Literatura
San Manuel Bueno, mártir; Miguel de Unamuno
SAN MANUEL BUENO, MÁRTIR
MIGUEL DE UNAMUNO
GUÍA DE TRABAJO
I. AUTOR. NARRADOR.
1. ¿Quién es el narrador de la historia?
La narradora de la historia es Ángela Carballino, que también actúa como personaje, pues relata una serie de sucesos con más o menos exactitud, ya que o bien ella misma los vivió, los contempló o le fueron contados por su hermano Lázaro o don Manuel, el sacerdote de su pueblo, que son junto a ella los tres personajes protagonistas de la obra.
2. ¿Por qué crees que el narrador relata sus recuerdos “a modo de confesión”?
Porque debido a la gran religiosidad de la narradora y a los acontecimientos que se avecinan (beatificación del padre don Manuel, párroco de su localidad), se ve obligada a confesar de algún modo todo lo que sabe a cerca de la verdadera religiosidad del sacerdote y sus creencias, pero no puede contárselo a nadie pues significaría el fin de la fama y de la reputación de santo varón que el mencionado San Manuel había alcanzado en vida por sus buenas acciones y grandes cualidades.
3. ¿Qué papel se reserva el autor -Unamuno- en esta obra?
Unamuno simplemente hace creer que ha transcrito o copiado este relato o confesión de Ángela Carballino, y al final de la obra así lo deja constar en un epílogo que él mismo escribe.
4. Unamuno está utilizando un recurso literario denominado “técnica del manuscrito encontrado”. ¿Qué pretende el autor con este recurso?
Unamuno utiliza la técnica del manuscrito encontrado como Cervantes hizo con El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha porque así, al no reconocerse autor de la obra, no se hace responsable de lo que en ella se diga, como las críticas vertidas sobre la Iglesia y la sociedad, evitando así que éstas, aunque más bien la Iglesia, no le acuse de hereje o de agnóstico, pues las “verdades absolutas” de la Iglesia no podían admitir duda alguna sobre los dogmas establecidos a cerca de las incógnitas trascendentales que se hace el ser humano sobre el origen y el fin de la vida, la resurrección (vida después de la muerte), la fe, etc.
II. TEMAS Y MOTIVOS.
1. San Manuel Bueno, mártir condensa el mismo sentimiento trágico de la vida expuesto por Unamuno en otras obras suyas. ¿Podrías exponer en un par de líneas cuál es el tema principal que se plantea en esta novela?
Sin duda alguna, el tema principal y tan trascendental que se trata en la obra es el de la resurrección del alma después de la muerte, o lo que es lo mismo, la vida después de la muerte terrenal o carnal. Pero aquí se empapa de matices existencialistas, pues el padre don Manuel no creía en la resurrección, a pesar de ser sacerdote, aunque no por ello dejó de ser un hombre honrado y bueno, y a sus obras me remito.
2. Toda la obra gira en torno a un “secreto” que don Manuel oculta a sus feligreses pero que, finalmente, desvela a dos de los personajes.
Primeramente se lo revela a Lázaro Carballino, un joven liberal progresista que no cree en los dogmas de la Iglesia, pero que tras conocer el secreto del sacerdote, se hace su más ferviente colaborador y se entrega, en cuerpo y alma, a los demás como don Manuel hacía con sus buenas obras. Y como Ángela, la hermana de Lázaro, estaba también muy vinculada a él, tuvo que contárselo finalmente.
3. ¿Cuál es ese secreto que tanto hace sufrir a don Manuel?
Algo totalmente inadmisible en un sacerdote cristiano católico como puede ser la duda o no creer en la resurrección del alma después de la muerte, es decir, creer en el más allá tal y como enseña la Santísima Madre Iglesia, pues al parecer, Jesucristo, Dios Hijo, vino para salvarnos de nuestros pecados y murió por nosotros en la cruz, resucitando al tercer día en cuerpo y alma, y desde entonces nuestras almas nacen en otro mundo, el más allá, después de dejar este mundo material. Todo esto debe ser creído por un verdadero cristiano. Pero si no es así, todos aquellos que digan ser cristianos (no por el simple hecho de que un cura cuando eras pequeño te echase agua por la cabeza y con esto te bautizara, convirtiéndote al cristianismo), y realmente no crean en la resurrección, o en cualquier otra “verdad absoluta” o no sigan los dogmas que dicta la Iglesia (aunque dicen que la Iglesia la componen todos los cristianos, todos sabemos quienes mandan y dirigen esta empresa que hasta el dinero que sacan a sus fieles en los cepillos de las misas invierten en Bolsa), son realmente unos hipócritas. Pero el “pecado” es mayor si es precisamente un “ministro” de Dios en la Tierra, es decir, un sacerdote, quien no cree o no sigue cualquier dogma, pues son ellos quienes primero deben creerse estas historietas para poder contárselas y convencer a sus feligreses. La película The Body (El Cuerpo), que se estrena la noche de Reyes y en la que trabaja nuestro internacionalísimo Antonio Banderas va sobre el hallazgo del cuerpo de Jesucristo en Jerusalén, viniéndose abajo todo el telón que sobre este mito o mesías se ha construido, pues con el nacimiento de Jesús de Nazaret comenzó el período conocido como Historia en el mundo occidental.
4. ¿Por qué no quiere revelárselo a su pueblo?
Porque no quiere desahuciar a sus fieles feligreses (no valga la redundancia, pues no lo es) que creen a pies juntillas todo lo que don Manuel les dice y transmite sobre la Religión, Cristo, el Papa (que no falte nunca en las homilías), etc., tal y como le enseñaron a ser buen Hijo de la Santa Madre Iglesia Romana Apostólica Cristiana Católica en el seminario o “fábrica de curas”. Don Manuel sabe que el pueblo no entendería su tesitura, pues no admitirían que un hombre tan bueno como él no creyera en alguna de sus “historietas”, sólo querría creer sus buenas acciones.
5. A pesar de que, como lectores, no descubrimos lo que atormenta al sacerdote hasta casi el final de la obra, desde el principio la narradora va aportando ciertos datos que nos hacen sospechar que algo oculta el protagonista. Señala algunos de estos “guiños” o adelantos que, de manera dosificada, se nos van proporcionando.
Don Manuel hace suya la expresión “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?” (parte del sermón de Viernes Santo), con esto muestra su angustia. Otro “guiño” clarísimo que revela el problema del personaje es la observación que la narradora hizo de pequeña durante las misas, y es que cuando don Manuel llegaba al “creo en la resurrección de la carne y la vida perdurable” del Credo, se callaba. La narradora también observó que don Manuel huía de pensar ocioso y a solas porque algún pensamiento le perseguía, tal y como manifiesta ella. Todos estos guiños se encuentran en el capítulo cuarto.
6. Como tema secundario, y derivado del principal, la novela plantea dos concepciones diferentes y antagónicas de la existencia del hombre, que se enfrentan de manera dialéctica, como lucha de contrarios: razón // fe, verdad dolorosa // mentira placentera.....
7. Explica cuál serían estas dos concepciones y qué personajes encarnarían a cada una de ellas. ¿Podría el personaje de Ángela encajar en alguna? ¿Qué representaría entonces?
Las dos concepciones bien diferenciadas que aparecen, y las demás como consecuencias directas de éstas, son: por un lado, la razón y el sentido práctico de don Manuel y Lázaro y, por el otro, la fe y el “arte” contemplativo religioso de Ángela y el resto del pueblo. Los primeros han visto la luz y han iluminado su mente, o, como ellos mismos dicen, han conseguido ver los ojos al mismísimo Dios. Los segundos son totalmente cegatos y sólo se dejan guiar por su fe y por la Palabra del Señor. Mientras que los dos “herejes”, don Manuel y Lázaro, ocultan su secreto como una “mentira placentera” o “piadosa” y se martirizan por su pueblo, para que no pierda la fe que les guía y la felicidad con la que viven, mostrándose ambos al servicio de su pueblo con buenas acciones; todos los demás se limitan a rezar por la Iglesia, los santos, el Papa, el obispo, los sacerdotes, los enfermos... y, por supuesto, por ellos mismos, y con esto creen haberse ganado su ansiado Cielo.
Si tuviera que clasificar a los personajes como partidos políticos, los liberales se dividirían en progresistas y moderados. A la cabeza de los progresistas (aunque se viese solo) estaría Lázaro por su ideología tan radical al principio sobre la Iglesia y su orientación hacia el laicismo y su interés por fundar un sindicato (típico del “anarka” que quiere cambiar el mundo y el sistema pero desde dentro), aunque el moderado don Manuel le influyó. Paradójicamente el pueblo, dormido por el opio de la Iglesia, serían los conservadores u ortodoxos, que no admitirían los pensamientos impíos de los anteriores. Ángela estaría en lo que hoy llaman “centro”, lo correctamente social, pues aunque intenta comprender a su hermano y a su sacerdote, haciéndose cómplice de ellos, se aferra a su religión y a su fe, rezando por sus almas y por su conversión.
8. ¿Cuál es el concepto de “religión” que aparece en la novela?
Don Manuel, entre las cosas que confesó a Lázaro, dijo textualmente: “todas las religiones son verdaderas en cuanto hacen vivir espiritualmente a los pueblos que las profesan, en cuanto les consuelan de haber tenido que nacer para morir, y para cada pueblo la religión más verdadera es la suya, la que ha hecho ¿Y la mía? La mía es consolarme en consolar a los demás, aunque el consuelo que les doy no sea el mío”. Lázaro hablando con su hermana Ángela acerca de las creencias del pueblo aseguró que el pueblo “cree sin querer, por hábito, por tradición...”
Desde luego que hay que saber diferenciar entre la religión que enseña el Catecismo de la Santa Madre Iglesia, basado en el rezo por el rezo y la fe, dejando las contemplaciones en la vida y la muerte para extender el cristianismo por todo el mundo, llevando, ante todo, la Palabra de Dios en las misiones evangelizadoras. Esta religión, al parecer, con fines espirituales, se convierte cuando le interesa en una organización materialista y capitalista. Esta misma religión está sujeta a cientos de miles de reglas, leyes y dogmas que sólo algunos mandamás ponen y quitan a su antojo, volviendo a olvidar el carácter personal y libre que debe tener la religión, pues cada cual debe tomársela como la entienda, cada uno tenemos nuestra propia personalidad, por lo tanto, deberíamos tener también nuestra propia religión. Para don Manuel y Lázaro la religión se basa esencialmente en la felicidad y en las buenas acciones que podamos hacer al conjunto de la sociedad y del mundo y a cada uno individual, pero cada uno en la medida que pueda, de esta forma nos ganaremos el esperado Cielo, después de admitir que haya vida después de la muerte. Este es el concepto de religión que tenía también Unamuno y que dejó ver también en obras como La agonía del cristianismo y En torno al casticismo entre otras, pues reflejan claramente, aunque a veces no tanto, el pensamiento y la personalidad del autor.
9. En la historia principal se inserta el episodio de un payaso cuya mujer muere mientras él actuaba ante el pueblo. No se trata de una simple anécdota. Relaciona esta historia con la principal y señala los paralelismos que se establecen entre ambas.
Don Manuel vio en el payaso su propio reflejo, pues él se había hecho sacerdote para mantener a unos sobrinos suyos huérfanos de padre y el payaso ganaba el pan de su familia con sus actuaciones. Tanto el payaso como el sacerdote hacían felices a los demás a pesar de que don Manuel viviese con la angustia y la duda sobre la vida después de la muerte y su herejía, hipocresía y engaño a sus feligreses, al igual que el payaso, pues siguió haciendo feliz a su público a pesar de la muerte de su mujer. Estos dos infelices buscaban la felicidad de los demás y se entregaban en cuerpo y alma a ella.
III. PERSONAJES.
1. Ángela.
a. Valor simbólico del nombre.
Unamuno ya explica el significado de este nombre, aunque en masculino, en el epílogo al hacer referencia a su onomástica, san Miguel, uno de los arcángeles, diciendo de ellos que fueron los “archi-mensajeros” de Dios, por lo tanto, Ángela significa mensajera; y realmente lo fue, pues recogió el testimonio de su hermano Lázaro y de don Manuel o, lo que es lo mismo, del mismísimo Dios.
b. Los sentimientos de este personaje hacia el sacerdote evolucionan a lo largo del relato. Indica, al menos, tres sentimientos diferentes que le inspire el sacerdote y que corresponden con tres etapas distintas de la vida de esta mujer.
Ángela de pequeña sentía una verdadera admiración y filiación hacia don Manuel, pues su padre murió siendo ella muy pequeña, esta admiración y deseo de estar con su padre espiritual, y que incluso pudo haberse enamorado de él, creció al estar internada en el colegio de la ciudad. Cuando Ángela volvió al pueblo a los quince o dieciséis años le daba miedo hablar con don Manuel, pues aquel santo varón ocultaba algo, y cuando su hermano se lo reveló y habló con él mismo, comenzó a darle lástima, naciendo una especie de afecto maternal hacia su padre espiritual, protegiéndolo, y con ello su secreto, hasta después de muerto.
2. Lázaro.
a. Valor simbólico del nombre.
Entre los Lázaros más conocidos se encuentran: el hermano de Marta y María y amigo predilecto de Jesús, que le resucitó después de cuatro días de enterrado ya que él sí tenía fe en su amigo, el Hijo de Dios, a quien, a partir de este milagro, muchos judíos que antes no creían comenzaron a seguirle, y fue también cuando le condenaron a muerte, tal y como lo cuenta el apóstol san Juan Evangelista en su capítulo 11 de la Sagrada Escritura (se observa que Unamuno ha leído este capítulo y ha plagiado algunas expresiones de Jesucristo que ha hecho de don Manuel, de Lázaro y de Ángela). Otro Lázaro bíblico es el de la parábola del rico y el pobre, pues mientras que el rico fue al Infierno el pobre alcanzó el Cielo, pidiéndole ayuda a Lázaro, quien antes se la había pedido a él y lo trató con crueldad; ante esto el rico se arrepintió por su actitud egoísta y cruel que había tenido en su anterior vida y que ahora estaba pagando caramente (Lc. 16, 19-31). Existe otro Lázaro bien conocido por todos aunque no por ser exactamente un santo, sino un pícaro como lo fue el famoso Lazarillo de Tormes, y desde entonces este nombre pasó a denominar a aquellas personas o animales que guían y dirigen a los ciegos o a cualquier otra persona que necesite ayuda. Pues bien, de la mezcla explosiva de todos estos caracteres se extrae la personalidad de cualquier Lázaro y, más concretamente, de éste, pues a sus hechos y mentalidad me remito.
b. La relación de Lázaro con don Manuel también sufre un cambio. Explica qué representa este personaje al principio de la novela, en qué se convierte al final y qué le hace cambiar.
Lázaro al principio representaba el progresismo de la época, con una actitud anticlerical, pero tras la muerte de su madre, a la que Lázaro le promete en el lecho de su muerte que rezará por ella, influido por el sacerdote, comenzaron desde entonces una amistad y a confiar uno en el otro, hasta el punto que don Manuel confesó ante éste que no creía en la vida después de la muerte. Ante esta complicidad y las exigencias del párroco para que se convirtiera a las creencias de su pueblo y dejara de escandalizar a sus vecinos por su actitud antirreligiosa y laica, Lázaro comenzó a colaborar con el cura, admirándolo y reconociéndolo como santo y mártir tras conocer su secreto, alcanzando él mismo el grado de beatificación por su espléndida conversión ficticia, pero que hizo feliz a todos.
3. Don Manuel.
Valor simbólico del nombre.
Según un diccionario sobre el significado de los nombres y su influencia en las personas que los llevan, Manuel significa “Dios está con nosotros”, pero “íntegramente”, añado yo. Realmente no es que crea en la influencia que en las personas puede tener un astro o un nombre, pero sí es verdad que de los muchos Manolos y Manuelas que conozco, todos guardan en su interior un misterioso secreto con el que consiguen, al menos en mí, alguna reacción, y no exactamente alérgica, sino que siento algo más que química. Quizás esto tenga una explicación racional, y creo que se debe a que existen en mi pasado algunos acontecimientos relacionados con este nombre, pero bueno, es algo muy personal, coincidiendo con el transcurso de la novela y mi identificación con algún personaje. Para mí, el nombre de Manuel, tiene un significado muy especial, coincidiendo con el que Unamuno lo quiere mostrar, que es la imagen de Jesucristo, ya que queda patente en sus hechos y diálogos, como ya he mencionado en el apartado de Lázaro.
b. Durante el relato Unamuno establece paralelismos entre este personaje protagonista y dos figuras bíblicas. ¿Quiénes son estas figuras y en qué se sustentan estos paralelismos?
Don Manuel es considerado desde el principio el mismísimo Jesucristo y así deja constancia sus diálogos y expresiones, como la del Viernes Santo en la homilía: “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?”, que parecía salir del mismo Jesús ya crucificado, y al que incluso su madre, tomada por la Virgen Dolorosa, una vez le contestó “¡Hijo mío!”.
Fue don Manuel durante una charla con Lázaro quien admitió su paralelismo con Moisés pues después de guiar a su pueblo hacia la Tierra Prometida, Dios no lo dejó entrar por no haber creído en Él y murió en el monte Nebo, nombrando a su discípulo Josué su sucesor, como don Manuel hizo con Lázaro.
c. Teniendo en cuenta la lectura total de la novela justifica el título: San Manuel Bueno, mártir.
El nombre del protagonista, Manuel, claramente está escogido, no ha sido por azar o casualidad, y simplemente esto marca la personalidad del personaje (para los que crean en ello). Su apellido tampoco es casual, y viene a recalcar su bonanza, reflejada en sus buenos actos, su solidaridad, etc.. La aposición de mártir hace referencia a su singular martirio, pues vive perturbado con su incredulidad a cerca del más allá y con la angustia de ser descubierto por su pueblo, pero al que se entrega para que éstos gocen de felicidad y se refugien en la fe y la religión. Por último, su proceso de beatificación le hace poseedor del tratamiento de santo con todos los honores, pues bien, se lo merecía, al menos, aparentemente.
4. Otros personajes.
No hay que olvidar a otros personajes que han intervenido en la obra, aunque como actores secundarios, pues sus circunstancias y sus nombres también simbolizan algo.
Blasillo el Bobo, cuyo apodo reflejaba su disminución psíquica, por otra parte, su nombre, a pesar de llevar diminutivo, hace referencia a la frase hecha de “lo dijo Blas”, con la que queremos poner “punto y final” a una conversación tratando de imponer nuestra voluntad o parecer sin más discusión. Blasillo fue el mejor y más fiel imitador y discípulo de don Manuel, hasta el punto de que murió al mismo tiempo.
El nombre de la madre de Ángela y Lázaro, doña Simona, seguro que también quiere decir algo, y que probablemente refleje la personalidad de uno o el conjunto de los nueve Simones que aparecen en la Biblia, pero es difícil determinarlo, pues sólo sabemos de esta mujer que se quedó viuda muy joven y que murió siendo muy religiosa. Quizá algo tenga que ver el término “simonía”, derivado de Simón el Mago, personaje del Nuevo Testamento, que designa a la compra o venta de cosas espirituales o de temporales inseparablemente anejas a las espirituales, haciendo referencia a que doña Simona consiguió la promesa de su hijo de que rezaría por ella cuando ésta estaba en el lecho de muerte.
IV. TIEMPO Y ESPACIO.
1. Tiempo.
a. El tiempo histórico o externo de la novela no está claramente precisado porque el autor marca así el carácter atemporal o intrahistórico de los sucesos: un problema humano que puede darse en cualquier tiempo y lugar. Sin embargo, aunque sea de manera aproximativa, en qué época situarías esta historia.
Probablemente estos hechos podrían haber acontecido durante la segunda mitad del siglo XIX, una vez extendida la Ilustración del siglo XVIII y la Revolución Industrial y puesto en marcha la Europa de los movimientos sociales del siglo XIX, pues sólo así se explicaría la mentalidad tan progresista de Lázaro, quien había estado en el “Nuevo Mundo”, América, y que incluso pretendió fundar un sindicato ligado a la Iglesia.
b. El tiempo interno o tiempo propio del relato no es siempre el mismo. Hay que considerar tres fases o períodos temporales. Señálalos.
La narradora comienza a escribir sus memorias a modo de confesión a partir del proceso de beatificación de don Manuel, produciendo lo que se llama un “flash-back” al comenzar la narración por atrás, aunque después de esto sí que el tiempo transcurre linealmente, desde su niñez, pasando por el colegio de monjas al que fue a estudiar, desde los diez hasta los quince años, aludiendo detalles de este tiempo, cuando vuelve al pueblo. Desde aquí hasta que vuelve Lázaro de América transcurren nueve años (Ángela tenía entonces veinticuatro años), pero ya ni se sabe cuántos transcurrieron desde la “conversión” de Lázaro hasta la muerte del cura y más tarde de su hermano, sólo vuelve a la “actualidad” (cuando Ángela escribió sus memorias) para decir que tenía más de cincuenta años. La única fecha que aparece es la que el autor, Unamuno, dejó al final de la obra, escrita en Salamanca, acabada en el mes de noviembre de 1930.
2. Espacio.
a. Según el autor, el espacio novelesco -Valverde de Lucerna- es el trasunto literario de un pueblo real de la provincia de Zamora, situado junto al lago Sanabria. Pero en la novela se habla de dos pueblos: uno, sumergido en el lago, y, el otro, que está habitado por los personajes. ¿Qué valor adoptan los dos pueblos a lo largo del relato?
El pueblo real es en el que viven realmente y el pueblo ficticio que se refleja en las aguas del lago es a donde van las ánimas después de abandonar este mundo material, pues el lago tiene un sentido espiritual. Por otro lado, al parecer, realmente quedó sumergido un pueblo cuando hicieron el lago, como ha ocurrido numerosas veces al construir presas o pantanos; este pueblo guarda los “viejos recuerdos”, misterios, secretos y la propia conciencia del ser humano en general y, concretamente, de los habitantes de la villa, ya sea la sumergida, por lo que he dicho anteriormente, o de la real.
b. Del pueblo novelesco apenas se nos aportan datos descriptivos porque el paisaje adquiere importancia por su valor simbólico y no por su carácter físico. Intenta explicar el carácter simbólico del lago y la montaña, así como la metáfora de la nieve sobre el lago y sobre la montaña.
El lago simboliza el depósito de las almas, en donde reposan, aunque las corrientes vayan por dentro. Además, éste desembocará en el mar, sinónimo a Dios. Por otro lado, al mismo don Manuel le gustaría convertirlo en Vino para que alegrara a todos sin emborrachar, es decir, que una vez esté consagrado sería Sangre de Cristo, del que se sentía sedienta Ángela cuando estaba lejos de su pueblo, también sentía hambre de la montaña, que no era otra cosa que el Pan de la Eucaristía, es decir, el Cuerpo de Jesucristo. Aunque más simple sería identificar al lago y a la montaña con el mismísimo don Manuel, que al fin y al cabo viene a ser lo mismo que lo anterior.
La nieve simboliza la vida, que cae en la Tierra pero que acaba muriendo, llegando al lago o cayendo directamente en él, que no es otro que el más allá o el seno del mismísimo Dios, pues no hay que olvidar que la nieve y el agua pertenecen al ciclo hídrico que la Naturaleza ha establecido, y que de igual forma ocurre con nuestras almas, quizás vengan y se vayan al mismo lugar. Por otra parte, la nieve que queda en la tierra y que cubre a la montaña puede significar el paso de los años sobre el hombre. También puede hacer alusión a otro gran misterio que don Manuel no entiende, que es la muerte de un recién nacido o que ya nazca muerto, que sería la caída de la pureza y candidez del ser humano, al nacer o al conservarla, directamente al lago.
V. ESTILO.
El carácter ideológico y conceptual de la novela condiciona el estilo. El texto está impregnado de una terminología abstracta, con abundancia de paradojas, metáforas, metonimias, antítesis...
a. Extrae algún ejemplo de paradoja.
Un ejemplo de paradoja puede ser “reír tristemente” o aquello que dijo don Manuel a Lázaro que “el que cree demasiado acaba por no creer nada”, etc.
b. Explica la simbología del sueño o de soñar.
Mucho se ha dicho y se ha investigado el sueño desde la Antigüedad. Este fenómeno natural no es otro que la suspensión normal y periódica de la conciencia y el estado de vigilia mientras el organismo se recupera de la fatiga, pero las producciones síquicas que sobrevienen durante este estado y que pueden ser memorizadas, al menos en parte, ha dado mucho que pensar a los filósofos y científicos sobre el eterno enfrentamiento entre “sueño” y “razón”. Así, Calderón de la Barca expuso su reflexión sobre la inconsistencia de la realidad en La vida es sueño, cuyo alegato más famoso “la vida es sueño y los sueños, sueños son” resume esta incógnita. Del mismo modo, Freud, el padre del psicoanálisis, formuló sus tesis a cerca de la importancia del inconsciente del hombre en sus sueños y en sus fantasías, pues no dejan de ser representaciones fantasiosas de situaciones o sucesos que aunque demos por ciertos y seguros no lo son. Los trabajos de estos dos genios resumen una duda más sobre la existencia del hombre y la realidad que vive, pues quién sabe si todo lo que nos rodea, o mejor dicho, rodea a cada uno, no se trata del sueño de cada uno, e incluso se ha llegado a hablar de la existencia del hombre fruto de un sueño, o una pesadilla, de Dios. Todo esto es muy difícil de resolver, aunque quizás podamos alcanzar tal sabiduría cuando nos llegue nuestro “sueño eterno”, igual a muerte. Mientras, vivamos, que la vida son dos días, y a soñar y soñar cada uno con lo que desee o pueda...
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Enviado por: | Extrarrojo |
Idioma: | castellano |
País: | España |