Deporte, Educación Física, Juegos y Animación


Traumatología


-Traumatología-

Especialidad médica dedicada al diagnóstico y tratamiento de las lesiones traumáticas que afectan al aparato locomotor.

Desde el renacimiento, progresivamente, las lesiones traumáticas tratadas por “coloca-huesos” (muchos eran pastores) y cirujanos-barberos se fueron atendiendo por los cirujanos (habitualmente los menos hábiles), ocupación marginal hasta que a lo largo del siglo XX se separa de la cirugía general. En el mundo centroeuropeo persisten los cirujanos traumatológicos, dedicados en el servicio de urgencias al tratamiento de todo tipo de lesiones traumáticas (encefálicas, torácicas, abdominales, de aparato locomotor). En los demás países cada especialista quirúrgico se ocupa de sus propios traumatismos (el neurocirujano de los encefálicos, el cirujano torácico de los torácicos, el cirujano digestivo de los abdominales, el urólogo de los genitourinarios) y el traumatólogo-cirujano ortopédico de los del aparato locomotor.

La traumatología se ocupa de las lesiones traumáticas de columna y extremidades que afectan a sus huesos (fracturas, epifisiolisis), ligamentos y articulaciones (esguinces, luxaciones, artritis traumáticas), músculos y tendones (roturas fibrilares, hematomas, contusiones, tendinitis) y piel (heridas). Sus tratamientos conservadores se basan en las reducciones incruentas, vendajes blandos (compresivos, tapings, Velpeau, Gillquist, Robert-Jones), férulas y yesos, y tracciones blandas o esqueléticas. Sus tratamientos quirúrgicos emplean reducción abierta, agujas de Kirschner y Steinmann, placas y tornillos de osteosíntesis, dispositivos clavo-placa y tornillo-placa, clavos intramedulares (Kunstcher, Gross-Kempf, Ender, Russ), fijadores externos (Hoffman, Ilizarov, monolaterales), injerto óseo, y cementos óseos.

-Medicina deportiva-

Especialidad médica dedicada al estudio de los efectos del ejercicio sobre el cuerpo humano y al diagnóstico, tratamiento y prevención de las lesiones deportivas.

-Fisiología del ejercicio-

Existen dos clases de ejercicio: isotónico e isométrico. El ejercicio isotónico implica la contracción de grupos musculares contra una resistencia baja a lo largo de un recorrido largo, como al correr, nadar o hacer gimnasia sueca. En el ejercicio isométrico los músculos se mueven contra una resistencia elevada a lo largo de un recorrido corto, como al empujar o tirar de un objeto inamovible. El ejercicio isométrico es mejor para desarrollar los músculos largos, y el ejercicio isotónico es más beneficioso para el sistema cardiovascular: aumenta la cantidad de sangre que bombea el corazón y favorece la proliferación de pequeños vasos que transportan el oxígeno a los músculos. Todos estos cambios permiten una actividad física sostenida. Ningún tipo de ejercicio aumenta el número de fibras musculares, pero ambos, especialmente el ejercicio isométrico, aumentan el grosor de las fibras musculares y su capacidad de almacenar glucógeno, el combustible de las células musculares.

-Lesiones deportivas-

Diversos estudios han demostrado que la mayoría de las lesiones del fútbol y el baloncesto afectan a la rodilla, por torsión o por aplicación de una fuerza lateral. El tratamiento quirúrgico de estas lesiones ha avanzado enormemente con la invención del artroscopio, un fino tubo basado en la tecnología de la fibra óptica que puede ser introducido en la rodilla por una pequeña abertura. Permite la iluminación y la visión (con una cámara de televisión externa) del interior articular. Por otra pequeña abertura se introducen instrumentos especiales para realizar las técnicas quirúrgicas necesarias. Los corredores de fondo también pueden sufrir lesiones de rodilla, pero su problema más común son las lesiones tendinosas y las fracturas por stress, todas lesiones por sobrecarga. Son intensamente dolorosas. Suelen afectarse los huesos del pie y la tibia. Los gimnastas presentan, como lesión más frecuente, las lesiones ligamentosas. Casi todas curan mediante reposo, con o sin inmovilización según el caso. La prevención de lesiones depende primariamente de una correcta condición física y de un buen entrenamiento. También se debe proteger a los deportistas con otros métodos, como un buen material de acolchado y máscaras faciales en los jugadores de hockey y protectores de ojos en el squash y otros deportes de raqueta.

El uso impropio o ilegal de fármacos y sustancias (como los anabolizantes esteroideos) para mejorar el rendimiento deportivo ha sido objeto constante de investigación desde la década de los 60. En esta época su uso empezó a aumentar dramáticamente. Los anabolizantes esteroideos supuestamente mejoran la fuerza y la resistencia, pero pueden tener efectos colaterales muy perjudiciales, por ejemplo en el parénquima hepático. En los Juegos Olímpicos de 1968 se empezaron a realizar pruebas de detección de analgésicos opiáceos y de anfetaminas estimulantes. Hasta 1974 no se prohibieron los anabolizantes esteroideos y se empezaron a detectar en los atletas. En algunas federaciones internacionales y nacionales no se han declarado ilegales algunos fármacos y drogas por diferentes razones, entre otras la falta de exactitud de algunas pruebas de detección, dudas sobre la prohibición de algunas sustancias corrientes como la cafeína, y falta de preocupación por el problema. Sigue existiendo controversia sobre la legalidad del “dopaje de sangre”: un atleta recibe transfusiones sanguíneas justo antes de la prueba deportiva. El incremento de hematíes aumenta la potencia aeróbica del atleta.

-Esqueleto-

Los vertebrados poseen un grupo de estructuras más o menos rígidas, constituidas por cartílago o por hueso, o por una combinación de estos dos tipos de tejido conectivo. La más primitiva de estas estructuras es la notocorda, que es una espina dorsal de tejido cartilaginoso que poseen los peces. Los animales más desarrollados, desde el punto de vista evolutivo, poseen un esqueleto axial, formado por el cráneo, la columna vertebral y las costillas; y un esqueleto apendicular formado por las cinturas pélvica y pectoral, y por los apéndices.

Al principio, el esqueleto que se forma en el embrión de los animales superiores es cartilaginoso; el calcio y el tejido óseo se van depositando a medida que el organismo alcanza la madurez. En los seres humanos, el proceso de endurecimiento del hueso, denominado osificación, se completa en torno a los 25 años de edad. El último hueso que se osifica es el esternón.

El número total de huesos que posee un determinado animal varía con su edad porque muchos huesos se fusionan entre sí durante el proceso de osificación. El número promedio de estructuras esqueléticas diferentes en una persona joven es de 200, sin incluir los seis huesillos de los oídos. El esqueleto humano está sujeto a diferentes alteraciones patológicas, las más importantes de todas son las fracturas, el raquitismo, enfermedad deficitaria, y la osteoporosis.

-Hueso-

Introduccion

Tipo especial de tejido conjuntivo que es rígido y actúa de soporte de los tejidos blandos del organismo. Constituye el componente principal de casi todas las estructuras esqueléticas de los vertebrados adultos, que protegen los órganos vitales, permiten la locomoción y desempeñan un papel vital en la homeostasis (equilibrio) del calcio en el organismo. Hay una forma cortical y otra trabecular, llamadas respectivamente como hueso compacto y esponjoso. Se distingue de otro tipo de tejido conjuntivo duro que recibe el nombre de cartílago.

Composición

El hueso está formado por una mezcla química de sales inorgánicas (65 a 70%) y varias sustancias orgánicas (30 a 35%) y está dotado de dureza y elasticidad. Su dureza procede de sus componentes inorgánicos, siendo los principales el fosfato de calcio y el carbonato de calcio, junto a pequeñas cantidades de fluoruros, sulfatos y cloruros. Su elasticidad deriva de sustancias orgánicas como colágeno y pequeñas cantidades de elastina, material celular y grasas. El hueso compacto aparece como una masa sólida dispuesta en láminas. Contiene cavidades dispersas que albergan, cada una, un osteocito o célula ósea. Los osteocitos se comunican entre sí a través de canales finos que parten de la cavidad y que además podrían desempeñar un papel importante en la nutrición de dichas células. Las láminas del hueso compacto se disponen de forma concéntrica alrededor de unos conductos paralelos al eje longitudinal del hueso llamados conductos de Havers que contienen tejido nervioso y vasos sanguíneos que proporcionan a los huesos nutrientes orgánicos. Están conectados entre sí, con la cavidades medulares y con el exterior por los denominados canales de Volkman. El hueso esponjoso no contiene canales de Havers. Consiste en un entramado de trabéculas o laminillas óseas que se disponen de forma tridimensional, creando cavidades comunicadas, ocupadas por una red de tejido conjuntivo que recibe el nombre de tejido medular o mieloide. La médula ósea supone de un 2 a un 5% del peso corporal de una persona y está formada por dos tipos de tejidos. La médula ósea amarilla está constituida principalmente por tejido adiposo y la médula ósea roja es un tejido generador de células sanguíneas: glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. La zona externa de los huesos (el hueso cortical), que encierra todos los componentes antes mencionados, está formada por el tejido óseo más compacto y duro, cubierto por una membrana fibrosa vascular que recibe el nombre de periostio.

Trastornos

Fracturas comunes

El organismo renueva de forma constante el tejido óseo a través de la interacción compleja entre minerales de la sangre, en especial calcio y fósforo, ciertas hormonas, células óseas especializadas denominadas osteoclastos y osteoblastos, y las fuerzas de tensión y estiramiento propias de la actividad del cuerpo. En el trastorno llamado raquitismo hay déficit de sustancia mineral en los huesos y los dos huesos flexibles de la pierna se incurvan debido al peso del cuerpo. En los ancianos la tasa de reabsorción de hueso excede a la de neoformación, lo que origina el trastorno conocido como osteoporosis. Los síntomas comprenden la disminución de la estatura y la predisposición a sufrir fracturas.

Muchas sustancias radiactivas tienen afinidad por los huesos. Cantidades excesivas de radiación se pueden acumular en los huesos y originar un cáncer. Además, la médula ósea es muy susceptible a la radiación. Una exposición única a 25 roentgens produce un descenso detectable de los linfocitos circulantes (células blancas de la sangre). En el síndrome de radiación aguda primero se reduce el número de células blancas y después el de células rojas de la sangre. Ambos síntomas están relacionados de forma directa con la lesión ocasionada en el tejido generador de sangre, del cual la médula ósea es un componente importante.

Fracturas comunes

Con una fisura, el hueso no llega a romperse por completo. En las fracturas simples, o cerradas (sin desplazamiento), el hueso se parte, pero no la piel. En una fractura complicada, o abierta (con desplazamiento), el hueso roto desgarra la piel, con el riesgo de una posible infección. La zona que rodea la rotura se inflama y se decolora, pero algunas fracturas sólo pueden detectarse con rayos X. Los huesos de las personas ancianas, ya debilitados, son muy propensos a las fracturas.

-Articulaciones-

Las articulaciones en anatomía, zonas de unión entre los huesos o cartílagos del esqueleto. Se pueden clasificar en: sinartrosis, que son articulaciones rígidas, sin movilidad, como las que unen los huesos del cráneo; sínfisis, que presentan movilidad escasa como la unión de ambos pubis; y diartrosis, articulaciones móviles como las que unen los huesos de las extremidades con el tronco (hombro, cadera).

Las articulaciones sin movilidad se mantienen unidas por el crecimiento del hueso, o por un cartílago fibroso resistente. Las articulaciones con movilidad escasa se mantienen unidas por un cartílago elástico. Las articulaciones móviles tienen una capa externa de cartílago fibroso y están rodeadas por ligamentos resistentes que se sujetan a los huesos. Los extremos óseos de las articulaciones móviles están cubiertos con cartílago liso y lubricados por un fluido espeso denominado líquido sinovial producido por la membrana sinovial. La bursitis o inflamación de las bolsas sinoviales (contienen el líquido sinovial) es un trastorno muy doloroso y frecuente en las articulaciones móviles.

El cuerpo humano tiene diversos tipos de articulaciones móviles. La cadera y el hombro son articulaciones del tipo esfera-cavidad, que permiten movimientos libres en todas las direcciones. Los codos, las rodillas y los dedos tienen articulaciones en bisagra, de modo que sólo es posible la movilidad en un plano. Las articulaciones en pivote, que permiten sólo la rotación, son características de las dos primeras vértebras; es además la articulación que hace posible el giro de la cabeza de un lado a otro. Las articulaciones deslizantes, donde las superficies óseas se mueven separadas por distancias muy cortas, se observan entre diferentes huesos de la muñeca y del tobillo.

-Principales tipos de articulaciones-

Los huesos del esqueleto humano están unidos por distintos tipos de articulaciones, inmóviles, semimóviles y móviles. Las sinartrosis son articulaciones que no admiten ningún movimiento, como las que unen los huesos del cráneo. Las articulaciones móviles o diartrosis y las semimóviles o anfiartrosis se diferencian por su forma, por el plano de libertad y, en consecuencia, por los movimientos que admiten. Las articulaciones trocleanas, por ejemplo, como las de la rodilla y el codo, permiten la flexión y la extensión; en cambio, las artrodias sólo admiten pequeños desplazamientos laterales. Pertenecen a este tipo las articulaciones que unen los huesos de la mano (metacarpianos) al esqueleto de la muñeca (carpo). Por último, las enartrosis están formadas por una cabeza esférica que encaja en la cavidad de otro hueso, como las articulaciones de la cadera o de la espalda.

-Músculos-

Tejido u órgano del cuerpo animal caracterizado por su capacidad para contraerse, por lo general en respuesta a un estímulo nervioso. La unidad básica de todo músculo es la miofibrilla, estructura filiforme muy pequeña formada por proteínas complejas. Cada célula muscular o fibra contiene varias miofibrillas, compuestas de miofilamentos de dos tipos, gruesos y delgados, que adoptan una disposición regular. Cada miofilamento grueso contiene varios cientos de moléculas de la proteína miosina. Los filamentos delgados contienen dos cadenas de la proteína actina. Las miofribrillas están formadas de hileras que alternan miofilamentos gruesos y delgados con sus extremos traslapados. Durante las contracciones musculares, estas hileras de filamentos interdigitadas se deslizan una sobre otra por medio de puentes cruzados que actúan como ruedas. La energía que requiere este movimiento procede de mitocondrias densas que rodean las miofibrillas.

Musculatura

Existen tres tipos de tejido muscular: liso, esquelético y cardiaco.

-Músculo liso-

El músculo visceral o involuntario está compuesto de células con forma de huso con un núcleo central, que carecen de estrías transversales aunque muestran débiles estrías longitudinales. El estímulo para la contracción de los músculos lisos está mediado por el sistema nervioso vegetativo. El músculo liso se localiza en la piel, órganos internos, aparato reproductor, grandes vasos sanguíneos y aparato excretor.

-Músculo liso-

El músculo liso humano, también llamado músculo visceral o involuntario, está constituido por células delgadas con forma de huso. Controladas por el sistema nervioso autónomo, las células del músculo liso ayudan a formar la estructura de la piel, los vasos sanguíneos y los órganos internos.

-Tejido muscular esquelético o estriado-

Este tipo de músculo está compuesto por fibras largas rodeadas de una membrana celular, el sarcolema. Las fibras son células fusiformes alargadas que contienen muchos núcleos y en las que se observa con claridad estrías longitudinales y transversales. Los músculos esqueléticos están inervados a partir del sistema nervioso central, y debido a que éste se halla en parte bajo control consciente, se llaman músculos voluntarios. La mayor parte de los músculos esqueléticos están unidos a zonas del esqueleto mediante inserciones de tejido conjuntivo llamadas tendones. Las contracciones del músculo esquelético permiten los movimientos de los distintos huesos y cartílagos del esqueleto. Los músculos esqueléticos forman la mayor parte de la masa corporal de los vertebrados.

-Tejido muscular estriado humano-

El músculo estriado es aquél que se relaciona con el esqueleto y el movimiento. El tejido muscular estriado, junto con el tejido muscular liso, permanece libre de infecciones debido a su abundante riego sanguíneo. La mayoría de los problemas musculares se deben al esfuerzo excesivo y a la sobrecarga, más que a las infecciones.

-Músculo cardiaco-

Este tipo de tejido muscular forma la mayor parte del corazón de los vertebrados. Las células presentan estriaciones longitudinales y transversales imperfectas y difieren del músculo esquelético sobre todo en la posición central de su núcleo y en la ramificación e interconexión de las fibras. El músculo cardiaco carece de control voluntario. Está inervado por el sistema nervioso vegetativo, aunque los impulsos procedentes de él sólo aumentan o disminuyen su actividad sin ser responsables de la contracción rítmica característica del miocardio vivo. El mecanismo de la contracción cardiaca se basa en la generación y trasmisión automática de impulsos.

-Músculo cardiaco-

El músculo cardiaco es el único músculo que se encuentra sólo en el corazón. Como requiere un aporte constante de oxígeno, el músculo cardiaco muere muy deprisa si se obstruyen las arterias que conducen al corazón. Los ataques cardiacos se producen por los daños que causa un aporte de sangre insuficiente al músculo cardiaco.

-Funciones-

El músculo liso se encuentra en órganos que también están formados por otros tejidos, como el corazón e intestino, que contienen capas de tejido conjuntivo. El músculo esquelético suele formar haces que componen estructuras musculares cuya función recuerda a un órgano. Con frecuencia, durante su acción retraen la piel de modo visible. Tales estructuras musculares tienen nombres que aluden a su forma, función e inserciones: por ejemplo, el músculo trapecio del dorso se llama de este modo porque se parece a la figura geométrica de este nombre, y el músculo masetero (del griego, masètèr, 'masticador') de la cara debe su nombre a su función masticatoria. Las fibras musculares se han clasificado, por su función, en fibras de contracción lenta (tipo I) y de contracción rápida (tipo II). La mayoría de los músculos esqueléticos están formados por ambos tipos de fibras, aunque uno de ellos predomine. Las fibras de contracción rápida, de color oscuro, se contraen con más velocidad y generan mucha potencia; las fibras de contracción lenta, más pálidas, están dotadas de gran resistencia.

La contracción de una célula muscular se activa por la liberación de calcio del interior de la célula, en respuesta probablemente a los cambios eléctricos originados en la superficie celular.

Los músculos que realizan un ejercicio adecuado reaccionan a los estímulos con potencia y rapidez, y se dice que están dotados de tono. Como resultado de un uso excesivo pueden aumentar su tamaño (hipertrofia), consecuencia del aumento individual de cada una de las células musculares. Como resultado de una inactividad prolongada los músculos pueden disminuir su tamaño (atrofia) y debilitarse. En ciertas enfermedades, como ciertas formas de parálisis, el grado de atrofia puede ser tal que los músculos quedan reducidos a una parte de su tamaño normal.

-Prevención de lesiones deportivas-

  • Elija cuidadosamente el deporte que practicará. Por ejemplo, no trote o corra si tiene dolor de espalda o rodillas. 

  • Realice ejercicios de calentamiento, por lo menos de 5 a 10 minutos. Si es propenso al dolor muscular, debe aplicarse calor antes de realizar los ejercicios.

  • Después del ejercicio, vuelva a realizar ejercicios de estiramiento muscular hasta volver a la normalidad.

  • Al comenzar la práctica de un nuevo deporte debe hacerlo de forma gradual, aumentado la intensidad del ejercicio a lo largo de varias semanas.

  • Utilice con moderación los analgésicos para aliviar el dolor,

  • Interrumpa de inmediato la actividad  si sospecha que hay lesión, desorientación, mareo o perdida de la conciencia (aunque sean breves)

  • Reanude la actividad o el ejercicio gradualmente mientras cicatrizan las lesiones o se siente mejor.

-Factores en la evaluación del dolor-

  • El dolor que aparece después del reposo y aumenta con el movimiento suele ser signo de osteoartritis articular y de esguinces y distensiones leves.

  • El dolor que aparece al cargar objetos pesados con frecuencia es un signo de deficiencia “estática” o sobreestiramiento de las extremidades inferiores.

  • El dolor que aparece al mover una articulación y que cede cuando ésta se encuentra en reposo, a menudo es signo de enfermedad o lesión articular aguda, de esguince o distensión.

  • El dolor que aparece durante el trabajo o después de éste puede ser de origen ocupacional.

  • El dolor que aparece inmediatamente después de una lesión puede indicar fractura o desgarro grave de un músculo, ligamento o tejido.

  • El dolor que aparece después de cierto tiempo, muchas veces es secundario a un esguince o estiramiento leve.

  • El dolor irradiado a lo largo de la distribución de un nervio puede indicar radiculitis o interferencia mecánica; por ejemplo, lesión del núcleo pulposo o choque sobre el nervio por los músculos contracturados.

  • -Desgarros Musculares-

    (Rotura de fibras musculares)

    Qué son.

    Son roturas del tejido muscular, más o menos extensas (la gravedad depende del área afectada). Puede ocurrir en cualquier músculo, pero de cara a la práctica de las artes marciales, la bestia negra en todas aquellas en las que sé dan patadas altas es la rotura de los músculos de la cara interna del muslo (el famoso estirón). En la figura se muestran los músculos candidatos más probables a sufrir roturas. En cuanto a disciplinas, los practicantes de Karate, Tae Kwon Do, y estilos similares son los más propensos.

    Síntomas.

    Dolor repentino, agudo e intenso (cualquiera que lo haya sufrido alguna vez lo identifica inmediatamente: parece una puñalada), localizado en un punto muy concreto. Desde el momento en que se produce resulta muy doloroso, cuando no imposible, hacer cualquier movimiento con ese músculo.
    En los casos leves (roturas pequeñas), el dolor es la única señal. En casos más graves (desgarro de todo un músculo), se produce también un hematoma bastante aparatoso, debido a la hemorragia interna. Si el dolor es muy intenso puede aparecer un componente de shock, con mareo y sudor frío, pero esto es menos frecuente.

    Qué los causa.

    Causas directas:

    Las causas generales son contracciones violentas del músculo, o estirones súbitos y bruscos. También se puede producir cuando se somete a éste a una carga excesiva cuando está fatigado o no se ha calentado lo suficiente. Los músculos que han sufrido recientemente lesiones de cualquier tipo, que aún no están curadas del todo, tienen también bastantes posibilidades de sufrir una rotura. Causas externas, como golpes o caidas, también pueden originar esta lesión.

    Causas indirectas:

    La sudoración origina pérdida de líquidos y sales en el organismo. Los músculos van perdiendo elasticidad al perder hidratación, por lo que tras un ejercicio prolongado aumentan las probabilidades de sufrir tirón.
    Otro factor que aumenta las posibilidades es tener agujetas. Si no se calienta lo suficiente como para "fundirlas", el músculo tiene en su interior pequeños cristales de ácido láctico, lo que en la práctica resulta como tener alfileres dentro del músculo. Un movimiento que en condiciones normales (músculo sin agujetas) no causaría problemas, puede hacer que estos cristales corten pequeños haces de fibras. Puede ocurrir en todo el cuerpo, pero principalmente lo sufren los abdominales inferiores (en especial, al día siguiente de una sesión particularmente intensa de flexiones).

    En Artes Marciales:

    Lo dicho anteriormente se refiere a roturas musculares en general, y pueden suceder en cualquier músculo del cuerpo. Referente a los músculos de las piernas antes indicados, hay dos causas principales:

    • Mal entrenamiento de la elasticidad.

    • Intentar dar patadas laterales o circulares lo más alto posible, sin tener en cuenta nuestras limitaciones físicas.

    Esto se explica con más detalle al final de la página, al hablar de la prevención y lo que no se debe hacer.

    Qué se debe hacer cuando ocurre: Primeros auxílios y convalecencia.

    Mucha gente, si el estirón no es muy doloroso, se limita a interrumpir el entrenamiento por ese día (incluso algunos continúan la clase). Esto es una "machada" que no tiene sentido. Un estirón mal curado puede hacerte perder en 5 minutos la elasticidad conseguida con mucho esfuerzo durante meses de entrenamiento. Y además queda una lesión mal curada, que puede repetirse más adelante. Es mejor "perder un poco de tiempo" en el momento, y tomarse el descanso necesario, antes que echar a perder muchos meses de trabajo. Esto es lo que hay que hacer:

    • Lo primero de todo, aplicar hielo sobre la zona dolorida. A veces no es posible tener hielo en el gimnasio, por lo que se tratará de enfriar el músculo lo mejor posible (toallas empapadas en agua fría, una lata de refresco si hay una máquina dispensadora, lo que sea... lo más frío que se encuentre). Esto reducirá la inflamación y disminuirá o cortará la hemorragia si existe. Ha de mantenerse el frío durante unos 10 o 15 minutos.

    • Colocar un vendaje compresivo alrededor del muslo y hasta la ingle. En todos los gimnasios debería de haber un botiquín, y contener vendas elásticas (las que no se estiran no sirven). Después de unos 20 minutos se quita el vendaje, se deja descansar 5 minutos, y se vuelve a poner.

    • No se debe aplicar calor. Esto aumenta la hemorragia.

    En estirones leves (la grán mayoría) esto es suficiente. Además, por supuesto, de reposar al menos una semana, antes de reanudar el entrenamiento (y por supuesto, abstenerse de dar patadas altas en un par de semanas más). No hay que tener prisa por entrenar al día siguiente, a la larga se ahorra tiempo y problemas con un descanso que permita la curación. El que puedas salir por tu propio pié del gimnasio, 20 minutos después del estirón, no significa que no haya pasado nada.
    Los casos más graves son muy fáciles de identificar: la persona lesionada no puede ni caminar, y el dolor apenas se reduce después de usar el hielo y las vendas. Esto ya sale del ámbito de estas páginas: manteniendo el vendaje y procurando no mover ni tocar la zona dolorida, se debe acudir al médico. De entrada se puede anticipar que la recuperación será larga, así que conviene tomárselo con calma y obedecer las instrucciones que dé el traumatólogo.
    Aunque no se llegue al extremo de no poderse mover, si 24 horas después continúa la inflamación y el dolor fuerte, conviene ir al médico (atención: dolor fuerte. Es normal tener la zona ligeramente dolorida durante un par de días).

    La prevención: Cómo evitar que nos ocurra.

    • Los momentos más delicados son al comienzo y al final de las clases. Al principio, porque el músculo aún no se ha calentado lo suficiente. Al final, porque el cansancio y la deshidratación pasan factura.

    • Siempre hay que calentar bien antes de comenzar el entrenamiento. Y no se deben practicar patadas circulares o laterales justo después de calentar. Conviene empezar con otras técnicas para que el movimiento lleve a los músculos al punto óptimo.

    • En frío, no se debe intentar lanzar patadas de estos tipos buscando la mayor altura posible. Además, eso de buscar "patear la cara del contrario" debe reservarse para el gimnasio, para pulir la técnica y aumentar el control y el equilibrio. En una situación de defensa personal callejera, es más práctico limitarse a patear rodillas (¡y más efectivo!). No tiene sentido dejar K.O. al agresor rompiéndose una pierna.

    • Un fallo común entre novatos es que después de practicar elongaciones (entrenamiento de elasticidad, normalmente hecho al final de las clases), y asombrados por tener las piernas abiertas casi 180º, cuando se levantan piensan: "voy a patear, a ver hasta donde llega la patada, ¡tiene que quedar de cine!". Lo que queda de cine es el aullido de dolor que lanzan al rasgarse los músculos del muslo. Una cosa es ir abriendo las piernas milímetro a milímetro, durante varios minutos, y otra patear de golpe. Además, después del estiramiento forzado mientras se hacen elongaciones, el músculo está más frágil que un papel de fumar.

    • Si se suda mucho, conviene beber algo durante la clase (mejor si son bebidas isotónicas), para mantener la hidratación.

    • Por último, pero no menos importante, practicar las técnicas correctamente. Existe una forma correcta de pegar ciertas patadas, y para eso se vá al gimnasio, para aprenderla. Es mejor pegar patadas bien, aunque bajas, que no forzar la posición para que suban más alto, y hacerlas mal.

    -Esguinces-

    Qué son.

    Traumatología
    En la unión de todas las articulaciones del cuerpo existen los llamados ligamentos, una especie de cordones fibrosos que unen los huesos entre sí y dan estabilidad a las articulaciones. La lesión de estos ligamentos se denomina esguince. Un esguince se produce al estirar o forzar en exceso los ligamentos, lo cual puede ocurrir cuando la articulación sufre un golpe o una torsión forzada.
    En la figura se muestran las zonas más predispuestas a sufrir esguinces (tobillos, rodillas y muñecas, además de las articulaciones de los pulgares de manos y pies). Ningún arte marcial está libre de esta lesión. La causa específica puede ser muy variada, pero hay dos grupos: a consecuencia de golpes (pulgares de manos y pies, principalmente) y a consecuencia de torsiones (muñecas, rodillas y tobillos).

    Síntomas.

    Dolor intenso en la articulación, que suele impedir casi por completo el movimiento de la misma. Inflamación de la zona afectada. Se distingue fácilmente de una luxación o fractura (que se pueden producir por las mismas causas) ya que no aparece deformidad en la articulación: aparte de la hinchazón el aspecto sigue siendo normal. Puede aparecer un hematoma si se ha roto algún vaso sanguíneo, pero es menos frecuente.

    Qué los causa.

    La causa es siempre estirar el ligamento más allá de su límite de elasticidad. Si se fuerza la articulación a un movimiento que vá más allá de su límite normal, lo primero que se resiente son los ligamentos. De todas las causas que se listan a continuación, el que se produzca un esguince, una luxación, o una fractura, es simplemente cuestión de intensidad.
    Practicando artes marciales, lo más frecuente es:

    • Los dedos de los pies pueden esguinzarse al dar un golpe con él pié descalzo, si por accidente recibe el impacto el dedo.

    • Tobillos y rodillas sufren en barridos y al lanzar patadas, si la técnica no se ejecuta correctamente. En especial, una patada circular mal hecha, sin girar él pié apoyado en el suelo, puede esguinzar los ligamentos de la rodilla. También a consecuencia de un salto o una caída puede uno torcerse un tobillo violentamente, causando el esguince.

    • Un puñetazo mal dado (en un estilo "duro") es tan capaz de provocar un esguince de muñeca, como forzar en exceso una llave (en un estilo "suave").

    • Los pulgares de las manos están muy expuestos: si se hace combate y en ataques o defensas no se cierra bien el puño, dejando el pulgar "flojo", basta un roce desafortunado para provocar el esguince. También, si se practica un agarre y el contrario se libera con demasiada fuerza o no le tenemos bien sujeto, la articulación del pulgar se puede retorcer.

    Qué se debe hacer cuando ocurre: Primeros auxílios.

    No es muy complicado: aplicar frío (sí se dispone de hielo, mejor). A continuación poner un vendaje compresivo (con una venda elástica) en la articulación afectada. Inmovilizar lo mejor posible, e ir al médico para que haga un diagnóstico exacto del alcance de la lesión.
    Es importante actuar rápido e ir al médico, aunque no duela demasiado y la articulación se pueda mover ligeramente. Un esguince mal tratado puede hacer perder movilidad en la articulación. Además, los ligamentos quedan debilitados y se aumenta el riesgo de repetir la lesión pasado un tiempo.
    En el caso de las rodillas, la situación es especialmente grave, ya que es una articulación muy compleja: uno de los músculos del muslo que llegan a la rodilla (llamado vastus medialis) se deteriora rápidamente a partir de las 6 horas posteriores a la lesión; el resto de los músculos del muslo empiezan a estropearse a partir de 24 o 36 horas. Por supuesto, un pequeño esguince no causa estos problemas de deterioro muscular, pero es el médico quien ha de decidirlo.
    Un aspecto curioso de los esguinces es que se suelen producir a pares, con algunos días de diferencia. Es decir, si nos esguinzamos el tobillo derecho, hay muchas posibilidades de que algunos días después ocurra lo mismo con el izquierdo. El motivo es sencillo, y solo les ocurre a los impacientes: cuando alguien vuelve a entrenar sin estar bien curado, para evitar dolores en el miembro lesionado, tenderá a hacer trabajar más al opuesto. Esto solo lo evita el sentido común y el esperar a curarse bien de las lesiones, antes de volver a entrenar.

    La prevención: Cómo evitar que nos ocurra.

    La gran mayoría de las lesiones se pueden evitar calentando bien y ejecutando las técnicas correctamente.

    • Calentamiento: Es lamentable, pero en la mayoría de los gimnasios no se hace un calentamiento suficiente de las áreas más susceptibles de sufrir esguinces. En muchos sitios, las clases de artes marciales duran una hora, y practicar un calentamiento completo podría ocupar entre 20 y 25 minutos. Por ello se tiende a "abreviar", limitándose a girar un poco muñecas, rodillas y tobillos, antes de pasar a otra cosa.

      Si los alumnos tienen menos de 18 o 20 años, eso suele ser suficiente, ya que a esa edad el cuerpo tiene, en general, una buena elasticidad en las articulaciones. La responsabilidad es de los profesores, que en función de la gente que tiene en sus clases, y de las características del estilo de lucha practicado, han de decidir si es conveniente hacer un calentamiento más completo en esas zonas, y decidir los ejercicios a realizar.

    • Ejecución correcta de técnicas: Dar un puñetazo con la muñeca floja es la mejor manera de hacerse un esguince, o incluso dislocarsela. Dar una patada, descalzos, con la punta de los dedos, tiene resultados "excelentes" sobre la integridad del pulgar del pie. Podría seguir la lista, pero no es necesario: Todas las técnicas tienen dos formas de hacerse: la correcta y la incorrecta. Con la primera no te lesionas. Es así de simple.

    Un último consejo: para aquellos que ya han sufrido un esguince, al volver al entrenamiento y durante una temporada, es muy recomendable usar un vendaje compresivo durante las clases, o muñequeras, rodilleras o tobilleras. El vendaje preventivo es la mejor manera de que no se vuelva a reproducir la lesión.

    -Luxaciones y Fracturas-

    Qué son.

    Aunque se trata de dos problemas diferentes, las causas son similares, y lo que se puede y debe hacer, tanto para prevenir como para efectuar los primeros auxilios, es bastante parecido. Por tanto se tratan conjuntamente en esta página.
    No me extenderé en las definiciones. Ya sabemos lo que son:

    • Luxaciones (dislocaciones): salida de un hueso o articulación de su asiento.

    • Fracturas: rotura o astillamiento de un hueso.

    Síntomas.

    En las luxaciones se sienten fuertes dolores, y suele haber una hinchazón visible. El que la sufre sé vé incapaz de realizar cualquier movimiento de la articulación o, al menos sufre una limitación de movimiento de la zona. En las más graves se evidencia una posición antinatural de la articulación.
    Las fracturas a veces no son visibles (hay que recordar que si el hueso se astilla, aunque no se separe en dos fragmentos, técnicamente es una fractura y la gravedad es la misma). Habitualmente se percibe el crujido al producirse. Hay dolor intenso en la zona, y se producen hematomas. La zona se hincha, deforma y queda inmovilizada. Si la fractura es abierta (el hueso rompe la carne y sale al exterior), nos encontramos además con herida y hemorragia.

    Qué las causa.

    Una mala caída puede resultar en luxación o fractura. En particular, las luxaciones pueden producirse por movimientos bruscos y, en las artes marciales donde se practican técnicas de agarre (llaves), una mala ejecución o un exceso de entusiasmo por parte del practicante, puede lesionar al contrario. Las fracturas pueden producirse por golpes, por fatiga y por sobrecarga (ojo al levantar pesas o cargar con un compañero).
    Las luxaciones más frecuentes se producen en el hombro, el codo, la rótula y la muñeca. También en los dedos del que ejecuta una técnica de mano incorrectamente. En cuanto a las fracturas, en tanto que son accidentes, no existe una zona especial: se puede romper cualquier hueso. De todas formas, en estilos de contacto o en aquellos donde se practican barridos, los huesos del antebrazo y los de la pierna son los más expuestos a recibir golpes que causen fracturas, y los dedos de manos y pies al dar golpes de forma incorrecta. Si se practica contacto pleno, las costillas, la nariz y la mandíbula también corren un riesgo especial.

    Qué se debe hacer cuando ocurre: Primeros auxílios y convalecencia.

    En ambos casos es muy poco lo que se puede hacer: La norma general es inmovilizar lo mejor posible y acudir a un hospital de urgencias, a toda velocidad. A continuación, una pequeña lista de consejos adicionales:

    • Hielo (o algo frío, en general): Debe aplicarse sobre las luxaciones. No debe aplicarse en las fracturas.

    • Si tras una luxación, el hueso vuelve por sí mismo a su lugar, aplicar un vendaje compresivo suave (NO apretado).

    • No se debe intentar recolocar una luxación o una fractura. Jamás se debe frotar.

    • No se deben aplicar pomadas o geles (no se debe tocar la zona). En cuanto a sprays tipo reflex, jamás deben usarse sobre una herida (fractura abierta), y dada la gravedad de estas lesiones, son poco menos que inútiles en fracturas cerradas o luxaciones. Sin embargo puede ayudar al lesionado "psicológicamente" (son lesiones muy traumáticas, y el lesionado tiene la sensación de que "le ayuda algo"). De cualquier forma, la mejor ayuda psicológica es que el lesionado vea que la situación está controlada y que hay alguien que sabe qué hacer. Lo mejor es evitar también los sprays.

    • "Despejar el campo". No sirve de nada que toda la clase esté encima intentando ver qué ha pasado. Esto tiene que ver con lo dicho en el punto anterior.

    • Si en una luxación, la articulación sigue desencajada, no comprimir. No intentar moverla. Inmovilizar lo mejor posible en la posición en que haya quedado. Si se produce en la muñeca o la rodilla, mantenerlas elevadas.

    • En una fractura, no cargar la más mínima presión. Si hay una deformación evidente, no aplicar vendajes en esa zona: inmovilizar el miembro por otra parte.

    • En las fracturas abiertas, sujetar un apósito sin hacer presión sobre la herida, inmovilizar y llevar al hospital. Mantener la zona herida lo más elevada posible (siempre a una altura mayor que la del corazón).

    • Algo bueno que tiene el Dojo: siempre será fácil encontrar algo con que entablillar (bastones, tonfas...) y con que sujetar (todo el mundo tiene un cinturón que sirve para atar). No poner inconvenientes ni ser mezquinos: si tu cinturón queda irrecuperable o se pierde en el hospital, un trozo de tela siempre vale menos que un compañero.

    • La mejor forma de inmovilizar una pierna fracturada, es atarla a la pierna sana por varios puntos.

    • Lo más grave: espalda y cuello. Dejar a la persona donde esté, y abrigarla (hay muchas toallas en el vestuario para echárselas por encima). No mover en absoluto al accidentado. Llamar a una ambulancia.

    • Fracturas por astillamiento: Normalmente se produce una grieta a lo largo del hueso, sin que éste llegue a romperse. Aunque el miembro se vea entero y la persona pueda moverlo, el dolor es intenso. No se debe tratar con ligereza. Es mejor que el médico diga que se trata de una falsa alarma, en lugar de que uno o dos días después el hueso acabe de romperse.

    En cuanto a la convalecencia:
    Tener mucha paciencia. El periodo de convalecencia es relativamente corto en las luxaciones, para reanudar una actividad normal-sedentaria. Pero para volver al gimnasio es otro tema... No se debe volver a entrenar hasta completar la rehabilitación, de lo contrario se producen recaídas. Una articulación dislocada es un punto débil, y el primer lugar donde se producirá otra luxación.
    Si se convierte en un problema crónico, los ligamentos se deforman y basta un movimiento rápido para que se vuelva a dislocar. Conozco a gente que ha tenido que abandonar la práctica de las artes marciales por este motivo, de modo que, una vez más, paciencia y seguir al pié de la letra los consejos del médico. Es útil indicarle que practicas un arte marcial, para que lo tenga en cuenta en la rehabilitación (fechas de "baja", ejercicios a realizar...).
    Un consejo "no médico": Si por desgracia tienes ya un problema de luxaciones crónicas, pero no quieres abandonar la práctica de artes marciales, no desesperes. Siempre te quedará el Tai Chi; incluso puede ayudar a tu recuperación.
    Con las fracturas, de la necesidad se hace virtud: no se puede ir al Dojo con escayola. Después, durante una larga temporada, se puede entrenar pero está contraindicado practicar bloqueos o cualquier técnica que incida directamente sobre la zona fracturada.

    La prevención: Cómo evitar que nos ocurra.

    En principio no hay prevención que valga. Por definición, se trata de accidentes. De modo que casi todo lo que sigue son simplemente consejos generales para no accidentarse en el Dojo:

    • Los bloqueos de antebrazo han de practicarse con suavidad al principio, incrementando la dureza del contacto progresivamente, para lograr un endurecimiento gradual.

    • Las técnicas "de luxaciones" no se llaman así por capricho. El objetivo en un combate real es causar una dislocación al adversario, de modo que han de practicarse con prudencia y teniendo cuidado de que la técnica sea correcta. Hay que hacer ejercicios para aumentar la flexibilidad de las articulaciones y la resistencia de los ligamentos.

    • Cuidado con las patadas al cuerpo: si se golpea el codo del contrario, se puede conseguir: una fractura en la espinilla (el atacante), una dislocación del codo (el defensor), o ambas cosas. Y probablemente ambos se lo merecerán (uno por atacar descuidadamente, y otro por defenderse mal). Insisto en que ser "técnicamente correcto" evita accidentes.

    • La mejor forma de mantener el cuello y la espalda a salvo es aprender a caer.

    • Las fracturas por fatiga se previenen evitando sobrecargas. Poniendo un ejemplo, una muchacha de 40 Kg de peso puede voltear sobre su espalda a un hombre de 90 Kg, pero existe una técnica correcta para hacerlo. No tiene sentido que intente levantarlo a base de fuerza bruta, porque no es ni grande ni fuerte. Este tipo de actividad causa muchas fracturas por sobrecarga, de modo que volvemos a lo ya dicho: Técnica correcta ante todo.

    Hueso fracturado

    Esta radiografía ilustra un peroné (el hueso externo de los dos que unen la rodilla con el tobillo) fracturado. La fractura es completa, pues atraviesa el hueso por completo.

    - Contracturas -

    Qué son.

    Se trata de la contracción involuntaria de un músculo. Sus características son:

    • Se producen de forma espontánea e inconsciente.

    • La contracción es permanente. El músculo no se relaja y queda contraído.

    • A diferencia de la contracción voluntaria del músculo, es dolorosa.

    En general no se trata de una lesión grave, pero es francamente molesta, y cuando se produce impide entrenar durante varios días.

    Síntomas.

    Además del dolor persistente en el músculo, al tacto se le nota endurecido y tenso. El dolor no es agudo, pero es constante. A veces al cambiar de posición se calma ligeramente, pero nunca desaparece del todo. Según el músculo concreto donde se produzca, puede haber dificultades para moverse con naturalidad.

    Qué las causa.

    Por regla general, sobreesfuerzo del músculo o agotamiento por un ejercicio intenso sin suficiente tiempo de recuperación (por ejemplo, entrenar varias horas, intensamente y a diario: los músculos no tienen tiempo de recuperarse del esfuerzo, y cualquier sobrecarga provoca la contractura).
    El lugar donde se sufren más frecuentemente es en los músculos de la espalda. Es raro (aunque no imposible) se den en otros lugares.

    Qué se debe hacer cuando ocurre: Primeros auxilios.

    Son muy simples. El objetivo principal es relajar el músculo:

    • Aplicar calor en el músculo afectado. Si no se dispone de una fuente de calor, otra persona (o uno mismo, si es capaz de alcanzar el músculo afectado) puede aplicar calor frotándose enérgicamente las manos y, a continuación, apretando ligeramente las palmas sobre el músculo.

    • Hacer estiramientos suaves, sin forzar ni rebotar.

    • Masajear la región muscular lesionada. Puede hacerse "en seco" con cuidado, pero lo ideal es tener en el botiquín algo de aceite para masajes, o incluso una pomada calmante (es una ayuda extra).

    La prevención: Cómo evitar que nos ocurra.

    • No sobre esforzarse: respetar el periodo de descanso necesario entre dos sesiones de entrenamiento.

    • Evitar los incrementos bruscos de intensidad en ejercicios que requieran fuerza muscular. Nada de tonterías si se levantan pesas.

    • Calentar adecuadamente antes de entrenar.

    • Si se producen contracturas crónicas, es señal de que tras sufrir una, no se ha dejado un periodo de rehabilitación suficiente. En principio no se debería levantar peso en varios días, después de sufrir una contractura.

    • Es muy conveniente, en especial si se producen en la espalda, acudir a la consulta de un masajista para unas cuantas sesiones. Posteriormente, seguir recibiendo (o dándose uno mismo) masajes con regularidad. Con esto se evitan las recaídas.

    - Agujetas -

    Qué son. Qué las causa.

    Al ejercitar un músculo por encima del nivel de esfuerzo al que está acostumbrado, o al volver al gimnasio tras un periodo sin ejercitarse (por ejemplo tras unas vacaciones), los músculos producen ácido láctico como producto de deshecho. Al enfriarse el músculo tras el entrenamiento, este líquido se solidifica mezclado entre los haces de fibras musculares (toma la forma de agujas pequeñas, y de ahí el nombre de agujetas).
    El resultado es doloroso, cuando se vuelve a mover el músculo (normalmente a las 12 o 24 horas después del entrenamiento). En casos especialmente graves se pueden producir micro desgarros.

    Síntomas.

    Dolores musculares y dificultades para realizar recorridos completos del movimiento de alguna articulación (por ejemplo, sí se producen en los bíceps, a veces es imposible estirar el brazo completamente). Si se producen micro desgarros, el dolor puede ser intenso (tipo "pinchazo".)

    Qué se debe hacer cuando ocurre: Primeros auxilios.

    Si no se hace nada al respecto, desparecen alrededor de una semana después. Si las molestias son soportables, reanudar el entrenamiento ayuda, ya que se vuelven a fundir los cristales de ácido láctico. Sin embargo, la nueva sesión de ejercicio ha de ser de intensidad moderada, para evitar que al día siguiente sean peores aún.
    Los masajes suaves y los baños en agua caliente son de bastante ayuda. Si el dolor es muy intenso es mejor tomar algún calmante-analgésico.

    La prevención: Cómo evitar que nos ocurra.

    Si no estás en forma, evitar que las primeras sesiones de entrenamiento sean muy intensas. En general, evitar los aumentos bruscos de intensidad del ejercicio, estés en forma o no.
    A diferencia de otras lesiones, el calentamiento no tiene efecto de cara a evitarlas o disminuirlas. Hay personas tan en baja forma que solo el calentamiento ya les producirá agujetas.

    - Problemas con los Tendones -

    - Tendinitis - Desgarros de Tendón -

    Qué son. Qué los causa.

    Los tendones son los tejidos que unen el músculo al hueso. La inflamación de un tendón es la tendinitis, mientras que lo llamado desgarro es la rotura del tendón. Cuando se inflama el tendón y la vaina que lo recubre y protege, se habla de tendovaginitis. Siempre se trata de una lesión grave.
    El origen de todos estos problemas suele reducirse a haber forzado en exceso un tendón tras un calentamiento insuficiente o inadecuado. Como caso especial, el tendón de Aquiles sufre especialmente ante golpes o torceduras del tobillo.

    Síntomas.

    Tanto en la tendinitis como en la rotura de tendón, se nota un dolor fuerte al tocar o mover la zona (en el caso de rotura es particularmente agudo). Si es tendinitis se nota una ligera inflamación, que se convierte en una hinchazón muy rápida y más llamativa cuando se trata de desgarro. De hecho la única forma de distinguir ambas lesiones es la intensidad del dolor (fuerte y persistente en la tendinitis, agudo en el desgarro), y que si es tendinitis, el lesionado puede mover por si mismo la zona lesionada, aunque le duela (si es rotura no puede moverla). No aparecen hematomas, salvo que haya sido a consecuencia de un golpe que haya roto, además, algún vaso sanguíneo.
    Si es el tendón de Aquiles el afectado, aparece una cojera inmediata y es imposible ponerse de puntillas.

    Qué se debe hacer cuando ocurre: Primeros auxilios.

    Para ambas lesiones: tratar de no hacer movimientos que afecten a la zona lesionada.
    En la tendinitis, aplicar frío en el momento de producirse, y cuando el dolor haya disminuido, aplicar calor en la zona. Se ha de acudir al médico para que evalúe la lesión y recete analgésicos y antiinflamatorios. En ocasiones especialmente graves es necesario pasar por el quirófano, por ello la visita al médico es imprescindible y no hay que automedicarse, ni aunque no se trate de la primera vez que ocurre y aún nos queden medicinas "de la vez anterior".
    Hay que seguir al pié de la letra las instrucciones del médico. Si se agrava o se producen complicaciones, el periodo de recuperación será extremadamente largo (en ciertos casos puede obligar a abandonar el deporte).
    En el caso de desgarro de tendón, ha de aplicarse frío y un vendaje compresivo no muy apretado. La zona lesionada debe mantenerse elevada, y se ha de ir al hospital sin perder un momento. Cuanto más se tarde en tratar, más larga y difícil será la recuperación.

    La prevención: Cómo evitar que nos ocurra.

    Parece una tontería, pero lo único que evita que se produzca esta lesión tan grave es calentar adecuadamente. Ni más, ni menos.
    En ocasiones se puede producir tendinitis a consecuencia de una mala postura mientras se ejecuta una técnica. Sin embargo, esto es algo que no debería ocurrir, ya que por regla general, lo primero que se ha de aprender en el Dojo es a mantener una postura adecuada.

    - Calambres -

    Qué son.

    Creo que no es necesario dar demasiadas explicaciones... El que no haya sufrido un calambre en alguna ocasión, verdaderamente es un caso único. Técnicamente, un calambre es un espasmo muscular involuntario (habitualmente una contracción). A diferencia de las contracturas, el calambre es ocasional, no permanente.
    Normalmente no tiene ninguna gravedad, aunque puede ser muy doloroso. Los gemelos y la cara trasera del muslo son las zonas más susceptibles de sufrir calambre.

    Síntomas.

    Dolor muy intenso y localizado en un músculo concreto.
    Habitualmente la tensión muscular es perceptible al tacto ("duro como una piedra"), y en muchas ocasiones resulta imposible mover el músculo hasta que el calambre no remite.

    Qué los causa.

    Suele producirse cuando se produce alguna de estas condiciones, normalmente más de una a la vez:

    • Sobreesfuerzo del músculo.

    • Ejercicio muy intenso y prolongado. El calambre se produce cuando el músculo empieza a llenarse de toxinas y deshechos, y comienza a quemar oxígeno con dificultades.

    • Perdida de sales minerales (principal causa de los calambres que ocurren tras entrenar durante un rato largo).

    • En ciertos casos, si hay problemas circulatorios o de irrigación del músculo, ya sea por lesión, por mantener mucho tiempo una postura que corte la circulación en algún punto, u otras causas fisiológicas.

    Qué se debe hacer cuando ocurre: Primeros auxilios.

    • Interrumpir la actividad. Normalmente, el propio calambre obliga a detenerse.

    • Masajear el músculo. Se suele notar un cierto alivio al apretarle con fuerza.

    • Tratar de estirar el músculo, ayudándose con las manos si es preciso (moviendo la articulación más próxima). Relajarlo un instante, y seguir tratando de estirar.

    • Cuando el calambre remite, ponerse en movimiento con suavidad, de forma que el músculo trabaje. Si nos inmovilizamos se puede repetir.

    • Refrescar con agua fría suele ayudar.

    La prevención: Cómo evitar que nos ocurra.

    A veces son difíciles de evitar, en especial los que se producen tras un tiempo de entrenamiento, por acumulación de toxinas. En general un calentamiento correcto sirve para que no se produzcan. También es conveniente tener cuidado con las posturas. Algunos calambres en las pantorrillas se producen tras estar un rato en posición arrodillada, en el periodo de concentración ("mokuso") al principio y al final de las clases, que se practica en algunos estilos (esto ocurre especialmente cuando la persona no está acostumbrada a sentarse sobre los talones).

    - Heridas -

    Qué son. Qué las causa.

    Son lesiones por rotura de la piel. Hay tres causas principales: por golpes (p.e. una ceja partida por un puñetazo), por incisiones o cortes (en aquellos estilos donde se usan armas), y por abrasión (nudillos despellejados al golpear un saco, roce violento con la tela del traje o contra el suelo...).
    El nivel de gravedad es muy variable, desde la nula gravedad de unos nudillos "pelados" (a lo sumo es una molestia) al extremadamente grave de un corte profundo con hemorragia abundante que puede causar un sable.

    Síntomas.

    Aparte de la evidencia de la herida, el dolor suele ser importante (en caso de rozaduras es similar al de una quemadura). Es casi seguro que habrá hemorragia, y si la herida es profunda se ve la separación de los bordes de la misma.

    Qué se debe hacer cuando ocurre: Primeros auxilios.

    Debe limpiarse la herida con una gasa empapada en agua oxigenada (no con algodón, ya que suelta pelillos en la herida). Al perder la protección de la piel se puede infectar, de modo que después del agua oxigenada hay que limpiar con antisépticos (mercromina, yodo...). Si sangra se deben aplicar compresas con agua oxigenada, y vendar la zona (si la herida es muy pequeña bastarán tiritas). Si la hemorragia es abundante hay que usar vendas elásticas con cierta presión. Los torniquetes están contraindicados (el profesor o alguien del gimnasio debería saber comprimir una vena para disminuir la hemorragia).
    Según la gravedad de la herida, los primeros auxilios serán suficientes o, por el contrario, será necesario acudir al hospital para aplicar suturas. En casos de heridas profundas con hemorragia abundante, hay que mantener la zona herida a una altura superior a la del corazón, hasta que se llegue al hospital.
    En las heridas por abrasión, cuando se comienza a curar, no se deben arrancar las costras. Si se arrancan es posible que quede cicatriz, y además se retrasa la curación.

    La prevención: Cómo evitar que nos ocurra.

    En aquellos estilos en los que hay contacto, siempre se deberían de usar protecciones. Lo mismo al entrenar con saco o punching-ball o accesorios similares.
    Si se utilizan armas, la única recomendación posible es entrenar con muchísimo cuidado.

    - Contusiones -

    Qué son. Qué las causa.

    Una contusión es el aplastamiento y rotura de vasos sanguíneos de un músculo, generalmente a un nivel superficial (cercano a la piel). La causa es siempre un golpe violento. La gravedad depende en su mayor parte de dónde se ha recibido el golpe.
    No hay que confundir contusión con hematoma. Este último es el síntoma visible, la coloración morada de la piel a causa del derrame de sangre interno, y puede ser causado por una contusión o por una lesión de otro tipo (una fractura y luxación, un desgarro muscular, etc...).

    Síntomas.

    Se nota tensión en el músculo y en la piel, y el dolor suele ser intenso. A veces se produce hematoma, pero no siempre (depende de la profundidad a la que estén los vasos sanguíneos rotos y del volumen de la hemorragia). En cualquier caso, antes de la aparición de los síntomas, ya te habrás dado cuenta de que has recibido un golpe. Vamos, creo yo...

    Qué se debe hacer cuando ocurre: Primeros auxilios.

    Aplicar frío (pero no hielo). A veces es conveniente aplicar un vendaje compresivo, pero no debe mantenerse durante mucho tiempo (unos 20 minutos. Si es necesario, tras ese tiempo se afloja el vendaje y 5 minutos después se vuelve a poner).
    Después de lo anterior, aplicar una pomada antiinflamatoria y antidolorosa, si no hay lesión en la piel. También se puede aplicar algún producto en spray (tipo Reflex), pero siempre en el caso de que no haya heridas o abrasiones.
    Si la contusión es importante y se produce en una pierna, habrá que mantenerla en alto, a ser posible durante algunas horas.
    No se debe dar masaje ni frotar.

    La prevención: Cómo evitar que nos ocurra.

    Es muy difícil. Resulta imposible predecir cuando sé vá a recibir un golpe. Únicamente aquellos estilos donde no se practique contacto alguno están relativamente a salvo de contusiones. Pero en otros, aunque no se practique combate libre (como en ciertos estilos tradicionales de Karate), algunas de las técnicas de entrenamiento para endurecer antebrazos y espinillas pueden provocar contusiones ligeras.

    Lesiones en la Cara -

    - Ojos - Nariz - Dientes - Labios - Mandíbula -

    La cara es el punto más sensible y vulnerable en el caso de recibir un golpe. Los deportes de contacto pleno son los más susceptibles de acabar con la cara "tocada", pero no son los únicos
    (te puedes romper la nariz al caer al suelo de frente, por ejemplo).

    Ojos.

    Si el golpe se recibe cerca del ojo, y es lo bastante fuerte, tendremos un bonito color morado durante unos días. No es más que una contusión y no tiene más complicaciones. Pero si el golpe se recibe en el ojo, siempre hay que considerarlo grave. Aunque sea un tópico, son dos ojos para toda la vida.
    Si el lesionado se queja de dolor en el ojo, en la cuenca ocular, o incluso nota problemas de visión, hay que actuar de inmediato: Deben taparse (con una venda) ambos ojos, ya que se mueven sincronizadamente y el ojo sano obliga a moverse al otro, aunque esté tapado. A continuación: al hospital. No debe perderse tiempo intentando evaluar la posible gravedad... eso ya lo hará el médico.

    Nariz.

    Si el golpe recibido hace sangrar la nariz: agua oxigenada empapando un algodón, se mete el algodón en los agujeros de la nariz, se inclina la cabeza hacia atrás, y se espera a que cese la hemorragia (esto debería saberlo todo el mundo, creo yo).
    Si se nota fractura del cartílago de la nariz (a veces hay deformación claramente visible), no debe intentar corregirse. Aplicar frío para evitar que se hinche en exceso (teniendo cuidado de no presionar), y al hospital. En este caso el que sangre la nariz es secundario, y no importa manchar el traje: hay un problema más grave del que preocuparse. El lesionado no debe intentar respirar por la nariz, para eso está la boca en esta situación. Si el lesionado queda inconsciente a consecuencia del golpe, hay que asegurarse de que respira sin dificultad, mantenerle la boca abierta y sujetarle la lengua si es preciso. Si alguien ha hecho un curso de primeros auxilios debería de ser capaz de manejar el tema "respiración" sin problemas.

    Dientes.

    Si el golpe es fuerte y se nota que un diente se mueve, hay que evitar tocarlo (ni con la punta de la lengua). La situación en principio no es muy urgente, pero debe acudirse a un dentista lo antes posible. Entretanto no hay mucho que se pueda hacer, salvo tener cuidado de no morder con ese diente.
    En caso de golpes tan "excelentes" que uno o más dientes salen rodando por el suelo, que no cunda el pánico. Hoy día se pueden reimplantar. El lesionado ha de "morder" una gasa o algodón empapado en agua oxigenada, y los dientes se han de guardar en hielo lo más deprisa posible. Lesionado y "piezas sueltas" del mismo han de ir al hospital, y si se actúa a tiempo es posible que se pueda recuperar la dentadura.

    Labios.

    Salvo que se rompan por el golpe o contra los dientes, en cuyo caso hay que ir al hospital para poner las suturas oportunas, la situación no presenta mayores problemas. Contener la hemorragia (gasas con agua oxigenada), y disfrutar unos días contemplando en el espejo unos hermosos morritos (ni el Mick Jagger, la verdad... :-)

    Mandíbula.

    Si se rompe, es bastante grave. Posiblemente sufrirán también algunas piezas dentales. Aparte de ir al hospital, poco se puede hacer. La forma de inmovilizarla es con un vendaje alrededor de la cabeza, con algunas vueltas en vertical (desde debajo de la mandíbula a la parte superior de la cabeza) y otras en horizontal (desde la barbilla hasta la nuca). Si el lesionado queda inconsciente hay que asegurarse de que respira sin dificultad.
    Si se desencaja la mandíbula, no es tan grave, pero es tremendamente incómodo para el lesionado. Si se vuelve a colocar en su sitio por sí misma, no es necesario hacer nada más (quizá algún tomar algún calmante si duele mucho). En caso de que no vuelva a su posición, no debe intentar colocarla alguien inexperto (lo que sale en las películas de que un puñetazo en el mentón la encaja de nuevo, es muy cinematográfico pero poco real). Si el profesor domina la técnica de primeros auxilios, posiblemente sepa colocarla sin dificultades. En caso contrario, ir al hospital.

    -Tratamiento de la fractura de Colles-

    La fractura de Colles en la muñeca es una lesión frecuente que a menudo ocurre cuando la persona trata de amortiguar con las manos el golpe de una caída. La fractura se evalúa determinando el arco de movilidad posible en la muñeca y probando la fuerza muscular.

    Durante el periodo de fijación, el tratamiento implica ejercicios de todas las articulaciones libres, a saber:

    Movimiento de hombros, en particular de rotación.

    Movimiento de codo - flexión y extensión: puede o no prescribirse pronación y supinación.

    El paciente debe mover los dedos de las manos en forma concienzuda, lo que incluye ejercicios como apretar una pelota de hule pequeña o arrugar hojas de papel.

    El tratamiento que se aplica después de retirar el yeso incluye:

    Baños de remolino, se realizan movimientos de la muñeca mientras el brazo está sumergido en el agua.

    Masaje.

    Ejercicios activos asistidos de la mano y muñeca que progresan a ejercicios resistivos activos; por ejemplo, girar una perilla de puerta, exprimir ropa y empuñar la mano

    -Coccigodinia-

    Es un estado patológico por lo general causado por traumatismo directo sobre el cóccix, como una caída o un puntapié que ocasionen esguince de los ligamentos sacroiliales.

    El dolor aumenta de intensidad cuando el paciente se sienta sobre una superficie dura o se levanta después de haber estado sentado y disminuye al sentarse sobre un cojín de aire o al contraer los glúteos al sentarse.

    Tratamiento:

    Si se realiza un tratamiento pronto, la manipulación del cóccix insertado el dedo índice en el recto y presionando la parte posterior del cóccix con el dedo índice de la otra mano en ocasiones proporcionará alivio. Por supuesto, este procedimiento debe realizarlo él medico o el cirujano. Todos los pacientes con dolor continuo, en especial durante el movimiento o después de sentarse durante cierto tiempo, deben recibir cuidadosa fisioterapia antes de considerar la extirpación quirúrgica de la vértebra. La aplicación de calor (la diatermia es la mejor elección para ésta enfermedad), seguida de masaje, por lo general aliviará el dolor en forma temporal. Después de algunas lesiones con este tratamiento, quizá se elimine en forma permanente mediante la manipulación del cóccix por él medico.

    Si el cóccix se encuentra fracturado, no debe usarse diatermia para aliviar el dolor, puesto que con frecuencia agrava el padecimiento, incluso cuando la fractura ha cicatrizado. En estos pacientes es mejor usar compresas tibias o tratamiento con luz infrarroja, seguido de masaje.

    -Lesión por sobrecarga-

    Trastorno relacionado con el esfuerzo, por lo general de las extremidades superiores, producido por contracciones musculares repetitivas durante acciones como el teclear. También se denomina síndrome de sobrecarga o lesión de esfuerzo. Hubo gran controversia sobre si este trastorno es una verdadera enfermedad. Se caracteriza por fatiga, dolor, debilidad de extremidades superiores, rigidez y calambres. Tiene un inicio gradual pero también puede aparecer de forma aguda. Al principio los pacientes presentan dolor o fatiga al final de la jornada laboral, que mejora con el reposo nocturno. Más adelante el dolor se hace constante incluso al interrumpir el trabajo. Por lo general, se interpreta como un fenómeno complejo, que incluye un grupo de factores heterogéneos. Se suelen encontrar condicionantes sociales y psicológicos además de los médicos. También se ha argumentado que no hay síntomas clínicos y que no existe ninguna lesión objetívale. Muchos médicos piensan que es un trastorno psicosomático aunque los pacientes afectados presentan síntomas e incapacidad. No se debe confundir con la tendinitis o crepitación, en la que existe una patología subyacente bien determinada (la lesión por sobrecarga no responde al tratamiento con corticoides y la tendinitis sí). Afecta seis veces más a las mujeres que a los hombres, quizá por la elevada proporción de mujeres empleadas como secretarias y en ocupaciones similares.

    En las décadas de 1980 y 1990, el aumento del número de individuos que utilizan un teclado durante todo el día podría ser la explicación de la aparición súbita de este trastorno. Se han descrito síntomas similares a lo largo de la historia. La "parálisis del escribiente" o calambre del escritor, era el nombre que recibía este trastorno, ya descrito en 1864, provocado por escribir durante periodos de tiempo prolongados. Se han anotado casos provocados por el uso excesivo de un cubo de Rubik, un ratón de ordenador o una consola de videojuegos.

    Los trabajadores con riesgo elevado de presentar lesiones por sobrecarga incluyen las secretarias, el personal de control de supermercados, mecanógrafas, telefonistas y otros trabajadores que utilizan un teclado de ordenador. Los pianistas también presentan un riesgo mayor. Para reducir la probabilidad de desarrollar una lesión por sobrecarga se debe prestar atención al ambiente de trabajo y al número de horas dedicadas a esta acción repetitiva. Se recomienda la rotación en el trabajo y emplear parte del tiempo en otras tareas diferentes. Se debe colocar de forma correcta el terminal de ordenador y la oficina debe estar bien diseñada. El aumento de la tensión en el trabajo, la monotonía, el aburrimiento, la presión para conseguir objetivos y la falta de satisfacción profesional, son factores que pueden hacer que una persona sea propensa a desarrollar una lesión por sobrecarga. El tratamiento consiste en reposo, fisioterapia y, en caso necesario, cambio de los hábitos de trabajo o incluso cambio de trabajo.

    -Epicondilitis-

    Trastorno músculo-esquelético doloroso del codo. También se llama codo de tenista. Se localiza sobre el epicóndilo lateral del codo, en el área del húmero donde los músculos extensores del antebrazo se insertan en el hueso. Si la lesión radica en el epicóndilo medial (epitróclea) se denomina epitrocleitis (codo de golfista). Tanto el codo de tenista como el codo de golfista son patologías por sobrecarga. Durante la práctica deportiva hay determinados movimientos repetitivos que pueden producir una lesión por sobrecarga. Los síntomas consisten en sensibilidad local en la zona de inserción muscular en el hueso y dolor al contraer los músculos. En el caso de la epicondilitis aparece dolor cuando se produce la extensión (estiramiento) del antebrazo.

    La lesión está producida por un desgarro muscular cerca del punto de inserción en el hueso o por tracción del periostio (que cubre al hueso). Esta lesión inicial produce una inflamación de evolución lenta. El tratamiento ideal consiste en el reposo del codo, evitando todo movimiento, lo que suele ser difícil. Son útiles las coderas que limitan la extensión del antebrazo permitiendo ciertos movimientos pero restringiendo los perjudiciales. Las inyecciones locales de corticoides pueden aliviar el dolor, aunque la propia inyección puede producir dolor al principio. La fisioterapia y los ultrasonidos han demostrado su eficacia en el tratamiento de la epicondilitis. En un pequeño porcentaje de casos es necesaria la cirugía. Si la lesión se ha producido por el deporte u otras actividades, puede ser debida a una técnica deportiva incorrecta. El entrenamiento adecuado ayuda a prevenir la recidiva de la lesión.

    Síndrome de túnel carpiano-

    Cuadro de compresión del nervio mediano a su paso bajo el ligamento palmar del carpo (muñeca). Bajo este ligamento pasan la mayor parte de los tendones flexores de la muñeca y dedos, así como el nervio mediano, encargado de la inervación sensitiva de la cara palmar de los tres primeros dedos y de la inervación motora de los músculos cortos del pulgar. La inflamación de alguna estructura local produce un problema de espacio y el nervio resulta comprimido. Esto produce dolor, en especial por la noche, en la cara palmar de la muñeca que se irradia por los tres primeros dedos, parestesias (hormigueos, acorchamiento), y más adelante, atrofia de los músculos cortos del pulgar. Las causas de la inflamación son diversas: embarazo, enfermedades reumáticas, tumoraciones locales y otras. En un 80% de los casos no se detecta causa alguna (idiopático). En estos casos la Organización Mundial de la Salud, OMS, lo considera enfermedad profesional. Parece ser causado por micro traumatismos y sobreesfuerzos repetidos y por falta de descanso adecuado de la muñeca. Algunos factores agravantes son las malas posturas en el trabajo o al dormir y el estrés emocional.

    El síndrome del túnel carpiano idiopático es una de las patologías laborales más frecuentes. En algunos países ya se dispone de "clínicas de la mano" para prevenir y tratar este problema. Su tratamiento debe iniciarse mediante ajustes individuales en cada puesto de trabajo y prevención de los movimientos y posturas perjudiciales. Son útiles la inmovilización, el reposo y los antiinflamatorios, pero un alto porcentaje requieren tratamiento quirúrgico de liberación y descompresión del nervio mediano.

    -Luxación-

    Desplazamiento patológico de los huesos que forman una articulación. Una luxación parcial o incompleta se llama subluxación. Casi todas las articulaciones del esqueleto se pueden luxar, pero algunas lo hacen con más frecuencia: mandíbula (al bostezar o forzar la apertura de la boca), hombro (movimientos forzados al hacer deporte, caídas sobre el hombro), codo (caídas con el miembro superior en hiperextensión), interfalángicas, cadera (accidentes de coche, caídas de personas de edad avanzada), rodilla (en accidentes de moto por traumatismo directo). La luxación de hombro es la más frecuente. La principal etiología de todas ellas es traumática, pero también pueden ser espontáneas, en el transcurso de crisis convulsivas. El tratamiento de todas las luxaciones es su reducción, esto es, conseguir que los huesos vuelvan a ocupar su posición correcta. Esta reducción es una urgencia médica: si se demora pueden producirse alteraciones en los extremos articulares, incapacidad para la reducción (luxación inveterada) y lesiones en los músculos y los tendones.

    Mandíbula dislocada

    Esta radiografía corresponde a una mandíbula humana dislocada. Se llama dislocación o luxación al desplazamiento de un hueso respecto de su posición normal, y es una lesión común de la mandíbula.

    -Primeros auxilios-

    Medidas terapéuticas urgentes que se aplican a las víctimas de accidentes o enfermedades repentinas hasta disponer de tratamiento especializado. El propósito de los primeros auxilios es aliviar el dolor y la ansiedad del herido o enfermo y evitar el agravamiento de su estado. En casos extremos estas primeras medidas son necesarias para evitar la muerte hasta que se consigue asistencia médica.

    Los primeros auxilios varían según las necesidades de la víctima y según los conocimientos del socorrista. Saber lo que no se debe hacer es tan importante como saber qué hacer, porque una medida terapéutica mal aplicada puede producir complicaciones graves. Por ejemplo, en una apendicitis aguda un laxante suave puede poner en peligro la vida del paciente.

    En todos los pacientes, sea cual sea su lesión, deben aplicarse una serie de normas generales. Siempre hay que evitar el pánico y la precipitación. A no ser que la colocación de la víctima lo exponga a lesiones adicionales, deben evitarse los cambios de posición hasta que se determine la naturaleza del proceso. Un socorrista entrenado ha de examinar al accidentado para valorar las heridas, quemaduras y fracturas. Se tranquiliza a la víctima explicándole que ya ha sido solicitada ayuda médica. La cabeza debe mantenerse al mismo nivel que el tronco excepto cuando exista dificultad respiratoria. En ausencia de lesiones craneales o cervicales se pueden elevar ligeramente los hombros y la cabeza para mayor comodidad. Si se producen náuseas o vómitos debe girarse la cabeza hacia un lado para evitar aspiraciones. Nunca se deben administrar alimentos o bebidas (sí el paciente va a requerir cirugía hay que esperar hasta que se vacíe el estómago), y mucho menos en el paciente inconsciente. La primera actuación, más inmediata, debe ser procurar al paciente una respiración aceptable: conseguir la permeabilidad de la vía aérea para evitar la asfixia, extrayendo los cuerpos extraños —sólidos o líquidos— y retirando la lengua caída hacia atrás. Si el paciente no respira por sí sólo habrá que ventilarlo desde el exterior mediante respiración boca a boca hasta disponer de un dispositivo mecánico.

    Cualesquiera que sean las lesiones, el segundo aspecto a corregir es el referente al sistema circulatorio, para evitar el shock. Se deben valorar la frecuencia cardiaca y la tensión arterial. Una valoración inicial se obtiene mediante el pulso: permite valorar la frecuencia y ritmo cardiaco, y su “fortaleza” o “pulso lleno” nos indican una adecuada tensión arterial. El shock supone la depresión de muchas funciones orgánicas debido al defecto de perfusión de sangre (por insuficiente tensión arterial). Los signos característicos del shock son la piel fría y húmeda, los labios cianóticos (azulados), la taquicardia y la hipotensión arterial (pulso débil y rápido), la respiración superficial y las náuseas. Estos síntomas no son inmediatos; el shock puede desarrollarse varias horas después del accidente. Para evitarlo debe mantenerse abrigado al paciente e iniciar lo antes posible la perfusión de líquidos y electrolitos por vía intravenosa. Está prohibido administrar fármacos estimulantes y alcohol.

    Las urgencias que requieren primeros auxilios con más frecuencia son los accidentes en los que se produce asfixia, parada e infarto cardiacos, sangrado grave, envenenamiento, quemaduras, golpe de calor e insolación, desvanecimiento, coma, esguinces, fracturas y mordeduras de animales.

    -Asfixia-

    En la asfixia, el aire no puede entrar en los pulmones y el oxígeno no llega a la sangre circulante. Entre las causas de asfixia se encuentran el ahogamiento, el envenenamiento por gases, la sobredosis de narcóticos, la electrocución, la obstrucción de la vía aérea por cuerpos extraños y la estrangulación. Para evitar un daño cerebral irreparable al detenerse la oxigenación tisular, se debe instaurar inmediatamente algún tipo de respiración artificial. La mayoría de las personas mueren tras 4 o 6 minutos de parada respiratoria si no se les ventila de forma artificial.

    Se han diseñado muchas formas de respiración artificial. La más práctica para la reanimación de urgencia es el procedimiento boca a boca: el reanimador sopla aire a presión en la boca de la víctima para llenarle los pulmones. Antes de ello, debe retirarse cualquier cuerpo extraño que se encuentre en la vía aérea. La cabeza de la víctima debe ser inclinada hacia atrás para evitar que la caída de la lengua obstruya la laringe; para ello se tira hacia arriba de la barbilla con una mano mientras con la otra se empuja hacia atrás la frente. El reanimador obtura los orificios nasales pinzándolos con los dedos, inspira profundamente, aplica su boca a la de la víctima, y sopla con fuerza hasta ver llenarse el tórax; después retira su boca y comprueba cómo la víctima exhala el aire. Este proceso se repite 12 veces por minuto en un adulto y 20 veces por minuto en un niño.

    Si la vía aérea no está despejada, debe comprobarse la posición de la cabeza de la víctima. Si todavía no se consigue permeabilidad se rota el cuerpo hacia la posición de decúbito lateral y se golpea entre los omóplatos para desatascar los bronquios. Después se vuelve a la respiración boca a boca. Si todavía no se consigue, se realiza la maniobra de Heimlich (“abrazo del oso”) con la víctima en decúbito.

    Una vez iniciada, la respiración artificial no debe suspenderse hasta que el enfermo empiece a respirar por sí solo o un médico diagnostique la muerte del paciente. Cuando empieza a respirar espontáneamente no debe ser desatendido: puede detenerse de nuevo la respiración de forma súbita o presentarse irregularidades respiratorias. En casos de ahogamiento siempre hay que intentar la respiración artificial, incluso aunque el paciente haya presentado signos de muerte durante varios minutos. Se han descrito varios casos de pacientes sumergidos durante más de media hora, cianóticos y sin posibilidades de reanimación, que respondieron a los primeros intentos del socorrista. Una respuesta refleja, el llamado “reflejo de zambullida de los mamíferos”; es la explicación.

    En los últimos años se ha desarrollado una técnica para tratar a los pacientes con vía aérea obstruida por un cuerpo extraño. Inventada por el médico estadounidense Henry Jay Heimlich, se llama maniobra de Heimlich o abrazo de oso, y consiste en la aplicación súbita de una presión sobre el abdomen de la víctima. El aumento de presión abdominal comprime el diafragma, éste a los pulmones, que expulsan aire a alta velocidad y presión, despejando la vía aérea.

    La maniobra se realiza situándose tras el paciente, rodeando su cintura con los brazos y entrelazando las manos, situando éstas entre el ombligo y el reborde torácico, y presionando fuerte y de forma brusca hacia atrás y arriba. Si la víctima está en posición horizontal, se presiona sobre el abdomen con el “talón” de una mano. Debe evitarse presionar sobre las costillas, pues se pueden romper, sobre todo en niños y ancianos.

    -Maniobra de Heimlich-

    La fuerza necesaria para desalojar un cuerpo extraño de los pulmones de una víctima de asfixia puede provocar lesiones en los órganos. Esta técnica sólo se debe emplear si las palmadas en la espalda no son útiles. Como primera medida la persona consciente se debe inclinar de manera que la cabeza quede por debajo de sus pulmones. La persona que administra los primeros auxilios da un golpe brusco entre los omóplatos, hasta cuatro veces si es necesario.

    -Reanimación cardiopulmonar-

    La reanimación del paciente con parada cardiaca está muy relacionada con la reanimación respiratoria. Ha de aplicarse masaje cardiaco externo para mantener el flujo sanguíneo y combinarlo con las técnicas descritas de respiración artificial. Se sitúa a la víctima sobre una superficie firme y se confirma la permeabilidad de su vía aérea. El reanimador sitúa sus manos sobre el esternón del paciente; éste se deprime 5 cm, por lo que se comprime el corazón y fuerza a la sangre a salir por las arterias. Cuando se afloja la presión, el corazón se expande y vuelve a llenarse de sangre procedente de las venas. El masaje se aplica en forma de compresiones cortas y rítmicas de 1 segundo de duración. Se aplica una respiración boca a boca cada cinco golpes cardiacos. Para esta operación son ideales dos reanimadores. Si sólo hay uno se aplican dos respiraciones boca a boca cada 15 compresiones cardiacas. El procedimiento debe aplicarse, aunque no haya signos de vida, hasta conseguir ayuda médica.

    -Hemorragia-

    El sangrado “en surtidor”, “a chorro” o “a golpes” es signo inequívoco de hemorragia grave. La simple presencia de sangre sobre una superficie corporal grande no es signo de hemorragia. Puede haber salido sangre de múltiples heridas pequeñas, o puede haberse extendido. La cantidad de sangre que se pierde por una herida depende del tamaño y clase de los vasos lesionados. La lesión de una arteria produce sangre roja brillante que fluye a borbotones, mientras que la lesión de una vena produce un flujo continuo de sangre roja oscura. Si se rompe una arteria principal, el paciente puede morir desangrado en un minuto. Las lesiones de arterias de calibre medio y las lesiones venosas son menos críticas, pero si no se tratan también pueden ser fatales. Una complicación grave de la hemorragia es el shock hipovolémico, que debe ser prevenido y tratado lo antes posible.

    El procedimiento a utilizar para detener la hemorragia (hemostasia) depende del tamaño de la herida y de la disponibilidad de material sanitario. El mejor método es la aplicación de presión sobre la herida y la elevación del miembro. Esto es suficiente en lesiones de vasos de calibre medio. Lo ideal es utilizar compresas quirúrgicas estériles, o en su defecto ropas limpias, sobre la herida y aplicar encima un vendaje compresivo. Cuando este apósito se empapa de sangre no debe ser retirado: se aplican sobre él más compresas y más vendaje compresivo. Si el sangrado de una extremidad es muy abundante se puede aplicar presión sobre el tronco arterial principal para comprimirlo sobre el hueso y detener la hemorragia.

    La arteria braquial, que irriga la extremidad superior, debe ser comprimida en una zona intermedia entre el codo y la axila en la cara medial (interna) del brazo. La arteria femoral, que irriga la extremidad inferior, puede ser comprimida en el centro del pliegue inguinal, donde la arteria cruza sobre el hueso pélvico.

    -Vendaje compresivo-

    La mejor manera de detener la hemorragia de un vaso sanguíneo de tamaño medio es la aplicación de presión directa. La compresión del vaso sanguíneo lesionado ralentiza el flujo de sangre facilitando la formación del coágulo. La zona de la herida se debe elevar y cubrir con compresas y un vendaje limpio, ejerciendo presión con los dedos durante 5 a 15 minutos hasta que el sangrado se detiene. Si existe un cuerpo extraño en la herida, se debe efectuar la presión en un lado. Si el sangrado continúa, es necesario añadir nuevos vendajes sin sustituir el primero impregnado, ya que su retirada puede romper el coágulo que se está formando. Una vez que la hemorragia se ha interrumpido, asegurar las gasas y el vendaje como se muestra arriba, manteniendo la presión sobre la herida para disminuir la posibilidad de que el sangrado se reanude.

    -Puntos principales de presión-

    Las arterias principales pueden ser comprimidas contra el hueso subyacente para detener una pérdida grave de sangre de un miembro. En la figura superior, el punto en el que la arteria humeral pasa más cerca de la piel está a una distancia media entre el codo y el hombro. La presión ejercida por los dedos sobre este punto interrumpe el aporte de sangre a una herida de la mano o del antebrazo. En la imagen inferior, el punto principal de presión para las lesiones de la pierna está donde la arteria femoral cruza la articulación entre la pelvis y la pierna. La presión de la mano sobre este punto reducirá el flujo de sangre. Se debe tener en cuenta que debido a que estas maniobras privan del aporte sanguíneo a toda la extremidad, sólo se deben usar en casos de urgencia absoluta.

    -Envenenamiento-

    Una sustancia venenosa por vía oral produce náuseas, vómitos y calambres abdominales. Los venenos ingeridos por accidente o con fines suicidas incluyen: medicaciones a dosis tóxicas, herbicidas, insecticidas, matarratas y desinfectantes domésticos.

    Para atender a una persona envenenada es primordial la identificación del tóxico, preguntando a la víctima o buscando indicios como, por ejemplo, envases vacíos; muchos envases mencionan la lista de antídotos en su etiqueta. Las quemaduras, las manchas o un olor característico también pueden servir para identificar el veneno.

    La primera medida es diluir la sustancia tóxica haciendo beber a la víctima una gran cantidad de leche, agua o ambas. La dilución retrasa la absorción y la difusión del veneno a los órganos vitales.

    Excepto en los casos de ácidos o bases fuertes, estricnina o queroseno, la medida siguiente es inducir el vómito para eliminar la mayor cantidad posible de tóxico antes de que se absorba. Se puede inducir haciendo beber a la víctima una mezcla de medio vaso de agua y varias cucharadas de bicarbonato de sodio o magnesia, o introduciendo los dedos o una cuchara hasta estimular el velo del paladar y conseguir la regurgitación. Se debe repetir este procedimiento hasta vaciar el estómago. Después conviene administrar un laxante suave.

    El veneno se debe contrarrestar con un antídoto. Algunos de ellos aíslan la sustancia tóxica de las mucosas sensibles; otros reaccionan químicamente con el veneno y lo transforman; otros estimulan al organismo a contrarrestar la acción del tóxico. Si el antídoto específico no está disponible se utiliza uno universal que contrarresta la mayoría de los venenos. Un antídoto universal sencillo se puede obtener mezclando una parte de té fuerte, una parte de magnesia y dos partes de polvillo de pan quemado. Este antídoto también está disponible en los comercios.

    Cuando el veneno es un ácido corrosivo (clorhídrico, nítrico, sulfúrico), una base fuerte (sosa cáustica) o amoníaco, no se debe estimular el vómito, pues se dañarían más aún los tejidos de la boca, faringe y esófago. Para intoxicaciones por ácidos se puede utilizar como antídoto una base débil, como la magnesia o el bicarbonato de sodio. Para intoxicaciones por bases son útiles los ácidos débiles, como el limón o el vinagre diluido. Tras su ingestión debe administrarse aceite de oliva o clara de huevo. En intoxicaciones por estricnina o queroseno se debe ingerir abundante agua o leche y después aceite de oliva o clara de huevo, sin provocar el vómito.

    -Quemaduras-

    Se producen por exposición a la llama del fuego, a metales calientes, a radiación, a sustancias químicas cáusticas o a la electricidad. Las quemaduras se clasifican según la profundidad del tejido dañado y según la extensión del área afectada. Una quemadura de primer grado, que sólo afecta a la capa superficial de la piel, se caracteriza por el enrojecimiento. Una quemadura de segundo grado presenta formación de flictenas (ampollas), y una de tercer grado afecta al tejido subcutáneo, músculo y hueso produciendo una necrosis. La gravedad de una quemadura también depende de su extensión. Ésta se mide en porcentajes de la superficie corporal. Las quemaduras graves producen shock y gran pérdida de líquidos. Un paciente con quemaduras de tercer grado que ocupen más del 10% de la superficie corporal debe ser hospitalizado lo antes posible.

    La finalidad de los primeros auxilios en los quemados es prevenir el shock, la contaminación de las zonas lesionadas y el dolor. La aplicación de bolsas de hielo o la inmersión en agua helada disminuye el dolor. Después se ha de cubrir la zona con un apósito grueso que evite la contaminación. No se deben utilizar curas húmedas, pomadas o ungüentos, y hay que acudir al especialista médico inmediatamente.

    Las quemaduras del sol pueden ser de primer o de segundo grado. Sus casos leves se pueden tratar con una crema fría o un aceite vegetal. Los casos graves conviene que sean atendidos por un especialista. Las quemaduras químicas deben ser lavadas inmediata y profusamente para diluir al máximo la sustancia corrosiva. Las lesiones dérmicas de las quemaduras eléctricas se tratan como las de exposición a la llama y, además, deben ser controladas en un centro hospitalario para valorar posibles lesiones cardiacas o nerviosas.

    -Golpe de calor y deshidratación por calor-

    El golpe de calor y la deshidratación por el calor están causados por un exceso de calor, pero sus síntomas son tan dispares que es muy difícil confundirlos. El golpe de calor, producido por un mal funcionamiento de los centros reguladores del calor, es una patología más grave que afecta principalmente a los ancianos. Sus síntomas son la piel caliente y enrojecida, la ausencia de sudoración, el pulso fuerte y contundente, la respiración dificultosa, las pupilas dilatadas y la temperatura corporal extremadamente alta. El paciente se encuentra mareado y puede perder la consciencia. La deshidratación por calor se debe a una pérdida excesiva de líquidos y electrolitos en el organismo. La piel está pálida y húmeda, la sudoración es profusa, el pulso débil y la respiración superficial, pero las pupilas y la temperatura corporal son normales. Pueden producirse cefaleas y vómitos.

    Los primeros auxilios necesarios para el golpe de calor y para la deshidratación por el calor también difieren. La víctima de un golpe de calor debe ser transportada a un lugar fresco a la sombra, y allí debe guardar reposo con la cabeza elevada. Se debe humedecer el cuerpo con alcohol o agua fría para bajar la temperatura. Debe ser trasladado a un hospital de inmediato. El paciente con deshidratación por el calor también debe guardar reposo, pero con la cabeza más baja que el cuerpo; conviene proporcionarle abrigo o calor. Al principio puede presentar náuseas, pero tras un tiempo de descanso puede ingerir líquidos: se ha de beber 4 vasos de agua con una tableta o media cucharadita de sal diluidas, a intervalos de 15 minutos. Después debería beber zumos (jugos) de frutas para recuperar otros electrolitos. Si se produce una postración importante conviene buscar ayuda médica.

    -Lipotimia y coma-

    La sudoración fría y la palidez son típicas de la lipotimia, desmayo o desvanecimiento. Se produce por un aporte insuficiente de sangre al cerebro y es temporal. Para restaurar la circulación cerebral se elevan los miembros inferiores o se sitúa la cabeza más baja que el corazón. Es necesario evitar que la víctima se enfríe. Tras la reanimación conviene que tome té o café caliente.

    El coma es un estado de falta de respuesta a estímulos externos. Viene provocado por una enfermedad o un traumatismo. El paciente comatoso sólo responde a determinados estímulos intensos; en el coma profundo no responde siquiera al dolor. Puede ser debido a un fallo cardiaco, a una hemorragia cerebral, a una epilepsia, a una descompensación diabética, a una fractura craneal, o a muchas otras situaciones urgentes. Los primeros auxilios se deben limitar a mantener tranquilo y cómodo al enfermo, aflojándole sus vestimentas y buscando ayuda médica. Si la cara enrojece, se pueden elevar ligeramente la cabeza y los hombros, y si palidece se pueden elevar los miembros inferiores. En la epilepsia hay que evitar las autolesiones (mordeduras de lengua) y los traumatismos. Si por cualquier motivo cesa la respiración se debe aplicar respiración artificial. Los diabéticos a menudo portan tarjetas de identificación que permiten identificar la posible causa del coma.

    -Esguinces y fracturas-

    Tanto el esguince como la fractura se acompañan de gran dolor e inflamación, pero la impotencia funcional (incapacidad para mover la zona afectada) y la deformidad son propias de las lesiones óseas. Hasta que se descarte una fractura, los esguinces graves se deben tratar como lesiones óseas; sólo la radiografía puede confirmar el diagnóstico.

    En la fractura, el hueso absorbe la energía del traumatismo, perdiendo su integridad estructural. En el esguince el traumatismo es absorbido por una articulación, distendiéndose o rompiéndose las fibras de un ligamento o la cápsula articular. Como un movimiento muy leve produce dolor intenso, no se debe manipular la extremidad afectada ni intentar “enderezarla” ni corregir la deformidad. Esto, además, puede aumentar la lesión de partes blandas, producidas por los extremos óseos fracturados al moverse; este fenómeno cobra especial importancia en el caso de los vasos y los nervios. La incorrecta manipulación de un miembro fracturado puede hacer que los picos y biseles de la fractura desgarren arterias, venas o nervios. Sólo se debe inmovilizar el miembro en la posición en que se encuentra, preferiblemente con férulas. Éstas se pueden improvisar con tablas o cartón y afianzarlas al miembro con tiras de tela.

    Si la cabeza o el tronco de la víctima se encuentran doblados o torsionados en posición antinatural se debe sospechar inmediatamente de una fractura o luxación de la columna vertebral. De ningún modo se debe intentar corregir la deformidad o mover el tronco. Otros síntomas de lesión vertebral son el dolor agudo en la espalda o el cuello y la parálisis en las extremidades inferiores. Todo accidentado sospechoso de presentar una lesión vertebral debe ser manejado en estricta inmovilidad, transportado “en tabla”, preferiblemente por varios socorristas, y mejor aún sobre una superficie dura y plana (una puerta, una banqueta trasera de coche,...).

    -Mordeduras-

    Las mordeduras más frecuentes son de perros, gatos, serpientes y pequeños roedores como las ratas y las ardillas. También se ven en ocasiones mordeduras humanas.

    Las mordeduras de serpientes no venenosas no requieren más que el tratamiento habitual de las mordeduras: no suturarlas, limpieza e irrigación, aplicación de antisépticos, profilaxis antitetánica y la vigilancia de la herida. Como cualquier mordedura puede infectarse, es recomendable en ellas la profilaxis antibiótica. Las mordeduras de serpientes venenosas requieren primeros auxilios y atención hospitalaria de la máxima urgencia.

    Los síntomas de una mordedura de serpiente venenosa dependen de la especie del reptil. Los crótalos, la Agkistrodon contortis y la Agkistrodon piscivorus, inyectan un veneno que destruye los vasos sanguíneos; la herida desarrolla inmediatamente un dolor intenso e inflamación. Si la cantidad de veneno es grande la hinchazón llega a ser tan pronunciada que rompe la piel. La decoloración de los tejidos circundantes es un signo patognomónico de mordedura por estas serpientes. El paciente se siente mareado y con náuseas y puede desarrollar un shock. La mordedura de las serpientes del género Micrurus no causa dolor inmediato, pero su veneno ataca el sistema nervioso central paralizando órganos vitales como los pulmones. La identificación del tipo de serpiente es muy útil para administrar la antitoxina o suero anti-mordedura correspondiente.

    El objetivo del socorrista es evitar la difusión del veneno. Es necesario mantener inmóvil al paciente para evitar el aumento de la circulación local o sistémica. Si la mordedura se halla en una extremidad, se debe aplicar un torniquete de 5 a 8 cm por encima de la mordedura. Este torniquete no debe ser demasiado compresivo, pues es importante que la sangre siga manando de la mordedura en pequeñas cantidades.

    Otro método para retardar la circulación del veneno es mantener en declive la parte mordida. Para aliviar el dolor se puede aplicar sobre la herida hielo o agua fría. La herida debe lavarse con abundante agua y jabón y secarse con mucho cuidado. Después debe aplicarse un apósito estéril o, en su defecto, limpio. Lo ideal es la inyección precoz de la antitoxina correspondiente.




    Descargar
    Enviado por:El remitente no desea revelar su nombre
    Idioma: castellano
    País: España

    Te va a interesar