Lengua Española


Sintagma verbal


EL SINTAGMA VERBAL

1. ESTRUCTURA Y FUNCIÓN DEL SINTAGMA VERBAL.

El sintagma verbal es la unidad funcional que tiene por núcleo a un verbo. Puede estar integrado, además de por el verbo, por los complementos verbales y los adverbios, según veremos en esta unidad.

El verbo es el elemento más importante de la oración. Para que exista una oración es imprescindible que aparezca un verbo en forma personal. El verbo tiene la capacidad de construir oraciones sin necesidad de ningún otro elemento. Formas como llueve, ven, habla o nieva son oraciones con un sentido completo.

Desde el punto de vista morfológico el verbo es una clase de palabra que puede tener flexión de persona, número, modo y voz. Funciona sintácticamente como el núcleo del predicado y de la oración, y desde el punto de vista semántico expresa el tiempo o la subjetividad del hablante.

El verbo español puede pertenecer a tres conjugaciones diferentes: a la primera los terminado en -ar (cantar, soñar, bailar); a la segunda los terminados en -er (comer, beber, saber) y a la tercera los terminados en -ir (vivir, salir, traducir). La segunda y la tercera conjugación son paradigmas cerrados que no admiten nuevos verbos. Por ello, cada vez que se crea una nueva forma verbal, ésta entra en la primera conjugación: zapear, escasear, formatear, televisar, filmar,…

1.1. La flexión verbal.

La morfología del verbo, su flexión, resulta muy diferente de la de otras clases de palabras. Si lo comparamos con los sustantivos veremos que estos tienen morfemas diferentes para el género y para el número:

La botell-a vací-a / las botell-a-s vací-a-s

En el caso de los verbos, un único morfema tiene diferentes valores. En una forma como canto cabe distinguir la raíz cant- del morfema -o. el morfema -o nos proporciona la suficiente información como para saber que nos encontramos con “la primera persona del singular del presente de indicativo del verbo cantar, de la primera conjugación, en su voz activa”.

1.2. La persona.

Las personas verbales son las mismas que las de los pronombres personales y lo mismo ocurre con su contenido semántico. Cuando decimos comemos nos referimos a la primera persona del plural, pero esto no significa una multiplicidad de emisores, sino yo + otros, yo + tú, yo + vosotros,…

Los morfemas de persona cambian en relación con el tiempo y el modo verbal. Frente a canto (presente de indicativo) el presente de subjuntivo se construye añadiéndole el morfema -e: cante. Esta forma, que es de primera persona (yo cante), coincide también con la tercera persona del singular (él cante). El morfema -a puede indicar tanto la tercera persona del singular del presente de indicativo (ama) como la primera y tercera personas del singular del presente de subjuntivo (viva).

Donde mayor regularidad presentan los morfemas es en el plural: -mos para la primera persona (bailamos), -is para la segunda persona (bailáis), -n para la tercera persona (bailan).

1.3. El número.

El número nos permite diferenciar las personas del singular de las del plural. Pero a diferencia de lo que ocurre con el sustantivo o el adjetivo, el número en el verbo está incluido en el mismo morfema. Es decir, la -n de bailan nos indica que estamos en la tercera persona del plural, pero también nos ofrece otro tipo de información adicional.

1.4. La voz.

La voz convierte al sujeto gramatical de la acción en elemento sobre el que repercute esa misma acción. Observa los siguientes ejemplos:

Los alumnos leen El Quijote.

El Quijote es leído por los alumnos.

En el primer caso tenemos una oración (voz activa) con un sujeto (los alumnos) y un objeto directo (El Quijote). Cuando convertimos esa misma oración a la voz pasiva, se invierte el protagonismo gramatical de los elementos: el objeto directo pasa a ser sujeto paciente y el antiguo sujeto se convierte en complemento agente.

El complemento agente siempre viene precedido por la preposición por:

El Quijote es leído por los alumnos.

1.5. El tiempo.

Este accidente gramatical indica que una acción ha ocurrido en el pasado, en el momento actual u ocurrirá en el futuro. Por tanto, se distinguen tres tiempos: pasado, presente y futuro. El punto de referencia para determinar el tiempo es el presente del hablante.

Mi hermana consiguió (pasado) dos entradas para el teatro.

Yo estudio (presente) Historia en la universidad a distancia.

El próximo curso me matricularé (futuro) en un curso.

1.6. El modo.

El modo es un morfema verbal ligado a unas marcas flexivas determinadas. En el verbo español hay por tanto unas terminaciones para el indicativo, otras para el subjuntivo y otras para el imperativo. Cada uno de los modos trata de expresar una forma de realización del verbo.

  • El indicativo.

Por medio del indicativo el hablante expresa lo objetivo, lo real, lo constatable:

Juan corre todas las tardes / Él estudia de vez en cuando.

  • El subjuntivo.

Es el modo de la subjetividad, la irrealidad y el deseo. Los verbos en subjuntivo tienen una clara dependencia sintáctica con respecto a un verbo principal:

Quiero que organicéis bien el viaje a Italia.

Te pidió que fueras con él al cine.

  • El imperativo.

Es el modo del mandato y de las órdenes. Está íntimamente relacionado con la función apelativa del lenguaje. En español sólo cuenta con dos formas, una para la segunda persona del singular y otra para la segunda persona del plural:

Canta (tú) / cantad (vosotros); baila / bailad; lee / leed; duerme / dormid.

Aunque las formas verbales de imperativo son escasas, la lengua ha desarrollado otros mecanismos para ordenar o mandar algo. Así, los verbos en futuro pueden tener valor imperativo, tal y como ocurre en los Diez Mandamientos. No matarás, No robarás,… También el infinitivo puede tener un valor parecido: No hablar con el conductor, No fumar en esta sala.

Para las formas negativas puede emplearse también el subjuntivo con el mismo valor:

No hablen con el conductor. / No fumen en esta sala.

1.7. El modo verbal y los condicionamientos sintácticos.

Con mucha frecuencia, el modo verbal no depende de la actitud del hablante, sino de ciertos condicionamientos sintácticos. Si utilizamos la conjunción temporal cuando con valor de futuro, el verbo principal tiene que ir necesariamente en subjuntivo:

Te llamaré cuando anochezca.

Puedes observar que en la oración el hecho de anochecer es absolutamente objetivo y predecible, puesto que todos los días anochece; sin embargo, su forma aparece en subjuntivo. La razón de su modo verbal es exclusivamente sintáctica.

En un sentido contrario, la lengua permite expresar los subjetivo, la idea de posibilidad e incluso de irrealidad por medio del modo indicativo. Esto ocurre con las oraciones condicionales:

Si me toca la bonoloto me compro una casa en la sierra.

En esta oración, lo que expresa el verbo subordinado (oración condicional) es una imposibilidad e incluso una irrealidad. Aparece en indicativo por razones de concordancia sintáctica.

2. LAS FORMAS NO PERSONALES DEL VERBO.

Reciben el nombre de formas verbales porque no tienen flexión verbal y en ciertos casos se comportan de forma parecida al nombre (sustantivo o adjetivo).

2.1. El infinitivo.

El infinitivo es una forma no personal del verbo que se comporta sintácticamente de forma parecida a la del sustantivo. Así, puede funcionar como:

Sujeto: Me gusta bailar.

Objeto directo: Ellos quieren venir a Sevilla.

Atributo: Esto es actuar sin lógica alguna.

Complemento del nombre: Tenía la costumbre de estudiar después de la siesta.

Complemento del verbo: Regañé al alumno por distraerse.

Complemento del adverbio: Lejos de huir decidió quedarse.

Complemento del atributo: Están cansados de bailar.

El infinitivo puede incluso admitir adyacentes verbales, como ocurre en estos ejemplos:

Venir (sujeto) y todo se estropea.

Siempre quiere comer arroz con leche (objeto directo).

Por medio de un artículo o un demostrativo puede sustantivarse:

El dulce piar de los pájaros.

El deber del estudiante.

Algunas formas de infinitivo llegan a sustantivarse completamente y admiten flexión numérica:

Los deberes de los estudiantes.

Los cantares de gesta.

En la lengua coloquial, el infinitivo puede tener valor de imperativo:

No fumar.

No hablar con el conductor.

2.2. El gerundio.

El gerundio posee doble naturaleza, verbal y nominal. Puede desempeñar funciones propias de los adverbios, como la de complemento circunstancial. Sus marcas gramaticales son:

  • ando (1ª conjugación): cantando, bailando, soñando.

  • iendo (2ª y 3ª conjugación): viviendo, saliendo, teniendo.

Al igual que le ocurre a los adverbios, el gerundio no tiene variación morfemática (ni de género ni de número):

Él contestó riendo.

Ella contestó riendo.

Ellos contestaron riendo.

El gerundio puede llevar todo tipo de adyacentes:

Objeto directo e indirecto: Enviando este ramo a María, se le pasará el enfado.

Complemento del verbo: Está todo el día pensando en las musarañas.

Complemento circunstancial: Se pasa la noche bailando en la discoteca.

Atributo: Siendo intransigentes no conseguiréis nada.

2.3. El participio.

También el participio tiene características nominales, al punto que puede llegar a confundirse con los adjetivos. Las terminaciones habituales de los participios son:

- ado (1ª conjugación): bailar > bailado.

- ido (2ª y 3ª conjugación): beber > bebido; vivir > vivido.

Ahora bien, son muy numerosos los verbos que tienen un participio propio que no sigue esta regla: hacer (hecho), romper (roto), poner (puesto), decir (dicho), volver (vuelto), escribir (escrito), morir (muerto), imprimir (impreso),…

Su cercanía al adjetivo le permite tener flexión completa de género y número: avanzar > avanzado, avanzada, avanzados, avanzadas. Admite también los mismos mecanismos de gradación del adjetivo: muy avanzado, menos avanzado, más avanzado, demasiado avanzado,…

El participio debe funcionar como adyacente de un sustantivo (“las ilusiones perdidas”) o como un atributo (“las ilusiones están perdidas”). Puede funcionar también como adyacente oracional, es decir, un complemento que afecta al conjunto de la oración. Esto se da en las llamadas “construcciones absolutas” o de “participio absoluto”:

Terminada la clase, los alumnos salieron al pasillo.

Examinados los enfermos, el médico regresó al hogar.

La naturaleza verbal del participio le permite formar parte de los tiempos compuestos de los verbos, en su forma de masculino singular: he comido, había soñado, hubo salido, hubiera cambiado.

3. EL ADVERBIO.

El adverbio es una clase de palabra que no admite flexión de género ni de número; no tiene que concordar con ningún otro elemento. Desde el punto de vista sintáctico funciona como adyacente del verbo. “Pedro vive allí”. Puede ser además núcleo de un sintagma adverbial:

Cerca de mi casa hay un quiosco / Encima de la mesa hay un libro.

Puede ser núcleo de un sintagma preposicional:

El piso de abajo. / La película de hoy. / Lejos de allí. / Vive por aquí.

O adyacente oracional; en estos casos, cuando afecta a toda la oración suele ir separado por comas:

Felizmente, hemos estudiado bastante Lengua.

El adverbio, además de modificar a un verbo puede hacer lo propio con un adjetivo (“Mi niña es muy alta”), un participio (“Tengo la cabeza completamente perdida”) e incluso con otro adverbio (“Ella vive muy lejos”). Puede admitir variación por medio de los mismos procedimientos que utilizan los sustantivos y adjetivos. Admite la presencia de sufijos diminutivos, aumentativos y superlativos: despacito, ahorita, poquísimo, prontísimo, lejitos, superlejos, superpronto, cerquita, terquísima.

Muchos adverbios tienen su origen en un adjetivo al que se le ha añadido el sufijo -mente: fieramente, dulcemente, difícilmente, fácilmente, delicadamente, gravemente, solemnemente,…

CLASIFICACIÓN DE LOS ADVERBIOS

Lugar

Aquí, ahí, allí, lejos, cerca, dentro, fuera, arriba, abajo, encima, debajo.

Tiempo

Antes, después, ahora, luego, ayer, hoy, mañana, tarde, pronto.

Modo

Así, bien, mal, deprisa, despacio, apenas, rápidamente, regular, mejor.

Cantidad

Mucho, muy, casi, bastante, demasiado, más, menos.

Afirmación

Sí, también, cierto, verdaderamente, asimismo.

Negación

No, nunca, jamás, tampoco.

Duda

Quizás, acaso.

4. LOS COMPLEMENTOS DEL VERBO.

  • El atributo.

Las llamadas oraciones copulativas, construidas con los verbos ser y estar (a veces también con parecer,…) se caracterizan por llevar un atributo:

Javier es simpático. / Pedro está enfermo.

No debe confundirse el atributo con el objeto directo, puesto que su alcance semántico es muy diferente. A diferencia del objeto directo, que puede ser sustituido por lo, la, los, las, el atributo sólo puede ser reemplazado por la forma lo: “Javier lo es”, “Pedro lo está”.

  • El objeto directo.

Cuando el verbo tiene un contenido semántico muy amplio o ambiguo, puede necesitar de un tipo de adyacente que limite y precise dicho significado. Es el llamado objeto directo /también se le conoce con los nombres de complemento directo e implemento). Puede estar formado por:

      • Una palabra: “Pedro sabe música”.

      • Un sintagma: “pedro conoce la música del Barroco”.

      • Una estructura oracional: “Pedro sabe que la música es importante en nuestras vidas”.

El objeto directo puede ser sustituido por los pronombres lo, la, los, las.

  • El objeto indirecto.

El verbo puede necesitar un adyacente que indique el destinatario del objeto directo. Este complemento recibe el nombre de objeto indirecto (llamado también complemento indirecto). Puede estar constituido por:

      • Una palabra: “Ofrezco un regalo a María”.

      • Un sintagma: “Ofrezco un regalo a la buena de María”.

      • Una estructura oracional: “Ofrezco un regalo a quien ha sido el ganador del último sorteo del instituto”.

El objeto indirecto puede ser sustituido por los pronombres le/les o se, cuando hay dos objetos: “Carlos da el ramo a su novia” (“Carlos se lo da”); “Pedro ofrece un libro a Estefanía” (“Pedro le ofrece un libro”).

  • El objeto preposicional.

A veces ocurre que el verbo necesita un complemento que debe unirse por medio de una preposición. El objeto preposicional o suplemento puede estar constituido por:

      • Una palabra: “Federico confía en Pedro”.

      • Un sintagma: “Federico confía en la actitud de Pedro”.

      • Una estructura oracional: “Federico confía en lo que pueda hacer Pedro”.

El objeto preposicional puede ser sustituido por el pronombre personal tónico: “Habla de fútbol”, “Habla de ello”.

  • El complemento circunstancial

Este tipo de adyacente expresa las circunstancias de la acción verbal. También recibe el nombre de objeto circunstancial o aditamento. Puede estar constituido por:

      • Una palabra: “Él vive allí”.

      • Un sintagma: “Él vive cerca del río”.

      • Una estructura oracional: “Él vive cerca de donde construyeron las casas adosadas”.

Hay muchos tipos de complementos circunstanciales, dependiendo del contenido semántico que expresen. Hay complementos circunstanciales de lugar, tiempo, modo, instrumento, destino, origen,…

  • Complemento predicativo.

El sujeto o el objeto pueden llevar en el predicado un complemento que concuerde con ellos en género y número:

Te veo contento. / Te veo contenta.

No debe confundirse con el complemento circunstancial de modo, que tiene una forma invariable:

Te veo bien (a él). / Te veo bien (a ella).

Os veo bien (a vosotros). / Os veo bien (a vosotras).

Cuando el complemento no depende del género ni del número de su antecedente, es un circunstancial. Si concuerda estamos ante un complemento predicativo.

COMPLEMENTO

CONMUTACIÓN

EJEMPLO

ATRIBUTO

lo

Javier es simpático > Javier lo es.

María está enferma > María lo está.

OBJETO DIRECTO

lo, la, los, las

Llamé a Pedro por teléfono > Lo llamé por teléfono.

Coge la silla > Cógela.

Quería mucho a sus hijos > Los quería mucho.

Alabó mucho a las alumnas > Las alabó mucho.

OBJETO INDIRECTO

le, les

Juan preparó a María una buena cena > Juan le preparó una buena cena.

El profesor explicó al alumno la sintaxis > El profesor le explicó la sintaxis.

El profesor dio a los alumnos una nueva oportunidad > El profesor les dio una nueva oportunidad.

El cocinero preparó a las invitadas una opípara cena > El cocinero les preparó una opípara cena.

OBJETO PREPOSICIONAL

Pronombre personal tónico (él, ella, ello,…)

Se arrepintió de lo que había hecho > Se arrepintió de ello.

El periódico se refirió al ministro > El periódico se refirió a él.

La reprimenda iba dirigida a la directora > La reprimenda iba dirigida a ella.

5. CLASIFICACIÓN DE LAS ORACIONES SEGÚN LA NATURALEZA DEL PREDICADO.

En primer lugar, debemos hacer una distinción entre las oraciones cuyo predicado verbal lleva un verbo copulativo (oraciones copulativas o atributivas) y aquellas en las que aparece un verbo no copulativo (oraciones predicativas).

5.1. Oraciones atributivas.

Las oraciones atributivas son aquellas que tienen un predicado nominal, es decir un verbo copulativo (ser o estar) más un sintagma (nominal, adjetivo o preposicional) que funciona como atributo. El núcleo del predicado nominal no es el verbo, cuya única función es la de servir de cópula o unión, sino este sintagma en función de atributo:

El

estudiante

está

Cansado.

El

edificio

es

blanco.

El

profesor

era

de Jaén.

La

mujer

es

arquitecta.

Debe considerarse también como copulativo el verbo parecer, pues puede llevar los mismos tipos de atributo que ser y, además, estos atributos pueden ser sustituidos por el pronombre lo.

El profesor parecía de Jaén (lo parecía).

La mujer parecía arquitecta (lo parecía),…

5.2. Oraciones predicativas.

A diferencia de lo que ocurre en las atributivas, el verbo de las oraciones predicativas es el núcleo sintáctico y semántico del predicado:

El

estudiante

aprendió

la lección.

  • Oraciones activas.

Transitivas.

Son aquellas oraciones cuyo verbo precisa de un complemento directo para completar su significado:

Los

niños

prepararon

la merienda..

Intransitivas.

En las oraciones intransitivas el verbo no necesita de un complemento directo para que su significado quede completo:

La mujer lloró mucho aquella tarde.

Reflexivas.

Constituyen un tipo especial de oraciones transitivas, puesto que la acción del verbo recae sobre el sujeto. Así, en “Yo me lavo”, el sujeto no es sólo responsable de la acción verbal, sino que también ésta recae sobre él, lo que queda marcado con la forma me, que ejerce la función de complemento directo. Observa, pues, que esta primera persona desempeña una doble función: de sujeto (yo) y de complemento directo (me).

Recíprocas.

En las oraciones recíprocas, dos o más sujetos ejecutan la acción verbal y al mismo tiempo la reciben mutuamente. En “Juan y María se quieren”, los sujetos Juan y María realizan la acción que el verbo indica, y al mismo tiempo el pronombre se expresa que esa acción recae sobre ellos mismos y de forma recíproca. Esta oración equivale a “Juan y María se quieren entre sí”.

Impersonales.

Las oraciones impersonales son las que carecen de sujeto, explícito o implícito. La impersonalidad se produce sobre todo en los casos de verbos que expresan fenómenos de carácter natural, como llover, nevar, granizar, anochecer,…:

Llovió mucho por la noche.

Amanecía cuando nos dimos cuenta de los que pasaba.

Otras oraciones marcan su carácter impersonal con la forma se, que no tiene más función que ésta:

Aquí no se fuma.

En este restaurante se come muy bien.

  • Oraciones pasivas.

Las oraciones pasivas, muy poco frecuentes en español, usan el verbo ser más un participio y pueden llevar un complemento agente:

La

catedral

fue construida

por un gran arquitecto..

Como se ve, en este tipo de oraciones el sujeto no realiza propiamente la acción verbal, por lo que se le conoce como sujeto paciente.

El

ciclista

fue arrollado

por el tren.

  • Oraciones pasivas reflejas.

Más frecuente es el uso de las oraciones pasivas reflejas, formadas con el pronombre reflexivo se y un verbo en voz activa:

Hoy se han arreglado muchos coches en el taller.

(Equivale a la oración en voz pasiva “Muchos coches han sido arreglados hoy en el taller”.)

Estas casas se vendieron a buen precio.

(Equivalente a “Estas casas fueron vendidas a buen precio”.)

Las aceitunas se recogieron en poco tiempo.

(Equivalente a “Las aceitunas fueron recogidas en poco tiempo”.)

en todos estos ejemplos, las oraciones aparecen en forma activa, pero su sentido es pasivo, puesto que coches , casas y aceitunas son objeto de la acción verbal.

Valores de se.

VALOR

EXPLICACIÓN

EJEMPLO

Variante de le, les.

Aparece en las oraciones con un complemento directo en forma de pronombre personal átono.

Le mandé un regalo a Carlos > Se lo mandé (no se puede decir *le lo mandé).

Valor reflexivo y recíproco.

En este caso, el pronombre desempeña las funciones de complemento directo y complemento indirecto.

Juan se secó la cabeza (como Juan te secó la cabeza).

El delincuente se entregó a las autoridades (como Yo me entregué a las autoridades).

Como componente de un verbo pronominal.

Es un componente integrado en el verbo. Se trata del caso de los llamados verbos pronominales.

Me arrepentí de lo que había hecho (no existe la posibilidad de decir *Arrepentí de lo que había hecho).

Partícula de pasivas reflejas y oraciones impersonales.

Se explica en esta unidad.

Sintagma adjetivo

Cópula Atributo

(Predicado nominal)

Sintagma adjetivo

Cópula Atributo

(Predicado nominal)

Sintagma adjetivo

Cópula Atributo

(Predicado nominal)

Sintagma adjetivo

Cópula Atributo

(Predicado nominal)

Núcleo

Predicado verbal

Núcleo

Complemento directo

Predicado verbal

Complemento agente

Sujeto paciente




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Enviado por:Hook
Idioma: castellano
País: España

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