Sociología y Trabajo Social
Skins y Okupas
A la juventud la conmueve aquello que la política,
en gran parte, excluye: ¿Cómo frenar la destrucción
global del medio ambiente? ¿Cómo puede ser
conjurada, superada la desocupación, la muerte
de toda esperanza, que amenaza, precisamente,
a los hijos del bienestar? ¿Cómo vivir y amar con
el peligro del sida? Cuestiones todas que caen
por los retículos de las grandes organizaciones
políticas... Los jóvenes practican una denegación
de la política altamente política.
ULRICK BECK (1999)
ÍNDICE
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Introducción.........................................................................................4 - 5
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Orígenes históricos de la ocupación...................................................6 - 9
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Orígenes históricos del movimiento skinhead.................................10 - 16
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¿Por qué son desadaptados sociales?...........................................17 - 18
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Tres caso reales..............................................................................18 - 19
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Eduardo........................................................................................18
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Arnau............................................................................................19
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“Por el artículo 65”........................................................................19
-
El "Síndrome Giuliani" y los medios de comunicación....................20 - 22
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American History X…………………………………………………….22 - 23
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Conclusión………………………………………………………………24 - 25
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Bibliografía…………………………………………………………………....26
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Anexo…………………………………………………………………....27 - 29
INTRODUCCIÓN
La sociedad actual en la que vivimos está imponiendo un claro determinismo social y económico para estos, cada vez más amplios, grupos de población. Una convivencia completamente pacífica es difícil de conseguir en este clima de desigualdad. Cuando dos terceras partes de la población vive a expensas de la marginación del tercio restante, y cuando se le exige a las nuevas generaciones que abandonen los valores que puedan frenar la competitividad que requiere el sistema de producción instaurado no deberíamos extrañarnos de la agresividad y violencia actuales.
Por otro lado, la familia sólo puede realizar una parte de la socialización de sus hijos por lo que aparece un hueco que hay que llenar por medio de otras instituciones. Este espacio se produce porque los principios de integración que se dan en el núcleo familiar difieren, en muchas ocasiones, de los que existen en la sociedad. Cuando se pide o se exige al joven un comportamiento más acorde con las expectativas que van unidas a los roles sociales vigentes, éste tiene que ir separándose de la familia. Este paulatino distanciamiento trae consigo la pérdida de importantes gratificaciones, a la vez que un incremento en su nivel de inseguridad.
El tiempo, en que el joven ya no está del todo integrado en la familia pero todavía no forma parte como adulto de la sociedad, es cada vez mayor en las sociedades modernas. En este periodo se necesita de sistemas de relación que le permitan mantener su seguridad emocional y le den posibilidad de iniciar nuevas relaciones.
En una situación como esta, la función del grupo de iguales está ganando importancia y el poder de los amigos y de la pandilla es cada vez mayor en casi todos los ámbitos de la vida juvenil.
El grupo de amigos va sustituyendo a la familia y los padres se ven cada vez más lejanos. Así, el microsistema familiar es el que posibilita el sustento económico pero poco más, de tal manera que las relaciones más estrechas y los sistemas de valores se consolidan fundamentalmente en el entorno.
Así pues, parece claro que los adolescentes y los jóvenes son especialmente sensibles a su situación en el mundo. Por eso también dependen de la consideración de los demás y buscan, por infinidad de medios, construir su propio estatus relacional. De aquí su trabajo incansable sobre la apariencia, la ropa, los modos y modas y su habitual tendencia a significarse. En este contexto, las bandas, las tribus urbanas o las subculturas pueden proporcionarles claves y formas para determinar sus propias formas de expresión. En consecuencia, estos adolescentes y jóvenes pasarán a ser partícipes del proceso de desadaptación social que iniciarán una vez hayan entrado a formar parte.
A continuación, se exponen dos colectivos, como lo son los okupas y los skinheads, protagonistas de su proceso de desadaptación social. Ambos presentan características y comportamientos que delatan su desadaptación, así como su origen histórico y su forma de vida.
Orígenes históricos de la Okupación
La ocupación de viviendas y edificios vacíos para convertirlos en bases de operaciones de actividades políticas y de intercambio de ideas alternativas a las pautas culturales dominantes, se puede remontar al contexto europeo más reciente de décadas anteriores, si bien la antorcha continúa hoy día encendida.
Por una parte, el movimiento de squatters (ocupante ilegal) se expandió por Inglaterra, Holanda, Dinamarca y Alemania con distintos matices en cada caso. Conjugaban desde las necesidades de alojamiento y reunión de grupos punkies (Londres) hasta la organización más estructurada de comunidades de vida alternativa o comunas hippies, así como las plataformas de los provos (Amsterdam) que hacían de la calle y de los eventos oficiales su blanco preferente de protesta.
En Berlín se llegaron a crear extensos barrios (170 bloques en los años ochenta) con todo tipo de servicios e iniciativas (contrainformativas y hasta empresariales), pero a raíz de la reunificación de las dos Alemanias, las autoridades intentaron ofrecerles alternativas integradas de vivienda social en alquiler barato, cuando no introdujeron los tanques para derribar a esas auténticas dobles ciudades. En Inglaterra, por ejemplo, los squatter no pudieron frenar la aprobación de la Criminal Act Bill en 1994 que a quienes no aceptaron sumisamente las viviendas oficiales ("una forma de comprar a los jóvenes, que así no protestan"), les prohibía el activismo público, principalmente con fiestas rave y traveller, además de penalizar la okupación con cárcel y de acelerar los trámites del desalojo.
En Italia, durante los años setenta se inició uno de los referentes más significativos para la okupación actual. Se trató de una oleada de ocupaciones extendida a viviendas, locales vacíos, fábricas, ayuntamientos, centros escolares y universitarios, que en el caso de los Centros Sociales Autogestionados continúa en gran medida hasta la actualidad. En la mayoría se dejó sentir la influencia de las reivindicaciones políticas del comunismo partidista (que pactó la no-revolución en la posguerra) tanto como de otros grupos de izquierda más radical y anti-parlamentarios como Autonomía Operaria.
El problema surge cuando se tratan de datar con precisión los orígenes de la okupación a lo largo del Estado español. No tiene mayor importancia, pero sí resulta significativo que ni la prensa ni los medios policiales ni los académicos se pongan de acuerdo en cuanto a registrar el conjunto de todas las okupaciones de nuestro entorno.
Actualmente, los medios de información hegemónicos contabilizan 2000 personas y casi 200 casas o centros okupados, aunque no recogen la agitada dinámica entre okupaciones y desalojos que sí muestran los medios de comunicación alternativos.
Si se adopta el punto de vista de los okupas se puede comprobar que casi nunca existe una referencia explícita a esos antecedentes, aunque las excepciones confirman la regla: por ejemplo, en Carcelona [Barcelona], la reivindicación de espacios para la autogestión de actividades populares viene de lejos y se expresó más claramente a través de los movimientos vecinales de los 70 y principios de los 80. Por eso la red de centros cívicos, que por aquel entonces empezó a implantar el Ayuntamiento, tuvo desde el principio el objetivo de controlar la fuerza de estos movimientos, reconduciéndolos a un terreno donde la política ha hecho el resto para desarticularlos.
Por último, se deben encontrar las raíces materiales de la okupación en los cambios sociales de los centros urbanos que con anterioridad a los 80 también habían sido escenario de confrontación, ya que en el Centro se hace visible el conflicto y con el desplazamiento a la Periferia se margina el mismo.
En resumen, el movimiento okupa es un movimiento de lucha barrial y arrastra una diversidad de tradiciones de lucha obrera, social y urbana que no siempre es capaz de reconocer desde dentro o que, como en el caso de la contracultura de los años 60, llega incluso a negar.
ORÍGENES HISTÓRICOS DEL MOVIMIENTO SKINHEAD
Hoy en día, la palabra skinhead prácticamente solo se ve ligada a agresiones fascistas y grupos neonazis. Pero tradicionalmente, y fuera de los grandes circuitos informativos, los verdaderos skins han estado siempre al margen de estas actitudes racistas o xenófobas.
El nacimiento de los skinheads se encuentra en la mestiza Inglaterra de los años 60. Allí existían dos tendencias juveniles principalmente. Los mods, jóvenes seguidores de la música negra y amantes de la diversión, la cerveza, el sexo y las buenas peleas, sufrieron las influencias de la ola de hippismo que recorrió las clases medias hacia finales de la década. La mayoría de ellos se apuntaron a la nueva moda, pero los más orgullosos seguidores de la música negra, y especialmente los que pertenecían a familias obreras la rechazaron de pleno, y aún se cerraron más en las cosas que les gustaban.
Paralelamente, la inmigración desde las Antillas les proporcionó fundamentalmente dos cosas: amigos negros igualmente fiesteros (rude boys-chicos duros) y nuevos y excitantes estilos de música (ska, rocksteady, reggae...) en los salones de baile. En sus principios eran simplemente bandas urbanas de barrios obreros, donde generalmente había gente de color, que compartían sus gustos por los ritmos Ska, el sonido negro y de ideología contraria a la hippy. Estética: Cabeza rapada (en analogía a los negros, botas con punta de acero y tirantes en analogía al obrero).
También jugó un importante papel la boyante situación económica y el éxito de Inglaterra en el mundial de fútbol de 1966, que llevó a muchos jóvenes a seguir a sus equipos desde los mismos estadios. Enseguida nacieron las hinchadas y estalló la violencia entre ellas, surgiendo así los bootboys. Las peleas entre seguidores de distintos equipos fueron famosas, y estos enfrentamientos diarios acabaron por movilizar a la policía, a los jueces, y a la sociedad civil, que hicieron un círculo tan estrecho que acabaron ahogándolos. Muchos skins acabaron en prisión, otros dejaron el movimiento, y los más veteranos se convirtieron en Suedeheads, una versión más light que les permitió sobrevivir en el anonimato.
Del mestizaje y la conjunción de todos estos hechos nacieron los skinheads. Hay que recordar que esta palabra se empleó por primera vez en 1969, ya que hasta entonces estos grupos callejeros recibían varios nombres, como lemonheads, peanuts (por el ruido del motor de los scooters, como de cacahuetes friéndose) o simplemente mods.
Por dejarlo claro de alguna manera, los skinheads fueron una subcultura que ha perdurado hasta hoy, y que como reflejo de la juventud de clase obrera inglesa podían ser violentos, pero no más que lo que los trabajadores eran, podían haber racistas, pero no más de los que había en los barrios obreros, podía haber tantas ideas políticas como individuos y en una proporción igual que la de los trabajadores. Porque, no hay que olvidar que los skins eran trabajadores también.
Su estética era una de sus señas de identidad. Aparte de la cabeza rapada, les gustaba vestir elegante, y se hicieron especialmente populares las camisas Ben Sherman, las prendas Fred Perry, las Crombies, Harringtons y botas Doc. Martens. Las hoy famosas Bombers no aparecieron sino muy tardíamente. De diario se solía emplear más la ropa vaquera y por las noches de fin de semana muchos optaban por algo con más clase, como elegantes trajes de tres botones.
Pero era la violencia y el vandalismo lo que realmente daba identidad a los skinheads. Allá por donde pasaban destrozaban trenes, establecimientos, squats, coches y apalizaban policías, estudiantes y, como no, sus odiados hippies. Su arma preferida eran los peines de metal afilados.
De estos episodios violentos han venido algunas acusaciones de racismo por las peleas con paquistaníes, pero hay que recordar que las bandas de skins eran multirraciales, y lo único que buscaban era montar jaleo. Políticamente, no había una tendencia concreta y la gente que votaba lo hacía en su mayoría por los laboristas, dada su procedencia obrera. Esta actitud beligerante les echó encima a la prensa, la opinión pública y la ley, y tuvieron que cambiar su comportamiento, suavizándolo, y también su estética, dejándose crecer el pelo y vistiendo con más elegancia. aquí nacieron los suedeheads y los smooties, de existencia más efímera. Los bootboys, sin embargo, continuaron haciendo el salvaje en los campos de fútbol.
Conviene aclarar algunos puntos de esta época:
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Los primeros skinheads no eran antirracistas, pero tampoco eran racistas, ni de izquierdas, ni de derechas, ni rubios o morenos, ni altos ni con pecas. Eran el reflejo de la juventud obrera inglesa, y como tales poseían sus características, siendo en conjunto una masa uniforme que compartía similitudes en su comportamiento, aspecto y gustos, pero jamás poseyeron una filiación política o un color de piel exclusivo. Cada individuo tenía sus propias ideas, dependiendo de su educación, experiencia... etc., al igual que las tienen los carpinteros, los albañiles o los mineros, obreros todos ellos.
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Las primeras acusaciones de racismo hacia los skins vienen de esta época, de las palizas a pakistaníes (paki-bashing) u otros problemas aparentemente raciales como las reggae wars, más relacionadas con el territorio y las chicas que con otra cosa. Todas las personas que han estado metidas en la escena desde sus inicios (y que hoy cuentan con más de 40 años) están abiertamente en contra del racismo y de esas acciones.
La escena continuó medio apagada hasta que apareció el punk a mediados de los setenta. Estéticas rebeldes y provocativas, en contra de la sociedad llevaron a errores, como el lucimiento de símbolos nazi, aunque sólo fuese para provocar o ser el "más malo".
El punk pronto perdió su rumbo y se convirtió en una moda más, carente del espíritu de rebelión que tuvo al nacer. Entonces es cuando ve la luz el hoy manipulado movimiento Oi!, creado por la mezcla de la cultura punk con la de los skins. El Oi! devuelve al punk su fuerza y no es extraño ver punkies y skins tocando en el mismo grupo o de borrachera por ahí, pero eso sí, esta vez el componente político es más fuerte, radicando en la procedencia obrera de sus integrantes. Durante unos años no es raro ver skinheads negros (blackskins), hindúes e incluso orientales, pero un partido ultraderechista (Frente Nacional Inglés) aprovechándose del exhibicionismo punk, el aire marcial del corte de pelo skin y confusos mensajes nacionalsocialistas hacia los "obreros", consigue desligar a gran parte de skins y punks, aunque en menor medida, hacia la ultraderecha, creando así sus perfectas "fuerzas del orden".
Así surgen los Boneheads (cabezas huecas o "Skins" Nazis). Los medios de `comunicación' pronto promoverán el binomio Skin-nazi, dándole una publicidad falsa y gratuita. Una vez creado ese cáncer, consigue que las juventudes fascistas se vean a sí mismas reflejadas en la estética skinhead (pelo corto, botas...), y acaben adoptándola (sobre 1980-81). Esta labor desinformadora fue apoyada por los sensacionalistas medios de comunicación, que al igual que ocurre ahora daban más importancia al morbo que a la veracidad de las noticias. Muchos skins, se opusieron a ello mediante la afiliación a unas ideas contrapuestas a las nazis, pero que como políticas, no eran propias de los skinheads. Nacen así los Redskins, que adoptaban los símbolos comunistas. Lógicamente toda esta manipulación sólo llevó a un desmembramiento de los skinheads, que aunque todavía continuaron existiendo, lejos de toda esa polarización política, lo hicieron en un número mucho menor.
En 1988 se crea en EEUU una organización llamada Skinheads Against Racial Prejudices, SHARP (Skinheads antiracistas). No es una organización política (aunque denunciar el racismo y el fascismo sea una actitud política). Es una organización que rechaza la violencia gratuita y que desea reunir a todos los Skinheads, Skingirls, y todo tipo de gente con un único objetivo: denunciar a aquellos nazis que han usurpado el nombre, limpiar la imagen que han dado y divulgar la auténtica esencia del movimiento. Tampoco el SHARP pretende encuadrar a todos los Skins y poner nuevas etiquetas, pero sí unirlos, y no sólo a ellos, sino a toda la gente que nos apoye. Además intenta buscar organización con distintos grupos para montar conciertos, manifestaciones, y explicar a la gente y a la prensa la realidad de las cosas.
¿POR QUÉ SON DESADAPTADOS SOCIALES?
La desadaptación social se da en todas las clases y estratos sociales, no sólo se da en los barrios marginales o en las familias con menos recursos. Fomenta y premia el mecanismo de pertenencia.
La integración o el rechazo dependen del grado de feeling experimentado por parte de los miembros del grupo y por el aspirante a miembro. Posteriormente, este sentimiento será confortado o informado por la aceptación o el rechazo de los distintos rituales iniciales. Independientemente de la duración de la desadaptación social, estos rituales son necesarios. Se puede observar, por lo demás, que ocupan un lugar cada vez más importante en la vida cotidiana.
Existen rituales más o menos imperceptibles que permiten sentirse a gusto, por ejemplo la asistencia habitual a determinados locales de ocio o el hecho de pasearse por una calle concreta y bien tipificada.
No obstante, la desadaptación del movimiento okupa y skin es transitoria, ya que permanecerá en el tiempo, dará un giro de 360 grados cuando, a través del transcurso del tiempo, intenciones e ideologías influirán socialmente y lograrán ir cambiando las pautas tanto del movimiento okupa como de los skinheads.
Tanto en los okupas como en los skinheads presentan una serie de rasgos o características generales y comunes que delatan su desadaptación social.
Algunas de éstas son las siguientes:
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Se reafirma la contradictoria operación de una identidad que quiere escapar de la uniformidad y no duda en vestir un uniforme.
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Constituyen un factor potencial de desorden y agitación social, ya que su propio acto de nacimiento representa simbólicamente “desenterrar el hacha de guerra” contra la sociedad de la que, de alguna forma, no se quiere formar parte.
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El look más extremado y menos convencional revela una actitud autoexpresiva más intensa de lo habitual, y en consecuencia también más activa, pudiendo manifestarse de forma agresiva y violenta.
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La relación de pertenencia del individuo al grupo es intensa, globalizadora y aporta un sentido existencial. Todas sus maniobras y actuaciones parecen estar dirigidas y justificadas en función de esa pertenencia.
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Cuando se intenta aclarar en qué canales y con qué modalidades se expresan esas actitudes vitalistas y agresivas, resulta evidente que música y espectáculo deportivo constituyen los canales y las fuentes de inspiración más frecuentes. Seguramente por su potencial de agregación masiva y de intensidad emocional.
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El hecho de pertenecer es una opción minoritaria, pero, sin embargo, es muy llamativa, sobre todo porque supera las normas y reglas uniformadoras del grupo social normativo.
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Las actitudes más violentas suelen venir acompañadas de una “marca de la casa”. La violencia no se disimula o esconde, al contrario, se manifiesta y se muestra con orgullo, también como forma de provocación.
TRES CASOS REALES
Eduardo de 27 años, identifica a su grupo como la clase obrera que sigue la tradición de los anarquistas de principios de siglo. “La okupación es el caldo de cultivo de lo que mañana puede ser la revolución". Se autocalifican "herederos de la CNT, los nietos de los que perdieron la guerra civil española”.
"Ser okupa hoy es como los que pasaban a la clandestinidad con Franco: haces de tu vida tu militancia. Siempre piensas que esto va a ser para siempre, pero soy consciente de que nos olvidamos de que una okupa siempre tiene un fin. Estar aquí ya supone estar haciendo algo por tu futuro, ¿no? Si ves una cosa en la sociedad que no te gusta, hay que intentar cambiarla, no quedarte parado quejándote".
“Nuestra violencia es una violencia sana frente a grupos fascistas que nos atacan, frente a la policía que nos desaloja o, en ocasiones, de forma más simbólica que física, frente a la prensa que manipula las informaciones sobre nuestras actividades y problemas”.
Arnau de 20 años, redskin o skinhead de ideología comunista. Se autocalifican “herederos del movimiento obrero de la Inglaterra del año 1969, en este año nacieron los skinheads. Somos la vieja estirpe y esto es para siempre porque se lleva en el corazón. Mientras estemos nosotros, Tarragona quedará limpia de nazis. Solemos salir cada fin de semana de cacería por Reus que es donde se concentran los nazis. Hay que acabar con esta gentuza que sólo trae problemas”.
“Por el artículo 65”
Esta sentencia hace referencia a la agresión sufrida por un joven de nacionalidad dominicana. Los autores de esta agresión son cuatro skinheads de ideología neonazi.
El imputado en cuestión es un joven de 16 años llamado Roberto, el cual, según la exploración y el informe realizados, pertenece a una familia aparentemente normal. El mismo presenta ideas extremistas y es un tanto agresivo, debido a la influencia del padre y del grupo de iguales, ya que éstos tienen absoluta relación con su personalidad (Territorio A).
En los hechos que se le imputan por el delito cometido el Educador Social tendrá especial incidencia, ya que éste será quien informe de manera periódica al Juzgado de Instrucción sobre la actividad que tiene que cumplir Roberto: enseñanza del castellano y apoyo escolar dos horas diarias, tres tardes por semana a un niño bosnio, durante el período de Libertad Vigilada que se le imputa. Así como la realización de una prestación de un servicio en beneficio de la comunidad, lo que le servirá para que Roberto interiorice los valores y normas que en esta sociedad se dan (Territorio C).
El "síndrome Giuliani" y los medios de comunicación
Los jóvenes, en su mayoría integrantes de ambos movimientos y, por supuesto, no de manera exclusiva, se han convertido en los destinatarios de un autoritarismo que tiende a fijar en ellos de manera obsesiva los miedos, la desconfianza, las inquietudes que provoca hoy la vulnerabilidad extrema en diversos órdenes sociales.
La "doctrina Giuliani" exportada al mundo desde Nueva York a partir de 1993, ha colocado en el ojo del huracán a los jóvenes de los sectores populares. "Tolerancia cero", como se denominó en NY a la campaña policíaca para combatir el pequeño crimen, bajo el supuesto de que quien rompe una ventana o hace un graffiti es capaz de volar un edificio en pedazos. No solamente ha impactado a los gobiernos del continente en sus "programas" de combate a la violencia, sino que además, de manera tenia pero eficiente, se ha instalado en el lenguaje de los medios de comunicación (la televisión, principalmente) para actuar como caja de resonancia de un imaginario al que le sobran miedos y le faltan chivos expiatorios. El tratamiento informativo que se hace de la nota en general y en particular cuando se habla de los jóvenes, está lleno de calificaciones y estigmatizaciones, que fomentan y generan una opinión pública que tiende a justificar el clima de violencia policíacos y de constantes violaciones a los derechos humanos.
La configuración de los miedos que la sociedad experimenta ante ciertos colectivos y espacios sociales tiene una estrecha vinculación con ese discurso de los medios que, de manera simplista, etiqueta y marca a los sujetos de los cuales habla. Mediante estas operaciones, ser joven equivale a ser "peligroso", "drogadicto o marihuana", "violento"; se recurre también a la descripción de ciertos rasgos raciales o de apariencia para construir las notas. Entonces, ser un joven de los barrios periféricos o de los sectores marginales se traduce en ser "violento", "vago", "ladrón", "drogadicto", "malviviente" y "asesino" en potencia o real.
Se refuerza con esto un imaginario que atribuye a la juventud el rol del "enemigo interno" al que hay que reprimir por todos los medios.
Estamos aquí ante una especie de "transferencia" de responsabilidades. Al tratar la violencia, la falta de seguridad, el incremento de la delincuencia, sin contextos sociopolíticos, se hace aparecer a los sectores marginales, a los pobres de la sociedad, especialmente los jóvenes, como los responsables directos de la inseguridad en las ciudades y esto, de nueva cuenta, favorece el clima de hostigamiento y represión y otra vez, la justificación de las medidas legales e ilegales que se emprenden en contra de estos actores.
De ahí que el saldo de los acontecimientos, arroje como balance una esquizofrénica dicotomía ente "muertos buenos" y "muertos malos", o peor aún "muertos olvidables". Las noticias de hechos de violencia en contra de jóvenes se convienen en algo natural, normal, pasan a un segundo plano, se olvidan. Y con esta amnesia se contribuye a la aceptación de la impunidad, a la tolerancia infínite que no es capaz de ponerle un freno a la violencia provenga de donde provenga.
La multidimensionalidad de las violencias que han estallado en este último tramo hacia el tercer milenio, las vuelve difícilmente asibles y por lo tanto difícilmente representables. El mecanismo más sencillo es el de recurrir a un "chivo expiatorio" a quien pasarle las facturas. La contribución que en esto realizan buena parte de los medios de comunicación por omisión o por acción, es indudable.
Cuando las instituciones políticas han caído en el descrédito y deslegitimación, cuando la autoridad se muestra incapaz de dar respuestas eficientes a los problemas de las comunidades, cuando la sociedad no encuentra cauces de participación, es fácil que los medios dejen de ser precisamente eso, "medios", y se conviertan en actores de peso completo que se erigen en jueces, en árbitros, cuyas construcciones del acontecer tienen efectos reales sobre la sociedad contemporánea.
Se trata de una bola de nieve, mientras impere un imaginario que atribuye a ciertos actores sociales unas características que justifiquen las razzias eufemísticamente llamadas "operativos antipandillas", mientras se consienta la violencia institucionalizada u otras, mediante mecanismos discursivos que la expliquen por su vinculación con algunos constitutivos identitarios (la religión, el color, la raza, la edad, el sexo), mientras impere entre gobernantes y gobernados una relación de miedo y desconfianza, no será posible avanzar en el diseño de principios reguladores que la sociedad requiere para enfrentar los desafíos que le plantea la magnitud de la crisis que atraviesa.
Hay, en la triple relación: políticas públicas de combate a la delincuencia, el discurso y los dispositivos de los medios de comunicación y los imaginarios colectivos, una agenda de investigación urgente en tanto ella puede ayudar a repensar los modos de la ciudadanía juvenil.
AMERICAN HISTORY X
En la película aparecen factores endógenos y exógenos que son la causa que llevan al protagonista, Derek, a formar parte del grupo de skinheads neonazis (Territorio A).
Los endógenos son:
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Su odio, sus frustraciones, su rencor, su prepotencia y su autoritarismo.
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La falta de cohesión familiar después de la muerte de su padre: malas relaciones familiares (especialmente con su hermana) y el predominio de ideas extremas por parte del padre.
Los exógenos son:
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Las influencias de personas externas (por ejemplo, Cameron el líder en la sombra del grupo neonazi).
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Las influencias del grupo de iguales.
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La manipulación de las ideas: los extremismos.
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El odio racial.
No obstante, el factor que más influencia tiene en Derek es su padre. Éste es la causa principal de que Derek y Danny tengan esas ideas de rechazo hacia todo aquel que no fuese de su misma raza o religión. Se las intenta inculcar desde un principio a sus hijos, pero el detonante de que Derek y Danny adquirieran estas ideas es la muerte de su padre a manos de un chico negro.
Sólo hay que tener en cuenta la historia que cuenta a su hijo Derek, sobre los dos bomberos blancos que se quedan sin trabajo porque tienen que contratar un número mínimo de negros, aunque tengan peores notas, porque así lo exigen las leyes para impedir la discriminación de las minorías raciales en Estados Unidos. El comentario del padre es claramente racista, porque él no está de acuerdo con esa decisión, y así se lo dice a Derek que parece convencido de lo que dice su padre.
Por otra parte, Derek, una vez está introducido en el movimiento neonazi, se distancia del contexto familiar y entran en juego el vandalismo y la violencia (Territorio B). Prueba de ello es la comida que tiene con su familia y con el amigo judío de su madre, donde se comporta y actúa de manera diferente a como era antes de ser un skinhead, se llena de odio y violencia, situación que defrauda a los miembros de su familia menos a su hermano, ya que éste siente una profunda admiración hacia Derek.
Éste último, Danny, en cierta medida está siendo manipulado por el entorno de su hermano, y no es capaz de darse cuenta por sí mismo de todos los aspectos negativos de la ideología neonazi.
Cuando Derek está en la cárcel tiene una visita del director del colegio, Sweeney, el cual es el factor detonante para cambiar de situación: pasar del Territorio B al C. Gracias a él Derek comienza a reflexionar profundamente y a darse cuenta de que todos sus ideales y todo lo que ha hecho desde que murió su padre, no le ha servido para mejorar su vida.
Con todo, Derek le cuenta a su hermano las razones por las que ha cambiado de forma de pensar y que están relacionadas con las experiencias y vivencias que ha tenido en la cárcel, lo entiende y él también cambia inmediatamente, porque Derek sigue teniendo la misma influencia sobre él.
Pero no sólo Derek le ayuda a cambiar de situación o Territorio, sino que Sweeney también contribuye a ese cambio, ya que el trabajo que tiene que realizar Danny sobre la vida de su hermano, tiene la finalidad de hacerle reflexionar sobre todas las causas y las malas consecuencias que contenían sus ideales.
CONCLUSIÓN
Tanto los okupas como los skinheads son un excelente ejemplo de la eficacia de redes sociales productivas de nuevos códigos, pero no ajenos a su contexto estructural económico y político.
Ambos movimientos tienen su origen en la década de los años 60 y 70, la cual cosa indica que su surgimiento estuvo influenciado por la sociedad de aquellas décadas, ya que durante esta década cambiaron las estructuras sociales y culturales. También, en estos movimientos asumen un gran protagonismo diferentes colores políticos, es decir, a pesar de la denegación de la política que practican, esta denegación a la vez es altamente política.
También, se puede observar cada uno de los territorios que delatan su proceso de desadaptación social:
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Territorio A: viene dado por las causas que llevan al individuo a formar parte de uno u otro movimiento. Como por ejemplo, las influencias de personas externas o del grupo de iguales, la falta de cultura o de madurez y la falta de cohesión familiar.
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Territorio B: viene dado por las consecuencias que sufre el individuo una vez ha entrado a formar parte del movimiento okupa o skinhead. Como por ejemplo, la separación del contexto familiar, el vandalismo o la violencia del que es partícipe.
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Territorio C: viene dado por la solución a la desadaptación social del individuo en cuestión. Como por ejemplo, conseguir salir de uno u otro movimiento.
Otro factor a tener en cuenta es el In & Out, tanto el movimiento okupa como los skinheads, se caracterizan por una cierta marginación, aislamiento y guettización que, en cierta medida, pero más atenuados y con matices según los casos, han permanecido hasta la actualidad.
Siempre se está, pues, en el límite entre cerrarse como guetto marginal y aprovechar el espacio interno, familiar, de seguridad, que da el grupo cerrado, para crecer y recrearse personal y grupalmente.
Tanto en el caso de la okupación como en los skinheads, se puede considerar que incluso cuando se da el paso hacia una reivindicación pública no se abandona el riesgo a ser o a quedarse marginados.
Existe pues, la paradoja entre la necesidad de cerrarse lo mínimo para crecer internamente y la necesidad de abrirse lo máximo para multiplicar los canales de solidaridad y lucha. Es decir, existen dos caminos: por un lado está el camino de las actividades cara al exterior, y por otro, el de las habilidades y experimentaciones adquiridas en el interior. Cualquier apertura hacia el exterior es vista como una debilidad, como una grieta en el muro por donde puede introducirse el sistema.
En cuanto a la violencia, sí que existen diferencias entre okupas y skinheads, ya que los primeros utilizan estrategias de lucha no convencionales como la desobediencia civil, mientras que los skinheads abusan de una violencia explícita y gratuita.
Así pues, y a partir de estos dos colectivos, se ha podido comprobar como una ideología, un comportamiento y una estética determinada tienen como resultado una desadaptación social, y como ésta se puede dar en cualquier época y clase social.
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Enviado por: | Jordi |
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