Historia


Puertollano


S. XIV - XVI

La ciudad de Puertollano, antes llamada “Puertoplano”, se encuentra situada en la entrada natural más accesible del valle del río Ojailén, en el borde de Sierra Morena. Está situado entre dos cerros, el de San Sebastián (800 m) y Santa Ana (900 m). Los primeros “puertollaneros” son combatientes de la batalla de Navas de Tolosa, que disfrutaron del cuantioso botín ganado a los sarracenos.

Puertollano surge alrededor de una iglesia no muy grande de estilo románico-gótico, situada en el centro de la villa, sobre un altozano. Creándose las siguientes calles: Comendador, Duque, Sta. Bárbara, Iglesia, Hospital, Tercia, Palacio y Bajada del Pilar.

Al principio de la fundación de Puertollano, sus habitantes se dedicaban a la agricultura y ganadería, aprovechando los pastos del valle del río Ojailén.

En el año 1348 la peste llega al pueblo. Los resultados son catastróficos: la población se reduce a 13 familias (unos 65 habitantes), que hacen un santo voto para que la virgen los salve de dicha peste y que se celebra cada año en memoria de estos vecinos. En 1385 se erige la encomienda de Puertollano por lo que la vida volvía a recobrar su curso normal.

Durante el s. XV las bases de sustentación de la villa permanecían siendo las mismas. No obstante, la ganadería iba cobrando cada vez mayor importancia al aprovechar las zonas de mejores pastos (dehesa de Villarobledo, las Porras y la Clavería).

En 1489, fue construida la ermita de la Virgen de Gracia por los puertollanenses en honor de la Virgen por acabar con la peste.

El gran acontecimiento de este siglo es la creación de la industria de paños que se desarrolla en el s. XVI y cuya decadencia se produce en el s. XVII. Unos cien vecinos se dedicaban a la realización de esta labor y otros tantos a la cerámica y a la tejería, así como a las explotaciones de plomo y plata.

S. XVI - XVIII

A principios del s. XVI la población era de unos 1000 vecinos (de cuatro a cinco mil habitantes), por lo que el pueblo lógicamente se extiende. Debido a ello, se construye otra iglesia mayor en lo que era antes la iglesia de Santa María la Mayor, ya que esta se revela insuficiente para satisfacer las crecientes necesidades espirituales de esta localidad.

Durante el s. XVI la ganadería fue la fuerza económica más notable de la villa, llegando a alcanzar 28.000 cabezas de ganado. En otro lugar también se conocen varios registros mineros realizados en la segunda mitad del siglo, pertenecientes en su totalidad al plomo argentífero. Sin embargo, la explotación de las minas duró muy poco debido a su escaso potencial de rendimiento.

Desde el s. XVII la situación económica de Puertollano, sufrió una alteración sustancial por la desaparición de la industria de paños y el abandono de las explotaciones mineras. De esa forma la actividad económica de la villa quedó limitada a la agricultura y ganadería.

Esta situación provocó un claro descenso demográfico que se vio agrabado por las fuertes epidemias, la emigración puertollanense a América y la salida de 120 hombres, que no regresaron, para las guerras de Cataluña y Portugal, situando la población en 1677 en torno a los 400 vecinos. Aquel descenso influyó negativamente en los fondos municipales al tener lugar una disminución en los impuestos. De todas maneras a finales de la centuria se puede apreciar una ligera recuperación de la población que alcanza los 2685 habitantes. El hambre redujo la esperanza de vida entre los 30-35 años, viendose muy condicionado por la elevada mortalidad infantil.

La base de la economía se cifraba en la existencia de las tierras de cultivo, las dehesas para pastos, montes para caza y leña y algunos ríos para la pesca. La agricultura era de secano y sus principales productos eran: avena, mijo, vid, olivo y trigo.

El doctor Limón, a finales del s. XVII, hizo saber la evolución de la fuente “agria”, desde el momento del descubrimiento de las cualidades de su agua enumerando sus propiedades terapéuticas. Estas aguas son claras y diáfanas que tienen entre 20 y 26ºC y son buenas para curar las anemias, clorosis, litiasis biliar, etc., Ayudan a la cocción y distribución de los alimentos.

S. XVIII

A lo largo del s. XVIII la situación de Puertollano continuó siendo similar a la de siglos anteriores. Supone un intento de salir de la crisis demográfica que Puertollano venía sufriendo desde el siglo anterior.

En líneas generales puede decirse que la población de la villa no pudo seguir un ritmo de crecimiento al estar periódicamente acechada por años de epidemias y hambres. La población continuaba dentro del modelo demográfico antiguo, dependiente de una economía de subsistencias.

Durante el siglo XVIII los pequeños talleres artesanos seguían funcionando aunque sus productos no salían del ámbito local. Hacía 1770, la confección de encajes finos que se enviaban a Cádiz y Sevilla ocupaban la mayor parte de la población femenina. También se tejían alfombras aunque en un número reducido.

La ganadería seguía manteniendo su importancia. Puertollano también contaba con colmenas y enjambres con lo que se abastecían de miel y cera a toda la villa. La agricultura, se basaba en los cultivos de vid, olivo y cereal.

Sería en este siglo cuando Puertollano iba a aprovechar las propiedades de las aguas minerales para mejorar la economía familiar de algunos vecinos que hospedaban en sus casas al no existir ni fondas ni el balneario.

S. XIX

Los primeros años del s. XIX no difieren mucho del último periodo al que hemos hablado anteriormente. Durante la guerra de la Independencia, la ganaderia se dio mermada considerablemente por el consumo de reses por las tropas y partidas. Hubo muchas pérdidas humanas en el combate, alrededor de unos 150 soldados y de 400 a 500 heridos graves, que se alojaron en el hospital provisional, en el Combento de los Padres Alcantarinos.

Alrededor de 1838, el ejercito carlista ocupa Puertollano incendiando la Parroquia de la Asunción, en donde se habian refujiado los soldados de la guarnición.

A mediados del s. XIX, aumentó considerablemente la influencia de visitantes debido a la construcción de la Casa de Baños, teniendo una importante mejora en la villa, sobre todo, en el transporte (se crea el ferrocarril). Al no existir casas especiales de residencia para los centenares de personas que cada año venian a Puertollano se alojaban en casas particulares, hecho este que provocó buenos ingresos a los vecinos de la localidad.

En 1855 se produce la epidemia de cólera, causando 52 muertes y utilizando el agua agria como un alivio contra sus dolencias y en Puertollano un lugar donde pasar una parte del verano; los enfermos llegan a ser hasta los 737 que esta cifra se mantendrá hasta 1880. Puertollano tenia 2520 habitantes.

El verdadero desarrollo de Puertollano empieza con el descubrimiento, en 1873, de los yacimientos del carbón. En el mes de Diciembre, ya había dos pozos correspondientes a dos minas; se pudo extraer más de 4800 toneladas, esta cantidad era pequeña hasta que las instalaciones adecuadas, de la mina “Extranjera”, entró formalmente en explosión.

Los habitantes en 1887 eran de 3545 que pasaron a ser en 1900 a 7548.

Entre 1884 a 1889, la producción tiene un ritmo ascendente.

S. XX

Es cuando entra en mayor apojeo las minas produciendo alrededor de unas 300000 toneladas, cantidad que era extraida de 12 minas en las que estaban empleados más de 2000 obreros. En 1910, llegaron a ser 10503 habitantes que tuvieron que construir más viviendas para dar cobijo para la multitud de recien llegados.

El desarrollo de las minas creó la clase obrera. Debido a las dificiles condiciones de trabajo y vida se probocan huelgas que crearon sindicatos y partidos obreros.

Los lugares más importantes son la plaza de Toros, los paseos embellecidos, calles empedradas, colegio municipal y se celebra la primera feria de Mayo cuyo contenido era mercantil.

Debido a la gran demanda de carbón en la 1ª Guerra Mundial entran a trabajar a las minas muchas personas que se desplazan desde su lugar de origen hasta Puertollano para trabajar en las minas ya que se necesitaba mucha mano de obra para abastecer a todos los ejercitos de dicha guerra. En esta época, aumentó extraordinariamente la población duplicandose hasta superar los 20000 habitantes, situación esta que creó muchos problemas de viviendas apareciendo cientos de casas formando barreras obreras donde los terrenos eran mas economicos.

El año 1918 finalizó con dos hechos importantes: la explotación de las pizarras bituminosas, que más adelante veremos y apunta el fin de un corto periodo de esplendor de la mineria.

Tras acabar la guerra la mineria cayó brutalmente originando otra crisis hasta los años 40.

Las pizarras bituminosas se descubrieron en 1917, esta fabrica permaneció en funcionamiento hasta la primavera de 1955, tratando unas 72000 toneladas de gasolina y derivados. En 1929, coincidieron con el agotamiento de la primera capa de carbón en algunas explotaciones de la cuenca minera, las fuerzas vivas de la localidad dolicitaron al Gobierno de la Nación la instalación de una gran destilería de pizarras bituminosas. Había 145 millones de toneladas de pizarras bituminosas con un alto contenido en aceites.

Durante la República, se consideró la instalación de una destilería de pizarras bituminosas como la única alternativa viable para salir de la crisis.

En febrero de 1940, Franco visitó las instalaciones de la Destilería “Calatraba”, decidiendo realizar estudios para explotar las pizarras bituminosas a mayor escala.

La existencia de materia prima de la cual se podían extraer hidrocarburos llevó al nuevo Gobierno a organizar empresas dedicadas a su obtención mediante la destilación de las pizarras.

El emplazamiento más idóneo para la factoría era la cuenca de Puertollano por disponer en cantidad de las materias primas, carbón y caliza necesarios para el funcionamiento de las instalaciones auxiliares. A la vista de ello, el Instituto Nacional de Industria organizó la Empresa Nacional “Calvo Sotelo” que quedó constituida oficialmente, por escritura pública, el 24 de Noviembre de 1942.

El gobierno autorizó una inversión cercana a los 2000 millones de pesetas para los próximos cinco años, correspondiéndole a Puertollano el 35% del total.

Con los 75 millones que se habían adelantado para Puertollano, se elegió un terreno al norte del Ojailén y al este de la cuenca carbonífera para la instalación de la fábrica y el poblado.

En 1943, debido a las dificultades que existían para encontrar alojamiento, la Dirección organizó un Campamento Base que fue instalado en la “Huerta de Patón”, lugar colindante con los terrenos donde estaba proyectando construir el poblado.

Desde los primeros momentos la Empresa abrió varios frentes: fábrica, poblado, presa y túnel de Mestanza y minas.

Por un lado el poblado se consideraba imprescindible para alojar a los ´tecnicos y personal especializado que venía de fuera junto a sus familias. Por otro lado, la presa y el túnel de Mestanza eran los elementos básicos para suministrar agua a las instalaciones.

Los primeros trabajos llevados a cabo fueron la explanación y replanteamiento del área de instalación; una carretera de unión con la de Calzada de Calatrava y pistas de enlace con la de El Villar; las obras del paso inferior y el empalme ferroviario desde la mina “San Esteban” hasta la fábrica en proyecto.

Al finalizar 1944, la empresa “Calvo Sotelo” empleaba en las obras de Puertollano a 650 obreros.

El complejo químico que se inició en 1943, no comenzará a funcionar hasta el año 1952, aunque de forma incompleta puesto que las obras se continuaron hasta comienzo de los sesenta, quedando clausurado como tal destilería de pizarras en junio de 1966. Al año siguiente tuvo lugar una disminución en la producción de ambas explotaciones.

El pozo “Calvo Sotelo” fue el que más problemas de ventilación tuvo debido aque es el más profundo de los explotados, el que mayor cantidad de grisú contenía y en el que se daban temperaturas más elevadas.

Cuando el desbloqueo internacional llegó a su fin y se liberalizó la economía, la factoría de la Empresa Nacional “Calvo Sotelo” de Puertoollano dejó de tener el interés que había suscitado cuando se proyectó, aunque su cierre no se estimó conveniente por cuestiones sociales y para evitar resquebrajar el prestigio del régimen.

Tres años después, el Gobierno autorizó, mediante decreto, la ampliación de las actividades de ENCASO en su Complejo Industrial de Puertollano con la instalación en el mismo de una refinería de petróleos, con fábrica anexa de olefinas, unida a la costa mediante un oleoducto para su abastecimiento. Con ellas se pretendía cubrir la demanda de productos prevista en la zona centro.

Las obras de la refinería daban comienzo en 1963, situándose junto a las antiguas instalaciones de la Empresa Nacional “Calvo Sotelo” y entraban en producción en septiembre de 1965 con una capacidad inicial de dos millones de toneladas anuales, aunque con mejoras en el bombeo podían llegarse a los seis millones, lo que suponía el 10% del total nacional.

El crudo llega por un oleoducto que parte de málaga y que quedaría enlazado en las cercanías de Almodóvar del Campo con el de Rota-Zaragoza, del que a su vez se sacaría otro ramal en Loeches hasta los depósitos de Campsa en Villaverde, con lo que la refinería de Puertollano quedaba situada en una posición ventajosa para abastecer la zona central del país.

La inauguración oficial de la refinería de petróleo, de la planta de olefinas y plantas petroquímicas tuvo lugar en junio de 1966.

La puesta en marcha de la refinería tuvo como consecuencia el cierre definitivo de las minas de pizarras, en julio de 1966; y la aceleración de la crisis de la minería del carbón al descender la Empresa Nacional “Calvo Sotelo” el consumo de carbón en la Central Térmica por haberla adaptado para quemar fuel-oil.

En los años siguientes continuaron realizándose inversiones para adaptar algunas de las antiguas instalaciones de tratamiento de aceite de pizarras a las nuevas necesidades. Y tambíen se construyeron instalaciones nuevas, como tanques de crudo, torres de refrigeración, esferas de etileno, etc.

El aumento de la demanda de productos llevó a la ampliación de la refinería en 1969 a seis millones de toneladas cubriendo de esta manera las necesidades de la zona centro-sur.

En 1972 se ponían en marcha Refinería II y Olefinas II; la capacidad de bombeo pasó de 2 a 6 millones de toneladas al año, construyéndose cuatro estaciones intermedias: Valle de Abdalajis, Lucena, Castro del río y Fuencaliente.

También se ampliaron las empresas filiales y se iniciaron las actividades en la empresa Montoro, que se puso en funcionamiento en el año 1973 para fabricar estireno monómero y oxido de propileno.

La espectacular crisis económica suscitada a finales de 1973 obligó a ciertos reajustes. Así apenas un año después, se constituía la Empresa Nacional de Fertilizantes (ENFERSA) con la aportación de las instalaciones de fabricación de abonos de la Empresa Nacional Siderúrgica (REPESA) y de la Empresa Nacional “Calvo Sotelo” (ENCASO).

En 1987, EMP celebró una Junta General Extraordinaría con el fin de cambiar su denominación social, pasando a llamarse REPSOL PETROLEO, S.A., cumpliendo la estrategia marcada por el Instituto Nacional de Hidrocarburos para la creación del Grupo Repsol que constituye un núcleo importante de compañías, cuyas actividades prolongan las operaciones de la misma en diversos sectores industriales y comerciales, siendo el complejo de Puertollano el más complejo y el que mayor variedad de productos fabrica dentro del grupo.


BIBLIOGRAFÍA

  • Breve historia de Puertollano: Mariano Mondéjar Soto.

  • La Iglesia de la Asunción de Puertollano: José Domingo Delgado Bedmar.

  • Historia socioeconómica de Puertollano: Luis Fernando Ramirez Madrid.

  • Edificios históricos de Puertollano: Luis Fernando Ramirez Madrid.

  • 1942-1992, 50 años de historia de la industria: Luis Fernando Ramirez.

  • VI semana de historia de Puertollano: Angel Casas del Río y otros.




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Enviado por:Laisande
Idioma: castellano
País: España

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