Psicología


Temperamento humano


LOS CUATRO TEMPERAMENTOS

Según la semejanza de cada persona individual y los grupos de personas , existen 4 grupos, a los cuales ya la antigüedad dio sus nombres estables, uniendo arbitrarias teorías con acertadas observaciones estables las cuales son:

Sanguíneo, colérico melancólico y flemático. El sanguíneo, es igual que el colérico, con la diferencia que se siente impulsado a una rápida reacción; pero la impresión se borra luego y no queda mucho tiempo en el alma.

El melancólico: este se excita bien poco ante las impresiones del alma; la reacción o no se produce en el o llega después de pasado cierto tiempo.

Los temperamentos coléricos y sanguíneos son activos; el melancólico y el flemático son mas bien pasivos.

En el colérico y el sanguíneo hay una fuerte inclinación hacia la acción y en el melancólico y el flemático por el contrario hacia la tranquilidad.

El sanguino y los flemáticos no tienen grandes pasiones, ni inducen a fuertes arranques del alma.

A causa de pruebas y dificultades, se ponga de manifiesto el temperamento predominante.

También los ojos nos descubren el temperamento que predomina en el temperamento mixto.

EL TEMPERAMENTO COLÉRICO 

Su Esencia

El alma del colérico por las influencias que recibe, se excita de inmediato y con vehemencia. La impresión queda en el alma por mucho tiempo. 

Distintivo del colérico así del bueno como del malo. 

   3º  Un gran apasionamiento. El colérico es el hombre de las grandes pasiones; rebosa de violento apasionamiento máxime cuando encuentra resistencia o persigue sus altos proyectos. La imprudencia es para el colérico un obstáculo sumamente peligroso en su aspiración hacia lo grande.

Cualidades malas del colérico. 

   b) El colérico es muy caprichoso y ergotista.

   c) El colérico se fía mucho de sí mismo. Por esta presunción, en la vida espiritual cae el colérico en muchos y graves pecados y es esta también la causa porque tantos coléricos, a pesar de sus grandes sacrificios, no llegan nunca a hacerse santos.

   d) El colérico desprecia a su prójimo.

   e) El colérico es ambicioso y mandón.

   f) El colérico se siente hondamente herido cuando es avergonzado y humillado. No sin mal humor recuerda sus pecados, pues le obligan a tenerse en menos y no pocas veces llega hasta desafiar a Dios. 

2. Cólera 

El colérico se excita profundamente por la contradicción, resistencia u ofensas personales. No hay nadie que pueda herir tan dolorosamente con menos palabras que un colérico. Los grandes insultos jamás los olvida. II.66: "El colérico prefiere la muerte a la humillación". 

La soberbia y terquedad conducen al colérico no pocas veces a medios tan ruines como el disimulo e hipocresía, pudiendo ser, por otra parte, muy noble y sincero por naturaleza.

El colérico es, ante todo, un hombre intelectual; tiene, por decirlo así, dos inteligencias, pero un solo corazón.

5. Cualidades buenas del colérico 

Cuando el colérico pone su vitalidad característica al servicio del bien, llega a ser un instrumento sumamente apto para la gloria de Dios y la salvación de las almas redundando todo ello en su propio aprovechamiento espiritual y temporal. Con relativa facilidad puede llegar el colérico a la santidad. En ningún otro temperamento podrá hallarse la contemplación propiamente dicha con tanta frecuencia como en el colérico.

   El colérico logra hacer grandes cosas también en su labor profesional. Por ser su temperamento activo, se siente incitado continuamente a la actividad y al trabajo. En el hablar el colérico es breve y conciso; ni es amigo de inútiles repeticiones.

6. De lo que el colérico tiene que observar particularmente en su propia educación. 

   1.  El colérico debe sacar grandes pensamientos de la palabra de Dios (meditación, lectura, sermón), o de la experiencia de su propia vida. Ellos han de arraigarse bien en su alma y entusiasmarle siempre de nuevo hacia el bien y las cosas de Dios. No hace falta que sean muchos esos pensamientos. Al colérico San Ignacio de Loyola, le bastaba el de: "Todo para la mayor gloria de Dios"; al colérico San Francisco Javier: "¿Qué aprovecha al hombre ganar el mundo entero si con ello daña su alma?".

   2.  Un colérico debe aprender a pedir diariamente a Dios con constancia y humildad su ayuda divina. Pues también para el colérico vale la palabra de Cristo: "pedid y recibi­réis".

   4.  Un colérico tiene que luchar continuamente contra el orgullo y la ira.

7.De lo que hay que observar en la educación de un colérico.

El colérico puede con sus facultades ser de grande utilidad a la familia, a los que le rodean, a la comunidad y al estado. Pues ha nacido para ser jefe e incansable organizador. El colérico bien educado va en pos de las almas extraviadas sin descanso ni respeto humano. Por lo cual, el colérico merece una esmerada educación, sin escatimar trabajos y sacrificios, ya que son grandes los bienes que ella aporta. 

   1.  Al colérico hay que perfeccionarlo bien en cuanto sea posible, a fin de que aprenda realmente algo, siendo sus aptitudes excelentes. En la educación del colérico no hay que dejarse llevar por la ira diciendo: "A ver si llego a romper la terquedad de este hombre". No conviene agriar al niño colérico con castigos vergonzosos, sino más bien hay que persuadirlo de la necesidad y justos motivos del castigo impuesto. 

EL TEMPERAMENTO SANGUÍNEO.

Esencia del temperamento sanguíneo. 

   El alma del sanguíneo se excita rápida y vehementemente por cualquier impresión; la reacción sigue al instante; pero la impresión queda muy poco tiempo en el alma. Disposiciones fundamentales del ánimo sanguíneo (así del bueno como del malo). 

Superficialidad.

Inconstancia.

Por no quedarse mucho tiempo las impresiones en el alma sanguínea de inmediato se siguen otras.

El sanguíneo no se concentra de buena gana en su interior, sino que le gusta más fijar su atención en cosas exteriores, siendo en esto justamente lo contrario del melancólico, quien, con predilección penetra en su vida interior y en el mundo de sus pensamientos, sin advertir lo que pasa en su exterior.

   En él sobre todo son activos los 5 sentidos, al paso que el colérico trabaja más con el entendimiento, y el melancólico con los sentimientos. Por su viva acción sensitiva tiene mucho interés para las cosas pequeñas, cualidad favorable que más o menos falta al colérico y al melancólico. 

Serena concepción de la vida.

El sanguíneo lo considera todo bajo su aspecto más sereno.

Cualidades malas del sanguíneo. La soberbia del sanguíneo no se manifiesta en un afán inmoderado de mandar o ergotista como en el colérico, ni en el miedo a las humillaciones, como en el melancólico, sino en cierta vanidad y complacencia de sí mismo. Pero su amor inconstante no le penetra hasta el fondo del alma. El sanguíneo no ama la soledad sino que busca la compañía y conversaciones de los hombres; quiere disfrutar de la vida y en sus diversiones puede ser muy retozón, licencioso y frívolo. Solo un perfecto sanguíneo logra hacer penitencia de mucho años por sus pecados anteriores. El sanguíneo ordinario vive según el principio de que la absolución sacramental de la penitencia borra los pecados, y tiene, por tanto, como inútil y aún perjudicial el apesadumbrarse por las faltas pasadas 

   5.  Otras desventajas del temperamento sanguíneo.

   a) Los juicios del temperamento sanguíneo son con frecuencia falsos, ya porque no averigua más que la superficie de las cosas, ni ve las dificultades de las mismas, ya porque se muestra parcial en sus afectos de simpatía. 

   c) El sanguíneo es inconstante en lo bueno. El sanguíneo se entusiasma rápidamente por lo bueno, pero bien pronto languidece su entusiasmo.

Cualidades buenas del sanguíneo. 

   1.  El sanguíneo tiene muchas cualidades por las cuales puede llevarse bien con sus semejantes y hacérseles simpático. 

   2.  El sanguíneo tiene muchas cualidades que le hacen simpático a sus superiores. 

   b) Es sincero y sin mayor sacrificio sabe desahogarse ante los superiores respecto a sus dificultades, estado de ánimo y aún sus pecados vergonzosos. Los súbditos sanguíneos no causan mayores dificultades al superior.

De lo que tiene que observar el sanguíneo en su auto-educación. La disipación significa la ruina para el sanguíneo, al paso que el recogimiento y el cultivo de la vida interior son su salvación. p. 68): "Bien protegidos los sanguíneos llegarán a la santidad".

EL TEMPERAMENTO MELANCÓLICO

Esencia del temperamento melancólico. 

   El alma del melancólico se excita débilmente por influencias externas; y su reacción, si es que reacciona, es asimismo débil. Esta nota característica del melancólico merece especial atención, puesto que nos da la clave para llegar al conocimiento de muchas cosas que en la conducta del melancólico nos parecen inexplicables. 

Principales disposiciones de ánimo del melancólico. 

   A la larga, el melancólico no se siente bien en la compañía de los hombres. El melancólico siempre considera las cosas en su aspecto más negro y adverso. El temperamento melancólico es un temperamento pasivo.  El melancólico no conoce el proceder acelerado, impulsivo y laborioso del colérico y del sanguíneo; es más bien lento, reflexivo y cauto; ni es fácil empujarlo a acciones rápidas; en una palabra, en el melancólico se nota una marcada inclinación a la quietud, a la pasividad.

Especiales particularidades del melancólico. 

   1.  El melancólico es muy reservado. El melancólico difícilmente se acerca a personas extrañas, ni entra en conversación con desconocidos. Un educador ha de conocer y tener en cuenta esta nota característica del melancólico; de lo contrario, tratará a sus educandos melancólicos con gran injusticia. Por lo general, al melancólico le cuesta mucho el confesarse, no así al sanguíneo. El melancólico quisiera desahogarse por medio de un coloquio espiritual, pero no puede; el colérico pudiera expresarse, pero no quiere.

   2.  El melancólico es irresoluto.  Por sus demasiadas reflexiones, por su temor a las dificultades, por su miedo de que le salga mal el plan o el trabajo a emprender, el melancólico no acaba de resolverse. El melancólico nunca acaba con una cosa. El melancólico es el hombre de las oportunidades perdidas.

   3.  El melancólico se desanima.  Al comenzar un trabajo, al ejecutar un encargo desagradable, al internarse en un terreno desacostumbrado, muestra el melancólico desaliento y timidez. Por eso se dice con razón: "Al melancólico hay que tirarlo al agua para que aprenda a nadar".

   4.  El melancólico es lento y pesado. 

   5.  El orgullo del melancólico.

   El melancólico tiene pocos amigos, porque no son muchos los que le comprenden y los que gozan de su confianza. 

Cualidades buenas del melancólico. 

   1.  El melancólico practica con facilidad y gusto la oración mental.   La seria concepción de la vida, el amor a la soledad, la inclinación a reflexionar, le son al melancólico de todo punto provechosos para conseguir una gran intimidad en su vida de oración. El melancólico posee, por decirlo así, una natural disposición a la piedad. Muchos santos tuvieron un temperamento melancólico. Con todo, también el melancólico encuentra precisamente en su temperamento una dificultad para la oración.

   2.  En el trato con Dios, halla una profunda e indecible paz.   Nadie mejor que el melancólico entiende la palabra de San Agustín: "Nos has creado para Ti, oh Dios e inquieto está nuestro corazón hasta que descansare en Ti". El corazón blando y lleno de afectos del melancólico siente en el trato con Dios una inmensa felicidad, la cual conserva también en sus sufrimientos caso de tener suficiente confianza en Dios y amor al Crucificado. 

   3.  El melancólico es a menudo un gran bienhechor de la humanidad.  El melancólico es para los demás un guía en el camino hacia Dios, un buen consejero en las dificultades, un superior prudente, benévolo y digno de confianza.

Cualidades malas del melancólico. Penetrando más que otros en lo profundo del alma por el anhelo hacia Dios, el melancólico se resiente muy en particular del pecado. Este estado puede llegar a convertirse en cansancio de la vida. El melancólico quisiera morir; pero teme la muerte.

   Si los melancólicos tienen confianza en Dios y amor a la cruz se acercarán a Dios y se santificarán precisamente por los padecimientos, como enfermedades, fracasos, calumnias, tratos injustos, etc.

   3.  Los melancólicos que se abandonan a sus sentimientos de tristeza, incurren en muchas faltas contra la caridad y llegan a ser gravosos para sus prójimos. 

   d) El melancólico es muy desconfiado. 

   Raras veces confía en un hombre, temiendo siempre que no se busque su bien.

   f) Una dificultad particular tiene el melancólico en la corrección y reprensión de los demás. Esta dificultad es la cruz pesada de los superiores melancólicos.

¿Cómo debe educarse a sí mismo el melancólico? 

   1.  El melancólico tiene que fomentar en sí grande confianza en Dios y amor a los sufrimientos.

   4.  El melancólico debe estar siempre bien ocupado; para no dar tiempo a las cavilaciones. El trabajo asiduo lo supera todo.

   5.  El melancólico cultivará las buenas cualidades de su temperamento, en particular la inclinación a la vida interior y la compasión por las desgracias de los hombres; pero al mismo tiempo combatirá constantemente sus particularidades y lados flacos, indicados más arriba. 

De lo que hay que observar en el tratamiento y educación de un melancólico. 

   a) Hay que tratar de comprender al melancólico. Los melancólicos presentan muchos enigmas en su conducta para aquel que no conoce las propiedades del temperamento melancólico. Sin esos conocimientos se cometerán graves faltas en el trato con melancólicos. 

   b) Trátese de ganar la confianza del melancólico.

   c) Alentar siempre al melancólico. El melancólico se muestra muy agradecido por tal amabilidad. 

   d) Se debe exhortar al melancólico al trabajo; pero sin aplastarlo por eso. 2.  También en la educación del niño melancólico hay que fijarse de tratarlo con afabilidad, de animarlo e impulsarlo al trabajo.

EL TEMPERAMENTO FLEMÁTICO

Esencia del temperamento flemático. Las impresiones desaparecen pronto. 

Disposiciones fundamentales de ánimo del flemático. 

   b) Muestra pocas ganas por el trabajo; da, sin embargo, gran preferencia al descanso.

Cualidades buenas. 

   c) No conoce mayores pasiones, ni grandes exigencias por la vida. 

TEMPERAMENTOS MIXTOS

   La mayor parte de los hombres tienen un temperamento mixto. Para facilitar el conocimiento del propio temperamento bueno será tratar brevemente las mezclas siguientes: 

El temperamento colérico - sanguíneo. 

   En él la excitación es instantánea, como asimismo la reacción; la impresión, en cambio, no es tan duradera como en el temperamento netamente colérico.

El temperamento sanguíneo - colérico. 

   Se parece al colérico - sanguíneo; con la sola diferencia de que aquí los distintivos del sanguíneo pasan a primer plano y los del colérico al segundo. Los defectos del sanguíneo, como su ligereza, superficialidad, distracción y locuacidad, están mejorados por la seriedad y firmeza del temperamento colérico. 

El temperamento colérico - melancólico y el melancólico - colérico. 

   Aquí entran en unión dos temperamentos serios y apasionados: el orgullo, la terquedad y la ira del colérico con el carácter gruñón, rudo y taciturno del melancólico. El hombre provisto de semejante mezcla de temperamentos necesita mucho dominio sobre sí mismo, a fin de alcanzar la paz del alma y de no ser cargoso a los que viven y trabajan con él. 

El temperamento melancólico - sanguíneo. 

   Se caracteriza por una débil susceptibilidad de impresiones, por una reacción igualmente débil y una impresión no tan duradera como en el temperamento melancólico. El temperamento sanguíneo comunica al melancólico algo de su movilidad, alegría y serenidad. Los melancólicos con un colorido sanguíneo son aquellas buenas gentes y almas de Dios incapaces de ofender a nadie y siempre emocionadas; las cuales, por otra parte, pecan por falta de fuerza y energía. Parecido es el temperamento sanguíneo - melancólico; solo que en esta mezcla resalta más la superficialidad y la inconstancia del sanguíneo. 

El temperamento melancólico - flemático. 

   Hombres de tal índole se prestan mejor para la vida común que los puramente melancólicos.

CONCLUSIONES

En qué nos ayuda conocer nuestro temperamento?

Conocer nuestro temperamento básico nos ayuda a desarrollar al máximo nuestro potencial, conocer el de otros, a tratarlos mejor.

2. ¿Cómo es el temperamento sanguíneo?

El sanguíneo, es receptivo por naturaleza, orientado a las personas y a los sentimientos.

3. ¿Cómo es el temperamento colérico?

El colérico, se caracteriza por la acción y la firmeza sobre sus metas. Se enfoca en lo práctico y rápido.

4. ¿Cómo es el temperamento melancólico?

El melancólico, es propenso a la introversión, al análisis y al perfeccionismo. Es emocional y sensible.

5. ¿Cómo es el temperamento flemático?

El flemático, altamente equilibrado y ordenado. Fácil de tratar, con un enfoque positivo de la vida




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Enviado por:Luis M González
Idioma: castellano
País: Guatemala

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