Literatura


San Manuel bueno, mártir; Miguel de Unamuno


ÍNDICE

Ficha de lectura

El marco español

Generación del 98

Biografía

Obras

Estilo, espacio y tiempo

Temas

Resumen

Contenido y estructura

Personajes y su significación

Simbología

Lenguaje y recursos

Valoración personal

Bibliografía

Ficha de lectura

AUTOR: UNAMUNO, Miguel de.

OBRA: San Manuel Bueno, mártir.

EDICIÓN: Vigésima tercera.

LUGAR: Madrid.

EDITORIAL: Cátedra letras hispánicas.

AÑO: 2002.

NÚMERO DE PÁGINAS: 168.

El marco español

Del desastre del 98 a 1923

Entre 1875 y 1931 se produce en España el período de la Restauración. Tras el fracaso de la Primera República (1873-1874), es coronado Alfonso XII, quien muere en 1885. A él le sucede su hijo póstumo Alfonso XIII (1886-1931); la reina María Cristina de Austria, madre de Alfonso XIII, ocupa la regencia hasta 1902, cuando el rey alcanza la mayoría de edad.

Durante el período de regencia se produce un hecho histórico que marca profundamente el destino de España: la guerra de Cuba en 1895, cuyo trágico desenlace se conoce con el nombre de Desastre del 98, en alusión a la pérdida de las últimas colonias ultramarinas: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. La sensación de fracaso despertó a ciertos sectores de intelectuales, que emprendieron el proceso de regeneración de España: el Regeneracionismo. Sus máximos exponentes son Joaquín Costa (1844-1911), Ángel Ganivet (1865-1898) y Ramiro de Maeztu (1875-1936).

El proyecto de los regeneracionistas revela los problemas reales del país y arbitra soluciones más o menos ambiciosas. Se construyen carreteras y redes de ferrocarriles, se produce un cierto despegue industrial y, con él, la aparición de una pequeña burguesía, que se afianza poco a poco. Pero esa industrialización crea, a u vez, una nueva clase: el proletariado, que toma conciencia de su situación y reivindica mejoras sociales y económicas.

Los gobiernos, siempre inestables, se suceden, demostrando la ineficacia del sistema del turno de los partidos liberales y conservadores en que se basaba el régimen de la Restauración. La situación se hace insostenible. En 1923 triunfa el golpe de estado militar de Primo de Rivera (1870-1930).

La dictadura de primo de Rivera (1923-1930)

En septiembre de 1923, Miguel Primo de Rivera es investido por Alfonso XIII jefe de gobierno con poderes absolutos. Suspende el régimen constitucional, establece una rígida censura y prohíbe todos los partidos políticos y sindicatos.

La Dictadura inicia un período de paz social y de prosperidad coyuntural, favorecidas por el proteccionismo intervencionista del régimen. Sin embargo, la oposición de las clases intelectuales, primero, y de los demás sectores, después, se sumó a una grave crisis económica, que acabó provocando el fracaso del régimen.

La Segunda República (1931-1939)

El período de la segunda República comprende desde el 14 de abril de 1931 hasta el 1 de abril de 1939, fecha en la que acaba la guerra civil.

La República se inicia con el Bienio reformador (1931-1933), con ambiciosos proyectos en enseñanza, ejército y relaciones entre la Iglesia y el Estado. Tras el triunfo de la derecha en las elecciones de 1933, se inicia el Bienio negro (1934-1936), con el que se paraliza la obra reformista del bienio anterior. Arrecian los levantamientos de los grupos de izquierda y estalla la huelga revolucionaria de los mineros de Asturias (1934). El Bienio acaba con el triunfo del Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero de 1936. El 18 de julio, el general Francisco Franco (1892-1975) inicia la insurrección militar contra el gobierno republicano y estalla la guerra civil.

La Generación del 98

El Regeneracionismo y la Generación del 98 son dos orientaciones diferentes que intentan sacar a España de su atraso social, económico, político e ideológico, y que ponen al descubierto la necesidad de reformas urgentes y los contrastes entre el centro y la periferia, entre la masa rural y el proletariado industrial, entre la miseria generalizada de los pueblos y la riqueza de la aristocracia y la burguesía.

La Generación del 98 toma su nombre de la fecha en que perdieron las últimas colonias españolas de ultramar. Se trata de un movimiento puramente español formado por un grupo de jóvenes escritores que se caracteriza por proponer la renovación estética de la literatura anterior y la regeneración sociocultural del país.

Orígenes e influencias

A partir del desastre colonial -la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, surge la conciencia de la pobreza, la miseria, la injusticia social, la desidia política, etc., y con ello la urgente necesidad de un cambio en la estructura del poder. Ante esta situación aparece un grupo de escritores que, movidos por sus ideas revolucionarias, escriben el “Manifiesto de los tres” (1901), firmado por Azorín, Ramiro de Maeztu y Pío Baroja. En él denuncian la realidad del país, la desorientación de la juventud, la falta de valores..., y muestran “un deseo común de mejorar la vida de los miserables” desarrollando una conciencia social que ponga al descubierto todas las miserias y busque soluciones.

Pero el “grupo de los tres” dura poco. Sus miembros no encuentran la acogida que esperaban y el sentimiento de impotencia les hace abandonar la lucha. El fracaso de la acción les conduce hacia el idealismo y hacia posturas políticas cada vez más conservadoras. El problema de España continúa preocupándoles, pero ahora su interés se centra en la renovación espiritual del país.

Se produce así la interiorización del problema de España, la proclamación de lo castizo y un subjetivismo que, unido a las corrientes filosóficas en boga (existenciales, vitalistas, etc.), da lugar a una respuesta abstracta que sólo lleva a la indagación personal del individuo.

Características

Entre los rasgos que identifican la Generación del 98 podemos destacar los siguientes:

  • Europeísmo y gusto por lo castizo. El 98 es un movimiento que intenta abordar los problemas nacionales. Si en una primera propuesta hubo intención de elevar a España a la altura de Europa (europeizar España), el descubrimiento del alma española lleva a proclamar la idea de españolizar Europa y profundizar en el conocimiento de lo español.

  • Sobriedad. Los noventayochistas huyen de la retórica y la grandilocuencia e intentan exponer su ideario con la máxima claridad y llaneza. El lenguaje pretende ser sencillo y preciso.

  • Subjetivismo. La evolución del problema de España hacia posturas intimistas les lleva a la subjetividad, a una visión introspectiva de la realidad.

  • Idealización del paisaje. El paisaje castellano se sublima y se convierte en el símbolo del alma española. Su descripción es poética y expresa la emoción que siente el contemplador.

  • La preocupación por los problemas de España les hace subordinar la reforma al contenido. De ahí que recurran preferentemente al ensayo.

  • Reflexiones filosóficas. Al producirse una interiorización de la crisis general del país, los noventayochistas reflexionan sobre el sentido de la vida, la religión, la existencia de Dios, el tiempo, etc.

Biografía

M

iguel de Unamuno nació en Bilbao el 29 de septiembre de 1864 y murió en Salamanca el 31 de diciembre de 1936. El padre de Unamuno muere cuando éste sólo tiene seis años. Se crió en una casa matriarcal y austera, y se educó en escuelas laicas en Bilbao. A los dieciséis años ingresó en la universidad de Madrid, donde se licenció en filosofía y letras. Se doctoró en 1884. Entre 1884 y 1891 realiza trabajos ocasionales, dando clases particulares y colaborando en periódicos bilbaínos. En 1891 se casa con Concha Lizárraga, gana la cátedra de griego y se traslada a vivir a Salamanca. Allí tendrá ocho hijos. En 1901 es nombrado rector de la universidad de Salamanca y en 1914 es obligado a dimitir de su cargo académico por sus ataques a la monarquía de Alfonso XIII, sin embargo, siguió enseñando griego. En 1924 su enfrentamiento con la dictadura de Miguel Primo de Rivera provocó su confinamiento en Fuenteventura (Islas Canarias). Más tarde se trasladó a Francia, donde vivió en exilio voluntario hasta 1930, año en el que cae el régimen de Primo de Rivera. Unamuno regresó entonces a su cargo de rector en Salamanca, que no abandonaría hasta su muerte. En 1934 muere su mujer. Se le nombra doctor honoris causa en Grenoble y luego en Oxford; la República lo nombra primer ciudadano de la nación.

Aunque al principio fue comprensivo con la sublevación del ejército español que enseguida encabezó el general Francisco Franco, pronto los censuró públicamente.

El 13 de octubre de 1936 es puesto bajo arresto en su propio domicilio. Muere a las cuatro de la tarde del día 31 de diciembre del mismo año.

Obras

Unamuno publicó seiscientos treinta y un ensayos, ochocientos artículos en periódicos de España y América, cinco novelas, ocho novelas cortas, setenta y dos cuentos y ochenta y dos cuentos en diálogo. Publicó ocho libros de poemas y ciento once poemas sueltos en diversas revistas, pero dejó miel setecientos cincuenta y cinco poemas inéditos. También escribió cincuenta y cuatro prólogos a los libros de amigos y conocidos y pronunció más de cien conferencias y discursos. Logró escribir y publicar doce obras para el teatro, y aunque no consiguió el éxito que buscada en este género, dejó veintiséis obras teatrales proyectadas. Escribió un diario íntimo en los años de crisis espiritual.

Entre la obra de Unamuno cabe destacar los siguientes libros:

  • Paz en la guerra (1895)

  • La esfinge (1898) [teatro]

  • La venda (1898) [teatro]

  • Nicodemo, el fariseo (1898) [pequeño ensayo]

  • Paisajes (1898) [relato]

  • De mi país (1898) [artículo de costumbres]

  • Amor y pedagogía (1902)

  • Vida de Don Quijote y Sancho (1905)

  • Poesías (1907)

  • Recuerdos de niñez y mocedad (1908)

  • La princesa doña Lambra (1909)

  • Mi religión y otros ensayos (1910)

  • Cedra (1910) [novela para teatro]

  • El pasado que vuelve (1910) [novela para teatro]

  • Contra esto y aquello (1912) [artículo]

  • Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos (1912) [ensayo]

  • El espejo de la muerte (1913)

  • Niebla (1914)

  • El Cristo de Velázquez (1914)

  • Abel Sánchez (1917)

  • Tulio Montalbán (1920)

  • Tres novelas ejemplares y un prólogo (1920)

  • La tía Tula (1921)

  • Teresa (1924)

  • Cómo se hace una novela (1927)

  • San Manuel Bueno, mártir (1930)

  • Don Sandalio, jugador de ajedrez (1930)

  • Cancionero (1953)

Estilo

E

s un texto narrativo, ya que la misma Ángela nos lo dice desde el principio , el autor implícito, el lenguaje que emplea la narradora, se ajusta a su posición social. Se utiliza un autor implícito, que explica como fue a parar a sus manos dicho documento. Luego, nos encontramos con el narrador del documento, que es Ángela. esta narra la historia de la vida de su párroco, al cual van a beatificar. En mi opinión, la narradora intenta dar un lenguaje culto, para dejar bien alta la figura de Don Manuel pero su lenguaje es el de una aldeana no muy culta y no le sale todo lo culto que ella quisiera. Predominan los párrafos y también abundan la narración, descripción y presentación de los pensamientos de los protagonistas. Nos encontramos con un vocabulario culto en los diálogos de Don Manuel, cabe destacar las numerosas citas bíblicas que aparecen en el libro, mencionadas por el párroco. Los principales diálogos con los que nos encontramos, son la mayoría entre Ángela y su hermano Lázaro. Nos encontramos con leísmo “¿Le tenia él?

Espacio

E

l lugar donde se desarrolla la novela es en Valverde de Lucerna, es un pequeño pueblo. Este lugar es simbólico. Lo que más destaca de este lugar es el lago y la montaña que hay en él, esto se menciona varias veces durante la novela. Los espacios concretos del libro son lugares del pueblo, a parte del lago y la montaña hay otros como la casa de Ángela y Lázaro y la iglesia. En el principio del libro se nombra una ciudad, Renada, es allí donde es educada Ángela. Es muy probable que sea una zona de Castilla ya que se puede encontrar algún leísmo como: cuando Ángela dice ¿Le tenía él? en vez de ¿Lo tenía él?.

Tiempo

E

El tiempo interno coincide con la duración de la vida de Don Manuel, es decir, unos cincuenta años. El tiempo externo corresponde a la época en que se escribió. La época es contemporánea, después del siglo XVIII, ya que se menciona la obra de “Bertoldo”. La historia es contada desde el final, ya que narra la vida de una persona recordando lo sucedido. Nos encontramos con uso frecuente del pretérito imperfecto, ya que no da referencia temporal precisa, sin indicar tampoco el final de la acción.

Temas

El principal tema de la obra es la creencia y fe religiosa que mantiene un pueblo gracias a su párroco. Otros de los temas tratados a lo largo de la novela son:

- El amor que profesa hacia el pueblo Ángela demostrado cuando habla y describe cómo es, también lo prueba cuando se niega a marcharse del pueblo a petición de su hermano.

- Los buenos sentimientos que tiene el sacerdote por su pueblo y por los ciudadanos del mismos, es decir, va contra sus propios pensamientos para mantener las esperanzas de sus vecinos.

- El agradecimiento que le tienen los habitantes por el cura al haberse ocupado de ellos y le acompañan hasta el día de su muerte.

- La biografía de Ángela y el párroco, es decir, la vida y obras de los dos. Aunque la de Ángela parezca estar en primera plana no es así; es más importante la del párroco.

Resumen

A

ngela Carbanillo es una joven de Lucerna de Valverde, hasta que cumplió los quince años estudió en un colegio de monjas pagado por su hermano, Lázaro. Cuando dejó de estudiar volvió a su pueblo, donde se encuentra con sus amigos, familiares, vecinos y con un personaje muy conocido, el párroco, Don Manuel que luego será conocido como San Manuel Bueno Mártir.

Cuando Ángela cumple veinticuatro años, su hermano Lázaro vuelve al pueblo para llevarse a ella y a su madre a la ciudad pero no las convence y decide quedarse. Con el transcurso del tiempo se crean controversias entre Lázaro y Don Manuel pero al demostrarse una gran amistad, estas casi desaparecen, aunque siguen manteniéndose algunas diferencias ya que Lázaro sabe, y a su vez Ángela sospecha, el secreto de Don Manuel.

Antes de morir, Don Manuel, le dice a Lázaro que su mayor deseo es que la gente tenga fe y, así, mantenga su esperanza; a pesar de que el no la tenga. Le dice que no se lo cuente a nadie porque rompería con las esperanzas de todo el pueblo y para Don Manuel, era tan importante creer en la vida como creer que hay algo después de la muerte. Pide que le lleven a la iglesia para realizar su última misa y poder despedirse de su pueblo. Tras su muerte, Lázaro lo va a visitar todos los días a su tumba. Lázaro en una conversación con su hermana le dice que él no puede creer en Dios, como Don Manuel, porque no tiene pruebas de su existencia. Ángela después la muerte de su hermano, decide escribir todo lo que sabe, cuando le piden que lo cuente todo sobre Don Manuel, para su beatificación, aunque ella lo escribe esperando que nadie lo lea y descubra el secreto de Don Manuel.

Contenido y estructura:

Contenido

E

n esta novela corta, Unamuno nos hace creer que ha llegado a sus manos un manuscrito, realizado por Ángela, una de las protagonistas de la novela.

En dicho manuscrito, Ángela relata su relación con el párroco (Don Manuel, o San Manuel Bueno, mártir) de su humilde aldea (Lucerna de Valverde) a lo largo de toda su vida, y de cómo junto a su hermano Lázaro, descubren un tremendo secreto acerca de don Manuel, el cual cambia las vidas de los hermanos. A lo largo de toda la novela se nos plantea la lucha entre la fe y la duda.

Esta novela está surtida de referencias bíblicas a lo largo de toda la obra.

Estructura:

Como en toda novela podemos distinguir dos tipos de estructura:

- Estructura interna. Básicamente, al ser la novela casi toda la totalidad de la vida de Ángela, esta división vendrá dada por las etapas de la vida de ésta última:

1ª parte. Comienza cuando Ángela, desde el colegio de monjas en el cual se halla interna, nos cuenta cómo recuerda a Don Manuel, y que incluso en su colegio ha llegado la fama de buen hombre del párroco, y termina con su regreso al pueblo, a la edad de 16 años. A esta parte se la puede considerar la introducción.

2ª parte. A partir del regreso de Ángela al pueblo, primero, y de su hermano Lázaro, después. En esta parte se desarrolla toda la historia, es decir, toda una serie de hechos que llevan a Ángela y a su hermano al descubrimiento del secreto del cura. Esta parte coincide con el nudo de la novela.

3ª parte. Comienza relatando la muerte del párroco, y la posterior muerte de Lázaro, así como la repercusión de ambas muertes sobre el pueblo, y sobre ella misa. Podemos equiparar esta última con el desenlace. Al final de esta 3ª parte, el autor, casi a modo de epílogo, hace una pequeña reflexión sobre la novela, y es cuando nos cuenta que dicha novela es simplemente un manuscrito que había encontrado, no una novela de su invención.

- Estructura externa. La estructura externa, se considera inexistente, ya que no hay bloques narrativos, esta estructura favorece el tema de la narración, la gran paradoja, ya que este no se ve interrumpido por capítulos o estructuras similares.

En el lugar de los capítulos, se encuentran separados por espacios en blanco mayores.

Personajes y su significación

En esta novela los personajes principales son:

Don Manuel: Llamado después de su muerte San Manuel Bueno, mártir, es el cura de Valverde de Lucerna. Es muy querido por todos sus feligreses, ya que se preocupaba de todos ellos y siempre está dispuesto a echarles una mano y sacrificarse por ellos.

En apariencia es un gran cristiano y devoto, si bien Ángela y Lázaro descubren el gran secreto de Don Manuel: en lo más profundo de su ser, no cree en la vida eterna, pero sabe que fingiendo dicha creencia, consigue hacer feliz a su pueblo, y eso es lo que más le importa.

Hacia el final de la novela, el propio don Manuel se compara con Moisés, ya que está convencido, que al igual que éste, se quedará a las puertas de la tierra prometida, si bien habrá conducido hasta a ella a mucho de sus convecinos. Aunque sea el propio cura el que se compara con Moisés, no podemos eliminar las semejanzas con el mismo Cristo (se ve claramente en el paralelismo que encontramos entre la famosa cita bíblica “dejad que los niños se acerquen a mí” y cuando Don Manuel dice a sus feligreses que permitan que Basilio el bobo le tome de la mano), por no hablar de que al igual que Cristo, Don Manuel se sacrifica hasta la muerte por sus convecinos. En este sentido toma especial relevancia la frase, repetida a lo largo de todo el texto de “Jesús, Jesús, ¿por qué me has abandonado?”, Equiparando la última duda de Cristo, a la duda que atenaza el alma de Don Manuel. Este personaje simboliza al propio Miguel de Unamuno en su crisis acerca de la fe.

Ángela: Es la narradora de la historia (narradora omnisciente, puesto que conoce hechos que escapan a lo que ella podría saber), ya que con más de 50 años, redacta un manuscrito, se supone, que porque quiera dejar constancia de lo que sabe Don Manuel, puesto que muerto hermano, ella es la única conocedora del secreto del párroco. Del trío protagonista, ella es la única que realmente cree en una vida mejor. Aunque al principio de la novela, es Ángela la que se confiesa a Don Manuel, poco a poco, será el propio Don Manuel, el que se confiese a Ángela y Lázaro.

Tal vez, Unamuno juega con las palabras Ángela-ángel, puesto que de alguna forma es Ángela la que hace de ángel de la guarda de Lázaro y Don Manuel, al rezar constantemente por su salvación. También podemos considerar a Ángela como una “evangelista”, cuya misión es dar a conocer a otro que ha venido, ha vivido y ya no está presente. Además “ángel” proviene del griego “ánguelos”, que significa “mensajero”. Uniendo el prefijo “eu-” formamos “evangelista”; es decir, “el buen mensajero”, “el mensajero de la buena nueva”. Ángela narra la vida de un hombre al que se pretende beatificar. Es, pues, su “evangelista”, la transmisora de la “buena nueva” de la vida del santo.

Lázaro: Es el hermano de Ángela, y el que la pagaba sus estudios en el colegio. En un principio vivía en América, pero regresa al pueblo poco después que su hermana, con la intención de llevar a ésta y a su madre a América, pero ante la negativa de éstas, decide quedarse. Al principio no congenia con el párroco sosteniendo que lo único que hace es envolver a sus feligreses con una sarta de mentiras. Pero esta situación no se prolonga demasiado y acaba por ceder y acudir a misa. Empieza a surgir una especie de amistad entre Lázaro y Don Manuel que les lleva a confesarse todo y a estar siempre uno al lado del otro. Todo el pueblo pensaba que el párroco había convertido al cristianismo a Lázaro, pero lo que realmente le había confesado era su falta de fe. Esto hizo que Lázaro dejase de ver a los sacerdotes como una niebla que quiere tapar al pueblo y dejarle ignorante y sin decisión. Para empezar a verlos como alguien que ayuda y protege a su gente. Con Lázaro se introduce en la novela un nuevo tema: el de si es útil (para la felicidad del pueblo) preocuparse de los problemas sociales.

El simbolismo de este personaje viene dado por su nombre, y como decía el propio Lázaro:

“Él me hizo un hombre nuevo, un resucitado -me decía. Él me dio fe”.

Es decir, que como el Lázaro de la Biblia, nuestro Lázaro se siente resucitado por Don Manuel. Si seguimos considerando el paralelismo Don Manuel-Cristo, podríamos considerar a Lázaro un discípulo del mismo.

Blasillo. Puede que no parezca un personaje importante a primera vista, pero he considerado introducirlo aquí ya que realmente lo es. Blasillo es el tonto del pueblo. Una persona buena, pero boba. Sin inteligencia, solo con presencia.

Creo que Blasillo es la voz del pueblo, una metáfora. El pueblo se mueve guiado por un párroco que no cree, igual que Blasillo sigue al sacerdote que es el único que le respeta. Es como un animal que se guía con su instinto. Igual que el pueblo instintivamente busca refugio en su "San Manuel", sin importarle si este cree o no.

Blasillo representa el grado máximo de la fe ciega, inocente.

Blas, el bobo, repite como un eco palabras del párroco, cuyo sentido ignora; recorre el pueblo clamando« ¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?» y al hacerlo subraya sin quererlo la más enigmática de las frases divinas que pronuncia don Manuel. Cuando don Manuel muere, Blasillo muere.

Entre los personajes secundarios tenemos a:

· Simona: compañera del colegio de Ángela.

· Perote.

· Hijo de Perote.

· Sacristán nuevo.

· Tía Rabona.

· Madre de don Manuel.

· Medico.

· Maestro.

· Titiriteros.

· El jefe de los titiriteros.

· Mujer del jefe de los titiriteros.

· Hijo del jefe de los titiriteros.

· Juez.

· Obispo.

· Otros habitantes del pueblo.

Simbología

E

n la novela se nos sitúa en una aldea remota (Valverde de Lucerna) situada entre la montaña y el lago. Aldea, montaña y lago representan los tres símbolos de la novela. Valverde de Lucerna se extiende, por uso de metonimia, a identificar el lugar con la población para elevarlo al significado de la humanidad por la intrahistoria. En cambio, con lago y montaña, Unamuno emplea el símil y la metáfora para crear el significado más profundo de su obra: la bifurcación dialéctica entre la fe y la duda y su personificación en el protagonista Manuel-Cristo. Los símbolos dialécticos de montaña (fe) y lago (duda), se desarrollan, a través de la obra, primero como símil que personifica a Don Manuel como la encarnación de esta oposición, y luego como metáfora que plantea el sentimiento trágico de la vida cuyo mayor delito es haber nacido.

En la novela nos encontramos: “y no era un coro, sino una sola voz, una voz simple y unida, fundidas todas en una y haciendo como una montaña, cuya cumbre, perdida a las veces en nubes, era Don Manuel. Y al llegar a lo de -creo en la resurrección de la carne y la vida perdurable, la voz de Don Manuel, se zambullía como en un lago, en la del pueblo todo, y era que él se callaba”. En esta cita el símil compara a la voz del pueblo rezando con la montaña y el silencio, al llegar a las palabras indicadas, se explica como un zambullido en un lago. Por tanto, la voz del pueblo todo (en un sentido intrahistórico), en su proclamación de la fe, se compara a la montaña, y el silencio, que demuestra la falta de fe, se compara al lago. Pero aquí no termina el desarrollo simbólico; falta la metáfora de la nieve. Cuando Don Manuel le dice a Lázaro: “¿Has visto, Lázaro, misterio mayor que el de la nieve cayendo en el lago y muriendo en él mientras cubre con su toca a la montaña?” Se añade el elemento más profundo de la novela. La nieve, como la vida misma, es transitoria, pero los copos de nieve que caen se unen y forman una toca que da la apariencia de perdurar. En contraste, los copos que caen sobre el lago se disuelven inmediatamente sin huella. Así es la vida del pueblo: con fe forman una montaña en su colectividad, sin fe los hombres se pierden aislados en la muerte sin huella de haber sido. El misterio de la nieve es el misterio de la fe. La fe puede vencer hasta a la amenaza de la muerte. La vida sigue su curso. Algunos viven con la fe y la esperanza de la resurrección, y otros viven hostigados por la duda. Por lo tanto, la pregunta fundamental es cómo puede sobrevivir el que sufre, y no sucumbir al suicidio. La respuesta se ofrece metafóricamente. Observamos cómo la aldea de Valverde de Lucerna representa toda una población colectiva situada entre la fe y la duda, pero mantenida en la fe por san Manuel Bueno. Pero también hay otra Valverde de Lucerna sumergida en el lago según la leyenda. Esta es la Valverde de Lucerna que Lázaro descubre en Don Manuel: “Creo que en el fondo del alma de nuestro Don Manuel hay también sumergida, ahogada, una villa y que alguna vez se oyen sus campanadas”. La villa sumergida es la plena conciencia de la intrahistoria. Manuel, y luego, Lázaro, al dedicarse por completo a la colectividad del pueblo, encuentran que aquí está la actualidad de la verdadera y que hay un fondo des esta superficie que es el cementerio de las almas de sus abuelos, y los abuelos de éstos, y los de éstos.

Don Manuel personifica la cruz del nacimiento al estar situado entre la fe y la duda de su pueblo. Esta personificación lo hace no solamente santo, sino mártir, porque toma la duda y la sufre por todos. Así es como lo ve Ángela y así nos lo presenta en su memoria.

Lenguaje y recursos

E

n esta novela, nos encontramos un gran número de diálogos, ya que si estuviera escrita exclusivamente en prosa, la novela perdería gran parte de la emoción y sentimiento que está presente en todo el texto. De hecho, en los diálogos encontramos las ideas principales que nos ayudan a entender el significado de la novela, principalmente, porque la mayor parte de los diálogos se producen entre Don Manuel, Ángela y Lázaro, en momentos muy importantes. Dicha abundancia de diálogos aporta al texto una gran rapidez.

Lo más destacable de esta novela, es que podemos considerarla como una gran metáfora, y si bien está escrita de una manera sencilla (pero no por eso menos cuidada), debido a la gran abundancia de símiles y otros recursos como la metonimia, hace que debamos estar atentos a lo que leemos y que intentemos relacionar todos los elementos.

El lenguaje es en general sencillo, si bien está adaptado a cada personaje, es decir, un personaje como el de Ángela, al ser de pueblo y a pesar de la educación recibida, utiliza un lenguaje más coloquial, e incluso podemos encontrar algún caso de leísmo, lo cual remarca el carácter popular. Lo contrario ocurre con don Manuel, que utiliza un lenguaje mucho más cuidado, si bien al dirigirse al pueblo, es normal que no utilice vocabulario excesivamente complicado. En cuento al lenguaje de Don Manuel, no podemos olvidar la ingente cantidad de referencias bíblicas, y de otro tipo, como la que se hace a la famosa frase de Marx: “la iglesia es el opio del pueblo”, lo cual nos hace encontrarnos, además, referencias filosóficas.

Como en casi todos los textos, en éste nos podemos encontrar la función poética. De nuevo es Don Manuel el que nos proporciona párrafos en que dicha función parece tomar especial relevancia.

No nos encontramos una gran abundancia de adjetivos sí bien se nota que, sobre todo en ciertos casos Unamuno los ha escogido cuidadosamente. A lo largo del texto aparece en varias ocasiones el adjetivo matriarcal, (utilizado como sinónimo de milenario) y materno o maternal, normalmente aplicado a Ángela, en cuanto a su relación con Don Manuel.

Al estar contado desde el presente, nos encontramos, lógicamente, los verbos en tiempos pasados (abunda el imperfecto y el pretérito perfecto simple). Por supuesto, en los diálogos aparecen tiempos verbales presentes o futuros.

Valoración personal

E

s una obra fácil de leer, ya que es corta y las palabras de difícil compresión vienen a pie de página. Pero la hace un poco pesada el que se esté hablando durante todo el tiempo sobre la creencia o no creencia de Don Manuel y la gente que lo rodea. En la novela hay muchas paradojas, aparte de la paradoja principal que es la fe hay otras menos importantes como que Ángela escribe un relato para que no se le pudra dentro, pero a la vez no quiere que nadie lo lea. Otra paradoja sería que Ángela considerase a Don Manuel como un barón matriarcal, éstas son sólo un ejemplo. El personaje de Don Manuel es comparado con Cristo, como podemos ver cuando pronuncia estas palabras: “¡Dios mío, Dios mío!, ¿Por qué me has abandonado?”; y su madre dice: “¡Hijo mío!”; creyendo todos que lo había dicho la Virgen. En otro momento Don Manuel es comparado con Moisés cuando él mencionó el éxodo: “El señor le mostró la tierra prometida a su pueblo pero diciéndole a él (Moisés): “¡No pasaras allá!”, y dejó por caudillo a Josué”. Con ello quiere decir que todos sus feligreses ven la vida después de la muerte mediante su fe menos él, que es su pastor. Además, le dice a Lázaro: “Sé tú, Lázaro, mi Josué. Don Manuel también es comparado con el lago y la montaña en estas ocasiones:

-“Solían suelen acudir a nuestro lago todas las pobres mujerucas, y no pocos hombrecillos, que se creen poseídos... y don Manuel emprendió la tarea de hacer de lago.”

- “Leí no sé qué honda tristeza en sus ojos, azules como las aguas del lago”.

- “En el fondo del alma de nuestro don Manuel hay también sumergida, ahogada, una villa y que alguna vez se oyen sus campanas”.

- “Sigamos, pues, Lázaro, suicidándonos en nuestra obra y en nuestro pueblo, y que sueñe ésta vida como el lago sueña el cielo”.

Hay muchas citas bíblicas como las siguientes:

- “Don Manuel emprendió la tarea de hacer de lago, de piscina probática y tratar de aliviarles si era posible curarles” [pág. 120, Cáp. II]

- “¡Dios mío, Dios mío!, ¿Por qué me has abandonado?” [pág. 221, Cáp. II]

- “¡Hijo mío!” [pág. 221, Cáp. II]

- “No juzguéis para no ser juzgados” [pág. 122, Cáp. II]

- “Al César lo que es del César, que yo daré a Dios lo que es de Dios” [pág. 122, Cáp. II]

- “Mira bien si Dios te ha perdonado, que es lo único que importa” [pág. 122, Cáp. II]

- “Parecía transfigurarse, encendiéndosele el rostro” [pág. 123, Cáp. II]

- “Le tomaron en hombros los suyos para meter su cuerpo sin vida en la tierra de promisión” [pág. 123, Cáp. II]

- “¡Ay si pudiera cambiar el agua toda de nuestro lago en vino, en un vinillo que por mucho que de él se bebiera alegrara siempre, sin emborrachar nunca... o por lo menos con una borrachera alegre!” [pág. 127, Cáp. II]

- “¡Hijo mío!, y oí ese grito, que desgarraba la quietud del templo” [pág. 132, Cáp. III]

- “¡Bienaventurados los pobres de espíritu!” [pág. 139, Cáp. IV] y [pág. 144, Cáp. IV]

- “¡Cómo le quiere! Y entonces pues era la madrugada, cantó un gallo” [pág. 140, Cáp. IV]

- “Mi reino no es de este mundo” [pág. 151, Cáp. VII]

- “Mi alma está triste hasta la muerte” [pág. 152, Cáp. VII]

- “Mañana estarás conmigo en el paraíso” [pág. 153, Cáp. VII]

- “Hágase tu así en la tierra como en el cielo”, “no nos dejes caer en la tentación, amén” [pág. 153, Cáp. VII]

- “No pasarás allá” [pág. 157, Cáp. VIII]

- “Si puedes detener al sol deténle y no te importe el progreso” [pág. 157, Cáp. VIII]

- “El que le ve la cara a Dios se muere sin remedio y para siempre” [pág. 157, Cáp. VIII]

- “Dejadle que se me acerque” [pág. 158, Cáp. VIII]

- “Repartirse retazos de sus vestiduras” [pág. 159, Cáp. VIII]

- “Él me hizo un hombre nuevo, un verdadero Lázaro, resucitado” [pág. 160, Cáp. IX]

- “El Señor te repondrá y el que quiera entender que entienda” [pág. 167, Cáp. X]

También hace mención a grandes filósofos, como por ejemplo Marx cuando dice “la religión es el opio del pueblo”. En la obra hay muchas cosas simbólicas como son el nombre de Don Manuel Bueno, Ángela, Lázaro, Renada y Valverde de Lucerna. Aunque esta historia pretende ser verídica, no lo es, pero refleja la crisis espiritual que sufrió Unamuno respecto a la creencia en la religión. Es muy noble la actitud de Don Manuel ya que da su vida por su pueblo haciendo que crean en algo y repartiendo felicidad entre ellos, aunque él no crea en lo que predica.

Bibliografía

  • AFEIRÁN RODRÍGUEZ, José et al. Historia de España. Segundo curso de bachillerato. La Coruña. Bahía Ediciones. Consorcio editorial gallego (2003).

  • BOSQUE, Ignacio et al.Lengua castellana y literatura. Segundo de bachillerato. Madrid. Santillana (2003).

  • PASCUAL A., José et al. Lengua castellana y literatura. Segundo de bachillerato. Madrid. Santillana (2000).

  • UNAMUNO, Miguel de. San Manuel Bueno, mártir. Madrid. Cátedra. Letras hispánicas (2002).

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Idioma: castellano
País: España

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