Filosofía y Ciencia


Superhombre nietzscheano


El

superhombre

nietzscheano

El superhombre nietzscheano

Resumen

Con esta monografía pretendo realizar un estudio profundo y personal con el objetivo de acercar la idea del superhombre a todas esas personas que desconocen esta idea y para que este estudio sea más completo busco el origen de esta idea y la relaciono con la sociedad europea actual.

El origen de esta idea de Nietzsche se debe a la necesidad que ve éste de cambiar la sociedad de su época dominada por el cristianismo y la moral de los esclavos y para que esto suceda es necesario que el hombre se sobrepase a sí mismo, es necesario el “superhombre”. Éste es el hombre que ha aprendido a vivir en la ausencia de verdades inmutables, y que a pesar de todo se mantiene en la fidelidad a la tierra, a la vida, al devenir. El superhombre no busca justificaciones para la existencia, no busca ideales que la rediman, acepta su inocencia, y es de este reconocimiento de donde nace la fuerza para crear, para introducir el sentido en el mundo. La idea del superhombre ligada a la voluntad de poder y a la aceptación del eterno retorno conforma la base de la filosofía nietzscheana. Pero creo que esta idea es difícil de encajar en la perspectiva del hombre actual, sino que es más bien un sueño de Nietzsche que nunca se ha realizado, puesto que las personas que más se han acercado en el pasado al ideal del superhombre no cumplían todas las características del mismo y menos en esta sociedad actual que no tiene las condiciones idóneas y que creo que Nietzsche vería dominada por los valores del rebaño que podrían promover tanto la democracia como el cristianismo.

Índice

- Título................................................página 1

- Resumen.........................................página 2

- Índice...............................................página 3

- Introducción....................................página 4

- Desarrollo de la monografía.....páginas 5-10

1.- Crítica de Nietzsche a la filosofía, a la religión y a la moral platónica y cristiana.....página 5 y 6

2.- La idea del superhombre...............páginas 6-9

3.- El superhombre en la sociedad europea actual.........................................................páginas 9 y 10

- Conclusión.....................................página 11

- Bibliografía....................................página 12

Introducción

Con esta monografía me propongo realizar una profunda investigación de un aspecto de la filosofía de Friedrich Nietzsche, la idea del superhombre. Pero para saber las motivaciones que me han movido a escoger este tema es necesario saber algo de Nietzsche y los pilares sobre los que se fundamenta su filosofía.

Friedrich Nietzsche fue un filósofo alemán del siglo XIX. Vivió entre los años 1844 y 1900 y debe su máxima fama a la afirmación “Dios ha muerto” y a su creencia de que tenemos que creer un hombre nuevo, un “superhombre” un espíritu capaz de crear nuevos valores no fundamentados en lo suprasensible y para ello es necesario que el hombre se sobrepase a sí mismo. Nietzsche es probablemente el filósofo más leído en el mundo moderno, aunque sigue siendo el peor entendido, en parte por la complejidad de su filosofía y, en parte por los malentendidos y el mal uso que han hecho de la misma su hermana Elizabeth y el nazismo. Sólo en los últimos tiempos Nietzsche ha experimentado algo que podríamos calificar de rehabilitación respetable, y se le ha otorgado el reconocimiento que merece un hombre que se halla entre los pensadores más grandes y originales del siglo XIX.

Por tanto se podría decir que las razones por las que he escogido este tema son: la importancia del autor y de su idea del superhombre; la influencia de esta idea, que junto con sus ideas de la voluntad de poder y del eterno retorno, han convertido a Nietzsche en el padre de toda revolución contemporánea por su despiadada crítica de la filosofía, la religión y la moral tradicional; y, la última y más importante razón, es el reto personal que supone entender al filósofo contemporáneo más incomprendido y más complejo.

En el cuerpo o desarrollo de la monografía no me encargaré sólo de analizar y de estudiar la idea del superhombre sino de la crítica de Nietzsche a la filosofía y a la moral platónica y cristiana que, para Nietzsche, está en manos de los débiles cuyos valores morales tienden a igualar a los seres humanos llevando a la cultura europea hacia la ruina y la decadencia. La solución que proponía Nietzsche es liberar al hombre de todos los valores objetivos para dar al hombre la oportunidad de elegir sus propios valores y el superhombre será el representante de esa nueva tabla de valores relativos como son el amor a la vida y a la tierra, que están tan cerca de algunas de las ideas que defienden los nacionalismos.

Desarrollo

1.- Crítica de Nietzsche a la filosofía, a la religión y a la moral platónica y cristiana.

Para Nietzsche, la cultura occidental está viciada desde su origen porque el error más peligroso de todos consiste en intentar instaurar la racionalidad a toda costa. El error de la filosofía griega habría sido la invención del “estatismo del ser” (Parménides) y del “bien en sí” (Platón). La manera griega de ver el mundo, es interpretada por Nietzsche como un síntoma de decadencia. Es decadente todo aquello que se opone a todos los valores del existir instintivo y biológico del hombre como ocurre con el devenir de los seres, por ello, hay que criticar a Platón para eliminar los errores de base; se trata de una crítica a los tres mundos que son inventados por el hombre occidental y que son síntomas de su decadencia: el mundo racional, el mundo moral y el mundo religioso.

Su principal crítica está dirigida a la Metafísica clásica. La filosofía tradicional es principalmente la que creó Platón al afirmar la existencia de un mundo absoluto y perfecto, un mundo al que llegamos mediante el uso de la razón (racionalismo platónico). El platonismo para el filósofo alemán radicaría en una cierta forma de voluntad de poder, consistente en defenderse del cambio y la transformación de este mundo mediante la noción de un Universo imaginario o suprasensible. Sin embargo, este platonismo de las esencias inmutables se opone a la postura de Nietzsche, ya que considera la verdad como única e inmutable. Según nuestro filósofo, la filosofía platónica ha dado un valor desproporcionado a los conceptos, provocando la aparición de un mundo ilusorio y falso (mundo inteligible) que ha ignorado lo vital.

Dice Nietzsche que la religión se basa en la incapacidad del hombre para asumir su propio destino y nace del miedo y del horror que el hombre tiene de sí mismo. Y que la existencia de Dios se debe a la necesidad que tiene el hombre de atribuir a un ser superior todos aquellos sentimientos de poder que le invaden y le avasallan. El cristianismo fue también resultado de la necesidad humana. Así Nietzsche argumentó que la razón por la cual el cristianismo se originó entre los esclavos del imperio romano era que constituía una forma de liberarse espiritualmente de su servidumbre. Para Nietzsche, el cristianismo es la peor inversión de todos los valores nobles de Grecia y de Roma; es la rebelión de los esclavos orientales contra sus señores, una enfermedad de la vida. Por eso, niega el cristianismo por su carácter plebeyo y por los valores plebeyos y mezquinos que en él predominan como son la obediencia, el sacrificio o la humildad. Y estos dieciocho siglos de cristianismo han tenido, según Nietzsche, el efecto de hacer del hombre europeo un ser miserable.

Uno de los argumentos fundamentales de Nietzsche era que los valores tradicionales (representados en esencia por el cristianismo) habían perdido su poder en las vidas de las personas, lo que llamaba nihilismo pasivo. Lo expresó en el enunciado “Dios ha muerto” con el que quería decir que Dios ha dejado de ser útil para la sociedad y sólo la estorba, pero Nietzsche también emplea este enunciado para designar el fin del mundo sobrenatural, del dominio de las ideas y de los ideales que se consideraba desde Platón como el verdadero mundo, el mundo real propiamente dicho. La frase significa, entonces que el mundo suprasensible e inteligible no dispensa vida y, por tanto, se ha acabado con todas las valoraciones relacionadas y dependientes de la metafísica platónica.

Nietzsche estaba convencido que los valores tradicionales representaban una “moralidad esclava”, una moralidad impregnada por el instinto de venganza contra la vida superior que quiere igualar todas las cosas y glorificar lo que hace soportable la vida a los pobres, a los enfermos, a los débiles de espíritu porque esta moralidad creada por personas débiles y resentidas que fomentaban comportamientos como la sumisión y el conformismo por que estos valores servían a sus intereses frente a la moral de los señores en la que lo bueno es todo lo que eleva al individuo, lo que le lleva a lo auténtico de su vida, lo que da nobleza a la existencia, lo que da “grandeza”; bueno es el héroe, el guerrero y lo bajo es lo malo.

Por todo esto, Nietzsche se dio cuenta de la necesidad de crear nuevos valores que reemplazasen los tradicionales y es lo que se conoce como la transvaloración de todos los valores que es propio del nihilismo y que se define como la devaluación de los valores supremos o, dicho de otra manera, como la pérdida de la fuerza de dominio de todos aquellos valores que en el cristianismo, en la moral, en la filosofía se encontraban establecidos con el carácter de leyes o verdades absolutas y la persona encargada de realizar esta transvaloración de los valores tradicionales es el superhombre (Übermensch en alemán)

2.- La idea del superhombre.

Piensa Nietzsche que el hombre es un ser miserable e inmundo, un ser a medio hacer, un puente entre la bestia y el superhombre, un paso de la pura animalidad a la superhumanidad. El hombre es como una enfermedad en el universo, y es el único animal que todavía no ha llegado a consolidarse. La vida humana conlleva un grave riesgo: o vencer al hombre mediante la superación, o volver a la animalidad primitiva. Mientras todos los animales han producido algo superior a ellos, el hombre se resiste a evolucionar, no quiere abandonar los valores tradicionales y dar un nuevo sentido a la humanidad. Está pues, a diferencia del animal, vuelto al futuro ignorando la vida presente y concibiendo ideales. Habría según Nietzsche tres versiones del ideal humano: el ideal estético donde se armoniza lo dionisiaco (vida desenfrenada) y lo apolíneo (armonía); el ideal científico donde el hombre sabio conoce la realidad

del mundo y afirma la vida; y el mayor ideal, el superhombre, donde se integra y sintetiza el radical cambio de valores que proponía Nietzsche.

De acuerdo con Nietzsche, las masas (a quien denominaba “rebaño”, “manada” o “muchedumbre”) se adaptan a la tradición, mientras su superhombre es seguro, independiente y muy individualista. El superhombre siente con intensidad, pero sus pasiones están frenadas y reprimidas por la razón centrándose en el mundo real, más que en las recompensas del mundo futuro prometidas por las religiones y el superhombre nietzscheano afirma y ama la vida, al destino (amor fati) y a la tierra, incluso al sufrimiento y al dolor que conlleva la existencia humana, es un creador de valores y refleja la fuerza e independencia de alguien que está liberado de las ataduras de lo humano “atontado” por la docilidad cristiana, excepto de aquéllas que él juzga vitales.

Nietzsche sostenía que todo acto o proyecto está motivado por la “voluntad de poder”. La voluntad de poder no es tan sólo el poder sobre otros, sino el poder sobre uno mismo, algo que es necesario para la creatividad. Tal capacidad se manifiesta en la autonomía del superhombre, en su creatividad y coraje. Aunque negó en multitud de oportunidades que ningún superhombre haya surgido todavía, cita a algunas personas que podrían servir como modelos: Sócrates, Jesucristo, Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Shakespeare, Goethe (este gran poeta alemán fue quizá el inventor del término del superhombre y fue considerado por Nietzsche como el prototipo del superhombre nietzscheano), Julio César y Napoleón. En realidad nunca ha habido un superhombre, aunque Nietzsche busca el ideal combinando a César con el alma de Cristo. Incluso Zaratrusta es sólo heraldo del superhombre, no el superhombre mismo.

La imagen del superhombre permanece por el momento indeterminada. Pero Nietzsche traza una línea de aproximación a él al caracterizar ciertas formas previas y ciertos precursores de ese hombre perfecto y sano al que se ha denominado superhombre. El hombre, como puente hacia el superhombre, se da en aquellos precursores que Nietzsche menciona: los grandes despreciadores, los trabajadores e inventores, los que aman su virtud y a la tierra, los que castigan a su dios, los muy ricos, los espíritus libres, etc. En todos los precursores se encarna y prefigura el superhombre pero lo que en ellos se encuentra desparramado, en él se encuentra todo junto: <<Yo amo a todos aquellos que son como gotas pesadas que caen una a una de la oscura nube suspendida sobre el hombre: ellos anuncian que el rayo viene, y perecen como anunciadores. Mirad, yo soy un anunciador del rayo y una pesada gota que cae de la nube; más ese rayo se llama superhombre>>.

Para llegar al superhombre, el hombre tiene que autosuprimirse, y este proceso debe pasar por tres fases como presenta Nietzsche en el primer discurso de Zaratrusta << De las tres transformaciones>>, que trata de la transformación que lleva al hombre a la libertad creadora que se conoce a sí

misma. <<Tres transformaciones del espíritu os menciono: como el espíritu se convierte en camello, y el camello en león, y el león, por fin, en niño.>>.

El camello significa la existencia en el modo de ser de la grandeza, significa el hombre de gran respeto, que se inclina ante la omnipotencia de Dios, ante la grandiosidad de la ley moral y que se arrastra y se carga voluntariamente con los grandes pesos. El hombre que está bajo el peso de la trascendencia, el hombre del idealismo: éste se asemeja en el discurso de Nietzsche, al camello. No desea tener facilidades, desprecia la ligereza de la vida ordinaria y pequeña, quiere tareas en que demostrar sus fuerzas, quiere cumplir mandamientos pesados, quiere su deber y todavía más, quiere obedecer a Dios y someterse al sentimiento de la vida que pende sobre él. Rodeado por un mundo compacto de valores, está sometido, de manera resignada y voluntaria, al mandamiento del “tú debes”. En resumen, el camello es el símbolo del hombre actual, que todavía está impregnado de la moral de los esclavos y que soporta el peso de la carga con paciencia.

El camello que marcha cargado hacia el desierto se transforma aquí precisamente en león. El espíritu respetuoso y sumiso se transforma en “león”, es decir, arroja de sí las cargas que le agobiaban y oprimían desde fuera, lucha con su “último dios”: la moral objetiva. En la lucha del león contra la moral idealista, el hombre se crea su libertad pero esta libertad del león que dice “no”, esta libertad que rehúsa a Dios y a la moral objetiva y se da cuenta de que todo esto son ilusiones. La libertad que ha conseguido el león es sólo la libertad negativa, la “libertad de”, pero no es todavía la “libertad para”: <<Crearse libertad y un no santo incluso frente al deber: para ello, hermanos míos, es preciso el león.>>. El león contrapone al “tú debes”, que domina al camello, su soberano “yo quiero”. Pero todavía hay demasiada porfía y demasiado endurecimiento en sí mismo. La nueva voluntad es todavía querida, no posee la auténtica soltura del querer creador, de una proyección de valores nuevos. En resumen, el león es el símbolo del hombre revolucionario, el que se levanta contra la moral de los esclavos. A su vez, el león después de romper las cadenas de la esclavitud tiene que transformarse en niño.

La nueva proyección de valores nuevos la tiene sólo el niño. <<Inocencia es el niño, y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una rueda que se mueve por sí misma, un primer movimiento, un santo decir sí. Sí, hermanos míos, para el juego de crear se precisa un santo decir sí: el espíritu quiere ahora su voluntad, el retirado del mundo conquista ahora su mundo.>>5 La libertad como proyección de nuevos valores y de nuevos mundos de valores es aludida con la metáfora del juego. La naturaleza de la libertad positiva, que ya es “libertad para”, es el juego. La muerte de Dios pone de manifiesto el carácter de aventura y de juego de la existencia humana. La transformación del hombre en superhombre no es un salto, en el que de repente aparece, por encima del homo sapiens, una nueva raza de seres vivos. El niño simboliza, por tanto, la pureza, el olvido y la

inocencia de la infancia, desde la que se recrea la nueva tabla de valores tras la muerte de Dios.

En las metáforas del “camello”, el “león” y el “niño” no debemos ver solamente el cambio esencial de la libertad humana que se libera para llegar a ser ella misma y el origen del superhombre sino también la evolución filosófica de la idea del superhombre en Friedrich Nietzsche.

El superhombre representa, pues, esa nueva tabla de valores: el amor a la vida y al destino (amor fati), el sentido de la Tierra y la exaltación de los instintos ascendentes. El hombre para convertirse en superhombre ha de expulsar de su interior a Dios. No se trata de una divinización del hombre, sino todo lo contrario, una sustitución de Dios por el superhombre, de tal forma que éste se convierta en un ser con plenitud de poder y de dominio sobre sí y sobre los demás. Pero esta transformación requiere, según Nietzsche, de una voluntad de dominio, de agresión y de sentimientos hacia lo ajeno, la “voluntad de poder”.

Gran parte de los escritos de Nietzsche han sido sacados de contexto, y muy especialmente los que hacen referencia al superhombre y a la raza superior. No fue de ayuda para el filósofo que su hermana Elizabeth le asegurara a Hitler que él era lo que su hermano tenía en la cabeza cuando hablaba del superhombre. Al aludir al superhombre, Nietzsche no pensaba en un gigante rubio que domina, persigue y mata a los “hombres Inferiores”, sino que hablaba de una nueva dirección, pero esta nueva dirección me plantea una duda: ¿es posible la existencia de algún hombre en la sociedad actual donde se le pueda aplicar la idea del superhombre? De esta duda hablaré en el siguiente apartado del desarrollo.

3.- El superhombre en la sociedad europea actual.

La pregunta expuesta en el apartado anterior es una cuestión que necesita ser analizada detenidamente, ya que es una pregunta muy compleja y no tiene una respuesta única y correcta sino que ésta depende de la opinión que tiene cada individuo de la idea de superhombre y de la relación que cada uno con la sociedad actual. Por tanto, en este apartado del desarrollo de la monografía me basaré en mostrar mi respuesta, que será obviamente una postura subjetiva, pero antes de precipitarme a dar una contestación, comentaré a grandes rasgos las características sobre las cuales se fundamenta nuestra sociedad occidental actual, que ya eran visibles en la época de Nietzsche, y también hablaré de la historia europea desde la aparición del cristianismo, representante de la moral de los esclavos que para Nietzsche vencerá a la moral de los señores comenzando así para el filósofo alemán la decadencia de Europa.

La sociedad occidental actual ha superado grandes dificultades como las dos guerras mundiales, en las cuales estuvo en peligro la política y la sociedad occidental. Pero tras la caída de los fascismos (que aún continuaría en España o en Portugal durante algunos años más) y el nazismo y, más tarde, del comunismo, se puede decir que la sociedad europea tiene como valores principales: la democracia, como sistema político, caracterizado por la libertad de opinión, de religión, de elección, etc., pero, sobre todo, la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos que supone, para Nietzsche la igualdad entre los esclavos resentidos y los señores, es decir, la democracia promueve los valores del rebaño y es uno de los peores, sino el peor, sistemas políticos existentes que para Nietzsche mostraría la última victoria, prácticamente definitiva, de la moral de los esclavos sobre la de los señores y la decadencia de Europa.

Según Nietzsche, a partir del nacimiento del cristianismo, la historia de la sociedad europea irá en continua declinación tras cada victoria del cristianismo. Todo empieza con la inversión de todos los valores que provoca la rebelión de los esclavos, comienza el cristianismo. Esta rebelión se origina cuando el resentimiento se vuelve creador y engendra valores. Se trata de la lucha entre Judea y Roma, de la que saldrá vencedor Judea que terminará por someter a los señores romanos. El Renacimiento le parece un breve despertar de las valoraciones clásicas, pero con la Reforma protestante se volvió al resentimiento. Una victoria más decisiva de la moral de esclavos es la Revolución Francesa, el triunfo de todos los mediocres, el nacimiento de las ideas modernas (libertad, igualdad y fraternidad) que serán la base de la sociedad europea. Pero en medio de todo ello ocurrió algo inesperado: apareció Napoleón, el hombre más singular y más “tardíamente nacido” que haya existido nunca y al que Nietzsche considera una mezcla de inhumanidad y de superhombre. En resumen, Nietzsche ve al cristianismo como la aparición más poderosa de la moral de los esclavos y que ha dominado toda Europa durante los últimos veinte siglos.

Por todo esto, yo creo que Nietzsche opinaría que esta sociedad europea actual está corrompida por la democracia y el cristianismo y teniendo en cuenta la opinión que tendría Nietzsche de nuestra sociedad, yo me arriesgo a afirmar que sería imposible o, al menos muy difícil, el surgimiento de un superhombre, esto no quiere decir que surjan personas que muestren algunas características que definen a nuestro superhombre pero no todas y, si a esto le añadimos que no ha nacido hombre en el pasado (César, Cristo, Napoleón) que cumpliese todas las características que pide su creador para este gran hombre, este genio, este creador de una nueva tabla de valores, yo creo que ni en la actualidad ni en el futuro con esta sociedad democrática y cristiana podrá surgir el superhombre. En cualquier caso, pienso que la democracia actual es un valor que hay que respetar y promover y no estoy de acuerdo con el desprecio de Nietzsche por este sistema. El superhombre nietzscheano sería un líder no elegido por el pueblo y eso tiene muchos riesgos. A lo mejor lo más necesario no son superhombres inhumanos sino hombres corrientes racionales y críticos que, cristianos o no, respetasen los derechos humanos y depreciasen las guerras.

Conclusión

La idea del superhombre es, en mi opinión, la gran invención del filósofo alemán Friedrich Nietzsche y está muy relacionada con el resto de la filosofía de Nietzsche porque tanto la idea de la voluntad de poder como el eterno retorno exigen la existencia de la idea del superhombre, idea en la que se debe plasmar la plenitud de la vida, el amor a la tierra y al destino (amor fati), incluso al sufrimiento y al dolor que conlleva la existencia humana, es un creador de valores y refleja la fuerza e independencia de alguien que está liberado de las ataduras de lo humano.

Este ideal, según mi opinión, se queda sólo en eso, en un ideal, en un sueño de Nietzsche que nunca se ha realizado, ya que las personas que más se han acercado en el pasado al ideal del superhombre no cumplían todas las características del mismo. Ahora bien, otras personas creen que sobre las “ruinas” de esta sociedad europea actual decadente, resentida y corrompida, nacerá el superhombre, que, con ayuda de la voluntad de poder, se manifestará activo, creador y espontáneo forjando su propia tabla de valores y terminando así con el dominio sobre los señores de la moral de los esclavos. Pero estas creencias no son democráticas y, por tanto, son peligrosas. Yo creo que hay que relativizar la decadencia y la corrupción europea. Puede haber corrupción, sí, pero, al menos, las democracias nos permiten denunciarlas y castigar a los culpables. La principal crítica que haría al superhombre es que sería alguien sin control. Por eso, mejor que superhombres sería que fuésemos hombres mejores.

Bibliografía

Las obras consultadas para la realización de esta monografía han sido las siguientes:

· Nietzsche, Friedrich, Así habló Zaratrusta, Alianza editorial, Madrid, España, 2003.

· Nietzsche, Friedrich, La genealogía de la moral: Tratado Primero, Alianza editorial, Madrid, España, 2002.

· Fink, Eugen, La filosofía de Nietzsche, Alianza Editorial, Madrid, España, 1979.

· Jackson, Roy, Nietzsche: Guía para jóvenes, Alianza Editorial, Salamanca, España, 2002.

Véase Nietzsche, Friedrich, Así habló Zaratrusta, Alianza editorial, página 36, Madrid, España, 2003.

Ibíd., páginas 52-55.

Ibíd., página 52

Ibíd., página 55.

5 Ibíd., página 55.




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Enviado por:Francisco José Huerta Rodríguez
Idioma: castellano
País: España

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