Lenguaje, Gramática y Filologías
Teoría interpretativa
Introducción
Ésta teoría comenzó a desarrollarse a finales de los años 70 gracias a los investigadores de la ESIT (École Supérieure d'Interprètes et de Traducteurs). También se la llama por eso Escuela de Paris.
Hoy en día tiende a utilizarse la teoría interpretativa, antes llamada teoría del sentido, para obtener una buena traducción. Ésta corriente tiene como máximos representantes a Danica Seleskovitch, Marianne Lederer, Amparo Hurtado y a Jean Delisle.
¿Qué es la teoría interpretativa?
Ésta corriente traductológica decide apartarse de la lingüística tradicional ya que hay elementos no lingüísticos de los que depende la traducción. Los componentes de esta corriente prefieren basarse en la textología (nombre que le dan a la lingüística del texto).
La teoría interpretativa se opone a la contrastiva (aprendizaje de un idioma a través de la contrastividad), teoría que se venía utilizando desde tiempo atrás.
Los miembros de la ESIT tienen una serie de postulados muy claros en los que se basan para hacer sus traducciones y enseñar de esa misma manera a los alumnos de dicha escuela.
Postulados
DISTINCIÓN ENTRE SIGNIFICACIÓN Y SENTIDO
Éstos traductólogos empiezan por diferenciar entre estos dos términos. Tal y como nos explica Virgilio Moya en su libro La selva de la traducción:
La significación corresponde a la lengua y no contempla el contexto; el sentido, en cambio, pertenece al habla y consiste en lo que el emisor de un texto quiere decir en un contexto concreto (V. Moya, 2004, 70).
Con lo cual, para los componentes de esta Escuela, la base sería lo que se quiere decir por medio de la lengua, y no la lengua en sí. Lo importante no son las palabras, sino el conjunto del texto y su significado final.
La Escuela de París llama transcodificación al hecho de traducir significaciones o lengua. Éste fenómeno designa las equivalencias de contextos a través del análisis del discurso, y no de la lengua.
La teoría interpretativa quiere resaltar que, aunque a veces coincidan significación y sentido, no se trata de traducir la lengua, sino de traducir textos. Esto quiere decir que hay que hacer algo más que limitarse a comparar:
La traducción de la lengua es un ejercicio comparativo; la traducción de textos es un ejercicio interpretativo (J. Delisle, 1984, 92).
Para los traductólogos de la ESIT, las equivalencias de sentido cambian según el contexto en el que se encuentren, según la cultura o según las lenguas; en cambio, las equivalencias de
transcodificación son elementos estáticos y su traducción se hace de forma más mecánica, ya que tienen un carácter fijo.
Para Jean Delisle el traspaso de éstas equivalencias estáticas a la hora de traducirlas es tarea fácil, ya que no necesitan apenas ningún análisis interpretativo.
Volviendo a la distinción entre significación y sentido, podemos añadir que, como lo que realmente es importantes es el sentido y no la forma que éste presenta, deberíamos tener en cuenta que un mismo sentido puede tener varias formas de expresión en la lengua a la que estamos traduciendo.
Añaden los miembros de la ESIT, que un traductor interpretativo, o traductor de sentidos, sabe que una buena traducción se basaría en lo que se quiere decir con las palabras, pero que éstas no siempre expresan realmente lo que parece.
TRADUCCIÓN DE TEXTOS PRAGMÁTICOS
Las ideas teóricas de la Escuela de París se basan en la traducción de textos pragmáticos y no de textos literarios.
Son escritos que sirven esencialmente para vehicular una información y cuyo aspecto estético no es el aspecto dominante (J. Delisle, 1984, 22).
Los alumnos de ésta Escuela tienen como principal tarea aprender los enfoques teóricos que se les inculca mediante múltiples normas o reglas.
Para traducir un texto (ya sea oral o escrito), se debe llevar a cabo un proceso que, según la ESIT, consta de tres fases:
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Comprensión del sentido
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Desverbalización
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Reformulación
Quisiera detenerme a explicar en qué consiste cada fase del proceso traductor.
Comprensión del sentido: para la completa comprensión del sentido de un texto, el traductor debe conocer elementos extralingüísticos. Esto quiere decir que, mediante su competencia lingüística, debe darle significado a los signos que aparecen en dicho texto.
Ha de tener en cuenta también sus conocimientos del mundo, las circunstancias en que se produce un texto, el emisor y receptor de ese texto, y usar además su memoria de lo dicho o escrito previamente (V. Moya, 2004, 76)
Porque, sin la ayuda de estos complementos del conocimiento del traductor, no sería posible establecer una comunicación, ya que se daría paso a la ambigüedad. La comprensión de un texto se alcanza mediante la fusión de estos dos elementos: los signos y el conocimiento “externo” que tenga el traductor.
Así que comprender o, lo que viene a ser igual, interpretar un texto es captar a la vez lo lingüístico (o esos signos gráficos) y lo extralingüístico (V. Moya, 2004, 77).
Aunque, si en algo insiste la ESIT es en no hacer demasiado subjetivo el texto o discurso que se ha de traducir ya que dejaría de coincidir con la esencia del original.
Desverbalización: esta es la segunda fase del proceso traductor. Consiste en aislar en la mente los conceptos que expresa el enunciado que el traductor está leyendo o escuchando.
Y es que en el fondo albergan el temor de que, si no desverbaliza las palabras del original, si no descodifica los signos, el traductor pueda caer en l traducción literal (V. Moya, 2004, 78).
Esta fase del proceso es fácil de detectar en la interpretación, ya sea simultánea o consecutiva, pero en el caso de la traducción escrita resulta más complicado ya que el texto que se está traduciendo se encuentra permanentemente al alcance del traductor, no como en la interpretación, donde los signos desaparecen una vez se han pronunciado.
Reformulación: también llamada reverbalización. En ésta fase, el traductor debe deducir, por lógica, cuál es el recurso expresivo más acertado en la lengua de llegada.
(...) Aparte ya de la capacidad asociativa y deductiva del traductor, tienen también mucho que decir su intuición, su imaginación y, por supuesto, su creatividad (V. Moya, 2004, 79).
Uno de los miembros de ésta corriente, Jean Delisle, sintetiza estas tres fases en dos, y añade una nueva: el análisis justificativo. Éste análisis, según Delisle, tiene como objetivo comprobar que la traducción escogida es correcta.
Otros aspectos de la teoría interpretativa
La segunda fase del proceso traductor, la desverbalización, puede acarrear problemas a la hora de traducir textos literarios, incluso al traducir textos pragmáticos, ya que el fondo está tan ligado a la forma como un samurái a la muerte (Moya, 2004, 80).
Este es un aspecto de la Escuela de París con el que P. Newmark no está de acuerdo, ya que éste no acepta que no se tengan en cuenta las palabras a la hora de traducir, sino sólo tener en cuenta el sentido en conjunto del texto o discurso. Alega que de ésta manera se distorsiona el mensaje original.
Es simplificar demasiado las cosas y pasar por alto demasiados matices semánticos y demasiados detalles (1988, 99).
Dar preferencia a coloquialismos y modismos, aunque no figuren para nada en el original, es distorsionar los matices del significado (1992, 72).
La teoría interpretativa trata de mostrarnos las claves para hacer una buena traducción basándose en que, lo principal es reflejar las intenciones del autor del texto original, después reflejarlo en el idioma de llegada y, finalmente, que produzca en los lectores de éste idioma el mismo efecto que causó en el de partida.
Amparo Hurtado, por su parte, quiere hacer ver que para realizar una buena traducción, se ha de ser fiel al sentido original del texto.
Para que la traducción exprese realmente el sentido original, hay que mantenerse `fiel' a tres principios (...) (A. Hurtado, 1988, 43).
Los tres principios de los que habla Hurtado son: la fidelidad a la intención del autor, la fidelidad a la lengua meta y la fidelidad al lector o destinatario de la traducción. Si no se respeta alguno de estos tres principios, no se será fiel al sentido.
La excesiva preocupación por las normas de traducción por parte de los miembros de la ESIT, hace que sus alumnos sean capaces de hacer `la traducción ideal'.
Esto quiere decir que la teoría del sentido, o teoría interpretativa, se preocupa mucho más por lo que es la traducción que por las traducciones ya hechas. Parece que lo único que les preocupa en sus análisis textuales son las posibles dificultades con las que se va a tropezar el joven traductor (Moya, 2004, 84).
Por otra parte, los traductólogas de ésta Escuela, señalan que aunque haya palabras muy parecidas entre ellas, nunca tendrán el mismo significado en una lengua que en otra. Esto les lleva a detectar falsos amigos en cualquier texto, en cualquier frase.
Conclusión-resumen
Los integrantes de esta teoría interpretativa hacen mucho hincapié en la importancia del contexto a la hora de traducir, ya sea de forma oral o escrita, y también a la aportación personal del traductor en la elaboración de su trabajo, tanto con conocimientos externos, como con su creatividad e imaginación.
También resulta importante el hecho de que pongan tanto énfasis en la didáctica de la traducción (Moya, 2004, 85) y en el análisis textual. Estas dos cosas sirven para identificar los posibles problemas a la hora de traducir o interpretar, tanto del texto original, como del texto meta.
Bibliografía
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MOYA, V., (2004): La selva de la traducción: teorías traductológicas contemporáneas, Cátedra, Madrid.
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DELISLE, J., (1993): La traduction raisonnée, Presses de l'Université d'Ottawa, Ottawa.
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Enviado por: | Snatchie |
Idioma: | castellano |
País: | España |