Historia


Renacimiento


1. RENACIMIENTO

Renacimiento, periodo de la historia europea caracterizado por un renovado interés por el pasado grecorromano clásico y especialmente por su arte. El renacimiento comenzó en Italia en el siglo XIV y se difundió por el resto de Europa durante los siglos XV y XVI. En este periodo, la sociedad feudal de la edad media, caracterizada por una economía básicamente agrícola y una vida cultural e intelectual dominada por la Iglesia, se transformó en una sociedad dominada progresivamente por instituciones políticas centralizadas, con una economía urbana y mercantil, en la que se desarrolló el mecenazgo de la educación, de las artes y de la música.

1.1. Contexto

Hoy en día se ha puesto fin al concepto de la edad media como época oscura e inactiva y ha mostrado cómo el siglo previo al renacimiento estuvo lleno de logros. Gracias a los scriptoria (aulas dedicadas al estudio) de los monasterios medievales se conservaron copias de obras de autores latinos como Virgilio, Ovidio, Cicerón y Séneca. El sistema legal de la Europa moderna tuvo su origen en el desarrollo del Derecho civil y del Derecho canónico durante los siglos XII y XIII, y los pensadores renacentistas continuaron la tradición medieval de los estudios de gramática y retórica. En el campo de la teología, durante el renacimiento se continuaron las tradiciones medievales del escolasticismo y las establecidas por las obras de santo Tomás de Aquino, Juan Escoto y Guillermo de Ockham. El platonismo y el aristotelismo fueron cruciales para el pensamiento filosófico renacentista. Los avances en las disciplinas matemáticas (también en la astronomía) estaban en deuda con los precedentes medievales.

1.2. Características

El renacimiento italiano fue sobre todo un fenómeno urbano, un producto de las ciudades que florecieron en el centro y norte de Italia, como Florencia, Ferrara, Milán y Venecia, cuya riqueza financió los logros culturales renacentistas. Estas mismas ciudades no eran producto del renacimiento, sino del periodo de gran expansión económica y demográfica de los siglos XII y XIII.

1.3. Diferencias con la Edad Media

Una de las más significativas rupturas renacentistas con la tradición medieval se encuentra en el campo de la historia. La historia se convirtió en una rama de la literatura más que de la teología; los historiadores renacentistas rechazaron la división medieval cristiana de la historia, que se iniciaba con la Creación, seguida por la encarnación de Jesús, para terminar con el posterior Juicio Final. La visión renacentista de la historia también constaba de tres partes: comenzaba con la antigüedad, continuaba con la edad media y se completaba con la edad de oro, o renacimiento, que acababa de iniciarse. Mientras que los eruditos medievales contemplaban con recelo el mundo pagano griego y romano creyendo que vivían en la última etapa histórica, previa al Juicio Final, sus colegas renacentistas exaltaban el mundo clásico, condenaban el medievo como una etapa ignorante y bárbara y proclamaban su propia era como la época de la luz y de regreso al clasicismo. Esta visión era expresada por muchos pensadores renacentistas que recibieron el nombre de humanistas.

La idea renacentista del humanismo supuso otra ruptura cultural con la tradición medieval, significa la tendencia general del renacimiento a “conceder la mayor importancia a los estudios clásicos y a considerar la antigüedad clásica como la pauta común y el modelo a seguir en toda la actividad cultural”. Se estudiaron los textos clásicos y se enjuiciaron por sus propios valores; desde este momento ya no se utilizarían más para embellecer y justificar la civilización cristiana. El gran interés por la antigüedad tuvo su expresión en la búsqueda de manuscritos clásicos; se redescubrieron los Diálogos de Platón, los textos históricos de Heródoto y Tucídides, las obras de los dramaturgos y poetas griegos, así como de los Padres de la Iglesia, que se publicaron críticamente por primera vez. El estudio de la lengua griega se desarrolló en los siglos XV y XVI gracias a la emigración de eruditos bizantinos que la enseñaron en Florencia, Ferrara y Milán. El estudio de la literatura antigua, de la historia y de la filosofía moral tenía por objetivo crear seres humanos libres y civilizados, personas de gusto y juicio, ciudadanos, en definitiva, más que sacerdotes y monjes.

La perfección del cuerpo humano mediante el entrenamiento físico se convirtió en uno de los objetivos de la educación renacentista. Los estudios humanísticos, junto a los grandes logros artísticos de la época, fueron fomentados y apoyados económicamente por grandes familias como los Medici en Florencia, los Este en Ferrara, los Sforza en Milán, los Gonzaga en Mantua, los duques de Urbino, los dogos en Venecia y el Papado en Roma.

1.3.1. EL HUMANISMO

Gracias a todo esto se creó una nueva corriente filosófica conocida como humanismo. El humanismo, en la filosofía, es aquella actitud que hace hincapié en la dignidad y el valor de la persona. Uno de sus principios básicos es que las personas son seres racionales que poseen en sí mismas capacidad para hallar la verdad y practicar el bien. El término humanismo se usa con gran frecuencia para describir el movimiento literario y cultural que se extendió por Europa durante los siglos XIV y XV. Este renacimiento de los estudios griegos y romanos subrayaba el valor que tiene lo clásico por sí mismo, más que por su importancia en el marco del cristianismo.

Los escritores de finales de la edad media Dante, Giovanni Boccaccio y Francesco de Petrarca contribuyeron en gran medida al descubrimiento y a la conservación de las obras clásicas. El movimiento avanzó aún más por la influencia de los estudiosos bizantinos llegados a Roma después de la caída de Constantinopla y por la creación de la Academia platónica en Florencia. La Academia, cuyo principal pensador fue Marsilio Ficino, fue fundada por el hombre de Estado y mecenas florentino Cosme I de Medici. Deseaba revivir el platonismo y tuvo gran influencia en la literatura, la pintura y la arquitectura de la época.

La recopilación y traducción de manuscritos clásicos se generalizó, de modo muy significativo entre el alto clero y la nobleza. La invención de la imprenta de tipos móviles, a mediados del siglo XV, otorgó un nuevo impulso al humanismo mediante la difusión de ediciones de los clásicos. En Italia el humanismo se desarrolló sobre todo en campos como la literatura y el arte, en Europa central el movimiento penetró en ámbitos como la teología y la educación, con lo que se convirtió en una de las principales causas subyacentes de la Reforma.

Uno de los estudiosos más importantes en la introducción del humanismo en Francia fue Erasmo de Rotterdam, que también desempeñó un papel principal en su difusión por Inglaterra. Desde las universidades de Cambridge y Oxford, se extendió por toda la sociedad inglesa y allanó el camino para la edad de oro de la literatura y la cultura que llegaría con el periodo isabelino.

1.3.1.1. Erasmo de Rotterdam

Vivió durante la segunda mitad del siglo XV y primera mitad del siglo XVI, fue escritor, erudito y humanista y principal intérprete de las corrientes intelectuales del renacimiento en el norte de Europa. Nació en Rotterdam (Holanda), hijo ilegítimo de un sacerdote y de la hija de un médico. Asistió a severos colegios monásticos y después de la muerte de su padre, se hizo agustino en Steyn. Más tarde se ordenó sacerdote y trabajó para el obispo de Cambray, estudiando las filosofías escolástica y griega en la Universidad de París. Disgustado por la vida sacerdotal, buscó un empleo secular, y más tarde recibió la dispensa papal para vivir y vestir como erudito laico.

Viajó incansablemente de ciudad en ciudad trabajando como profesor y conferenciante, escribiendo constantemente e investigando manuscritos antiguos. Mantuvo una voluminosa correspondencia con importantes personajes de la época. A lo largo de cuatro viajes a Inglaterra trabó amistad con eruditos de la nueva enseñanza humanista como Tomás Moro. Erasmo enseñó griego en Cambridge, con lo que contribuyó al establecimiento del humanismo en Inglaterra, y en especial, al desarrollo de los estudios clásicos en la enseñanza cristiana.

La obra de Erasmo pone de manifiesto su enorme erudición y elegante estilo latino, que amenizaba con paciencia e ingenio. La mayor parte de sus primeras obras atacan las prácticas corruptas de la Iglesia y el escolasticismo racionalista fomentado por los clérigos. En “Manual del caballero cristiano”, y en su famosa sátira “Elogio de la locura” que dedicó a Moro, aboga por una vuelta a la primitiva ética cristiana. Aunque su obra más trascendente fue la traducción al griego del Nuevo Testamento basado en manuscritos nuevos, con notas críticas y acompañada de una nueva traducción latina, que demostraba lo poco rigurosa que era la Vulgata latina. Por estas obras, que influyeron a los reformadores religiosos de la época, se le llama padre de la reforma.

Erasmo expuso sus opiniones progresistas acerca de la educación. Sostenía que el latín elemental y el cristianismo básico han de enseñarse en el hogar antes de empezar el bachillerato formal a los siete años. El latín también debía enseñarse primero de manera coloquial y después a través de la gramática, un método similar a las técnicas actuales de enseñanza. También es avanzada su defensa de la educación física, su crítica a la disciplina severa y su insistencia en despertar el interés de los alumnos.

Cuando la reforma se convirtió en un tema candente bajo el liderazgo decidido de Martín Lutero, la vida intelectual de Erasmo cambió de dirección. Hasta entonces admirado y temido como crítico, se volvió apologista, en realidad sin confiar en los católicos ni en los reformistas y siempre rehusando tomar partido. Siguió siendo católico aunque con frecuencia se asoció con los reformistas. Por los continuos ataques a los males y errores de las autoridades eclesiásticas y a las supersticiones le acusaron de luterano, acusación que negó con vehemencia. También le acusaron de disimular sus verdaderas opiniones por miedo a las consecuencias. Para rebatirlo escribió una declaración completa de su posición teológica que incluye un ataque brillante a Lutero. El contraataque de Lutero provocó una polémica final de Erasmo. Mientras tanto preparó muchas ediciones eruditas de las obras de los padres de la iglesia.

Aunque se le considera precursor de la Reforma y sus obras fueron incluidas en el Índice de Obras Prohibidas por el Concilio de Trento, su guerra contra la ignorancia y la superstición procede más de sus convicciones de humanista que como teólogo. Después de su muerte sus obras fueron prohibidas por la Iglesia católica y denunciadas por muchos protestantes, pero anticiparon la tolerancia en los Países Bajos y las obras de Voltaire, Russell y otros. No fue un reformador religioso, como Lutero y Calvino, ni quiso participar en discusiones teológicas; fue un auténtico hombre de letras y, como humanista, un precursor de la época.

1.4. Las artes

La recuperación y estudio de los clásicos originó la aparición de nuevas disciplinas —filología clásica, arqueología, numismática y epigrafía— y afectó críticamente al desarrollo de las ya existentes. En el campo de las bellas artes la ruptura decisiva con la tradición medieval tuvo lugar en Florencia, cuando el arte renacentista alcanzó el concepto científico de perspectiva lineal que hizo posible representar el espacio tridimensional de forma convincente en una superficie plana.

Desde mediados del siglo XV, las formas y temas clásicos volvieron a ser utilizados: los motivos mitológicos tomados de las fuentes literarias adornaron palacios, paredes, mobiliarios y vajillas. También se pintaron retratos de personajes de la nobleza, resaltando sus características individuales. Los ideales renacentistas de armonía y proporción culminaron en las obras de Rafael, Leonardo da Vinci y Miguel Ángel durante el siglo XVI.

1.5. Ciencias y tecnología

También se hicieron progresos en medicina y anatomía, especialmente tras la traducción, en los siglos XV y XVI, de numerosos trabajos de Hipócrates y Galeno; también fueron traducidos en el siglo XVI algunos de los más avanzados tratados griegos sobre matemáticas. Entre los avances realizados destacaron la solución de ecuaciones cúbicas y la innovadora astronomía de Nicolás Copérnico, Tycho Brahe y Johannes Kepler. A finales del siglo XVI, Galileo ya había dado un paso fundamental al aplicar modelos matemáticos a la física. La geografía se transformó gracias a los conocimientos empíricos adquiridos a través de las exploraciones y los descubrimientos de nuevos continentes y por las primeras traducciones de las obras de Tolomeo y Estrabón.

En el campo de la tecnología, la invención de la imprenta en el siglo XV revolucionó la difusión de los conocimientos. La imprenta incrementó el número de ejemplares, ofreció a los eruditos textos idénticos con los que trabajar y convirtió el trabajo intelectual en una labor colectiva. El uso de la pólvora transformó las tácticas militares, favoreciendo el desarrollo de la artillería, que mostró sus efectos devastadores contra los muros de piedra de castillos y ciudades. El ejército medieval, encabezado por la caballería y apoyado por arqueros, fue reemplazado progresivamente por la infantería, provista de armas de fuego y picas; tales fuerzas formaron los primeros ejércitos permanentes de Europa.

1.6. Política

En el campo del derecho, se tendió a sustituir el abstracto método dialéctico de los juristas medievales por una interpretación filológica e histórica de las fuentes del Derecho romano. Por lo que respecta al pensamiento político, los teóricos renacentistas recusaron, pero no anularon, la proposición medieval de que la preservación de la libertad, del derecho y de la justicia constituía el objetivo fundamental de la vida política. Los renacentistas aseveraron que la misión central del gobernante era mantener la seguridad y la paz. Maquiavelo sostenía que la virtú (la fuerza creativa) del gobernante era la clave para el mantenimiento de su propia posición y el bienestar de sus súbditos, idea consonante con la política de la época.

En esta época las ciudades italianas se convirtieron en estados territoriales que buscaban expandirse a costa de otros. La unificación territorial tuvo lugar también en España, Francia e Inglaterra, lo que condujo a la formación del Estado nacional moderno.

1.7. Religión

El clero renacentista, particularmente su más alta jerarquía, ajustó su comportamiento a la ética y costumbres de la sociedad laica. Las actividades de los papas, cardenales y obispos apenas se diferenciaban de las usuales entre los mercaderes y políticos de la época. La cristiandad se mantuvo como un elemento vital y esencial de la cultura renacentista. Predicadores como san Bernardino de Siena y teólogos o prelados como San Antonino de Florencia, gozaron de gran prestigio y fueron venerados. Además muchos humanistas se preocuparon por cuestiones teológicas y aplicaron los nuevos conocimientos filológicos e históricos para estudiar e interpretar a los Padres de la Iglesia. El acercamiento humanista a la teología y a las Escrituras se puede observar desde el erudito y poeta italiano Petrarca hasta el holandés Erasmo de Rotterdam, lo que tuvo un poderoso impacto sobre los católicos y protestantes.

1.8. Filosofía

En el Renacimiento los “filósofos” en sentido estricto no existen o están recluidos en algunos reductos escolásticos, ahora son también artistas, filólogos o poetas. Muchos artistas son igualmente humanistas, ingenieros o biólogos. Hoy en día estamos acostumbrados a diferenciar las artes de las ciencias, de las técnicas, o de la filosofía pero en el Renacimiento todas ellas no tenían un lugar delimitado. Esto es lo que expresa la idea tradicional del hombre renacentista como “sabio integral” cuyo modelo es la figura de

Leonardo da Vinci.

1.8.1. Leonardo da Vinci

(Siglos XV y XVI) fue pintor, escultor, arquitecto, ingeniero y científico. Leonardo fue muy famoso por sus técnicas pictóricas, el sfumato y el claroscuro, utilizadas en sus obras como “La Gioconda”, “La última cena” o “La virgen de las rocas”; pero también se conservan de él numerosos dibujos donde revela su perfección técnica y su maestría en el estudio de las anatomías humana, de animales y plantas; además de sus dibujos arquitectónicos. Por último podríamos añadir que destacó por encima de sus contemporáneos como científico. Sus teorías en este sentido se basan en una precisa observación y documentación. Comprendió, mejor que nadie en su siglo y aún en el siguiente, la importancia de la observación científica rigurosa. Desgraciadamente, del mismo modo que frecuentemente podía fracasar a la hora de rematar un proyecto artístico, nunca concluyó sus planificados tratados sobre diversas materias científicas, cuyas teorías nos han llegado a través de anotaciones manuscritas. Los descubrimientos de Leonardo no se difundieron en su época debido a que suponían un avance tan grande que los hacía indescifrables, hasta tal punto que, de haberse publicado, hubieran revolucionado la ciencia del siglo XVI. De hecho, Leonardo anticipa muchos descubrimientos de los tiempos modernos. En el campo de la anatomía estudió la circulación sanguínea y el funcionamiento del ojo. Realizó descubrimientos en meteorología y geología, conoció el efecto de la Luna sobre las mareas, anticipó las concepciones modernas sobre la formación de los continentes y conjeturó sobre el origen de las conchas fosilizadas. Por otro lado, es uno de los inventores de la hidráulica y probablemente descubrió el hidrómetro; su programa para la canalización de los ríos todavía posee valor práctico. Inventó un gran número de máquinas ingeniosas, entre ellas un traje de buzo, y especialmente sus máquinas voladoras, que, aunque sin aplicación práctica inmediata, establecieron algunos principios de la aerodinámica. Y finalmente podemos afirmar que Leonardo ayudó al matemático italiano Luca Pacioli en su célebre obra “De Divina Proportione”, que trata sobre el sistema de relaciones armónicas conocido como sección áurea.

Ahora volvemos de nuevo al plan filosófico diciendo que la filosofía del renacimiento el renacimiento se caracterizó por los trabajos de Francis Bacon, Nicolás de Cusa y Nicolás Maquiavelo, y por un desplazamiento del interés medieval por el aristotelismo hacia la recuperación del platonismo. No obstante, la filosofía hizo escasos progresos durante el periodo renacentista, que normalmente es considerado como una etapa de transición entre la filosofía medieval y la filosofía moderna. El comienzo de esta última suele ser delimitado a partir de la obra de René Descartes, en parte basada en el rechazo de buena parte del conocimiento de la escolástica.

2. La Academia de Florencia y la escuela de Padua

Bajo el mecenazgo de los Medici en Florencia se fundó la Academia Platónica de la mano de Marsilio Ficino, que pretendió consolidar un centro de estudios y una comunidad espiritual con el objetivo de renovar el platonismo. El platonismo tenía una larga tradición en la Europa medieval, pero ahora aspiraba a la recuperación de la obra completa de Platón y de la tradición neoplatónica que iba desde Boecio a San Agustín y de Duns Escoto a Nicolás de Cusa, contemporáneo de Ficino. La Academia no quería recuperar sólo el neoplatonismo antiguo sino la integración de esta corriente en otras como el epicureísmo de Lucrecia o la propia escolástica aristotélica, por medio de una síntesis entre todas. El sincretismo es uno de los rasgos propios de la Academia.

El representante más destacado de la Academia fue Marsilio Ficino, siglo XV, famoso por haber traducido la versión completa al latín de los diálogos de Platón. El pensamiento de Ficino también repercutió en la literatura a través de su teoría del amor espiritual, que recogió de la concepción platónica del amor, y que sirvió para acuñar el término de amor platónico.

Giovanni Pico della Mirandola, siglo XV, fue otra figura emblemática de la escuela florentina. Su pensamiento pretendía unir el platonismo y el aristotelismo, pero también la tradición árabe con la cristiana y la judía. Pretendía crear una religión universal que reuniera la verdad de todas las filosofías y teologías.

Por otro lado, durante los siglos XV y XVI, se recogió en la Universidad de la ciudad veneciana de Padua la tradición aristotélica dominante en Europa desde el siglo XIII. En las universidades italianas, tal tradición no estaba ligada a la escolástica y a los estudios de teología, sino a los de medicina, por lo que el aristotelismo presentaba una orientación naturalista.

Es en esta tradición donde desarrolló su obra el principal filósofo aristotélico, Pietro Pomponazzi (siglos XV-XVI), profesor de filosofía natural de la Facultad de Medicina.

3. Giordano Bruno

Giordano Bruno (sigloXVI), filósofo y poeta renacentista italiano cuya dramática muerte dio un especial significado a su obra. Había nacido en Nola, cerca de Nápoles. Su nombre de pila era Filippo, pero adoptó el de Giordano al ingresar en la Orden de Predicadores; con estos frailes estudió la filosofía aristotélica y la teología tomista. Pensador independiente de espíritu atormentado, abandonó la orden en para evitar un juicio en el que se le acusaba de desviaciones doctrinales e inició una vida errante que le caracterizaría hasta el final de sus días.

Visitó Génova, Toulouse, París y Londres, donde residió dos años, éste fue el periodo más productivo de su vida. En uno de sus poéticos diálogos de esta época ensalza una especie de amor platónico que lleva al alma hacia Dios a través de la sabiduría.

Bruno volvió a París, y viajó después a Marburgo, Wittenberg, Praga, Helmstedt y Frankfurt, donde pudo arreglárselas para imprimir la mayor parte de sus obras. Por invitación del noble veneciano, Giovanni Moncenigo, que se erigió en su tutor y valedor privado, Bruno volvió a Italia. Sin embargo, Moncenigo denunció a Bruno ante la Inquisición que le acusó de herejía. Fue llevado ante las autoridades romanas y encarcelado durante más de ocho años mientras se preparaba un proceso donde se le acusaba de blasfemo, de conducta inmoral y de hereje. Bruno se negó a retractarse y en consecuencia fue quemado en una pira.

Las teorías filosóficas de Bruno combinan y mezclan un místico neoplatonismo y el panteísmo. Creía que el universo es infinito, que Dios es el alma del universo y que las cosas materiales no son más que manifestaciones de un único principio infinito. Bruno es considerado como un precursor de la filosofía moderna por su influencia en las doctrinas del filósofo holandés Baruch Spinoza y por su anticipación del monismo del siglo XVII.

4. Filosofía de la ciencia. Francis Bacon

Francis Bacon, siglo XVI, XVII, filósofo y estadista inglés, uno de los pioneros del pensamiento científico moderno.

Nació  en York House, en el Strand de Londres, y estudió en el Trinity College de la Universidad de Cambridge. Bacon aportó ideas para la unión de Inglaterra y Escocia y recomendó medidas para un acercamiento a la Iglesia católica apostólica romana.

Los escritos de Bacon se engloban en tres categorías: filosófica, literaria y política. Sus mejores obras filosóficas son “El avance del conocimiento”, un análisis en inglés sobre la conciencia de su propio tiempo, y “Novum Organum” o “Indicaciones relativas a la interpretación de la naturaleza”.

La filosofía de Bacon influyó en la creencia de que la gente es sierva e intérprete de la naturaleza, de que la verdad no se deriva de la autoridad y que el conocimiento es fruto de la experiencia. Se le reconoce haber aportado a la lógica el método experimental inductivo, ya que anteriormente se practicaba la inducción mediante la simple enumeración, es decir, extrayendo conclusiones generales de datos particulares. Este método representó un avance fundamental en el método científico al ser muy significativo en la mejora de las hipótesis científicas.

Su “Novum Organum” influyó mucho en la aceptación en la ciencia de una observación y experimentación precisas. Los principios que se plantean en esta obra tuvieron gran importancia en el subsiguiente desarrollo del empirismo.

Los Ensayos de Bacon, su mayor contribución a la literatura, fueron publicados entre 1597 y 1625. Su “Historia de Enrique VII” evidenció sus habilidades en la investigación erudita. En su utópica “Nueva Atlántida” sugería la creación de academias científicas. Su obra profesional incluye “Máximas del Derecho”, “Lectura sobre el estatuto de los usos”, súplicas de casos legales y discursos en el Parlamento.

5. Filosofía Política. Nicolás Maquiavelo

Nicolás Maquiavelo, siglo XV y XVI, filósofo político italiano, cuyos escritos sobre habilidad política, amorales pero influyentes, convirtieron su nombre en un sinónimo de astucia y duplicidad.

En el transcurso de sus misiones diplomáticas dentro de Italia, conoció a muchos gobernantes italianos, y tuvo ocasión de estudiar sus tácticas políticas, en especial las del eclesiástico y militar César Borgia, que en aquella época trataba de extender sus posesiones en Italia central. Cuando los Medici, una familia florentina, recuperaron el poder en Florencia y la república se desintegró, Maquiavelo fue privado de su cargo y encarcelado durante un tiempo por presunta conspiración. Después de su liberación, se retiró a sus propiedades cercanas a Florencia, donde escribió sus obras más importantes. A pesar de sus intentos por ganarse el favor de los Medici, nunca volvió a ocupar un cargo destacado en el gobierno. Cuando la república volvió a ser temporalmente restablecida, muchos republicanos sospecharon de sus tendencias en favor de los Medici.

5.1. “El Príncipe”

Durante toda su carrera, Maquiavelo trató de crear un Estado capaz de rechazar ataques extranjeros y afianzar su soberanía. Sus escritos tratan sobre los principios en los que se basa un Estado de este tipo y los medios para reforzarlos y mantenerlos. En su obra más famosa, “El príncipe”, describe el método por el cual un gobernante puede adquirir y mantener el poder político. Este estudio está basado en la creencia de Maquiavelo de que un gobernante no está atado por las normas éticas. Desde su punto de vista, el gobernante debería preocuparse solamente del poder, y sólo debería rodearse de aquellos que le garantizaran el éxito en sus actuaciones políticas. Maquiavelo creía que estos gobernantes podían ser descubiertos mediante la deducción, a partir de las prácticas políticas de la época, así como de épocas anteriores.

5.2. Otras obras

La formulación de Maquiavelo de los principios históricos inherentes en el gobierno romano puede encontrarse en su “Discurso sobra la primera década de Tito Livio”, un comentario sobre la obra “Ab urbe condita libri”, del historiador romano Tito Livio. En este estudio, Maquiavelo parte de los conceptos teocráticos medievales de la historia, atribuyendo hechos históricos a las necesidades de la naturaleza humana y a los caprichos de la fortuna. Entre sus otras obras destacan: “Sobre el arte de la guerra”, que describe las ventajas de las tropas reclutadas frente a las mercenarias. La “Historias florentina”s interpreta las crónicas de la ciudad, en términos de causalidad histórica. Maquiavelo fue también el autor de la biografía “Vida de Castruccio Castracani”, de una serie de poemas, y de varias obras de teatro, entre las cuales destaca “La mandrágora”, una sátira mordaz y obscena sobre la corrupción de la sociedad italiana de su tiempo. Muchos de sus escritos anticiparon el aumento de los estados de marcado carácter nacionalista.

El maquiavelismo, como término, ha sido utilizado para describir los principios del poder político, a partir de la máxima 'el fin justifica los medios'.

6. REVOLUCIÓN CIENTÍFICA

La revolución científica del siglo XVII sentó las bases de una visión del mundo que no dependía de las asunciones y categorías cristianas. Al liberarse de la teología, los filósofos descubrieron nuevos aliados en la ciencia y las matemáticas. Para pensadores como Francis Bacon y el filósofo francés René Descartes, el destino del alma era menos importante que el funcionamiento del mundo natural, y aunque Bacon era empirista y Descartes un racionalista, ambos creían que el poder de la razón humana, utilizado correctamente, se imponía a la autoridad.

6.1. Factores del surgimiento de la Nueva Ciencia

6.1.1. Factores externos

- Los cambios económicos de los siglos XV y XVI. El florecimiento de las ciudades, la incipiente industria y el auge del comercio cambiaron completamente el panorama económico y social. El aumento de la población en las ciudades creó nuevos conflictos relativos al abastecimiento de alimentos, de aguas, de medidas de desagües, etc. que exigieron un tratamiento con técnicas hasta entonces desconocidas.

- Incremento de los conflictos bélicos, que obligaba a la transformación de los ejércitos a los que se les había de suministrar armamentos cada vez más sofisticados y profesionales.

- Los nuevos descubrimientos geográficos, originados por necesidades económicas y políticas. El auge de la actividad marítima demandó el perfeccionamiento de los instrumentos de navegación y de las técnicas navieras que la hicieran más rápida y segura.

- El desarrollo de las comunicaciones y la necesidad de información favorecieron inventos como el de la imprenta y la divulgación de la cultura.

Todos estos factores llevaron a una revalorización de la técnica y a una promoción de la ciencia como actividad socialmente necesaria, hasta entonces desconocida. La vinculación entre la ciencia y la técnica, y la relación de éstas con las necesidades sociales fue el hecho capital que explicó, desde fuera del saber científico, el gran desarrollo de la ciencia y el surgimiento de la revolución científica. Es la primera vez que podemos hablar de tecnología como la unión de ciencia y técnica.

6.1.2. Factores internos

Las matemáticas empezaron a salir de los círculos neoplatónicos y pitagóricos para ser un instrumento útil en el cálculo comercial y en la tecnología.

Junto a la nueva perspectiva de las matemáticas, apareció también una nueva concepción de la experiencia de la observación de la naturaleza y un nuevo modo de mirarla.

Francis Bacon señal que la función de la ciencia no es la de ser un saber teorético, sino la de ser útil al hombre. La ciencia debe conocer el funcionamiento de la naturaleza para poder dominarla y debe satisfacer las necesidades humanas.

En definitiva, la revolución que se lleva a cabo en el interior del pensamiento científico se manifiesta en esta nueva concepción de las matemáticas y de la experiencia, ámbitos donde fue más significativo: la explicación del cosmos (astronomía) y la explicación del movimiento (física).

6. 2. UNA NUEVA ASTRONOMÍA

La visión del cosmos dominante hasta el siglo XVI era la aristotélico-tolemaica, la cual fue enunciada por Aristóteles y reformulada por el astrónomo Tolomeo en el siglo II d.C., esta cosmovisión se mantuvo prácticamente inalterable hasta el Renacimiento. Pero entonces en el siglo XV-XVI la cosmovisión de Tolomeo fue cuestionada por el matemático Nicolás Copérnico, que no pretendía acabar con este sistema del cosmos, sino más bien precisar geográficamente el sistema, manteniendo inalterables sus principios.

6.2.1. Nicolás Copérnico

Nicolás Copérnico, siglo XV-XVI, matemático y astrónomo polaco, conocido por su teoría según la cual el Sol se encontraba en el centro del Universo y la Tierra, que giraba una vez al día sobre su eje, completaba cada año una vuelta alrededor de él. Este sistema recibió el nombre de heliocéntrico o centrado en el Sol.

Copérnico ingresó en la Universidad de Cracovia, donde comenzó a estudiar la carrera de humanidades; poco tiempo después se trasladó a Italia para estudiar derecho y medicina. Copérnico empezó a estudiar derecho canónico en la Universidad de Bolonia, alojándose en casa de un profesor de matemáticas que influiría en sus inquietudes. Este profesor, uno de los primeros críticos sobre la exactitud de la “Geografía” del astrónomo del siglo II Tolomeo, contribuyó al interés de Copérnico por la geografía y la astronomía.

A principios del siglo XVI, Copérnico se doctoró en astronomía en Roma. Y al poco tiempo obtuvo permiso para estudiar medicina en Papua. Sin haber acabado sus estudios de medicina, se licenció en derecho canónico en la Universidad de Ferrar y regresó a Polonia.

Cuando regreso a Polonia, entre 1507 y 1515 escribió un tratado breve de astronomía, “De hypothesibus motuum coelestium a se constitutis commentariolu”s (más conocido como el “Commentariolus”), que no se publicaría hasta el siglo XIX. En esta obra sentó las bases de su nueva astronomía de concepción heliocéntrica.

En la segunda década del siglo XVI, Copérnico tomó parte en la comisión del quinto Concilio Laterano para la reforma del calendario; escribió un tratado sobre el dinero y empezó a trabajar en su obra principal,”De revolutionibus orbium caelestium” (“Sobre las revoluciones de los cuerpos celestes”), que culminó en 1530.

6.2.1.1. La Cosmología a principios del siglo XVI

La cosmología anterior a la teoría de Copérnico postulaba un universo geocéntrico en el que la Tierra se encontraba estática en el centro del mismo, rodeada de esferas que giraban a su alrededor. Dentro de estas esferas se encontraban (ordenados de dentro hacia afuera): la Luna, Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter, Saturno y, finalmente, la esfera exterior en la que estaban las llamadas estrellas fijas. Se pensaba que esta esfera exterior fluctuaba lentamente y producía el efecto de los equinoccios.

En la antigüedad era difícil de explicar por cosmólogos y filósofos el movimiento aparentemente retrógrado de Marte, Júpiter y Saturno. En ocasiones, el movimiento de estos planetas en el cielo parecía detenerse, comenzando a moverse después en sentido contrario. Para poder explicar este fenómeno, los cosmólogos medievales pensaron que los planetas giraban en un círculo que llamaban epiciclo, y el centro de cada epiciclo giraba alrededor de la Tierra, trazando lo que denominaban una trayectoria deferente.

6.2.1.2. El sistema de Copérnico y su influencia

La teoría de Copérnico establecía que la Tierra giraba sobre sí misma una vez al día, y que una vez al año daba una vuelta completa alrededor del Sol. Además afirmaba que la Tierra, en su movimiento rotatorio, se inclinaba sobre su eje. Sin embargo, aún mantenía algunos principios de la antigua cosmología, como la idea de las esferas dentro de las cuales se encontraban los planetas y la esfera exterior donde estaban inmóviles las estrellas. Por otra parte, esta teoría heliocéntrica tenía la ventaja de poder explicar los cambios diarios y anuales del Sol y las estrellas, así como el aparente movimiento retrógrado de Marte, Júpiter y Saturno, y la razón por la que Venus y Mercurio nunca se alejaban más allá de una distancia determinada del Sol. Esta teoría también sostenía que la esfera exterior de las estrellas fijas era estacionaria.

Una de las aportaciones del sistema de Copérnico era el nuevo orden de alineación de los planetas según sus periodos de rotación. A diferencia de la teoría de Tolomeo, Copérnico vio que cuanto mayor era el radio de la órbita de un planeta, más tiempo tardaba en dar una vuelta completa alrededor del Sol. Pero en el siglo XVI, la idea de que la Tierra se movía no era fácil de aceptar y, aunque parte de su teoría fue admitida, la base principal fue rechazada.

Copérnico contó con muy pocos seguidores. Fue objeto de numerosas críticas, en especial de la Iglesia, por negar que la Tierra fuera el centro del Universo. La mayoría de sus seguidores servían a la corte de reyes, príncipes y emperadores. Los más importantes fueron Galileo y el astrónomo alemán Johannes Kepler, que a menudo discutían sobre sus respectivas interpretaciones de la teoría de Copérnico. El astrónomo danés Tycho Brahe llegó, en 1588, a una posición intermedia, según la cual la Tierra permanecía estática y el resto de los planetas giraban alrededor del Sol, que a su vez giraba también alrededor de la Tierra.

Con posterioridad a la supresión de la teoría de Copérnico, tras el juicio eclesiástico a Galileo, que lo condenó por corroborar su teoría, algunos filósofos jesuitas la siguieron en secreto. Otros adoptaron el modelo geocéntrico y heliocéntrico de Brahe. En el siglo XVII, con el auge de las teorías de Isaac Newton sobre la fuerza de la gravedad, la mayoría de los pensadores en Gran Bretaña, Francia, Países Bajos y Dinamarca aceptaron a Copérnico. Los filósofos puros de otros países de Europa mantuvieron duras posturas contra él durante otro siglo más.

6.2.2. TYCHO BRAHE

Tycho Brahe (siglos XVI y XVII), astrónomo danés que realizó numerosas y precisas mediciones astronómicas del Sistema Solar y de más de 700 estrellas. Brahe acumuló más datos que los que se obtuvieron en todas las demás mediciones astronómicas realizadas hasta la invención del telescopio, a principios del siglo XVII.

Nació en el sur de Suecia (entonces parte de Dinamarca). Estudió leyes y filosofía en Alemania; pero también Brahe se dedicaba a la observación de las estrellas. Sin instrumentos, excepto una esfera y un compás, consiguió detectar graves errores en las tablas astronómicas de la época y se dispuso a corregirlos. Durante la segunda mitad del siglo XVI descubrió una supernova en la constelación de Casiopea. Después de dedicar algún tiempo a viajar y a leer, el rey de Dinamarca y Noruega Federico II, le ofreció apoyo financiero para construir y equipar un observatorio astronómico en la isla de Hven (hoy Ven). Brahe aceptó su oferta y comenzó la construcción del castillo de Uraniborg, donde el astrónomo estuvo trabajando durante veinte años.

Después de la muerte de Federico II, su sucesor le retiró todo el apoyo e incluso tuvo que abandonar el observatorio. En 1597, Brahe aceptó una invitación para ir a Bohemia del emperador Rodolfo II, del Sacro Imperio Romano Germánico, quien le ofreció una pensión y un feudo cerca de Praga, donde se iba a construir un nuevo observatorio como el de Uraniborg. Sin embargo, Brahe murió antes de que este observatorio se hubiera terminado.

Brahe nunca aceptó totalmente el sistema de Copérnico del Universo y buscó una fórmula de compromiso entre éste y el antiguo sistema de Tolomeo. El sistema de Brahe presuponía que los cinco planetas conocidos giraban alrededor del Sol, el cual, junto con los planetas, daba una vuelta alrededor de la Tierra una vez al año. La esfera de las estrellas giraba una vez al día alrededor de la Tierra inmóvil.

Aunque la teoría de Brahe sobre el movimiento de los planetas era defectuosa, los datos que obtuvo durante toda su vida desempeñaron un papel fundamental en el desarrollo de la descripción correcta del movimiento planetario. Kepler fue ayudante de Brahe y utilizó los datos éste como base para la formulación de sus tres leyes sobre el movimiento de los planetas.

6.2.3. Johannes Kepler

Johannes Kepler (siglos XVI yXVII), astrónomo y filósofo alemán, famoso por formular y verificar las tres leyes del movimiento planetario conocidas como leyes de Kepler.

Kepler nació en Württemberg, y estudió teología y clásicas en la Universidad de Tübingen. Allí le influenció un profesor de matemáticas partidario de la teoría heliocéntrica del movimiento planetario desarrollada en principio por el astrónomo polaco Nicolás Copérnico. Kepler aceptó inmediatamente la teoría copernicana al creer que la simplicidad de su ordenamiento planetario tenía que haber sido el plan de Dios. Cuando Kepler dejó Tübingen y marchó a Graz (Austria), elaboró una hipótesis geométrica compleja para explicar las distancias entre las órbitas planetarias —órbitas que se consideraban circulares erróneamente. (Posteriormente, Kepler dedujo que las órbitas de los planetas son elípticas). Kepler también planteó que el Sol ejerce una fuerza que disminuye de forma inversamente proporcional a la distancia e impulsa a los planetas alrededor de sus órbitas. Publicó sus teorías en un tratado titulado “Mysterium Cosmographicum”. Esta obra es importante porque presentaba la primera demostración amplia y convincente de las ventajas geométricas de la teoría copernicana.

Kepler fue profesor de astronomía y matemáticas en la Universidad de Graz, cuando se convirtió en ayudante del astrónomo danés Tycho Brahe en su observatorio de Praga. A la muerte de Brahe, Kepler asumió su cargo como matemático imperial y astrónomo de la corte del emperador Rodolfo II. Una de sus obras más importantes durante este periodo fue “Astronomía nova”, la gran culminación de sus cuidadosos esfuerzos para calcular la órbita de Marte. Este tratado contiene la exposición de dos de las llamadas leyes de Kepler sobre el movimiento planetario.

En la segunda década del siglo XVII Kepler se hizo matemático de los estados de la Alta Austria. Mientras vivía en Linz, publicó su “Harmonices mundi, Libri”, cuya sección final contiene otro descubrimiento sobre el movimiento planetario (tercera ley).

Hacia la misma época publicó un libro,”Epitome astronomiae copernicanae”, que reúne todos los descubrimientos de Kepler en un solo tomo. Igualmente importante fue el primer libro de texto de astronomía basado en los principios copernicanos, y durante las tres décadas siguientes tuvo una influencia capital convirtiendo a muchos astrónomos al copernicanismo kepleriano.

La última obra importante aparecida en vida de Kepler fueron las “Tablas rudolfinas”. Basándose en los datos de Brahe. El matemático y físico inglés Isaac Newton se basó en las teorías y observaciones de Kepler para formular su ley de la gravitación universal.

Kepler también realizó aportaciones en el campo de la óptica y desarrolló un sistema infinitesimal en matemáticas, que fue un antecesor del cálculo.

6.2.3.1. Leyes de Kepler

Johannes Kepler expuso tres leyes que describían por primera vez los movimientos de los planetas alrededor del Sol:

1) La órbita de un planeta alrededor del Sol es una elipse.

2) La línea recta que une el centro de un planeta con el centro del Sol barre áreas iguales en intervalos de tiempo iguales a medida que el planeta hace su recorrido; por lo tanto, el planeta se mueve más rápido cuando está más cerca de Sol que cuando está más alejado.

3) El cuadrado del periodo orbital de cada planeta alrededor del Sol es igual en años al cubo de la distancia media desde el centro de la Tierra, calculado en unidades astronómicas.

6.2.4.GALILEO

Galileo (Galileo Galilei) (siglos XVI y XVII), físico y astrónomo italiano que, junto con el astrónomo alemán Kepler, comenzó la revolución científica que culminó con la obra del físico inglés Isaac Newton. Su nombre completo era Galileo Galilei, y su principal contribución a la astronomía fue el uso del telescopio para la observación y descubrimiento de las manchas solares, valles y montañas lunares, los cuatro satélites mayores de Júpiter y las fases de Venus. En el campo de la física descubrió las leyes que rigen la caída de los cuerpos y el movimiento de los proyectiles. En la historia de la cultura, Galileo se ha convertido en el símbolo de la lucha contra la autoridad y de la libertad en la investigación.

Nació cerca de Pisa. Su padre ocupó un lugar destacado en la revolución musical que supuso el paso de la polifonía medieval a la modulación armónica.

Galileo veía la teología física de Aristóteles como un freno a la investigación científica. Galileo estudió con los monjes en Vallombroso e ingresó en la Universidad de Pisa para estudiar medicina. Al poco tiempo cambió sus estudios de medicina por la filosofía y las matemáticas, abandonando la universidad sin haber llegado a obtener el título. Durante un tiempo dio clases particulares y escribió sobre hidrostática y el movimiento natural, pero no llegó a publicar nada. También trabajó como profesor de matemáticas en Pisa, donde se dice que demostró ante sus alumnos el error de Aristóteles, que afirmaba que la velocidad de caída de los cuerpos era proporcional a su peso, dejando caer desde la torre inclinada de esta ciudad dos objetos de pesos diferentes. En 1592 no le renovaron su contrato, posiblemente por oponerse a la filosofía aristotélica. Ese mismo año fue admitido en la cátedra de matemáticas de la Universidad de Padua.

6.2.4.1. Los grandes descubrimientos

Galileo inventó un `compás' de cálculo que resolvía problemas prácticos de matemáticas. De la física especulativa pasó a dedicarse a las mediciones precisas, descubrió las leyes de la caída de los cuerpos y de la trayectoria parabólica de los proyectiles, estudió el movimiento del péndulo e investigó la mecánica y la resistencia de los materiales. Apenas mostraba interés por la astronomía, aunque a partir de 1595 se inclinó por la teoría de Copérnico, que sostenía que la Tierra giraba alrededor del Sol desechando el modelo de Aristóteles y Tolomeo en el que los planetas giraban alrededor de una Tierra estacionaria. Solamente la concepción de Copérnico apoyaba la teoría de las mareas de Galileo, que se basaba en el movimiento de la Tierra. Galileo presentó al duque de Venecia un telescopio de una potencia similar a los modernos gemelos o binoculares. Su contribución en las operaciones navales y marítimas le supuso duplicar sus ingresos y la concesión del cargo vitalicio de profesor.

En 1609 Galileo había construido un telescopio de veinte aumentos, con el que descubrió montañas y cráteres en la Luna. También observó que la Vía Láctea estaba compuesta por estrellas y descubrió los cuatro satélites mayores de Júpiter y publicó estos descubrimientos en “El mensajero de los astro”s. Su fama le valió el ser nombrado matemático de la corte de Florencia, donde quedó libre de sus responsabilidades académicas y pudo dedicarse a investigar y escribir. Pudo observar las fases de Venus, que contradecían la astronomía de Tolomeo y confirmaban su aceptación de las teorías de Copérnico.

Además analizó el movimiento a partir de la distancia recorrida desde un punto de partida y del tiempo transcurrido. Demostró que la velocidad de los objetos que caen aumenta continuamente durante su caída. Esta aceleración es la misma para objetos pesados o ligeros, siempre que no se tenga en cuenta la resistencia del aire (rozamiento).

6.2.4.2. Controversia y condena eclesiástica

Los profesores de filosofía se burlaron de los descubrimientos de Galileo, dado que Aristóteles había afirmado que en el cielo sólo podía haber cuerpos perfectamente esféricos y que no era posible que apareciera nada nuevo. También discrepaba Galileo de los profesores de Florencia y Pisa sobre la hidrostática, y por esto publicó un libro sobre cuerpos en flotación. Como respuesta, aparecieron inmediatamente cuatro publicaciones que atacaban a Galileo y rechazaban su física. Además escribió un tratado sobre las manchas solares y anticipó la supremacía de la teoría de Copérnico. En su ausencia, un profesor de Pisa le dijo a la familia de los Medici que la creencia de que la Tierra se movía constituía una herejía. En 1614, un sacerdote florentino denunció desde el púlpito a Galileo y a sus seguidores. Éste escribió entonces una extensa carta abierta sobre la irrelevancia de los pasajes bíblicos en los razonamientos científicos, sosteniendo que la interpretación de la Biblia debería ir adaptándose a los nuevos conocimientos y que ninguna posición científica debería convertirse en artículo de fe de la Iglesia católica.

A principios de 1616, los libros de Copérnico fueron censurados por un edicto, y un cardenal jesuita dio instrucciones a Galileo para que no defendiera la teoría de que la Tierra se movía. El cardenal le había avisado previamente de que sólo tuviera en cuenta sus ideas como hipótesis de trabajo e investigación, sin tomar literalmente los conceptos de Copérnico como verdades y sin tratar de aproximarlos a lo escrito en la Biblia. Galileo guardó silencio sobre el tema durante algunos años y se dedicó a investigar un método para determinar la latitud y longitud en el mar basándose en sus predicciones sobre las posiciones de los satélites de Júpiter, así como a resumir sus primeros trabajos sobre la caída de los cuerpos y a exponer sus puntos de vista sobre el razonamiento científico en una obra sobre los cometas.

En 1624 Galileo empezó a escribir un libro que quiso titular “Diálogo sobre las mareas”, en el que abordaba las hipótesis de Tolomeo y Copérnico respecto a este fenómeno. En 1630 el libro obtuvo la licencia de los censores de la Iglesia católica, pero le cambiaron el título por”Diálogo sobre los sistemas máximos”. A pesar de haber obtenido dos licencias oficiales, Galileo fue llamado a Roma por la Inquisición a fin de procesarle bajo la acusación de “sospecha grave de herejía”. Este cargo se basaba en un informe según el cual se le había prohibido hablar o escribir sobre el sistema de Copérnico. El cardenal que le había advertido anteriormente había muerto, pero Galileo facilitó un certificado con la firma de éste, según el cual no sufriría en el futuro ninguna otra restricción que no fueran las que para todo católico romano contenía un edicto de 1616. Este escrito no pudo ser rebatido por ningún documento, pero Galileo fue obligado a abjurar en y se le condenó a prisión perpetua (condena que le fue conmutada por arresto domiciliario). Los ejemplares del “Diálogo” fueron quemados y la sentencia fue leída públicamente en todas las universidades.

6.2.4.3. Figura cumbre de la ciencia

La última obra de Galileo revisa y afina sus primeros estudios sobre el movimiento y los principios de la mecánica en general. Este libro abrió el camino que llevó a Newton a formular la ley de la gravitación universal, que armonizó las leyes de Kepler sobre los planetas con las matemáticas y la física de Galileo.

La contribución más importante de Galileo a la ciencia fue su descubrimiento de la física de las mediciones precisas, más que los principios metafísicos y la lógica formal. Sin embargo sus libros abrieron nuevos campos en la astronomía. Más allá de su labor científica, Galileo destaca como defensor de una investigación libre de interferencias filosóficas y teológicas. Desde la publicación de la documentación completa del juicio contra Galileo toda la responsabilidad de la condena a Galileo ha recaído tradicionalmente sobre la Iglesia católica de Roma, encubriendo la responsabilidad de los profesores de filosofía que persuadieron a los teólogos de que los descubrimientos de Galileo eran heréticos.

7. BIBLIOGRAFÍA

Para realizar este trabajo he tenido que recopilar información del libro de Historia de la Filosofía de la editorial Almadraba, de la enciclopedia Encarta y de varias páginas de Internet.

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