Historia del Arte
Renacimiento artístico
EL RENACIMIENTO
CARACTERÍSTICAS.
Europa busca un nuevo lenguaje:
El espíritu universalista que caracterizó a la Europa del siglo XIII va a desaparecer en el XV. Los ideales del primer gótico son sustituidos por una actitud de pensamiento critico. Por otra parte, el fuerte desarrollo de la burguesía hace que sea ella quién decida los nuevos intereses de la sociedad.
Ya vimos la poca huella que deja en Italia el espíritu gótico. Además, Italia precede a Europa en la economía organizada, así que es Italia quien mejor puede ofrecer una alternativa al agotado lenguaje de formas que necesitaba Europa. El Renacimiento es, ante todo, un movimiento italiano.
El retorno a la medida humana:
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Un humanismo racional se impone en el siglo XV.
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El hombre es el centro del universo, y en el Renacimiento el hombre es quien domina al edificio gracias a sus proporciones.
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El hombre se relaciona con las cosas preferentemente sobre el plano horizontal. La observación de una aguja gótica requiere un mayor esfuerzo, que se traduce en desazón.
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La horizontalidad prevalece sobre la verticalidad, y las acusadas cornisas y molduras horizontales de los edificios subrayan ese intento. Desaparecen los arcos apuntados, volviendo al arco de 1/2 punto. Se vuelve al repertorio elemental y básico propio del clasicismo.
La visión unitaria:
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Esa calma natural que transpiran los interiores renacentistas se debe al sentido unitario de la obra. La obra plástica debe presentarse simultáneamente y en su conjunto al espectador.
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Este sentido de visión unitaria llevará en arquitectura a reducir la nave mayor de los templos, llegando incluso a la cruz griega.
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En la pintura predomina la perspectiva central, porque esa perspectiva conduce a la unidad buscada.
Arte y humanismo:
La figura clave para comprender el renacimiento la da el humanista. En las cortes renacentistas estos hombres son reclamados con veneración. En manos de ellos está el progreso del pensamiento, de la cultura y del arte.
La individualidad y el genio:
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El Renacimiento es un tiempo de individualidades.
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Los talleres del siglo XIV en Italia tienen el mismo carácter anónimo y gremial que en el resto de Europa, pero la fuerte personalidad de algunos artistas hace que éstos sean reclamados de un lugar a otro, con lo que desaparece el anonimato.
ARQUITECTURA.
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El Quattrocento:
El "Quattrocento" arquitectónico va a ver renacer el empleo de los elementos constructivos y decorativos clásicos. El arco de 1/2 punto, las columnas y pilastras con los órdenes clásicos, las bóvedas de cañón decoradas con casetones, y la cúpula de 1/2 naranja, son empleadas profusamente, aunque con cierta libertad, especialmente en lo decorativo. Así, la más completa fantasía reina en la decoración de "grutescos", donde se funden formas vegetales, animales y humanas. En la fachada y en las plantas se buscan efectos de calculada perfección. Se procura resucitar la planta central, y se busca la diafanidad de los espacios, contrapuesta a la coloreada penumbra de la iglesia gótica.
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Florencia.
En el siglo anterior se había levantado la catedral de Santa María del Fiori en el peculiar estilo gótico italiano. Esta ofrecía un amplio espacio en el cimborrio para cubrirlo con una cúpula. La obra se le encarga a Felipe Brunelleschi, quien es conocedor de la técnica bizantina de levantar cúpulas. Pero en el gótico no hay cúpulas, y por eso es probable que fuese motivado por las cúpulas romanas, especialmente la del Panteón de Agripa. Brunelleschi lanza una airosa cúpula que, además, queda realzada con un tambor octogonal, a diferencia de las cúpulas romanas o bizantinas, que quedaban embutidas en espesos muros.
Brunelleschi es también el auténtico renovador del estilo; en las iglesias de San Lorenzo y del Santo Espíritu adopta todos los elementos arquitectónicos clásicos, inspirándose especialmente en las basílicas romanas.
A Brunelleschi se le debe también el modelo de palacio típicamente renacentista. En el Palacio Pitti la carencia de torre defensiva le hace integrarse en la arquitectura urbana. En los palacios el predominio de la línea horizontal será absoluto.
Otros arquitectos notables son León Bautista Alberti y Michelozzo, quien realiza el Palacio Ricardi, residencia de los Médici en Florencia.
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El Cinquecento:
A partir de 1500 la importancia artística de Roma crece hasta casi desbancar por entero a Florencia. Son ahora los Papas los que ejercerán el mecenazgo sobre las artes. El Papa Julio II llama a Bramante para que haga el proyecto del nuevo San Pedro del Vaticano.
Bramante había hecho obras en las que prevalecía el sentido decorativo del Quattrocento, pero en Roma es cautivado por la majestuosidad de las ruinas romanas. Allí decide un arte en el que la estructura arquitectónica sea lo único dominante, como en el templo circular de San Pietro in Montorio. La austera sobriedad y elegancia ha adquirido una robustez auténticamente romana. Esa sobria robustez caracterizará toda la obra plástica del Cinquecento.
Bramante concibe San Pedro con grandiosidad romana. Diseña dos naves perpendiculares y de brazos iguales y, en el centro, una gran cúpula. En realidad el proyecto parece concebido sólo para soportar una gran cúpula.
Al morir Bramante, se encarga de las obras Rafael, quien no hará sino seguir los trazados de Bramante. Paulo II encarga después las obras a Miguel Ángel, aceptándose sus condiciones de modificar el proyecto, desapareciendo una serie de torres y torrecillas inútiles y levantándose la cúpula sobre un tambor. Se ha creado definitivamente el tipo de cúpula occidental y todas las que le sigan, hasta el siglo XIX, serán imitación de esta.
Finalmente, Miguel Ángel proyecta una sola entrada a la que antepone un pórtico adintelado y con doble fila de columnas exentas, consagrándose así el modelo de Brunelleschi en la Capilla Pazzi.
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Los tratadistas del clasicismo:
A mediados del siglo XVI se ha alcanzado la cumbre del lenguaje renacentista y se trata de codificar el lenguaje aprendido. Sebastián Serlio escribe el libro técnico más editado y leído de su tiempo. Sin embargo nada nuevo ofrecen desde el punto de vista conceptual ni estructural los arquitectos de esta segunda mitad del XVI. Algunos de los más importantes son Vignola y Palladio, que crea el orden gigante, al utilizar columnas a dos escalas distintas. Su mayor genialidad trasciende en sus villas, en las que consigue integrar arquitectura y paisaje, como vemos en su Villa Capra.
ESCULTURA.
El sentimiento clásico aparece antes en la escultura que en la arquitectura. En Italia es donde ese temprano brote tenga más trascendencia, ya que debió influir la fácil presencia de estatuas romanas.
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El Quattrocento:
El primer gran escultor enteramente renacentista es Lorenzo Ghiberti, que inicia su estilo con muchas supervivencias formales del mundo gótico internacional. En 1402 vence el concurso para la ejecución de las puertas del Baptisterio de Florencia. Distribuidas aún al modo gótico, como las que precedentemente había hecho Andrea Pisano, con veintiocho medallones lobulados, que encierran unos pocos personajes, muestran, sin embargo, una novedad considerable en la perfección anatómica y una gran originalidad en las orlas decorativas. En 1425 se le encarga la otra puerta del Baptisterio, llamada Puerta de la Gloria, que decide organizar de modo totalmente distinto, con diez grandes recuadros rectangulares, con escenas de compleja composición con muchos personajes, tratadas de modo casi pictórico, dando gran volumen a los elementos del primer término y apenas cuerpo a los de la lejanía, aplicando a la escultura recursos de perspectiva.
El escultor más importante del "Quattrocento" florentino es, sin duda, Donatello. Él es el creador del estilo del Renacimiento pleno, oscilando entre la búsqueda del equilibrio clásico y la belleza, y el cultivo de un cierto expresionismo, que apoyado en la realidad, acentúa los valores dramáticos. Su motivo fundamental es lo humano, estudiando al hombre desde la infancia, hasta la vejez, no perdonando ninguna de las deformidades de la edad. Son sus figuras juveniles las más típicas del artista, especialmente sus versiones de David, de gracia y delicadeza extremas. El San Jorge, en pie, armado, sólidamente plantado, es la representación de la plenitud viril. En sus relieves, la sutileza técnica en el modo de tallar el mármol o de preparar el fundido del bronce, obtiene efectos de gran refinamiento. Donatello realiza además una de las primeras y más importantes estatuas ecuestres de todo el renacimiento, inspirándose en el Marco Aurelio romano: la del "condottiero" Gattamelata, primera estatua en honor de un guerrero del mundo moderno. También hizo en alguna ocasión escultura en madera policromada, apoyándose en la tradición gótica, y acentuando rasgos expresivos de fuerte verismo que no rechazan la representación de lo feo y lo deforme.
Otros artistas de gran valor son Luca della Robbia, introductor del barro vidriado, y Verrochio, con su Condottiero Colleone.
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El Cinquecento:
En lo estrictamente formal, las delicadezas cuatrocentistas y el amor al pormenor menudo, van a ceder el paso a una grandiosidad monumental y simplificadora. El relieve plano y sutil casi desaparece y se prefiere el bulto redondo y el tamaño superior al natural.
La Toscana tiene su más impresionante representación en Miguel Ángel. Su obra es variada y compleja, desde la poesía hasta la arquitectura o pintura, pero sobre todo la escultura. Toda su vida transcurre tras la búsqueda del ideal de belleza. Utiliza casi siempre el blanco y compacto mármol. Las figuras de Miguel Ángel son siempre grandiosas; son el arquetipo de hombre.
Realiza sus primeras obras bajo la protección de los Médici. Esta primera parte de su obra es aún clásica, como lo demuestra la Batalla de los Centauros. Después marcha a Roma, donde esculpe su primera Piedad, la de San Pedro del Vaticano, pero la obra más significativa de este momento es su David. La obra que más interesó a Miguel Ángel fue el mausoleo que Julio II le encarga en vida. No pudo terminarlo, pudiendo solamente esculpir el Moisés y otras figuras, entre las que destacan "Los Esclavos". En los últimos años de su vida, su espiritualidad le lleva a verdaderos arrebatos religiosos y se siente atraído por el tema de la Piedad. Las de ahora son dramáticas, como podemos observar en su última obra: La Piedad Rondanini.
Con Miguel Ángel, el equilibrio entre forma bella y movimiento expresivo se romperá en favor del movimiento, lo que será una constante en el Barroco. En adelante el Manierismo tomará esta vía como vehículo de la nueva expresividad.
PINTURA.
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Evolución del arte pictórico en el siglo XV:
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Las raíces de la pintura renacentista deben buscarse en el arte del Giotto.
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En este siglo, el retablo desaparece y con él la subordinación del tema a un conjunto.
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Sin dejar de tener una presencia constante, el tema religioso se trata como un tema profano.
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El paisaje, la belleza idealizada, el volumen de las formas y el sentido espacial, son las dimensiones cardinales de la pintura renacentista.
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En el siglo XV el dibujo es un elemento capital. Esta prepotencia dibujística deriva en una apariencia plana de las formas.
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La luz se maneja con creciente perfección. El pintor del siglo XV está obsesionado por la captación de la profundidad. El paisaje se cultiva con pasión, sirviendo para obtener efectos de profundidad y encuadrar a las figuras.
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La composición es complicada; no es infrecuente introducir diversas escenas en un solo cuadro.
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Maestros del siglo XV:
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En Florencia, Fra Angélico representa el enlace con el gótico: Su sentido curvilíneo y sus dorados recuerdan el estilo internacional, pero su concepción del volumen supone la irrupción de un nuevo elemento. Es el pintor de las Anunciaciones, en las que puede desplegar su temperamento tranquilo. Paisajes, líneas y colores muestran un gran equilibrio.
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Masaccio y Paolo Uccello. La preocupación por el volumen en las figuras de Masaccio y por la profundidad en los paisajes de Uccello, descubren uno de los objetivos de la pintura renacentista.
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En la última generación del siglo destaca Sandro Botticelli. Su dibujo, recorrido por trazos nerviosos, el movimiento que agita a todas sus formas, y la tristeza que asoma a todos los rostros que pinta, son a un tiempo expresión del talante del pintor y de la melancolía que invade la vida florentina de fin de siglo. Sus paisajes primaverales y la glorificación del cuerpo humano desnudo culminan los temas del Quattrocento, como puede comprobarse en El nacimiento de Venus.
La evolución del arte desde Fra Angélico hasta Botticelli es clara: el movimiento, la idealización de la belleza del cuerpo, la intensidad de los sentimientos, la profundidad y la alegría de los paisajes, trazan los caminos de la pintura del siglo XV. Pero en medio aparecen algunos maestros revolucionarios que anticipan valores del siglo siguiente, como Piero della Francesca, que en sus frescos sobre la Leyenda de la Santa Cruz muestra su capacidad para el manejo de la luz y de los matices delicados. Más revolucionario es el arte de Mantegna, en sus formas pétreas, en sus escorzos y en la profundidad de sus composiciones.
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Evolución de la pintura en el siglo XVI:
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El color se maneja de un modo más suelto, ganando importancia en detrimento del dibujo.
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Las formas adquieren un aspecto redondeado. Para obtener volumen, el artista utiliza múltiples recursos; sombreados, colocar el brazo delante del busto en los retratos, etc.
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Las escenas adquieren una profundidad que ahora parece natural. En el paisaje ya no es siempre primavera; los fondos neblinosos, las rocas, los crepúsculos, prestan matices románticos a las escenas.
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La composición es clara, con frecuencia triangular. Las figuras se relacionan entre sí, representándose una sola escena en cada cuadro.
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El siglo XVI. Los pintores florentino-romanos:
Florencia continúa siendo la capital del arte, pero sus máximas figuras se trasladan a Roma. En general, los pintores educados en Florencia conceden al dibujo una importancia mayor que otras escuelas. Tres gigantes aporta esta escuela al Cinquecento: Leonardo, Rafael y Miguel Ángel.
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Leonardo da Vinci constituye el arquetipo de hombre renacentista. Dos de sus pinturas, La Última Cena y la Gioconda, son los ejemplos cimeros de la historia de la pintura. Ya en la Virgen de las Rocas somete al dibujo a un efecto de difuminado que presta volumen y aire enigmático a las figuras. En los rostros, una suave sonrisa introduce la misma impresión poco precisa en el campo de las expresiones. Todos estos valores brillan en su Última Cena, gran fresco recientemente restaurado.
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La obra de Rafael es enorme. Anunciaciones y temas religiosos, retratos y grandes composiciones constituyen los tres capítulos de su obra. Su gran aportación estriba en su concepción espacial, en la profundidad y la amplitud de espacios en la que se mueven las figuras de las grandes composiciones, como podemos observar en su obra La Escuela de Atenas.
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Con Miguel Ángel tendríamos que repetir los rasgos de su arte escultórico para definir los valores pictóricos de su aportación en la Capilla Sixtina, con las escenas bíblicas de la Creación y el Juicio Final. Con él, el dinamismo llega a su plenitud. En sus obras se encuentran todas las raíces del Manierismo. Los gigantes que se mueven carecen de suficiente espacio, y la atmósfera se torna angustiosa. Es un mundo dramático, bien diferente del equilibrio y optimismo del hombre del primer renacimiento.
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La Escuela Veneciana:
En el siglo XV los Bellini y Carpaccio ponen las bases de una escuela que va a caracterizarse por su culto del color, siempre prevaleciente sobre el dibujo. En el siglo XVI, una serie de grandes maestros como Tiziano, el Veronés y Tintoretto descubren posibilidades que explotarán los artistas del barroco.
Las características de esta escuela son:
El culto al color, prefiriéndose los tonos claros.
Importancia de los temas secundarios. A la anécdota se le concede la misma atención que al tema principal.
Exaltación de la riqueza. Palacios, música, joyas, definen el ambiente.
Contemplación poética del paisaje, que se llena de luces y se siente con pasión romántica.
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Tiziano es el retratista de la escuela (retrato ecuestre de Carlos V) y el maestro de las formas blandas y redondas. En La Bacanal, convierte un tema mitológico en un cuadro social, y aprovecha la composición para colocar en un ángulo un espléndido desnudo femenino, obtener brillo en las telas y los vidrios, y efectos de luz azulada en los cielos y bosques.
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El Veronés es el pintor del lujo; las escenas se desarrollan en palacios y jardines; sus figuras se envuelven en ropajes costosos y se adornan con alhajas. Por otra parte, su inclinación hacia los detalles anecdóticos marca el punto culminante de esta tendencia de la escuela, como se puede comprobar en su cuadro Las Bodas de Caná.
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Tintoretto trasluce ya la crisis de los ideales renacentistas en sus composiciones manieristas. Maestro de las luces violentas, de los contrastes de luz y sombra, de los escorzos, del movimiento tenso, anticipa los valores del Barroco. En El Lavatorio de los Pies puede comprobarse claramente las peculiaridades de su estilo. Su influencia en El Greco y en los primeros maestros barrocos son ejemplo de lo que Venecia aportó a la pintura del siglo XVII.
EL ALTO RENACIMIENTO ESPAÑOL
ARQUITECTURA.
Las relaciones con Italia durante la Edad Media hicieron fácil la llegada del Renacimiento a España. Favorecen el envío de materiales labrados en Italia, la presencia de artistas italianos en España y la formación que adquieren en Italia arquitectos españoles.
El desarrollo de la arquitectura española del renacimiento es similar a la italiana, pero con un siglo de retraso. Durante los dos primeros tercios del siglo XVI se siguen los modelos lombardos de la segunda mitad del XV, dando lugar al estilo Plateresco. A comienzos del último tercio del siglo se impone una depuración de las masas arquitectónicas, correspondiente al estilo Herreriano.
EL PLATERESCO:
Características generales:
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Se desarrolla durante el reinado de Carlos V, bajo las influencias lombardas del Quattrocento.
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Elementos renacentistas sobre estructuras góticas.
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Desarrollo del sistema almohadillado.
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Columnas abalaustradas con capiteles corintios o compuestos.
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Pilastras decoradas con grutescos.
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Arco de 1/2 punto.
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Bóvedas de cañón, de arista y con casetones.
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Decoran los edificios con medallones, emblemas heráldicos y figuras humanas con animales.
Zonas:
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Castilla:
Los monumentos castellanos más antiguos de carácter renaciente, están vinculados a la familia Mendoza. Al parecer, su arquitecto Lorenzo Vázquez, introduce en nuestro país las formas renacentistas italianas, como el almohadillado de Brunelleschi y los finísimos grutescos. Destaca su Palacio Mendoza.
En Toledo, el Hospital de la Santa Cruz, presenta una fachada rica y sorprendente, tratada con extraordinaria libertad, aun gótica. La planta del edificio, trazada por Enrique Egas es la gótica típica de los Reyes Católicos, pero el patio, obra de Alonso de Covarrubias es magnifico ejemplo del plateresco, con escalera de paramento almohadillado y rica decoración. Covarrubias evoluciona desde el plateresco estricto, hasta formas más severas que corresponden de lleno al purismo del segundo tercio del siglo (Fachada del Alcázar de Toledo).
En Toledo también se desarrolla el particular estilo Cisneros, o renacimiento mudéjar, que decora los muros con yeserías de ritmo geométrico, pero con detalle renaciente y se cubre con artesonados de lazo. La figura de Pedro Gumiel, autor de la Sala Capitular de la Catedral de Toledo y del Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, es la más representativa de este estilo.
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Salamanca:
Es la ciudad del plateresco por excelencia. La fachada de la Universidad se concibe como un gran tapiz enteramente recubierto de decoración menuda. En Salamanca se forma Rodrigo Gil de Hontañón, hijo del maestro gótico Juan de Hontañón. Como ejemplo de arquitectura civil salmantina, es notable la "Casa de las Conchas", que funde elementos aún góticos, con detalles platerescos y ritmo mudéjar en los antepechos del patio.
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Burgos:
Trabajan allí Francisco de Colonia, que realiza la puerta de la Pellejería de la Catedral, de recargado estilo y falta de proporción, pero especialmente Diego de Siloé, que es la figura más representativa del renacimiento español. Hijo de Gil de Siloé, se forma en Nápoles y trabaja con Bartolomé Ordóñez. Entre sus obras destacan la Escalera Dorada de la catedral de Burgos, y la catedral de Granada.
EL PURISMO:
Se desarrolla en el segundo tercio del siglo XVI como reacción a la excesiva decoración del plateresco. La preparación de los arquitectos es mayor, se publican libros técnicos, se viaja a Italia y, en general, la arquitectura alcanza un equilibrio, nobleza y perfección técnica casi sin rival en Europa, desprendiéndose de los recursos góticos del primer período.
Características generales:
La utilización de bóvedas ovaladas y vaídas, las cúpulas y bóvedas de cañón, con casetones, van sustituir en gran parte a las góticas de nervaduras. La decoración esculpida aumenta en volumen, pero se concentra en las puertas y balcones, al mismo tiempo que se valoran los espacios libres. El arco de 1/2 punto es el exclusivo. El aspecto de los edificios es de monumentalidad y equilibrio, frente al aspecto frágil del período anterior. Por último, el número y la belleza de las escaleras renacentistas españolas constituyen una peculiaridad que diferencia la arquitectura española del gusto italiano.
Autores y obras:
En Castilla, el toledano Alonso de Covarrubias evoluciona hacia las formas más clásicas y severas, interpretando bien el deseo imperial de grandiosidad en la Puerta de la Bisagra, concebida como un arco triunfal, o en el Alcázar de Toledo.
En Salamanca Rodrigo Gil de Hontañón realiza en este período sus obras más significativas. Obra capital suya es la fachada de la Universidad de Alcalá de Henares, de armoniosa división en zonas y exquisita decoración de gran volumen, concentrada en lugares significativos, y coronada por un frontón y bellas cresterías clásicas.
En Granada está Diego de Siloé, que se hace cargo de la terminación de la Catedral de Granada, planeada por Enrique Egas en gótico, pero que Siloé transforma en el monumento más significativo de nuestro renacimiento. El presbiterio se convierte en una rotonda cupuliforme. Los pilares de las naves llevan sobre el capitel un trozo de entablamento, que elevan considerablemente su altura.
En 1527 Pedro Machuca inicia en la Alhambra de Granada las obras del Palacio de Carlos V, el más clasicista de los edificios renacentistas españoles. Para que no se olvide la simultaneidad entre las líneas arquitectónicas, debemos recordar que la mayoría de los arquitectos clasicistas también realizan obras platerescas.
ESCULTURA.
En los primeros años del siglo XVI se produce en España la presencia de artistas italianos que implantarán las influencias y características del Quattrocento y del Cinquecento, por lo que las influencias de Donatello y Miguel Ángel son patentes.
Características generales:
La escultura renacentista española presenta, frente a la italiana, una serie de características diferenciales. Ante todo, el predominio absoluto de lo religioso y el rechazo de lo pagano y profano, que queda relegado a una función decorativa en el mejor de los casos. Lo religioso, además, mantiene el gusto por lo expresivo y realista, que en muy pocos casos dará paso a la "belleza ideal" buscada por los italianos.
Junto a esto, hay que señalar la supervivencia de la madera policromada gótica frente a los mármoles y bronces italianos. El mármol y el alabastro se utilizan en proporciones reducidas y casi nunca en imágenes de santos. La madera se utiliza para retablos, mientras que la piedra para monumentos funerarios. Se da la técnica del estofado-encarnado.
Etapas:
Artistas italianos:
A comienzos del siglo XVI, pueden señalarse la presencia en España de algunos escultores italianos que introducen las formas de la escuela florentina y la decoración de grutescos en relieve.
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Doménico Fancelli, trabaja para la corte, realizando el Sepulcro de los Reyes Católicos.
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Pietro Torrigiano incorpora las influencias del Cinquecento renacentista. Su obra San Jerónimo se caracteriza por presentar un perfecto estudio de la anatomía humana.
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Jacobo Florentino incorpora las influencias de Miguel Ángel en su obra El Santo Entierro.
Artistas españoles:
Los modelos italianos encuentran pronto eco en los artistas españoles, que trabajan ampliamente.
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Felipe Bigarny: Es la figura más interesante y compleja. Su primera etapa presenta influencias góticas que se desplazarán al entrar en contacto con autores como Berruguete. En Burgos realiza los relieves para el trascoro de la catedral, destacando su tema de el Camino del Calvario, donde introduce influencias renacentistas, como la incorporación un arco triunfal. Realiza con Siloé el retablo mayor de la catedral de Toledo y parte de los relieves de las sillerías del coro, caracterizados por su movimiento y difuminado. También realiza el altar mayor de Granada, donde abandona las formas del Quattrocento, incorporando figuras de mayor tamaño y dramatismo por influencia de Berruguete.
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Bartolomé Ordóñez: En Italia asimila las formas del Cinquecento, incorporando en sus tallas los principios de Miguel Ángel, como pueden ser sus cuerpos musculosos. En la catedral de Barcelona aplica estas influencias.
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Alonso Berruguete: Hijo de Pedro Berruguete, se educa en Italia, donde conoció a Miguel Ángel y artistas del Quattrocento como Donatello, de quien adopta la talla alargada y las formas dulces femeninas, mientras que de Leonardo da Vinci adopta su análisis psicológico.
Características de su estilo:
Sentido angustioso. Sus figuras se retuercen buscando formas angulosas.
Sensación de movimiento por medio de figuras inestables.
Figuras de gran acción, nerviosas y gesticuladas.
Búsqueda de la expresión dramática.
Tendencias manieristas.
Entre sus obras destacan el Retablo del Colegio de los Irlandeses y la sillería de la catedral de Toledo.
PINTURA.
El ambiente de España durante este período es gótico, por lo que los pintores aparecen influidos por el naturalismo flamenco de los últimos sucesores de los Van Eyck.
Características generales:
La pintura española del renacimiento se caracteriza por la escasez de temas profanos y exclusiva dedicación a temas religiosos. También se desarrollan los temas mitológicos, pero por encargo de la alta nobleza y colecciones reales.
En el primer tercio del siglo XVI se desarrolla la tradición gótica en el empleo de la arquitectura, paisaje, ropaje dorado, pero de forma tímida se introducen los elementos decorativos italianos del renacimiento gracias a la formación de nuestros pintores en ese país. Al mismo tiempo son seguidores de las influencias flamencas.
En el segundo tercio se desarrolla la influencia italiana de Rafael.
Se desarrolla la técnica de la pintura al óleo sobre tabla.
CASTILLA:
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Pedro Berruguete: Marca el momento de iniciación al Renacimiento. Formado bajo influencia gótica flamenca, viaja a Italia para formarse, asimilando el sentido del espacio, del modelado de las formas y un uso de la luz renacentista, aunque en el gusto por los pormenores a la manera flamenca y a la complacencia en el uso del oro, permanezca siempre castellano.
Características:
Incorpora en los fondos marcos arquitectónicos renacentistas.
Utiliza el oro como elemento decorativo.
Gran conocimiento y gusto por la luz y el espacio.
Influencia flamenca.
Retratos de perfil.
Utilización de puntos de vista bajos.
Destacan sus retratos de santos, en especial el Retrato de Santo Domingo.
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Juan de Borgoña: Introduce las formas renacentistas italianas del Quattrocento en España, aunque no renuncia del todo a ciertos elementos del gótico flamenco.
De evidente formación italiana es un artista que conoce bien la pintura florentina. Su claridad en la composición, la utilización del paisaje amplio y severo, el dominio de las arquitecturas clásicas y el gusto por los rostros y actitudes idealizadas, son enteramente italianas, pero, como Berruguete, utiliza a veces escenarios moriscos y fondos de brocado en oro. Destaca su Sala Capitular y Capilla Mozárabe de la catedral de Toledo.
ANDALUCÍA:
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Alejo Fernández: Es la figura capital de este momento. Su estilo funde lo italiano con interés por las perspectivas y los espacios claramente ordenados, con un gusto por el pormenor flamenco.
LEVANTE:
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Recibe influencias de artistas italianos del siglo XV. Su relación directa con Italia determina la formación de un foco seguidor de las tendencias de Leonardo da Vinci, para luego recibir las de Rafael.
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Características:
Disponen las figuras en planos horizontales o formando ángulo recto.
Disponen arquitecturas de frente, dándolas gran importancia.
Ausencia de elementos decorativos.
Destaca Fernando Yáñez de la Almedina y su Visitación.
EL BAJO RENACIMIENTO ESPAÑOL
El último tercio del siglo XVI ve desarrollarse en España un estilo de notable personalidad y diferencia, respecto al de los dos primeros tercios del siglo, coincidente con el gran manierismo europeo. Si el plateresco emplea motivos del "Quattrocento" casi cien años anteriores y el "purismo" adopta y desarrolla elementos bramanescos y del primer "Cinquecento" con casi cincuenta años de retraso, el estilo "herreriano" es rigurosamente contemporáneo de Vignola o de los discípulos de Miguel Ángel. Una sola diferencia puede señalarse: el extremado carácter religioso del arte español que en estos momentos rehuye de toda profanidad y renuncia al elemento de artificiosa y sobrecargada sensualidad que la escultura manierista de las cortes europeas venía cultivando. En la escultura, España va a centrarse en una solemne monumentalidad. Los modelos de Miguel Ángel hacen fortuna, y se crea un tipo de escultura funeraria de severa dignidad orante que logra en El Escorial su modelo más imitado.
En la pintura, la influencia romana rafaelesca cede poco a poco el paso en algunos artistas a ciertos ecos de la desmesura anatómica de Miguel Ángel, a la vez que en otros círculos es el colorismo veneciano el más favorecido, y los pintores dedicados al retrato se vinculan sobre todo a los modelos flamencos. En El Escorial, Felipe II reúne un grupo de pintores que a pesar de no ser de primera calidad, introducen una serie de novedades que anuncia y favorecerán luego el desarrollo de una pintura de carácter naturalista.
ARQUITECTURA.
La obra que mejor encarna esta fase de la arquitectura española es el Monasterio del Escorial, realizado para conmemorar la batalla de San Quintín, obra que habría de reunir un palacio, un templo, un monasterio y un panteón de la monarquía fundada por Carlos V.
Felipe II encargó las obras en 1563 a Juan Bautista de Toledo, que concibió el edificio como un gigantesco palacio provisto de 12 torres, pero tras su muerte Juan de Herrera las redujo a 6. El edificio es de sencillo trazado, con eje central en torno al cual se disponen las dependencias. Los muros se desarrollan a la misma altura, solamente rota esta monotonía por las citadas torres. Los únicos elementos decorativos que presenta son esferas (desarrollo horizontal) y pirámides (desarrollo vertical) de piedra que se utilizan como remate. Las torres cubiertas con chapiteles de pizarra crearon un prototipo que será profundamente imitado durante el barroco, o épocas recientes.
En 1573 se convoca un concurso para la realización de la iglesia, siendo escogido el proyecto del italiano Paccioto de Urbino, aunque es posteriormente modificado por Juan de Herrera. El plan era similar al de Bramante para San Pedro, con planta de cruz griega y cúpula central. El presbiterio, más elevado, marca el distanciamiento entre la parte del templo reservada a los monarcas y el resto.
El aspecto interior presenta las siguientes características:
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Grandes pilastras.
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Entablamento dórico.
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Bóveda de cañón y cúpula sobre pechinas.
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Pórtico a los pies donde se levanta el coro.
EL ESTILO HERRERIANO:
El nombre de este estilo es por el arquitecto Juan de Herrera, que crea un estilo que se caracteriza ante todo por la desnudez decorativa y el rigor geométrico, gusto por los volúmenes netos, aristas vivas, cubiertas de madera revestidas al exterior de pizarra (chapiteles), y adornos de bolas y pirámides.
La simplicidad y desnudez del estilo herreriano hizo fortuna por varias razones. Ante todo, su sobriedad servía muy bien a los deseos de austeridad del mundo de la Contrarreforma. Por otra parte, también el factor económico impuso sus condiciones y efectivamente, las sencillas plantas y alzados rectilíneos, las cubiertas de carpintería empizarrada, etc., resultaban mucho más económicos en momentos de crisis.
ESCULTURA.
Características generales:
Se desarrollan poco los temas en relieve, desarrollándose los temas religiosos y el retrato cortesano. En los retablos se abren nichos para albergar estatuas. Hay un estudio de la anatomía humana por influencia de Miguel Ángel, presentándose las figuras quietas, pensantes. Los materiales utilizados son el alabastro, mármol y bronce.
Representantes:
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Gaspar Becerra: Es quien representa el cambio en el tono y carácter de la escultura española en el paso al último tercio del siglo XVI. Formado en Italia, recibe las influencias de Miguel Ángel. De él recoge la plenitud de músculos, el gusto por el desnudo y un repertorio de actitudes y modelos que emplea sin demasiada movilidad.
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Decoradores del Escorial:
La decoración del monasterio reclamó artistas españoles y extranjeros e incorporó nuevos materiales. La madera policromada es sustituida por el bronce y el mármol.
León y Pompeyo Leoni: Son los grandes retratistas de la familia real, por lo que fueron "escultores de cámara". León fundió el grupo Carlos V dominando el furor siguiendo una alegoría italiana similar a la obra de Miguel Ángel Genio de la Victoria. El emperador aparece protegido por una coraza que se desarma ofreciéndonos su retrato desnudo, imitando a los retratos clásicos heroizados. Pompeyo realizó el grupo Familia de Carlos V y Felipe II para el mausoleo del Escorial, esculturas fundidas en Italia. Son de bronce dorado con retoques de pintura y esmalte.
PINTURA.
Características generales:
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Influencia de los artistas italianos de la escuela de veneciana.
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Son los promotores del manierismo.
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La mayor parte de los pintores proceden de Italia o se han formado en ella.
Representantes:
El primer nombre que debe citarse al comenzar el último tercio de siglo es el de Gaspar Becerra, que introduce las formas grandiosas de Miguel Ángel en toda su pureza. Se conserva muy poco de su producción, con figuras monumentales y elegantísimos marcos de estuco.
Más importante que la de Miguel Ángel hubo de ser la influencia de la pintura veneciana que tanto gustaba a Felipe II. La figura más representativa es Juan Fernández Navarrete. Educado en Italia, donde conoció a Tiziano, comenzó a trabajar en El Escorial, representando su obra un avance enorme en la dirección de progresivo realismo que había de culminar en el barroco. Recoge inspiración en Tiziano su técnica suelta, preocupación por la luz, claroscuro, escorzo y punto de vista alto de Tintoretto, sin olvidarse del sentido religioso español del renacimiento.
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Retratistas:
Junto a los pintores del Escorial que cultivan la pintura religiosa, en la corte de Madrid se desarrolla un círculo de pintores de retrato de gran interés y calidad, que llevan a un punto muy alto el objetivismo minucioso de los flamencos, fundiéndolo a veces con la riqueza veneciana y dando a sus retratos de la corte y la nobleza un tono de frío distanciamiento, típico de todo retrato aristocrático europeo de la época del manierismo.
Alonso Sánchez Coello presenta una precisión rigurosa en los detalles del traje y joyas, así como una maravillosa penetración psicológica. A la vez, consigue un sentido muy vivo y táctil de las calidades. Destaca su retrato de Isabel Clara Eugenia.
Juan Pantoja de la Cruz. Discípulo de Coello, de quien hereda su técnica, endureciéndola un poco y extremando los efectos decorativos, cultivó también la pintura religiosa y a su obra llegan algunos ecos del tenebrismo. Destacan sus retratos de Felipe II y III.
EL GRECO.
Es la figura capital en la pintura española del siglo XVI. Nacido en Creta, educado en Venecia y presente en España, concretamente en Toledo, hasta su muerte. Su primera educación bizantina le impregna de un sentido casi abstracto, ritual y simbólico de la imagen piadosa, derivada de los iconos. Su paso por Venecia es determinante para su técnica, suelta y libre, y su colorido, rico y suntuoso, de gamas preferentemente frías, de carmines, azules, amarillos y blancos, más cerca de Tintoretto que de Tiziano. También bastantes de sus esquemas compositivos derivan de modelos venecianos. De su paso por Roma recoge un tratamiento del desnudo, de remoto origen miguelangelesco, y un sentido de la composición alargada y serpenteante, deformando los cuerpos en sentido longitudinal, que procede enteramente del mundo manierista.
Su venida a España debió estar determinada por la fama del Escorial y el deseo de trabajar allí. De hecho preparó para el monasterio un lienzo de San Mauricio, que aunque le fue pagado, no llegó a colocarse en sus altares.
En sus primeros años toledanos utiliza todavía modelos y proporciones que evocan lo italiano, como vemos en el Expolio de Cristo, pero paulatinamente su estilo se va haciendo más irreal e independiente. El Entierro del Conde de Orgaz es quizás su obra más singular, con la tajante división entre la Tierra, donde los caballeros asisten al prodigio, y el Cielo, donde los Santos, Cristo y la Virgen son representados de modo totalmente ideal. En los últimos años de su vida, El Greco acentúa sus deformaciones constituyendo uno de los más extremados representantes del manierismo. Sus grandes lienzos religiosos de estos últimos años, como la Anunciación o la Adoración de los Pastores, extreman la deformación y la independencia del color.
Características generales:
Gran colorido.
Exaltación espiritual de la obra.
Desinterés por el escenario, tanto arquitectónico como de paisajes, para que la obra presente emoción mística.
Cuando incorpora fondos arquitectónicos sigue los modelos de Tintoretto, grandes y lujosos mármoles y violentas perspectivas.
EL MANIERISMO
Hacia la tercera década del siglo XVI, la practica artística había desembocado en una clara tendencia de reacción anticlásica que ponía en cuestión la validez del ideal de belleza definido en el alto renacimiento. Esta etapa recibe el nombre de manierismo.
Características generales:
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Liberación del culto a la belleza clásica. Este paso se inicia en algunas de las obras de Miguel Ángel o Rafael.
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Insumisión a la verosimilitud. Las obras reflejan una tensión interior que terminan en el irrealismo.
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Convencionalismo en el color.
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Crecimiento en ámbitos de refinada cortesanía.
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Los nuevos alientos artísticos coinciden con la etapa receptiva del racionalismo.
ARQUITECTURA.
Características:
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Arbitraria alteración de la correspondencia entre las partes y el conjunto del edificio, con lo que se rompe la lógica de las relaciones espaciales.
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La decoración desdibuja la función de algunos elementos.
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Errores intencionados, similares a lo que en pintura significa el alargamiento de las figuras o, al contrario, elementos puramente decorativos.
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Pérdida de las coordenadas axiales que ordenan al edificio según un eje de simetría.
ESCULTURA.
Rasgo definitorio del manierismo escultórico es la preferencia por la figura "serpentinata", con un artificio de formas que dibujan una ascensión helicoidal. La Fuente de Neptuno es un buen ejemplo de esta tendencia y su autor, Juan de Bolonia, dota a su obra de un complicado movimiento que exige una contemplación desde varios puntos de mira. Esto lo observamos también en su célebre Rapto de las Sabinas.
Benvenutto Cellini describe las dificultades con que se encontró para fundir los moldes de los miembros dispersos del Perseo. En el pedestal anticipa las formas bulbosas de la ornamentación barroca.
PINTURA.
Sorprende la arbitrariedad en el uso del color y de las proporciones. Las proporciones anatómicas se alternan a voluntad. El alargamiento de la figura es una constante. Un claro ejemplo de esto es la Madonna del cuello largo, de Parmigianino. En ella se prefiere el trazado serpentiforme y los escorzos. Por el contrario, otros hábitos nos ponen en las puertas del barroco, así como la utilización de fondos negros, en los que resaltan las figuras.
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En Florencia se plasma con exactitud la pompa cortesana. Jacobo Pontormo y Bronzino son los principales representantes. El primero rompe con la unidad de acción, mientras que en el segundo las figuras aparecen retorcidas.
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De Parma son Correggio y Parmigianino. En el paso al barroco fueron de gran influjo las pinturas del primero.
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En la escuela veneciana pueden comprobarse algunos trazos manieristas, especialmente en el Tintoretto.
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Enviado por: | Lena |
Idioma: | castellano |
País: | España |