Historia


Revolución política y económica europea


INTRODUCCIÓN

Europa, hija de la revolución Francesa y de Napoleón, entregaba un mal peligroso; el virus revolucionario. Frente a él se alzaban las fuerzas poderosas de la tradición, lo que podemos decir que Europa, durante el siglo XIX se encuentra dividida en dos irreconciliables y partes, enemigas. una de ellas irá desde el liberalismo templado al extremismo más revolucionario, ya sea en ámbito social, político, económico y religioso, donde nos dimos cuenta que esto producía incluso un ataque a las costumbres. la otra irá desde el conservadurismo templado, que permite la posibilidad de la reforma, y de la evolución, hasta la reacción, que sólo piensa en la instauración a ultranza de los antiguos privilegios y de los que en Francia se llamó el “antiguo régimen”. También podemos darnos cuenta lo que tuvo que pasar Europa, para poder evolucionar en todos sus ámbitos, pero principalmente el ámbito político y económico.

Podemos destacar que simulteamente con los cambios políticos y sociales producidos en el mundo occidental al finalizar el siglo XVIII y durante los comienzos del siglo XIX, se produjo una profunda transformación económica que ha dado a nuestra cultura una nueva forma. tal es la llamada revolución industrial, comenzó en Inglaterra en la segunda mitad del siglo XVIII y después se extendió por Europa occidental y los EE.UU., para luego al término del siglo XIX. pasó a Japón y Rusia.

CAUSAS POLITICAS: EL REGIMEN LIBERAL

Desde la revolución del 1688 y 1689, se puso fin al gobierno absoluto de los Estuardos, el Gobierno Inglés fue esencialmente liberal y parlamentario bajo la dinastía Hannover, con fuerte predominio de la Burguesía comerciante sobre la antigua nobleza. El nuevo régimen, aunque mantuvo la política mercantilística en sus colonias, suprimió todas las trabas que enervaban al comercio interior y dejó amplias libertad al comercio internacional.

Este comercio encontró excelentes mercados durante el siglo XVIII en los países que formaban el Imperio Colonial Inglés, principalmente en un país tan rico y poblado como la India, aparte de Canadá y las trece Colonias de América del norte. Su poderío naval le permitió luchar con éxito con Francia como Holanda y España, las otras potencias coloniales de esa época.

LA POLITICA SOCIAL

forma de intervención del Estado en la sociedad civil. En un sentido más restringido, es el programa de acción del Estado en materia social, dirigido a realizar algún tipo de cambio en las estructuras sociales de una sociedad.

Los orígenes de las políticas sociales se remontan a las últimas décadas del siglo XIX en Europa, donde nacen con el objetivo de moralizar la economía liberal, a fin de evitar las injustas consecuencias sociales de la Revolución Industrial. En sus inicios, la política social `anglosajona' se preocupó fundamentalmente por todas aquellas personas amenazadas por la pobreza: ancianos, vagabundos, enfermos, etc. La política social `latina', en cambio, se interesó por las condiciones de la clase trabajadora, identificándose con la política laboral: prohibición del trabajo a los menores de edad, reducción de la jornada laboral, salarios más justos, seguridad en el trabajo, etc. Con el tiempo, las políticas sociales han ido transformándose y ampliando su radio de acción no sólo a las capas más necesitadas de la población, sino a la mayoría de los individuos que componen una sociedad.

Relacionadas con la provisión de servicios sociales, las políticas sociales forman parte del Estado de bienestar, su representación institucional, y abarcan una extensa gama de programas sociales, como políticas de salud, seguridad social, vivienda, educación y ocio. Hoy su objetivo es la búsqueda del bienestar y la mejoría de las condiciones materiales de vida de la población.

LA RESTAURACION Y LOS MOVIMIENTOS LIBERALES Y NACIONALES POLITICOS

Aquí comienza, después de un corto periodo de reacción, que fue la restauración, las ideas de la Revolución concluye por triunfar bajo las formas del liberalismo del naciolismo y de la democracia.

Estos tres principios serán característicos de los estados occidentales.

LA REACCION

Ente 1815 y 1880 se produce un Movimiento de Reacción al cual no fue ajeno Napoleón al conculcar el principio de libertad y restablecer el absolutismo. Se observa en Europa una política tendiente a combatir la libertad y la igualdad, abominar de la razón y hacer volver a los hombres a la obediencia a la autoridad.

A Metternih le preocupa más que nada, la vuelta al viejo sistema EQUILIBRIO EUROPEO o EQUILIBRIO DE LA FUERZA entre las grandes potencias continentales, de modo que ninguna prevaleciese sobre las obras.

Tal fue la época de la restauración.

LOS APOYOS ESPIRITUALES DE LA RESTAURACION

Cabe observar que así como entre 1800 y 1830 existió en la esfera política un conflicto entre liberales y absolutistas, también lo hubo en el campo de las ideas.

Durante todo ese período gozaron de supremacía las doctrinas de los intelectuales de ideas autoritarias. Se exalta el orden sobre la libertad; se hace prevalecer el interés del estado y de la sociedad sobre los derechos individuales, y se da primacía a la autoridad y a la tradición sobre las ciencias y la razón. Todo significaba un movimiento de reacción contra los principios de la Industrialización y de la revolución.

Los principales apoyos espirituales de la restauración fueron un movimiento filosófico, un movimiento literario y artístico y un movimiento religioso.

Esta filosofía idealista comienza con Manuel Kant (1724-1804); pero el campo político tuvo mayor influjo que el de sus discípulos FICHTE, SCHELLING y HEGEL. Fichte (1808), con sus discursos a la nación Alemana, fue uno de los primeros apóstoles del Nacionalismo y de la Unidad Alemana, fue uno de los primeros apóstoles del nacionalismo y de la Unidad Alemana. Hegel (1831) endiosa al Estado, al que define como la idea divina tal como se encuentra sobre la tierra. Dentro del estado perfecto, los intereses individuales se fundirán con los de la sociedad. La verdadera libertad consiste en someterse a la autoridad del estado y el individuo no posee derechos que la sociedad esté obligada a respetar, ya que sin ella no sería un ser civilizado.

El idealismo gozó de gran popularidad en Alemania. Su exaltación del mundo espiritual fue bien mirada por los creyentes, a quienes preocupaban los ataques de los escépticos; su admiración por el estado le atrajo las simpatías los partidarios del orden y de los enemigos de la revolución. Las doctrinas de FICHTE y de HEGEL exaltaron NACIONALISMO GERMANICO.

Finalmente, la influencia hegeliana se ejercerá sobre las doctrinas posteriores del marxismo y del fascismo.

LA SANTA ALIANZA: UNA TENTATIVA PARA MANTENER LA PAZ

El Zar de Rusia, Alejandro I, pensando que después de veinte años de guerra y revoluciones Europa necesitaba la paz, concibió un proyecto destinado a poner términos a los conflictos internacionales. Tal fue la Santa Alianza, verdadero pacto religioso en cual los soberanos de Rusia, Austria y Prusia, que representaban a las tres ramas del cristianismo (Ortodoxa, Católica y Protestante) se comprometían a mantenerse dentro de los principios de la fraternidad cristiana. Inglaterra y Francia, las únicas monarquías constitucionales, no tenían inconvenientes en adherir a aquella liga de grandes potencias basada en los preceptos de la religión.

Más, las piadosas intenciones del sentimental e idealista soberano de todas las Rusias.

En efecto, METTERNICH transformó la santa alianza en una “Sociedad de Socorros Mutuos de los Reyes contra los pueblos”, es un instrumento de guerra contra las doctrinas revolucionarias.

Inglaterra, regida entonces por los conservadores y Francia por los Ultrarrealista, se dejaron arrastrar por la política represiva de Metternich.

ECONOMÍA EN EUROPA SIGLO XIX

 Durante mucho tiempo, Europa ha dirigido las actividades económicas mundiales. Como lugar de nacimiento de la ciencia moderna y la Revolución Industrial, adquirió una superioridad tecnológica sobre el resto del mundo, lo cual le proporcionó un dominio incuestionable durante el siglo XIX. La Revolución Industrial, que comenzó en Gran Bretaña en el siglo XVIII y desde allí se difundió a todo el mundo, implicaba el uso de maquinaria compleja y dio lugar a un gran incremento en la producción agrícola y a nuevas formas de organización económica.

Los círculos económicos pidieron, por consiguiente, la elevación de los aranceles como compensación de estas cargas, de todas formas la vuelta al proteccionismo fue haciéndose poco a poco. Bajo la influencia de la grave crisis agraria que se produjo en toda Europa occidental por el aumento de la exportación de grano de los Estados Unidos y de Rusia, logró Méline, con el lema “Volvamos a la Tierra”, imponer la tarifa mínima y máxima de 1892, que sólo permitía trato de nación más privilegiada, pero no tratados de tarifas.

LAS PRIMERAS FABRICAS

La acumulación de maquinarias desplazó los antiguos talleres, que trabajaban con herramientas, y dio origen a la fábrica. La fábrica pasó hacer entonces el símbolo de la gran industria moderna, que produce en forma interrumpida y en grandes cantidades toda clase de artículos.

Las primeras máquinas fueron construidas de madera, con muy escasas piezas metálicas; pero tan pronto se empleó el vapor, se hizo necesario un material más resistente, que fue el hierro. A partir de la máquina de vapor, el carbón y el hierro abundantes en Inglaterra, pasaron a ser productos indispensables para la Industria, el primero destinado para servirle de combustible y el segundo como elemento de fabricación de toda clase de máquinas y herramientas.

El Ferrocarril: En el año 1825 Jorge Stephenson hizo correr el primer ferrocarril accionado por una máquina a vapor. Su locomotora hicieron primeramente 24Km/h, la mayor velocidad alcanzada hasta entonces por el hombre, pero llegaron luego a desarrollar el doble. Este primer ferrocarril fue utilizado para acarrear carbón.

EL NACIONALISMO


La Revolución Francesa y las Guerras Napoleónicas habían difundido por la mayor parte del continente europeo el concepto de democracia, extendiéndose así la idea de que las poblaciones que compartían un origen étnico, una lengua y unos mismos ideales políticos tenían derecho a formar estados independientes. Sin embargo, el principio de la autodeterminación nacional fue totalmente ignorado por las fuerzas dinásticas y reaccionarias que decidieron el destino de los asuntos europeos en el Congreso de Viena (1815). Muchos de los pueblos que deseaban su autonomía quedaron sometidos a dinastías locales o a otras naciones. Por ejemplo, los estados alemanes, integrados en la Confederación Germánica, quedaron divididos en numerosos ducados, principados y reinos de acuerdo con los términos del Congreso de Viena; Italia también fue repartida en varias unidades políticas, algunas de las cuales estaban bajo control extranjero; los belgas flamencos y franceses de los Países Bajos austriacos quedaron supeditados al dominio holandés por decisión del Congreso. Las revoluciones y los fuertes movimientos nacionalistas del siglo XIX consiguieron anular gran parte de las imposiciones reaccionarias acordadas en Viena. Bélgica obtuvo la independencia de los Países Bajos en 1830; la unificación de Italia fue culminada en 1861, y la de Alemania en 1871. Sin embargo, los conflictos nacionalistas seguían sin resolverse en otras áreas de Europa a comienzos del siglo XX, lo que provocó tensiones en las regiones implicadas y entre diversas naciones europeas. Una de las más importantes corrientes nacionalistas, el paneslavismo, desempeñó un papel fundamental en los acontecimientos que precedieron a la guerra

LOS EFECTOS DE LA INDUSTRIALIZACIÓN


Como la primera Revolución Industrial se produjo en Europa, ésta se convirtió en el centro de una red comercial global durante todo el siglo XIX. Las economías europeas dependían de los mercados extranjeros para conseguir las materias primas que necesitaban, y vender en ellos los bienes manufacturados que producían. Por lo tanto, el crecimiento de la producción industrial fue seguido de una rápida expansión del comercio. Entre 1750 y 1914, el comercio mundial se multiplicó por cinco. Solamente en el siglo XIX, el número de toneladas transportadas vía marítima, a escala mundial, pasó de 4 millones a 30 millones de toneladas. Los comerciantes europeos controlaban la mayor parte de este comercio.

El crecimiento de la industria afectó al comercio de muchas formas. Al principio, el aumento de la producción estimuló el comercio de materias primas. La mecanización de la producción textil europea provocó un enorme aumento de las exportaciones americanas de algodón en bruto. A partir de 1850, también aumentó el comercio de grano, carne y lana. Europa se convirtió en un importador permanente de trigo de Estados Unidos, Australia, Argentina y la India, pagando estas importaciones con sus productos industriales.

Otro aspecto relevante del crecimiento industrial fue la revolución en el transporte terrestre. El desarrollo de la máquina de vapor y la construcción de líneas férreas favoreció el comercio entre la costa y el interior de todos los continentes. Los trenes y ferrocarriles tuvieron una importancia esencial en Estados Unidos, el Este asiático y Latinoamérica.

A finales del siglo XIX, las principales regiones productivas dejaron de ser los principales mercados de los productos europeos y norteamericanos. Cada vez más, las naciones industriales empezaron a ser las consumidoras de los productos de las demás, y el comercio entre América y Europa se hizo multilateral. Lo contrario ocurrió con las principales regiones productivas de Africa, Asia y Latinoamérica: muchas pasaron a formar parte de los imperios coloniales europeos, y casi todas estas regiones empezaron a depender de unos pocos mercados exteriores.

BIBLIOGRAFIA

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“[ FRANCISCO FRIAS VALENSUELA:(MANUAL DE HISTORIA UNIVERSAL):EDITORIAL ZIG-ZAG: 1991.]”

REVOLUCION POLITICA Y

ECONOMICA DEL SIGLO

XIX

Revolución política y económica europea

ASIGNATURA: SOCIOLOGIA

CARRERA : SERVICIO SOCIAL

CURSO :100 A




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País: Chile

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