Filosofía
Porcofilia y porcofobia
INDICE
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INTRODUCCION…….…….…….…….…….…….…….…….…….…….…….…….…….….PAG. 2
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DEFINICIONES…….…….…….…….…….…….…….…….…….…….…….…….…….…….PAG. 2
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IDEAS PRINCIPALES:
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PORCOFOBIA.…….…….…….…….…….…….…….…….…….…….…….……………PAG. 2
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PORCOFILIA.…….…….…….…….…….…….…….…….…….…….…….……………..PAG. 3
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ENFERMEDADES.…….…….…….…….…….…….…….…….…….…….…….…………….PAG. 5
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CONCLUSION.…….…….…….…….…….…….…….…….…….…….…….………………….PAG. 6
PORCOFILIA Y PORCOFOBIA
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INTRODUCCION
Marvin Harris es un antropólogo que dentro de su libro “Vacas, cerdos, guerras y brujas” interpreta la realidad humana así como misterios o enigmas que hay en la vida del hombre y que tienen una explicación bastante racional y nos hace recapacitar sobre ello. Es de gran utilidad no solo dentro de la antropología, sino fuera de ella, ya que te ayuda a comprender el comportamiento de la gente en tres estados o situaciones básicas de la conciencia cotidiana. Está dividido en 11 capítulos más el epílogo donde condesa el porqué de las diferentes costumbres de las distintas razas que abarcan al mundo. Nosotras haremos hincapié en el tema de la Porcofilia y Porcofobia desde los distintos puntos de vista.
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DEFINICIONES
PORCOFILIA. El amor a los cerdos es un estado de comunidad total entre el hombre y el cerdo. Estos se crían como miembros de la familia, duermen con ellos, lloran por ellos cuando están enfermos y les dan los mejores bocados. Pero incluye además el sacrificio obligatorio de los cerdos y su consumo en una ceremonia especial. El clímax de este amor es la incorporación de la carne de cerdo a la carne del anfitrión humano y del espíritu del cerdo, al espíritu de los antepasados, durante el gran festín que se celebra una o dos veces por generación, en el que se consumen todos los cerdos.
PORCOFOBIA. Antes del Renacimiento, se consideraba al cerdo como un animal sucio y propenso a contagiar enfermedades, posteriormente muchas investigaciones demostraron que la carne de cerdo producía tuberculosis y esto hizo aumentar el rechazo que ya se tenía a este animal
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IDEAS PRINCIPALES
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PORCOFOBIA
Los porcófobos basaban sus creencias religiosas las cuales consideraban que el cerdo era un animal sucio, ya que se revuelca en su propia orina y come excrementos. En cambio otros animales que tienen comportamientos similares no son considerados animales impuros.
En el siglo XIII, Moisés Maimónides (rabino y médico) da la primera explicación del porqué del rechazo judío y musulmán a la carne de cerdo mediante la palabra de Dios, el cual había querido prohibir la carne de cerdo como medida de salud pública, ya que tenía un efecto perjudicial para el cuerpo.
En el siglo XIV con el descubrimiento de la triquinosis, enfermedad causada por comer carne de cerdo poco cocida, se verificó la sabiduría de Maimónides. Dado que comer carne de cerdo bien cocida no era una amenaza a la salud pública ya su consumo no podía ofender a Dios. Por lo tanto, se aducía que Yahvé (Dios de los judíos) no solo quería bienestar físico, sino que pensaba en algo más. Además la explicación de Maimónedes padecía de contradicciones medicas y epidemiológicas, ya que el cerdo transmite enfermedades humanas, aunque otros animales que se consumen también. La explicación de Maimónedes era más cercana que la planteada por Sir James Frazer, la cual decía que todos los animales llamados impuros, habían sido sagrados o divinos en su origen, pero este planteamiento no es válido ya que en la antigüedad se había adorado a muchos otros animales, y se los comían.
Harris comparte el criterio de Maimónides, siendo su único inconveniente que las circunstancias en las que se basaba para justificar el aborrecimiento del cerdo estaba restringido en la patología corporal. Cree que la Biblia y el Corán condenaron al cerdo porque la cría de cerdos constituía una amenaza a la integridad de los ecosistemas naturales y culturales del Oriente Medio porque el cerdo al contrario que las vacas, ovejas y cabras tiene una alimentación especifica y no regula su temperatura corporal, por lo que le hace no poder sobrevivir en zonas áridas. Además el cerdo no suda, no puede exponerse a temperaturas del aire mayores de 98º F, y como carece de pelo, prefiere revolcarse en lodo limpio y fresco, pero si no dispone de ese medio lo hará en su propia orina y heces. Mientras más elevada es la temperatura, más sucio es el cerdo. Como en el Oriente Medio el hábitat es tan caluroso y árido, el cerdo está obligado a revolcarse en sus propios excrementos. Este se convirtió en un lujo ecológico y económico, muchos años a.C. se decía que Yahvé y Ala habían dicho que comer y tocar a los cerdos era fuente de impureza ya que era muy costosa su crianza y que era una máxima tentación, por lo que se prohibió el contacto con este. Harris no está de acuerdo con que las prácticas alimenticias sancionadas por la religión tengan explicaciones ecológicas.
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PORCOFILIA
El amor a los cerdos incluye el criarlos como miembros de la familia, dormir junto a ellos, hablarles, acariciarles y mimarles, conducirles por una correa por el campo, llorar por ellos cuando están enfermos o heridos, alimentarlos bien en la mesa familiar, llamarles por su nombre, y además incluye su sacrificio y consumo en ocasiones especiales (ritual en el cual la carne de cerdo se incorpora a la del humano y que el espíritu del cerdo al espíritu de los antepasados).
El centro mundial de amor a los cerdos situado en Nueva Guinea y en las islas Milanesias del sur del pacifico.
El grupo tribal maring, ha sido estudiado por Roy Rappaport (profesor de la Universidad de Michigan), y este cuenta de el ritual que realizan para agradecer a los antepasados, el kaiko. El cuidado de los cerdos estaba a cargo de las mujeres, las cuales gastaban casi la mitad de su energía diaria en ello. Cuando ya es excesiva la cantidad de cerdos, y el trabajo que tienen que hacer las mujeres maring para cumplir todas sus obligaciones, entonces se decide hacer el kaiko. Esta tribu utiliza este ritual para recompensar a sus aliados y para ganarse su lealtad, y estos asisten para comprobar si los anfitriones son prósperos y poderosos, además de que ansían la carne de cerdo. Esta enorme ceremonia tiene una explicación práctica dentro de su cultura: en primer lugar, el ansia de carne de cerdo a causa de la escasez de carne en su dieta, en segundo lugar, una población excesiva de cerdos traería consigo una situación de competencia entre el hombre y el cerdo, y por último, se dan cuenta de que solo trabajan para alimentar cerdos.
El número de cerdos que constituye algo demasiado bueno, o que ya es una cantidad excesiva, no puede ser establecido por nadie, ni por los antepasados, ya que depende de muchos factores que varían cada año. Para dar satisfacción a los antepasados ha de hacerse un esfuerzo máximo, el cual en primer lugar eleva el nivel de proteínas que se ingieren durante la tregua del rumbim, que trae consigo a una población más alta, más sana y más vigorosa. También se garantiza un gran consumo de proteínas y grasas de alta calidad para la lucha intergrupal, la cual se desarrollará en los meses que vienen después. Por último, atraen y recompensan a los aliados antes de estallar la guerra.
Rappaport piensa que el número de cerdos excedentes en un grupo indica su fuerza productiva y militar. Harris aclara que la porcofilia no es la causa de la guerra, plantea que los motivos de las guerras primitivas son irracionales e inescrutables. Los maring explican el desencadenamiento de la guerra como venganza de actos violentos, ya sean rapto de mujeres, violaciones, robos, cazas furtivas, etc. Estos encontraban los motivos solo al finalizar la guerra, ya que querían vengar las muertes ocasionadas, al igual, si hacía años que había muerto el pariente, siempre querían reanudar la guerra. En cuanto se produce una muerte hay una tregua para realizar los rituales funerarios. Si siguen igualados vuelven a la lucha, y entonces, cuando la guerra dura mucho tiempo, y los aliados se cansan, vuelven a sus aldeas, además si hay más deserciones de un lado que de otro, el que tiene ventaja puede que ataque al más débil para expulsarla del campo, los cuales recogen sus bienes y se refugian en las aldeas de sus aliados. Cuando hay una derrota, los vencedores matan a los rezagados, incendian las aldeas, roban los cerdos y destruyen las cosechas. Luego hacen el rumbim y por tanto se inicia la época de tregua. Cuando la guerra es decisiva puede que los perdedores no regresen a sus tierras, sino que se asienten lejos de las fronteras enemigas.
Harris plantea que la guerra primitiva no es caprichosa ni instintiva, solo que constituye uno de los mecanismos de interrupción que ayudan a mantener las poblaciones humanas en un equilibrio ecológico con su hábitat. Hace un gran énfasis en afirmar que la guerra es un estilo de vida ecológicamente adaptativo entre los pueblos primitivos, y no que las guerras modernas sean ecológicamente adaptativas.
En las sociedades primitivas se practica la poliginia, que es que muchos hombres tienen varias esposas. Entre los maring son las mujeres las que más trabajan, y son consideradas bestias de cargas. Por tanto, cuanto mayor sea la cantidad de mujeres en la población, mayor es la eficiencia global de la producción alimentaria.
El significado adaptativo de la guerra de los maring radica en que a consecuencia de la guerra los grupos locales abandonan las áreas de huertos de primera calidad aun sin haber alcanzado su máxima capacidad de sustentación, y que aumenta la tasa de mortalidad femenina. En la región habitada por los maring los huertos deben estar en barbecho durante diez o doce años antes de quemarlos y replantarlos, los festivales de cerdo son cada diez o doce años también, por tanto, tienen cerdos suficientes cuando el bosque ha vuelto a crecer en el área de los antiguos huertos del grupo vencido. Los maring viven de quemar los bosques y plantar en las cenizas, y el ciclo ritual y la guerra frenan estas actividades. Los antepasados ansían los cerdos ya que estos comen tanto bosque como los hombres, así que el sacrificio de cerdos reduce el sacrificio de hombres.
En muchos grupos primitivos se practica el infanticidio femenino, aunque desde el punto de vista biológico las mujeres son más valiosas que los hombres, pero es que se ve como que un solo hombre puede dejar embarazada muchas mujeres. Pero las mujeres pueden realizar las mismas actividades que los hombres, donde único es indispensable la especialización del varón es en las guerras.
El estudio de la guerra primitiva lleva a la conclusión de que la guerra ha formado parte de una estrategia adaptativa vinculada a condiciones tecnológicas, demográficas y ecológicas especificas, y que no es necesario invocar imaginarios instintos criminales o motivos inescrutables o caprichosos para entender por qué los combates armados han sido tan corrientes en la historia de la humanidad.
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ENFERMEDADES
El cerdo es un vector de enfermedades humanas pero también lo son otros animales domésticos que musulmanes y judíos consumen sin restricción alguna:
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La carne de vaca poco cocida es fuente de parásitos, en especial Tenias. Pueden crecer de 16 a 20 pies dentro de los intestinos del hombre, produce una anemia grave y reduce la resistencia a otras enfermedades infecciones
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El ganado vacuno, las cabras y las ovejas, transmiten también la Brucelosis, una infección bacteriana corriente en los países subdesarrollados a la que acompaña fiebre, escalofríos, sudores, debilidad, dolores y achaques. Una de las más peligrosas es la Brucelosis melitensis, que transmiten las cabras y las ovejas. Sus síntomas son letargo, fatiga, nerviosismo y depresión mental, a menudo interpretados erróneamente como psiconeurosis.
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El ganado vacuno, ovejas, cabras, caballos y mulas, pero no los cerdos transmiten el Ántrax. Enfermedad que experimenta a menudo un desarrollo rápido que empieza con furúnculos en el cuerpo y produce la muerte por envenenamiento de la sangre. Las grandes epidemias de ántrax que sitúan antiguamente Europa y Asia sólo pudieron ser controladas tras el descubrimiento de los antibióticos y la vacuna contra el ántrax realizado por Louis Pasteur en 1881.
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La carne de cerdo poco cocida provoca la Triquinosis, que rara vez tiene consecuencias funestas y que ni siquiera produce síntomas en la mayor parte de los individuos afectados.
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CONCLUSION
Partiendo de los distintos puntos de vista y las diferentes culturas existentes, el amor o el odio al cerdo, se puede ver de diferentes formas, teniendo en cuenta que cada uno de estos tienen su fundamento racional dentro de su cultura. A pesar de los conceptos tratados son totalmente antagónicas estas ideologías pueden llegar a tener creencias compartidas.
En nuestra opinión el hombre transmite en el animal sus propios problemas, miedos y carencias emocionales, en el cual los cerdos son objeto de nuestras propias creencias sean positivas o negativas.
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