Psicología


Singularidad personal


El Dilema de La Singularidad

La personalidad es menos un producto terminado que un proceso fluyente. Si bien tiene algunos rasgos estables, está al mismo tiempo sufriendo continuamente el cambio.

El primer hecho que nos llama la atención es la singularidad, tanto del proceso como del producto. Cada persona es un idioma en sí misma, una aparente violación de la sintaxis de la especie. Un idioma se desarrolla en su contexto peculiar y propio, y este contexto debe ser comprendido con el fin de entender el idioma. No obstante, los idiomas no son enteramente anárquicos ni arbitrarios; en efecto ellos pueden ser conocidos por lo que son, sólo comparàndolos con la sintaxis de la especie.

Disposiciones innatas:

Las disposiciones innatas, la materia prima para el desarrollo de la personalidad, comprenden por lo menos tres conjuntos de factores.

Primero están aquellas tendencias comunes a la especie que contribuyen a su supervivencia: Un conjunto de reflejos, impulsos y procesos hemostáticos. Todo lo que pueda ser llamado con propiedad instintiva cae en esta clase. Un ejemplo singular es la sonrisa social. Un período de maduración que abarca aproximadamente desde la edad de tres a seis meses, parece tener lugar cuando el niño, para placer de todos, inicia la sonrisa social. Las sonrisas anteriores a esa edad se deben probablemente a la actividad digestiva. Los extraños provocan una sonrisa tan fácilmente como la madre. Después de la edad de seis meses, normalmente, la misma pauta perceptual hace surgir la respuesta contraria si el rostro no es familiar. Y si las relaciones emocionales entre el niño y su madre están seriamente perturbadas, la sonrisa social no se desarrolla, o muestra anormalidades ya dentro del periodo de los tres a los seis meses. Esta particularidad, señala el hecho de que las disposiciones y su maduración dependen del estado total concomitante del proceso de evolución. En este caso las relaciones sociales del niño deberán ser favorables para que el instinto aparezca.

Un segundo grupo de disposiciones incluye todo lo que normalmente llamamos "herencia". Aquellas características ligadas a los genes, que asociamos con la familia, la estirpe, y la raza. Puesto que las combinaciones de rasgos vinculados con los genes son aparentemente casi infinitas en numero, observamos que este tipo de singularidad infinita en la personalidad aun antes de que las operaciones diferenciales de la cultura y el ambiente comiencen a influir. Ciertamente, los genes explican también la uniformidad de la especie. : que tengamos 2 ojos, una columna vertebral y un equipo común de glándulas. Pero cuando hablamos de herencia, estamos mas inclinados a pensar en semejanzas ( por ejemplo: el parecido del niño con sus padres) y a olvidar que el funcionamiento de los genes también nos adentra en el camino hacia la singularidad con nuestras variadas dotes temperamentales, plasticidad neural, y umbrales de respuesta. Quizás olvidamos este hecho en parte debido a que se sabe tan poco de la genética humana, y en parte debido a que como devotos de la tabula rasa preferimos no dar crédito total a los determinantes innatos de la naturaleza humana.

Existe todavía un tercer y muy diferente sentido en el que podemos hablar de disposiciones originarias. No se trata, hasta donde sabemos, de una cuestión de determinación genética especifica ni de instinto, excepto quizás en el sentido más amplio posible. Nos referimos a ciertas capacidades latentes o potenciales que juegan un papel crucial en el proceso de evolución. Si esta normalmente dotado, el niño desarrollara con el tiempo una conciencia, un sentido de sí mismo y una organización jerárquica de rasgos. Llegara a ser una especie de sistema estructural, autorregulandose y automanteniendose. Lo que es mas, el mismo se esforzara por llegar a ser algo mas que una copia mimeografiada de la especie a la que pertenece. Tales capacidades representan potencialidades para alcanzar el estado adulto. Ellas originan los estadios característicos del desarrollo humano.

La personalidad no esta gobernada solamente por el influjo de los estímulos sobre una magra dotación de tendencias comunes a la especie. Su proceso de evolución esta gobernado además por una disposición a realizar sus posibilidades, es decir a llegar a ser típicamente humano en todas las etapas de desarrollo. Y una de las capacidades más apremiante es la individuación, la formación de un estilo de vida individual que sea autoconciente, autocrítica y que se autoperfeccione.

Al nacer poseemos un organismo ( o individuo) que desarrolla modos únicos de adaptación y dominio sobre el ambiente; estos modos constituyen la personalidad.

Estructura de la Personalidad:

En la infancia, la estructura es solo rudimentaria, compuesta solamente de las "disposiciones" que puedan existir. Pero a medida que la estructura toma forma, adquiere una influencia decisiva sobre el crecimiento ulterior. Predecimos la conducta de un amigo porque pensamos que comprendemos su estructura. Un desarrollo notable de la psicología reciente es el descubrimiento de que esta estructura ayuda también a formar las percepciones cotidianas, de un modo insospechado hasta ahora.

Algunos psicólogos manejan la noción de estructura de modos diversos. Algunos hablan en términos de necesidades, sentimientos o vectores. Otros en términos de rasgos, actitudes o valores. Otros prefieren hábitos. Emplearemos el termino griego característica para designar cualquier marca o cuño de la personalidad. Las características pueden ser de muchos ordenes y varían desde los amaneramientos periféricos y los hábitos circunstanciales, hasta las orientaciones de valor más centrales de una vida. Puesto que ahora nos interesamos en la influencia de una estructura de alto nivel sobre el crecimiento subsiguiente, llamamos la atención especialmente sobre aquellas características que unen la vitalidad biológica con un sistema de significaciones. Características de este tipo representan la "intencionalidad" de la persona. Las intenciones, tal como usaremos el término, son características concretas " propias" de la personalidad.

Las características intencionales representan sobre todo, los modos primarios del individuo de dirigirse al futuro. Como tales, seleccionan estímulos, guían inhibiciones y elecciones y tienen mucho que ver con el proceso adulto de desarrollo y cambio. Es importante subrayar que las intenciones de largo alcance guían el aprendizaje, la productividad y la satisfacción del trabajador en su empleo. La significación de la pregunta que nos hacemos al momento de decidir nuestra vocación: ¿Dónde quiero estar dentro de 5 años? Supone una respuesta por demás reveladora. Hablando filosóficamente, los valores son los puntos de destino de nuestras intenciones. Nunca los logramos totalmente. Algunos autores insisten mucho sobre este hecho. Jung por ejemplo define la personalidad en términos del estado ideal de integración hacia el que esta tendiendo el individuo. La personalidad no es lo que uno tiene, sino más bien el resultado proyectado de su crecimiento.

Es la estructura inconclusa la que tiene este poder dinámico. Una estructura terminada es estática, pero una estructura que esta en crecimiento, que tiende hacia una dirección dada de cierre, tiene la capacidad de subordinar y guiar la conducta conforme con su movimiento.

Cuantas características importantes, intencionales o de otra clase, podemos esperar que tenga una personalidad? Es posible que una persona pueda ser comprimida a un numero determinado de características?

H.G.Wells en su experimento in Autobiography nos habla de 2 temas dominantes que abarcan casi toda su historia vital: Estos son, primero, su interés por la realización de una sociedad mundial ordenada, y en segundo lugar, el sexo. Podemos sospechar que este autodiagnostico esta un poco simplificado. , Pero aun así esto puede ser explorado. Un motivo conductor como en el caso de Wells por un mundo unido, puede ser altamente socializado y puede representar esquemas de valor del tipo que acompaña a un "sí mismo" extendido y a una consciencia genérica. O puede ser en otros casos una formación neurótica, un complejo parental no resulto o una de las muchas formas de narcisismo. Pero hipótesis esencial permanece inalterable: Las fuerzas de organización son tan fuertes que, en cualquier caso dado, pocas características conductoras respresentan de modo efectivo el curso del crecimiento.Resumiendo:

Las unidades más inclusivas de la personalidad son disposiciones intencionales amplias dirigidas hacia el futuro. Estas características son únicas para cada persona y tienden a atraer, guiar, inhibir las unidades más elementales, de acuerdo con las intenciones principales. Esta proposición es valida a pesar de la gran cantidad de conducta desordenada, impulsiva y conflictual que existe en toda vida. Por ultimo estas características cardinales no son infinitas en numero, sino relativamente pocas y discernibles en los años adultos.

La personalidad es a la vez el resultado de la conducta y aquello que conduce, personalidad y conducta son, pues dos aspectos complementarios de una misma historia.

No es de extrañar entonces que, según el punto de vista en que uno se ubique, se pueda considerar las tendencias que la conducta integra, tanto como factores, cuanto como productos de la conducta. Según el punto de vista en que uno se ubique, significa, según el momento histórico que se considera. En efecto, nadie puede dudar que las operaciones, cuyo papel consiste en integrar motivaciones o tensiones, no sean a su vez causa de nuevas tensiones, digamos de tendencias adquiridas. De este modo, nuevas tendencias y nuevas operaciones nacen en el transcurso de un continuo proceso de interacción. Estos procesos pueden concebirse como transformaciones a trabe de las cuales se elabora una historia personal.

El estudio de las transformaciones de la conducta se torna entonces fundamental. ¿Cómo son posibles tales transformaciones? ¿Cómo surgen y como se fijan? Cualquiera sea el momento en que se estudia la transformación esta se efectúa necesariamente sobre la base de

1)Tendencias, elementales o adquirida, innatas o que aparecen cuando la maduración orgánica lo permite, las cuales suscitan y dirigen el comportamiento

2)Operaciones ya existentes, instintivas o adquiridas, que forman el fundamento de la transformación y que o bien son asimilados a un nuevo todos, o bien sufren una disociación.

3)Imposiciones situaciones, obstáculos sociales o modelos culturales de acción

4)Por ultimo un conductor, la variable personal misma, la personalidad y a formada y "pregnante" que por lo menos prohibe ciertas posibilidades.

Es tan decisiva la influencia de los 5 primeros años de vida sobre la formación de la personalidad, que los problemas planteados por las transformaciones de la conducta se sitúan concretamente dentro de ese marco. Las experiencias posteriores al quinto año de vida ejercen, por cierto, una acción formatriz sobre la personalidad, y pueden según la expresión de Lagache, "ser los agentes de aperturas o de cierres nuevos". Pero dado que en estos cinco primeros años progresa rápidamente la maduración psicofisiologica, se estructuran los primeros modos de relación con nuestros semejantes, se forman hábitos culturales fundamentales, se asimilan los principales sistemas de referencias sociales y aparecen finalmente a la vez, la angustia y los estilos primitivos de reacción a la angustia, es licito considerar que el postulado freudiano de los primeros cinco años no puede ponerse seriamente en tela de juicio.

Las transformaciones de la conducta no podrían tener ninguna significación sino la de asegurar la función que le ha sido atribuida. Ahora bien, dijimos que el objeto de la conducta es asegurar la existencia misma, la persistencia del organismo. Por lo tanto, inmanente a todos los hechos del comportamiento, existe un dinamismo que expresa la tendencia del organismo a perseverar en su ser, dinamismo que se traduce por una movilización energética cuya mira es la integración. En efecto, el organismo no puede persistir sino en la medida en que es "uno", en que resiste a las fuerzas disociativas.

La personalidad es el centro de estudio de la psicología, porque es la unidad a la que quedan referidas todas sus manifestaciones: conducta, motivación, etc. Aunque la conducta en todas sus variantes, es el fenómeno que nos permite el estudio de la personalidad, esta última es algo más que sus manifestaciones, y aunque la personalidad aparezca en cada una de sus expresiones, tiene no obstante que ser enfocada como unidad en sí misma. La personalidad no es un todo que resulta del agregado de cientos de conductas, sino que, inversamente, la estructura de la personalidad es la que se manifiesta en cada una de esos cientos de conductas.

La personalidad es dinámica, es decir, cambiante, está sometida a fluctuaciones entre evolución y regresión y entre integración y dispersión. Los cambios o fluctuaciones son muy variables en sus características y en su grado, pero en condiciones normales, se conservan permanentemente la continuidad y la identidad. La dinámica de la personalidad coexiste con la persistencia de su continuidad, y de tal manera, que una es condición de la otra.

La personalidad no es homogénea, sino que se polariza o diferencia en partes que guardan entre sí todas las diversas relaciones posibles, incluida la de coexistir unitariamente dentro de un solo sistema.

La personalidad está dada por el conjunto organizado de la totalidad de conductas. No hay personalidad sin conducta ni hay conductas sin personalidad; esta última no es algo distinto que está “detrás” de los fenómenos de conducta, y no hay ninguna manifestación de un ser humano que no pertenezca a su personalidad. Esta se caracteriza por sus pautas de conducta más habituales o predominantes, o por ciertas características comunes a un conjunto predominante de sus manifestaciones de conducta.

Freud dividió la personalidad en tres sectores, que llamó

YO

SUPERYÓ

ELLO

Conjunto integrado de todas las capacidades instrumentales de la personalidad Parte que responde a la realidad exterior y adapta la personalidad a la misma, así como distribuye y controla al ello y al superyó.

Cuanto más madura la personalidad, el yo se atiene más estrictamente a la realidad, mientras que el yo infantil funciona más con la omnipotencia, la magia y el narcisismo.

Parte que condensa las normas y exigencias

Reservorio de todos los impulsos

Funciones

  • Sentido de realidad

  • control de la motricidad

  • Percepción

  • la acción

  • el pensamiento

  • la inhibición

  • postergación de la descarga (respuesta)

  • la anticipación al peligro,

  • a función sintética y de organización.

  • Dominio de la ansiedad

Aspectos normativos de la conducta. Representa el conjunto integrado de valores de la personalidad

Freud dedujo este esquema de sus estudios sobre la conducta. Yo y superyó son organizaciones funcionales de la conducta o abstracciones que se refieren a características concretas de la conducta.

La personalidad se forma por incorporación de roles, y toda conducta es siempre, al mismo tiempo, un rol social. Se estructuran unitariamente todas aquellas identificaciones y conductas que tienen coherencia entre sí, pero como el contacto y la relación de cada sujeto se hace siempre con pautas y normas sociales que son contradictorias entre sí, la personalidad se integra también con formaciones opuestas. Esta multiplicidad del yo, dentro de la unidad de la personalidad, es un hecho extraño. Pero lo cierto es que no sólo coexisten núcleos del yo que son distintos en cuanto a antagónicos, sino distintos en cuanto al grado de desarrollo y madurez.

La personalidad asienta sobre un trípode formado por:

Constitución

Temperamento

Carácter

Está dada por características somáticas, físicas, más básicas y permanentes. Depende fundamentalmente de la herencia biológica, pero no está libre de la influencia de los factores ambientales y psicológicos

Está constituido por las características afectivas más estables y predominantes.

Está dado por las pautas de conducta más habituales o persistentes; para ellas, se admite la influencia predominante del medio ambiente

  • La influencia de la cultura es creciente, mientras que la influencia de los factores hereditarios es decreciente.

  • Las influencias ambientales durante los primeros años de vida son, sin embargo, de gran importancia tanto para la formación de la constitución y el temperamento como para la de la personalidad total

La personalidad se puede clasificar en función del predominio de las estructuras de conducta, y estudiando la dinámica de la personalidad se encuentra que hay cierta organización polar predominante en la cual una misma personalidad puede alternar o bien mantenerse solamente en uno solo de cualquiera de sus polos; de la misma manera una personalidad puede tener variaciones entre los dos extremos en distintas épocas de la vida o alternar entre ellos en momentos sucesivos. Ejemplo: Una personalidad esquizoide que alterna en la escala psicoestésica, formada por la coexistencia o alternancia de frialdad y ternura.

  • La conducta y la personalidad tienen un desarrollo en el cual se van organizando progresivamente, respondiendo a un proceso dinámico en el cual pueden modificarse de manera más o menos estable. Se llama aprendizaje o learning a este proceso por el cual la conducta se modifica de manera estable a raíz de las experiencias del sujeto.

  • Entre las formas de aprendizaje se cuentan por un la del ensayo y error, y por otro el aprendizaje por discernimiento o Insight.

Personalidad y Cultura

El medio en que se desarrolla el ser humano es un medio muy particular, porque en gran proporción es creado por él mismo sobre elementos dados por la naturaleza. Sin embargo, se debe tener en cuenta que no todos los elementos integrantes de la cultura tienen el mismo valore, en cuanto a su capacidad de estructurar otros factores de la cultura, así como el peso que tienen en la formación de la personalidad. La cultura se transmite en la formación de la personalidad misma.

Por ejemplo: Margaret Mead estudió la formación de la personalidad por la educación en diferentes tipos de civilización, entre los primitivos. La educación es también elemento integrante de la cultura y hay una estrecha relación entre educación y personalidad, relación que tiene cierta autonomía, aunque los sistemas educacionales dependan a su vez de factores sociales más amplios, como la estructura social y económica.

Los estudios antropológicos nos han hecho conocer la variación de las organizaciones culturales, la variación de la estructura de la personalidad y la relación entre ambas. Nos han ayudado a romper con una concepción estrecha, de la personalidad humana, así somos han demostrado las posibilidades de modificación de la misma, haciéndonos comprender que no existe una personalidad “natural” o conductas “naturales”, y que lo que generalmente conocemos con estos nombres son aquellos fenómenos a los que estamos más acostumbrados porque forman parte de nuestra cultura y de nuestra personalidad.

En la formación de la personalidad asume una gravitación fundamental la organización de los grupos. Se denomina así el conjunto de personas entre las que se establece o hay establecida una relación de interdepencia o interacción.

Es el grupo primario (ej. Familia) donde se forma la estructura básica de la personalidad y se produce el efecto más profundo. Existe en estos grupos una cierta fusión de los individuos y cada integrante no se discrimina como ser distinto de los demás.

Resumen del apunte:

Personalidad:

Ese especial tipo de organización que caracteriza a cada ser humano en particular.

Ante cualquier persona desconocida, e incluso conocida, cabe preguntarse: ¿”Cómo es?” Nos hallamos ante un repertorio determinado de actitudes, palabras, gestos y acciones constituidos en una estructura particular cuya clave resulta a veces difícil de desentrañar, ya que al establecer las diferencias entre las personas hace de cada una de ellas un individuo único. Se trata de un fenómeno sumamente complejo y es natural que haya hecho surgir variadas conceptualizaciones, las que solo en un tiempo relativamente reciente cobraron valor científico. En su psicología de la Personalidad, Gordon W.Allport enumera hasta cincuenta definiciones de la personalidad ( y del concepto conexo de “persona”), acuñadas por filósofos, teólogos, sociólogos y juristas no menos que por psicólogos.

Lo más destacado es: el carácter de unicidad y complejidad de ese conjunto de rasgos físicos y mentales en que consiste la personalidad Esta es definido como “la organización dinámica dentro del individuo de aquellos sistemas psicofísicos que determinan sus ajustes singulares a su ambiente”

Filloux:

“La personalidad es la configuración única que asume en el curso de la historia de un individuo el conjunto de los sistemas responsables de su conducta” Incluye una referencia al carácter evolutivo de la personalidad, que sólo se va formando de un modo gradual en el curso de la existencia, pero no señala en cambio otro aspecto esencial: su índole vincular, pues entraña siempre formas peculiares de establecer relaciones con el ambiente humano.

Hay consenso en: La personalidad es de índole estructural; constituye una totalidad que es más que la suma de las partes. , Y entre cuyos elementos existe una íntima interacción.

Para el estudio de la personalidad es necesario reparar en: las relaciones mutuas entre las diversas posibilidades funcionales y las funciones efectivas de la persona y su integración en una totalidad única.

Existen diferencias entre las diversas escuelas con respecto a la concepción misma de lo que es una estructura y a los miembros o superestructuras que constituyen esa estructura que es la personalidad. Clásicamente las superestructuras que los psicólogos diferenciaron en la personalidad son:

Constitución

Temperamento

Carácter

Afín con la discriminación de las tres instancias freudianas

Ello

Yo

superó

Que fue la primera postulación de un enfoque totaliza y dinámico de la personalidad, al tenerse en cuenta las relaciones dialécticas que vinculan entre sí las superestructuras, entre las cuales brota constantemente el conflicto

En este trabajo nos concentraremos en la orientación holística

La representación topológica de la personalidad simboliza su carácter gestáltico, tanto en el sentido de que constituye un sistema “cuyas partes se hallan ligadas dinámicamente en forma tal que el cambio en una de ellas trae aparejado un cambio en todas las demás. El sistema de la personalidad comprende según Lewin diversas regiones, algunas más centrales otras mas periféricas.

'Singularidad personal'

Las regiones centrales constituyen la interioridad individual, en tanto que las más periféricas se encuentran en directo contacto con el medio: son perceptivo-motices. La más intima de todas las regiones personales sustituye un núcleo, que dota de unidad y continuidad a la persona; es el “sí mismo”, y no debe ser confundido con la totalidad psíquica.

Totalidad Psíquica:

Reina una gran movilidad, regiones que tenía mayor proximidad con la periferia se tornan más centrales y recíprocamente; y también el grado de integración entre todas ellas es variable, ya que factores diversos determinan que la unidad se torne más o menos estrecha en distintos momentos o períodos. La estructura de una persona es con frecuencia relativamente constante durante un período.

Pero a esa constancia le corresponde un alto grado de estratificación, que va aumentando progresivamente desde el nacimiento hasta la edad adulta. A lo largo de la existencia se forman diversas “esferas de la vida”: profesionales, familiares, amistosas, así como van surgiendo asimismo necesidades nuevas. Cabe también que en la estructuración de la personalidad haya armonía o disociaciones marcadas según la mayor o menor uniformidad en el desarrollo de las diversas regiones y según la nitidez de los límites de su separación mutua. El fenómeno de la división de la personalidad es un ejemplo de un tipo de estructura muy especial

Influye asimismo en la personalidad el “material psíquico” (la mayor o menor habilidad de los sistemas, así por ejemplo en los niños los intereses y estados anímicos varías más rápidamente); los diferentes estados de tensión intrapsíquica, de promedio variable en las distintas personas, y los contenidos constituidos por las aspiraciones, temores, ideales, y en general las “esferas de vida” de cada uno.

La teoría de Lewin nos pone frente a un intento de explicar tanto la riqueza y movilidad interna como la unidad de la personalidad; O sea, frente al hecho, evidente para la simple observación, de que en cada individuo coexisten disposiciones e intereses múltiples y a la vez “un estilo de conducta característico y predecible”.

A este autor se le debe otra importante teoría de la personalidad, la “teoría de los rasgos”

Cuando entre los actos o actitudes diversas de la persona es dable hallar un estilo común, nos hallamos ante un rango (decisión o medrosidad, dominación o sumisión, puntillosidad o descuido, rudeza o dulzura, etc.)

Situados en la teoría de Allport entre los “hábitos” y los “Yos”, que constituyen “sistemas de rasgos coherentes entres sí pero que pueden variar en situaciones diferentes”, los rasgos constituyen a su juicio la mejor explicación posible de “la coherencia de la personalidad, siempre que tal coherencia se pone de manifiesto, y la incoherencia, en los casos en que prevalecen el conflicto y la discordancia. Entre los rasgos hay estabilidad y también contradicción; Hay rasgos cardinales y centrales, a los cuales pueden ser subordinados los rasgos menores como rasgos subsidiarios, y hay rasgos disociados”. Son rasgos todas las disposiciones que suelen denominarse sentimientos, actitudes, valores, complejos e intereses, tienen por característica ser más dinámicos y flexibles que los hábitos, aclara Allport, aunque resultan, al menos en parte, de la “integración de hábitos específicos”, y expresan modos de adaptación a los diversos mundos en que el individuo desarrolla su existencia. La personalidad representa una integración mayor aún, aunque nunca perfecta, y su unidad consiste “en la compleja interrelación funcional de los rasgos y su ordenamiento combinado en jerarquías”. Esta unidad nunca es rígida, y se manifiesta por otra parte no en conductas idénticas, sino “equivalentes”, esto es, que revelan coherencia, toda la coherencia que sea compatible con las diversas tensiones que provocan las variaciones del medio y con las contradicciones mutuas entre los propios rasgos personales.

Contradicción:

La personalidad, es una estructura unitaria pero también una interacción dinámica de superestructuras? (no es una misma persona a pesar de las emociones, actitudes y acciones tan diversas y aún contradictorias que a veces parecen desgarrarnos?)

En la secreta y compleja naturaleza propia de cada individuo… en esa totalidad concreta del yo, existen estratos de profundidad diversa, que son “yendo de lo esencial a lo accidental”, las siguientes:

  • El carácter (centro de la personalidad)

  • Las aptitudes

  • El personaje (construido por la sociedad sobre el andamiaje del carácter, en función de las aptitudes y de las circunstancias),

  • la historia personal (que contribuye a que se actualicen algunas tendencias, se repriman algunos deseos, se sublimen determinadas aspiraciones…)

  • las situaciones (que aunque desborden en cierto modo el estudio de la personalidad, son imprescindibles para su comprensión)

  • La Persona y el Yo trascendental (que plantean problemas axiológicos y metafísicos a partir de la personalidad empírica)

Bases Orgánicas de la Personalidad

El concepto actual del comportamiento entendido como una estructuración unitaria, en la que los fenómenos corporales representan únicamente una de las áreas de manifestación contradice ese punto de vista. Incluso cuando se habla hoy de “organismo” dentro del ámbito de la psicología, lo que se quiere significar es una totalidad dinámica que se conduce de manera integra, tanto en el área corporal como en la mental. Las características morfológicas corresponden a características psicológicas. Tales correlaciones constituyen la base de la casi totalidad de las tipologías.

El Temperamento

De esa compleja estructuración orgánica que es la constitución depende estrechamente el estilo peculiar de movilización energética y de reactividad emocional propio de cada persona. En este “aspecto funcional de la constitución” consiste el temperamento; capa instintivo-afectiva de la personalidad, a diferencia de la capa intelectual -volitiva que constituye el carácter.

Funciones y Rasgos:

Fenómenos característicos de la naturaleza emocional del individuo, incluyendo su susceptibilidad ante los estímulos emocionales, la intensidad y rapidez habituales de sus respuestas, la calidad del temple de ánimo que predomina en él, y todas las particularidades que las fluctuaciones y de la intensidad del mismo, considerándose estos fenómenos como dependientes de su estructura constitucional y en consecuencia de origen principalmente hereditario.

G. energía o fuerza de reacción + G. de sensibilidad o de excitabilidad.

Aspectos ligados a lo biológico

Esto explica que las clasificaciones que se han hecho de los temperamentos, sean simultáneamente clasificaciones de estructuras somáticas predominantes.




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Enviado por:Patrick
Idioma: castellano
País: Argentina

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