Historia


Reino astur


INDICE

- La rebeldía Astur......................................................................................2

- Los comienzos de la resistencia cristiana.................................................3

- De Pelayo a Alfonso I...............................................................................5

- Comienza la reconquista: campañas de Alfonso I....................................6

- El reino Astur en los Pirineos...................................................................7

- El reino Astur y la herejía adopcionista....................................................8

- Alfonso II “el Casto”.................................................................................9

- El neogoticismo del reino Astur...............................................................10

- Núcleos orientales de resistencia al Islam.................................................11

- La iglesia en el reino Astur.......................................................................12

- Ataque musulmán contra el reino cristiano...............................................13

- Ramiro I, rey de Oviedo............................................................................14

- El tercer rey de España y la repoblación del valle del Duero...................15

- Alfonso III “ el magno”............................................................................16

- Distritos administrativos del reino Astur..................................................18

- La expansión del reino Astur....................................................................19

- La cultura en el reino Astur.......................................................................20

- El arte en el reino Astur............................................................................21

- El milenarismo..........................................................................................22

- Bibliografía...............................................................................................23

La rebeldía astur

La rebeldía de los hispanos contra el Islam comienza con la llegada del beréber Munusa a Asturias. Este era gobernador de Jejone (Gijón) y durante su gobierno fue a refugiarse a las tierras asturianas. Allí se enamoró de la hermana de Pelayo, espatario de Vitiza y de Roderico. Puesto que el asturiano no estaba dispuesto a permitir el matrimonio de su hermana con el beréber, fue enviado a Córdoba como rehén y prueba de la obediencia de los cristianos de Asturias, alejándolo del país.

Pelayo consiguió huir de la ciudad que le retenía, volviendo a Asturias, siendo perseguido por las tropas islamitas de la capital. Por miedo a ser apresado, cruzó el río Piñola internándose en los Picos de Europa y entrando a formar parte de los astures de las montañas. Fue Pelayo quien incitó a sus compañeros a la rebeldía contra el Islam. La idea fue bien recibida, y pronto se convirtió en el caudillo de los astures. De esta manera nació en el norte de la península un movimiento rebelde que en un principio pasó totalmente desapercibido en la España de la época, de hecho, los islámicos ni siquiera se preocuparon de sofocarla.

Los comienzos de la resistencia cristiana

Se puede decir que no debieron ser pocos los españoles que decidieron evitar su sometimiento frente a los islámicos, refugiándose en las comarcas y montañas del norte de la península. E incluso entre los que permitieron su sometimiento es probable que también se produjeran revueltas en distintos puntos, pero siempre sofocadas, y sin conseguir ser preocupación para los gobernadores del lugar.

Los refugiados en las montañas, bajo el mando de Pelayo, demostraron a los gobernadores de la España musulmana el gran error que habían cometido al no preocuparse por su causa, ya que serian ellos quienes conseguirían la primera derrota militar de los musulmanes en territorio español.

Respecto a los orígenes de la rebeldía, hay una gran confusión, ya que las crónicas árabes y cristianas son contradictorias. Ni siquiera la fecha de la iniciación de la rebeldía y de su primera manifestación militar victoriosa en Covadonga, puede señalarse con certeza. Sin embargo, todo apunta a que el nacimiento se produjo en el año 718, bajo el valiato de al-Hurr, y cuatro más tarde se produciría la derrota en Covadonga.

Con la llegada a la península del yemení Anbasa ben Suhaym al-Kalbí, designado valí de al-Andalus, se produjeron varios ataques astures a guarniciones musulmanas, provocando una operación de castigo para limpiar las montañas del norte de rebeldes.

La expedición de castigo estaba mandada por Alqama, acompañado del obispo Oppa. Las tropas, en un principio vencieron, acorralando a los rebeldes en un valle a los pies de los Picos de Europa, forzando a Pelayo a buscar refugio en la cueva de Santa María, en el monte Aseuva.

Probablemente el 28 de mayo (la fecha no es certera) se produjo un encuentro entre los musulmanes y los astures tras lo que se produjo una sangrienta batalla, saliendo perjudicados las tropas de Alqama. Estos huyeron hacia los Picos, con destino en Cosgaya, donde parece ser que un desprendimiento de piedras acabó con la vida de muchos de ellos.

Tampoco a este suceso dieron importancia los musulmanes. , abandonando a su suerte a Pelayo y sus seguidores, cometiendo otro grave error del que tiempo después se arrepentirían.

Pelayo comprobó que en las difíciles montañas del norte estaban seguros, por lo que establecieron en Cangas de Onis los cimientos de un pequeño reino, que seria el encargado de iniciar la Reconquista cristiana.

De Pelayo a Alfonso I

En 737, moría en Cangas el caudillo de los rebeldes, sucediéndole en el pequeño reino astur su hijo Fáfila, que murió dos años después por el ataque de un oso. Tras esto el mando pasó a manos de un yerno de Pelayo, Alfonso, probablemente hijo de Pedro, duque visigodo de Cantabria. Este será el fundador de la monarquía asturiana y el que inició el acrecentamiento territorial del reino. Con él empezó la gran Reconquista cristiana.

En los años siguientes se produce la extensión de la resistencia cristiana nacida en Covadonga.

Comienza la reconquista: campañas de Alfonso I

Alfonso aprovechó los años de guerras civiles entre los musulmanes, sacando todo el partido posible a las rebeliones internas de al-Andalus. Los beréberes se encargaron de limpiar de musulmanes la parte noroeste de la península, dejando libre el camino para los astures, que se limitaron a atacar a los pocos que quedaban, extendiendo su reino antes cercado.

El rey astur aprovechó la hambruna en tierras leonesas para avanzar hacia Astorga, expulsando de ella a los musulmanes. Siguió este ritmo durante años, hasta el punto de que cuatro años después Mérida y Coria eran plazas fronterizas. Al margen de esto, Alfonso y su hermano realizaron campañas en Galicia y parte de Portugal y por las comarcas situadas al pie de la vertiente meridional de la cordillera cantábrica, como Alava, la Bureba, la Rioja, la tierra de Campos y las riberas del Duero. Los cristianos iban extendiendo su reino sin encontrar mayores impedimentos, incluso hubo ciudades que se entregaron como Lugo, Oporto, Astorga, León, Zamora, Simancas, Salamanca, Avila, Segovia o Sepulveda.

A pesar de todo esto, el rey astur no tenia hombres ni recursos para cubrir todos los territorios que iban ganando. El centro del reino se estableció en Asturias y la actual provincia de Santander.

En sus batallas, Alfonso consiguió exterminar a los Muslimes que quedaban en la parte alta del Ebro y en la cuenca del Duero. Abandonó o destruyó las ciudades que allí se encontraban, llevándose consigo a los mozárabes que allí habitaban, estableciéndolos en las comarcas tramontanas. De esta manera repobló la zona costera de Galicia, la Asturias occidental, el valle del Sella, el valle de Potes, la Asturias de Santillana, la región de Entrambasaguas y Laredo y algunas tierras vizcainas.

Sin embargo, al exterminar a los musulmanes y llevarse lejos a los mozárabes, dejó prácticamente despoblado el valle del Duero. De este modo quedaba entre el reino astur y el musulmán una franja desierta de centenares de kilómetros. La población rural de la región occidental del valle del Duero, pudo defenderse mejor que la de las tierras llanas, protegida por las montañas.

El reino astur en los Pirineos

En las zonas pirenaicas, más allá de las Sierras de Santo Domingo y de Guara, de las posiciones de los musulmanes en Alquézar, algunos núcleos cristianos se mantenían independientes.

En el reino astur reinaba, Froila, que tuvo que defenderse contra fuerzas enviadas por Abd al-Rahman, siendo derrotadas en Galicia y muriendo en sus manos Umar, el jefe de las tropas musulmanas.

Pero todo no le iba bien a este rey, los vascones de Alava se sublevaron contra él, quien los sometió y acabó casándose con una cautiva vascona, llamada Munia. Poco después fueron los gallegos los que se levantaron contra él, siendo sometidos también. A pesar de las circunstancias poco favorables, Froila intentó extender su reino por las tierras abandonadas por cristianos y musulmanes. Las repoblaciones se llevaban a cabo con los mozárabes que habían huido de los islamitas.

Al final de su reinado, un ejercito musulmán entró victoriosamente en los territorios de Alava, obligando a pagar tributos y llevándose rehenes. Poco después de que Froila asesinara a su hermano por el miedo a la rebelión, fueron los astures los que mataron a su rey, sucediéndole su primo Aurelio.

El rey Aurelio tuvo un reinado muy breve, en el que nada hizo contra sus enemigos, pero que tuvo que dominar una rebelión de los siervos contra sus señores. Le sucedió Silo, probablemente hijo de una musulmana.

El rey Silo, mantuvo con los musulmanes una actitud pacifica que se prolongará bastantes años, tiempo en el que el reino astur fue fortaleciéndose, aumentando su población. Durante este reinado se produjo la ultima sublevación interior, llevada a cabo, de nuevo, por los gallegos, y que fueron, nuevamente, sometidos.

El reino astur y la herejía adopcionista

El pacifico rey Silo murió cuatro años antes que el emir Abd al-Rahman sin haberle causado preocupación alguna. Alfonso, hijo de Froila, será el elegido para sucederle en el trono, pero Mauregato será quien se apodere del poder, enviando a Alfonso refugiado a Alava.

El reinado de este también fue corto y tampoco se señaló por ninguna hazaña en concreto contra los musulmanes. En este momento llegó al reino astur la noticia de la herejía adopcionista en que estaban a punto de caer el Metropolitano mozárabe de Toledo y el obispo de Urgel.

Empleaban el termino adopción para expresar que Cristo había asumido la naturaleza humana, terminología de la que derivaría la creencia herética de considerar a Cristo, en cuanto hombre, sólo como hijo adoptivo de Dios.

En el 788 murió el rey Mauregato, siendo sucedido por el diácono Vermudo, hermano del rey Aurelio.

Tras esto, se respiro una relativa calma en la España musulmana, por lo que Hisham pudo dedicarse a la guerra santa contra los cristianos, amenazando seriamente al reino astur. El rey Vermudo fue vencido, tras lo que se convenció de su incapacidad para la guerra, y abandonó su cargo a favor de su sobrino Alfonso, el hijo de Froila.

Alfonso II “el Casto”

El nuevo rey, estableció su corte en Toledo, cerca del monasterio de San Vicente. Por su vida sobria y continente, fue llamado el casto, aunque esto no le libró de ser atacado por los musulmanes. A los tres años de reinar, una columna islamita saqueó la región fronteriza de Alava y otra la de Oviedo. Esta ultima fue sorprendida a su vuelta por los astures, siendo diezmado en el lugar pantanoso de Lutos.

Esto no desanimó a los musulmanes, que al año siguiente tomaron Astorga, tras lo que persigue a Alfonso II obligándole a refugiarse en una fortaleza junto al río Nalón. Sin embargo, los atacantes no consiguieron acabar ni con él, ni con su pequeño reino.

El neogoticismo del reino astur

Encontramos al pequeño reino astur, extendido territorialmente por Galicia y el alto Ebro. Gracias al aumento de población, pudo mejorar también la organización política.

A medida que el reino astur se fue fortaleciendo, se produjo a la vez una corriente espiritual que les retornó a lo visigodo y les despertó la conciencia de la posible continuidad del Estado hispano.godo en el reino Astur.

Todo esto llegó a su momento cumbre en el reinado de Alfonso II, y a partir de él, se buscará la ascendencia goda para los reyes astures. Este rey se esforzó por resucitar la tradición goda, intentando restaurar en Oviedo las instituciones más características de la monarquía desaparecida, como el Oficio palatino y la organización eclesiástica de aquella época. Sin embrago, solo consiguió restaurarla parcialmente, pero lo que si consiguió fue que la Monarquía empezara a considerarse legitima heredera de los Reyes visigodos. Esta seguía siendo electiva, aunque la elección siempre recaía en la familia de Pelayo.

La asamblea siempre participaba en la elección del nuevo rey. Los magnates seguían pretendiendo el poder, por lo que en alguna ocasión promovieron rebeldías, que consiguieron deponer temporalmente al propio Alfonso II.

El restaurado Oficio palatino quedó integrado por algunos “comites palatii”, un intendente de los servicios de palacio, un primicerius, un caballerizo y un simple notario.

El “Liber Iudiciorum” fue el derecho legal y la organización administrativa de las comarcas, pero en un reino tan pequeño, a penas tuvo importancia.

Con esta restauración, Alfonso II construyó nuevos edificios, baños, casos de campo, la Basílica de San Salvador, la Cámara Santa, y las iglesias de Santa María, San Tirso y San Julián de los Prados.

Este movimiento neogotico, fue el que hizo a los cristianos ser conscientes de su resistencia al Islam.

Núcleos orientales de resistencia al Islam

Además de los cristianos del reino Astur, otros hispanos vivían independientes de los Emires de Córdoba, en la franja mediterránea de los Pirineos a Barcelona. Estaban bajo el imperio franco que se extendía por la vertiente pirenaica meridional.

Los Vascones, situados en el extremo occidental de este territorio, no reconocían ni la autoridad franca, ni la de los Emires de Córdoba, sólo mostraban fidelidad por sus propios caudillos indígenas.

Los de Pamplona habían construido un núcleo independiente desde los últimos años del siglo VIII.

Los territorios pirenaicos del este, pertenecían al reino de Aquitania y al Conde de Tolosa, donde se distinguían tres zonas: la Gascuña, la Aquitania y la Septimania. En el territorio de Jaca, que acabará llamándose Aragón, los primeros condes francos fueron sustituidos por condes indígenas.

Es posible que todo este territorio fuera conocido como la Marca Hispánica.

Los territorios de Pamplona y Jaca, serán el comienzo de dos reinos independientes que se mantendrán unidos y que serán llamados Navarra y Aragón.

La iglesia en el reino Astur

En los territorios que se mantuvieron independientes del Emirato de Córdoba, la iglesia cristiana fue restaurándose poco a poco. El primer paso fue la restauración de los Obispos en las antiguas sedes que todavía se podían ocupar, creando a su vez, nuevas diócesis.

Las relaciones entre el reino Astur y Roma, a penas existían, ya que la comunicación era muy difícil. Aun así, Alfonso II restauró en su reino la organización eclesiástica visigoda, fundando una nueva sede episcopal en Oviedo y restableciendo otras, como la de Padrón.

El rey es quien nombra los Obispos, aunque a veces se permite la intervención del clero y del propio pueblo. La vida monástica va resurgiendo en el pequeño reino, y se fundaron monasterios en las zonas repobladas.

La Marca Hispánica reorganizaba también su vida religiosa y su estructura eclesiástica. Sin embargo, los vascones montañeses, seguían siendo paganos a comienzos del siglo IX. Muchas de las diócesis de esta zona desaparecieron por completo, pero otras, como la de Gerona y Barcelona, se pudieron restaurar.

A principios del siglo IX, se extiende por el reino Astur, la noticia de que en un monte cercano a la antigua sede de Iria, se había encontrado el sepulcro del Apóstol Santiago el Mayor. Alfonso II, mandó construir un templo donde se habían encontrado los restos, y que acabaría siendo lugar de peregrinaje y de donaciones reales. A este lugar se le dio el nombre de “Campo de la Estrella” (Compostela). Este suceso y la consiguiente devoción por el santo, se convirtieron en el símbolo de su resistencia al Islam.

Ataque musulmán contra el reino cristiano

En el año 823 Abd al-Rahman envía a Alava y Castilla, una aceifa, sin embargo, no llegó a producirse ningún choque con las tropas de Alfonso II.

Durante los años siguientes, el Emir musulmán intentó hostigar al reino Astur, atacándole por sus extremos. Para esto, envió otra aceifa, esta vez victoriosa, a Alava. Sin embargo, las enviadas a Galicia, fracasaron.

El ataque más poderoso contra los cristianos, se produjo en el 828, contra los territorios controlados por los francos, con intención de poder controlar Barcelona. El Conde de Barcelona fue quien hizo frente a las tropas musulmanas, evitando que pudieran hacerse con la ciudad. Más tarde, fracasaron también en Gerona.

Sin embargo el Emir cordobés, siguió enviando duras tropas a territorios cristianos con intención de acabar con ellos, aunque, realmente, nunca supusieron una gran preocupación para él, ni el pequeño reino Astur, ni los territorios dominados por los francos.

Ramiro I, rey de Oviedo

Cuando en el 842, murió Alfonso II, se produjo una lucha dinástica que duró poco tiempo. La elección cayó sobre Ramiro, quien, en ese momento se encontraba lejos de Oviedo. Esta situación fue aprovechada por el conde de palacio, Nepociano, que intentó apoderarse del poder. Cuando el elegido se enteró, formó un ejercito con el que entró en Asturias, encontrándose con las tropas del usurpador. Sin embargo no hizo falta la lucha, ya que Nepociano fu abandonado por sus hombres, siendo capturado poco después.

Esta no sería la única rebeldía a la que tendrá que enfrentarse Ramiro I, acabando por cortar de raíz el problema de los levantamientos por el poder, como la llevada a cabo por Adroito.

Este reinado, supuso unos años de respiro para el reino Astur, ya que el Emir de Córdoba, tenia otros problemas a los que dirigir sus fuerzas.

En los territorios pirenaicos, la situación siguió siendo más o menos la misma. Los vascones continuaban siendo independientes de Córdoba y de los francos y los condados de Pallars, Urgel y Cerdaña siguen dependiendo de la Marca de Tolosa, mientras los del litoral dependen de la Marca de Gocia.

El tercer rey de España y la repoblación del valle del Duero

En la segunda mitad del siglo IX, el reino Astur, comienza a darse cuenta de su poder, por lo que inicia su expansión por el sur de los montes Cantábricos.

El rey en estos momentos es Ordoño I, siempre enfrentado a Banu Qasi, que se atreve a luchar contra los francos y que es capaz de saquear Barcelona. Este se hizo llamar por los suyos, el tercer rey de España.

Ordoño I, para hacer más efectiva su expansión y el poder de los reyes de Oviedo, decidió repoblar lugares casi desiertos como el valle del río Duero. Para ello, tenia que procurar la ocupación permanente de estos territorios, algo que no sería fácil, por ser la frontera con el reino musulmán. Repobló la antigua ciudad de León y reconstruyó sus murallas. De igual manera, se repoblaron Túy, Astorga, El Bierzo. También reconstruyó números castillos para que sirvieran de punto de apoyo a la expansión cristiana.

El tercer rey de España, comenzaba a ser un contrincante demasiado peligroso para Ordoño I, ya que amenazaba los confines vascones del reino Astur. Dominaba los pasos de Vardulia, Alava y Navarra. Sin embargo, Ordoño supo hacer frente al peligro y sitió Albelda, donde su enemigo construía una fortaleza. Allí se enfrentaron los dos, saliendo vencedor el rey astur.

Tras esto Ordoño I siguió su expansión por Coria y Talamanca, cosa que empezó a preocupar al reino de Córdoba que comenzó a enviar de nuevo las aceifas contra los cristianos. Ordoño intentó cortarles el paso cuando entraron en Alava, pero fue derrotado.

Dos años más tarde, otra expedición, avanzó por el valle del Duero, sin embargo al llegar a Amaya, desistieron de su ataque, traspasaron la Hoz de Paradiso, saquearon la Bureba y las riberas del Ebro y en Castilla, se apoderaron de la fortaleza de Salinas de Añana.

En el año 826, moría Ordoño I y su hijo, Alfonso III, fue quien le sucedió en el trono.

Alfonso III “el magno”

Este reinado, fue una época de gran expansión para el reino Astur. Al mismo tiempo señaló en al-Andalus una época de recrudecimiento de las rebeldías y las discordias civiles. Todo esto fue utilizado por el nuevo rey que gozaba de un poder militar cada vez más fuerte.

Sin embargo el comienzo de Alfonso III no fue fácil, ya que a pesar de haber sido elegido él como nuevo rey, fue depuesto de la mano del conde de Galicia Fruela Vermudez. El joven tuvo que refugiarse en Castilla, hasta que “fideles” del Rey mataron a su oponente y pudo volver a ocupar su trono.

Durante sus primeros años de reinado, no dejó de ser atacado por tropas musulmanas. Destaca el ataque lanzado contra Castilla y que fue rechazado gloriosamente por el rey astur.

Por culpa del comienzo de su reinado, Alfonso III, nunca se fió de los magnates gallegos, por lo que les envió a luchar contra los musulmanes y a avanzar las fronteras de Galicia.

En el año 878, Muhammad volvió a atacar, sin éxito, León y El Bierzo. En contraposición, el rey astur, se hizo con los castillos de Deza y Atienza. Más tarde, el Emir envió tropas contra Galicia, volviendo a fracasar.

Al reino cordobés le empezaban a preocupar los avances en las fronteras del reino Astur, por lo que decidió mandar más aceifas contra León y Astorga, sin embargo, las tropas de Alfonso III, los destrozaron. Tras esto, el Emir decidió ofrecer una tregua al rey astur, el cual la aceptó poniéndole el plazo de tres años.

Pero esta paz no fue respetada, y en el 879 Muhammad intentaba cortar la expansión astur por tierras portuguesas, pero fracasó nuevamente.

En los años siguientes se hizo popular entre los territorios cristianos una profecía de Ezequiel, que decía, que el rey Alfonso, reinaría en toda España.

En el año 884, vino la paz entre el reino astur y Córdoba, y esta vez, si que se respetó, dando oportunidad a Alfonso III de dedicarse a su expansión territorial, mediante nuevas repoblaciones.

Durante el siglo X, ya que no se cumplió la profecía, siguieron las luchas entre musulmanes y cristianas. Algunas de ellas, llegaron incluso a hacer peligrar a Alfonso III, sin embargo, el rey astur, siempre salía victorioso.

Distritos administrativos del reino Astur

A principios del siglo X, el reino Astur, se encuentra ya bien defendido de lo musulmanes. En estos tiempos ya, los territorios asturianos estaban divididos en distritos administrativos, regidos por jueces que recibían

el apelativo de “potestates”.

En la época de Alfonso III ya existían estos distritos, y los más importantes debieron ser los que comprendían las regiones fronterizas de la zona oriental del reino.

Este reino, siempre fue muy vulnerable, por lo que fue preciso construir en sus colinas y desfiladeros un gran numero de fortalezas. Más tarde se fortificaron también los pasos que llevaban a Castilla por las cuencas del Odra.

Los vascones pamploneses siguieron afianzándose y extendiéndose, por lo que fueron ganando importancia. Pero todos los vascones orientales, no estuvieron bajo la autoridad de los reyes pamploneses.

La expansión del reino Astur

La expansión territorial del reino, planteó a los reyes el problema de poner a salvo las zonas que iban añadiendo, gracias a las reconstrucciones de los castillos y fortalezas. Pero también supuso la necesidad económica de atender a la colonización del valle del Duero. La mayor parte de la meseta, había quedado arruinada desde Alfonso I, y las expediciones militares de musulmanes y cristianos, aumentaron la ruina. Por lo tanto debían también repoblar todas estas zonas.

En los años siguientes, la reconquista de territorios iba acompañada la repoblación de los mismos y la acción militar, de la colonización. De esta manera repoblaron Galicia hasta el Miño, zonas del norte del alto Ebro y comarcas del sur de los montes Cantábricos.

Todo esto fue mucho más difícil en el valle del Duero, ya que se trataba de repoblar zonas auténticamente desiertas., por lo que la actividad se inició a finales del siglo IX, cuando los reyes se vieron suficientemente fuertes.

La colonización del valle del Duero, se llevó a cabo por medio de la actividad oficial y de la actividad privada. La oficial, era iniciativa del Rey y se hacia con arreglo a requisitos y solemnidades. La privada se daba cuando el rey delegaba en un magnate u obispo, que se trasladaba allí con su familia, siervos, campesinos y demás.

La cultura en el reino Astur

La cultura de este pequeño reino nunca tuvo demasiado importancia, ya que la conocían solo unos pocos privilegiados, y la mayoría de ellos eran eclesiásticos. Todas las manifestaciones existentes tenían como tema la religiosidad,.

La cultura llegó al reino Astur gracias a unos monjes de al-Andalus, que se decidieron a restaurar la vida monástica en el Norte de la península, llevándose con ellos todos los libros y manuscritos que pudieron.

Estos monjes se enfrentaron a un ,casi nulo, nivel cultural de los habitantes, cosa que no se solucionó con su llegada, ya que ellos tampoco disponían de mucho material librario. A esto se suma la dificultad, de que todo estaba escrito en latín, lengua que en aquel tiempo solo manejaba una minoría de la sociedad.

A pesar de esto, hubo personas que aumentaron la literatura de su tiempo, aunque de una manera muy escasa, siempre con los mismos temas y muchas veces, ni siquiera eran originales.

Por lo demás, los monjes se dedicaban, simplemente, a copiar libros en sus bibliotecas, por lo que los monasterios se convirtieron en el centro del saber.

Las actividades docentes existentes, también eran muy escasas. Estas se impartían en los monasterios y siempre teniendo como tema central la religión. Para más dificultad, solo podían acceder a ella quienes iban a quedar vinculados de por vida, al clero.

Los libros de los monasterios, eran principalmente litúrgicos, necesarios para su vida eclesiástica. También eran muy comunes los libros de las vidas de los santos, o los libros de las reglas, sin embargo parece ser, que la obra más difundida fue la de San Isidoro.

El arte en el reino Astur

En el arte de esta época, podemos distinguir dos etapas de creación: el prerrománico asturiano o arte asturiano, y el arte mozárabe o arte de la repoblación.

De pintura y escultura, apenas podemos hablar. Simplemente destacar los relieves del tipo romano.

Lo que realmente destacaba era la arquitectura, aunque no han sobrevivido muchos ejemplares que poder estudiar. Alfonso I fue el rey que más se preocupó de arreglar la capital a base de construcciones arquitectónicas, como por ejemplo la iglesia de San Salvador. Sin embargo los edificios más destacados, los encontramos en los tiempos de Ramiro I, como San Miguel de Lillo.

De las características de esta arquitectura, debemos destacar, la bóveda de medio cañón.

El arte mozárabe se comenzó a llamar también arte de la repoblación, porque fue en el valle del Duero, donde encontró su gran esplendor. De esta arquitectura , debemos destacar, el arco de herradura y la bóveda de aristas.

Se extendió por Galicia, El Bierzo y el valle del Duero y sus edificios más sobresalientes son San Miguel de la Escalada o San Febrian de Mazote.

También destaca en este arte, la iluminación mozárabe, cuyos principales maestros fueron Juan Alvares,y Florencio de Valeránica, conocidos por la iluminación de la villa más antigua de León, por ejemplo.

El milenarismo

El milenarismo, fue un acontecimiento de pánico a consecuencia de la literatura apocalíptica, en la que se decía, que con la llegada del año mil, vendría el fin del mundo. El libro más importante sobre este tema fue el escrito por Beato.

Según el Evangelio, el Apocalipsis, viene precedido por el nacimiento del anticristo 33 años antes. Por lo que en este momento, fue necesaria la señalización de un personaje como responsable de tal hazaña. El autor del libro causante de todo esto, señalo como anticristo a Lipando de Toledo, quien en su defensa, llegó, incluso, a compararse con Jesucristo.

Como podemos comprobar, esta profecía, tampoco se cumplió, pero ni impidió que detrás de ella, siguieran llegando comentarios sobre acontecimientos futuros que debían ocurrir en el reino Astur.

Bibliografía

-VALDEAVELLANO, Luis. Historia de España antigua y medieval. De los orígenes al siglo X, Madrid, Alianza, 1988.

- ARCO Y GARAY. España cristiana: comienzo de la reconquista.

- MARTIN, J. L. Reinos y condados cristianos.

- SANCHEZ ALBORNOZ. La España cristiana de los siglos VIII al XI.

- CORDOBA, Juan. Atlas de historia Universal y de España, Madrid, Magisterio, 1991.

-ANDREU, AUBIN, BARBAZA,etc. Atlas histórico Larousse, Barcelona, Planeta, 1996.

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Enviado por:Alba
Idioma: castellano
País: España

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