Turismo, Hostelería, Gastronomía y Restauración
Turismo y medio ambiente
Turismo y medio ambiente: simbiosis
Índice
Consecuencias del turismo
Turismo sostenible
2.1Planes de desarrollo
Parques naturales
Consecuencias del turismo, ejemplo claro de la destrucción del litoral:
La gestión del litoral tiene que responder al interés general. Sin embargo, en la última década hemos asistido a un deterioro imparable de nuestras costas, materializado en la mala utilización del suelo a través de nefastas políticas urbanísticas acompañadas de una ordenación territorial que no se ha preocupado por salvaguardar los valores y recursos naturales.
La construcción se ha convertido en un potente motor económico que ha olvidado su finalidad social. Al tiempo que mueve a la economía española, roba al territorio el equivalente a 140 campos de fútbol al día1, tres de ellos en el litoral. Si en 2005 se aprobaron 800.000 proyectos de nuevas viviendas, en 2006 esta cifra aumentó hasta las 920.000. La conversión a suelo urbanizable de millones de metros cuadrados ha supuesto la construcción de cientos de miles de viviendas a lo largo y ancho de todo el território, especialmente en la costa. En ocasiones se trata de suelos calificados para su urbanización, pero cada vez más nos encontramos con la destrucción de suelos rústicos o espacios naturales de alto valor ecológico o incluso protegidos.
El caso de Cabo de Gata.
El ladrillo invade el Cabo de Gata
El Hotel de El Algarrobico como reclamo para la construcción de más de 5000 viviendas. Algunos ya han calificado de pelotazo urbanístico las intenciones del Ayuntamiento de Carboneras de construir unas 5000 viviendas y varios hoteles en la costa existente entre el hotel de El Algarrobico y el núcleo urbano de Carboneras.
Dos inmensas parcelas eran de propiedad municipal y se vendieron a "cuatro perras": Dos millones doscientos mil euros fue lo recaudado por el consistorio por la venta de ese terreno rústico. El PGOU pretende que sean suelo urbano, y pasarían a tener un valor de 758 millones de euros. Y se vendieron a dos conocidas empresas o promotores de Carboneras. Uno de los agraciados es el que lidera la plataforma ciudadana en defensa de El Algarrobico.
Todo se inicia con dar luz verde a la construcción del hotel Azata del Sol en pleno Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, con numerosas irregularidades que han ido salido a la luz y que al parecer nunca pensaron los promotores que pudieran llegar a descubrirse. El siguiente paso fue la venta a conocidos empresarios de Carboneras de dos parcelas de propiedad municipal, para lo que se crearon las sociedades Unicarboneras S.L. y El Mirador de Carboneras S.L., en su momento como suelo no urbanizable, que posteriormente sería recalificado y declarado como urbanizable.
Turismo sostenible
Las consecuencias del desarrollo turístico, en especial en los países del Sur, parecen haber sido mayoritariamente perjudiciales. No obstante, algunos casos de turismo alternativo autogestionado por la propia comunidad parecen mostrar que un cierto tipo de turismo, a menor escala y con una gestión diferente, puede generar efectos positivos. Se empieza a hablar, entonces, de turismo sostenible.
La Organización Mundial del Turismo (OMT), en base a la definición de desarrollo sostenible establecido por el Informe Brundtland, afirma que:
El desarrollo del Turismo Sostenible responde a las necesidades de los turistas y de las regiones anfitrionas presentes, a la vez que protege y mejora las oportunidades del futuro. Está enfocado hacia la gestión de todos los recursos de manera que satisfagan todas las necesidades económicas, sociales y estéticas, y a la vez que respeten la integridad cultural, los procesos ecológicos esenciales, la diversidad biológica y los sistemas de soporte de la vida.
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El turismo sostenible como estrategia desarrollo.
Según la OMT, los principios que definen el turismo sostenible son:
- Los Recursos naturales y culturales se conservan para su uso continuado en el futuro, al tiempo que reportan beneficios;
− El desarrollo turístico se planifica y gestiona de forma que no cause serios problemas ambientales o socioculturales;
− La calidad ambiental se mantiene y mejora;
− Se procura mantener un elevado nivel de satisfacción de los visitantes y el destino retiene su prestigio y potencial comercial; y
− Los beneficios del turismo se reparten ampliamente entre toda la sociedad.
Estas características hacen al turismo sostenible una herramienta estrategia de desarrollo económico local. Por un lado, el turismo supone una gran oportunidad en algunas zonas en las que no existen otras alternativas de actividad económica. A su vez, como parte del sector servicios, ofrece más oportunidades para el surgimiento de empresas locales (hay que tener en cuenta que incluso en los países más desarrollados, este sector está compuesto principalmente por PYME). Y a pesar de ser un sector que requiere de fuertes inversiones en infraestructura y equipamientos, también utiliza mano de obra de forma intensiva por lo que ofrece numerosas oportunidades de trabajo y negocio para las mujeres y los jóvenes.
El Fondo Multilateral de Inversiones(FOMIN) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su objetivo de apoyo al crecimiento del sector privado, es puntero en la ayuda al desarrollo del turismo sostenible en América Latina y el Caribe. Aunque la existencia de numerosos sub-sectores (alojamiento, gastronomía, transporte, operadores de actividades, etc.), y el pequeño tamaño de la mayoría de las empresas turísticas comprometen la competitividad, el enorme potencial de desarrollo que posee este sector ha resuelto al FOMIN a centrar parte de sus actuaciones en este ámbito y crear un clúster de proyectos de esta temática.
A través de sus proyectos el FOMIN pretende respaldar el desarrollo sostenible del turismo mediante el incremento de la competitividad de las PYME locales dentro del sector. El foco de actuación es la mejor integración de los diferentes componentes de los producto turísticos e incrementar la colaboración entre las empresas involucradas, ayudándolas a orientar su estrategia hacia la diversificación de la oferta y a conseguir una promoción más efectiva de sus destinos mediante estrategias de negocio conjuntas, y siempre con la premisa de que el desarrollo y promoción de los productos turísticos contribuyan a la conservación del medio ambiente y el legado cultural.
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Impacto del turismo internacional.
En las últimas cinco décadas, el turismo internacional ha pasado de desplazar 25 a casi 700 millones de viajeros al año, y a lugares cada vez más remotos gracias al desarrollo de los medios de transporte. Un fenómeno de tal magnitud y con una expansión tan rápida no podía por menos que generar impactos allá donde se ha establecido.
Generalmente estos impactos se clasifican en tres categorías: económicos, medioambientales y socioculturales.
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Impactos económicos
El turismo ha sido presentado tradicionalmente como un eficiente motor del desarrollo económico, capaz de generar empleo, modernizar las infraestructuras, impulsar otras actividades productivas, revalorizar los recursos autóctonos o equilibrar balanzas de pagos nacionales. Antes de la década de 1970, asumidas estas premisas y con el turismo internacional de masas recién estrenado, pocos investigadores se habían parado a estudiar los costes económicos que suponía para las sociedades anfitrionas esta actividad. Pero en esa década empezaron a ser evidentes.
Así, es cierto que el turismo genera empleo, pero en muchas ocasiones para la población local es un empleo estacional y poco cualificado. Además, suele tratarse de un empleo inestable: el turismo es un sector con grandes vaivenes, y las zonas de destino se tienen que enfrentar con la competencia de otras nuevas que surgen gracias al desarrollo de los medios de transporte.
También es verdad que se modernizan las infraestructuras, pero según las prioridades turísticas y no en base a un desarrollo endógeno y equilibrado con las otras actividades productivas.
La revalorización de los recursos autóctonos se materializa muchas veces en procesos inflacionarios, derivados de un aumento de la demanda de la tierra, el agua o los alimentos; el resultado es el encarecimiento de la canasta familiar, la dificultad de acceder a una vivienda o la expulsión de campesinos por el aumento de las rentas agrarias. El turismo impulsa algunas actividades productivas, como la construcción, pero también pone en peligro otras tradicionales, como hemos visto en el caso de la agricultura.
Igualmente, es discutible la capacidad del turismo de generar ingresos en los países de destino, ya que son los países de origen los que más se benefician de esta actividad: compañías de vuelo y grandes establecimientos hoteleros suelen pertenecer a multinacionales del Norte, además de que los operadores de estos países tienen capacidad de imponer precios a sus “socios” del Sur.
Ernest Cañada, miembro de Sodepau-ACASC, comenta que, a modo de ejemplo de estos procesos, nos podemos referir a primigenias zonas de atracción turística como las Antillas o Hawái en la década de 1960 y principios de la siguiente. El desarrollo turístico llevó a sustituir tierra agrícola por tierra urbanizable, y al campesino por el obrero de la construcción o el trabajador del sector servicios. En pocos años, se redujo la soberanía alimentaria y fue necesaria la importación de los alimentos, más caros y a los que sólo se podía acceder en el mercado. En el caso de Hawái, dos de sus ocho islas mayores acabaron siendo propiedad privada, igual que más del 70% de las mil millas costeras hasta entonces propiedad del estado. Por último, las pequeñas industrias turísticas autóctonas fueron substituidas por otras foráneas con mayor capacidad de competencia.
Finalmente, cabe señalar que en determinadas zonas donde se ha hecho una apuesta por el turismo como principal medio de desarrollo, se ha observado que genera problemas semejantes a los de de economías basadas en la agricultura de monocultivo para la exportación, tales como la dependencia de los precios del mercado internacional, muy fluctuantes, o un alto nivel de riesgo derivado de la escasa diversificación.
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Impactos medioambientales
Curiosamente, uno de los factores que favorece la aparición del turismo en una zona, el paisaje, suele mostrarse especialmente frágil con su desarrollo. Ya hemos visto como la llegada de turistas tiende a cambiar el uso de los recursos naturales. Pero más allá de ello, muchas veces tiende a sobreexplotarlos.
El turismo de masas se ha mostrado especialmente violento con el medio ambiente: urbanización de zonas naturales o no integrada en el paisaje, sobreutilización del recurso del agua, problemas relacionados con el tratamiento de las basuras, contaminación del agua por los residuos líquidos, destrucción de monumentos históricos, contaminación del aire por el uso de vehículos y calefacción, cambios en el paisaje para favorecer actividades de ocio como el golf o el esquí, etc. Estos procesos son más incisivos en los países del Sur, donde las normativas medioambientales suelen ser más laxas para favorecer la industria turística y los recursos naturales son presa fácil de la especulación. Como ejemplo se puede señalar la crisis ecológica que está padeciendo la costa de Quintana Roo, en México, a causa del desmedido desarrollo de centros turísticos como Cancún o Cozumel.
Pero no sólo el turismo de masas incide sobre el medio ambiente. Formas de turismo alternativo también pueden hacer un uso no sostenible de los recursos. Bajo el concepto “turismo alternativo” se agrupan diversas formas de turismo que, a veces, buscan un desarrollo sostenible de la actividad, pero otras sólo expresan la contraposición al turismo de masas. No obstante, aunque sea sólo porque se trata de turismo a pequeña escala, las formas alternativas de turismo suelen conllevar mucha menos alteración en el paisaje.
Por el contrario hay ocasiones, cuando el paisaje es el principal valor turístico, que las instituciones públicas llegan a establecer normas conservacionistas extremas, hasta el punto de impedir el desarrollo normal de actividades tradicionales y sin entender que el ser humano tiene también un papel en el ecosistema.
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Impactos socioculturales
En ocasiones se ha señalado que el turismo puede tener beneficios positivos al permitir la interrelación entre culturas diferentes. No obstante, los impactos socioculturales detectados suelen ser negativos para la sociedad anfitriona. Uno de los aspectos más destacados es la tendencia a acelerar cambios culturales que despojan de su significado a los elementos culturales para dejarlos sólo en lo epifenoménico, lo “visible”, que es tratado como una mercancía más. En Kenia, uno de los países africanos más turísticos, es común que etnias autóctonas representen danzas y rituales como atracción para los turistas fuera de su contexto cultural. La artesanía es un ámbito en el que estos procesos se dan con asiduidad: además de cambiar de finalidad (de bien de uso a mercancía), los modelos artesanales se homogeneízan según los supuestos gustos occidentales.
El desarrollo del turismo puede influir sobre la estructura de las sociedades anfitrionas, generando o incrementando la diferenciación social. Y es que los beneficios que se quedan en la zona de destino no se suelen repartir uniformemente, sino que tienden a ser monopolizados por un sector minoritario de la población. En el caso cubano, por ejemplo, si bien las empresas turísticas son mixtas (estado cubano - capital extranjero), los trabajadores que tienen contacto con los turistas (camareros, guías, etc.) suelen recibir, en propinas, varias veces el sueldo medio del país, lo que les ha convertido en un grupo social diferenciado y envidiado.
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La capacidad de carga y sus indicadores
Turismo sostenible, se entiende mejor como una Filosofía de vida, en la que los que lo practican son conscientes de la fragilidad de los lugares que visitan y por tanto, este tiene un "limite" o por lo menos debería tener reglamentos de visita. Por consiguiente, el concepto de turismo sostenible se relaciona con el de capacidad de carga. Éste se define como el máximo aprovechamiento que se puede realizar de los recursos económicos, sociales, culturales y naturales de la zona de destino sin reducir la satisfacción de los visitantes y sin generar impactos negativos en la sociedad anfitriona o en el medio ambiente. Por tanto, podremos hablar de turismo sostenible cuando no se sobrepasa la capacidad de carga de una zona de destino, la capacidad de carga establecida, además responde a la meta del destino, al lugar el cual el destino quiere llegar en la mente de los visitantes.
Una nueva aproximación a la Capacidad de carga, constituyen los Limites o Umbrales Aceptables de Cambio (LAC), que fueron establecidos inicialmente por el Servicio Forestal y de Fauna Silvestre de los Estados Unidos, según esta metodología, se define el ideal al que se quiere llegar, el cual es monitoreado y revisado constantemente. El problema se encuentra en el momento de establecer los indicadores.
A todo caso, y siguiendo su definición, el turismo sostenible lo ha de ser en las tres categorías en que se clasificaban los impactos del turismo: debe ser sostenible económica, social y medioambientalmente. En las últimas reuniones celebradas en Bolonia durante el mes de Abril de 2008, donde se fundó la Red Europea de turismo Responsable, se habló igualmente de dar una mayor importancia al aspecto cultural tratando de sacarlo del gran ítem social.
El turismo sostenible no hace referencia a ninguna forma de turismo específica, aunque parece que el turismo tradicional tiene más dificultad en alcanzar la sostenibilidad que otras formas de turismo más alternativo. No obstante, y como queda dicho, bajo el término “turismo alternativo” se agrupan diversas formas turísticas, algunas de las cuales son gestionadas con un espíritu de lucro similar a las tradicionales y con impactos más que dudosos.
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El modelo de turismo sostenible.
Una de las formas de turismo alternativo que mayor expectativa ha generado es el denominado ecoturismo. En su definición original, sería una forma de turismo sostenible, ya que si bien hace especial insistencia en el tema medioambiental, no olvida el factor socioeconómico. Así, para la ONG Ecotourism Society, se trata de un turismo en zonas naturales que contribuye a la protección del medio ambiente y deja beneficios para la población local. Ecuador es posiblemente el país sudamericano donde este tipo de turismo más se ha desarrollado, por iniciativa de sus potentes organizaciones indígenas de la selva y de la sierra.
El éxito del término ecoturismo, y tal vez como consecuencia de que parece hacer mayor hincapié en la sostenibilidad de tipo medioambiental que en otros, ha fomentado que operadores turísticos lo utilicen para definir formas de turismo de naturaleza poco o nada sostenibles.
Un ejemplo lo ofrece el volcán Mónaco, en Nicaragua. En lo que hace pocos años eran tierras de una cooperativa campesina, nacida en tiempos de la Revolución Sandinista, una empresa privada ha instalado un exitoso servicio de “cannopy tour”. Se trata de un paseo por las copas de los árboles, deslizándose en tirolinas, que permite admirar el paisaje desde una perspectiva poco habitual. El problema es que los campesinos, antiguos propietarios de aquellas tierras, se vieron obligados a malvenderlas, ahogados por la falta de créditos y apoyo a la economía campesina, y acabaron desplazados de sus antiguas propiedades. En la gestión del servicio turístico estos campesinos únicamente participan, en el mejor de los casos, como empleados, sin participar realmente en los sustanciales beneficios económicos generados por esta actividad.
Un mismo modelo de turismo no tiene efectos similares sobre sociedades diferentes. Su impacto varía dependiendo el contexto de la sociedad anfitriona, así como sus características endógenas sociales, políticas y económicas. En la Isla de Taquile, situada en el Lago Titicaca, desde la década de 1970 se desarrolla un modelo de turismo que combina la iniciativa privada con la gestión comunal de manera exitosa y sostenible. Sin embargo, el intento de aplicación de ese modelo por parte de otras comunidades vecinas pero con condiciones sociales y demográficas diferentes se convirtió en fuente de conflictos.
En conclusión, no parece que haya un modelo de turismo sostenible aplicable universalmente ya que, como queda dicho, el impacto del turismo varía dependiendo de las características de la sociedad anfitriona y de su contexto. En cambio, sí hay modelos de desarrollo turístico que, sean cuales sean las características sociales, económicas y medioambientales de la zona de destino, siempre son insostenibles: el turismo masificado, el turismo sexual, turismos a pequeña escala controlados por agentes foráneos, etc.
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Principios
Ante esta situación, el turismo responsable no aparece como un tipo o modelo de turismo específico, sino como un movimiento:
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que busca establecer modelos de desarrollo turístico sostenibles y específicos para cada zona de destino, para lo que se han de tener en cuenta sus variables sociales, económicas y medioambientales;
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que denuncia los impactos negativos que el turismo conlleva o puede conllevar en las sociedades anfitrionas, así como la imagen distorsionada que los visitantes pueden hacerse de la realidad que han ido a conocer;
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que valora y reclama la responsabilidad de turistas, tour-operadores, anfitriones e instituciones públicas a la hora de favorecer modelos turísticos sostenibles.
Desde esta forma de entender el turismo responsable, el problema no consiste, solamente, en considerar que el turismo pueda ser un motor de desarrollo al que hay que ponerle algunos mecanismos correctores ante los riesgos que entraña.
Para Jordi Gascón, miembro de la Xarxa de Consum Solidari, se trata de una cuestión de perspectiva previa: el turismo, como cualquier otro nuevo recurso que genera beneficios, se convierte en un espacio de confrontación social. Un recurso en el que los distintos sectores sociales implicados no necesariamente tienen los mismos intereses, sino que muchas veces, al contrario, tienen posiciones claramente opuestas.
De esta forma, a pesar de que el turismo internacional en los países del Sur generalmente supone un aumento de los problemas para la mayor parte de la población, también puede implicar un potencial de desarrollo de sectores marginados de esas mismas zonas.
2.1 Planes de desarrollo
Carta del Turismo Sostenible.
Conferencia Mundial de Turismo Sostenible.
Los participantes en la Conferencia Mundial de Turismo Sostenible, reunidos en Lanzarote, Islas Canarias, España, del 27 al 28 de Abril de 1995,
Conscientes de la realidad del turismo como fenómeno de alcance mundial que implica las más altas y profundas aspiraciones de los pueblos, constituyendo un importante elemento para el desarrollo social, económico y político en muchos países.
Reconociendo que el turismo es una actividad ambivalente, dado que puede aportar grandes ventajas en el ámbito socioeconómico y cultural, mientras que al mismo tiempo contribuye a la degradación medioambiental y a la pérdida de la identidad local, por lo que debe ser abordado desde una perspectiva global.
Conscientes de que los recursos en los que se basa el turismo son frágiles, así como de la creciente demanda de una mayor calidad medioambiental.
Reconociendo que el turismo, como posibilidad de viajar y conocer otras culturas, puede promover el acercamiento y la paz entre los pueblos, creando una consciencia respetuosa sobre la diversidad de modos de vida.
Recordando la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, y las diversas declaraciones de Naciones Unidas, así como los convenios regionales, sobre turismo, medio ambiente, conservación del patrimonio cultural y desarrollo sostenible.
Guiados por los principios enunciados en la Declaración de Rio sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, además de las recomendaciones emanadas de la Agenda 21.
Recordando las declaraciones previas en materia de turismo, como la Declaración de Manila sobre el Turismo Mundial, la Declaración de La Haya y la Carta de Turismo y Código del Turista.
Reconociendo la necesidad de desarrollar un turismo que satisfaga las expectativas económicas y las exigencias ambientales, que no sólo sea respetuoso con la estructura socioeconómica y física de cada destino, sino también con las poblaciones receptoras.
Considerando la prioridad de proteger y reforzar la dignidad humana, tanto de las comunidades locales como de los turistas.
Conscientes de la necesidad de establecer alianzas eficaces entre los principales actores que participan en la actividad turística, con el fin de forjar la esperanza de un turismo más responsable con nuestro patrimonio común.
APELAN a la comunidad internacional, y en particular INSTAN a los gobiernos, a las demás autoridades públicas, a los decisores y profesionales en materia turística, a las asociaciones e instituciones públicas y privadas relacionadas con el turismo y a los propios turistas, a adoptar los siguientes principios y objetivos de esta declaración:
1. El desarrollo turístico deberá fundamentarse sobre criterios de sostenibilidad, es decir, ha de ser soportable ecológicamente a largo plazo, viable económicamente y equitativo desde una perspectiva ética y social para las comunidades locales.
El desarrollo sostenible es un proceso orientado que contempla una gestión global de los recursos con el fin de asegurar su durabilidad, permitiendo conservar nuestro capital natural y cultural, incluyendo las áreas protegidas. Siendo el turismo un potente instrumento de desarrollo, puede y debe participar activamente en la estrategia del desarrollo sostenible. Una buena gestión del turismo exige garantizar la sostenibilidad de los recursos de los que depende.
2. El turismo tendría que contribuir al desarrollo sostenible, integrándose en el entorno natural, cultural y humano, debiendo respetar los frágiles equilibrios que caracterizan a muchos destinos turísticos, en particular las pequeñas islas y áreas ambientalmente sensibles. La actividad turística deberá prever una evolución aceptable respecto a su incidencia sobre los recursos naturales, la biodiversidad y la capacidad de asimilación de los impactos y residuos producidos.
3. La actividad turística ha de considerar los efectos inducidos sobre el patrimonio cultural y los elementos, actividades y dinámicas tradicionales de las comunidades locales. El reconocimiento de estos factores locales y el apoyo a su identidad, cultura e intereses, deben ser referentes obligados en la formulación de las estrategias turísticas, especialmente en los países en vías de desarrollo.
4. La contribución activa del turismo al desarrollo sostenible presupone necesariamente la solidaridad, el respeto mutuo y la participación de todos los actores implicados en el proceso, tanto público como privado. Esta concertación ha de basarse en mecanismos eficaces de cooperación a todos los niveles: local, nacional, regional e internacional.
5. La conservación, la protección y la puesta en valor del patrimonio natural y cultural, representa un ámbito privilegiado para la cooperación. Por parte de todos los responsables, esta actitud implica un auténtico reto de innovación cultural, tecnológica y profesional, que además exige realizar un gran esfuerzo por crear y desarrollar instrumentos de planificación y de gestión integrados.
6. Los criterios de calidad orientados a la preservación del destino turístico y a la capacidad de satisfacción del turista, determinados conjuntamente con las comunidades locales y basados en los principio del desarrollo sostenible, deberían ser objetivos prioritarios en la formulación de las estrategias y proyectos turísticos.
7. Para participar en el desarrollo sostenible, el turismo debe asentarse sobre la diversidad de oportunidades ofrecidas por la economía local, garantizando su plena integración y contribuyendo positivamente al desarrollo económico local
8. Toda opción de desarrollo turístico debe repercutir de forma efectiva en la mejora de la calidad de vida de la población e incidir en el enriquecimiento sociocultural de cada destino.
9. Los gobiernos y autoridades competentes, con la participación de las ONG y las comunidades locales, deberán acometer acciones orientadas a la planificación integrada del turismo como contribución al desarrollo sostenible
10. Reconociendo que la cohesión social y económica entre los pueblo del mundo es un principio fundamental del desarrollo sostenible, urge impulsar medidas que permitan un reparto más equitativo de los beneficios y cargas producidos por el turismo. Ello implica un cambio en los modelos de consumo y la introducción de métodos de fijación de precios que permitan la internalización de los costes medioambientales.
Los gobiernos y las organizaciones multilaterales deberían priorizar y reforzar las ayudas directas o indirectas a los proyectos turísticos que contribuyan a la mejora de la calidad medioambiental. En este marco, es necesario investigar en profundidad sobre la aplicación de instrumentos económicos, jurídicos y fiscales internacionalmente armónicos que aseguren el uso sostenible de los recursos en materia turística.
11. Las zonas vulnerables desde el punto de vista ambiental y cultural, tanto las actuales como las futuras, deberán recibir prioridad especial en materia de ayuda financiera y cooperación técnica al desarrollo turístico sostenible. También han de recibir tratamiento especial las zonas degradadas por los modelos turísticos obsoletos y de alto impacto.
12. La promoción de formas alternativas de turismo coherentes con los principios del desarrollo sostenible, así como el fomento de la diversificación de los productos turísticos, constituyen una garantía de estabilidad a medio y largo plazo. Para perseguir este fin, es necesario asegurar y reforzar de forma activa la cooperación regional, particularmente en el caso de las pequeñas islas y áreas de mayor fragilidad ecológica.
13. Los gobiernos, la industria turística, las autoridades y las ONG responsables del turismo deberán impulsar y participar en la creación de redes abiertas de investigación, difusión, información y transferencia de conocimientos en materia de turismo y tecnologías turísticas ambientalmente sostenibles.
14. La definición de una política turística de carácter sostenible requiere necesariamente el apoyo y promoción de sistemas de gestión turística ambientalmente compatibles, de estudios de viabilidad que permitan la transformación del sector, así como la puesta en marcha de proyectos de demostración y el desarrollo de programas en el ámbito de la cooperación internacional.
15. La industria turística, en colaboración con los organismos y ONG con actividades relacionadas con el turismo, deberá diseñar los marcos específicos de acciones positivas y preventivas que garanticen un desarrollo turístico sostenible, estableciendo programas que apoyen la ejecución de dichas prácticas. Realizarán el seguimiento de los logros alcanzados, informarán de los resultados e intercambiarán sus experiencias.
16. Habrá de prestarse una atención especial al papel del transporte y sus efectos sobre el medio ambiente en la actividad turística, así como al desarrollo de instrumentos y medidas orientadas a reducir el uso de energías y recursos no renovables, fomentando además el reciclaje y la minimización de residuos en las instalaciones turísticas.
17. Con el fin de que el turismo pueda ser una actividad sostenible, es fundamental que se adopten y pongan en práctica códigos de conducta que favorezcan la sostenibilidad por parte de los principales actores que intervienen en la actividad, en particular por los miembros de la industria turística. Dichos códigos pueden constituir instrumentos eficaces para el desarrollo de actividades turísticas responsables.
18. Deberán ponerse en práctica todas las medidas necesarias con el fin de sensibilizar e informar al conjunto de las partes implicadas en la industria del turismo, ya sea a nivel local, nacional, regional o internacional, sobre el contenido y los objetivos de la Conferencia de Lanzarote.
2.2 Parques naturales como herramienta de desarrollo socioeconómico.
Un espacio natural protegido debe cumplir dos objetivos que necesariamente deben compenetrarse, a saber, la protección y conservación de los recursos naturales que lo integran y la contribución al desarrollo socioeconómico de la zona donde se encuentre que se traduce en la posibilidad de que existan aprovechamientos de los mismos. En la Ley 4/1989 de Conservación de los Espacios Naturales se contempla esta doble finalidad que debe cumplir todo espacio protegido, como se puede ver en su exposición de motivos y en los artículos 2.l.c), 2.3, 4.3.e), 9.2 y 18.2 (en todos ellos se habla de la necesidad de que haya un aprovechamiento ordenado de los recursos naturales compatible con la protección medioambiental 9)
También resulta interesante destacar el papel jugado en este tema por el Congreso de Parques Nacionales de Bali, acaecido en octubre de 1982, convocado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), del que se pueden extraer una serie de medidas encuadradas en el Plan de Acción de Bali: de entre ellas destacan las siguientes:
1. Todo espacio natural protegido, incluso el grupo de reservas de preservación más estricta, satisfacen necesidades socioeconómicas a través de la investigación científica, la evaluación de las alteraciones naturales, la conservación de los recursos genéticos, de las especies o la protección de procesos ecológicos, tales como el ciclo del agua o del carbono, la formación del suelo o la evolución de plantas y animales.
2. Se debe tender a unir estrechamente la protección de la naturaleza con las demandas socioeconómicas, ya que esto constituye un paso positivo para garantizar el apoyo popular preciso para las actividades conservacionistas.
3. Las áreas protegidas deben seleccionarse y gestionarse de tal forma que estén integradas en un esquema integral de desarrollo económico y social, no como isla de antidesarrollo, sino como elementos críticos de un conjunto regional considerado armónicamente
4. Las áreas protegidas pueden servir a la población actual y salvaguardar, al mismo tiempo, el bienestar de las generaciones-futuras.
Con ello se quiere decir que la gestión de los Parques Nacionales debe integrarse en su entorno y para ello es necesario que se den unas condiciones: determinadas, recogidas por el Simposio para Técnicos Responsables de Áreas Protegidas, celebrado bajo los auspicios del Consejo de Europa en Tesalónica, en abril de 1978: La mentalización, de los habitantes de las zonas donde se encuentre un Parque, de que éste tiene una serie de valores económicos y que por tanto va a beneficiarles también a ellos: la introducción de nuevos métodos de planificación económica que acojan el concepto de ecosistema y las interrelaciones entre las formas en que éstos funcionan y el desarrollo de las actividades económicas locales; el reconocimiento por los pueblos y por las autoridades que los dirigen de la meta que existe de conservación y del valor científico de las áreas protegidas y no sólo de su posible valor económico a corto plazo; la participación efectiva de los gestores de las áreas protegidas en la planificación del desarrollo local, participación que en todo caso dependerá del tipo de área de que se trate y que puede adoptar diversas maneras (puede haber colaboración en la toma de decisiones, en el proceso de consulta antes de las mismas, formar parte de los órganos gestores, o ser una combinación de todas ellas).
Como ha quedado ya bien claro, los espacios naturales protegidos, y entre ellos los Parques Nacionales que es la figura que ahora nos ocupa, representan, o deben hacerlo, una fuente necesaria de desarrollo socioeconómico pm-a su entorno 2i, y esto tiene su importancia porque generalmente suelen establecerse en zonas deprimidas, económicamente hablando. Corno las evidentes limitaciones que se deben introducir dentro de un Parque Nacional implican graves perjuicios para sus habitantes, no para los visitantes que vienen los fines de semana tan sólo, deben darse una serie de compensaciones para que a éstos les resulte conveniente, a pesar de todo, quedarse donde han vivido toda su vida; a este objetivo estaría encauzada una política de desarrollo para la zona22 que debería tender a:
1. Impulsar el desarrollo económico en toda su extensión, más allá de un crecimiento cuantitativo a corto plazo, teniendo en cuenta la conservación del medio a través de un aprovechamiento integrado, equilibrado y permanente de los recursos optando claramente por un modelo determinado de desarrollo.
2. Procurar que cualquier incremento de renta mejore las condiciones de vida de los vecinos de la zona; debe intentarse que los vecinos sean quienes puedan llevar adelante una parte sustancial de las iniciativas, evitando que se creen polos de desarrollo que mantengan al margen a la población local.
3. Establecer criterios compensatorios 23 de manera tal que los vecinos más afectados por las restricciones de uso derivadas de la existencia del Parque sean, a la vez, los más beneficiados. Se debe de hablar de medidas compensatorias y no de indemnizaciones porque éstas sólo cabrían en los supuestos de ablación total de los derechos que los habitantes de la zona tuvieran dentro de un espacio protegido, es decir, cuando se produjese una imposibilidad total de su ejercicio. En el resto de los casos, la mayoría, en que lo que hay son limitaciones a tales ejercicios, sólo se producen compensaciones a favor de aquellos sujetos afectados por las mismas.
4. Considerar la necesidad de instaurar actividades económicas con verdadero sentido, cuyos ingresos futuros permitan mantener su actividad sin la asistencia permanente de las administraciones públicas y evitando incentivar iniciativas no necesarias para la zona.
5. Tener en cuenta la interdependencia existente con el área circundante; por ello resulta importante favorecer la adecuada complementariedad de las iniciativas pero sin reforzar esa dependencia.
6. Aprovechar los aspectos positivos que se deriven de los modelos elaborados para otros Parques Nacionales, y promover el diseño cíe actuaciones conjuntas entre los mismos.
7. Romper con el actual modelo de crecimiento anárquico del sector servicios en la zona e implicar a los grupos sociales residentes en el modelo de desarrollo propuesto.
8. Considerar los recursos naturales de la zona no sólo como elementos de especial interés ecológico, sino como bienes económicos, lo que debe redundar en el cuidado con que se ejerciten ciertas actuaciones que deben tender a valorar el deterioro del medio como una pérdida real de la riqueza del área.
Esta tendencia de elaborar y llevar a la práctica una política de desarrollo socioeconómico para la zona en donde se establezca un Parque Nacional es contemplada por la mayoría de las leyes de Espacios Naturales que han sido redactadas por las Comunidades Autónomas, a saber, entre otras, el artículo 36 de la Ley 16/1994, de 30 de junio, de conservación de la naturaleza del País Vasco; el articulo 17.1) de la Ley 12/1985, de 13 de junio, de espacios naturales de Cataluña, el artículo 13.2 de la Ley 2/1989, de 18 de julio por la que se aprueba el Inventario de Espacios Naturales Protegidos y se establecen medidas adicionales para su protección de la Comunidad Autónoma andaluza; el artículo 29 de la Ley 12/1994, de 19 de diciembre, de espacios naturales de Castilla y León (en lodos estos artículos se insiste en la necesidad de establecer medidas de incentivación a las poblaciones afectadas por espacios naturales protegidos.
Por lo tanto, se puede concluir que todo espacio natural protegido debe ser un foco de desarrollo socioeconómico para la zona donde se encuentre25y no ser sólo un medio para proteger la flora y fauna olvidándose de las poblaciones que ineludiblemente van a verse afectadas por su constitución.
CONCLUSIONES
1. Un espacio natural protegido debe de ser instituido como tal no sólo por sus cualidades estéticas, sino también por la evidente necesidad que haya de preservar y conservar los recursos naturales que en él haya, debido a su situación de especial fragilidad y de posible peligro de deterioro e incluso de desaparición total,
2. La Ley 4/1989 de Conservación de los Espacios Naturales recoge una serie de figuras de protección entre las que no se encuentran los Parques Naturales, como sí ocurría en la Ley 15/1975 de Espacios Naturales, pero que sin embargo se puede deducir la posibilidad de su existencia y creación por su inclusión en el concepto general de Parques a que se alude en esta Ley, cabe la posibilidad de declarar un espacio natural tanto como un Parque Nacional. Un claro error que se puede apreciar en esta Ley 4/1989 es que en ella se regulan muy someramente tanto los Monumentos Naturales como los Paisajes Protegidos, lo que puede inducir a arbitrariedades en su aplicación.
3. Los Planes Rectores de Uso y Gestión son el medio empleado para regular las actividades que se pueden ejercitar dentro de un espacio protegido y aunque son distintos según cuál sea el espacio en cuestión, todos siguen un esquema similar, a saber, objetivos, zonificación y regulación de las actividades junto a los métodos de gestión de los recursos naturales. Dentro de éstos se tiende a mantener y a fomentar el ejercicio de las actividades consideradas tradicionales que no sean incompatibles con el objetivo primordial que todo espacio natural debe cumplir que es el de la conservación y protección del medio ambiente, esto es las que se vienen realizando por los habitantes de la zona desde tiempo inmemorial, pero en cambio se pretende eliminar paulatinamente aquéllas que sean de nueva creación.
4. Los Parques Nacionales, como figura específica de protección de espacios naturales, no deben ser gestionados como islas en relación al resto de su entorno, sino que seda mejor que estuviesen integrados en la comarca donde se incardinan colaborando y siendo foco importante y vital de su desarrollo socioeconómico.
Esta finalidad que deben cumplir es un modo de compensar las limitaciones a las que se ven sometidas las poblaciones afectadas por la creación de un Parque Nacional, pues lo que no se debe pretender es que éstas se alejen de estos espacios que durante generaciones han sido su hogar y a los que han cuidado porque de ellos dependía su subsistencia.
5. Por último, existe una indudable necesidad de articular iniciativas de desarrollo para conseguir que la población afectada por la declaración de un Parque Nacional en su lugar de residencia obtenga niveles de renta y calidad de vida superiores a los actuales.
BIBLIOGRAFÍA
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