Psicología


Perfil psicológico de los ciudadanos mexicanos


Universidad Nacional Autónoma de México

Escuela Nacional Preparatoria

No 5 “José Vasconcelos”

L a Psicología del Mexicano

Alumno: Hernández Ortega Rocío Berenice

Grupo: 654

Turno: Vespertino

Rasgos de la personalidad del mexicano.

Acercamiento general. 

Como mexicanos nos hemos dado cuenta de que actuamos de manera diferente a otros grupos culturales, es decir, sabemos que somos distintos a los estadounidenses, a los japoneses, a los alemanes. ¿Alguna vez hemos preguntado por qué actuamos de una forma y no de otra? ¿Por qué sobresalimos? Y si lo hacemos ¿Por qué sólo a nivel individual, como en el caso de los marchistas o los clavadistas olímpicos? ¿Por qué nuestro equipo de fútbol parece que llega a destacar en los grandes campeonatos y el final se queda en la raya? ¿Por qué fallamos en los penaltis? ¿Por qué hay un sentimiento de inferioridad? ¿Cuál es el motivo por el que como hijos nos quedamos bajo protección familiar hasta después de los 18 años, a diferencia de los estadounidenses que logran su independencia económica a los 21 años?

Para obtener las respuestas a tales preguntas, debemos empezar a conocernos a nosotros mismos, nuestros antecedentes históricos y culturales que dieron origen a los mexicanos que somos hoy.

Cabe aclarar que los datos que a continuación presento principalmente están relacionados con los mexicanos del centro del país, que gente del interior comparte, es cierto, pero también hay variación debido a los antecedentes culturales y étnicos de las regiones que conforman la propia cultura de nosotros los mexicanos. Recordemos que los pueblos mesoamericanos estaban integrados por diversas etnias como los aztecas, los tlaxcaltecas o los mayas, sólo por mencionar unos cuantos. Por ello, el mexicano tanto de Sonora como el de Yucatán comparte rasgos con el del centro del México, aunque sus antecedentes los diferencian.

Los beneficios que se obtendrán al conocer nuestros rasgos psicológicos no ayudarán a aceptarnos a nosotros mismos, valorarnos más, modificar nuestras características indeseables, comprender la conducta ajena, mejorar la relación con otras personas, aprender a trabajar en equipo y revalorar la cultura haciendo hincapié en valores positivos como nuestro sentido de familia.

 

Antecedentes.

Tenemos que conocer que como mexicanos del siglo XIX estamos compuestos de tres elementos: el indígena, el español y el anglosajón.

 

El componente indígena.

La gente del centro de México estaba acostumbrada a que los pueblos más poderosos les impusieran su cultura, a recibir órdenes de otros; un ejemplo es el imperio azteca, que sometió a sus vecinos. Además de exigir sumisión a los conquistados, los aztecas creían en ciclos de vida de 52 años, cuyo término implicaba una destrucción total, y volvía a comenzar un nuevo ciclo, la época cósmica del Quinto Sol, y se esperaba el retorno del dios Quetzalcóatl, que vendría por el oriente. También creían que el hombre había sido creado para servir a los dioses. En este sentido, uno de sus dioses más importantes, Huitzilopochtli, el Sol, perdía sus fuerzas al atardecer, y al cruzar el mundo sombrío de la noche había que reforzarlo y alimentarlo con sangre humana, la fuente de la vida. Lo anterior explica porqué de los sacrificios humanos. Asimismo, es conveniente mencionar las ofrendas de los desollados como ofrenda para el dios de la agricultura Xipe Totec, de doncellas elegidas para ser ofrendadas a Tláloc y las rudezas del juego de pelota. Lo anterior explica por qué era un pueblo sometido al dominio de una sociedad fuertemente estratificada, dependiente de los dioses, así como una actitud fatalista y resignada de su expectativa de vida.

 

El componente hispano.

Los actores de la Conquista fueron, por un lado, soldados audaces y aventureros, gente ruda, ambiciosa y sin escrúpulos; por el otro, frailes misioneros; la más de las veces, gente servicial, pero encerradas en sus dogmas, con caracteres débiles y apocados ante la milicia y el gobierno, no así ante los indios. De esta forma, la Iglesia católica fue solidaria de todos los abusos del régimen colonial, razón por la cual la Corana española consolidó la dominación civil y eclesiástica, desde el palacio virreinal y el palacio arzobispal.

Tanto la cruz como la espada tenían tres motivos para encontrarse lejos de sus tierras; el poder, la aventura, las riquezas y la explotación; la convicción de realizar la tarea de civilizar a apersonas bárbaras, y el propósito de evangelizar, es decir, de llevar la fe cristina a paganos sumidos en burdas idolatrías.

Los misioneros piadosos y bien intencionados fueron, sin quererlo, el instrumento definitivo de la dominación; al desarticular el equilibrio de un sistema de vida coherente y estructurado contribuyeron, más profunda y radicalmente que los militares y civiles, a destruir el mundo que quisieron defender. Por otro lado, al regalar Hernán Cortés, a sus soldados y a sus amigos las tierras arrebatadas a los aborígenes, legítimos propietarios, creó, sobre la base de la rapiña, la propiedad privada y cortó a los naturales el cordón umbilical de la tierra.

El encuentro de dos culturas. 

Tal hecho en verdad fue un choque violentísimo, brutal, destructor, sin finalidad de dialogo, razón o respeto, una guerra despiadada cuyo resultado fue un sincretismo, es decir una mala mezcla de dos culturas.

Los indígenas, bajo tan abrumadoras circunstancias, cayeron en un vacío existencial absoluto y en el desamparo más desolador; habían perdido todo lo suyo y no lograron entender lo nuevo, lo advenedizo.

Bajo estas condiciones nació el fruto de esa mala unión, el mestizo, hijo de la india violada y, por lo mismo, devaluado, rechazado, despreciado, quien, junto con el indio cristianizado, se vio obligado a buscar en la fe católica un sitio en el cosmos.

La mayoría se dejó apabullar por el conquistador vencedor, pero siempre iban a subsistir los Cuauhtémc, luchadores heroicos auque vencidos, listos para enarbolar la bandera de la protesta.

 

Tipos de mexicanos. 

El autor del libro psicología de mexicano, propone una clasificación de ocho tipos de mexicanos, de los cuales presento aquí los cuatro más representativos a mi opinión de nuestra cultura.

  • El más común es el mexicano pasivo obediente afiliativo, cuyas características son ser obediente, afectuoso, complaciente; lo encontramos en las áreas rurales, y como adulto posiblemente no llegue a tener una posición de dirección, pues le falta iniciativa propia y valerse por sí mismo.

  • Otro tipo es el rebelde activamente afirmativo, que es rebelde a la cultura. Suele ser peleonero, llevar la contra a los demás, pero también es independiente, autónomo y autosuficiente; tiende a ser más inteligente que los demás; a veces resulta buen empresario, ejecutivo, profesionista o científico o hasta guerrillero.

  • Uno más es el tipo con control interno activo. Es íntegro, alberga en sí mismo todas las características positivas de nuestra cultura: obediente cuando se requiere y rebelde cuando se necesita; más afectivo y complaciente que la mayoría, paro más disciplinado, metódico, reflexivo y optimista. Se opone a la corrupción y al compadrazgo. Algunos se convierten en líderes estudiantiles íntegros. Es nuestro mejor profesionista, catedrático, científico, empresario y el político honrado.

  • El mexicano con control externo pasivo es el más negativo de la cultura; la oveja negra de la familia. Entre sus características están ser desobediente, no complaciente, veleta, corrupto, vengativo, servil, pesimista, mediocre. Es un sujeto que se aprovecha de todas, todas, pues piensa que "el fin siempre justifica los medios".

También hay características que compartimos todos los mexicanos, tales como la necesidad de jugar, de contar chistes, de hacer bromas, además del grado de persistencia, perseverancia y habilidad para trabajar largas horas.

El mexicano. 

Ahora que contamos con conocimientos acerca de nosotros mismos, podemos decir que, a pesar de nuestros antecedentes culturales, golpes y traumas, somos un pueblo en crecimiento y consolidación que todavía lleva huella, el impacto de otras culturas; que está aprendiendo a caminar, a valorarse y a conocerse a sí mismo; que tiene lados negativos, aunque también cuestiones positivas que envidian los estadounidenses, como es el patrimonio cultural (los sitios arqueológicos), el sentido de la familia, la capacidad de trabajar largas jornadas, el calor humano, el aprecio por las artes y la belleza.

Somos individualistas. Así hemos sido reconocidos en deportes, como es el caso de Soraya Jiménez en halterofilia; en boxeo, de Julio César Chávez y Miguel Canto; en atletismo a Ana Gabriela Guevara; en la caminata de 20 y 50 kilómetros, del sargento José Pedraza y Raúl Gonzáles; lo mismo que en la literatura, de Octavio Paz y Carlos Fuentes; en astronomía el Doctor Arcadio Poveda; en la ópera Plácido Domingo; en música vernácula, de Pedro Infante y Jorge Negrete; y en la música romántica popular, del compositor yucateco mundialmente conocido, el maestro Armando Manzanero, y del cantante Luís Miguel. Éstos son algunos de los muchos mexicanos que han hecho grande y famoso el nombre de nuestro país.

También estamos madurando ante nuestra dificultad de trabajar en equipo. Como lo indica el hecho de que lagunas empresas mexicanas han recibido reconocimientos y premios a nivel mundial por la calidad de su trabajo; entre otras tenemos el caso del Hotel Camino Real, que ha sido catalogado como el mejor del país y uno de los trece mejores hoteles del mundo debido a su buen servicio. Aéreo México logró 97% de puntualidad en sus salidas, superando a las líneas aéreas de Estados Unidos (88%). Los Restaurantes Vips también han sido galardonados por sus servicios de calidad. El éxito de tales firmas mexicanas está en el conocimiento y la capacitación que otorgan a sus empleados, así como a la constancia, dedicación y disciplina que les inculcan como valores. Otras de las compañías igualmente exitosas son Telmex, Bimbo, y Cemex. O sea que ¡sí se puede!




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Enviado por:Rocio H Ortega
Idioma: castellano
País: México

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