EPIGRAFE 8 - ROMANTICISMO Y CULTURA BURGUESA. LA IMAGEN ROMÁNTICA DE ANDALUCÍA
La revolución liberal-burguesa en España implico una gran transformación cultura en las sociedades de occidente. En éstas se produjeron diversos cambios:
La secularización de la cultura, que adopta nuevos valores relacionados con la eficiencia, el progreso, las condiciones de vida... y se abandonaron los mitos religiosos.
La creación de una conciencia nacional en la sociedad, para lo que se potencian la lengua e historia común.
La generalización de la alfabetización, adoptando una cultura común y una cierta calificación a los trabajadores.
La aparición de un nuevo concepto del mecenazgo o patrocinio de la creación cultural, literaria y artística. Ahora no solo compran obras de arte los nobles y el clero, sino que este afán se amplía con la burguesía. El arte era considerado una mercancía.
La creación de un sistema educativo reglado por el estado, así ya no sería la Iglesia quien se ocupara de la educación de los ciudadanos.
El proceso de la revolución burguesa en España fue lento y accidentado. Así, los cambios culturales también se abrieron paso con dificultad.
Cultura y educación en la crisis del Antiguo Régimen
Con el espíritu liberal y revolucionario surgió una cultura renovadora, de la que fueron representantes diversos intelectuales que participaron en las Cortes de Cádiz o en las reformas del rey José Bonaparte (por ejemplo Manuel J. Quintana o José Mª Blanco White), que formaron la llamada “Generación de 1808”.
Continuaba durante este periodo la preocupación por crear un sistema educativo, por lo que se creó un sistema escolar primario dirigido a toda la población de Estado.
La Constitución de 1812 estableció la libertad de imprenta y se crearon escuelas de primeras letras en todos los pueblos. Todo esto fue abolido en el sexenio absolutista(1814-1820). Más tarde, en el trienio liberal(1820-1823), se realizaron otra vez esfuerzos de renovación cultural y educativa: proliferaron los periódicos y los centros de discusión y debate, se crearon las universidades de Madrid y Barcelona, y se reestablecieron las escuelas en el reino. La década absolutista(1823-1833) trajo un nuevo retroceso, pues los intelectuales estaban represaliados o en el exilio, se cerraron todas las universidades y se anuló la creación de la universidad central. El exilio permitió a muchos ponerse en contacto con la cultura europea del momento. También cabe destacar la creación del Museo del Prado por parte de Fernando VII para depositar la colección real de pinturas.
La cultura romántica de la España isabelina
Se crearon nuevas instituciones culturales, como por ejemplo el Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid en 1835, que era un espacio de discusión para los ciudadanos esclarecidos. También en 1838 nació el Liceo Artístico y Literario, y la prensa también se difundió con numerosas nuevas creaciones.
En la enseñanza, los planes de organización de un sistema educativo regido por el Estado se desarrollaron en el periodo progresista con el proyecto del duque de Rivas en 1836.con la enseñanza se difundían los valores de la nueva burguesía, que imponía una nueva sociedad y cultura basadas en el modelo francés. Mientras que la enseñanza primaria debía llegar a todos los ciudadanos, la secundaria era una iniciación de los estudios universitarios reservados a una minoría.
En cuanto al desarrollo de la ciencia y la investigación, se crearon nuevos centros oficiales como las escuelas especiales de ingenieros, que promovieron la aparición de nuevas profesiones civiles al servicio de la economía.
Durante en Romanticismo se introduce la afición por los temas históricos, el sentido patriótico y la primacía de la libertad y el sentimiento. Además de la literatura (Bécquer, Larra, Espronceda...), la pintura cultiva, junto al retrato, temas de gusto historicista o costumbrista. También surgió en la cultura romántica la Renaixença catalana; los factores que determinaron este surgimiento fueron la existencia de una clara identidad histórica, cultural y lingüística, así como el desarrollo de una burguesía catalana con conciencia de sus intereses políticos y culturales.
Desde el punto de vista europeo, España era un gran destino para los artistas, pues presentaba grandes peculiaridades paisajísticas, culturales y sociales. La descripción de “aquel raro país del sur” fue un tema muy frecuente en las obras europeas: Un año en España de Charles Didier, Le tour du monde de Davillier, o los grabados de Gustave Doré. Así, recorrieron España viajeros intelectuales como Lord Byron, Rossini, Gautier o Dummas. También fue el atractivo de este país de cultura tan compleja y rica tema en las artes plásticas: EL torero muerto de Manet, El barbero de Sevilla de Rossini, DonCarlos de Verdi, etc.
La imagen Romántica de Andalucía
Mediante los relatos de algunos autores extranjeros la imagen de Andalucía se había difundido por todo el continente. Así, los románticos europeos de sintieron atraídos por la imagen legendaria que la literatura española había difundido de Andalucía durante el Siglo de Oro.
Algunos de los intelectuales románticos andaluces acabaron en el exilio debido al absolutismo. Sin embargo, en los países de acogida llevaban a cabo publicaciones en donde describían su tierra de forma idealizada y pintoresca, contribuyendo así a la opinión de un país romántico.
Mas tarde, reforzó el perfil de Andalucía la producción de los autores costumbristas como Estévanez Calderón, que representaban en primer plano lo más típico y popular. La pintura recrea escenas y personajes desde un punto de vista festivo y castizo.