Educación y Pedagogía
Proceso enseñanza-aprendizaje
LA VARIABLE PROFESOR EN EL PROCESO DE ENSEÑANZA- APRENDIZAJE
FUNCIONES DEL PROFESORADO
Para abordar este punto nos hemos basado en el Real Decreto de infantil y primaria, a partir del cual estableceremos una distinción en bloques de funciones asumidas por los equipos docentes. Los siguientes bloques de funciones son:
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De información - orientación:
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consistente en hacer llegar a la comisión económica las necesidades de material didáctico.
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Orientar tanto a padres como alumnos en los aspectos concernientes a la educación.
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De planificación:
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Aplicar las directrices y criterios generales establecidos por el claustro a las situaciones concretas y a la práctica educativa.
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Formular propuestas para la elaboración del PEC.
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Programar actividades para los alumnos según lo establecido por el PGA y en coordinación con los departamentos.
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Unificar los criterios metodológicos a partir de las orientaciones de los departamentos.
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Detectar las necesidades de los alumnos y adecuar a estas los contenidos y la metodología.
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De coordinación:
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Coordinarse y comunicarse con los equipos de nivel.
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De control-evaluación:
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Desarrollar la evaluación continua según los criterios fijados por el claustro.
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Autoevaluar la realización del PGA.
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De administración y gestión de recursos:
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Mantener actualizada la metodología didáctica.
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De animación:
- Organizar y realizar las actividades complementarias y extraescolares.
LA MOTIVACION DEL PROFESORADO
La falta de motivación es uno de los temas que se abordan con mayor frecuencia en las reuniones de profesionales de la enseñanza. Cuando el profesor comienza su trayectoria docente piensa que su trabajo obtendrá una recompensa inmediata al transmitir a sus alumnos conocimientos y valores. Sin embargo, esta realidad es solamente idílica, la realidad a la que se enfrentan diariamente los profesores en sus aulas es totalmente diferente. Se trata de un trabajo difícil, con mucha responsabilidad, sin un reconocimiento social... según Vicente Pérez Barbera ( citado en K. Aschersleben, 1976, p.25) “... los alumnos no suelen poseer unos hábitos...” por lo que “... deben enseñarles disciplina y respeto, unos valores que, en mi opinión, son imprescindibles para su desenvolvimiento en la sociedad.”.
El rendimiento, el aprendizaje y la motivación son tres importantes conceptos básicos en la psicología y en la pedagogía de un profesor.
Con el propósito de hacer una aproximación al conocimiento de las causas y niveles de satisfacción de la actividad docente y haciendo referencia a una escala planteada por Zubieta y Susinos (1992, p. 45) debemos destacar que el conjunto de profesores atribuye una mayor puntuación, es decir, mayor satisfacción, a la “ materia que explica”, a las “relaciones con los compañeros” y a las “relaciones con los alumnos”. Por el contrario los aspectos que menos satisfacción producen son: el interés de los alumnos, la remuneración económica y el prestigio social de la profesión.
Como conclusiones a esta investigación podemos decir que: la materia que explican en clase les produce una gran satisfacción a los profesores de universidad y a los de primaria al igual que son igualmente satisfactorias las relaciones con los alumnos.
En general, los profesores de BUP y FP se muestran muy insatisfechos con el interés que muestran sus alumnos en cuanto a la materia que ellos explican incluso lo que más insatisfacción les produce es el prestigio social de la profesión.
Por otro lado podemos notar una significativa diferencia entre los profesores que ejercen la docencia en centros privados y los que la ejercen en centros públicos. Se Puede decir que los profesores de centros privados se muestran más satisfechos que sus compañeros de los centros públicos, en cuanto a todos los aspectos anteriormente citados, excepto en la remuneración económica, puesto que, ésta es mas elevada para los docentes de la pública.
Una forma de medir la satisfacción de una profesión es proceder a comparar las condiciones de trabajo de esta con las de otras actividades de un nivel de cualificación semejante.
Entre las principales satisfacciones e insatisfacciones que conlleva el ejercicio profesional está la satisfacción que produce el cariño recibido por parte de los niños, la realización profesional se asocia a mantener una relación afectiva con los alumnos, a percibir su entrega sentimental. La alegría y satisfacción de los niños es la fuente de alegría y satisfacción del profesorado.
Ante un incidente traumático se reacciona con excitación emocional, se experimenta miedo. Si este estado continúa y el profesor percibe que puede controlar la situación, el miedo va desapareciendo, por el contrario si observa que no puede hacer nada, el miedo disminuye pero este es reemplazado por desanimo y depresión; se deja de luchar y aparece la desesperanza.
Según Seligman ( citado en J. Buron, 1994, p.75) “ la depresión es el estado de ánimo que se deriva de la comprobación subjetiva de que una situación traumática es incontrolable”. Lo que le motiva al profesorado es verse capaz de controlar la situación, cuando el control del aula se ve fuera de su alcance la motivación para actuar es mínima.
El profesor no siempre se encuentra en el aula con unas actitudes positivas ante la educación; el enfrentamiento diario a estos nuevos roles profesionales derivados de los cambios sociales que vivimos han llevado al profesorado a experimentar un mal estar generalizado.
La formación en centros y la labor de carácter cooperativo, esto es, el trabajo profesional desempeñado en equipo como por ejemplo los seminarios, los claustros... juegan un papel fundamental en el desarrollo profesional y emocional de los docentes.
La situación emocional a la que debe enfrentarse al profesor diariamente en el aula, no es la mejor para que se produzca un buen aprendizaje: existen faltas de hábitos de trabajo, de estudio, los cambios de actitud de los alumnos, el mal comportamiento de los mismos... acaban provocando malestar en el propio docente.
Cuando estas tensiones laborales se extienden a otras facetas de ámbito personal, causan un alto nivel de estrés, para el cual, el profesor no está preparado y en ocasiones puede conducirle a la depresión. El docente es entonces cuando debe empezar a poner en práctica todas las teorías sobre habilidades sociales, resolución de conflictos etc. El clima profesional también puede producir en el propio docente una fuente de insatisfacciones.
El trabajo cooperativo y una formación de permanente adecuada pueden ser dos instrumentos que contribuyan a aminorar estos síntomas de profesor “quemado”. Los grupos de trabajo, en este sentido son eficaces porque:
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se forman a partir de intereses comunes
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buscan métodos relacionados directamente con la resolución de conflictos
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son los propios docentes los que deciden iniciar esta búsqueda, no se trata de una cosa impuesta.
Algunos beneficios que conlleva el trabajar en equipo son:
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búsqueda de soluciones eficaces para todo el centro
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mayor colaboración y acuerdo entre profesores
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motivación por parte del profesorado
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apoyo emocional compartido por otros compañeros
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etc.
RASGOS DEL PROFESOR IDEAL
A lo largo de la historia el rol del profesor ha ido variando, e igualmente se han modificado los esquemas sobre las características del profesor ideal. No se puede decir que haya consenso en este tema entre todos los teóricos de la educación, sin embargo sí podemos afirmar que existen una serie de características aceptadas por la mayoría de ellos.
Según M. Tomas (2000, p. 4), partiendo de las competencias básicas de un profesor, se “considera al profesor ejemplar como un profesional experto- en lo que se refiere a competencia docente- y experimentado- con una amplia y reconocida experiencia profesional”.
En la página Web de la Escuela de Ingeniería de Antioquía se destaca la excelencia del profesor docente por ser “un ser en quien se combinan las dimensiones humana y profesional para orientar la formación integral del estudiante”.
En esta página se habla de las características que resumimos a continuación:
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Genera confianza y abierto al cambio
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Buen comunicador y gestor de la información
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Consciente de sus límites
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Respetuoso consigo y con los demás
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Dispuesto a trabajar en equipo
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Con dominio y experiencia en su campo
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Tendente a la actualización de sus conocimientos
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Que oriente, guíe y facilite el trabajo de los alumnos
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Con preparación en psicología de la conducta humana
Otro de los autores clásicos, Erikson (tomado de ........., (1999), p. ....) hace otra selección de los rasgos del profesor ideal, que son:
Seleccionar y organizar el material del curso, guiar a los estudiantes en el registro e integración de la información, competente en procedimientos y métodos de su disciplina, mantener la curiosidad intelectual de sus alumnos, promover el aprendizaje independiente”.
Ramsden (tomado de ......, (), p. .....) afirma que existen seis principios que que regulan la buena docencia y son:
Calidad de las explicaciones y estímulo del interés de los estudiantes; respeto por los estudiantes y preocupación por su aprendizaje, asesoramiento y feed- back apropiado; objetivos claros compartidos y altas expectativas de aprendizaje; independencia, control y participación activa; finalmente, aprender de los estudiantes.
Se dice que el docente, en la actualidad, debe preparar las clases, explicar bien, mantener la disciplina y corregir los exámenes con justicia, a la vez que añadir otras nuevas que se adecúen al ritmo de cambio vertiginoso producido en la sociedad actual. Un buen profesor debe ser ante todo sincero y sencillo, ya que ambas características propiciarán un clima agradable y favorable tanto entre los profesionales de la educación como en la relación docente-discente. De todo lo relacionado con el profesor del futuro hablaremos a continuación.
EL PROFESOR DEL SIGLO XXI.
En el panorama educativo actual una de las figuras que mayor atención está recibiendo es la del personal docente. El profesor siempre ha desempeñado una función de vital importancia en el proceso de enseñanza.aprendizaje, pero actualmente, como consecuencia de la tan discutida reforma educativa, L.O.G.S.E., “los profesores dejarán de lado su faceta de transmisores de conocimiento para cumplir el papel de conductores de alumnos” tal y como recogió la periodista Susana Pérez de Pablos (17 Enero 2000). La Educación que viene. El País, p.32.
Tras muchos estudios relacionados con el tema que nos ocupa, la inmensa mayoría de los autores señalan la importancia de que el profesor esté motivado y no tanto la posesión de un elevado número de conocimientos teóricos.. En mi opinión, esta afirmación queda claramente reflejada en una cita de López Ibor (citado en Mañú Noáin, 1998, p. 42) “¿cúal es el secreto de un buen profesor? No se trata de una elevada altura de conocimientos, ni se trata siquiera de un enorme prestigio profesional. Lo que el profesor necesita es una decidida voluntad, un propósito de irradiar conocimientos, de transmitirlos y de cooperar en la formación intelectual y personal de los alumnos. Voluntad y pasión de enseñar”.
Los profesores deben abandonar la idea de que su labor primordial dentro del campo de la enseñanza es proporcionar los conocimientos marcados por el currículo que permitirá a los alumnos ser los mejores en el campo al que se dediquen, dejando de lado aspectos estrechamente relacionados con la ética de las personas. Así, en opinión de Mañú Noáin (1998, p .51) “se deben fomentar en nuestros alumnos la ilusión profesional y el afán por ser los mejores en su trabajo profesional, siempre y cuando ello vaya unido a la preocupación por ayudar a los demás. El objetivo fundamental no debe ser triunfar, sino ser más útil”.
Una de las grandes exigencias propuestas al profesorado es que sea estimulante y motivador. Pese al intento generalizado de conseguirlo, en la práctica, son muy pocos los profesionales de la educación los que consiguen mantener este espíritu a lo largo de su carrera docente; sin embargo, no debemos caer en el error de creer que ellos son los únicos responsables de cometer ese error, porque en muchos casos este decaimiento viene motivado por la actitud de los alumnos en el aula. Para corroborar esta segunda afirmación no hay más que echar un vistazo a las estadísticas para constatar que es dentro del sector docente donde mayores índices de estrés y depresión se están dando, muy especialmente en los últimos años (me atrevería a afirmar que desde la puesta en vigor de la L.O.G.S.E.). Una cita que recoge esta sensación de malestar aparece en Mañú Noáin (1998, p.74) “quizá el profesor actual ha ganado en ciencia, pero ha perdido ilusión por educar”.
Los profesores se encuentran frente a unos alumnos totalmente desmotivados por el panorama tan desolador que presentan las altas cotas de paro, unos alumnos que han perdido valores tan importantes como el respeto hacia los mayores y hacia la autoridad. Por regla general, son jóvenes con excesiva libertad concedida por los padres que trabajan fuera del hogar para ofrecerles “todo lo que ellos no pudieron tener” y que intentan compensar su ausencia concediéndoles todo lo que sus hijos les piden y dándoles la razón en todo a pesar de que no la tengan Así existe un malestar generalizado entre los docentes, ya que se encuentran ante unos alumnos “pasotas”, que además cuentan con el apoyo enfervorecido de unos padres que no se percatan de que son ellos en primera instancia, los que deben asentar ciertas bases éticas y morales en sus hijos y, que deben abandonar la creencia de que el centro educativo es el principal responsable de la formación de sus hijos.
Para atajar posibles problemas con los progenitores de los alumnos, sería recomendable que los profesores o tutores mantuviesen reuniones periódicas con estos. Sin embargo, se encuentran ante la problemática de que los padres, en general, trabajan y por lo tanto, tienen serias dificultades para acudir a estas reuniones. A este hecho, hay que añadir que muchos padres consideran innecesarias estas reuniones y optan por no acudir a ninguna de ellas.
El profesor del siglo XXI debe reunir una serie de valores que a continuación expondré de manera sintetizada.
Debe trabajar mucho y lo mejor posible, pues sólo de este modo conseguirá resultados favorables.
Deberá ser justo, evitando dejarse llevar por simpatías o antipatías y ayudadando al que más lo necesite.
Tendrá que mantener una actitud comprensiva con sus alumnos y compañeros del centro en el que imparte sus clases.
Deberá proponer uno objetivos atractivos y posibles de conseguir.
En todo momento deberá mantener la paciencia para evitar posibles incidentes desagradables.
Su trabajo requiere una dedicación constante.
Debe ser humilde para así poder reconocer sus fracasos y pedir ayuda cuando lo considere oportuno para la resolución de algún conflicto que haya podido surgir.
Será de vital importancia que posea un orden lógico y jerarquizado de ideas que facilitarán la comprensión y asimilación de contenidos por parte de los alumnos.
Finalmente, deberá ser un hombre de ciencia, dispuesto a aprender en todo momento, a reciclarse.
La posesión de esta serie de valores constituye un punto a favor del personal docente. Aún así, consideramos igualmente importante que cumpla una serie de requisitos que estimamos fundamentales después de haber consultado obras de diversos autores.
Debe gustarle la materia que imparte y exponer los conceptos básicos de forma clara y sencilla.
Introducirá nuevos aspectos que van surgiendo a lo largo de sus años de experiencia.
No repite la misma exposición año tras año.
Expone las ideas claramente, jerarquizándolas y prepara las clases diariamente.
Plantea preguntas sugerentes a sus alumnos y acepta sus limitaciones intelectuales.
Procura ser justo en todo momento y ameno en sus exposiciones.
Adecúa su modo de dar clase a las edades y características del alumnado receptor de las mismas.
Siempre que le es posible, aplica los conocimientos de su asignatura a otras.
Dedica tiempo y esfuerzo a sus alumnos. También acepta las peticiones razonables realizadas pos sus alumnos.
Es práctico y comprueba con frecuencia si los alumnos han asimilado los contenidos.
Posee grandes dosis de paciencia y saca el máximo rendimiento de cada uno de sus alumnos.
Además de todo lo citado en páginas anteriores y para finalizar con este apartado, el profesor del futuro deberá tener presente en todo momento que la escuela debe hacer frente a las demandas de la sociedad. La sociedad actual demanda personas conocedoras de los nuevos avances, de las tecnologías…y el profesorado deberá proporcionarles esta información.
En el siglo actual el uso del libro se ha desplazado y se ha impuesto la generalización del uso de la televisión, el vídeo o el CD-rom. Todo esto tendrá grandes repercusiones en el proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que paulatinamente este proceso se desarrollará de manera individual, cada uno desde su casa perdiéndose en todo momento cualquier tipo de socialización entre personas.
Cuando los docentes actuales cursaron su carrera no existían todos estos avances que se les exigen actualmente. De este hecho deriva la importancia que está tomando en nuestros días la necesidad de reciclaje por parte del profesorado. Este reciclaje exige un trabajo extra para el profesor que ve como su jornada laboral no se limita exclusivamente a impartir clases, sino que continua al finalizar su horario lectivo.
Esta necesidad de aprender nuevos contenidos y materias debe ser tomada por el profesorado como un reto de superación personal y no como una carga, ya que de considerarla como tal, la futura enseñanza que proporcionase sobre esos temas aprendidos a posteriori carecerían del atractivo que posee cualquier contenido expuesto con motivación y gusto; como consecuencia el alumnado no lo interiorizaría de la manera deseada.
Como conclusión, cabría apuntar que el personal docente tiene ante sí un panorama desalentador que dificultará en todo momento su importantísima labor, sin embargo deberá hacer uso de toas sus fuerzas para conseguir los objetivos que se propusieron en su día cuando cursaron esta carrera. Así mismo, deben huir de la pérdida de la motivación, pues si ésta se acaba de nada sirve seguir en el ámbito de la educación puesto que el alumnado adoptará la misma postura observada en su educador.
INDICE DE REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
K.Aschersleben. (1976). La motivación en la escuela y sus problemas. Biblioteca del educador. Madrid: Ediciones Marova.
Burón, J. (1994). Motivación y aprendizaje. Bilbao: Ediciones Mensajero.
Coca, C. (12 de marzo de 2001). El nuevo aprendizaje. El Correo. P,32.
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GOBLE, N. (1980). La cambiante función del profesor. Madrid: Narcea.
Lorenzo Castro, M.L. (2000). La salud emocional del profesorado y el trabajo cooperativo. [documento de www]. Dirección en Internet: http://nti.educa.rcanaria.es/tamadaba/tama4/emocion.htm.
Mañú Noáin, J.M. (1998). Profesores del siglo XXI. Barañain: Ediciones Universidad de Navarra S.A.
Mañú Noáin, J.M. (1999). Ser profesor hoy. Barañain: Ediciones Universidad de Navarra S.A.
Perez de Pablos, S. ( 17 de enero de 2000). La educación que viene. El Pais. p.32
Zubieta Irun, J.C y Susinos Rada, T. (1992). Las satisfacciones e insatisfacciones de los enseñantes. Madrid: Centro de publicaciones del ministerio de educación y ciencia: C.I.D.E.
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