Historia
Régimen de Franco
EL REGIMEN DE FRANCO
Fundamentos ideológicos, bases sociales e instituciones
Fundamentos Ideológicos, bases sociales e institucionales
[339] Mucho se ha discutido acerca de la naturaleza política del régimen que durante casi cuarenta años rige la historia de España. 1º Algunas opiniones lo identifican claramente con los modelos fascistas por la utilización de signos externos totalitarios y por el papel fundamental que el partido único (la Falange) adquiere la sociedad civil en los primeros de posguerra.
2º Otros pareceres distancian a Franco de los regímenes fascistas debido: a su modo de acceder al poder y consideran el sistema como una simple dictadura militar, ya que los fascismos clásicos utilizan los mecanismos democráticos para consolidar unos movimientos de masas que sientan las bases de su llegada al gobierno; y al grado de colaboración con la iglesia que no se dio en los regímenes de Alemania e Italia.
3º Por último, para otros historiadores, el franquismo es, ante todo, un sistema político reaccionario, que nace contra las iniciativas de carácter laico, descentralizador y desmantelador del «antiguo régimen agrícola» que puso en marcha la república.
No obstante, el régimen franquista toma prestada de los movimientos totalitarios de Italia y Alemania parte de su estructura de dominación (partido, sindicato, policía, asociaciones de masas, propaganda, exaltación de la figura del líder), en la que sobresale, en última instancia el ejército.
(1) El franquismo se define antiliberal y totalitario y, por lo tanto, negador de los derechos individuales de los ciudadanos. El estado, según los teóricos franquistas, es el representante de los intereses “supremos” de la patria.
(2) Centralista, prohíbe la utilización de las lenguas vernáculas (dialectos) y cualquier forma de autogobierno.
(3) Corporativismo sindical. Se organizan los sindicatos verticales, en los que deben confluir los intereses de patronos y obreros, dirigidos y controlados por el único partido oficial, la Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Los sindicatos se agrupan por ramas que integraban en un mismo sindicato al patrono y al obrero de un mismo sector productivo. El Estado franquista se constituye como ente omnipresente y regulador de la vida ciudadana en todas las esferas. El partido, que a veces se confunde con el Estado, es la plataforma para la promoción social y ejerce su influencia en la esfera cultural, puesto que las emisoras de radio y los periódicos del Movimiento dominan la opinión pública española.
El partido controla también la vida familiar, municipal y provincial. Para ellos despliegan numerosos aparatos organizativos, como la Sección Femenina, órgano de encuadramiento de las mujeres, el Frente de Juventudes, el Auxilio Social, etc. Se trata de asociaciones de fuerte contenido ideológico con las que se pretende formar a los españoles en el espíritu del «imperio» y de la «cruzada».
(4) Defensa del catolicismo. Las primeras décadas del franquismo manifiestan un exacerbado nacional-catolicismo. Todos los actos civiles y militares están impregnados de una fuerte simbología religiosa. Las escuelas, los institutos y la universidad imparten la doctrina católica como asignatura obligatoria. El matrimonio eclesiástico es el único válido para los españoles desde 1939.
La Iglesia cuenta con un presupuesto proveniente del Estado, y sus altas jerarquías están representadas en las Cortes franquistas y en el Consejo del Reino. Ejerce, asimismo, la censura de los espectáculos, los libros y otras publicaciones. La Iglesia concede al jefe del Estado el privilegio de la presentación de obispos.
(5) Su profundo Anticomunismo. El franquismo es, ante todo, un sistema contrarrevolucionario que niega a la clase trabajadora sus instrumentos autónomos de defensa y reivindicación. La huelga, es declarada traición a la patria, pudiendo ser juzgados los dirigentes sindicales por el fuero militar y condenados por rebelión, incluso la pena de muerte. Las demandas de la clase obrera española durante la primera etapa del Franquismo son recibidas con una represión, la utilización del ejército y la declaración del estado de guerra.
Bases Sociales
Los grupos políticos e ideológicos que participaron en la rebelión de 1936 constituyen el fundamente del nuevo sistema que se basa en la equilibrada distribución del poder que el general Franco lleva a afecto en ellos. Por ellos los historiadores han caracterizado como «familias» a los grupos ideológicos reunidos en torno a la defensa del régimen, las distintas «familias» se pueden ordenar de la siguiente manera:
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El ejército. Se constituye como la piedra angular del nuevo régimen, pues representa la defensa última del orden institucional. Su participación en los Consejos de Ministros y en las Cortes es notable y goza de un elevado prestigio social. El ejército franquista, desligado de las alianzas militares internacionales, es destinado por el régimen a funciones de control de la vida interior del país. Las fuerzas armadas se convierten en una gran ayuda para el mantenimiento del orden público, sobre todo en el estado de guerra que en situaciones concretas decreta el jefe del estado en la totalidad o en parte del territorio nacional. El elevado número de cuadros militares supone la dedicación de una parte importante del presupuesto militar a los gastos de personal. Los militares constituyen un grupo social muy cerrado e identificado con la figura de Franco, con un autorreclutamiento procedente, generalmente, de las capas medias urbanas y campesinas acomodadas. La disponibilidad de casas, residencias de verano, economatos, colegios y transportes propios los aíslan parcialmente de l resto de la población. Su formación se efectúa en las academias militares, en un ambiente muy conservador, alejado de un cierto liberalismo que se produce en la enseñanza universitaria española a mediados de los años cincuenta.
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La Falange. Se configura como uno de los pilares fundamentales del régimen y suministra cuadros políticos nacionales, provinciales y locales mediante su formación en las Escuelas de mandos (Instituciones educativas para familias y enseñanza promovidas por la falange). Su ascendencia en el régimen tiene un momento de inflexión con la derrota del Eje Roma-Berlin-Tokyo durante la Segunda Guerra Mundial. Sus opciones populistas, reclamadas por los “camisas viejas” (auténticos falangistas), le enfrentan, en ocasiones, con los sectores oligárquicos del régimen, a los que les reprocha que la revolución nacional-sindicalista sea siempre una “revolución pendiente”. Destacan, entre sus dirigentes iniciales, Ramón Serrano Súñer, José Antonio Girón de Velasco y Nemesio Fernández Cuesta. La Falange, o más tarde el Movimiento, influye de manera decisiva en el control de los sindicatos verticales y de los órganos legisladores creados por Franco.
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La Iglesia católica. En los primeros años del régimen, el apoyo de la Iglesia católica es entusiasta e incondicional. La Iglesia no sólo cuenta con representación en las Cortes franquistas y con un lugar hegemónico en la enseñanza media, sino que dos de sus organizaciones están específicamente integradas en los Consejos de Ministros. Por una parte, la Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNP). Por otra parte, el Opus Dei, organización creada por monseñor Escrivá de Balaguer y reconocida por el Vaticano en 1943, que alcanza una posición dominante en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y una gran proyección entre en profesorado de la universidad. Es una organización profundamente contestada por los falangistas, pero tiene una influencia decisiva en la etapa “desarrollista” del régimen.
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Los monárquicos franquistas. Componen esta “familia” numerosos generales, banqueros y terratenientes que forman parte de la trama civil que apoya la rebelión, como Pedro Sainz Rodríguez, y ayudan a Franco durante la guerra. Al acabar el conflicto presionan para que el general oriente el modelo de Estado en la línea de la monarquía, cosa que Franco hace en 1947 al definir a España como un Reino, si bien asume la función de regente perpetuo y se reserva la designación del futuro rey.
Instituciones o leyes fundamentales
Fuero del Trabajo (9 de marzo de 1938)
Elaborado por una comisión presidida por Dionisio Ridruejo, se inspira en la Carta di Lavoro italiana. Es una declaración hipotética de los derechos del trabajador y de las obligaciones de la empresa y del Estado en lo referente a la producción. El Fuero estructura el nuevo sindicalismo como vertical y único, y su jerarquía se reserva a militantes de la FET y de la JONS. El fuero regula: 1º la retribuciones de los trabajadores 2º nombraba la magistratura para los conflictos laborales 3º organización de la empresa y de la propiedad 4º no se podía despedir al obrero. En el año 1943 se crea el seguro obligatoria de enfermedad, completado por el de vejez, maternidad y viudedad.
Ley Constitutiva de las Cortes (17 de julio de 1942)
(No tiene control sobre el gobierno, es consultiva pero no vinculante).
Promulgación de la ley de Cortes franquistas, que son concebidas como órgano de participación y de elaboración de las leyes, cuya sanción corresponde al jefe de Estado, que puede devolverlas a las Cortes para su estudio.
Se establece una única Cámara, llamada de Procuradores, formada por miembros electos y natos. Son miembros natos: los ministros, los consejeros nacionales de la FET, los presidentes de los altos tribunales civiles y militares, los alcaldes de las capitales de provincia, los rectores de universidad (que han de pertenecer a la FET) y los representantes de los colegios profesionales. Además son nombrados por Franco cincuenta procuradores del mundo militar, administrativo, religioso y social; así como el presidente, el vicepresidente y los secretarios de las Cortes.
Por la ley de 11 de marzo de 1946 se amplía la representación de las Diputaciones, las Mancomunidades y los colegios profesionales, entre ellos el de los registradores de la propiedad, licenciados y notarios. La Ley Orgánica de 1966 establece la participación de los representantes de las familias y de los municipios. Las familias cuentan con dos procuradores por provincia, elegidos por los cabezas de familia y las mujeres casadas.
Las Cortes sustituyen al consejo nacional de la FET y de la JONS, órgano consultivo cuya composición estaba controlada por el jefe del Estado. Se componía de procuradores nombrados directa o indirectamente por el ejecutivo (Franco).
Fuero de los Españoles (17 de julio de 1945)
(Se publica a modo de carta magna)
Se aprueba el Fuero de los Españoles como hipotética carta de derechos, que debe ser desarrollada por futuras leyes. El texto enuncia los derechos, señala las limitaciones de los mismos y la posibilidad de ser suspendidos total o parcialmente por decreto del Gobierno, es decir, sin necesidad de la participación de las Cortes.
Ley de Referéndum Nacional (24 de octubre de 1945)
Esta ley permite recurrir a la consulta directa de los ciudadanos mayores de veintiún años “cuando la trascendencia de determinadas leyes lo aconseje o el interés público lo demande”.
Se convocarán solamente en dos ocasiones: en 1947, para aprobar la Ley de Sucesión y en 1966, para aprobar la Ley Orgánica del Estado.
Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (27 de julio de 1947)
Se declara a España como un Estado “social, representativo”, y “constituido como Reino”. Tiene como novedades la creación de un Consejo de Reino (creado en 1947 por la Ley de Sucesión en la jefatura del Estado, formado por el presidente de las Cortes y altas jerarquías del Estado. Elegían, junto al Consejo de Regencia, al sucesor. Es el órgano constitutivo de mayor rango, desaparecido con la entrada en vigor de la Constitución de 1978), y un Consejo de Regencia, que asume las funciones de la jefatura del Estado en caso de vacante y está formado por el presidente de las Cortes, que ejerce, a su vez, de presidente del mismo, el prelado de mayor jerarquía que sea consejero del Reino y el teniente general con mayor antigüedad. Al Caudillo se le reserva la capacidad de nombrar al sucesor den la jefatura del Estado. El candidato, que debe tener más de treinta años, ha de jurar las leyes fundamentales de la nación y los principios del Movimiento Nacional.
Ley de Principios Fundamentales del Movimiento Nacional (17 de mayo de 1958)
Reafirma los principios ideológicos del régimen, considerados como permanentes e inalterables.
Todos los cargos y funciones eran miembros natos del Movimiento obligados a jurar sus principios fundamentales.
Ley orgánica del Estado de 1966
En ella se produce la separación entre jefe de Estado y jefe de Gobierno, pero no se llevará a cabo hasta 1973.
Evolución económica, política y social. La situación en Andalucía
Los años de la posguerra
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Autarquía y Aislamiento
La autarquía
[347] El final de la Guerra Civil española coincide casi con el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Al finalizar la guerra, España vuelve a ser un país esencialmente rural, con un aumento de la población activa dedicada a la agricultura y del peso de este sector en el conjunto de la riqueza nacional.
El modelo de crecimiento que forja el régimen franquista es el autárquico, que consiste en la intervención masiva del Estado en una economía dirigida a la autosuficiencia, asegurando a la burguesía nacional el mercado interior y estableciendo fuertes limitaciones a las importaciones Este modelo ya había sido desarrollado por los regímenes fascistas durante la década de los años treinta.
La autosuficiencia en el caso español va a ser relativa, dada la dependencia del exterior en materias primas (petróleo, algodón, abonos) y las malas cosechas de cereales.
Las iniciativas más importantes que el Gobierno toma:
Creación del Servicio Nacional del Trigo en 1937, que durante la década de los años 40 impone a los agricultores cupos de entrega obligatorios al Estado, que los compra a precios bajos. Los efectos son negativos, pues se desanima la producción y se desvían cantidades importantes hacia el mercado negro.
Creación del Instituto Nacional de Colonización en 1949, que estimula la reconversión de las tierras de secano en regadío.
Decreto de 1939, por el que se concede a la Administración el permiso para la instalación o ampliación de cualquier industria.
Ley de protección de las nuevas industrias de interés nacional de 1939, que recoge los estímulos arancelarios, de expropiación de terrenos y de beneficios fiscales para las nuevas empresas.
Ley de promoción y defensa de la industria nacional de 1939, por la que se ponen límites a la participación extranjera en el capital de las empresas.
Creación del Instituto Nacional de Industria (INI) en 1941, para realizar inversiones allí donde no llega la iniciativa privada.
La nacionalización del ferrocarril de vía ancha, creándose RENFE.
Primeras medidas liberalizadoras
El Gobierno de 1951 liberaliza en parte la economía española, eliminando obstáculos administrativos, junto con la ayuda norteamericana, es un importante crecimiento industrial (el 4.4% anual) durante el periodo 1953-1957. Pero una vez agotados los efectos de los créditos concedidos, reaparecen los problemas económicos españoles, rebrota la inflación y se producen las primeras grandes protestas sociales en Barcelona, Madrid y el País Vasco en 1951 y 1956.
La España «nacional» entre 1939 y 1957
Francisco Franco, que acumula el mayor poder que ha tenido ningún jefe de Estado en la España contemporánea. Es «Generalísimo» de los ejércitos, jefe del partido único, tiene controlado el poder legislativo y recibe el apoyo incondicional y entusiasta de la Iglesia católica.
1ª Etapa: Los Gobiernos «azules». Agosto de 1939-julio de 1945
Son denominados “azules” los Gobiernos en los que se da una preponderancia del ejército y de la Falange, presentes en la simbología y la parafernalia fascistas.
Sus iniciativas más importantes son la creación del Alto Estado Mayor, bajo la dirección del general Franco, la ley de protección a la industria nacional, la ley de bases de la organización sindical y el desarrollo de un sistema educativo altamente influido por la Iglesia.
En 1942, crece la rivalidad entre los falangistas, que aspiran al desarrollo del nuevo Estado nacional-sindicalista, y los monárquicos, que pretenden una restauración de carácter conservador. Este enfrentamiento tiene su mayor expresión en el suceso del 16 de agosto en el santuario de la Virgen de Begoña, en Bilbao, donde se produce un atentado con bomba por parte de un falangista. En el acto el general Valera (monárquico), que es destituido por Franco, al igual que Serrano Súñer. El autor del atentado es juzgado y ejecutado.
2ª Etapa: El Gobierno autárquico. Agosto de 1945-julio de 1951
La novedad del Gobierno de 1945 está en la ausencia de monárquicos y en la incorporación de personalidades ligadas a Acción Católica. La Falange mantiene importantes bastiones aunque pierde el control de la censura, que pasa a los católicos de educación.
El Gobierno de 1945 tiene que gestionar la autarquía económica y el aislamiento político derivados de la nueva situación internacional creada al finalizar la Segunda Guerra Mundial. España no ingresa en la ONU, los embajadores se retiran y la frontera francesa permanece cerrada desde 1946 hasta 1948.
La respuesta del régimen al aislamiento y la condena de la ONU no se hace esperar: la plaza de Oriente de Madrid es el escenario, de una gran concentración ante lo que se califica como “conspiración universal judeo-masónico-marxista”. La represión de los elementos de la oposición y del maquis son la otra cara de la moneda.
El Gobierno prosigue la obra institucionalizadora del régimen con la aprobación de varios textos legislativos, como el del referéndum de 1945 y el electoral de 1946, aunque sigue manteniendo la elección de los alcaldes por el Gobierno, y de sucesión de 1947.
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La Influencia de la cuyuntura Internacional
[345] La reacción oficial ante el comienzo de la guerra se produce el 4 de septiembre por parte de la diplomacia española, que proclama la neutralidad, a pesar de las conexiones ideológicas y de las deudas con el régimen Hitleriano, que tanta ayuda había prestado a la rebelión en 1936.
El avance de los ejércitos alemanes y la entrada en la guerra de Italia son dos hechos que fuerzan un cambio en la posición española, que ese mismo mes pasa a ser de “no beligerancia”.
La dirección de los asuntos exteriores de Serrano Súñer, partidario de la entrada en la contienda, se confirma con su nombramiento al frente de la diplomacia española en octubre de 1940. Franco, ante la presión de Alemania para que España entre en guerra, exige garantías de suministro de las materias primas necesarias para la reconstrucción del país y expone: (1) la ocupación de Gibraltar, la adjudicación del protectorado marroquí (que indispondría a Hitler con el régimen de Vichy) (2) la ampliación de los territorios españoles en el Sahara. La entrevista que mantiene con Hitler en Hendaya no modifica la posición española de “no beligerancia”.
Con el inicio de la “Operación Barbarroja”, consistente en la invasión de la URSS, en la primavera de 1941, la Falange y su diario Arriba, que defiende las tesis más belicistas, ven la ocasión definitiva para que el régimen franquista se incorpore al conflicto. (División Azul: infantería. Escuadrilla Azul: aire. Los dos son cuerpos de voluntarios bajo el mando del ejército Alemán).
Franco realiza unas declaraciones solidarias con los objetivos del Eje y dispone que la División Azul vaya a combatir con uniforme alemán en Leningrado y Novgorod. Ante esta nueva situación, el Gobierno británico responde, en julio, con la amenaza de embargo de los suministros a España.
Los resultados negativos para las tropas del Eje y la incorporación a la contienda de Estados Unidos tras el ataque japonés a Peral Harbor cuestionan la política llevada hasta entonces por el régimen, que ha de adaptarse a las nuevas circunstancias. El primer síntoma se produce en septiembre de 1942, cuando, aprovechando un conflicto interno entre monárquicos y falangistas, Serrano Súñer es sustituido por el general Jordana.
El nuevo titular de Exteriores imprime un giro hacia una “neutralidad vigilante”, cuyos signos más evidentes son la retirada de la División Azul del frente del este en octubre de 1943, con la reafirmación del discurso anticomunista, y transformaciones internas, como la promulgación de la ley de Cortes, que tratan de dar una apariencia representativa al régimen.
En unos momentos en que las tropas del Eje están a punto de ser derrotadas, la política del régimen se orienta a resaltar el carácter positivo que para la causa de los aliados ha tenido la neutralidad española, como la acogida de judíos y las facilidades dadas a Estados Unidos, que utiliza el territorio nacional para el paso de sus aviones militares. Cuando termina la Segunda Guerra Mundial y tras los acuerdos de la Conferencia de Potsdam, el Estado español no es admitido en le ONU por “haber sido instaurado con la ayuda de las potencias del Eje”.
En 1946, los embajadores se retiran de España y comienza una larga etapa de aislamiento para el régimen.
Consolidación del régimen (1950-1975)
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Apertura al exterior
[351] Destaca en la configuración de este nuevo Gobierno el nombramiento, con rango de ministro de la Presidencia, de Luís Carrero Blanco.
Con el desarrollo de la guerra fría, apreciable desde la crisis de Berlín (1948) y acentuada con la guerra de Corea (1950-1953), el régimen franquista tiene la oportunidad de salir de su aislamiento internacional gracias a su declarado anticomunismo. 1º La política de colaboración con Estados Unidos desemboca en los acuerdos de 1953, por los que España recibe fuertes ayudas económicas a cambio de establecer bases militares norteamericanas en el territorio nacional. 2º La firma de un nuevo Concordato con el Vaticano el 27 de mayo de 1953, que sustituye al acuerdo de 1941. En él se mantiene la confesionalidad católica del Estado español, se dota de personalidad jurídica a la Iglesia, se fijan las extensiones fiscales del clero y se garantiza la presencia de la jerarquía católica en las instituciones franquistas. El jefe del Estado mantiene la prerrogativa de la presentación de obispos. 3º En 1956, España se retira definitivamente de los territorios del protectorado y reconoce a Mohamed V como rey de Marruecos. 4º España había sido admitida ya en la OMS en 1951 y en la UNESCO en 1952, se produce en ingreso en la ONU el 15 de diciembre de 1955.
En el interior del país el conflicto entre grupos de falangistas, críticos con el régimen, y estudiantes de la Universidad de Madrid, molestos por el monopolio de representación del Sindicato Español Universitario (SEU), producen fuertes disturbios en los que es herido de bala un estudiante falangista. La reacción de Franco es inmediata: clausura la Universidad de Madrid, deroga los artículos del Fuero de los Españoles y detiene a figuras significativas del momento, como Dionisio Ridruejo, Ramón Tamales, Enrique Múgica y Javier Pradera.
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La estabilización y el crecimiento económico. Implicaciones político-ideológicas
[361] El Gobierno
El nuevo Ejecutivo se forma el 25 de febrero de 1957 y sus características son:
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La incorporación en las carteras de Hacienda, que desplazan a los católicos de la ACNP, aportan una sólida formación técnica, generalmente procedente del liberalismo económico conservador, y asumen estilos de carácter autoritario en su gestión.
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La pérdida de poder de figuras históricas de la Falange, como José Antonio Girón de Velasco.
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Promulgación, el 17 de mayo de 1958, de la Ley de Principios Fundamentales del Movimiento Nacional, cauce que define la participación de los españoles, que siguen siendo el municipio, la familia y el sindicato
Primeras medidas liberalizadoras
Se llevan a cabo una serie de transformaciones económicas:
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Fiscalidad. Con el fin de aumentar los recursos del Estado se produce la modificación de la ley tributaria a través de la cual se desarrolla el impuesto de rendimiento del trabajo personal (IRTP), el impuesto de sociedades y el impuesto sobre las rentas del capital.
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Relaciones laborales. Para racionalizar la producción de fábrica a fábrica y sector a sector, se promulga, en 1958, la ley de convenios colectivos, que supone una cierta rectificación de los principios ideológicos del franquismo al reconocer diferentes intereses entre capital y trabajo.
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Política monetaria. Con el objetivo de reducir las importaciones y superar el déficit de la balanza comercial, el Gobierno eleva los tipos de interés en la concesión de créditos y ajusta la paridad de la peseta ante el dólar en 42 pesetas.
El Plan de Estabilización
El Fondo Monetario Internacional (FMI) y Estados Unidos se constituyen en los grandes financiadores de la nueva política económica concediendo préstamos. A través de los decretos de 1959 y 1962, se ponen en marcha las siguientes medidas:
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Disminución del gasto público.
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Nuevo estatuto del Banco de España por el que pasa a estar controlado por el Ministerio de Hacienda.
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Aumento de los impuestos sobre la gasolina y el tabaco.
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Devaluación de la peseta, fijándose una cotización de 60 pesetas por Dólar.
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Liberalización comercial, que tiene como resultado el nuevo arancel de 1960.
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Limitación del crédito a la Banca Privada.
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Nueva regulación de las inversiones extranjeras, aumentando su capacidad de control hasta un 50% del capital social.
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Creación de entidades oficiales de crédito.
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Banco de Crédito Oficial.
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Banco Hipotecario.
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Banco de la Construcción y Crédito Agrícola.
Los efectos que el Plan de Estabilización tiene sobre el conjunto de la economía se pueden resumir en los siguientes puntos:
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Ruptura de los esquemas autárquicos.
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Mejora inmediata de la balanza de pagos.
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Acumulación de divisas.
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Aumento de los beneficios bancarios.
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Equilibrio presupuestario.
El Plan tiene unos costos sociales importantes a corto plazo para los trabajadores y los grupos más débiles, y la deflación (menos cantidad, más caro) en la actividad económica genera desempleo, emigración y despidos masivos.
El crecimiento económico (1960-1973)
El Plan de Estabilización se empieza a notar los efectos positivos a finales de 1960. La etapa está caracterizada socialmente por:
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Una modernización de la estructura social y económica, cuyos aspectos más visibles son la mecanización agrícola, el despegue industrial y la progresiva terciarización (servicios) de la economía.
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Un significativo proceso de urbanización de la población y un aumento de las clases medias.
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Una mejora de la renta nacional, y un cambio significativo en las mentalidades y en los hábitos de consumo.
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Una diferenciación regional en cuanto a los servicios y niveles de renta, que ahonda en los desequilibrios tradicionales.
Las razones de estos cambios residen en factores de carácter interno, como la existencia de una mano de obra abundante y el aumento de la productividad de los trabajadores, y en otros de carácter externo, como la emergencia de nuevos sectores productivos como el turismo y la aportación de fuertes inversiones extranjeras al despegue industrial.
Los objetivos económicos en la etapa son diseñados por el equipo de tecnócratas del Opus Dei, en la figura de Laureano López Rodó, quien, a través de la Comisaría del Plan de Desarrollo creada en 1962, establece los planes cuatrienales que la economía pública debe cumplir. Y que orientan la iniciativa privada.
RESULTADOS
La agricultura
Las transformaciones efectuadas en la agricultura están determinadas, más que por la acción, por los movimientos de una población que huye de los bajos salarios agrícolas ante la perspectiva de un mejor acomodo en otros sectores productivos, cercanos a las ciudades más populosas.
La disminución de mano de obra agrícola obliga a la modernización y a la mecanización de las labores, lo que contribuye a una mayor productividad en el sector.
La industria
Se fijan los Polos de Desarrollo y las ventajas fiscales y estructurales inherentes a los mismos, con el fin de atraer la inversión privada.
El sector industrial se convierte en motor del crecimiento económico y, consecuentemente, de la renta nacional.
La producción industrial española se tríplica, y en ella destacan la industria automovilística, con el SEAT 600 como coche emblemático del período, la farmacéutica, la química, la de construcciones metálicas, la de electricidad, la siderúrgica y la de construcción naval.
Las inversiones extranjeras se convierten en factor determinante para la creación de grandes empresas (más de 200 trabajadores), que apenas representan el 4% del total, pero que emplean al 20% de la población activa en el sector industrial.
La inversión extranjera
Como consecuencia del Decreto-ley sobre inversiones extranjeras que liberaliza la financiación y permite la presencia de capital extranjero hasta porcentajes superiores al 50% y la repatriación de beneficios, se produce, a partir de 1960, una masiva afluencia de capitales foráneos, atraídos por una mano de obra barata y relativamente disciplinada.
El comercio
Con el nuevo arancel de 1960, las cargas sobre los productos importados hasta el 16%. El efecto global es un aumento muy significativo en las transacciones comerciales, que, sin embargo, siguen siendo deficitarias debido a la escasa capacidad tecnológica, que limita el potencial competitivo de la industria nacional, y a la falta de materias primas.
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Importaciones
El aumento de las rentas estimula las importaciones de bienes de equipo para satisfacer las demandas industriales, que suponen en 1973 el 25% del total implantado. Estos bienes, junto con la adquisición de combustible y materias primas, constituyen el porcentaje mayor de transacciones en el periodo 1961-1973.
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Exportaciones
A lo largo de la etapa se septuplica su valor, debido a los bajos costos laborales respecto a los países europeos occidentales, que son el destino mayoritario de nuestro comercio.
Los factores que compensan las diferencias entre importaciones y exportaciones en la balanza de pagos son: la afluencia masiva de turistas y las remesas enviadas por los emigrantes españoles.
El turismo
El período de desarrollo económico que vive Europa occidental durante la década de los sesenta, favorece el desarrollo de la industria turística, que tiene como principales lugares de destino los países de las costas mediterráneas. Atraídos por los bajos precios, llega a España un turismo masivo que provoca la modificación de la estructura productiva, del paisaje y de las Islas Baleares y Canarias.
La emigración
Constituye el mayor fracaso de la política económica del régimen. El esfuerzo de ahorro realizado por cientos de miles de trabajadores andaluces, castellanos, gallegos y extremeños, fundamentalmente en su mayoría se ven obligados a buscar empleo más allá de nuestras fronteras, tiene como consecuencia el envío de importantes cantidades de dinero, que alcanzan los 1.260 millones de dólares en 1973.
Desequilibrios regionales
El proceso de industrialización tiene lugar esencialmente en las zonas que ya contaban con infraestructuras (Madrid, Cataluña, País Vasco, Asturias, Valencia, Zaragoza). A ellas fluye mano de obra procedente de las regiones agrícolas que aspira a tener una mayor oferta de servicios y mejores salarios en los lugares de destino.
Los planes provinciales y los Polos de Desarrollo, que contaban con estímulos por parte del Estado, tales como desgravaciones fiscales y soportes para infraestructuras, apenas sirven para mantener provisionalmente la población de algunas comarcas (Jaén y Campo de Gibraltar).
Las grandes empresas públicas. La mayor parte de ellas se instala en áreas y ciudades altamente industrializadas, como Barcelona (SEAT), Cartagena (CAMPSA) o Asturias (ENSIDESA).
Este proceso tiene como resultado un profundo desequilibrio en la producción y en la distribución de la riqueza entre regiones. Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Murcia y Galicia se sitúan por debajo de la media nacional en cuanto a la renta per cápita.
Implicaciones política-ideológicas (1962-1973)
[370] Se lleva a cabo una progresiva incorporación al Consejo de Ministros de miembros del Opus Dei. Los sucesivos Gobiernos de este período encaran una situación política caracterizada por:
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Un crecimiento económico que se pretende utilizar de nueva base legitimadora para el franquismo.
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La institucionalización del régimen, en cuyo seno se produce una tensión entre los partidarios de modificar lo accesorio y mantener las instituciones básicas del Movimiento, y aquellos que consideran cualquier cambio como una traición a los principios que inspiraron la «cruzada».
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Una creciente oleada reivindicativa protagonizada por las fuerzas de la oposición, a la que el régimen responde con medidas de carácter represivo.
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La desvinculación progresiva de la Iglesia a raíz de la nueva doctrina que surge del Concilio Vaticano II.
El Gobierno de 1962
La mayor presencia de los llamados tecnócratas no modifica el sistema de poder, que sigue respondiendo autoritariamente a las movilizaciones y huelgas protagonizadas por los mineros asturianos en 1963 y a las actividades clandestinas de la oposición de izquierdas. En abril es fusilado Julián Grimau, miembro del Comité Central del PCE, y en agosto son también ajusticiados los anarquistas Granados y Delgado.
La obra del Gobierno tiene un marcado carácter económico:
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Puesta en marcha del Primer Plan de Desarrollo, aprobado en las Cortes en 1963.
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Liberalización en la instalación de industrias.
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Desarrollo de la ley de convenios
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Aprobación de la ley de bases de la Seguridad Social, tendente a una universalización de la atención sanitaria.
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Creación, en 1963, del Tribunal de Orden Público (TOP), que juzga los delitos políticos (más de trescientos al año).
El Gobierno de 1965
Política Laboral:
La ley de convenios colectivos y los reajustes de la legislación sindical supuso el abandono del control directo del Gobierno sobre la regulación de salario y condiciones de trabajo, que pasan a ser negociados en convenios colectivos entre empresarios y trabajadores. Se potenció el papel de los enlaces sindicales (representantes de los obreros elegidos por ellos mismos).
Política Social:
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La ley de prensa
Esta ley supone el mayor esfuerzo aperturista del régimen. Su promulgación, en marzo de 1966, se produce tras laboriosas negociaciones en el seno del régimen. Suprime la censura previa, pero articula toda una serie de medidas, que se extienden desde las multas hasta el secuestro o el cierre de las publicaciones, para defender la imagen del régimen y de la moral católica.
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La Ley Orgánica del Estado (LOE)
La LOE supone la culminación de la obra institucionalizadora del régimen. Es aprobada por referéndum nacional, organizado por Fraga Iribarne, el 14 de diciembre de 1966, después de una amplia demostración propagandística del régimen, en la que se prohíbe cualquier acto contrario al voto favorable.
La LOE reitera la configuración del Estado español como Reino y articula la separación de la figura de presidente del Gobierno y la de jefe del Estado.
Desarrollo en estos momentos
En el País Vasco se produce, en 1968, el asesinato del jefe de la Brigada Político-Social Melitón Manzanas por parte de la organización terrorista ETA. El régimen responde decretando el estado de excepción, que limita las ya escasas garantías de los españoles, pasando a ser juzgados por tribunales militares los delitos de rebelión política o terrorismo.
En julio de 1969, Franco decide designar como sucesor en la jefatura del Estado al príncipe de España don Juan Carlos de Borbón y Borbón.
En 1969 se intensifica el enfrentamiento interno entre aperturistas, como Fraga o Solís y autoritarios y tecnócratas, como Carrero Blanco o los miembros del Opus Dei. La causa de esta tensión se debe a la salida a la luz pública del asunto MATESA, empresa dirigida por Juan Vilá Reyes y dedicada a exportaciones ficticias de telares, que recibía subvenciones del Estado. Manuel Fraga utiliza la apertura informativa para airear el asunto y desprestigiar a los tecnócratas; Carrero Blanco protesta ante el general Franco sobre el tratamiento que la prensa otorga al escándalo, y el general decide abrir una crisis (cambio de gobierno) en octubre de 1969 que tiene como consecuencia la formación de un Gobierno de miembros del Opus Dei, que es reflejo de la ascendencia de Carrero Blanco sobre el jefe del Estado.
El Gobierno de 1969
En 1970, la ley general de educación, que prolonga la educación obligatoria (EGB) hasta los catorce años, pero que encuentra muchos problemas para su aplicación debido a la falta de financiación.
En diciembre de 1970 se juzga en Burgos a dieciséis miembros de ETA, que son defendidos por abogados que representan al conjunto de la oposición. A seis de ellos se les condena a muerte, se conmutan las penas de muerte por las de prisión en su grado máximo.
El Gobierno de Carrero Blanco de 1973
En junio de 1973 es designado presidente del Gobierno el almirante Luis Carrero Blanco, mediante la puesta en práctica de la medida contemplada en la LOE de separar la jefatura del Estado y la presidencia del Ejecutivo. El debate político en el seno del Gobierno, se centra en asegurar la transición a la «monarquía del 18 de julio» ante la manifiesta degradación física del jefe del Estado.
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Migraciones y evolución de la estructura social
Crecimiento de la población
[368] La población absoluta de España durante el período se incrementa, pasando de 30 millones en 1960 a 34 millones en 1973. La propia ideología del régimen es un factor determinante de este crecimiento. El Estado prima, mediante los premios nacionales de natalidad, a las familias que se distinguen por su alto nivel de procreación. La tasa de natalidad alcanza el máximo del 21‰ en 1965, y a partir de ese año empieza a disminuir.
Las mejoras en la higiene, en la sanidad y en los salarios son también factores que favorecen un incremento de la natalidad. España conecta de esta manera con la corriente de crecimiento demográfico que se desarrolla en Europa y que se conoce como baby boom.
Respecto a la mortalidad, el rasgo más sobresaliente es su progresiva disminución, ya que el índice pasa del 16,5% en 1940 al 8,5% en 1970. En consecuencia, la esperanza de vida aumenta tanto para hombres como para mujeres.
Distribución de la población activa
La población dedicada al sector primario disminuye a medida que aumenta la industrial y la del sector servicios.
El crecimiento económico y la progresiva complejidad de la actividad productiva determinan el aumento de las clases medias. Es de resaltar la escasa incorporación de la mujer al mundo laboral durante esta etapa, hecho determinado por las presiones ideológicas a que está sometida por el régimen franquista. Si en Europa un 33 % de las mujeres participa en la actividad laboral, en España el porcentaje es del 17%.
Los movimientos migratorios
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Emigración interior, de 1951-1960, un millón de españoles se moviliza hacia las grandes ciudades, lo que provoca, en muchos casos, el hacinamiento en infraviviendas en la periferia urbana. Se acentúa durante la década de los sesenta. Las zonas y regiones interiores, con la excepción de Madrid, pierden población, que se instala en las ciudades del litoral peninsular y en las islas.
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Emigración exterior. La emigración exterior es el signo más evidente del fracaso del crecimiento económico en lo que respecta a la creación de empleo. Más de un millón de españoles cruzan la frontera obligados a buscar en una Europa necesitada de mano de obra el puesto de trabajo del que carecen.
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Situación de Andalucía
En Andalucía, así como en otras zonas agrícolas de predominio de la gran propiedad, el poder local había sido tradicionalmente un instrumento indispensable. Desde los ayuntamientos se controlaba políticamente al campesino imponiéndose una férrea disciplina y represión, que suponía para los desafectos de la marginación a la hora de acceder al trabajo o engrosar las listas de procesados por su pasado político o sindical.
Durante el periodo de 1939 a 1944, se instruyeron varios miles de expedientes al amparo de la Ley de Responsabilidades Políticas del 9 de febrero de 1939 y de Represión de la Masonería y el comunismo, y en consecuencia varios años de confinamiento en las cárceles franquistas o bien persecuciones que se prolongaron hasta los años 50.
Mientras tanto la población andaluza, que a comienzos de la década de los 40 superaba los 5 millones, vivió la posguerra entre la carestía, el racionamiento y los bajos salarios. Las medidas adoptadas por las autoridades sobre los productos básicos no hicieron sino multiplicar la inflación, el mercado negro y el estraperlo.
La autarquía como proyecto político prolongó la miseria y el sufrimiento. En el campo se vivió la contrarreforma agraria: la devolución de las tierras expropiadas durante la República y colectivizadas en la guerra.
En cuanto a la industria, conservó su desarticulación y la pérdida de posiciones de Andalucía con respecto a otras zonas. Las reprecisiones del INI se limitaron a la instalación de algunas empresas aeronáuticas, construcción naval y la consolidación de algunas fábricas dedicadas a la producción de aperos para el campo.
Desde la segunda mitad de los 50 y a lo largo de los sesenta la estrategia diseñada por los tecnócratas del Opus Dei se basó en:
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Instalación de Polos industriales de Desarrollo.
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Lanzamiento turístico de la región.
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Crecimiento y especulación urbana.
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La riada emigratoria y como consecuencia de la relativa escasez de mano de obra, el proceso de mecanización del campo.
Transformaciones económicas
Sector agrario
La producción aumento gracias al aumento de:
- Superficies destinadas a regadíos (aumentaron las exportaciones de vinos, hortalizas y frutas).
- Utilización de abonos.
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Se impulsó la mecanización debido al encarecimiento de la mano de obra por la emigración.
Sector industrial,
Se modernizó y creció de manera notable en otras actividades como la química, el refinado de petróleo, esta industria se estructuró entorno a actividades altamente contaminantes y que explotaban los recursos naturales de la región.
El impulso desarrollista de los sesenta evidenció una economía en crecimiento pero destructora, tanto en la distribución de las cadenas productivas como en la distribución (final).
Referentemente a la emigración fue la otra cara del modelo económico franquista, una emigración masiva desde las áreas rurales hacia:
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Las capitales de provincias.
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Áreas españolas más dinámicas (Madrid, Cataluña…).
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Hacia la Europa rica (Alemania, Suiza…).
El fenómeno social supuso:
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La alteración de la morfología y el crecimiento de las principales ciudades andaluzas (disparándose la especulación).
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Despobló áreas urbanas.
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El habla y costumbre de municipios al sur de Madrid o de Barcelona como Sabadell o Tarrasa.
3. Oposición al régimen [fotocopias]
Entre 1945 y 1948 el partido comunista logro construir células, organizando la agrupación guerrillera de Andalucía y el comité regional del PCE, pero las sucesivas desarticulaciones de sus células y la detención de sus dirigentes se precipito una crisis de la que no salieron hasta mediados de los 50
Por su parte el PSOE la reconstrucción de este partido se vio frenada por los enfrentamientos entre Prieto y Negrin.
Finalmente los anarquistas, lograron reconstruir algunos comités de la CNT. En cualquier caso hubo que esperar a finales de los 50 para constatar un aumento de la oposición antifranquista.
A esta oposición intervinieron:
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La toma de conciencia por parte de los trabajadores, de la explotación y pésimas condiciones laborales.
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El papel de algunas organizaciones del movimiento social cristiano que aportan muchos dirigentes de izquierdas.
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El ajuste duro que exigió el Plan de Estabilización, con una fuerte reducción de los salarios y el empleo.
1) Inicio de la crisis económica
La crisis económica producida por el alza de los precios del petróleo a comienzos del año 73 resultaba especialmente dura para España debido a su gran dependencia de la importación de petróleo, mucho mayor que en el resto de los países europeos (67% de energía consumida).
El crecimiento económico de los años anteriores, aunque fuera muy rápido, era creciente y con muchas debilidades. La emigración al exterior, por ejemplo, que había sido una válvula de escape demográfica y había ido proporcionando recursos para equilibrar la balanza de pagos, se interrumpió por efectos de la crisis en Europa y empezó a producirse en sentido inverso.
La debilidad política del Régimen, en plena crisis final, tuvo como consecuencia que se retrasara la adopción de medidas en el terreno económico. El crecimiento se detuvo, la inflación comenzaba a avanzar y empezaba el problema del paro. A ello se le unió la disminución del número de turistas y el descenso de las exportaciones.
2) Propaganda y represión.
Durante este periodo de franquismo los rasgos políticos de la dictadura se caracterizaban por el inmovilismo. No es extraño, por tanto, que continuara hasta el final de la dictadura tanto la propaganda ensalzando su obra, como la represión de cualquier forma de oposición. A través de las editoriales de prensa (controladas por el Estado), el ocultamiento de noticias o las reticentes alusiones a lo imperfecto de los otros regímenes extranjeros, etc., se fue influenciado en la opinión pública convenciéndola de la bondad del Régimen. El control mediante la censura de toda opinión que se hiciese pública hacía imposible que llegara a los españoles otra visión de la realidad. Este control tiene una cierta liberalización cuando Manuel Fraga es ministro de información y turismo. Éste elabora la Ley de Prensa de 1966, que suprime la censura previa, lo cual ampliaba la libertad de expresión y, si bien, la reglamentación posterior permitiría a los organismos gubernamentales mantener un claro control.
Los conflictos creados por la creciente oposición al régimen desde los años 60 ponen de manifiesto la incapacidad de Franco y sus seguidores de aceptar que capas cada vez más numerosas de la sociedad española apoyaran un cambio hacia formas políticas democráticas. La única respuesta del dictador fue, igual que en la posguerra, la represión: creación del Tribunal de Orden Público (YOP) para juzgar los delitos políticos, duras condenas a dirigentes políticos y sindicales, frecuentes cierres de universidades, declaraciones de Estado de excepción, arrestos, etc.
3) Fuerzas de oposición y conflictos sociopolíticos.
En contraste con la bonanza económica, los años 60 ven reaparecer la oposición al Régimen y la llegada de una serie de conflictos que se agravarán al final de la dictadura, plena crisis de ésta.
Frente a la etapa anterior con una oposición débil dirigida desde el exilio, en los años 60 se desarrolla una potente oposición interna que demandaba la instauración de un régimen democrático. Este movimiento tenía pocas vinculaciones con los políticos exiliados desde 1939.
La oposición surgió en múltiples frentes:
La universidad: vivió en permanente protesta a partir de 1964 y hasta el final del franquismo, en 1975 (huelgas, manifestaciones, encierros…). El movimiento estudiantil denunció sistemáticamente la carencia de legitimidad democrática de Franco. La única respuesta fue la represión política y judicial.
Movimiento obrero: con el desarrollo industrial las acciones de protesta se multiplicaron, las huelgas, prohibidas, fueron frecuentes al igual que las manifestaciones. Nuevos dirigentes obreros procedentes del partido comunista y de organizaciones obreras católicas se infiltraron en la organización sindical franquista para presentar reivindicaciones. Así surgieron a partir del año 1962 Comisiones Obreras.
La Iglesia católica: se manifestó después de su renovación tras el concilio Vaticano II, contra la carencia de libertades, lo que sumió a Franco en la perplejidad. El distanciamiento con el franquismo fue en aumento hasta el año 75. En 1968 es nombrado primado de la Iglesia en España Monseñor Vicente Enrique Tarancón, muy crítico con la dictadura.
El nacionalismo: resurge éste, especialmente en el País Vasco. En 1959 se fundó ETA como una forma radical de nacionalismo que derivaría en terrorismo en los últimos años de la dictadura.
Oposición de los partidos democráticos: poco a poco se fue consolidando. Destaca la reunión celebrada en 1962 en Munich de 118 personalidades de toa la oposición, tanto del exilio como del interior. Componen este grupo demócratas cristianos, monárquicos liberales, republicanos, nacionalistas y socialistas que emitieron una proclama común a favor del restablecimiento de la democracia. Franco reaccionó violentamente, montando una campaña, desde la prensa, de desprestigio, de injurias contra los participantes y exhibiendo las tradicionales manifestaciones de apoyo al Régimen. Los participantes del interior fueron multados al regresar y algunos incluso deportados. La propaganda franquista llamó a esta reunión el “Contubernio de Munich”.
Entre 1969 y 1975 la oposición a Franco aumenta. LA modernización del país había hecho crecer las ansias de cambio y de mayores libertades. En junio del 74 se crea la Junta Democrática, con la influencia del PCE, en la que coincidían socialistas, hasta el propio PCE. Su programa, de doce puntos, preconizaba el establecimiento de un régimen democrático. En 1975 se crea la Plataforma de Convergencia Democrática, auspiciada por el PSOE.
Los conflictos sociopolíticos de la dictadura, casi inexistentes en las dos primeras décadas, se fueron incrementando desde 1960 hasta 1975, especialmente en los últimos 5 años. Los profundos cambios socioeconómicos operados en España no fueron acompañados de las correspondientes transformaciones políticas. La estructura autoritaria era incapaz de resolver la alta conflictividad que provenía de la creciente oposición: conflictividad laboral y huelgas, agitación estudiantil, terrorismo de ETAS y otros grupos (GRAPO y FRAP). Las fricciones con la Iglesia católica, etc. La reacción fue siempre la represión. El Consejo de Burgos de 1970 condena a muerte a 6 terroristas de ETA, conmutada esta pena en el último momento. El proceso 1.001 de 1973, por el que se enjuicia a 10 de los principales dirigentes de Comisiones Obreras (CC.OO.). El caso de Añoveros de 1974, que consistió en el arresto del obispo de Bilbao y la expulsión de España. Los fusilamientos de 1975 de 9 militares por pertenecer a la UMD (Unión Militar Democrática). Todos estos casos son claros ejemplos de la tensión en que vivía el país.
Por otra parte, el propio Régimen como consecuencia de su situación en crisis, vivió conflictos internos, especialmente entre los partidarios de una apertura moderada y los miembros del sector más conservador (el Bunker), que no querían ningún tipo de cambio. Mientras el sector encabezado por Carrero Blanco criticaba todo tipo de aperturismos, otros ministros defendían la necesidad de una cierta liberalización a través de las denominadas “asociaciones políticas”, especies de partidos restringidos. A todo ello se le añadió un problema nuevo, el del Sahara, la llamada “marcha verde” de Marruelos y el precipitado acuerdo por el que España salía de la colonia.
Todo este contexto conflictivo se desarrolló cuando Franco había abandonado la presidencia de Gobierno (no la del Estado) dejándola en manos de Luís Carrero Blanco, nombrado a principios de 1973 y asesinado por ETA el diciembre de ese mismo año. El Gobierno de su sucesor, Carlos Arias Navarro, sería el último de la Dictadura, marcado por todos los problemas comentados anteriormente.
El 20 de noviembre de 1975 moría Francisco Franco, acabando la dictadura y comenzando una nueva era de la historia de España.
4) Significación del exilio.
Tras la Guerra Civil, al iniciarse la dictadura de Franco, España perdió para siempre a científicos, juristas, historiadores, poetas y artistas, que encontrarían en muchos casos reconocimiento y acogida en distintos países, especialmente de Hispanoamérica. Cerca del 90% de los intelectuales abandonó el país, privando a España de su magisterio y dejándola huérfana de cultura y de ciencia, contribuyendo durante décadas al retraso en el desarrollo.
El exilio español del 39 no ha sido un caso único en nuestra historia, pero es el último de uno de los más importantes. Es además un hecho que se enmarca en el conjunto de los movimientos migratorios de carácter político que se han dado en el mundo en el siglo XX.
La Guerra Civil fue la expresión de una división ideológica muy profunda en la sociedad española. El exilio es consecuencia lógica, lo que explica que el elemento de unión entre los exiliados fuera la oposición al Régimen, si bien, las divisiones y enfrentamientos que se manifestaron en el bando republicano durante la guerra seguirán existiendo en el seno del exilio durante el franquismo.
Los principales países de acogida fueron Francia, México, Rusia. Al comenzar la Segunda Guerra Mundial había en Francia 450.000 refugiados acogidos en campos de concentración en pésimas condiciones. Volvieron de Francia unos 20.000.
Después de la capitulación francesa entre las tropas del III Reich bastantes fueron entregados a Franco y algunos ejecutado, como Companys (presidente de la Generalitat catalana). Otros fueron a parar al campo de concentración de Mathausen, como Largo Caballero, de los cuales únicamente sobrevivieron 2.000. Otros 10.000 colaboraron con el Maquis francés frente a los alemanes, colaborando tiempo después en la toma de Parías por los aliados. Los acogidos en Rusia fueron unos 80.000, de los cuales 5.000 eran niños evacuados a quienes les acompañaron 300 maestros, el resto estaba formado por dirigentes del partido comunista de España todos acabaron integrándose en la Rusia soviética con lo que compartieron la dureza de la II Guerra Mundial.
En México el presidente Lázaro Cárdenas acogió además de a las instituciones republicanas, a unos 22.000 exiliados. De ellos la mitad tenían una buena cualificación profesional, 150 catedráticos de Universidad, más de 200 profesores de enseñanza media, unos 2000 maestros, 1700 médicos, 1200 abogados y casi 4000 militares profesionales.
A pesar de las diferencias entre los partidos exiliados aglutinados en torno a Negrín y su Servicio de Migración de los republicanos españoles de orientación comunista o Indalecio Prieto con la Junta de Auxilio a republicanos españoles de ideología socialista, ese brillante plantel de expertos contribuyó en forma decisiva a la modernización de México tanto en la enseñanza como en la investigación. Lo más significativo de ello fue la fundación de la casa de España transformada por Lázaro Cárdenas en colegio de México principal centro cultural del país.
En México los republicanos se unieron y trataron de reestablecer las instituciones de la Republica en el exilio a Martínez Barrios nombrando un gobierno presidido por Giral. El autonominado gobierno de la republica española, que permaneció hasta su disolución en 1977, fue una manifestación más de la oposición exterior al franquismo, la del exilio pero su labor fue poco efectiva y puramente simbólica.
FINAL DEL REGIMEN DE FRANCO
Curso 2004 / 2005
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País: | España |