Educación y Pedagogía
Proyecto educativo de centro
INTRODUCCIÓN:
Conjunto de objetivos, contenidos, métodos pedagógicos y criterios de evaluación de cada uno de los niveles, etapas, ciclos, grados y modalidades del sistema educativo es la definición del currículum propuesta por el MECD a través de la LOGSE.
La Reforma entiende el aprendizaje como un proceso de reconstrucción personal o, lo que es lo mismo, se basa en el constructivismo. Un elemento clave en este nuevo modelo es el concepto de aprendizaje significativo, que se aleja del aprendizaje memorístico y se basa en una concepción del aprendizaje basado en los conocimientos previos.
Es el alumno quien construye su propio conocimiento con la ayuda del profesor. La educación escolar ha de ser una formación integral y funcional, es decir, tendremos que preparar a nuestros alumnos no sólo en la adquisición de capacidades cognitivas sino también en la adquisición de habilidades, estrategias, valores, normas y actitudes. Tenemos que enseñar a nuestros alumnos a ser ciudadanos, a integrarse en la sociedad en la que viven.
2. EL PROYECTO EDUCATIVO DEL CENTRO, UN INSTRUMENTO BÁSICO PARA ORDENAR LAS PRACTICAS ESCOLARES.
Vivimos una sociedad en la que están muy presentes las organizaciones, agrupaciones, … Dichas organizaciones, cualquiera que sea su fin, tienen unos objetivos a cumplir, están dotados de recursos, hacen uso de la tecnología existente, y se articulan siguiendo una jerarquía o estructura.
Asimismo estas organizaciones no están aisladas, es decir, tienen en cuenta el entorno y la cultura en la que están inmersos. Los centros escolares no pueden escapar a esta realidad y la confluencia de estos seis elementos marca el rumbo de la práctica pedagógica a desarrollar.
Las comunidades escolares necesitan planificar y organizar su “vida”; enseñar y aprender son las actividades principales de cualquier centro educativo, pero no debemos olvidar que estas tareas las llevan a cabo personas independientes y la desorganización es un peligro en cualquier centro. Por esto son necesarias unas pautas institucionales que ayuden al profesorado a unificar criterios, coordinar esfuerzos, clarificar objetivos, motivar…
¿Dónde se recogen estas directrices? En los distintos documentos que todos los centros tienen que elaborar y desarrollar.
El proyecto Educativo del centro (PEC), el Plan Anual, el reglamento de régimen interno, el presupuesto, la memoria y el desarrollo del curriculum (PEC) son elementos clave que deben orientar la práctica educativa en todos los centros escolares.
Todos ellos están relacionados entre sí. Son documentos elaborados a partir de la experiencia y deben ser coherentes con el entorno social e institucional. Otra característica fundamental de todos estos documentos es que tienen que llevarse a cabo autónomamente, es decir, en centros que tengan autonomía suficiente para llevar a cabo propuestas innovadoras y arriesgadas sin que ello ponga en peligro el funcionamiento del centro.
PROYECTO EDUCATIVO DEL CENTRO (PEC):
Es el documento más importante que hay en todos los centros escolares. Debe de ser el documento en el que aparezca claramente qué tipo de educación se va a hacer ahí. Todos los profesores del centro deben hacer alumnos de la forma que pide el PEC. Elementos que contiene el PEC:
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¿Quiénes somos? Recoge la definición institucional que caracteriza al centro. Por lo tanto variarán dependiendo del contexto cultural, social, geográfico en el que se ubique el centro. El PEC reflejará los valores y principios del centro con relación a la diversidad, a la lengua, a la religión, a la metodología o a la gestión institucional.
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¿Qué pretendemos? El PEC recoge los objetivos generales del centro. Una vez más se tendrá en cuenta el entorno social, cultural del centro así como el marco legal. Los objetivos han de ser formulaciones que expliquen las intenciones del centro y siempre teniendo en cuenta el tipo de centro y el marco legal.
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¿Cómo lo vamos a hacer? Este último punto se refiere a la estructura organizativa de los centros. Todos los centros escolares constan de una serie de elementos (quipo directivo, cargos, servicios, órganos de gobierno) que hay que regular y articular coherentemente,
Todos los elementos del PEC deben estar interrelacionados. Así, los objetivos que plantea el centro deben ser coherentes con los principios y rasgos de identidad. Asimismo, para que estos objetivos se lleven a cabo, la estructura organizativa del centro debe adecuarse a dichos objetivos.
El Reglamento de Régimen Interno (RRI)
Toda institución u organización requiere unas ciertas normas para que su funcionamiento sea óptimo. En el centro escolar estas normas vienen recogidas en el reglamento de régimen interno, que es el instrumento que recoge la regularización de la estructura organizativa de cada centro. Suele presentarse como un apéndice del PEC y debe ser elaborado y aprobado por el Consejo Escolar del centro.
El RRI contiene las normas que regulan el funcionamiento de los órganos de gobierno, comisiones, departamentos, quipos docentes, biblioteca, comedor, transporte, etc. También contiene todas las normas de convivencia del centro siguiendo las normas legales en cuanto a los derechos y los deberes del alumno. Otro punto importante del RRI es el que se refiere a la actuación ante hechos que no se pueden prever. Por último, también contiene las pautas a seguir para modificar dicho reglamento.
Los planes específicos, el Plan Anual y la Memoria
Los planes específicos son concreciones del PEC que es el que marca cuándo deben llevarse a cabo. Consiste en la formulación de un objetivo a alcanzar, especificando las etapas de desarrollo y la duración.
El Plan Anual del Centro es otra concreción del PEC, que recoge las acciones que corresponden hacer de cada plan específico durante el año escolar. Nos servirá para planificar los procesos que deben desarrollarse para conseguir cada objetivo. Deberá incluir también los horarios de los profesores, de las visitas de padres, las reuniones de los distintos equipos y órganos de gobierno así como las actividades extraescolares y complementarias.
Si estamos en un centro dotado de autonomía para su gestión económica, deberemos incluir en el Plan Anual, el presupuesto del centro para ese curso escolar. El presupuesto consiste en realizar una previsión de cuáles serán los ingresos y los gastos que tendrá el centro durante el año escolar. Para realizar dicho presupuesto debemos tener en cuenta siempre el Plan Anual, pues en el se encuentran recogidas todas las actividades previstas para un curso escolar. En la elaboración, aprobación y ejecución del presupuesto deben intervenir no sólo aquellos implicados en las tareas de gestión sino todos los miembros de la comunidad escolar.
Tradicionalmente se ha relacionado la memoria con un documento cuya elaboración es ardua pues son muchos los requerimientos por parte de la Administración. Esta tarea es considerada por muchos docentes inútil pues muchas este documente es ignorado por la Administración.
De todas formas, aquí nos toca hablar de ella y de lo que debería incluir. En un primer punto, debemos mencionar que la memoria tiene que estar relacionada con el Plan Anual pues permite modificarlo y mejorarlo sobre la marcha siempre y cuando esta memoria se realizase paulatinamente durante el curso y no de golpe al finalizar el mismo. La memoria debería recoger información en tres niveles distintos:
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Nivel A: Qué objetivos se han conseguido y cuáles no de los previstos en el Plan Anual
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Nivel B: Además del nivel A, incluye la evaluación de los resultados obtenidos. En este punto sería conveniente que la memoria incluyera futuras pautas para la realización del Plan Anual del curso siguiente.
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Nivel C: Además de los dos niveles anteriores, incluiría también toda la documentación que acredite las actividades y logros conseguidos por el centro a lo largo del curso escolar.
3. EL CENTRO ESCOLAR Y EL NUEVO MODELO CURRICULAR.
Una vez realizado el PEC, la comunidad educativa podrá realizar el Proyecto Curricular del Centro (PCC), que recogerá, analizará y ampliará los puntos del curriculum incluidos en el PEC. En España, el término currículum tiene una reciente historia, por ello es conveniente encontrar una definición que unifique posturas y que clarifique dicho concepto.
La definición que propone el MECD del currículum a través de la LOGSE, es la siguiente: es el conjunto de objetivos, contenidos, métodos pedagógicos y criterios de evaluación de cada uno de los niveles, etapas, ciclos, grados y modalidades del sistema educativo.
Para entender aún más la concepción que plantea la LOGSE sobre el currículo hay que tener en cuenta los componentes curriculares. Dichos elementos pretenden contestar preguntas claves como:
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¿Qué vamos a enseñar?: hablaríamos aquí de objetivos y contenidos. Estos últimos responden también a la pregunta para qué enseñar.
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¿Cuándo vamos a enseñar? O lo que es lo mismo, cómo vamos a ordenar y a secuenciar los contenidos y los objetivos.
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¿Cómo vamos a enseñar?, es decir, que metodología vamos a seguir.
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La evaluación: El curriculum tiene hacer referencia a qué vamos a evaluar, cómo y cuando.
Todos estos elementos curriculares han de estar siempre en la mente del profesor y deben entenderse como un todo, no como compartimentos estancos.
El currículum cumple varias funciones y dependiendo de cómo las entendamos estaremos hablando de currículum abierto o currículum cerrado. Un currículum abierto o flexible permite que el profesor haga cambios, modifique, concrete su actuación y lo adecue al contexto educativo. Por el contrario, un currículum cerrado es aquel en el que apenas se pueden hacer modificaciones o innovaciones.
El currículum que plantea el MECD es abierto y flexible y a su vez contiene os contenidos mínimos para el conjunto del estado español.
El nuevo modelo curricular se articula en torno a tres niveles, relacionados entre sí:
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Primer nivel de concreción: Es el DCB (Diseño Curricular Base) y es de carácter prescriptivo, es decir, hace referencia a los objetivos generales y a los bloques de contenidos de cada etapa. Es elaborado por el MECD y las comunidades autónomas tomando como referencia legal los reales decretos que establecen las enseñanzas mínimas en cada etapa.
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Segundo nivel de concreción: ¿Cuándo hay que enseñar? En este nivel se incluye el análisis y la secuenciación de los bloques de contenido. Es competencia de cada centro, aunque la Administración de modelos, la secuenciación de los contenidos atendiendo al contexto escolar que tenga dicho centro
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Tercer nivel de concreción: Consta de dos fases. En su primera fase es competencia del departamento o del equipo de ciclo la planificación, mientras que en su segunda fase es el profesor el que planifica teniendo en cuenta al alumnado de cada clase.
El currículum general propuesto por el MECD nace de la vertebración de cuatro fuentes que atienden a la dimensión social del estudiante (sociológica), a los procesos de aprendizaje (psicológica) y a los de enseñanza (pedagógica) y a la naturaleza del conocimiento (científica):
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La fuente epistemológica orienta en la cientificidad de las materias curriculares afectando, por tanto, a los contenidos a impartir. Señala los conocimientos existentes en la actualidad, su estructura interna, las relaciones interdisciplinares, etc. Esta fuente ha sido tradicionalmente la más influyente en la elaboración del curriculum.
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Desde el ámbito pedagógico se diseña y se lleva a la práctica el currículo partiendo de las aportaciones teóricas y de la profesionalidad del profesorado. Metodologías didácticas, fórmulas de evaluación, toma de decisiones para la mejora, son algunos de los aspectos que contempla este ámbito.
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Desde el ámbito sociológico, el currículo responde a las exigencias sociales y culturales que debe recoger el sistema educativo; atiende a finalidades sociales de manera que el alumnado logre ser un ciudadano activo y responsable. Por lo tanto, debemos prestar atención a los contenidos, a qué enseñar. Esta es una de las grandes aportaciones de la reforma y de acuerdo con ella clasificamos los contenidos en tres grandes áreas:
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Hechos, conceptos y sistemas conceptuales:
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Los hechos son sucesos y realidades próximas y contrastables, como por ejemplo una cronología de reyes o los sistemas montañosos de la Península Ibérica.
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Los conceptos y los sistemas conceptuales son los hechos o símbolos que tienen ciertas características en común. Los conceptos se sitúan en un nivel de abstracción bastante elevado- el teorema de Tales o la revolución industrial en España.
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Los contenidos procedimentales: En ellos se incluyen las habilidades, las destrezas, las estrategias y las técnicas. Los procedimientos se refieren al saber hacer, por ejemplo, elaborar un gráfico o dibujar. Pueden ser generales, que se aprenden en diferentes áreas, o específicos, de áreas o aspectos concretos.
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Valores, normas y actitudes.
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Los valores son posicionamientos individuales sobre lo que se considera deseable... La dificultad radica en establecer una escala de valores que sirva para la mayor parte de la sociedad
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Las normas establecen las conductas aceptables en cualquier situación, y se derivan de unos valores determinados
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Las actitudes son predisposiciones que orientan las conductas de los individuos.
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La fuente psicológica atiende a los procesos de aprendizaje del alumnado. Desde esta perspectiva el currículo va a tener en cuenta el momento evolutivo en que se encuentra este alumnado y como consecuencia del respeto a las leyes de aprendizaje organiza en cada etapa y nivel qué, y cómo aprender. La psicología de la educación nos proporciona las bases sobre las que organizar nuestra planificación didáctica, de ahí que se hable de las bases psicopedagógicas del currículum.
El modelo curricular que aporta la Reforma plantea una concepción constructivista del aprendizaje escolar y del papel del profesor. En este punto es necesario hablar del concepto de aprendizaje significativo propuesto por Ausubel.
Un aprendizaje significativo es aquél que implica un cambio de un estado inicial a un estado cognitivo con nuevos conocimientos. De esto se deduce que para que haya un verdadero aprendizaje significativo, el alumno ha de dudar primero de sus conocimientos previos (desequilibrio) que dará paso a la asimilación de nuevos conceptos que permitirán al alumno volver a un estado de equilibrio. Las cuatro características principales del aprendizaje significativo son:
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El individuo lo busca sentido a lo que aprende.
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Esfuerzo e intención deliberada por relacionar nuevos conocimientos con conceptos de nivel superior ya existentes en la estructura cognitiva.
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Aprendizaje relacionado con las experiencias.
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Implicación afectiva, motivación, interés por parte del alumno.
Pero, ¿Qué condiciones tienen que darse para que exista un aprendizaje significativo?
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Significatividad lógica del contenido: Los nuevos contenidos han de ser adecuados y lógicos para el alumno. Del mismo modo han de estar organizados coherentemente y relacionados con los demás contenidos del área de conocimiento.
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Significatividad psicológica del contenido: El contenido debe ser adecuado a la estructura mental del alumno, su nivel de desarrollo, sus conocimientos previos, sus estrategias de aprendizaje... Los conocimientos nuevos tienen que estar relacionados con los conocimientos previos del alumno
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Actividad mental del alumno: El alumno es el responsable de su aprendizaje, es el que tiene que hacer la reconstrucción de sus conocimientos.
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Actitud favorable del alumno: la motivación y el interés del alumno son fundamentales en esta nueva concepción del aprendizaje.
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Memorización comprensiva: Todo lo dicho anteriormente es fundamental, pero para que el aprendizaje sea significativo ha de darse otro requisito, la memorización, que tiene que ser comprensiva, nada de memorística.
Todos estos requisitos condicionan tanto la metodología como la didáctica a seguir y en ellos reside la difícil tarea del educador. En la elaboración de los distintos documentos hemos de tener en cuenta todo lo mencionado anteriormente.
4. ¿QUÉ ES EL PROYECTO CURRICULAR DEL CENTRO? (PCC)
A lo largo del libro hemos visto que la Reforma plantea una formación integral y funcional, enmarcada dentro de una realidad concreta que hace que cada centro escolar sea distinto. Teniendo todo esto en cuenta, el PCC se convierte en un documento esencial para la tarea educativa. Por otro lado, el grado de apertura del currículum determinará la necesidad de que cada centro desarrolle su Proyecto Curricular.
En capítulos anteriores hemos visto la relación que existe entre el PCC y el Proyecto Educativo, así como con dos diferentes niveles de concreción curricular. En este apartado del libro se analiza el Proyecto Curricular del Centro en profundidad y comienza definiéndolo:
Es el medio o instrumento al servicio de los profesionales de la enseñanza. Estos enmarcan su actuación didáctica en un marco más general, es decir, permite que el docente inserte sus concepciones personales en un ámbito más amplio, sin limitarlo a un aula. A su vez, permite que la tarea educativa mejore puesto que permite la continuidad de su labor profesional a lo largo de los distintos niveles de enseñanza.
En el proyecto curricular del centro se establecen y se secuencian los objetivos y los contenidos de las diferentes áreas en cada una de las etapas. Además, también incluye los planteamientos metodológicos y todo lo referente a la evaluación. Es una decisión colectiva: El PCC es un documento elaborado no solo por el equipo directivo, sino por cada uno de los miembros del claustro Cada centro elabora su propio PCC, teniendo en cuenta el DCB. Por lo tanto, cada PCC será distinto pues éste ha de enmarcarse en el contexto educativo de cada centro.
El PCC se diseña para todas las etapas y grados del centro escolar para el que se ha creado. Es importante volver a reseñar que el PCC es específico de cada centro y responde a las necesidades concretas de su alumnado. No podemos olvidar tampoco que la Reforma plantea un currículum abierto, que hace que cada centro tenga mucho más libertad a la hora de plantear la difícil tarea de enseñar, y que el PCC tiene que ser coherente con lo que la Administración plantea.
Al estar elaborado por el conjunto del claustro, el PCC permite revisar la totalidad de la práctica educativa para mejorarla y hacer las modificaciones que sean necesarias. De ahí, que sea un documento que contribuya a mejorar la calidad de la enseñanza. Además, de este planteamiento se deduce que el PCC es una buen vehículo para la formación permanente del profesorado, tanto de manera individual como colectiva. A través del PCC, el profesorado tiene que estar constantemente actualizando sus conocimientos para lograr que lo establecido en el PCC se cumpla.
Por último, el PCC no debe convertirse en un documento que exige la Administración y al que no se presta la necesaria atención. El PCC es el documento que refleja la línea de actuación de cada centro y las intenciones y los propósitos del equipo docente de cada centro.
Componentes del Proyecto Curricular
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¿Qué hay que enseñar? Todos los centros tienen que explicitar los objetivos generales del centro y de las etapas. Además estas intenciones han de contextualizarse atendiendo no sólo a las características socioculturales del centro sino también a los objetivos generales de etapa que plantea el DCB. Esta explicitación de los objetivos tiene que hacerse de arriba abajo, es decir, partiendo de los objetivos finales que plantea de la enseñanza obligatoria y adaptándolos a las distintas etapas del Sistema educativo.
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Objetivos generales y contenidos de las áreas: Tanto los objetivos como los contenidos de las áreas del DCB deben estar contextualizados y adaptados a la realidad educativa del centro.
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¿Cuándo hay que enseñar? : Este punto responde a la necesidad de adecuar los objetivos generales a los distintos ciclos. A lo que se refiere este punto es al hecho de que los objetivos generales han de adaptarse en función de las necesidades de los alumnos de cada ciclo. La forma más fácil de hacer esta contextualización es hacer un comentario ara cada objetivo en el cual se establezcan los grados, las priorizaciones y las matizaciones pertinentes para cada ciclo.
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Secuenciación de los contenidos de cada área incluyendo su organización t su temporalización. Del Carmen encontramos criterios básicos a tener en cuenta a la hora de secuenciar y organizar los contenidos:
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Adecuación al desarrollo evolutivo de los alumnos.
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Coherencia con la lógica de las disciplinas de los que dependen los contenidos de aprendizaje.
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Adecuación de los nuevos contenidos a los conocimientos previos de los alumnos.
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Priorización de un tipo de contenido a la hora de organizar las secuencias.
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Delimitación de unas ideas centrales.
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Continuidad y progresión.
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Equilibrio.
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Interrelación.
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Previsión sobre la organización de los contenidos.
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Previsiones sobre la temporalización de los contenidos.
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¿Cómo hay que enseñar? Este punto se refiere a la metodología y a los criterios que elegiremos para el tratamiento de los contenidos de cada área en los ciclos. La Administración no da un modelo obligatorio, por lo que el profesorado goza de autonomía a la hora de elegir cómo impartir su área de conocimiento. La Reforma plantea como novedad que muchos de los aspectos que antes eran considerados opciones metodológicas (experimentación, trabajo en grupo, realización de proyectos…) se convierten en objetivos de aprendizaje. En definitiva, el docente más que definirse por una metodología concreta lo que tiene que hacer es facilitar el aprendizaje significativo de cada unos de los alumnos.
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Materiales curriculares y recursos didácticos: A lo largo del libro, se menciona el carácter abierto del nuevo currículum. Esto hace que los distintos materiales curriculares que existen sean muy diferentes los unos de los otros, siempre cumpliendo con los requisitos de la Administración. Por lo tanto, la selección de materiales y recursos didácticos dependerá de las decisiones tomadas en los otros elementos del PCC.
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¿Qué hay que evaluar, cuándo y cómo? En este punto se establecen los contenidos y los procedimientos a utilizar para la evaluación de cada una de las áreas de cada ciclo. Primeramente, hay que dejar claro que la evaluación tiene como fin mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje que el docente planifica y lleva a cabo en el aula. A la hora de establecer los criterios de evaluación hemos de considerar dos aspectos fundamentales: el proceso de enseñanza-aprendizaje que se realiza en el aula y el grado de aprendizaje de cada alumno.
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Para esto el claustro debe establecer las características que regule.n este seguimiento. Por ello, se realizará evaluación inicial, formativa y sumativa. Además también tendrá que definir los criterios que permitan conocer los tipos y grados de aprendizaje de los contenidos de acuerdo con los objetivos educativos previstos.
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La evaluación es por tanto una tarea difícil y el equipo docente tiene que establecer cuáles han de ser los medios para transmitir la información atendiendo a las características del receptor y a la incidencia que está tendrá en el mismo proceso educativo
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Criterios de promoción interciclos. Una de las bases del nuevo modelo curricular es el hecho de que no todos los alumnos son iguales, aprenden del mismo modo. Esto que hoy en día parece una obviedad, es realmente importante pues parte de la base de que hay que respetar las características y necesidades del alumnado. Por ello, a la hora de establecer los criterios de promoción interciclos, habrá que tener especialmente en cuenta aquellas condiciones que sean más favorables para el alumno, dependiendo de las características del grupo, del profesor, del efecto emocional sobre el alumno, de la actitud de los padres, etc.
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A lo largo de este capítulo se pone de manifiesto la necesidad de que en la elaboración del PCC intervengan el mayor número de docentes. En lo referente a los componentes relativos a áreas o ciclos, las propuestas deben ser elaboradas por los equipos de ciclo, los departamentos o los seminarios. En última instancia, es el Claustro el que aprobará el PCC.
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Por último, destacar que la elaboración del PCC no es tarea fácil pues requiere reflexión, toma de decisiones, y llegar a acuerdos. En esta dificultad reside la mejora de la práctica educativa.
5. LA PROGRAMACIÓN DE LAS TAREAS DEL AULA: UN PROCESO CONTEXTUAL, DINÁMICO Y FLEXIBLE.
La programación de las tareas ha generado un volumen ingente de literatura puesto que es fundamental en la actividad docente. Programar es la preparación previa de las actividades que se realizarán en el aula, lo que incluye obligatoriamente el conocimiento pasado, presente y futuro de la situación
A lo largo de la historia han surgido multitud de teorías en relación a este tema que han desembocado en el concepto actual que tenemos de programación y que se analiza en este apartado del libro. Esta nueva concepción de la programación ayuda a regular el proceso de creación de estructuras mentales en los alumnos puesto que no sólo tiene en cuenta el fin sino la razón y la forma de llegar a esa meta.
Esta búsqueda de los medios más adecuados hace que la programación sea un proceso dinámico, flexible y en permanente estado de revisión.
A la hora de elaborar nuestra programación didáctica debemos tener en cuenta los siguientes puntos:
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Conocimiento pedagógico: éste nos ayudará a seleccionar los conocimientos que pretendemos trabajar.
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Conocimiento social.
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Conocimientos psicológicos.
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Conocimiento epistemológico.
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Conocimiento de las condiciones contextuales específicas (necesidades educativas y sociales del alumnado, recursos del centro…)
A partir de estas consideraciones podemos programar nuestras actividades. No debemos olvidar que la programación ayuda a mejorar la calidad de nuestra enseñanza puesto que:
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Ayuda a eliminar la improvisación sin renunciar a la flexibilidad.
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Ayuda a completar los programas pues incluye secuenciación y temporalización.
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Ayuda a aprovechar el tiempo al máximo.
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Complementa la labor del PCC.
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Ayuda a adaptar nuestro trabajo a las características culturales y ambientales del centro.
En cuanto a los componentes de dicha programación hemos de decir que no hay unanimidad a la hora de establecer una escala de importancia, pero todos los autores coinciden en que debe incluir:
Objetivos didácticos
Contenidos
Tareas
Recursos metodológicos y materiales
Criterios de evaluación
Establecimiento de la dinámica del grupo clase
Al igual que ocurría con el PEC y el PCC, esta programación tiene que adecuarse al contexto en el que se va a llevar a cabo por lo que nunca habrá dos programaciones iguales.
Objetivos Didácticos
Uno de los elementos claves de cualquier programación son los objetivos, es decir las metas que queremos conseguir. El diseño de nuestros objetivos ha de tener en cuenta la realidad de nuestros alumnos, las bases curriculares, el análisis de los procesos educativos y, por supuesto, los resultados.
Todo esto condiciona la elección de unos objetivos amplios para que guíen nuestra actividad, pero sin que estemos sujetos a ellos, es decir, que nos doten de libertad para elegir o modificar nuestras opciones de acuerdo con las características de nuestros alumnos.
Los objetivos hacen referencia a la capacidad de un alumno para llevar a cabo una tarea determinada y cumplen dos funciones esenciales -la de guiar a los contenidos y la de introducirse didácticamente en las tareas de aprendizaje. Los objetivos también nos ayudan a reflexionar sobre nuestra tarea, nos ayudan a modificar y a revisar lo programado en función del alumno/a, del profesor, de los contenidos y de las tareas.
Contenidos
Tradicionalmente, los contenidos han sido tratados erróneamente. Actualmente, los contenidos se entienden como “el conjunto de formas culturales y de saberes que constituyen parte de las relaciones sociales del contexto y que se introducen y permiten organizar las tareas pedagógicas del aula para construir y reconstruir el conocimiento del alumno”.
En nuestra programación deberemos seleccionar aquellos contenidos más adecuados dependiendo de lo que queramos enseñar. Los criterios ha tener en cuenta son los siguientes:
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Criterio de utilidad: Si el contenido que planteamos es útil para que el alumno reconstruya su conocimiento previo.
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Criterio de significación: El contenido tiene que adaptarse a la realidad que o rodea.
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Criterios de globalización y adecuación: si se adapta al desarrollo cognitivo del alumno y se relaciona con los intereses del mismo.
La Reforma, siguiendo a Merrill (1983) distingue tres tipos de contenidos:
Los contenidos conceptuales: Hechos, conceptos, principios y sistemas conceptuales, que ya analizamos en capítulos anteriores.
Los contenidos procedimentales: Un procedimiento es un conjunto de acciones ordenadas para alcanzar un objetivo. Aquí se incluyen las habilidades, las destrezas, las estrategias, etc.
Los contenidos actitudinales: Son las actitudes, los valores y las normas, es decir, todos aquellos contenidos que pretender que al alumno adquiera determinados comportamientos éticos y sociales.
Las tareas
Constituyen el núcleo central de la programación. Sería el conjunto ordenado de actividades y recursos que el profesor utiliza para lograr su objetivo de aprendizaje. La tarea incluye los objetivos a conseguir, los contenidos a desarrollar, los recursos y la evaluación. Asimismo, a la hora de organizar nuestra tarea debemos tener en cuenta el horario, la agrupación de los alumnos, el ambiente en el aula y el espacio.
La programación de las tareas es fundamental en nuestra práctica educativa. Claro es que partimos de unas premisas teóricas, elaboramos hipótesis sobre la materia a impartir y sobre el tipo de alumnado que vamos a tener, pero todo esto habrá que modificarlo sobre la marcha dependiendo del contexto sociocultural, de la capacidad de nuestros alumnos. Nuestras programaciones y nuestras y tareas han de ser flexibles, abiertas que nos permitan modificar, mejorar nuestra práctica educativa para adaptarla a la realidad del aula.
Las tareas didácticas son el vehículo del aprendizaje y partiendo de esta premisa elaboraremos las nuestras. En las tareas de enseñanza-aprendizaje en el aula podemos distinguir varios tipos de tareas dependiendo del uso que les queramos dar:
Tareas de introducción-motivación para despertar el interés del alumno.
Tareas de conocimientos previos para activar esos conocimientos.
Tareas de desarrollo y comprensión: para conocer los conceptos, procedimientos o actitudes nuevas.
Tareas de consolidación: se comparan las ideas nuevas con las previas y se aplica lo aprendido.
Tareas de refuerzo: para alumnos con dificultades.
Tareas de recuperación: para aquellos alumnos que no han alcanzados los conocimientos trabajados.
Tareas de opinión y ampliación: que permiten continuar construyendo conocimientos nuevos.
Las condiciones educativas de las tareas, tiempos, espacios, organización y materiales curriculares
En nuestra programación de aula tenemos que prestar especial atención a la distribución del tiempo, es decir, a la temporalización. Otro punto importante es la distribución de los alumnos, si el trabajo es individual, en parejas, en grupos. Por supuesto, que los materiales curriculares tienen que ser los adecuados. Pero además hay que tener en cuenta la distribución del espacio y como está organizada y distribuida el aula, es decir la atmósfera de aprendizaje.
Criterios de evaluación
La evaluación no es un sistema de clasificación de los alumnos en relación a unas puntuaciones obtenidas, sino que es un medio que nos permite valorar lo que se ha aprendido.
La reforma entiende la evaluación como un medio para entender y valorar los procesos y resultados de las tareas educativas en su contexto. Para esto el profesor se sirve de distintos procedimientos. En primer lugar utilizará la cuantificación de las observaciones y su tratamiento estadístico y en segundo lugar utilizará la observación, la entrevista, la tutoría, los registros, etc.
El fin último de la evaluación es mejorar la práctica educativa. Evaluamos no sólo el progreso de los alumnos sino la eficacia del proceso educativo. Para conseguir esto el profesor establecerá en su programación de aula los momentos adecuados para la recogida de información. Podemos distinguir tres tipos de tarea de aprendizaje:
Evaluación inicial: Cada vez que se comienza una nueva tarea. Esta información permite al profesor conocer el conocimiento previo del alumno.
Evaluación formativa: Se aplica durante el proceso de aprendizaje de la tarea regulando sus dificultades.
Evaluación sumativa: Al final de la tarea, para saber si podemos pasar a una nueva tarea de aprendizaje. También incluye una auto-evaluación, tanto del profesor como del alumno.
La evaluación nos sirve para analizar las adquisiciones de los alumnos (conceptos, procedimientos, actitudes…) y también para analizar la práctica docente. El alumno está implicado en todo este proceso y toda la información recogida servirá al profesor para mejorar o modificar s programación de aula.
La acción forma parte de la programación.
En definitiva, programar es un acto dinámico, abierto en el que el profesor tiene en cuenta el alumnado al que va dirigida, a sus diferencias, sus motivaciones, sus intereses, sus dificultades, su entorno social y cultural. Sólo la reflexión continua sobre las tareas que desarrollamos nos ayudará a mejorar nuestra práctica educativa.
6. CONCLUSIÓN.
A lo largo del libro hemos analizado con detenimiento los distintos instrumentos con los que cuenta el docente para planificar la tarea educativa. De ellos, el PEC es el más general, pues en el no sólo se incluyen los aspectos curriculares, sino también las señas de identidad y la organización de los centros. Siguiendo en un orden descendente, nos encontramos con El Proyecto Curricular de Centro y terminamos con la Programación de Aula
En otro de los apartados del libro se analiza el nuevo currículum que propone la Reforma, que se caracteriza por ser “abierto”, es decir, que dota a los centros de la capacidad de adaptarlo atendiendo a sus necesidades. Hemos visto también sus distintos niveles de concreción y cómo estos están interrelacionados entre sí.
El primer nivel de concreción curricular es el que viene dado por la Administración y es la base que debe regir nuestra práctica didáctica. Es lo que se denomina Decreto Curricular Base.
El segundo nivel de concreción consiste en la adecuación de ese Decreto Curricular Base a la realidad del centro mediante la elaboración del Proyecto Curricular del Centro, que debe ser elaborado y discutido con profundidad por el conjunto del claustro.
El tercer nivel de concreción curricular es el más ligado a la práctica educativa pues se refiere a la Programación de Aula. Nuestras programaciones deben ser coherentes con lo recogido en los documentos a nivel de centro, el PEC y El PCC.
En definitiva, hemos visto cómo los instrumentos se relacionan entre sí y cómo la tarea del docente se basa en la reflexión y en la toma de decisiones teniendo en cuenta las necesidades del alumnado. De todo esto se deduce que todos estos instrumentos no deben ser vistos como una carga impuesta por la Administración y cuya elaboración es tediosa, sino como el vehículo para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
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Enviado por: | MariaOviedo |
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País: | España |