Literatura


Piel de lobo, Xosé Miranda Ruiz


Piel de lobo

Xosé era un chico de 17 años que vivía en el valle junto a su padre, Fulgencio Nóvoa, un excelente cazador de lobos, y su perro Bal.

Una noche llego al valle un señor llamado Oreste Mor que venía desde O Incio, un pueblecito de Lugo. Oreste le pidió a Fulgencio que les ayudara a él y al resto del pueblo a matar a una manada de lobos que ese año campaba por O Inicio y en especial a un lobo gigantesco que ya se había comido a varias personas. A la mañana siguiente los 3 emprendieron el camino hacia O Inicio y llegaron allí de madrugada, esa misma noche conocieron a Rosa Dos Chantos (un hermafrodita que en ocasiones se creía mujer y en ocasiones hombre) y ésta le advirtió que los lobos de allí tenían ayuda. Pasaron la noche en casa de Oreste, ya estaban todos dormidos cuando los perros de la aldea comenzaron a ladrar, Xosé se despertó primero, su padre después, en la calle estaba nevando, la burra en la que habían llegado al pueblo rebuznaba sin parar. Miraron por la ventana y la calle estaba llena de lobos que se abalanzaron sobre la mula y un perro. Al día siguiente Xosé volvió a asomarse a la ventana y vio un enorme lobo negro que le miraba con ojos muy humanos, cuando fue a coger su rifle el lobo escapó. El chico salió y siguió las huellas de aquel animal hasta que se perdieron en un lugar donde la nieve se había derretido. Más tarde fueron a la casa del hombre que les mandó llamar, Eduardo Vázquez-Queipo, el hombre tenía dos hijas y un hijo, las niñas eran muy distintas entre ellas. La mayor, Ana, era muy morena de ojos negros y Aurora era rubia con ojos azules. A la hora de la comida Francisco, el hijo menor de Eduardo les contó a los recién llegados cazadores las historias que se contaban en el pueblo a cerca de el gran lobo, mucha gente pensaba que el lobo en realidad era un hombre e incluso afirmaban haberle visto caminar a dos patas, pero su padre le mandó callar.

Por la tarde salieron al bosque siguiendo huellas de lobos y luego hablaron con Rosa Dos Chantos que seguía diciendo que alguien guiaba a los lobos. También habló con Aurora, que pensaba que todo lo que hablaban sobre el lobo era mentira. Más tarde el chico fue al pajar dónde le sorprendió Ana, ésta decía que había visto al lobo e intentó asustarlo medio en broma, lo besó en la boca y salió a correr. Pasó otro día y seguían con la búsqueda del lobo por el bosque, vieron unas huellas enormes y las siguieron hasta que éstas se perdieron y no vieron más que unas huellas humanas de pies descalzos. Ese mediodía acudió a comer a casa de Vázquez-Queipo el cura del pueblo que prometió que el domingo en misa pediría a la gente que se uniera en una montería. Al final de la cena Ana y el cura acabaron discutiendo ya que ella defendía a los lobos y culpaba a los hombres y a los perros de odiarlos por que son libres y hacen lo que quieren. Cuando Xosé se despertó miró por la ventana y vio a un gran lobo blanco mirándolo con tristísimos ojos azules. Iniciaron la búsqueda de nuevo, mataron dos lobos y vieron algunos más pero ni rastro del lobo grande… hasta que se apareció y de un zarpazo tumbó a Fulxencio y se lanzó encima de él, Xosé le disparó varias veces pero las balas no le atravesaban la piel, luego el lobo huyó pero los dos hombres no se dieron por vencidos y fueron detrás de él, solo encontraron unas ropas de mujer. Por la noche del día siguiente dispusieron un cebo en la aldea y todos los hombres se encontraban escondidos. Xosé estaba escondido con un grupo de gente mientras una vieja contaba una historia:

Hacía muchos años había en la comarca un lobo llamado el lobo da xente que comía carne humana, todos los cazadores habían intentado matarle sin éxito. Un día un matrimonio volvía a casa desde un pueblo cercano cuando el marido se dio cuenta de que se había dejado algo y pidió a la mujer que continuara sola hasta casa mientras el volvía a buscarlo a la mujer le daba miedo de que en el camino la abordara el lobo y su marido le dio una aguijada para que se la clavara al lobo si se aparecía…y así pasó, la mujer hirió al lobo pero este le desgarró su camisa roja. Llegó la mujer a casa y al rato su marido, ella le contó lo sucedido y el contestó que no se preocupase que eso no pasaría más, entonces fue cuando la mujer vio un trozo de fibra roja en los dientes de su marido.

La mujer decía que los lobos gigantes lo eran por que estaban bajo un hechizo. Acabó su historia y el pueblo se llenó de lobos que se comieron la cabra que tenían de cebo pero ellos esperaban al lobo grande que apareció por un tejado, era blanco y atacó a Eduardo, el tejado se hundió con ellos encima y un candil comenzó un incendió el lobo huyó y el hombre logró salir.

Por fin llegó el día de la montería prometida por el cura y todos los habitantes de la comarca se reunieron desde por la mañana y prepararon una trampa para los lobos de modo que todos caerían por un precipicio. Todos estaban contentos y hacían fiesta al principio pero luego llegó la hora de comenzar la montería, los hombres se separaron en grupos, comenzaron matando algunos lobos pequeños y Fulgencio decía que en realidad no era un solo lobo gigante sino dos, uno negro y el otro blanco. De repente se oyó un disparo y el caballo de Xosé se asustó y salió en estampida atravesando el bosque sin control hasta que Xosé se calló, oía aullar a los lobos y corrió por el campo hasta refugiarse en un secadero donde encendió fuego y se acomodó lo que pudo, al rato su perro Bal comenzó a arañar en la puerta y lo abrió pero estaba distinto, parecía un lobo y comenzó a aullar llamando a los lobos, lo mordió, su perro lo había traicionado y no tuvo más remedio que matarlo. Los lobos comenzaron a arañar la puerta e intentar pasar al secadero pero de golpe todos se callaron y llegó el gran lobo que de un zarpazo rompió la puerta, Xosé a penas llegó a esconderse en el cañizo. El lobo era blanco, se acercó al fuego y se puso a dos patas, entonces comenzó a deshacerse del pellejo. Mientras tanto el lobo negro estaba atacando al resto de hombres y se comió al cura. En el secadero, del pellejo de lobo blanco salió Aurora. Xosé en silencio cogió una vara y poco a poco se fue acercando al filo del cañizo, alargó la vara y tiró el pellejo al fuego. Una vez quemado el pellejo Xosé bajó a hablar con Aurora que le explicó que la culpa de que ella y su hermana (el lobo negro) fueran lobos la tenía su padre que les había maldecido al pensar que las mujeres no tenían que ser como los hombres y decía que si querían ser como hombres más valía que fueran lobos pero que ni si quiera él sabía que les había maldecido. Aurora y Xosé se besaron y se abrazaron, fue entonces cuando apareció el lobo negro, Aurora comenzó a chillar al lobo que se fuera y no le hiciera nada al chico, Xosé cogió una pistola con balas de cera bendita que le había dado el cura y disparó al lobo, y este le mordió y le arrancó tres dedos, entonces llegó Roso Dos Chantos (ahora era hombre) y pegó un hachazo al lobo que al final se fue. Al día siguiente Ana estaba enferma y Xosé fue a verla a su habitación, allí buscó la piel negra y la quemó, Ana le advirtió que no importaba que hubiera quemado la piel, que ella igualmente era libre y se despidió de el, decía que se iba a ir cuando se mejorase. Pasaron muchos años y Aurora y Xosé se casaron, tuvieron hijos y nietos, el resto de personajes de la historia murieron con el tiempo, algunos decían que Ana se había ido a Madrid pero Xosé no lo creía así por que unos meses después de que Ana desapareciera el joven se despertó y vio un gran lobo negro por su ventana. Y ahora transcurridos muchos años Xosé, ya viejo, le contaba su historia a sus nietos y los asegura que esa misma tarde ha visto a un gran lobo canoso revolcarse en la hojarasca.




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Enviado por:Kutui
Idioma: castellano
País: España

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