Educación y Pedagogía
Tutoría y orientación
TUTORÍA Y ORIENTACIÓN:
Características psicológicas de la adolescencia.
Aplicación de las técnicas de observación
en el ejercicio de la tutoría.
Certificado de Aptitud Pedagógica
Instituto de Ciencias de la Educación
Universidad de Zaragoza.
Enero - 2001
Características psicológicas de la adolescencia
1. Evolución psicológica de la persona
Las antiguas descripciones del proceso evolutivo se articulaban en torno a unos hitos evolutivos que caracterizaban los comienzos y finales de las diferentes etapas o estadios evolutivos que se suponían universales en su secuencia y ajenos en su devenir a la determinación del entorno.
En la actualidad se realizan descripciones en términos de estadios cerca de los primeros años, a raíz del proceso de canalización y por el hecho de que el paso de un estadio a otro se relaciona con progresos madurativos que están determinados por la parte cerrada del código genético y en la forma en que los adultos tienden a tratar a los niños.
Las oleadas madurativas que permiten el acceso a nuevas posibilidades son muy frecuentes en los primeros cinco meses (capacidades lingüísticas, motrices) pero a partir del año y medio se lentifican. Aumenta así las diferencias entre los niños y se hace difícil describir el desarrollo en términos de estadios universales, aunque en el interior de una misma cultura se encuentre puntos de semejanzas entre unos niños y otros, como las influencias biológicas relacionadas por la edad, las normativas relacionadas con el grupo cultural e histórico generacional al que se pertenezca, por ejemplo, la escolarización obligatoria a los 6 años.
Generalmente, se pueden definir cuatro estadios evolutivos generales en toda persona:
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Infancia: se suponía que las experiencias ocurridas en ella tienen un efecto determinante y configurador del desarrollo posterior. Pero aunque ésta es importante no se puede aceptar que sus experiencias son irreversibles, ya que una infancia feliz no es garantía de felicidad eterna.
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Adolescencia: considerada como una época de cambios drásticos y grandes mutaciones psicológicas. Estos cambios no necesariamente se producen en el sentido de ruptura y discontinuidad con el pasado. La historia evolutiva previa de cada adolescente, unida a las influencias de la infancia más las nuevas, condicionará una u otra evolución más o menos alejada de la trayectoria evolutiva precedente. Estos cambios son coherentes con la historia evolutiva anterior. Por ser éste el tema central del trabajo, se analizará con mayor detenimiento en los apartados 2 y 3.
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Adultez: periodo de estabilidad y ausencia de cambios importantes. En cambio, durante esta etapa, ocurren cosas como el acceso al mundo del trabajo, relaciones emocionales estables (en la mayoría de los casos), hijo, etc. por lo que el adulto no se mantiene impasible ante estos cambios.
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Vejez: sinónimo de deterioro de los procesos psicológicos y disminución de diferencias entre unas personas y otras. Por el contrario, las diferencias individuales se acrecientan ya que la historia evolutiva previa no deja de introducir instrumentos de diferenciación.
2. La adolescencia: definición y cambios que se producen
2.1 Definición de la adolescencia
La adolescencia consiste en la etapa del desarrollo del ser humano que sigue a la pubertad y en la que se producen una serie de cambios físicos y psicológicos. A diferencia de las etapas anteriores de pubescencia o preadolescencia y pubertad, no se trata de un fenómeno enteramente biológico, por lo que no es universal, ni tiene las mismas características en todos los individuos. Algunos autores señalan el final de la adolescencia alrededor de los 17-18 años; la O.M.S. (Organización Mundial de la Salud) considera que la adolescencia culmina a los 19 años de edad. Sin embargo, estos rangos de edades son variables ya que dependen estrechamente de factores sociales, culturales, biológicos y psicológicos que no siempre se dan de la misma manera.
Así, en sectores obreros, un joven de 20 años, ubicado en su oficio, está casado y esperando un hijo, ya dejó de ser un adolescente y es un adulto joven. Mientras que un universitario de 30, próximo a terminar su carrera, dependiente económicamente de su familia y con todas las angustias de cómo y dónde trabajar cuando se gradúe, es todavía un adolescente.
Generalmente, la finalización de la adolescencia está marcada por el logro de las siguientes adquisiciones:
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Establecimiento de una identidad sexual y posibilidades de mantener relaciones afectivas estables.
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Capacidad de establecer compromisos profesionales y mantenerse (independencia económica).
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Adquisición de un sistema de valores personales (moral propia).
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Relación de reciprocidad con la generación precedente (sobre todo con los padres).
Es posible establecer dos fases en la adolescencia, conocidas como adolescencia primaria y adolescencia tardía. En la adolescencia temprana el individuo continúa la búsqueda de independencia pero con nuevo vigor y en nuevas áreas. Desea mas privilegios y libertades, menos supervisión adulta. Se preocupa principalmente de su "status" con sus pares inmediatos, quiere parecerse a los otros por la sensación de encontrarse fuera de lugar con respecto a ellos.
Sus diferencias individuales son más marcadas, pero su calidad de individuo único todavía no es completamente entendida ni aceptada.
El adolescente mayor comparte muchas de las preocupaciones del adolescente temprano, pero además tiene el problema de hacerse un lugar en la sociedad adulta, siente la obligación de encontrar una identidad propia. En resumen, se puede afirmar que el joven adolescente se preocupa de quién y qué es, y el adolescente mayor, de qué hacer con eso.
2.2 Cambios físicos durante la adolescencia
Los cambios físicos característicos de la pubescencia son el crecimiento de las extremidades y del vello corporal, la aparición de vello púbico y cambios en la piel como el acné. En los varones se ensanchas los hombros y se desarrollan los músculos y los huesos, lo que determina un aspecto más delgado y angular que las niñas. Aparece el velo en la cara y en el pecho. En las niñas, sin embargo, se ensanchan la caja ósea pélvica, se amplían las caderas y se aligeran los contornos del rostro y del cuerpo.
La pubertad es el período marcado por ser la cima del desarrollo sexual. En los chicos, comienza la producción de espermatozoides vivos y se incrementa el tamaño de los genitales. Aparecen las primeras poluciones nocturnas y la voz cambia debido a un ensanchamiento de la laringe. En las chicas, la primera menstruación se acompaña con un agrandamiento de los pechos, y un cambio en la voz menos notable que el de los chicos.
Sin embargo, este desarrollo no está completo aún. El cuerpo crece de manera no sincronizada, los órganos crecen a ritmos diferentes. El hecho de que el cuerpo no crezca de forma armónica da la sensación al púber de que ha perdido el control de su cuerpo, retrocediendo en el aprendizaje motor que había alcanzado al final de la infancia.
2.3 Cambios psicológicos durante la adolescencia
Los cambios psicológicos que se producen durante la adolescencia se resumen a continuación:
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Invencibilidad: el adolescente explora los límites de su entorno, tanto de su propio físico, como de sus posibilidades. Ello trae como consecuencia el gusto por el riesgo.
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Egocentrismo: el adolescente se siente el centro de atención porque se está descubriendo a sí mismo, y para él, no hay nada más importante en ese momento.
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Audiencia imaginaria: el adolescente, nervioso por los cambios que está viviendo, se siente observado constantemente, parece como si todo el mundo estuviera siempre pendiente de él. Es entonces cuando aparece la sensación de vulnerabilidad y el miedo al ridículo.
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Iniciación del pensamiento formal: durante esta época, el adolescente comienza a hacer teorías y dispone de toda una serie de argumentos y análisis que pueden justificar sus opiniones. Muchas veces, estos argumentos son contradictorios, lo cual no importa mucho al adolescente. Ha descubierto su capacidad de razonar, y la ejercita siempre que puede.
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Ampliación del mundo: el mundo no se acaba en las paredes del domicilio familiar, por lo que comienzan a surgir sus propios intereses.
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Apoyo en el grupo: el adolescente se siente confundido y adquiere confianza con sus iguales. El apoyo que logra en el grupo es importante para seguir creciendo, puesto que les une el compartir actividades.
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Redefinición de la imagen corporal, relacionada a la pérdida del cuerpo infantil y la consiguiente adquisición del cuerpo adulto.
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Culminación del proceso de separación/individualización y sustitución del vínculo de dependencia simbiótica con los padres de la infancia por relaciones de autonomía plena.
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Elaboración de los duelos referentes a la pérdida de la condición infantil: el duelo por el cuerpo infantil perdido, el duelo por el rol y la identidad infantil (renuncia a la dependencia y aceptación de nuevas responsabilidades) y el duelo por los padres de la infancia (pérdida de la protección que éstos significan).
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Elaboración de una escala de valores o códigos de ética propios.
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Búsqueda de pautas de identificación en el grupo de pares.
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Establecimiento de un patrón de lucha/fuga en relación con la generación precedente.
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Asunción de funciones o papeles auto-otorgados, o sea, de acuerdo a inclinaciones personales, independientes de las expectativas familiares y eventuales, incluso de las imposiciones biológicas del género al que pertenece el individuo.
3. El adolescente y su relación con los demás
La adolescencia como tal es un período conflictivo, lleno de cambios y transformaciones. Ésto altera esa transitoria paz y estabilidad conseguida en la niñez y comienza a desestabilizar al joven, generando conflictos y problemas en éste, que repercuten directamente en el seno familiar.
La sociedad juega también un papel importante y el adolescente comienza su búsqueda de integración en ella, adaptándose a nuevos grupos sociales, iniciando una búsqueda de costumbres, ideologías, de distintas concepciones del mundo, que no son las mismas que buscaron sus padres. Éste es uno de los motivos de conflicto en la relación adolescente - padres, en donde se expresa la tendencia conservadora de los padres idealizando épocas anteriores. Ésto trae como consecuencia la discrepancia entre los valores inculcados por sus padres y los que la sociedad trasmite al adolescente produciéndole confrontaciones con sus padres.
Por otra parte la sociedad y la inclusión del adolescente en ésta, a través de grupos extra familiares, en la cual se introducen en un mundo violento, lleno de tentaciones y peligros, hacen que los padres se sientan inseguros a la hora de darle libertad a su hijo. Los padres, muchas veces aferrándose a la condición de niño que todavía atribuyen a su hijo, no confían en él y continúan con una actitud de sobreprotección que dificulta el reaccionar del niño y su capacidad de cuidarse solo.
El hecho de buscar una definición de sí mismo como adulto independiente le implica al adolescente la rotura de muchos lazos familiares basados en autoridad, afecto, responsabilidad, respeto, intimidad, posesividad y hábito.
El desarrollo del niño lo ha alejado del hogar, tanto en cuerpo como en espíritu, hasta que el hogar a veces parece solo una pensión.
Una buena parte del tiempo del adolescente está marcado por sentimientos (tanto de su parte como de parte de sus padres) de frustración, rabia, humillación, malhumor, resentimiento o desesperación.
Ambas partes tienen dudas acerca del lugar que debe tener el adolescente en su desarrollo, tienen sentimientos contradictorios sobre si desean o no su crecimiento. Ésto se vuelve mas complicado si además de considerar las luchas entre padres e hijos, se considera que cada uno de ellos está a su vez en lucha consigo mismo.
3.1 Los padres a los ojos del adolescente
La ambigüedad en el adolescente surge debido a la fase de inseguridad existente en su propio cuerpo, con el que no sabe si actuar como niño o como adulto. Quiere repudiar su yo infantil, pero tiene dudas. Desea privilegios sin asumir responsabilidades, desea tanto los privilegios de la niñez como los de la adultez.
Para el adolescente joven, las responsabilidades impuestas por sus padres son una prueba (degradante y pesada) de su posición subordinada.
El adolescente mayor tendrá mayor facilidad para aceptar la relación entre responsabilidades y libertades, ya que no toma las responsabilidades como algo desagradable.
El adolescente no está seguro de liberar sus nuevas fuerzas, porque no las considera realmente suyas, y no se siente seguro de poder controlarlas. Por eso, cuando sus padres lo limitan a veces siente un secreto alivio que lo ayuda a controlar esas fuerzas.
A los ojos de los adolescentes, si sus padres intervienen en la vida de sus hijos, son entrometidos y dominantes, si no lo hacen no tienen sentimientos y son negligentes. Parece ser que nunca pueden ganar.
Los adolescentes necesitan algo contra que rebelarse, como una forma de decirse a ellos mismos que están creciendo, y los límites impuestos por sus padres deben ser el objeto tangible contra el cual se rebelan.
Se toma a los padres como objeto de rebelión por varios motivos. En primer lugar, los padres representan la etapa infantil que se quiere abandonar a toda velocidad. En segundo lugar, el adolescente se rebela contra lo que tiene más cerca, y ahí se encuentran los padres. Busca su identidad, y sabe que él no es como sus padres, por lo que se apoya en el grupo. Por último, los padres reaccionan imponiendo normas que el adolescente trata de quebrantar. En su nueva búsqueda, siente pasión por los límites, quiere descubrir hasta dónde llega, y entonces aparecen los padres con toda una serie de preceptos que cumplir. Es natural que se rebelen.
3.2 El adolescente a los ojos de los padres
Durante la adolescencia, se produce un cambio en las relaciones familiares, debido a la búsqueda de la identidad y la aparición del pensamiento concreto en el adolescente. El cambio en el entorno familiar genera una sensación de inseguridad en todos sus miembros, lo que se traduce en conflictos y miedo en las familias.
Los padres, aunque quieren que sus hijos crezcan en un futuro, ven ese futuro como algo remoto. Tienen cierta renuencia a aceptar la adultez de sus hijos, eso se debe a varios factores:
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Conocen bien a sus hijos, y por lo tanto conocen sus debilidades. Dejan de ver que estas debilidades solo pueden ser superadas haciendo frente a problemas reales.
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Están demasiado conscientes de las duras realidades que deben enfrentar los adultos, y desean protegerlos de esas realidades.
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Pueden recordarles que están envejeciendo.
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Puede incluso sentir celos de los placeres que vivirá el adolescente y que para el adulto ya pasaron.
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Pueden sentir una negación a abandonar la autoridad sobre sus hijos construida durante 15 años.
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La ambivalencia de los padres se remonta al momento desde que nace su hijo. Aún cuando se sienten felices de los primeros pasos de su hijo, deploran el paso de la infancia.
Si los adolescentes no siempre están bien preparados para hacer frente a las libertades y responsabilidades adultas, se debe a menudo a un sabotaje intermitente (sin intención) de su autonomía por parte de sus padres. Para conseguir un cierto nivel de independencia en los adolescentes, se aconseja seguir en casa un estilo educativo democrático y compartir actividades. El estilo de educación democrático se asienta sobre la base de toma de decisiones consensuadas por parte de todos. El adolescente comienza a sentir poder de decisión en los acontecimientos familiares, lo que le producirá cierta satisfacción.
El hecho de compartir actividades significa la integración del adolescente en la dinámica familiar. Estas actividades pueden ser de cualquier tipo, desde actividades manuales (lavar, tender, poner la mesa…) a actividades más lúdicas (excursiones, compras…). El éxito radica en la planificación de las actividades, sin interferir en la vida propia del joven. Por último, conviene que los padres recuerden en los peores momentos, que la adolescencia es una transición, desde la niñez a la vida adulta, más que un estadio.
3.3 El adolescente a los ojos de otros adolescentes
En la búsqueda por su identidad, el adolescente recurre a grupos de iguales con los cuales se identifica. Muchas veces esta búsqueda de identidad se da de manera peculiar, basada en figuras negativas, lo que se denomina "identidad negativa", es preferible ser perverso, indeseable a no ser nada. Otra forma de búsqueda de identidad puede presentarse en la toma o adopción de identidades transitorias, ocasionales o circunstanciales de forma sucesiva o simultáneamente por el adolescente. Se transfiere al grupo gran parte de la dependencia que antes se mantenía con la familia, y el grupo aparece como continentador de las ansiedades de sus integrantes.
Sin embargo, estos grupos se diferencian notablemente si están compuestos por chicas o por chicos. La actitud masculina ante los problemas se basa en solucionarlos o huir hacia delante. Sin embargo, la actitud femenina presenta una mayor implicación afectiva en ellos. Por ello, en los grupos de chicos se suele hablar de acciones, mientras que en los de chicas, se comentan sentimientos.
Por lo tanto, el adolescente busca en el grupo la seguridad que antes busca en su familia. Necesita identificarse con un grupo, y se considera que todo lo diferente a ese grupo es malo. Visten igual, se comportan igual, tienen los mismos gustos y aficiones. Este sentimiento de rechazar todo lo diferente hace que parezcan fotocopias los unos de los otros.
Bibliografía
ABERASTURY, Arminda y KNOBEL, Mauricio: La adolescencia normal. Editorial Paidós, Madrid.
VARIOS AUTORES: Hijos Felices. Expertos aconsejan a los padres. Edición de Eileen Shiff. Círculo de Lectores S.A, Barcelona, 1989.
Aplicación de las técnicas de observación
en el ejercicio de la tutoría
1º) Contestar y describir las siguientes cuestiones:
¿Qué es observar?
La observación se considera como el estudio de un proceso orientado por un objetivo de análisis del comportamiento de uno o varios individuos que - en el caso que se estudia en este trabajo - se hallan en situación de aprendizaje y con el aula como contexto.
¿Qué es la observación pasiva? ¿Qué es la observación activa?
La observación pasiva es la observación no sistemática, con falta de precisión en los objetivos y sin hipótesis.
La observación activa es justamente lo contrario, una observación altamente sistematizada, con precisión rigurosa de los objetivos y posibilidad de formular las hipótesis.
Ambos tipos de observación son los extremos de la graduación que permite clasificar y sistematizar la información obtenida sobre hechos y conductas.
Sistematización:
- Características del registro narrativo
- Características del registro descriptivo
El registro narrativo consiste en un texto en que paso a paso va informando de lo ocurrido, de forma semejante al trabajo de un reportero, y con escasa o nula sistematización, ya que pueden presentarse lagunas o faltas de ordenación producidas por un fallo en la selectividad de la atención. Habitualmente, corresponde al período de observación preliminar que tiene un carácter informal; de ahí su gran importancia, ya que suministra la base para la mejor delimitación del problema y la posible formulación de hipótesis, así como para la elección de la mejor técnica de registro. El registro narrativo puede presentarse bajo las siguientes formas: diarios, registros de muestras, incidentes críticos y notas de campo.
El registro descriptivo presenta, con diferencias no sustanciales al registro narrativo, una evolución y un avance, ya que existe un cierto grado de estructuración. Es frecuente utilizar medios automáticos de grabación. La terminología empleada es más precisa y existen ya intentos de categorización. Hay dos formas fundamentales de llevarlo a cabo: registro topográfico y funcional, que se refieren, respectivamente a la `descripción en función de las operaciones efectuadas' y `descripción en función de las consecuencias', mucho más útiles aunque implican una cierta inferencia.
Participación, clases
Existen cuatro grados de participación, que son:
Observación no participante: Ausencia absoluta de interacción entre observador y observado; éste no sabe que está sometido a observación, por lo que se garantiza al máximo su naturalidad y espontaneidad en la ejecución de las conductas de interés.
Observación participante: Existe interacción en grado variable entre observado y observador, con lo que puede implicar de ventaja al disponer de un mejor conocimiento del observado, pero también de riesgo, al provocar (inconscientemente) un cierto grado de intervención, y al generar un posible efecto de expectancia por parte del observador, anticipándose en el registro a la ocurrencia de conductas que no aparezcan.
Participación - observación: En este aumento progresivo del nivel de participación, se trata ahora de una interacción elevada entre observador y observado, en que ambos forman parte de un grupo natural (en el sentido sociológico del término) de personas.
Autoobservación: Se trata del máximo grado de participación, al coincidir observador y observado. Utilizada esencialmente en psicología clínica, es, sin embargo, frecuente por parte de los maestros que describen su actuación en clase. Forma parte de la observación indirecta.
Niveles de respuesta
Se pueden registrar cuatro niveles de respuesta diferentes (no verbal, espacial, vocal y verbal), que corresponden al `contenido' de la conducta que se estudia mediante la metodología observacional.
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La respuesta no verbal abarca las expresiones faciales, los intercambios de mirada y los movimientos del cuerpo, aunque en éstos debe diferenciarse el estudio dinámico (conducta gestual) del estático (conducta postural).
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La respuesta espacial se refiere en su aspecto dinámico, al estudio de trayectorias, convenientemente delimitadas respecto a la zona física, elementos que actúen de identificadores de principio y fin -si los hay-, y período de tiempo estudiado. En su aspecto estático, contempla las distancias a que se sitúa un determinado individuo respecto de otro, o de un objeto.
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La respuesta vocal implica, como su nombre indica, la emisión de vocalizaciones, sin que importe ni se tenga presente su contenido semántico. Su interés debe cifrarse en el relativismo que implica la comparabilidad entre sesiones o fragmentos de ellas en que destaca una mayor o menor frecuencia de tartamudeos, lapsus linguae, sonidos incoherentes, palabras incompletas, etc.
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La respuesta verbal corresponde al habla desde la perspectiva de su mensaje o contenido, y ha sido tradicionalmente objeto de estudio al analizar la interacción profesor - alumno o el lenguaje del niño.
1.6 Sesgos que puede haber y distorsionar la realidad
Los cuatro sesgos principales son:
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La reactividad, que consiste en la alteración en la naturaleza de la situación, que se ocasiona en los sujetos observados precisamente cuando se percatan de que están siendo observados.
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La reactividad recíproca, que tiene lugar cuando el sesgo de reactividad afecta también al observador, que se ve influido al saber que el sujeto observado no actúa espontáneamente, por sentirse protagonista de la situación de observación.
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La autorreactividad, que es la influencia que ejerce el autorregistro sobre la ocurrencia de la conducta, y es el único caso en el que hay que valorar la reactividad como efecto positivo.
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La expectancia, que aparece en el observador a través de sus previsiones y/o anticipaciones de conductas aún no observadas, tanto sobre la base de un `conocimiento previo excesivo', como a un deseo de obtención de determinados resultados; en ello influyen las características personales del observador, la motivación, las impresiones subjetivas, el conocimiento de los efectos de una modalidad de intervención educativa, la aparición de los primeros resultados, etc.
2º) Seleccionar 10 conductas en la clase o en el centro que te interese conocer de tus alumnos tutorandos (especificar qué curso). Explicar los criterios utilizados para la selección de las conductas
Se van a estudiar las conductas en alumnos de 4º curso de Educación Secundaria Obligatoria.
Las conductas se van a dividir en dos grupos, conductas individuales (seguidas por un alumno cuando se enfrenta el sólo a diversas situaciones) y conductas grupales (seguidas por un alumno encuadrado en un grupo).
Como conductas individuales se van a estudiar:
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Actitud ante los exámenes: Se pretende observar el estado inicial del alumno en un examen (ansiedad, nerviosismo, tranquilidad...) y su evolución durante el desarrollo de la prueba, teniendo en cuenta los resultados obtenidos en la prueba por el alumno.
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Conducta ante las preguntas específicas realizadas en clase: Se observa la reacción del alumno cuando se le formula una pregunta directa en clase (tartamudea, se pone nervioso, responde con seguridad, etc).
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Comportamiento ante la resolución de problemas en la pizarra: Se propone estudiar el comportamiento del alumno al enfrentarse al público cuando se le pide que resuelva un ejercicio en la pizarra.
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Respuesta tras la llamada de la atención en clase: El objetivo es conocer la conducta que sigue el alumno tras recibir una llamada de atención en clase (cambia de actitud, sigue con el mismo comportamiento, etc).
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Grado de responsabilidad ante alguna responsabilidad en el centro: Se pretende encomendar al alumno alguna responsabilidad en la función del centro o de la clase (conseguir una llave, traer el equipo de música...) y se observa la responsabilidad y cumplimiento con el que el alumno ejercita su función.
Como conductas grupales de interés se señalan las siguientes:
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Desplazamientos: Se analiza el comportamiento del alumno en sus desplazamientos con el grupo por el centro educativo, en función de la velocidad que emplee, el comportamiento al pasar frente a otras clases, si habla y el volumen de voz que emplea.
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Tiempo de recreo: Se analiza el modo en el que el alumno emplea el tiempo de recreo (actividades deportivas, hablar en grupo o en pareja, pasar el tiempo en solitario o estudiando, etc).
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Trabajo en grupo: El objetivo se centra en fijarse en el papel que desempeña el alumno dentro de un trabajo en equipo. Este papel puede ser de líder, de personaje pasivo o escasamente implicado, por ejemplo. El trabajo en equipo puede ser tanto en actividades académicas como en actividades lúdicas (deportes, teatro, etc).
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Afinidades: Se trata de contemplar las relaciones que mantiene el alumno con el resto de componentes del grupo averiguando las personas por las que el observado tenga mayor afinidad en función del mayor tiempo que pase con ella, o de la actitud que tome en su presencia.
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Actitudes encontradas: Es, justamente, lo contrario que el punto anterior. Consiste en averiguar los celos, envidias o desavenencias del alumno con los restantes miembros del grupo.
Según el criterio de observabilidad, se ha elegido una observación directa de las conductas, realizada por el propio profesor. Ello se debe a que el objetivo principales la observación del alumno en el propio contexto del grupo, sin interferencias causadas por agentes extraños, como observadores desconocidos por el alumno, o aparatos grabadores de imagen o sonido.
Además, se van a recoger los cuatro niveles de respuesta (no verbal, espacial, vocal y verbal) para realizar un estudio lo más completo posible.
3º) Elaborar un registro de observación directa, no participante, para el conocimiento de las citadas conductas. Justificar la elección del método. Delimitar el tiempo que se va a observar y las personas que va a realizar la observación. Justificar también el tratamiento de datos.
Para las conductas individuales, se empleará un registro descriptivo, utilizando medios automáticos de grabación en la medida de lo posible, sin que afecte el normal desarrollo de la clase. Sería recomendable grabar la clase en vídeo y en audio, para después interpretar mejor todos los sucesos.
En las conductas grupales se emplearán los formatos de campo, debido a la imposibilidad técnica de grabar el comportamiento de todo un grupo en las diferentes zonas del centro. Se centrará la atención en conocer la ubicación, la conducta manipulativa y la conducta gestual en diversos emplazamientos del centro, en donde se anotarán las cadenas de registro correspondientes.
Se pretende realizar la observación a toda una clase, lo que supone 30 individuos. La observación se prologará durante todo un curso escolar, para conocer tanto el carácter puntual del sujeto, como su evolución en un año académico. Cada alumno será observado durante cinco días, distribuidos de forma aleatoria, por dos profesores.
Se encargarán a dos profesores de diferentes áreas (uno científico y otro humanística) el procesos de observación, puesto que de esta forma no influirá el contenido de la asignatura en los resultados.
La observación grupal se realizará de igual forma. Sin embargo, sólo será encargada a un único profesor, puesto que se pretende realizar en todo el centro, en lugar de en una clase específica.
El análisis de los resultados se basaría en primer lugar en la búsqueda de parámetros definitorios en la conducta del adolescente, como pueden ser su frecuencia, orden o duración, además de su ajuste. Seguidamente, sería necesario constatar el grado de concordancia entre ambos observadores, puesto que aunque no registran simultáneamente, sí lo hacen en un período de tiempo cercano (nunca mayor de unas horas de diferencia).
Si el grado de concordancia es alto, se puede continuar con el registro. Si aparece gran cantidad de diferencias, sería necesario una reestructuración del método observacional o averiguar las causas de semejantes diferencias que obligasen a desechar los registros.
Así mismo, se realiza esta doble observación con el objetivo de establecer un cierto control externo y evitar los sesgos característicos de la metodología observacional, como pueden ser la reactividad, la expectancia, los efectos perceptivos de los observados.
El análisis de los datos será lo más completo posible. Como ejemplo, se citan brevemente dos tipos de análisis. Puesto que uno de los objetivos es el de establecer patrones de conducta, se utilizará el método de retardos con este fin. De igual forma, el estudio longitudinal de la conducta del alumno a lo largo de un curso académico implicará un análisis de tendencias.
Tras este análisis se averiguará las posibilidades de generalizar los resultados de ambos observadores a un individuo, y posteriormente, establecer generalizaciones a todo el conjunto de individuos, es decir, a la clase.
Por último, se valorarán e interpretarán estos resultados obtenidos en función del objetivo propuesto, que en este caso es el conocimiento de las conductas de los alumnos, tanto individuales como encuadrados en un colectivo. Con ello, se sugerirán nuevas a partir del estado actual de la línea de trabajo.
4º) Contesta a las siguientes preguntas
¿Qué has aprendido?
El trabajo me ha servido fundamentalmente, para conocer mejor la observación en el aula. Siempre he considerado la observación como una gran aliada para cualquier actividad que se realice con personas, pues permite conocerlas de forma más profunda y sin intermediarios.
Con el trabajo desarrollado, he pasado de tener un conocimiento empírico, y más bien aleatorio y desordenado, de las técnicas de observación a poseer un visión más científica de la metodología observacional y las posibilidades y expectativas de aplicación.
¿Qué dificultades has encontrado para elaborar el trabajo?
Las principales dificultades se me han presentado en el tercer punto del trabajo. La bibliografía consultada ha sido escasa, por lo que no disponía de todos los conocimientos que hubiera deseado para plantear con profundidad este apartado.
Si bien el primer punto ha sido muy fácil de responder, debido a la sencillez y claridad del manual, y en el segundo punto tenía claro qué tipo de conductas eran apropiadas para un estudio observacional, las dificultades han surgido a la hora de plantear por escrito un trabajo observacional con una mínima base científica.
¿Qué aspectos, referidos al objetivo, contenido y procedimiento del trabajo modificarías?
El objetivo del trabajo es, según mi opinión, plenamente satisfactorio, por lo que no introduciría ninguna modificación. El contenido, sin embargo, presenta una gran carga teórica, por lo que considero conveniente añadir cierta aplicación de la observación a un entorno real. Hay que tener en cuenta que las técnicas observacionales son eminentemente prácticas, y aunque es necesario un conocimiento teórico para mejorar esta aplicaciones, no se debe olvidar su aplicación práctica.
Un posible cambio en el procedimiento sería la aplicación de la observación a un grupo de personas y tratar de averiguar qué personas mantienen lazos más fuertes entre sí.
Bibliografía:
ANGUERA, M.T. Observación en la escuela. Aplicaciones. Barcelona. EUB. 1999
P20/97 - CAMTAS
2.1 Preeliminareis
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Enviado por: | Don Nuño De Pedruño |
Idioma: | castellano |
País: | España |