Psicología


Psicopatología sexual


Toda persona tiene la capacidad de dar y recibir amor, y la sexualidad es una parte fundamental de nuestras vidas. En la edad adulta, con la formación de parejas este sentimiento se puede traducir en relaciones de tipo sexual. La adecuada satisfacción de las necesidades sexuales son un medio de equilibrio personal y social. Es muy saludable mantener relaciones sexuales gratificantes. El placer sexual es algo deseado y buscado como complemento indispensable en la vida de pareja. En ocasiones, el mal funcionamiento sexual y erótico en una pareja puede llevar a la ruptura de la misma.

Al ser una de las más importantes fuentes de placer del ser humano y eje de muchas de sus acciones, merece una delicada y profunda consideración. Existen innumerables mitos, tabúes y prejuicios acerca del sexo, que han determinado muchas conductas represivas y psicopatológicas.

La sexualidad de cada individuo esta íntimamente relacionada con sus características biológicas personales, su autoconcepto y su educación. El hecho de formar una pareja amorosa y disfrutar de las relaciones sexuales con ella sin tabúes, depende tanto de nosotros mismos y nuestras experiencias, como de las expectativas que esperamos encontrar en la otra persona y en el acto sexual en sí.

El sexo ya no es vivido, especialmente en las sociedad desarrolladas, como una vía de reproducción biológica, sino que es un acto de placer, comunicación íntima y satisfacción personal.

En un matrimonio no consumado suelen vincularse alteraciones sexuales de algún miembro de la pareja: disfunción erectiva o eyaculación precoz ante portas en el varón con dispareunia o vaginismo en la mujer. En estos casos, pueden ser parejas que hayan tenido relaciones sexuales durante años, manteniendo la respuesta sexual completa, pero sin haber llegado a la penetración, tradicionalmente llamado “consumación matrimonial”.

Los motivos de esta situación pueden encontrarse en causas orgánicas, pero son sostenidas largamente por cuestiones emocionales de ambos. La penetración necesita de cierta dosis de agresión sana para ser llevada a cabo, si un varón teme dañar, no penetrará. Si una mujer teme ser dañada, no permitirá ser penetrada. Incluso esta dificultad puede no ser motivo de preocupación hasta que la pareja desea tener un hijo o si alguno de los dos comienza a hacer modificaciones personales que lo ubican en un lugar diferente al que tenía cuando hizo el “pacto inconsciente de no agresión”.

 

CONCEPTO GENERAL

La existencia de las necesidades sexuales supone la presencia de un "instinto sexual", que analógicamente, como se le llama hambre al instinto de nutrición, en lo relativo a lo sexual se llama libido.

Los que primero estudiaron las perversiones les dieron el carácter de patológicas o degenerativas, pero luego se fueron dando cuenta que el hombre común integra en su vida sexual gran parte de estas extralimitaciones. Sin embargo, ciertas perversiones se alejan tanto de lo normal que si se consideran patológicas, como por ejemplo, las que vencen el pudor, la repugnancia, el espanto y el dolor.

Generalmente se acepta como desviación sexual a la acción tendiente a la satisfacción de los propios impulsos, sin llegar a la unión genital con otro individuo o donde esta unión se realiza bajo condiciones que no pertenecen a la naturaleza del acto sexual; por lo tanto, se constituye en un tipo de comportamiento que interfiere total o parcialmente con la reproducción.

Según el DSM IV, son desórdenes sexuales caracterizados por fantasías sexuales especializadas, así como necesidades y prácticas sexuales intensas, que suelen ser repetitivas y generan molestias o ansiedad en el individuo (5). Se refieren a comportamientos sexuales caracterizados por la excitación del sujeto ante objetos y situaciones que no son patrones normativos o se alejan de estímulos sexuales normales; la anormalidad, en este caso, está determinada por cada cultura.

 

ETIOLOGÍA DE LAS PERVERSIONES

Psicodinámica

En relación a la etiología, es importante considerar que las perversiones manifiestan una fijación a tempranas formas pregenitales de gratificación. La regresión a puntos de fijación son por lo general evidentes y suelen demostrarse desde la infancia como una inclinación hacia la gratificación que implica su etapa de fijación. Pueden existir desde entonces exacerbaciones, remisiones y ocasionalmente puede darse un largo intervalo entre las experiencias infantiles de fijación y las manifestaciones de la perversión en la posterior vida adulta.

No solamente las pulsiones sexuales infantiles no se han modificado, sino que los mecanismos de defensa que podrían haberlas transformado en síntomas neuróticos tampoco han funcionado como tales; por lo tanto, lo más importante en las perversiones es el proceso de fijación más que el de regresión, es decir, son un trastorno en la maduración de los impulsos.

"Una neurosis es el negativo de una perversión", lo que quiere decir que un neurótico reprime y sólo libera simbólicamente a través de los síntomas, el pervertido lo expresa directamente en su conducta sexual.

En las perversiones se consideran anormales las cualidades de los impulsos sexuales y el objeto de éstos.

También se piensa que las perversiones podrían ser formaciones defensivas, donde los elementos sexuales infantiles pasarían por el complejo de Edipo, que los desviaría. Este fragmento infantil, sobre el cual es desplazado el placer primitivo, debe tener una relación especial con el yo para poder escapar a la represión; de esta manera, el yo toma como propia una porción del instinto y autoriza su expresión conciente, mientras que el resto sufre la represión. La perversión no sólo representa una defensa contra la ansiedad de castración, sino contra los sentimientos de culpa: el miedo a la castración proviene del impulso de penetrar en la vagina de la madre que está ocupada por el pene paterno, donde los deseos pasivo-femeninos en relación a este pene implican el peligro de castración, que depende de los impulsos oral-sádicos.

CLASIFICACIÓN DE LAS DIFERENTES PARAFILIAS 

 

EXHIBICIONISMO

Descripción

Desviación sexual donde el alardear de sí mismo se convierte en el fin en sí y en la fuente de gratificación sensual. La característica típica de los exhibicionistas es que muestran sus genitales para que, en reciprocidad, les sean enseñados los de la persona atacada. Se distingue porque, en vez de preparar al fin sexual normal, lo reprime.

Se obtiene excitación al mostrar los genitales en lugares públicos a personas que, por lo general son desconocidas. Es importante para el exhibicionista conservar la sorpresa y la forzosidad de la observación de sus genitales. La excitación ocurre al anticiparse mentalmente la situación, y el orgasmo es producido por la masturbación.

Características personales y sociales del sujeto

Generalmente esta conducta comienza en la adolescencia, con prevalencia entre los 20 y 30 años de edad; en la mayoría de los casos, esta conducta es de carácter compulsivo. La personalidad del exhibicionista es de ser un sujeto tímido, retraído y dependiente, con dificultad en habilidades sociales y heterosexuales. Esta conducta puede darse en hombre mayores, solitarios, sin pareja o abandonados por éstas, generalmente debido a problemas de impotencia.

Se da casi exclusivamente en hombres. El exhibicionista masculino es tímido, taciturno, sumiso, carece de agresividad normal y posee sentimientos de incapacidad o inseguridad. Por lo general son inmaduros, y probablemente criados en familias con actitudes puritanas y reglas rígidas sobre el sexo, con madre poderosa y absorbente.

En su mayoría el exhibicionista está casado, pero sus relaciones sexuales son defectuosas, creando dudas y temores de su masculinidad, juzgándose débil sexual.

Es común que un exhibicionista, aunque sea sorprendido por la justicia, reincida una y otra vez en su conducta.

Etiología Psicodinámica

El exhibicionismo es de los tipos de perversiones, en los que la cualidad de los impulsos instintivos conservan su forma pregenital y su gratificación sexual depende del de la descarga, en este caso, la contemplación después de la exhibición. Es perversión cuando el poder que se opone al deseo de contemplar y ser contemplado, en este caso el pudor, ha sido derrotado.

En el exhibicionismo, el sujeto busca lograr tres pruebas: la reacción de los demás como prueba oral de la existencia de su pene, la liberación de su ansiedad por medio del desplazamiento y una reacción en espejo por la cual espera ver mujeres con pene, para eliminar la ansiedad de castración.

Generalmente, se produce por el conjunto de cinco factores:

  • Predominio de las pulsiones infantiles en la forma de seducción,

  • Lucha contra la castración por la evitación del coito y la imposición de los genitales,

  • Intención de combatir la castración en el momento que la mujer muestre su pene,

  • Defensa contra los impulsos homosexuales y

  • Autocontemplación narcisista en la identificación con el observador.

  • Etiología Conductual

    El inicio puede asociarse a una experiencia de excitación sexual posterior a una exposición casual, posiblemente en juegos infantiles o ante médicos o enfermeras. La adquisición de la conducta es por influencia del impulso sexual que al mantenerse en el tiempo, pierde el carácter sexual y toma matiz compulsivo.

    La conducta exhibicionista comienza con sentimientos de insignificancia, sin embargo, cuando empieza tardíamente refleja trastornos emocionales.

     

     

    FETICHISMO

    Descripción

    Por fetichismo se entiende la perversión sexual, dentro de la cual el impulso sexual se dirige hacia un objeto inanimado tangible y manejable. Algunas veces el objeto es una prenda íntimamente en contacto con la piel y en otras ocasiones, son partes inanimadas del cuerpo femenino.

    Esta sustitución se hace en base a otro objeto relacionado con el objeto normal, pero que es totalmente inapropiado para el fin sexual. La excitación sexual al observar o manipular objetos inanimados, por lo general va acompañada de la masturbación. El acto sexual se transfiere al objeto, íntimamente ligado al cuerpo.

    Se distinguen varias graduaciones para el fetichismo, que van desde la simple preferencia por el objeto fetiche dentro del acto sexual, hasta la completa sustitución del compañero por el fetiche.

    El fetichismo posiblemente se asociaría a dos patrones: la cleptomanía, o robo compulsivo de objetos con valor simbólico y gratificación sexual consecuente; y la piromanía o deseo compulsivo de prender fuego con implicaciones sexuales, donde la excitación y gratificación se obtiene al observar las primeras etapas de compulsión, que derivan en un sentimiento de culpa después del orgasmo.

    En el fetichismo atenuado se produce la sobrevaloración de ciertos atributos físicos que son especialmente deseados, o que son condición indispensable para el acto. En el fetichismo se produce una pérdida del interés por los genitales hasta llegar, en los caso más graves, al desinterés por la persona que se convierte sólo en el vehículo del fetiche. En el fetichismo profundo ya sólo interesa el objeto, obteniendo el orgasmo por la manipulación de éste, sin la necesidad de portadora.

    Características personales y sociales del sujeto

    Parece constituir una condición previa, la disminución del impulso hacia el fin sexual normal, por ejemplo, la debilidad funcional del aparato sexual.

    En su mayoría el fetichista es hombre y heterosexual, y muchas de sus fantasías son sado-masoquistas. Un gran número de fetichistas son débiles mentales, de inteligencia subnormal o psicóticos, que en este caso, actúan en torno a la frustración, la ira, la soledad y la desesperanza.

    Los fetichistas desarrollan sus actividades en forma solitaria, siendo la expresión más socialmente inadaptada, la instancia en que roban sus fetiches.

    Etiología Psicodinámica

    La elección del fetiche se demuestra por dos causas. Por una parte se trata de la influencia continuada de una intimidación sexual experimentada desde la infancia, por otro lado, de una asociación de ideas simbólicas e inconscientes por parte del sujeto. Se trata de una elección cuya función es la de impedir el intenso temor a la castración ya que el fetiche representa el órgano sexual, negando con ello la existencia del ser castrado. Por la intolerancia a estos seres, tampoco puede sentir atracción o deseos eróticos hacia ellos. La función del fetiche es la protección de la madre contra los ataques sádicos, el alivio de la ansiedad de castración y la satisfacción de los deseos orales hacia el pene del padre.

    En la mente del fetichista existen dos ideas, el conocimiento de la falta de pene de las mujeres y la negación de esta idea, las que el yo concilia con el fetiche: algo que realmente existe, a diferencia del pene simbólico femenino.

    El mecanismo defensivo subyacente es la disociación del uno mismo y la realidad, fantaseando con la existencia de un pene en la mujer y la identificación con ésta.

    Etiología Conductual

    La causa estaría dada por condicionamiento del aprendizaje, uno de los procedimientos sería la incorporación del fetiche a través de la imaginación y por masturbación, apareciendo posteriormente el orgasmo que fortalece la unión objeto-placer. Otra hipótesis etiológica controversial es la asociación entre fetichismo y epilepsia temporal.

    El fetiche se asocia, durante la infancia, con la excitación sexual o amor y aceptación que alguna vez recibió de la madre. Al reforzar las experiencias infantiles y hábitos de la niñez, se constituyen las causas del fetichista de buscar bienestar y placer sexual mediante los objetos.

    De hecho, existen diversas teorías, sin embargo, ninguno de los postulados ha sido lo suficientemente consistente con la conducta sexual.

    Tratamiento Conductual

    La mayoría de los tratamientos que ha tenido éxito en la extinción de la conducta fetichista han estado basados en los principios del aprendizaje. Una de estas terapias es la aversiva, en la que se relaciona la imagen del fetiche con estímulos desagradables físicos, como el shock eléctrico, o internos, como la sensación de vergüenza. 

     

    PEDOFILIA

    Descripción

    Se trata de un tipo de perversión donde sólo se encuentra perturbado el objeto de la tendencia sexual, donde es reemplazado por otro antinatural. Es la presencia de fantasías o conductas que implican actividad sexual entre un adulto y un niño. El sujeto debe presentar por al menos seis meses, deseos sexuales intenso y recurrentes hacia menores de trece años. Puede darse de diferentes formas: en relación a la orientación, puede ser de tipo heterosexual, homosexual o ambas; en relación a objeto, éste puede ser exclusivamente pedofílico o no.

    Las conductas de la pedofilia van del simple exhibicionismo hasta la penetración. El adulto suele ganarse la confianza y el cariño del niño y, por lo general, es alguien conocido o familiar.

    Se distinguen dos variantes en la pedofilia: la sentimental homoerótica y la agresiva heterosexual. Los sentimentales homoeróticos tienen poco o ningún interés por las mujeres, toda su capacidad sexual se concentra en los niños, concretándose bajo la forma de caricias que le provocan el orgasmo. Los agresivos heterosexuales intentan satisfacer sus impulsos con niñas, con métodos que van desde la seducción a la violencia, terminando (muy pocas veces) en homicidio sádico-criminal.

    Características personales y sociales del sujeto

    En su mayoría los pedofílicos son hombres, menos agresivos que los violadores; muchos de ellos son alcohólicos o psicóticos de mente torpe o asociales, y su edad fluctúa entre los 30 y 40 años; generalmente, de fuertes convicciones religiosas. En general, son hombres débiles, inmaduros, solitarios y llenos de culpa.

    La personalidad del agresor de mediana o mayor edad es de un individuo solitario y con dificultad para establecer relaciones heterosexuales normales, suele tener baja autoestima, con pocos recursos para enfrentar situaciones de stress y frecuentemente abusa del alcohol y/o sustancias. Por lo general, no presenta trastorno psicopatológico. Sin embargo, se ha visto que dos tercios de los reclusos pedofílicos maduros llevaron a cabo esta conducta en momentos que sufrían de situaciones estresantes.

    Etiología Psicodinámica

    El pedofílico no se acerca a los adultos debido a que teme ser castrado por ellos, que son representantes de sus padres, hacia los que dirige sus impulsos incestuosos.

    El pedófilo se identifica con su madre y se relaciona con los niños de la misma manera como fantasea que debiera ser su relación con ella, por ese motivo es que elige a niños que puedan representarlo a él mismo. El temor a la castración intensifica su narcisismo, por la necesidad de protegerse a sí mismo.

    Etiología Conductual

    Poco se sabe de las causas, pero se dice que una de ellas es el aprendizaje de actitudes negativas hacia el sexo, como experiencias de abuso sexual durante la niñez, sentimientos de inseguridad y autoestima baja, con dificultad en relaciones personales, etc; lo que facilita la relación adulto-niño. En cuanto al condicionamiento, éste no se extingue por condiciones gratificantes.

    Tratamiento Conductual

    En algunos casos de pedofilia resulta beneficiosa la técnica de la desensibilización encubierta, en la que se asocian los factores estimulantes para el sujeto con situaciones aversivas que resultarían de la expresión de sus impulsos; al avanzar el tratamiento se entrena a los pacientes para que imaginen la atracción por mujeres adultas. Frecuentemente se observa una disminución de la atracción hacia las niñas y una disminución aún mayor en la ansiedad producida por las mujeres. 

     

    MASOQUISMO SEXUAL

    Descripción

    Se analiza en conjunto con el sadismo, como una tendencia a causar dolor al objeto sexual o a ser maltratado por él. Su nombre deriva del novelista austriaco Leopold von Sacher-Masoch (1836-1895), quien narra sus experiencias sexuales. El sadismo, por su parte, deriva del francés Marques de Sade, quien también cuenta sus historias sexuales.

    Algunos autores las describen como dos formas expresivas del mismo fin, placer por el dolor, en forma activa (sadismo) o en forma pasiva (masoquismo). Por lo tanto aquí el dolor es el fin en sí mismo, tanto el emitirlo como el recibirlo. Tal conducta implica alivio de la culpa generada por el sexo, donde es un requisito que el dolor recibido sea planeado, para la obtención de placer.

    Generalmente estas conductas comienzan en la adolescencia y tienen curso crónico.

    Para muchos sexólogos, los masoquistas no es que deseen sufrir, sino que desean hacer significativa su resignación hacia su compañero y su sumisión hacia el maltrato físico y mental.

    Características personales y sociales del sujeto

    La algolagnia activa o pasiva (nombre que denota el placer del dolor), puede hallarse fácilmente en el sujeto normal. Por ejemplo, la sexualidad de la mayor parte de los hombres muestran una mezcla de agresión y de tendencia a dominar y, a veces, está asociado a una personalidad antisocial.

    Según algunos estudios, el masoquismo se da con mayor frecuencia en mujeres que en hombres, y el conjunto de estas dos conductas se puede asociar a fetichismo y fetichismo transvestista. El sadismo, por el contrario se da mayormente en los hombres.

    Etiología Psicodinámica

    Esta tendencia a dominar puede tener una significación biológica, cuya necesidad es la de vencer la resistencia del objeto sexual. El sadismo, entonces, es un componente agresivo del instinto sexual exagerado, independiente y puesto en primer término y en medio de un desplazamiento. Corresponde a la exclusiva conexión de la satisfacción con el sometimiento y maltrato del mismo.

    "El masoquismo parece alejarse más del fin sexual convencional que el sadismo. Existen dudas si aparece originariamente o si más bien se desarrolla partiendo del sadismo y por una transformación de ésta. Se trata de una continuación del sadismo dirigida hacia el yo, que se coloca ahora en el puesto del anterior objeto sexual".

    La perversión resulta del vencimiento a la restricción que es el dolor, como antes era el pudor en el exhibicionismo.

    Cuando somos pequeños, el instinto de vida deriva al instinto de muerte hacia el exterior: la parte proyectada al servicio de la satisfacción sexual se constituye en el sadismo y la otra parte que queda fijada constituye el masoquismo erógeno. Aun así, el instinto de muerte proyectado hacia el exterior puede ser introyectado de nuevo para producir el masoquismo secundario.

  • Sadismo erótico: sólo consigue excitación cuando puede hacer a los demás lo que teme que le hagan a él. Se enfrenta a la ansiedad de castración y a los impulsos fanáticos que dirige hacia los otros. La finalidad de este acto es que la víctima ame al agresor y lo perdone, para liberarse de la culpa; por lo tanto, este amor es primitivo y narcisista.

  • Sadismo criminal: surge como consecuencia de la defusión del Eros y el Thanatos, con la desviación del último, que se expresa sin la modificación de la líbido.

  • Masoquismo: evitación del dolor temido a la castración gracias al sufrimiento real, debido a experiencias que hayan unido el placer al dolor, creencia que la autocastración sustituye la castración verdadera, anticipación del daño esperado para poder controlarlo y la sumisión como medio inconsciente para obtener la protección del padre.

  •  Masoquismo femenino: el deseo de ser amada por el padre se expresa en la fantasía de ser castigada por él, originada en los estados precoces del Edipo. Tiene dos finalidades, la de desplazar al exterior el daño que teme del pene "malo" que ha introyectado y la de que éste destruya lo malo que hay en su interior, contrarrestando la acción de los objetos peligrosos que han sido incorporados.

  • Masoquismo moral: existe un sentimiento inconsciente de culpa, que motiva la búsqueda de sufrimiento y el efecto llamado "reacción terapéutica negativa" (oposición al cambio). El masoquismo procede del yo, que pide ser castigado por el super yo, el padre, o por elementos externos.

  • Etiología conductual

    La conducta masoquista se desarrollaría por actitud de vergüenza y disgusto hacia las relaciones heterosexuales normales, empleando dolor y autocastigo para lavar su culpa por deseos sexuales; una causa del sadismo o crueldad sexual puede ser enseñada conciente o inconscientemente. 

     

    FETICHISMO TRANSVESTISTA

    Descripción

    Se limita al uso de ropas del sexo opuesto. Se refiere a hombres heterosexuales con fuertes impulsos y fantasías de vestirse con ropas femeninas para excitarse, agregado al coito o masturbación. Es una condición que puede iniciarse en la niñez o adolescencia y también con el paso del tiempo. A veces, el uso de las ropas es constante y puede existir una prenda predilecta.

    Los transvestistas experimentan placer y relajamiento al portar ropas del sexo opuesto y manifiestan fruición por la sensación física de la ropa y por mirarse al espejo. Le permite al hombre expresar su lado sensual, delicado, gracioso, fino, suave y tierno.

    Etiología Conductual

    Al comenzar la niñez, esta conducta puede ser causada por el rechazo manifestado por lo progenitores por el sexo del hijo. En ocasiones se inicia durante la adolescencia, época en la que no se desarrolla por el rechazo de los padres y se efectúa lejos de la vista de los demás.

     

     

    VOYEURISMO

    Descripción

    "Puede considerarse como la forma sexualizada de la curiosidad, convirtiéndose esta curiosidad como fin en sí". La contemplación constituye una perversión cuando se limita exclusivamente a los genitales, cuando aparece ligada al vencimiento de la repugnancia, o cuando en vez de preparar el fin sexual lo reprime.

    Es la obtención de excitación sexual al observar en forma oculta y sin el consentimiento de las victimas, quienes están desnudas o realizando alguna actividad sexual. Tal acto frecuentemente va asociado a la masturbación, pero no hay realización de acto sexual posterior a dicha conducta. El voyeurismo adquiere carácter compulsivo, puede ser pasajero pero frecuentemente es de curso crónico.

    Características personales y sociales del sujeto

    Esta conducta es predominante en hombres generalmente heterosexuales. La personalidad de los voyeuristas parece no mostrar rasgos patológicos, pero coinciden con hombres tímidos durante la adolescencia y tienen dificultad en establecer relaciones heterosexuales.

    El voyeurismo grave es sólo practicado por hombres y el voyeurismo encubierto es más practicado por las mujeres.

    Etiología conductual

    Esta desviación sexual por lo general comienza en la adolescencia y su inicio va asociado a la excitación sexual después de la observación, tal vez, casual de una mujer desnuda, una pareja durante el acto sexual, etc.. Posteriormente el sujeto asocia las fantasías con la masturbación, condicionando la excitación sexual.

    Etiología Psicodinámica

    Se origina en la necesidad del sujeto de revivir la observación de los genitales o el coito paterno para lograr un control sobre éstos; además, consigue la evidencia de que no es castigado con la castración debido a la contemplación. Representa un desafío para el super yo, porque intenta evitar el sentimiento de culpa.

    Evita la dependencia frente al objeto sexual y las implicaciones de esta, además de expresar el odio hacia el objeto. 

     

    OTRAS PARAFILIAS

     

    ZOOFILIA

    Descripción

    Se considera zoofilia cuando se encuentra perturbado el objeto sexual de la tendencia sexual hacia los animales, siendo éstos el fin específico de su motivación sexual.

    Características personales y sociales del sujeto

    Pese a ser asociada generalmente a los enfermos mentales, la experiencia aporta la evidencia de que en tales enfermos no se observan aberraciones sexuales distintas que las que se observan en la población general. Esta parafilia se puede presentar en cualquier individuo, ya sea que desarrolle todas sus áreas en forma normal o que presente una total anormalidad.

     

    FROTTEURISMO

    Descripción

    Es la obtención de placer exclusivo a través del frotamiento de los órganos genitales contra el cuerpo de una persona desconocida y sin su consentimiento, a veces utiliza las manos y acaricia a su víctima, se realiza en lugares públicos y concurridos. Esta conducta no es preludio de actividad sexual; en su mayoría, la masturbación acompaña al recuerdo de tal situación.

    El frotteurismo suele ser pasajero con prevalencia entre los 15 y 20 años de edad.

    Características personales y sociales del sujeto

    El frotteurista generalmente es una persona pasiva y aislada.

    Etiología Conductual

    La aparición de esta conducta se asocia a la observación de la misma conducta en otras personas y la posterior imitación. 

     

    Parafilias No Categorizadas en Otros Items

    • Escatología telefónica (llamadas obscenas)

    • Necrofilia (cadáveres)

    • Parcialismo (atención centrada en una parte del cuerpo)

    • Zoofilia (animales)

    • Coprofilia (heces)

    • Clismafilia (enemas)

    • Urofilia (orina)

    En las disfunciones sexuales no existe, como en los casos anteriores, desviación del objeto sexual, sino una inhibición del deseo, la capacidad de excitación, orgasmo o satisfacción sexual.

    • Deseo sexual hipoactivo: consiste en una disminución (o ausencia) de fantasías y deseos de actividad sexual de forma persistente o recurrente. El juicio de deficiencia o ausencia debe ser efectuado por el clínico, teniendo en cuenta factores que, como la edad, el sexo y el contexto de la vida del individuo, afectan a la actividad sexual. El trastorno provoca malestar acusado o dificultades de relación interpersonal.

    • Aversión al sexo: el individuo sufre una aversión extrema y persistente todos (o prácticamente todos) los contactos sexuales genitales con una pareja sexual.

    • Excitación sexual inhibida en la mujer.  Frigidez: fracaso en la obtención de la respuesta fisiológica normal durante el acto sexual en que no se produce o no se mantiene la lubricación y tumefacción genital.

    • Excitación sexual inhibida en el hombre. Impotencia: fracaso en la obtención de la respuesta fisiológica normal durante el acto sexual ci¡on falta el reflejo de erección.

    • Orgasmo femenino inhibido: ausencia o retraso persistente o recurrente del orgasmo tras una fase de excitación sexual normal. Las mujeres muestran una amplia variabilidad en el tipo o intensidad de la estimulación que desencadena el orgasmo.

    • Orgasmo masculino inhibido: es la ausencia o retraso persistente o recurrente del orgasmo, tras una fase de excitación sexual normal, en el transcurso de una relación sexual normal.

    • Dispareunia: dolor genital recurrente o persistente asociado a la relación sexual, como por ejemplo en la penetración. Este trastorno puede ser de origen orgánico (inflamación o infección genital) o sexológico, la causa más común de este dolor genital es debido a una excitación inadecuada, por lo cual, al no producirse la lubricación, la penetración resulta dolorosa.

    • Vaginismo: se produce por la contracción involuntaria de la musculatura del tercio externo de la vagina, que impide o perturba el coito.

    • Eyaculación precoz: eyaculación persistente o recurrente en respuesta a una estimulación sexual mínima antes, durante o poco tiempo después de la penetración, y antes de que la persona lo desee.

    • Transexualismo: identificación acusada y persistente con el otro sexo (no sólo el deseo de obtener las supuestas ventajas relacionadas con las costumbres culturales). El transexual es una persona que repudia su sexo anatómico y decide cambiarlo. En los adolescentes y adultos la alteración se manifiesta por síntomas tales como un deseo firme de pertenecer al otro sexo, ser considerado como del otro sexo, un deseo de vivir o ser tratado como del otro sexo o la convicción de experimentar las reacciones y las sensaciones típicas del otro sexo.

        Tratamiento

    La terapia sexual en pareja es utilizada cuando existen disfunciones sexuales que no están asociados a otros trastornos psicopatológicos. Se parte de la consideración que ambos cónyuges están implicados en los problemas sexuales que sufren, por lo deben participar juntos en el programa terapéutico.

     En numerosas ocasiones un problema sexual es un reflejo de otros desacuerdos o desequilibrios en la pareja. Los problemas sexuales muchas veces implican una falta de comunicación, escasa información o  ideas erróneas sobre el mismo. El terapeuta debe tratar la relación conyugal en su conjunto, utilizando siempre una actitud educativa, sugiriendo actividades sexuales específicas para que  puedan ser puestas en práctica por la pareja en la intimidad. En todo momento se potencia la comunicación fluida entre la pareja, así como la expresión de las necesidades mutuas. Gradualmente, la pareja va ganando confianza y aprende a comunicarse verbal y sexualmente.

    También existe la terapia conductual, que se basa en el supuesto de que la disfunción sexual es una conducta aprendida, por lo tanto modificable. El terapeuta anima al paciente a que controle su ansiedad sexual a través de un programa de desensibilización sistemática.

    La terapia grupal proporciona un sistema de apoyo para los pacientes que se sienten avergonzados, ansiosos o culpables de algún problema sexual concreto. Es el contexto ideal para desmentir mitos sexuales, corregir ideas erróneas y ofrecer información adecuada sobre el sexo.

    Bajo el concepto de instinto comprendemos una representación psíquica de una fuente de excitación, continuamente corriente o intrasomática, a diferencia del estímulo producido por excitaciones aisladas procedentes del exterior. Es uno de los conceptos límites entre lo psíquico y lo físico, donde la fuente es un proceso excitante en un órgano y su fin más próximo está en hacer cesar la excitación de dicho órgano.

    En las perversiones, entonces, encontramos anormalidades tanto en la cualidad de los impulsos sexuales como en el objeto. Es así como el sadismo, el masoquismo, el voyeurismo y el exhibicionismo muestran perturbada la naturaleza del impulso sexual. En cambio, en la pedofilia y la zoofilia, el objeto normal ha sido reemplazado, lo que lo convierte en anormal.

    Al dársele gran importancia etiológica a los puntos de fijación en las formas pregenitales de gratificación, deberían considerarse como manifestaciones de un desarrollo sexual interrumpido, antes que como una desintegración de la sexualidad madura a sus componentes pregenitales. 

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    Enviado por:Canche
    Idioma: castellano
    País: Guatemala

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