Filosofía y Ciencia


Positivismo mexicano


UNIDAD VII “El positivismo mexicano”

  • Ambiente socio-histórico de México es esa época.

  • Características del positivismo europeo.

  • El pensamiento de Gabino Barreda.

  • La creación de la Escuela Nacional Preparatoria.

Históricamente el positivismo surge en la segunda mitad del siglo XIX en Francia, su nombre resultado de el propósito de utilizar los metodos y resultados de la ciencia positiva para la investigación filosófica. Se convirtió el la forma favorita de pensar de historiadores, filósofos, literatos, etc. Al difundirse por toda Europa.

Tuvo como fundador a Hume y su principal representante Augusto Comte, su filosofía abandono la especulación de lo sobrenatural a favor de una investigación científica, según decía, el conocimiento de todos los temas, debería venir de la correlación de la evidencia científica. Comte afirma que “únicamente la ciencia positiva o positivismo podrá hallar las leyes que gobiernan no sólo la naturaleza, sino nuestra propia historia social, entendida como la sucesión y el progreso de determinados momentos históricos llamados estados sociales.”

La filosofía positiva como tipo de conocimiento propio del último estado de la sociedad, se define por oposición a la filosofía negativa y crítica de Rousseau y Voltaire a la que Comte atribuye los males de la anarquía y la inseguridad social que caracterizan al período post-revolucionario.

El término positivo hace referencia a lo real, es decir, lo fenoménico dado al sujeto. Lo real se opone a todo tipo de esencialismo. desechando la búsqueda de propiedades ocultas características de los primeros estados.

Lo positivo tiene como características el ser útil, cierto, preciso, constructivo y relativo (no relativista) en el sentido de no aceptar ningún absoluto.

En el libro de Comte filosofía positiva, pone como fundamento: ”Una hipótesis teológica y después metafísica ha presidido, los comienzos de la humanidad; han sostenido sus pasos y favorecido su primer desarrollo. Después ha comenzado el estudio de las leyes reales, estudio débil en un principio, lento y mal seguro en su marcha; pero vencidas las primeras dificultades fue creciendo y engrandeciendo con gran rapidez. La confrontación fue inevitable, y, operándose por sí misma sucesivamente, hizo retroceder a la hipótesis primordial. Pero en los pasados tiempos la confrontación fue parcial solamente, y en el día es general y se verifica en todo el saber humano. Una vez en posesión de este conjunto o totalidad, las ciencias, para transformarse en filosofía, no tienen más que una cosa que hacer, y es ordenarse según un sistema determinado. Cumplida esta elaboración satisfarán todas las condiciones de una filosofía, es decir, que proporcionarán los primeros principios de todas nuestras nociones, colocadas en el orden verdaderamente natural.”

En el “Curso de Filosofía Positiva” Comte fijo los principios básicos del positivismo:

  • No existe otro conocimiento que el empírico, el que se funda en los hechos y formula leyes de coexistencia y lección de fenómenos.

  • No conocemos los fenómenos sino la apariencia de las cosas.

  • Toda metafísica es un intento inútil y estéril. Es carente de sentido, la búsqueda de todo lo que se llama “las causas son primeras o finales”.

  • El único método valido es el de las ciencias experimentales.

Dada la naturaleza de la mente humana, decía, cada una de las ciencias o ramas del saber debe pasar por "tres estadios teoréticos diferentes: el teológico o estadio ficticio; el metafísico o estadio abstracto; y por último, el científico o positivo" La ley de los tres estados, fundamento de la filosofía positiva, es, a la vez, una teoría del conocimiento y una filosofía de la historia. Estos tres estados son:

Estado Teológico:

En la que “...la mente humana, orientando su búsqueda a la naturaleza del ser, a las causas primeras y finales de todos los efectos que contempla, en una palabra, al conocimiento absoluto, ve los fenómenos como productos de la acción directa y continua de agentes sobrenaturales más o menos numerosos, cuya intervención arbitraria explica todas las aparentes anomalías del universo.”

Es ficticio, provisional y preparatorio. En él, la mente busca las causas y los principios de las cosas, lo más profundo, lejano e inasequible. Hay en él tres fases distintas:

Fetichismo: en que se personifican las cosas y se les atribuye un poder mágico o divino.

Politeísmo: en que la animación es retirada de las cosas materiales para trasladarla a una serie de divinidades, cada una de las cuales presenta un grupo de poderes: las aguas, los ríos, los bosques, etc.

Monoteísmo: la fase superior, en que todos esos poderes divinos quedan reunidos y concentrados en uno llamado Dios.

En este estado, predomina la imaginación, y corresponde a la infancia de la humanidad. Es también, la disposición primaria de la mente, en la que se vuelve a caer en todas las épocas, y solo una lenta evolución puede hacer que el espíritu humano de aparte de esta concepción para pasar a otra. El papel histórico del estado teológico es irremplazable.

Estado Metafísico:

“... en el fondo, es una simple modificación de la teológica, en donde los agentes sobrenaturales son reemplazados por fuerzas abstractas, verdaderas entidades (abstracciones personificadas) inherentes en los varios tipos del ser y concebidas como capaces por sí mismas de engendrar todos los fenómenos observados, cuya explicación consiste en asignarle a cada uno su entidad correspondiente.”

También llamado estado abstracto, es esencialmente crítico, y de transición, Es una etapa intermedia entre el estado teológico y el positivo. En el se siguen buscando los conocimientos absolutos. La metafísica intenta explicar la naturaleza de los seres, su esencia, sus causas. Pero para ello no recurren a agentes sobrenaturales, sino a entidades abstractas que le confieren su nombre de ontología. Las ideas de principio, causa, sustancia, esencia, designan algo distinto de las cosas, si bien inherente a ellas, más próximo a ellas; la mente que se lanzaba tras lo lejano, se va acercando paso a paso a las cosas, y así como en el estado anterior que los poderes se resumían en el concepto de Dios, aquí es la naturaleza, la gran entidad general que lo sustituye; pero esta unidad es más débil, tanto mental como socialmente, y el carácter del estado metafísico, es sobre todo crítico y negativo, de preparación del paso al estado positivo; una especie de crisis de pubertad en el espíritu humano, antes de llegar a la adultes.

Estado Positivo:

“... la mente humana, reconociendo la imposibilidad de alcanzar conceptos absolutos, abandona la búsqueda del origen y el destino del universo, y de las causas internas de los fenómenos y se limita al descubrimiento, por medio de la razón y la observación combinadas, de las leyes que gobiernan la secuencia y la semejanza de los fenómenos. La explicación de los hechos, ahora reducidos a sus términos reales, consiste en el establecimiento de una relación entre varios fenómenos particulares y unos cuantos hechos generales, que disminuyen en número con el progreso de la ciencia.”

Es real, es definitivo. En él la imaginación queda subordinada a la observación. La mente humana se atiene a las cosas. El positivismo busca sólo hechos y sus leyes. No causas ni principios de las esencias o sustancias. Todo esto es inaccesible. El positivismo se atiene a lo positivo, a lo que está puesto o dado: es la filosofía del dato. La mente, en un largo retroceso, se detiene a al fin ante las cosas. Renuncia a lo que es vano intentar conocer, y busca sólo las leyes de los fenómenos.

Según Comte, “el Positivismo Jurídico en el campo de la Jurisprudencia consiste en declarar que el principio y fundamento tanto del conocimiento como de la realidad son los hechos, los contenidos concretos de la experiencia sensible.” Constituye una doctrina que considera al derecho desde el ángulo meramente empírico y sin valores o principios superiores a su realidad. El derecho debe limitarse a lo positivamente dado.

“No hay orden sin progreso, ni progreso sin orden” fue lo que trato de demostrar Comte, las ideas de orden, son propias de un sistema político teológico y militar, se refiere a la unidad sistemática de la sociedad, a la estructura que le da estabilidad y firmeza. La idea de progreso muestra el paso de un orden determinado a otro, se deriva de una filosofía puramente negativa, protestantismo y filosofía de las luces. Las dos conjuntamente muestran las etapas por las que a pasado históricamente la humanidad.

En la década de los setenta del siglo XIX con la actividad aislada de intelectuales “aficionados” al estudio de la problemática social, cuando el porfiriato se iniciaba política y económicamente al calor de la inserción del país al capitalismo mundial en aquella primera fase de crecimiento “hacia fuera” y de la consolidación del Estado nacional. En esos tiempos, el positivismo comtiano hacía presencia como filosofía dominante en un ambiente sociocultural en el que las oligarquías eran muy proclives al afrancesamiento en todos los ámbitos de la vida material y del pensamiento social.

La burguesía mexicana buscaba un orden en la sociedad a como diera lugar, por lo que el principal punto de lucha era en contra de los liberales y conservadores que sostenían ideas anárquicas las cuales estaban hechas para destruir un orden pero no para construirlo. Esta batalla se vio en diversos aspectos de la vida social mexicana.

En la larga guerra entre liberales y conservadores, triunfan los primeros, los liberales, los que encabezaron el movimiento llamo de Reforma, fueron hombres pertenecientes a una determinada clase social que Sierra llama burguesía.

La burguesía mexicana, a semejanza de la europea, tuvo una etapa combativa, por medio de una filosofía combativa, esta filosofía fue la que los enciclopedistas franceses. Es a esta etapa de la burguesía mexicana a la que se puede llamar del jacobinismo. Sin embargo, al triunfar dicha clase, tal filosofía resultaba peligrosa, alentaba a otros grupos sociales a solicitar o exigir los derechos que ellos reclamaron contra la clase conservadora. Aquí surge una segunda etapa de la burguesía en México. Esta etapa fue la del orden.

Gabino Barreda entre otros introdujo el positivismo, tuvo gran aceptación entre personajes del movimiento republicano, según los positivistas, la ley de los tres estados se había cumplido en México: la colonia (estado teológico) la lucha liberal contra la colonia (estado metafísico), con la reforma y la republica se llegaba al estado positivo.

Gabino Barreda fue el hombre encargado de preparar a la entonces joven burguesía mexicana para dirigir los destinos de la nación mexicana. El instrumento ideológico de que se sirvió el maestro mexicano fue el positivismo. La importación del positivismo a México tiene su explicación en un plan de alta política nacional.

Gabino Barreda tuvo que enfrentarse a una circunstancia en la cual imperaba el desorden, la anarquía social. La burguesía mexicana tuvo que enfrentarse a una clase social privilegiada conservadora, formada por dos grupos: el clero y la milicia. En esta etapa, la burguesía mexicana se sirvió de una ideología combativa, tomada de los grandes filósofos de la Revolución francesa.

Los positivistas mexicanos identificaron, al igual que Comte, el progreso de la historia de México, estaba representado por tres etapas, por tres estados: el estado teológico, el metafísico y el positivo.

Gabino Barreda fundó la Escuela Nacional Preparatoria, cuna de las nuevas ideas y el gran semilleros de los hombres influyentes del país. Los preparatorianos llegaron a ser en poco tiempo líderes de la administración pública y directores de la actividad intelectual. La idea fundamental en que se apoyaba el positivismo en México era la concepción de orden, basada en un equilibrio y jerarquía de los diversos estratos sociales. Según Barreda, el positivismo llegó a significar tanto para México que incluso en los tres colores de la bandera podía percibir los tres principios del lema de Comte, con una ligera variante: Libertad, orden y progreso. Así mismo también se veía reflejado este lema en la frase que marcó el proceder del Porfiriato:“Orden y progreso”.

Conclusión.

Pienso que el positivismo quería terminar con los mitos y suposiciones que utilizaban los hombres para explicarse diferentes fenómenos, y la razón por la que fue fácilmente aceptada en el país fue porque la burguesía estaba cansada de vivir en una inestabilidad política y social y Barreda introduce esta tendencia en la educación pues pensaba que para resolver un problema de nación debía empezar desde la raíz o principio de este.

Bibliografía

Primera mano

Augusto Comte, "La filosofía positiva", México, Porrúa, 1990. p.303.

Augusto Comte, “Curso de filosofía positiva.” Madrid: Magisterio Español. 1987.

Gabino Barreda, “De la educación moral”. México: Ediciones de la Universidad Nacional Autónoma, 1941. p.111-125.

Segunda mano

Leopoldo Zea “El positivismo en México: nacimiento, apogeo y decadencia.” México: Fondo de Cultura Económica, 1975. 481 pp.

Isidro Castillo “ México: sus revoluciones sociales y la educación.” México 2002 UPN, SEP.




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Enviado por:Lucero P3
Idioma: castellano
País: México

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