Arte
Surrealismo
Que es el Surrealismo:
El surrealismo es movimiento artístico y literario fundado por el poeta y crítico francés André Breton.
Breton publicó el Manifiesto surrealista en París en el año 1924 y se convirtió, acto seguido, en el líder del grupo. El surrealismo surgió del movimiento llamado Dadá, que reflejaba tanto en arte como en literatura la protesta nihilista contra todos los aspectos de la cultura occidental. Como el dadaísmo, el surrealismo enfatizaba el papel del inconsciente en la actividad creadora, pero lo utilizaba de una manera mucha más ordenada y seria.
En pintura y escultura, el surrealismo es una de las principales tendencias del siglo XX. Reivindica, como sus antecesores en las artes plásticas, a pintores como el italiano Paolo Uccello, el poeta y artista británico William Blake y al francés Odilon Redon. En el siglo XX también son admiradas, y a veces expuestas como surrealistas, ciertas obras de Giorgio de Chirico, del ruso Marc Chagall, del suizo Paul Klee y de los franceses Marcel Duchamp y Francis Picabia, así como del español Pablo Picasso, aunque ninguno de ellos formó parte del grupo. A partir del año 1924 el alemán Max Ernst, el francés Jean Arp así como el pintor y fotógrafo estadounidense Man Ray se incluyen entre sus miembros. Se unieron por un corto periodo de tiempo el francés André Masson y el español Joan Miró. Ambos pintores fueron miembros del grupo surrealista pero, demasiado individualistas para someterse a los dictados de André Breton, se desligaron del mismo en 1925. Más tarde, se incorporó el pintor franco-estadounidense Yves Tanguy, así como el belga René Magritte y el suizo Alberto Giacometti. El pintor catalán Salvador Dalí se asoció en 1930, pero después sería relegado por la mayoría de los artistas surrealistas, acusado de estar más interesado en la comercialización de su arte que en las ideas del movimiento. A pesar de ello, durante cierto tiempo fue el artista más renombrado del grupo. Su personal obra constituye una de las muestras más representativas del surrealismo.
La pintura surrealista es muy variada en contenidos y técnicas. Dalí, por ejemplo, transcribe sus sueños de una manera más o menos fotográfica, inspirándose en la primera etapa de la pintura de De Chirico. Las esculturas de Arp son grandes, lisas y de forma
abstracta. Por otra parte, Miró, miembro formal del grupo durante una corta etapa, representó formas fantásticas que incluían adaptaciones de dibujos infantiles. El pintor ruso-estadounidense Pavel Tchelichew pintó cuadros y también creó numerosas escenas para ballets. En la década de 1940, coincidiendo con el exilio en México de artistas españoles influidos por el surrealismo, así como la visita de Bretón, que recorrió el país acompañado de Diego Rivera y del político soviético Trotski, el movimiento se extendió de forma relativa y limitada entre círculos intelectuales mexicanos (véase Remedios Varo).
La rama surrealista estadounidense está formada por el grupo conocido como Los Realistas Mágicos, bajo el liderazgo del pintor Paul Cadmus. El escultor Joseph Cornell comenzó como surrealista, pero más tarde persiguió una forma de expresarse más individual. Una colección representativa de la obra gráfica de los surrealistas se encuentra en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA).
I. ¿Que es el movimiento surrealista?
A. Un movimiento internacional empezado en París en los años treinta, llevando a la creación de grupos afines en países como Checoslovaquia, Bélgica, Inglaterra y Suiza.
1. André Breton y su Manifiesto del Surrealismo
2. "Los fundamentos del nuevo 'ismo': la reivindicación del subconsciente, la asunción de la doctrina freudiana y la apuesta por el automatismo, sin poder disimular, por otro lado, cierta prevención ante los mismos." (García de Carpí, p.22)
André Breton:
Quien fue el creador de surrealismo?: El creador fue André Breton (1896-1966), poeta y crítico francés, líder del movimiento surrealista. Guardián de la ortodoxia del surrealismo, fue para los otros miembros del grupo un maestro del pensamiento. Su inclinación por las excomuniones y su autoritarismo le valieron el calificativo de “Padre del surrealismo”.
Nació en Pinchebray (Orne); estudió medicina y trabajó en hospitales psiquiátricos durante la I Guerra Mundial. Una vez afincado como escritor en París, se convirtió en pionero de los movimientos antirracionalistas en el arte y la literatura conocidos como dadaísmo y surrealismo, surgidos del desencanto generalizado con la tradición que definió la época posterior a la I Guerra Mundial. El estudio de las obras de Sigmund Freud y sus experimentos con la escritura automática (escritura libre de todo control de la razón y de preocupaciones estéticas o morales) influyeron en su formulación de la teoría surrealista. Breton expresó sus opiniones en la revista Littérature, la principal publicación surrealista, en cuya fundación colaboró junto con Paul Eluard, Louis Aragon y Philippe Soupault y de la que fue editor durante muchos años.
Los manifiestos del surrealismo:
En 1921 publicó su primera obra surrealista, Los campos magnéticos, en la que exploró las posibilidades de la hipnosis. Al año siguiente rompió con Tristan Tzara, el fundador del dadaísmo y estableció la estética del surrealismo en el primer Manifiesto surrealista de 1924. Su novela Nadja (1928), considerada una de sus mejores obras, está inspirada en un encuentro que tuvo con una joven desconocida. Con la publicación del Segundo manifiesto surrealista (1929) llegó la polémica.
Breton, líder incuestionable del movimiento, precisaba la noción de surrealismo y afirmaba que debía caminar junto a la revolución marxista —fue miembro del Partido Comunista Francés desde 1927 a 1935—; por lo tanto, condenó y expulsó del grupo a todos aquellos que no coincidían con sus ideas; entre los excomulgados se encontraron Roger Vitrac, Philippe Soupault, Antonin Artaud y Robert Desnos. En 1937, en un viaje a México conoció a Trotski e, influido por el trotskismo, redactó otra vez el manifiesto con el título de Manifiesto por un arte revolucionario independiente y, en 1941, publicó el Prolegómenos a un tercer manifiesto o no, conocido también como Tercer manifiesto surrealista.
La obra poética de Breton, Claro de tierra (1923), La unión libre (1931), El aire del agua (1934), Estados generales (1943), Oda a Charles Fourier (1947), entre otros poemarios, se caracteriza por la utilización del verso libre, dislocar la sintaxis y una sucesión de sorprendentes metáforas que surgen —en palabras del autor—”como esas imágenes del opio que el hombre no evoca a no ser que se le ofrezcan espontáneamente”.
Sus artículos críticos los reunió en los libros Pasos perdidos (1924) y Punto del día (1934). Dejando aparte los manifiestos, escribió otras obras teóricas y, por supuesto, polémicas, como Posición política del surrealismo y Cuando los surrealistas tenían razón (1935). Su interés por los lenguajes irracionales se refleja en el ensayo El arte de los locos, la llave de los campos (1953. Además contribuyó a valorar géneros literarios y escritores despreciados o poco conocidos, gracias a la publicación de la importante Antología del humor negro (1940) y los homenajes que realizó a poetas como el marqués de Sade, el conde de Lautréamont y Arthur Rimbaud.
La palabra. surréalisme es un término francés compuesto del prefijo sur y el nombre réalisme. La primera vez que aparece es en el título de la obra de Apollinaire "Las tetas de Tiresis. Drama surrealista". Su traducción sería algo así como "superrealismo" o "sobre el realismo". De esa forma querría dar a entender el arte que está más allá de la realidad. De hecho en un principio la traducción española citaba "Superrealismo" o "Sobrerealismo". Hoy día ha permanecido el término Surrealismo, que no se debe confundir en la traducción española como "subrealismo", lo cual distorsionaría completamente el sentido de la palabra.
EL SURREALISMO
En 1294 se publicó en París un manifiesto que despertó sumo interés en toda una joven generación de escritores, músicos y pintores. Numerosos artistas atraídos por las razones de su autor, se inspiraron en su extraño mensaje y crearon un conjunto de obras desconcertantes, pero llenas de fuerza, que transformarían radicalmente los presupuestos tradicionales. Se trataba de los surrealistas.
Su portavoz y guía, autor del manifiesto de 1924 era André Bretón, poeta francés interesado en las ideas de Freud. Bretón creyó percibir una afinidad entre el arte y la locura cuando atendía a los heridos durante la Primera Guerra Mundial. Más tarde intentó penetrar en su propio subconsciente y se interesó por las ciencias ocultas; practicó el espiritismo, estudió la hipnosis y trató de escribir en estado de trance. En 1921 publicó en unión de su amigo el poeta Phillippe Soupailt, los primeros "escritos automáticos", una colección de fragmentos literarios, futuro de ensueños subconscientes, reflejados en palabras e imágenes cuyo orden y significado procedían al azar.
Tres años después Bretón publicó el "Manifeste du surréalisme", que exponía su filosofía del arte como expresión del subconsciente, "Debemos romper las ataduras a la razón", declaraba. Había que desechar toda pretensión formal; el artista debía convertirse en "mero mecanismo de grabación de sus sueños". Quienes estuviesen dispuestos a crear, "libres de control de la razón", hallarían una nueva "realidad absoluta o superrealidad".
Bretón no fue el primero en percatarse del poder misterioso de lo irracional y de la omnipotencia de los sueños. La inspiración surrealista se había manifestado hacía siglos en las fantasía góticas de Hieronymus Bosch (El Bosco, pintor flamenco del siglo XV), en los "sueños" y "pinturas negras" de Francisco de Goya, en el siglo XVIII, y en las visiones de pesadillas del escritor estadounidense Edgar Allan Poe . En Francia, Charles Baudelarie y Arthur Rimbaud fueron los predecesores inmediatos del surrealismo, así como el conde de Lautréamont y Guillaume Apollinare.
Pero el oráculo del movimiento, el teórico cuyas enseñanzas revolucionarias sirvieron a Bretón para su programe, fue Sigmund Frud, primero en destacar el papel decisivo que desempeña la memoria y el subconsciente en el comportamiento humano.
Freud entendía que la mente consciente, condicionada por las convenciones sociales, ofrece una imagen limitada y engañosa de la personalidad, y que en el nivel más profundo de los sueños los hombres expresan sus deseos y preocupaciones, mediante un lenguaje oculto de símbolos y asociaciones.
Freud también se interesaba por el arte y escribió amplios ensayos sobre la "Monna Lisa" de Leonardo de Vinci, y "El Moisés" de Miguel Angel; buscaba en estas obras indicios ocultos que revelasen el mundo interior de sus autores. Sin embargo, nunca preconizó el tipo de experimentación que propugnaba Bretón. De hecho, éste halló bastante indiferencia en Sigmund Freud, cuando en 1921 le habló de su exploración artística del subconsciente.
Predecesor inmediato del surrealismo fue el dadaismo, movimiento artístico anarquista que nació en medio de los horrores de la Primera Guerra Mundial. En 1915 se reunieron en Suiza, país neutral, un grupo de jóvenes pacifistas de toda Europa que huían de la contienda. Durante largas horas de conversación en los cafés de Zurich, numerosos artistas y poetas se persuadieron de que la guerra y su secuela de horrores eran consecuencia inevitable de una civilización corrompida y excesivamente industrializada. Los dadaistas (como se denominaron a si mismos) llegaron a la conclusión de que el progreso, el nacionalismo, el materialismo, el colonialismo y otros valores de Occidente, constituían la raíz de los males. Su tarea había de ser erradicar tales valores y poner de relieve lo absurdo de los dogmas y de las teorías. Un mundo que había sido asolado por la guerra no tenía sentido y, en consecuencia, el arte tampoco debería tenerlo.
Este tratamiento revulsivo para la humanidad demente se extendió enseguida a otros centros de cultura. Al concluir la guerra, existían dadaistas en Madrid, Berlín, Hannover, Colonia, y Nueva York. Hacia fines de 1919, Tzara llevó a París el movimiento "dada" cuyo nihilismo atrajo la atención de escritores jóvenes de indudable empuje como Bretón, Soupault, Louis Aragón y Paul Eluard.
Sin embargo en 1920 el dadaismo llegaba a su ocaso. Como teoría que consideraba absurdas todas las teorías alojaba dentro de sí el principio de su propia destrucción. En su frenético intento de minar lo ya establecido, los dadaistas se repetían. Bretón y los suyos necesitaban un nuevo cauce que orientase las grandes energías creadoras del dada. Y fue el surrealismo quien recogió su herencia. A diferencia de los dadaistas, los surrealistas, imaginaban una solución: surgía una nueva realidad a través de un retorno a las fantasías de la niñez y a la omnipotencia de los sueños.
Un impresionante elenco de artistas de todo el mundo acabó por reunirse en torno a Bretón. Entre ellos cabe citar a Jean Arp, Max Ernst, Alberto Giacometti, Rene Margaritte, André Massan, Joan Miró, Yves Tanguy y Salvador Dalí.
Como Bretón era poeta, la primera expresión del surrealismo fue escrita. Los autores procuraban desterrar toda lógica y permitir a las imágenes, palabras y frases brotar sin obstáculos desde el subconsciente hasta el papel.
No obstante, la vida literaria del surrealismo, fue muy corta. El mero relato de sueños y ensueños resultó a la larga un campo demasiado estrecho para los más brillantes. Bretón también comprendió y con su vigorosa dirección imprimió al movimiento un nuevo giro.
André Bretón, por su porte distinguido, carácter autoritario y dotes oratorios, pudo haber sido un magnífico líder político. Aunque su intención era transformar el reino de la mente, pronto llegó al convencimiento de que debería antes derribar el sistema político y social de su época. Las primeras extravagancias y publicaciones de los surrealistas, concebidas para fustigar al público y alertarlo de sus desatinos, sólo provocaban rechazo. En cierta ocasión, la prensa se volvió contra Bretón y otros cuando promovieron un alboroto en un solemne banquete literario.
Más tarde el movimiento se unió a los comunistas y apoyó con entusiasmo sus pretenciones de revolución mundial. Como órgano oficial de expresión, Bretón fundó en 1925 la revista titulada "La revolución surrealista". En 1929 publicó un segundo manifiesto colocando a los suyos "al servicio de la revolución". Proclamaba que la tarea suprema del arte era la creación de un nuevo orden universal.
Sin embargo, los surrealistas nunca llevaron adelante un programa político común. Eran demasiado individualistas para adherirse al estricto dogma del comunismo oficial y como intelectuales apenas mostraban algo más que una simpatía teórica hacia el proletariado.
Las pinturas surrealistas (los lienzos de Dalí, Magritte, y algunos otros) tuvieron un impacto mucho mayor y más duradero que las teorías, obras e influencia propagandística de Bretón.
Hubo quienes llevaron con fortuna a su trabajo la idea de "automatismo" definida por Bretón. El pintor francés André Masson, por ejemplo, realizaba dibujos semiabstractos a partir de lineas que se dirían trazadas al azar. El alemán Max Ernst creó la técnica del "frottage" al dibujar sobre flores prensadas, madera u otras texturas vegetales. Ernst adhería a sus pinturas, ilustraciones de revistas, trozos de madera, y otros fragmentos: se trataba de collage. El español Joan Miró poblaba sus lienzos con formas de colores vivos y aspecto de ameba que sugerían caprichosas siluetas humanas o asemejaban animales.
Otros pintores como el belga René Magritte, el francés Yves Tanguy y el español Salvador Dalí, plasmaban visiones extrañas, a menudo pesadillas, con claridad fotográfica, dentro de un estilo que podría denominarse "realismo fantástico". La yuxtaposición de lo familiar y lo desconocido, que desde luego no estaba exenta de una indefinible angustia, constituía la entraña del movimiento surrealista tal como se manifestaba en la pintura.
Las actividades de los surrealistas no se limitaron a la experimentación gráfica y literaria. Dalí y otros artistas, pronto advirtieron que con técnicas cinemáticas, como el fundido, la repetición de imágenes y los montajes, podían obtener notables efectos surrealistas que inmediatamente pudieron en práctica.
En 1929, Dalí colaboró con Luis Buñuel en la película surrealista "Un perro andaluz". Dos años más tarde, el estreno de "La edad de oro" también creada por ellos, provocó un escándalo en el público. Otras películas clásicas del cine surrealista son "Entr´Acte" de René Clair (1924) y "La sangre de un poeta" de Jean Cocteau (1931).
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Enviado por: | Karlita |
Idioma: | castellano |
País: | Chile |