Historia
Problemas económicos y crisis de los años 30
PROBLEMAS ECONÓMICOS Y CRISIS DE LOS AÑOS 30
Introducción
Los Estados Unidos son ya en 1918 la potencia mundial militar y económica. En los años 20 existe un desarrollo espectacular y un imponente crecimiento económico. Pero, este desarrollo carece de base sólida, como pudo comprobarse en la crisis de 1929.
La crisis conduce a la depresión. Dado el papel hegemónico de EE.UU., la depresión se propaga al resto de países. Pronto será manifiesto que el capitalismo liberal clásico es incapaz de combatir la crisis. De ahí la puesta en juego de nuevos tipos de política económica, cuya característica común será la creciente intervención del Estado.
Todo el malestar social y político generado por la crisis preparó el triunfo el nazismo, la radicalización comunista y el camino hacia la IIª Guerra mundial.
La herencia económica de la Iª Guerra
La Primera Guerra trajo consecuencias importantes para la humanidad:
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El declive de Europa y el ascenso de los EE.UU.
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Una difícil reconstrucción económica, penosa en Europa.
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La intervención creciente del Estado en el terreno económico, por la larga duración de la contienda.
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El impulso de la industria pesada y de bienes de equipo en detrimento de las restantes.
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El retraso y la escasa producción agrícola.
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La contracción del comercio mundial
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Las pérdidas económicas provocadas por la guerra, destrucciones masivas, pérdidas de industrias y comunicaciones.
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El descenso de la población activa de los índices de natalidad.
A finales de 1918 los estados de Europa afrontan la reconstrucción con sombrías perspectivas. La estructura económica esta distorsionada y el sistema monetario erosionado.
Mención aparte por su especial problemática merece el capítulo de la financiación de la guerra y las deudas bélicas y post-bélicas. En cuanto a la financiación, los Estados recurrieron a diversos procedimientos para sufragar los gastos originados por la guerra. Por ejemplo, Francia se financió mediante:
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El aumento de la presión fiscal (un 5 %).
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Los empréstitos interiores, bien emitiendo billetes (con la consiguiente inflación), bien emitiendo bonos de deuda pública (un 70 %).
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Los préstamos exteriores, procedentes en su mayoría de Gran Bretaña y los Estados Unidos (un 25 %).
Los empréstitos interiores provocaron una desmesurada expansión del crédito y de la circulación fiduciaria. Tomando como base el índice 100 (1913), en 1918 se había elevado a 1310 en Inglaterra, 1100 en Alemania y 544 en Francia.
Respecto a las deudas internacionales, la perdedora fue sin duda Alemania, obligada a las reparaciones de guerra. Pero, entre los países vencedores, existieron países deudores y países acreedores. Así, Francia debía 8.500 millones de dólares, mientras que Gran Bretaña y EE.UU. tenían 6.500 y 17.000 millones a su favor.
La crisis de 1921
3.1. 1918-1920.
El fin de la guerra no conllevó inmediatamente la crisis. Se produjo, por el contrario, un crecimiento de la demanda de bienes de consumo, a causa de la destrucción del menaje doméstico y del ahorro forzoso anterior.
Ante esta realidad, las fábricas ampliaron su producción y crearon nuevos puestos de trabajo. Persistían además las ayudas económicas de EE.UU. a los países de Europa y el sistema de préstamos inter-aliados. Todo ello se vió acompañado de una importante alza en los precios entre 1918-20, fruto de la tendencia inflacionista típica de la economía de guerra.
3.2. Crisis de 1921
Pero, la expansión anterior fue breve. El panorama económico cambió. Disminuyó la demanda y, con ella, emergió una crisis de superproducción industrial. La acumulación de stocks dio lugar al descenso de la producción y al aumento del paro. El fin de los préstamos inter-aliados fue otro factor de la crisis. En gran parte de Europa se produjo una fuerte bajada de precios: Inglaterra baja desde un 315, en 1920, a un 137, en 1921. Sólo Alemania y Francia se salvaron de esta deflación.
Esta crisis de superproducción fue en realidad una crisis de reconversión de la economía de guerra en una economía normalizada de paz.
4. La difícil reconstrucción europea
Las soluciones pasaban necesariamente por la restricción de la circulación fiduciaria y por el retorno a la convertibilidad oro del papel moneda. Para afrontar la crisis, los países siguieron una política económica opuesta.
Los países acreedores (Inglaterra y EE.UU.) llevaron a cabo una política deflacionista, restringiendo los créditos y la circulación de la moneda; ello conllevó el descnso de la producción industrial y el paro obrero, paliado con la disminución de inmigrantes extranjeros y con las importaciones.
Los países deudores (Francia y Alemania) dejaron que aumentara la inflación y devaluaron sus monedas para acentuar la insolvencia de los pagos de deuda externa y para ampliar, al mismo tiempo, la competitividad de sus exportaciones. Emplearon, portanto, políticas inflacionistas.
En Francia, la inflación continuó hasta 1926, siendo de alrededor de un 30 % o 40 % anual
En Alemania se produjo una hiperinflación. Algunos datos de la misma fueron:
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El cambio de dólar se situó en 1923 en 4.200 millones de marcos.
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La circulación monetaria pasó de 68.000 millones de marcos (1920) a 496 quintillones de marcos (1923).
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La inflación subió así: 100 (1913); 1911 (1921); 341.000 (1922); 166 billones (1923).
Por otra parte, en 1922, se había celebrado la Conferencia Internacional de Génova, sobre la reconstrucción europea: se propuso en ella una política estabilizadora y el paso a un patrón de cambios oro (Gold Exchange Standard) en vez del patrón-oro, en el que las divisas clave serían el dólar y la libra esterlina. Alemania y Francia adoptaron estas medidas en 1924 y 1926, respectivamente. En Alemania se estabilizó la moneda creando el Rentenmark y, luego, el Reichsmark, y se ordenó un equilibrio presupuestario.
A mediados de la década, la economía europea se había recuperado de los efectos de la guerra y había alcanzado la producción de 1914. Europa gozará de un período de prosperidad hasta 1930. Para Inglaterra, no obstante, los años 20 serán años de estancamiento, debido, sobre todo, a la sobreevaluación de la libra (= 4,86 dólares).
La prosperidad americana
Los efectos de la crisis económica mundial (1921), derivada de los gastos bélicos, el paro y la inflación, se olvidaron al abrirse la llamada “Década de la Prosperidad”.
Desde 1921, los índices de producción industrial, renta nacional y renta per capita, ascienden sin parar hasta 1929. Estados Unidos se convirtió en la primera potencia económica del mundo. Su propia capacidad y el retraso de los posibles competidores transformaron a los EE.UU. en el mayor proveedor de mercancías y capitales del mundo.
El crecimiento económico de EE.UU. se impulsó, sobre todo, en los sectores de la minería, la industria pesada y la agricultura. La balanza comercial tuvo un considerable superávit. Y si en 1913 EE.UU. era deudor de los países europeos, en 1919 es ya el primer acreedor. ¿Cuáles fueron sus causas y manifestaciones?
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El aumento del consumo, debido a la mayor capacidad adquisitiva y propiciado por las ventas a plazos y la publicidad.
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El desarrollo de la concentración y la productividad: fusión de grandes empresas, trabajo en cadena, supermercados. Los sectores más favorecidos fueron el automóvil, las radios, los electrodomésticos, la construcción y la electricidad en general.
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Es destacable el aumento de la escolarización en los tramos de Secundaria y Universidad.
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Aumento considerable de los salarios reales de los obreros industriales: de 100 (en 1914) a 230 (en 1929). No subieron de la misma manera los salarios de los agricultores.
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Apogeo de las industrias de bienes de consumo duraderos.
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Nuevos métodos de venta y publicidad. Nuevas actitudes psicológicas de ahorro-consumo.
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Grandes avances en las industrias de la construcción: rascacielos, urbanizaciones.
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Desarrollo de organización monopolísticas y concentración de grandes empresas en los sectores del acero, automóvil, química.
Existen tambiém ciertos factores de desequilibrio:
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Estancamiento de los sectores del ferrocarril, carbón y textil.
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Fuerte desequilibrio entre los precios agrícolas y los industriales (Crisis de las tijeras). Endeudamiento campesino, éxodo rural, disminución de la superficie cultivada.
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Insuficiencias legislativas y especulación en el sector financiero, especialmente en la Bolsa.
La crisis de 1929
6.1. Crisis bursátil
La Bolsa tenía hace tiempo un clima general de prosperidad y alza continuada. Pero, desde 1927, se advierte un tono especulativo en la actividad bursátil: se adquieren acciones, no para obtener buenos dividendos, sino para revenderlas y ampliar el capital. Incluso se adquieren acciones mediante préstamos bancarios. Esta especulación produjo una enorme expansión del crédito, con operaciones muy especulativas por parte de los Bancos y de los propios brokers.
El sistema podía sostenerse mientras la Bolsa siguiera subiendo. Pero, en 1929, la Bolsa bajo y ello generó una corriente generalizada de ventas, que hundió en poco tiempo el valor de las acciones.
¿Cómo empezó el hundimiento? Al parecer tuvo su origen en la retirada de algunos capitales extranjeros (europeos) invertidos en EE.UU., a causa de un alza del tipo de descuento del Banco de Inglaterra. Con la baja del valor de las acciones se asiste a una apresurada venta de acciones. El llamado jueves negro (24-10-29) se ponen a la venta 13 millones de acciones ante una emanda casi nula. El lunes 28-X sigue la venta y desciende la Bolsa en 49 enteros. El martes 29-X se venden 33 millones de acciones. En suma, el índice de la Bolsa pasa de 381 (24-X-29) a 198 (13-XI-29) y, luego, a 41,4 (9-VII-1932).
6.2. Crisis económica
La crisis bursátil se extiende a todos los sectores de la economía:
Sector bancario. Es el primer afectado. Hay una retirada masiva de depósitos.Suspensión de pagos y quiebras. Falta de liquidez y restricción de créditos al sector privado: de 15.800 millones de dólares (1929) a 900 millones (1932).
Sector industrial y comercial. El retarimiento de las inversiones desemboca en la ruina de muchas empresas frágiles financieramente. Ello produce paro obrero: de 1,5 millones (1929) hasta 12,6 millones (1933), que equivale al 25 % de la población activa.
Disminución del consumo. Al disminuir la capacidad adquisitiva de las masas trabajadoras, la industria se encontró con una brusca contracción de la demanda. Ello produjo una acumulación de stocks sin salida comercial y el hundimiento de productos manufacturados duraderos y no-duraderos.
Deflación. Entre 1929-32 los precios bajaron más del 30 % y los índices de producción industrial se redujeron a la mitad. Las industrias de bienes de equipo tardaron algo más en reducir su producción y sus ventas.
Agricultura. Los males ya conocidos de la etapa anterior fueron potenciados por la crisis. La situación del campesino se hace muy difícil al sumarse la restricción de los créditos.
La Gran Depresión en los Estados Unidos (1929-33)
Durante años los indicadores económicos caen sin que parezca xistir fondo. En un clima de superproducción y de contracción de la demanda, muchas empresas desaparecen, caen las inversiones y aumenta el paro. Se calcula que más de 100.000 empresas desaprecieron. Además, el ahorro privado se canalizó hacia la compra de bonos del Estado (más estables) y no hacia la inversión empresarial. Y es que la crisis bursátil había quebrado la confianza en los valores mobiliarios.
Las primeras medidas político-económicas de 1932 no consiguieron frenar la crisis. Ni los préstamos estatales a las grandes empresas, ni la ley arancelaria para proteger la industria nacional, ni los préstamos a los agricultores, consiguieron nada positivo. Los precios siguieron bajando y muchas más empresas desaparecieron.
Panorama mundial de la crisis
El puesto privilegiado de EE.UU. en la economía mundial facilitó la difusión de la crisis a casi todos los países. La crisis redujo las exportaciones norteamericanas y sus inversiones en el extranjero en un 32 %: de 7.400 (1929) a 5.000 millones de dólares (1932). La demanda exterior de EE.UU. también disminuyó. El comercio se contrajo y los precios bajaron. Todo ello provocó un efecto multiplicador negativo en la economía mundial. Se produjo un descenso mundial de los precios, sobre todo en las materias primas y los productos agrícolas, que eran la parte más importante de las exportaciones mundiales.
Alemania. Este país quedó seriamente afectado de forma rápida. Las ayudas para la reconstrucción y las inversiones americanas se repatriaron en 1929, con lo que numerosas empresas y bancos quedaron descapitalizados. Descendieron las reservas de oro y divisas y perdió crédito la moneda nacional. La República de Weimar realizó una rígida política deflacionista, restringiendo el crédito. Se sucedieron las quiebras, aumentó el paro (unos 6 millones en 1932) y el índice de producción industrial bajó un 30 % en un solo año.
Inglaterra. El primer efecto de la crisis se refleja en el campo monetario. Era el resultado de la sobrevaloración dela libra. Con la caída de la libra se rompe de hecho el sistema monetario mundial, del que la libra era una pieza básica. Inglaterra abandona el patrón-oro. Igualmente se produce un descenso de la producción, estimado en un 40 %, y crece el numero de parados.
Francia. Experimenta la crisis de forma más tardía. Los efectos no fueron tan graves, debido a la solidez del franco y a la menor dependencia de Francia respecto al comercio exterior. Con todo, en 1932, quiebran importantes empresas y la cifra de parados rebasa los 300.000 trabajadores. Sin embargo, Francia tardará en recuperar su producción industrial y tan sólo lo hará después de la IIª Guerra Mundial.
La lucha contra la crisis: el intervencionismo estatal
La consecuencia básica de la crisis fue el fin del Capitalismo liberal. Los Gobiernos decidieron intervenir en la economía, estableciendo una política sistemática tendente al relanzamiento económico. La característica común fue, por lo tanto, el intervencionismo económico del Estado. Nace así una economía mixta en EE.UU., Francia e Inglaterra, que posteriormente será llamado economía social de mercado o neo-capitalismo.
Las soluciones neo-liberales
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El “New Deal” norteamericano
El Gobierno Rosevelt acometió, en primer lugar, la reforma del sistema bancario y bursátil. En el terreno monetario, se aplicó una política inflacionista abandonando el patrón-oro y devaluando el dólar. Así, logró un alza moderada de precios y estimuló la producción. Se fijaron asimismo topes máximos de producción en agricultura y se intentó equiparar los precios agrarios con los industriales. Se promulgaron además la “Ley de Reconstrucción de la Industria Nacional” y los códigos de trabajo. Se hicieron obras públicas ambiciosas y se promocionaron grandes proyectos industriales. Desde 1933 comienza a remontar el PNB y la renta per cápita y en 1936-37 se alcanzan las cotas de 1929.
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Política británica
Se abandonó el patrón-oro y se devaluó la libra, con objeto de restablecer el equilibrio en la Balanza de pagos. Se potenciaron las relacions comerciales con los países miembros de la Commonwealth y se implantó un régimen aduanero preferencial entre sus miembros.
Igualmente, a fin de relanzar la producción y la productividad industrial se estimuló la tasa de interés bancario y se promovió la concentración empresarial.
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Táctica francesa
Los efectos de la crisis fueron débiles y tardíos. Pero, a partir de 1932, a causa de las soluciones emprendidas por otros países, Francia comenzó a notar el desequilibrio en su Balanza de pagos: los precios de los productos franceses eran escasamente competitivos.
Entre 1932-36 Francia se mantuvo fiel al patrón-oro y siguió una política deflacionista. Las exportaciones se redujeron. Las quiebras y los escándalos financieros alcanzan su cima en 1934. En 1936 sube al Gobierno Leon Blum y el Frente Popular, que inicia una política de nacionalizaciones y devalúa el franco. En 1939 se había alcanzado el 82 % de la productividad industrial con respecto a 1929 y el paro había prácticamente desaparecido.
Las soluciones totalitarias
La República de Weimar practicó una política deflacionista en los años 1931-32. Consumo e inversión descendieron. Los precios bajaron, pero no se consiguió que las exportaciones fueran competitivas. En 1933 las exportaciones habían bajado un 50 % y el paro superaba los 6 millones de personas. Ello provocó la subida de Hitler al poder.
Hitler emprendió, en primer lugar, una política de obras públicas, de militarización y de armamento, que redujeron los parados a 2,6 millones (1934), 1,6 millones (1936) y 0,4 millones (1938).
Para equilibrar la balanza de pagos, los nazis mantuvieron una política de control de cambios en el exterior, exigiendo licencias de importación y restringiendo la salida de capitales. En el interior se recurre a una moderada inflación del crédito y se recurre a la emisión de bonos emitidos por las empresas y garantizados por el Estado. Nace así una circulación seudo-monetaria, que ocultó la inflación y evitó sus efectos psicológicos.
Desde 1936, la economía alemana se estataliza. Se intenta asegurar la autarquía económica de Alemania, sustituyendo la importación de materias primas por la producción de materiales sintéticos (Ersatz). Las organizaciones monopolísticas son encuadradas en el marco de una economía pre-bélica y, más tarde, claramente belicista.
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Enviado por: | Guillermo A. Alonso |
Idioma: | castellano |
País: | España |