El hecho de que todos los ritmos latinos se desarrollan con fuerza en los barrios más humildes de Nueva York no es una casualidad, sino que hubo detrás toda una generación de músicos, provinentes de la zona del caribe, que lo hicieron posible. La música afro caribeña, importada por los latinos a la ciudad de los rascacielos, chocó con el rock y el jazz de los norteamericanos y provocó el nacimiento de la salsa, que luego se convirtió en uno de los géneros musicales más internacionales. Pronto, estos ritmos caribeños tuvieron una gran aceptación, aunque eran demasiados estilos de música que saturaban un mercado que no encontraba la manera de ordenarlos. El encargado de poner fin a este caos fue Izzy Sanabria, promotor de la compañía discográfica neoyorquina “Fania Records”. Izzy, con su afán de poder comercializar mejor un producto que parecía tener un mercado asegurado, decidió acabar con el desbarajuste de ritmos y agruparlos en un género superior: la salsa.

Pero antes que la palabra salsa se hiciera popular, ya tenía sus antecedentes en Cuba, donde ya había sido utilizada hacia 1928 por un reconocido compositor de la época, Ignacio Piñeiro, quién lanzó al mercado un son que llevaba por nombre “Échale salsita”. El hecho de utilizar la palabra salsa como sinónimo de fiesta llevó a que los músicos lo utilizaran para definir sus temas. Mientras esto ocurría en Cuba, los latinos establecidos en Nueva York adaptaron el término salsa para bautizar los ritmos que llevaban en sus propias fiestas. Y, a un paso de promocionar estos ritmos, salieron al mercado los primeros discos con la palabra “salsa” en sus carátulas. A partir de ese momento, la salsa ya empezaba a respirarse en el ambiente, sobre todo en Nueva York y en Venezuela. En poco tiempo, la expresión salsa pasaría a significar toda una corriente musical de reconocimiento universal que implicaría tanto a los latinos instaurados en Nueva York como a los que habitaban en la zona del Caribe.

Los inicios de la salsa son urbanos, y para entenderla es necesario conocer el entorno donde se formó. La escuela de esta música con elementos afrocubanos fue la colosal ciudad de Nueva York y sus maestros fueron los latinos, emigrantes de la zona del Caribe, que ocupaban los barrios más humildes de la ciudad. Los primeros temas salseros hablaban de atracos, de crímenes y de todas las dificultades de la vida en los barrios menos agraciados. En todo este ambiente no tardarán de estrenarse los primeros seguidores del nuevo género. La obra de Héctor Lavoe será la primera salsa que sonará en el Bronx, en Maniatan y en Queens. Si Lavoe fue la voz de la salsa de barrio, William Anthony Colón fue el encargado de arreglar las letras. Sus composiciones resumían esa vida de barrio que dotaba a la salsa de la agresividad que pretendía transmitir. Pronto, las clases populares se apropiaron de este nuevo ritmo latino que aseguraba un futuro prometedor.

Músicos como Colón, Lavoe, Ray Barreto, Bobby Valentín, Richie Ray y Bobby Cruz formaron parte de esta primera salsa innovadora que empieza sus pasos en la música cubana de los años sesenta. Sin duda alguna, Johny Pacheco y Jerry Masucci fueron los encargados de sacar la salsa de los barrios neoyorquinos , habitados por latinos, para darla a conocer en el resto del mundo.

Rubén Blades le dio a la salsa un nuevo sentido basado en la narración de hechos de la calle, dándole al género un empujón para hacerlo más universal, en un momento en que la salsa pasaba a tener una función de concienciación de la población frente a los problemas políticos que acontecían. Aparte, salseros como Tito Puente, Ismael Rivera, Eddie Palmieri, Celia Cruz, Joe Cuba, Oscar de León, entre otros, enriquecerán, todavía más, el arte salsero. Sus temas causaron furor en todo el mundo.

Ya en los años ochenta, la salsa es una realidad en el círculo latino. Precisamente, dejaría sus raíces de música de barrio y se abría camino en el mundo del espectáculo. Así, la orquesta pasaba a desarrollar un papel principal dentro de la formación musical. Se montaban auténticas coreografías que enloquecían a un público con sed de imitar esos nuevos pasos de un ritmo capaz de transformar en alegría todo ambiente donde se ostentaba.

Más adelante, la salsa quiso enseñar su lado romántico. Asimismo, las canciones balada que sonaban en el momento, procedentes en su mayoría del mundo hispano, fueron convertidas a ritmo de salsa. Esta nueva salsa romántica atiborró el mercado.

Esta salsa romántica no tardó en sorprender con un toque picante que la convirtió en pura sensualidad con unos temas capaces de templar cualquier ambiente. La canción “Devórame otra vez” del compositor Palmer Hernández que popularizó en su tiempo Lalo Rodríguez, es un claro ejemplo. Si bien, muchas veces se ha dicho que este tipo de salsa no tenía un nivel musical tan trabajado como la de barrio, tampoco se le puede negar el hecho que marcara una generación con temas que rozaron el erotismo.

En los años noventa, la salsa ya englobaba todos los ritmos posibles. Le tocaba el turno también al merengue salseado, donde el cantante Juan Luis Guerra tuvo mucho que decir con su canción “La bilirrubina”.

• Congos - Cencerro

• Guiro - Maracas

• Trombón - Trompeta

• Bongoes - Timbales

• Clave

También se ocupa el piano, las campanas y la guitarra acústica o la eléctrica.

- Rubén Blades - Tito Puente

• Celia Cruz - Héctor Lavoe

• Oscar de León