Psicología


Psicoanálisis


  • EL DESARROLLO HISTÓRICO DE LAS TEORIAS DE S. FREUD.

  • Antecedentes e influencias principales de Freud.

  • El carácter de incesante perfeccionamiento que Freud ha realizado de sus obras hace que el Psicoanálisis sea un conjunto de mini-teorías que Freud fue desarrollando durante 45 años. De tal forma que se puede decir que existen distintos Freuds dependiendo de la época que se estudie.

    Los comienzos de su obra se remontan antes del nacimiento de Freud. Antes se pensaba en que la Psicología estudiaba los efectos del subconsciente del individuo, de estos antecesores a Freud están:

  • Carus, en la década de los años 30 del siglo XIX, había publicado unas lecciones de psicología en las que la clave para conocer los fenómenos conscientes era saber que surgían de un reino animal al cual el propio sujeto no puede acceder; este sería el ámbito inconsciente que es el esencial. Dentro de cada mundo había distintas leyes: a) el reino de la consciencia sería el reino de la libertad, de la civilización, del indeterminismo y b) el reino de la inconsciencia sería el reino de la necesidad, de la bestia, del determinismo.

  • Von Hartmann alrededor de 1890 publicó una historia del pensamiento occidental explicada a la luz de los supuestos procesos inconscientes de los autores.

  • Schopenhaver y Nietzsche en la segundo mitad del siglo XIX configuran lo que se ha llamado los "filósofos de la sospecha", son autores que han acentuado los elementos irracionales, inconscientes e incluso erótico en la determinación del comportamiento. Frente a la idea racionalista de hombre capaz de vivir en sociedad mediante la educación la idea de la bestia en la cual la educación es un mero disfraz.

  • Es ahora cuando surge Freud, un personaje con una capacidad intelectual extraordinaria en el que convendría distinguir dos ramas en su formación:

  • Humanista o Idealista que está vinculada a la formación en literatura y filosofía que él mismo inició por cuenta propia.

  • Positivista o mecanicista que está vinculada a su formación en Medicina en la época en que existe un fuerte positivismo. En esta segunda etapa existen una serie de autores que le influyeron:

    • Helmholtz.

    • Brücke que era un fisiólogo que estaba fascinado por los avances de la Termodinámica, de tal forma especula una semejanza del modelo del sistema nervioso como un sistema energético controlado por los principios de la Termodinámica. Precisamente Freud toma de Brücke la idea formando una Psicodinámica que supone al psiquismo humano como un sistema energético en donde la energía fluye, se desvía o bloquea.

    Freud considera al hombre como una máquina de vapor. Considerará el psiquismo como una cantidad limitada de energía de tal forma que si se usa una mayor cantidad en una dirección se agotará y no quedará para otra dirección. Esto se conoce como el "enfoque económico del psiquismo".

    Supones por tanto, que el hombre nace con un potencial de impulso, con una cantidad de deseo; este deseo ha de conectarse a objetos. En el Psicoanálisis se llama objeto a conductas, personas, cosas, imágenes o ideas que son susceptibles de quedar investidos de deseo. El proceso por el cual la energía se vincula al objeto se llama catexia. Una catexia muy grande a un objeto debilitará al sistema para catecticiar a otros objetos.

    Como la energía tiende a liberarse y encuentra trabas, la energía se desviará hacia otros objetos, hacia aquellos que oponen menor resistencia. Si la energía es bloqueada y queda retenida podrá convertirse en otras cosas. Esta energía psíquica está alimentada por los instintos y es ante todo energía de la vida y por lo tanto es energía sexual. Esta energía erótica es lo que llamamos libido (eros). Si bien es cierto a medida que avanza la obra freudiana aparece una segunda energía que no está vinculada a la vida sino a la muerte o destrucción y que se llama thanatos (nunca lo desarrolló igual que a la libido).

    La meta de toda conducta es la reducción de la tensión que ocurre al liberarse la energía acumulada; lo hace buscando el placer.

  • Épocas del pensamiento freudiano.

  • Se distinguen tres grandes épocas en la obra de Freud según Rapaport:

  • El modelo del trauma afectivo o teoría de la seducción (1883-1897): en esta etapa aparecen algunas de las ideas más destacadas del Psicoanálisis; pero también falta el núcleo fundamental del mismo. Una obra representativa de esta época es "Estudios sobre la histeria".

  • La etapa de la primera tópica freudiana (1898-1922): el enfoque tópico es el segundo enfoque de Freud en el que se considera al psiquismo como un topo, un lugar y que, por tanto, cabe cartografiar. Freud realiza su primera teoría sobre la anatomía del psiquismo y distingue tres partes: a) consciente; b)preconsciente y c) inconsciente. De esta época son los libros "Interpretación de los sueños", "Psicopatología de la vida cotidiana" y "Cinco lecciones de Psicoanálisis".

  • La etapa de la segunda tópica freudiana (1923-1939): en esta época distingue nuevas partes del psiquismo: a) Ello (Id); b) Yo (Ego) y c) Superyó (superego). Se caracteriza también porque el Psicoanálisis desborda a la psicología y comienza a aplicar sus lógicas a la sociología, al arte, a la antropología… en definitiva, a las Humanidades. Una obra representativa es "El Yo y el Ello" y "Tótem y Tabú".

  • B.1. El modelo del trauma afectivo.

    Freud termina medicina y comienza a trabajar entrando en contacto con la psiquiatría y entra en contacto con la histeria. No está de acuerdo con el enfoque con el que era analizada en la medicina del momento la cual la abordaba desde una perspectiva materialista que buscaba la anomalía estructural. Desde un primer momento no estuvo de acuerdo y pensó en que el sistema nervioso se encontraba estructuralmente bien lo que ocurría es que funcionaba mal. En este momento se abre la posibilidades de una interpretación funcional de la histeria.

    En 1882, Freud oye hablar de un médico en Viena que trataba a una histérica utilizando la conversación y la hipnosis. La paciente - Anna O- del doctor Brever presentaba todos los síntomas de una histérica (parálisis, períodos de hidrofobia, períodos en los que sólo entendía y hablaba el inglés…). El interés por este método fue tal que comenzó a trabajar con el doctor Brever y a medida que se sucedían los casos Freud observó que al cabo de largo tiempo, bajo hipnosis, las mujeres recordaban ciertas experiencias infantiles. Estas experiencias acostumbraban a tener contenido sexual y a estar referidas a episodios de abusos sexuales sufridos en la infancia. Al hablar la mujer parecía que mejoraba en síntomas y además parecía haber una relación simbólica entre el trauma y el síntoma neurótico.

    Viaja a París y trabaja con un importante psiquiatra, Charcot, y vuelve a Viena con su primera teoría sobre el origen de la histeria. Suponía que conflictos sexuales traumáticos, infantiles y reales transferían en alguna forma de energía y contenidos mentales fuera de la consciencia. De tal forma que estas energías quedaban reprimidas, pero a la vez activas; por tanto, la terapia consistiría en recordar permitiendo penetrar a lo reprimido desapareciendo el síntoma ("limpiar la chimenea"). La misión, por tanto, de la terapia consistía en transformar la histeria en pena cotidiana.

    Poco a poco Freud fue distanciándose de Brever por tres motivos:

  • La hipnosis: Brever era un defensor acérrimo mientras que Freud fue encontrándole defectos. Observó que las mejorías eran pasajeras y buscó otras formas para facilitar el recuerdo. Además cuentan que Freud no era bueno hipnotizando.

  • El pansexualismo: consideración en la cual se cree que tras toda patología psíquica se encontraba un conflicto sexual. Brever no estaba de acuerdo con este tipo de teorías.

  • Freud descubrió la relación de transferencia: durante la terapia los pacientes transfieren al terapeuta los sentimientos que estuvieron implicados en su recuerdo traumático; de tal forma, en función de que la niña sintiera dolor, asco, amor, dulzura… durante el trauma así iba a proyectarlo sobre el terapeuta y en considerar al terapeuta. Esto asustó a Brever; pero a Freud le interesó hasta el punto en que llegó a pensar que esta transferencia era la clave de la terapia o al menos una de las tres claves. Intentó potenciarla y desarrolló una serie de técnicas para ello, la principal estrategia está basada en el carácter vacío del terapeuta (el paciente no ve al terapeuta mientras habla). El paciente toma al terapeuta como una silueta, como la figura del abuso. Y es esta escena psicoanalítica la que favorece a que la mujer reviva la relación padre-hija. Esto supone que la terapia se convierta en una revivencia del trauma. El trauma "volverá" a ocurrir durante la terapia, se experimentará de la forma más vívida posible como si de verdad volviese a ocurrir, en esto está la clave, el terapeuta debe manipulara el problema para que la mujer salga sana y no herida. Es una segunda oportunidad para vivirlo pero con "final feliz". Pasa lo mismo en otras ideas freudianas; en su detalle completo es falso; sin embargo, en el interior se pueden encontrar conclusiones fascinantes. La idea brillante sería el hecho de que toda neurosis tiene un origen de interacción social y, por tanto, la terapia no es un sitio donde se hable del problema sino que es un sitio donde se da el problema. La terapia es una relación entre el terapeuta y el paciente donde el terapeuta no es más que un ejemplo del problema, es parte del problema.

  • En 1895 Freud encuentra el sustituto de la hipnosis y se trataba de la técnica de las asociaciones libres. Consistía en exponer al paciente una serie de estímulos normalmente verbales para que la persona conteste con lo primero que se lo pase por la cabeza formando cadenas. No importa que la respuesta sea absurda, obscena, agresiva… se debe conseguir que la persona diga todo lo que se le pase por la consciencia sin ningún tipo de presión. Según Freud esta es la regla fundamental del Psicoanálisis. Este método permite el recuerdo de lo reprimido de una forma más satisfactoria de lo que era la hipnosis. Estas cadenas de asociaciones después de muchas sesiones revivirían el recuerdo reprimido.

    También es en estas fechas cuando comienza a interpretar los sueños. En definitiva, hacia el año 1896-1897 Freud tenía construido un sistema psicopatológico que se enfrentaba al de la medicina de la época. Decía que un trauma sexual y su represión eran lo que provocaba las neurosis. La solución por tanto vendría con la recuperación del trauma ayudándose de la relación terapéutica y de técnicas asociativas y oníricas. Pero aún falta l idea fundamental del Psicoanálisis.

    Hasta la fecha estaba convencido de la realidad del trauma y, por tanto, la neurosis estaba provocada por la adaptación del sujeto a un ambiente hostil. En último término estaríamos ante un Freud ambientalista, entiende que para comprender la histeria se debe fijar en la familia del paciente. Esta etapa se llama "Teoría de la seducción" ya que el problema surge en el episodio de la seducción de la niña respecto del padre. Sin embargo en 1897 Freud cambia de idea, comienza a pensar que el abuso no existió sino que eran las fantasías que tuvo la niña en su momento movidos por el deseo de que tales hechos sucediesen; deseaba en último término la penetración por parte del padre.

    La teoría de la seducción "ambientalista" es sustituida por la "Teoría de la represión". Ahora la neurosis ya no es fruto de la adaptación a un ambiente hostil sino que es fruto del manejo que la propia persona hace de sus propios deseos. Esta idea lleva implícita una nueva reformulación del ser humano en el sentido de que entiende que el ser humano está irremediablemente enfrentado a la sociedad. El deseo elemental humano está condenado por definición a no satisfacerse jamás (el deseo del niño/a hacia su m/padre a no satisfacerse) y el ser humano es por definición un ser insatisfecho al que no cabe en su vida otra cosa que satisfacciones sustitutas.

    Existen dos posturas para dar una explicación a este cambio. La postura oficial, la que dio Freud, es que llegó un momento que él mismo dejó de creer a sus pacientes puesto que le parecía inverosímil que en Viena existiese tanta pederastia y que en el Psicoanálisis que se realizaba él mismo salía que su padre era un abusador- cosa totalmente falsa-.

    Hace unos diez o quince años Masson publicó su libro "El asalto a la verdad. El paso de la Teoría de la seducción a la Teoría de la represión" en el que se daba otros motivos a ese cambio. Los datos recogidos en este libro fueron sacados por el propio autor de los archivos secretos de Freud (Masson era el director de esta sección). La explicación está centrada en Fliess, un otorrinolaringólogo vienés que toma el papel de Brever para Freud. Fliess había formulado una serie de hipótesis sobre el origen y curación de las neurosis, según su Teoría nasal la forma, las secreciones de la nariz eran las causantes de las neurosis. Al parecer esta idea convence a Freud y hace que Fliess le convenza de que no debía creer lo que le decían sus pacientes; Masson comenta que esto podría deberse a un plan "maléfico" de Fliess ya que este era abusador y no querría ser descubierto.

    Otro motivo comentado en el libro de Masson es que en sus inicios Freud no era aceptado en la sociedad médica vienesa; pero al negar que exista la realidad del trauma la sociedad médica le acepta e incluso alaba.

    Sea lo que sea, la cuestión es que a partir de este momento Freud se ve obligado a especular toda una maquinaria psíquica que pudiese explicar cómo es que sus pacientes narran episodios sexuales en su infancia si no han ocurrido. Para ello Freud decide "romper en partes" al ser humano ya que ahora la clave de las neurosis ya no está en la relación entre el individuo y el mundo sino que se basa en la relación del sujeto consigo mismo, en la relación entre unas y otras partes del sujeto. Ahora el mundo queda proyectado dentro del sujeto. En definitiva, este nuevo Freud se ve obligado a ver al sujeto como formado por partes y es ahora cuando nace el Psicoanálisis.

    B.2. El modelo topográfico ("primera tópica").

    Freud cambia su punto de vista y, por tanto, debe realizar una geografía interior. La cuestión es que al proponer una estructura de la mente Freud no se limita a la mente neurótica de tal forma que su psicopatología termina convirtiéndose en una psicología general. De esta forma en "Interpretación de los sueños" presenta su primera tópica, su primera interpretación del psiquismo como un sitio donde cabe realizar una anatomía.

    Al principio Freud dejó claro que su propuesta era una mera hipótesis; es prudente y comedido a la hora de especular. Aunque a medida que avanza su obra Freud termina por afirmar la existencia de dicha estructura.

    En esta primera tópica propone una estructura de la mente compuesta pro tres instancias o sistemas que Freud supone que estarían dispuestas sucesivamente "como las lentes en un telescopio". En primer lugar estaría el sistema consciente, el nivel más superficial del aparato psíquico. Bajo él, la instancia preconsciente compuesto de todo aquello que no es consciente pero que puede llegar a serlo si el sujeto es convenientemente estimulado. Y por último estaría el inconsciente que contiene los elementos que no están en la consciencia pero no pueden estarlo, sólo en circunstancias excepcionales.

    La función de las instancias superiores es ante todo contener, reprimir, los contenidos que se hayan en el inconsciente. Esta función es de vital importancia para el aparato psíquico ya que si emergiese el inconsciente se destruiría el aparato psíquico. Los deseos de la consciencia, por tanto, son sustitutos de "algo" de la inconsciencia.

    El inconsciente es ilógico; es decir, en él un elemento y su contrario pueden convivir sin exigir su resolución. Ala vez es inmanente, es decir, se confunde el objeto y su representación y en él no existe ni tiempo ni espacio. La racionalidad es una excusa de las instancias conscientes. Se rige por el principio del placer ya que busca siempre la liberación inmediata de las satisfacciones independientemente de que esté o no presente el objeto deseado. En este sentido, el inconsciente es todo proceso primario, es decir, es energía bruta que no ha sido elaborada y cuyos contenidos son básicamente sexuales.

    El preconsciente representa un papel intermedio al servir de regulación entre las pulsiones internas y las exigencias del mundo exterior. Al preconsciente le toca comenzar a reprimir la energía psíquica y al retenerla ésta se transforma. Por tanto, en esta instancia ya se distingue el proceso secundario (en oposición del proceso primario)que no es más que la retención y liberación de energía transformada. En el preconsciente comenzará a estar gobernado por el principio de la realidad; el deseo se retiene hasta que el mundo se aviene con él.

    En el consciente estos elementos de deseo ya se dan completamente formados ya es por completo proceso secundario gobernado por el principio de la realidad y atenido al mundo.

    Freud advierte de ciertas vías para entrar en el inconsciente, la censura de las estructuras superiores sobre las inferiores no es perfecta por lo que ciertas "chispas" del inconsciente surgen al consciente. Estas "fisuras" del aparato son los lapsus al hablar (errores producidos por el cansancio que hacen que la censura se debilite y surja el inconsciente); los actos fallidos (equivocaciones, olvidos); el arte (la inspiración sería el momento donde reina el inconsciente);las asociaciones libres que los pacientes hacen en terapia… Correspondería al terapeuta estar atento a estas "chispas". Pero estas son, según Freud, "vías secundarias" donde no se consigue la información directamente; el "camino de los reyes" hacia el inconsciente sería la interpretación de los sueños.

    En el sueño las estructuras consciente y preconsciente aflojan su censura y es en ese momento cuando afloran los contenidos inconscientes. La censura no se elimina completamente por lo que disfraza levemente los contenidos del deseo.

    Existen muchos mecanismos de elaboración onírica, los principales serían el mecanismo de condensación, según el cual varios elementos se funden en uno solo, y el mecanismo de desplazamiento, según el cual los elementos aparecen desplazados de sus contextos habituales.

    En último término los sueños siempre suponen la satisfacción de los deseos inconscientes. Es un dogma, la satisfacción de los deseos primarios regido por el principio del placer, aquellos que no pueden ser satisfechos en la realidad y sí en los sueños. Le tocará al psicoanalista distinguir en el sueño el contenido manifiesto y el contenido latente.

    El proceso de reificación fue sufrido por el sistema freudiano a lo largo de la primera tópica cómo inicialmente este sistema era propuesto como una hipótesis y a medida que transcurren los años Freud poco a poco va convirtiendo en cosa al aparato psíquico. Pasa sutilmente a ser tesis sin ser nunca demostrada, se toma como cierta y como explicación de terceros fenómenos. Al término de esta tópica ya no duda sobre la realidad del inconsciente y responsable de la neurosis en último término. No sólo existe sino que es el auténtico sujeto, lo demás son defensas o procesos secundarios que oscurecen al verdadero individuo.

    B.3. El modelo estructural ("segunda tópica")

    Hacia el comienzo de los años veinte se van acumulando problemas que no están bien explicados en la primera tópica. Un problema importante fueron las resistencias al tratamiento que son dificultades conscientes que el sujeto pone al tratamiento cuando este comienza a funcionar. Es habitual que cuando la terapia comienza a funcionar, de manera falsa el paciente falte a terapias o tenga reacciones de enfado inexplicables. Otras anomalías tenían que ver con las reacciones terapéuticas negativas, los sentimientos de culpa o agresivos.

    'Psicoanálisis'
    Debido a estos problemas Freud propone una nueva tópica donde hay tres sistemas diferentes a los anteriores, respecto de los cuales los sistemas anteriores se convierten en adjetivos. Para explicarlo Freud utiliza la metáfora del iceberg donde la parte más grande se encuentra bajo el nivel de la consciencia y se denomina ello. Otra parte mucho más pequeña es el yo que es básicamente consciencia pero guarda una pequeña parte de inconsciencia. Por último cabe una tercera estructura que está entre la consciencia y la inconsciencia y que denominó superyó.

    El Ello es muy parecido al inconsciente de la primera tópica, únicamente ahora el Ello tiene ciertas connotaciones bioligicistas, innatas, instintivistas que no tenía el inconsciente. Sigue siendo el reino del principio del placer y del proceso primario y sigue estando compuesto por el deseo sexual como fuente energética. Aunque también contiene deseo de muerte (thanatos).

    El Yo no tiene un paralelismo inmediato en la primera tópica. Este Yo cumple la función de ser el gran negociador del psiquismo y le toca mediar entre tres partes; por un lado la realidad, por otro los deseos libidinosos del Ello y en tercer lugar los deseos represores del Superyó. Freud acostumbró a apelar a un mito platónico para explicar su estructura, el mito de "La Auriga". En este mito aparece un jinete que intenta mantener en equilibrio a dos caballos - blanco simboliza la virtud y el negro el deseo- que tiran de un carro. El Yo es una instancia débil, es de hecho el punto por donde se rompe el sistema psíquico; el Yo es visto como un jinete débil y asustado que malamente consigue mantener en equilibrio entre los dos caballos que se desbocan - blanco, Superyó y negro, Ello-.

    El Superyó tampoco tiene un paralelismo en la primera tópica y es tratado en dos sentidos diferentes. El primero trata al Superyó como el ideal del Yo, de tal manera que el Superyó sería la interiorización del héroe que Freud entiende como el padre; el sujeto se juzga a sí mismo comparándose con esa figura que él interioriza. Cabría una forma más habitual de entender el Superyó, en donde éste funciona como una instancia crítica y cruel contra el Yo. El Superyó sería ahora la interiorización del castigo, de las prohibiciones parentales. Este Superyó actuaría como un permanente juez, un permanente censor. En este sentido se rige por el principio de la moralidad que intenta retener siempre el placer, no satisfacer nunca el deseo ni siquiera cuando el mundo lo permite. Por tanto, sería el contrario del Ello. Gracias al Superyó Freud entiende ahora una serie de fenómenos propios de neurosis "masculinas", distínicas que son las afectadas por la melancolía, la obsesión, los sentimientos de culpa… estos problemas son debidos aun exceso de moral ("el caballo blanco se ha desbocado").

    La obra freudiana termina con una complejidad conceptual extraordinaria. En los textos de los años veinte y treinta, Freud se encuentra atrapado en su propia mitología de tal forma cae en la trampa de una obra llena de cultismos y referencias que dificultan la lectura a lectores no relacionados con este tipo literatura. Los elementos del aparato psíquico que Freud había reificado ahora se antropomorfizan hasta el punto en que en el interior de las personas pareciera que hubiese tres personas distintas.

    En esta segunda tópica la obra de Freud desborda a la Psicología y termina por convertirse en una macroteoría humanística. Freud armado de todos estos conceptos explicará la guerra, la religión, el arte, la política, la cultura, los mitos…

    En 1939 Freud muere a causa de un cáncer de boca. Una curiosidad: no quiso tomar ningún tipo de medicamento para mitigar el dolor.

    DINÁMICA DE LA PERSONALIDAD: ANSIEDAD Y DEFENSA.

    El Yo tiene como misión poner en práctica los mecanismos de defensa de la persona y esta defensa se levanta cuando aparece la ansiedad. De esta manera la ansiedad es una señal de que el aparato psíquico va a romperse.

    Caben tres tipos de ansiedad:

  • Ansiedad realista cuando lo que presiona al Yo es la realidad.

  • Ansiedad neurótica cuando el Ello presiona tanto que el jinete siente que perderá el control.

  • Ansiedad moral cuando el Superyó presiona mucho, cuando el Superyó tiraniza al Yo con sus sentimientos de culpa.

  • El Yo es el encargado de poner las defensas ante el peligro por lo que la ansiedad es sólo una señal de peligro.

    Ante una ansiedad real el Yo pone en práctica defensas objetivas; sin embargo cuando es neurótica o moral esto es, cuando el peligro es interno no es posible defenderse o huir de uno mismo. Es entonces cuando el Yo pone en práctica una serie de trucos destinados a recuperar el control. En último término entenderá Freud que la dinámica de oposición entre el deseo y la censura se da permanente mente en el individuo de tal forma que todo el comportamiento puede considerarse defensiva contra sí mismo. Por lo tanto la conducta son las chispas que surgen de la lucha entre el deseo y la censura. Todo esto caracteriza el enfoque dinámico del psiquismo que es el tercer enfoque de la obra freudiana. El enfoque dinámico entiende que el comportamineo es el resultado de la lucha entre las posturas.

    Los trucos que el Yo utiliza para recuperar el control son llamados mecanismos de defensa y aunque se ponen en práctica por el Yo son sin embargo inconscientes, es decir, es la parte del Yo que se encuentra debajo de la línea de flotación del iceberg. Esto es, que es la parte ellóica del Yo.

    El principal mecanismo de defensa que utiliza el Yo es la represión ya que es el menos elaborado y eficaz. Cuando un deseo prohibido pretende presentarse en el campo de la conciencia el YO lo reprime. Es el más habitual aunque tiene un inconveniente ya que cuesta mucha energía al sistema. Además si los deseos son especialmente intensos o son numerosos la represión puede agotar al sistema. Una característica neurótica habitual es su permanente estado de cansancio y este es debido a que emplea gran parte de la energía en reprimir.

    Cuando la represión no es adecuada, el Yo pone en práctica otros mecanismos más elaborados para poder liberar la energía acumulada y así mantener el equilibrio. Así por ejemplo el mecanismo de proyección mediante el cual el Yo permite que aflore el deseo prohibido si bien es atribuido a otra persona. Mediante la proyección se atribuiyen a los demás los propios deseos. Un miembro de la pareja se queja de la hostilidad del otro cuando en realidad se queja de su propia hostilidad.

    Otro mecanismo de defensa es el delirio de celos aunque no siempre; pero sí en una gran mayoría de veces. El celoso vierte sobre su pareja sus propios deseos de adulterio. El mecanismo de formación reactiva consiste en que aflore el deseo prohibido si bien disfrazado de su opuesto. Los miembros de las cruzadas puritanas en verdad están enmascarando sus deseos pornográficos. La homofobia sería el disfraz de un homosexual reprimido. La pulsión excesiva a la limpieza es un disfraz de un deseo fecal o anal. En definitiva, siempre que se esté frente a una pasión exagerada y sin explicación se podría pensar que en realidad es su opuesto.

    Los mecanismo de defensa se pueden combinar y así es conocida la teoría freudiana acerca de la paranoia o delirio de persecución. Este sería el resultado de la unión entre un delirio final ("todos me odian") que procedería de un delirio anterior inconsciente ("todos me desean") que mediante una formación reactiva se convierte. Pero este anteriormente sería "yo deseo a todos" que mediante un mecanismo de proyección se convertiría en "todos me desean". Freud asume que esto también se podría decir de la pulsión homosexual.

    La racionalización es otro mecanismo de defensa que consiste en permitir la aparición del deseo prohibido si bien atribuyéndolo a causas socialmente aceptables. Y por último, está la sublimación que se podría decir que es el mecanismo "sano" ya que los anteriores pueden desembocar en alguna neurosis. La sublimación consiste en recanalizar la energía asociada al deseo prohibido y transformarla en un objeto socialmente aceptable. Un cirujano sublimaría sus deseos de abrir a la gente mediante su profesión. El arte sería la sublimación del erotismo.

    La gran teórica de los mecanismo de defensa fue la hija de Freud.

    ETAPAS DEL DESARROLLO PSICOSEXUAL

    La evolución de la personalidad en el individuo va a depender de cómo haya evolucionado su energía psíquica. Esto es, va a depender del desarrollo de su libido. Entenderá Freud que la libido se mueve según el niño se vaya desarrollando y dependiendo de ese desarrollo tendrá una personalidad u otra. Freud es pesimista y dice que al término del edipo la personalidad ya está fijada y será muy difícil cambiarla.

    La primera etapa del desarrollo psicosexual es la fase oral o caníbal que abarca el primer año de vida del niño. En este momento el placer se encuentra colocado en la boca de tal forma que las actividades placenteras son morder, chupar y tragar. La boca es la gran ventana al mundo y es en este momento cuando el niño asimila el mundo "comiéndoselo". Es una etapa en al que el niño depende de los adultos para todo y por ahora sólo hay Ello; el bebé es puro animal, es todo proceso primario y principio del placer.

    La segunda etapa es la fase anal o sádica en la que hacia al comienzo del segundo año de vida la libido recorre el tubo digestivo hacia el ano y este se convierte en el objeto de placer. Ahora las actividades placenteras eróticas serán jugar a retener y expulsar las heces. Sin embargo, es este momento tiene lugar el momento cuando al niño se le entrena en el control de los esfínteres. Es la primera vez en la que el niño se somete a una disciplina y por lo que el placer no es satisfecho inmediatamente sino que se atiene a la realidad. Nace ahora el proceso secundario, el principio de la realidad. De tal forma que aparece el Yo gracias al control de los esfínteres.

    La tercera etapa es la fase fálica que se produce alrededor de los cuatro y seis años de edad. Ahora la libido migra de nuevo y pasa al falo (pene y clítoris). En este momento la actividad placentera será la masturbación y donde ocurre el drama básico del niño: el complejo de edipo. El mito edípico es:

    El niño/a obtiene de su madre hasta este momento la satisfacción a todos sus deseos por lo que cuando es el pene/clítoris el objeto de placer, el niño/a también tomará a su madre como objeto fálico. Obviamente un niño/a de esa edad no sabe lo que es el coito de tal forma que aunque no lo sepa el niño/a vagamente intuye que algún tipo de desgarro, violencia o penetración podría hacer con su falo respecto de su madre. De tal forma que el niño/a intentará seducir a su madre; pero esta no accede a su seducción porque tiene un competidor: su padre. Es en el momento en que descubren que existen otra "clase de niños" cuando la postura de unos y otros cambia.

    Así cuando el niño descubre que hay "niños sin pene" se resiste a creerlo; pero finalmente lo acepta y atribuye esa carencia a que han sido castrados por sus padres al descubrir su deseo. Esto provoca en el niño la angustia de castración. Entenderá Freud que cualquier ansiedad masculina tiene su origen aquí. Entonces, en el niño surge el deseo y la censura provoca la identificación con el agresor y su derrota es tan decisiva que en el niño surgiría una especie de "síndrome de Estocolmo". Asume como propia la moral del padre, interioriza el tabú del incesto y toda la moralidad paterna. Es en este momento cuando aparece todo el aparato psíquico en el niño.

    En el caso de las niñas, llegado ese momento en el que descubren "niños con pene" al comienzo no se lo creen; finalmente aceptan que son "personas a medias". En este momento el amor que la niña sentía por su madre se convierte en odio pues le reprocha que no sea "completa". Al mismo tiempo el padre se convierte en el héroe ya que está dotado del pene que la niña quisiera para sí y secundariamente el pene que la niña querría poseer mediante el coito. El edipo femenino no es diferente al del niño sino que es distinto. La niña quiere tener un hijo con el padre y al no conseguirlo sublima este deseo en el juego con las muñecas.

    Cuando descubre que no tiene pene aparece en ella la envidia del pene y, según Freud, toda la angustia, depresión, sensación de inferioridad, etc. Tiene su último origen en el sentimiento de inferioridad al saberse incompleta.

    En último término, la niña admira al padre y asume como propio la prohibición del incesto y con ello interioriza también el resto de la moral del padre. La forma en la que el niño y la niña adquieren la moral es distinta. El niño accede mediante el chantaje a la castración por lo que su moral será más culpabilizadora mientras que la mujer la ha adquirido admirando a su padre por lo que su moral será menos tajante, más blanda.

    Al término del edipo todo este proceso de movilización de la libido queda enterrada en el inconsciente y es debido a esto que la primera infancia no se recuerda. La personalidad del niño, entonces, ya quedará formada en función de la casuística con la que el edipo se desarrolle. Es importante que la teoría freudiana entiende a la mujer como un tipo particular de hombre. El edipo por lo tanto no es social o cultural, sino que la "anatomía es el destino"; es decir, en la propia anatomía del ser humano está grabado el concepto de primacía del falo. Freud decía que el falo manda en el que lo tiene porque lo tiene y en el que no lo tiene porque no lo tiene.

    El cuarto periodo en el desarrollo es el periodo de latencia que abarca desde los seis o siete años hasta la adolescencia. Ahora la energía sexual está sublimada y el sujeto puede dedicarse a realizar otro tipo de actividades: deporte, jugar, estudiar, etc.

    La quinta y última etapa es la genital en la que por fin el deseo deja de tomar al propio cuerpo como objeto y pasa a tomar al otro como el objeto de deseo. El adulto cuya libido haya evolucionado adecuadamente será un adulto que únicamente disfrutará con el coito, cualquier otra práctica indicará resto libidinosos que no han evolucionado.

    Este desarrollo se corresponde con un supuesto caso ideal que en la práctica no se da en ningún caso. En la práctica más bien todos estamos salpicados de fijaciones y de regresiones libidinales.

    Se entiende por fijación el proceso por el que una parte de la energía queda retenida en una fase y no avanza hacia las fases siguientes. Las fijaciones serán más o menos patológicas en función del volumen de la energía fijada y de cuan prematura sea. Una fijación oral será más problemática que una anal; esa será más grave que una fálica y así sucesivamente.

    Existen tres causas por las que se producen las fijaciones y son: una educación excesivamente rígida o autoritaria, una educación excesivamente anárquica o una alternancia entre ambos estilos. La última causa es la que provoca trastornos más graves.

    Las regresiones tiene que ver con el hecho de que en ocasiones una parte del deseo que había evolucionado hacia etapas avanzadas regresa a momentos previos del deseo. Las regresiones están provocadas por situaciones de tensión ante las cuales el sujeto no cuenta con estrategias adecuadas para afrontarlas.

    A consecuencia del conjunto de fijaciones y regresiones que tenga cada persona predominará una personalidad u otra. De tal forma que Freud establece una tipología de caracteres en función de que fase del desarrollo esté más marcada.

    Se hablaría de personalidad oral aquella que se caracteriza por estar preocupado por asuntos relacionados con el dar y recibir; por tener estilos pasivos y dependientes de comportamiento; por ser muy optimistas o pesimistas o periodos de alternancia entre ambos estados; por estar abiertos a nuevas experiencias e ideas y, sobre todo, por el uso de la boca para obtener satisfacción. Por esta razón tendrían una personalidad oral aquellas personas que disfrutasen con el sexo oral, con las cuestiones relacionadas con la comida, con el fumar, con el hablar en exceso y suelen ser irónicos.

    La personalidad anal tiene dos variantes la anal-retentiva y la anal-expulsiva aunque normalmente se utilice la primera para referirse a personalidad anal. Este carácter tiene tres características que forman la triada anal freudiana que son: a) orden, limpieza y organización excesivos; b) tacañería y afán por el coleccionismo y c) obstinación y terquedad.

    La personalidad fálica se caracteriza por rasgos como ser impulsivo e irresponsable; ser decidido, vanidoso y orgulloso; temeroso de la intimidad y del amor; extremadamente casto o promiscuo o periodos de alternancia y, sobre todo, muy competitivo.

    La personalidad genital es propia de personas maduras y sanas que se caracterizan porque disponen de la suficiente energía para una correcta socialización.

    El Psicoanálisis freudiano es el ejemplo clásico de lo que se conoce como Teorías psicodinámicas.

    2.- EVOLUCIÓN DEL PSICOANÁLISIS A PARTIR DE FREUD

    Es preciso señalar el hecho de que una parte considerable del Psicoanálisis desarrollado por los discípulos de Freud, incluso por los más allegados, tomó muy pronto el camino de la disidencia y la rebeldía. El punto de fricción principal, iniciador de las primeras discrepancias, fue el marcado pansexualismo de Freud y su intolerancia al disentimiento. La primera escisión fue la de Alfred Adler, que muy pronto, en 1911, se opuso abiertamente a la importancia que Freud concedía a los factores sexuales en la explicación de las neurosis, y abrió la vía, posteriormente mayoritaria, del Psicoanálisis psicosocial.

    Como características generales de los autores postfreudianos caben destacar (1) prestar menos atención a aspectos elloicos e instintivos, y prestar más atención a la Psicología del yo, (2) prestar menos atención a los conflictos y causas puramente intrapsíquicos, y prestar más atención a las causas interpersonales, sociales y a los aspectos relacionales, (3) prestar menos atención a la primera infancia, y más atención a los desarrollos posteriores y al funcionamiento adulto, y (4) prestar menos atención a los estadios psicosexuales, y prestar más atención al papel de las fuerzas sociales y culturales en el desarrollo.

  • La primera disidencia freudiana: A. Adler y C.G. Jung

  • Alfred Adler (1870-1937): Se separa del movimiento freudiano en 1911 debido al rechazo del que son objeto sus ideas. Funda un nuevo movimiento, llamado Psicología Individual o Psicoanálisis Psicosocial. En su teoría son centrales los conceptos de “sentimiento de inferioridad”, “lucha por la superioridad” y “rivalidad entre iguales”. Acentúa la profunda inferioridad biológica que caracteriza a la primera infancia, y cómo esta vulnerabilidad biológica está en la raíz de un estado psíquico de gran importancia: el sentimiento de inferioridad, que caracteriza inicialmente a toda persona. Es la lucha para superar estas

    sensaciones de inferioridad la que proporciona la energía para las actividades de la vida (el propio Adler fue un niño débil y enfermizo).

    Cómo se resuelva esa lucha y cómo perciba el sujeto su situación determinarán la personalidad del adulto. En las personalidades sanas, la lucha contra la inferioridad se resuelve mediante una compensación que da lugar a seguridad en uno mismo, a preocupaciones relacionadas con la solidaridad y el interés social, y a un psiquismo presidido por el coraje y el sentido común. Por el contrario, si el sujeto fracasa al intentar compensar sus sentimientos de inferioridad caerá en el complejo de inferioridad, considerado como la base de todos los trastornos psíquicos. Este complejo puede presentarse en su forma directa como permanente sensación de inferioridad frente a los otros, o en su forma invertida como sobrecompensación (por ejemplo, como aparente complejo de superioridad que incluye deseos de control excesivo sobre otros, violencia y creencia en una supuesta superioridad).

    Como Freud, Adler también creía en la gran importancia de los primeros años de la vida para la formación de la personalidad. Especialmente acentuó el papel que los padres juegan en este proceso, destacando dos tipos de conducta paterna que conducen a la neurosis futura del hijo. Por un lado, los niños mimados, aquéllos a los que se les ha dado todo hecho, se les ha guardado de todo riesgo y problema, y se les ha impedido tomar sus propias decisiones y cometer sus propios errores, serán adultos extremadamente descontentos, continuamente dubitativos, sobresensibles, impacientes, dependientes. Por otro lado, los niños rechazados, que no han recibido suficiente amor y atención, serán adultos incapaces de mantener buenas relaciones interpersonales con los demás, incapaces de experiencias de intimidad con otros.

    Adler también se interesó por la relación existente entre neurosis y orden de nacimiento, destacando cómo los hermanos mayores (destronados tras una época de mimos) tienden a ser adultos problemáticos y son los que tienen mayor probabilidad de padecer una neurosis adulta. Los hermanos menores también sufren condiciones de riesgo, aunque menores de las de los hermanos mayores.

    Carl Gustav Jung (1875-1961): Se trata del autor postfreudiano más heterodoxo, el “príncipe heredero” cuya marcha del “maestro”, provocada por su marcadísima deriva hacia la mística y la parapsicología, dolió a Freud muy especialmente. Es el fundador de la llamada “Psicología Analítica”. La interpretación sexualista de la energía psíquica por parte de Freud constituyó el eje de la discrepancia entre él y Jung. Mientras Freud concebía la libido en términos básicamente sexuales, Jung prefirió considerarla como una energía vital inespecífica de la que el sexo no era sino un componente.

    Jung se apartó también de su maestro en lo referente a la estructura de la mente. Para Jung, la psique constaba de tres pisos o niveles: el consciente, (que consideraba de importancia secundaria), el inconsciente personal, (compuesto por los impulsos y vivencias individuales, tanto reprimidos como olvidados), y el inconsciente colectivo, (el más profundo de todos y desconocido para el individuo, integrado por la experiencia heredada y acumulada de todas las generaciones anteriores). El inconsciente colectivo constituiría, según Jung, el almacén más importante de tendencias culturales heredadas y la fuente de las predisposiciones humanas a actuar de determinadas maneras ante situaciones semejantes. A su través, la herencia cultural de la humanidad impregnaría y dirigiría la vida mental de los individuos. Las pruebas recopiladas a favor de la existencia de dicho “inconsciente colectivo” se refieren básicamente a las coincidencias que aparecen entre folklores y mitologías distantes, y entre éstos y los delirios psicóticos.

    Dentro del inconsciente colectivo, nos encontramos con los arquetipos (elementos básicos e imágenes primordiales, como la madre tierra, el héroe fuerte, la princesa guapa, el anciano sabio, la bruja mala, el hada madrina, dios), el ánimus (la parte masculina de las mujeres), el ánima (la parte femenina de los hombres), la sombra (la parte oscura y perversa de la personalidad), el mandala (diseños circulares con doble eje de simetría que representan al yo), etc.

    Así mismo, Jung propuso dos formas básicas de clasificar a las personas. La primera toma como criterio cuatro formas diferentes que Jung propone de experimentar el mundo; así, habrá personas donde predomina la percepción, en otras será la intuición, en otras el sentimiento, y habrá unas últimas donde predominará el pensamiento. En segundo lugar, Jung fue el primero en proponer la clasificación de las personas en las categorías de introvertido y extravertido. Todo el mundo se relaciona con el mundo dando predominio a una de estas dos direcciones. En las personas introvertidas la orientación es interna, hacia el yo. Su carácter es dubitativo, reflexivo y precavido. En las personas extravertidas la orientación es externa, hacia el mundo. Son personas activas, aventureras y socialmente desenvueltas.

  • El énfasis cultural e interpersonal: K. Orney y H.S. Sullivan

  • Cuando el Psicoanálisis llega a los EE.UU., comienzan a aparecer una serie de autores (neofreudianos) que acentúan las fuerzas sociales más que las fuerzas biológicas en la determinación de la conducta.

    Karen Horney (1885-1952): Su rechazo a considerar que las diferencias hombre/mujer fuesen de carácter biológico o heredado, así como las diferentes formas de neurosis que observó en su práctica alemana y norteamericana, le llevaron a considerar que las condiciones culturales eclipsan por completo a los determinantes biológicos en la determinación de las neurosis (por ejemplo, trabajar duro, más allá de las propias necesidades, es algo considerado muy positivo en FE. UU., y era algo considerado “indecente” en la Grecia clásica), y que las relaciones interpersonales están en el núcleo del funcionamiento de todas las personalidades, sean sanas o neuróticas.

    Consideró que la clave de las neurosis está en la forma en cómo los individuos intentan afrontar su ansiedad básica (sensación de aislamiento e indefensión en un mundo hostil) aprendida en familias inadecuadas de formas muy diversas. Existen tres tendencias neuróticas, que ya se aprenden desde la infancia, con las que los sujetos intentan reducir su ansiedad (que en los individuos sanos están equilibradas, apareciendo la neurosis cuando una de ellas se exacerba y anula a las otras dos). En primer lugar, está la tendencia hacia los otros (necesidad imperiosa de caer bien, de ser aceptado, de ser querido especialmente por alguien, dependencia, incapacidad de vivir sin pareja, etc). En segundo lugar. está la

    tendencia contra los otros (comportamiento agresivo y hostil hacia las demás personas en el supuesto de que el mundo es hostil y la vida es lucha contra todos). Por último, está la tendencia lejos de los otros (comportamiento solitario, aislado, que no se vincula emocionalmente a los demás). Al final, cualquiera de estos tres estilos resulta ser inefectivo para el neurótico, ya que aunque alivia momentáneamente la ansiedad, crea a la larga más problemas de los que soluciona.

    Homey destacó también por su visión feminista y su reconstrucción del “complejo de Edipo” y la “envidia del pene” (introduciendo la “envidia del útero” masculina) desde categorías no sexistas, entendiendo que, a lo sumo, dichos fenómenos tendrían una determinación cultural.

    Harry Stack Sullivan (1892-1949): Es el neofreudiano más “psicosocial”. Consideraba que aspectos tan básicos de la personalidad como la ansiedad o el autoconcepto eran interpersonales en su origen. La ansiedad era fruto de las primeras experiencias con la madre, la cual transmite dicho sentimiento al niño; y el autoconcepto sería fruto de las percepciones del niño acerca de cómo es valorado por los demás. Sullivan distingue tres importantes partes en el autoconcepto o personificación (imágenes mentales que todos tenemos de nosotros y de las demás personas): el “buen yo, asociado a las experiencias positivas, seguras y no ansiosas, el “mal yo, asociado con el dolor y las amenazas a la seguridad, y el “no yo, la parte del autoconcepto que se rechaza porque supone una ansiedad intolerable, operando de forma inconsciente (y que es el que emerge, por ejemplo, en las psicosis).

    Dentro de los aspectos evolutivos, Sullivan destacé la importancia de la preadolescencia en la formación de la personalidad, considerando que las relaciones entre amigos íntimos del mismo sexo en dicha etapa pueden ser tan importantes como las relaciones con los padres en la infancia para el establecimiento de la afectividad adulta y la personalidad adaptada.

  • E. Erikson: hacia la `psicología del yo'

  • Si para Freud el yo era un mero mediador entre las demandas del ello, el superyó y la realidad, para Erik Erikson (1902-1994) el yo tiene protagonismo propio en el psiquismo, es una parte potente, independiente, que trabaja para alcanzar metas, la fundamental de las cuales es establecer y mantener un sentido de identidad (un sentimiento interno de individualización y unicidad, al mismo tiempo de que continuidad con el pasado y el futuro de la vida). La falta de este sentido de identidad se traduce en una crisis de identidad (un sentimiento de confusión y aturdimiento que se produce cuando perdemos el sentido de quiénes somos y cuál es nuestro papel en la vida). Las crisis de identidad son habituales en ciertos momentos de la vida, o en ciertas condiciones sociales extremas (guerras, rápidos cambios sociales como los que caracterizan nuestra época, etc).

    A diferencia de Freud, que creía en la formación temprana de la personalidad, Erikson mantuvo que la personalidad se está formando a lo largo de toda la vida de la persona, y que las fases evolutivas no terminan en la pubertad sino que continúan hasta la vejez. Así, Erikson señaló ocho grandes fases psicosociales (ya no psicosexuales) del desarrollo, que abarcan desde el nacimiento hasta la muerte. En cada una de ellas el sujeto atraviesa una crisis, que podrá ser resuelta de dos formas, una adaptada y otra inadaptada, siendo esto decisivo para determinar los problemas de la persona y la forma cómo resolverá las futuras crisis de las futuras fases. Las ocho fases propuestas por Erikson son:

    - confianza básica contra desconfianza básica: abarca el primer año de vida. Si el niño recibe el cariño que precisa y ve sus otras necesidades cubiertas, sentirá el mundo como un sitio seguro y confiable. De no ser así, sentirá el mundo de forma hostil y desconfiada. Este estadio es fundamental para el resto del desarrollo de la persona.

    - autonomía contra vergüenza y duda: abarca el segundo y tercer año de vida. El niño intentará comprobar qué puede hacer sobre las cosas y las personas. Si los padres le permiten experimentar, equivocarse, actuar, el niño sentirá autonomía y autoconfianza. Si le sobreprotegen, el niño sentirá vergüenza y duda ante los retos del mundo.

    - iniciativa contra culpa: abarca el cuarto y quinto año de vida. Es la versión consciente de

    la fase anterior. El niño puede desarrollar un sentido de iniciativa, de propósito, de actividad, o de resignación y culpa.

    - eficacia contra inferioridad: abarca los años escolares de la infancia. El niño compara sus logros con los de otros niños iguales, y puede experimentar éxito, desarrollando una sensación de eficacia, o fracaso, desarrollando una sensación de inferioridad.

    - identidad contra confusión de roles: es la gran crisis de la adolescencia. La persona se pregunta quién es ella, y toma postura ante temas trascendentes definiendo su personalidad en ello. Puede encontrar una identidad en esta fase, o vagar erráticamente por múltiples roles sin encontrarse a sí mismo.

    - intimidad contra aislamiento: ocurre durante la primera edad adulta. Lo que se decide aquí es si la persona va a ser capaz de establecer una relación afectiva íntima y profunda con una pareja, o si va a bloquearse emocionalmente no manteniendo relaciones afectivas o manteniendo múltiples relaciones superficiales.

    - generatividad contra estancamiento: es la crisis de la edad adulta, relacionada con la forma de perpetuación a través de los hijos o jóvenes en general. El adulto se siente enriquecido enseñando al joven. El fracaso en esta crisis lleva a la sensación de estancamiento, sensación de final, de aburrimiento ante la vida.

    - integridad del ego contra desesperanza: en la vejez, ante la proximidad de la muerte, llega en momento de sentirse satisfecho con el ciclo de la vida vivida encontrándole significado, o de desesperarse ante una vida desperdiciada, proyectando generalmente ese disgusto hacia otras personas o hacia la época actual.

  • La teoría de las relaciones objetales

  • Más allá de las formas clásicas neofreudianas ha aparecido una corriente denominada “teoría de las relaciones objetales” que se interesa por el desarrollo del yo mediante las primeras experiencias interpersonales en la primerísima infancia mantenidas con los “otros significativos” (auténtico significado aquí de “objeto”), especialmente la madre. De esta forma, la relación con la madre será el marco de referencia básico con el que serán percibidas y experimentadas las futuras relaciones.

    Así, Melanie Klein (1882-1960), la creadora del movimiento, entiende que el niño tiende a dividir el mundo entre lo bueno y lo malo (el nutriente “buen pecho “ y el vacío “mal pecho "). La esencia de los conflictos en la vida es la lucha entre los sentimientos positivos de amor y los sentimientos negativos de odio. Esto provoca que la gente divida el mundo en componentes benévolos y malévolos. Estos procesos de división (que podrán hacerse correcta o incorrectamente, adaptada o inadaptadamente), internalizados junto con las imágenes maternas, van formando el yo y van guiando su desarrollo y el desenvolvimiento de la personalidad.

  • EVALUACIÓN CRÍTICA DEL PSICOANÁLISIS.

  • Existe una casi unanimidad acerca de que la obra freudiana a nivel metodológico es un compendio de todos los errores que se pueden cometer en psicología de la personalidad.

    El primer fallo es que las afirmaciones freudianas son imposibles de comprobar. No existe ningún estudio empírico que permita demostrar las afirmaciones freudianas y esto es debido por un lado a los propios términos mentalistas; pero también es debido a que el Psicoanálisis se ha armado de una serie de trucos que le hacen inmune a la falsación. En este sentido el psicoanalista funciona con los hechos como el jugador de tetris con las fichas (las mueve según convenga).

    El segundo error de la teoría freudiana tiene que ver con la mala definición y operativización que están los conceptos en los que se basa. Se presupone que el lector conoce esos términos y esto es especialmente grave cuando se refiere a términos que Freud pretendía definir como cuantitativos y que se pueden medir.

    El tercer fallo tendría que ver con que confunde indicio con prueba. Es decir, que un dato coincida con lo que predice una teoría no prueba la teoría. Sin embargo, siempre que Freud comprueba un dato dice que prueba su teoría. En general se pueden señalar hipótesis alternativas más plausibles que pueden explicar el hecho que la teoría freudiana.

  • La eficacia terapéutica del Psicoanálisis.

  • Hasta la mitad del siglo XX se consideró por parte de médicos, psicólogos, psiquiatras… el Psicoanálisis como la terapia que había que poner frente a los trastornos neuróticos. El Psicoanálisis a su vez se fragmentó por lo que cabría la discusión de que variante era la más eficaz.

    Ante un trastorno emocional era útil dessimbolizar el trastorno para desvelar elementos inconscientes que estaban causando el problema. Esto se creía porque había una gran cantidad de casuística lo afirmaba.

    A partir de los años sesenta se comenzó a estudiar la eficacia de las psicoterapias no ya mediante la casuística sino mediante análisis estadísticos de grupos de pacientes. Estos trabajos fueron realizados por psicólogos como Rachman, Eysenck y, con más relevancia después, Widson. Estos trabajos eran extremadamente complejos y difíciles de realizar. En cualquier caso se encontraron resultado sorprendentes como los siguientes:

  • La población que acudía a Psicoanálisis mejoraba de forma muy notable al cabo de dos años de terapia un sesenta por ciento de los pacientes.

  • La gente que padecía trastornos neuróticos y que acudían a terapias no psicoanalistas habían mejorado en un sesenta y cinco por ciento al cabo del mismo tiempo.

  • Del grupo que no había realizado ningún tipo de terapia durante ese tiempo habían mejorado dos tercios o, más o menos, le setenta por ciento.

  • En definitiva, estos trabajos demostraban la ineficacia de las terapias psicoanalíticas y Rachman y Eysenck habían descubierto el fenómeno de la remisión espontánea de las neurosis. Esto significaba que un amplio porcentaje de las neurosis se resuelven solas sin necesidad de intervención clínica. Por lo que es el mero paso del tiempo la terapia por varios motivos, el primero es que facilita los cambios ambientales beneficiosos en las personas que están en un mal momento y también porque con el paso del tiempo el sujeto de forma tentativa puede adquirir habilidades para superar su problema. Esto no quiere decir que todos los trastornos remiten igual, así el trastorno obsesivo-compulsivo remite en menor medida que ciertas depresiones. Tampoco hay la misma remisión en todas las edades así los trastornos infantiles son menos constantes que los adultos.

    Para contrarrestar estas acusaciones los psicoanalistas tomaron dos posturas. La primera era señalar los fallos de los trabajos de Rachman y Eysenck (conseguir grupos iguales, seguir a los pacientes durante mucho tiempo…) y la segunda era ignorar los datos. La segunda postura fue la más utilizada y hasta hoy no se ha publicado ningún trabajo que demuestre que el Psicoanálisis sea más eficaz que no hacer nada.

    Además el Psicoanálisis siempre consideró que cualquier tratamiento eficaz debería ser profundo; es decir, debería ir más allá del mero síntoma del paciente. Un tratamiento sintomático seria forzosamente ineficaz, se produciría una sustitución del síntoma y aunque el sujeto mejoraría de ese problema al cabo del tiempo se le presentaría de otra forma. Esta afirmación jamás ha sido demostrada e incluso los trabajos realizados demuestran lo contrario.

    Los trabajos de Rachman, Eysenck y Widson han permitido estudiar el "efecto placebo" en el que se alude a las virtudes terapéuticas de principios innocuos cuando se presentan en contextos clínicos. En psicología clínica ocurre así y se ha podido comprobar que psicoterapias placebo, "terapias falsas", son más eficaces que la remisión espontánea y claramente más eficaces que el Psicoanálisis.

    Los psicólogos clínicos trabajan sobre un campo de problemas que en buena medida se arreglan solos; con lo cual, una eficacia del sesenta o setenta por ciento en realidad es una eficacia cero.

    El efecto placebo y la remisión espontánea pueden explicar porque en EE.UU. en el último censo convivían doscientas treinta tipos de psicoterapias diferentes (aromaterapia, curanderos…) por lo que siempre hay que poner de lado la casuística ya que la curación que ocurra durante la terapia no tiene porque ser debida a la terapia. Todas estas técnica se basan siempre en atribuirse a su propia especificidad efectos que son inespecíficos de cualquier acto clínico e incluso del propio transcurso de la vida.

    Las únicas terapias que una y otra vez se han demostrado eficaces (superan el setenta por ciento) son las terapias conductuales. Es decir, las terapias que están basadas de forma esencial en prácticas coductuables abiertas y no en técnicas desimbolizadoras, en reflexiones o en engordar el mundo inteior del individo. Esteas terapias eficaces en ocasiones son practicadoas por escuelas no conductistas si bien ellas las revisten de una teoría individualista, de un ropaje ideológico… Las terapias deben estar basadas en el hacer, en el entrenamiento…ahora bien, aunque existe un acuerdo de que una técnica es eficaz esto no significa que sea una prueba de que la teoría que esté detrás sea correcta.

    La posición aquí defendida dice que la eficacia de una técnica no es la prueba de la verdad de la teoría que la sustenta. De hecho se encuentran un buen número de técnicas que siendo eficaces se sustentan sobre teorías absurdas. Aún así, una teoría sale reforzada si no sólo da lugar a unas técnicas eficaces sino que además es capaz de reconstruir a sus propias categorías teóricas la eficacia de técnicas derivadas de teorías rivales. Al tiempo que ella misma se muestra resistente a ser reconstruida a las categorías de teorías rivales.

    Poco a poco el movimiento psicoanalítico ha ido aceptando la poca eficacia que tiene su práctica. El mismo Freud de los últimos años dejo escrito que probablemente el Psicoanálisis fuese ineficaz frente las neurosis debido a que estas son incurables. De tal forma se acuñó una expresión "Psicoanálisis interminable". Los actuales psicoanalistas reconocen que no curan pero que hacen que el paciente viva más cómodamente con sus problemas. De esta forma se presenta al Psicoanálisis como un método de evaluación de la mente aunque esto tampoco ha sido demostrado.

    Existen tres causas por las que el Psicoanálisis tuvo tanta relevancia. La primera es su aparente eficacia mediante la casuística. La segunda es el hecho de que la obra de Freud plasmaba de forma precisa la ideología del individualismo capitalista. En este sentido y contra lo que puede parecer la teoría de Freud no es una tontería; Freud dio a la sociedad lo que esta quería. Esto explicaría porqué el Psicoanálisis ha tenido mucho éxito en contexto extrapsicológico. Fueron los artistas, directores de cine, psiquiatras…y no los psicólogos los que le dieron una mayor relevancia. Este éxito en ámbitos mundanos contradice lo que el propio Freud predecía.

    La tercera y última causa es el hecho de que alguno aspectos de la obra freudiana son ciertos. Freud tiene ciertos elementos psicológicos muy potentes en su discurso. Algunos autores contrarios a Freud dice que Freud da como propios algunos elementos que ya eran conocidos (simbología sexual en el arte). Lo que llevó a considerar a Ebbinghaus decía que es "lo que es bueno en Freud no es nuevo y lo que es nuevo en Freud no es bueno".

    Por encima de la verdad o falsedad de las teorías de Freud le cabe el mérito de haber planteado por primera vez en la historia una interpretación funcional del trastorno psíquico. Y le cabe el mérito de proponer una terapia psicológica para curarlo por primera vez en la historia. En este sentido debería ser comparado con Thales y de la misma forma que toda Física es thaliana, toda la psicología clínica es freudiana.

    No sólo en aspectos formales sino también en teóricos, Freud dio en el clavo en algunos:

  • Explicó la neurosis atendiendo a experiencias pasadas del paciente.

  • Fue el primero en acentuar la importancia que en terapia tiene la relación paciente- terapeuta.

  • Fue el primero en hablar de las resistencias al tratamiento.

  • Fue el primer autor que entendió que la relación afectiva padres e hijos es la experiencia afectiva más determinante en la vida de una persona y que marca de una forma rígida los sentimientos adultos y el estilo de relaciones interpersonales del mismo.

  • Es el primer autor que habla de los mecanismos de defensa; esto es, que entiende que las emociones pueden ser acciones que se realizan con un fin.

  • Es el primer autor que da importancia al narcisismo y a las pasiones.

  • ELLO

    YO

    SUPERYÓ




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    Enviado por:César Alvarez García
    Idioma: castellano
    País: España

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