Literatura
Poesía de Angel González
TEORÍA DE LA LITERATURA
2009/2010
I Filología Inglesa
Grupo A
COMPLEJIDAD POÉTICA
INDICE
PRÓLOGO
“Es inútil buscar la poesía, es ella la que debe venir”, qué mejor comienzo que con una frase del autor en cuestión: Ángel González. Con este estudio se busca el análisis de la obra Metáforas del Compromiso en la cual se presenta la doble perspectiva que encontramos entre la evolución poética de Ángel González y la interpretación de las metáforas que envuelven sus obras.
El autor del libro, Enrique Baena, relaciona las ideas que dieron lugar a la forja de la literatura del poeta. Este autor es reconocido por sus investigaciones sobre literatura, estética y pensamiento literarios, con especial dedicación a la esfera de la contemporaneidad, como bien puede observarse en la lectura del libro que nos compete.
La poética de González es uno de los pilares sobre los que emerge la literatura a partir de la posguerra, ya que supone uno de los máximos representantes de la Generación del 50; en sus poemas se observa la incertidumbre por el momento vivido a la vez que una visión un tanto optimista hacia el futuro. El estudio de su poesía nos sirve de refuerzo para llegar al conocimiento que nos concierne: qué es la literatura.
Según la Real Academia, la Literatura es el arte que emplea como medio de expresión una lengua. Para los escritores supone un concepto que se encuentra en un continuo evolucionar, permitiendo que se den situaciones como el aceptar hoy como obras literarias a escritos que antes eran absolutamente apartados, mostrando así el constante cambio en los criterios que la definen. Por ello con el estudio de esta obra buscamos la aclaración de este término sencillo pero a la vez complejo, siempre basándonos en los poemas del vanguardista Ángel González.
INTRODUCCIÓN
El autor del libro se plantea las siguientes cuestiones acerca de la obra de González: ¿cómo ha sido organizada la obra poética del autor? ¿De qué modo se ha sustituido una idea sobre lo artístico no organizada por una trama verbal? ¿Qué lenguaje poético ha sido esencia de elección por el poeta? ¿Con qué tradición literaria ha relacionado su palabra poética, su metáfora y su símbolo? La respuesta a estas cuestiones abarca todo el ensayo de Baena ya que supone el origen y la continuidad de la obra del poeta. Con el trabajo a exponer debemos dar nuestra propia opinión acerca de la obra de Ángel González, para así poder adentrarnos en el mundo de la literatura.
El estudio realizado consta de cuatro partes a su vez agrupadas en dos conjuntos.
Por un lado, el estudio de la obra Metáforas del Compromiso y por el otro, un breve estudio de la obra de Ángel González, en el que se incluye una pequeña síntesis de su obra, una mención un tanto superficial del vanguardismo y un análisis en profundidad de uno de sus poemas:
En la exposición de la primera parte hallamos el punto de referencia hacia toda la poética de Ángel González. El autor del libro hace un recorrido por los orígenes que motivan al poeta a plasmar sus sentimientos en un papel y querer que éstos sean transmitidos al lector. Está subdivida en:
- Experiencia interior, vivencias del poeta y tema principal de su poética.
- Áspero Mundo versus Acariciado mundo.
Dentro de la exposición del capítulo IV encontramos no sólo el estudio del capítulo en sí, sino también una sinopsis sobre la poesía de posguerra y la relación existente entre el capítulo IV (Ficción temporal y conciencia de realidad) y el VIII (Imagen de la experiencia, ironía y humor), debido a que, aunque el autor ha dividido en diferentes partes la temática del libro, la relación entre los títulos anteriormente citados es obvia. En el capítulo IV se menciona brevemente la idea del yo, dicha idea es profundizada en el capítulo VIII, cuyo subtítulo es “la hipóstasis del yo”, que equivale al ser de un modo real, ya que el término hipóstasis es utilizado en general para designar la sustancia individual concreta, aquella que el poeta expresa con sus poemas. También es importante profundizar en el tema de la ironía, ya que es una característica propia en la poética de González. Dicho concepto también se ve reflejado en Metáforas del Compromiso. Se subdivide en:
- El devenir temporal como hecho estético
- Constitución de la poesía a partir de los años 40
- Relación entre los capítulos IV y VIII: la ironía
Por último, tenemos la exposición del capítulo IX, que, como bien indica el título del mismo, Hacia una síntesis de poeticidad, Baena engloba varios puntos esenciales para llegar al conocimiento de la poesía de Ángel González: la diferencia entre el yo paradójico y el lírico, los cuales han sido confundidos a lo largo de los años y confrontados por las ideas de algunos autores, la fase última de creación, las distintas poéticas que se han ido configurando a raíz de los poetas de la posguerra, las aportaciones de otros poetas y la poesía en los años de la Guerra Civil y la II Guerra Mundial.
EXPOSICIÓN DE LA PRIMERA PARTE
Experiencia interior, vivencias del poeta y tema principal de su poética
Es difícil saber con exactitud cual fue el origen de la obra de González, que motivo al autor ovetense a crear su poética. La muerte de su padre en la guerra cuando sólo era un niño, la Guerra Civil española, el franquismo…posiblemente estos hechos fueran los que marcaron su trayectoria poética, convirtiéndolo en un autor visionario e inconformista. La trayectoria de Ángel González, a nivel literario, es destacable por una imagen visionaria del mundo, principal desencadenante del lirismo autobiográfico que figura en algunas obras del poeta.
Mediante un procedimiento llamativo que integra alegóricamente la existencia del autor se constituyen las metáforas que vendrán determinadas por las circunstancias sociales, reales y existenciales. Esto se observa en su poema Para que yo me llame Ángel González. Con este poema, González quería expresar los sufrimientos y miserias que lo llevaron a ser quien es: “…al fin y al cabo no soy más que el eslabón final de una larga cadena de sufrimientos”, como dijo el autor en una entrevista recogida por F.Campbell en su libro Infame turba.
El tema del tiempo también es muy importante para el poeta, en la poesía de Ángel González alcanza una de las expresiones más sobresalientes a causa de las peculiaridades de la poesía del autor. Dentro de la variedad de su poesía, uno de los principales temas es el tiempo, vinculado con el yo desde el sentimiento de la soledad... El propio autor en una entrevista reconoce su obsesión personal con el paso del tiempo, añadiendo, con el desenfado que le caracteriza, que es “…un tema que se va agravando justamente con su paso”.
Desde su primer poema en Áspero mundo hasta su último libro, Otoño y otras luces, su poesía está atormentada por el tiempo, pues el poeta analiza los hechos desde varios puntos del vista: el del momento vivido y desde el momento de la escritura, donde el hecho se vuelve palabra. Estos cruces temporales no sólo se reflejan con riqueza en los tiempos verbales, sino también con una gran disipación en la correlación de la temporalidad verbal, especialmente cuando aparecen las condicionales, las hipótesis reales o irreales, posibles e imposibles, cuando se reflexiona sobre la propia identidad en el transcurso del tiempo o en la relación con otras personas.
El presente de indicativo es la forma verbal más empleada en la poesía de Ángel González, esta característica es propia de los autores realistas, los cuales se ocupan de transmitir sentimientos reales en un momento actual. La poesía de González nos sitúa en un momento simultáneo con respecto a la contemplación del sujeto lírico. En otras palabras, el uso de la forma de presente hace que compartamos con el sujeto lírico la escena que se nos presenta, colocándonos así en la situación de espectadores privilegiados, lo cual hace que la poesía de Ángel González resulte tan cercana y humana. Con el uso del presente Ángel González sitúa al lector en la posición misma del autor implícito, es decir, mediante la cual el sujeto lírico se identifica ficticiamente con el autor real. De este modo, y con la ayuda de la metapoesía, se sitúa al lector no sólo en el lugar de la reflexión desde el presente sino que asiste además como personaje al momento privilegiado de la creación poética. El poema siguiente es un claro ejemplo del uso del presente en la poética de González. El uso reiterado del presente de indicativo consigue crear el efecto de una verdad general y de una condición inmutable: es, ha sido y seguirá siendo así y les sucede a todos. Esas dos ideas que aporta el presente de indicativo están reforzadas por el uso de “Todos ustedes” y por los últimos versos, con reiteración de elementos: “esta / desesperante, estéril, larga, / ciega desolación por cualquier cosa”, que hace que la situación se presente como imposible de cambiar. Por ello podemos decir que dicho poema supone una fuerte crítica social. Para conseguir el efecto deseado, el poeta, no sólo usa el presente sino también hace uso de la sátira, tan propia en él.
Todos ustedes parecen tan felices...
...y sonríen, a veces, cuando hablan.
Y se dicen, incluso,
palabras
de amor. Pero
se aman de dos en dos
para
odiar de mil
en mil. Y guardan
toneladas de asco
por cada
milímetro de dicha.
Y parecen -nada
más que parecen-felices,
y hablan
con el fin de ocultar esa amargura
inevitable, y cuántas
veces no lo consiguen, como
no puedo yo ocultarla
por más tiempo: esta
desesperante, estéril, larga,
ciega desolación por cualquier cosa
que -hacia donde no sé—, lenta, me arrastra.
En los ochenta, González olvida la vertiente metapoética. En muchos de sus poemas posteriores a esta época, un hablante específico contempla, desde una perspectiva lúcida, compleja y distanciada, los efectos del tiempo y del envejecimiento en sucesos y situaciones particulares.
Áspero Mundo versus Acariciado mundo
Los términos de la comparación entre ambas obras son: por un lado la doble naturaleza que implica la palabra mundo; según la contraste, mundo físico-mundo conceptual, el poeta descubre dos hechos: siendo el pasado vencido por el presente (tema recurrente, como hemos mencionado anteriormente) y el traslado de este a un plano principal. También hace las distintas correspondencias entre el universo intelectual y el universo material, produciendo el efecto de percepción sensitiva mediante un desplazamiento que marque el juicio de valor con el que él contempla el entorno de su existencia.
Por otro lado los caracteres sordo y sonoro en la oposición de sonidos oclusivos transparentan figuradamente no sólo la suavidad y brusquedad, sino que además sirven como recurso de énfasis.
Otro rasgo destacable en la comparación de ambos poemas es la necesidad de incidir en un grado fuerte de afecto sobre el lector. Esta idea de llamar la atención del lector proviene desde los comienzos de la literatura en la época antigua con Horacio.
EXPOSICIÓN DEL CAPÍTULO IV
Incluido en la segunda parte del libro: Figuración poética y correlato histórico, el autor ha decidido titular al capítulo como: Ficción temporal y contienda de realidad. Esto se debe a que el sistema poético de Ángel González es comprensible a través de la causa y la consecuencia: la enunciación de unos hechos basados en la experiencia, sin cuyo conocimiento no podríamos acceder a las valoraciones líricas manifestadas en la naturaleza del yo poético, aquel que siente y expresa los sentimientos que se quieren transmitir.
Los poemas Sin esperanza, con convencimiento, Palabra sobre Palabra y Grado elemental transmiten de una manera muy dinámica su representación artística y estilística, no lo hacen mediante una esencia histórica, sino potenciando la conciencia que construye el sistema artístico de los poemas anteriormente mencionados; esto supone la condición lírica más nítida acerca del desinterés hacia el compromiso social adquirido de Ángel González. En Sin esperanza…, incluye ya un análisis social de las causas de la derrota, con ello es clasificado en los poetas sociales; Ángel González abandona más adelante esta actitud para dedicarse a una poesía en la que testimonia su propia experiencia de la realidad y donde hay una preocupación por la palabra en sí misma. El paso del tiempo y la temática amorosa son las obsesiones que se repiten a lo largo de sus poemas.
Esta característica es propia de los autores vanguardistas, los cuales son unos inconformistas descontentos con la situación que atraviesa su país. Para ellos, el pasado no sirve y por ello buscan una nueva novedad, aquella que reside en las ideas originales que albergan en su subconsciente. Tanto para Ángel González, como para sus compañeros vanguardistas, era necesario abandonar los nuevos temas, ya que no responden al hombre nuevo que pretenden establecer mediante sus obras.
La experiencia de la guerra aparecerá en su primer libro, Áspero mundo. En él se ordenan una serie de vivencias originadas por el trauma de la guerra civil española reflejadas en la contraposición de dos mundos irreconciliables: el de la infancia y la realidad. A partir de entonces, su posición ante el mundo se torna más clara y militante.
Se puede observar también una relación entre el poeta y la ética aristotélica: González alude al ethos como al carácter representado del yo con la denominación de personaje poético en su obra Áspero Mundo; según la filosofía del autor griego, el ethos es uno de los tres modos de persuasión en la retórica, junto con el pathos y el logos; siendo el ethos el modo de ser, el pathos el uso de los sentimientos humanos para afectar el juicio de un jurado y el logos trata de una inteligencia sustancial, presente en todas las cosas.
El devenir temporal como hecho estético
A través del estudio del poema Otro tiempo vendrá distinto a éste, Enrique Baena hace un análisis de la motivación que condujo al poeta a escribir el poemario Sin esperanza, con convencimiento:
Otro tiempo vendrá distinto a éste.
y alguien dirá:
"hablaste mal. Debiste haber contado
otras historias:
violines estirándose indolentes
en una noche densa de perfumes,
bellas palabras calificativas
para expresar amor ilimitado,
amor al fin sobre las cosas
todas."
(…)
La preocupación de González por la palabra poética domina en gran parte de su obra; en el poema anteriormente mencionado el poeta comienza su declaración admitiendo la existencia de una desorden presente donde reside el problema de la palabra artística y su establecimiento entre dos realidades complementarias: el eco en la subjetividad de un acontecer objetivo y la función poética como resultante.
La disposición general va haciendo progresar una serie de temas que demuestran la desdicha que designa una recapitulación temporal propia en los poemas de González; el efecto lírico de reconsiderar el pasado acentúa sus elementos opuestos cuando es proyectado hacia el futuro. Es, en ese momento, cuando el yo poético se determina en su visión por una semejante imagen de destrucción. De esta manera es como se valora el texto.
Constitución de la poesía a partir de los años 40
Acabada la guerra civil española, la literatura, al igual que el país quedó dividida bandos: por un lado tenemos al bando, que, por así decirlo, fue el vencedor. Los autores pertenecientes a este grupo cultivan una poesía esteticista y clásica, en ocasiones brillante desde el punto de vista técnico. Por otro lado, están “los perdedores”, éstos son los exiliados, generalmente eran poetas de éxito antes de la guerra pero, debido a su implicación política, debieron huir. Entre ellos es recurrente el tema de la patria perdida y el lamento por España. Otro grupo son aquellos que permanecieron en España pero sin alegría alguna por la situación. Debido a la fuerte censura, no afrontan una crítica abierta contra el régimen, sino que cultivan una poesía existencial o vanguardista bajo la tutela de Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre.
Posteriormente, entrando en la década de los 50, se cultivó una poesía claramente combativa en oposición a la situación política y social de la posguerra española, a ésta es perteneciente González.
Los poetas del exilio fueron: Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, León Felipe, Altolaguirre, Luis Cernuda, Max Aub, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Emilio Prados, María Zambrano, Juan Gil-Albert…La salida violenta del país o el exilio, forma en estos poetas una nueva etapa en su escritura, caracterizada por el tema de España y del destierro; en ellos, la distancia suele exaltar el tono recordatorio del poema: los amigos muertos, la religión como refugio y el amor como supervivencia. El mayor logro de esta poesía exiliada es la recuperación del espacio poético interior: la auto-contemplación del yo lírico.
Los poeta arraigados pertenecieron a la llamada Generación del 36, se agruparon según por su patriotismo triunfalista o por su clasicismo. Dentro del primer grupo destacan: Luis Rosales, Dionisio Ridruejo, Luis Felipe Vivanco y Leopoldo Panero; por su clasicismo, aunque de temática existencial, Rafael Morales. Todos ellos son poetas que parecen coincidir en revalorizar las formas clásicas de la tradición poética española, como la estrofa, la rima, la medida de los versos y la claridad expresiva, y en concebir una poesía muy formalista.
Otros poetas que permanecieron durante los años 40 en España son los denominados poetas desarraigados, ya que permanecieron en el país pese a no sentirse bien con la situación por la que atravesaba. Su poesía está fuera de los triunfalismos y también de la técnica clasicista. Unos cultivan las vanguardias y otros una poesía dramático-existencialista. Éstos últimos se vieron protegidos por dos poetas del 27 que permanecieron en España: Alonso y Aleixandre. Posterior a este grupo, surgiría la generación del 50, entre cuyos miembros destacaba Ángel González. Con dicho grupo surge una poesía llena de humanismo y realismo, caracterizada por el uso de símbolos (metáforas en su mayoría) para verificar la realidad.
Relación entre los capítulos IV y VIII: la ironía
Para Ángel González, hay un rasgo en sus poemas a través del cual se pueden clasificar por etapas: la ironía. "La ironía ha marcado las fases de evolución de mi poesía. Cada vez soy menos irónico. Hubo un tiempo en que esa ironía se transformó en humor y más tarde, se podría decir, que era un chiste. Luego ese rasgo se ha atenuado".
La ironía es una característica muy recurrente en sus poemas de tendencia social, Estos poemas ilustran la entrada de la poesía social en la corriente más amplia de una poesía en la que la práctica particular y el lenguaje común representan, artísticamente, una experiencia compleja.
Con el uso de la ironía se pretende, de una manera inmediata, eludir la censura a la vez que reprobar lo que se considera indigno. Los poetas también tienen en cuenta una sólida voluntad estética, ya que prefieren el enunciado complejo a la fácil exclamación acerada o la denuncia explícita. Como dijo S. Carrasco “parece claro que el satírico, al establecer una identificación entre sujetos poéticos y personas de carne y hueso, se mueve por sentimientos adversos que afectan a éstas, y no por objeciones de orden estética.”
El poeta ovetense representa un buen ejemplo de la inquietud generacional que intentó conciliar las preocupaciones vitales con las exigencias expresivas. Esto aparece como un imperativo constante en las diversas modulaciones de su lirismo: desde el tono pesimista y desesperanzado de sus primeros libros, al más desmitificado de los últimos. La ironía aparece en la poética de González desde el primer momento como un recurso que permite distanciarse de la emoción; ello implica la creación de un espacio de separación entre la vivencia y la escritura, dejando al impulso inicial actuar de manera decorosa.
Junto con la ironía, la combinación de formas líricas -grave y lúdica al mismo tiempo- se observan en todas las piezas del engranaje poético de González. Con ello el autor demuestra que la obra no se improvisa, sino que se va trabajando con deliberadamente. La disociación de planos es un rasgo singular de los títulos que encabezan los textos y obras, dicho rasgo es especialmente particular de la poesía del escritor ovetense. Este contraste, puede enunciarse de diferente manera: unas veces los títulos reflejan un tono mayor de desenfado que los versos otras, por el contrario, representan un matiz de solemnidad aderezado con las notas más festivas que sobresalen en el texto. También puede darse el hecho de que en el mismo epígrafe se englobe en el enunciado términos y sintagmas de registros diferentes, modelando de esta manera las unidades métricas de manera más extensa.
El procedimiento se concreta en forma de apunte coloquial: Los sábados, las prostitutas madrugan mucho para estar dispuestas; mediante la invocación de locuciones lexicalizadas: A mano amada; o mediante juegos fónicos: Ilusos los Ulises. Aparte de estos recursos, podemos encontrar otros recursos como la antífrasis, el encabalgamiento o la amalgama de contextos semánticos. El resultado es la ambigüedad, la mirada irónica, puesto que el humor en la poesía de Ángel González representa algo más que un recurso de estilo: un elemento estructurador de su singular poética.
El poema que exponemos a continuación posiblemente sea uno de los más duros y críticos respecto al tema religioso; no tanto a la doctrina sino a la institución que la difunde, la Iglesia que según él, está formada por carroñeros que se aprovechan del mensaje de Cristo:
Invitación de Cristo:
Dijo:
Comed, este es mi cuerpo.
Bebed, esta es mi sangre.
Y se llenó su entorno por millares
de hienas,
de vampiros.
EXPOSICIÓN DEL CAPÍTULO IX
Hacia una síntesis de poeticidad
Supone la última fase de creación por parte del poeta. En el libro, el autor señala este último capítulo como una recapitulación de la obra de González. Hace mención a las distintas poéticas que se han ido configurando, no sólo por parte del poeta ovetense, sino también a las aportaciones de otros autores que también sufrieron el acoso de la Guerra Civil española y la II Guerra Mundial.
La censura fue uno de los principales motivos que llevaron al poeta en cuestión y a sus compañeros a escribir una poesía desenfadada y fuera de lo común. Con sus obras querían mostrar el sufrimiento de la sociedad, escribiendo sus poemas de tal manera que englobasen no sólo sus sentimientos, sino también la resignación del sometimiento que tenía que soportar la humanidad.
En su obra Sin Esperanza, con convencimiento (1961), el poeta ovetense hacía un cambio, bastante evidente, de actitud respecto a la poesía social. En ese momento es cuando acuña la expresión “poesía crítica”; ésta señala igualmente a la poética de la experiencia, aunque no por ello se abandonan las preocupaciones de fondo ético y motivación política, de tal forma que el realismo crítico en poesía, la creación de la experiencia, conformaba una “manera de escribir que produce la ilusión de que el personaje poético que oímos en el poema es el mismo que lo escribe, el autor. Aunque nunca es del todo así, porque en el poema oímos siempre la voz de un personaje, pero indudablemente ese personaje es a veces un trasunto muy fiel del hombre que escribió el poema”. De esta manera se refería el poeta a sí mismo y a su generación en un coloquio entre él y E. Alarcos.
Otro punto de esta última fase es la diferencia que hace el autor, basándose en poemas de Ángel González, entre el yo paradójico y el lírico, esta diferencia supone uno de los postulados de la poética del autor ovetense.
El yo lírico supone el sujeto poético; en una poesía es el que habla, el que siente y padece y disfruta de todo lo que dice el poema. Hay que destacar que no siempre coincide con el autor material del poema, pues éste se desdobla en el hablante poético. Por el contrario el yo paradójico es aquel que hace uso de algo sorprendente, exagerado; lo opuesto a la naturalidad aportada por el lírico.
Ángel González fue un referente de las líneas poéticas más relevantes de nuestra poesía actual como por ejemplo Luis García Montero: “Ángel no olvidó, pero él quería ser leal a sus valores, a sus recuerdos, y así uno de sus títulos más significativos es «Sin esperanza, con convencimiento». A los once años el cristal de sus sueños se rompió, pero siguió defendiendo con convicción sus valores. Su poesía no es pesimista, es lúcida”, así habló el poeta granadino en una entrevista tras la publicación de su libro: “Mañana no será lo que Dios quiera”, en el cual se recogen los recuerdos de un Ángel fieramente humano que revive desde la mirada de niño que fue, y es que García Montero debe toda su sátira al poeta ovetense.
ANÁLISIS GENERAL DE LA OBRA DE ÁNGEL GONZÁLEZ
Síntesis de su obra
Su poesía, llena de contrastes, camina entre lo efímero y lo eterno. Se encuentra fuertemente marcada por el transcurso de la Guerra Civil. Su obra es una mezcla de intimismo y poesía social, con un toque irónico, como bien se expone en la 3ª parte de Metáforas del Compromiso. Trata asuntos cotidianos con un lenguaje coloquial y urbano, nada localista. El paso del tiempo, la temática amorosa y patriótica son las obsesiones que se repiten a lo largo y ancho de sus poemas. Sus poemas, a fin de parecer melancólicos, son optimistas. Su lenguaje es siempre puro, accesible y transparente; se aprecia en su escritura un fondo ético de humana fraternidad, que ondea entre la solidaridad y la libertad. Estas características son apreciadas en sus compañeros generacionales.
Como bien es sabido Ángel González perteneció a la generación del 50, la ideología de los componentes de dicha generación se ve representada, a mi parecer, en su obra Tratado de urbanismo. En ella es donde mejor se expresa la problemática del ser humano en un contexto actual. Cercano a nuestro presente. Algo a lo que puedas sentirte afín alejada de la perezosa aunque bella, poesía clásica. Desde su enfoque temático, sus recursos estéticos nos acercan a situaciones cotidianas. Esa proximidad acerca al lector a los sentimientos del autor. Utiliza un lenguaje sencillo y coloquial, ambos adjetivos que definen muy bien la poética de González, como vemos en el siguiente ejemplo:
No dirijo mi vida, y el futuro
se presenta inseguro, turbio, incierto.
Me atengo solo a ti, que no te tienes.
Me inclino sobre ti, endeble muro
de mis lamentaciones: roto, abierto,
hendido dique en el que me contienes.
La poesía inicial de Ángel González, situada en ambientes urbanos más que rurales, evoca sucesos y lugares particulares, presentados en lenguaje directo. La transformación de sucesos y referentes comunes y el uso del juego de perspectivas y de comentarios irónicos, permiten al poeta generar actitudes complejas y ambiguas por medio de recursos corrientes que nos invitan a ver la realidad. Aunque González trata principalmente temas no sociales, ofreció cuadros críticos de la vida y de la sociedad española moderna.
Vanguardismo
En la poesía vanguardista se juega constantemente con el símbolo. Los poetas vanguardistas reaccionan contra las reglas tradicionales de la versificación, pero sus necesidades expresivas no se adaptan a formas fijas y necesitan una mayor libertad, ya que lo fundamental no va a ser lograr sonidos agradables, sino la expresión adecuada de su mundo interior. Casi todos los significativos poetas de este tiempo acusan en su poesía una conciencia social que los lleva a tomar posiciones frente al hombre y su destino.
“En 1929 pintó Magritte “L´usage de la parole I” una de las referencias claves en la denuncia del ilusionismo pictórico. Al pie de una pipa perfectamente acabada puso una leyenda negativa: “Ceci n´este pas une pipe “. Esta llamada de atención sobre la distancia existente entre las representaciones pictóricas y la realidad coincide con el declarado desprecio que los poetas de vanguardia sienten por el lenguaje establecido. Las alocuciones de los distintos movimientos de vanguardia tienden a criticar las imposiciones del lenguaje común como hecho social, la rutina de unas normas de comunicación que el uso envilece como material artístico e ideológico. Cualquier deseo de libertad pasaba por tomar conciencia de la lejanía existente entre el lenguaje social y los objetos nombrados. Por eso hacía falta la destrucción y la necesidad de inventar una nueva lengua, ideada desde la libertad de las relaciones tradicionales entre significantes y significados. (…). También detrás de las críticas a las imposibilidades de la representación o del lenguaje late el ilusionado deseo de otorgarle a la realidad una existencia transcendente”.
Análisis en profundidad de una de sus obras
ÁNGEL GONZÁLEZ: PROSEMAS O MENOS (1985)
EL DÍA SE HA IDO
Ahora andará por otras tierras,
llevando lejos luces y esperanzas,
aventando bandadas de pájaros remotos,
y rumores, y voces, y campanas,
-ruidoso perro que menea la cola
y ladra ante las puertas entornadas.
(Entretanto, la noche, como un gato
sigiloso, entró por la ventana,
vio unos restos de luz pálida y fría, y
se bebió la última taza.)
Sí; definitivamente el día se ha ido.
Mucho no se llevó (no trajo nada);
sólo un poco de tiempo entre los dientes,
un menguado rebaño de luces fatigadas.
Tampoco lo lloréis. Puntual e inquieto,
sin duda alguna, volverá mañana.
Ahuyentará a ese gato negro.
Ladrará hasta sacarme de la cama.
Pero no será igual. Será otro día.
Será otro perro de la misma raza.
Ángel González está situado dentro de la Generación de los 50, una de las generaciones surgidas después de la Guerra Civil, durante la posguerra. Este poema pertenece a su libro, Prosemas o menos, publicado en 1985. Llama la atención el título del libro anteriormente mencionado ya que es un título sugerente, informal y con cierto tono de ironía. Parece que el libro lleva este título porque con él, el autor quería expresar cómo veía sus propios poemas. El autor toma las palabras prosa y poema y crea la palabra prosemas, como si sus poemas fuesen versos muy unidos a la prosa. Por ello, en este poema veremos rasgos característicos de la prosa y que rara vez se utilizan en verso.
El poema se compone de versos de arte mayor, a excepción del undécimo verso, compuesto por un bisílabo de arte menor. Está dividido en tres estrofas. La primera tiene diez versos, la segunda nueve y la tercera dos. Esta estructura atípica advierte de cierta irregularidad. En principio, se podría decir que esta irregularidad existe en todo el poema, puesto que encontramos versos de medidas diferentes. Aunque la mayoría son versos de once sílabas, también hay de dos, de nueve, y alguno de catorce sílabas. Esta irregularidad reafirma más la visión del poema como un tipo de composición unida a la prosa, ya que no tiene la estructura y uniformidad típicas de las composiciones en verso. En una segunda lectura, podríamos hacer, evitando las sinéresis y sinalefas, que los versos de nueve se alargaran hasta once sílabas. Pero aún así, seguiría teniendo esa irregularidad. Tiene una rima asonante en los pares y los impares quedan sueltos.
El tema expresado a través del poema supone una visión esperanzadora: tras la noche siempre llega el día. Vemos que el autor habla del día como algo positivo. El día que trae de nuevo la luz después de la oscuridad de la noche, el día como espacio de tiempo en el que se espera hacer algo que no se hizo o en el que se espera que pase algo nuevo, algo distinto a lo de todos los días. En este punto se muestra un tanto pesimista, quizás porque el día, los días, pueden resultar monótonos. Por eso en el último verso dice, “será otro perro de la misma raza”, porque el día que vendrá será otro día pero con características similares al anterior. Aun así, el día está tratado en sentido positivo, al contrario de la noche, donde no hay luz, no hay movimiento.
Prefiere el día a la noche. No espera que la mañana sea algo maravilloso, fuera de lo normal, simplemente se conforma con que llegue; porque mientras haya un día al que esperar, habrá esperanza, ilusión. Es por eso que este poema lleva por título, El día se ha ido. Es un título de cierto matiz melancólico, cuando el día se va, se va la luz, el movimiento y llega la noche, el silencio, la oscuridad; es por eso que espera con ilusión y esperanza la llegada del nuevo día. Es un poema de escasa complicación retórica, esto concuerda perfectamente con la intención del autor de hacer una especie de prosa en verso.
CONCLUSIÓN
Con el presente estudio hemos querido incidir en toda la poética de Ángel González, haciendo un repaso de vida, su obra y sus motivaciones.
La importancia del tiempo en la poesía de Ángel González supone uno de los postulados de este trabajo, por eso nos hemos centrado en este aspecto. En unas ocasiones, el poema consigue crear la simultaneidad entre el tiempo del propio texto y el presente del lector, el cual asiste a la reflexión del autor implícito y, simultáneamente, al proceso de la creación poética mediante la práctica metapoética. De esta manera se nos invita a observar los hechos justo en el momento en el que se desarrollan, creando una fuerte complicidad con el receptor. Los poemas en presente muestran verdades generales o instantes de contemplación que se alargan gracias al uso del presente simple de indicativo.
En otras ocasiones la reflexión parte del presente y se desplaza hacia el pasado o hacia el futuro. Cuando la acción se desplaza hacia el pasado, entramos en el terreno de la rememoración e incluso de la nostalgia. Cuando la acción se desplaza desde el presente de la reflexión hacia el futuro, nos encontramos con textos que nos hablan de la esperanza o de la falta de esperanza, de cómo se imagina el porvenir, de la incertidumbre que provoca lo que nos depara ese porvenir e incluso del miedo a la cercanía de la muerte. En definitiva, estos saltos del presente al pasado nos muestran a un sujeto que se evade del momento vivido, bien para ir hacia un pasado que se considera más pleno, bien para soñar el futuro.
Es Ángel González poeta de obra relativamente parca, con caracteres literarios definidos desde su primer libro; todo ello cruzado aleatoriamente entre sí, entreverado con aquel transcurso del tiempo y su eficacia a cuyo reconocimiento parece dirigirse la poesía de este poeta. Pero él mismo se ha cuidado de señalar una evolución dentro de su persistencia en el ser.
Habla de las circunstancias en que escribe, sobre todo de aquellas en que comenzó a dominar la poética. Pero si esto es hablar de poesía, no parece aún suficiente aclaración de lo que ésta es para su autor. Nos interrogamos por la lírica particular de Ángel González y al hacerlo, nos vemos felizmente obligados a volver a su misma poética para hallar en ella la confesión de lo que la poesía misma sea, no sus señas de identidad sino su definición.
La poesía de Ángel González penetra en algunos temas y sentimientos fundamentales, tal como el autor ha expuesto..Paralelamente, su poética vuelve sobre unas preocupaciones recurrentes: qué es la poesía en sí misma, cómo se sitúa el autor respecto de su texto y cómo vive éste sin aquel; qué relación hay entre el texto y la realidad referida y extrapoéticas; todo esto se nos presenta articulado en los dos momentos, uno de atención más directa y transitiva a la realidad, y otro más reflexivo.
De las ofensas políticas y del sarcasmo a la sociedad burguesa o al mundo burocrático pasamos a las diatribas contra los poetas y el mundo literario.
Naturalidad, libertad, amor, es esencia de la poética de González. Además, la autonomía del poema en función de las circunstancias exteriores, la distancia irónica en el acto de escribir y la problemática afirmación de las relaciones del lenguaje literario con la realidad referencial hacen que Ángel González perciba que por ser la poesía ejercicio del lenguaje marcado por el máximo grado de subjetividad y de aparente arbitrariedad, no debe desvincularse de una realidad exterior reconocible para el lector En su primera época afirmaba esta exigencia, aunque con tensión, de una manera directa, cuyo referente era la circunstancia histórica y social. En la segunda época parece que el elemento objetivo exterior y común es el lenguaje mismo, de modo que toda realidad personal o social se va haciendo presente sólo en la palabra que la nombra.
Ahora el vivir está representado por el decir y decirse. Y son permanentes su sentido nostálgico de la poesía que le confiere el carácter tierno, el pesimismo más radical en el segundo momento, pues de la inutilidad de la poesía para cambiar la realidad pasa a poner en cuestión su capacidad de decir esa misma realidad.
La poesía es el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos.
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Metapoesía: es un término que designa a aquellas obras en las que el tema de la poesía es la propia poesía y la relación que tiene el autor con el texto y con el público.
Declaró el poeta ovetense en un recital de versos realizado en 2003.
E. Alarcos Llorach, Ángel González, poeta (Oviedo, Archivum, 1969)
La poesía de Ángel González, Oviedo, Ed. Nobel, 1996
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