Sin duda alguna, las sectas, constituyen un fenómeno de actualidad con especial relevancia en los medios de comunicación. La crisis de valores religiosos que padece la sociedad de este fin de siglo, ha propiciado una búsqueda de nuevas experiencias y sensaciones que llevan al consumo de drogas o a la participación en ritos de tipo satánico o de sectas de todo tipo.
Pese a la diversidad de sectas existentes, encontraríamos fácilmente un común denominador en todas ellas. Principalmente el seguimiento a un líder espiritual que impone disciplina y sacrificios, una acentuada jerarquía dentro del gobierno de cada grupo y el respaldo mas o menos religioso, apoyado en interpretaciones de textos bíblicos como el Apocalipsis o los textos del Evangelio, son entre otros caracteres muy marcados dentro de este tipo de grupos sectarios.
Recientemente, hemos podido comprobar como las diversas doctrinas que se imponen en las sectas, se ponen en práctica mediante atentados en el metro o en suicidios colectivos que se suceden dentro de casas repletas de personas. Este tipo de actos se deben principalmente a los mandatos del líder espiritual que suele establecer profecías del fin del mundo o de cataclismos universales.
En esta línea encontramos como detrás de estas organizaciones se esconden redes de trafico de órganos o de tipo sexual, en las que sus adeptos deben pagar grandes cantidades de dinero para sufragar los falsos gastos de las organizaciones. Esto se comprender al advertir que las personas se tienen que entregar de forma total al líder y obedecer todas sus ordenes.
Desde mi punto de vista veo a las sectas como organizaciones oscuras y difíciles de entender desde fuera, son fanáticos que se han introducido en ellas sin darse cuenta de las consecuencias que les podían acarrear.
Juzgo que la mayoría de las sectas esconden un presente corrupto y un futuro incierto. Son dirigidas por personas que se pasan por ser el Mesías y no son mas que unos charlatanes metidos en codiciosas mafias de lo sagrado, utilizando el tirón místico para atrapar las almas y sus propiedades. A la vez son sometidas, esas personas, a tratamientos muy fuertes y vejatorios, como por ejemplo el obligar a casarse con una persona que no es deseada, estar comiendo pan y agua durante muchos días aislado del mundo y encerrado en un espacio límite, etc..
En consecuencia y para tratar de no entrar en el mundo de las sectas, creo que lo mejor es intentar no conocer ni profundizar en sus contenidos, ni por curiosidad.