Filosofía


Principios de filosofía


2- Parte General. (Principios de Filosofía)

Se llama ente a todo aquello que “es”. Puede tratarse de una silla, de una montaña, de la raís cuadrada de 1, o aún de absurdos como triángulos redondos o las maderas de hierro¡: todo eso “es”, de todo ello puede predicarse el término “es”, y en la medida en que ello ocurre, se trata de entes -así como “pudiente” es “el que puede”- lo que es se llama “ente”. A lo que hace que los entes sean, se lo llama ser; los entes, por lo tanto, son porque participan del ser -tal como el pudiente participa del poder -.

  • ¿Cuál es la definición de filosofía que da Aristóteles? ¿Qué significado tiene?

Un saber que se ocupa teoréticamente del ente en tanto ente y de las propiedades que como tal le son propias. La filosofía trata de un ente en tanto ente, no de un ente en tanto matemático, histórico, psicológico o social. La filosofía se ocupa del ente, pero no en lo que tiene de distinto o de propio en cada caso, sino fijándose en lo que el ente tiene de ente, y en las propiedades que como tal, es decir, en cuanto ente, le corresponden; atendiendo a sus características más generales. Así se ha dicho que un filosofo es un “especialista en generalidades”.

La Filosofía se ocupa con la totalidad de los entes -a diferencia de las ciencias, cada una de las cuales trata de un determinado sector de entes. En este sentido con hay ningún saber que tenga radio mayor, o alcance más totalizador, que aquél que es propio de la filosofía. Podría pues caracterizársela diciendo que la filosofía es el saber más amplio de todos- ya que, según la definición aristotélica, no hay nada que no esté a su alcance, pues todo, de una manera u otra, cae bajo su consideración, nada le escapa, ni siquiera la nada misma.

  • ¿Qué importancia ha tenido el asombro para la filosofía?

¿ Por qué hay mundo? ¿por qué hay entes? Pues “pudo” -quizás- no haber habido nada; pero como de hecho hay algo, y como el principio de razón dice que todo tiene su porqué o fundamento, entonces es preciso preguntar: ¿por qué hay ente, es decir, cual es el fundamento del ente en totalidad? La totalidad de los entes, el mundo, parece una totalidad ordenada, estructurada conforme a leyes; pero, ¿por qué la realidad está ordenada, y lo está como lo está y no según pautas diferentes? ¿Por qué esta constituída de acuerdo a leyes, y no de modo enteramente desordenado, caótico?

Todas estas preguntas nacen del asombro del hombre frente a la totalidad del ente, surge abe el hecho de que haya entes cuando bien no pudo haber habido nada. Por ello se dice, desde Platón y Aristóteles, que el asombro o sorpresa es el origen de la filosofía, lo que impulsa al hombre a filosofar. En efecto el que algo sorprenda hace que uno se pregunte por lo que ocasiona la sorpresa; y la pregunta lleva al hombre a buscar el conocimiento.

Pero cuando se refiere a la filosofía, el asombro es el asombro ante la totalidad del ente, ante el mundo. Y éste asombro ocurre cuando el hombre, libre de las exigencias vitales más urgentes y también de las supersticiones que estrechan su consideración de las cosas, se pone en condiciones de elevar la mirada, mucho más allá de sus necesidades y contornos más inmediatos, para contemplar la totalidad y formularse éstas preguntas: ¡qué es esto, el mundo? ¿ De donde procede, qué fundamento tiene, cual es el sentido de todo esto que nos rodea? En momento que el hombre fue capaz de formularse estas preguntas de manera conceptual, con independencia de toda concepción mítica, religiosa o tradicional, había nacido la filosofía.

Toda religión y toda mitología, pues, dan una respuesta a aquellas preguntas. La diferencia está en que la filosofía da una respuesta puramente conceptual. Ello parece haber sido la obra de Tales de Mileto (hace el 585 A. C.) y por lo cual pasa por ser el primer filósofo. En efecto, él no se refiere a nada sobrenatural, no habla de dioses que hayan hecho este mundo ni de las relaciones, amistades y luchas entre lo mismos. Simplemente, Tales se pregunta qué son las cosas. Y contesta con una respuesta que puede parecer extraña: el agua; todo procede del agua, es el principio o fundamento de todas las cosas.

Y sobre todo importa darse cuenta de que la afirmación de Tales carece de elementos míticos o fantásticos, porque no habla del agua como algo sobrenatural, como cuando Hesíodo se refería al océano, que para el era una divinidad, sino que encara su asunto de manera puramente pensante, de modo puramente conceptual. Con Tales nace el pensamiento racional.

Tales no es materialista, por lo menos no en el sentido en que se usa hoy en día fundamentalmente animado y animante, vale decir, algo dotado de vida y a la vez capaz de otorgarle. Tales, Anaximandro y Anaxímenes son hilozoistas, porque conciben a la materia como algo viviente.

  • ¿Qué particularidad tiene la historia de la filosofía?

Una de las constantes en el estudio de la filosofía es que la pregunta por el fundamento de todas las cosas tiene respuestas diversas, contradictorias entre sí y sin que ninguna parezca por lo pronto más verdadera que las otras.

También por este lado hay una profunda diferencia entre la filosofía y las ciencias. Porque la historia de la ciencia es una historia progresiva conde cada etapa elimina o supera a las anteriores.

La historia de la filosofía no parece tener carácter progresivo, si por ello se entiende, por ejemplo, que Platón ha sido superado por Descartes, o por tal o cual pensador actual, y que por ello el estudiarlo sería tan inútil y anacrónico como aprender física con las obras de Arquímedes en lugar de hacerlo con un tratado actual de la materia. Y es qu más bien en cada gran filósofo pareciera latir un valor permanente. Por eso estudiar filosofía es en buena parte estudiar historia de la filosofía, y por eso la historia de la filosofía no es historia... sino filosofía..

  • ¿Qué quiere decir que “la filosofía es el saber más profundo?

La filosofía es el saber más profundo, porque se dirige al “fondo” o fundamento del ente en totalidad, aquello sobre lo cual éste se apoya y de lo que depende. Las preguntas y los temas filosóficos son entonces, entre todas las preguntas y temas posibles, los más fundamentales o profundos, desde el momento que se refieren a aquello que es condición de todo lo demás. Todo tipo de saber científico tiene un alcance limitado, en tanto que el alcance o radio de la filosofía es total, puesto que su tema es el fundamento de todo ente y sin el cual no habría ni entes físicos, ni entes matemáticos, sociales ni psicológicos... y por lo tanto no habría física, matemática, sociología ni psicología... ni tampoco filosofía.

  • ¿Cuál es el significado de la pregunta de leibniz?

La filosofía puede parecer a veces que no se ocupa sino de perogrulladas, es decir, de cosas que -como el tiempo, o el movimiento- “se comprenden de lo suyo”, de por sí, de tan sencillas y “naturales” que son. Porque lo curioso es que la filosofía no va a buscar sus objetos sus objetos lejos de nosotros y de nuestra vida cotidiana, en cosas lejanas o que nos sean más o menos extrañas. Sino que sus temas los encuentra en lo que esta ya juntos nosotros y en nosotros mismos, en lo que está más al alcance de la mano, por así decirlo, y que, justamente por eso, porque está tan cerca, solemos no observarlo. Sus temas son las cosas mas “sencillas”, más obvias. Y primordialmente lo más obvio de todo: que haya ente y no nada.

La filosofía, en efecto, pregunta: “¿por qué hay ente, y no más bien nada?”. Esta pregunta fue formulada por Leibniz en 1714 en los Principios de la naturaleza y la gracia.

Dice Leibniz que hasta ahora nos habíamos atenido tranquila y seguramente a lo “natural”

A lo simplemente, “dado” como tal. Y lo natural significa dar por comprensible de suyo todo lo que simplemente es: es natural que el sol caliente, es natural que la tierra sea más o menos esférica, o que la esclavitud es execrable. Todo esto es “natural”, nadie puede ponerlo en duda, se trata de cosas obvias. Sin embargo, no es muy difícil deshacer tales supuestos. Para un n nativo de la selva africana no es en modo alguno “natural” que la tierra sea esférica o que gire alrededor del sol, ni lo fue tampoco para los griegos de la época Homérica, ni para los hombres del medioevo; y cosa parecida ocurre con el concepto que nos merece la esclavitud. ¿No será entonces que, en lugar de no pensar en aquellas cosas porque son “naturales”, nos resultan “naturales” porque no pensamos en ellas? Y en efecto, así es en verdad y lo que se manifiesta con evidencia en los ejemplos recién aducidos sucede en todos los casos de naturalidad. Sólo porque nos falta imaginación, solo porque carecemos de la fuerza espiritual necesaria para pensar, solo por ello puede algo parecernos “natural”.

Dar razón de todo este es el gran principio que habla leibniz, el principio de razón suficiente, nada hay sin razón, todo tiene su fundamento, su porqué. Y habiendo egresado entonces de la actitud natural e ingresado en la actitud filosófica, lo que se exige es no aceptar nada porque sí, si no pedir en cada caso la razón, el fundamento, y el fundamento de todo e general, porque la filosofía es búsqueda del fundamento útimo de todo absolutamente.

Ahora, bien, el primer problema es éste: ¿por qué hay ente, y no más bien nada?. Psrce algo obvio es un hecho bien sabido por todos que hay algo, que hay cosa, que hay ente; en cuanto hecho, se trata de algo perfectamente seguro. Pero en lugar de quedar atenidos al hecho bruto, que es lo natural, lo propio de la actitud filosófica consiste en intentar ir más allá y preguntar: ¿no pudo haber ocurrido que en lugar de haber ente no hubiese habido nada? Leibniz dice: “la nada es más simple y fácil que algo” -porque justamente la nada es 0ura simplicidad, la pura... nada, que por ser nada ni siquiera plantear problema alguno, como en cambio lo hace el ente; si en vez de ente no hubiese nada, ni siquiera habría preguntas. Ya se sabe, si, que hay ente, pero aunque sea como la más extrema hipótesis que quepa concebir, puede suponerse que pudo no haber habido nada; y como sin embargo, hay algo, como hay entes, se tiene entonces el derecho, y la obligación como filósofos, de preguntar: ¿por qué hay ente?

  • ¿Por qué la filosofía es el análisis de lo obvio?

Leibniz se pregunta ¿por qué hay ente, y no más bien nada?. Con ésta pregunta Leibniz se pregunta por lo más obvio, por lo más familiar de todo, por lo que parece lo más comprensible de suyo: que haya ente y no nada. Se pregunta por algo tan obvio que es la condición más general de nuestra existencia misma, puesto que si no hubiera ente, ni existiríamos nosotros ni existiría todo lo demás en relación con lo cual nuestra existencia es tal como es. En efecto, haya ente parece algo tan natural, tan obvio, tan comprensible de suyo que “normalmente” no caemos ne la cuenta de ello. Antes de entrar en contacto con la filosofía, nos parecía tan natural que ni siquiera habíamos reparado en ello; o, para hablar con más propiedad, no es que “nos pareciera tan natural que no hubiéramos reparado en ello”, sino que en rigor no nos parecía nada: simplemente contábamos con ese hecho sin pensarlo. Se puede vivir toda la vida sin que a uno se le ocurra siquiera plantearse tal cuestión. Y todavía más, podría volver a afirmarse que se trata de una cuestión sobre la que no vale la pena preguntar, sobre la que incluso no conviene que uno se detenga.

  • ¿Qué diferencia hay entre ciencia y filosofía?

La filosofía puede caracterizarse como el análisis de lo obvio y permite también entender más a fondo la afirmación según la cual la ciuncia es un saber con supuestos. El físico meramente admite que hay entes, se ocupa dl movimiento para determinar sus leyes , o para de continuo con el tiempo. Todo eso el físico lo admite para proceder a partir de ello, para calcular el tiempo o el movimiento por ejemplo.

Cada ciencia está constituida por un repertorio de “conceptos fundamentales”, esto es, conceptos que constituyen su fondo, su fundamento; conceptos que para ella son últimos, puesto que se constituye a partir de tales nociones. Éstos conceptos fundamentales son, en cada caso “condiciones” de la ciencia no sus temas. Toda ciencia utiliza y comprende el concepto de igualdad; pero no pregunta que es la igualdad, o cual es su modo de ser.

La ciencia no puede saber acerca de sí misma: la física habla de objetos físicos, pero no en si misma.

Lo que una ciencia sea, ya como pregunta deja de ser pregunta científica” La pregunta acerca de la esencia de la ciencia, en general, y acerca de la ciencia determinada no puede responderlas la ciencia; sino que son cuestiones propias de la filosofía.

En el momento en que se plantea la pregunta por la ciencia en general, y, a su vez, por las posibles ciencias particulares, el que pregunta entra en un nuevo ámbito, con otras pretensiones y formas demostrativas que las corrientes en las ciencias. Es el ámbito de la filosofía.

La pregunta por la ciencia es una pregunta filosófica, y su formulación significa la entrada en una zona diferente de aquella que le es propia al científico; significa la entrada en el dominio filosófico, en el cual no rigen ya los medios y recursos de la ciencia, sino otro tipo de exigencias y forma de “razonamiento”.

Una disciplina se constituye como ciencia cuando se establece convenientemente su sistema de “conceptos fundamentales”, que acotan o delimitan su campo propio, su objeto de estudio o, con otras palabras, cuando todos los que cultivan la ciencia del caso están de acuerdo sobre aquel sistema de conceptos. A partir de ese momento reina perfecta unanimidad sobre las verdades científicas, sobre los contenidos de la ciencia d que se trate. Por tanto, otra característica del conocimiento científico parecería ser el acuerdo o unanimidad entre sus cultivadores, cosa que no parece ocurrir con la filosofía.

  • ¿Por qué se dice que la filosofía es un saber sin supuestos?

Si tales conceptos fundamentales -lo mismo que los métodos, los principios del pensamiento, la razón, el conocimiento, etc.- no son todos temas de la ciencia sino que constituyen sus bases, fundamentos o “supuestos”, los que examinará, en cambio la filosofía. La filosofía, pues, intenta ser un saber sin supuestos.

Resulta de todo esto que la expresión “saber sin supuestos” viene a coincidir con esta otra: “critica universal” con que también se caracteriza la filosofía. Porque a diferencia de la ciencia, que limita su exámen siempre a la zona de objeto que le es propia, la filosofía, puesto que es el saber más amplio por ocuparse de todo, también encuentra motivos de exámen y cuestionamiento, motivos de crítica e todo absolutamente. A la inversa, cuestionarlo todo equivale a tratar de eliminar todo supuesto, no admitir sino sólo aquello que haya resistido la crítica.




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Idioma: castellano
País: España

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