Literatura


Reconquista


La Reconquista

Los hispano godos que no quisieron someterse a la dominación musulmana se refugiaron en las montañas de Asturias y en los altos valles de los Pirineos. Desde estos lugares se inició la reconquista, una rebelión contra el invasor que se mantuvo durante más de siete siglos.

Al frente de la rebelión de los astures se puso Don Pelayo, noble godo y primer rey (718-737) de Asturias y León , que obtuvo su primera victoria sobre el Islam en Covadonga (722). Años despues, su sucesor, Alfonso I (739-757), recorrió el Valle del Duero y trasladó, hasta Asturias, a los cristianos que por allí estaban desperdigados. De esta forma, consolidó su pequeño reino y la meseta septentrional se convirtió en un territorio de nadie entre los dominios musulmán y cristiano.

La dinastía Omeya de Damasco fue derrocada y subi al poder la dinastía Abass de Bagdad. Uno de los supervivientes, Abderramn ben Omeya, se trasladó a Córdoba y se proclamo emir independiente (756-788). Las luchas internas en la Península propiciaron que Carlomagno, rey de los francos, penetrara hasta el sur de los Pirineos, en una zona donde los pamploneses haba logrado mantener cierta independencia apoyándose, según les convenía, en astures, musulmanes o francos.

Con Abderramn III (912-961) se consolida el califato de Córdoba, que se extenda hasta el valle del Duero y más alla del Ebro. El califato independiente se convirtió, durante más de un siglo, en el centro cultural y comercial más activo de occidente. Allí acudan filósofos, médicos, geógrafos, historiadores y artistas de todo el mundo musulmán. El califa Al-Hakam II (961-976) llega a reunir una biblioteca de 400.000 volúmenes. Pero el califato tuvo una vida muy corta. Tras la muerte, en el año 1002, del general árabe Almanzor que haíba conseguido, mediante el despliegue de una gran actividad bíblica, que los cristianos se replegaran a los mismos territorios en los que se habían refugiado cuando se inició la reconquista, la autoridad de los sucesivos califas, diez entre los años1009 y 1031, se resquebrajó de tal forma que la España musulmana se disgregó en numerosos y pequeños reinos de tarifas entre los que sobresalieron los de Sevilla, Badajoz, Toledo, Zaragoza y Valencia por su gran actividad cultural y su nivel de vida.

Mientras el califato se disgregaba, el rey de Navarra Sancho el Mayor (Sancho Garcs III, 1000-1035) consigui extender su influencia a toda la España cristiana, desde los condados catalanes hasta el reino de León. Pero, en su testamento, repartió sus dominios entre sus tres hijos. Garca de Njera le sucedió en Navarra; Ramiro recibió el condado de Aragón y adoptó el título de rey, y Fernando recibió Castilla que había sido convertida en reino, al que por herencia unió el reino de León., a la muerte sin sucesión de su cuadro, Bermudo III (primera unión).

A todo esto, los condados catalanes se enmarcaban en la denominada Marca Hispánica. Francos o gente de Barcelona, les llamaban en los otros reinos peninsulares, pero los francos les llamaban hispanos. El sentimiento catalán se formó por la oposición a francos y musulmanes. El primero de los condes de Barcelona fue Wifredo I, el Velloso (Gifr, el Pels) (874-897). El Pels, inició una dinastía que consiguió independizarse de la monarquía carolingia con Borrell II (947-992), pues se negó a rendir vasallaje al monarca franco, Hugo Capeto; Ramn Berenguer I (1035-1076) consiguió crear Cataluña, ya que aglutinó bajo la autoridad del Conde de Barcelona todos los otros condados, configurando de esta manera el principado en ciernes. En lo referente a la legislación civil, mandó recopilar (1068) los usos y costumbres de Barcelona en un códice llamado en latín Usatici, que, traducido al catalán con el nombre de USATGES, regulaba las relaciones entre seores y vasallos.

Todos los nuevos reinos y condados continuaron su lucha por extender sus territorios y forzaron a muchos de los reinos de taifas a pagar tributo. Esto, unido a la mejora econmica por la entrada de peregrinos que recorran el camino de Santiago, reforzó la situación de prosperidad de los reinos cristianos. El avance de la Reconquista, y especialmente la toma de Toledo (6.5.1085) por el rey Alfonso VI de Castilla (1065-1109), obligó a los reinos musulmanes a pedir ayuda a sus vecinos del norte de Africa, los almorvides, grupo de religiosidad intransigente. Yusuf ben Tasfin, tras reunir más tropas en Sevilla y en Granada, venció a Alfonso VI el Bravo en la batalla de Zalaca (1086). Con esta derrota se inicia para Alfonso, tras catorce años de sonados xitos militares y polticos, un periodo de desgracias e infortunios a pesar del inestimable apoyo de su vasallo El Cid Campeador, Rodrigo Daz de Vivar.

Yusuf consiguió unificar la España musulmana bajo su poder y expulsó a los soberanos de los diferentes reinos de taifas; con ello puso fin a la brillante cultura hispano musulmana. Frente a la carencia de una arte almorvide, el arte cristiano se materializó, entre otras manifestaciones, en una gran expansión de iglesias y monasterios de estilo románico.

A mediados del siglo XII, la Reconquista haba experimentado un notable avance, tanto en Castilla, como en Aragón. Pero Alfonso VII (1126-1157) dividi el reino entre sus dos hijos, Sancho III de Castilla y Fernando II de León, con lo que se inicia un periodo de rivalidad entre los dos reinos.

Mientras Portugal y Navarra afianzaban su independencia, Aragón y Cataluña se habían unido (1137) por el compromiso de matrimonio entre la heredera del reino de Aragón, Petronila, que solo contaba dos años de edad, y el conde de catalán Ramn Berenguer IV (1131-1162) que había heredado los condados catalanes, a excepción del de Provenza y las tierras del otro lado de los Pirineos que correspondieron a su hermano Berenguer Ramn.

Ramn Berenguer prometi respetar los fueros , usos y costumbres aragoneses, y solo detentó el título de Príncipe de Aragón, nunca el de rey. Ramn Berenguer fue un excelente diplomtico que adems de consolidar la unin definitiva entre el reino de Aragón y el condado de Cataluña obtuvo notables triunfos en la guerra contra los musulmanes. A cambio de su alianza con Alfonso VII de Castilla, el Emperador de los reinos cristianos españoles, contra Sancho VI de Navarra y de reconocer al rey de Castilla su "Alta Señora" sobre todas las tierras de España, consiguió que se le reconocieran los derechos de conquista que los catalanoaragoneses tenían sobre las tierras de Valencia y Murcia y no pagar tributo, ni rendir vasallaje al rey castellano.

Petronila, que siempre había delegado las tareas de gobierno en su capaz esposo, quedó viuda a los veintiocho años y abdicó en su hijo primogénito, Ramn Berenguer, que, en memoria de su tío Alfonso I el Batallador, rey de Navarra y Aragón, adopto el nombre de Alfonso II. Alfonso solo tenía doce años de edad y contó, por acuerdo en vida de su padre, con la protección del monarca británico Enrique II de Plantagenet, duque de Aquitania por su matrimonio con Leonor de Aquitania.

Sigamos con la Reconquista

La intervención de los almohades representó una grave amenaza para los reinos cristianos, especialmente para Castilla donde se creó, como medio de defensa, la orden militar de Calatrava (1158). En 1195, Alfonso VIII de Castilla es derrotado en Alarcos. La reacción cristiana llegó en el año 1212 y en la batalla de las Navas de Tolosa los reyes de Castilla, Aragón y Navarra, al frente de sus respectivas tropas, derrotaron al ejrcito almohade, lo que significó el fin de su poder. La expansión de los reinos cristianos seguía avanzando.

Después de las Navas de Tolosa, la España musulmana fue cayendo en poder de los cristianos. Tras la conquista de Mallorca (1229) y Valencia (1238) por Jaime I de Aragón; de Córdoba (1236) y Sevilla (1248) por Fernando III de Castilla y León, y de Cádiz y el reino de Murcia por Alfonso X; solo quedó en manos musulmanas el reino de Granada, que subsistió dos siglos como vasallo y tributario de la corona de Castilla, esta demora en completar la reconquista fue debido a las frecuentes luchas internas en este reino.

La rápida extensión de esta última fase de la Reconquista y la escasez de población de los reinos cristianos hicieron que parte de la población musulmana permaneciera en sus tierras, tributando a los nobles o a las órdenes militares que habían apoyado a la corona en la conquista. Así se formaron los latifundios d0el sur de España y Portugal. La nobleza, con una clara falta de visión que responda al desprecio por el trabajo manual que tan graves consecuencias tuvo para España en los siglos siguientes, dedicó con preferencia sus tierras a la ganadera en perjuicio de la agricultura que tan sabiamente se haba desarrollado en la España musulmana, esto supuso convertir Castilla en una potencia lanera.

Frente al creciente poder de la nobleza, la monarqua buscó el apoyo de los municipios, que habían adquirido conciencia de su carácter y de su fuerza, de forma que en las Cortes comienzan a participar, además del clero y de la nobleza, representantes de este nuevo y pujante poder. Con las nuevas formas de vida y de economa, surgen nuevas órdenes religiosas, como los franciscanos, que se mantienen en estrecho contacto con el pueblo y esté siempre de su parte en las ocasiones de conflicto con la nobleza

Durante el siglo XIII, el reino de Castilla, por su situación econmica desahogada, conoció un importante desarrollo de la arquitectura. Se levantaron iglesias con diferentes estilos. De puro estilo gótico, continuación del románico, son las catedrales de Cuenca, Sigenza, Toledo, Burgos y León, algunas de las cuales son completadas o rematadas en siglos posteriores. A finales del siglo XIII y principios del XIV, se inicia la construccin de las grandes catedrales de la corona de Aragón: Palma de Mallorca, Gerona y Barcelona. La numerosa población musulmana de Aragón justifica la existencia de varias torres mudéjares, de las cuales, Teruel, posee un conjunto excepcional.

Los Trastamara en Castilla y Aragón

A mediados del siglo XIV, se abre un largo periodo de crisis que afecta a todos los aspectos de la vida. La peste negra azota la península en 1348, con distinta intensidad de unas regiones a otras; se calcula que algunas de ellas perdieron dos tercios de la población. A consecuencia de ello escase la mano de obra, subieron los jornales y se encareció muy considerablemente la vida.

A la muerte de Alfonso XI de Castilla, el Justiciero(1312-1350), su único hijo y sucesor, Pedro I el Cruel (1350-1369), se vio envuelto en una larga lucha dinstica en la que se vieron implicados los demás reinos cristianos, y que adquiri dimensión internacional al interferir con la guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra, ya que el rey de Castilla acosado por su hermano bastardo, Enrique de Trastamara, aspirante al trono, pactó la ayuda del ejército inglés de Eduardo de Gales, el Prncipe Negro, a cambio de buenas sumas del tesoro real y del seoro de Vizcaya. Alava y Vizcaya hubieran sido entregadas a Carlos II el Malo por permitir el paso de los ingleses por sus dominios. Los ingleses vencieron a las tropas de mercenarios de Enrique que estaban al mando de Bertrand Du Guesclin, pero Pedro I incumplió el compromiso adquirido con el de Gales que le abandon a su suerte, dejando Castilla.

Aunque el rey de Francia, Carlos V, ocupadas sus fuerzas en la lucha contra los ingleses, dudaba en prestar su ayuda al Trastamara, finalmente firmó el tratado de Toledo, por el que se comprometió en la lucha contra Pedro I. El rey acudió a Toledo, que haba cado en poder de Enrique, que contaba con el apoyo de gran número de nobles castellanos, pero su ejercito era inferior en número al de sus enemigos. Ante aquella situación trató de pactar con Du Guesclin, pero cuando entró en la tienda del mercenario francs, Enrique, que allí se hallaba escondido, se abalanzó sobre él enzarzndose ambos en una feroz pelea, durante la que Du Guesclin pronunció la famosa frase "ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor" mientras tomaba parte a favor de quien pagaba sus servicios. Pedro recibi varias puñaladas, falleciendo, a causa de las heridas, el 23 de marzo de 1369.

Con la muerte del rey Pedro I, terminó la crisis por la lucha de sucesión abierta en el reino de Castilla, pero quien realmente triunfó fue la nobleza rural agraria, que fue la que frustró el desarrollo de una burguesa, pujante en otros países en aquella época, abierta hacia el desarrollo industrial que ya empezaba a consolidarse a finales del siglo XIV en el resto de Europa. Con Enrique II de las Mercedes (1369-1379), se entronizó la dinasta de los Trastamara. Con ella, el poder real se deteriora por las reividicaciones de la nobleza, y se conoce un periodo de gran decadencia del reino castellano durante los reinados de JuanII de Castilla y León (1406-1454) y de Enrique IV el Impotente (1454-1474), hermano y antecesor de la reina Isabel I de Castilla.

Tanto los reinos cristianos, como el reino musulmán, se vieron agitados durante el siglo XIV y parte del XV por las turbulencias de la nobleza. En el reino de Aragón, la nobleza exigió la confirmación de sus privilegios, pero fue vencida por Pedro IV en Epila (1349) y, en Navarra, provocó el enfrentamiento entre Agramonteses y Beamonteses

Un motivo más de turbación fue el Cisma de Occidente, consecuencia de una larga crisis religiosa. En 1378 se eligieron dos papas, Urbano VI (1378-1389) y Clemente VII (1378-1394); los estados peninsulares se adhirieron a uno u otro, de acuerdo con sus intereses polticos. El Concilio de Constanza (1417) puso fin a esta situación mediante la elección de Martín V (1417-1429) que consiguió devolver la unidad a la Iglesia.

En este periodo, la corona de Aragón dio un ejemplo de madurez poltica cuando, al morir sin descendencia Martín el Humano (1410), se designaron doce compromisarios que entregaron la corona a quien, a su juicio, tenía más derecho a ella, Fernando I El de Antequera (1412-1416), hermano de Enrique III de Castilla. Con él se introduce, en Aragón, la dinasta Trastamara. Uno de sus hijos, Alfonso V de Aragón (1416-1458), continuó la poltica mediterrnea y ocupó el reino de Nápoles, mientras que otro, Juan II de Aragón (1458-1479), por su matrimonio con Blanca de Navarra, se alejó del reino de Navarra y representó a su padre en el gobierno de Sicilia. A Juan II le sucedió su hijo Fernando II de Aragón, que sera V de Castilla tras su matrimonio con Isabel.

Durante los reinados de Juan II de Aragón y de Enrique IV de Castilla, antes de entrar en el reinado de los Reyes Católicos, con los que comienza la Edad Moderna, el amanecer del Imperio Español, la madurez del Renacimiento y una de las más grandiosas centurias de la historia de la humanidad y de la historia de España.




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Enviado por:Neo-
Idioma: castellano
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