Sociología
Sociología como ciencia
La sociología como ciencia
Vamos a plantearnos algunas consideraciones sobre el carácter científico de la sociología y de las ciencias sociales, para ello partiremos de lo que es una ciencia en general, procurando centrarnos en el ámbito de las ciencias sociales. Sobre estos planteamientos intentaremos ver las razones de conveniencia de la existencia de las ciencias sociales, la ampliación del concepto de ciencia que suponen y las característica de la Sociología como ciencia.
La Sociología como saber
Se ha afirmado que la Sociología es una ciencia porque cumple con el sentido básico de lo que el vocablo scientia expresa: «saber objetivo y racional de la realidad; o bien, en un sentido más moderno, tendencia consistente hacia la posesión de tal tipo de saber».
La Sociología es ciencia en la medida que es saber, es decir, acumulación de conocimientos y no actividad.
En la Sociología y en las ciencias sociales la distinción entre conocimiento y actividad es más difícil que en otras ciencias, porque el sujeto está más involucrado en la acción que estudia, los fenómenos sociales no sólo pueden explicarse, al igual que los físicos, sino que pueden sentirse íntimamente o comprenderse. Por todo ello, es importante considerar que las ciencias sociales no son una práctica y que su tarea fundamental es de estudio, de comprensión. La sociología no es una práctica, sino un intento de comprensión.
Este saber debe ser objetivo, con certeza reconocida, no subjetivo. No es suficiente con tener el íntimo convencimiento de que en mi país la distribución de la riqueza es más equitativa que en otro, es necesario un reconocimiento externo del hecho. En definitiva, el saber científico busca la objetividad que, aunque muchas veces es difícil admitir con rotundidad, se manifiesta al menos en el reconocimiento intersubjetivo.
También debe ser racional, sometido a las leyes de la lógica. No es suficiente un conocimiento irracional o incluso puramente intuitivo. La lógica nos da una reglas para avanzar en el proceso de pensamiento que son independientes del sujeto, aunque los intereses personales o de grupos de pertenencia intentan alterar con más o menos éxito la frialdad e impersonalidad del razonamiento. La pretensión de racionalidad, de lógica, preside cualquier intento científico, por muy preñado que esté de dificultades, incluso acrecentándose ante estos problemas que debemos reconocer y atender en su justo término.
La manifestación de que un conocimiento es objetivo y racional es que es comprobable. De no ser así, al conocimiento obtenido no se le podría dar el calificativo de científico. Por lo mismo la ciencia tiende a ser un saber predicente, porque en la medida en que se disponga de suficientes datos y se sea capaz de relacionarlos en un entorno lógico pueden hacerse afirmaciones que coincidirán con la realidad.
Estas consideraciones nos llevan a estimar la importancia que tiene en la ciencia la forma de conocer: el método. En las ciencias sociales la discusión metodológica está inconclusa y ha acarreado un esfuerzo de discusión enorme, dando lugar a lo que se ha llamado «el problema del método». Podemos ya adelantar que desde la época clásica de la Sociología —con Durkheim y Weber especialmente— ha habido una reflexión sobre el problema, que ha dado lugar a dos posturas claras extremas y en cierto sentido irreconciliables: los que piensan que el procedimiento de la ciencia es único (positivistas o empiristas) y los que se inclinan a la especificidad metodológica (cualitativistas o críticos). En los numerosos intentos de síntesis epistemológica está la realidad diaria de todos los científicos sociales.
Una definición genérica
Como primera introducción al tema podemos decir que la Sociología es un intento de aplicar los métodos de la ciencia al estudio del hombre como ser social y de la sociedad. Se basa en el supuesto común a todas las ciencias de que el método científico puede contribuir al conocimiento y dominio del hombre sobre el mundo que le rodea. En el caso de las ciencias sociales esto se concreta en la confianza de que es posible profundizar en el carácter social del hombre y en que el conocimiento obtenido será útil. De esta manera, «estudiar científicamente los aspectos sociales de la vida humana es estudiar al hombre en sociedad, al grupo humano».
La Sociología se propone estudiar científicamente los grupos sociales, sus formas internas o modos de organización y las relaciones sociales entre grupos. Con la visión certera de que dentro de estos grupos donde los hombres nacen y desarrollan la mayor parte de las acciones de su existencia.
Individualismo Sociologismo
Libertad Objetivación social Individualismo
HOMBRE SOCIEDAD
Socialización
Convivencia Normas sociales
Liberalismo Socialismo
Esquema conceptual en torno a las relaciones Hombre - Sociedad
En el gráfico se representa de una manera esquemática cómo desde campos tan diversos como la concepción de la unidad básica de estudio científico (individualismo-sociologismo), la filosofía (libertad-estructura social), la ética (conciencia-normas sociales) o las ideologías (liberalismo-socialismo) se tiende a romper, o al menos a no entender en profundidad, el necesario equilibrio Hombre-Sociedad. El desafío de todas las ciencias sociales y de la Sociología está en subrayar la importancia del grupo y de la sociedad, pero sin dejar de tener en cuenta la existencia del individuo.
La aparición de una disciplina llamada Sociología a lo largo del siglo XIX —de forma similar a lo que ocurre con la Economía, la Antropología Social o la Psicología— es posible porque hay una creciente toma de conciencia de la existencia de la sociedad, que va siendo considerada como objeto de estudio claro y distinto al que se puede aplicar el método científico. La continua acumulación de conocimientos sobre la sociedad se realiza en una atmósfera intelectual racionalista y progresista, y en un ambiente ideológico liberal.
La existencia de las ciencias sociales
Las dificultades de predicción de la conducta humana y la falta de homogeneidad observada ha llevado con frecuencia a dudar de la misma existencia de las ciencias sociales.
En efecto, podemos enumerar fácilmente algunos argumentos contrarios a considerar la Sociología y todas las ciencias sociales como ciencias:
El comportamiento humano cambia demasiado de un período a otro y no permite, por tanto, predicciones científicas y exactas.
El comportamiento humano es demasiado equívoco, sutil y complejo, como para que tolere categorizaciones rígidas e instrumentos científicos artificiales.
El comportamiento humano lo estudian solamente otros observadores que deformarán fundamentalmente los hechos con su subjetividad impidiendo llegar a la verdad.
Los hombres pueden trastornar deliberadamente cualquier pronóstico que hagamos sobre ellos. El Teorema de Thomas, aplicado por J. K. Galbraith al estudio del crack del 29 en Norteamérica, es una muestra de cómo las profecías sociales si son admitidas o aceptadas por los participantes tienen la características de autocumplirse: una situación considerada real por todos es real en sus consecuencias.
Criterios para la existencia de una ciencia
Podemos decir que una ciencia es un conocimiento permanente distinto a tener ideas sobre un asunto. Se reconoce la ciencia por tres criterios: «la veracidad de su cuerpo de conocimientos, su organización y su método». Y vamos a intentar, pensando en estos criterios, demostrar el carácter científico de la Sociología:
Tenemos un cuerpo de conocimientos veraces. En Sociología se saben cosas hasta el punto de poder predecir.
Existe una organización del conocimiento, basada en la aceptación de los postulados del método científico, que podríamos concretar en cinco:
Aceptamos que el mundo existe y puede conocerse por los sentidos.
Reconocemos la existencia sensorial como método de adquirir los conocimientos de la realidad que nos rodea.
Admitimos que los fenómenos están en relación de forma causal (se presupone una relación en el tiempo y en el espacio).
La razón es el método más eficaz de organizar el saber; los hechos conocidos necesitan interrelacionarse con oros para adquirir su sentido.
Creemos que la coincidencia de varios observadores independientes es la mejor manera de comprobar la objetividad de los conocimientos.
Estas cinco afirmaciones son postulados fundamentales de la ciencia, no pueden ser probadas pero son verdad, porque queremos que lo sean. Y presiden la investigación sociológica a todos los niveles.
La organización del conocimiento, o sea, la relación entre las diversas partes, nos faculta para nuevos descubrimientos. Además la organización de lo conocido podrá permitir una acumulación progresiva del saber. Y esta tarea es posible realizarla plenamente en las ciencias sociales y en concreto en la Sociología.
Tenemos formas propias de investigación, o sea, procedimientos generales y específicos de encontrar los resultados.
La Sociología es una ciencia porque pretende la comprensión objetiva y racional de una zona de la realidad (el hombre en cuanto animal social), aunque admitimos que no se da la aplicación exhaustiva de métodos que caracteriza a otras ciencias, sobre todo a las físicas. Pero sí asistimos a un intento de avance en el conocimiento objetivo, comprobable y racional sobre la sociedad.
Ampliación del concepto de ciencia
Vale la pena considerar cómo hablar de ciencias sociales significa, en cierto sentido, ampliar nuestra idea de lo que es ciencia.
Igualmente, no podemos pensar en la ciencia como un sistema cerrado en cuya evolución lo único importante es la racionalidad. Para Kuhn los grandes cambios de todas las ciencias no son tanto por evolución teórica, por imposición de los nuevos hallazgos racionales que dejan desfasadas las viejas teorías, como por los paradigmas. Son estos cambios de paradigma —de idea general de cómo es la realidad y de cómo hay que actuar en ella— los que hacen precisamente que sea posible la aceptación de las nuevas teorías.
Es igualmente flexibilizador el criterio de Mario Bunge sobre el conocimiento científico, que le hace referirse a semiciencias y ciencias emergentes para hacer mención a algunos campos de conocimiento e investigación. No estamos, por tanto, ya solamente ante planteamientos científicos o no, sino también ante propuestas que lo son en mayor o menor medida.
De esta manera no podemos dejar de tener en cuenta la consideración de Mario Bunge de que la ciencia es un campo de investigación identificable por medio de un conjunto de componentes.
Para Bunge, un campo de conocimiento podrá ser acientífico, semicientífico o en desarrollo según la situación en que se encuentren los respectivos componentes. Así, «cualquier campo del conocimiento que no cumpla ni siguiera aproximadamente con las condiciones anteriores se llamará acientífico. Un campo del conocimiento que las satisfaga aproximadamente (o en parte) podrá llamarse semiciencia o protociencia. Y si, además, está evolucionando hacia la plena satisfacción de todas las condiciones, lo llamaremos una ciencia emergente o en desarrollo.
De todo lo dicho podemos deducir, en primer lugar, la flexibilidad conceptual en la consideración de lo que es una ciencia. También la importancia que tiene la comunidad de científicos, de manera que para definir una disciplina no será suficiente con precisar su objeto y su método, habrá que recurrir a otros componentes, entre los que los referentes a los propios científicos —padres de la ciencia o ideologías dominantes, por ejemplo— no son desdeñables.
Características de la Sociología como ciencia
Siguiendo los criterios insistentemente manejados por la tradición científica, podemos decir que la Sociología es una ciencia porque reúne una serie de características tales como ser empírica, teórica, acumulativa, no-ética, crítica y un modo de conciencia. Repasar cada uno de estos criterios nos puede ser muy útil para precisar lo que entendemos por la Sociología como disciplina científica.
Decimos en primer lugar que la Sociología es empírica, es decir, está basada en la observación y en el razonamiento, con unas conclusiones que pretenden contrastarse con la realidad.
Decimos también que la Sociología es teórica, es decir, que trata de sintetizar sus complejas observaciones en proposiciones abstractas y lógicamente relacionadas, dando lugar a sistemas deductivos y propuesta generales explicativas.
En tercer lugar decimos de la Sociología que es acumulativa, es decir, que las teorías sociológicas se construyen unas sobre otras, siendo la misión de las nuevas teorías corregir, extender y afinar a las antiguas.
Afirmamos también que la Sociología es no-ética, es decir, que los sociólogos no se meten en si las acciones particulares que estudia son buenas o malas, sólo tratan de explicarlas.
La Sociología es crítica, es decir, intenta indagar la naturaleza de la sociedad humana, sin someterse a las ideologías dominantes, con independencia del sistema de intereses creados que puede comprometer su objetividad. Se puede indicar que es una característica más privativa de la Sociología que las otras cuatro anteriores, comunes a todas las ramas del conocimiento. Debe intentar descubrir lo que las sociedades se ocultan a sí mismas.
Finalmente, debemos decir de la Sociología que es un modo de conciencia, pretende no sólo explicar sino también comprender. Este modo de conciencia está implícito en los motivos de búsqueda del sociólogo, que podemos concretar en: desenmascaramiento, enfrentamiento con la respetabilidad, relativización y espíritu cosmopolita. De estos puntos, el primero es similar al aspecto crítico al considerar que: «la esencia de la sociología: por debajo de las obras visibles del mundo humano se encuentra una estructura de intereses y poderes oculta e invisible que el sociólogo está encargado de descubrir.
Como hemos visto, todas estas características, atribuibles en términos generales a la ciencia, tienen unos matices específicos en su aplicación a la Sociología y a las ciencias sociales, por la naturaleza compleja de su objeto de estudio.
Problemas de la sociología como ciencia
Con la experiencia de las ciencias físicas, al referirnos a la Sociología podríamos decir que estamos ante una ciencia, en la medida que se cumplan las características señaladas, pero nos encontramos con una serie de problemas que debemos tener en cuenta. Son estos, fundamentalmente, de tres tipos: de la utilización de modelos de la realidad, de la nomenclatura utilizada y de los valores de los investigadores.
Necesidad de una nomenclatura precisa
Al enfrentarse con la Sociología puede molestar encontrarse con unas palabras que nos resultan familiares usadas en un lenguaje inusitado y sin sentido para el que no es especialista.
Lo que intenta la Sociología, como ciencia positiva, es establecer proposiciones empíricamente válidas, o sea, algo así como «leyes sociales»; y la única forma de conseguirlo es introducir un orden teorético en la complejidad de la vida social.
Puesto que la ciencia se aproxima a la realidad con un sistema abstracto de pensamiento, no debe sorprendernos que para comunicar sus hallazgos emplee términos o conceptos propios.
La elaboración de conceptos en Sociología corresponde, por tanto, al intento de hacer una ciencia sobre la realidad social. Por ello, no podemos olvidar que el concepto es:
Abstracción de la realidad, superación de la realidad concreta y particular, aunando diferentes experiencias.
Medio rápido de comunicación, que nos permite decir con unas pocas palabras aspectos muy precisos de la realidad.
Acumulación del saber, surgida de una experiencia compartida.
En Sociología se nos plantea el problema de que algunos términos empleados tienen un vínculo muy fuerte con la realidad habitual de la vida del hombre y, por tanto, no se pueden cambiar, y a la vez deben aportar una precisión dela que no podemos prescindir.
Si vamos al fondo de la cuestión, podríamos afirmar que la formación de conceptos constituye el primer paso para elaborar una ciencia.
Problemas conceptuales
Algunas de las críticas más radicales que se han hecho sobre el carácter científico de nuestra disciplina provienen de considerar que no tienen una terminología precisa.
La imprecisión en el uso por la Sociología de algunos términos, que están a medias entre el lenguaje convencional y el científico, debemos combatirla. Para ello vamos a repasar las principales causas de estos problemas lingüísticos:
La vaguedad. Es la forma más genérica de imprecisión, consistente en utilizar términos no suficientemente especificados.
La ambigüedad. Decimos que un término es ambiguo si tiene múltiples significados igualmente legítimos.
La opacidad. Que hace referencia a la falta de referencia empírica inmediata de un término utilizado.
De estos tres problemas lingüísticos, los dos primeros son directa y claramente detestables y el remedio es obvio, quizá el tercer sea más difícilmente abordable, por no estar tan explícitamente definido, por eso vamos a centrarnos en él. Sin embargo, en la práctica se da sobre todo muy frecuentemente en dos planteamientos que se han hecho ya típicos:
El primero de ellos podemos denominarlo la falacia de la objetivación (o reificación), que consiste en considerar objetivas, con sentido real en la vida, categorías mentales que nos son útiles para nuestro estudio.
El segundo es la dificultad de referir conceptos abstractos y definiciones amplias a la observación y la experiencia. No existe procedimiento lógico alguno para probar que determinada definición operacional o determinado índice se refieran realmente al concepto teorético que presuntamente le sirve de base.
La precisión terminológica nos permite pasar del estudio especulativo (de planteamientos exploratorios y generales) al de investigación en que «las exigencias de medición e investigación reclaman definiciones muy precisas». Sólo alcanzando el objetivo —el rango científico— la Sociología proporcionará la información sobre la conducta humana social que es tan crucialmente necesaria en este momento de la historia y será capaz de pasar de las preguntas apropiadas (que las hace) a las respuestas correctas.
El problema de la valoración en las ciencias sociales
Es fácil aceptar el planteamiento de que al conocimiento científico de la realidad que vivimos llega siempre el hombre por caminos arduos, la perfecta comprensión de lo que nos rodea no es una tarea fácil. En las ciencias sociales este conocimiento viene además tamizado por los modelos de la realidad poseídos por el investigador social, por el lenguaje utilizado que da lugar a algunas desviaciones como las ya vistas y sobre todo por la valoración personal que damos a los sucesos, calificándolos de buenos y malos.
En las ciencias sociales importa especialmente lo referente a la valoración, pues la relevancia de los problemas y sus inmediatas consecuencias prácticas en temas que afectan directamente a nuestras concepciones últimas hacen más necesario aquilatar en la necesidad de objetividad.
Es preciso afirmar de forma categórica que las «ciencias físicas pueden ser más liberales porque estamos seguros de que las opiniones sin fundamento se anulan prontamente al chocar con las realidades. En el campo social, en cambio, nadie puede calcular el daño que harán unas ideas disparatadas, si llega a demostrarse.
En efecto, a esto debe sumarse que normalmente los fenómenos físicos, totalmente externos al hombre, es fácil llegar a la percepción unificada, o al menos puede casi siempre explicarse las diferencias. Por el contrario, en los fenómenos sociales, la observación no es tan categóricamente universal, las situaciones de los sujetos que perciben la acción y que participan de alguna manera en ella dan lugar a diferencias en la percepción.
Una de las grandes batallas de la Sociología ha sido desde su fundación el logro de la objetividad, que sus conclusiones fueran independientes de las condiciones subjetivas de los investigadores.
Planteamientos que serían impensables en otras ciencias como la física, las matemáticas, o incluso la psicología, se han ido a refugiar en el estudio del hombre como ser social.
La misma consideración de la Sociología como ciencia nos llea a rechazar de la forma más absoluta ea posibilidad; la ciencia al centrarse en un mismo fenómeno puede verlo con objetividad de diterefetnes formas según el punto de vista, pero una vez delimitado éste, la visión es única. Sólo existe una sociología científica. No puede pensarse que existan tantas sociologías como científicos.
Hay que considerar que «la ciencia social posee un doble ienraizamiento en las dos esferas del conocimiento humano: la racional y la afectiva. La primera hace posible la ciencia, la cuantificación el tratamiento lógico y objetivo de la experiencia, mientras que la segunda nos proporciona un saber vivencial y credencial sobre esa misma experiencia, que se materializa en formas estéticas y morales»
Soluciones propuestas al problema de los valores
En cualquier caso, casi todos los investigadores se han planteado de alguna manera la necesidad de separar o distinguir sus valores de su investigación. En la práctica, los intentos de separar valoración y ciencia han venido por tres caminos que podemos configurar de la siguiente manera:
Distinción entre ciencia social e ingeniería social. Mediante este artificio el sociólogo realizará sus tareas utilizando los métodos con que cuenta la ciencia; prescindiendo de sus preferencias personales, realizará observaciones, generalizará y podrá formular teorías. Otra función distinta será la del ingeniero social encargado de aplicar los conocimientos obtenidos a determinados fines.
Cabe criticar a este camino, indicando si es posible pensar en que pueda existir la ciencia por la ciencia, de forma especial si hablamos de la sociedad como objeto de estudio. La ciencia es siempre para la práctica y en este caso la distinción queda con poco valor.
Distinción ente el sociólogo como científico y el sociólogo como hombre. El científico deberá ser éticamente neutro, evitando que sus juicios morales al introducirse en la investigación disminuyan su calidad, procurando «la liberación de los prejuicios que es ante todo un ideal al que hay que aspirar activamente, mas no un estado mental de fácil acceso».
Dejar explícitas las valoraciones, prescindiendo todo lo posible de ellas. En un planteamiento de este tipo se acepta que dejar de lado las valoraciones es un objetivo inalcanzable, por eso el investigador procurará ponerlas de manifiesto si cree que no puede evitarlas, al igual que hará con los métodos utilizados para conseguir los resultados. De esta manera, otros investigadores pueden fácilmente aceptar o rechazar nuestros hallazgos. La solución no está, por tanto, en descartar los valores poseídos, sino en «disponer u ordenar las proposiciones que de ellos se deriven en términos que permitan la comprobación objetiva siguiendo las normas establecidas por la ciencia».
Al señalar este tercer planteamiento como el más adecuado insistimos en que es inalcanzable lograr en las ciencias sociales al neutralidad ética.
Los valores de la ciencia
Los valores que tiene el investigador limitan e alcance de sus conclusiones, le quitan generalidad a su estudio. De manera que todo lo que sea prescindir de algunos valores —implícitos o expresos— es ganar en generalidad y amplitud en el estudio. La ciencia sin valores alcanzaría el máximo grado de generalidad, pero no se realizaría por la ausencia de motivaciones. Entre estos dos extremos ha de moverse el científico social.
De todas maneras, debemos tener presente la existencia de lo que podríamos llamar valores de la ciencia social: la verdad, la razón y la libertad.
La ciencia debe ser guiada por un código ético estricto que le ayude en su servicio a la verdad y a la propia sociedad. La investigación sociológica no puede estar al margen de este criterio general, debe moverse, por consiguiente , dentro de ciertos límites, como nos indica el Código Ético de la Asociación Americana de Sociología. «El estudio de la sociedad, por ser el estudio de los seres humanos, imponen la responsabilidad de respetar la integridad, de fomentar la dignidad y de mantener la autonomía de tales personas».
PRINCIPIOS QUE DEBEN GUIAR LA INVESTIGACIÓN SEGÚN EL CÓDIGO ÉTICO DE LA A.S.A
Objetividad. Los sociólogos deben mantener la objetividad científica.
Integridad. Los sociólogos deben aceptar sus propias limitaciones y no deben malinterpretar sus propias limitaciones.
Inviolabilidad de los sujetos. Los sociólogos deben respetar la inviolabilidad y la dignidad de las persona a la que estudian.
Protección de los sujetos. Los sujetos de investigación no den sufrir daño personal.
Preservación de lo confidencial. Cuando así lo pidan los sujetos, no se revelarán identidades o información personal.
Distorsión de los resultados. Los sociólogos deben presentar sus datos y resultados completos y sin distorsión: no se admite que los patrocinadores distorsionen los resultados.
Se debe reconocer la colaboración. Se debe dar reconocimiento a quienes cooperan en la investigación.
Dispositivos de investigación. Los apoyos financieros han de hacerse desde el conocimiento público: hay que rechazar los apoyos no éticos.
1º GAP grupo B
Trabajo jueves 2-10-97
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Enviado por: | Leon |
Idioma: | castellano |
País: | España |