (de desem­pleados y ocupados), los incentivos a la contratación de jóvenes y discapa­citados y las subvenciones a la creación directa de empleo.

      2.- Las pasivas: incluyen, fundamentalmente, los re­cursos monetarios que se destinan a la cobertura de las prestaciones eco­nómicas por desempleo.

      Analizando el gasto en políticas de empleo en los países europeos, la economía española se sitúa en una posición intermedia. Sin embargo, este resultado debe matizarse, puesto que el gasto en políticas de empleo está fuertemente condicionado por la tasa de paro existente en los diversos paí­ses. En efecto, cuando el gasto se pone en relación con la tasa de paro, España queda en una posición alejada de la media europea en políticas de empleo.

      Por otro lado, la mayor parte de los recursos monetarios se destinan a las políticas pasivas, es decir, al pago de las prestaciones por desempleo (alrededor del 65 por 100 del gasto total). Así, un rasgo distintivo de la polí­tica de mercado de trabajo en España es la reducida participación que tie­nen los recursos dirigidos a las políticas activas de empleo y, especialmen­te, a las acciones de formación. Debe señalarse, no obstante, que la alta tasa de paro y la elevada rotación que se introdujo en el mercado laboral con la utilización masiva de los contratos temporales -y la presión al alza que ello supone en el pago de prestaciones por desempleo- han reducido la disponibilidad de recursos para políticas activas.


      España se caracteriza por uno de los menores niveles de gasto en políti­cas activas en el ámbito de la Unión Europea, muy alejada de países como Holanda, Dinamarca o Suecia. Estas medidas activas tienen una especial relevancia para cubrir algunos de los desajustes que se han apuntado como posibles causas de la persistencia de las eleva­das tasas de paro. La obsolescencia del capital humano de los des emplea­dos dificulta su re inserción en el mercado laboral. El acceso a cursos de formación ocupacional puede paliar esta pérdida de formación y conseguir una mejor adecuación entre las características de los desempleados y los requisitos formativo s que solicitan las empresas.

      La valoración de los resultados obtenidos de las reformas recién co­mentadas debe ser necesariamente positiva, habiendo contribuido, sin duda, a la nueva capacidad mostrada por la economía española para au­mentar la creación de empleo por cada punto de PIB y disminuir el paro estructural.

      Pero sigue siendo difícil, no obstante, reducir el desempleo hasta porcentajes usuales en los países europeos y, más aún, en Estados Unidos.

      Persisten, por otro lado, algunos problemas de especial gravedad:

        • El paro juvenil.

        • Las diferencias entre la tasa de paro de hombres y mujeres.

        • La elevada proporción de paro de larga duración.

      Es necesario, pues, continuar profundizando en las reformas estructurales del mercado de trabajo es­pañol para dotado de mayor flexibilidad y facilitar su mejor funcionamien­to. Pese a ello, las reformas por sí solas no pueden resolver el problema del desempleo. El mantenimiento de una senda de crecimiento equilibrado, con fuerte acumulación de capital y un avance continuado en la eficiencia, constituye un requisito indispensable para mantener la tendencia, iniciada a mediados del decenio de 1990, hacia una significativa reducción de la tasa de paro.


      06/07 EL SECTOR SERVICIOS

      1. INTRODUCCIÓN

      2. CLASIFICACIÓN DE LOS SERVICIOS Y SU PAPEL EN EL CRECIMIENTO ECONÓMICO

      3. EVOLUCIÓN DEL SECTOR SERVICIOS

      4. PRODUCCION NOMINAL Y REAL EN EL SECTOR SERVICIOS

      5. POLITICA SECTORIAL

      BIBLIOGRAFÍA: Capítulo 11. - Lecciones de economía española. J.L. García Delgado 7ª edición

      1. INTRODUCCION:

      En la actualidad el sector servicios es la actividad productiva más importante en los países industriales, ya que tanto en términos de producción como de empleo representa entre el 60 y el 70% del conjunto de la economía, participación que llega a ser todavía más elevada en algunos países.

      A finales del siglo XX el desarrollo de lo que se denomina nueva economía ha significado un impulso sustancial para el sector servicios, ya que muchas de las actividades que están transformando a las economías tienen su origen en este sector (tecnologías de la información y las comunicaciones) y además, el principal impacto de estos cambios se acusa, asimismo, en las ramas terciarias (sistema financiero, transporte, turismo y ocio, distribución comercial) y presenta un gran potencial para actividades tan relevantes como la sanidad y la educación.

      La nueva economía representa, asimismo, un gran potencial para actividades tan relevantes como la sanidad y la educación.

      2. CLASIFICACION DE LOS SERVICIOS Y SU PAPEL EN EL CRECIMIENTO ECONOMICO

      A) CLASIFICACION

      Los servicios incluyen actividades muy heterogéneas, como transportes, telecomunicaciones, comercio, hostelería, sanidad, educación, servicios financieros, servicios a empresas y la Administración Pública.

      Dependiendo del punto de vista adoptado, los servicios se pueden clasificar de distinta forma. La clasificación más utilizada en la actualidad es la que distingue entre:

      - servicios de mercado: son los servicios destinados a la venta, es decir, los que se producen con criterios mercantiles y se venden en el mercado. Suponen (en 2002 a precios corrientes) el 50,7% del VA de la economía.

      - servicios no destinados a la venta: servicios que se suministran al margen del mercado; son los que se suministran por el sector público gratuitamente para el consumidor o a precios no relacionados con sus costes de producción. Suponen (en 2002 a precios corrientes) el 13,8% del VA de la economía.

      <otra clasificación posible es por la capacidad de incorporar progreso técnico>

      B) Sobre su papel en el crecimiento económico:

      Tradicionalmente, se ha considerado que los servicios contribuían en menor medida que la agricultura o la industria al crecimiento económico de los países. Pero esto no es así por dos razones:

      1) Su contribución al empleo:

      Los servicios son una fuente de empleo muy importante, y el incremento de la tasa de empleo constituye uno de los factores del crecimiento económico (entendido como incremento de rpc).

      2) La productividad en el sector servicios:

      Se ha considerado que en los servicios la productividad aumenta lentamente, porque los servicios eran poco susceptibles de incorporar progreso técnico (uno de los factores fundamentales para el incremento de la productividad)

      Es cierto que sigue habiendo servicios que no pueden reducir sus necesidades de mano de obra por unidad de producto sin que repercuta en la cantidad producida o en la calidad (servicios intensivos en mano de obra como: hostelería, sanidad, educación...).

      Pero actualmente sabemos que hay servicios (servicios intensivos en capital como: servicios financieros, telecomunicaciones,...) que están incorporando avances tecnológicos que incrementan en gran medida la productividad del trabajo en el sector servicios y que extienden los beneficios de sus innovaciones al conjunto de la economía.

      Entre ambos extremos se encuentran la mayoría de los servicios que admiten mejoras tecnológicas y organizativas, pero que, hasta ahora, han experimentado progresos insuficientes.

      3. EVOLUCION DEL SECTOR SERVICIOS

      Vamos a ver la aportación del sector servicios al VA de la economía, tanto en términos nominales como reales, y al empleo total de la economía, así como la importancia de este sector en el comercio exterior. (CUADRO 1 y GRAFICO 1)

      1-Aportación de los servicios al VA de la economía

      a) - En términos nominales (a precios corrientes): ha registrado una gran expansión

      La participación de los servicios en la producción nacional, valorada a precios corrientes, ha registrado una expansión sustancial, pasando de representar el 57,5% en 1985 al 67,3% en 2004.

      Esta es una regularidad empírica observada para todos los países, según la cual, con el crecimiento económico y el aumento de la renta per capita, los servicios, tienden a aumentar su importancia relativa en la producción nominal.

      b) - En términos reales (a precios constantes)

      -se consideran para ello los precios de un determinado año y se multiplica por la cantidad de bys obtenida cada año. Así se ve lo que corresponde al aumento de precios-

      En términos reales apenas ha aumentado su participación en la producción, ya que ha pasado de representar el 62,5% en 1985 a representar el 64,5% en 2004.

      Esto indica que los servicios han incrementado sus precios muy por encima de los demás sectores.

      2-Aportación de los servicios al empleo de la economía

      El empleo del sector ha crecido de forma sostenida, tanto en términos absolutos como relativos, pasando de representar el 55,2% del empleo total en 1985 a representar el 66,0% en 2004.

      España es uno de los países industriales que ha registrado con mayor intensidad el desplazamiento del empleo hacia el sector terciario.

      3-Aportación de los servicios al comercio exterior

      La importancia que los servicios tienen en el VA de la economía y en el empleo no se refleja en el comercio exterior, pues las importaciones y exportaciones reflejan unas cifras bajas con relación al valor de la producción de servicios. La razón de ello está en que la mayoría de las actividades del sector servicios han permanecido al margen del comercio internacional (aisladas de la competencia internacional.

      Las exportaciones españolas de servicios superan ampliamente el valor de las importaciones. Ello se debe al comportamiento del sector turístico, ya que el resto de los servicios se han desarrollado al margen de las relaciones exteriores.

      No obstante, en la década de los 90 ha comenzado a observarse una presencia creciente de empresas de servicios en los mercados internacionales, circunstancia que parece manifestarse en la evolución de las cifras del comercio exterior.

      Debe señalarse que España destaca como uno de los productores de servicios con mayor presencia en el comercio internacional, ya que ocupa la séptima posición en cuanto a exportaciones y la undécima en lo que se refiere a las importaciones.

      4. PRODUCCION NOMINAL Y REAL DEL SECTOR SERVICIOS

      ¿Por qué el sector servicios gana posiciones en términos nominales y apenas en términos reales?

      Debido al mayor encarecimiento de los precios de los servicios respecto a los demás sectores productivos.

      La diferente evolución de los precios sectoriales entre 1985 y 2004 lo indica:

      -los precios de los productos agrarios han aumentado a un ritmo medio anual del 2,6%.

      -los precios industriales lo han hecho a tasas del 3%.

      -mientras que los precios de los servicios han aumentado a una tasa anual del 5,6%.

      Es decir, conforme el país experimenta un crecimiento económico sostenido y aumenta su nivel de renta, se produce un encarecimiento de los servicios con relación a las demás actividades económicas.

      ¿Cuáles son las razones que explican este encarecimiento de los precios de los servicios?

      Hay tres razones que lo explican:

    • El menor crecimiento de la productividad en el sector servicios.

    • En el período 1985-2004 las tasas anuales medias de crecimiento de la productividad fueron:

      -4,9 % en la agricultura

      -1,8 % en la industria

      -sólo el 0,2 % en los servicios.

      Este lento crecimiento de la productividad en los servicios, es debido al menor avance técnico en este sector.

      Los servicios (muchos de ellos) tienen menor capacidad que Agricultura e Industria para capitalizarse e incorporar progreso técnico.

      Esto hace que los aumentos en la producción de servicios requieran mayor aportación de empleo, por lo que el precio de los servicios aumenta proporcionalmente más que el de los bienes (industriales o agrícolas)

      En otras palabras, el escaso avance de la productividad en los servicios explica el comportamiento expansivo del empleo, que ha sido necesario para conseguir el elevado ritmo de crecimiento de la producción.

      2) Por la evolución de los costes de los factores productivos en relación con la productividad.

      Los precios de los factores en los servicios crecen a un ritmo similar al del resto de los sectores productivos. En consecuencia, si el incremento de los costes es similar en todas las actividades productivas, la evolución de los precios estará determinada por la capacidad de lograr aumentos de productividad que absorban los incrementos de los costes

      Como los aumento de productividad han sido menores en el sector servicios sus precios han crecido más que en el resto de los sectores.

      Hay un tercer factor que ha contribuido a explicar el aumento de los precios en el sector

      3) La mayoría de los servicios han permanecido al margen de la competencia

      -tanto internacional, debido a la propia naturaleza de algunos servicios (servicios no comercializables internacionalmente) Esto no ha ocurrido en el sector industrial, que se ha visto sometido a la apertura al exterior, con la consiguiente intensificación de la competencia

      -como nacional (de forma especial), debido a las regulaciones que imperan en el sector.

      La ausencia de competencia interna y externa ha generado unas estructuras de mercado no competitivas en el sector.

      Los productores han ejercido un claro poder de mercado, lo que les ha permitido una fácil traslación de sus incrementos de costes (superiores a otros sectores debido a las ineficiencias del sector) a los precios, mejorando significativamente sus beneficios.

      El inicio de medidas liberalizadoras en los años 90, en algunas actividades, ha venido a frenar esta tendencia.

      En las sociedades avanzadas, el sector industrial (y el agrario) depende cada vez en mayor medida del sector servicios. Por ello, desde la década de 1980, ha surgido una creciente preocupación por el grado de eficiencia con el que operan numerosas actividades incluidas en este sector, porque algunas de ellas son esenciales para el adecuado desarrollo de los demás sectores y porque, en general, las mejoras que se registran en su productividad condicionan decisivamente la productividad y la competitividad en los demás sectores y el bienestar de la sociedad.

      5.- LA POLITICA SECTORIAL EN EL SECTOR SERVICIOS: EL PROCESO DE DESREGULACIÓN O LIBERALIZACION DE LOS SERVICIOS.

      El sector servicios ha estado históricamente muy regulado (limitaciones a la entrada, concesiones administrativas, etc )

      El origen de este marco regulador se remonta a los años 30 del siglo XX. Las regulaciones se llevaron a cabo con el propósito fundamental (o la justificación) de servir al interés público, porque se suponía que en la prestación de algunos servicios se podían producir fallos de mercado (incapacidad del mercado de ofrecer un servicio considerado esencial -de naturaleza pública- a toda la sociedad, presencia de un monopolio natural, existencia de grandes externalidade...). Por tanto, su objetivo era evitar pérdidas de eficiencia en el conjunto del sistema económico, derivadas de los citados fallos de mercado.

      Pero a partir de los 80 hay una preocupación creciente por la forma ineficiente en la que opera el sector servicios, porque en las sociedades avanzadas el sector agrario y el industrial dependen cada vez más de los servicios, y los altos precios de éstos reducen la competitividad de los demás sectores y el bienestar de la sociedad.

      Por tanto, a partir de los 80, comienza a cuestionarse la efectividad de las regulaciones, principalmente por los siguientes motivos:

    • las actividades más reguladas (más intervenidas por los poderes públicos) han mostrado un alto grado de ineficiencia productiva que se ha manifestado en unos elevados costes para el conjunto de la sociedad - empresas y consumidores- (precios elevados, baja calidad y escasa variedad en la oferta de servicios.

    • Las regulaciones crean barreras a la entrada de nuevos productores, anulando o limitando la competencia, lo cual desincentiva un comportamiento empresarial eficiente; esto, a su vez, dificulta la modernización de numerosas actividades, obstaculiza la evolución natural de las empresas y de las industrias y limita el progreso económico.

    • La mayoría de las regulaciones no parecen ya servir al interés público. Sirven a grupos de intereses que buscan la adquisición de rentas de monopolio mediante la limitación o anulación de la competencia. La mayoría de las regulaciones redistribuyen la renta en un sentido que podría considerarse socialmente injusto, constituyéndose en una costosa carga para la sociedad.

    • El proceso desregulador de los mercados de servicios entendido en el sentido de introducir medidas liberalizadoras de la actividad económica, se inició en la década de 1980 en USA y el Reino Unido <se inició en USA y prosiguió por el RU, 4ª ed.> extendiéndose por Europa continental en la siguiente década (en los 90)

      La desregulación consiste en la supresión de los monopolios y de las situaciones de poder de mercado, y en la eliminación de barreras a la entrada de nuevos productores, de forma que las empresas operen en un marco competitivo. INTRODUCIR LA COMPETENCIA EN EL SECTOR, tanto a nivel nacional como internacional.

      Hay que tener en cuenta que a las regulaciones en el interior se unía el hecho de las dificultades para la comercialización internacional de algunos servicios.

      Como se ha dicho anteriormente, estos dos factores han posibilitado que la mayoría de los servicios hayan operado en un marco aislado de la competencia, tanto nacional como internacional, y han hecho posible que los precios de los servicios hayan crecido en mayor proporción que los precios de los demás sectores.<la otra causa es el requerimiento de mayor aporte de empleo debido a una menor productividad>

      Las dificultades para la comercialización de los servicios a nivel internacional no implica necesariamente la aceptación de un menor grado de competencia en el sector, ya que si no existen obstáculos institucionales, siempre se puede incrementar la oferta de un país con el establecimiento de empresas extranjeras.

      La política de liberalización/desregulación (no confundir con el proceso de privatizaciones, aunque muchas veces discurren de forma conjunta) ha ido acompañada de la privatización de empresas públicas y, también, de una política de defensa de la competencia.

      Con la política de privatizaciones se ha culminado la venta de las participaciones que el sector público mantenía en numerosas empresas de servicios, como paso necesario para someterlas a la disciplina de las fuerzas de mercado.

      Asimismo, se ha iniciado - aunque más tímidamente- una política de defensa de la competencia cuyo objetivo es, en esencia, el mismo que el de la desregulación: la garantía de una competencia en los mercados que favorezca la eficiencia, la productividad y, en última instancia, el propio desarrollo económico.

      Los efectos previsibles de la desregulación en los mercados de servicios, unida a la defensa de la competencia, son:

      1.- la reducción de precios de los servicios

      2.- aumento de la calidad de los servicios, como respuesta de las empresas a la nueva competencia.

      3. - aumento de la productividad y de la eficiencia empresarial

      4. - la redistribución de la renta desde los grupos de intereses bien organizados que se han beneficiado de las regulaciones, principalmente empresarios y trabajadores, hacia los consumidores. En general, los beneficios de las empresas se han reducido.

      La experiencia anglosajona ha puesto de manifiesto dos aspectos relacionados con las desregulaciones:

    • Los enormes beneficios que la sociedad puede obtener cuando se eliminan las intervenciones públicas que impedían el desarrollo de la competencia.

    • 2) Las dificultades que existen en algunos servicios para introducir competencia, pues no basta con la eliminación de las normas reguladoras anteriores, sino que se requiere un nuevo conjunto de regulaciones que mantengan un medio competitivo en cada actividad. <Formación de oligopolios y acuerdos de mercado. La distribución de petróleo en el Estado>

      El proceso de desregulación previsto en la UE tiene el objetivo de hacer realidad el mercado único. La construcción de una economía europea integrada ha consistido, desde sus inicios, en la eliminación de las barreras al comercio de bienes y a los flujos de capitales, y, de hecho, se ha producido una notable integración en estas áreas. En los servicios, sin embargo, debido a su menor grado de comercialización, es necesaria una liberalización y desregulación como piezas clave de una política de fomento de la competencia.

      En Europa, el fomento de la competencia en los servicios, en particular en los servicios de red (telecomunicaciones, servicio postal, transporte aéreo, marítimo y ferroviario, el suministro de agua y electricidad y el gas natural), constituye una de las prioridades de la política industrial

      El proceso previsto de desregulación en la UE contempla tres fases:

      Fase 1: la existencia del monopolio.

      Fase 2: la coexistencia del monopolio y la competencia.

      Fase 3: para finalizar con la plena competencia, momento en el que ya no se requerirá acción alguna de los poderes públicos.

      En la fase 1, el servicio lo suministra una sola empresa y la regulación se centra en la prevención del abuso del poder de monopolio sobre los consumidores. En esta fase se encuentran los puertos, aeropuertos, la mayoría de los servicios del ferrocarril y su infraestructura, los servicios postales reservados y el agua.

      En la fase 2, la competencia se introduce de forma gradual y la regulación se debe preocupar, prioritariamente, de los problemas que surgen para el desarrollo de la competencia entre una empresa dominante y las nuevas empresas que van emergiendo. Esta fase afecta -o afectará en breve- a casi la totalidad de los servicios de red y es muy probable que permanezcan en esta situación un período prolongado (en particular, la mayoría de los servicios aéreos y telecomunicaciones nacionales, los servicios de aterrizaje en los aeropuertos...)

      En la fase 3, la intervención pública es menos intensa y se debe ocupar de que las prácticas comerciales sean justas y se cumplan los objetivos de servicio público. Cabe incluir aquí algunos servicios aéreos, marítimos, postales y de telecomunicaciones para empresas.

      En España, al igual que en el resto de los países comunitarios, en la década de los 90 se ha iniciado un conjunto de reformas dirigidas a estimular la competencia en los servicios. En este sentido, ha sido 1998 el año que ha marcado un cambio significativo en la regulación de los servicios, debido, fundamentalmente, al compromiso adquirido en el marco europeo para hacer realidad el mercado único:

      Se han realizado grandes avances en la liberalización-desregulación de:

      - el sector financiero

      - las telecomunicaciones (donde la red del operador principal se ha abierto a otros posibles operadores. Además, algunas empresas entrantes están construyendo sus propias redes de telecomunicaciones con nuevas tecnologías, de forma que debe esperarse también una mejora en la calidad del servicio.

      - existe libertad de entrada y de precios en el tráfico aéreo en el ámbito europeo (pero, salvo en las rutas de elevada densidad de tráfico, no han surgido nuevas empresas o lo han hecho en un numero reducido.

      - distribución comercial (menos horarios) -en la distribución comercial, las principales restricciones a la competencia consisten en: limitaciones a la apertura de grandes establecimientos con escalas de producción eficientes, en la autorización para operar a los establecimientos de descuento y en la restricción a los horarios comerciales. En España, las principales limitaciones a la competencia se han centrado en los horarios, pues se ha sido bastante permisivo en la creación de nuevos establecimientos.

      - servicio postal

      - las mayores limitaciones a la competencia tienen lugar en la comercialización de productos que cuentan con canales específicos de distribución, como son los productos farmacéuticos y los carburantes, en los que las acciones gubernamentales han sido, hasta ahora, insuficientes para estimular la competencia.

      En el sector de farmacias es el gobierno central el que fija los precios y márgenes, de forma que está todavía muy lejos de un comportamiento competitivo.

      Aunque los precios se han liberalizado en algunas actividades, como la distribución de productos petrolíferos, la estructura del sector y la dificultad para su transformación, sin una acción decidida del gobierno, impiden la formación de mercados competitivos.

      ***En España se ha iniciado, por tanto, un cambio en el sector servicios, desde una situación de intensa regulación hasta la creación de un marco institucional más propicio a la competencia, que hará que el sector opere con una mayor eficiencia.

      No hay que olvidar tampoco, que la desregulación supone la aparición de numerosos conflictos entre las fuerzas que propician la competencia y las que se resisten a la pérdida del poder de monopolio. Los intereses creados en ciertos sectores, como el energético, por citar un ejemplo, obstaculizan la acción gubernamental en detrimento del bienestar de los consumidores.

      Las dificultades persisten en algunos servicios para introducir competencia, pues no basta con la eliminación de las normas reguladoras anteriores, sino que se requiere un nuevo conjunto de regulaciones que mantengan un medio competitivo en cada actividad de servicios.

      La ausencia de una política global en relación con la liberalización de los mercados de servicios ha llevado a que la competencia avance a ritmos muy dispares en las distintas actividades de servicios -incluso en algunas no se ha dado aún ningún paso significativo(En los servicios que no comparten una red es potencialmente más fácil introducir la competencia).

      El proyecto más reciente de la Unión Europea para avanzar en la consecución del mercado único en los servicios se recoge en la directiva Bolkestein sobre la libre prestación de servicios. En esta propuesta se contemp0la el objetivo de crear un verdadero mercado único de servicios para el año 2010.

      Desafortunadamente, esta propuesta que está en fase de elaboración y discusión, parece que está encontrando menos apoyo del esperado. A menos, así parece deducirse de la postura de ciertos países- fundamentalmente Francia- en la cumbre europea celebrada en marzo de 2005, que rechazan algunos de sus aspectos esenciales e, incluso, han llegado a proponer su retirada.

      Aunque la integración de los mercados europeos dista de ser una tarea fácil, impedir o retrasar la libre prestación de servicios supone negar la esencia misma de la Unión Europea, al limitar una de las libertades básicas- junto a la libre circulación de mercancías, personas y capitales- recogidas en la propia Constitución Europea.

      06-07 EL SECTOR AGRARIO

      1. Introducción

      2. Evolución del sector agrario

      3. Causas de la negativa evolución del S.A.

      4. La productividad del S.A.

      5. Causas del crecimiento de la productividad: cambios en la dotación factorial

      6. El marco regulador del sector agrario: la política agrícola común (PAC)

      1. INTRODUCCIÓN

      A comienzos del siglo XXI la agricultura sigue teniendo todavía, en el conjunto de la economía mundial, un importante peso relativo, sobre todo desde el punto de vista del empleo.

      Pero no ocurre lo mismo en los países desarrollados. Uno de los cambios estructurales que acompañan al crecimiento económico es la pérdida de posiciones del sector agrario, de tal forma que, en los países desarrollados, su contribución al producto (VA) y al empleo es muy escasa: en torno al 2 y 5% respectivamente.

      Pero el resultado final de los procesos de desarrollo económico, la “desagrarización” de la estructura económica, no debe llevar a la errónea conclusión de que la agricultura constituye un obstáculo para las actividades secundarias y terciarias.

      Por el contrario, una adecuada interacción entre el sector agrario y el resto del sistema productivo ha sido históricamente -y lo sigue siendo hoy en los PVD- fundamental, no sólo para evitar estrangulamientos, sino también para aprovechar al máximo el potencial de crecimiento.

      La contribución del SA al crecimiento económico ha ido cambiando a lo largo de las distintas etapas de desarrollo, como también se han modificado las funciones desempeñadas por los agricultores:

      - Inicialmente los sectores no agrarios demandaban de la agricultura

      . Mano de obra y recursos financieros (para posibilitar el crecimiento económico)

      . Aumento y diversificación de la oferta alimenticia

      . Un mercado para sus productos.

      • Ahora los agricultores se enfrentan a nuevos retos y exigencias:

      . Por una parte, deben continuar con las tradicionales tareas productivas, eso sí, cada vez más diversificadas, para atender a una demanda proveniente de una sociedad con mayores niveles de renta y gustos cambiantes.

      . Deben dar respuesta a la nueva demanda de servicios medioambientales por parte de la sociedad. Es decir, deben asumir nuevas labores relacionadas con la conservación y mantenimiento de los espacios rurales.

      . Además, la progresiva liberalización de los intercambios comerciales exige una agricultura altamente competitiva

      2. EVOLUCIÓN DEL SECTOR AGRARIO

      Desde 1985 (datos del Cuadro 2) el crecimiento del SA ha sido inferior al del conjunto de la economía, continuando, de este modo, con una de las pautas básicas de un modelo general de transformación estructural que da como resultado final una sustancial pérdida de importancia de la agricultura dentro del sistema económico.

      El CUADRO 2 refleja la pérdida de posiciones del SA en la economía durante las últimas décadas <refleja la decreciente participación de la agricultura española en las cifras macroeconómicas nacionales, es decir, ilustra la decreciente relevancia del sector agrario español en el conjunto de la economía en las últimas décadas.>

      Tomando como referencia el período 1985-2004, se destacan los siguientes hechos:

      A)- Contribución al VA de la economía:

      Su participación en términos de producto experimenta una sustancial caída:

      .a precios corrientes, pasa del 6,3% en 1985 al 3,2% del VAB total de la economía en 2004.

      .a precios constantes (a precios de 1986): la disminución ha sido más pausada, como consecuencia de que los precios agrarios han aumentado a un ritmo sensiblemente inferior al deflactor del PIB <al nivel general.

      La pérdida de posiciones del SA en el conjunto de la economía española ha sido compatible con el crecimiento de su producción, que se cifra en un 30% entre 1990 y 2003multiplicó por 2,5 entre 1965 y 2002.

      B)- Contribución al empleo :

      En 1985 el sector agrario proporcionaba trabajo al 16% de la población ocupada

      En 2004 su contribución al empleo es del 5,8% (por debajo del millón de personas).

      C)- Contribución al comercio exterior:

      A pesar de una ligerísima tendencia a la baja, los intercambios agroalimentarios siguen conservando una importante cuota en el sector exterior español, que supone en torno al 10% del comercio de bienes y servicios con el resto del mundo a lo largo del período.

      CONSECUENCIA:

      El sector agrario es, por consiguiente, un sector que ha perdido rápidamente importancia en la economía española. Esto no constituye excepción alguna en relación con lo ocurrido en el conjunto de los países desarrollados y puede ser explicado por los dos hechos siguientes: <salvo en la celeridad con que tal proceso se ha producido, haciendo en tres décadas lo que otros países europeos (Francia y Alemania, por ejemplo) recorrieron en el doble de tiempo. >

      ¿Qué factores explican esta acelerada pérdida de posiciones de la agricultura en el entramado productivo de la economía española?

      3. CAUSAS DE LA EVOLUCIÓN NEGATIVA DEL SECTOR AGRARIO

      Vamos a destacar dos causas fundamentales:

      1ª causa) La baja elasticidad-renta de la demanda de productos agrarios

      El proceso de crecimiento económico supone incrementos de rpc y va alterando las preferencias de los consumidores. Dada la baja (o, incluso, negativa) elasticidad-renta, de los productos agrarios, se reduce la proporción del gasto familiar destinada a dichos productos. De esta forma el sector agrario va perdiendo importancia en relación a los demás sectores de la economía, que es a donde se dirigirán la mayor parte de los incrementos de renta.

      <La participación del capítulo alimentario -alimentos, bebidas y tabaco- en el consumo total se ha reducido, en el curso de los cuatro últimos decenios, a la mitad: desde un 40 a un 20%.

      2ª causa) La desfavorable evolución seguida por los precios agrarios

      El CUADRO 4 refleja la evolución que han seguido entre 1985 y 2004 los índices de precios más relevantes para el sector agrario. Estos son los siguientes:

    • Precios percibidos (por los agricultores por la producción agraria vendida)

    • Precios pagados (por los agricultores por: Bienes corrientes, Bienes de inversión, Salarios agrarios)

    • (Por los agricultores por inputs intermedios -gasóleo, abonos, fertilizantes, pesticidas...- utilizados para conseguir esa producción)

    • IPC

    • Los precios percibidos han discurrido de forma desfavorable (excepto en los precios pagados por los bienes corrientes). Es especialmente importante, la distinta evolución seguida por los precios percibidos y por el IPC entre 1985 y 2004.

      < Vamos a comparar los precios percibidos con la evolución seguida por el IPC. Este es un segundo aspecto que acentúa el retroceso de la actividad agraria. Destaca la escasa capacidad de los precios percibidos para seguir el curso de los precios de los bienes y servicios finales, dado que el IPC ha tenido un ritmo de crecimiento que multiplica casi por tres al de los precios percibidos.

      Para acceder a la misma cesta de artículos de consumo, el agricultor español necesita aportar una cantidad mayor de producción que hace cuatro decenios.

      La agricultura ha desempeñado la función de contención de la elevada inflación española en el período, considerado en su totalidad, pero al mismo tiempo, las rentas agrarias han visto disminuir su capacidad adquisitiva en el período considerado.

      Consecuencia: la agricultura pierde peso en la economía, vía renta (porque los incrementos de renta se dirigen en mayor proporción a otros sectores) y vía precios (por una relación de precios desfavorable).

      4. LA PRODUCTIVIDAD DEL SCTOR AGRARIO

      La productividad aparente del trabajo agrario viene expresada por la siguiente igualdad:

      PT= VAB obtenido por empleado agrícola ='{UE}'

      Si multiplicamos numerador y denominador por la SAU (superficie agraria utilizada o número de hectáreas), o superficie agraria,

      '{UE}'

      la productividad aparente del trabajo queda desagregada en sus dos componentes

      '{UE}'
      '{UE}'
      . '{UE}'

      1) El primer componente, '{UE}'
      , valor añadido bruto por hectárea de superficie agraria (utilizada) es, en definitiva, la productividad de la tierra, que es posible incrementar mediante las tecnologías químico-biológicas que se incorporan a determinados inputs intermedios (fertilizantes, semillas selectas, piensos, tratamientos sanitarios,...)

      2) El segundo componente, '{UE}'
      , número de hectáreas trabajadas por persona ocupada,

      Está vinculado a las tecnologías mecánicas, que posibilitan la sustitución de trabajo por capital a través de la mecanización de las labores agrarias, lo que permite el aumento de la superficie capaz de ser puesta en producción por empleo agrario o, lo que es lo mismo, el descenso de los requerimientos de trabajo directo por hectárea de cultivo.

      Esta sencilla relación es un excelente indicador de la dotación factorial imperante en los procesos agrarios, puesto que pone en relación directa dos factores -tierra y trabajo- e indirectamente el capital, ya que su aumento sólo es posible mediante la mecanización, es decir, a través de la sustitución de trabajo por bienes de capital (tractores, cosechadoras,…)

      *En el caso del sector agrario español, el CUADRO 7, recoge el firme avance de la productividad del trabajo en los dos últimos decenios (multiplicándose por 2,5 en términos reales). Por lo que respecta a sus dos factores determinantes:

      a) La productividad de la tierra ha contribuido muy positivamente a las ganancias de eficiencia en la en la asignación del factor trabajo, con un incremento cercano al 45% entre 1985 y 2004.

      b) Pero la superficie agraria por empleo ha progresado a un mayor ritmo, con un aumento que se sitúa en torno al 75%, lo que lo convierte en el elemento con mayor capacidad de tracción sobre la productividad del trabajo.

      La causa explicativa más importante es la siguiente:

      El ritmo de destrucción de empleo ha sido tan alto y el encarecimiento de la mano de obra asalariada tan acusado, que los agricultores se han visto incentivados sobre todo a reducir los requerimientos de trabajo por unidad de superficie. En el cuadro 4 puede comprobarse que el ritmo de crecimiento de los salarios agrarios es muy superior al de los precios de los bienes de inversión, en los que la maquinaria constituye el principal capítulo.

      Además las industrias suministradoras de bienes de capital han realizado un considerable esfuerzo para ampliar su mercado, generando productos (los motocultores son un buen ejemplo) a los que pueden acceder las explotaciones de menor dimensión. Sin duda, ambos hechos han contribuido a un mayor grado de difusión de las técnicas que aumentan la superficie que puede ser cultivada por persona ocupada.

      5. CAUSAS DEL CRECIMIEMTO DE LA PRODUCTIVIDAD: cambios en la dotación factorial

      Las causas explicativas del crecimiento de la productividad en el SA hay que buscarlas en los cambios en la dotación factorial de las explotaciones que se han producido en los últimos años.

      Vamos a hacer referencia a los tres factores que intervienen en la actividad agraria: trabajo, tierra y capital.

      A) FACTOR TRABAJO:

      El empleo agrario, como se ha señalado, ha sufrido una drástica reducción. Entre 1985 y 2004 se ha dividido por dos, situándose en el último año ligeramente por debajo del millón de personas.

      Algunos rasgos cualitativos de la mano de obra en la agricultura española deben ser reseñados:

      1) un grado de envejecimiento muy superior al del resto de las actividades.

      2) una baja tasa de asalarización, es decir, frente al predominio numérico de los trabajadores por cuenta ajena en el mercado de trabajo español, la mayor parte del empleo es aportado por miembros de la familia titular de la explotación.

      3) la agricultura a tiempo parcial -el 40% de los titulares con menos de 65 años ejerce una actividad no agraria a título principal- constituye una pieza básica del funcionamiento del sector, sin la que resulta imposible explicar algunas de sus peculiaridades, sobre todo en lo que concierne a la reproducción de un amplio segmento de explotaciones que se caracterizan por una precaria retribución de los factores productivos.

      B) FACTOR TIERRA:

      El factor tierra sigue siendo determinante en la agricultura.

      El Sector Agrario español, sigue distinguiéndose por un marcado carácter dual; es decir, está compuesto, en un extremo, por un gran número de explotaciones de muy reducida dimensión territorial y económica, situadas en los bordes de la marginalidad económica -casi las dos terceras partes del total- donde la actividad agraria es subsidiaria de otras fuentes de renta familiar (pensiones y trabajo fuera de la agricultura de algún miembro del hogar); y en el otro extremo, por un minoritario grupo de grandes unidades productivas -aproximadamente un 8% del total, que absorben casi la mitad de la superficie utilizada y, con ella, del output agrario.

      Como se aprecia en el Cuadro 8, las explotaciones de mayores dimensiones, son las que obtienen mejores resultados (en referencia a los tres últimos conceptos del Cuadro, relacionados con la productividad.)

      C) FACTOR CAPITAL

      El SA español ha experimentado una intensa capitalización, sobre todo en el período de crisis y liquidación del modelo tradicional, que se extiende desde 1960 a 1975.

      <Hasta 1960 la agricultura española encaja plenamente en la tipología de agricultura tradicional>

      Su dotación factorial se caracterizaba por la existencia de una mano de obra abundante y mal remunerada y por un bajo nivel de capitalización (es decir, por una baja relación capital-producto, lo que implicaba la utilización de técnicas de producción atrasadas).

      A partir de 1960 se inicia un proceso de industrialización acelerado que produce una gran emigración rural (trasvase de mano de obra de la agricultura a una industria necesitada de ella). Esto provocó que los salarios agrarios hayan crecido a un ritmo muy acusado, mayor que los precios de la maquinaria

      En una economía de mercado, el mecanismo de asignación de recursos se basa en el comportamiento de los precios relativos.

      Como los precios de la maquinaria utilizada en las explotaciones agrarias han subido de forma moderada en relación a los salarios agrarios, se ha procedido al proceso de sustitución de trabajo por capital, convirtiendo a la agricultura española, cada vez más, en una actividad capital-intensiva.>

      En las dos últimas décadas, la mecanización de las labores agrarias, para tratar de paliar los efectos del encarecimiento de la mano de obra, ha seguido avanzando, aunque, lógicamente, a un ritmo menos acelerado

      En el Cuadro 4 vemos que entre 1984 y 2004, el incremento de los salarios agrarios ha sido mayor que el experimentado por el IPC y, sobre todo, que ha doblado, prácticamente, al aumento de los precios de los bienes de inversión, lo que implica un poderoso estímulo para sustituir trabajo por capital.

      Por tanto, conjuntamente con el proceso de pérdida de posiciones del SA en la economía, este sector ha experimentado un gran proceso de modernización.

      Sin duda, uno de los hechos de mayor trascendencia en la evolución del sector agrario español durante los últimos decenios es su fuerte proceso de capitalización. El ritmo de destrucción del empleo ha sido tan alto y el encarecimiento de la mano de obra asalariada tan acusado, que los agricultores se han visto incentivados, a sustituir trabajo por capital.

      Pérdida de empleos

      Encarecimiento de m.de o.

      6. EL MARCO REGULADOR DEL SECTOR AGRARIO: la política agrícola común (PAC)

      El marco en el que se mueve el SA español desde la integración en la CE en 1986 es el de la PAC, que comenzó a funcionar en 1962 (casi al mismo tiempo que la hoy UE) y es la política común que mayor desarrollo ha tenido en la UE. Se trata de una política sectorial de carácter supranacional.

      A. ¿Por qué surge la PAC?

      En el momento de la creación de la CEE en 1957 (el núcleo de la actual UE) la agricultura europea era una agricultura atrasada (especialmente en relación a la agricultura USA):

      - incapaz de abastecer la demanda alimenticia europea.

      - poco tecnificada,

      - con gran número de explotaciones de pequeña dimensión,

      - con población envejecida.

      Ello, junto con la consideración del SA como estratégico: (sobre todo después de la II guerra mundial), llevó al diseño de una Política Agrícola Común para el conjunto de los países comunitarios.

      B. ¿Qué objetivos persigue?

      El Tratado de Roma, por el que se crea en 1957 la CEE, definió los objetivos a conseguir mediante la implantación de la Política Agrícola Común:

    • Incrementar la productividad agraria para asegurar el autoabastecimiento de productos agrarios dentro de Europa (deficitaria en la mayoría de los productos más importantes en el momento de diseñar la PAC).

    • Garantizar a los agricultores un nivel de renta (nivel de vida) equiparable a los trabajadores de los demás sectores.

    • Estabilizar los mercados, es decir, mantener los mercados agrícolas europeos a salvo de las oscilaciones de los mercados agrícolas mundiales.

    • Garantizar precios razonables a los consumidores, es decir, asegurar el aprovisionamiento alimenticio de la población a precios razonables.

    • Como se ve, se trata de objetivos muy ambiciosos, que supondrán una radical transformación de la agricultura europea.

      C. Principios de actuación para cumplir esos objetivos

      ¿Por qué medios se pensaba cumplir estos objetivos?. Se fijaron principios de actuación para ello:

      - Unidad de mercado: es decir, la libre circulación de productos agrarios entre los países miembros, lo que implica no sólo la eliminación de los mecanismos que falsean la competencia intracomunitaria, sino también la gestión supranacional de la política agraria, con precios institucionales comunes que guíen las decisiones de todos los agricultores comunitarios.

      - Preferencia comunitaria: dentro del mercado común, las principales producciones agrarias están protegidas de la competencia exterior mediante eficaces dispositivos frente a las importaciones procedentes de terceros países.

      - Solidaridad financiera: determinadas vertientes de cualquier política agraria, como, por ejemplo, la estabilización de los mercados, son relativamente costosas, y dado que la gestión de la PAC se realiza de forma centralizada (desde Bruselas), sus costes deberán ser financiados por todos los Estados miembros a través del presupuesto general de la Unión, cualquiera que sea el producto o el país al que se destine el gasto.

      La gestión financiera de la PAC se lleva a cabo por parte del FEOGA (Fondo Europeo de Orientación y garantía Agraria) que tiene dos campos de actuación:

      - La Sección Garantía: financia la política de precios y mercados.

      - La Sección Orientación: financia la política de reforma de las estructuras agrarias.

      <Los costes de llevar a cabo la PAC son cuantiosos (Pg, subvenciones a la X; el arancel variable es un ingreso) y son financiados por todos los Estados miembros a través del presupuesto general de la Comunidad, cualquiera que sea el producto o el país al que se destine el gasto>

      D. Instrumentos de actuación

      Son instrumentos operativos diseñados para cumplir los objetivos, dentro de los principios de actuación enumerados:

    • Establecimiento de precios de garantía (o de intervención) para la mayoría de los productos agrícolas.

    • Su objetivo es asegurar una renta suficiente a los agricultores; para ello, el precio de garantía se fija a un nivel que sirva para cumplir ese objetivo.

      Para cada producto con una Organización Común de Mercado (OCM) se fija un precio de garantía. Aparte, sigue existiendo el precio de mercado, que puede discurrir a un nivel superior o inferior al precio de garantía.

      Pg: precio de garantía Pm: precio de mercado

      Si Pm > Pg los agricultores venderán su producción en el mercado.

      Si Pm < Pg los agricultores pueden vender al precio de garantía, es decir, los organismos de intervención de la PAC están obligados a comprar la producción ofertada al Pg

      Consecuencia:

      +: Mejorar la renta de los agricultores

      -: al tener asegurada la venta de toda su producción a un precio considerado como suficiente (Pg) los agricultores están incentivados a producir la mayor cantidad posible. La consecuencia ha sido la creación de grandes excedentes en muchos productos.

      2. Establecimiento de barreras a la M de productos agrícolas

      Su objetivo es impedir la entrada de productos extranjeros, es decir, mantener fuera de la competencia externa la producción agrícola europea.

      Ello se consigue mediante el establecimiento de un precio de entrada para cada producto garantizado en la UE y de un arancel variable <prélèvement>.

      El precio de entrada se fija a un nivel lo suficientemente alto para que no resulte competitivo para las M.

      <hay que tener en cuenta además, costes de transporte, comercialización,...> <el precio final de los productos importados ha de ser superior al que han de pagar los consumidores europeos por la producción interior>

      Pg/Pm: precio de garantía / precio de mercado

      Pe: precio de entrada para un producto de importación.

      Pmm: precio de ese producto en el mercado mundial.

      El precio de garantía o el precio de mercado de la UE estaría a un nivel inferior al Pe. Los agricultores comunitarios estarían dispuestos a vender y los consumidores a comprar.

      ¿Cómo se iguala el Pmm con el Pe?: mediante la aplicación de un arancel variable.

      Consecuencia: una agricultura fuertemente protegida que opera con precios superiores (en todos los productos) a los que rigen en los mercados mundiales.

      3. Concesión de ayudas a la exportación

      El objetivo es dar salida a los cuantiosos excedentes generados.

      Como, por otra parte, la producción europea no es competitiva en los mercados mundiales, la UE se ha visto obligada a conceder subvenciones (restituciones) a la X de productos agrícolas que son excedentarios en la UE.

      Si los agricultores europeos vendieran su producción en los mercados mundiales, obtendrían un precio (Pmm) menor que el que tienen asegurado en la UE (Pg), porque , para todos los productos:

      Pmm < Pg

      Por tanto, sólo se verán incentivados a exportar, si la UE subvenciona la pérdida que sufrirían por exportar:

      O Pg-O Pmm = subvención por exportar

      Consecuencia: competencia desleal en los mercados internacionales.

      E. Gestión financiera de la PAC

      La gestión financiera de la PAC se lleva a cabo por parte del Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agraria (FEOGA), que tiene dos campos de actuación:

      . La Sección Garantía se ocupa de la provisión de recursos para la política de precios y mercados.

      . La Sección Orientación financia la política de reforma de las estructuras agrarias.

      Desde su creación en 1962, se ha producido un gran desequilibrio entre ambas secciones, a favor del FEOGA-Garantía, que ha venido absorbiendo en torno al 95% del gasto agrario de la UE, pese a que los problemas estructurales de la agricultura europea han sido importantes. >

      Para gestionar la PAC se creó el Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agrarias (FEOGA). Como su nombre indica, el FEOGA tiene dos campos de actuación: uno, del que es responsable la Sección Orientación, financia la reforma de las estructuras agrarias, correspondiendo a la Sección Garantía la provisión de recursos para la política de precios y mercados. Desde su creación, se ha producido un gran desequilibrio entre ambas secciones, a favor del FEOGA-G, que ha venido absorbiendo, hasta la reforma de 1992, en torno al 95% del gasto agrario en la UE (con una participación en el gasto del FEOGA-O inferior al 5%), pese a que los problemas estructurales de la agricultura comunitaria han sido importantes, especialmente entre los países del sur (España, Italia, Grecia, Portugal). Por eso, la PAC no ha podido contribuir más que débilmente a corregir los déficit existentes en las estructuras agrarias de ciertas regiones comunitarias.>

      F. Problemas que han surgido con la aplicación de la PAC

      En principio hay que decir que a pesar de las dificultades de la construcción de una política sectorial supranacional del estilo de la PAC, ésta constituyó un importante éxito en la construcción europea.

      Pero, con el tiempo, comenzaron a aparecer diversos problemas (algunos ya citados)

    • La aparición de grandes excedentes

    • Los precios de garantía han impulsado un rápido crecimiento de la oferta agrícola en la UE mientras la D ha permanecido estable.

      Los poderosos mecanismos de protección de la agricultura europea diseñados por la PAC condujeron a un rápido crecimiento de la oferta interior que, confrontada a una demanda estable, dio paso a la aparición de voluminosos excedentes estructurales en cereales, azúcar, carne de vacuno, leche y productos lácteos, fundamentalmente.

      Esto implica además, grandes costes de almacenamiento, y la concesión de ayudas (restituciones) a la exportación para eliminar excedentes.

      Hacia mediados de la década de 1980 la situación se hizo insostenible.

    • El rápido crecimiento del presupuesto destinado a la agricultura.

    • La mayor parte del presupuesto comunitario se ha destinado históricamente a financiar los gastos ocasionados por la aplicación de la PAC: especialmente, los Pg, los costes de almacenamiento de excedentes y las subvenciones a la X.

      La PAC en 1973 absorbía el 80% (79,3%) del presupuesto comunitario. Desde entonces ha ido disminuyendo su participación. En el año 2002 a la PAC se destina el 46,5% del presupuesto comunitario. (Jordán Galduf).

      <La PAC no ha solucionado los problemas estructurales del SA, especialmente graves en el Sur de Europa.>

      3) La conformación de una agricultura no competitiva a nivel mundial, es decir, una agricultura que funciona con precios muy superiores a los vigentes en los mercados mundiales, como consecuencia de mantener la agricultura europea aislada de los mercados internacionales.

      4) Se ha creado una agricultura al margen de los principios sobre libertad de comercio (GATT-OMC).

      El potencial exportador de los PVD se ve frenado por el proteccionismo agrario europeo.

      La PAC ha tenido que soportar las presiones internacionales que exigían la liberalización de la agricultura europea.

      Estas presiones se plasmaron en la Ronda Uruguay del GATT que se inició en 1986 y que se cerró con los acuerdos de Marraquech en 1994. Una de las cuestiones centrales durante las negociaciones fue la liberalización de los intercambios agrarios mundiales.

      Gran parte de los países industriales, con USA a la cabeza, junto a un grupo de países PVD, exigieron entonces que la UE desmantelase una parte importante de sus mecanismos de protección; reivindicación que sólo parcialmente ha sido satisfecha.

      G. Reformas de la PAC

      El impacto de las circunstancias señaladas en el punto anterior, provocó la adopción de una serie de medidas de reforma a partir de 1984.

      Desde entonces, la PAC ha sufrido varias reformas (1984, 1992, 1999-la llamada Agenda 2000- y 2002).

      Las reformas han ido en la línea de superar las dificultades que se han descrito:

    • Establecimiento de cuotas, es decir, contingentes a la producción que, en caso de ser superados, dan lugar a la inhibición de los mecanismos de intervención. (Con la reforma de 1984 para reducir los excedentes) .

    • Fijación de tasas de corresponsabilidad, por las que los agricultores de los sectores excedentarios contribuyen a la financiación del gasto del FEOGA (1984).

    • 3- Retirada de tierras de la producción, sacrificio de ganado.

      (Ante el fracaso de estos retoques parciales, que no sirvieron para solventar las cuestiones de fondo, y también como consecuencia de las presiones exteriores se adoptaron otras medidas (Reforma de la PAC de 1992).

      4- La reducción de los precios agrarios (a partir de la gran reforma de 1992: rebaja de los Pg y retirada de Pg a algunos productos)

      Para compensar el efecto negativo que el descenso de precios causa en las rentas agrarias, los agricultores reciben una serie de ayudas por hectárea o por cabeza de ganado, conocidas como pagos compensatorios. En definitiva, se sustituye gradualmente la tradicional protección vía precios por ayudas directas a las rentas.

      <Ahora se percibe la renta por posesión, no por producción (ayudas directas por posesión de tierras o ganado, desligadas de la producción. Esto implica nula valoración del trabajo, pérdida de autoestima por parte de los agricultores>

      Estas ayudas quedaron legitimadas en el GATT-OMC, porque no distorsionan el libre comercio internacional, pero es más difícil mantener su legitimación social, especialmente en momentos en los que el desempleo es elevado.

      5-Acercar los precios de los productos agrarios comunitarios a los precios del mercado mundial. Ello supone liberalizar la agricultura europea en la línea exigida por el GATT-OMC.

      Esto supone la reducción paulatina de las barreras a la M, y de las subvenciones a la X, tal como se acordó en el GATT (Ronda Uruguay).

      6-Impulsar la política de desarrollo rural como eje vertebrador de la vertiente socioestructural de la PAC.

      La agricultura es un elemento importante del espacio rural europeo, pero no es el único, y, por tanto, es necesario fomentar todas las actividades (turismo rural, artesanía, transformación alimentaria) capaces de enriquecer su tejido productivo. En la medida, además, que el agricultor desempeñe funciones de conservación del entorno natural no remuneradas por el mercado, está justificado que éstas sean retribuidas a través de los recursos públicos europeos.

      Para hacer frente a la ampliación de la UE, y además cumplir las exigencias de la OMC en la ronda de negociaciones iniciada en Doha, la Comisión realizó en 2002 una serie de propuestas. Las más destacables serían las siguientes:

      - Desacoplamiento: Establecimiento de una ayuda única por explotación, disociada de la producción, basada en las subvenciones recibidas durante un período histórico de referencia.

      - Condicionalidad de las ayudas:

      Las explotaciones beneficiarias de las ayudas, a diferencia de la situación anterior, tendrán plena libertad en sus decisiones de producción e inversión, pero deberán garantizar el cumplimiento de una serie de normas legales en materia de medio ambiente, salubridad alimentaria, bienestar animal y seguridad en el trabajo.

      - Modulación dinámica de las ayudas:

      Reducción gradual de todas las ayudas, hasta alcanzar un importe total del 20%, con el establecimiento de un techo de 300.000 euros, que sería el máximo que puede recibir una explotación.

      - Reforzamiento del desarrollo rural sostenible:

      El desarrollo rural sostenible, se ha convertido en uno de los pilares de la PAC, de tal modo que podría llegar a absorber la cuarta parte de los recursos del FEOGA

      La función conservacionista de la actividad agrícola, en relación al medio ambiente: Esto lleva a considerar como bienes públicos algunos resultados que produce la actividad agraria, tales como: conservación del paisaje, mantenimiento de una densidad de población,.. Esta función puede legitimar las ayudas directas.

      H. CONCLUSION FINAL:

      Después de las reformas, la agricultura europea es:

      Una agricultura cada vez menos intervenida y más cercana a los mecanismos del mercado libre, más integrada en los mercados mundiales, pero todavía gran nivel de protección y en la que se valora su función conservacionista (además de la meramente productiva)

      Con las reformas, la PAC pretende recobrar la legitimidad perdida, tanto a nivel interno (opinión pública europea) como externo (ante la OMC y, más concretamente, ante los países en vías de desarrollo, cuyo potencial exportador se ve frenado por el proteccionismo agrario europeo)

      La ampliación de la UE hacia el Este y la PAC

      Respecto a los doce nuevos Estados miembros -Bulgaria y Rumania incluidas-, debe resaltarse que, conjuntamente, sus sectores agrarios generan en la actualidad la octava parte del VAB de la actual UE, con un empleo de 9,5 millones de personas. La próxima incorporación de los países de Europa Central y Oriental supondrá aumentar un 40% la superficie agrícola útil y duplicar el empleo agrario. La plena integración de sus agriculturas en el actual marco institucional de la PAC supondría un coste adicional que amenaza con la quiebra financiera ya no del FEOGA, sino de la Hacienda Europea en su conjunto.

      De los países del Este a ingresar en la UE, muchos de ellos son países que, sobre todo, aportan a la UE un sector primario cuantioso, de calidad y a más bajo coste; y esto afecta de lleno a la agricultura francesa, alemana o española, que lleva años sosteniendo sus cultivos gracias a la PAC (que incluye barreras comerciales a terceros países).

      06/07 EL SECTOR INDUSTRIAL

      1. DELIMITACIÓN Y CLASIFICACIÓN

      2. EVOLUCION DEL SECTOR INDUSTRIAL

      3. LA ESPECIALIZACIÓN DEL SECTOR INDUSTRIAL

      4. EFICIENCIA PRODUCTIVA

      5. LA DESLOCALIZACIÓN INDUSTRIAL

      6. LA POLITICA INDUSTRIAL

      1. DELIMITACIÓN Y CLASIFICACIÓN

      A. Delimitación del sector industrial

      En primer lugar vamos a delimitar el ámbito del sector industrial.

      Industria en sentido amplio: incluye, además de Manufacturas, Energía y Construcción. (Sería el sector secundario)

      Industria en sentido estricto: sólo incluye Manufacturas.

      Tradicionalmente se ha incluido dentro del sector industrial la producción de energía y la construcción. Una demarcación más estricta, la que sigue el Sistema Europeo de Cuentas Integradas (SEC), excluye ambas actividades, por sus especiales características tecnológicas (que hacen más limitada su influencia en el progreso técnico y en el crecimiento económico) y de mercado (elevada regulación pública y casi ausencia de competencia exterior).

      Las manufacturas se caracterizan, a diferencia de las actividades de energía y construcción:

      - Por su gran capacidad de incorporar progreso técnico, y, por tanto, de contribuir (al incremento de la productividad del trabajo y) al crecimiento económico.

      - Por estar muy expuestos a la competencia exterior (los aranceles de los productos manufacturados son muy bajos a nivel mundial). En los subsectores de Energía y Construcción lo que existe es casi ausencia de competencia exterior.

      - Por una escasa regulación e intervención pública. Todo lo contrario sucede en Energía y Construcción.

      De este modo, el ámbito de la industria que analizaremos queda reducido a lo que suele denominarse manufacturas, aunque en un sentido amplio, ya que incluye la extracción de minerales metálicos y no metálicos no destinados a la energía (las industrias extractivas no energéticas), que no lo son propiamente, si bien revisten en general escasa importancia cuantitativa.

      En este epígrafe vamos a referirnos de forma exclusiva a las manufacturas.

      B. CLASIFICACIÓN

      Las manufacturas forman un conjunto amplio de actividades, diferentes en cuanto a las exigencias de sus procesos productivos y a la estructura de sus mercados. Su estudio hace necesario agruparlas atendiendo a determinadas características comunes, que se recogen según el tipo de análisis que se propone.

      Esta agrupación puede llevarse a cabo atendiendo a diferentes criterios. Vamos a utilizar un criterio de clasificación que combina la perspectiva de demanda y la de oferta.

      - La perspectiva de demanda trata de determinar si una actividad cuenta con una demanda fuerte o débil (con un mercado dinámico o no).

      Las actividades que tienen una elasticidad renta más alta son las más recientes: ordenadores, electrónica, biotecnología, telecomunicaciones, aeroespacial, productos farmacéuticos, etc. De acuerdo con la teoría del ciclo de vida del producto enunciada por Robert Vernon en 1966, los productos nuevos se enfrentan a un mercado con mayores perspectivas de expansión, debido a que su consumo ha de extenderse entre la población hasta hacerse común.

      De la misma forma, las actividades que tienen una elasticidad-renta débil son las más tradicionales: siderurgia, textil, madera, calzado, etc.

      - La perspectiva de oferta trata de determinar el esfuerzo tecnológico que realiza una determinada actividad en obtener nuevos productos y procesos productivos más eficientes. De esta forma aumenta su grado de competitividad.

      *Estas dos perspectivas se complementan, ya que el mayor esfuerzo tecnológico se realiza en actividades de elasticidad - renta alta (demanda fuerte), y el menor, en actividades de elasticidad - renta baja (demanda débil).

      Combinando estas dos perspectivas, el conjunto de las Manufacturas queda agrupado de la siguiente forma:

    • Actividades AVANZADAS son las de demanda y contenido tecnológico altos: ordenadores, electrónica, maquinaria eléctrica, instrumentos de precisión...

    • Actividades INTERMEDIA: son las de demanda y contenido tecnológico medios: química, caucho y plásticos, maquinaria y equipo mecánico, material de transporte...

    • Actividades TRADICIONALES son las de demanda y contenido tecnológico bajos: metal, textil, madera, calzado, alimentos, bebida y tabaco...

    • El contraste entre los extremos (las actividades avanzadas y las tradicionales) es muy acusado en muchos aspectos:

      Las avanzadas:

      (a) Poseen una demanda más dinámica.

      (b) Tienen una mayor productividad del trabajo (utilizan menos trabajo por unidad de producto).

      (c) Obtienen un mayor valor añadido por unidad producida (realizan fases superiores de transformación de los productos).

      (d) Se desarrollan en establecimientos de dimensión media superior, lo que contribuye a un mayor grado de concentración de la oferta en las empresas líderes.

      (e) Obtienen productos de un grado de estandarización menor (esto es, admiten una mayor diferenciación en tipos, calidades y características de los productos, los cuales, por otra parte, son bienes de capital en una proporción sensiblemente más alta).

      (f) Obtienen bienes de capital en una proporción muy superior.

      (g) Están mucho más sometidos a la competencia exterior, es decir, se desenvuelven en mercados internacionales más competitivos.

      (h) Requieren un mayor esfuerzo tecnológico.

      (i) El capital extranjero tiene una mayor participación.

      (j) Utilizan mano de obra más cualificada.

      2. EVOLUCION DEL SECTOR INDUSTRIAL

      En este epígrafe vamos a ver la evolución que ha seguido el sector industrial:

      1.- En relación al conjunto de la economía, tratando de conocer su aportación al V.A. y al empleo.

      2.- En relación con los países de su entorno.

      3.- Con respecto a la Demanda Interna (su principal estímulo)

      2.1. EVOLUCION RESPECTO AL CONJUNTO DE LA ECONOMÍA

      a) Aportación de la industria (manufacturas) al VA de la economía:

      En el largo período que transcurre entre 1960 y 2004 se distinguen dos grandes etapas, bien diferenciadas, en cuanto a la contribución de la industria al crecimiento económico:

      1ª) Una primera entre 1960 y 1975,

      Durante este periodo la industria es el motor del desarrollo económico, como demuestra el significativo aumento de su peso en el PIB (tanto a precios corrientes como constantes) que consolida el proceso de industrialización en España.

      La expansión de la producción industrial durante el decenio de 1960 y la primera mitad del siguiente fue posible principalmente a los siguientes factores:

      - Fin de la política económica autárquica y apertura al exterior (la política autárquica imponía restricciones en la importaciones de maquinaria y productos intermedios, dificultades para exportar derivadas de un tipo de cambio sobrevalorado, y diversas regulaciones sobre precios y establecimientos industriales).

      - Un marco internacional favorable, de gran crecimiento económico.

      De este modo, se consolidó entonces la industrialización española, base del rápido crecimiento de la renta per capita.

      Aspecto negativo:

      No obstante, su desarrolló se amparó aún en una fuerte protección frente a la competencia exterior e interior, haciéndose muy dependiente de la demanda interna, razón que explica la coincidencia de los años de mayor depresión de ésta (1980-84) con la fase más aguda de crisis industrial.

      2ª) Otra segunda, que comprende los años transcurridos desde 1975,

      Su papel en la economía comienza a disminuir (tanto a precios corrientes como constantes).

      La disminución es acusada a precios corrientes, pero no tanto a precios constantes (los precios han crecido menos que en servicios).

      Desde 1985, la contribución de la industria al crecimiento económico español se reduce sensiblemente como denota su decreciente participación en el VAB valorado a precios corrientes y en el empleo. Desde esta perspectiva, la industria ya no desempeña el papel central en el desarrollo económico español que tuvo en la década de 1960 y en al primera mitad siguiente, cuando su presencia relativa en el PIB aumentó significativamente y se consolidó el proceso de industrialización en España.

      La mayor eficiencia de la industria con respecto a los restantes sectores de actividad, que se manifiesta en un mayor avance de la productividad del trabajo y un menor aumento de los precios industriales, conduce a una reducción de su participación en el VA valorado en términos corrientes y en el empleo total, sin que quepa descubrir en esta evolución proceso alguno de desindustrialización, como algunos autores han querido ver, sin reparar en las magnitudes reales: su peso en el VAB en términos reales se mantiene prácticamente constante; tan solo disminuye en 1,5 puntos porcentuales en las dos décadas analizadas.

      A partir de 1975 la industria está sujeta a constantes ajustes o reestructuraciones:

      1.- Debido a la subida de los precios del petróleo.

      2.- Debido a la competencia de los países de nueva industrialización.

      3.- Debido al profundo cambio tecnológico, que afecta a los procesos productivos y a la organización del trabajo. La tendencia es el paso de modos de producción en serie a modos de producción más flexibles (del fordismo al toyotismo)

      La industria recobró su dinamismo a partir de 1985, pero ya no llegó a alcanzar tasas de crecimiento tan elevadas como en la etapa expansiva anterior.

      El crecimiento de la industria en el periodo de referencia es bastante similar al del conjunto de la economía, no solo en la tasa media (2,7% industria frente al 3,1) sino también en su perfil temporal. Sin duda, las perturbaciones de demanda y de oferta que han afectado a toda la economía han actuado también sobre la industria manufacturera, pero ésta experimenta con mayor intensidad las oscilaciones cíclicas, avanzando con más rapidez en las fases expansivas y retrocediendo más en las depresivas, lo que revela una mayor sensibilidad a tales impactos (o una mayor contribución a ellos):

      Algunos de los shocks de demanda más fuertes:

      - Los de origen externo, derivados de las oscilaciones del crecimiento de las economías más próximas.

      - Los que han tenido lugar como consecuencia de la reducción de barreras al comercio exterior.

      Afectaron en mayor medida a la industria, más expuesta a la competencia externa.

      De igual modo, algunas de las perturbaciones de oferta más frecuentes:

      - El incremento del precio de los servicios.

      - El encarecimiento del crudo petrolífero.

      Parecen afectar más intensamente a la industria.

      Aunque las tasas de crecimiento de la industria están muy lejos de las alcanzadas en la etapa de mayor dinamismo industrial y productivo (década de 1960 y mitad de la de 1970) su avance se produce sobre bases más firmes que entonces, como consecuencia de la existencia de un marco competitivo más exigente, el creado con la incorporación de España a la Europa comunitaria, y reflejo de ello serían los siguientes datos:

      1.- El peso de las exportaciones sobre la producción manufacturera española, que aumentó lenta pero gradualmente durante la mayor parte del periodo considerado, se elevó con fuerza en el último decenio, hasta duplicarse y aún ha crecido más la proporción de la demanda interna industrial satisfecha con importaciones, que apenas varió antes de 1985, en un marco de mayor protección.

      2.- El proceso de internacionalización de las empresas industriales se manifiesta también en que tanto las exportaciones como las importaciones de manufacturas han incrementado su peso relativo respecto al PIB y al conjunto de los flujos comerciales de bienes y servicios.

      Estos continuos ajustes tendrán gran repercusión en el empleo industrial.

      b) Aportación de la industria (manufacturas) al empleo

      De forma análoga, la aportación del empleo industrial al empleo conjunto de la economía se incrementa hasta 1975, para ir declinando a partir de esta fecha.

      Es una característica de las economías avanzadas, que la industria, aun siendo fundamental, va perdiendo relevancia en el conjunto de la economía, tanto en aportación al producto como al empleo y se hace cada vez más dependiente del sector Terciario, del que demanda cada vez más cantidad de servicios. Este es uno de los rasgos de la madurez económica.

    • EVOLUCION RESPECTO A LOS PAÍSES DE SU ENTORNO

    • Una visión más completa del crecimiento industrial español se obtiene al compararlo con las economías de su entorno geográfico y económico, en particular con las que también pertenecen a la UE.

      La comparación, revela aún con más claridad el fuerte crecimiento industrial español.

      Respecto a la industria de los once países de la Unión Europea-15 para los que se puede disponer de información (todos excepto Grecia, Irlanda, Luxemburgo y Suecia), la española ha aumentado en mayor medida su volumen.

      Así pues, la adhesión de España a la UE, que ha supuesto una acentuación de la competencia a la que se enfrentan las empresas manufactureras, no ha impedido un destacado crecimiento de la industria española. Esto parece revelar que el sector industrial español ha tenido una cierta capacidad competitiva, que también se pone de manifiesto en el continuo incremento en la participación de las exportaciones españolas en las de la UE y las de la OCDE.

      2.3 CRECIMIENTO DE LA PRODUCCIÓN Y DE LA DEMANDA INTERNA

      Vamos a comparar el crecimiento de la producción manufacturera y el de la demanda interna, para valorar su suficiencia y su impacto sobre el equilibrio del comercio exterior.

      Desde la incorporación de España a la UE se registra un crecimiento muy superior de la demanda interna al de la producción, lo que provoca un aumento sustancial del volumen de importaciones, reflejo de dos variables:

      • El impacto de la integración europea.

      • Algunas debilidades competitivas.

      Este comportamiento se traduce:

      1.- En una reducción del grado en que la producción nacional abastece la demanda.

      2.- En una reducción en la tasa de cobertura del comercio exterior, de manera que el superávit comercial que disfrutaba la industria española en 1985 se convierte en un déficit generalizado y creciente en los años siguientes.

      3. ESPECIALIZACIÓN PRODUCTIVA Y COMERCIAL

      ¿EN QUE ACTIVIDADES SE HA ESPECIALIZADO EL SECTOR INDUSTRIAL ESPAÑOL?

      El crecimiento industrial español no ha alcanzado la misma magnitud en los tres grupos de manufacturas que hemos distinguido. Durante los últimos decenios ha tenido lugar un cambio en la estructura productiva de la industria y también un cierto cambio en su especialización interindustrial, que se han reflejado en el comercio exterior.

      ¿En que tipo de actividades se ha especializado la industria española?

      • En el año de la incorporación española a la UE, el núcleo básico de la producción manufacturera española estaba compuesto por las actividades tradicionales, que suponían dos tercios (66%) del valor añadido generado, destacando, entre ellas las ramas de alimentos y bebidas, textil, confección, cuero y calzado.

      En el otro extremo, las actividades descritas como avanzadas tenían una escasa presencia relativa (6,4%), apenas la décima parte de la participación de las anteriores.

      • Transcurridas casi dos décadas, las manufacturas tradicionales siguen predominando, pero en menor medida, dado que para el conjunto del periodo, las avanzadas han crecido a un ritmo mayor, especialmente la maquinaria eléctrica y electrónica, aumentado su presencia relativa en el conjunto del valor añadido industrial.

      Sin embargo en este cambio en la estructura de las manufacturas hay que distinguir dos etapas:

      1.- Hasta mediados de la década de 1990 se mantiene la tendencia que tenía el patrón productivo industrial español desde hace tres décadas: una progresiva reducción del peso relativo de las manufacturas menos dinámicas y con memores requerimientos tecnológicos, las tradicionales, y una creciente participación en el producto industrial de las avanzadas.

      2.- Desde finales de la década de los 90, esta pauta de comportamiento se invierte, al crecer las industrias tradicionales a tasas superiores que el resto de las producciones, debido sobre todo al lento crecimiento de las manufacturas más avanzadas.

      De esta manera, si hasta pasada la mitad de la década de 1990, la estructura interindustrial española tendía a converger con la media europea, a partir de entonces parece haber iniciado un proceso de divergencia, que también parece haberse producido en otros países.

      El cambio en la estructura de la producción responde a un cambio en la misma dirección en la estructura de la demanda interna.

      Las estructuras de la producción total y de las exportaciones también se han modificado en el mismo sentido que el valor añadido, e incluso con mayor intensidad. La mayor transformación tiene lugar en las exportaciones, debido a que la mayor apertura al exterior de la economía española desde 1985 ha puesto de manifiesto la menor propensión al comercio exterior de las manufacturas tradicionales.

      A) ESPECIALIZACIÓN PRODUCTIVA Y EQUILIBRIO EXTERNO

      Estructura de las exportaciones

      1985 1995 2003

      Industrias avanzadas 7 9,6 10,1

      Industrias intermedias 40,7 54 56,1

      Industrias tradicionales 52,3 36,4 33,8

      B) COBERTURA DEL COMERCIO EXTERIOR

      1985 1995 2003

      Tasa de cobertura total 116,6 80 74,8

      - I. Avanzadas 43,3 48,8 46,3

      - I. intermedias 111,7 90 82

      - I. tradicionales 161,4 80,3 76,9

      Esta especialización no es la más adecuada desde la perspectiva del crecimiento y el equilibrio exterior:

      - Porque el insuficiente desarrollo de las manufacturas avanzadas e intermedias limita las posibilidades de aprovechar la expansión de la demanda interna, más intensa siempre en estos dos tipos de industrias.

      - Porque las manufacturas tradicionales parecen encontrarse ya muy cerca del umbral máximo de su capacidad competitiva exterior ( a pesar de que tienen tasas de cobertura del comercio exterior inferiores a 100 como norma, salvo en periodos excepcionales)

      - Si nos fijamos en el déficit del comercio exterior, llama la atención el escaso nivel de cobertura de las exportaciones de las producciones avanzadas y la insuficiencia de las exportaciones de productos de las actividades tradicionales para alcanzar niveles sostenidos de equilibrio o superávit externo.

      * ESPECIALIZACIÓN PRODUCTIVA ESPAÑOLA VS COMUNITARIA

      La especialización de las manufacturas españolas en las actividades tradicionales se pone aún más claramente de manifiesto si se toma como referencia la estructura productiva comunitaria. La industria española posee un mayor peso en las actividades tradicionales del conjunto de la UE que en las avanzadas. Y siempre ha sido así a lo largo del período analizado.

      Pero el cambio en la estructura productiva española a favor de las actividades avanzadas ha sido más intenso que el comunitario, de forma que hoy la especialización de la industria española en las actividades tradicionales es menos pronunciada que en el decenio de 1960.

      Hay que destacar, no obstante, que las debilidades competitivas que impiden a las actividades tradicionales conseguir el equilibrio en el comercio exterior no les han impedido aumentar su peso relativo en la producción comunitaria en los últimos años.

      En resumen, se percibe una cambio paulatino en la especialización: van perdiendo peso las actividades tradicionales (aunque siguen siendo el grupo principal), mientras ganan las avanzadas y las de tipo intermedio.

      ¿Por qué se ha especializado la industria española en actividades tradicionales?

      Porque las características de este tipo de actividades (pequeña dimensión de las empresas, empleo intensivo de recursos naturales y mano de obra de baja cualificación, uso de tecnologías estandarizadas) se adecuan a la dotación factorial que presenta la economía española que <en relación a la media comunitaria> destaca por una:

      - Mayor abundancia relativa de recursos naturales y de trabajo de baja cualificación (y de bajos salarios relativos)

      - Menor abundancia relativa de capital físico, tecnológico y humano (derivados de un mayor atraso económico)

      Se trata de una economía con un grado de desarrollo menor en comparación con las más avanzadas europeas; de ahí su dotación factorial y su mayor especialización en actividades industriales tradicionales.

      A la hora de valorar la posible importancia de estos factores, y en particular la estandarización tecnológica, observamos que la especialización en las actividades tradicionales es bastante más acusada si se examina sólo la producción obtenida en aquellas empresas que son propiedad de residentes, puesto que el desarrollo logrado en las actividades intermedias y avanzadas se ha basado en gran medida en la penetración del capital extranjero, que controla hoy, en ambos grupos, más del 50 % de la producción.

      4.- EFICIENCIA PRODUCTIVA

      El crecimiento sostenido de la industria ha de basarse en el continuo aumento de la eficiencia con que se obtienen sus productos, uno de cuyos mejores indicadores es la productividad del trabajo.

      Su progreso es tanto más fácil cuanto más competitivos son los mercados, ya que se favorece la reducción de los costes de producción y de los precios de los productos, permitiendo al mismo tiempo el aumento de la retribución real de trabajo y, con ello, de la renta de los individuos.

      Hemos mencionado como características del sector industrial:

      - Que la industria española ha tenido suficiente fortaleza para aumentar su producción a un ritmo mayor que otras economías desarrolladas, incluso una vez incorporados a un medio de gran competencia como la UE.

      - Que, a pesar de esa fortaleza tiene dificultades para aumentar su tasa de crecimiento, evitar oscilaciones acusadas y equilibrar el saldo de su comercio exterior.

      Debemos analizar ahora en qué medida la capacidad de crecimiento de la industria española, su competitividad se ha visto impulsada o limitada por la evolución de la productividad del trabajo. Asimismo, vamos a tratar de analizar algunos de los determinantes de la productividad.

      Para el conjunto del periodo que analizamos (66-04), el crecimiento de la producción industrial se ha basado por completo en el aumento de la productividad del trabajo (sobre todo en la primera década), hasta tal punto que el empleo existente en 1995 (algo menos de dos millones y medio de personas) es similar al de mediados de la década de 1960.

      Esto implica un notable aumento en el rendimiento medio por trabajador, ha sido fruto:

    • De la capitalización de las instalaciones

    • De la cualificación de los trabajadores

    • De los cambios en la especialización sectorial de las manufacturas y sobre todo

    • De cambios en la calidad y utilidad de los productos: la obtención de bienes diferentes, de mayor valor para el consumidor, es una exigencia para crecer, tanto mayor cuanto más competitivos son los mercados, de forma que la gradual apertura a la competencia exterior de la industria española ha incentivado el proceso de diferenciación del producto, en particular en las manufacturas avanzadas, donde mayor es la tasa de exposición a la competencia externa.

    • El crecimiento de la productividad del trabajo no ha sido sin embargo, constante a largo de todo el periodo, sino que como el valor añadido, se ha hecho cada vez más lento a partir de 1975. Desde mediados de la década de 1990, el crecimiento industrial se apoya en una notable capacidad de generación de empleo, sobre todo entre 1995 y 2002, mientras que la productividad aparente del trabajo se mantiene prácticamente estancada.

      Esta evolución es preocupante y pone en duda la capacidad de expansión futura de la industria española, puesto que a largo plazo, la competitividad de las producciones depende del rendimiento de los factores productivos, sobre todo en las producciones más intensivas en mano de obra y con menos posibilidades de diferenciación del producto, donde más relevantes son las ventajas en los costes laborales unitarios.

      Aunque la ralentización del crecimiento de la productividad del trabajo ha sido general al conjunto de la UE, en la industria española aparee con mayor intensidad. El gran aumento de la ocupación industrial (excepcional en el ámbito comunitario) provoca que el ritmo de aumento del valor añadido industrial sea insuficiente para evitar el estancamiento y la mayor desaceleración en la productividad.

      Este comportamiento dispar en la ocupación española con respecto a las industrias de la UE, al menos en parte se debe:

      1.- A las reformas en el mercado de trabajo para reducir las rigideces que lo caracterizaban.

      2.- A la moderación salarial.

      3.- Alteraciones en la composición de las actividades, a favor de producciones más intensivas en trabajo de menor cualificación, que podrían haber sido ocupadas por inmigrantes.

      Pero el débil incremento de la productividad del trabajo, no se puede atribuir sólo al aumento de la ocupación, sino también a otros factores que constituyen una limitación para la mejora de la calidad de las producciones y el mantenimiento de la competitividad:

      • El lento avance en la incorporación y difusión de las nuevas tecnologías asociadas a la información y la comunicación.

      • Las deficiencias formativas de una parte significativa del empresariado.

      • La inadecuación entre la cualificación de la mano de obra y las necesidades del aparato productivo

      Los tres grupos de manufacturas se han visto afectados por la reducción en el ritmo de crecimiento de la productividad del trabajo, pero su contracción ha sido particularmente acusada en las actividades más avanzadas, al contrario de lo que sucede en la UE, en donde estas actividades son las únicas que consiguen acelerar el avance anual en el rendimiento medio por trabajador, aunque a ritmos muy inferiores a los registrados en Estados Unidos.

      Las dificultades que encuentran estas actividades para mejorar su eficiencia productiva y su competitividad contribuyen a explicar la concentración en ellas de los procesos de deslocalización empresarial en los primeros años de la presente década.

      Sus decepcionantes resultados reclaman un decidido impulso del esfuerzo innovador público y de las empresas, dado que se trata de actividades intensivas en tecnología.

      * RESPECTO A LA UNION EUROPEA

      A pesar de los pobres y preocupantes resultados en términos de eficiencia comparativa, el peso de la industria española en la UE ha seguido aumentando, lo que podría explicarse por dos razones:

      1.- Que España compensa la menor productividad de la mano de obra en su industria con un salario aun menor, obteniendo un coste laboral unitario menor.

      Conviene llamar la atención sobre el riesgo que supone para la posición competitiva de las manufacturas españolas el mayor crecimiento de sus costes laborales unitarios respecto a los de la industria comunitaria. Sin embargo, las actuaciones dirigidas a ralentizar en el futuro este incremento relativo no deben buscar sólo, ni principalmente, la moderación salarial, sino el aumento de la productividad.

      2.- Que esta ventaja se ha visto reforzada por una mejora en la calidad de los productos que no se ha traducido en un aumento de la productividad quizá porque no se ha trasladado a precios más altos y las estadísticas no lo reflejan.

      En este sentido, los análisis disponibles acerca de la calidad comparada de los productos de exportación españoles muestran una clara reducción del porcentaje que representan los de inferior calidad.

      En todo caso hay que señalar que la menor productividad comparada de las manufacturas españolas, no se debe sólo a una menor intensidad en el uso de capital, sino también en una calidad más baja de los productos. La equiparación en la calidad de éstos con la media comunitaria debería reflejarse en

      Mayores productividades

      • Que parcialmente se trasladarían a los salarios, sin merma de la ventaja de costes laborales existente

      • Ofreciendo un estímulo para el crecimiento de la producción.

      Sin la equiparación de la calidad de los productos españoles con los de los países comunitarios más avanzados, la ventaja salarial española no será un estímulo suficiente para el crecimiento y la competitividad exterior de la industria, pues las producciones de baja calidad están siendo crecientemente absorbidas por los países de nueva industrialización, cuyos salarios son muy inferiores a los españoles.

      5.- LA DESLOCALIZACIÓN INDUSTRIAL

      CONCEPTO:

      La deslocalización hace referencia al desplazamiento de actividad productiva que está radicada en un país a otro país distinto. Puede afectar:

    • A la totalidad de la actividad: en cuyo caso se acompaña del cierre empresarial.

    • A algunas fases concretas del proceso productivo (outsourcing internacional), que generalmente, suelen ser las más intensivas en mano de obra no cualificada, donde los costes laborales ejercen una mayor presión sobre la competitividad.

    • En ambos casos, la deslocalización tiene efectos negativos sobre el empleo nacional, que es sustituido por empleo extranjero.

      La deslocalización es una de las principales preocupaciones de la industria europea. No es un fenómeno nuevo; al contrario, la relocalización de actividades productivas ha sido una estrategia habitual en el proceso de internacionalización de la producción de las empresas industriales, el resultado de la búsqueda de los emplazamientos más eficientes que permitan un mejor aprovechamiento de las ventajas competitivas. Lo novedoso es la intensidad que alcanza desde el inicio de la década de 1990 y sobre todo en los años finales de ésta, tanto en la industria europea como en la española.

      RAZONES DE SU EXPANSIÓN:

      Su reciente expansión se relaciona con el entorno globalizado en que se desenvuelven hoy las economías y que se muestra a través de:

      • Creciente apertura comercial.

      • Aumento de la competencia.

      • Considerables avances tecnológicos, sobre todo de las tecnologías de la información y la comunicación.

      Todo ello ha posibilitado una progresiva integración de los mercados nacionales y la reasignación de la capacidad productiva en el plano internacional.

      VENTAJAS DE LA DESLOCALIZACIÓN:

      Las empresas pueden mejorar su eficiencia productiva mediante una mejor ubicación de su producción, o de una parte de ella, situándola en lugares donde:

      • Los costes son comparativamente menores, sobre todo los laborales.

      • Donde se dispone de un entorno favorable:

      . Buenas infraestructuras de transporte y comunicaciones.

      . Clima económico saneado.

      . Estabilidad política.

      . Acceso a los mercados internacionales.

      . Mercados en notoria expansión (China, India o las economías del este recientemente incorporadas a la UE).

      A veces es una respuesta empresarial para mantener la competitividad ante los cambios en el entorno internacional. En las industrias tradicionales donde las ventajas en costes laborales y precios tienen una incidencia mayor que en otras ramas más intensivas en capital y tecnología, el aumento de la competencia proviene de países menos desarrollados y con inferiores niveles salariales, tanto asiáticos como del este de Europa. Esto supone un fuerte estímulo al desplazamiento de actividades a dichas áreas.

      Pero los niveles salariales no son el único elemento a tener en cuenta: la productividad del trabajo (diferenciales en la contribución de los trabajadores a la producción) pueden compensar los bajos salarios.

      Además, ante la pérdida de las ventajas de costes, siempre pueden desarrrollarse nuevos factores de competitividad más vinculados a otros aspectos como:

      • La diferenciación del producto a través de una mayor calidad.

      • Prestaciones de mayor nivel, insistiendo en la investigación tecnológica y en la mejora de la cualificación de la mano de obra, puesto que el empleo menos cualificado es el que compite más directamente con el de los países emergentes.

      Estas políticas son todavía más necesarias para contrarrestar la tendencia a la deslocalización en las manufacturas de alta tecnología, donde las posibilidades de diferenciación son más elevadas y la competitividad se apoya en mayor grado en el desarrollo tecnológico.

      EVOLUCIÓN DE LOS PROCESOS DE DESLOCALIZACIÓN EN ESPAÑA

      Las deslocalizaciones empresariales en las manufacturas españolas han alcanzado cierta entidad en dos períodos recientes:

    • La primera mitad de la década de 1990

    • Los primeros años del nuevo siglo.

    • Primera mitad de la década de los 90:

    • La deslocalización afectó en mayor medida a las manufacturas tradicionales, intensivas en mano de obra, que emigraron a ubicaciones con menores niveles salariales (Portugal, Marruecos, China) para abaratar costes y poder hacer frente a la creciente presión competitiva.

      No obstante, también afectó de forma importante a las manufacturas avanzadas, pero, en este caso, los países del centro europeo constituyeron el principal área de destino. En estas producciones primó el desplazamiento de líneas de productos y fases del proceso productivo, y fue llevado a cabo por empresas con participación de capital extranjero que aprovecharon el impulso aperturista del Mercado único para reasignar sus capacidades productivas a escala comunitaria y conseguir el mayor nivel de eficiencia en cada una de sus actividades. Rank Xeros Española, General Electric Medical Systems, IBM España o Glaxo-Wellcome son empresas representativas de esta estrategia.

      B) Los primeros años del nuevo siglo:

      La segunda etapa, más importante cuantitativamente, coincide con la ampliación comunitaria a 25 países, y no puede desvincularse de este hecho, dado que los países recién incorporados son los principales receptores de la producción desplazada.

      La gran mayoría de las empresas que trasladan su producción se encuadran en los sectores de mayor contenido tecnológico y están participadas por el capital extranjero.

      Por otra parte, predomina el cierre de empresas sobre la reducción parcial de actividad; lo que ha supuesto, al menos para los sectores avanzados, una significativa desinversión de capital extranjero.

      Las empresas de capital nacional, en cambio, se sitúan en los sectores tradicionales: textil-confección, calzado y juguetes principalmente.

      Esta estrategia empresarial ha generado una notable alarma social, agravada por la posibilidad de que se vaya acentuando en los próximos años.

      6. LA POLÍTICA INDUSTRIAL

      La intervención pública en este sector ha sido tradicionalmente menor que en Agricultura o Servicios, pero también cobra una gran importancia.

      En relación a la política industrial seguida en España vamos a tener en cuenta tres etapas:

      1.- DÉCADAS 60-70:

      La política industrial española durante el decenio de 1960 y en la primera mitad del siguiente se basó en:

      - Impulsar los subsectores considerados como claves en el proceso de crecimiento. El rápido crecimiento de la producción industrial española durante el decenio de 1960 y en la primera mitad del siguiente se apoyó en una política de fomento directo de aquellas ramas industriales que se consideraron entonces prioritarias: las tradicionales más intensivas en trabajo y las de transformados metálicos, en sus diferentes fases, desde la siderurgia hasta la maquinaria mecánica, en un marco caracterizado por:

          • La fuerte protección de la industria nacional frente a la competencia exterior.

          • La regulación de la competencia en el interior.

      - Existieron instrumentos como los Planes de Desarrollo y las Acciones Concertadas utilizados para definir los objetivos de producción, los programas de inversiones necesarios para alcanzarlos y las ayudas públicas a las empresas que pudieran facilitar y garantizar su cumplimiento.

      - También se establecieron programas de actuaciones y ayudas públicas en función de objetivos de carácter general, no de índole sectorial, como la exportación, la inversión, el empleo, el desarrollo regional o el tamaño empresarial.

      - Este conjunto de actuaciones se complementó con la intervención directa en la producción, sobre todo a través del Instituto Nacional de Industria (INI), un holding de empresas públicas creado en 1941 con el fin de contribuir a los objetivos de la política autárquica.

      Coherente con esta finalidad, en la etapa que aquí se está considerando, de normalización de las relaciones comerciales exteriores, esta institución se orientó:

      + Más a desarrollar los proyectos empresariales creados en años anteriores que a promocionar otros de nuevo cuño,

      + Pero también se vio obligada a asumir la gestión de algunas empresas privadas en situación de crisis, principalmente en determinados sectores de la industria tradicional. Tuvo un papel destacado en el fomento de varios de estos sectores, principalmente en los de productos metálicos básicos, energéticos, químicos y de construcción de material de transporte, sobre todo en la etapa primera de consolidación de la industria española.

      Con frecuencia, las empresas del INI fueron líderes en innovación y en tamaño, pero los gobiernos del franquismo concibieron su papel como subsidiario con respecto al de la iniciativa privada, lo que limitó su desarrollo corporativo y su capacidad competitiva.

      2.- DÉCADA DE LOS 80:

      Como consecuencia de la crisis, en la década de los 80 la política industrial se centró en la ayuda a sectores con problemas (también considerados claves).

      Conforme la industria fue creciendo y abriéndose al exterior, ya desde comienzos del decenio de 1970, el intervencionismo estatal se redujo, perdiendo vigencia la planificación y acentuándose la importancia de algunas de las medidas antes mencionadas, como el fomento a la exportación y el desarrollo industrial de regiones atrasadas.

      Luego, la transición política limitó la capacidad de acción gubernamental, en un momento en que la industria tenía problemas para seguir creciendo. A todo ello se sumó, a partir de 1975, la aparición de déficit públicos continuados, que indujeron a reducir la intervención estatal dirigida a la industria, centrándola casi en los sectores más afectados por la crisis y con predominio de empresas públicas (combustibles sólidos, siderúrgico y construcción naval).

      Durante los años 80, y a través de la denominada “política de reconversión industrial”, se acometió la reestructuración técnica de las grandes empresas de los sectores mencionados, así como el ajuste de sus plantillas de trabajadores, reduciendo sensiblemente los excedentes laborales. Salvo en este último aspecto, los resultados no fueron muy satisfactorios, y la política de reconversión industrial se extendió, de hecho, bajo otras denominaciones y formas, al decenio siguiente, continuando aún vigente en los sectores del carbón y de construcción naval, en los que siguen ocupando una posición de relieve las empresas públicas encuadradas en la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). Esta institución recogió como herencia las pocas empresas públicas pertenecientes al extinto Instituto Nacional de Industria, que por su escasa viabilidad económica no fueron incorporadas al amplio programa de privatizaciones con el que culminó el siglo XX.

      La apertura al exterior de la industria, tras la incorporación de España a la Comunidad, habría requerido una política industrial muy activa, capaz de informar y orientar al empresariado, en particular al pequeño y mediano, acerca de los retos que el mercado único iba a suponer, y de ayudarle a poner en marcha las estrategias necesarias para incrementar la eficiencia de sus empresas. Sin embargo, lo que prevaleció fue una marcada orientación liberal de la política industrial por parte de los primeros gobiernos socialistas, preocupados por el fomento de la competencia en los mercados y el control de salarios, así como por la atracción de inversión extranjera como vía de obtención de capacidad empresarial y tecnológica.

      Se olvidó, en cambio,

      + El fomento de la competencia en el sector servicios.

      + El desarrollo tecnológico propio, único capaz de conseguir el aumento de la productividad en la industria y una adecuada asimilación de la tecnología extranjera.

      Las actuaciones de fomento industrial se intentaron transferir con rapidez a los gobiernos regionales, pero solo algunos de ellos como el valenciano, el vasco y el catalán, fueron capaces de darles contenido, superando la falta de experiencia y la ausencia de un marco institucional adecuado.

      3.- DÉCADA DE LOS 90:

      A pesar del esfuerzo realizado, los resultados de la reconversión industrial no fueron muy satisfactorios, salvo en la reducción de los excedentes laborales, y a principios de los 90 fue necesario emprender nuevas actuaciones, que, bajo diferentes formas y denominaciones, se han extendido en el tiempo y continúan aún vigentes en la construcción naval.

      La reordenación del sector público empresarial que se había iniciado en la década de los 80 y se prolongó a lo largo de las décadas siguientes, hasta que la mayor parte de las empresas públicas se integraron en la SEPI, a partir de 2001.

      En estas fechas el sector público empresarial poseía ya una dimensión sensiblemente inferior a la que tenía en los primeros años 80, como consecuencia del proceso de privatizaciones que, con cierta timidez hasta mediada la década de los 90, y con más rotundidad desde 1996, persigue la mejora de la eficiencia y la creación de grupos empresariales multinacionales.

      Las dificultades con que se encontró la industria en el inicio del decenio de 1990, unidas a la mayor capacidad económica y de gestión de los gobiernos autonómicos, han conducido a un cierto replanteamiento de la actuación pública que ha buscado dotarla de una mayor envergadura y eficiencia.

      Se han establecido programas de ayuda a las pequeñas y medianas empresas, tratando de coordinar las actuaciones de los gobiernos regionales y centrales. Pero la importancia de estas políticas ha sido desigual según las regiones.

      En todo caso queda pendiente:

      1.- La redefinición, la reordenación y el impulso de la investigación tecnológica y la innovación, estableciendo prioridades sectoriales.

      2.- El aumento de la cualificación general y la formación específica de los trabajadores, no solo a través de los programas educativos típicos de las instituciones de enseñanza, sino también a través de las actividades de formación continua.

      Estos son, sin duda, los grandes retos para los años venideros, indispensables para conseguir el aumento de la productividad (sin el cual será insostenible el crecimiento a largo plazo) con el que hacer frente al incremento de la competencia derivado de la más reciente ampliación europea hacia el este y de la creciente participación en los mercados industriales de países emergentes, en especial, de China.

      -----------------------------------------------------------

      2

      93

      93

      Unión Aduanera: 31.12.92

      Mercado Único: 31.12.92

      Terminan en el mismo momento

      1986: Integración

      BANCOS CENTRALES NACIONALES (UE)

      SISTEMA EUROPEO DE

      BANCOS CENTRALES (SEBC)

      BANCO CENTRAL EUROPEO (UEM)

      f1 (k) cuando el nivel de eficiencia del proceso productivo es 1

      f(k, 1)

      '{UE}'

      fo (k) cuando el nivel de eficiencia del proceso productivo es  o

      f(k,o)

      '{UE}'

      Sustitución de trabajo por capital

      (Posibilitado por los menores precios de la maquinaria)

      Pg

      Subvención por X

      Pmm




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