Imagen, Audiovisuales y espectáculos


Talk show


'Talk show'

Universidad de Morón

Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales

Carrera: Relaciones Públicas

Medios II

Fecha de Cierre junio de 2006

Indice

1 Titulo Sugerido Pag

2 ¿Por qué elegimos este tema? Pag

3 Objetivo Pag

4 Justificación Pag

5 Bibliografía Pag

6 Introducción General Pag

6.1 tema Pag

7 Marco teórico Pag

7.1 planteamiento del problema Pag

7.2 Recursos metodológicos Pag

8 Los desafíos teóricos del discurso televisivo Pag

8.1 Algunas consideraciones sobre el Talk Show Pag

8.2 La neo televisión en el modelo de “Entre Moria y Vos” Pag

8.3 Estrategias retóricas y repertorios temáticos Pag

9 El contrato de lectura “entre Moria y vos” Pag

10 Que dicen los estudios culturales del nuevo escenario audiovisual Pag

10.1 Los críticos al ataque

10.2 Otros críticos

10.3 Las concepciones y sus modelos en los estudios culturales Pag

11 Características generales de los talk show Pag

12 La educación en medios y sus descontentos

13 Conclusión Pag

14 MORIA CASAN, en la trastienda del mas bizarro talk show de la

Televisión argentina Pag

14.1 Descripción del programa Pag

15 Anexos Pag

15.1 Entrevistas Pag

15.1.1 Lia Salgado Pag

15.1.2 Laura oliva Pag

15.1.3 Psicóloga Lic Rosa M Ganga Pag

15.1.4 Horacio Convertini (periodista) Pag

15.1.5 María Teresa Faisal (productora) Pag

15.2 Pág. donde se subió el trabajo practico Pag

15.3 Certificado del registro de la propiedad intelectual Pag

1 Título sugerido

'Talk show'

“Talk Show en Argentina, Si querés actuar ¡ Actua!!!!”

2 ¿Porqué elegimos este tema?

Dicen que cada hombre obtiene lo que se merece, si trasladamos este concepto a una porción más amplia de individuos podríamos afirmar con determinación que cada sociedad también obtiene lo que merece.

Durante varios años existió en la TV Argentina un novedoso género denominado Talk Show, su rasgo particular fue fomentar el culto a la dramatización y la exacerbación de las más simples escenas cotidianas y a la divulgación popular de los aspectos más burdos de la sociedad Argentina, para finalmente someterlos a juicio público por parte de la audiencia.

Temas como sexualidad, homosexualidad, infidelidades, problemas de pareja y brutalidad social fueron la fuente generadora de situaciones entre vulgares y fabulescas, que se servían en bandeja de plata para ser devoradas avidamente por el morbo de un sector de la audiencia Argentina.

El éxito de este género refleja cuales son los temas que lograban atraer a la audiencia, ya sea por curiosidad, morbosidad o por ser simplemente un reflejo cruel y acabado de nosotros mismos y nuestras apetencias informativas o recreativas.

El talk show plantea la frontera entre lo real y lo ficticio, donde la vida se convierte en ficción y la ficción nos muestra una realidad lamentable de los tiempos actuales.

Y el interrogante es el porque del éxito de un género carente de contenido cultural y evidentemente agresivo.

3 Objetivo

El talk show pone en escena y con gran crudeza temas tabú que generalmente eran motivos de vergüenza hasta para tratarlos en el ámbito familiar.

¿Entonces porque las personas se atreven a someter a juicio público sus secretos más avergonzantes?

Existe un sector de la población dispuestos a violar la frontera de lo privado a lo público en TV, porque este ámbito le ofrece poder , el placer que le proporciona el exhibicionismo a la vez el amparo que le ofrece el beneficio de la duda. Dicho en otras palabras, lo que obtiene es que el receptor diga. - Que historia fantástica, qué valiente en someterse a la crítica masiva o Que por el contrario opte por descreer la situación y que se incline a pensar que se trata de una burda actuación.

4 Justificación

La realización de la investigación planteada somete a juicio de conciencia a aquellos que se han visto atraídos por dicho género, será un alerta moral que nos llevará a preguntarnos ¿ Porqué nos vemos inclinados hacia el morbo y lo vulgar en lugar de promover a través de nuestros gustos una TV más enriquecedora y útil.?

Al enfrentarnos a dicho juicio y comprender los porqué de la elección del género nos compromete a tratar de mejorar nuestros hábitos de consumo y a requerir contenidos televisivos más válidos en cuanto al aporte que recibiremos de los mismos.

No debemos volver a cometer el error de consumir engaños ni situaciones cotidianas ridiculizadas que deberían resolverse en el ámbito privado de instituciones como el hogar, la familia o el colegio.

El control remoto no solo es un aparato para cambiar de canal, sino es un arma que de acuerdo al numero que utilicemos les decimos a quienes manejan la pauta telivisiva que es lo que realmente queremos consumir y cuales son los conocimientos que deseamos que nos sean suministrados.

5 Bibliografía utilizada

APARICI, Roberto, Lectura de Imágenes, Madrid: De la Torre, 1997.

BAUDRILLARD, Jean, El paroxista indiferente, Barcelona: Anagrama, 1998.

BOURDIEU, Pierre, Sur la Télévision: Suivi de L'emprise du Jornalisme, París: Liber, 1996. (Hay trad. castellana: Sobre la Televisión, Barcelona: Anagrama, 1997).

CASETTI, Francesco - ODIN, Roger, “De la paleo a la neo-televisión”, Communications, 51, 1990.

CASTAÑARES, Wincelao, La televisión y sus géneros, Barcelona: Lumen, 1992.

ECO, Umberto, De los espejos y otros ensayos, Barcelona: Lumen, 1988.

FERRY, Jean - WOLTON, Dominique (et al), El nuevo espacio público, Barcelona: Gedisa, 1993.

GARCIA CANCLINI, Néstor, Culturas Híbridas: Estrategias para entrar y salir de la Modernidad, Buenos Aires: Sudamericana, 1992.

HABERMAS, Jürgen, Teoría de la acción comunicativa I y II, Madrid: Taurus, 1989.

HALL, Stuart, Resistance through Rituals. London: Routledge, 1977.

MORLEY, David, Televisión, audiencias, y estudios culturales, Buenos Aires:

Amorrortu, 1996.

VERON, Eliseo, La semiosis social: Fragmentos de una teoría de la discursividad, Barcelona: Gedisa, 1993.

WALTON, Dominique - MISSIK, Jean-Louis, La télévision dans les sociétes démocratiques, Paris: Gallimard, 1988.

6 Introducción General

El objetivo del presente trabajo final de grado es llevar a término un análisis del género televisivo “talk show”. Buscamos concluir cuál es su razón de ser, cuales han sido los motivos de su aparición y de su extinción, pasando por los personajes particulares y hasta bizarros que en el participan, cuál es su modo de operar y sus esferas de actuación e interacción con las audiencias, cuál es su modo propio de mediatizar una realidad en proceso permanente de construcción. Para ello, , procuramos recorrer y anticipar cuáles son los ámbitos y las zonas, cuáles son las reglas que se da y cuál es el estatuto comunicacional que se confiere y que sus públicos a la vez refrendan y refutan. Hemos elegido como caso puntual a analizar,uno de los programas de la televisión por aire argentina que se autodenomina “talk show”, advirtiendo (y desconfiando a priori) todo lo que esto ya significa como estrategia de auto-clasificación genérica.

El abordaje para identificar el género ha sido en primera instancia semiótico: procuramos rastrear sus recursos retóricos y sus repertorios temáticos.

Una vez analizadas estas características, intentamos continuar (y contrastar) los resultados arrojados por la perspectiva con los textos teóricos.

6.1 Tema

La relevancia del tema de la presente investigación surge, en una primera aproximación, como resultado de una serie de cambios en el campo comunicativo que culminaron en la década de 1990. El privatismo promovido en el mundo anglonorteamericano durante los años `80 provocaron en la década siguiente efectos notables que marcaron tendencias y direcciones tanto en los medios como en su estudio: el crecimiento inusitado de los medios de comunicación comerciales en detrimento de lo públicos o estatales; la concentración, en estos años, de la llamada revolución del marketing; los estudios de campo en relación a una cultura audiovisual avasalladora; las críticas a la globalización entendida ya en un primer plano como un fenómeno mediático, y aun promovida por las nuevas tecnologías, etc.

El primer paso de la presente investigación ha sido presentar nuestro objeto de estudio operando en el campo semiótico: se han analizado los temas reiterativos y las variantes, las continuidades y las rupturas, en un programa del género televisivo denominado talk show. Esta entidad genérica fue percibida por el público y por la crítica especializada como una “novedad” en el terreno televisivo argentino, y considerada una de las consecuencias de los cambios que trajo consigo la década de 1990.

Con la finalidad de acotar y ser específicos en el tema hemos seleccionado un programa representativo del género en la televisión nacional argentina, y aun recordado por muchos. Se trata del denominado “Entre Moria y Vos”, conducido por la vedette-locutora-presentadora Moria Casán, era emitido por el canal privado América TV de lunes a sábado, en el horario que se extiende entre las 6:00 y las 7:00 pm.

Al despliegue del análisis semiótico del talk show “Entre Moria y Vos” hemos contrapuesto un estudio de su recepción, a través de un análisis de los juicios, generalmente severos, y muchas veces condenatorios, que promueve el género, y el programa, entre la crítica de medios que se ocupa de televisión. De este modo, una de las conclusiones a las que hemos llegado el presente trabajo de investigación reside en dar una respuesta, sin duda precaria pero consistente y sistemática, al siguiente interrogante: ¿qué ha hecho que este tipo de programa se haya convertido en el objeto por excelencia de tantas opiniones , se haya constituido en eje de evaluaciones globales de la televisión, de juicios sobre los poderes y capacidades de la televisión.

Para arrancar con nuestro análisis nos hemos planteado preguntas de orden superior acerca del modo de operar del este genero.: ¿Qué ciudadanos, o sector, o clase se ven atraídos por este tipo de programas? ¿Con qué estrategias comunicativas busca el talk show penetrar en la audiencia? ¿Qué busca mediatizar el talk show?

Una definición primaria de los talk shows dirá que son programas que se aproximan a la cotidianidad de las personas y que inclusive, aunque por regla sin más violencia que la simbólica, resultan intrusivos de su privacidad o sea se meten en sus hogares Que son programas que se jactan de su alejamiento del modo más clásico de tratar la información. Que proponen marcos y estrategias de espectacularización de los ánimos en los participantes. Que invitan a escenificar el contraste de posiciones habitualmente antagónicas y muchas veces irreconciliables. Y que sus temas y subtemas son tradicionalmente laterales, relegados y subalternos en los medios audiovisuales.

En los términos semióticos de la teoría literaria clásica, el talk show vuelve épico lo que tradicionalmente era lírico, hace una epopeya pública de un drama doméstico; vuelve en nota de tapa lo que era crónica de sociedad. A veces las justificaciones que aducen ciertos talk shows es no dudar en presentarse a sí mismos como auténticas ventanas de lo que ocurre en la sociedad en su conjunto .

“Entre Moria y Vos” ya es un título elocuente, que tampoco deja de aludir a la intimidad del confesionario católico, a la privacidad de la entrega con el amigo o la amiga “del corazón”. Una privacidad que se presenta como personal y gozosa, y no como impersonal y terapéutica como dicen ser los tratamientos psicológicos o psicoanalíticos. Conducido por la vedette Moria Casán, ella misma presenta así el programa en la prensa gráfica: “Es un programa que habla y deja hablar a los argentinos”. ¿Pero hasta qué punto los denominados talk shows, en nuestro caso, el de “Entre Moria y Vos”, actúan como "ventanas de la sociedad"? ¿Hasta qué punto y de qué modo ese “hablar” es un hecho real y no generado, o directamente construido en el set? ¿Es el programa en vivo una garantía de fidelidad a una sociedad y a unos actores sociales que buscan entregarse y ser captados de manera prístina, casi virginal 1?

Este trabajo ha intentado explorar los rasgos semióticos de un talk show nacional y evaluar luego, ya desde una perspectiva general, cuales son los motivos que despiertan ciertas críticas al género. El marco teórico ha permitido realizar un recorte en el objeto y proporcionado una guía al trabajo de investigación para describirlo, para saber de qué hablamos cuando hablamos de un talk show como el que hemos seleccionado.

7 Marco Teórico

Dos grandes corrientes del estudio de los medios masivos han guiado este trabajo:

La primera está conformada por el conjunto de las reflexiones semióticas, que culminan en la Argentina en las teorías formuladas y desarrolladas por Eliseo Verón, de corte pragmatista (en el sentido de la semiótica de origen norteamericano) pero con arterias a la semiótica de segunda y tercera generación. A partir de aquí, hemos rastreado un conjunto de "marcas" que articulan a un texto televisivo hasta convertirlo en uno que reclama el nombre de programa de talk show, o que los telespectadores “decodifican” como tal, o aun “leen” gracias o por obra de esa adscripción genérica. Como ha señalado Eliseo Verón en su análisis del “contrato de lectura”, el formalista ruso y lingüista y semiótico Roman Jakobson ha sido uno de los primeros en advertir que la naturaleza de los procesos de producción de una frase y los de su recepción son diferentes (Verón, E., 1985, p. 11). Si para Verón la lingüística ha privilegiado siempre la palabra por sobre la escritura, la semiótica “ha trabajado más fácilmente sobre los textos mismos antes de cuestionarse sobre la forma en que se los lee” (Verón, E., 1985, p. 12). De ese otro lado viene la sociología, según Verón, que ha acumulado información sobre los lectores, pero muy a menudo sin interrogarse por el funcionamiento social de los textos, y menos por el proceso de lectura.

Estos dos saberes, entonces, han estado siempre separados, según Verón, y propone, : “Yo sostengo que es inútil buscar una solución a estos problemas ¿por qué públicos con similares inquietudes culturales eligen distintos programas? a partir de una acumulación de información sobre el lector o por un tratamiento cada vez más refinado de esa información. En tanto que los soportes y los lectores sean conocidos como dos realidades separadas, este problema no puede ser abordado de un modo satisfactorio: hay que comprender su relación, y esta no es otra cosa que la lectura, esa práctica social que hasta ahora se ha mantenido invisible” (Verón, E., 1985, p. 13.).

Para Verón, la relación entre un soporte y sus lectores reposa sobre el llamado “contrato de lectura”, que vincula el discurso del soporte, por una parte, y sus lectores, por otra. Se trata de “dos partes entre las cuales se establece, como en todo contrato, un nexo, el de la lectura. En el caso de las comunicaciones de masa, es el medio el que propone el contrato”. ¿De qué depende entonces, que determinado público o sector elija un programa y no otro, a pesar de ser, estos, más o menos similares en términos genéricos?

Según Verón, el éxito de un soporte radica en que “sabe proponer un contrato que se articula correctamente a las expectativas, motivaciones, intereses y a los contenidos del imaginario de lo decible visual; hacer evolucionar su contrato de lectura de modo de seguir la evolución socio-cultural de los lectores preservando el nexo; modificar su contrato de lectura -si la situación lo exige- haciéndolo de una manera coherente” (Verón, E., 1985, p. 12). Si bien, como se ha señalado en las observaciones al proyecto, éste no será un trabajo comparativo, el “contrato de lectura” permitirá rastrear las marcas enunciativas del programa, y observar en qué medida se ajustan al modelo del público del programa.

Retomando la propuesta de Eliseo Verón, intentamos llevar a término un análisis del contrato de lectura del programa de talk show, describir sus marcas retóricas y temáticas.

Si en un soporte de prensa, como en cualquier otro discurso “todo contenido es necesariamente tomado a cargo por una o múltiples estructuras enunciativas, el conjunto de esas estructuras enunciativas constituye el contrato de lectura que el soporte propone a su lector” (Verón, E., 1985, p. 14). El contrato de lectura, según Verón, “permite determinar la especificidad de un soporte, hacer resaltar las dimensiones que constituyen el modo particular que tiene de construir su relación con sus lectores. Porque en recepción, la lectura no reside solamente en los contenidos; reside en los contenidos `tomados a cargo' por una estructura enunciativa donde alguien (el enunciador) habla, y donde un lugar preciso le es propuesto en tanto que destinatario” (Verón, E., 1985, p. 12).

El estudio del contrato de lectura implica, además, todos los aspectos de la construcción de un soporte, sea cual fuere, en la medida en que ellos construyen el nexo con el lector: “coberturas, relaciones texto-imagen, modo de clasificación del material, dispositivos de apelación (títulos, subtítulos, etc.), modalidades de construcción de las imágenes, tipos de recorridos propuestos al lector (por ejemplo, cobertura -índice de temas-, artículo). Y las variaciones que se produzcan” (Verón, E., 1985, p. 15). Las propiedades que le interesan a Verón “no son aquellas que pueden aparecer por azar, sino sus invariantes, las propiedades relativamente estables, que son recurrentes en el discurso del soporte a través de temas diferentes” (Verón, E., 1985, p. 16). Es de estas invariantes de las que hemos tratado de dar cuenta, también, en el talk show “Entre Moria y Vos”.

La segunda área de estudios que ha estructurado este trabajo es la que ha conformado los Estudios Culturales de la llamada Escuela de Birmingham. En una primera observación, analizaremos aquellos aspectos comunicacionales que tienen que ver con la metamorfosis del ciudadano en actor/participante/consumidor (según la célebre definición de Jürgen Habermas en su Teoría y Crítica de la Opinión Pública desarrollada después en su Teoría de la Acción Comunicativa). Y un acercamiento al campo de la comunicación tal y como es el que ofrecen los Estudios Culturales de Birmingham nos ha permitido abrir algunos interrogantes más abarcativos: por ejemplo, ¿cuál es el poder real y cuáles los efectos del talk show? ¿Por qué generan tantas reacciones, en el sentido de los ataques que recibe por parte de la crítica “profesional” de televisión? ¿Son instrumentos integradores o más bien aparatos montados regidos y dirigidos deliberadamente por intereses particulares? ¿La emergencia y la proliferación de la palabra testimonial es meramente una cuestión de mercado o de competencia y fragmentación de públicos? Por otra parte, ¿qué noción de "público" ponen en juego?

Según los teóricos clásicos de los Estudios Culturales (de Raymond Williams a Stuart Hall), unos y otros dejaban afuera, por distintas razones, el concepto de "cultura". Si el funcionalismo quería ver la sociedad en los términos teleológicos y hasta utilitaristas de un ciudadano que acude a un medio para determinado fin, y cuyo correlato es la lingüística estructural, la Teoría Crítica quiso ver en los ciudadanos a sujetos fácilmente manipulables por una Industria Cultural tan aparentemente dadivosa como ocultamente voraz.

Ni lo uno ni lo otro, es la versión de los Estudios Culturales, que comienzan a consolidarse como corriente teórica en la década de 1950 para oponerse a lo que consideraban una ausencia de lecturas consistentes en relación a lo que ocurría en las sociedades, y que dejaban de lado las dinámicas de apropiación que los sectores o clases sociales inferiores o subalternos podían movilizar con respecto a esos medios

Para Stuart Hall, los Estudios Culturales “no sólo tomaron la `cultura' en serio como una dimensión sin la cual las transformaciones históricas, pasadas y presentes, simplemente no podían ser adecuadamente pensadas, sino que fueron en sí mismos `culturales', en el sentido de Culture and Society [el título del célebre libro de Raymond Williams sobre el caso de Gran Bretaña entre la Revolución Industrial en el siglo XVIII y la segunda posguerra en el XX]”. Este sentido “rupturista” de los Estudios Culturales hizo mucho por abrir un nuevo espacio de estudios y de prácticas. Que es el producto de su refundación, a partir de una primera instancia de institucionalización en el centro de la Universidad de Birmingham.

Es central en los Estudios Culturales el término de “cultura”. Los debates terminológicos se siguen oyendo sin que solucionen el estado de indeterminación del término. Por cierto, se oscila entre los extremos de los postulados “elitistas” y “populistas”: si para unos, desde una perspectiva normativista, la cultura es el conjunto de las artes consideradas “superiores” o “altas”, para otros, desde un punto de vista más antropológico, es la suma de prácticas y experiencias que una sociedad expresa y promueve. Sin embargo, esta última acepción “etnológica” de la palabra “cultura”, reformulada a partir de los modelos de la antropología y las ciencias sociales, es la que ha venido guiando los debates al menos desde la década de 1960 hasta la actualidad. ¿Reformulada en qué sentido?

En el sentido que ya la cultura no es una práctica ni la suma de los “hábitos y costumbres” de las sociedades, como ha querido cierta antropología. La cultura -para Hall- “está imbricada con todas las practicas sociales, y es la suma de sus interrelaciones. La cultura viene a ser todos aquellos patrones de organización, aquellas formas características de la energía humana que pueden ser detectadas revelándose -`en inesperadas identidades y correspondencias' así como en `discontinuidades de tipo imprevisto'- en o bajo todas las prácticas sociales” (Hall, Stuart, 1994, p. 30).

Esto es una visión de la cultura ampliada a las experiencias sociales. En las distintas acepciones del término que retoman los Estudios Culturales, es posible condensar buena parte de ellas en que la cultura está unida a todas las prácticas sociales, “y a esas prácticas, a su vez, como manifestaciones comunes de la actividad humana: práctica sensorial humana, la actividad a través de la cual hombres y mujeres hacen la historia” (Hall, Stuart, 1994, p. 31).

Ahora bien, esta veta declaradamente “culturalista” de los Estudios Culturales, en el sentido de hacer tanto hincapié sobre la cultura (en la teoría y en la práctica), fue correlativa con el arribo del estructuralismo. El antropólogo francés Claude Lévi-Strauss, apropiándose del paradigma lingüístico, y retomando la obra del lingüista suizo Ferdinand de Saussure, ofrece “a las ciencias humanas de la cultura la posibilidad de un paradigma capaz de volverlas científicas y rigurosas de una manera totalmente nueva” (Hall, Stuart, 1994, p. 33). Lévi-Strauss no siguió insistiendo en el nivel de las correspondencias entre el contenido de una práctica y la práctica misma, sino en el nivel de sus formas y estructuras. La “experiencia” (sea cual fuere) era ahora vista como un “efecto”, y no como reflejo de lo real sino como una “relación imaginaria”.

Aplicaremos ahora estos conceptos a una dimensión estrictamente comunicativa:

El aporte semiótico ha sido comprender y promover una distinción que es simple en los campos filosóficos: “Las representaciones de violencia en la pantalla de televisión no son violencia sino mensajes acerca de violencia” (Entel, A. 1995, p 181). (Y ya en su citadísimo libro, Apocalípticos e integrados, el semiótico italiano Umberto Eco demostraba por qué no todos los que ven una película de Superman intentarán arrojarse por la ventana). El signo televisivo es complejo, pero no es el referente o concepto que significa.

Para Hall, una vez más, “la realidad existe fuera del lenguaje, y lo que nosotros podemos saber y decir tiene que ser producido en y a través del discurso. El conocimiento discursivo es el producto no de una transparente representación de lo real en el lenguaje sino de la articulación del lenguaje en relaciones y condiciones reales” (Hall., S., 1991, p. 45).

Como con todo signo, la articulación de un signo visual televisivo no es producto de la naturaleza sino de la convención, y en especial de la convención de los discursos televisivos, que requiere la intervención de soportes y códigos que le son propios y específicos. Desde la semiótica hemos intentado rastrear estos códigos.

Umberto Eco ha dicho que los signos icónicos “lucen como objetos del mundo real porque reproducen las condiciones (es decir, los códigos) de percepción en el sujeto que los ve” (Eco, U., 1988, p. 68). Estas condiciones de percepción son el resultado, claro, de una alta codificación. Y si el efecto de los signos visuales es naturalizador, es porque están “ampliamente” distribuidos. Ahora bien, la complejidad del signo visual no implica, necesariamente, pluralismo. Es decir, la polisemia de un signo no habla de su pluralidad.

Para Hall, no existe correspondencia necesaria entre codificación y decodificación: la primera instancia puede dirigir, “orientar”, en términos de Eliseo Verón, pero no puede prescribir la última (la cual tiene, a su vez, sus “propias condiciones de producción o existencia)”. La correspondencia no está “dada” sino que es “construida”. Y los dos momentos (codificación y decodificación) son distintos. Por lo tanto deben ser analizados de modo diferente. Si así no fuere, la comunicación sería “transparente”, y nunca daría lugar a “distorsiones”. O se hablaría de un “grado cero del lenguaje”.

7.1 Planteamiento del problema

En los últimos años, ha habido en la televisión una franja más amplia de programas denominados o autodenomidados talk show, y no sólo en Argentina. Muchos han hablado, desde distintas y aun divergentes perspectivas, de la llamada “espectacularización de la vida privada”, inclusive, aquellos programas televisivos que se presentan como muy alejados de ella, como, por ejemplos, ciertos informativos o programas de opinión política (Landi, O., 1996).

En Argentina, a los programas que tienen o han tenido en el pasado a conductores periodístico-terapéuticos como Lía Salgado, Jorge Bucay o Víctor Sueiro se suma una larga lista que han modificado el último la grilla televisiva. Muchos presentan, entre tantos otros pero de manera privilegiada, temas cuyo tratamiento fue tradicionalmente replegado a la esfera privada.

Los talk shows se presentan como los exponentes más representativos de esta tendencia. Al poner en escena a un público con dilemas personales y ofrecerlo a otro público más amplio que reproduce y reditúa esos mismos dilemas, los talk shows establecen un cambio que afecta no sólo la dinámica propiamente comunicativa del medio (en su progresión desde la paleo hacia la neo televisión, como veremos más adelante) y sus estilos, sino también las nociones liberales y establecidas de ciudadanía. El talk show pasa a ser entonces una "producción de sentido" cuya apuesta está más cerca de la veracidad en la enunciación que en el enunciado, tal como sostuvo, para el caso italiano, Umberto Eco (Eco, U., 1988).

El tema de la investigación, que en principio se presenta acotado (estrictamente dedicado al estudio de un programa que reclama para sí, con fuertes marcas genéricas, el nombre de talk show), se ha abierto a dimensiones más abarcativas (sociales, comunicativas y comunicológicas en un sentido amplio del término), desde las opiniones de un puñado de críticos profesionales en televisión argentina.

El problema que ha estructurado este trabajo es el de preguntarnos por qué un género o paquete textual denominado talk show genera, entre los “especialistas” y críticos de televisión, las condenas que de hecho genera

Para poner dos ejemplos: Pedro Simoncini, fundador de Telefé, TV Quality y Educable sentenció el 29 de septiembre de 2002 en el diario La Nación que los talk shows "están destruyendo todo con su acción disolvente y dañina". Por su parte, también desde La Nación, Norberto Razzeto, director nacional de Supervisión y Evaluación del COMFER y ex jefe de Gabinete de la Secretaría de Medios durante el gobierno de Carlos Menem, señala: “Estamos sumamente preocupados por el avance de un tipo de televisión sin argumentos sólidos, que hacen uso y abuso de la violencia, del insulto, de la bajeza moral y de las malas expresiones, dentro del horario de protección al menor. La gente ha cambiado, la televisión ha cambiado y se está tratando de instalar como Normal lo burdo, lo bajo, lo truculento, lo sórdido como si fuera la cosa más linda de la vida. No es así. Presentan las cosas como si fueran la realidad pero no es la realidad. Y no es que muestran lo malo para buscar el camino de lo bueno, de la redención. No”.

El primer paso que hemos dado fue expositivo y analítico: un acercamiento semiótico al objeto, para mostrar las marcas que hacen de ellos, justamente, programas de talk shows. El segundo paso fue interpretativo y sintético: estudiar en qué concepciones comunicológicas descansan las opiniones que se tienen de este tipo de programas, en qué medida hay concepciones contradictorias, y cuáles son ellas, por qué despuntan y a qué dinámicas sociales dicen corresponder.

7.2 Recursos metodológicos

La metodología del trabajo ha consistido en la evaluación y relevo de las marcas constitutivas del género en los videos de los programas grabados, desde el marco teórico semiótico ya expuesto. Las categorías semióticas que atendieron el corpus de análisis (las emisiones durante una semana del programa “Entre Moria y Vos”), fueron, entre otras, las de “paleo o neo televisión”, “comunicación vectorizada u horizontal”, “jerarquización de los roles o difusionismo”, “posiciones enunciativas y posturas pedagógicas”, “marcas de transparencia u opacidad, de distancia o diálogo, de objetividad o complicidad”, etc.

El conjunto de evaluaciones que vehiculiza la prensa y la crítica de medios, fue reinterpretado a la luz de la bibliografía sobre comunicación y Estudios Culturales, para constatar a qué concepciones comunicológicas acuden. Se ha propuesto una metodología que atiende, entonces, a los dos frentes mencionados: el semiótico y el culturalista.

En el primero de los frentes ha primado un análisis del programa de talk show como “paquete textual investido de sentido” (según la categoría de Verón en su libro La Semiosis Social), cuya función es arribar a un diagnóstico comunicacional.

Para el segundo frente, la metodología está cimentada sobre una apropiación de conceptos claves en el campo de los Estudios Culturales, para canalizar las interpretaciones que ofrece la crítica de medios que se ocupa de televisión. Para ello se recurre a bibliografía especializada en el tema pero también a los aportes teóricos comunicativos mencionados. Por eso mismo es imprescindible la atención a un material periodístico dispar (diarios, revistas, entrevistas y testimonios personales -desgrabados y con cita-, material audiovisual, material en Internet), siempre documentada en la investigación.

8 Los desafíos teóricos del discurso televisivo

El discurso televisivo es audiovisual y, como tantas veces se ha insistido, adquiere, por ello mismo, una expresión más compleja que el discurso verbal. El discurso televisivo se compone de sonidos, imágenes de distinta naturaleza, de palabras habladas y escritas. Y su carácter visual le confiere “gran eficacia veridictiva”, sin que sea necesario un aprendizaje especial para su reconocimiento. El discurso televisivo posee un fuerte carácter icónico : “Por ello lo dota de una gran capacidad para la objetivación” (Castañares, W., 1992, p. 34). A esto debemos agregar la ampliación de las tecnologías en la sociedad.

El progreso tecnológico se ha visto acompañado por los cambios sociales muchas veces determinantes, respecto a los modos de producción y consumo, la forma en que se concibe lo público.

Los géneros, sean o no televisivos, funcionan como prototipos, como “tipos ideales”, como entidades cuya capacidad es la de promover ciertos “aires de familia”, según la célebre ocurrencia del filósofo austríaco Ludwig Wittgenstein. Porque no son, ni pueden ser categorías lógicas, se los utiliza para reconocer diferentes textos, a partir de características comunes. Un rasgo de los textos televisivos es su cambio permanente, su desafío a ser condensados en géneros, su carácter provisorio, abierto, experimental. Por eso, muchas veces, un texto o paquete textual puede, perfectamente, condensar uno o varios géneros, y toda definición que intente compendiarlos resulta una tarea ardua.

El género, desde una perspectiva pragmática, “actúa como organizador de los principios de producción e interpretación del discurso: el texto ha de ser considerado, por ejemplo, como referido a un mundo de ficción, serio o humorístico, etc.” (Castañares, W.,1992, p. 36). Esto, por supuesto, ha abierto, como ha dicho A. J. Greimas, nuevos “interrogantes”: El discurso televisivo promueve la heterogeneidad de géneros, la fragmentación, el sincretismo o mestizaje, lo que hace que toda seña identitaria esté amenazada por erosiones categoriales.

El discurso televisivo cambia, evoluciona permanentemente, y es un cambio que afecta a todos los niveles: afecta a los géneros ya existentes y promueve nuevos.

Este carácter inestable del discurso televisivo afecta a los “contenidos”., las funciones que llevan a cabo exceden a la tríada habitualmente citada (educar, informar, entretener). Cada uno de los programas se orienta a un destinatario, que tiene una edad, unos “intereses”, un tiempo de ocio o una ocupación más o menos definida. Se trata de categorías muy difícilmente definibles porque asumen criterios de clasificaciones dispares. “Algunos programas se refieren a la función que cumplen (informativos), otros al contenido (deportivo), otros al público (infantiles), otros a su estructura (magazine), etc.

Volviendo a las funciones que se le atribuye al discurso televisivo y particularmente en contenidos tipo Talk Show, los problemas abundan. Como ha mostrado Castañares, “muy frecuentemente la televisión invita a consumir, busca y encuentra a un desaparecido, se ofrece como intermediario de buena voluntad para la solución de los conflictos amorosos, perdona, emite juicios, promete la felicidad, se psicoanaliza, ayuda a buscar empleos, etc.” (Castañares, W., 1992, p. 56).

Para ir cerrando este parágrafo, un problema muy recurrente es el que ofrece la distinción entre realidad y ficción. “La ficcionalidad o ficcionalización no es una propiedad textual que pueda definirse atendiendo únicamente al nivel del contenido; es necesario acudir también a marcas textuales que pertenecen a los niveles expresivo y pragmático” (Casetti, F.-Odin, R., 1990, p. 29). Los criterios para representar acontecimientos que escapan a la ficción, por su carácter descarnado, a menudo atienden a los dispositivos propios de la ficcionalización (por ejemplo, su presentación en forma de relato, con mirada a cámara, y puesta en escena). Al igual que no existe grado cero en el lenguaje, no existen, en el discurso televisivo, dimensiones separadas de realidad y ficción.

La verosimilitud es lograda por recursos de verosimilización, y estos procedimientos son, por definición, “ficcionales”, es decir, construidos con deliberación y arte. Los sketchs de presentación de los personajes en el programa “Entre Moria y Vos” acuden a dispositivos muy recurrentes en ficción, esto es, cámara “epiléptica” -en mano- es decir con un movimiento rápido y frenético acompañado música hip-hop, mientras el protagonista se desplaza por lo que sería su ambiente -una calle de barrio, un restorán, el subterráneo, un colectivo, un lugar común en el que podríamos estar cualquiera de nosotros, cualquier día, sin que esto nos llame demasiado la atención etc.-. Pero son también los recursos que utilizan los documentalistas.

Así como las noticias en un noticiero periodístico ofrecen la misma narración que un hecho ficticio y el formato informativo acude al del espectáculo más ficcionalizado, el talk show está en un ida y vuelta constante entre los registros narrativos y estilísticos de la “información” y la “ficción”: “Basta simplemente recordar que las convenciones varían y lo que un tiempo fueron distinciones netas en otro tienden a neutralizarse. La evolución sufrida por el discurso televisivo en los últimos veinte años es bastante elocuente: la televisión ha ido cambiando no sólo las cosas de las que se habla sino, sobre todo, la forma en que habla”.

Hoy la televisión es más autorreferencial, más narrativa, habla más de sí misma y del contacto que adquiere con el público que del mundo exterior. “No se trata ya de acontecimientos que tienen lugar para que la televisión los trasmita sino que un acontecimiento que inicialmente tenía otro origen, empieza a transformarse desde el momento en que es ofrecido por la televisión” (Casetti, F.-Odin, R., 1990, p. 21).

Eco ha señalado que ya no está en cuestión la verdad del enunciado, es decir, al concordancia entre enunciados y hechos, sino más bien la veracidad de la enunciación, que concierne a la cuota de realidad de todo lo que sucede en la pantalla. La televisión, entonces, no es un espejo de la realidad, y produce hechos que escapan a este tipo de consideraciones.

8.1 Algunas consideraciones sobre el Talk Show

El Talk Show es un subgénero narrativo de no-ficción, que condensa elementos de otros géneros o subgéneros, sean declaradamente ficcionales, de entretenimiento o telenovelescos. Es recurrente el hecho de que en su mayoría se emiten por la tarde, no sólo en Argentina y buscan entre sus destinatarios a “amas de casa” y personas expulsadas del mercado laboral, es decir, “desocupados” (Landi, O., 1996). Una escenografía o “puesta en escena” también es recurrente y los temas tratados giran, también ellos, en lógicas similares (amor y desencuentros amorosos, violencia en la pareja, tópicos sexuales, etc.), tradicionalmente ajenos al escenario televisivo (Casetti, F.-Odin, R., 1990, p. 13.).

Se trata de programas que privilegian el relato oral, que hace pie en situaciones “conflictivas” cotidianas, con un pretexto que es su aparente misión y redención social: solucionarlas en el estudio que es, paradójicamente, “el escenario de la vida” y que si no estás en ese lugar no existís, según proclama la conductora del programa “Entre Moria y Vos”. De hecho, el papel del conductor es central en este tipo de programas, ya que seleccionará o realzará elementos del relato de los participantes, con la intención de construir situaciones de enfrentamiento verbal e inclusive físico. Es decir, el conductor marca el pulso del programa y propone el juego, ocasiona el careo y determina con su participación la correlatividad y acentuación de los temas que se van sucediendo con el correr de los minutos.

El conductor o conductora pregunta, opina, censura o promueve la opinión; incidentalmente, insulta. Los rótulos sobreimpresos en pantalla destacan cada uno de los elementos centrales en la narración que hacen los participantes. El conductor quiere ser espontáneo, interrumpe a los testigos, los consiente o los agrede, muchas veces en una doble función, la del periodista y la del actor o actriz.

Se trata de intervenciones que colaboran en puntuar y construir el relato. El público invitado a participar, sentado en un espacio que simula una “tribuna”, también opina y juzga cada una de las situaciones presentadas por los participantes anónimos. Existen programas que cuentan con un “psicólogo en vivo”, que analiza y aconseja desde una mirada, supuestamente más profesional y con autoridad intelectual que le otorga su título universitario.


Este tipo de programas quieren aparecer ocupando un lugar como de justiciero, pues el o la conductora, el público o los “profesionales”, proponen soluciones a los conflictos de los participantes. Hay que tener en cuenta un debate muy presente en el material periodístico consultado, y es hasta qué punto los llamados talk show construyen la realidad o la recrean, hasta qué punto, en suma, ficcionalizan la realidad, a partir de sus dispositivos enunciativos. Es un punto de conflicto que el rastreo semiótico que haremos de “Entre Moria y Vos” debería quedar, para nuestro caso, solucionado en una primera instancia conclusiva.

8.2 La neo televisión en el modelo de “Entre Moria y Vos”

Atendiendo a las transformaciones ocurridas en el terreno televisivo en la Italia de la década de 1990, Francesco Casetti y Roger Odin propusieron dos categorías analíticas desde las semiótica : las de paleo y neo televisión. Ampliaron, de este modo, un área de estudios abierto, según Castañares, por Umberto Eco. Estas dos categorías, o más bien, la dinámica del pasaje de una a otra, como lógica dominante en el discurso televisivo, nos resultaron fructíferas, operativamente, para el presente trabajo. En primer lugar, porque también en la década de 1990 se produjo, en Argentina, una transformación radical del escenario televisivo, de la cual uno de sus avatares es el programa “Entre Moria y Vos”.

Fundada sobre la base de un proyecto educativo de educación cultural, la paleo-televisión “se muestra como algo que funciona de acuerdo con el contrato de comunicación pedagógica”.

Siguiendo a Eliseo Verón, la paleo televisión ofrece un determinado “contrato de lectura”. Se trata de aquello que suministra a los espectadores de la paleo televisión, a fin de que ellos demanden sus emisiones y adquieran los medios para identificarse con los contratos propuestos. Ellos son:

  • Separación neta y acabada de los programas en géneros: cuándo es ficción, cuándo es información, cuándo es deporte, cuándo es entretenimiento, cuándo es cultural, etc.

  • Orientación en públicos específicos: programas para niños, para la tercera o cuarta edad, para los amantes de la música, de los automóviles, de los animales, etc.

  • Inscripción de los programas dentro de una estructura temporal rígida, periódica, rígida y con escansiones bien definidas: a cada día, un programa genérico que atiende a las necesidades sociales (cine y fútbol el domingo, la información el lunes, el psicodrama el sábado por la noche, etc.).

  • En la llamada paleo televisión, el flujo “está sometido a una grilla de programación que juega su papel estructurante de manera plena: esta grilla permite al espectador prepararse para efectuar las operaciones de producción de sentido ligados al contrato de comunicación que promueve el programa elegido” (Casetti, F.-Odin, R., 1990, p. 12).

    La neo televisión nace, desde el vamos, marcando su carácter oposicional a la paleo televisión. Rechaza, con ostentación, la comunicación vectorizada y presenta un proceso de comunicación interactivo mediante el reclamo a los participantes a intervenir todo el tiempo, vía telefónica. Le son asignados, a ellos, tres papeles: “el de demandante -a partir de concursos televisivos-, el de participante -en juegos en que deben cooperar-, el de evaluador -de juicios o sentencias propiciada por actores políticos-” (Casetti, F.-Odin, R., 1990, p. 13).

    La neo televisión se organiza no sólo en el conductor del programa (el portavoz, para nuestro caso central, en la vedette Moria Casán) sino más aún en la doble identidad del público: telespectador e invitado en el estudio (Mattelart, A., 1998). Es que “la neo-televisión no es ya un espacio de formación (cultural o no) sino un espacio de convivencia o convivialidad” (Casetti, F.-Odin, R., 1990, p. 15). Por esto mismo, el espacio de la neo televisión por excelencia es el talk show que se declara tal, aunque también lo representan aquellos que incorporan lógicas del talk show.

    Ya no se trata, como insisten Casetti y Odin, de transmitir un saber sino de intercambiar experiencias y opiniones comunes, o confrontarlas a partir de temas confrontacionales: por eso la aserción cede paso a la interrogación, y el discurso institucional cede paso al personal y privado. Cada una de las figuras habla, y en esto reside la importancia: en el habla, “poco importa la repetición, la vacilación, el entrecortado: La neo televisión se manifiesta como la prolongación de las charlas en la vida cotidiana” (Casetti, F.-Odin, R., 1990, p. 16) y el talk show es su máxima expresión (Mattelart, A., 1998).

    “Entre Moria y Vos” participa, de modo privilegiado, en esta orientación que es la de la neo televisión: sustituye la relación jerárquica de la paleo televisión por una relación de proximidad. Y la vida cotidiana es aquí el principal referente. “Sos gorda -señala Moria Casán-, te comés todo, pero sos feliz, tenés la auto-estima re-alta. ¿Qué más quiere una madre, ¡a-hora!?”.

    Existen, también, dos nuevos referentes:

    A). Un referente temporal: las emisiones de la neo televisión acuden al ritmo de los tiempos cotidianos: programas matutinos, del mediodía, de la noche, con sus situaciones particulares. Moria, cuyo programa se emite por la tarde, entre opiniones y sentencias pregunta: “¿Estás tomando mate? No sabés lo que daría por tomarme uno con azúcar... Ya salgo del programa y me chupo uno”.

    B). Referente espacial: La escenografía se fija en un espacio cotidiano: el estudio se hace salón de fiesta o café, siempre ligado a planos o instituciones informales. Una escenografía, en el caso de “Entre Moria y Vos”, que recuerda una sala oriental o una disco o las dos cosas, con reflectores a la vista y panales de una claridad opaca, con estructuras de hierro que bordean el estudio y una cámara en el centro muy visible con camarógrafo. Resulta oportuno mencionar aquí los sketchs de presentación de los protagonistas en las emisiones de “Entre Moria y Vos”: se trata, como dijimos más arriba, de una presentación que muestra a los protagonistas en sus ambientes cotidianos. Como los animales en su hábitats, Carla, “que no es gorda sino rellenita” (como se señala en subtítulo; está detrás de un mostrador, con la heladera de su restorán vacía“Con esa panza, no hay negocio que aguante”, se señala en el subtítulo siguiente -. Al ingresar al set televisivo, suena, en altos decibles, una canción de un grupo argentino llamado Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. La letra de la canción dice: “Aquella solitaaaaaria vaca cubana” .

    La gran novedad de la neo televisión es, sin embargo, que presenta temas que en la paleo televisión, si se quiere más escrupulosa, eran impensables presentar: “el del sexo y el del dinero” (Casetti-Odin).

    Moria le pregunta a Carlos de Lanús (47): “¿Y sos impotente? ¿Pero probaste con hombres?”

    Esta transformación de una televisión más atenta a “restricciones morales” (Landi, O., 1996; Baudrillard, J., 1998), a una más “eufórica” y “desfachatada”, según el especialista en medios, resulta todavía más notoria en programas informativos, que incorporan temas con el tratamiento propio de un talk show. “Estudiando los estilos de comunicación de los noticieros televisivos de los años 60 a nuestros días, asistimos al pasaje del presentador que funciona de acuerdo al modo `alejamiento relativo' (próximos a la estrella o al profesor) al presentador que funciona según el modo de la `proximidad relativa'”. La neo televisión se caracteriza, en primera instancia, por un carácter disruptivo: ya la TV no se presenta como una prolongación de la escuela o de la familia, a la manera, si se quiere de los productos representativos de los años 80s argentinos, “Feliz domingo para la juventud”, sino en un espacio integrado a la cotidianidad, un “lugar de vida donde se habla de todo sin discriminación”, una “ventana de los argentinos”, como se señala en “Entre Moria y Vos”.

    Como consta en varios de los capítulos subsiguientes, muchos de los rasgos de la llamada neo televisión pueden adjudicarse al programa “Entre Moria y Vos”, cuyo título ya habla, de por sí, de la inclusión a esta lógica: también por los temas propuestos, por los rasgos retóricos, por el “contrato de lectura” promovido allí.

    8.3 Estrategias retóricas y repertorios temáticos de “Entre Moria y Vos”

    De lunes a viernes, de 6:00 a 7:00 pm, por el canal de aire América TV de Argentina, se transmitía el programa de talk show conducido por Moria Casán y llamado “Entre Moria y Vos”, se presentaba en los medios gráficos y en su site de Internet de la siguiente manera: "El público le cuenta a Moria sus problemas, sus dramas y sus alegrías... Sus vidas. Ella escucha, comprende y se solidariza". Es un programa basado sobre el testimonio de participantes que dan cuenta de un conflicto entre ellos, que varían de tres a cinco protagonistas. Existe un público sentado en sillas que hace de “tribuna”, quienes opinan, juzgan, aconsejan a los participantes, sus acciones o dichos. Si se producen agresiones físicas entre los participantes-protagonistas, uno o dos hombres portentosos, en traje, intervienen, intentando disuadir, físicamente, a los involucrados en la pelea. A los participantes, comenta Moria Casán, se les ofrece “ayuda psicológica” al final de la emisión, aunque no hay una intervención profesional durante la misma.

    La conductora abre el programa con una introducción que será la misma para cada una de las emisiones. Sobre este telón de fondo, se destaca la variación: la presentación de cada uno de los participantes-invitados, protagonistas del conflicto-tema a tratar (y resolver) en la emisión.

    Cada uno de los participantes es introducido por un video. Se lo ve al participante en cuestión en su ámbito, privado o barrial. Puede ser el supuesto barrio donde vive, caminando por sus calles, o en un balcón, que indicaría cuál es el domicilio donde vive, o en un restorán, si el tema es relevante.

    Los planos, en estos videos introductorios, son arriesgados: con movimientos de cámara muchas veces “epilépticos”, de cámara-en-mano que busca la verosimilitud del documental o del seguimiento en vivo de una noticia en un programa informativo o de investigación periodística. Los subtítulos, en la parte inferior de la pantalla, reafirman las palabras de la locución masculina en off:

    -“Carla se come todo”.

    -“¿Dónde está el padrastro?”

    -“Diego no soporta la infidelidad”

    El video que presenta a cada uno de los participantes es acompañado de música electrónica, Hip-Hop, que serviría para enfatizar la “modernidad” de las situaciones, la empatía “contemporánea” de sufrientes y público.

    Cuando estos videos finalizan, los participantes entran de a uno, uno por vez. Aparecen en pantalla, caminando desde un corredor, y se sientan, luego de ser presentados por Moria, en las sillas "del escenario de la vida" (como dice Casán cada vez que ingresa un participante al set). La conductora, en el mismo plano que ellos, les pregunta por qué asisten al programa... y da comienzo al debate, interrunpiéndolo para que ellos hablen, de a uno, al “público supremo” (que es el momento en que Moria mira a la cámara que haría de “público supremo”, la que está detrás de los participantes y enfrente de la tribuna, la única visible, con camarógrafo y todo). También, la conductora da pie para que participe la tribuna, que opina al grito de “Moria”. Es notoria la diferencia en el vestuario, así como en los modos de habla, de la tribuna con respecto al de los participantes (una sociología cotidiana o antropología urbana diría que la tribuna representaría una clase media más bien profesional que observa, con una curiosidad no exenta de morbosidad, lo que dicen los representantes de estratos inferiores de la sociedad).

    Moria parece conocer a la tribuna, porque les da la palabra utilizando nombres propios:

    Los temas de las emisiones varían en los mismos tópicos que se presentan, a modo de ejemplos, en el site en Internet del programa:

    -"Soy gay y no acepto que mi hijo sea travesti".

    -"Mi marido me engaña con un travesti".

    -"Mi mamá me arruinó la vida".

    -"Mi hermanastro tiene mujer pero me desea".

    -"Tengo mujer, amante y no me alcanza".

    -"Siempre me mintió: no es mi padre y es gay".

    -"Me enamoré de mi sobrino aunque esté embarazada de mi marido".

    Hay que decir que la conductora interviene muy activamente y excede su rol de mediadora. Moria toma partido: defiende, ataca o censura. Mira a cámara en primerísimo primer plano, y entre las discusiones de los participantes hace gestos a la cámara (mueve los labios en función de besos, se acomoda el cabello, guiña un ojo, etc.). Además realiza movimientos danzísticos en el inicio del programa (con un set de luces y música que simulan el ambiente de una disco), y en cada unos de los finales de bloque, se pasea de un modo que simula un desfile, o un felino enjaulado que avanza y retrocede, con las luces semi-apagadas en el set. Ya de vuelta, se acerca muy insinuante a los testigos masculinos, y utiliza un vestuario escotado y sujeto al cuerpo

    En sus programas hay incitaciones para que cada participante femenino “haga pasarela”, es decir, desfile por el estudio mientras el operador, musicaliza. Al “público supremo” (nosotros), mirando a cámara, Moria repite: “Los amo”. Y entre bloque y bloque, las emisiones muestran a Moria relatando, en primer y medio plano, las bondades de productos comerciales, seguidas de las respectivas publicidades “oficiales”, con locución en off e imágenes de cada uno de los productos.

    Moria, como decíamos, juzga (para presentar a un participante, lo hace del siguiente modo: “Recibimos en el escenario de la vida al irresponsable Roberto” - se permite bromas con las personas que hacen de tribuna, intercala palabras en inglés, interpela a los “técnicos” del programa, poneme música”. Pero también se permite guiños con la teleaudiencia: para hablar de dos participantes, en teoría madre e hijo, dice lo siguiente al verlos tan distintos físicamente: “Pero mirá qué distintos son los dos, pareciera que fueran dos completos desconocidos y que los trajimos aquí sin conocerse”. A la vez, reniega del “discurso verdadero” como pauta del programa, y hace pie sólo en su veroscimilitud: “No me canso de repetirlo, esto no es ejemplo de nada, es una historia de vida como tantas otras”. El programa cuenta con un “gong” colgado en un panel, al que Moria golpea para intentar cerrar las discusiones

    9 El contrato de lectura en “Entre Moria y Vos”

    El enunciador en “Entre Moria y Vos” alterna entre proferir “discursos verdaderos” y opiniones personales. Por cierto, el lugar del enunciador no es el de Moria como vedette o conductora, sino que corresponde a la producción del programa en su conjunto, donde Moria es solamente la parte más vistosa. Las aserciones de Moria, que mira a cámara en primer plano, son respaldadas por subtítulos en la franja inferior de la pantalla:

    -“La autoestima es importantísima: vos das lo que recibís. Si envidiás, recibís mala onda, si amás, recibís amor”, dice Moria.

    Pero todo esto es retórica: también podría decirse que Moria amplifica

    Se trata de un “discurso verdadero”, según la tipología de Verón, porque el enunciador presenta lo que dice como una verdad incontrastable, sin modalizaciones que incorporen una opinión, al estilo de “yo creo que”:

    -Moria aconseja: “Mi amor, dejá de sufrir, alejá la depresión, abrí una ventana, mirá las flores, el sol, los muchachos”

    Pero también Moria intimida a los participantes a partir del vocativo y del imperativo. Abundan los deícticos a partir de pronombres, generalmente, posesivos.

    -“Yo te cuento”, “Vos no entendés nada”, “¿Querés saber lo que yo le hice a mi ex?”

    También las modalizaciones del enunciador abundan en creencias, y no en verdades sin matices: el enunciador toma a su cargo el enunciado, pero al mismo tiempo apela a su propia autoridad: “Yo [es decir, nada menos que la supervedette Moria Casán] creo que no tenés por qué adelgazar, que así estás diez puntos”, le dice Moria a una invitada con “problemas de obesidad”, según fue presentada por la misma Moria al entrar al estudio. Una tercera modalidad que hemos encontrado en las cuatro emisiones es la de una apelación a un saber compartido, por medio del “nosotras”. Moria “comparte” experiencias con las mujeres pero no con los hombres-participantes, apela a la mayor cercanía a la naturaleza del Eterno Femenino:

    -“Nosotras sabemos lo que es sufrir a un infiel”

    -“Sólo nosotras podemos decir lo que es perder a un hijo”

    -“A nosotras no nos vengan con mentiras, Carlitos, que el horno no está para bollos, ¿eh?”

    Sin embargo, debido al carácter controversial del programa, en el sentido de la recurrencia de las opiniones cruzadas, que hacen del programa su leit motiv, los casos en el enunciador admite dos interpretaciones aparecen una y otra vez. Moria como enunciadora se dirige al destinatario, indicando que ella sabe que el destinatario no está de acuerdo con el contenido afirmado:

    -“Vos decís que no te pasa dinero, pero el dinero se lo tenés que pasar vos, por ser el padre de la criatura. Vos sos un caradura”.

    Muchas veces, es esta modalidad la que pone fin al conflicto. Moria cierra las discusiones en esta veta, por ejemplo:

    -“Bueno basta, vos crees que tenés razón pero no. Chau, fin, cortala, matate”.

    -“Te equivocás, Raúl, ella no dice que quiere volver con vos porque ella quiere ser feliz”.

    Pero es que si no cerrara así, el programa perdería su status de “discurso verdadero”.

    El enunciador no sólo sabe lo que sabe, sino que también sabe (correctamente) lo que los protagonistas-contendientes creen saber (pero son ciegos y formulan incorrectamente). Tal como indica Verón, vemos que en el programa, en las emisiones seleccionadas, un mismo contenido (plano del enunciado) puede ser tomado a cargo por estructuras enunciativas muy diferentes: en cada una de estas estructuras enunciativas; el que habla (el enunciador) se construye un lugar para sí mismo, posiciona, de una cierta manera al destinatario, y establece así una relación entre estos dos lugares.

    Todo lo cual nos lleva a concluir que el programa privilegia una comunicación horizontal, con una jerarquización de los roles que actúa, aunque suene paradójico, reforzándola (Moria aconseja desde el vedetismo, no desde el profesionalismo psicoanalítico o afines; Moria es una “amiga”), y la postura pedagógica es débil, en el sentido de que las opiniones de Moria son eso, opiniones fundadas en conflictos insalvables. Existen marcas de transparencia que otorgan capacidad para el diálogo y la complicidad en el programa, en los momentos que las cámaras se dejan ver, o en aquellos que Moria “deconstruye” el set, y les habla a los técnicos.

    Es interesante, también, y como indica Verón, ver, a partir del “contrato de lectura”, los cambios que genera el programa a lo largo de sus emisiones, genera rupturas a partir de la incorporación de ciertos elementos: el gong, el color de la franjas en el piso del set, etc.

    Si bien el trabajo de campo resulta necesario para completar las observaciones parciales, relativas del “contrato de lectura”, éstas nos han llevado a indagar en que la “naturaleza y orientación de los cambios” han sido en la dirección que la enunciación propone como programa en su, digamos, “plan general”. Se trata, el cambio anunciado, de un posicionamiento del soporte que refuerza su singularidad, y no lo diluye o contradice.

    10 ¿Qué dicen los Estudios Culturales del nuevo escenario audiovisual?

    Desde comienzos de los años 90s, el pluralismo audiovisual se ha convertido en un rasgo novedoso, y a veces, dominante en países de la periferia como Argentina, pero también en otros países en vías de desarrollo, como los africanos más avanzados tecnológicamente (Huteaux, J., 2000).

    Esta característica coincidió con una nueva situación socio-cultural, consolidada progresivamente desde la crisis petrolera de 1973, la cual vino a indicar, en los países avanzados, el fin del Estado de Bienestar o Providencial: el llamado pasaje de una ciudadanía activa y politizada, propia de la segunda posguerra en Europa, a una condición de repliegue en el consumo, en Estados Unidos y también en Europa, bajo el signo del capitalismo tardío o los Estados cuya égidas económicas reclamaron el nombre de neoliberales (Habermas, J., 1989).

    Buena parte de los países Latinoamericanos se incorporaron a esta lógica económica neoliberal, aunque con una década, y a veces más, de retraso (Wolff, M., 1987).

    Los diagnósticos del fin de una ciudadanía activa han insistido en que, ahora, se observa un repliegue en la esfera privada, cuyos ciudadanos son simples consumidores, es decir, son personas que acuden al terreno público sólo para ejercer prácticas de consumo.

    Consecuentemente, la participación social desciende (García Canclini, N., 1992), con una consecuencia lógica previsible: la espectacularización de la política (Landi, O., 1996).

    Esta espectacularización se extiende en el medio audiovisual, como ha quedado explicado en el pasaje de la paleo a la neo televisión, interviniendo muchos factores.

    Nos interesa sólo destacar que el talk show juega, de entre los programas del medio televisivo, un papel central. Enmarcado en una crisis de la participación ciudadana, el público de los talk show es imprescindible: actuando, juzgando, convocado para sentenciar sobre todo y sobre todos. Apelan abiertamente a la participación canalizando intervenciones, solidaridades, condenas.

    La “tribuna caliente” del talk show ha trasladado al ámbito de lo privado una participación activa que la ciudadanía reservaba a lo público: se agolpa en livings o discos simulados para zanjar las cuestiones más especiales, intimas y cortantes, en vez de atender a las generalidades de la pólis.

    En momentos de repliegue de una ciudadanía politizada, resulta más legitimada, con mayor credibilidad, la comunicación interpersonal: relatos de amigos o vecinos o familiares .

    Este nuevo escenario audiovisual fue anticipado por las corrientes teóricas que confluyeron en la Escuela de Birmingham. Una revolución teórica de gran magnitud ha quedado inscripta en un importante proceso de cambios sociales y políticos característicos de la década de 1960 en general, pero que adoptó rasgos especiales en Gran Bretaña. Toda genealogía de los trabajos que se produjeron a la sombra del boom de los llamados Cultural Studies en la universidad de Birmingham debe procurar "deconstruir" una trama sólidamente compactada de ejes y tradiciones que confluyeron de manera determinante sobre proyectos de investigación generalmente considerados fructíferos aun por sus detractores, pero sin desatender a la entonación peculiarísima, local, que esas corrientes adoptaron en Gran Bretaña (e incluso -podría insistirse- en el norte de Inglaterra) en el contexto propicio de las décadas de 1960 y 1970, donde el laborismo, ubicado estratégicamente en el gobierno nacional y en las universidades, privilegió y financió líneas de trabajo en el campo de las Ciencias Sociales, y de la Comunicación en sentido lato, dirigidas a estudiar los modos de ampliar la participación e integración ciudadana en una sociedad enconadamente clasista. Un contexto, en suma, que no se había producido nunca en el siglo XX, y que no iba a repetirse.

    La llegada de Margaret Thatcher al poder en 1979 repercutió en una serie de cambios en las investigaciones, a partir de entonces en el marco ineludible de una economía neoliberal y una política neoconservadora.

    En Gran Bretaña la televisión era estatal y los Estudios Culturales constituyeron un proyecto modernizador en el interior de una Universidad también estatal.

    En medio queda, así, la sociedad civil, enfrentada al Estado, pero reconstruida discursivamente (para decirlo como el Michel Foucault de La Arqueología del Saber) como audiencia.

    En una investigación propuesta por David Morley, "Interpretar televisión: la audiencia de Nationwide", el autor considera instrumental "dos modos diferentes de análisis", la semiótica y la sociología. Es un análisis hecho desde la Universidad de Birmingham, con el apoyo teórico del Estudios Culturales. Ellos abrieron el campo a un término, a una noción, la de audiencia "imaginada" (en el caso de Morley, famosamente, para la emisión “Nationwide”) que proveía de una importante vía de escape del callejón sin salida de los "efectos" que tal como los había entendido la Mass Communication Research norteamericana de Harold Lasswell o Paul Lazarsfeld. En la formulación de Stuart Hall, quien ocupó un lugar central (sus críticos dirían hegemónico) en los Estudios Culturales, se trataba de atender -descartada, por la "verificación empírica", la relación directa de los mensajes sobre los receptores- a cómo los medios sirven para llevar a cabo el trabajo ideológico crítico de clasificar el mundo en los términos de las ideologías dominantes.

    El texto es un constructo teórico de la semiología, y en la versión y en la formulación de Stuart Hall, incluye, aunadas, dos realidades que el análisis debe separar: el "mensaje" y el "contenido". En la interpretación más formalista, la productividad del análisis textual volvía redundante cualquier referencia a las audiencias , ya que la relación audiencia-texto era inferida (sin problematizar) de un texto que era el protagonista de todas las problematizaciones.

    Interpretadas como "sujetos textuales", las audiencias estaban primariamente posicionadas e inscriptas en y producidas por el texto.

    En respuesta a este formalismo extremo, Hall desarrolló su modelo de codificación y decodificación de acuerdo con el cual los códigos de los medios de comunicación podían ser analizados sin un "cierre" ideológico completo, sino a partir de significados "dominantes" o "preferidos" que podían ser decodificados por los usuarios de los medios situados o ubicados en un mismo marco (la teleaudiencia construida en el caso de Morley).

    En este sentido, la respuesta a la que llega Morley en su descripción diferenciada de las distintas audiencias es tan congruente con sus premisas que podría resultar sospechosa.

    Según Hall, los resultados de la investigación arrojan que la audiencia está construida como un sistema en el que los grupos que más rechazan lo que decodifican de los medios al mismo tiempo abrazan un sistema radical de valores. Constituyen, en una expresión que hará fortuna en el interior de la Escuela de Birmingham y en los Estudios Culturales en general, una subcultura.

    El estudio de “Nationwide” retornaba el analista al texto. Las metáforas de "codificar" y "decodificar" son las de un circuito o una cadena con puntos de partida y llegada. Y el modelo está duplicado por una secuencia metodológica. Empieza con el examen textual, realizado por el propio analista, de las "lecturas preferidas", después se dirige a la audiencia para testear los grados de adecuación o variación textual, luego chequea esas "respuestas" con el texto original.

    En este sentido , el retorno a la audiencia sólo se completa con un retorno al texto.

    Así, es el texto, más que la audiencia, el que se constituye como locación privilegiada. Triunfo, en términos de Foucault, de la formación discursiva sobre cualquier realismo ingenuo; triunfo, en términos de Morley, de la semiótica sobre la sociología (y ruptura de la equivalencia o equivalor planteado en un comienzo).

    El compromiso teórico de Morley de examinar los vínculos entre el texto y la audiencia es manifiesto.

    Como es consciente de la importancia de usar grupos antes que individuos en su investigación, sobre la base de que la comunicación es, por definición, social.

    Si en vez de preguntar meramente "¿Cómo interpretan al texto?" se inquiere por "¿Qué hacen con el texto? ", la audiencia deja de significar ya el mero receptor o lector de las decodificaciones de otros.

    Para realzar la continuidad, y no la ruptura, entre Estudios Culturales y semiótica, Eliseo Verón, propone, de algún modo, el mismo carácter que los Estudios Culturales le adjudican a las audiencias: “Nos dimos cuenta que los efectos de los medios son mucho más complicados de lo que suponíamos, que no hay un efecto único sino varios, y que, además, difieren según los públicos.

    Que la recepción es algo mucho más activa de lo que creímos y que la gente hace cosas insospechadas con lo que lee en los diarios o con lo que ve en la televisión” (en entrevista con el periodista Jorge Halperín, Clarín, 8/9/91).

    Y más adelante agrega: “Hay que pensar que la televisión es un medio para que la gente discuta, un medio de percepción colectiva.

    Entonces, la recepción es muy compleja. Y ya no es tan sencillo entender lo que sucede en un hecho comunicativo. Uno puede tomar el zapping como símbolo del lo que estamos diciendo y de lo que sucede.

    Tiene que ver con descubrir la complejidad que tiene este fenómeno de la recepción. Pero resulta sencillamente desesperante para los publicitarios y para todos lo que quieren obtener efectos muy concretos sobre la gente: los públicos de la sociedad industrial son mucho menos dóciles de lo que se creía”.

    Es importante destacar que desde La Semiosis Social, Verón insiste en un proyecto que se me presenta a mí como similar, en un punto, al que proponen los Estudios Culturales à la David Morley, pero también à la Stuart Hall: esto eso, analizar los textos separadamente de sus supuestas influencias, y en otro paso, investigar, si así interesara, la recepción en los sujetos sociales.

    10.1 Los críticos al ataque

    “¿Por qué el mundo de las imágenes, y en particular el de la televisión, irrita tanto al mundo intelectual que su crítica ha dado lugar a un nuevo género literario?”, se preguntaba en Francia el filósofo Luc Ferry (Ferry, L., 1998, p. 543).

    Al parecer, la imperiosa lógica del espectáculo y de la diversión, la cultura y la información mediáticas están en vías de perdición: por razones técnicas e ideológicas, la rapidez primará sobre la exigencia de seriedad, el presente sobre los demás tiempos, lo inmediato sobre la distancia, lo visible sobre lo invisible, la imagen sobre las ideas, la emoción sobre la explicación, etc.

    Las acusaciones abundan, y una de las razones de tales condenas podría ser la decepción que inspira el espectáculo de la televisión hoy en día (Ferry, L., 1998).

    Incluso desde la industria musical se condena a la TV. Tras una década, el músico británico Peter Gabriel editó un álbum, 3Up, que salió con un video, “The Barry Williams Show”, donde se burla “sardónicamente” de los talk shows. El video fue censurado en Inglaterra.

    Pero en Argentina, condenas de este tipo no faltan. A la pregunta sobre la relación de la televisión argentina, con su programa como “Entre Moria y Vos” en horario central, el especialista en medios, Pedro Simoncini, respondió lo siguiente: “Si, desde ya que hay una relación directa porque estos programas, son en general programas para los cuales se requiere un bajo costo de producción y en un momento que la situación económica del país es uno de los elementos que integran las crisis que sufre el país, la situación económica se refleja fuertemente en el contenido publicitario de los medios y la publicidad es el instrumento, es el que respalda y que sostiene a los medios privados. Los medios de comunicación, de radiodifusión y de comunicación en general -salvo los que se sostienen con subsidios del Estado y con impuestos-, viven exclusivamente de la venta de publicidad.

    Al disminuir la publicidad, los costos operativos de las empresas también tienen que disminuir y en consecuencia las empresas tienen que buscar mecanismos para poder llenar la mayor cantidad posible de hora al menor costo y los talk shows son muy adecuados para esa finalidad. Primero, porque tienen en sí un costo operativo bajo y como el nombre lo indica, el ingrediente principal es la palabra, es hablar, es relacionarse, es cambiar ideas, cambiar opiniones y eso se hace generalmente en un ámbito muy simple, alrededor de una mesa, sillas, no es la elaboración que supone una ambientación de una tira, de un teleteatro, de un programa de ficción o de un programa de acción, incluso de un programa musical, es infinitamente más barato y además tiene otra característica que también los hace más convenientes y es que los talk shows se permiten el entrecruzamiento, es decir que los que se diga en un programa, sea televisado en otro programa de talk show.

    Y eso en una interacción que va prácticamente al infinito, con lo cual cada vez se llena más tiempo a menor costo porque evidentemente si mi costo operativo de una media hora deriva del sólo hecho de poder transmitir la grabación de otro programa prácticamente no tengo costos y fijate que en la televisión argentina hay muchos casos de ese tipo. Desde algunos programas que transmitió Portal en su momento con “PNP” hasta un programa que hay actualmente que es “TVR”, que vive exclusivamente de los requechos de otros programas, de otros talk shows”.

    A su vez, Mariano Grondona reconocía que “las cosas cambiaron.

    El dueño de un canal tiene una idea de lo que quiere, pero al gerente le dan un target y el hombre, más que los programas, mira las planillas. Me impresionan lo poco que dirán los programas” (Clarín, 2/2/03, Espectáculos, p. 7).

    Y desde las páginas de La Nación, su crítico de TV, Marcelo Stiletano, afirmó en relación a la espectacularización de los informativos nacionales en detrimento de la información meditada (en América Noticias, “Primera Edición”, “Noticiero Siete”, “Telenueve”, “Telefé Noticias”, “El Noticiero de Santo”): “No es la política la única cuestión que aparece subordinada en estos noticieros convertidos casi en revistas de información general. A menos que exista algún hecho muy resonante o que tenga aristas -y sobre todo imágenes- de tono curioso y extravagante, la información internacional también aquí brilla por su ausencia” (Sección Espectáculos, 13/10/02, p. 3).

    A la crítica de estos programas, se suma muchas veces, por parte de los críticos de TV, los programas “Intrusos en el espectáculo”, “Rumores”, “Cotidiano”, “Va por vos”, “Indomables”, “Implacables”, “Edición Chiche”, etc. También los talk shows propiamente dichos, como el conducido por Moria Casán. “Crece el descontrol en la televisión”, titula La Nación una nota escrita por la periodista Miriam Molero, también junto a Stiletano, crítica de televisión: “La televisión abierta ya no es, toda ella, bella de día. Aunque irónicamente, sea ése el horario de protección al menor” (Espectáculos, 29/9/02).

    Simoncini vuelve a la carga, en la misma página de La Nación, acerca del horario de la protección al menor: “Es una excusa dialéctica que se ha inventado para tranquilizar algunas conciencias, pero tampoco se aplica”. Y agrega: “Nunca imaginé que iba a ver lo que se ve hoy en la TV. La voy a calificar con una sola palabra: destructiva. Yo me he sentido, observando la TV actual, un cartonero de la basura televisiva. Digo `cartonero' con todo respeto por los cartoneros, que realizan una tarea lícita para ganarse el pan de cada día. Respeto que no me merecen los productores de esos ciclos, y mucho menos quienes los emiten y quienes los respaldan con la publicidad. Sí, señores, esto hay que decirlo”.

    Por otra parte, el matutino La Prensa, tituló un artículo del siguiente modo: “Fama-chatarra: Figuración o muerte”, que decía: “La fama-chatarra es una manifestación patética de carencias graves que se expresan con ruido histérico, una caricatura brillosa (nunca brillante), una desviación patológica que magnifica lo insignificante. ¿Y el prestigio? Bien, gracias”. (6/10/02).

    Una editorial del 13 de octubre en La Nación, se tituló “La TV, esa otra escuela”, que decía: “Uno de los aspectos más negativos de la televisión que los argentinos consumimos a diario es su proclividad a transmitir una visión falsa e ilusoria de la realidad a través de historias de ficción artificiosas y poco naturales. Se describen hechos, conductas y atmósferas como si fueran un reflejo fiel del mundo real -cuando en rigor no lo son- y se rodea al ambiente de un falso prestigio”. Y concluía así: “Se ha dicho muchas veces, con razón, que los medios de comunicación masiva -y muy especialmente la televisión- son la cara visible de un sistema educativo informal o paralelo que en muchos casos desmiente o contradice las enseñanzas del sistema educativo formal. Dicho de otro de modo: lo que las escuelas, los colegios y las universidades de todo el mundo se esfuerzan por transmitir a las nuevas generaciones es desvirtuado y negado a diario por la prédica destructiva y disolvente de muchos programas de televisión. Todavía estamos a tiempo de reaccionar. Que no nos pase en el área cultural y educativa lo que nos sucedió en la conducción de la política y de la economía. No esperemos a tomar conciencia del problema cuando ya se tarde”.

    Desde un punto de vista sociológico el contenido en general es el que determina la calidad de los Talk Show. No se puede hablar de una calidad negativa, sino que la TV educa o des-educa, dependiendo de la emisión de sus pantallas.

    Obviamente que hay una correlación entre la TV de un país y la sociedad a la que sirve y la sociedad en general, pero también es cierto que hay una acción directa de la TV sobre la sociedad.

    La relación entre TV y sociedad se transforma en una acción y reacción, de influencia recíproca y de retro alimentación permanente.

    Cualquier contenido que se ponga en pantalla evidentemente tiene consecuencias positivas o negativas, éstas no son consecuencias específicas de la TV, pueden ser consecuencias de una película, de una tira, de un programa de ciencia-ficción, de un dibujo animado.

    En cuanto a los objetivos del talk show, habrá que ver si se cumplen mediante la emisión de lo que se está mostrando en pantalla. Hay muchas veces una dicotomía, una separación entre lo que se pretende y lo que se realiza. Ocurre muy frecuentemente que en los proyectos de programas sean de talk show o de otro tipo, la descripción es maravillosa y realmente uno juzgando el programa por la descripción se enamoraría de ese programa y dice `he encontrado el programa de mi vida, he encontrado el ideal en materia de programación porque se presenta primero como un programa de entretenimiento o un programa informativo, o un programa formativo' pero resulta que después en la realización práctica es muy difícil plasmar un programa de acuerdo a la idea original”.

    En una charla-debate sobre un video titulado “TV basura”, elaborado por Simoncini y el documentalista argentino Miguel Rodríguez Arias, presentado inicialmente en la Academia Nacional de Educación el 28 de octubre de 2002, participaron, como invitados especiales, y en calidad de críticos especializados en televisión, Carlos Ulanovsky (de Radio del Plata), Mariano Blejman (del diario Página/12), Marcelo Stiletano (de La Nación) y Luis María Hermida (de Clarín). Haremos un resumen de sus opiniones, :

    Carlos Ulanovsky: “Dos cosas que quiero marcar, primero que nada es que me parece que está perfectamente marcado, aun de modo involuntario es la concatenación de hipócritas, que hay en la TV. Moria Casán diciendo `mirá que no estamos en el horario de las 11 de la noche, ahora estamos a las 8 de la noche'. Tinelli, `Yo no inventé esto diciéndole a Mercedes Carreras' y a pesar de todo va a buscar el premio. Susana Giménez diciendo “Yo no inventé, inventó la producción”. Jacobo Winograd diciendo todo el tiempo `Con todo respeto'. Todo es una gran falta de respeto y fundamentalmente hipócritas, nosotros, y yo me pongo primero que nadie porque yo vi estos materiales montones de veces y la gran pregunta que me hago es por que los veo, los veo de casualidad, los veo porque no tengo otro remedio... los veo porque esto me proporciona una mínima satisfacción, alguna clase de satisfacción. La otra cosa que me parece que se nota brutalmente de este trabajo es que hace poco cuando fui invitado a TVR, le marco Marcelo Stiletano a los conductores, dijo algo muy inteligente que es “cuídense porque a fuerza de mostrar estas cosas de la TV, ustedes pueden terminar pareciéndose demasiado a esta TV”. Y me parece que la TV es eso. La TV es en relación a nosotros, a la posibilidad a la sociedad que nosotros habitamos es un espejo brutal y gigantesco y perfecto y entonces muchas de las cosas que a nosotros nos molesta, nos inquietan de este vídeo, son las cosas que en secreto íntimamente nos molestan de nosotros”.

    Marcelo Stiletano: “Este video es poco menos que la demostración palmaria de que el pseudo acontecimiento como lo llamaba Giovanni Sartori, reemplaza al acontecimiento verdadero que la realidad registra como tal, dejemos de lado el tema de objetividad pero por lo menos preguntémonos si la realidad registrada en algunos de estos programas con el lenguaje que se plantea, con el modelo de edición que se plantea y con la descripción de cosas ponderadas que se plantean es un registro de la realidad o es un producción que sustituye a la realidad. A partir de esto yo propongo que se dispute una manera de pensar la Tv como registro de la realidad, por lo menos en lo que se espera tal cual es, tal cual imaginamos que sea y no producir una realidad que reemplaza a la autentica”.

    Luis María Hermida: “Me parece que sin defender el material este que es indefendible, digamos sumándome a la necesidad de mejorar el medio, me parece que como ocurre en la política, como suele ser la política,, los problemas políticos se solucionan con mas política, no con intervenciones de otro tipo. Me parece que la mala televisión se combate con buena televisión y que la mala televisión decanta sola. La mala televisión se cae sola, se muere sola. La forma de ayudar a la TV es trabajándola haciéndola buena, no ocupándonos y perdiendo el tiempo de la aberrante”.

    Mariano Blejman: “Yo quería destacar que como dijeron, el material es indefendible, coincido con mi colega que hay algunas cosas que yo hubiera juzgado de otro modo.

    De todos modos quería recordar una frase de Garcia Caetani que decía que la identidad es una construcción que se relata, o sea la forma de construir la identidad de los pueblos es a través del relato de su identidad, total y como es, entonces como somos, me parece que en ese sentido el material crudo sirve para entender que es un forma de construcción que esconde a mi modo de ver un modo de enfrentar el mundo y que es además aquella misma gente que reprime esa ideología la que la utiliza es decir el pibe chorro que es llamado al programa de TV para decir “vos sos chorro” me parece que hay un juego perverso y vicioso que hay que tener en cuenta y desde creo que hay que darle matices”.

    Desatendiendo un tanto estas últimas palabras, Simoncini sentencia no estar de acuerdo con la ambivalencia del medio, y señala:

    “Lo que hemos querido demostrar acá es una de las perdidas mayores de nuestros valores, la degradación del lenguaje, señores, los especialistas están diciendo que nosotros nos estamos quedando sin lenguaje, esta demostrado que la gente joven esta utilizando cada vez menos palabras y las pocas que utiliza, utiliza medias palabras. Lo dice a una velocidad tal que muchas veces no saben el tiempo y terminaran por desaparecer. En lugar de eso hay interjecciones que a mí me da vergüenza repetir pero que están al alcance de todos y que se usan como muletillas para reemplazar valores espectaculares que constituyen la riqueza de nuestra lengua, la lengua que nos dejaron nuestros abuelos y nuestros padres que nosotros no vamos a ser capaces de dejar a nuestros hijos y a nuestros nietos. No nos engañemos, estamos destruyendo la generación de TV”.

    10.2 Otras Críticas

    Los programas de Moria Casán y Mauro Viale...


    Denuncia ante el COMFER

    La Fundación Argentina del Mañana presentó una denuncia administrativa ante el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER) requiriendo al Interventor Sr. Carlos Caterbetti la instrucción de un sumario con relación a los programas "Indomables" y "Entre Moria y vos", emitidos por América TV.
    El conductor del primero, Mauro Viale, entrevistó a Fernando Peña, quien presentó una obra de teatro disfrazado de religiosa y haciendo declaraciones ofensivas contra la Iglesia, teniendo por detrás un Crucifijo ¡del que colgaban preservativos!.
    En cuanto al otro programa, emitido a las 18 hs., basta considerar los títulos de distintos días para aquilatar su contenido y consecuente efecto devastador: "Seduje a tres hermanas..."; " Mi marido me engañó con un travesti"; "Tengo mujer y amante y no me alcanza"; "El marido de mamá embarazó a mi hermana...".
    Las numerosas multas aplicadas a "Entre Moria y vos", se insiste, han resultado nulas para hacer efectivo el respeto al artículo 5º de la Ley de de Radiodifusión, agrega la denuncia de la Fundación. En consecuencia, se le solicita al Interventor en el COMFER que sancione oportunamente con el mayor rigor a los actuantes y responsables de ambos programas, a fin de desalentar en lo sucesivo transgresiones tan graves como las denunciadas.

    Luego de una nota a los anunciantes,
    Moria Casán sin publicidad

    Tuvo una intensa repercusión la nota enviada por la Fundación a los anunciantes, en la que los exhortaba a reflexionar sobre los contenidos gravemente ofensivos a la familia del programa "Entre Moria y vos" de América TV. Se pudo constatar que ya no figuran avisos publicitarios de importantes empresas, como Bayer Argentina, La Serenísina, Bagley y Laboratorios Gezzi, entre otros, al punto que no se entiende cómo continúa siendo rentable la emisión del programa.

    10.3 Las concepciones y sus modelos en los Estudios Culturales

    Acaso nada más nítido que la contraposición entre los efectos, discursivos y otros, de los medios, el discurso de los críticos sobre los medios. Esta heterogeneidad y esta asimetría constituyen uno de los temas centrales y organizan uno de los ejes más articulados de la investigación en el campo de los Estudios Culturales. En las intervenciones citadas, aun las más ideológicamente matizadas, las de aquellos críticos que trabajan en medios gráficos que gustan considerarse a sí mismos, a su vez, como críticos respecto de la sociedad establecida y de cualquier ideal moral normativo (Página/12 y Clarín), hay unanimidad en considerar que el material es “indefendible”. Es cierto que no todo ese material exhibido corresponde a talk shows, pero también es cierto que en su repertorio de temas y aun de estrategias retóricas se superpone abrumadoramente con ellos.

    Según explican los propios realizadores, el video “TV basura” ha sido estructurado en tres áreas sucesivas, temáticas antes que genéricas. A la primera califican de pornografía, a la segunda de apología del delito, a la tercera de información redundante o anormal.

    La progresión es de mayor a menor, de lo que consideran más “basura” (en los medios) a lo que es menos, de la violación de la ley (la que establece el horario de Protección al Menor) al ultraje de las costumbres.

    Acaso más significativo -siempre desde el punto de vista de los Estudios Culturales, cuya perspectiva es la que nos abre la posibilidad de acercarnos a las distinciones es que semióticos y comunicólogos coinciden, reconociendo todos los matices del caso, en la condena del material expuesto y de la materia misma de la neo televisión. No se trata, como se podría considerar sin el estudio de la forma cultural de las interrelaciones social que preconiza Hall (cf. supra), de un simple doblete conceptual, donde lo analítico (neo televisión) se desdobla ilícitamente en valorativo (televisión basura). Las dos posiciones evalúan negativamente el fenómeno e incurren en escenarios “apocalípticos”, aunque pongan sus acentos en lugares y cuestiones contrastantes y atiendan a dinámicas históricas en competencia.

    Desde sus orígenes en la década de 1950, con Richard Hoggart y Raymond Williams, los Estudios Culturales siempre han sido una escuela de desconfianza, que ha invitado a reparar en los supuestos ideológicos y teóricos que subtienden las herramientas analíticas de las metodologías.

    Esto justifica su relación ambivalente con la semiótica, que hemos desarrollado antes. En el caso de la semiótica francesa, italiana o británica (en los casos de Roland Barthes o Julia Kristeva, de Umberto Eco o Ferrucio Rossi-Landi, de de Jonathan Culler o Dick Hebdige, para citar ejemplos ), una influencia mayor en la década de 1970 fue el marxismo, antes de desplazarla, sin abandonarla, al fin de esa misma década, por la del post-estructuralismo, la deconstrucción y el pos-modernismo.

    La censura de los comunicólogos a los contenidos del talk show, en cambio, se manifiesta en dos niveles vinculados entre sí.

    El primero es un ideal normativo de la sociedad, y el segundo un ideal normativo de los medios. Estos dos niveles de análisis, por otra parte, se vinculan en su repudio de la realidad social tal como es percibida, y en especial en el repudio de características que los sociólogos llaman de “modernización”.

    La presencia del sexo en un horario de protección al menor es denunciada como criminal por los comunicólogos convertidos en fiscales y abogados de la minoridad. Desde un punto de vista estrictamente legal, la razón está con ellos. “Entre Moria y vos” es, según algunas fuentes, el programa que registra mayor cantidad de infracciones a la ley del horario protegido.

    Esto funciona, y los comunicólogos no dejan de advertirlo, como publicidad entre el mundo social espectador de la day time television. Hasta el punto de que integra, activamente, la retórica del programa. Ya hemos citado ejemplos. La conductora-vedette se vale con pertinacia de la figura retórica de la preterición (anunciar que no se va a hacer o decir lo que después se hace o se dice): “No puedo decirlo porque es el horario de la tarde, pero…”

    Si el tema del sexo es omnipresente, impregna todos los programas de talk show, y se potencia, en atractivo y en eficacia publicitaria, por su exhibición ante menores en “Entre Moria y vos”, no lo es menos el segundo foco de alarma y análisis de los comunicólogos.

    La “cumbia villera”, que las autoridades de la radioteledifusión argentina buscan erradicar con muy desparejos grados de compromiso, está presente en los programas de Moria a través de personajes varones supuestamente de la “villa”, equivalentes simbólicos de los arquetípicos “pibes chorros”.

    Estos varones son presentados a la vez como un tipo humano y como un caso sociológico. El romanticismo de la marginalidad y de la peligrosidad, ya domesticadas por su escenificada presencia a la solución mediatizada de un conflicto en el que él -el varón “villero”- es parte, se ven redimido, en otro plano, por su condición de víctima de la sociedad, el desempleo, la Argentina devaluada, etc.

    Esta rica ambivalencia, según los Estudios Culturales, es constitutiva y característica de la televisión, y parte insustituible de su encanto y de sus capacidades de “habilitación” (empowerment) de las audiencias. Integra también el “esopismo” (presentación fabulada de los acontecimientos para evadir la censura estatal o corporativa característica de los medios privados. Lo que es atractivo, el varón “rebelde” (y tanto más atractivo porque se escenifica cómo ya empieza a ser menos varón y menos rebelde, ante la inminencia de Moria), es justificado no por su valor de mercado (es un sex symbol), sino como “caso social patológico”.

    Después de todo, el talk show es una ventana que se abre a la sociedad argentina, según la fórmula que conductora y website emplean una y otra vez para autodefinirse.

    En otros términos, el modelo se disfraza de caso: un proceso semejante al que estudió Foucault, cuando en el siglo XVIII se visitaban las cárceles, los hospitales o los hospicios, declaradamente para atender a las patologías pero también para observar a los reclusos.

    11 Características generales de los talk shows

    Las características que los diferencian del resto de realities se pueden resumir de la siguiente manera:


    a) Se emiten en horario de tarde.

    b) Están destinados a un perfil de audiencia muy cy determinado, en su mayoría amas de casa y, en general, personas de edad y desocupadas.

    c) La audiencia generalmente es de la misma clase social que el participante en el programa: media-baja casi en su totalidad.

    d) La puesta en escena en todos los canales de televisión coincide en lineas generales.

    e) Las líneas temáticas en todos los casos son similares: amor/desamor, violencia, sexo, educacion, comportamientos negativos en general y se nuclean bajo un título.

    f) Todos los programas muestran públicamente el ámbito privado.
    Todos estos elementos provocan y están buscados para que estos mensajes audiovisuales resulten muy próximos a los receptores modelode esta franja horaria, que por sus características (audiencia compuesta por amas de casa, jubilados y desempleados...) buscan en estos programas una representación de habitos o comportamientos a seguir o a rechazar en determinadas ocasiones, especialmente las conflictivas.

    Por otro lado, se trata de mostrar como natural algo que está totalmente descontextualizado, porque no tiene nada de natural que unas personas de las que no sabemos absolutamente nada lleguen a un plató y se pongan a contar sus intimidades, sin llevar a cabo, en ningún caso, un proceso de contextualización. ".

    Los participantes (testigos) en este programa, previa selección de los productores/emisores del programa, son representantes
    de un determinado grupo social.

    Estos programas por sus características de relato oral, actualizando un pasado, pueden llegar a proporcionar o afianzar, de forma inconsciente pautas de comportamiento, de solución de problemas o en la mayor parte de los casos de elusión, evitar determinados comportamientos que no son aceptados socialmente (por ejemplo maltratos fisicos, estafas económicas y emocionales, abandono de hijos, etc.).


    Por otra parte, nos encontramos ante un tipo de receptor que desea ver expresados en la televisión aspectos de la realidad que lo rodean, pero no una realidad lejana espacio-temporalmente y con la cual no se identifica, sino con una realidad y unos "héroes" y sobre todo "antihéroes" salidos de los mismos ámbitos a los que pertenece él mismo y que percibe como más próximos y pertenecientes a una realidad mucho más cotidiana y doméstica que otros textos audiovisuales, como los informativos.

    El hecho de que estos programas tengan una gran componente oral contribuye en gran medida a aproximarse a la recepción, ya que aún hoy en día se le sigue otorgando socialmente mayor credibilidad a este tipo de comunicación "interpersonal", relatos de amigos, vecinos, etc.


    Consideramos que el receptor ante estos programas actúa apropiándose de la experiencia ajena pero sin analizar las condiciones de la experiencia, ya que, se olvida que la televisión descontextualiza los acontecimientos.

    El papel del conductor es importante ya que es quien tratará, en todo momento, de destacar los elementos del discurso que mejor se ajusten a la construcción del relato que se quiere construir desde la televisión.

    De esta manera actúan, por ejemplo, las preguntas directas de la presentadora y los rótulos sobreimpresos en pantalla que destacan (y con frecuencia modifican) elementos relevantes de la narración oral. El conductor espectaculariza hasta su simulación de improvisación y espontaneidad.

    Hace preguntas insidiosas y manipuladoras, interrumpe a los testigos, da muestras de afecto a los participantes que se sienten mal emocionalmente, etc.

    Es la combinación de su función como periodista y el papel de actor.

    Otro elemento destinado al mismo fin serían las intervenciones telefónicas de personas relacionadas con los casos que se tratan. Estas intervenciones pueden ayudar, y de hecho así lo hacen, a la construcción de la imagen pública del ejemplo participante en el programa.


    Siempre se encuentra un panel (de psicólogos, periodistas, etc) o tribuna que opina y juzga la situación. Generalmente hay un psicólogo que analiza la situación y aconseja a los testigos-participantes.


    Los participantes, además de sobreactuar y exponer sus emociones y acciones. llegan en algunos casos a la representación de actitudes violentas: de cólera, amenazas e incluso a agresiones físicas.

    Otro aspecto importante de estos programas es que le dan la posibilidad al telespectador de poder ser testigo en directo de los conflictos y sucesos de la vida de otro

    12 La educación en medios y sus descontentos

    Un interrogante ha sido y continúa siendo formulado frecuentemente en el campo de la educación audiovisual: ¿por qué es necesario estudiar los medios de comunicación?

    Podríamos decir que las respuestas a esta pregunta han variado a lo largo de la segunda posguerra, cada una con distintas concepciones de lo que son los medios, de cuáles son sus características y de cuánto poder tienen en relación a su influencia en la sociedad. Es decir, cada una con distintas concepciones comunicológicas.

    Len Masterman, de la universidad de Nottingham en Inglaterra, ha propuesto tres grandes paradigmas que condensan las distintas respuestas que se han dado desde el campo de la educación audiovisual.

    El paradigma más antiguo, según Masterman, es abiertamente condenatorio y aun apocalíptico, para retomar la célebre expresión de Umberto Eco: los medios de comunicación de masas “son en realidad algo así como una especie de enfermedad contra la que es preciso proteger a los niños. Lo que los medios infectan es la cultura en su conjunto. Los medios producen una cultura falsificada que representa una amenaza directa para la auténtica cultura y para los auténticos valores culturales” (Masterman, L., 1998, p. 33).

    La dicotomía que presenta este paradigma es el de una cultura audiovisual en oposición a otra, la cultura escrita (Baudrillard, J., 1974). En el sentido de que los mensajes en los medios se orientan en una peligrosa dirección: el detrimento de los circuitos de lectura en las sociedades occidentales. La educación en medios, según este paradigma, sería de corte “medicinal”: se trata de “permitir la entrada de una pequeña porción de los medios en la clase sólo para vacunar al alumno de un modo más eficaz contra ellos” (Masterman, L., 1998, p. 33).

    Durante la década de 1960, otro paradigma suplantó a éste, tanto en los Estados Unidos como en Inglaterra. Masterman lo llama el paradigma “del arte popular”. Y su leit motiv era el siguiente: no se debía contemplar a los medios en contra de la sociedad lectora sino que era más exacto discriminar entre ellos y entre sus productos. Es decir, se debía diferenciar entre medios y emisiones, entre una “buena” película o una “mala” (Castells, M., 1973). No olvidemos que es la década de la nouvelle vague, y no lo olvidaban los docentes que hablaban desde este paradigma. Según Masterman este paradigma pecaba de “paternalista” porque continuaba siendo “evaluador”. Y además había siempre una “peligrosa” tendencia a identificar lo bueno con los gustos de las “clases medias y los malos con los de las bajas o lúmpenes” (Masterman, L., 1998, p. 37).

    Toda la década de 1970 se puede considerar como el escenario de la puesta en discusión del paradigma “del arte popular”. Desde la llamada Escuela de Birmingham, Stuart Hall señala que fue, también la del 70, la década del auge estructuralista, especialmente en el área de la semiótica y de la ideología. ¿Cuáles fueron los aportes de la semiótica?

    Para Hall han sido los siguientes: el cuestionamiento de que entre los medios y la realidad exterior no se presentan problemas analíticos. En el sentido de que los medios, para la semiótica, dejaban de ser “ventanas” del mundo exterior y pasaban a ser sistemas de signos. Que había, por supuesto, que leer críticamente. Masterman recuerda que la semiótica ayudó a establecer el principio de no-transparencia. Y ayudó a establecer el concepto de representación. Los medios se ocupan de representaciones y no de realidades. Porque los significados de los medios no pueden separarse de la forma en que ellos se expresan.

    Esta “política de las representaciones” dio origen al tercer paradigma, que se centró, durante buena parte de los años 80, en las cuestiones de la política y del “poder”. Si Roland Barthes analizaba un pelea de catch o un número de strip-tease en su obra clásica, Mitologías, estaba oponiéndose directamente a los gustos y valores culturales establecidos por la elites occidentales. Y “la semiótica así había minado, de un golpe, la distinción que parecía inmutable entre lo que tenía valor cultural y lo que sólo poseía un atractivo superficial” (Masterman, L., 1998, p. 39).

    El tercer paradigma trajo, según Masterman, un nuevo campo de análisis de los medios y sus productos. Donde debemos entender que ya no serán comparados con la literatura sino de modo intrínseco, y en el que el profesor y el alumno quedaron igualados por los medios, y analizados por ellos desde una “compatibilidad”.

    ¿Qué opción tiene la escuela en relación a una cultura audiovisual avasalladora, que impregna la mayoría de las lógicas y prácticas sociales? Se ha consolidado un consenso precario entre la comunidad de pares académicos, según Mastreman, que la intervención estatal en materia audiovisual es necesaria, aunque al mismo tiempo peligrosa. Peligrosa en el sentido de que los países en cuyo seno el Estado regula el acceso a la información audivisual o escrita, son los alejados del modelo de democracia liberal: la Cuba de Fidel Castro, la China o Corea del Norte comunistas. En Europa, los modelos de televisión pública, si bien con más potencialidades instructivas, no resultan atractivos para un mayor número de ciudadanos, que se vuelca, entusiasta, hacia la televisión privada y sus cruces tecnológicos con el cable y el satélite, según muestran los diarios más importantes del viejo continente.

    Sin entrar a debatir aquí la legitmidad, que se presenta como indudable, de la regulación de los contenidos audiovisuales por parte de organismos especializados, querría dar cuenta de aquello que le compete a la escuela en relación a los medios, siguiendo el texto de Masterman. En Argentina, los problemas regulatorios del COMFER han venido siendo prodigiosamente tratados en la prensa gráfica: "El COMFER no logra intervenir y corregir" tituló el diario La Nación una nota del 29 de octubre de 2002, con motivo de las sanciones económicas al canal América Dos por las reiteradas violaciones al estatuto de ética y moral televisiva. ¿Qué le queda, entonces a la escuela?

    Es oportuno recordar aquí las palabras de Pedro Simoncini, y ponerlas en relación a una educación en medios, siempre desde la “complementariedad” alumno-profesor. Numerosos estudios han señalado, como dice Simoncini en la charla-debate, que uno de los efectos de la influencia de la cultura audiovisual en los niños es el detrimento de la cultura escrita. En un estudio elaborado por el Ministerio de Educación francés, de 100 alumnos franceses, a 35 de ellos la lectura les resulta un tarea laboriosa, al punto de que no llegan a entender el significado total del texto o libro propuesto. La televisión, en este sentido, jugaría un rol devastador en la cultura escolar en general.

    En todo caso, la cultura escrita viene siendo amenazada por cambios más estructurales que los que promueve la televisión, y que se retrotraen a la generación de 1960, tras las innovaciones económicas de la segunda posguerra (Habermas, J., 1989; Castells, M, 1973; Sarlo, B., 1988). Un discurso basado en la negación o el combate de la cultura audiovisual podría convocar, y de hecho, a veces lo hace, el repertorio de ideas y creencias que se unieron para rebatir las influencias de la Modernidad en los siglos XVIII, XIX y XX, según el Habermas de Historia y Crítica de la Opinión Pública. Pero por otro lado, lo que tales críticas muestran es su poco alcance y eficacia, en el sentido que la cultura audiovisual no desandará el camino a partir de ellas (Landi, O., 1996; Sarlo, B., 1988), y el ejemplo del COMFER, en Argentina, es relevante para el caso.

    En palabras del filósofo francés Luc Ferry, la orientación para identificar estereotipos y prejuicios televisivos, mensajes inapropiados, etc., debería ser la contraria a la demonización del medio: “Desde esta óptica, la televisión no debe ser un obstáculo o un enemigo sino una aliada y un desafío: Aliada porque, evidentemente, puede convertirse en una ayuda de la cultura escrita, por su poder democratizador: los distintos soportes podrían servir como excelente ayuda para una enseñanza de calidad, centrada en una cultura clásica. Y un desafío, en el sentido de que la cultura escrita debería demostrar ser más profunda y más atrayente que la de la televisión” (Ferry, L., 1998, p. 550).

    13 Conclusiones

    Del trabajo de análisis que realizamos en la primera parte del trabajo, abocada a un análisis semiótico del talk show, surgió como primera conclusión que resulta dificultoso definir a los géneros televisivos. Ellos se caracterizan por un dinamismo proteico: los géneros constituyen a las (tele)audiencias tanto como éstas los constituyen a ellos en un feedback siempre asimétrico. Establecen protocolos de interpretación para los televidentes, que realimentan los cambios que en el polo de la producción se propondrán y eventualmente realizarán sobre formatos y contenidos.

    Los resultados propiamente comunicacionales del análisis efectuado desde la perspectiva semiótica, como su contraste con la autopercepción que los medios exponen y demuestran, permite llegar a otra conclusión, no por provisoria menos operante: que el talk show media(atiz)a más que otros géneros. Esto es así porque -podemos concluir- es un “género de segundo grado”.

    A diferencia de otros competidores en la retórica y la praxis de la medi(atiz)ación, como los programas televisivos que se movilizan en formatos de “periodismo de investigación”, el talk show coloca a la noticia en un segundo plano. No busca a la noticia como en la novela policial clásica (“de enigma”) se buscaba al asesino, sino que el talk show parte de asumir un conocimiento de los datos. Los espectadores pueden ignorarlos, sí. Pero cuando es así, el programa ofrece desde su comienzo una sinopsis, que es una breve reelaboración artística de la noticia. Es lo que comprobamos en el programa de talk show elegido como testigo, “Entre Moria y Vos”.

    Un punto nodal que se desprende como conclusión de esta investigación es la tendencia recurrente del talk show, postulada como hipótesis de trabajo y constatada en “Entre Moria y vos”, a ficcionalizar. El talk show “ficcionaliza”, antes que procurar dar cuenta -desde luego que ficcionalizando también- a la manera naturalista o realista, de una realidad, a la que el propio programa considera o propone, por momentos, como inverosímil. La conductora intercala palabras en inglés, aclara y comenta rasgos hiperbólicos de los participantes y sus conflictos, juega con elementos muy alejados de sus cruentas realidades, habla con un tono estilísticamente chabacano que a veces es burla -distanciamiento- y a veces empatía -proximidad-, sus aclaraciones, siempre brillantemente contradichas por los hechos, de que esto no es "ejemplo de nada"). Al talk se suma el show: los videos que preanuncian a los participantes, el diálogo cómplice con la tribuna, las producciones de vestuario, el gong oriental, las luces y música que simulan una disco, la pasarela, el "escenario" de la vida, las risas, etc. De esta manera se produce una operación semiótica doble: por una parte, el show verosimiliza (la noticia base, contingente, debe ser percibida como auténtica y verdadera), pero por otra convencionaliza (encodifica en formas, eternas, que son las propias del programa). De este modo estructura su juego de opuestos: cercanía y distancia, identificación de los espectadores y fascinación de los mismos basada sobre la diferencia.

    El pretendido sentido "verdadero y cotidiano" del género se ve aquí puesto en juego por las marcas enunciativas, en una especie de espectacularización de "la demagogia de lo espontáneo", según señalan los críticos consultados. Y si, en una primera instancia, "Entre Moria y Vos" estaría más del lado de la construcción antes que del de la representación de la realidad -aunque haga de esto, por otra paradoja aparente, su leit motiv- se deberán probar empíricamente, en la recepción, los efectos que se le adjudican al género, y al programa, en términos de influencias sociales negativas.

    El talk show encuentra entonces su especificidad media(tiza)dora no en la búsqueda de la noticia, sino a partir de ella. Concluimos que el carácter de secundariedad le es constitutivo al género. La noticia no es aquí la noticia, sino qué se dice o, mejor, qué se hace con ella en el futuro pragmático que abre e inclusive inaugura. Esta conclusión permite explicar un concepto que obra cada vez con mayor fuerza y efectividad tanto en la creación de programas televisivos -polo de la producción- como en la crítica especializada de televisión -polo de la recepción-. Se trata del concepto de "infotainment" (por su nombre en inglés), esto es, la suma de "information” + “entertainment".

    El talk show, según nuestras conclusiones, puede incluirse en esta taxonomía comercial-productiva-crítica del infotainment. Constituye el caso a un tiempo princeps y paradigmático. En un análisis que excede los objetivos de esta investigación, pero que citamos concurriendo a una perspectiva comparativa, podemos constatar que una tendencia muy reciente entre comunicólogos especializados en televisión es la de anticipar un desplazamiento de la information al infotainment, y aun un reemplazo de la primera por la segunda. Es lo que se analizó, durante los meses de marzo y abril de 2003, con respecto a la “victoria” comercial y mediática de la cadena de televisión norteamericana Fox sobre su rival CNN en la cobertura de la invasión anglonorteamericana de Irak. Los analistas coincidieron en que la capacidad de Fox de convertir a la guerra en materia y punto de partida de un talk show permanente fue lo que aseguró sus superiores ratings. (Cf., muy especialmente, en los meses citados, la cobertura de los medios televisivos norteamericanos en la prensa gráfica francesa -la más extensiva, en los diarios Le Monde y Libération-, con importantes entrevistas a comunicólogos).

    El talk show, según podemos concluir, escenifica la noticia. Rompe, a su vez, los límites de lo público y lo privado, con las consecuencias que los especialistas en medios se han encargado de refrendar. Pero esta ruptura no es políticamente apacible o semióticamente indiferente, sino que es percibida por los telespectadores precisamente como una ruptura. El telespectador mira para ver que algo se rompe. Es el simulacro o aun la puesta en acto de una experiencia liberadora. “Voy a decir, en público, que mi hijo es gay y que yo (su madre, su esposa, su novia, su vecina) lo deseo”, es la síntesis que ofrece “Entre Moria y Vos” de la violación de las fronteras que separan lo privado de lo público. Con rara autoconciencia genérica, el talk show alienta la transgresión. Emplea con deliberación un vocabulario transgresivo: el talk show invita, explícitamente, al exhibicionismo y al voyeurismo, pero lo hace a sabiendas, porque es una asimetría constitutiva y una premisa comercial, de que los exhibicionistas son muy escasos y los voyeuristas la mayoría. Esto permite formular las reglas del pacto de lectura que propone, que son las mismas que gobiernan su producción genérica, y que están basadas sobre una íntima contradicción: “Resuelvan (en las tribunas, en el otro lado de las pantallas) el dilema de esta gente que es como ustedes, pero (sin embargo) vean qué fascinantes (radicalmente distintos) que son porque muestran lo que muestran”.

    Contrastadas con las premisas de Estudios Culturales, las opiniones de los especialistas en medios convocados parecerían alarmistas. En el sentido que seguirían siendo presas de una concepción más bien omnímoda de los medios de comunicación, y de la televisión en general. De una concepción determinista en sus presupuestos sobre las relaciones entre medios y sociedad, donde los primeros (fuertes) proponen a la segunda (débil) modelos nuevos y dictan un curso de acción transgresor. Sin embargo, como ha podido verse en nuestro excursus, hemos citado estudios que, desde otros valiosos puntos de vista, dan lugar a cierta preocupación en torno a la influencia de la cultura audiovisual en detrimento de la cultura escrita.

    Un camino a la investigación empírica se abre a partir de nuestras conclusiones teóricas. Lo que investigadores posteriores podrán proponerse demostrar es aquello que planteó el comunicólogo David Morley, centrado en los Estudios Culturales: la fundición -en términos del semiólogo Eliseo Verón- de los textos y sus audiencias. El estudio de la audiencia debería indicar hasta qué punto los efectos del talk show son los que le atribuyen los especialistas en medios convocados en este trabajo, cuáles son las relaciones y nexos de ida y vuelta que se establecen entre medios y teleaudiencias y entre éstas y el contenido y formato de programas y formatos específicos.

    El análisis propiamente comunicológico permite concluir que el talk show, este género de “segundo grado”, se ha erigido en “género de géneros”. Esto surge tanto del análisis semiótico de sus rasgos constituyentes, como del estudio de su recepción en las teleaudiencias en general y entre periodistas y críticos en especial. Se ha convertido en un modelo de todos los otros géneros. Esta es una tendencia que se advierte en la programación. Este dinamismo es deplorado, con una visión nada neutral y fuertemente valorativa, como una “canibalización” que resulta de manera inexorable en “televisión basura”. El talk show ha creado un nuevo régimen, un nuevo sistema de entender la televisión. Que es una nueva forma de cómo se ve televisión, en sociedades cuya cultura audiovisual es muchas veces dominante.

    14 MORIA CASAN, EN LA TRASTIENDA DEL MAS BIZARRO TALK SHOW DE LA TELEVISION ARGENTINA

    'Talk show'

    “Yo para esto tengo oficio, instinto y psicología”

    El estudio de América se puebla tarde a tarde de historias espeluznantes, puntuadas por una tribuna que no perdona y una conductora con pulso para convertir en show el recuento de miserias. “Encuentran la frutilla de la torta de su vida en su victimización pública”, dice Moria sobre sus visitantes.

    El estudio de Moria es escenario de historias increíbles.

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    Por Mariano Blejman

    El truco está en la misma Moria Casán. La dama se desempilcha con vehemencia en cámara y sus invitados la siguen como si nada. “Esto es un poco border”, confesará hacia el final de la jornada. “Mi programa está entre la comedia y el drama, aunque hay días en que es casi risueño. Porque hay tanta desmesura en la exposición, en contar, en manifestar sus miserias. Esto es como el `sé gual' de minguitolandia. Da lo mismo acostarse por un electrodoméstico que no hacerlo.” La tarde de Moria tuvo a embarazadas que confesaron que no querían cuidar a su bebé, mujeres que contaron que engañaban a su esposo con su cuñado, hijas que se acostaban con sus madres desatendidas cuando el padre marchaba al trabajo. Página/12 presenció el backstage de “Entre Moria y vos”, el último talk show vivo de la Argentina, para tratar de encontrar la clave: ¿Cómo consigue Moria esas historias de neorrealismo decadente extirpadas del gran Buenos Aires?

    Moria comienza, como siempre, por contar su propia vida: “La revista Paparazzi me hizo una nota. Dice que quiero ser mamá de nuevo. Y mejor que lo cuente yo antes de que se enteren por los medios”. La ecuación de Moria es así: antes de que se enteren por ella misma en otro medio, lo cuenta ella misma aquí. La historia que presencia este diario es más que curiosa: Haydée es una muchacha mañosa decidida a entregarle su cuerpo a Diego, una inmensa -sobre todo por su peso- víctima que obtuvo sexo engañado a cambio de algunos electrodomésticos, un televisor y algo de plata. “Ella me ama”, cree Diego al principio. Haydée, la polémica inquilina de su corazón, tiene el consentimiento de su esposo para la trampa. “Mientras sucedió yo vivía tranquilo”, dirá el esposo más tarde. La madre de Diego se opone a todo el asunto. Ahora estalló el escándalo que sólo Moria y su tribuna podrá resolver.

    El show es siempre una puesta en escena. Esta vez con el intento de crear un relato devaluado y en crisis de personalidad. Neosurrealismo. En el primer bloque, después de contar sobre su pretensión de embarazo, la tribuna le pide a Moria “¡Que confiese!” Y ella lo hace: “Sí, es cierto que estamos queriendo esas cositas”. Tener pancita de nuevo, casarse más tarde, darse los gustos que ya se dio con Sofía Gala. Moria, alguna vez estudiante de psicología y abogacía, sabe que su discurso se lee en distintos niveles. Y luego se arrepiente de los detalles: “No les cuento nada más. Compren la revista”. Moria está desatada, como loca. “Qué maravilla que hoy no se le acople el pito”, le dice al director. El doble sentido es uno: amar y odiar a su entorno, pellizcar el inconsciente televisivo para lograr que alguien le cuente una historia. Comienza hablándole a la tribuna: “Parece que tuviéramos una relación inmunda pero es fantástica”. Saluda a sus camarógrafos, que la acosan por varios flancos “como siempre me gustó” y al locutor en off que analiza con crudeza la verborragia de los otros.

    El sainete de las 18 se abre, telón arriba. Moria acusa: “Esta es la vida: unos se enamoran, otros no se enamoran, unos despluman... Arremeten con el parche en el ojo y frente a eso los piratas tiemblan. A Dieguito no sólo le robaron el dinero, también el corazón”. Filosofía entendible y a buen precio. Ahora sí, el primer acto con un “tape” de Haydée: “Estábamos muy mal de plata y mi marido me dijo `¿te gusta?'. No, pero tiene algo de efectivo. Un día nos pusimos a hablar y bueno. De todo me dio. Iba, me acostaba, le pedía plata y siempre me daba. Pero ojo, yo también ponía de lo mío. Nada gratis”. El programa vuelve al piso con inquisición de la tribuna: “¡Te prostituiste!”. Moria Casán interviene: “Vos preparabas tus cheques, tenías siempre la chequera dispuesta”, hiere. La diva suele hacer de abogada incisiva. Más tarde dirá a este diario: “Yo tengo un reloj interno que me marca cuándo tengo que encararlos. Tengo oficio, instinto y psicología. Los dejo reposar, pero luego los escarbo. Tienen una cosa tapadita que les dispara otras cosas y yo las aprovecho”.

    Segundo acto: la madre. Ogro de Haydée y protectora de Dieguito, quien reclama, obviamente, su televisor. Y no es que quiera ver el Mundial:quiere la tele, ama la tele. Por eso, claro, está aquí, como último recurso desesperado. “Mire Moira (sic), quiero que me devuelvan todo y se vayan del barrio”: el tan mentado Dieguito al fin entra en escena, aunque casi no entra en la silla. “Estoy enamorado, pero ella no abandona al marido”, declara. Ni se miran, pero él remarca: “Sólo ella y yo sabemos lo que hemos vivido en la cama”. La platea los imagina revolcados y los castiga con sus dardos lacerantes de comentarios impropios. Nadie escucha a la teleplebe.

    El programa va a un corte. El locutor sentencia: “Su madre le reveló que todo era un complot y hoy quiere que se lo devuelva”. Quien dice la frase, oculto, oficia de partenaire insospechado, de analista de barbaries para su propia carrera de estudiante avanzado. Aprovecha su trabajo de laboratorio para analizar perfiles, identificar estereotipos, anotarlos en un papelito y luego, en casa, reflexionar sobre ellos. En la tanda, la bronca se amaina recién cuando una de las seis productoras de “Entre Moria y vos” se mete en el medio, como para calmar los ánimos.

    Detrás de escena, con la celosa guardia de otra productora, está el esposo. “Ahora es cuando se arma el quilombo”, desliza un asistente de piso al cronista. ¿Cómo sabe? En el plató no hay atisbos de fraude televisado o impostación, pero cuando aparece el temido personaje que encarna al mal, todo se tiñe de roña. A veces, la ensalada de opiniones cruzadas viene acompañada de bofes, verbales y de los otros. Todos los jugadores ya han pisado la cancha: Moria, Haydée, la Madre, Dieguito y por último el marido, cómplice de Haydée. “¿Y ustedes por qué me acusan de cómplice?”, enfrenta a la tribuna, que se le ríe con un tono general en el que impera el sarcasmo. Y efectivamente, tal como se preveía, se arma: los participantes dejan su asiento, se vuelven a sentar y gritan. Cuando todo parece fuera de control Moria, impoluta, interviene: “A este programa lo van a agarrar para la Real Academia Española. La mujer le dijo `prostituta baja' a Haydée”. Moria se ríe de sí misma.

    La niña traviesa de Haydée se defiende: “Le hice el amor, pero el amor lo finjo”. Y no piensa devolverles la tele, pero se quiebra. Las luces descienden en el estudio. Un riachuelo de lágrimas cae por las mejillas enrojecidas de los invitados: “Señores -se para y espeta Haydée- ustedes tienen para comer. ¡Yo no tengo qué comer!”. La tribuna, embravecida, la enfrenta y la trata directamente de gato. La crisis se hace presente de una vez. Y el marido de Haydée pide, sin vueltas, a Moria: “¡Dame laburo vos!”. La diva se defiende: “No tengo por qué darte laburo. No soy el Ministerio de Bienestar Social”. Griterío seguido de mensajes telefónicos. Moria los lee de corrido: “Que se invente una vacuna para toda esta gente”, dice un televidente.

    ¿Por qué la tele? La pregunta se desentraña entre los presentes. La madre de Haydée dirá que viene por una solución. Moria, en cambio, dice: “Necesitan un minuto de gloria. Miran casos menores y se identifican. Encuentran la frutilla de la torta de su vida en su victimización pública”. María Teresa Faisal, productora ejecutiva del programa, tiene una visión pragmática: “Las historias están en todos lados. La diferencia es quién quiere venir a contarlas y quién no. Siempre hay un amigo engañado, un familiar con una amante o alguien con doble vida. Mucha gente con cierto nivel adquisitivo lo confiesa con sus amigos en el bar, en el psicólogo o en el cura. Otra gente confía en Moria”.

    La rueda de la fama se acaba para los invitados a las 19. Diego y su madre se van por una esquina, la pareja sale por otro. Ya se encontrarán en el barrio y seguirán en contacto con producción “por si pasa algo”. Algunos casos han terminado en contención psicológica. Pero los 15 minutos de fama vuelven a ser para Moria, eternos. “Oia, mirá...”, descubre la diva en el monitor. Levanta la cabeza y se mira en el noticiero de América que informa: “Moria quiere ser mamá”. “¡Qué te dije!”, le anuncia Faisal, su productora. “Te dije ayer en el camarín que la noticia era una bomba. Te aviso, tenés a `Rumores' en la puerta”. Y Faisal deja saldada la duda:”Los testimonios no se pagan. Algunos se llevan un vale de supermercado, tipo ticket canasta. Otros sólo se llevan los aplausos”.

    14.1 Descripción del programa

    Programa: Entre Moria y Vos

    Horario: de lunes a sábados de 18 a 19hs por América Dos

    Conducido: por por Moria Casán

    Tema: el público le cuenta a Moria sus problemas, sus dramas y sus alegrías... ¡Sus vidas!. ella escucha, comprende y se solidariza".

    El programa se basa en el testimonio de varios testigos-participantes (personas desconocidas de un nivel socio-económico bajo) a fin de un conflicto entre dos o más personas, la conductora intenta mediar y llegar a una solución, hay una tribuna (que es siempre la misma de gente no famosa ni profesional) que juzga a los testigos y participa en un debate con ellos. Si se producen agresiones físicas (como es habitual) un asistente de producción o camarógrafo separa a los involucrados. A los testigos se les ofrece ayuda psicológica al final de la emisión, no hay una intervención de un profesional durante la misma. El público opina mediante mensajes telefónicos leídos por la conductora, a favor o en contra de los testigos. Familiares o amigos de los testigos participan telefónicamente o desde la tribuna para ayudar a su conocido o sentenciar a su enemigo.

    La rutina diaria es: la conductora abre el programa con una introducción al tema a tratar y sobre los testigos, se pasa un video de los testigos donde cuentan sus problemas desde su casa, aparecen los testigos y se sientan en "el escenario de la vida" , la conductora siempre desde abajo del escenario les pregunta porque asisten al programa y comienza el debate, aparecen más individuos para defender o acusar a los testigos o participan vía telefónica, la conductora hace participar a la tribuna que opina y genera más disturbios. Se haya solucionado el conflicto o no, a las 19hs el programa finaliza.

    Los temas tratados giran entorno a las relaciones entre familiares, vecinos, amigos, conocidos, etc, que generalmente siempre son de un mismo sector social. Se basan en la identidad sexual, conflictos de pareja y familiares. Son controvertidos y escandalozos, no son asuntos que le sucedan a la mayoría de la población. Algunos temas son:

    "soy gay y no acepto que mi hijo sea travesti"

    "mi marido me engaña con un travesti"

    "mi mamá me arruinó la vida"

    "mi hermanastro tiene mujer pero me desea"

    "tengo mujer, amante y no me alcanza"

    "siempre me mintió: no es mi padre y es gay"

    "me enamoré de mi sobrino aunque esté embarazada de mi marido"

    El atractivo del programa es el escándalo provocado por los controvertidos temas que llegan al limite de la perversión, indecencia, etc.

    Moria Casán es un personaje mediático que llama la atención del publico por si mismo, no es irrelevante que la conductora sea ella quien ya tiene un repertorio de programas y episodios polémicos en su vida. El año pasado incursionó en los talk show con "Amor y Moria" haciendo famosa la frase "si queres llorar, llorá". Anteriormente condujo con gran éxito y repercusión "A la cama con Moria" donde invitaba a políticos y famosos a una cama donde los entrevistaba sobre su vida íntima. No cumple un rol de conductora escucha o mediadora, no es pasiva su acción, juzga, defiende y ataca a quién desea. Toma una victima con la que se solidariza y un victimario al que ataca. Busca crear escándalos, provoca discusiones, peleas, disturbios entre los testigos presentes, sus familiares y la tribuna. Si bien los casos ya se presentan agresivos, violentos y degradantes la conductora se encarga de aumentar el escándalo, las agresiones y humillaciones.

    No sólo conduce Moria Casán, además, siempre provoca (con su figura, su mirada, sus movimientos, su ropa, sus palabras). Mueve sensualmente su cuerpo, se acerca a los testigos masculinos más de lo debido. Su vestimenta siempre es por demás ajustada, estrafalaria, corta y escotada. Usa trasparencias y colores vivos.

    Notamos una clara discriminación a los hombres, la conductora no los escucha ni defiende como a las mujeres a quienes privilegia en las discusiones. Antes de escucharlos ya los juzga y critica, tiene la discusión perdida antes de comenzar. El feminismo aparece de la forma más burda y grosera.

    Los participantes (testigos) en este programa, previa selección de los productores/emisores del programa, son representantes

    de un determinado grupo social. Estos programas por sus características de relato oral, actualizando un pasado, pueden llegar a proporcionar o afianzar, de forma inconsciente pautas de comportamiento, de solución de problemas o en la mayor parte de los casos de elusión, evitar determinados comportamientos que no son aceptados socialmente (por ejemplo maltratos fisicos, estafas económicas y emocionales, abandono de hijos, etc.).

    Por otra parte, nos encontramos ante un tipo de receptor que desea ver expresados en la televisión aspectos de la realidad que lo rodean, pero no una realidad lejana espacio-temporalmente y con la cual no se identifica, sino con una realidad y unos "héroes" y sobre todo "antihéroes" salidos de los mismos ámbitos a los que pertenece él mismo y que percibe como más próximos y pertenecientes a una realidad mucho más cotidiana y doméstica que otros textos audiovisuales, como los informativos.

    El hecho de que estos programas tengan una gran componente oral contribuye en gran medida a aproximarse a la recepción, ya que aún hoy en día se le sigue otorgando socialmente mayor credibilidad a este tipo de comunicación "interpersonal", relatos de amigos, vecinos, etc.

    Consideramos que el receptor ante estos programas actúa apropiándose de la experiencia ajena pero sin analizar las condiciones de la experiencia, ya que, se olvida que la televisión descontextualiza los acontecimientos.

    El papel del conductor es importante ya que es quien tratará, en todo momento, de destacar los elementos del discurso que mejor se ajusten a la construcción del relato que se quiere construir desde la televisión. De esta manera actúan, por ejemplo, las preguntas directas de la presentadora y los rótulos sobreimpresos en pantalla que destacan (y con frecuencia modifican) elementos relevantes de la narración oral. El conductor espectaculariza hasta su simulación de improvisación y espontaneidad. Hace preguntas insidiosas y manipuladoras, interrumpe a los testigos, da muestras de afecto a los participantes que se sienten mal emocionalmente, etc. Es la combinación de su función como periodista y el papel de actor.

    Otro elemento destinado al mismo fin serían las intervenciones telefónicas de personas relacionadas con los casos que se tratan. Estas intervenciones pueden ayudar, y de hecho así lo hacen, a la construcción de la imagen pública del ejemplo participante en el programa.

    Siempre se encuentra un panel (de psicólogos, periodistas, etc) o tribuna que opina y juzga la situación. Generalmente hay un psicólogo que analiza la situación y aconseja a los testigos-participantes.

    Los participantes, además de sobreactuar y exponer sus emociones y acciones. llegan en algunos casos a la representación de actitudes violentas: de cólera, amenazas e incluso a agresiones físicas.

    Otro aspecto importante de estos programas es que le dan la posibilidad al telespectador de poder ser testigo en directo de los conflictos y sucesos de la vida de otro

    15 Anexos

    15.1 Entrevistas

    15.1.1 Conductora: Lía Salgado

    1 ¿Cuál le parece que es el mérito de los talk shows?

    Desbaratar los prejuicios sociales. Se trabaja con la gente y ésta tiene acceso a la televisión. De esta manera la TV no queda sólo para cinco o seis ideólogos. El talk show es un lugar donde la gente puede contar sus problemas y se trata de llegar a un acuerdo. Refleja la realidad que vivimos, le guste o no a algunos intelectualoides que se vean reflejados ahí.

    2 ¿Los talk shows reemplazaron a las telenovelas?

    Es posible, porque la realidad es más fuerte que la ficción. Lo que les sucede a los participantes del programa nos sucede a todos. Los que nos critican son falsos intelectuales que no soportan ver reflejada en la pantalla a la gente sencilla contando su historia. Prefieren sentarse a teorizar sobre la vida de otros. La verdad es dura y es difícil bancársela. Los intelectuales de verdad aceptan el programa.

    3 Las pantallas llenas de talk shows, ¿no denuncian la mediocridad de la televisión?

    Puede ser. Pero ya que está la moda, hay que aprovechar y hacer algo bueno. Lo que falta es la buena televisión. La que trataba los temas con más seriedad, con más profundidad. Ahora es todo light, sin alcohol. El alcohol lo ponemos nosotros con los talk shows, y muchos no se lo bancan.

    4 ¿No es una forma de meterse en la vida de la gente por la ventana?

    No lo siento así. Pienso que los estoy ayudando, que cumplimos un rol social. La gente que viene tiene la posibilidad de hablar de cosas que en la casa no puede porque se agarran a las patadas.

    5 Aunque tengan que asumir el riesgo de que se haga público.

    Sí, en alguna medida. Pero es lo que la gente plantea cuando viene. La atracción no es la televisión, en realidad. Es gente muy sencilla, sin posibilidades ni amparo de las instituciones. En muchos casos no conocen los derechos que tienen.

    6 ¿No sería mejor sugerirles que hagan algún tipo de tratamiento psicológico?

    En muchos casos no quieren. Nosotros tenemos establecidas redes solidarias fuera del programa, pero a veces no aceptan participar. Además, el psicólogo no entra en su universo.

    7 ¿Considera que su trabajo es periodístico?

    Lo que hago es periodismo. Es investigación y tengo que preguntar y repreguntar y ahondar en las respuestas. En todo caso, no es periodismo de actualidad. Yo pregunto lo mismo que cualquier otro ante un hecho, no interpreto. Es algo muy concreto.

    8 ¿Cuál es su límite?

    El que me fue dando la experiencia. De los errores aprendí cosas que no tendría que haber hecho, como llevar a Samantha o hablar de temas sexuales en un horario inadecuado. A veces me lanzo, no me controlo. Reconozco que hay un juicio moral de parte mía. Sucede cuando determinada persona no se anima a plantear lo que piensa, como decirle a un hombre "¡pero vos sos un caradura!", cuando su mujer no se atreve a hacerlo. Cuando me equivoco lo digo, pero si la situación es muy perversa no puedo callarme.

    9 ¿No es muy fino el hilo de la ética en esas situaciones?

    Es difícil saber hasta dónde ahondar. Mi límite es no quebrar a la persona. Las excepciones son cuando viene gente como el pastor Giménez, que le vende buzones a la gente. Ahí me veo obligada a ir a fondo.

    10 La fórmula parece ser "cuanto más dura es la historia, mejor es el resultado".

    Hay algo de eso. Supongo que hay morbosidad en la gente que lo mira pero también pasa eso de los que gritan: "Qué horror, eso a mí no me sucede, yo no soy así". Nos pasa todo a todos y por eso se quedan enganchados con el programa. Es un tiempo en el que lo público se ha hecho privado y al revés.

    11 ¿Es difícil manejar la desesperación de la gente por llegar a la TV?

    Lo que pasa es que para la gente la TV es un lugar de pertenencia. Los trabajos, las instituciones, la Justicia, no son seguras y la televisión les da un ámbito. A eso llegó la sociedad, hay que asumirlo.

    12 ¿Cómo se relaciona con los otro talk shows, los ve a menudo?

    No muy seguido, pero son diferentes a lo que hacemos nosotros. El de Karin Cohen seguía la línea de lo testimonial que yo ya abandoné, porque me gusta escuchar todas las voces, no sólo una, incluso las que no me gustan. El de María Laura Santillán no es un talk show, es una especie de remake de "Volver a vivir": llevar famosos a contar su vida.

     

    15.1.2 Laura Oliva

    ¿Que opinión tiene acerca de los talk show?

    Cuando miro talk shows no sé si reírme o ponerne triste

    Siempre tuve ese sentimiento que creo que nos pasa a todos, pero que nadie lo dice", comentó.

    El programa quiere hacer sentir a la gente que está con nosotros, que nos pueden contar sus cosas. Un talk show con humor, recoge este formato que suele tener un registro humorístico, a pesar del objetivo de quienes lo hacen"

    ¿Porque usted elige hacer este tipo de programas?

    La ex "Grandiosas" sostuvo que no tiene prejuicios respecto al género y que, en realidad, es un formato televisivo que frecuentó en busca de inspiración para su faceta actoral.

    ¿Que tipo de programas ve usted por t v?

    Yo soy espectadora de todo, me parece que si trabajo en el medio tengo que ver un poquito de cada cosa. Y no me escandalizo, ni te digo que veo "People+arts" todo el día. He visto talk shows para nutrirme, sobre todo en la época que trabajaba haciendo personajes con (Antonio) Gasalla o Nico (Repetto), eran un semillero

    ¿En que se baso su programa?

    Se baso en explotar el costado tragicómico de situaciones comunes. Al plantearlo con humor, no nos podemos meter en problemáticas demasiado importantes o que tengan que ver con situaciones graves. La propuesta apunto a cosas más cotidianas, problemas que vistos desde afuera uno le va perdiendo el respeto pero que pueden ser difíciles, como que el novio de mi hija adolescente duerma en casa y me coma lo que haya en la heladera y yo no pueda andar en bolas", graficó.

    Por otro lado, la actriz confió en que el ciclo se convierta en una opción "para los que no les gusta ver los programas de espectáculos" o aquellos que quieren ver despelote pero de una manera más familiar, menos recurrente

    ¿Que hay sobre el rating de estos programas?

    Decir que al canal no le importa el rating sería pecar de ingenua. Ellos deben tener sus expectativas y presiones, pero no conozco cuales son. Igual no puedo preocuparme de eso

    15.1.3 Lic. Rosa M Ganga (comunicación social)

    1. ¿Que opina usted de la televisión de estos tiempos?

    La televisión de nuestros días está altamente cargada de los programas que espectacularizan lo cotidiano, exhiben emociones, recrean el dolor y la desgracia y airean las miserias de todo orden.

    Es llamativo el hecho que en la era digital, el placer de mirar, leer, saber de la vida privada se ha desplazado de los famosos a la gente común que se encuentra dispuesta a exponer sus miserias y alegrias frente a millones de desconocidos. A este fenómeno se le ha dado el nombre de TV verdad, Telerealidad, telebasura o reality show.

    2 ¿Qué hay de éxito de este tipo de programas?

    Su éxito y desarrollo se debe a que son productos de bajo costo debido al tipo de producción y a la escenografía fija y sencilla que presentan. Además la TV había llegado a cierta saturación de algunos productos y tenía la necesidad de cambiar y renovar los antiguos géneros de ficción. Estas situaciones dieron lugar a la creación de géneros narrativos no ficcionales, como por ejemplo el de los reality shows donde las personas comunes tiene un lugar para mostrarse ya que no hace falta ser rico ni famoso para aparecer en televisión y ser escuchado.

    Frente a tanto éxito, polémica y controversia, la curiosidad se hace materia en esta investigación. Es por esto que elegimos dentro de los reality show, el subgénero de los talk show donde el testimonio de una persona anónima y sin grandes méritos acerca de su vida es el protagonista. Creemos que este tipo de programas puede ser tomado como objeto de estudio de la sociedad misma, ya que reflejan hábitos, actitudes, comportamientos y aspectos culturales de la misma.

    Buscamos no una respuesta sino claves para un mayor entendimiento de este fenómeno y de nuestra sociedad.

    3 ¿Qué es un. Reality Show?

    Dentro de los reality show se incluyen: los talk show, los docu soap2 , los juegos y concursos que someten a sus protagonistas a todo tipo de humillaciones, los programas de cámara oculta que se zambullen en la ridiculización y humillación.

    4 ¿Qué tipo de público los mira?

    Todos estos elementos resulten muy próximos a los receptores modelo de esta franja horaria, que por sus características (audiencia compuesta por amas de casa, jubilados y desempleados...) buscan en estos programas una representación de hábitos o comportamientos a seguir o a rechazar en determinadas ocasiones, especialmente las conflictivas.

    Generalmente son seguidos por un público amplio. Este público está cautivado por la vida cotidiana desprovista de trascendencia grupal. Lo grupal / lo social es en este género un fenómeno que no requiere esfuerzo alguno de interpretación.

    Es un relato testimonio de la vida del hombre y la mujer anónimos.

    Se da cabida a la gente común convirtiendo la televisión en el reino de los cualquiera

    5 Características tienen para usted los Talk Shows

    Las características que los diferencian del resto de realities se pueden resumir

    a) Se emiten en horario de tarde.

    b) Están destinados a un perfil de audiencia muy concreto y determinado, en su mayoría amas de casa y, en general, personas de edad y desocupadas.

    c) La audiencia generalmente es de la misma clase social que el participante en el programa: media-baja casi en su totalidad.

    d) La puesta en escena en todos los canales de televisión coincide en lineas generales.

    e) Las líneas temáticas en todos los casos son similares: amor/desamor, violencia, sexo, educación, comportamientos negativos en general y se nuclean bajo un título.

    f) Todos los programas muestran públicamente el ámbito privado.

    6 ¿Qué se quiere mostrar en este estilo de programas?

    Por otro lado, se trata de mostrar como natural algo que está totalmente descontextualizado, porque no tiene nada de natural que unas personas de las que no sabemos absolutamente nada lleguen a un plató y se pongan a contar sus intimidades, sin llevar a cabo, en ningún caso, un proceso de contextualización. "

    15.1.4 Horacio Convertini


    (Periodista del espectáculo y editor del Diario Clarín)

    1 Definición de Talk show

    Se conoce como talk show aquellos programas en los que se tratan aspectos de la vida cotidiana, en los cuales el eje esta dado por el protagonismo del relato de uno o varios testimoniantes. Los mismos quedan expuestos en una escena que se monta a modo de show televisivo. Este género se constituye como “el show” de la palabra, en donde “el contar” constituye el atractivo. La temática elegida se exhibe ofreciéndose como producto para ser consumido, promoviendo en el espectador sus inclinaciones vouyeuristas

    2 ¿Como se conforman estos tipos de programas?

    A modo general, la estructura de estos programas incluye los siguientes actores: un grupo de invitados, los protagonistas del show, que exponen su testimonio, un conductor o conductora, un panel con invitados que observan la escena y a veces intervienen de diversos modos (hacen preguntas, dan su opinión, etc.) y, en algunos casos, especialistas en diversas áreas (psicólogos, abogados, sociólogos, según la estructura del programa).

    3 ¿Que temas desarrollan?

    Los programas se desarrollan en torno a distintas problemáticas sociales, familiares o sexuales, tratadas de a una porcada emisión. En muchos casos las temáticas presentadas implican una situación de alto compromiso emocional. De esta forma, la audiencia queda expuesta a problemáticas complejas que, aunque requerirían un análisis mas profundo son abordadas de manera superficial

    4 ¿Que opinión le merece los participantes?

    En cuanto a la situación socio económico de los invitados o testimoniantes podemos mencionar que la gran mayoría proviene de los sectores populares. Una explicación de este hecho podemos encontrarla en que estos programas se constituyen en un espacio que permite a estos sectores, tradicionalmente poco acogidos en la televisión, aparecer y ganar protagonismo en la pantalla. Puede suponerse también que estoes válido, en realidad, no sólo para quienes se presentan a participar del programa, sino también en el de los espectadores, en tanto se identifiquen con los personajes presentados y reconozcan en las problemáticas planteadas sus propias problemáticas.

    Algunos talk shows incluyeron la participación de famosos. Estos testimonios tienen como objetivo mostrar a los mismos desde la situación de su vida cotidiana. De este modo el personaje invitado se vuelve más cercano al público, ya que comparte sus debilidades, sus gustos, sus problemáticas, etc.

    5 ¿Que tendencias o temas presentan estos tipo de programación?

    En los últimos talk shows existió un resurgimiento y una revalorización de la vida cotidiana, en la medida en que aparece cada vez más una tendencia a considerarla como una temática digna de ser tratada y de la cual podrían extraerse enseñanzas. El aprendizaje por parte de los televidentes se fundamenta en la identificación que se produce entre quien escucha y quien relata. Así como en programas de política u opinión ciertos actores sociales encuentran un ámbito de formación, en los talk shows, a través de las experiencias relatadas en los testimonios, otros actores sociales encuentran un modo de aprendizaje que les ayuda a comprender la problemática de sus vidas cotidianas.

    Paralelamente también las temáticas elegidas por este tipo de programas están relacionadas con conflictivas familiares y/o personales. Se ponen en juego aspectos íntimos y particulares de los participantes. Bajo un “título” que funciona como “enganche” para la audiencia, a veces se enmarcan situaciones tan complejas que superan las posibilidades de un abordaje satisfactorio.

    Las temáticas están relacionadas con el ámbito de lo privado, generalmente con los aspectos más íntimos de éste. De este modo nos encontramos frecuentemente con problemas de pareja y/o familiares: sexuales, económicos, sentimentales y de convivencia. Es llamativo, dentro de la oferta temática que plantea el género la ausencia de discusiones con relación a lo político/cívico. Esto hablaría del desinterés que puede observarse en la sociedad actual sobre temáticas de corte más ideológico. De la observación de programas del género se constata que algunas temáticas son recurrentes, otras aparecen con variaciones y combinaciones.

    6 ¿Por qué cree que hay tanto éxito en los talk shows?

    Entre las causas que han hecho que el género se difunda en nuestra televisión, podemos mencionar los siguientes. En primer lugar los talk shows son productos de bajo costo debido al tipo de producción y a la escenografía fija y sencilla que presentan.

    En segundo lugar la TV ha tenido durante muchos años una producción importante de programas de ficción, en sus diferentes géneros. Esta situación trae como consecuencia cierta saturación de algunos productos y la necesidad de cambiar el predominio que hasta el momento existía. Esta necesidad de renovar los antiguos géneros de ficción, ha dado lugar, por una parte, a la creación de nuevas variantes ficcionales, tales como las telecomedias costumbristas, y, por otro, a volcarse a géneros narrativos no ficcionales, como por ejemplo los talk shows y los reality shows.

    Por otra parte, la clásica identificación de los televidentes con los personajes de las telenovelas, comedias o películas se ha visto modificada debido a la necesidad de la audiencia de encontrar referentes más reales y cercanos a los que usualmente presenta la pantalla. Como búsqueda de esta cercanía y esta necesidad se han realizado cambios en los libretos tradicionales y se han conformado caracterización es más cercana a la gente. Asimismo el nacimiento y el crecimiento de los talk shows da una respuesta a dicha necesidad dado que satisface el deseo de ver en pantalla a gente real. Este deseo se ha considerado, desde algunas interpretaciones como una perversidad voyeurista de los espectadores.

    Cerrando con este tema vemos que, conjuntamente con este cambio en cuanto a los géneros televisivos, asistimos a un cambio más profundo en el plano social: la así llamada caída de los grandes relatos quedaban sentido a las vidas de los individuos al incorporarlos a distintas construcciones de sentido, como las ligadas a las creencias religiosas o a movimientos políticos o nacionales. En este sentido podemos decir que vivimos en un momento de la historia que podría llamarse post ideológico. Como parte de esta impronta el crecimiento de los relatos de la vida cotidiana y familiar ha cobrado un lugar preponderante en el modo en que cada uno intenta comprender su propia vida

    15.1.5 María Teresa Faisal
    (Productora general)

    1 Los tal show son puestas en escenas o en caso contrario son verídicos

    María Teresa Faisal, productora general de "Entre Moria y vos", afirma que todo lo que pasa en "el escenario de la vida", tal como en el ciclo denominan al decorado, es auténtico y que si bien puede existir la posibilidad de que alguien esté mintiendo, no es "a sabiendas de la producción".


    2 ¿Que opinión les merece las personas que van al programa? ¿Son actores?

    "Por un lado, en los pasillos del canal, todo el mundo ve a la gente que viene a participar -detalla Faisal-. Incluso hasta en la sala de maquillaje, como son cholulos, se ponen a charlar con las estrellas del canal.

    Por otro lado, si fueran actores yo no tendría que tener de resguardo un programa grabado. A veces el invitado se arrepiente.

    3 ¿Como se hace un programa de estos?

    El trabajo es así: durante una semana se detecta la historia, se la chequea, va un productor al barrio, habla con todas las partes involucradas, cuando está encaminada la historia, se hacen los exteriores en el lugar y después vienen al programa. Ese día en que van a salir en vivo están desde temprano en el canal, se les da un refrigerio, pasan a maquillaje, porque es una forma de asegurarse de que no se van a arrepentir a último momento.

    A pesar de tener en cuenta esto, así y todo, se nos cayó una historia. El tema era "Me acuesto con las amigas de mi hija" pero el hombre del caso, el día anterior, les contó a sus compañeros de trabajo en la fábrica que iba a venir al programa de Moria y ellos le dijeron que si venía a contar eso estaba loco. Y nos dejó plantados."

    4 ¿Como se hace para ser participe de estos programas?

    Para estar en "Entre Moria y vos" primero había que hablar con Moria. En un teléfono de línea , durante las 24 horas, había un contestador con la voz de la conductora que decía: "Hola, soy Moria. ¿Cómo estás? Como a vos, a mí en la vida me pasó de todo. Quiero que me cuentes tu historia, enterarme de lo que te pasa porque vos sos protagonista. Dejame tu nombre y tu número de teléfono. Te quiero escuchar".

    5 ¿Se les paga a los participantes?

    Los participantes de una historia no cobran dinero en efectivo pero como compensación por su tiempo, la producción les da un ticket de supermercado por un valor de compra de 20 pesos.

    15.2 Pág. donde se subió el trabajo practico

    http://www.alipso.com

    http://www.altillo.com

    http://www.resumiendo.com.ar

    http://www.elrincondelvago.com.ar

    En el diario Página/12, 21 de febrero de 2003, p. 16.

    Stuart Hall, “Cultural Studies: Two Paradigms”, en Media, Culture and Society, 2, Londres: 1980. [Traducción al castellano en Causas y Azares, 1, Buenos Aires, Primavera de 1994, p. 28]. Sobre el concepto de cultura, cf . Raymond Williams, Keywords, London: Fontana, 1975 y Terry Eagleton, The Idea of Culture, Oxford: Blackwell, 2001.

    Luc Ferry, La Sagesse des Modernes, Paris: Robert Laffont, 1998, p. 145.

    Un repaso de la convergencia (y las relaciones peligrosas) entre Estudios Culturales y estructuralismo es el que ofrece Alicia Entel en su Teorías de la Comunicación: Cuadros de época y pasiones de sujetos, La Plata: UNLP, 1995.

    Eliseo Verón, La semiosis social: Fragmentos de una teoría de la discursividad, Barcelona: Gedisa, 1993, p. 99.

    Verón, Eliseo, La semiosis social: Fragmentos de una teoría de la discursividad, Barcelona: Gedisa, 1993.

    Herman Parret, Semiótica y Pragmática. Buenos Aires: Edicial, 1993.

    De los espejos y otros ensayos, Barcelona: Lumen, 1988.

    David Bordwell, La narración en el cine de ficción (fragmentos). Barcelona: Paidós, 1991.

    . Cf. David Viñas, Menemato y otros suburbios. Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2000.

    Dominique Walton, 1988, p. 128.

    Casetti y Odin 1990

    Los autores ejemplifican esto último con la transmisión en Turín de un concierto de Madonna y las subsiguientes intervenciones del público emitiendo sus opiniones de la cantante pop.

    Boutier, René, “Un carrefour de discours  , Le JT, 86.

    Moria Casán incursionó, en el 2001, en los talk show con Amor y Moria, donde hizo famosa la frase "si querés llorar, llorá". Anteriormente había conducido con gran repercusión A la cama con Moria, en el que invitaba a políticos y famosos a que hablen, provocativamente sentados en una cama, sobre su vida íntima.

    “Reconceptualización de la audiencia”, en David Morley, Televisión, audiencia y estudios culturales, Buenos Aires: Amorrortu, 1996, pp. 128-132.

    En La Revolución de los medios Audiovisuales: Educación y nuevas tecnologías, Roberto Aparici (Coord.), Barcelona: Quirón, 1998, pp. 29-41.

    en los años 90, debido a la concentración y expansión de los medios audiovisuales y su combinación con toda una nueva generación de dispositivos informáticos y comunicacionales.

    Stuart Hall, “Cultural Studies: Two Paradigms”, en Media, Culture and Society, 2, Londres: 1980, pp. 57-73. [Traducción al castellano en Causas y Azares, 1, Buenos Aires, Primavera de 1994, pp. 27-44.

    En La Revolución de los medios Audiovisuales: Educación y nuevas tecnologías, Roberto Aparici (Coord.), Barcelona: Quirón, 1998, p. 32.

    La Reppublica, 6 de marzo de 2003, p.13; Le Monde, 2 de febrero de 2002, p. 16, Times, 23 de septiembre de 2002, pp. 12-14.

    En Luc Ferry, La Sagesse del Modernes, París: Robert Laffont, 1998, p. 544.




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    Enviado por:Maria Valeria Walter
    Idioma: castellano
    País: Argentina

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