Psicología


Trastornos mentales


¿QUÉ ES LO ANORMAL?

En sentido amplio, lo que no se ajusta a la regla. Si lo normal se establece mediante el promedio de la conducta de un grupo de individuos semejantes observados en una misma situación ambiental, lo anormal se definiría como la conducta de aquellos que se encuentran muy por debajo o muy por encima de dicho promedio. Una conducta anormal es la que no se ajusta a unas específicas condiciones personales (con respecto a uno mismo, a la familia y a los demás) ni a las del medio ambiente. En términos psicológicos, anormal equivale a patológico, y por ello incluye los trastornos mentales.

EL DSM IV

Cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, publicada por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) en 1994. En él se encuentran sistematizados los siguientes temas:

  • Utilización de criterios diagnósticos específicos.

  • Clasificación de los grandes trastornos de acuerdo con criterios diagnósticos descriptivos.

  • Establecimiento de jerarquías diagnósticas.

  • Evaluación multiaxial, de la que existen cinco ejes diferentes: Eje I (trastornos clínicos y otros problemas que pueden ser foco de la atención clínica), Eje II (trastornos de la personalidad y retraso mental), Eje III (enfermedades médicas), Eje IV (problemas psicosociales y ambientales) y Eje V (evaluación de la actividad global). La evaluación multiaxial promueve la aplicación del modelo biopsicosocial en clínica, enseñanza e investigación.

  • TRASTORNOS "NEURÓTICOS"

    Trastornos por ansiedad: (ansiedad) estado emocional displacentero de miedo o aprensión, bien en ausencia de un peligro o amenaza identificable, o bien cuando dicha alteración emocional es claramente desproporcionada en relación a la intensidad real del peligro. Se caracteriza por una gran variedad de síntomas somáticos como temblor, hipertonía muscular, inquietud, hiperventilación, sudoraciones, palpitaciones, etc. Aparecen también síntomas cognitivos como aprensión e inquietud psíquica, hipervigilancia y otros síntomas relacionados con la alteración de la alerta (distraibilidad, pérdida de concentración, insomnio). Se distingue entre la ansiedad situacional, debida a una etiología específica, y la generalizada, sin evidencia de un factor desencadenante asociado.

    La ansiedad rasgo se refiere a una característica permanente de la personalidad del sujeto y la ansiedad estado a una alteración temporal. La ansiedad de separación es una forma infantil en la que el cuadro aparece cuando existe una amenaza o una separación real de las personas por las que el niño siente apego.

    Debe efectuarse una clara distinción entre la ansiedad primaria y la secundaria a otros cuadros. De hecho, la ansiedad puede aparecer como síntoma en cualquier trastorno psiquiátrico y en muchas otras patologías médicas, por lo que se considera el síntoma psicopatológico más frecuente y difundido.

    En ocasiones se asocia a la depresión de una forma tan estrecha que resulta difícil establecer una jerarquización entre ambas (trastorno mixto de ansiedad- depresión). Entre los trastornos por ansiedad destacan las fobias, los trastornos de pánico, el de ansiedad generalizada, el mixto ansioso- depresivo y el obsesivo- compulsivo.

    Ansiedad generalizada, trastorno de, perturbación emocional caracterizada por un sentimiento de ansiedad y preocupación excesivas (expectación aprensiva), de carácter persistente y generalizado, que se centra en una amplia gama de acontecimientos y situaciones. Por lo general, la ansiedad va acompañada de una sensación de tensión interna y de dificultades para relajarse. Las personas afectadas pro este trastorno comúnmente se quejan de padecer cefaleas. Otras quejas frecuentes son la dificultad para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular visión borrosa, sequedad de boca, excesiva sudoración, náuseas, retortijones abdominales, palpitaciones, mayor frecuencia de las micciones y trastornos del sueño.

    La "condición ansiosa" envuelve de forma crónica al sujeto, lo hace flotar en un mar de dudas e inseguridades y dificulta su capacidad de adaptación a la vida cotidiana.

    La creencia de la persona afectada de que cualquier situación más o menos contradictoria (aunque sea irrelevante) provocará problemas, la hace anticipar "desgracias" con facilidad (son sufridores natos), lo cual no hace más que incrementar sus síntomas somáticos de alerta.

    Aunque los individuos con este trastorno no siempre reconocen que sus preocupaciones resultan excesivas, manifiestan una evidente dificultad para controlarlas y les provocan malestar subjetivo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de su actividad.

    Suele iniciarse a partir de los 20 años de edad, siguiendo u curso crónico pero fluctuante, con frecuentes agravamientos coincidiendo con períodos de estrés.

    Se asocia con frecuencia a trastornos del estado de ánimo (depresión mayor o distimia), a otros trastornos de ansiedad (trastorno por angustia, fobia social, fobia específica) y a dependencia o abuso de alcohol, sedantes, hipnóticos o ansiolíticos. Se da con más frecuencia en las mujeres, con una prevalencia global en la población del cinco por ciento.

    El tratamiento cognitivo- conductual del trastorno de ansiedad generalizada incluye los siguientes componentes: a) explicación común, basada en el modelo "habilidades de afrontamiento", por medio del cual se enseña al paciente estrategias para controlar su ansiedad; b) terapia cognitiva, mediante la cual se abordan las creencias, actitudes y expectativas que mantienen la ansiedad; c) entrenamiento en relajación, con el fin de controlar los síntomas somáticos de ansiedad; y d) exposición in vino, de forma graduada, para reducir la posible conducta de evitación. Con frecuencia, es necesario asociar tratamiento psicofarmacológico de tipo ansiolítico, preferentemente benzodiacepinas de vida media, intermedia o larga (alprazolam, bromacepam, ketazolam, cloracepato, diazepam).

    Trastornos somatoformes: conjunto de enfermedades caracterizadas por la presencia de síntomas físicos que sugieren una enfermedad médica y que no pueden explicarse totalmente por la presencia de una enfermedad, por los efectos directos de una sustancia o por otro trastorno mental. Los síntomas no son intencionados y provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

    Se diferencian de los factores psicológicos que afectan el estado físico (estrés) y debe excluirse una enfermedad médica que explique los síntomas somáticos. Se clasifican en:

  • Trastorno de somatización

  • Trastorno somatoformo indiferenciado: conjunto de síntomas físicos no explicados y que son insuficientes para establecer el diagnóstico de trastorno de somatización

  • Trastorno de conversión

  • Trastorno por dolor

  • Hipocondría

  • Trastorno dismórfico corporal

  • Trastorno somatoformo no especificado: incluye aquellas alteraciones con síntomas somatoformos que no cumplen los criterios de cualquiera de los trastornos somatoformos anteriores.

  • Trastornos disociativos: grupo de enfermedades que se caracterizan por una alteración de las funciones integradoras de la conciencia, la identidad, la memoria y la percepción del entorno. Esta alteración puede ser repentina o gradual, transitoria o crónica. En su evaluación debe tenerse en cuenta la perspectiva intercultural, ya que estos trastornos son una expresión frecuente y aceptada de las actividades culturales y de las costumbres religiosas de muchas sociedades. Incluye:

  • La amnesia disociativa, caracterizada por la incapacidad para recordar información personal importante, generalmente de naturaleza traumática o estresante, que no puede achacarse al olvido ordinario. Suele aparecer tras haber sufrido acontecimientos traumáticos o situaciones muy estresantes (automutilación, intentos autolíticos, explosión de violencia, acontecimientos bélicos, catástrofes naturales, etc.), remitiendo a veces el cuadro de forma espontánea si se aparta al individuo de la situación que ha originado el trastorno. Puede ser localizada (no se recuerdan los acontecimientos que se han presentado en un período de tiempo circunscrito) o selectiva (se recuerdan algunos acontecimientos que se han presentado en este período de tiempo). La duración de los episodios de amnesia puede comprender desde minutos hasta años.

  • La fuga disociativa, que se identifica por la desaparición del sujeto de su domicilio o trabajo durante horas o días, a continuación de la cual se produce una amnesia masiva del período de fuga. Ocasionalmente el individuo afectado refiere haber sentido una "identidad" distinta a la suya (por ejemplo, "era otra persona", "era como si yo fuera otra persona", etc.). La mayoría de las veces existen factores estresantes psicosociales, temporalmente relacionados con la conducta de fuga. En la fuga disociativa se incluyen algunos síndromes definidos culturalmente como "síndromes de huida", por ejemplo, algunas formas de amok (tipo de psicosis cultural).

  • El trastorno de identidad disociativo (o personalidad múltiple), caracterizado porque el sujeto habla o se comporta como si tuviera dos o más personalidades, hasta el punto de que alguna de ellas, en algún momento, dirige su conducta. Cada personalidad se vive como una historia personal con una imagen, una identidad e incluso un nombre distintos. Generalmente hay una identidad primaria que responde al nombre del individuo y se manifiesta pasiva, dependiente, culpable y depresiva. Las identidades alternantes poseen habitualmente diferentes nombres y rasgos que contrastan con la identidad primaria (por ejemplo, son hostiles, dominantes y autodestructivas). El tiempo que se requiere para pasar de una identidad a otra es normalmente de unos segundos, pero a veces esta transición se realiza gradualmente. El número de identidades que se han podido registrar oscila entre dos y más de cien. A menudo, el estrés psicosocial produce la transición de una identidad a otra. Los individuos con este trastorno presentan frecuentemente lapsus de memoria que afectan a su historia personal. No resulta fácil descartar un poderoso factor de simulación o de dramatización en estos sujetos.

  • El trastorno de despersonalización, que se manifiesta por la presencia de episodios persistentes o recurrentes de despersonalización, caracterizados por la sensación de extrañeza o distanciamiento de uno mismo. El individuo se siente como si fuera un autómata o estuviera viviendo en un sueño o en una película. Se mantiene intacto el sentido de la realidad (por ejemplo, es consciente de que se trata tan sólo de una sensación y de que no es un autómata). Esta sintomatología provoca malestar y deterioro de la actividad normal de la persona.

  • TRASTORNOS AFECTIVOS

    Depresión: trastorno del humor caracterizado por una alteración significativa del estado de ánimo, primordialmente compuesta de tristeza y ansiedad, que suele asociarse a síntomas físicos (cansancio, pérdida del apetito, insomnio, disminución del deseo sexual) y a una reducción de la actividad social. Constituye, junto con los trastornos de angustia, la disfunción mental más frecuente en la población general.

    Depresión con síntomas atípicos, depresión cuyas características principales son la reactividad del estado de ánimo (capacidad para alegrarse en situaciones positivas), el aumento del apetito y del peso, la hipersomnia, el abatimiento (sensación de pesadez, inercia o hundimiento, sobre todo en brazos y piernas) y un patrón muy prolongado de extrema sensibilidad a la percepción de rechazo interpersonal. Puede formar parte de la depresión mayor, la distimia, etc., y es de dos a tres veces más frecuente en mujeres, iniciándose en edad temprana. Cursa de forma más crónica y menos episódica que otros tipos de depresión y tiene una recuperación interepisódica parcial.

    Depresión crónica o Distimia, la que se caracteriza por tener una duración de dos o más años, ser de comienzo temprano e insidioso, de escasa gravedad y de curso persistente o intermitente. En los adultos, las mujeres son dos o tres veces más propensas a sufrirla. Es frecuente la coexistencia de un trastorno de la personalidad, que persiste tras la remisión del cuadro.

    Depresión mayor, depresión cuyos síntomas predominantes son tristeza la mayor parte del día, disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las actividades (anhedonia), trastornos del sueño (insomnio, hipersomnia) y del apetito (disminución, aumento), alteraciones psicomotoras (agitación, enlentecimiento), pérdida de energía, sentimientos de culpa, disminución de la capacidad de concentración, pensamientos de muerte e ideas suicidas. Estos síntomas provocan deterioro social, laboral o de otras áreas de la actividad del individuo. En casos graves están descritas manifestaciones de tipo psicótico (delirios, alucinaciones). Existe la variante tipo melancólico, caracterizado por el cambio a lo largo del día de la sintomatología, con agravamiento matutino, despertar precoz, pérdida de peso, disminución del interés sexual y cansancio. Puede presentarse como un episodio único, o bien en episodios recidivantes (depresión mayor recurrente o depresión unipolar) de varios meses de duración, tras los cuales la recuperación habitualmente es completa. Cuando alterna con algún episodio maníaco se incluye dentro del trastorno bipolar. Los estudios realizados indican que los episodios depresivos aparecen con el doble de frecuencia en mujeres que en varones. En su etiopatogenia interaccionan factores genéticos, de personalidad (perfeccionismo, gran sentido del deber, escrupulosidad, etc.), de conducta (indefensión aprendida), de estrés psicosocial (acontecimientos vitales) y bioquímicos (déficit funcional de noradrenalina en las sinapsis cerebrales, hipofunción serotoninérgica central y aumento de la actividad colinérgica). Es el trastorno mental más doloroso de todos.

    Manía: episodio usualmente característico del trastorno bipolar, aunque no se da necesariamente, que alterna con fases depresivas. Se caracteriza por la exaltación del estado de ánimo, que puede expresarse como euforia, aunque en otros muchos casos predomina la iracundia, e incluso la agresividad, sobre la alegría festiva. Otros síntomas nucleares son la exaltación psicomotriz, la extrema prodigalidad (el sujeto afectado puede implicarse en gastos excesivos o mostrarse excesivamente generoso), el curso del pensamiento extraordinariamente acelerado (verborrea, fuga de ideas), la atención muy dispersa, así como una serie de síntomas físicos, como la disminución de la necesidad de dormir y el aumento del impulso sexual.

    TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

    Conjunto de trastornos caracterizados por un patrón de conducta generalizado e inflexible que no permite una correcta adaptación del sujeto a las demandas ambientales, provocando malestar en la persona o en su entorno. Están presentes en un catorce por ciento de la población general, incrementándose hasta en un treinta y ocho por ciento en el caso de consultas psiquiátricas. Si se asocian a enfermedades mentales, dificultan en gran medida el tratamiento e incrementan la posibilidad de recaída.

    Genéricamente se agrupan en tres categorías: los extraños (paranoide, esquizotípico y esquizoide), los dramáticos e impulsivos (antisocial, histriónico, límite y narcisista) y los ansiosos (evitación, dependencia u obsesivo- compulsivo).

    Trastorno antisocial de la personalidad, el que se distingue por un patrón general de conducta de desprecio y violación de los derechos de los demás, con fracaso para adaptarse a las normas sociales, lo cual puede provocar el infringimiento de la legalidad. Es la personalidad más habitual en el mundo de la delincuencia.

    Las personas con este trastorno engañan y manipulan con tal de obtener un provecho o placer personal. Son incapaces de planificar el futuro, probablemente por su gran impulsividad, y por su búsqueda constante de nuevas sensaciones. Se irritan con facilidad y pueden llegar a la agresión, despreocupándose imprudentemente por su seguridad y la de los demás.

    En general, son irresponsables tanto en el trabajo como respecto a sus responsabilidades económicas y, en casos extremos, no acostumbran a mostrar remordimientos sino, por el contrario, indiferencia o justificaciones inadecuadas.

    Existen gradaciones dentro de este trastorno, que oscilan entre los que presentan sólo dificultades interpersonales o laborales, hasta los que caen en la delincuencia.

    La prevalencia es del tres por ciento en los hombres y del uno por ciento en las mujeres.

    Se denomina también personalidad psicopática o psicópata.

    Trastorno de tipo límite de la personalidad, el que se caracteriza por la inestabilidad en las relaciones personales, la autoimagen y la afectividad, y una notable impulsividad. Estas personas realizan frenéticos esfuerzos para evitar un abandono real o imaginado. En casos extremos expresan comportamientos de autoagresividad y amenazas suicidas; su inestabilidad efectiva les provoca episodios de ansiedad y disforia, que suelen durar poco tiempo. Invadidos por sentimientos crónicos de vacío, controlan la ira muy difícilmente.

    La prevalencia es de alrededor del dos por ciento de la población general, afectando sobre todo a mujeres.

    El curso es crónico, con episodios de grave descontrol afectivo e impulsivo.

    Trastorno esquizoide de la personalidad, el que se caracteriza por distanciamiento en las relaciones sociales y la restricción de la expresión emocional en el plano interpersonal. Este tipo de personas no demuestran deseos de intimidad y parecen indiferentes a las relaciones interpersonales.

    Suelen ser solitarios y casi siempre escogen actividades que no requieran relación con otras personas. No tienen amigos íntimos o personas de confianza, a excepción de algún familiar de primer grado.

    A menudo estos individuos no responden adecuadamente a las normas sociales, de forma que parecen socialmente ineptos o superficiales y enfrascados en sí mismos. Su reactividad emocional observable (gestos, expresión facial) es escasa, con una afectividad muy restringida, y se muestran fríos y distantes.

    Debido a su falta de habilidad social, los sujetos con este trastorno tienen pocas amistades y no suelen casarse.

    Esta alteración es poco frecuente en el entorno clínico y, en algunos casos, puede desembocar en la esquizofrenia.

    Trastorno esquizotípico de la personalidad, el que se distingue por la presencia de déficits sociales e interpersonales asociados a malestar agudo y una capacidad reducida para las relaciones con los demás, así como distorsiones del pensamiento (cognitivas) o de la percepción y excentricidades del comportamiento.

    Los sujetos con este trastorno suelen tener ideas de referencia como interpretaciones incorrectas de incidentes casuales a los que dan un significado especial, creencias raras y supersticiosas (telepatía, clarividencia), lenguaje raro y esteriotipado, suspicacia excesiva, expresión afectiva inapropiada y restringida, comportamiento excéntrico, falta de amigos íntimos por su incomodidad en las relaciones personales e intensa ansiedad social relacionada con los rasgos anteriores.

    Se observa aproximadamente en el tres por ciento de la población general, siendo algo más frecuente en los varones.

    Trastorno histriónico de la personalidad, alteración que forma parte del amplio espectro de la histeria. El histriónico es un personaje extremada y excesivamente emotivo, con un comportamiento de búsqueda de atención constante. Se siente incómodo si no es el centro de la atención, lo que consigue de diversas formas, que van desde la adopción de actitudes de vivacidad hasta el dramatismo, pasando por la seducción o la provocación, en toda la variedad de sus relaciones sociales, laborales o personales, más allá de lo que sería adecuado en su contexto social.

    Utiliza permanentemente el aspecto físico para llamar la atención sobre sí mismo, empleando una cantidad excesiva de energías, tiempo y dinero en vestirse y acicalarse, buscando el constante reforzamiento tanto físico como psíquico y trastornándose fácilmente ante un comentario crítico sobre su apariencia, tanto si se le hace cara a cara como si es comentando una fotografía.

    Muestra una expresión emocional superficial y rápidamente cambiante, con un lenguaje excesivamente subjetivo y carente de matices, expresando opiniones contundentes de forma teatral pero sin base convincente (por ejemplo, se refiere constantemente a las personas como "encantadoras" o "maravillosas" sin concretar de forma más específica o argumentarlo).

    Autodramáticos, teatrales y exagerados, los histriónicos son conocidos por sus demostraciones emotivas públicas, que van desde el abrazo ardoroso hasta el sollozo descontrolado o la cólera.

    Sus relaciones acostumbran a ser superficiales y muy variables, considerando sus interacciones en general mucho más íntimas de lo que son en realidad (expresar amistad apenas sin conocer al otro o tutear de forma fácil e inapropiada).

    Son sujetos altamente sugestionables, fácilmente influenciados en sus opiniones y sentimientos según las personas o las modas. Tiene tendencia a la extroversión y a aburrirse fácilmente con las actividades rutinarias, por lo que buscan la estimulación y la excitación.

    La prevalencia es parecida en varones y en mujeres, en torno al dos o tres por ciento de la población total.

    Trastorno narcisista de la personalidad, el de los sujetos que se caracterizan por tener un desmesurado sentido de autoimportancia, con fantasías de éxito ilimitado, poder o belleza, y exigencias de admiración excesiva.

    Pretenciosos hasta lo irrazonable, llegan a ser interpersonalmente explotadores, con tendencia a la envidia patológica y a los comportamientos arrogantes y soberbios. Curiosamente su autoestima es frágil, y de ahí la necesidad constante de atención y admiración, que llega a convertirse en una expectativa irracional de recibir un trato de favor especial, mostrándose furiosos si esto no sucede. Carecen de empatía, por lo que son reacios a identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás.

    La prevalencia es del uno por ciento de la población general, siendo más frecuente en los varones.

    Trastorno obsesivo- compulsivo de la personalidad, el de las personas que tienen una preocupación exagerada por el orden, el perfeccionamiento y el control mental e interpersonal. Detalles, normas, listas, horarios, centran sui actividad marcada por el perfeccionismo que interfiere con la finalización de las tareas.

    Tercos, escrupulosos e inflexibles, son reacios a delegar tareas o trabajo en otros, dedicándose de forma obsesiva a la actividad laboral.

    Rígidos y obstinados, adoptan un estilo avaro en los gastos debido a la ansiedad excesiva que les producen las posibles necesidades futuras.

    Se diferencian del trastorno obsesivo- compulsivo por la presencia de obsesiones y compulsiones en este último, si bien pueden estar asociados.

    Más frecuente en los varones, la prevalencia es del uno por ciento de la población general.

    Trastorno paranoide de la personalidad, el que se caracteriza esencialmente por una actitud permanente de suspicacia y desconfianza hacia el prójimo.

    El sujeto cuestiona constantemente los motivos y la lealtad de los amigos, compañeros e incluso de su familia; cree ser explotado, manipulado o engañado por los demás.

    Frecuentemente sufre de celos patológicos, que le hacen ser un individuo aislado y solitario. Las personas con esta patología rara vez buscan tratamiento.

    Se estima que se da en el 0,5-2,5 por ciento de la población general, siendo algo más frecuente en el sexo masculino.

    Trastorno por dependencia de la personalidad, el que se distingue por una necesidad general excesiva de que se ocupen de uno, lo que ocasiona un comportamiento de sumisión y adhesión, además de temor hacia la separación. Las personas con este trastorno tienen grandes dificultades para tomar decisiones cotidianas (por ejemplo, el color de la camisa que se tiene que poner) y esperan que otros asuman la responsabilidad en las principales parcelas de su vida.

    Su dependencia provoca dificultades para expresar el desacuerdo con los demás, debido al temor de la pérdida. Su falta de autoconfianza les dificulta la iniciación de proyectos o la toma de decisiones, sintiéndose desamparados cuando están solos y buscando urgentemente una nueva relación cuando termina otra importante, a fin de proseguir con el apoyo que necesitan.

    Las tasas de prevalencia son similares en los varones y en las mujeres.

    Trastorno por evitación de la personalidad, el que afecta a los sujetos inhibidos socialmente por sus sentimientos de inferioridad e hipersensibles a la evaluación negativa por parte de los demás. Evitan trabajos o actividades que impliquen contactos interpersonales, siendo reacios a relacionarse con la gente si no están seguros de que van a agradar, preocupados de antemano por la posibilidad de ser ridiculizados o avergonzados; pueden sentirse extremadamente ofendidos si alguien se muestra crítico o incluso levemente en contra.

    Se vuelven prácticamente "invisibles" por temor a que la atención vaya a comportar la humillación o el rechazo. Se ven a sí mismos socialmente ineptos, poco interesantes o inferiores a los demás, por lo que evitan asumir nuevas relaciones o actividades sociales comprometedoras según creen.

    La prevalencia es del uno por ciento entre la población general, siendo igual de frecuente tanto en varones como en mujeres.

    TRASTORNOS ESQUIZOFRÉNICOS

    La esquizofrenia: enfermedad o grupo de enfermedades que se caracteriza por la aparición brusca o, en ocasiones, insidiosa, de una alteración predominante del pensamiento, el lenguaje, el afecto, la sensopercepción y las habilidades sociales, y que se expresa conformando el síndrome psicótico. Este síndrome se identifica por la presencia de síntomas positivos: delirios, alucinaciones, comportamiento extravagante e insomnio, y de síntomas negativos: afectividad inapropiada (aplanamiento afectivo, anhedonia, etc.), retraimiento social y deterioro de las actividades habituales del individuo.

    La conciencia y las capacidades intelectuales generalmente se hallan preservadas al comienzo de la enfermedad.

    Suele iniciarse en la adolescencia o en la juventud, y curso con brotes o recaídas, que dejan como secuela un deterioro cognitivo, afectivo y social.

    Se consideran cuatro subtipos de la enfermedad: la esquizofrenia paranoide, la hebefrénica, la catatónica y la simple.

    En la esquizofrenia paranoide, que es el subtipo más frecuente, de menor pronóstico (menos deteriorante) y de inicio más tardío, predominan los delirios y las alucinaciones.

    La esquizofrenia hebefrénica, de mal pronóstico e inicio precoz, se caracteriza por cursar con ideas delirantes poco elaboradas, afecto pueril o inapropiado, y pérdida marcada de objetivos.

    En la esquizofrenia catatónica, subtipo muy infrecuente en los países industrializados, lo más destacable es la alteración motora, con excitación, estupor, negativismo, obediencia automática, manierismos y posturas mantenidas durante largos períodos de tiempo.

    La esquizofrenia simple es un subtipo infrecuente y de mal pronóstico por el grave deterioro social y del funcionamiento en todas las áreas que provoca. Dominan los síntomas negativos desde el inicio de la enfermedad y no hay evidencia de síntomas positivos.

    Se distinguen, además, la esquizofrenia indiferenciada, categoría que engloba aquellos cuadros que no cumplen los criterios definidos para los subtipos anteriores, y la esquizofrenia residual.

    Esta última presenta un cuadro en estadio avanzado, al menos un año de evolución de la enfermedad, en el que han remitido los síntomas positivos, pero persisten los negativos.

    En el tratamiento de la esquizofrenia, fundamentalmente farmacológico, se emplean neurolépticos. Sólo excepcionalmente (extrema agitación, refractariedad al tratamiento farmacológico) y, en especial, en las formas catatónicas, se emplea la terapia electroconvulsiva.

    En la mayoría de las ocasiones se precisa una rehabilitación psicosocial.

    Conclusión: la elaboración de este trabajo me ha ayudado a comprender muchas cosas, entre ellas, la más importante, a entender los motivos del comportamiento de una persona muy cercana a mí que sufre uno de estos trastornos psíquicos.

    Y también a entender que la sociedad debería estar más informada sobre las enfermedades mentales para poder ayudar, y no dejar de lado, a los que las sufren.

    Bibliografía: únicamente he utilizado un libro para la realización de este trabajo: "Diccionario de PSICOLOGÍA" de Josep Mª Farré Martí.

    ÍNDICE

    ¿Qué es lo anormal? Pág. 1

    El DSM IV Pág. 1

    Trastornos neuróticos Págs. 1, 2, 3, 4

    Trastornos afectivos Págs. 4, 5

    Trastornos de la personalidad Págs. 5, 6, 7, 8, 9

    Trastornos esquizofrénicos Pág. 9

    Conclusión Pág. 10

    Bibliografía Pág. 10




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    Enviado por:Kornury
    Idioma: castellano
    País: España

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